CAGE DOGS

perra vida

En Hong Kong, las mascotas de los ricos viven en mejores condiciones que más de cien mil ciudadanos...

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SUMARIO

PERRA VIDA

Hong Kong, paraíso eco-nómico para unos pocos, infierno para miles .8

ISLASAZORES

playas tranquilas, rutas ecológicas y delfines: ¿qué más necesitas? .14

viñetas& Más

Craig Thompson se ha ganado un lugar en el Olympo de los dibujantes .18

de Sofáen sofá

prepara el macuto y disfruta de unas vacaciones gratis... en el sofá de mi casa .22

color fever

aprende a nombrar los colores según Pantone, el sistema de moda .26

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redactora jefe: elena rey cortésdiseño: www.studio-sananikone.comcolaboradores: fernando antúnez, emma koneimprime: soloprintbuzz: revista gratuita - 4.000 ejemplaresdepósito legal: M-45136-2011

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hablAmos

Ya estamos de vuelta, tras unas merecidas (aunque cortas…) vacaciones. Pero el des-canso no nos ha distraído de nuestras obli-gaciones; hemos hecho bien los deberes, ¡y de qué forma! Además de los artículos de este número, como siempre originales e in-teresantes, estrenamos nueva página web.

No dejéis de visitar www.buzzrevista.com, encontraréis todos los artículos antiguos, novedades actualizadas regularmente y, sobre todo, tendréis espacio para dejar vuestras opiniones. Porque este nuevo portal está pensado para que vosotros, nuestros lectores, podáis participar activa-mente en BUZZ.

Esperamos con ilusión vuestros comenta-rios y sugerencias, los tendremos en cuen-ta para el próximo número seguro. ¡Ah! Por cierto, ¡feliz nuevo curso!

elena rey

[BUZZ] Expresión utilizada en inglés para referirse a rumores o temas de conversación que están en boca de todos.

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CAGADASESTIVALES

Ir de excursión al río que tu cuñado visitó en abril, por mucho que te lo recomiende. En agosto está seco y huele a cloaca.

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No comprar antimosquitos porque ‘a mi nunca me pican’. Cuando te escuchan decirlo, se ceban más aún contigo, por chulo.

Tragarte, por enésima vez, ‘La que se avecina’. Aunque sean lo único potable de la tele, saberse los diálogos de memoria le quita la gracia.

Decir ‘esta noche una copa tranquila y a casa’; es el conjuro oficial para acabar liándola. Y sin un duro en la cartera.

Fardar de ser buen nadador delante de unas chi-cas guapas, y terminar echando una carrera con-tra una deportista rusa. Humillación total.

Hacerte colega, entre copa y copa, de un tatua-dor. Los ligues de verano desaparecen en sep-tiembre, el Rosalía de mi culo, no.

Instalarte a leer LA novela del verano, la que lle-vas esperando todo el año, junto a una familia numerosa o un grupito de adolescentes.

Preguntar por una cala bonita al musculitos en tanga. La playa es de ensueño, el ambiente nu-dista no tanto...

Responder llamadas del trabajo desde la playa. ¿Por qué me siento tan dependiente de ese ca-charro infernal?

Acercarte a ligar con la tía buena que toma el sol alejada de la orilla. Imposible mantener el aspec-to seductor mientras te abrasas los pies.

¡Ay, el verano! Cenas con los amigos, ligoteo en la discoteca, paseos por la playa, terracitas de copas… Y mucho tiempo libre para meter la pata. He aquí las 10 cosas que no repetiré (¡lo juro!) el próximo año:

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PerRavida¿Quién no conoce a alguien que piense en irse al extranjero, si es que no se ha marchado ya? Ciertos programas de televisión, muy populares últimamente, en los que aparecen alegres emigrantes que han encontrado la felicidad al instalarse en otros países, han incrementado la sensación de que ya no es verdad eso que decía Dorothy en ‘El Mago de Oz’ de que “en casa se está como en ningún sitio”. Y, entre las ganas de prosperar, la intención de cambiar de aires y el nuevo mito moderno de que China es, ya no el futuro, sino el presente más inmediato; muchos son los que fijan su destino en Hong Kong. Pero no es oro todo lo que reluce...

por elena rey

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Esta megalópolis de aires occidentales, reminiscencias de su recentísimo pasado como colonia británica durante 150 años (se independizó de su graciosa majestad solamente en 1.997), es una región admi-nistrativa independiente dentro de China, y ha mantenido desde principios del siglo XX un sistema capitalista, lo que la ha con-vertido en una de las ciudades más ricas y caras del planeta. En apenas 1.000 ki-lómetros cuadrados, esta simbiosis entre tradición oriental y modernidad occiden-tal aglutina todo lo que cualquier cosmo-polita podría soñar: un skyline que hace empalidecer al de Nueva York, una agenda cultural repleta de citas interesante a lo largo de todo el año, un sector financiero y empresarial clave en la economía mun-dial, una intensa y alocada vida nocturna; amén de que es el paraíso para los amantes

del shopping de lujo: como ejemplo, basta decir que en Hong Kong hay más tiendas Louis Vuitton que en la capital de la moda por antonomasia, París.

Pero esta ciudad también tiene sus som-bras, y son muy alargadas. Las literales, provocadas por sus enormes rascacielos de hasta 118 pisos. Mas las preocupantes son las metafóricas, las sombras en las que viven cientos de miles de personas, en condiciones de miseria absoluta. En una ciudad tan pequeña, pero al mismo tan rica y próspera, es normal que todo el mundo quiera probar suerte allí, hacer realidad el nuevo sueño asiático. El pro-blema es que no hay espacio para tantas almas. La densidad de población de Hong Kong es una de las más altas del mundo, con 6.736 habitantes por cada kilómetro

Honk Kong tiene 6.7�6 habitantes por cada kilometro cuadrado

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cuadrado; cuando en Madrid, por ejemplo, es de 5.208, en Majadahonda de 1.604, y en Villanueva de la Cañada solamente hay 403 habitantes en cada kilómetro cuadra-do. Los que tienen dinero, suerte y esta-tus, crecen hacia arriba, como la ciudad; se instalan en los rascacielos, pasean por los numerosos parques y viven la vida loca. Pero es un lujo que no se puede permitir cualquiera, teniendo en cuenta que el pre-cio medio de alquiler ronda los 4.800 dóla-res al mes. La clase media y los expatriados allí (europeos y americanos principalmen-te) se instalan en la periferia de la ciudad, donde los precios son algo más accesibles y los transportes públicos conectan con la capital con puntualidad británica.

¿Y que hay de los pobres? Porque los hay. Y son paupérrimos. Pues que están con-denados a vivir como perros, literalmen-te. Más de 100.000 personas sobreviven en esta megalópolis en jaulas de apenas un metro cuadrado, apiladas unas enci-ma de las otras, llegando a haber más de 20 en una misma habitación. Despojados de todo rastro de dignidad, muchos hon-gkoneses, en su mayoría ancianos, enfer-mos mentales y menores de edad, viven hacinados en condiciones infrahumanas, rodeados de insectos e inmundicia, sin acceso a agua potable y compartiendo un baño tercermundista por cada 25 vecinos. Para empeorar más aún la situación, las Dog Cages, que es como se conocen estos

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el precio medio de alquiler ronda los

4.800 dólares al mes

habitáculos, carecen de cocina, por lo que sus desdichados inquilinos se gastan sus ínfimos ingresos en comida para llevar de los chiringuitos callejeros. Y recalco la pa-labra inquilinos, puesto que los dueños de las habitaciones en las que se apilan estos “apartamentos” metálicos, tienen la poca vergüenza de cobrar a cada residente un alquiler de unos 200 dólares.

Este drama social, retratado con maestría por el fotógrafo inglés Brian Cassey en las imágenes que ilustran este artículo, no es nuevo. Hace más de una década que los habitantes más desfavorecidos de Hong Kong sobreviven pésimamente en tan tre-menda situación y, a pesar de los esfuer-

zos del trabajador social Sze Lai Shan y de la organización humanitaria SoCo –So-ciety for Community Organization-, lejos de encontrar una solución para el proble-ma, ven impotentes cómo el número de ‘dogcagers’ aumenta irremediablemente. Quizá el gran obstáculo resida en que la administración pública prefiere ignorar el problema antes que afrontarlo. Al fin y al cabo, esta situación tan horrible queda es-condida al público mayoritario, que nunca se acerca a los bajos fondos de la ciudad. Ojos que no ven…

Pero que las mascotas de los ricos vivan en mejores condiciones que más de cien mil ciudadanos, aunque es la peor forma de

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desigualdad social en Hong Kong, no es la única; y hay otras que son mucho más vi-sibles a pie de calle. Si bien hay que esperar al domingo para darse cuenta: es entonces cuando las empleadas del hogar tienen el día libre y miles de ellas, la mayoría filipi-nas, se ven obligadas a pasar la jornada en la calle, por falta de un techo propio (y una vida) bajo el que cobijarse.

Para el visitante, acostumbrado a un paisa-je urbano moderno, futurista y casi utópi-co en su orden y limpieza, es muy llamati-vo encontrase un día a la semana con una horda de sonrientes mujeres tumbadas

sobre cartones en plena plaza principal, mientras comen, ven la novela en televi-sores portátiles o se hacen la manicura y la permanente. Para el turista, insistimos, es llamativo, una anécdota cómica digna de foto; pero para la administración hongko-nesa es motivo de bochorno. Y, al intentar paliar la situación, se han dado cuenta de que no pueden hacer como con los otros pobres, viejos y dementes de los que nadie se preocupa, encerrándolas en jaulas de perros porque, ¿qué dirían ellas mismas (aunque nadie las entienda), sus emplea-dores y los turistas? Quedaría muy feo.

los dogcagers pagan unos 200 dólares de

alquiler por jaula

AZORESTRANQUILIDAD

oCEÁNICApor elena rey

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El paraíso está más cerca de lo que piensas. En pleno océano Atlántico nacieron abruptamente Las Azores, nueve islas volcánicas que pertenecen a la Macaronesia, al igual que otros archipiélagos como las Canarias. A diferencia de nuestras Islas Afortu-nadas, pobladas inicialmente por los guanches, en las Azores no había ha-bitantes autóctonos cuando el nave-gante Diogo de Silves las descubriera en el año 1.420. Este hecho, unido a la exhuberancia del paisaje y la exótica fauna autóctona, hizo creer a los por-tugueses que habían encontrado, por fin, la mitológica Atlántida.

Poco han cambiado estas nueve islas desde su primera población hace ya cinco siglos pues, si bien cuentan con todos los avances modernos y lujos propios del mundo ac-tual; nunca han perdido el espíritu rural y tranquilo que caracteriza a sus gentes e im-pregna las calles de cada pueblo, así como sus maravillosos entornos naturales. A diferencia de sus ‘hermanas sureñas’, Ma-deira y Canarias, donde el turismo masivo y el desarrollo urbanístico han dañado no-tablemente el paisaje costero, en Azores el panorama es bien distinto. Sus playas son escasas y su clima bastante inestable, a pe-sar de la creencia popular de que en estas islas reina el sol todo el año; pensamiento sin duda motivado por el famoso antici-clón que nos trae el buen tiempo a Europa y que lleva el nombre de este archipiélago.

Estas limitaciones, pocas playas y clima suave pero algo lluvioso, son sólo aparen-

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tes, pues han motivado que la adminis-tración se esfuerce por ofrecer una oferta diferente, basada en el turismo rural y ecológico. En lugar de playas abarrotadas y chiringuitos de música machacona, en Azores se puede disfrutar de calas semi-desiertas de arena oscura; cambiar la ruta de bares y discotecas por marchas verdes, senderismo, rutas ecuestres y espeleología en grutas y volcanes. Además de una am-plia oferta de actividades relacionadas con el mundo marino: buceo, windsurf y vela, así como avistamiento de cetáceos y aves.

De las nueve islas, el destino más ofertado es San Miguel, la de mayor tamaño, pero merece la pena alargar la estancia para vi-sitar otras islas, especialmente Terceira. Conocida por ser la más animada y festiva, cuenta, además, con un lugar ineludible para los visitantes: Angra do Heroísmo. La capital de la tercera isla en ser descubierta es un delicioso compendio de callecitas y cuestas adornadas por coloridos edificios, que van a parar a un pequeño puerto de-portivo. Numerosas plazas en las que se instalan quioscos donde tomar un refresco, un exuberante y cuidado parque botánico, iglesias de diferente antigüedad y el Monte Brasil (volcán extinto convertido en zona de recreo verde con miradores y merende-ros), completan la oferta de esta pequeña ciudad, valedora de la distinción de Patri-monio de la Humanidad por la UNESCO desde 1.983.

La única pega que se le puede sacar a este archipiélago es la gastronomía. A pesar de contar con un excelente pescado fresco y con una notable carne vacuna de las granjas de Terceria, los platos azorianos carecen de diversidad. Obviando este detalle, que se puede subsanar visitando los restaurantes de la lonja de pescado, un viaje a las Islas Azores es una experiencia diferente y más que recomendable para tus próximas vaca-ciones. Ve haciendo la reserva.

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No podemos hablar de novela gráfica, tema que nos encanta, sin dedicarle un artículo a Craig Thompson. Nacido hace 37 años en un pequeño pueblo de Michigan (Estados Unidos) en el seno de una familia fundamentalista cris-tiana, Thompson y su hermano tenían prohibido ver dibujos animados y leer cualquier publicación que no fuera la Biblia y ciertos cómics. Este particu-lar entorno familiar le convirtió en objeto de burla de sus compañeros del colegio pero, lejos de desarrollar un trauma posterior o de convertirse en un bicho raro (lo que sería lógico con unos padres que se hacen llamar El Culto y que han cortado todos los lazos con familiares y amigos pre-vios a su ‘renacimiento’ cristiano), Thompson se refugió en los cómics y desarrolló cierto talento en el dibujo. En la universidad colaboró desarro-llando la tira cómica del periódico de su facultad y, pese a la oposición de sus padres, se graduó en la Escuela de Arte y Diseño y se alejó de sus raíces, mudándose de Estado.

Esta experiencia de abandonar el nido, la plasmó en su primera obra, publicada en 1.999, Good-bye, Chunky Rice, con la que se ganó a la crítica y, de paso, varios galar-dones del sector. Pero no fue hasta 2.003 cuando vio la luz la obra que lo consagra-ría como un referente en la novela gráfi-ca internacional, Blankets. Más de 500 páginas autobiográficas donde detalla, con delicadez pero sin tapujos, su difícil infancia, una adolescencia cruel rodeada de inseguridad, miedos y abusones; y la redención que llega con Raina, su primer amor. Esta historia, que le valió el silencio incómodo y acusador de sus padres duran-te más de dos años, trasciende su carácter íntimo y personal para convertirse en un testimonio universal en el que cualquiera se siente identificado: las dudas de la ado-lescencia, la confrontación a lo difícil que

resulta perder la inocencia cuando madu-ramos, el cuestionar la autoridad paterna y sus creencias, la idealización del primer amor y las profundas heridas que éste deja cuando termina. Pero no hay que pensar que es una obra dirigida a lectores adoles-centes, al contrario, es una mirada adulta, pero tierna y sincera, a esos años cruciales en la vida de todos.

Blankets fue nombrada por la prestigiosa revista Time mejor novela gráfica de 2.003, y una de las diez mejores de su década. Y no sólo cautivó a público y crítica por su historia; el trazo de Thompson es precio-sista y delicado, pero siempre al servicio de la historia. ¿Que lo más importante de una viñeta es la manta que le regala Raina? Pues es lo único que muestra, sacrificando su enorme talento para ofrecer unas imá-genes más directas, que no distraigan de lo verdaderamente importante. Su obra fue merecedora, además, de numerosos galardones en Estados Unidos y Europa, y traducida a decenas de idiomas. Catapultó a Craig Thompson a la primera fila de los historietistas internacionales, llevándole de festival en festival por todo el viejo con-tinente, donde firmó tantos ejemplares y autógrafos que acabó recayendo en una vieja tendinitis, la dolencia de los dibujan-tes. Aprovechando el parón forzoso hasta su recuperación, Thompson alargó su viaje por Europa (incluyendo una visita a nues-tro país) y el norte de África. Como venía siendo habitual en sus obras precedentes, sus experiencias sirvieron de inspiración para su obra, y en 2.006 vio la luz Cuader-no de viaje; que no es una novela gráfica ni un cómic propiamente dicho, sino un diario ilustrado de su periplo, trufado de encuentros con personajes de todo tipo, y muchas viñetas dedicadas a plasmar pai-

Craig tuvo una adoles-cencia cruel rodeada

de miedos y abusones

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DELICADEZA HECHA VIÑETASpor fernando antúnez

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sajes y arquitectura, especialmente las fi-ligranas islámicas de Marruecos que tanto le gustaron.

Cuaderno de viaje está muy bien, pero sabe a poco. Sus acérrimos seguidores, entre los que me incluyo, hemos tenido que esperar siete años (se dice pronto) para disfrutar de une verdadera obra de Thompson. Y ha merecido la pena. En Habibi descubrimos un autor más maduro que en su ópera pri-ma, pero siempre preocupado por contar historias, bellamente narradas a través de un dibujo detallista y muy cuidado (excelentes las filigranas, los arabescos y la integración de la caligrafía árabe). Por primera vez, Thompson no se basa en su experiencia propia, sino que traslada el protagonismo a Zam y Dodola, persona-

jes cuya historia de amor es una parábola sobre la división cultural entre el primer y el tercer mundo; y donde la religión islá-mica tiene un papel primordial, como ya ocurriera con el cristianismo en Blankets. Habibi es una obra que bien merece dedi-carle toda una tarde para no interrumpir su lectura, y cuya historia nos acompaña durante mucho tiempo después.

Confiemos en que no tarde otros siete años en publicar su siguiente trabajo. Por suerte parece que no será así; en el Salón del Cómic de Barcelona del pasado mayo, Craig Thompson afirmó que ya tiene mu-cho adelantado de su próxima novela, y re-veló que no se parecerá en nada a las ante-riores: «Es un libro para todas las edades, de aventuras espaciales, un cruce entre Los Goonies y La Guerra de las Galaxias, o incluso entre Los Goonies y La Loca historia de las galaxias”. Un cambio realmente ra-dical, sí, pero seguro que no nos decepcio-na. Thompson nunca decepciona.

Habibi es una obra que bien merece dedicarle

toda una tarde

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couchsurfing por elena rey

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A todos nos encanta viajar, conocer nuevos destinos, descubrir culturas… Volvemos encantados con la experien-cia, y le enseñamos a nuestros amigos preciosas fotografías de los monu-mentos que hemos visitado, aunque finalmente no son más que meras postales turísticas porque, por falta de tiempo, de dinero, o muchas veces por la barrera del idioma; la mayoría de los viajes acaban siendo algo su-perficiales, sin llegar a profundizar en la vida cotidiana del lugar que vi-sitamos.

Por suerte, existe una nueva forma de via-jar que nos permite conocer de primera mano el día a día de nuestro destino, ¡y además puede ahorrarnos mucho dinero! Consiste en alojarse en casa de los habi-tantes locales quienes, además, se ofrecen a hacer de Cicerón; llevándonos a los luga-res más auténticos de cada ciudad, lejos de los sitios típicos y de los restaurante para guiris, pero sin acaparar nuestro tiempo y dándonos total libertad para ir a nues-tro aire. No hablo de dormir en una casa de huéspedes ni en un alojamiento rural, sino de instalarnos en el verdadero hogar de una familia (o persona) local. Y sin pa-gar nada.

El Couchsurfing (literalmente, surf de so-fás) nació espontáneamente por una nece-sidad, como suelen surgir todas las buenas ideas. Cuando los surfistas de Estados Uni-dos y Australia viajaban al otro continente en busca de las mejores olas, poco les im-portaba dónde quedarse siempre y cuando fuera barato, o mejor aún gratis, y cercano a la playa. Así, comenzaron a dormir en

el sofá de personas a las que no conocían previamente, pero con las que compartían la misma afición.

Con la llegada de las redes sociales, el in-genioso sistema evolucionó hasta conver-tirse en una red internacional en la que participan a día de hoy miles de personas, perfectamente organizadas gracias a la plataforma www.couchsurfing.org. Bas-ta con darse de alta en la página, que tam-bién está disponible en español, y crearse un perfil. Se puede elegir entre ser surfer (viajero), hoster (ofrecer sofá/habitación de invitados) o ‘coffe or drink’, es decir, en-señar la ciudad a los visitantes, pero sin alojarlos en casa. Esta última opción es la mejor manera de iniciarse en la experien-cia para ir conociendo a otros couchsur-fers.

Porque, obviamente, no le abres tus puer-tas al primero que lo pida, ni te quedas en casa de cualquiera; el Couchsurfing funcio-na a base de recomendaciones y referen-cias que otros usuarios aportan en base a su experiencia, por lo que es aconsejable entrar gracias a algún conocido que pue-da hablar bien de nosotros. Aunque, como siempre, lo que más ha de influir es el sen-tido común y la intuición, y es imprescin-dible informarse muy bien de quién te va a alojar (o a quién invitas tú), y dejar muy claro desde el principio las condiciones de la estancia porque, aunque no haya dinero de por medio, es más importante aún que ambas partes se sientan cómodas con el estilo de vida y el plan que cada uno quie-re llevar. No tiene mucho sentido ser un amante de la vida nocturna y del desparra-me, y alojarse en casa de un enamorado del senderismo matutino… Lo dicho, es cuestión de tener un poco de cabeza a la hora de elegir.

Una amiga mía, por ejemplo, quería pa-sar unas semanas en Marruecos el pasa-

el couchsurfing nació de los surfistas en

busca de olas

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do verano, así que buscó anfitriones para ‘surfear en sus sofás’. Recibió respuesta de varios usuarios, todos ellos chicos, tres de los cuales mostraron mucho interés. Un interés que a ella le pareció excesivo, y que no le dio buena impresión. Resultó que tenía razón en sospechar, pues todos ellos dejaron de tener espacio disponible en sus casas ‘casualmente’ cuando les co-mentó que iba acompañada de su novio. Pero esta experiencia no le hizo desconfiar del couchsurfing, al contrario, le sirvió para aprender a elegir bien sus anfitriones, y ya ha viajado por medio mundo de sofá en sofá. Y no creáis que ha dejado de quedar-se en casa de chicos o de acoger a alguno que otro cuando se lo piden, simplemente deja muy claro a todos que, si lo que quie-ren es ligar, que se den de alta en Meetic, que para eso está; y que dejen esta plata-forma para los amantes de los viajes…

En la web de la organización ofrecen nu-merosa información, testimonios de usua-rios y consejos útiles, como llevarle un regalo al anfitrión o no abusar de su hos-pitalidad más de 3 ó 4 días; que una cosa es aprovechar la oportunidad, y otra muy distinta ser un gorrón. En definitiva, en couchsurfing.org se puede encontrar to-dos los detalles necesarios para organizar un viaje, y cuidan mucho de que el sistema se utilice con responsabilidad y respeto, para que siga creciendo día a día.

¿Quién se anima a viajar de una manera distinta?

www.couchsurfing.org propone miles de sofás

en el mundo

do verano, así que buscó anfitriones para ‘surfear en sus sofás’. Recibió respuesta de varios usuarios, todos ellos chicos, tres de los cuales mostraron mucho interés. Un interés que a ella le pareció excesivo, y que no le dio buena impresión. Resultó que tenía razón en sospechar, pues todos ellos dejaron de tener espacio disponible en sus casas ‘casualmente’ cuando les co-mentó que iba acompañada de su novio. Pero esta experiencia no le hizo desconfiar del couchsurfing, al contrario, le sirvió para aprender a elegir bien sus anfitriones, y ya ha viajado por medio mundo de sofá en sofá. Y no creáis que ha dejado de quedar-se en casa de chicos o de acoger a alguno que otro cuando se lo piden, simplemente deja muy claro a todos que, si lo que quie-ren es ligar, que se den de alta en Meetic, que para eso está; y que dejen esta plata-forma para los amantes de los viajes…

En la web de la organización ofrecen nu-merosa información, testimonios de usua-rios y consejos útiles, como llevarle un regalo al anfitrión o no abusar de su hos-pitalidad más de 3 ó 4 días; que una cosa es aprovechar la oportunidad, y otra muy distinta ser un gorrón. En definitiva, en couchsurfing.org se puede encontrar to-dos los detalles necesarios para organizar un viaje, y cuidan mucho de que el sistema se utilice con responsabilidad y respeto, para que siga creciendo día a día.

¿Quién se anima a viajar de una manera distinta?

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fiebrepantone

por emma kone

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Te suena mucho este término, seguro, pero no acabas de acertar qué es. No se trata de un pastel italiano ni de una nueva prenda, sino de una marca que se ha convertido en sinónimo del color. Esta empresa norteamericana ha adquirido fama mundial gracias a su sistema de identificación, comparación y nombramiento de los colores. Y no quiere decir que el rosa ya no se llame rosa, ni el amarillo, amarillo; pero era necesario contar con un poco más de precisión.

Se dice que los esquimales tienen hasta diez términos distintos para nombrar el blanco. Es comprensible, teniendo en cuenta que viven rodeados de ese tono, y necesitarán diferenciar el blanco nieve del blanco bloque de hielo. En el sector del diseño sucede lo mismo. Ya sea en moda, arquitectura, diseño gráfico o de muebles, la gama cromática es extremadamente amplia, y la exactitud en este sentido es imprescindible para lograr un trabajo perfecto. Es aquí donde reside el éxito de Pantone, pues su escala de colores es muy fácil de usar y contiene cientos de referencias que se van ampliando cada año. Por eso ha adquirido fama universal.

Hace ya años que los colores Pantone dejaron de ser cosa exclusiva de diseñadores gráficos e impresores, y extendieron su influencia hacia un sector

mucho más en contacto con el público de la calle: la moda. No sólo porque los creadores de tendencias utilicen sus referencias al igual que los demás profesionales del diseño, sino porque Pantone ha sabido convertirse en un fenómeno de temporada: esta nueva autoridad mundial del color hace un riguroso estudio para llegar a la selección del que será “el color del año” y la gama que lo envolverá. Las opciones son múltiples, y con atractivos nombres: Rapsodia, Rosa Flambé, Azul Olimpia, Oro Miel… El ganador de la última edición fue el Mandarina Tango, un naranja rojizo “sofisticado, pero a la vez dramático y seductor” (sic). Y los gurús de la moda, como locos, a producir prendas, cosméticos, bolsos y zapatos de tan atrevida tonalidad.

Pero el último gran paso de Pantone ha consistido en imponer su marca más allá de la selección del color. Su famosa guía cromática, conocida como pantonera, es la nueva inspiración de todo tipo de creadores, y la encontramos convertida en cartera de mano, velas, tazas del desayuno, camisetas, llaveros y casi cualquier objeto imaginable. Estos, además de originales, son muy molones.

Así que, si quieres quedar bien en el próximo cumpleaños de un amigo, regálale un objeto Pantone. Lo más dificil será elegir un solo color.

EN MANGASDE CAMISA

por emma kone

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Aunque según el calendario estemos casi al final de la estación, todavía nos quedan varias semanas de calor en las que vestir con colores vistosos y tejidos frescos. Un gustazo. Pero el verano también puede ser un terreno peligroso, en cuanto a moda se refie-re, porque se convierte en la excusa perfecta para dejarnos llevar. A veces demasiado… Con la excusa del calor algunos se olvidan en el armario, jun-to con la ropa de abrigo, el buen gus-to; y las noches estivales se convier-ten en la excusa perfecta para probar modelitos de locura: peto ajustado color butano sobre un cuerpo más que entrado en carnes para ella; para él camisetas en V que enseñan peligro-samente hasta el ombligo…

Sin embargo, el buen tiempo siempre me ha puesto de buen humor y me hace ser mucho menos crítica que cuando estoy amargada por la lluvia y el frío. Así que este verano he hecho un ejercicio de buena vo-luntad y le he dado una oportunidad a las camisas masculinas de manga corta. Siem-

pre me han parecido un espanto, tanto las de tipo safari con hebillas en los hombros, modelo preferido por el periodista Iker Ji-ménez (no se las quita ni con agua calien-te); como las que yo llamo de ‘sindicalista’: tela más fina de lo normal, por aquello del calor, que las vuelve transparentosas, con un bolsillo para tener la estilográfica siem-pre a mano. Las de dos bolsillos son la re-pera, y ya, lo más de lo más, es cuando se aprecia, gracias a lo etéreo de la telilla, una camiseta interior de tirantes.

Lo dicho, que las camisas de manga corta siempre me habían horripilado. Hasta que este verano he comprobado cómo un es-tampado acertado las transforma en una prenda digna. Cuadros de colores, dibu-jos gráficos repetidos sin cesar, e incluso, aceptamos estampado hawaiano. Todo está admitido siempre que se lleve con estilo, de una forma desenfadada y con los complementos acertados: bermudas, chanclas, sombrerito de paja. Nada de for-malidades y excesos de elegancias, porque las camisas de manga corta son la nueva bandera del cool look. ¡Y molan!

REY DE COPASpor fernando antúnez

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Siento si en este número estoy un poco criticón, pero me superan las tonterías que, “por moda”, parecen volverse in-dispensables y que, si no te gustan, es porque eres un pringado recién salido de paletolandia. Pues señores, eso de ir de entendido con los gin tonic, que si aromático, que si carbónico, que si historias, sí que es de paletos.

El gin tonic, de toda la vida, ha sido bebida de dos tipos de personas: viejetes aficiona-dos al bebercio porque sí, y personas de cierta edad que beben en ocasiones espe-ciales (sobremesas con amigos, terracita junto al mar…) porque les gusta beber. No para pillarse un pedo de botellón ni para fardar. Para saber apreciar el sabor amar-go, duro y muy alcoholizado de este cóctel, tienes que tener experiencia en las papi-las gustativas y haber pasado primero por otras bebidas más agradecidas y dulzo-nas (licores, ron, whisky). Pero no todo el mundo consigue habituarse a la ginebra, ¡y no pasa nada!

Sales de noche y te encuentras cartas de ginebras y tónicas más completas que el

menú de cualquier restaurante: ¿qué tie-nen de malo la Beefeater, la Gordons y la Larios de siempre? ¿No son guays? Y la tónica, Schweppes, cuál va a ser. Pues también me equivoco: botánicas, picantes y un sinfín de adjetivos pomposos. Por no mencionar la interminable lista de posi-bles acompañamientos: fresas, pepino, regaliz, albahaca, granos de pimienta… ¿Tú qué pides, chato, un cóctel o un bati-do? Lo que en realidad quieres, es añadir cualquier ingrediente capaz de camuflar el sabor a rayos del gin tonic, que en reali-dad te espanta, pero que te quieres pedir para quedar como un experto de la noche delante de la guapa de turno. Que no me engañas.

Y que conste que me parece muy bien que cada uno beba lo que quiera, y que experi-mente nuevas sensaciones o lo que quiera que se consiga con los gin tonics tunea-dos, pero a mi no me mires con suficiencia cuando disfruto de mi cubata tranquila-mente. Que a mi me gusta mucho lo que bebo y me cuesta seis euros; y a ti te clavan 15 pavos por la novedad. ¿Quién es enton-ces el pringao?