Cafe Industria 1850-1930

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MARIANO ARANGO CAFE E INDUSTRIA 1850-1930 C.I.E., Universidad de Antioquia Carlos Valencia Editores

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  • MARIANO ARANGO

    CAFE E INDUSTRIA 1850-1930

    C.I.E., Universidad de Antioquia

    Carlos Valencia Editores

  • Primera Edicin: Septiembre de 1977

    Arango, Mariano Caf e Industria 1850 - 1930 / Mariano Arango. Bogot: Carlos Valencia Editores, 1977. 260 p. : il. Bibliografa : pp. 249-253 1. CAFE - COLOMBIA - INDUSTRIA Y COMERCIO I. Tit.

    CDD 338.17373 338.18861

    Derechos Reservados: C.I.E, Mariano Arango Carlos Valencia Editores

    Bogot, Colombia 1977

  • A Cecilia, Pedro y Luz Mercedes.

  • TABLA DE CONTENIDO

    Pgina

    Introduccin 6

    Notas 15

    I. Acumulacin de capital y produccin cafetera 17

    A. Propiedad territorial e industria cafetera 23

    1. Produccin parcelaria, industria a domicilio y produccin cafetera en Santander

    23

    2. La formacin de la gran propiedad territorial en Cundinamarca y el oriente del Tolima y el desarrollo de las haciendas cafeteras en la segunda mitad del siglo XIX

    39

    3. Propiedad territorial e industria cafetera en Antioquia, Caldas y Valle del Cauca

    49

    B. El desarrollo de una clase desposeda y la industrializacin 69

    Notas 79

    II. Formas de produccin del caf 87

    A. Caractersticas del proceso de produccin en las explotaciones cafeteras 87

    B. Formas de produccin de caf 92

    1. Propiedad parcelaria 92

    2. Haciendas cafeteras 95

    a. Haciendas de arrendatarios-jornaleros 95

    b. Haciendas de aparceros 100

    c. Haciendas de aparceros en Santander 103

    1. Sistema de compaas 104

    2. Sistema de contratistas 104

    3. Evolucin de las formas de produccin en Santander 105

    d. Decadencia de las haciendas del oriente despus de la ley 200 de 1936 107

    3. Sistemas de arrendamiento y aparcera en pequea escala 111

    C. Importancia histrica de las diversas formas de produccin 111

    Notas 120

  • III. Relacin entre el procesamiento y el comercio del caf y el capital Industrial

    123

    A. El beneficio y exportacin de caf en las haciendas cafeteras 123

    1. Haciendas de Cundinamarca y oriente del Tolima 123

    2. Regin santandereana 132

    3. Las haciendas antioqueas 135

    B. El comercio de caf y la produccin parcelaria 136

    1. Los comerciantes-usureros locales 138

    2. La exportacin de caf antes de 1930 140

    3. Comercio y trilla de caf y capital industrial en Antioquia y Caldas 153

    a. Comerciantes y empresarios industriales en Antioquia 154

    b. El caso de Caldas 158

    c. Diferencias entre Antioquia y Caldas 160

    Notas 167

    Anexos 172

    Bibliografa 180

    Publicaciones peridicas 182

    Peridicos 183

    Censos 183

  • INTRODUCCION

    1) El surgimiento y desarrollo industrial en el pas se ha explicado en funcin de ciertos cambios en los pases capitalistas desarrollados y a un conjunto de factores favorables del mercado interno en los pases dependientes. Otros estudios, algunos muy serios, se sitan explcita o implcitamente en un punto de vista subjetivo, donde lo principal es el empresario, la poltica del estado, la superioridad racial, etc. La aparicin de la industria fabril en los pases perifricos, slo se puede entender referida a la evolucin del rgimen capitalista de produccin en los pases metropolitanos de Europa y Estados Unidos, al papel de aquellos en la divisin internacional del trabajo y a su potencia dominante. Pero el desarrollo de relaciones capitalistas en el mundo colonial no surgi espontneamente de los pases capitalistas desarrollados; como se sabe, la inversin directa de stos en los pases dependientes se efectu inicialmente sobre todo en minera y plantaciones, que formaron enclaves aislados en las sociedades atrasadas. Las relaciones capitalistas debieron alcanzar cierto grado de desarrollo en los pases perifricos para lograr interesar el capital extranjero en entrar a los sectores capitalistas nativos: los inversionistas externos slo se vincularon a la industria latinoamericana cuando sta haba avanzado bastante en la sustitucin de importaciones, despus de la segunda guerra mundial. Entonces no basta considerar la situacin general del rgimen capitalista y la articulacin de los pases dependientes con l, para comprender el surgimiento de industrias en stos, sino que es necesario investigar ms a fondo las condiciones internas que lo hicieron posible. Se trata especficamente de investigar la acumulacin de capital, entendida como los procesos sociales conducentes a la formacin de una clase de trabajadores desposedos y a la concentracin de la propiedad de los medios de produccin y d la tierra en clases no trabajadoras. La acumulacin generalmente se ha ignorado o presupuesto, lo que constituye una seria omisin en la explicacin sobre el origen de la industria, pues aquella es una condicin general del rgimen capitalista de produccin. La investigacin de este punto permitir aclarar varias cuestiones importantes, como son, las clases sociales comprometidas en la industrializacin, el papel del empresario, el aporte regional al proceso y la poca probable de aparicin de los primeros ncleos de industrias (1).

    No se trata de negar las explicaciones de la industrializacin del mundo colonial concentradas en una teora de la dependencia, sino de considerar puntos importantes que se han dado por supuestos. Para evitar malas interpretaciones se exponen seguidamente los aspectos vlidos de ellas. Lo ms indicado es empezar por Mario Arrubla, que sent las bases de esta tendencia, en una lcida reelaboracin de las tesis de Cepal (2).

    El surgimiento de industrias en los pases dependientes es considerada consecuencia y eslabn necesario de una divisin del trabajo distinta y ms adecuada a las nuevas condiciones internas en los pases capitalistas desarrollados. Lo anterior corresponde al cambio del sistema semicolonial, en el cual los pases dependientes de Asia, frica y Amrica Latina coloniales o formalmente independientes producan y exportaban principalmente materias primas y compraban bienes de consumo industriales a las metrpolis capitalistas, por una divisin neocolonial del trabajo. En este caso las neocolonias seguan

  • siendo fuentes de materias primas de las potencias capitalistas, pero algunas se convirtieron principalmente en compradores de medios de produccin (maquinaria y productos intermedios) para una industria nativa de bienes de consumo, que reclamaba para s el mercado nacional de tales productos. Esto se manifest al interior de los pases latinoamericanos en una industrializacin basada en la sustitucin de importaciones, que iba copando gradualmente la capacidad para importar, determinada principalmente por las exportaciones primarias. Pero el rasgo central de la dependencia neocolonial no es un mejor aprovechamiento de las limitadas divisas obtenidas por los pases dependientes con sus exportaciones de alimentos y materias primas, su utilizacin en la compra de equipos y productos intermedios destinados a la industria en vez de bienes de consumo; sino que, la industria neocolonial representa sobre todo el resultado y complemento necesario de una nueva divisin del trabajo en los pases capitalistas metropolitanos, donde el sector de medios de produccin haba pasado a determinar el ritmo de crecimiento global de la produccin industrial y presentaba una concentracin del capital considerablemente mayor que el sector de bienes de consumo. Esto implic, as mismo, un cambio en la correlacin de fuerzas entre los pases capitalistas, favorable a aquellos que como Estados Unidos y Alemania, haban avanzado ms en esa direccin, y adverso a Inglaterra y Francia. Dicha tendencia vena imponindose en las tres ultimas dcadas del siglo XIX y se manifest violentamente en la guerra hispano-norteamericana de 1898, que convirti a Estados Unidos en potencia colonial y en la intervencin del mismo en la separacin de Panam de Colombia en 1903.

    Este fenmeno se manifest en Europa en la lucha por un nuevo reparto del mundo entre Alemania y los dems pases colonialistas europeos, principalmente Francia e Inglaterra, en la primera guerra mundial (1914 a 1918). La tendencia al monopolio y el desajuste en los mercados, derivados del crecimiento excesivo del sector de bienes de produccin en los pases capitalistas, explot por fin en la crisis mundial de 1929.

    El desarrollo de la industria neocolonial no dependa solamente de las nuevas condiciones creadas en las metrpolis capitalistas; era necesario, al mismo tiempo, que el mercado interno y la acumulacin de capital en los pases semicoloniales hubiera alcanzado cierto nivel mnimo. Para ello se requera, en primer lugar, que los nacionales fueran propietarios de una parte importante de la industria de exportacin, lo que permita la acumulacin interna de capital.

    En segundo trmino, de la baja composicin orgnica de capital en las actividades exportadoras, es decir, que los salarios constituyeran una proporcin importante de los desembolsos totales de capital. Esto favorecera una elevada participacin de los bienes de consumo en la demanda agregada total, lo que se compaginaba muy bien con las posibilidades de desarrollo en ese momento, que favorecan claramente a las ramas de bienes de consumo. En consecuencia, las semicolonias agrcolas estaban en mejores condiciones para desarrollarse industrialmente que los pases mineros. Por ltimo, entre los pases agrcolas, estaban en mejores condiciones para crear industrias, aquellos en que la produccin dependa de campesinos parcelarios, que donde estuviera controlada por grandes propietarios territoriales rentistas. Este factor jugaba un papel importante porque favoreca una composicin de la demanda de bienes de consumo donde pesaran ms las manufacturas producidas en grande escala por

  • la industria, que los bienes de lujo. Lo enunciado hasta aqu, incluye los aspectos sealados por Arrubla necesarios para la comprensin del surgimiento de la industria latinoamericana, en una poca marcada por la gran industria capitalista y el imperialismo.

    Otros puntos anotados por l son ms cuestionables en cuanto al origen de la industria, aunque fueron importantes en su consolidacin, caractersticas y desarrollo posterior. Se trata, de un lado, de la aparicin de la industria latinoamericana en los aos de gran depresin posterior a la crisis econmica mundial de 1929, y del otro de la ley por la cual las crisis capitalistas son el motor de la industria, por su efecto depresivo sobre la capacidad para importar en los pases dependientes y el consiguiente abandono de sus mercados internos a una eventual industria nativa. Celso Furtado muestra cmo los sectores industriales de Argentina, Brasil y Mxico haban alcanzado participaciones en el producto bruto interno cercanas al 20% en 1920, con un tipo de desarrollo basado en la expansin del sector de exportacin (3). Respecto a Colombia, una investigacin del CIE (4), que sigue las directivas trazadas por Arrubla, explica cmo en los aos 1925-1930 se efectu gran parte de la inversin industrial que permitira la gran expansin de la produccin de 1930-1945. Por el mismo tiempo Alvaro Tirado seal la importancia de la primera guerra mundial en el surgimiento de la industria en el pas y los efectos estimulantes de la drstica baja en el tipo de inters que trajo consigo la organizacin del mercado de capitales en 1923, a raz de la creacin del Banco de la Repblica (5). Posteriormente Hugo Lpez abandon la crisis y la primera guerra como nicos factores del impulso inicial a la industria y adopt ms bien una teora del desarrollo industrial basado en el crecimiento del sector de exportacin, donde el proteccionismo objetivo de las crisis se completa por el proteccionismo geogrfico y la poltica estatal de la administracin de Reyes (6).

    Arrubla reduce la ley de movimiento de la industria neocolonial a las depresiones econmicas de las metrpolis capitalistas y el empujn inicial a la crisis de 1929. Esta posicin exagerada parece corresponder, de un lado, al deseo de relevar el papel determinante de los cambios en las metrpolis capitalistas en los procesos sociales de los pases dependientes, y del otro, a un esfuerzo por escapar a la explicacin voluntarista del desarrollo de la sociedad, representado, en este caso, por las posiciones que consideran el proteccionismo estatal o al empresario como los elementos decisivos de la industrializacin, procurando ante todo centrar la investigacin en las condiciones objetivas de los fenmenos. Pero, una cosa son los buenos deseos de los gobiernos al introducir ciertos cambios, y otra muy distinta sus posibilidades de xito. La poltica de los sucesivos gobiernos desde la independencia hasta el de Jos Hilario Lpez protegi las artesanas de Santander y Boyac y promovi activamente algunas industrias modernas, pero fracas en forma estruendosa, como bien lo mostr Luis Ospina Vsquez (7).

    Igual suerte corri una poltica similar implementada por Nez en 1886 (8). En cambio, la poltica de Reyes, inscrita en las nuevas condiciones de los pases capitalistas metropolitanos, con una creciente acumulacin de capital y fuerza de trabajo desposeda en el pas y un sector externo cada vez ms orientado a los mercados de EE. UU. y Alemania, a consecuencia de la participacin cada vez mayor del caf en las exportaciones, tuvo xito en impulsar el desarrollo industrial.

  • 2) Es necesario investigar la acumulacin de capital por dos razones principales: una se refiere a que su omisin oscurece la historia del pas, pues aparentemente habran existido rasgos capitalistas en las pocas ms dismiles; un buen ejemplo de esto es el concierto agrario (9). Esta fue una institucin colonial importante en las regiones donde subsisti una poblacin indgena despus de la conquista, como en Boyac, Cundinamarca, Cauca y Nario, entre 1657 y 1756. Los hacendados pagaban a los indgenas en concierto forzoso cierta cantidad de dinero y bienes de consumo convenida con el corregidor. Pero los indios no eran asalariados, aunque slo trabajaran transitoriamente en las haciendas, porque no lo hacan en forma libre sino obligatoriamente y podan asegurarse la subsistencia en sus resguardos sin necesidad de la retribucin de las haciendas. El concierto expresaba la necesidad de stas de asegurarse la fuerza de trabajo indgena En cambio, el salario del obrero moderno se basa en su necesidad de vender su fuerza de trabajo al capitalista para poder vivir, pues carece de medios de produccin propios para trabajar por su cuenta. Desde comienzos del siglo XVII empez a desarrollarse en Boyac y Cundinamarca el concierto voluntario, lo que se ha interpretado equivocadamente como un avance en el mercado libre de fuerza de trabajo (10). Pero esto fue ms bien consecuencia de la concertacin permanente de los indios en las haciendas y poblaciones (11), donde podan evadir la mita minera y el tributo al rey y a los encomenderos; adems, los hacendados les ofrecan garantas para radicarse en sus propiedades, pues los indios de los resguardos se asignaban preferentemente en las haciendas ms antiguas y de mayor tamao (12). Esto agudiz la despoblacin de los resguardos y la consiguiente prdida de importancia del concierto como mecanismo que aseguraba la fuerza de trabajo indgena a las haciendas: "... el sistema decay poco a poco hasta convertirse en un arreglo seorial o semifeudal. Los concertados salan anualmente de los resguardos, es cierto, pero muchos de ellos no regresaban y se quedaban por un perodo indefinido en las haciendas donde se les mandaba a trabajar. Una vez que los dueos empezaron a ofrecer jornales y lotes en los cuales pudieran permanecer tales indios con sus familias comenz a funcionar... el presente sistema de trabajadores residentes..." (13). Numerosos pobladores blancos y mestizos sustituyeron a los indgenas que se marchaban de los resguardos, arrendando tierras en ellos y contribuyendo de este modo a pagar el tributo de indios. Esto sirvi de justificacin a las autoridades espaolas para trasladar obligatoriamente a los indgenas de los pueblos menos poblados a otros resguardos y vender las tierras restantes; este proceso se inici luego de la visita de don Andrs Berdugo y Oquendo en 1775. Las ventas de tierras de resguardo no proletariz a los arrendatarios de los indios, sino que los convirti en pequeos propietarios cuando uno de ellos en representacin de los dems remat las tierras (sistema de encabezamiento). En los casos en que la compra fue efectuada por un solo terrateniente, se transformaron en terrazgueros de ste: "... en cada uno de los pueblos 'demolidos' se estableci una parroquia... Y la condicin predominante de la tenencia vari, puesto que un buen nmero de vecinos subi del nivel de arrendatarios al de propietarios. Tal cosa sucedi en comunidades donde se emple el mtodo de encabezamiento para efectuar la tradicin de la propiedad de manos de los indios a otras personas como, por ejemplo, en Ramiriqu, Guateque, Soat, Ceriza, Betitiva, Pasca, Tarzo y Tibasosa. Pero en Tinjac,

  • Tutas y Toca slo un vecino qued como nico beneficiario de cada localidad. En estos tres casos, con la posible excepcin de Tutas, la numerosa clase de arrendatarios continu sin variar, en tal forma que los pocos propietarios pudieron vivir como 'seores solariegos'. Por ejemplo, cuando se levant un censo de vecinos en Toca, en 1785, se descubri que no haba sino cinco dueos, que tenan, respectivamente, 84, 53, 47, 27 y 4 familias de arrendatarios en sus tierras" (14). Adems, los indios que no se acomodaron en los resguardos donde los haban trasladado y regresaron a las tierras que haban sido suyas, se convirtieron en terrazgueros de los nuevos propietarios: "... As ocurri a los indios de Ceriza que no se fueron a Duitama: en 1784 se les identific como agregados a la parroquia de Beln y a los de Ramiriqu, quienes quedaron prcticamente como siervos del cura y del alcalde " (15). Igual suerte corrieron los indios del Cocuy, cuyos resguardos fueron adjudicados al cura para construir la torre de la iglesia (16).

    De otra parte, se trata principalmente de que algunas proposiciones centrales relativas al origen de la industria parecen contradictorias. Es prcticamente un axioma la existencia de una estrecha relacin entre la democratizacin de la propiedad cafetera y la amplitud del mercado de productos industriales. De ah que se haya desarrollado primero y ms intensamente la industria fabril en los departamentos occidentales del pas, donde predomin la produccin campesina de caf, que en los del oriente, en que se produca sobre todo en haciendas. El argumento consiste en el fondo en asociar una distribucin ms o menos equitativa del ingreso cafetero con la formacin de un patrn de demanda ms o menos adecuado a las posibilidades iniciales del desarrollo industrial.

    Pero lo anterior no aclara realmente el problema: primero, porque una mayor amplitud del mercado de bienes industriales coincidir con un mercado estrecho de fuerza de trabajo en las regiones de campesinos, pues stos preferiran explotar sus tierras a trabajar para otros; y a la inversa, donde se produca el caf en haciendas, habra una demanda estrecha de bienes y una oferta abundante de trabajadores.

    En segundo trmino, una distribucin ms equitativa de la propiedad y del ingreso puede ampliar la demanda de bienes de consumo, pero restringe la acumulacin de capital-dinero por las clases propietarias. Ahora bien, no es cierto que la propiedad campesina ample ms la demanda de consumo que el trabajo asalariado: los productores campesinos pueden producir sin dificultad a un precio equivalente al precio de costo capitalista; su trabajo excedente, materializado en la diferencia entre el precio medio de venta y la suma del valor de los medios de produccin desgastados y el "salario" que se abona a s mismo, es apropiado generalmente por los comerciantes, usureros o consumidores, o por todos ellos en mayor o menor medida. Su ingreso tiende a igualarse al de los trabajadores asalariados, en circunstancias normales, y en situaciones de dura competencia puede ser menor por un trabajo mayor, debido al apegamiento de los campesinos a su propiedad. Esto nos lleva de nuevo a la acumulacin, pues tanto la teora como los hechos indican que la mayor parte del ingreso neto de los campesinos cafeteros fue concentrado por los exportadores de caf y los comerciantes usureros locales, desarrollando principalmente el mercado y el capital-dinero en los centros urbanos.

  • En tercer lugar, si las haciendas cafeteras hubiesen funcionado con obreros asalariados no podra sostenerse que ampliasen menos el mercado industrial que la produccin campesina, sino todo lo contrario: los obreros pueden consumir menos que los campesinos pero compran ms, pues mientras todo el salario de los primeros demanda mercancas, los otros consumen una parte apreciable de su produccin, son mercado de s mismos. Respecto a los medios de produccin, el campesino produce muchos en su explotacin; el capitalista, en cambio, suele adquirirlos en otras ramas de la produccin. Sin embargo, cuando se comparan explotaciones campesinas con haciendas cafeteras, no parece que se aluda a explotaciones capitalistas sino a propiedades seoriales. Esta idea es esencialmente cierta, aunque no tan simple, porque, de un lado, los hacendados cundinamarqueses, tolimenses y antioqueos mostraron una notable capacidad empresarial en el montaje de sus establecimientos, el cuidadoso manejo de los cafetales y el excelente beneficio final del grano (trilla), realizado a menudo con moderna maquinaria importada, por lo menos hasta fines del siglo pasado. De otra parte, muchos hacendados exportaron caf propio y ajeno durante bastante tiempo. En tercer lugar, las grandes plantaciones ocupaban numerosos peones asalariados, especialmente en poca de cosecha. Por ltimo, las haciendas cafeteras tambin fueron muy importantes en Antioquia y la produccin en grande escala empez por stas, de donde se extendi a las propiedades campesinas. Y aunque superaron rpidamente en importancia a las primeras en el departamento, la produccin fue mucho ms democrtica en Caldas y Valle del Cauca (ver Cap. II); sin embargo, la industria fabril avanz mucho ms en Antioquia hasta 1930.

    Las observaciones anteriores permiten formular algunas hiptesis a investigar: en primer lugar, la propiedad territorial estaba efectivamente muy concentrada en Antioquia y Caldas, aunque haba un nmero suficiente de propietarios medianos y pequeos para establecer una industria cafetera dependiente de productores campesinos. Las grandes propiedades abarcaran la mayor parte de la superficie til en las nuevas tierras ocupadas, formando un cerco alrededor de las estancias de los colonos y reproduciendo a la larga el peonaje y el pequeo arrendatario, a medida que avanzaba la frontera agrcola. Esto hara compatible la produccin campesina de caf y una masa considerable de trabajadores sin tierra ni medios de produccin que pudieran vender su fuerza de trabajo a una industria naciente. Lo anterior exige referirse a la apropiacin de la tierra, su uso econmico y al proceso de formacin de la propiedad territorial, relacionado ntimamente con los anteriores (17), en las zonas ocupadas por la colonizacin antioquea. Como se ve, la acumulacin del capital y el desarrollo industrial resultado de ella no puede explicarse slo con el caf. Aunque la mencin de dichos temas son muy esclarecedores del surgimiento de la industria cafetera en el occidente del pas. Estos puntos se tratarn en el captulo I

    En segundo trmino, las relaciones de produccin en las haciendas del oriente del pas no eran capitalistas, a pesar de la notable capacidad empresarial de los hacendados y su control sobre la trilla y comercializacin del caf en sus departamentos. La fuerza de trabajo cafetera era sometida principalmente por la propiedad territorial y slo dependa secundariamente del control de los hacendados sobre los medios de produccin producidos, consistentes en el cafetal, instalaciones de beneficio y el capital-dinero necesario para la produccin y comercio del grano. Por tanto, la condicin social de los hacendados estaba

  • determinada por la propiedad territorial y los elementos capitalistas eran accesorios; lo que embot su capacidad empresarial original y redujo notablemente sus iniciativas en el campo industrial. Lo anterior exige considerar las relaciones de produccin en las haciendas cafeteras, el procesamiento y el comercio de caf en ellas y su papel en la determinacin de la clase social de los hacendados. Esto se investiga en los captulos II y III. Pero las formas de dominacin de los trabajadores en las haciendas cafeteras del oriente del pas cambiaron mucho entre 1870 y 1920, de unas relaciones en que era muy importante el peonaje a otras donde las plantaciones funcionaban principalmente con arrendatarios-jornaleros y "aparceros". Esto hace necesario abordar tres temas: primero, la concentracin de la propiedad territorial, el uso de la tierra y la formacin de la propiedad territorial en las zonas de clima templado de Cundinamarca, Tolima y los Santanderes, en cuanto determinantes de las formas de sometimiento de la fuerza de trabajo, mencionados en el captulo I . Segundo, el atraso en la tecnologa y la productividad del trabajo cafetero, que impidi a las haciendas cafeteras y a la propiedad parcelaria evolucionar hacia relaciones capitalistas, tratado en el captulo II. Y tercero, el significado social de las relaciones de peonaje, que permitir resolver la cuestin del aparente retroceso de las relaciones capitalistas a precapitalistas en las haciendas; mientras que lo ocurrido realmente fue el paso de una modalidad de relaciones precapitalistas a otra. Esto se considera en el captulo I.

    En tercer lugar, el efecto principal de la propiedad campesina cafetera no fue el de distribuir el ingreso en una forma especialmente equitativa en los departamentos donde fue importante la produccin campesina, sino sobre todo el concentrarlo en manos de los comerciantes exportadores de caf. All se originara el ncleo empresarial y el capital-dinero necesarios para la formacin de las primeras concentraciones industriales significativas, cuando fueran propicias las circunstancias internas e internacionales. El mediador en este proceso habra sido el control de la trilla industrial de caf por los comerciantes; pues ste constitua a la vez un eslabn clave del monopolio comercial frente a los campesinos cafeteros y la vinculacin del capital comercial a la extraccin directa de plusvala a los obreros en la produccin y no slo del trabajo excedente campesino en la compra-venta de mercancas, en la circulacin. La trilla de caf presenta algunas diferencias esenciales entre el occidente y oriente del pas: de un lado, mientras en el primer caso se desarroll independientemente y en oposicin a la propiedad territorial campesina, en el oriente la trilla estaba subordinada a la gran propiedad territorial. En consecuencia, la una era realizada por obreros asalariados concentrados en los centros urbanos y la otra dependa de familias de arrendatarios o aparceros sometidas a un terrateniente y estaba dispersa por el campo en las haciendas. Y, de otra parte, el desarrollo de las haciendas cafeteras en Santander del Sur, Cundinamarca y oriente del Tolima fue un largo proceso de cincuenta aos de 1860 a 1910, mientras la produccin campesina de caf se consolid como una actividad decisiva en las economas de Antioquia y Caldas en slo diecisis aos entre 1890 y 1906. La rpida irrupcin de las trilladoras y el comercio de caf en la quieta vida de los centros urbanos de la regin signific un profundo cambio en sus economas y en la mentalidad de la clase comercial. Este ltimo aspecto se trata en el captulo I y los anteriores en los captulos II y II.

  • Por ltimo, el proceso de formacin de clases desposedas en el sector rural, que permitieran con su emigracin a la ciudad el surgimiento de la industria fabril, se dio con igual o mayor intensidad en el occidente del pas que en el oriente. En efecto, el predominio de las haciendas cafeteras en los Santanderes, Cundinamarca y oriente del Tolima produjo all una escasez relativa de peones para la recoleccin de caf, que llev a los hacendados a implantar gradualmente el arrendamiento y la aparcera entre fines del ochenta y 1925. Esta situacin slo cambi significativamente all con las intensas inversiones en obras pblicas realizadas en el pas entre 1924 y 1930 y las luchas agrarias por romper las relaciones atrasadas resultado de ellas. Tal proceso se aceler notablemente a raz de la crisis de 1929 y la Ley 200 de 1936. La concentracin de la tierra y el intenso desarrollo de la ganadera extensiva en los nuevos territorios ocupados en Antioquia, Caldas y Valle del Cauca, proveyeron en cambio masas crecientes de peones y sirvientes obligados a vender su fuerza de trabajo, muy por encima de las necesidades de trabajadores estacionales para la cosecha de caf. La emigracin de estos trabajadores marginales en el campo a los centros urbanos suministraron brazos ms que suficientes a la naciente industria. Estos aspectos se tratan en el captulo I principalmente y tambin en el captulo II.

    3) Algunos han sostenido que la desacertada poltica librecambista implantada por los liberales radicales frustr la primera va de desarrollo en el pas en ciertas regiones de los actuales departamentos de Santander del Sur y Boyac, donde haba segn ellos prsperas manufacturas (18).

    Pero, como se ver, no existieron en esa regin sino muy pocas manufacturas; fundamentalmente se trataba de una industria domstica rural y urbana comercializada, que en los textiles evolucion parcialmente hacia la industria a domicilio. Tampoco es cierto la sbita desaparicin en la dcada de 1850 de las actividades que satisfacan sobre todo el mercado interno, como es el caso de los tejidos de algodn; stas mantuvieron prcticamente igual la produccin hasta fines del siglo diecinueve, aunque se debieron especializar progresivamente en los productos ms burdos, el denominado batn. No ocurri igual con la industria domstica de exportacin, como era la de los sombreros, que sufri un colapso casi completo a comienzos de la dcada de 1860. Esto dej a miles de artesanos urbanos de Soto y Zapatoca, pertenecientes hoy a Santander del Sur, sin ocupacin y contribuy a la disolucin de numerosas explotaciones campesinas en las mismas regiones. Esta poblacin pauperizada permiti el montaje de las primeras haciendas cafeteras en Bucaramanga y el fortalecimiento de la ya prspera industria cafetera norte Santandereana. Entonces, tenemos un movimiento de la industria domstica de exportacin a la formacin de la produccin cafetera nacional en los Santanderes en la segunda mitad del siglo pasado y un proceso posterior del caf a la industria fabril en el occidente del pas en las tres primeras dcadas del siglo veinte; a esto alude el ttulo del trabajo y no al desarrollo de la industria en la segunda mitad del siglo pasado.

    La industria fabril de Antioquia, Caldas y Valle del Cauca aventaj notablemente a la de Boyac, Cundinamarca y Santander hasta 1945, a pesar de que la tradicin artesanal del oriente se remonta a la colonia y en los primeros haba tenido un desarrollo bastante modesto. El trabajo confirma por senderos tortuosos el importante papel de la produccin cafetera campesina de los

  • departamentos del occidente en su mayor desarrollo industrial inicial, aunque no pasando por la distribucin del ingreso, sino de la acumulacin de capital.

  • NOTAS

    (1) Algunos autores se han ocupado recientemente del tema, como Carmenza Gallo y Jess Antonio Bejarano. La primera hace interesantes observaciones sobre los aos veinte. Pero su anlisis es muy general y pasa por alto las diferencias regionales, no distingue fracciones entre los comerciantes y limita el estudio a un perodo muy corto de la historia nacional. Bejarano slo se refiere a la acumulacin muy marginalmente; sin embargo, aporta interesantes datos empricos sobre la expropiacin de los trabajadores e interesantes observaciones sobre la ampliacin del mercado principalmente en las ciudades. Falla, as mismo, en su generalidad.

    Carmenza Gallo; "Hiptesis sobre la acumulacin originaria de capital en Colombia 1925-1930"; Universidad Nacional de Colombia, facultad de Ciencias Humanas, Bogot, mayo de 1971.

    Jess Antonio Bejarano; "El fin de la economa exportadora y los orgenes del problema agrario"; Cuadernos Colombianos; Medelln, 2o. trimestre de 1975, pp. 251-273.

    (2) Mario Arrubla; "Estudios sobre el desarrollo Colombiano"; La oveja Negra, Medelln, 1969, especialmente el captulo: " Esquema histrico sobre las formas de dependencia".

    Algunos aspectos importantes de su exposicin, como el cierre estructural del mercado en los pases neocoloniales, no se mencionan aqu, pues no se refieren al surgimiento de la industria, sino ms bien a sus caractersticas y a sus posibilidades de desarrollo futuro en base al sector productivo de medios de produccin. De los descritos a continuacin, no habla explcitamente sino que estn implcitos en sus escritos.

    (3) Celso Furtado; " L a Economa Latinoamericana desde la Conquista Ibrica hasta la Revolucin Cubana " ; Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1969.

    (4) J. F. Gaviria, F. J. Gmez y Hugo Lpez; "Contribucin al estudio del desempleo en Colombia"; Bogot, DAE, 1971.

    (5) Ver: Alvaro Tirado M.; "Introduccin a la Historia Econmica de Colombia"; Direccin de Divulgacin Cultural de la Universidad Nacional, Bogot, 1971.

    (6) Ver: Hugo Lpez; " Estudio sobre la inflacin en Colombia en el perodo de los aos 20s"; Medelln, CIE , 1973.

    (7) Ver: Luis Ospina Vsquez; "Industria y proteccin en Colombia 1810-1930"; Ed. Santa Fe, Medelln. 1955, pp. 85-194.

    (8) Ibid; pp. 276-321.

    (9) La extensa referencia al concierto pretende dar, as mismo, una idea de las relaciones de produccin surgidas en Cundinamarca a raz de la disolucin de numerosos resguardos en la segunda mitad del siglo XVIII. El sistema de arrendatarios no parece haber avanzado all desde la independencia hasta 1880, sino sobre todo el peonaje; aunque debi subsistir en algunas partes, sirviendo de pauta para su resurgimiento en las haciendas cundinamarquesas a fines del ochenta, a consecuencia de la escasez relativa de trabajadores asociada al avance de la produccin cafetera.

    (10) Ver: Luis Ospina Vsquez; op. cit., cap. I.

    (11) Ver: Margarita Gonzlez; "El Resguardo en el Nuevo Reino de Granada"; Direccin de Divulgacin Cultural, Universidad Nacional, Bogot, 1970.

  • (12) Segn la reglamentacin del concierto por el presidente Prez Manrique en 1656; tomado de: Orlando Fals Borda; " El hombre y la tierra en Boyac"; Ed . Documentos Colombianos, Bogot, 1957, p. 79.

    (13) Orlando Fals Borda; op. cit., pp. 79-80.

    (14) Ibid; pp. 90-91.

    (15) Ibid; p. 95.

    (16) Ibid; p. 96.

    (17) Se entiende por propiedad territorial de la tierra ocupada y que, por lo tanto, reporta ciertas ventajas econmicas a su propietario; no de los ttulos sobre la selva virgen. Estos son ms bien ttulos que permiten la propiedad territorial futura, cuando esas tierras hayan sido pobladas.

    (18) Luis Eduardo Nieto Arteta e Indalecio Livano Aguirre.

  • I. ACUMULACION DE CAPITAL Y PRODUCCION CAFETERA

    El predominio de la produccin parcelaria cafetera (1) en los departamentos de Antioquia y Caldas parece contradictoria con la necesaria formacin de una poblacin trabajadora desposeda que vendiera su fuerza de trabajo a la naciente industria. Sin embargo, tal contradiccin no existe en los hechos: la participacin de los jornaleros en la poblacin activa era superior en Cundinamarca y los Santanderes que en Antioquia y Caldas en 1912, segn el censo de ese ao; pero, relativamente a la demanda estacional de trabajadores en la cosecha de caf haba una abundancia relativa de jornales en los primeros, permitida por su importante produccin campesina, y una escasez en los segundos, donde predominaban las haciendas. De otro lado, el enorme nmero de sirvientes en Antioquia y Caldas acrecentaba muchsimo la masa trabajadora vendedora de fuerza de trabajo. La ventaja de stos aument notablemente del primer ao hasta 1938, cuando presentaron los ms altos porcentajes de poblacin asalariada en el pas (ver al respecto I.B.).

    Entonces, la contradiccin parece provenir de dos falsas ideas que asaltan la mente cuando se considera la historia de Antioquia y Caldas durante el siglo pasado: una, produccin, agrcola igual a produccin de caf, lo cual es falso, incluso para las explotaciones cafeteras, donde por mucho tiempo se han cultivado otros productos junto con el caf, que ha representado para los campesinos sobre todo una fuente de ingresos monetarios. Y dos, a los enormes movimientos de poblacin y ocupacin de tierras de la Colonizacin Antioquea correspondi un proceso igualmente intenso de democratizacin de la propiedad en las nuevas tierras conquistadas a la selva. Como se ver, la mayor parte de ellas fueron apropiadas por grandes terratenientes (ver I.A.3). El caso vallecaucano ilustra bastante bien la diferencia entre distribucin equitativa de la propiedad territorial y produccin cafetera campesina. La propiedad de las tierras planas de ese departamento ha sido muy concentrada desde los tiempos coloniales; pero las tierras altas en las cordilleras Central y Occidental del mismo fueron ocupadas por numerosos colonos antioqueos en las tres primeras dcadas del siglo veinte, segn muestra Parsons. Ahora bien, el Valle del Cauca fue el departamento donde mayor importancia tuvo la produccin campesina de caf en las dcadas de 1920 y 1930 (ver Cap. II) (2), no obstante la inequitativa distribucin de la propiedad territorial vigente en l.

    Por tanto, se hace necesario revisar los conceptos sobre el efecto de la Colonizacin Antioquea en la apropiacin de la tierra; procurando establecer en qu medida la enorme ocupacin y cultivo de tierras baldas realizada por los colonos antioqueos durante todo el siglo pasado y las tres primeras dcadas del actual produjo una democratizacin efectiva de la propiedad territorial en las zonas ocupadas; o si, permiti la aparicin de un nmero significativo de propietarios medianos y pequeos, pero sin modificar substancialmente la elevada concentracin de la propiedad de la tierra que ha regido en la mayor parte del pas desde la Colonia. Las observaciones de Alejandro Lpez son bastante pesimistas al respecto:

    ... La verdad... es que (con la Repblica) no hubo movimiento especial alguno respecto a la reparticin de los grandes feudos territoriales, y antes bien, segn entiendo, la Repblica recompens a algunos de sus prceres con amplias concesiones territoriales... todava al final

  • del S. XIX se asignaba a una sola familia, por medio de fciles rodeos de las leyes existentes, decenas de miles de hectreas...

    ...Alcanzo a saber que existan dos medios distintos para obtener tierras baldas (hasta fines del S. XIX)... el uno es el papel sellado, ayudado de ms o menos influencias personales o de ese detestable papel lanzado al mercado con el nombre de Bonos Territoriales; el otro el hacha. Con un poco de papel sellado y un mucho de influencias, se obtuvieron de los agentes de la Corona de Espaa todas las tierras que hoy constituyen la parte ms poblada de Colombia... con papel sellado, bonos territoriales y alguna influencia en las esferas respectivas adquirieron muchos ciudadanos de la Repblica grandes concesiones territoriales, en parajes de buenas perspectivas de valorizacin futura.

    El incauto colono que ignore que la propiedad ya ha sido asignada, y que los montes que va a tumbar son ajenos, pierde irremisiblemente su esfuerzo, ante el derecho excluyente del gran propietario (3).

    La acumulacin de capital en el pas dependi, de un lado, de la creciente expropiacin de la tierra a los campesinos resultado de la monopolizacin creciente de la propiedad territorial desde 1756. Especialmente por su intensificacin desde la independencia al amparo de las guerras civiles, del crnico dficit presupuestal de los gobiernos centrales y de los estados federales y de la ideologa individualista profesada por los liberales radicales. Esto se recrudeci desde la Regeneracin en 1884 hasta los aos 1906-1912, en los que la Ley 56 de 1905 lo moder un poco. De otra parte, la intensificacin de la produccin de caf desde 1865 haba permitido una notable acumulacin de capital-dinero en los comerciantes exportadores del grano. El considerable aumento de los peones desposedos en el campo desde la Regeneracin no permiti, sin embargo, desarrollar relaciones capitalistas de produccin en la agricultura, debido a las rudimentarias tcnicas de produccin (4). El caf se produca principalmente por campesinos parcelarios en el occidente del pas y bajo relaciones muy atrasadas en la regin oriental. El atraso tecnolgico del sector cafetero se expresaba en que la mayor parte de la inversin consista en trabajo directo y slo en un reducido porcentaje medios de produccin, tanto en la formacin del cafetal, como en su cultivo y en la recoleccin del caf. De tal manera que, si la produccin se hubiera establecido sobre bases capitalistas, los salarios y la parte variable del capital habran predominado ampliamente. La gran importancia del trabajo directo en el proceso de produccin y la imposibilidad de mecanizacin del mismo (5) era compatible con el empleo de peones asalariados slo en la recoleccin del grano; pero, aun esto slo parece haberse dado ampliamente en situaciones econmicas compatibles con remuneraciones muy bajas de los trabajadores, como la creada por las fuertes emisiones de papel moneda efectuadas entre 1884 y 1910, o por la existencia de una oferta de trabajo notablemente superior a la demanda.

    La masa de peones parece haber aumentado bastante en las zonas rurales del pas en las dos ltimas dcadas del siglo pasado y de manera muy acelerada desde los primeros aos del actual. Pero estos trabajadores no conformaban un proletariado agrcola sino que constituan ms bien una fuerza de trabajo marginal y en transicin, bien a relaciones de produccin atrasadas en las grandes propiedades, a la conversin en campesinos independientes (propietarios o poseedores libres) por medio de la colonizacin, o a la condicin de proletarios industriales, a travs de la emigracin a las ciudades; los peones se ocupaban principalmente en la recoleccin de las cosechas y en las haciendas de ganadera

  • extensiva, que demandaban muy poca fuerza de trabajo. Pero aun esta vinculacin relativamente marginal a la produccin estaba condicionada a la existencia de salarios nfimos. La reduccin en el salario real agudizada desde la Regeneracin se redujo en 1910, cuando la Junta de Conversin constituida despus de la cada del gobierno de Rafael Reyes (1904 -1909) recogi gran parte del papel moneda que se haba emitido y la circulacin monetaria volvi a basarse principalmente en el oro. Unos aos ms tarde, el desarrollo econmico posterior a la primera guerra mundial elev el salario real. Las haciendas cafeteras de Santander y de algunas regiones del Tolima debieron entonces cambiar las relaciones asalariadas por otras ms atrasadas, pues la dbil base tecnolgica de la produccin cafetera no resista dichas relaciones dentro de un mercado de fuerza de trabajo relativamente normal. Sin embargo, los jornales eran an tan bajos a comienzos de los aos veinte que permitan emplear peones como bestias de carga;

    ... el empleo de la fuerza mecnica no ha podido reemplazar al brazo barato en ciertos menesteres; y as se ven gentes con inmensos fardos a espaldas, andando por las carreteras paralelas al ferrocarril (6).

    Ahora bien, no se trata solamente de que los peones subsistiesen en los poros de las grandes explotaciones agrcolas, basadas en relaciones de produccin precapitalistas, o de que la existencia de asalariados en las zonas rurales dependiese de circunstancias ms o menos fortuitas, como la inflacin; sino, y sobre todo, de que el peonaje encubra relaciones de produccin no capitalistas bajo formas salariales. En efecto, el pen era sometido al terrateniente por medio de anticipos a cuenta del salario , los cuales deban ser cubiertos al patrn por el pen en trabajo. Si ste se iba poda ser capturado para obligarlo a que lo hiciera. Como seala Marx, el peonaje es una forma encubierta de esclavitud:

    En los pueblos en los que reina el trabajo libre, todos los cdigos reglamentan las condiciones de denuncia del contrato. En algunos pases, sobre todo en Mxico... la esclavitud aparece disfrazada bajo la forma de peonaje. Mediante anticipos que han de rescatarse trabajando y que se transmiten de generacin en generacin, el pen, y no slo el, sino tambin su familia, pasa a ser, de hecho, propiedad de otras personas y de sus familias. Jurez aboli el peonaje. Pero el titulado emperador Maximiliano volvi a establecer esta institucin por medio de un decreto... (7).

    Este punto se tratar ms detenidamente adelante (I B.). Si los peones del campo no estaban sometidos a los monopolistas de los

    medios de produccin a travs de la venta libre de su fuerza de trabajo, sino que, de hecho, estaban esclavizados por el conjunto de los propietarios territoriales, cmo pudieron ser un elemento positivo en el desarrollo de relaciones de produccin capitalistas en Colombia? Con su emigracin a las ciudades; la intensificacin de la expropiacin campesina en el pas desde comienzos del siglo veinte aceler el proceso de urbanizacin. En efecto, mientras los jornaleros representaban el 14.6% de la poblacin activa nacional en 1912, la participacin de los obreros y peones era ya del 37% del total en 1938. Paralelamente a lo anterior avanzaba la urbanizacin, como lo expresa el notable aumento del porcentaje de la poblacin de las principales ciudades capitales respecto al total

  • de sus departamentos; as, Barranquilla pas del 42.6% en 1912 al 56.7%, en 1938, Bogot del 16.9 al 28.1%, Cali del 12.3 al 16.6% y Medelln del 10 al 14.2%, entre los mismos aos (8).

    El mercado libre de fuerza de trabajo se estaba desarrollando principalmente en los grandes centros urbanos, al igual que el mercado de bienes y servicios. La migracin de los campesinos pauperizados a las ciudades en busca de cualquier empleo, as fuera muy mal remunerado, fue una precondicin de la industrializacin. Este aspecto es sealado como un factor importante de la industrializacin, aunque no el principal, por Luis Ospina Vsquez en su clsica obra; as mismo, observa que las trilladoras de caf eran inicialmente la principal fuente de empleo para los migrantes del campo (9). La concentracin del beneficio final del grano en algunas ciudades parece constituir la base para la formacin de los primeros ncleos industriales y grupos de empresarios capitalistas, con recursos materiales suficientes y capacidad de organizacin necesaria para enfrentar los riesgos propios de la produccin capitalista. Este es un fenmeno de suficiente magnitud como para explicar el desarrollo inicial de la industria, pues, como se ver (I.A.3.), tuvo que responder al montaje de una gran produccin cafetera en el occidente del pas durante el corto lapso comprendido entre 1890 y 1905.

    Pero, el aspecto principal de la trilla de caf en cuanto a la acumulacin de capital no es cuantitativa; sino que se refiere a su papel central en la conversin de los exportadores del grano en capitalistas industriales. Esto representa un cambio cualitativo en la naturaleza del capital, que pasa de la esfera de circulacin a la de produccin: de una situacin en la cual, la existencia independiente del capital en la circulacin, presupone el atraso en el rgimen de produccin de los vendedores y / o compradores de las mercancas con que trafica, y a los cuales explota por medio del monopolio comercial; es decir, en la que el capitalista existe de una forma ms o menos fortuita; se pasa a otra esencialmente distinta, donde el capital extrae la plusvala a los obreros directamente en la produccin, y en la cual, la circulacin es convertida en una fase subordinada en la reproduccin del capital total de la sociedad, su fase de realizacin. Si en este caso se invierte independientemente capital en el comercio de mercancas, ste slo representa una parte del capital total de la sociedad, aquella que debera desembolsar el capitalista industrial para continuar la produccin mientras vende sus mercancas, si no hubiesen comerciantes; por tanto, aqu el comerciante slo debe obtener en circunstancias normales la cuota media de ganancia del capital (10).

    El control de la trilla por los exportadores de caf los llev a extraer directamente plusvala a sus obreros en la produccin, y no solamente el trabajo excedente de los campesinos parcelarios cafeteros.

    El control de los exportadores cafeteros de la trilla industrial fue un elemento clave en su monopolio comercial. El manejo del sistema de transporte y la formacin de asociaciones de comerciantes contribuyeron tambin mucho a su manejo del comercio del grano, hasta la crisis de 1920-1921 ms o menos; pero estos factores perdieron importancia en los aos siguientes, debido al mejoramiento sustancial de la red vial y al control extranjero de la mayor parte del comercio de exportacin. Lo anterior todava se cumpla para las trilladoras de caf hace poco tiempo: Por mucho tiempo la propiedad de las trilladoras de caf

  • o de las trilladoras de arroz... cre monopolios virtuales de compra que todava subsisten parcialmente... (11). La necesidad de los exportadores de caf de mantener su ganancia comercial los llev tambin a convertirse en capitalistas industriales, a explotar directamente fuerza de trabajo asalariada en la trilla industrial de caf. Esa doble condicin de capitalista comercial e industrial, impuesta por el caf a los exportadores del producto, parece estar en el origen de los empresarios capitalistas.

    La acumulacin sita el surgimiento de los capitalistas industriales sobre una base mucho ms racional que otras explicaciones consagradas por el prejuicio, como es, por ejemplo, la supuesta superioridad racial de los antioqueos. Esta ltima posicin ignora bizarramente toda la historia nacional del siglo diecinueve. En efecto, la mayora de las grandes empresas tendientes a incorporar el pas a la economa mundial se efectuaron en el centro y oriente del pas: el tabaco en Tolima, el caf en los Santanderes, Cundinamarca y Tolima. La produccin artesanal de telas de algodn, de sombreros y las manufacturas de tabaco, en Santander, y los tejidos de lana en Boyac. As mismo, la gran mayora de las iniciativas encaminadas a establecer modernos establecimientos industriales el siglo anterior partieron del oriente; mientras en Antioquia slo son dignas de mencin en esa poca la ferretera de Amaga, los talleres artesanales de Robledo y las loceras semiartesanales de El Carmen y Caldas (12).

    Los comerciantes antioqueos no se marginaron, sin embargo, de las grandes empresas econmicas del oriente del pas en el siglo pasado. Alvaro Lpez Toro (13) seal el papel fundamental jugado por la casa antioquea Montoya Senz y Cia. , en la expansin del cultivo y exportacin del tabaco en Ambalema. de 1847 a 1857. De otro lado, su participacin tambin fue muy notable en el caf. Algunos comerciantes emigrados de Antioquia contribuyeron muy eficazmente al desarrollo de las haciendas cafeteras de Cundinamarca y el resto del pas. Camacho Roldan menciona el municipio de Sasaima, donde todos los hacendados eran antioqueos: ... Forma esta colonia de cultivadores de caf un grupo de familias antioqueas todas, en que se notan las cualidades colonizadoras de la raza. Los seores Lorenzana y Montoya Restrepo Senz, Herrera Restrepo... (14). Esta no fue una excepcin; Medardo Rivas (15) incluye a varios antioqueos entre los fundadores de haciendas cafeteras de Cundinamarca y el oriente del Tolima. Entre ellos se destacan Jos Mara Senz, uno de los fundadores de la casa comercial Montoya Senz y Cia., sus hijos Nicolas, Francisco y Jos Mara; el hijo de Francisco Montoya, socio igualmente de esa empresa, Francisco Ospina y Roberto Herrera. Otros nombres mencionados por l son los de los seores Basilio Martnez y Ricardo Herrera. Pero la importancia del aporte antioqueo a la industria cafetera de Cundinamarca no se puede medir slo numricamente, Francisco Ospina y Nicols Senz fueron pioneros e impulsadores del cultivo en grande de caf en ese departamento. No se limitaron a explotar con esmero sus haciendas sino que plasmaron sus experiencias en sendos escritos donde explicaban en detalle los procedimientos apropiados para el establecimiento de grandes plantaciones, los cuales se publicaron en Bogot en 1872 y 1895 respectivamente. Debe relievarse sobre todo el papel del seor Francisco Ospina, pues su folleto vio la luz en 1872, cuando cerca del 90% de la produccin cafetera se originaba en los Santanderes. De l dice Medardo Rivas:

  • El seor Francisco Ospina, de origen antioqueo fue de los primeros en establecer en Chimbe un hermoso cafetal, cultivado con esmero; y no contento con sto, lo vendi, y se fue del todo a Anolaima, y en la 'Mesita de Santa Ins' fund el establecimiento ms hermoso y ms bien arreglado que tiene Colombia (16).

    Es importante referirse a Roberto Herrera porque ilustra el doble carcter de productores y exportadores de caf de los hacendados cundinamarqueses y el papel crucial del capital comercial en la formacin de las haciendas de ese departamento:

    El seor Roberto Herrera es hombre de muchas virtudes... y de vasta capacidad para los negocios, pues no slo atiende su bien cultivado cafetal y exporta sus productos, sino que es dueo de la hacienda de 'El Pen' en el distrito de Tocaima, que est perfectamente bien arreglada; tiene cebas de ganado en Jerusaln y cras y sementeras en la Sabana de Bogot, y es tambin el director y el jefe de la gran 'Compaa de Colombia', la ms grande empresa que se conoce en el pas (17).

    Las observaciones anteriores no pretenden probar, ni mucho menos, que el desarrollo de las haciendas cafeteras de Cundinamarca dependi de la intervencin de los antioqueos, pues ese cultivo fue introducido en gran escala al pas por los santandereanos; y si los capitales antioqueos se interesaron en esa actividad fue porque las condiciones objetivas de ese departamento la hicieron lucrativa; aunque, ciertamente, muestran el importante aporte de los empresarios de Antioquia a ese proceso. Con sto no se pretende exaltar la supuesta superioridad de los antioqueos, sino observar el papel de los comerciantes en la formacin de las haciendas cafeteras y la poca importancia del origen regional en la condicin de los hacendados. Si se deja de lado el aspecto de la movilidad del capital- dinero acumulado por los comerciantes antioqueos en la minera de oro y el comercio exterior, a las esferas ms ventajosas de inversin, y se atiende ms bien al carcter de terratenientes rentistas que adquirieron a la postre los hacendados de Cundinamarca, a pesar de que ellos mismos trillaran y exportaran su caf, los hechos prueban algo muy distinto. En efecto, las formas atrasadas de subordinacin de la fuerza de trabajo utilizadas por los hacendados, consistentes en rentas en trabajo, en especie y / o por deducciones en el salario , los convirtieron en terratenientes, a pesar de la capacidad empresarial mostrada originalmente por los comerciantes, sin distingos de procedencia regional. Si algo llama la atencin en las grandes plantaciones de caf cundinamarquesas de fines del siglo XIX es el esmerado cultivo de los cafetales y el excelente procesamiento del grano, como se ver ms adelante (Cap. III). Por ahora basta con un ejemplo: Nicols Senz menciona el uso de la guardiola para el secado de caf en las mayores haciendas de Cundinamarca en 1895 (18). En cambio, el uso de esa mquina en las trilladoras de caf de Caldas, para secar el caf hmedo de los campesinos parcelarios, era considerado en 1935 por Antonio Garca una innovacin en la trilla industrial (19). Las habilidades empresariales desplegadas por los cafeteros cundinamarqueses fueron muy notables; pero las relaciones atrasadas de trabajo vigente en ese departamento, as como la imposibilidad de controlar el mercado de fuerza de trabajo a travs de la mecanizacin del cultivo y la cosecha, impidieron el desarrollo del trabajo asalariado en las haciendas, mellando de paso el filo de la iniciativa a los hacendados y volvindolos rentistas. Lo anterior pone de manifiesto que l capital no es una suma de medios de

  • produccin, o de dinero, sino una relacin de explotacin de los productores directos por los monopolistas de los medios de produccin, basada en la compraventa en el mercado de la fuerza de trabajo de los primeros y en una produccin de mercancas controlada y dirigida por los segundos. Por lo tanto, el problema slo puede aclararlo la investigacin de las caractersticas del proceso productivo del grano y de las relaciones de produccin en las haciendas cafeteras, tema que ser tratado en el captulo II.

    A. PROPIEDAD TERRITORIAL E INDUSTRIA CAFETERA.

    1. Produccin parcelaria, industria a domicilio y produccin cafetera en Santander.

    Marx es enftico en sostener que uno de los presupuestos del rgimen capitalista es el desarrollo de la produccin de mercancias y de que el avance del comercio tiende a disolver las relaciones de produccin anteriores, aunque el nuevo rgimen de produccin que surja no depende del comercio en s sino del grado de desarrollo alcanzado por el rgimen anterior. A ese respecto observa cmo, histricamente, no fue en Espaa y Portugal, las grandes naciones descubridoras de los siglos XV y XVI, donde se desarrollaron primero y con ms intensidad las relaciones capitalistas de produccin, sino en Holanda y especialmente en Inglaterra. Marx desconfiaba del papel desempeado por el capital comercial en la formacin del rgimen capitalista de produccin, en efecto, en el captulo histrico de El Capital plantea una ley sobre el capital comercial, ... segn la cual, el desarrollo independiente del capital comercial est en razn inversa del grado de desarrollo de la produccin capitalista... (20). La existencia del capital primordialmente en la circulacin de mercancas, como capital comercial, implica que el capital no ha sometido todava a la produccin. La historia de los pueblos comerciales como los venecianos y los holandeses, revelan que su monopolio comercial se basaba en el atraso econmico de los pueblos que explotaban y desapareca a medida que se desarrollaban (21). Marx plantea dos maneras de descomposicin del rgimen feudal, el primero, la transformacin del productor en capitalista y comerciante, esta es la va verdaderamente revolucionaria; el segundo es la industria a domicilio, en la que el comerciante se apodera de la produccin; de este ltimo afirma que no revoluciona el rgimen de produccin ... sino que lo conserva y mantiene como su premisa... (22).

    Algunos autores (23) han sostenido la tesis de que en las provincias del Socorro y de Vlez, pertenecientes a lo que es actualmente Santander del Sur, existieron prsperas manufacturas textiles hasta la dcada de 1850, en que sucumbieron, debido a la poltica librecambista implantada en esos aos por los liberales radicales. Esto habra frustrado la primera va de desarrollo capitalista en el pas. Pero esa idea es falsa. Como se ver ms adelante, hasta 1850-52 en que Anczar presenta una descripcin detallada de la regin, slo existieron all contadsimos casos de manufacturas y eso en la industria de sombreros, no en los textiles. La produccin industrial de Santander y Boyac estaba organizada generalmente, como una industria domstica comercializada en el campo y en los centros urbanos, y, en lo referente a los tejidos de algodn, era muy comn la

  • industria a domicilio. Por lo dems, ste no es un planteamiento nuevo, sino que ha sido expuesto claramente por serios investigadores modernos; si se vuelve aqu sobre este punto es porque el desarrollo de la industria cafetera de los Santanderes, y por ende del pas, no puede entenderse por fuera del proceso de disolucin de la industria domstica rural y de la propiedad parcelaria a ella unida en ciertas regiones de lo que es hoy Santander, durante la segunda mitad del siglo pasado.

    Mario Galn muestra en la Geografa Econmica de Santander que la produccin industrial de ese departamento, en la segunda mitad del siglo pasado, era efectuada por las mujeres campesinas en el hogar, mientras los hombres se dedicaban a la agricultura o a la guerra: En este punto es preciso detenernos para rendir un justiciero reconocimiento a la mujer santandereana. Nunca podramos explicarnos el florecimiento de la pequea industria regional en el siglo XIX, tan convulsionado por las revoluciones y las empresas guerreras, si no reparamos, en que estas industrias se desarrollaron y aprestigiaron en manos de mujeres en el recinto del hogar. Las mujeres santandereanas eran, en efecto, las que hilaban el algodn y el fique, maceraban el ail, manufacturaban el tabaco, molan el cacao, tejan los sombreros y elaboraban las conservas de guayaba. Todo a mano, en afanoso laborar... el hombre en el agro o en el taller, entre guerra y guerra y la mujer en el hogar constantemente...'' (24). Las investigaciones de Luis Ospina V. vinieron a confirmar la justeza de esa apreciacin. En Industria y Proteccin en Colombia se muestra cmo el proceso de mestizaje y asimilacin cultural de la poblacin de Guanent, permiti la modificacin de la propiedad territorial ... una formacin caracterizada por la preponderancia de la propiedad pequea y mediana de tipo campesino. El proceso parece haber quedado a principios del 700 (25). En la explotacin campesina se form, a comienzos de ese siglo, una industria domstica rural a cargo de mujeres y nios, mientras el jefe del hogar se ocupaba en la produccin agrcola de alimentos y de materias primas necesarias, como el algodn. A mediados del siglo dieciocho esa industria estaba en pleno desarrollo (26). La produccin textil no era una actividad complementaria de la produccin agrcola, como en el modelo clsico de la pequea explotacin campesina, sino que desde el comienzo se haba comercializado (27). Luis Ospina observa que esta industria ... se basaba en el uso parcial de una mano de obra de agricultores campesinos y sus familias, con alguna complicacin en la organizacin, correspondiente a la divisin personal de las funciones productivas , y que, slo excepcionalmente super ... el nivel preeconmico, en el cual una parte muy grande de los posibles costos, no cuentan como tales, particularmente los de mano de obra... (28). Los comentaristas del siglo dieciocho atribuyen la prosperidad y la gran densidad de poblacin de los distritos de Vlez, Socorro, San Gil y Girn a la difusin alcanzada por esas industrias (29). Luis Ospina considera que al final de ese siglo la industria textil de la regin haba evolucionado de una industria domstica campesina comercializada a la industria a domicilio ... en que un empresario compra el hilo y lo da a tejer al tejedor, a quien le compra la tela (30). Esta apreciacin es corroborada por la descripcin de la industria socorrana de textiles hecha por Mollien en 1823 (ver nota 58).

    Las descripciones de Manuel Anczar sobre la produccin, tenencia de la tierra y condiciones de vida en las provincias de Vlez, Socorro y Soto en

  • 1850-52, donde se concentr la mayor parte de la produccin industrial del Oriente colombiano el siglo pasado, son especialmente valiosas, pues quien las hizo trabaj en esa regin con la Comisin Corogrfica, dirigida por Agustn Codazzi. Las condiciones de vida observadas por el autor en esas provincias a mediados del ochocientos, corresponden aproximadamente con la caracterizacin de la regin en el siglo anterior hecha por Ospina Vsquez: ocupacin productiva de una parte muy considerable de la tierra til; amplio predominio de la propiedad parcelaria mediana y pequea; gran importancia de las industrias caseras y a domicilio, y produccin abundante y variada de alimentos y materias primas agrcolas. A este respecto, en los distritos de tierras templadas y clidas, los principales cultivos comerciales eran: caa, con la que se fabricaba azcar, panela y aguardiente; algodn y fique para la produccin textil; tabaco; ail; cacao y palma de nacuma para sombreros; entre los productos de consumo directo se contaban el maz, el frjol, el pltano y las hortalizas. En los distritos de tierra fra se produca trigo, maz, papa, pltano y lana. La situacin general de los campesinos en las regiones visitadas por el autor era de abundancia y de amplio acceso a la propiedad de la tierra; la siguiente descripcin resume otras muchas del libro en el mismo sentido: ... Para el que se transporta con el pensamiento al porvenir de este pas, 'lastrado con oro', como dice Oviedo, es un espectculo interesante el que presentan las reuniones numerosas de los mercados, donde se ve una poblacin compuesta de agricultores blancos y robustos, ostentando los firmes colores de la salud y la alegra bulliciosa del bienestar, todos bien vestidos y abrigados, todos teniendo de que vivir con independencia, y algunos manifestando en el aseo del traje y gravedad de las personas que son hombres de caudal... La fecunda tierra, les afianza los medios de holgura y existencia (31).

    Ese panorama feliz se nublaba en los mayores centros urbanos de la regin, donde haba una apreciable acumulacin de brazos ociosos y la poblacin trabajadora se hallaba sometida a los comerciantes y gente adinerada En ese caso estaban las ciudades de Vlez, Socorro, San Gil, Barichara y Mogotes (32). Sin embargo, el autor slo menciona la existencia de nueve pequeas manufacturas de sombreros en Barichara de las cuales ocho eran escuelas de artes y oficios, donde se educaban cien muchachas (33); el resto de la produccin industrial en esas ciudades pareca provenir de la industria a domicilio, quiz con la excepcin de 16 ferreteras en San Gil (34). En cuanto a la produccin de textiles de algodn, no parece haber pasado nunca de la industria a domicilio; Anczar dice refirindose a la ciudad de Socorro, el mayor centro productor: ... Se halla de repente el viajero con las primeras casas de la ciudad capital, amobladas con telares compuestos de maderas toscas y caas amarradas, y habitadas por infatigables tejedores de ambos sexos, que a fuerza de industria y parsimonia fabrican telas y ruanas de vistosa contextura (35). Esta descripcin es muy similar a la de Mollien en 1823; slo que ste sealaba el sometimiento de los artesanos a los comerciantes (36).

    La produccin textil, de sombreros y dems productos industriales en los restantes distritos de la regin se efectuaba en una industria domstica rural comercializada, dentro de las explotaciones agrcolas, o independiente de stas en las poblaciones, por lo menos en la poca descrita por Anczar (1850). Los productores no parecan estar sometidos a un comerciante, sino que, en ocasiones el jefe de la familia haca sus veces, y en otras, las mujeres vendan

  • sus productos a los comerciantes en el mercado del pueblo, esta ltima forma parece haber sido predominante en los sombreros. La primera modalidad comercial se presentaba, sobre todo, aunque no exclusivamente, en los cantones del Socorro y Vlez que luego formaran parte de Boyac; tal es el caso del campesino de Moniquir en quien: vi personificado el pequeo agricultor granadino de las tierras altas...: obediente, laborioso y honrado, est seguro de satisfacer sus pocas necesidades con los productos ciertos de la industria domstica... comerciante por instinto, viaja de mercado en mercado una parte del ao, llevando a la espalda los frutos que cambia en sus multiplicadas contrataciones, hasta que la estacin de siembra lo llama a la estancia, propiedad suya, donde lo esperan la mujer y las hijas constantemente ocupadas en hilar y tejer... labra su campo y cuida las nuevas sementeras sin apartarse de ellas (37). La segunda forma de comercio predominaba en los distritos donde la produccin de sombreros de nacuma era la industria principal, como en Bucaramanga, Pie de Cuesta y Girn en la provincia de Soto y en Zapatoca, Betulia y San Vicente del cantn de Zapatoca en la provincia del Socorro, aunque en este caso los campesinos tambin eran activos comerciantes. De Zapatoca comenta Anczar: ... Los hombres pasan la semana en las estancias cuidando y mejorando sus labranzas o andan en viajes de comercio por las ardientes soledades del Opn o por los pueblos inmediatos. Las mujeres viven encerradas tejiendo sombreros de nacuma... ni un vestido sucio, ni un harapo de miseria mancha el cuadro que despus de la misa forman en la plaza de mercado estas mujeres ejemplares... a las tres de la tarde cesa el comercio de sombreros, cuyo valor anual se calcula en 31.200 pesos, las mujeres vuelven a sus casas con manojos de nacuma y desde entonces comienzan el sombrero que habrn de vender el otro domingo... (38). La descripcin de las tejedoras de sombreros de Bucaramanga es similar: ... La tejedora permanece toda la semana en la casa... llega el sbado: el sombrero se ha terminado la noche anterior a la luz del candil... se encamina a la plaza en busca de los compradores de sombreros, quienes la esperan sentados... y junto al taburete la rolliza mochila de reales... la vendedora no se deja engaar por la indiferencia postiza de sus contrarios: sabe que ellos deben completar las partidas de sombreros exigidas por los comerciantes de Ccuta... (39).

    La produccin de sombreros en Zapatoca, Bucaramanga, Piedecuesta y Girn haba alcanzado un desarrollo tan considerable que constitua un rasgo caracterstico de la economa regional. En Bucaramanga haba en 1850 tres mil mujeres ocupadas en la produccin de 83.000 sombreros, la mayor parte de ellas en la zona urbana, que les dejaban 59.000 pesos de ingreso neto anual, con un gasto de 20.000 pesos en materiales (40). Los ingresos de las artesanas eran elevados en relacin al precio de las subsistencias y deban permitir una vida cmoda a una familia urbana o ingresos monetarios suficientes a una pequea explotacin campesina; la siguiente observacin de Anczar confirma lo dicho : ... habiendo mujer que realiza una renta de 200 pesos anuales, suficiente para cubrir los gastos de existencia, y algunos de placer y regalo, en un pas en que la manutencin abundante no cuesta ms de 92 pesos al ao... (41). En el cantn de Girn est an ms extendida la produccin de sombreros: ste era el segundo rengln en la exportacin regional despus del tabaco, los que rendan ingresos de 112.000 y 120.000 pesos anuales respectivamente en 1850, y

  • superaba ampliamente el valor de los alimentos de consumo interno, cuyo precio total fue apenas de 43.900 pesos en ese ao (42). En Girn la mayor parte de la produccin provena de las explotaciones campesinas, como se aprecia en el prrafo que sigue:

    Hubo, pues, en aquel ao, un movimiento de valores por 332.520 pesos, que, suponindolos repartidos con igualdad entre los adultos numerados en el censo de 1850, como concurrentes a la produccin, correspondera a cada uno 38.5 pesos. Y no es enteramente hipottica esta reparticin, pues all la propiedad territorial es sobremanera fraccionada, y por consiguiente el bienestar es general y los moradores gastan cierto lujo en los alimentos... (43).

    La mayor parte de la produccin agrcola y una proporcin muy considerable de los productos industriales de Santander en 1850 se originaban en las explotaciones pequeas y medianas de los campesinos parcelarios, excepto parte de los textiles, de los sombreros y la ferretera, que eran producidos por la industria a domicilio y el artesanado casero en los principales centros urbanos de la regin.

    La propiedad parcelaria santandereana se acercaba mucho al modelo clsico, pues no era slo una explotacin agrcola, sino que tambin produca artculos industriales. Pero, se distingua de l en que la industria domstica no era un complemento de la produccin agrcola en una economa cerrada, sino una seccin productora de mercancas de la explotacin campesina, que subordinaba a sus necesidades una parte considerable de la produccin agrcola de la misma, la de sus materias primas, como el algodn, el fique, la palma, el tabaco, etc. La produccin agrcola restante inclua principalmente los alimentos de consumo directo de los campesinos (maz, frjol, yuca, pltano, etc.), pero tambin importantes productos agrcolas comerciales, como panela, azcar, tabaco y cacao, que casi siempre suponan algn grado de elaboracin por el productor.

    La produccin cafetera empez a desarrollarse en la dcada de 1860 en aquellos distritos de Santander del Sur actual donde la industria casera estaba especializada en sombreros, y con ms fuerza en los lugares en que el principal producto agrcola comercial era el tabaco. En efecto, los municipios cafeteros ms fuertes de Santander pertenecen a los antiguos cantones de Zapatoca en la provincia del Socorro y de Bucaramanga, Piedecuesta y Girn pertenecientes a la provincia de Soto. Los sombreros y el tabaco tenan en comn la condicin de productos exportables y de que sus exportaciones sufrieron un colapso casi completo en la segunda mitad del siglo pasado; los sombreros a comienzos de 1860 y el tabaco al final de esa dcada. La prctica desaparicin de la exportacin de sombreros represent un duro golpe para la industria campesina, que debi descomponer las explotaciones parcelarias ms pequeas, por privarlas de una parte sustancial de sus ingresos monetarios; pero, los campesinos se pudieron defender unos aos ms, especializndose en la produccin de tabaco. La crisis debi sentirse con especial intensidad en la industria domstica urbana de Zapatoca y Bucaramanga, pues all dejaba sin empleo varios miles de tejedoras de sombreros. Y, en efecto, la industria cafetera de Santander del Sur empez a desarrollarse en grande: ... En Bucaramanga, el cultivo del caf tom gran auge por los aos 1860 a 1870, debido a la propaganda y diligencia del padre Romero (44), cura de la villa; y por los aos de los 70, 80 y

  • 90 la venta del preciado grano trajo bonanza econmica y prosperidad a muchas regiones del Departamento... (45). Sin querer demeritar el buen corazn del padre Romero con las artesanas sin empleo y sus buenos consejos a los feligreses ricos de la ciudad, lo cierto es que sin los brazos ociosos de las tejedoras de sombreros y sin las buenas tierras cafeteras de la provincia de Soto no hubieran podido surgir las haciendas cafeteras de Santander. En efecto, el caf se conoca de tiempo atrs en ese departamento; los seores Francisco Puyana y Bernab Ordez sembraron en 1774 las primeras matas de caf en Bucaramanga, de granos trados de Venezuela, y ... y a por los aos de 1840 el cultivo del cafeto se haba iniciado en Vlez y en otros municipios del sur... (46). En 1850 se menciona el cultivo de caf de buena calidad de Charal; pero, la falta de vas de comunicacin impeda el desarrollo de esa riqueza, mantena ociosas tierras de buena calidad y reduca la agricultura a la produccin de subsistencia (47). En cuanto a la propagacin de la industria cafetera, dice Mario Galn: ... De Bucaramanga se extendieron los cultivos a Lebrija, Rionegro y dems municipios del Departamento (48).

    La tendencia de las exportaciones nacionales de sombreros y caf de 1854 a 1881 ilustran bastante bien lo dicho, pues, en esos aos, la mayor parte de tales productos se originaban en los Santanderes (49). All se nota que la drstica baja de la exportacin de sombreros en 1859-64 fue seguida por un rpido ascenso del caf en 1864-67, que permaneca estancada desde 1856 (ver Cuadro No. I.1).

    La industria cafetera recibi un notable impulso desde 1858, frenado en parte, por la expansin de la pequea produccin tabacalera en la provincia de Soto en esos mismos aos: en Girn, el principal centro productor de tabaco de Santander (50), la produccin aument rpidamente de 1858 a 1865, por los mismos aos en que se derrumbaba la exportacin de sombreros. De 1865 en adelante la produccin de tabaco en ese distrito descendi pronunciadamente, hasta llegar en 1875 a un nivel inferior al de 1858. En los aos 1867-70, recin empezada la cada en la produccin tabacalera de Girn, la industria cafetera recibi un nuevo impulso, qu la llev de 503.300 pesos en 1864-67 a 1870-73 (ver Cuadros Nos. I.1 y I.2).

    Cuadro I.1. COLOMBIA: EXPORTACIONES DE SOMBREROS Y CAF 1854 - 1881

  • Cuadro I.2. PRODUCCIN ESTIMADA DE TABACO EN LOS GRANDES CENTROS 1840 1875 (Miles de arrobas)

    FUENTE: Luis F. Sierra; El tabaco en la economa colombiana del siglo XIX Direccin de

    divulgacin cultural, Universidad Nacional; Bogot, 1971; Tabla No. 3-VI, p. 98. El considerable crecimiento en la produccin y exportacin del tabaco de

    Girn en los aos 1858-65 no obedeci a condiciones especialmente favorables en los mercados externos, por el contrario, fue valorado casi siempre muy por debajo de los de Ambalema y Carmen de Bolvar, y sufri ms intensamente las coyunturas adversas de precios en 1858-59 y en 1863, pues, mientras las cotizaciones de otros tabacos se sostuvieron o aumentaron ligeramente, la de Girn tuvo una fuerte baja (ver Cuadro No. I.3). Este tabaco fue aceptado en el mercado de Bremen en 1858, cuando la oferta del de Ambalema se haba reducido en un 46.8%, pero, a pesar de la coyuntura favorable, el volumen desusado de su oferta all hizo bajar su precio de 36.6 centavos por libra en 1857 a 34.8 en 1858 y a 26.8 en 1859 (ver Cuadro No. I.3). Lo anterior tiende a confirmar la tesis de que, la expansin del cultivo de tabaco en Santander de 1858 a 1865 correspondi, sobre todo, al esfuerzo de los campesinos parcelarios por reemplazar la decadente industria domstica de sombreros por otra fuente ms promisoria de ingresos.

    Las cotizaciones del tabaco de Santander en Bremen fueron muy inferiores a las de los otros tabacos. La diferencia desfavorable de precios del Girn respecto al Ambalema se fue reduciendo hasta 1856, pero, de ah en adelante volvi a las magnitudes de 1853: en 1859 la cotizacin del primero fue la mitad del segundo y en 1865 del 60%, y, desde 1860, cuando se empezaron a seleccionar ms cuidadosamente ambos tabacos, el precio del Girn de 1 clase estuvo por debajo del de 2 clase de Ambalema El deterioro relativo del tabaco de Girn respecto al del Carmen fue an ms dramtico, pues su precio era 52% mayor en 1856, pero, a partir de 1858, cuando el tabaco del Carmen se seleccion ms cuidadosamente, el precio del Girn estuvo casi siempre muy por debajo de las 1 y 2 clases de aqul (ver Cuadro No. I.3). Esta baja de precio desde 1858 por el fraude en las calidades se explica por el fraccionamiento de la propiedad territorial, la reducida monopolizacin del comercio del producto y la amplitud de la zona de cultivo (51). Lo anterior parece haber dirigido este tabaco hacia el mercado interno, en el que deba haber mejorado significativamente su precio, pues los consumidores del pas estaban habituados a la buena calidad del tabaco

  • de Ambalema, pero desde 1850 se estaba exportando la mayor parte de ste. El limitado inters de los productores y exportadores santandereanos de tabaco por los mercados externos se refleja en la evolucin de la produccin de 1845 a 1858; del Girn se produjeron 25.000 arrobas anualmente en los aos 1845-1850; en ese ltimo ao la produccin alcanz las 40.000 arrobas, como resultado de la abolicin del monopolio estatal del producto, cifra que se mantuvo inalterada hasta 1855. Slo fue en 1858 cuando, el cultivo inici una nueva lnea ascendente, que dur hasta 1865, en que empez a decaer; en efecto la cantidad producida aquel ao fue de 58.000 arrobas, avanz a 100.000 en 1865 y cay a 54.000 arrobas en 1875 (ver Cuadro No. I.2).

    El descuido en la seleccin del tabaco de Santander parece expresar, sobre todo, el escaso inters de los productores y exportadores por los mercados externos; pues cuando las ventas al exterior se convirtieron en el componente dinmico de la demanda, desde 1858, y, a consecuencia de ello cayeron drsticamente los precios de ese tabaco en 1859, se efectu una seleccin ms cuidadosa del producto al ao siguiente (52), que permiti una notable reaccin en las cotizaciones en el mercado de Bremen (ver Cuadro No. I.3). El desarrollo de la produccin de sombreros fue ms ventajoso para los campesinos parcelarios que la de tabaco de exportacin, pues el primer producto tena un valor especfico notablemente mayor que el segundo, y estaba, en consecuencia, menos afectado por los elevados costos de transporte. Pero a fines de la dcada de 1850 las ventajas comparativas empezaron a favorecer la produccin de tabaco en la regin: en primer lugar, el precio del tabaco de Girn en el mercado de Bremen haba estado aumentando a lo largo de la dcada, aunque se mantena por debajo de los de Ambalema y Carmen, pues, mientras en 1853 se cotizaba a 14 cvs. la arroba, en 1857 alcanzaba ya los 36.6 cvs. (ver cuadro No. I.4). En segundo trmino, el precio de los sombreros estaba cayendo y presentaba violentas fluctuaciones de un ao a otro, como se puede apreciar en los pocos datos presentados por Nieto Arteta para los aos 1866 a 1871 (53). De otro lado, a comienzos de la dcada de 1870 Santander haba dejado de ser centro importante de produccin de sombreros; en efecto, en la Memoria de Hacienda de 1872 don Salvador Camacho dice que la mayor parte de tales exportaciones procedan de Neiva y Antioquia y el resto de Bucaramanga (54). Y, en tercer lugar, la exportacin de tabaco en Ambalema y Carmen de Bolvar durante los aos anteriores haba permitido sustituir la piragua por la navegacin a vapor en el ro Magdalena, lo que haba abaratado los costos de transporte; y si bien en este aspecto tambin estaba en desventaja el tabaco santandereano respecto a las otras regiones productoras, contiguas a esa va acutica, haca ms factible la exportacin del tabaco de Girn, aunque sta no parece haber sido nunca un negocio muy lucrativo.

    Despus de 1865 empieza a decaer la produccin tabacalera de Santander como consecuencia de la cada de los precios externos iniciada en 1863, hasta alcanzar en 1875 un nivel ligeramente inferior al de 1858. Sin embargo, el cultivo del tabaco no desapareci en Santander como en Ambalema con la crisis de las exportaciones en 1875-76, sino que continu siendo un elemento caracterstico de la economa de ese departamento. De un lado, los comerciantes santandereanos parece que haban adquirido un firme dominio del mercado nacional del producto,

  • Cuadro I.3. PRECIOS DE EXPORTACIONES DE TABACOS DE AMBALEMA, GIRON Y CARMEN EN EL MERCADO DE BREMEN.

    1853 -1865

    (*) A falta de los precios del tabaco de 1a . en esos aos se supuso un aumento absoluto de

    precios igual al de los tabacos de 2a. (**) Ese ao se seleccionaron los tabacos del Carmen en 4 clases. (***) Ese ao se seleccionaron los tabacos de Ambalema y Girn en 4 clases. FUENTE: Luis F. Sierra; op. cit.. Tablas Nos. 2 A-V, 2 B-V, 2 C-V y 3-V, en pp. 112-116.

    abandonado por los tabacos de Ambalema, Palmira y Carmen desde 1850, y habituado a los consumidores del pas al gusto del Girn. De otra parte, los campesinos parcelarios de Santander eran capaces de resistir mejor los precios bajos que los capitales comerciales que explotaban directamente el negocio en Ambalema; pues un precio igual al precio de costo del capitalista no le permite a ste producir, pero en cambio posibilita la reproduccin de la propiedad parcelaria. Y, por ltimo, la industria domstica rural se fue especializando en las regiones tabacaleras en la produccin de cigarrillos:

    La exportacin, aunque notoriamente disminuida, se sostuvo por algn tiempo, pero sus resultados no fueron ya benficos sino de quiebra para cultivadores y comerciantes. A pesar de esa crisis que afect visiblemente la economa del departamento y la del pas en general, Santander continu en el cultivo, tratando de mejorar cada vez ms la calidad de la hoja para conquistar por este medio el mercado nacional. Al mismo tiempo perfeccion la elaboracin de cigarros y dio principio a la industria de cigarrillos que tanto haba de significar ms tarde dentro de la economa nacional... (55).

    Las condiciones notablemente adversas de los mercados externos para el tabaco santandereano desde 1863 arruinaron a numerosos campesinos parcelarios desde ese ao hasta 1875, en que se extinguieron casi por completo las exportaciones del producto, y debieron dejar a los dems en condiciones muy precarias. La industria domstica de sombreros no era ya una alternativa a las explotaciones campesinas, pues haba sido abandonada aos atrs. Los campesinos de Soto y Zapacota consideraron ms acorde con sus intereses transformar la hoja de tabaco en cigarros, agregando, por este procedimiento, ms valor a la materia prima; pero, es muy dudoso que esto les permitiera

  • compensar significativamente la baja en sus ingresos, resultado de la drstica cada de precios externos e internos del tabaco.

    Grandes masas de campesinos parcelarios debieron quedar ociosos de 1863 a 1875 y muchos otros se debieron sumar en los aos siguientes. Paralelamente al proceso de disolucin de la propiedad parcelaria en las regiones tabacaleras de Santander se fueron desarrollando las haciendas cafeteras: Anczar slo se refiere en 1850 a unos primeros intentos de producir caf en el distrito de Charal de la provincia del Socorro, en cambio, de los distritos pertenecientes a la provincia de Soto y al cantn de Zapatoca, que posteriormente seran los mayores productores de caf en Santander del Sur, nicamente menciona las producciones de sombreros, de tabaco y de alimentos de subsistencia para los mismos campesinos. Ya en 1874 se produjeron en ese departamento 10.000 sacos de caf, que representaron el 8.8% del total nacional; de ah hasta 1913 la produccin se multiplic por 10.5, alcanzando los 105.000 sacos. Esto contrasta con el crecimiento mucho ms lento en las regiones pertenecientes actualmente a Santander del Norte, donde entre los mismos aos pas de 90.000 sacos a 223.000 (56).

    La difusin de la produccin de caf de Bucaramanga a otras regiones de Santander ocurri en las dcadas de 1860 y 1870. Este hecho coincidi temporal y espacialmente con la decadencia en las exportaciones del tabaco santandereano, producido en ese entonces principalmente en los distritos de la provincia de Soto y en cantidades apreciable en los del cantn de Zapatoca de la provincia del Socorro. Llama la atencin de que en 1945, ochenta y cinco aos despus de iniciada en grande la produccin cafetera de Santander del Sur, todava se concentrara la mayor parte de la misma en tierras de Soto y Zapatoca: el 61.4% de los cafetos en produccin ese ao estaban localizados en los municipios de Bucaramanga, Girn, Lebrija, Matanza y Rionegro, pertenecientes a la provincia de Soto, y el 24.3% en los de Betulia, San Vicente y Zapatoca, del antiguo cantn de Zapatoca; el resto se hallaba diseminado en los otros municipios del departamento (ver Cuadro No. I.4). La produccin cafetera santandereana se estableci y desarroll por mucho tiempo en grandes haciendas, basadas en buena medida en el empleo de peones asalariados (ver adelante, II.B.2). Pero, a partir de la dcada de 1910 empez a cambiar lentamente el predominio de la gran propiedad: la sustitucin del papel moneda, en el que se bas la circulacin monetaria del pas desde la Regeneracin, por el oro, ocurrida en esos aos, puso en dificultades a los hacendados, que no pudieron ms trasladar automticamente las bajas en los precios externos del grano a sus jornaleros, y los indujo a establecer paulatinamente el arrendamiento y la aparcera en sus propiedades (57); el fenmeno anterior afectaba muy poco a los pequeos productores del grano, que no empleaban trabajadores asalariados. Sin embargo, an en 1925, segn datos de Diego Monsalve, la mayor parte del caf de ese departamento se produca todava en grandes haciendas (ver II.C); as mismo, el considerable tamao medio de las propiedades cafeteras en 1945 (ver cuadro No. I.4), muestra la capacidad de adaptacin de los grandes propietarios de Santander a la difcil situacin monetaria desde 1910 y a la dura prueba de la Ley 200 de 1936.

  • Cuadro I.4. SANTANDER DEL SUR: CAFETOS EN PRODUCCIN Y TAMAO MEDIO DE LAS PROPIEDADES CAFETERAS EN 1945

    Miles de arbustos y porcentajes

    FUENTE: Mario Galn Gmez; op. cit., p. 351. Los empresarios cafeteros de Santander no slo dispusieron de grandes

    contingentes de campesinos arruinados en la produccin de tabaco, a partir de 1863, sino que pudieron ocupar abundantes tierras baldas aptas para la produccin de caf en Soto y Zapatoca, bien comunicadas por los ros Lebrija y Sogamoso con el Magdalena. Anczar refiere de Soto: Tiene la provincia de Soto 249 leguas cuadradas, 113 de ellas desiertas. Los ros Sogamoso y Lebrija le dan fcil acceso al Magdalena, contra