Buenos Aires y el Rio de la Plata

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Teoría de la Arquitectura. Rizzo. 2003 1 Cuando en 1527 Juan de Solís llegó al espejo del Río de la Plata, descubrió un escenario dominado por las apariencias. Probó el agua del río y la encontró dulce. Tocando tierra vio una llanura infinita sin árboles, con hierbas de dos metros de alto que, agitadas por el viento, parecían olas. Turbado, volvió a bordo y escribió en la bitácora que había encontrado un mar dulcey un océano de hierbas.(1) “El que arriba a Buenos Aires no encuentra a su desembarco, ni muelle cómodo ni barcos a próposito que le transporten a tierra. Salen muchachos con caballos o carretas, que el poco fondo del río permite se introduzcan mucho trecho agua adentro.”(2) El mar uniforme y plano, sin límites de izquierda a derecha , cielo argentino tan lleno de estrellas... ...y Buenos Aires, esa feroz línea de luz comenzando a la derecha hasta el infinito, a ras del agua. Nada mas, salvo, en el centro de la línea de luz, el crepitar de un fuego eléctrico que expresa el corazón de la ciudad. Es todo. Buenos Aires no es pintoresca ni variada. Simple reencuentro de la pampa y el océano, una línea iluminando la noche. (3) “Según me aproximo, la ciudad aparece a mi vista de modo muy singular y me hace pensar en las cuidades de oriente, con sus casas blancas y grises de techos planos, y sus cúpulas redondas. Pero este cuadro, bastante pintoresco, parece de segundo plano; no se ven bosques ni colinas, sólo una prolongada línea de edificios que, elevándose a una altura de algunos pies sobre el nivel del agua, corta el horizonte. (a (b PRESENTACION

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Teoría de la Arquitectura. Rizzo. 2003 1

Cuando en 1527 Juan de Solís llegó al espejo del Río de la Plata, descubrió un escenario dominado por las apariencias. Probó el agua del río y la encontró dulce. Tocando tierra vio una llanura infinita sin árboles, con hierbas de dos

metros de alto que, agitadas por el viento, parecían olas.Turbado, volvió a bordo y escribió en la bitácora que había encontrado un

“mar dulce” y “un océano de hierbas”.(1)

“El que arriba a Buenos Aires no encuentra a su desembarco, ni muelle cómodo ni barcos a próposito que le transporten a tierra. Salen muchachos con caballos o carretas, que el poco fondo del río permite se introduzcan mucho trecho agua

adentro.”(2)

“El mar uniforme y plano, sin límites de izquierda a derecha , cielo argentino tan lleno de estrellas...

...y Buenos Aires, esa feroz línea de luz comenzando a la derecha hasta el infinito, a ras del agua. Nada mas, salvo, en el centro de la línea de luz, el

crepitar de un fuego eléctrico que expresa el corazón de la ciudad. Es todo. Buenos Aires no es pintoresca ni variada. Simple reencuentro de la pampa

y el océano, una línea iluminando la noche.” (3)

“Según me aproximo, la ciudad aparece a mi vista de modo muy singular y me hace pensar en las cuidades de oriente, con sus casas blancas y grises de

techos planos, y sus cúpulas redondas. Pero este cuadro, bastante pintoresco, parece de segundo plano; no se ven bosques ni colinas, sólo una prolongada línea de edificios que, elevándose a una altura de algunos pies sobre el nivel del agua, corta el horizonte. Mas allá, no hay nada sino la llanura, que no se percibe, la inmensa pampa solitaria que se desenvuelve con triste

uniformidad hasta el pie de los Andes.”(4)

(a)

(b)

PRESENTACION

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“El lector podrá evocar una mañana de verano de 1778, en la esquina de San Nicolás y San José. Vería, quizás, un grupo de lavanderas mulatas, con sus

grandes atados en la cabeza, sus jabones y palas de batir, dirigiéndose al río para lavar las ropas en los charcos que la marea deja entre las toscas

de la playa...

... pero el aguatero, un pícaro mulato, no le oye, atento a su canción matinal y a su alegría de vivir en una ciudad que, ubicada junto al río más potable del

mundo, paga el agua como si fuera un articulo de lujo.Supongamos ahora que mi lector, después de contemplar a lo lejos el color leonado del Plata, se vuelve hacia el oeste y echa a andar, calle

arriba...”(5)

(c)

(d)

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“Durante el día , la ciudad se estremecía bajo una fina película de aire contaminado. Por la noche la gente joven paseaba por la costanera junto

al río. Se la veía dura, elegante y frívola y caminaban tomados del brazo, riendo con risa fría, separados del río rojizo por la balaustrada de

granito del mismo color.”(6)

“Buenos Aires al borde del estuario platense, al margen del río, ancho de ochenta kilómetros, laguna color gris azul nacarado, playa cenicienta

con agujeros azul de cielo y canal balizado negro... Entreveo su puerto substancioso dominado por la cúpula del congreso y seis torreones cilíndricos de cemento sin aspilleras, uno al lado del otro, estrechando en el estilo de los muros de Ávila: los elevadores de granos de la casa de Luis Dreyfus... lo que

las torres de la catedral son para una ciudad del Perú, los silos son para Buenos Aires. El imperio caribe ha sido creado por la naturaleza, el imperio del Inca ha

sido engendrado por los Dioses, pero la Argentina ha sido hecha por los hombres. Todo ello lleva el sello del hombre...”(7)

(e)

“...La orilla chata e impasible de la Argentina llevaría el signo de espíritu creador.

Aquí sería su puesto de mando...”(3)

(g)

(f)

(h)

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Primero el mar dulce y el océano de hierbas de dos metros de alto

(con “tigres” e indios inquietos).Luego el mismo mar extenso de grandes charcos

con apenas un muelle y una aduana, y las carretillas que entran en el río a modo de anfitriones.

Con el modelo agro-exportador llegó el puerto y el puerto nuevo;

y mas tarde el aeropuerto.

De esta manera el río fue alejado de la ciudad.

Y lo que nos queda de él son recuerdos y lejanías.

Recuerdos de turistas. Ya que el contacto con el río no es frecuente,

no forma parte de nuestra vida diaria.Vamos al río para distraernos de noche, para vivir como un

turista, como describiera Jorge Asís una vez:“Que lindo seria vivir en Buenos Aires, lástima que uno sea

porteño...”

Pocos porteños vimos a Buenos Aires desde el Río.Su borde se le manifestó siglos atrás

a los expedicionarios, turistas y conferencistas. Se le manifestó también a los inmigrantes,

a manera de “la Nueva York” de Sudamérica;

(8)

REFLEXION

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y a los porteños que se bañaban en sus aguas supo encantarlos, también.

El contacto es lejano, si se puede definir contacto a una vista desde lo lejos.

Desde “el piso con vista al río” o desde el auto de regreso a mi casa con pileta en Martínez.

Por ello quizás no sólo quede un recuerdo,

(i)

REFLEXION Y ACCION

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sino también una nostalgia de lo vibrante y hermosa que es su agua,

que sirve de reflejo de ilusiones y sueños de “Hacer la América”.

A partir de estos recuerdos dorados Macció, Zimmerman, Williams, y Le Corbusier le dedicaron sus pasiones.

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“Río de la Plata, Río de los sueños”Marcos Zimmermann

Historia, sueños y melancolía

“Me interesaba hablar de la primera entrada a la civilización blanca en el territorio. Es el río de los conquistadores de encontrar plata. Curiosamente,

estos sueños siguen estando vigentes, esa capacidad de creerse las ilusiones que nos venden a los argentinos.”(9)

Río de la Historia

“Para Paul Strand (fotógrafo), el momento fotográfico es un momento biográfico o histórico, cuya duración no se mide idealmente en segundos, sino en su relación con toda la vida. El río se narra sí mismo; el prado donde pastan

los caballos cuenta su propio cuento; la mujer cuenta la historia de su matrimonio.”(10)

REFLEXION Y ACCION

(j)

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Ni siquiera el golpe del agua contra la balaustrada costera, registra un instante.Esta contando esa lucha permanente entre el hombre y la naturaleza.

Nos esta contando el avance de la ciudad a lugares bravos.La bravura de la sudestada, lo salvaje que desgasta, erosiona e inunda.

Río de los sueños

“La conquista del Río de la Plata comenzó por error, con datos inciertos y falsas señales. Luego siguió la ambición: todo se alimentaba de sueños.

...Pero aquí la diferencia fue el vacío, la ausencia de respuestas para esos espejismos. Es por eso que su nombre nunca llegó a ser más que la expresión

de un sueño: la plata del Potosí apenas lo atravesó.”(11)

“Pero también este libro que trata de un sueño, quiere ser una metáfora de todos los sueños y deseos posteriores no realizados, pero a la vez deseados con la fuerza y la locura que nos empujan a querer concretarlos aunque la

realidad lo muestre imposible.”(12)

Que loco, no? Presentar el proyecto “soñado” sobre el río, el río de los sueños imposibles.

Donde seguramente su “sueño” corra la suerte del olvido: la postergación, como tantos otros sueños que nos han intentado devolver humanidad, y siguen

dando vuelta en el imaginario.

(k)

(l)

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“Una especie de santo entusiasmo me embargó. Pensé: ‘haré algo pues siento algo’...”(3)

Llevar la ciudad de Negocios al río.

Imaginándose “la gran explanada a pico sobre el río, con sus restaurantes, sus cafés, todos

sus lugares para descansar, donde finalmente, el hombre de Buenos Aires reconquiste el derecho a ver el cielo y el mar.”(3)

El sueño de Le corbusier, un sueño “extranjero”,

representado desde el río, desde afuera de la ciudad.

Río de la melancolía

(m

(n)

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“...Quizás esta historia sea el origen de muchas cosas que han crecido en esta tierra apoyadas en ilusiones, de nuestra dificultad para mirar de frente la

verdad y de nuestra consecuente necesidad de olvido. Tal vez se encuentre allí la causa de ese antiguo abismo rioplatense que, aún hoy, separa deseos de

realidades; o inclusive el principio de nuestra nostalgia y melancolía.”(10)

“...el tiempo, la nostalgia y la melancolía de varias generaciones de inmigrantes que no se cansaron de mirar esa línea que se vuelve roja y

produce ensoñaciones del otro lado de la distancia.”(13)

“...valorizar un río negado, denostado, casi olvidado, pero a la vez presente, determinante y único. A decir: ¡Aquí hay un río! Un río que marcó gran parte de nuestra historia y que nos dejó una idiosincrasia de ilusión y de anchura. Un río

“mito”, un río “padre”...”(12)

(o)

(p)

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Índice de textos

(1) revista Abitare Nº342(2) “Veintidós cuadras”, de Alejandro Malespina.*(3) “Précisions”, de Le Corbusier en Buenos Aires. 1929.(4) “Buenos Aires y Montevideo en 1850”, de Xavier Marmier. *(5) “Historia de la calle corrientes”, de Leopoldo Marechal. 1937.(6) “en la Patagonia”, de Bruce Chatwin. 1979.*(7) “Crónicas de Buenos Aires”, de Paul Morand. Años ’30.*(8) “Disfrazado de Turista”, de Jorge Asis. 1977.*(9) Marcos Zimmermann, fotógrafo.(10) “El Río Dulce”, Diario Clarín, 16-3-1997. cita de John Berger, fotógrafo.(11) “El mar dulce”, Revista Artes Visuales 24. Marcos Zimmermann.(12) “El Río Dulce”, Diario Clarín, 16-3-1995. Marcos Zimmermann.(13) “El heredero de Quinquela Martin” por Ana María Battistozzi. Diario Clarín.

14-6-1997.

* cuentos compilados por Álvaro Abós en “El libro de Buenos Aires”. Buenos Aires, 2000.

Índice de ilustraciones y fotografías

Ilustración de tapa: Rómulo Macció. “Barco petrificado”. 1991. Pinturas de contaminación y olvido.

(a) Carlos Billordo, reserva ecológica. Carolina Tramutola, costa de San Isidro.(b) Le Corbusier. Croquis durante su primer viaje a Buenos Aires. 1929(c) Le Corbusier. Foto trucada del Croquis para el proyecto de Buenos Aires.

1929(d) Horacio Coppola. Playa de olivos.(e) Rómulo Macció. “Río León”. 1993. Pinturas de contaminación y olvido.(f) Rómulo Macció. “Turistas” y “Amores o mares”, del libro “Choripzus”.

1970.(g) Alejandro Leveratto. “SCA revista de arquitectura” Nº 197. junio del 2000.(h) Le Corbusier. Croquis durante su primer viaje a Buenos Aires. 1929(i) Rómulo Macció. 1996. Pinturas de contaminación y olvido.(j) Marcos Zimmermann. “Río de la Plata, río de los sueños". Sudestada I.

1995.(k) Marcos Zimmermann. “Río de la Plata, río de los sueños". Sudestada II.

1995.(l) Amancio Williams. Sala para el espectáculo plástico y de sonido en el

espacio. 1942-1953(m) Le Corbusier. Croquis para el proyecto de Buenos Aires. 1929.(n) Rómulo Macció. “Río Rojo”. 1996. Pinturas de contaminación y olvido.(o) Marcos Zimmermann. “Río de la Plata, río de los sueños". 1995.(p) Rómulo Macció. “Nocturno”. 1996. Pinturas de contaminación y olvido.

BIBLIOGRAFIA