Breviario de Los Vencidos - Emil Cioran

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    nnotation

    Redactado en Pars entre 1940 y 1946, Breviario de los vencidos es el sexto y ltimo librpensador E.M. Cioran (Rasinari, Rumania, 1911-Pars, 1995) escribi en rumano. Con ainta aos, inici este 'breviario' en el que desarrolla temas y obsesiones que caracterizarra. Las ideas que vertebran estas pginas la nada, el xtasis, el dolor de existir, el tormigioso o la insuperable melancola de un yo que se sabe irremediablemente escindido

    alidad van cobrando forma en la inconfundible voz de Cioran, un insomne que ha hecho deldel desencanto la autntica morada del hombre, y que las aborda desde las innumerrspectivas que es capaz de adoptar: la del mstico, el esteta, el nihilista, el apocalpticoimoralista.

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    . M. CIORAN

    eviario De Los Vencidos

    aduccin de Joaqun Garrigs

    squets Editores

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    inopsis

    Redactado en Pars entre 1940 y 1946, Breviario de los vencidos es el sexto y libro que el pensador E.M. Cioran (Rasinari, Rumania, 1911-Pars, 1995) escribrumano. Con apenas treinta aos, inici este 'breviario' en el que desarrolla temobsesiones que caracterizarn su obra. Las ideas que vertebran estas pginas la nadxtasis, el dolor de existir, el tormento religioso o la insuperable melancola de un yose sabe irremediablemente escindido de la totalidad van cobrando forma einconfundible voz de Cioran, un insomne que ha hecho del tedio y del desencanautntica morada del hombre, y que las aborda desde las innumerables perspectivas qcapaz de adoptar: la del mstico, el esteta, el nihilista, el apocalptico o el antimoralis

    Ttulo Original:Indreptar patimasTraductor: Garrigs, JoaqunAutor: E. M. Cioran1998, Tusquets EditoresColeccin: Marginales, 164ISBN: 9788483105641Generado con: QualityEbook v0.60

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    REVIARIO DE LOS VENCIDOS

    E. M. CIORAN

    Traducido del rumano porJoaqun Garrigs

    TUSQUETS EDITORES

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    Ttulo original:Indreptar Patimas /Brviarie des vaicuns1 edicin: enero 1998

    Cioran y ditions Gallimard, 1993Obra publicada con el concurso de la Comisin Europea

    de la traduccin: Joaqun Garrigs, 1998Diseo de la coleccin: Clotet-Tusquets

    Diseo de la cubierta: BM

    Reservados todos los derechos de esta edicin paraTusquets Editores, S.A. Cesare Cant, 8 08023 Barcelona

    ISBN: 84-8310-564-0Depsito legal: B. 46.478-1997

    Fotocomposicin: Foinsa Passatge Gaiol, 13-15 08013 BarcelonaImpreso sobre papel Offeset-F Crudo de Leizarn, S.A Guipzcoa

    Liberdplex, S.L Constitucin, 19 08014 BarcelonaImpreso en Espaa

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    ON ansia y amargura, he intentado cosechar los frutos del cielo y no he podido. Se elevabans qu otro cielo cuando les tenda mis manos golosas de su abundancia.

    Las ramas de las bvedas se comban sobre las esperanzas de nuestras plegarias; cuando lan, aqullas pierden sus frutos.

    Tampoco brotan flores en el cielo ni las vides dan fruto. Dios, como no tiene nada que gusu casa, de aburrimiento y enojo, deja yermos los jardines del hombre.No, no; no es la visin de los astros lo que me deslumbrar. Bastante luz he perdido mendig

    as alturas. Harto de toda laya de cielos, he dejado mi alma a merced de los ornamentos del mu

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    Ypuso un querubn, que blanda flameante espada, para guardar el camino del rbol de la nesis, 3, 24).

    Por ese camino he mendigado muchas veces. Y los caminantes, ms pobres que yo, tendanos vacas donde dejaba caer el bolo de la esperanza. Y cuando caminaba as, en medio d

    ultitud oprimida, el sendero se hunda en cinagas y la sombra de las ramas del paraso se pel sinfn del mundo.Ni modestia ni paciencia nos harn dueos de lo que perdi nuestro fatal ancestro. Necesi

    espritu de fuego, y entonces ese querubn, enemigo que afila armas y locuras, se derretir a de nuestra alma.

    Nos ha cerrado el Todopoderoso todos sus caminos? Plantaremos entonces otro rbol nde no tiene guardianes, ni espada ni llamas. Crearemos un paraso a la sombra de los suplicnsamente descansaremos bajo enramadas terrenales, como ngeles efmeros. Que l se quedea eternidad donde no haya nadie; nosotros seguiremos pecando, mordiendo las manzanas q

    dren al sol. Amando las ciencias del pecado, seremos comparables a l y, por mor del sufrimla Tentacin, ms grandes an.

    Crey l que con la muerte nos hara esclavos y que le serviramos. Pero nosotros, poco a s hemos acostumbrado a la vida.

    Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso soluto, tomar a broma la muerte y transformar lo infinito en azar. Slo se puede respirar en londo de la ilusin. El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con l, Dios es pura baga

    Armados por los accidentes de la vida, asolaremos las crueles certezas que nos acergaremos contra ellas, embestiremos contra las verdades, atacaremos las luces que nos ci

    iero vivir, y por todas partes salta el espritu contra m, defensor de las causas del no-ser.... As, fiel a s mismo, blande el hombre la espada en la cruzada de los errores.

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    mis semejantes ya los conozco. A menudo he ledo en sus ojos ausentes y vacos el sinsentiddestino o he reposado de mis rebeldas durante las pausas de sus miradas. Pero su angustia najena. Ellos quieren, quieren , incesantemente. Y cmo no haba nada que querer, mis

    aban sus huellas como si fueran espinas, mi sendero serpenteaba por el lodo de sus anhe

    nqueaba con una intil aureola su bsqueda vana.Ellos no saben que el paraso y el infierno son floraciones de un instante, del instante me no hay nada ms all de la fuerza de un xtasis intil. En su camino de mortales, no he enconparada eterna sobre la bveda de los instantes.

    Veo un rbol, una sonrisa, un orto, un recuerdo. Acaso no existo yo ilimitadamente en cadellos? Qu otra cosa puedo esperar adems de esa visin definitiva, esa incurable visi

    mpago temporal?Los hombres sufren de futuro, irrumpen en la vida, huyen en el tiempo, buscan. Y nada me

    s que sus ojos anhelantes, vanos pero desprovistos de vanidad.

    Yo s que todo esfinal, que solamente existe un instante, cada instante, que el rbol de laun estallido de eternidad, reversible en los actos del ser.

    Y, as, ya no quiero nada. A menudo, cuando me encuentro en las noches que erigen los fomundo, cmo saber si soy o no soy? Y, entonces, se puede ser o se puede no ser? O

    apado en las vagas ondulaciones de la msica, perdido en medio de ellas, purificado de los ala respiracin, cmo me parecera a mis semejantes?

    No tener sino una meta: ser ms intil que la msica. En ella no encuentra uno ni el esni Dnde te encuentras como tumultuosa vctima de su hechizo? No es acaso ella un ninguna-

    noro?

    Los hombres no saben ser intiles. Ellos tienen caminos que seguir, puntos que alcacesidades que realizar. No saborean la imperfeccin, cuando el sentido de la vida es el xesa imperfeccin! Pero, cmo revelarles la simplicidad de este misterio, cmo seducirlos cplandor de un misterio y embriagarlos con tan sencilla fascinacin? Qu noches y qu das ac

    mi mente...Silencio nocturno en los jardines del sur... Sobre quin se inclinan las palmeras? Sus r

    recen ideas fatigadas. En otro tiempo, cuando en la sangre llevaba ms alcohol y ms Espaia las habra hecho volverse hacia el cielo, mi pasin habra enderezado su cansancio terrelatidos de mi corazn las habran empujado hasta la proximidad de las estrellas. Ahora soyque ramas pensantes me separen de los astros, de saborear al amparo de su brisa una edad, de anonadarme en el esplendor de una tierra divinizada por la noche.

    Si vivisemos en jardines, no habra sido posible la religin. Su ausencia nos ha empujhelar el paraso. El espacio sin flores ni rboles impele a los ojos a mirar al cielo y recuerdaortales que su primer antepasado hizo un breve alto en la eternidad y descans fugazmentembra de los rboles. La historia es la negacin del jardn.

    Debo mis esperanzas a las noches. Sobre las alas de la oscuridad, fuera del espacio, solo materia y el sueo, elevo los aromas de la decepcin a fragancias de felicidad. Nada me pposible en la noche, eseposible sin tiempo. Todo es ms que posible, pero el futuro no estas devienen pjaros de pensamiento y adnde vuelan? A una trmula eternidad, como un

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    do por las reflexiones.... As he llegado a contemplar el sol con un extrao inters. Qu malentendido llev

    mbres a robarle sus turbulencias y a transformarlas en algo provechoso? Qu falta de poesaun astro puro degradarse en monstruo utilitario? No nos hemos acercado todos demamanamente a sus rayos luminosos y, creyndolos fuente de lo real, le concedimos demalidad? Por qu habremos proyectado lafinalidadhasta el mismo cielo?

    Yo no s hasta donde esel sol. Pero s s muy bien hasta qu punto yo ya no soy bajo euien a orillas del mar, durante horas seguidas, con los ojos entornados, paralelamente al tie

    rante la horizontal del sueo y tan fugaz como la espuma sobre la arena dorada, no ha sentizcla de felicidad y de nada de ese derroche de resplandor, se no conoce ninguno de los pele la belleza ha trado al mundo.

    Yo crea ser joven bajo el sol y me encontr sin edad. Y si a media noche tena aos, ya na en el meridin. Todas las edades huyen y permanecen entre el ser y el no-ser, vestigio vibel nihilismo mstico de las insolaciones.

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    UANDO bajaba del burgo transilvano, a no s qu hora al atardecer ni en qu ao de mi juveliz y deseoso de infortunios, demasiado presumido para pensar en el sol, la revelacin del oebr de repente el orgullo de mis rodillas. Mis sombras se encontraban con la fatigpsculo y lo que an quedaba de sol entre las manchas del corazn se postr en el regazo d

    rea agona. Y mi agradecimiento al astro se dirigi tambin hacia el Egipto de mi propia almaDesde entonces no he dejado de echar incienso sobre la muerte y el sol, como lscendiente de algn haragn de las inmemoriales riberas del Nilo.

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    L igual que amas los libros que te hacen llorar, las sonatas que te han cortado el alientorfumes que te insinan renunciamientos, a las mujeres extraviadas entre el cuerpo y el almcede con los mares: te enamoras de aquellos cuyo oleaje induce a ahogarse en su seno.

    No he buscado en el mediterrneo poesa ni violencias, ni tampoco turbulentas vorgines e

    s. A esas inclinaciones encontr respuesta sobre los acantilados de Bretaa. Pero, cmo olmar donde dej mi pensamiento?En una memoria ms corta que el presentimiento de eternidad de lo efmero, guardara la im

    el reconocimiento del azul inhumano del mar decadente. En sus orillas se hundieron impetos y tantos tronos del alma...

    Cuando el aire suspende su calma y la inmovilidad meridiana alisa las olas en medio gor abstracto, entonces s lo que es el Mediterrneo: lo real puro. El mundo sin contenido: lactivade la irrealidad. Slo la espuma, actualidad de la nada, contina como si pugnara por s

    Lo nico que podemos hacer es zarpar a alta mar. Sin deseos de echar el ancla. No es ac

    ntido de la inestabilidad agotarel mar? Que ninguna ola sobreviva a la odisea del corazises, con todos los libros. Una sed de planicies marinas que tienen su origen en lecturas, un ergar. Conocertodas las olas...

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    IEDAD esttica: tener un respeto religioso a las apariencias, hollar la tierra sin la nostalglo, creer que todo puede ser una flor y no solamente absoluto. Si nunca lamentaste el carecs para no profanar la naturaleza con tus crueles pasos humanos, entonces nunca has amadrra. Cuantas veces la descubra, otras tantas la senta en el corazn y no bajo las plantas d

    s; durante los momentos de desarraigo miraba a los astros y los vea transformarse en crretirse en una sangre que entonces olvidaba al cielo. Puedes mirar a lo alto todo lo que quconocers el estremecimiento de los raros encuentros con esa tierra que menosprecias al camro, cara a cara con ella, a solas con su trnsito, qu suspiros de fraternal desconsuelo, de nargura te llevan a unirte con ella en un conmovedor abrazo! Bastante han sufrido mis ojosotros, ngeles, santos y bvedas!

    Ahora quiero aprender a respetar a la gleba. Podr mirar hacia abajocon la misma pasiantaba mis prpados en estremecimientos verticales? Qu vicio y qu tormentos viciosopujado al ojo hacia lo sobrenatural? La religin lo aparta de su destino natural: ver. Tr

    stianismo, los ojos dejaron de ver.El mismo hombre que va de puntillas por las losas de la iglesia, escupe en los jardines, si

    amente bajo los ramajes, la alegra de los pensamientos mezclados con los sentidos tendrgir un templo y urdir una mitologa de la sensacin.

    Qu voy a hacer con el cielo, que ignora lo que significa marchitarse, o lo que es el sufrimel xtasis de la floracin? Quiero estar con las cosas destinadas a ser y morir con ellas, qual forma estn destinadas a la muerte. Por qu os he hablado de extincin a vosotros, arnos?

    He estado buscando demasiado tiempo a la nada en otra parte. Pero retorno a los mu

    nde soplan las penalidades. Por ellos deambular como un ermitao sediento de pecado.

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    E todo lo que es efmero (y nada hay que no lo sea), cosecha sensaciones, esencias e intensidnde buscar lo real? En ninguna parte fuera de la gama de las emociones. Lo que no subeas es como si no existiera. Un universo neutro es algo ms ausente que uno ficticio. Solameista hace al mundo presente y solamente la expresin salva las cosas de su irrealidad fatal.

    Qu te queda de todo cuanto has vivido? Las alegras y los sufrimientos annimos peroe les has encontrado un nombre.La vida dura lo mismo que nuestros estremecimientos. Sin ellos, es polvo vital.Elevemos lo que se ve al rango de alucinacin; lo que se oye, al nivel de la msica, y es q

    mismo, nada es. Nuestras vibraciones constituyen el mundo; la relajacin de los sentidousas.

    Tal y como la Nada se vuelve Dios mediante la oracin, de igual forma la apariencia se uraleza gracias a la expresin. LA palabra roba las prerrogativas a la nada inmediata en l

    vimos, le quita la fluidez y la inconstancia. Cmo nos las arreglaramos en la espesura d

    nsaciones sin fijarlas en formas, en lo que no es? As les atribuimos ser. La realidad es apariidificada.

    La angustia negativa de la carne, las protestas bblicas de la sangre, la imagen de la mmediata y la magia desastrosa de la enfermedad, palidecen ante la desesperanza que emana dplendores del mundo. Y el recuerdo del dolor ms preciso y ms lacerante, del enloquecims seguro de la materia sometida al yo, se me borrara ante el tormento exttico de los ornamrestres. Cuando estando solo en montaas o en mares, en medio de silencios apacibles o sono abetos nostlgicos o palmeras inmanentes, los sentidos se levantan con el mundo por encimmpo, la felicidad de estar rodeado de belleza y la seguridad de perderla en el tiempo

    sgarraban tan cruelmente, que el paisaje se disolva en la sustancia equvoca y solemne desconsolada admiracin. Slo la fealdad es indolora. Pero el encanto de las aparienciamprometen a las alturas es ms estremecedor que todos los infiernos inventados por la delica

    hombre. No son sus padecimientos los que me han expulsado del mundo, sino que, por to demasiado a menudo el paraso sobre la tierra, mis sentidos se han fundido con la desgor qu en la perfeccin del instante absoluto un murmullo de temporalidad me haca volverocidades del tiempo?

    Si alguna vez viste caer mansamente las flores de un almendro bajo las caricias de la brislo mediterrneo descender entre sus ramas, para que el ojo no se pueda imaginar ninguna otrar encima de ese esplendor floral, entonces t te habrs desprendido tambin de los instanteser ms terriblemente en los desiertos del tiempo.

    El miedo al fin de los estremecimientos ha envenenado el paraso de mis sentidos, porquedra que terminar en los sentidos enraizados en la naturaleza. Los esplendores del mundo m

    ualado ms cruelmente que los arrebatos de la carne y he sangrado ms en la felicidad que sesperacin.

    El enrarecimiento mstico del tiempo en la nada absoluta de la belleza... Nutrir con peranzas de mi sangre, con las ondulaciones y reflejos armoniosos de la eterna inutilidadones de ser existen solamente en las apariencias por las que uno quisiera morir... Ocuparalos el lugar de las ideas?

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    El tiempo demanda otra savia, las venas otro murmullo, la carne otras falacias... Un mecto y absolutamente intil; rosas al alcance de todos, y que las ninfas de la razn no osger...

    Por qu habremos buscado redenciones en otros mundos si las ondulaciones de ste plvernos eternos con ms dulces aniquilaciones? Arrancar una nada embriagadora de todaraciones y me har de las corolas y de los campos un lecho donde dormir. Y ya no huir rellas ni me refugiar en lejanas lunares.

    El nirvana esttico del mundo: alcanzar lo supremo en medio de supremas apariencias. Ser

    odo en la espuma de lo inmediato. Y elevarse a los lmites del yo, en lo inmediato y esajero.

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    AS doctrinas carecen de vigor, las enseanzas son estpidas, las convicciones ridculas y estflorituras tericas. De todo lo que somos, vida no hay sino en las potencias del alma.

    cemos con ellas msica superflua y no elevamos el tedio al rango de orculo, en qu misterierraremos? No se siente en el pulso el mismsimo misterio de la materia y no nos evoca su

    melodas de lo indescifrable?Cuando estoy despierto, no s en qu creer; cuando estoy atribulado por los acordes, menosro por qu cuando estoy as, carente de toda fe, la vidase transforma enyoy yo estoy en rtes?

    El final de la msica interior es una fusin en un andante csmico. La tempestadsencadenan las trompetas se apacigua y una calma horizontal se desliza como una auseada.

    ... Con frecuencia he sentido a mi alma junto al cuerpo. A menudo, la he sentido lejos, muces sin razn de ser y sin oficio ni beneficio. Cmo iba a seguirla si, en sus sbitas elevacion

    capaba del lecho de mi corazn? No es su destino vagar por los cauces de los sentidos? Qonces, lo que la empuja a esos espacios adonde no puedo seguirla? Los hombres la tiponen de ella, les pertenece.

    Slo yo quedo inferior a m mismo.Deja de vigilar a tu alma; mrala cmo sale de estampa [estampida?] hacia el cielo! Su n

    rrotero es la adversidad, Qu adalides tendr que emplear para ligarla a la tierra? Ojalrrascas cobraran la intensidad de las pasiones pasajeras para poder refrenarla aprisionanerpo con grillos! Al menor descuido, envuelta en llamas, se suelta y se va hacia otros mundosnde vendr esa sbita llamarada que la arroja al destierro en parajes celestiales mientras

    edas aqu, como vctima junto a un cuerpo abandonado?Hay un latido asesino que destroza los lazos terrenales, una sed de felicidad fuera d

    icidades, un anhelo de desmayo astral, de perdicin en los temblores de ahogarse en espumsares divinos. Qu alas le han salido secretamente al alma para que, de pronto, la lleven exuende el sol y, embargada de una vida sin sentido, en su vuelo deje como rastro las fuentes de s all de la vida?

    Quisiera morir miles de veces y que ella se desgarre en la inmensidad del ninguna-parte.... He buscado las quietudes del alma en los paisajes, en las sonrisas, en las ideas. Pero

    abunda, no les serva de compaa, sino que revoloteaba por las cimas del mundo. Cuscender su efervescencia hasta los aledaos de los no-seres cotidianos? Ojal tuviera otran alma ms terrenal!

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    que, por algn rincn de m, hay un diablo que no puede morir. No me hace falta un odo agura las torturas refinadas ni tampoco el sentido del gusto para el vinagre de la sangre,amente el silencio sordo que presagia un quejido prolongado. Entonces reconozco el peligrovuelvo hacia el Mal desptico y envilecedor, subir por los aires, al cerebro, a las par

    vinidad sbita, severa y destructora.Ests inmvil y esperas. Te ests esperando. Pero, qu vas a hacer contigo? Qu te cir, rodeado como ests de tanto no-decir?

    Qu pasa a travs del silencio? Quin pasa? Es tu mal que est pasando a travs de ti, fuees una omnipresencia de tu misterio negativo.

    Piensas en lo que quieres ser? Tus pesares no tienen futuro. Ni ningn futuro es tuyo. mpo ya no tienes cabida; en el tiempo yace el horror.

    Y entonces te vas. Al marcharte te olvidas. Y en tu caminar eres otro ysiendo, ya no eres.

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    OS atributos tiene el hombre: la soledad y el orgullo. l vive sobre la tierra para sacarlos a ro entonces aparece la religin: un sistema de remedios que socavan la existencia. Por qbrn inventado? Qu necesidad es la que ha segregado tanto veneno?

    Miro al sol y me pregunto: para qu, no obstante, la religin? Vuelvo la cabeza hacia la t

    cuyas calamidades me revuelco y de las que soy su cmplice, y no entiendo por qu tendrir de ella.Siempre que he salido disparado al cielo, la amargura sublunar me sonrea y descenda ha

    rra sediento de pasiones. Cuando ella rebose ideales, entonces ya no habr lugar alguno pberbia ni para la tristeza y la abandonar. Pero mientras siga siendo liza para tormentos inspiru se me ha perdido en otra parte?

    La religin trata de curarnos de los males que ponen precio a la vida. La soledad y el orn males positivos. La ausencia mediante la cual uno se vuelve algo ms.

    Nunca ha estadoseguro en las perfumadas incertidumbres de la tierra, salvo en los x

    rdulos. Mi corazn se derramaba a lo largo y ancho del mundo, sin esperar respuesta almblor de oracin al que le basta su propia fuerza.

    Demasiado hemos tendido las manos suplicantes a un cielo ausente: cundo se volvern agridulce infinitud del tiempo? xtasis introspectivo de la arcilla, tierra contagiad

    rcisismo...El hombre no ha inventado un error ms precioso ni una ilusin ms sustancial que

    spira y se imagina que es nico; el corazn le late porque es l. Cmo se mantendra derecpantesmo? Y cmosera con un dios por encima de l? Sea cual fuere la religin, no pctificar en la naturaleza.

    He querido liberarme. Y todas las creencias de los mortales me exigieron que abjurara dsde los Vedas, pasando por Buda y Cristo, no he descubierto ms que enemigos de mi neces

    e ofrecieron la salvacin en mi ausencia; todos me exigieron que me privara de mi mismo. Sos, o su Dios, ser annimoen la nada, cuando mi orgullo reclama mi nombreincluso en la na

    Y no slo eso. Tambin me exigan vencer el dolor. Pero sin l, la naturaleza resulta inspidsal de la vida; lo que sta tiene de insoportablees la sangre de la existencia.

    Amar, tener compasin, esperar, realizarse. Una escala de la monotona, para quin no qun animal bajo el cielo ni un pordiosero en el estril horizonte de un cualquiera absoluto.

    Liquidar mi sufrimiento en otros? Descubrir siempre semejantes y ms semejantes! Serercolando sus majaderas, cultivando sus bajezas y matando mi entusiasmo por el desprecio?

    El yo es una obra de arte que se nutre del sufrimiento que la religin tiene como misin caro la nobleza del hombre es nica: esteta de su propia individualidad. Establecer, medialor, la belleza de su limitacin y crear su sustancia consumindose.

    El hombre es arteporque es altanero y est solo. Se sirve mejor de la tierra que del cielo etexto para embellecer y labrar su existencia.

    Las religiones son insensibles al encanto de la nada inmanente, a la apariencia como tchizo de la inutilidad y el extravo dentro de uno mismo les son ajenos. Tambin la tierra lna. Por ese motivo quieren liberarnos delyo, de la ms extraa florescencia que hay bajo el s

    Si la existencia individual es de una atraccin tan brutal se debe a que naci d

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    sequilibrio, de una desigualdad del fondo original de la vida. Las religiones quieren niveversidad; suprimir la individuacin. El sentido de la liberacin es la desaparicin del pronom

    No soporto otro absoluto salvo mi accidente. Dado que soy, la ilusin de mi existencirece mi sentido supremo. No voy a enmendar nada de este acontecimiento.

    Todos nosotros somos convalecientes de nacimiento de nuestra propia individuacin. Smbreporque no nos curamos de ella, permanecemos irremediablemente en nosotros mismos.

    Fundirte en la naturaleza, en la humanidad, en Dios? Pero si antes de que pueda actuuntad te has ahogado ya en ti mismo.

    Soaba que haba muerto, buscaba mis huesos por los astros y me encontr a los pies deendo mi identidad.La sombra, comparada con el sueo, presta a la existencia un exceso de inconcrecin. De

    haber inventado mundos y haberlos perdido por los espacios, de pronto se da uno cuenta dhela algo que fuera (el Yo) una sombra de ser en medio de una ausencia general de existencia.

    Las religiones me ensearon la senda de la felicidad, a costa ma. Pero la ilusin de estarms estimulante que la serenidad de no estar en ninguna parte, de estar en los cielos.

    ... Y entonces volv a la tierra y renunci a la liberacin.

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    LA verdad no suea nunca, dijo un filsofo oriental. Por eso no nos importa. Qu bamcer con su ftil realidad? Ella nicamente existe en mentes de sabios, en prejuicios escolsla mediocridad de todas las enseanzas.

    Pero el espritu, al que lo infinito dot de alas, el sueo es ms real que todas las verdade

    undo no es; se crea cada vez que el estremecimiento de un principio atiza las ascuas de numa. El yo es un promontorio en la nada que suea con un espectculo de realidad.El valor te coloca entre un ser y un no ser, vuelas entre mundos que son y que no son. Mie

    sea cobarde todo existe, pero, revestido con la armadura de caballero del espritu, aplastcos de la naturaleza y pisoteo las semillas de la ilusin.

    De buen grado hemos insuflado vida a las cosas que se ven. Acaso la existencia no rmoda para la respiracin?

    Comoser parece ser preferible a su contrario, nos hemos acostumbrado a l y nos senjor. Para qu nos valdra saber que slo lo imaginamos, que lo experimentamos cu

    olongamos nuestro duermevela?De dnde se difunde la luz del espacio que parece una aniquilacin encantadora? Del sol

    l reflejo de los ardores de la sangre sobre un fondo azul. De los mismos que siembran la nocntellas petrificadas.

    El universo es un pretexto dinmico del pulso, una autosugestin del corazn.

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    ONRER es incompatible con las leyes de la causalidad: tal es la intil fascinacin que emasonrisa. Por su valor terico es el smbolo del mundo.

    La diferencia entre causa y efecto: la idea de que una cosa podra ser origen de otra odra una relacin efectiva con ella satisface un mediocre gusto por lo inteligible. Sin emb

    ando sabemos que los objetos nosonsino queflotanen un todo areo, las relaciones entre ellvelan nada ni de su posicin ni de su esencia. El mundo ni ha nacido ni ha muerto ni se ha detun punto determinado ni se ha convertido en otra cosa valindose del tiempo, sino qu

    mporta como un nio malcriado en un indefinido para-siempre. Fugaz vencedor danescencia eterna, slo el Yo se engaa con xito de vez en cuando.

    Entre las sombras camina encorvado bajo el peso de su existencia diferente y manchlidad la blanca nada que lo rodea. A las figuras que parecen vivir, su fuerza de sueo les bom

    via y las transforma en seres. Pues la vida es una visin del espritu ansioso de ser, prisionercapatoria de la inmutable realidad.

    Los pensamientos se han encariado de forma pasajera con la existencia y presumimos dmos. Tambin nuestros pies, faltos de una soadora timidez, profanan las sombras cuando las n confianza y seguridad. Un instante de lucidez, slo uno; y las redes de lo real vulgar se ho para que podamos ver lo que somos: ilusiones de nuestro propio pensamiento.

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    UANDO digo que me parece comprender a Calgula, ser que mi orgullo se halaga a s metonio, buscando denigrarlo y desenmascarar su locura, le rindi sin querer un homenaje: Srticularmente de insomnio, ya que no dorma ms de tres horas por noche; y an ese reposo nmpleto sino agitado por extraas visiones: en cierta ocasin so que hablaba con el espectr

    r.Ese mismo historiador nos cuenta que no besaba nunca en el cuello a su esposa o a sus amrecordarles que l tena la potestad de cortarles la cabeza.

    No escondemos todos en el cenagal de nuestra alma deseos como los que se ponen en boiestros emperadores? Nombrar cnsul a su caballo, no es acaso un juicio vlido sobrmbres?

    Y, adems, en un imperio tan inmenso habra sido una falta de gusto creer en sus semejanteLos emperadores romanos de la decadencia, monstruos inspirados por el genio del h

    vieron tanto estilo en la locura que los estetas del mundo son unos payasos de feria y los p

    os improvisadores de sombras comparados con ellos.Si yo hubiese vivido en la Roma de las infiltraciones cristianas, habra custodiado las est

    los dioses agonizantes o habra defendido a pecho descubierto el nihilismo de los csaregia de la decadencia reside en la ondulante sugestin de los agotamientos histricos y la necesuplir con aberraciones el vaco de la gloria y con la locura el ocaso de la grandeza. Por me atraigan las alturas, es en la sangre donde se baan los antepasados de la locura.

    La crueldad es inmoral para los contemporneos; comopasado, se transforma en espectcuual que el dolor encerrado en un soneto. La mismsima lepra se convierte en motivo estticotoria la recoge en sus pginas.

    Slo el instante es divino, infinito, irremediable. El instante que uno est viviendo.Cmo me van a dar lstima las vctimas de Calgula? La historia es una lecci

    humanidad. Ninguna gota de sangre del pasado perturba este ahora en el que soy. Ms me enteespectro de aquel mar que aterrorizaba los sueos del infortunado emperador.

    Injusta historia la que da prioridad a los perseguidores de los cristianos antes que rtires. Cualquier memoria guarde de Nern un recuerdo vivo y seductor; nos acordbamos

    n ms emocin. Y por haberlo estado denigrando durante dos mil aos, resulta menos banas. Una simple incertidumbre bast para que Pilatos entrase en el mundo de los filsofos q

    nen empacho en citarlo, mientras que Juan el Evangelista, como no tuvo dudas, no pudo sobrea adoracin. Los cristianos lo liquidaron con el amor. Judas se convirti en un smbolo; la trael suicidio le otorgaron una eterna actualidad, mientras que Pedro qued reducido a piedesia.

    Hoy sabemos todos que Ans y Caifs tenan razn; ellos no podan juzgar de otra manerteatro de la Pasin de Oberammergau, cuando contemplaba el drama antiguo con ojos cristiacristianos, con la objetividad de la desilusin, no me senta ms partidario del Redentor q verdugos. Ans y Caifs tenan carcter, eran ellos, si hubieran comprendido a Jess se ha

    ulado. Sus preguntas eran tan racionales que solamente los locoshabran admitido las respublimes e inexactas del Cordero.

    Al igual que cualquier cristiano de hoy o de maana, no puedo morir por Jess. Y meno

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    oquecer por l. Su sacrificio dio todos los frutos y ninguno. Todos nos hemos vuelto neutrostianismo toca a su fin y Jess baja de la cruz. La tierra se extender otra vez frente al homes de que ste descubra otros errores, falto de fe, absorber sus aromas sin el castigo del ciel

    Es difcil de precisar la fecha en que las iglesias llegarn a ser simples monumentos y el de las cruces, purificadas del smbolo de la sangre judaica, sonreirn intilmente a la curiotica. Hasta entonces, no tendremos ms remedio que soportar en los retornos del alma el focante de la fe.

    Siempre que el cristiano suscita mis dudas, una adversidad dolorosa ocupa el lugar del

    cptico y de los aromas embriagadores. Me impide respirar. Huele a viejo. Me sofoctologa est gastada, sus smbolos huecos, sus promesas carecen de valor. Qu siniestro sde hace dos mil aos! En el viejo mobiliario del alma, todava despierta un vago ecosentos con ventanas cerradas, con un aire macabro, en la polvareda de la vida. No me ha sidnguna utilidad, en ningn momento de mis congojas ni cuando la angustia me abocaba a un cal

    salida. Alguna vez se me ocurri apelar a l, sabiendo desde el principio cunta impotulta un pasado demasiado pasado.

    Este cristianismo, tan enternecedor en determinadas bondades pasajeras, no contiene nintura del orgullo, ni exasperacin de las pasiones ni sombra de multiplicacin del yo. Si du

    duras soledades a que te obliga el vuelo del pensamiento, buscaras el auxilio de sus preceptrderas en el anonimato, de derrumbaras en medio de los dems. Hay en l tantos grmenscomposicin, tan poco aire puro, una religin sin montaas, de colinas sin cumbres, de mra los hambrientos!

    Cuando se me acerca, necesito reservas de msica para detener las emanaciones venenosaspide. No podemos habitar en la misma casa. La transformo en farmacia.

    He buscado en los libros, en los paisajes, en las melodas y en las pasiones, remedios pl del alma, ya que los que capciosamente ofrece el cristianismo son venenos melosos con lohombres mueren ignorantes de que el mal del alma es el mismsimo cristianismo.

    Cuando se lee a cualquiera de los profetas del Antiguo Testamento, de pronto, la sangre n ms fuerza en las venas, el pulso se deja sentir, los msculos te impulsan a la accin,cisin, al insulto. All, el hombre est presente. El Nuevo nos enerva con un encantamquilador, con insinuaciones de santos leos adormecedores. Los evangelistas son maestrtar la voluntad, los apetitos, el yo. San Juan me hace soar con almohadas donde llorquezas de las criaturas o con placeres en parasos con publicanos y mujeres perdidamanidad no ha conocido una fuente de histeria ms duradera, ms perenne y ms equvoca.los seguidos de desvanecimientos cristianos, el hombre se ha consolado de sus prsvanecimientos. Y hoy? Qu otra cosa peor podra hastiarlo? Espectculo irritante

    presas, sin emociones, nada del cristianismo vibra de sed de vida, de absoluto inmedionfortante. En sus manantiales, los labios se quedan secos y, por ms imgenes que besra

    ojos, la devocin, las esperanzas arden ms insistentemente hacia otros horizontespejismos del Jordn agotaron sus matices y en todo su contenido no se encuentra ya posibiuna de aire. Los aromas de la Crucifixin se dispersaron hacia un cielo cuyas fuentes ya no ap

    nguna sed y en las que no bebe mortal alguno. A quin cautiva todava el universo de Jess?Ungentos orientales han embalsamado al hombre durante dos mil aos. El catolic

    dasmo latino, salpic de un holln indeleble la exuberancia del Mediterrneo. Cmo orecer en sus riberas baadas de un sol divino? El cristianismo es una reaccin contra el sovertiente catlica un ataque contra l que merece un captulo aparte. No es la ambigua misi

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    da religin defender al hombre de las fuentes de la vida? Jess fue sustituyendo poco a potro ingenuo, y siglo tras siglo, en el campo de la mirada anhelante de infinito y de calor, stalando el cuerpo del ms sagaz de los visionarios. A travs de las lgrimas, el hombre ya no

    nfas sensuales y dichosas sino un esqueleto clavado que fustigaba las dulces vanidades. Cateciestamentos amputaron al hombre del tiempo. Qu apesadumbrado se sentira el sol si supieras lecturas no han inspirado asco dado lo infinitamente putrefacto del cristianismo! Consentsolo cristiano bajo sus rayos?

    El alma de Espaa se encaden voluntariamente al catolicismo. Tuvo miedo de quedarse c

    a con el sol? Tuvo miedo de huir al sol?Italia construy iglesias por temor a volverse superficial de tantsima luz. Ser para estianismo un sepulcro que la defienda del cielo, del cielo terrenal, felizmente libre de Dios?ste un cielo de la tierra, una bveda celeste que no mata pero con el que el hombre corre el rencariarse demasiado. Contra ese cielo la plaga del cristianismo preserv a los meridionalsu lugar los embauc con ilusiones hueras y peligrosas, alimentando su imaginacin exaltadmaveras eternas con delirios de parasos invisibles.

    Sin el cristianismo, los pueblos meridionales habran estado condenados a la felicidad. no soportaron la condena? Durante dos mil aos, los ojosno les sirvieron para nada. Vivier

    invisible en medio del esplendor. Cristo les ofreci lo que no se ve. Ninguna flor, slo espnguna sonrisa, slo contriciones. Las apariencias del mundo se transformaron en esencimento y el error, aroma de la futilidad, en pecado. Los encantos se degradaron hasta revesma de remordimientos. Todo se volvi moral. No hubo el menor lugar para el hechizo de la stencia.

    ... As se explica por qu la madera de la Cruz se pudri y los famosos clavos se cubrierrrumbre en medio de nuestra total indiferencia.

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    ME he aficionado ms a los frutos de la muerte que a los de la vida. No tenda mis vidas mra recogerlos ni tampoco el hambre me haca exprimir su jugo con febriles impaciencias. can en m, en los jardines de la sangre florecan voluptuosamente. Soaba con el olvido no de las aguas del alma, imaginaba mares tranquilos de no-ser y de paz y me despertaba en m

    olas encrespadas por los sudores del miedo.Ser amasado con el trigo de fnebres cosechas. Cuando quiero eclosionar, en mi primscubro la muerte. Salgo al sol, vido de infinito y de esperanzas y Ella desciende sobavidad de los rayos de luz. En la oscuridad, es como una msica que me rodeara y muerplendor de la muerte en la noche.

    Yo no estoy en ninguna parte: gracias a la muerte estoy en todas partes. Ella se nutre de mnutro de ella. Nunca quise vivir sin querer morir. Qu me atenaza ms: la vida o la muerte?

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    L deseo de desaparecer, porque las cosas desaparecen, emponzo tan atrozmente mi sed de, en medio de los resplandores del tiempo, el aliento se apagaba y el ocaso de la naturalezvolva con multitud de sombras. Y como vea el tiempo en todas las cosas, esperaba salvardas del tiempo.

    La necesidad de convertir a los seres en eternos por medio de la adoracin, la premurvarlos, por exceso de corazn, de su destruccin natural, me pareca la nica labor apreciablde nada que yo haya amado sin odiarlo a la vez por no poderlo sustraer, mediante el baimas de mi alma, a la ley de su aniquilacin. Quise que todofuera. Y todo era nicamente gacidad de mis fiebres. El mundo se me escapaba porque el mundo ya no era. Las lgrimrramadas no cuajaban en lo invisible por las miserias de aqu; moran en m, tristes, pficacia del xtasis. Por qu no se encadenan en el tiempo trozos de paraso? Es que en m

    ora bastante eternidad?Hay que ser dadivoso con el mundo. Consumirse derrochando existencia por l. El mun

    en ninguna parte. Respira gracias a nuestra largueza. Las mismsimas flores no floreceraestra sonrisa. La avaricia de nuestros dones reduce la naturaleza a idea y, si ponemos sordestros sentidos, los rboles no vuelven a echar hojas. El alma mantiene las apariencias que posa a la irrealidad. Pues el mundo es la modificacin, hacia fuera, de nuestra soledad.

    La adoracin endios a Dios. Tambin ella hace de los paisajes sombras de absoluto. Eflsensaciones hacen palidecer el cielo ante la tierra: los encantos de la existencia de alimentmelodas del alma y, desde lo hondo de las cuevas, oyes la armona de los astros.

    He servido en mi vida a muchos amos y he esculpido mi imagen de cada momento. Si las intas supiesen cunto las he amado se procuraran un alma slo para llorarme. Ninguna d

    sas del mundo podr acusarme de indolencia. Y as me deslic febril y cansado por su nada.El reclamo y la meloda de la tierra penetraban en los pensamientos de los que sta e

    sente. Yo estaba, como el Apstol, enterrado con Jess en Dios, y el parpadeo de cualquier mstaba para arraigarme inmediatamente en el tiempo. Al lmite de la negacin, recoga floresrazn al desgajarse esbozaba invisibles gestos de abrazos. El Padre fue mi amo y quiz tambo, el Diablo y el Tiempo, la Eternidad y las otras perdiciones. Me postr ante las caras del m

    ntico de la obediencia, siervo de lo ftil, sometido a los dolos. Porque el devenir es una sarmplos en los que furtivamente me puse de hinojos, entre sus ruinas dej mis huellas y no me qms que esta alma, ruina de saciedad.

    Por qu no est el corazn en situacin de redimir al mundo? Por qu no cambia las cosa inmutabilidad perfumada?

    Acuden a mi mente las palabras de aquel amigo en la vertiente de no s qu Crpatos: Tsdichado porque la vida no es eterna.

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    E repente, el universo estalla en llamas ante tus ojos. Sus resplandores arrojan luceros delhoguera del alma ha hecho bajar al cielo.

    Qu prodigio ha sucedido para que el yo se abrase en el frescor del espacio? Y cmo grta alma sobre un tiempo como cualquier otro?

    Has elevado tus limites hasta el todo y los signos del todo te engalanan con su peso. Ynes dnde asirte en un mundo que no tiene extremos.Solo estuviste y solo estars. A perpetuidad. Por tus sentidos repta el sinsentido y no circu

    gra de la materia ni discurren las suaves riveras de la salud. Tu amor se escribi con gras en las tablillas del destino: no olvidars lo infinito con ninguna mortal.

    Goza en la adversidad y en la maldicin; s implacable con el tiempo putrefacto. Ningunaabrir las puertas del paraso. La infelicidad es la vestal que vigila el fuego inextinguible sgracia. Entirrate vivo en l, cava tu fosa en su llama ms profunda porque ninguna ilusin blo te volver igual a tu destino. El amor te hundir ms en l, el amor, desastre supremo

    edestinacin.No es fcil sobresalir por encima de uno mismo. Menos an por encima del mundo. Cm

    stara ser puerto para las navegaciones del yo! Pero soy ms que el mundo y el mundo no es n

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    HE ledo la escritura del hombre. He peregrinado por sus pginas, he ojeado sus ideas. S nde han llegado los pueblos y cun lejos les llev la tentacin del espritu. Algunos padecr inventar frmulas, otros por engendrar yerros o por coagular el tedio en la fe. Todos dilapis riquezas por miedo al espectro del vaco. Y cuando ya no creyeron en nada, y como la vita

    poda sostener el aleteo de los engaos fecundos, se entregaron a las delicias del ocasoguidez del espritu agotado.Lo que ellos me ensearon, esa curiosidad devoradora que me llevaba por los meandro

    venir, es como un charco de aguas muertas en donde se refleja la carroa del pensamiento. ias de la ignorancia debo todo cuanto s. Cuando todo lo que he aprendido desaparece, entosnudo, con el mundo desnudo frente a m, empiezo a entenderlo todo.

    Fui compaero de los escpticos de Atenas, de los descerebrados de Roma, de los santpaa, de los pensadores nrdicos y de los brumosos ardores de los poetas britnicos, libertipasiones intiles, adorador vicioso y abandonado de todas las inspiraciones.

    ... Y al final de todo, he vuelto a encontrarme conmigo mismo. Reanud el camino sinplorador de mi propia ignorancia. El que da un rodeo a la historia se desmorona violentamenmismo. Cuando el esfuerzo del pensamiento llega a su lmite, el hombre se queda ms solo qncipio, sonriendo inocentemente a la virtualidad.

    No son las hazaas temporales del hombre las que te pondrn sobre las huellas lizacin. Afronta el instante con valor, s implacable con tu fatiga, no son los hombres quien

    velarn los arcanos que yacen en tu ignorancia. Es el mundo el que se esconde en ella. Baste escuches en silencio y lo oirs todo. No existen ni verdad ni error, ni objeto ni figuracin. Pdos al mundo que yace en algn rincn de ti mismo y que no precisa mostrarse para ser.

    ste en ti, incluso espacio de sobra para los continentes del espritu.Nada nos precede, nada coexiste, nada nos sigue. El aislamiento de la criatura es el aislam

    todo. El ser es un jams absoluto.Quin puede estar tan falto de orgullo hasta el punto de tolerar que exista algo fuera

    smo? Antes que t, resonaron cnticos; despus de ti, continuar la poesa de las nochesnde sacars la fuerza para soportarlo?

    Si, en el desastre del tiempo, en el milagro de una presencia no soy contemporneo acin y la destruccin de la naturaleza, lo que he sido y lo que soy ni tan siquiera se aproximremecimiento que provoca un leve asombro.

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    YER, hoy maana. Categoras de servidores. Tras mucho recorrer los senderos de los hombrencontrado sino a stos. Lacayos y criadas.

    Fijaos en las palabras que anticipan las convulsiones de sus frecuentes desvanecimientos yplicaris.

    El amor crece en los ardores de la banalidad y disminuye en los momentos de lucidez eligencia. La estupidez esttica se repite con facilidad porque ningn obstculo interviene ebro liso. Creced y multiplicaos, mandamiento destinado a un universo de lacayos abiert

    sin horizontal e incapaces de experimentar otros goces que los de revolcarse.Impermeable a la msica, el hombre alcanza el xtasis en el vientre y goza con un ge

    sajero, llamado felicidad a la esencia equvoca de lo absoluto de la columna vertebral.... Y as te revuelcas en el hormiguero infinito de los mortales con el ayer, el hoy y el maa

    scas puentes hacia la futilidad inmediata de los acaloramientos fciles. Las criadas eparadas. T tambin entras en la danza y, colgndote del brazo de la vileza de los dem

    linas ante el destino vano, olvidas tu asco y te olvidas de ti mismo.

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    L tedio parisiense, meridional y balcnico...

    El tiempo enmohecido sobre las casas, sobre las fachadas que la historia ha salpicadlln... Venecia es reconfortante comparada con la cautivadora desesperanza de las colventes de Pars. Paso por ellas y todas las congojas que provocan las vacilaciones de la fo

    me antojan sutiles vaivenes, timbres de gloria que me hacen ir codo a codo con la ciudad cann qu creer aqu? En los hombres? Pero si ellosfueron. En los ideales? Despus de tplicara carecer de estilo. Reposo entonces, en las fatigas de Francia y me elevo hasestigioso hasto de su corazn.

    La bruma gotea sobre Pars sus paraguas de pensamiento y se vuelve expresin de la hies que de la naturaleza. Pars est viviendo en el siglo de la niebla. Por qu no paginrmela en la poca de los Luises? La niebla parece traducir un momento y no una esencuraleza participa en un ocaso histrico.

    Me vuelvo hacia las casas y me quedo mirndolas. Y cada una de ellas se vuelve haci

    crcate, t no ests ms solo que nosotras, murmuran mis compaeras de das vacos y nerminables. Podemos sucumbir al encanto de las ciudades italianas, pero en ninguna parte se es cerca de las cosas que se integran en el hombre.

    Cuando tarde ya, purificado de suspiros nocturnos, das vueltas y ms vueltas sin esperanzasilusiones alrededor de la iglesia de Saint-Severin, de Saint-Etienne-du-Mont o te pasas hras en la plaza de Saint-Sulpice esperando una maana que no deseas, la ciudad despoblava contigo hacia las inmensas inutilidades del silencio. Sabrs t hasta dnde la hiedra queeminada all donde el Sena refleja Notre-Dame, se ha reflejado en ti? A menudo he descen ella en el ahogar virtual de sus sinuosidades melanclicas.

    Y en pleno da, sacudido por la sugestin de una ausencia, las fragancias de Pars hacan cda al vaco de tu razn de ser. Este es Su encanto, el verter consolaciones de belleza sobrles incurables del alma, llenar de impalpables sortilegios los vacos creados por el tiempo evive.La ciudad te comprende. Se posa sobre tus heridas. Te crees perdido: en el

    ncuentras. No necesitas nada; est ante ti. Solamente Ella puede reemplazar a un amor (comor, tambin ella se te sube al corazn) y, qu extrao desatino, los hombres aman ms aquto lo que he sido en ella que, si la abandonara, me separara de m mismo.

    Jams he visto un cielo tan alejado como el que se ve desde el fondo de sus callejones ee me emborrachaba de oscuridad. Pero en los bulevares, este cielo se extiende de pronto sobdad y prolonga indefinidamente el tedio con el que suea sobre los tejados pensativos.

    Y aunque reviviera todos los firmamentos que se ciernen sobre mares mediterrneos blinas generosas que baan las landas bretonas, ninguno de ellos podra borrar su recuerdando quiero definir su encanto, caigo en mi y me lo defino: la imposibilidad de ser azul. Las deshacen lentamente; los jirones de azul no se encuentran. No pueden stos componer un cielbusca y no se realiza. Los rayos de luz se filtran difusos por indecisas nieblas y se posan sob

    pacio enturbiado. Extensin gris y blanca, siempre est tapando algo: el cieloest ms all. tiene cielo. Y, de tanto esperarlo, te mezclas con la niebla luminosa, pierdes en el

    sengaada aoranza por el azul celeste, te desvaneces en la gama pardusca y caprichosa veda aparente, con el pensamiento puesto en un ms allque no sabes si quieres o no. El

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    lands de Pars...Con l me he entendido siempre como jams lo he hecho con nadie. Cuando elevaba la m

    cia su inestabilidad, cada uno de sus aspectos traduca una de mis impaciencias. Cambia dehora, se compone y se descompone: inconstancia de la altura, demonio escptico, del azul y dbes. Abandonado muy a menudo en el crepsculo humano de la Ciudad, cmo habra salido inmediatez del ninguna-parte del amor sin el consuelo de su alta vecindad? Es un otoo en floteido de aurora. Lo lleva uno consigo, bajo todos los otros cielos.

    ... Y cuando, harto de atardeceres al medioda, bajas al sur ansiando primaveras, el azul re

    una felicidad que envenena muy pronto su propia abundancia. La desesperanza de losnticos, el abuso de cielo, la saciedad de lo inmaculado se aduean de ti y miras hacia la fuenconsuelos con odio y aversin. Dnde esconderse de tanto cielo, del inflexible sol,

    iestra repeticin del esplendor? Cuando no se tiene corazn para tanto azul ni espacio ensamientos para los candores de la luz, el hasto endulza con su veneno la severidad de la adiacin y proyecta oquedades de pensamiento en el desierto montono. Cmo encoicidades que puedan compararse con un cielo como se? Su perfeccin mata a toda alma naciaginaciones inciertas.

    ... De modo que te vuelves a la podredumbre de los Balcanes donde, de futilidad, la a

    mea con los hombres. Vuelca tu calavera embriagada de perfumes y recamada de pensamiestroza tus sueos a la sombra de las catedrales, cbate con pestilencias en las que se revurapos humanos y olvida las gracias lcidas del espritu.

    Ese cielo no tapa a nadie pues l se extravi con hombres incluidos. Por qu se habrn prillas del Danubio y a la sombra de los Crpatos seres nacidos con ojeras y arrugas, envejer la nada, marchitos de una impotencia innata? Todos se deslizan hacia Mares Negros pero n inhspitos y los dejan como bobos en la orilla, cruelmente privados de ahogarse. Despus ddanzas por el mundo, qu alivio encontraras entre tantos desventurados? All la naturrece sobre desesperanzas. La tierra es negra, sin el dulce rastro de ningn paso glorioso,

    be a la sangre. Y la sangre se te pone negra. Y t miras al cielo. Y el cielo se vuelve infierno.Maldito rincn del mundo, tu infamia hace rer al tiempo con una mueca burlona y tu des

    ha enternecido a ningn corazn delicado deseoso de fnebres encantos! Visto desdlcanes, el universo es un arrabal por el que callejean mujerzuelas sifilticas y zngaros asesin

    Su tremenda pasin por la basura, de removerla al alegre son de trompetas funerariauiera pudo inventar un dios libidinoso. Qu astro anhelante de periferias habra podido cae? Gusanos bulliciosos bailando la danza de la lepra!

    Jams una franca rebelda encontrar un terreno propicio a los rubores celestes. Las espercubren de herrumbre y los temblores desaparecen. La desgracia despliega su inmensidad.

    Corriendo en desbandada y consumido por las fiebres del desconsuelo, marchando ponfines que ningn plan del Gnesis previ, que escapan al ojo de Dios y que los demonios epensamiento enlutado por el recuerdo de otros espacios levanta patbulos a las esperanzas yanto florece en el corazn cuelga sus sueos de una soga.

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    Aqu milagro se debe que, en un cuerpo compuesto por todos los azares de la materia germima duradera el rechazo a los accidentes irresistibles de lo cotidiano? Sbitas inspiracionojan sobre la vida ms all de lo que imaginabas. Pero poder ser consecuente, permanecer esiciones en el ensimo cielo, es tan difcil de entender que antes comprendo a un viejo bor

    e a un redentor recalcitrante. Despus de leer a Buda o a cualquier otro vividor de lo sublimeentran ganas de pedir una sopa de ajo.Es que no tendrn los profetas compasin de s mismos? Cmo es que no les conmuev

    ensato deslizarse hasta las alturas por una pendiente sin salida? Lo sublime no sabe a entras que los aromas de la imperfeccin vagan por la mente con sus sugerencias de cad

    onotona de la revelacin continua hace de la religin una profesin hostil. La tierra sale gann no tener ningn sistema. Al pisarla, sabemos muy bien que no echaremos el ancla en ninrte ya que lo insoportable de la tierra supera al de la mar. Los filsofos, los mentores nefactores, en su carrera en pos de la constancia y la fe, en realidad se refugiaron en otra p

    despreciaron. Saban que tierra significa derecho al accidente y, sin desertaban del capru habran hecho en su paraso resabiado?

    Por ella voy arrastrando los huesos, en ella me quedar. A qu otro sitio podra ir? Ddra calmar mis furores con un ansia ms altanera y cruel? Sonriendo indulgente ante su vaciogas tu aoranza por las lejanas con los joviales tontos que te rodean y, mientras se pelean cotiles de sus prjimas, das trabajo a las ilusiones. Angustia vana en continentes estriles.

    Para apartar a Buda de la perfeccin, el demonio le enva danzarinas expertas en el amor. actican los treinta y dos sortilegios del deseo. No lo consiguen. Despus los sesenta y cmpoco. El bienaventurado se queda impasible y se agotan todas las posibilidade

    cantamiento.l, que saba tanto y en primer trmino la nada de la carne, rechaz el nico modo de erra

    nfirmaba su doctrina. El deseo puede vencer a la tierra en su propia casa. Matarlo es un cntra la nada.

    La serenidad del prncipe divino mordiendo la carne mortal, qu smbolo de la cpula rnidad con la nada! Si Buda hubiese cedido a la tentacin, lo pintoresco del equvoco saje absoluto de su existencia habra hecho de l el nico modelo a seguir por sus discpuloficacia de la tentacin deja en mal lugar a todos esos iluminados que no quisieron traicionada con la Vida, nada ella tambin pero ms jugosa.

    La msica sustituye a la religin al haber salvado lo sublime de la abstraccin y notona. Los msicos? Unossensualesde lo sublime.

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    OJAL se incendiara la bveda celeste y sus llamas se inclinaran hasta lamer el crneo mbres! Nada de quietud del firmamento, ni de encantamientos serenos ni de mansas sonrisa

    de la luna! Sino el temporal de los astros enloquecidos injertado en las violentas fiebrensamiento!

    Por qu permanecen las cosas en pie mientras tu fuego est tronando a las alturas? Pomedas de los parques contemplas el inmvil temblor de las hojas. Pero si la hoguera drellas ha hecho inflamarse tus ramas! Cuntos cielos has enterrado en ti mismo para que, bajn los arquelogos de cementerios, tantos dioses desaparecidos se lamenten a la luz y a los ne en tu sangre baten sus alas dejando un eco en el alma?

    No voy a poner mi punto de mira en pasados donde yacen dolos derrocados y Jesusasin. Para qu sirve despertar el fantasma de los llantos en las noches estranguladas pogilias? No tengo lgrimas con que rociar las cruces y colinas ni deseos de pasaurrecciones. Al contrario, en medio de la borrasca del mundo, quiero surcarlo de melod

    rramar las voces de mi sangre en la ruina sonora del espacio. De qu me servira refrenpito predispuesto para el estruendo y una carne vida de la inmensidad y del cntico?

    No quiero soar con la tierra sobre aguas muertas sino sobre rocas trituradas por abrazpuma.

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    OS atrevimientos del espritu hacen aicos la existencia. Pero luego, qu delicadamente piss pedacitos! Castigamos nuestro exceso de valor y la bsqueda impdica de la verdad cida ternura que sentimos por esos vestigios de existencia machacada por la rapacidad del esp

    Qu hay ms imponente que la soberbia del pensamiento flotando sobre todas las co

    scendiendo de vez en cuando entre ellas con inspirada maldad? Un espritu ansioso de aventudmito y cnico, siempre est vacilante y burln. Nos elevamos gracias a la inmensa hierada los aspectos y envenena las apariencias, para saborear su descomposicin y despojarla vana fascinacin. El conocimiento se convierte en empresa y accin, en pasiones de osfica y en delirios lcidos de chacal. De pronto, detienes el vuelo y te dejas caer en picadalas plegadas para clavar tus garras en lo real que subyace en ti. El espritu es guila y serp

    as y veneno. Los rincones que hayan podido quedar en las cosas representan un interrogante pofundidad del espritu. Los instintos del ave de rapia se revelan en el conocimiento. Quminarlo todo, hacerlo tuyo, y si no es tuyo lo haces pedazos. Cmo iba a escaprsete algo

    d de infinito traspasa las bvedas y tu orgullo erige un arco iris sobre la catstrofe de las ideaUna vez que has devastado la existencia y sus imgenes, la osada se atempera y jalo

    sares los desiertos que dejan las huellas de sus pasos. Entonces comienzas a ser humanocosas muertas y la hiel se torna en blsamo aplicado a las heridas del ser. El conocimiento masangre lo real. El orgullo del espritu se extiende sobre l como un cielo asesino.

    Pero de cunta ternura somos capaces cuando, al retorno de la intrpida aventuralinamos con los ojos hmedos sobre los jardines de la apariencia limpios de nuestra ans

    rdad! No tomamos en brazos a los seres heridos por los dardos del espritu y no se vuelven sotros las saetas que les tiramos a ellos?

    Nos reconciliamos con el mundo y sangramos. Pero en el sufrimiento hay una alegra tan pre abanica con sus alas invisibles a todas las vctimas de nuestros homicidas despertares. Allos diablicos entusiasmos del espritu, nos transformamos en pura magnanimidad para resencantos ftiles violados sin los que no podemos vivir!

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    QUELLOS a quienes atormenta la insuficiencia del paisaje del ser, los que se consumen til transcurso de las horas, cmo se alegran de librarse de los relmpagos que proyectan

    cosas un ardiente contenido! Para un alma infectada por el vaco del mundo, la obsesin nganza es un alimento dulce y reconfortante, un elemento sustancial en el tiempo, una furi

    gendra sentidos ms all del sinsentido general. Las religiones, en su odio contra todo lo qbleza, honor y pasin, contaminaron las almas de cobarda, las privaron de sentir nuremecimientos y freneses. Pero donde ms fuertemente golpearon fue en la necesidad que tiembre de ser l, valindose de la venganza. Qu aberracin perdonar a nuestros enemesentarles todas las mejillas inventadas por un ridculo pudor, para que nos escupa y abofeteecanalla que nos rodea, a quienes nuestros instintos nos incitan a pisotear sin piedad!

    El hombre es hombre en la intolerancia. Te ha hecho alguien algo malo? Fermenta elntro de ti, retuerce tu secreta amargura, deja que la sangre bulla en tus venas. Cuando la inmietud de la noche se cierna sobre ti, no caigas en el olvido destructor de la meditacin, quem

    lor y furia la blandura de tu carne, hinca tu mortfero veneno en las entraas del enemigo. te servira si no, prolongar una vida insulsa?

    Enemigos los encontrars donde t quieras. El pensamiento de la venganza mantiene una rmanente, una sed absoluta y, ms que ningn otro goce, te hace presente en el mundo, halag

    aspiraciones y tus aos porque t, que eres joven y malvado, dominado por el arribismobversin, adnde dirigiras los impulsos de tu odio y de tu furia contrariada?

    Los pueblos guerreros no fueron crueles y aventureros por puro deseo de depredacin, sinhorror a la monotona de los das, por la carencia de un ideal de la felicidad. La obsesin ngre deriva de lo infinito del hasto, de lo insoportable de la paz. Eso mismo les ocurre

    dividuos. Cmo se dejaran languidecer entre bostezos de apata y goces de poca monta?Qu podra hacer yo con la mansedumbre y con los otros mundos adonde me encamin

    igin falta de desesperanzas? Qu iba a hacer con mi tranquilidad? No puedo reconcilnmigo mismo, con los otros, con las cosas. Ni siquiera con Dios. Con l de ninguna mauedarme en sus fros brazos como un estpido adorador? Pero si yo no necesito ninguna y

    opia de viejas cansinas! Reposo mejor sobre las espinas de este mundo y cuando me encorajinelvo tambin yo una espina en el cuerpo del Creador y de sus creaciones.

    Me atrae el pasado sangriento de Inglaterra, la piratera en las costumbres y en la literatutico vendaval de crimen y de poesa. Alguna otra nacin ha escrito una poesa cuyas esn ms violentamente salpicadas de sangre? O alguna inspiracin ms feroz, ms divinam

    moral, ms gloriosamente asesina? Pero de qu forma tan lamentable termin ese pueblo ertas del parlamento! Dnde estn los piratas de antao que llevaban por los mares su sngre y rapia y su afn por lo desconocido?

    Un pueblo conoce la fama en pocas de aventureros, de vagabundos, de desarrastlgicos, cuando el odio, la venganza y el honor abren los corazones a otros horizontes yienes las conquistas son el supremo aliciente de su existencia. Desde que los ingleses dejarcrueles y prefirieron la felicidad a la osada, la riqueza a la pasin, el dinero a la locura, entescapatoria en un ocaso vergonzoso, en el clculo, en la bolsa, en la democracia y en la agrazn se entroniz en su vida, la razn que mata el entusiasmo de las naciones y de los indivi

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    n pueblo asentado es un pueblo perdido, exactamente igual que un individuo obedienteperios se hacen con gentes sin oficio ni beneficio, con granujas, con bellacos agresivobiernan y se pierden con diputados, con ideologas y con principios. Desde el punto de vistntido comn, Napolen fue un insensato. Bajo su dominio, Francia sufra sin razn. Pero uo espor aventura. Cuando a los franceses les atraa la idea de morir por pasin o por gloria

    radoja parisiense pesaba ms y era ms decisiva que un ultimtum. Los salones decidan la mundo, detrs de la inteligencia crepitaban hogueras y el estiloconstitua el florecimientola sed de dominacin. El espritu mantena sus sutiles desvergenzas sobre excesos vital

    lo de las Luces traduca en gobelinos y lucidez la gracia intil de la fuerza y los dsengaos del poder.Una nacin se extingue cuando empieza a conservary cuando en el hasto y el tedio slo pe

    cansancio de la gloria y de la bravura.El ansia de grandeza y de inutilidad es la suprema excusa de un pueblo. El buen sentid

    uerte.

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    HIJO de un pueblo malaventurado, para qu condenar el hado innoble y suavizar con aclaracimplacable destino? A los pies de los Crpatos, la marcha del mundo pasa junto al hombre y anega en el estircol y la vulgaridad. Ningn ideal riega la alegra mortuoria de los esclavompo en esa puerta de entrada al Oriente.

    Lcido, el tedio te mata. El vaco agresivo de la patria doliente y las arenas esparcidas sierto de las almas de sus hijos te arrastran a la taberna y al burdel para que, en hipabaleras, olvides las amarguras seculares del pas, la aridez esteparia del corazn y la falsones en los escudos. Entonces te dedicas a emborracharte y a blasfemar para no hincar

    dillas y rezar.Amargado por tantos no-hombres, engaas tu desierto natal con oasis y huertos. En el b

    l consuelo el valaco durante los desastres; en el bosque te consolaras t de l.Estaba escrito que nosotros, vstagos de dacios y de otros pueblos inciertos y difuso

    jaramos ningn pensamiento de felicidad y que con las gotas de nuestra sangre formaram

    ario de aflicciones, herencia de tribus de vencidos. El suspiro y la maldicin fueron nurategia, pastores cados de alguna estrella, destinados a ascender al cielo y a rebajarse mpo.

    La servidumbre innata apag la llama de la gloria en un pueblo al que las repetidas consieron a prueba. El orgullo de las criaturas le es ajeno. Esos pastores de rebaos y no de ideauiera conocen la fatuidad.

    Aunque yo tuviera ingenuidades de ngel y creencias de nio, ni aun as sera su conoo. Ojo avizor desde que nac, aguc la vista en las regiones donde sopla el espritu, mi orngra al ver a este pueblo de siervos, humillado desde los orgenes, mancillando su destino

    ndear en ningn puerto. Su sino es la eterna tristeza.No puedo seguir inventndole vocaciones que l desmiente. Su existencia ofende a todo l

    eleva por encima de la desilusin. La menor esperanza constituira una insensatez y ser profercicio de cinismo.

    Pareciera que a su corazn le ha puesto una cincha y lo aprieta para que se ponga a planto quejumbroso, y al dadivoso Tiempo le tira de la brida no sea que eche a correr hacia el fu

    Qu nacin es sta? pregunta febril la razn. No se la oye caminar en el mundo.Se la oye en mi desesperacin.Quin enderezar su destino encorvado? El cielo hace un gesto como de asco ante el mar

    aco y, desde las alturas, le arroja con desprecio la ddiva que anhelaba: exonerarla desin.

    Mires adonde mires, de quin te vas a enorgullecer?Pueblo de indigentes, infinito en la desgracia, creado para aumentar la tristeza de los q

    cieron tristes... En la conciencia crepuscular y cansada de los pases podridos de gloria, que nen necesidad de futuro, el no-destino valaco agrega una pesada sombra a la infinita lobregue

    ma. Slo as respira todava el pueblo de pastores en los pensamientos que dieron la vuenives pasadas y presentes. Qu otro sentido tendran sus seculares cayados en la magia nelos otoos del espritu?

    ... Antepasados que durante tantos aos habis estado llorando vuestras penas con la flau

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    estis en m. Vuestros cantos no tienen el eco nostlgico de dulces desarraigos y de venturras. Junto a vosotros, solo, me extinguir. Y mis huesos no oso contarn dnde perd el hons tutanos y los resplandores del cerebro.

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    I yo fuera general, llevara a mis huestes a la muerte sin engaos: sin patria, sin ideales y uelo de alcanzar una recompensa terrenal o celestial. Se lo dira todo y en primer trmistimable de la vida o la muerte. Honradamente, uno slo puede enardecerse en nombre de lstencia; si existe algo, el sacrificio, por pequeo que sea, representa un dao irreparable.

    La muerte es un fantasma; como la vida. Solamente se puede morir sabiendo que en su razno hay ni ganancia ni prdida.Ha habido, pese a todo, caudillos militares que no marcharon por la senda del engao...Es difcil amar a Marco Aurelio; tanto como no amarlo. Escribir sobre la muerte y la inuti

    r la noche en una tienda de campaa, medir las pequeeces de la vida en medio del fragor dmas! Como paradoja humana, resulta tan extrao como Nern o Calgula. Pero qu grande ho este emperador pensador si no hubiera bebido en las fuentes de los estoicos, si no hucorsetado su sensibilidad con unas enseanzas de segunda mano! Toda la doctrina que hay endiocre. La concepcin de la materia, de los elementos, la resignacin como principio, ya

    portan a nadie. El sistema es la muerte de los filsofos ms an que la de los emperadores.Lo nico vivo y fructfero entre todas sus reflexiones es el estremecimiento de la soleda

    o del mayor de los imperios no tiene dnde apoyarse; el ms poderoso de la mayor dtencias slo dispone de la idea del fin. Marco Aurelio es el smbolo puro de las rarezas cadencia, de la magia que emana de los ocasos de la cultura.

    La tierra es tuya y t no tienes ms cobijo que la futilidad. Si Marco Aurelio hubiese segutrgicos griegos sin uncirse a la doctrina, qu exclamaciones hubiese registrado el es

    mano! El estoicismo le impuso un pudor que nos molesta. Y l mismo, si sus maestros no biesen impedido, si no hubiese padecido la enfermedad del aprendizaje, cuntas desesper

    rivadas de los hechos de armas se habran mezclado con sus meditaciones que, sin embargo, n una descorazonadora benevolencia!

    Marco Aurelio, como guerrero que era , no tuvo conciencia de la nada. Qu extraa pmos perdido! Su inspida sapiencia lo preserv de las contradicciones que dan a la visteriosa atraccin. Hay en el emperador romano demasiada resignacin, demasiada conformmasiada vergenza por los extremos del pensamiento. En fin, demasiado deber. Pero hato al frente de sus legiones llevndolas a la grandeza con un desprecio equivalente a la pasiconquista! Vivimos de verdad cuando verificamos una pasin con su contrario. No tom

    medio sin haber ingerido veneno y viceversa. Cuando se sube una cuesta, colomultneamente al punto simtrico de la bajada. De esta manera, nada escapar a las posibili

    ser.

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    A respuesta del Hasto a todas nuestras preguntas es siempre la misma: ste es un mundo manDe modo que tomas la decisin de actuar en todo contra l.Lo nuevosolamente existe en nosotros. Ni en las cosas ni en los seres. Lo real es un c

    ntstico de apariencias que te encanta, mientras tu canto mantenga el ritmo de su baile. Sin

    sotros podamos impedirlo, el velo que recubre ese espectculo llamado vida se desgarradas de copos ilusorios y, de todo cuento se desarrollaba ante nuestros ojos, no quedan ya nuiera las sombras de una quimrica realidad.

    La funcin del hasto es desgarrar ese velo. Ser nuestro canto lo bastante fuerte comocer que ondee ms all de un mundo ficticio existenteen el ardor de nuestra imaginacin?

    Toda la naturaleza es un embeleso decorativo de nuestra msica interior.Tras el mundo no se oculta otro mundo ni la nada encubre nada. Por ms que cavases busc

    oros, sera un esfuerzo intil: el oro est disperso en el espritu, pero el espritu est bien lejoro. Maldeciremos la vida en intiles arqueologas? No hay huellas. Quin las habr de

    nada no mancha nada. Qu pasos habrn pasado por debajo de la tierra si ni siquiera hbajo?

    Pilota tu nave sobre las olas de la apariencia y no te rebajes a ser un mensajero de los esultos. La irrealidad es la misma. Ests en la superficie del mar o en las profundidades, no ss en ningn lugar que en aquel donde te halles. Y no te encuentras en ninguna parte porq

    nguna-partees la vasta inmensidad del en-todas-partes.Soar no resulta ms engaoso que los rescoldos del sueo o que la penosa tarea de la

    ria. Soamos siempre. Las impalpables visiones de la noche, cmo podran tener celos dpectros que propalan las disputas de los mortales? Las casas del mundo rivalizan sobre cul

    s alucinaciones.De tanto alimentar pasiones en un universo fantasmagrico, el hombre se ha hecho acreed

    fama.Sin embargo, t sigue tu camino y, como un sol escptico, ilumnalo con los rayos de tu c

    nsadora.

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    I nada te incita de por s a la accin y a sus fines, qu te impulsa tan fuertemente a realizarmo no te parece censurable la ociosidad, qu es lo que te empuja a la fiebre de las horas os? De dnde te viene el remordimiento por perder el tiempo despus de haber visto la vasu susbstancia?

    Cada instante se pierde para la eternidad. Un luegodel no-ser te amenaza en la encrucijarespiracin con el mundo. Lo que aplaces, se quedar aplazado para siempre. La muertesente y t no puedes permanecer comoposibilidaden ella, eliminacin incurable de lo posib

    Si no me hubiese perseguido ese fatal luego, no habra aadido nada al registro de mis sendo lo habra a la cuenta de la vejez. Quien no es objeto de los reclamos del fin dispone dmpo ilimitado y, por eso, no consigue realizar nada. Toda realizacin, y antes que nada la riva de la obstinada obsesin por la muerte. Su llamada afirma la voluntad, activa las pasioivianta los instintos. La fiebre de la accin es su eco temporal. Si yo no sintiera que estoy abnstantemente a la muerte, que no tengo proteccin ni resguardo, nada sabra, nada querra s

    da sera ni nada querra ser.Mas veo que ella est aqu. La estoy viendo. La ahuyento y la acerco. Soy ella y no lo so

    e en m es llaga en ella es sarpullido. Y yo soy pura llaga.A menudo, llevado por las melodas del insomnio, he vislumbrado la luz amarilla d

    psculos matutinos y el despertar de las cosas indecisas. Pjaros que de da trinaban sin senta naturaleza que pareca enajenada para siempre. Y mis pensamientos cantaban tambin, s, a la noche. Vea entonces el resplandor crdeno de la muerte y trataba en vano de disperslo efmero de las auroras, de creer en las madrugadas.

    ...Y si llevo mi recuerdo hacia todos los que me ensearon algo, me parece que el secreto

    accin nace de la vecindad de la muerte. Al estar eternamente en el lmite, se encontraban no natural del conocimiento. La sabia agona de la materia traspasaba su voz en su destino frloroso, y sus palabras, fatales conceptos, les salan graves e intiles, nerviosas y amargas, racin final. Slo encontr calor en sus almas. De ellos emanaban aromas de pensami

    ntencias a lomos de perfumes agresivos. La mezcla de enfermedad y vitalidad arrolla extraamconstrucciones naturales ya que no estaban en ninguna regin y estaban en todas. El mal ocu

    fragilidad de la vida, qu coexistencia de otoo y primavera en las ideas! Slo he queridoe no se encastillaban en ninguna estacin y junto a ellos, cercados por la muerte, olvidaba el espritu y me volva espritu con ellos.

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    HACE mucho que s que a los hombres no les da vergenza existir. Siempre me asombrarrcha confiada, sus ojos interrogantes pero sin pena, su porte altivo de gusanos verticales. Nvisto mostrarse agradecidos a la tierra ni postrarse con melanclica piedad ante sus f

    sajeros. La adoracin es un producto del aislamiento. Y qu eternos seran los mortales de

    das si tuvieran bastantes ilusiones para que sus pasos discurrieran por un universo de tercioero no! El hombre a su paso slo deja calamidades y desfiguracin de la apariencia. No he vifiebres que llenen el espacio y hagan palidecer el cielo. La vida compartida con los dems sportable en medio de un xtasis comn y no hay nada ms raro bajo el sol que el xtasis.

    Luce el sol para calentarnos? Nos cubre la noche para que nosotros nos cubramos de sust ah el mar para que lo conquistemos? Desde que la utilidadapareci en el mundo, ste Ya no es por encantamiento. nicamente la adoracin respeta las cosas en s mismas y la vidtal sin las lgrimas de dicha de los sufrimientos que ella origina. Me sub con ella a cuestas prados mendaces mientras mi corazn se despedazaba a los acordes de un canto fnebre. C

    dra tragarme esa tierra que he regado con mis lgrimas cuando la abrazaba y con mi sando la despreciaba? Tendr que pudrirme en su seno, en el seno de la tierra que lo nicone de eterno es la tumba? No habr ningn sesmo capaz de trasladar los cementerios a una s pura?

    ... As llegas a baarte con idntica pasin en el nacimiento, la juventud y la muerte, la nadrnidad, indiferente a los fines, asqueado de las razones de ser y de los logros. Vayas donde vmpre es lo mismo. Dices eternidad, porque tus temblores han roto el tiempo y cuando es el tique te ha roto a ti dices nada.

    Un clido soplo hincha las venas y entonces tiemblas de esperanzas y te dices: vida, juven

    te estremeces pensando en el amor y en el futuro. O cuando en ellas nicamente cirnsamientos y brisas de otoo entre dolorosos silencios, entonces dices muertey todas las ztiempo se enroscan en tu alma.

    Te das cuenta entonces de tu papel, eres un apasionado de las apariencias. Enfermusiasmo, sigues apegndote y despegndote a todo y de todo, desgastando segncunstancias, ciego o espabilado, la inconmensurable temporalidad a la que te has entregado.

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    I el mal de la pasin nocturna no socavara mi frgil mente, pondra fin al sueo y hara renamavera en las tinieblas. Pero no tengo yo savia bastante para los capullos de las nocligado demasiado a menudo a la estril vigilia de la quietud, cara a cara conmigo mismoedo atnito entre unos pensamientos que no surgen.

    Qu podra inventar yo en el desierto de las ideas y en el cero mudo de los sentidosstara entonces que bestias fantsticas mordieran entonces tu agotada carne, para que la sllera y se convirtiera en tu alma.

    Sin el veneno de las pasiones no vuelve el amanecer, estallido de nuestras heridas estrimeras de la noche. Ests sangrando? Entonces es que acecha la aurora y el sol fermenta e

    Todo cuanto nace y est vivo tiene su origen en la agudizacin del sufrimiento en su lucha cuz. El da? Salud de nuestros vicios.

    Un decadentedel alba...

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    ANSADO de saber tantas cosas y ms an de explicarlas, tienes envidia de Jpiter, que suspalabras por rayos.

    Poner las voces en el papel y los misterios en las palabras? El espritu quiere explicar el ror vicioso que define al hombre; su contenido, la cultura.

    La enfermedad de la interpretacin, crimen contra la virtualidad y la msica...Mediante la palabra nos desembarazamos de las cargas que nos haran ser ms. Los qcriben, existenintactos, estn infinitamente presentes.

    El espritu roe lo posible y lo que llamamos cultura es la negacin de nuestros orgenes. Loes del mundo se vuelven seres a travs de la palabra, a costa nuestra. La expresin da vida cadver de su creador. Nada de lo que has dicho sigue siendo tuyo. Y tampoco t te pertenece

    Ninguna de las noches que he gozado es ya ma. Ni tampoco ningn amor.

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    EO la carne que hay a mi alrededor. Veo la ma y la de los otros. Dulce y entumecedora caracias a ella el espritu sabe lo que es clido y lo que es fro; gracias a ella los gusancaraman a las ideas.

    Las reflexiones ms puras, empeadas en el camino contrario de la inmortalidad, nunc

    oporcionarn la imagen de lo infinito perecedero como si fuera un estremecimiento repentia. Hay algo de sublime podredumbre en esa carne. Una vigorosa fugacidad accesible al soluto moribundo revelado a las sensaciones. Placer en el llanto y llanto en el placer, se essecreto y toda su sustancia. La siento aqu, tan cerca, tan poco eterna, al alcance de los capricveo luego tendida en el camastro subterrneo, amoratada, verde, sueo romo, barniz de anstencia, rindose burlona de las rebeldas de antao, refugio difunto donde fermentaroores.

    Ser: alternancia de fro y de calor. Y unas cuantas esperanzas de ms. Pisotear mi cuastar las larvas de los gusanos que se agitan y se apelotonan bajo los pensamientos, y que l

    su sangre invisible un no-ser gigantesco. Oh, no! Con ellosseguir adelante en esta tierra, rra nativa.

    La enfermedad del deseo, a la que se oponen las religiones, yo sabr como cuidarla. Noquien ponga trmino a la angustia fatal ni a la altiva afliccin de la carne. Continuar su tr

    ostolado como una vctima resucitada. Por qu tengo que elevar la mirada a los cielos cuanlado, en m mismo, en lo ms ntimo de m, forcejea tan encarnizadamente contra el abandono

    Un ay! hecho materia, una exclamacin que ha cobrado forma, eso es el cuerpo del hombreY por ello sus articulaciones emiten un vago quejido que se transforma en voz desgarr

    re el crujido de los huesos y que luego muere en su doliente torpor. Tiene la frialdad de

    ida, se siente la petrificacin; los deseos se han ocultado en su carroa, en su sangre estancasus arrebatos bullen como en un infierno de rayos luminosos. Su frialdad convierte en tmplatidos locos del amor, al igual que su calor eleva en amor el asco y su nada. As, acaba

    cariarte con l por piedad, por palpar (cuerpo compadecido por el cuerpo) sus funcrecederas dicindote: qu nada es el cuerpo humano!

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    ESTINO valaco

    No precisas de enfermedades que azoten tu espritu ni de fatalidades que atormenten el suemente. No dejes de fijarte en el pueblo predestinado al no-destino y, por ms que hagas de tu inventario del paraso, no hallars la fuerza para consolarte. Debajo de tu felicidad quedar

    pina ms cruel y ms aguda que las garras de las arpas locas de los cuentos, una espina que tengrar durante la dulzura del olvido y filtrar en tu sangre sin antepasados un lquido leprinitamente premonitorio. Codo a codo con los que se dicen hombres, hombro con hombro co

    pectros de ideales carcomidos, varado en medio de decepciones tendidas como ropa sucia, lavuelve un arroyo de resignacin, el devenir es una csmica hediondez atenuada por lo riduin mat el futuro en un pueblo sin pasado?

    Dondequiera que vayas te perseguir su maldicin, te atormentarn las vigilias, te torturarya que, por ms que odies a las Parcas que anularon tu destino un siglo tras otro, el universo

    nsolar por haber nacido en el pas de la desdicha. La desventura valaca que se siente en las

    como la enfermedad de Pascal, se te sube hasta el cuello y eres automticamente un Job. cesidad tienes de la lepra cuando tu destino te forj lcido y valaco? Un doble drama no senlace, su accin es fnebre desde el comienzo!

    Si tan siquiera pudieras despreciar esa desgracia... Pero es demasiado grande. Quiebna, mutila tu sonrisa, pulveriza la agilidad de tu inteligencia. Te gustara ser benevolente.mo? Te dices: Mi pas es un cementerio superficial!. Y cuanto ms suavizas lo irreparyor es tu afliccin. Cualquier rumano es un forzado del tiempo.

    Conoces a tus prjimos de Valaquia y su melosa mueca de cuatreros pasados por los sals fracasos continuados desde hace mil aos han alumbrado unos granujas vanidosos de

    gacidad estril y en el campesino, agobiado por sufrimientos sin cuento, una visin del mmpuesta de barro y aguardiente, y cruces torcidas de madera que velan a muertos sin orgullomposantos rurales simbolizan el conjunto del pas porque en ningn otro lugar del mundo la crecubierto tanto el recuerdo de los que han existido con tan generosa demostracin de olvido

    br dejado Roma ni una gota de su sangre en la de este pueblo? No habr heredado, juunas palabras latinas, una huella de orgullo, de elevacin, de podero? No seremos ni siq

    gnos de sus esclavos? Nuestro trnsito por el mundo no puede despertar indulgencia ni siquiercoria romana...

    Me encuentro con mi pas porque tengo necesidad de una desesperanza ms, porque rementar mi desdicha. Soy rumano en virtud del fondo de autohumillacin que hay en la condmana. Nada de halageo tiene el pertenecer a este pueblo como no sea la aspiracin a yacdio de dolores de los que no soy responsable y a estrangular mi orgullo en la irremeddencia de nuestro no-ser. Los otros hombres son o no son. Pero ninguno es tanpocosotros! Tan poquito! El diminutivo es nuestra divinidad. Incluso la muerte es de segunda manfinita pequeez de nuestro terruo.

    nicamente nos encariamos con nuestro pas como fuente de desconsuelo. Si por lo menurriera una catstrofe...! Incluso en el mal tenemos que ser benevolentes con l, concedenor de una catstrofe de la que no es capaz. Aniquilacin! Trunca mi pensamiento!

    Qu pjaro de mal agero sell nuestros orgenes? Qu sello estamp el emblema de la

  • 8/13/2019 Breviario de Los Vencidos - Emil Cioran

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    destino como vergenza inicial? Jams un crneo valaco cio una corona de grandeza. Cbeza gacha, pasean su destino servil los presuntos descendientes del ms altanero de los pueclavos del libertinaje, no saben que las criaturas alcanzan su razn de ser humillando al sol cmpago de su pasin y el delirio de su suprema arrogancia. La servidumbre es la charca dta la cobarda balcnica, el cieno voluptuoso de un rincn de Europa que yace en medio de sprovistos de la excusa de la nobleza o el vicio.

    Por qu la Providencia nos habr arrancado de la inmensa naturaleza para rerse de nocindonos doblar el espinazo de puro intiles?

    Cuando los voivodas fundaron los principados rumanos, cant una lechuza...... cuyo eco de nefasto agero oigo en las orillas del Sena, eco adverso, como si desrazn de tantas glorias quisiera medir un destino difunto.

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    ME he despedido muchas veces de la vida. Me deca en lo ms hondo de mi coraznstencia est sellada. Qu ms andas buscando en ella? No hay sitio para ti: seprate de todo

    a cruz sobre lo que has sido y otra mayor sobre lo que habras podido ser, arrastra tu cuerpo prra, rsgate las vestiduras y haz trizas tus antiguas creencias, arrncate el pelo del crneo as

    esperanzas y, con brazos crueles que desaten las articulaciones, suprime la memoria del azaste.... Pero cuando iba a pasar a la accin, el corazn me respondi: T quieres a tu carro

    cima de todo. Y cuando pises tu ltimo deseo, cuando ni en el tiempo ni en la eternidad encueinstante para respirar, abandonado de todos y por ti mismo, mis latidos te provocarn un anheaunque ya no lo quieras. Tu sangre, en la que abrevaron tus pensamientos y otros diablos, cu

    s ms ajeno de ti mismo, irrumpe en mi interior yermo y, de invernadero de tu desesperanzansformo en jardn de primaveras. Y cuntas veces no habr sido tu ltima primavera!

    Quise someter mi pensamiento, vagamente sostenido por mi cuerpo, a los desgarros. Y cu

    ngn obstculo vena a calmar la culpable inclinacin, desde las profundidades surga una vozz ansiosa de existencia. Asesino de tu ilusin, santo de la nada, la proximidad del acto fansforma al instante en un servidor de los azares del mundo, en paje de tu propio azar.

    Vagabundo por calles mancilladas por mis semejantes, por unos semejantes a los que persra ahuyentarlos, llevando a cuestas el cansancio de las ciudades y la locura de los bulevarempo, regresas a casa y, en tu habitacin solitaria y en tu lecho an ms solitario, el polvo dnsamientos gime: no puedo ms, no puedo ms. Sbanas que huelen a mortaja y esnqueado por la lividez final. Y cuando todo parece romperse en ti, el temblor de la stencia te vuelve a traer ms acde ti mismo, a los mundos inmediatos del error, de la natura

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    I no hubieses escuchado en tu primera juventud los desafinados pianos provincianos, cocalas mutiladas que te hacan suspirar durante esas interminables primeras horas de la tarde; sde no te hubieses pasado noches seguidas en vela contando los instantes con una aritmtica urable; si no hubieses buscado refugio a tu tormento en los astros, en las lgrimas, en unos

    andonados de doncella y no hubieses desertado de todas las cunas de la vida, conoceras hco, el del mundo y el tuyo?El enrarecimiento de la vida lo transforma todo en irreal. Pongo la mano sobre algo y s

    apa, al igual que yo escapo de m mismo.