Capitulo Vi El Principio de Oportunidad

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CAPITULO VI EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD '54, en la o y Lesio-el debido io de De-- doctores la Casilla llegar las Dfesional- 5r confor- de 1995. AN 1. GENERALIDADES Consideraciones de orden material y juridico-procesal, abogan por una redefi- nicion de las estructuras de la Justicia Penal, cuya rigidez y excesiva formalidad no ha permitido en todo este tiempo, procurar por una mejor administraeion de justicia, mas agil y eficaz en la sustanciacion de las causas penales, que pueda dar una respuesta fundada en Derecho en un plazo razonable, a efectos de dirimir el objeto de controversia, contenido en el proceso penal. Sin duda, la vision de una Justicia Penal ciegamente dirigida por las teorias retributivas de la pena, anclada en un estricto principio de legalidad, importa en realidad un pleonasmo, un desproposito absolute ante las innegables deficiencias, carencias del sistema de justicia en su conjunto. Maxirne, en paises como el nuestro, donde la criminalidad crece de forma incesante, producto de una serie de factores, por lo que pretender procesar todos los hechos punibles que acaecen en sociedad, constituye un eufemismo. La sobrecarga de los Tribunales de Justicia, lo unico que ha provocado en estos ultimos anos, es delacion procesal e impunidad, pues los procesos duran tiempos infinitos, y al final de cuentas, los verdaderos culpables se sustraen del ambito de punicion, a partir de la tramitacion de una serie de articulaciones legales, con la consiguiente perdida de credibilidad "social", hacia la administraeion de justicia y la defraudacion expectaticia de la victima. Con todo, una vision anacronica de la Justicia Penal, que se alimenta y retroalimenta con sus propios tentaculos y, con la anuencia de sus actores. Son muchos los que prefieren mantener el status quo, a fin de no perder sus huestes, asi como otras prebend as, mientras que unos pocos pur-gan, luchan y reclaman por una reforma total. Una reforma procesal penal que gira del principio inquisitivo al acusatorio, la sustitucion de practicas estatales policia-cas por actuaciones jurisdiccionales democraticas, de ejercer un viraje de 180°, a efectos de reconducir el proceso penal a las garantias materiales y procesales, com-prendidas en la Ley Fundamental y en los Convenios y Tratados Intemacionales -sob re la materia-, suscritos por el Estado peruano. Sostuvimos que la reforma del sistema penal, parte de criterios materiales, de contenidos especificos del injusto penal, que precisamente dan cabida a la confor-macion de instituciones juridico-procesales, que apuntan a un norte comun: la re-duccion de la violencia estatal a limites tolerables, no solo por razones de Justicia Material, sino tambien por razones pragmaticas. No cabe pues una justicia penal, dirigida escuetamente como un resorte punitivo, como el brazo de la Ley, que solo se dirige a imponer penas a los infractores de la Ley penal; desencadenante de un sistema hipertrofiado, carente de una respuesta prontay ajustada a Derecho. Que duda cabe, que un Estado Social y Democratico de Derecho, requiere de un ajuste permanente de la politica criminal, de la articulacion de programas asenta-dos sobre^a idea de la "prevencion", de la "reduccion punitiva" y de la "descarga procesal"; la batalla es por redefinir las bases de la Justicia Penal hacia cometidos Manual de Derecho Procesal Penal

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Trabajo monografico

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CAPITULO VI EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD'54, en la o y Lesio-el debidoio de De-- doctores la Casilla llegar las Dfesional-5r confor-de 1995.AN1. GENERALIDADESConsideraciones de orden material y juridico-procesal, abogan por una redefi-nicion de las estructuras de la Justicia Penal, cuya rigidez y excesiva formalidad no ha permitido en todo este tiempo, procurar por una mejor administraeion de justicia, mas agil y eficaz en la sustanciacion de las causas penales, que pueda dar una respuesta fundada en Derecho en un plazo razonable, a efectos de dirimir el objeto de controversia, contenido en el proceso penal. Sin duda, la vision de una Justicia Penal ciegamente dirigida por las teorias retributivas de la pena, anclada en un estricto principio de legalidad, importa en realidad un pleonasmo, un desproposito absolute ante las innegables deficiencias, carencias del sistema de justicia en su conjunto. Maxirne, en paises como el nuestro, donde la criminalidad crece de forma incesante, producto de una serie de factores, por lo que pretender procesar todos los hechos punibles que acaecen en sociedad, constituye un eufemismo.La sobrecarga de los Tribunales de Justicia, lo unico que ha provocado en estos ultimos anos, es delacion procesal e impunidad, pues los procesos duran tiempos infinitos, y al final de cuentas, los verdaderos culpables se sustraen del ambito de punicion, a partir de la tramitacion de una serie de articulaciones legales, con la consiguiente perdida de credibilidad "social", hacia la administraeion de justicia y la defraudacion expectaticia de la victima. Con todo, una vision anacronica de la Justicia Penal, que se alimenta y retroalimenta con sus propios tentaculos y, con la anuencia de sus actores. Son muchos los que prefieren mantener el status quo, a fin de no perder sus huestes, asi como otras prebend as, mientras que unos pocos pur-gan, luchan y reclaman por una reforma total. Una reforma procesal penal que gira del principio inquisitivo al acusatorio, la sustitucion de practicas estatales policia-cas por actuaciones jurisdiccionales democraticas, de ejercer un viraje de 180°, a efectos de reconducir el proceso penal a las garantias materiales y procesales, com-prendidas en la Ley Fundamental y en los Convenios y Tratados Intemacionales -sob re la materia-, suscritos por el Estado peruano.Sostuvimos que la reforma del sistema penal, parte de criterios materiales, de contenidos especificos del injusto penal, que precisamente dan cabida a la confor-macion de instituciones juridico-procesales, que apuntan a un norte comun: la re-duccion de la violencia estatal a limites tolerables, no solo por razones de Justicia Material, sino tambien por razones pragmaticas. No cabe pues una justicia penal, dirigida escuetamente como un resorte punitivo, como el brazo de la Ley, que solo se dirige a imponer penas a los infractores de la Ley penal; desencadenante de un sistema hipertrofiado, carente de una respuesta prontay ajustada a Derecho.Que duda cabe, que un Estado Social y Democratico de Derecho, requiere de un ajuste permanente de la politica criminal, de la articulacion de programas asenta-dos sobre^a idea de la "prevencion", de la "reduccion punitiva" y de la "descarga procesal"; la batalla es por redefinir las bases de la Justicia Penal hacia cometidos

Manual de Derecho Procesal Penalsociales y preventives, dejando atras la idea de una persecucion oficial simplemente llevada al punicion (transpersonalista), para acercarse a los protagonistas del conflicted social -generado por el delito-, preponderando sus intereses con los de la so-ciedad. No olvidemos, que la persecucion penal, asi como sus mecanismos de coac-cion procesal, se legitiman en cuanto tutelan intereses juridicos "superiores", y ese interes decaera de forma significativa, cuando el contenido material del injusto sea minimo, asi como el grado de reproche individual. Con todo, estos factores propi-cian la aparicion de una Justicia Penal, mas llevada al consenso, a la reparacion, a la conciliacion entre el agresor y la victima, a la aparicion de un organo facilitador de dichos convenios (fiscal), a la reduccidn gradual de la carga procesal, a la pres-cindencia de pena en hechos de minima y meridiana gravedad antijuridica, evitando con ello las consecuencias nefastas de la prision; generando a su vez, una mejor clasificacion de las causas penales, optimizacion procesal y eficacia, pues los Tribu-nales solo procesaran aquellas causas, que por sus particulares caracteristicas (ma-teriales y/o probatorias), merecen ser tramitadas en el proceso ordinario, con el consiguiente ahorro de las fuerzas humanas, asi como una mayor depuracion de la respuesta jurisdiccional.Surgen de este modo, los criterios de oportunidad, como una via de despenali-zacion reglada por la Ley, que se funda basicamente en una posicion preventiva de la Justicia Penal, arreglada a los

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fines esenciales de un Estado Social y Democratic© de Derecho, que el legislador ha incluido en el articulo 2° del CPP de 1991, reiterado de forma mejorada en el nuevo CPP.El principio de oportunidad es definido por GIMENO SENDRA, como la facultad que al titular de la accion penal asiste, para disponer, bajo determinadas condiciones. de su ejercicio con independencia de que se haya acreditado la existencia de un hecho punible contra un autor determinado. En nuestras propias palabras, concep-tuamos a los criterios de oportunidad, como aquellafacultad discrecional "reglada", que recae sobre el dmbito de competenciafuncional del persecutor publico, que supone la abstention del ejercicio de la accion penal -con anuencia del imputado-, cuando por razon del contenido material del injusto o de la culpabilidad del autor, resulta aconse-jable sustraer el hecho punible del resorte punitivo del Estado, tomando en consideration los fines preventivos de la pena, asi como la economia procesal en terminos utilita-rios.Como escribe FLORIAN, el ejercicio de la accion penal esta inspirado en el principio de legalidad cuando esta tiene que ser ejercitada por los organos adecuados siempre que se haya cometido un delito, y que se den los presupuestos necesarios para ello, sin atender para nada a la consideracion de la utilidad que del mismo pueda derivarse. La contrapartida la forma el principio de oportunidad, segun el cual, para el ejercicio de la accion penal no basta que se den los presupuestos necesarios, sino que es preciso que los organos competentes lo reputen conveniente, previa valoracion del momento, de las circunstancias, etc. Este segundo principio se basa, pues, apunta ALCALA-ZAMORA, en una consideracion utilitaria, y aun cuando representa la excepcion, cuenta eon algunas simpatias en el terreno doctrinal.Se discute mucho en la doctrina, sobre la ausencia de correspondencia de los criterios de oportunidad con el principio de legalidad, hasta el punto de decir que existe una dicotomia entre ambos. PEDRAZ PENALVA, destaca lo siguiente: su afirmada inconciliabilidad con el de legalidad aunque atemperada por la delimitacion norma-

tiva de la oportunidad; que amen de su ocasional significado en via agresiva de derechos del sujeto, es apreciable una falta de rigor tecnico en la legislacion actual, sus contenidos difusos, confusos, con frecuencia contradictorios y con lagunas a colmar; la simultaneidad de la vigencia de tal antinomia con el monopolio por el Estado de derecho de penar; su incidencia en el momento procesal que constituye "conditio sine qua non" de toda sentencia penal (en el sistema acusatorio): al ejercer la acusacion, en la fase cognitiva mediante la suspension del pronunciamiento penal y en el periodo de ejecucion de la pena (sustitucion o suspension de la misma); que en su uso en la practica no reside solo en el juez o acusaciones (esencialmente MF) sino tambien mas o menos oficiosamente pero con notable frecuencia, en la policia judicial; que si bien puede propiciar una politizacion de la justicia, tambien favorece una justicia material con el necesitado contrapeso de la proporcionalidad1.En efecto, pueden surgir una serie de objeciones, desde un punto de vista ape -gado de la legalidad, pero es tarea de la doctrina y del legislador, precisamente superar dichas alegaciones, a fin de legitimar instituciones como la "oportunidad", tan importante en tiempos azotados por una enorme delincuencia. La legalidad, como sostuvimos lineas atras, no puede ser considerada como una via firme e in-conmovible de la justicia, sino desde parametros de flexibilidad que apunten a crite-rios materiales, cuya garantia reside en la Ley, pues, los criterios de oportunidad constituyen una respuesta alternativa al procesamiento comun y ordinario; como tal debe ser considerado como una via reglada para la solucion de los conflictos penales, siempre y cuando concurran los presupuestos establecidos en la Ley, por eso se trata de una oportunidad "reglada" y no abierta, a fin de evitar arbitrarieda-des e injusticias.El Fiscal asume una posicion protagonica, que podria decirse merma en las funciones al juzgador, mas no debemos olvidar que este no solo es un persecutor publico, sino tambien el defensor de la legalidad y el ente tutelar de los derechos subjetivos amparados por el Derecho, por lo que en virtud de dicho mandato, tiene el deber de buscar formulas de consenso, que puedan evitar consecuencias juridi-cas en realidad "inutiles", la pena y un procesamiento largo y fatigoso; empero, esta discrecionalidad funcional no es Uberrima, sino ajustada a ciertos aspectos, que deben verificarse, pues de no ser asi, se quebraria si, la legalidad y los fines de la Justicia Material, de reaccionar con una sancion punitiva cuando se ha cometido un acto constituido de una infraccion criminal (principio de legalidad procesal). Lo que se pretende, en todo caso, decir es que la Justicia Penal no puede ser considerada como un mausoleo rigido de actuacion funcional, sino como una institucion que puede ofrecer un abanico de respuestas, ante hechos que revelan aristas dife-renciadas. El Derecho penal de hoy necesita ajustarse mediante cometidos preventives, que puedan reducir la violencia penal al maximo y, para ello debe

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instituirse una Justicia Penal capaz de canalizar dichos cometidos, sin que ello suponga una afectacion a los principios de legalidad y de jurisdiccionalidad.Consideramos, que este es el camino que ha seguido el legislador en el derecho positivo, determinando criterios de oportunidad "reglados", bajo formulas muy pre-cisas en su construccion, que inclusive son complementados con regulaciones deNo acepta el principio de oportunidad, aferrandose al principio de legalidad; Florian, E. mentos de Derecho Procesal Penal, cit. ps. 183-184.

orden administrative), como una exception a la regla2. Siendo asi, pensamos que el binomio legalidad-oportunidad en nuestro derecho positive vigente, tienen convi-vencia plena y armonica.En cuanto a sus antecedentes, cabe precisar que en la decada de los sesenta la Justicia Penal de los Estados Unidos fue objeto de una profunda reforma, el creci-miento imparable de la criminalidad de bagatela, es decir, las altas tasas de crimi-nalidad de la pequena y mediana criminalidad, puso en cuestionamiento la efectiva funcionalidad del sistema tradicional. Diagnostico poco favorable, que propicio la remodelacidn de una Justicia Penal rigida e inflexible, por un modelo de Justicia, Consensuado e Integracionista, modelo puro de mediation-conciliation [Reconciliation Programs) o al de Reparation {Restitution Programs) implican un cam bio profun-do en la tradicional distribution de roles entre el Tribunal y los implicados porque parten de la premisa de que el crimen debe concebirse como un conflicto interpersonal3, una nueva distribution de roles que importa un acercamiento a las formas de conclusion anticipada en el proceso civil. De esta forma, la Justicia Penal es flexibi-lizada por criterios de selection, es decir, aquellos injustos que implican un menor contenido antijuridico, asi como la culpabilidad minima del autor, pueden ser sus-traidos del ambito punitivo, donde la solution del conflicto pasa por una integration de la victima con el victimario. Una respuesta cualitativamente satisfactoria al pro-blema criminal, persigue la efectiva solution del conflicto, que el delito exterioriza (resolverlo no significa exclusivamente castigar con una pena a la persona del culpable). La conciliation de las partes implicadas en el mismo y la pacification de las relaciones sociales generadas, propician un marco de integration social entre las partes al menor coste posible, donde al Estado no le queda otra alternativa que abdicar en sus funciones sancionadoras.De comun idea con lo antes anotado, el Derecho penal ocupa un lugar subsidia-rio y fragmentario, en los modelos de control social y de prevention social, el derecho punitivo debe de intervenir solo en los casos de extrema perturbation social, extender su intervention a focos tenues de conflicitividad, no viabiliza formas paci-ficas de solution al conflicto social producido por el delito.En el marco del Estado Social de Derecho, no puede concebirse que a toda infraction normativa culpable deba sobrevenir una pena, de ahi la relevancia de ofrecer respuestas mas rationales y menos aflictivas para los protagonistas del conflicto, promoviendo la integration social por la via de la reparation del dano. Buscar en las prohibiciones penales la solution al probiema del crimen es una ingenuidad; antes que ello, debe buscarse una justa y eficaz politica social.El modelo integrador propone entonces un mayor acercamiento entre los protagonistas del conflicto, mediante formulas despenalizadoras que pretenden crear un verdadero marco de pacification social; un modelo que se preocupe de la victima y del agresor. En el modelo clasico de Justicia, la victima es un convidado de piedra, que es rebasado en sus aspiraciones reparatorias por un poder penal estatal que solo le interesa la imposition de la sancion punitiva. Las primeras correcciones delEl Primrumbo destacE miento partir c tas pre1 ras. Y r la com] dos pai se pret cion soElla Jusi crimin; criteric de par: resoluc a las re cipio a dispos: parte d el EstaNORES,nos pn cion re plenarj invest) para eEiabster cialida repres la tute el delii te a ej< se gar perseg una Ji vencic media mos dSiregida peran substi2. Asi, Alcala-Zamora y Castillo, N.; Derecho Procesal Penal, T. I, cit., p. 390.3. GARCIA-PABLOS DE MOLINA, A.; Traiacio de Criminologia. 2da. Ediclon. Tirant lo blanch, Valencia,

rumbo -senala ESER- se dirigian a reclamar una mayor implicacion de la victima y a destacar la importancia de la indemnizacion de danos y perjuicios4, el redescubri-miento de la victima se conduce entonces por la via de la reparacion que se gesta a partir de una Justicia Penal

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Consensuada. La Justicia Penal se reconduce por me-tas preventivas, dejando de lado las aspiraciones puramente vindicativas o represo-ras. Y no desde su "auctoritas", sino a traves del pacto, del consenso, del arreglo, de la composicion; mediante la negociacidn, confiando en la capacidad de los implica-dos para encontrar formulas de compromiso5. Es bajo esta nueva orientacion, que se pretende estructurar una Justicia Penal mas llevada al consenso, a la paclfica-cion social y a la integracion social de las partes confrontadas en el conflicto.El principio de oportunidad, entonces, se enmarca en una nueva concepcion de la Justicia Penal, en el afan del Estado de encauzar nuevas respuestas politico-criminales al delito, mas preventivas que retributivas, de endilgar el ius puniendi en criterios pacificos e integracionistas de solucion al conflicto penal. Bajo este cambio de paradigma de control social, surgen criterios de oportunidad que promueven la resolucion del conflicto penal en sujecion a formulas conciliatorias que se asemejan a las reguladas en el proceso civil. El proceso penal se encuentra regido por el principio acusatorio en contraposicion con el proceso civil imperado por el principio dispositive que implica la mayor disponibilidad del objeto del procedimiento por parte de los sujetos procesales. La accion penal viene precedida por una maxima en el Estado de Derecho que es el principio de legalidad, que en palabras de CAFFERATA NORES, implica la automatica e inevitable reaccion del Estado, a traves de sus orga-nos predispuestos que frente a la comision de un delito se presenta ante la jurisdic-cion reclamando la investigacion, el juzgamiento y el castigo; aquel principio opera plenamente en los llamados delitos promovidos por accion publica, en los cuales la investigacion y consiguiente promocion de la accion penal deviene en obligatorio para el representante del Ministerio Publico.En un Estado Constitucional de Derecho, el Fiscal se encuentra impedido de abstenerse de ejercitar la accion penal como consecuencia de los principios de ofi-cialidad y de obligatoriedad en su ejercicio, no olvidemos que el Fiscal actua en representacion de un interes publico y en defensa de la legalidad que se condice con la tutela que ese mismo orden juridico otorga a los bienes juiidicos vulnerados por el delito. El Fiscal -como representante de la sociedad- esta obiigado funcionalmen-te a ejercer la accion penal (art. 204) de la Constitucion Politica, pues de esta forma se garantiza la satisfaccion del interes publico, de que los hechos punibles sean perseguidos y sancionados punitivamente sin excepcion, bajo la consideracion de una Justicia Criminal meramente retributiva o paleo-represiva, donde el fin de pre-vencion general de la pena supone una estabilizacion social unicamente posible mediante la imposicion de la sancion punitiva y en aras de asegurar los -mecanis-mos de aseguramiento que sirven de soporte al funcionamiento social.Sin embargo, la realidad social presentaba una hipertrofia de la justicia penal, regida estrictamente bajo los derroteros del principio de legalidad. La lentitud, ino-perancia e ineficacia procesal en la actuacion de las agendas jurisdiccionales en la substanciacion de las causas penales, desemboca indefectiblemente en la descon-/alencia.4. ESER. Albirt; Temas de Derecho Penal y Procesal Penal Idemsa, Lima, 1999, cit., p. 271.5. GARCIA-PABLOS DE MOLINA: A.; Tratadode Criminolcgia, cit., p. 1008.

fianza de la ciudadania hacia el sistema judicial, por ende, se resquebraja paulati-namente las bases materiales e ideologicas del Estado de Derecho. La sobrecarga procesal, asi como el sobrehacinamiento de intemos en los establecimientos peni-tenciarios, provoca una problematica no solo circunscrita a la administracion de justicia sino sobre todo social, que promovia el decaimiento del programa resociali-zador ante la prisidn como foco eriminogeno indiscutible.La dacion de una politica criminal engarzada en el marco de las bases politicas e ideologicas de un derecho penal minirno exigian respuestas punitivas cohesiona-das en una tendencia descriminalizadora y selectiva, de descongestionar la justicia penal por medio de la abstencion del ejercicio de la accion penal bajo criterios de oportunidad. No negamos que la instauracion de un Derecho penal liberal como victoria del iluminismo y derrota del Ancien Regime, signified colocar como valladar inexpugnable al principio de legalidad ante las pretensiones expansionistas del po-der punitivo del Estado, mas pasados de dos siglos la criminalidad ha adquirido ribetes no imaginables en aquella epoca, las configuraciones sociales son per se dinarnicas y esta dinamicidad provoca nuevos focos de criminalidad. El legislador en su tarea politico-criminal (legeferenda) debe tomar de la realidad social, aquellos datos materiales y sociales definidos en conocimientos criminologicos, que le sirven como instrumentos viabilizadores en su labor despenalizadora que manifiestan una flexibilizacion del principio de legalidad penal, tendiendo un puente entrc el Derecho penal y la criminologia, presupuesto indispensable para pretender construir un orden social mas justo.

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Por consiguiente, el principio de oportunidad se ad scribe perfectamente en respuestas punitivas orientadas a la integracion social, marginando la naturaleza circular, de un control social esencialmente retributive2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y DE OPORTUNIDAD - CONCEPTOFrente a la persecucion obligatoria de todos los delitos por parte del organo persecutor (Fiscal), irrumpe el principio de oportunidad ligado a las concepciones utilitarias de la pena y a la busqueda de una mejor eficiencia de la administracion de justicia criminal, ante la imposibilidad material de enfrentar todos los hechos punibles que se demandan ante los tribunales. En cuanto a la definicion, del principio de oportunidad, CONDE-PUMPIDO FERREIRO, anota que cualquier acepcion que se elabore, debe partir necesariamente del principio de legalidad en su aspecto procesal, ya sea para considerar al primero excepcion, al segundo, ya sea para entender aquel incluido en este. Para VON HIPPEL, el principio de oportunidad es aquel en atencion al cual el fiscal ejercita la accion penal con arreglo a su discrecionalidad, en determinados supuestos regulados legalmente. El principio de oportunidad res-ponde a criterios politico-criminales que emanan del Estado de Derecho, en virtud del cual el representante del Ministerio Publico se abstiene de ejercitar la accion penal con arreglo a la ley que rige su actuacion funcional. El principio de oportunidad permite decisiones discrecionales, pero el la circunscrita a los limites impuestos por la imputacion criminal formulada.Bajo este contexto, consideramos que los ciudadanos no se encuentran someti-dos al principio de legalidad, sino se someten al imperio de la ley a diferencia de los organos estatales. ARMENTA DEU, senala que la potestad de accion de los particulares es un derecho subjetivo, cuyo %jercicio, logicamente permanece a su arbitrio. El caracter privado o publico de la acusacion tiene una logica derivacion con los prim

cipios legalidad-oportunidad; se proelama en la doctrina que ambos principios se aslentan en finalidades distintas: 1.- Legalidad, en la realization pura de la justicia, el principio de legalidad constituye una exigencia de seguridad juridica y tambien una limitation al poder punitivo. Tambien constituye una garantia para los particu-lares que puedan controlar al funcionario que, en un regimen de monopolio ejercita la accion penal, y 2.- Oportunidad, en terminos finalistas de eficacia y optimization de la justicia, simplificando y descongestionando la abundante carga procesal. Los criterios de oportunidad se adscriben en razones -tanto del derecho procesal como del derecho material-, de funcionalizar la justicia penal y descriminalizar conductas en razon de su escasa lesividad social (criminalidad de bagatela) y miiiimo grado de reproche individual, en cuanto a la imputation individual que recae de forma nega-tiva sobre el autor y/o participe.Si bien es cierto que en el sistema procesal continerital-europeo rige el principio de legalidad, la admision de criterios de oportunidad viene entendida como escribe GIMENO SENDRA, como parte del principio de legalidad, al considerar compatibles ambos principios, con la necesaria aceleracion de la justicia penal en relation con el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas o por motivos de interes publico.La aplicacion de ambos principios en los sistemas procesales surge en la nece-sidad de garantizar una justicia penal mas humana y efectiva; segiin HASSEMER, esta position podria sintetizarse con la frase: "tanta legalidad como sea posible, tanta oportunidad como sea necesaria".Tanto la legislation procesal nacional como la comparada, resulta homogenea en cuanto a los criterios que pueden desencadenar, el archivo de la accion penal, se haya dado o no formal inicio al proceso penal. ARMENTADEU, resena que las causales de archivo se basan en:a. Observancia de reprochabilidad escasa.b. Logro de los intereses de la persecucion, a traves de medios distintos a la impo-sicion de una pena; y,c. Existencia de un interes prioritario, contrapuesto al de la persecucion penal.3. NATURALEZA JURIDICA DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Para MONTERO AROCA, el principio de oportunidad parte de reconocer la autono-mia de voluntad y los derechos privados subjetivos, de forma que si alguno de los mismos desaparece, el principio carece de razon de existir al haberse anulado la distincion entre intereses colectivos y privados. La persecucion penal viene argu-mentada por un interes publico, pero cuando el titular del bien juridico vulnerado concilia con el agresor en terminos reparatorios, el derecho privado colmado signifi-ca la ausencia de interes social en el castigo.En cuanto su naturaleza juridica refiere, la doctrina asume una doblc com-prension normativa: a.-En sentido estrictamente procesal, como criterios que permit en Iuncionalizar la administracion de justicia penal, descargando la carga procesal y edificando un modelo procesal constitucional que se enmarca en un debido proceso sin dilaciones indebidas y con celeridad

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procesal. b.-En un sentido argumentative mas laxo, abarcando instrumentos de derecho procesal y del derecho material, su aplicacion tiene incidencia directa con el derecho penal, pues el codice punitivo engloba una serie de conductas que el legislador ha considerado penalizar

y en un sentido ambivalente ese mismo legislador bajo consideraciones netamente polltico-criminales utilitaristas puede tambien descriminalizarlas, evitando la im-posicion de una pena cuando a criterio del Fiscal, el hecho punible o el autor se encuadran dentro del ambito legal que regula su aplicacion. La absteneion de su ejercicio significa sustraer de la jurisdiccion penal, determinados hechos punibles en razon del injusto o de la culpabilidad.• Fines de la Pena:a. Teoria Retributiva de la Pena.- El principle- de legalidad representaria los criterios que asimilan a la pena fines netamente retributivos (absolutos), se pro-mueve una aplicacion de la justicia a todos los hechos punibles sin excepcion, por razones de una justicia material y no una pretendida justicia moral en las propues-tas filosoficas de hace mas de dos siglos. En aquella concepcion no se utilizan criterios selectivos despenalizadores y no se orienta la pena a ejercer algun tipo de en-mienda en la persona del infractor, es sustento de intimidacion pura a la generali-dad social a por medio de la sancion ej emplific ad or a. Uno de sus representantes es HEGEL, para quien el delito es la negacion del derecho, y la pena esta dirigida a restablecer el orden social alterado por la comision del delito. La pena es justa por-que es necesaria, y el delincuente es un ser racional libre con voluntad moral. La pena entonces esta al servicio de la justicia, de defender los intereses sociales pues-tos en grado de peligro por el vulnerador de la norma.En este sinalagma de enunciados y proposiciones teorico-normativos, se propone que la retribucion cancela el delito, por ende, es una doble negacion o una rela-cion dialectica material. Empero, esta fundamentacion teoretica propone un matiz netamente vindicativo caracterizado por Estados absolutos y totalitarios, sin re-flexionar que al primer mal (el delito) se le suma un segundo mal (la pena). No encuentra pues, formas pacificas de solucion a la conflictividad social generada por el delito, dirigido a prevenir la comision de futuros delitos, ora intimidando al colec-tivo, ora aplicando un tratamiento de enmienda en la persona del infractor de la ley penal. Por consiguiente, la restriccion del derecho -privacion de libertad- no debe constituir en un mal que tenga que desplegar efectos purgatorios sobre el penado, aquel no es un chivo expiatorio que deba ser utilizado como un objeto visible de ejemplo a fin de intimidar a los demas, sino de establecer las condiciones favorables para que se reinserte y reafimie los valores sociales y juridicos que desconocio en su obrar antijuridico. La evolucion politica e ideologica hacia el Estado de Derecho ha superado con creces la teoria retribucionista y la encamina hacia la prevencion general negativa.b. Teoria de la Prevencion Integradora - El principio de oportunidad se ads-cribe coherentemente en los fines preventivos de la pena en sentido positivo, en la necesidad de encontrar respuestas al delito menos desocializadoras y mas Uevadas al consenso social.Desde el punto de vista preventivo general, escribe MAIER, el acento no esta puesto sobre el efecto disuasorio (intimidatorio) de la pena, que puede cumplir, incluso con mayor propiedad la pena pecuniaria, sino sobre la posibilidad de que la reparacion libre, total o parcialmente, la necesidad de la pena, en aquellos casos en los cuales la conducta posterior del autor, dirigida a reparar el daho producido, satisface aquel plus de afectacien de la generalidad, que todo hecho punible hoy, contiene, segun la concepcion cultural yjuridica actual. Asimismo, fomenta la inte-

gracion social a traves de una comunidad de consenso entre ei agresor y la vlctima, reafirmando y reconociendo los valores sociales que son fuente inmanente de las normas juridicas, reafirmando la conciencia de la comunidad hacia el contenido valioso de las normas. Desplegando asi sus efectos la prevention general positiva que cumple la reparacion en terminos de oportunidad, como una autoconfirmacion de las normas como aristas necesarias para fomentar y establecer un orden social mas justo.El consenso entre los protagonistas del delito va a colmar las expectativas de la generalidad, cesando el foco de conflictividad provocado por la infraction del orden juridico. Y finalmente, desde un punto de vista preventivo especial, la oportunidad como mecanismo de consenso, significa como primer peldano o presupuesto que el autor reconozca y admita su obrar antijuridico, como una forma de retorno al Dere-cho y a las minimas normas de convivencia social, este gran paso permite prescindir de una pena a quien de motuproprio ha elegido la via de la reparacion como un modo adecuado para asumir los costes gravosos de su infraction; de esta forma se abstie-ne de aplicar una pena a traves de una prisionizacion en definitiva Inutil en

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virtud de sus efectos perniciosos, dada la particularidad que presenta el injusto y la cuipa-bilidad del autor.El modelo de la reparacion apunta en gran medida a importar mecanismos procesales privativos del proceso civil, mas asemejado a un proceso de partes, de plena disponibilidad del objeto del proceso. Sintetizando en palabras de ROXIN, la mejor politica criminal consiste en conciliar de la mejor forma posible la prevention general, la prevention especial orientada a la integration social y la limitation de la pena en un Estado de Derecho. Se trata de un nuevo programa politico que se ajusta plenamente en las bases ideologicas y politicas de un Derecho penal cohesio-nado sistematicamente con los postulados de un Estado Social y Democratico de Derecho, enunciados que per se comprenden la teoria del Estado.4. VENTAJAS DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDADSon las siguientes:• La descarga de una administration de justicia que se ve congestionada con el inmenso numero de causas penales que ameritan su avocamiento. Ante dicho estado, la solution se orienta a aumentar los medios materiales y humanos al servicio de aquella y seleccionar las causas que deberan ser objeto de persecution y sancion en base a diversos criterios. La primera significa la sujecion estricta al principio de legalidad, y, la segunda confrere poderes discrecionales al Fiscal para que -con o sin control judicial- se abstenga de la persecution de aquellos hechos punibles, que en virtud de su predefinicion legal sean conside-rados de escasa lesividad o de miniina reprobation social.* Se asume una position utilitarista, de economia procesal y material, tal vez ajenos a los intereses publicos que tutelan las normas juridico-penales. Estos fines engloban una falta de interes publico en la persecution y sancion, la protection inmediata a los intereses indemnizatorios de la victima y evitar los efectos -eminentemente nocivos- de las cortas penas privativas de libertad, favore-ciendo la readaptacion del autor, mediante su sometimicnto voluntario a un procedimiento de readaptacion,9 Contribuir a la funcionalizacion de la justicia material, prescindiendo de las

formalidades procesales, la conflictividad social en algunos casos particulariza-dos merecen un tratamiento punitivo diferenciado, mas orientado a la integracion que a una realizacion de la justicia en termlnos formales.• Pennite una selectividad punitiva -desde la praxis judicial- que se configura como un tratamiento diversificado entre aquellos hechos punibles que deben ser alcanzados con una pena de aquellos que deben ser sustraidos de la justicia material, apart andose de criterios paleo-represivos: "con un minimo interes social y en los que la pena carezca de significacion"; naturaleza minima de la infraccion, reproche escaso de culpabilidad, actuacion delictiva insignificante, en cada entidad lesiva, hechos en los cuales decae fuertemente -tanto el mere-cimiento como la necesidad de pena-.• Relacionado con el autor del hecho (agente primario, adolescente, senil), pro-mueve un viraje positivo de conductivismo, tras una infraccion menor, siendo de conveniencia la sustitucion de una pena por una medida de contenido re-adaptadora, promoviendo la regresion de la conducta antijuridica, mediante el compromiso social y juridico que asume el imputado.• Promueve y pennite la integracion social via terminos de reparation, luego de la conformldad del imputado por el hecho punible imputado, se establece como presupuesto indispensable que el agente restituya el bien lesionado o indemni-ce en terminos dinerarios a la victima. El cambio de paradigma reside en la integracion social posibilitada por la conciliacion de victima-victimario a traves de una justicia consensuada.• Toma en referencia las relaciones de parentesco, vinculos legates entre victima-victimario, acusacion sin sentido en tanto los efectos nocivos se extienden en la circularidad personal del autor, la aplicacion de una pena significaria aumen-tar un sufrimiento innecesario al causado por el delito, se prescinde de una sobrecriminalizacion, a todas luces innecesaria e inconveniente.• Su ambito de aplicacion se circunscribe a los delitos de bagatela (pequena y mediana criminalidad), es la que acontece con mayor habitualidad, pero produce una menor reprobabilidad etico-social en razor, de su minima dosis aflictiva. ARMENTADEU, se refiere a ellos, como hechos contemplados en las leyes penales, cuya reprochabilidad escasay cuyo bien juridico protegido se considera de menor relevancia.• Como anota CONDE-PUMPIDO FERREIRO, basado en el interes general del Estado, bien para promover el respeto por la ley, bien para el sentido de la pena. La pena en sentido social a traves de la integracion y la prescindencia de la pena como coaccion estatal publica.5. CRITERIOS APLICATIVOS DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LA LEGISLACION PROCESAL

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El principio de oportunidad se encuentra reglado en el articulo 2° del CPP de 1991 (Dec. Leg. N° 638), que faculta al representante del Ministerio Publico, con consentimiento expreso del imputado, para abstenerse de ejercitar la accion penal:a. Cuando el agente haya sido afectado gravemente por las consecuencias de su delito6 y la pena resulte inapropiada.- En este caso la pena se hace innecesaria,6. El inc a) del articulo 2.1 del nuevo CPP, senala al respecto que las consecuencias antijuridica

pues, en base al principio de proporcionalidad, de imponerse una sanción se acrecentaría inútilmente el sufrimiento que el mismo se ha causado con su obrar antijurídico. El delito cometido puede ser de naturaleza dolosa o culposa. La producción del delito conlleva una serie de efectos nocivos y una lesividad que a veces trasciende la esfera individualista de la víctima -tanto de naturaleza material como psicolo-gista-. Como señala TORRES CARO, las consecuencias del delito para el autor del mismo deben ser especialmente relevantes, de tal manera que éstas deben verificarse ya sea como daño corporal, esto es, con un grave daño a su salud o integridad física o, de índole económico, es decir, con un evidente perjuicio a su patrimonio; o también, de carácter psicológico o emocional al que ha de manifestarse con un notorio sufrimiento y angustia. El daño grave puede recaer tanto sobre el autor como sobre una persona vinculada directamente a él.El ilícito personal se bifurca en dos vertientes: en el disvalor de la acción y en el disvalor del resultado, el dolo en su vertiente subjetiva se caracteriza nítidamente en el disvalor de la acción cuando el autor con su impulso conductual crea un riesgo no permitido a un bien jurídico protegido; en este caso, el disvalor del resultado resulta también lesivo para la persona del autor, aminorándose entonces sustan-ciaknenté la necesidad de pena, es el disvalor del resultado que en consonancia con el programa resocializador hacen innecesario la imposición de una pena, contrario a posiciones que endilgan un mayor acento al disvalor de la acción de acuerdo a un mayor formalismo jurídico.Se descarta, para los efectos de la aplicación de este criterio de oportunidad, las consecuencias que el implicado o denunciado quiso causarse a sí mismo o al menos previo como posibles. Por ejemplo, casos de automutüación o de utilización de artefactos explosivos a sabiendas de su impericia o del riesgo excepcional que genera su utilización empírica. Para su estimación deberá valorarse objetivamente los poderes y conocimiento especiales del autor (art. 8o d, Circular N° 006-95-MP-FN).Los criterios resolutivos de aplicación en este supuesto, deben considerar la grave afectación que el delito ha producido en el propio denunciado o implicado hace innecesario acudir a la sanción penal. Se debe considerar que las razones que fundamentan y legitiman la aplicación de la pena, vinculadas tanto a la compensación jurídico-penal por el delito perpetrado y al grado de culpabilidad, puesto en su comisión, cuanto a la prevención general y especial, resultan inaplicables en el presente caso: la pena, en virtud al padecimiento del imputado por su propia conducta resultaría manifiestamente desproporcionada. Son per se consideraciones utilitarias de política criminal que apuntan a prescindir de una pena tomando como dato referencial la extensión del daño y la persona del autor.b. Cuando se tratare de delitos que por su insignificancia o su poca frecuencia no afecten gravemente el interés público7, salvo cuando la pena mínima supere los dos años de pena privativa de libertad o se hubiere cometido por un funcionariopueden tratar, tanto de un injusto doloso o culposo; el hecho de que en el articulado en cuestión, no haya hecho mención expresa de ello, no implica que deba considerarse una interpretación contraría a lo contemplado en el referido inciso. Sin embargo, la norma en cuestión, no incluye los llamados delitos preterintencionales, que no son pocos en nuestro derecho positivo vigente.'Así, el inc. b) del artículo 2.1 del nuevo CPP, sin hacer alusión a la incidencia delictiva

público en ejercicio de su cargo.- La previsión legal requiere los siguientes presupuestos concurrentes: a.- Que el delito sea insignificante o poco frecuente, la insignificancia se refiere al mínimo contenido del injusto o de su escasa entidad lesiva. Para tal estimación, el Fiscal deberá tomar en cuenta el marco penal sancionador, las formas de ejecución, los medios comisivos, relación social y legal entre ofendido y agresor, las agravantes comprendidas en el tipo penal y todas las circunstancias concomitantes que rodean la comisión del hecho criminoso. Asimismo deberá valorarse la proporcionalidad del daño causado y la relevancia estimativa del bien jurí-dico lesionado o puesto en peligro. En cuanto a su poca frecuencia, se refiere a un criterio cuantitativo relacionado a ía habitualídad delictiva, aquellos hechos punibles que por su perpetración esporádica no generan una alarma social suficiente que fundamente la necesidad de pena. Requisito común para los supuestos de insignificancia y poca frecuencia es la falta de

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interés público en la persecución. El interés público viene sustentado por la naturaleza social o pública de los intereses afectados por el delito.El artículo 10° de la Circular N° 006-95-MP-FN establece que para valorar el interés público en la persecución, el Fiscal considerará aquellas circunstancias que determinan la finalidad de la pena, es decir, los elementos ponderativos fijados en el artículo 46° del Código Penal, especialmente debe advertir el modo de comisión del delito, la habitualídad del mismo o razones similares (incs. 1, 2, 3, 4 y 7 del artículo 46° del Código Penal), así como el grado de los deberes infringidos, el móvil del delito y los antecedentes o la habitualídad del agente (incs. 3, 6, 8 y 11 del artículo 46° del CP). También debe valorar aquellas causas justificativas incompletas, previstas en los incs. 3, 4, 8 y 9 del artículo 20°, concordante con el artículo 2 Io del Código Penal. Únicamente si concurren copulativamente dichos presupuestos, podrá calificarse que el interés público no ha sido afectado lo suficiente que legitimen la activación las funciones persecutorias de los órganos predispuestos. En cuanto a las faltas, habrá que hacer hincapié que aquéllas no están contempladas normativamente como supuestos aplicativos del principio de oportunidad, creándose por ende, en un vacío legal inexplicable, puesto que las faltas detentan obviamente un menor contenido del injusto en virtud de su mínima lesividad -tanto cuantitativa como cualitativa-.Se exceptúa la aplicación del principio de oportunidad, ora cuando la pena mínima supere los dos años de pena privativa de libertad, ora cuando fuese cometido por un funcionario público en el ejercicio del cargo. La exclusión en la primera hipótesis se fundamenta en el marco penal previsto para cada delito, en cambio la segunda hipótesis se relaciona estrictamente con la persona del autor, es decir, toma en consideración la posición funcional que desarrollaba el autor al momento de cometer el delito. Entonces, no basta que el agente sea funcionario público al momento de su comisión, sino además que sea cometido en el ejercicio del cargo, es decir, en razón de la función encomendada, prevaliéndose de la competencia funcional. En la Parte Especial del Código Penal, se tipifican los delitos contra la Administración Pública, exigiéndose como elemento objetivo del tipo, la calidad de funcionario o servidor público, entonces el juicio de reprobabilidad reposa en el mayor grado de reproche de imputación individual (responsabilidad personal) que se sustenta en el deber jurídico-público que ejercen los funcionarlos en el ejercicio del cargo; por tanto, el deber asumido es mayor en relación al particular, en cuanto se defraudan las legítimas expecta Uvas«dc los ciudadanos como accesitarios finales de los servicios públicos, fundamentales en un Estado Social.

Cuando la culpabilidad del agente en la comisión del delito, o su contribución a la perpetración del mismo sean mínimos, salvo que se trate de un hecho delictuoso cometido por un funcionario público en el ejercicio de su cargo8.- Como indica ARMENTA DEU, la culpabilidad será mínima o escasa cuando pueda quedar situada por debajo de la línea intermedia común de supuestos de hechos similares. Este acápite hace referencia a las características particulares que presente ei autor al momento de cometer el delito, estrictamente sobre su grado de reproche individual (responsabilidad); la culpabilidad o mejor dicho la responsabilidad penal, no sólo se refiere a la comprensión del injusto (dirigibilidad normativa) y a las capacidades individuales de poder adecuarla conducta, conforme a dicha comprensión, sino engloba todo un proceso de socialización y de culturalización que el individuo ha desarrollado, no como un ser aislado, sino como un ser que ejerce un determinado rol en el sistema social, conforme a los diversos procesos sociales identificables en la actuación social, susceptibles de interactuación. Asimismo, referidas a las circunstancias excepcionales en las cuales se comete el delito, surgen a veces presiones psicologizantes muy extremas que hace inexigible al sujeto, comportarse conforme a derecho, el autor actúa bajo una motivación anormal al ponerse en peligro sus bienes jurídicos más preciados o de alguien estrechamente vinculado (no exigi-bilidad de otra conducta). Son todas aquellas circunstancias comprendidas en los artículos 45°-46° del CP.El artículo 6O, 6.3 del Reglamento elaborado por el Consejo Transitorio del Ministerio Público9, establece que la abstención del ejercicio de la acción penal por razones de mínima culpabilidad procederá en los siguientes casos: Cuando se presenten circunstancias atenuantes que permitan una rebaja sustancial de la pena, vinculadas entre otros factores, a los móviles y finalidad del autor, a sus características personales, a su comportamiento luego de la comisión del delito, con exclusión de su confesión. Se tendrá en consideración, además, aquellos supuestos vinculados a las causas de inculpabilidad incompletas, al error y al arrepentimiento sin éxito. Son todas aquellas circunstancias que se remiten estrictamente al iter crimi-nis, relacionadas al desarrollo

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deñctivo en sus diversos estadios, mas no a una conducta postpatratum delictum, como la confesión sincera o a la sindicación criminal.La mínima contribución a la perpetración del delito está referida, en primer lugar, a la escasa voluntad aplicada al delito, vinculada al grado del dolo y a la debilidad de la voluntad criminal, en el caso del delito culposo se considerará elEn el caso del nuevo CPP, el legislador en el inc. c) del artículo 2.1, ha extendido a un mayor número de supuestos, la factibilidad de los criterios de oportunidad, cuando concurren cualesquiera de las atenuantes que se desprenden de la Parte General del CP; concretamente la tentativa (formas de imperfecta ejecución), los errores de tipo, de prohibición, así como el culturalmente condicionado (en su faz vencible, entendemos), las eximentes de responsabilidad penal que se configuran de forma incompleta, la responsabilidad restringida y las formas de complicidad (primaria y secundaria), siempre y cuando se advierta que no existe ningún interés público gravemente comprometido en su persecución. Son injustos que no despiertan mayor alarma social, por su mínimo contenido antijurídico.Según el reglamento de Aplicación del Principio de Oportunidad - Resolución de la Fiscalía de la Nación N° 1470-2005-MP-FN, artículo 8o; la abstención en el ejercicio de la acción penal por razones dg mínima culpabilidad, a que refiere el numeral 3) del artículo 2° del CPP de 1991, procederá en una serie de casos; ver más al respecto; Peña Cabrera Freyre, A.R. Exégesis del Nuevo código Procesal Penal, cit., ps. 165-170.

escaso deber infringido propuesto por la norma de cuidado. En cuanto, a la participación en sentido objetivo, está relacionado con el quantum de aportación delictiva y su grado de relevancia contributiva, en relación a la consumación del delito como un hecho unitariamente considerado. Podremos calificarla de mínima aportación, el caso de una complicidad secundaria, aquella que es susceptible de ser sustituida por otro partícipe, sin que ello pueda significar una pérdida del dominio del hecho, aquella que no ha sido imprescindible para lograr la perfección delictiva de acuerdo con la naturaleza del delito cometido. Asimismo, en el caso del desistimiento, cuando el autor o partícipe desiste de continuar con la ejecución del delito, a partir de una voluntariedad libre y evitando mediante actos positivos su consumación, en el caso de varios copartícipes, el desistimiento es individual y no comunicable a los demás sujetos participantes - incomunicabilidad de las circunstancias personales10.Del mismo modo que el acápite anterior, se excluye el criterio de oportunidad cuando el delito es cometido por un funcionario público en el ejercicio del cargo.d. Supuesto incorporado por la Ley N° 28117 del 17/11/03: "En los delitos de lesiones leves, hurto simple, y apropiación ilícita de los artículos 122°, 185° y 190° del Código Penal y en ¡os delitos culposos, en los que no haya pluralidad de victimas o concurso con otro delito, antes de formalizar la denuncia penal, el Fiscal citará al imputado y ala víctima para proponerles un acuerdo reparatorio. Si ambos convienen al mismo, el Fiscal se abstendrá de ejercitar la acción penal. Si el imputado no concurre a la segunda citación o se ignora su domicilio o paradero, el Fiscal formalizará la denuncia correspondiente11". El fin teíeológico revelado en la norma en cuestión, es de extender el ámbito aplicativo de los criterios de oportunidad a una mayor gama de ilicitudes penales, de descongestionar la sobrecarga procesal que en los últimos tiempos ha significado una hipertrofia de la justicia penal. Ampliar el ámbito aplicativo del principio de oportunidad se condice con una propuesta descriminalizadora, de reservar la aplicación de una pena a aquellos injustos penales que implican una mayor desvaloración juridico-social, tanto por el grado de afectación al bien jurídico tutelado como el grado de imputación individual.Las bases del Estado de Derecho propugnan métodos resolutivos de menor dosis de aflicción a los sujetos protagonistas de la conflictividad social producida por el delito, de extender las bases integracionistas de la comunidad social en términos reparatorios entre víctima y victimario, esta proposición integracionista se endilga coherentemente en el ñn de prevención general positiva asignada a la pena. El legislador ha extendido un catálogo de delito, que por el disvalor de la acción como por el disvalor del resultado, ameritan una respuesta punitiva diversificada, donde sus efectos nocivos a veces no rebasan la esfera de circularidad de la víctima; en los primeros delitos (lesiones leves, hurto simple y apropiación ilícita) si bien denotan en su esfera subjetiva el dolo, su realización típica no supone una mayor agravación -tanto por los medios empleados como por el móvil- así como el grado valorativo del bien jurídico afectado o puesto en peligro. En el caso de lesiones leves (artículo 122°), suponemos que el caso de la preterintencionalidad prevista en el último pa-

rrafo del tipo penal (lesiones leves seguidas de muerte) no serán extensibles los criterios de oportunidad en virtud del grado de afectación del bien jurídico lesionado, esto quiere decir, de la magnitud de los efectos perjudiciales de la conducta criminal, expresada en una concreta afectación al bien jurídico tutelado.

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Asimismo, prevé el párrafo en comento, que el principio de oportunidad también podrá aplicarse en el caso de los delitos culposos con la condición de que no se haya afectado a una pluralidad de víctimas. La mayoría de los tipos penales comprendidos en la Parte Especial del Código Penal son punibles a título de dolo, es decir, como elemento de la esfera psíquica del agente se exige la concurrencia de una conducta criminal, llevada por una conciencia y voluntad de realización típica. Sin embargo, el legislador a fin de dotar de una mayor tutela a determinados bienes jurídicos de significativo valor, ha creído conveniente bajo consideraciones político-criminales estructurar tipos penales culposos o imprudentes, los cuales son fruto de una inobservancia del deber objetivo de cuidado del agente, al desprenderse una exigibilidad conforme a sus poderes individuales y sus posibilidades de evitabilidad del resultado lesivo. De la sociedad moderna o post-industrial como consecuencia del avance científico y tecnológico han emergido nuevos riesgos, una sociedad de riesgo portadora de nuevas actividades sociales, que en su realización conductiva, ponen en peligro los bienes jurídicos, de mayor preponderancia en el marco del Estado de Derecho; entre éstos, vgr., la vida, el cuerpo y la salud; entonces a la sociedad moderna le corresponde la estructuración de tipos penales culposos y aquello es una formulación político-criminal legítima. Los ilícitos culposos denotan un menor contenido del injusto a diferencia de los dolosos, pues en este último el agente dirige su conducción conductual conociendo de su obrar antijurídico a fin de lesionar o poner en peligro un bien jurídico tutelado, por lo tanto, los primeros reciben una penalidad diferenciada en términos de merecimiento y necesidad de pena.Bajo este argumento se condice la propuesta de lege lata de aplicar los criterios de oportunidad en el injusto imprudente, siempre y cuando sus efectos perjudiciales no recaigan sobre una pluralidad de víctimas y no concurra con otro delito -éste último debe ser de naturaleza dolosa-.El párrafo incorporado, hace alusión a un mandato imperativo al Fiscal a fin de abstenerse de ejercitar la acción penal en caso de que se llegue a un acuerdo repa-ratorio entre víctima y victimario, a diferencia de lo establecido en la redacción primigenia del artículo 2o del Código Procesal Penal, que confiere al agente fiscal, facultades discrecionales para su aplicación práctica. Esta nueva previsión legal demuestra un avance en el cometido de apuntar hacia una propuesta descrimina]iza-dora y acorde con el principio de economía procesal como arista necesaria de una justicia material rápida y eficaz, proponiéndose normativamente la obligación del fiscal de promover un acuerdo reparatorio entre el agente y la víctima. En defecto de concurrencia por parte del imputado a la segunda citación o se ignora su domicilio o paradero, el Fiscal deberá formalizar la denuncia penal correspondiente.En los supuestos previstos en los incisos 2) y 3) será necesario que el agente hubiere reparado el daño ocasionado o exista acuerdo con la víctima respecto a la reparación civil12. Con la finalidad de agilizar el procedimiento (celeridad procesal) y

de obviar diligencias formalistas, el artículo Io de la Ley N° 27664 del 08/02/2002, modifica el artículo 2o del Código Procesal Penal de la siguiente forma: Si el acuerdo con la victima consta en instrumento público o documento privado, legalizado por Notario, no será necesario que el Juez cite a las partes a que presten su consentimiento expreso para la aplicación del principio de oportunidad.• Facultad discrecional del Fiscal.- Tal como se desprende de nuestra regulación normativa, es el Fiscal el ente funcionalmente encargado de tramitar las causas penales que ingresan a los criterios de oportunidad. La estructuración de un sistema procesal más regido por el principio acusatorio, significa per se redimensio-nar y reformular funcionalmente la figura del Fiscal, no sólo como órgano estatal persecutorio y encargado de promover los intereses públicos en los procesos penales, sino también como un agente estatal que promueve el consenso e integración social ante hechos punibles de escasa conflictividad social. Bajo este marco regulativo, el persecutor público asume una posición expectante y protagónica en la aplicación del principio de oportunidad, sin que ello suponga un ejercicio arbitrario y desmesurado de sus facultades discrecionales; empero como defensor de la legalidad deberá sujetar sus funciones al principio de legalidad. Mediante la Resolución N° 200-2001-CT-MP del 21/04/01, se crean Fiscalías Provinciales Especializadas en la aplicación del principio de oportunidad. Se prevé que las Fiscalías Provinciales que durante la Investigación Preliminar consideren aplicable el principio de oportunidad, remitirán lo actuado a las Fiscalías Especializadas; que una vez recibida la investigación, se abstendrán del ejercicio de la acción'penal, previa realización de una Audiencia Única de Concüiación. El archivo definitivo de lo actuado sólo se llevará a cabo luego del pago total de la reparación dentro del plazo fijado.Cuando los criterios de oportunidad se apliquen a nivel de Investigación Preliminar, el Fiscal únicamente necesitará el consentimiento del imputado para su promoción, sin embargo, cuando

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la causa penal es ya objeto de substanciación en un procedimiento penal, el acuerdo deberá ser homologado por el Juez Penal a petición del Fiscal o del agraviado13. Tal previsión es legítima, en tanto es el Juez quien conduce la instrucción (principio de jurisdiccionalidad) y como tal debe cautelar que todas las actuaciones que bajo su conducción se realicen sean visadas de legalidad. Si está conforme con el acuerdo dictará un auto de sobreseimiento en cualquier estado del proceso, que tiene el valor de cosa juzgada.• RecapitulaciónEn el marco del Estado Social de Derecho, una Justicia Penal realmente democrática debe buscar nuevos mecanismos alternativos, menos onerosos y menos con-flictivos, que en tal sentido, se debe realizar una clasificación selectiva de aquellos delitos que pueden ser sustraídos del ámbito de punición. Y, para tal fin se estable-cen c respe que 1 pacif una< medi agresImien a la : gran eficaherr; suri te. Y posii al mrred opoi quie ésta cion cipi( aplii cual uso ped Ley cree esta Proc mee atei nan13. Así, el penúltimo párrafo del artículo segundo in examine, cuando establece que sí la acción penal hubiera sido ya ejercida, el Juez podrá, a petición del Ministerio Público, o de la parte agraviada, dictar auto de sobreseimiento en cualquier etapa del proceso, bajo los supuestos ya establecidos, en un plazo no mayor de diez días; según la modificatoria efectuada por el artículo Io de la Ley N° 27664 del 08 de febrero del 2002; así, lo previsto en el artículo 2.7 del nuevo CPP, cuando la acción penal hubiese sido ya promovida, dando lugar a la etapa de Investigación Preparatoria, donde el Jugz de la IP, será el competente para aprobar el acuerdo del Fiscal con el imputado.

cen criterios de selección sostenidos bajo la gravedad del hecho y en el grado de responsabilidad penal del autor. Es bajo esta nueva orientación política criminal, que los criterios de oportunidad se constituyen en un mecanismo despenalizador y pacificador a la vez, pues, no todo hecho punible es merecedor de pena al contener una desvaloración mínima en su contenido antijurídico, y a su vez pacificador, en la medida que la promoción de este principio se sostiene bajo la integración social del agresor con la víctima.El autor confiesa su culpabilidad y muestra signos de rehabilitación social, mientras, que la víctima obtiene de forma inmediata la reparación civil proporcional a la magnitud del daño producido por el delito. De esta forma, la Justicia obtiene grandes resultados: descarga procesal y economía procesal, lo cual coadyuva a una eficaz administración de justicia en el ámbito criminal.Sin embargo, a pesar de contarse -desde hace ya más de diez años- con esta herramienta procesal, se evidencia que los operadores de justicia no la aplican en su real dimensión, puesto, que las estadísticas revelan una incidencia insignificante. Y, esta inaplicación obedece a dos causas: 1.-Vacíos o defectos en la legislación positiva; y, 2.-Carencia de un nivel académico óptimo de los operadores de justicia, al momento de aplicar el referido principio.En el primer punto pueden proponerse dos aspectos puntuales, a nivel de correctivos: l.-De conformidad con el artículo 2 del CPP, el uso de los criterios de oportunidad se aplican en mérito de una facultad discrecional por parte del Fiscal, quien verificados los presupuestos del caso determinará su promoción. En efecto, ésta es una de las grandes falencias, pues, la práctica revela que su facultad discrecional ha generado a la larga un desinterés en promover la aplicación de este principio despenalizador. Consecuentemente, la reforma debería comprender que su aplicación sea obligatoria por parle del Fiscal, es decir, por mandato de la ley. lo cual incidirá en un uso más frecuente de este principio, sin que ello signifique un uso arbitrario de sus criterios legalmente establecidos; y, 2.-Se debe ampliar el espectro de aplicación del principio de oportunidad, si bien, mediante la dación de la Ley iM° 281 17 del 10/12/03, se extendió en cierta medida su alcance normativo, creemos que este margen de comprensión puede ampliarse aún más, y, para lograr esta amplitud, basta con que se proponga la entrada en vigencia del nuevo Código Procesal Penal (Decreto Legislativo N° 957), en tanto, su artículo 2 amplifica sobre medida el ámbito de incidencia del principio de oportunidad, al tener en cuenta las atenuantes y eximentes previstas en la Parte General del Código Penal, en consonancia con el interés público en la persecución penal.

MODELO N° 29 SOLICITA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDADESC. DEN. DEL.

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N° (. N° (.PCAl nidad <SEÑOR FISCAL PROVINCIAL PENAL:(Nombre del peticionante...), con domicilio real en (...), identificado con LibretaElectoral N° (.......), y constituyendo domicilio procesal en el estudio de mi abogadopatrocinante Dr. (.........), sito en (............), a Usted, con el debido respeto digo:Que, al amparo del vigente Artículo Segundo del Código Procesal Penal, Decreto Legislativo N° 638 del 25 de Abril de 1991 modificado por la Ley N° 27664 del 08/ 02/02 y por la Ley N° 28117 del 10/12/03, vengo a peticionar a vuestro Despacho, se sirva decidir e iniciar el trámite correspondiente para efectos de la aplicación del Principio de Oportunidad en la denuncia que gira por ante su Fiscalía, causa signada con el Número de Ingreso (...) y en la cual he sido denunciado por el delito de (...) prescrito en el Artículo (.....) del Código Penal en agravio de (....)Que, debo manifestar a Usted Señor Fiscal Provincial Penal que en la presente investigación existe documentación Sustentatoria Suficiente con (...)Nota - Aquí se consigna:"la denuncia de Parte acompañada de los recaudos probatorios que sustentan mi responsabilidad""el Atestado Policial correspondiente que concluye con mi responsabilidad""los actuados formados con la investigación preliminar realizada por su Despacho"de lo que se desprende que existiría Causa Probable de la imputación penal en mi contra, es decir, la existencia de elementos probatorios de la realidad del delito y de mi vinculación en su comisión; por lo que, tratándose de (...)Nota - Aquí se señala el supuesto:"que fui afectado por las consecuencias de mi propio delito" "la mínima gravedad del delito" "mi mínima culpabilidad"Estoy dispuesto a expresar mi Consentimiento Expreso para la Aplicación del Principio de Oportunidad, el mismo que para el caso que me concierne es aplicable el inciso (Io, 2°, ó 3o), del Artículo 2o del Código Procesal Penal.Nota.- Plantear de manera categórica el supuesto pertinente (inciso Io, 2o ó 3o) del Artículo 2° del Código Procesal Penal, sustentando brevemente las razones que lo motivan.Asimismo, también estoy en disposición de (exclusivamente para los supuestos de los incisos 2° y 3o) reparar, dentro de un marco prudencial y razonable, el daño causado.

POR TANTOA Usted Señor Fiscal Provincial, peticiono la Aplicación del Principio de Oportunidad en atención a lo expuesto.Firma de DenunciadoFirma, Sello, y Número de Colegiatura del Abogado Patrocinantecon Libreta ni abogado to digo:tal. Decreto i64 del 08/ Despacho, licación del lusa signa-elito de (...)la presente: sustentanbilidad"Despacho">n penal en del delito yicación del s aplicableIo, 2o ó 3o) azones quesupuestos >le, el dañoDICTAMEN FISCAL SEÑOR JUEZ PENAL:Se ha remitido a nuestra vista el presente proceso a mérito de la resolución de fs. 79, a efecto que emitamos opinión; pues luego de formulada la acusación fiscal a fs. 58 de la inculpada María Lucía Carrillo Therne se ha puesto a derecho y ha declarado instructivamente a fs. 74.La declaración instructiva de la procesada no amerita que este Ministerio cambie de opinión o modifique su acusación pues, procesalmente, al haberse llegado a dicho estadio sólo corresponde que el órgano jurisdiccional dicte sentencia.También se ha corrido a nuestra vista el escrito de la procesada por la cual solicita la aplicación del apartado 3 del art. 2 del Nuevo Código Procesal Penal, ai considerar que su culpabilidad ha sido mínima en los hechos que se investigan pues -según su parecer- no ha existido exceso de velocidad del vehículo que conducía correspondiendo al factor predominante a la distracción senil del peatón agraviado. Agrega que se ha reparado el daño causado al poner en consideración las facturas de los gastos médicos y de hospitalización.

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Respecto de este último, debe precisarse que la reparación de daño a que se refiere dicho dispositivo o no sólo se circunscribe a los gastos que se alude, sino también comprende una indemnización por el perjuicio causado.Respecto al pedido de fondo, esta Fiscalía debe expresar que de acuerdo con nuestro ordenamiento procesal vigente, la aplicación del citado criterio de oportunidad deviene improcedente por haberse formulado acusación fiscal y no existir nueva prueba que posibilite su modificación. Sin embargo, la ley o penal prevé mecanismos de penas alternativas que podría ser aplicables al caso sub júdice. Consecuentemente, debe continuarse con la causa según su estado, dictándose la sentencia respectiva.SEÑOR JUEZ:Por escrito de fecha 19 de noviembre de 1993 y acompañados con firma nota-rialmente legalizada presentados por el agraviado Leunam Fernando Chávez del Castillo, se solicita la aplicación del principio de oportunidad contenido en el art. 2° del Código Procesal Penal en este proceso seguido contra José Ponce Limas por delitos de Fraude de la administración de personas jurídicas en agravio del recurrente y Delito Económico - Rehusamiento a Proporcionar Información- en agravio del Estado.

Del estudio esto se establece que tanto el inculpado como el agraviado son socios y Directivos de la empresa "Inversiones Queralt S.A.", y que los hechos que han motivado la presente instrucción han sido los cuestionamientos formulados al inculpado por su gestión al frente de la empresa, concretamente, la negativa a proporcionar información económica y contable de la compañía a su socio aludido y a la autoridad policial, habiendo impedido también el ingreso de aquel al local en una oportunidad; que, los hechos así tipificados como fraude en la Administración de Personas Jurídicas revisten mínima gravedad, tanto más si no afectan en mayor medida el interés público y si el mínimo de la pena conminada en el art. 198° del CP. no excede los dos años de privación de libertad; que existe un ulterior acuerdo final entre las partes y se ha proporcionado ya la información a los socios conforme se aprecia el documento notarial de fecha 19 de noviembre de 1993 denominado "Desistimiento Extrajudicial", e incluso prestado el procesado su consentimiento respectivo por escrito de la misma fecha con firma legalizada; por lo que se dan los presupuestos de ley y es conveniente al caso aplicar el principio de oportunidad consagrado en el art. 1° del Código Procesal Penal, el cual permite a este Ministerio abstenerse de sus facultades acusatorias.En cuanto al Delito Económico instruido, éste no resulta acreditado suficientemente en autos, toda vez que no se ha demostrado que haya existido rehusamiento a proporcionar información a la autoridad competente de supervigilar el manejo económico, industrial o mercantil de la empresa sino tan sólo la mera negativa del imputado a proporcionar datos a la autoridad policial a propósito de la investigación policial abierta en su contra.Por consiguiente, este Ministerio es de OPINIÓN que debe dictarse el auto de Sobreseimiento conforme corresponde: para el caso de delito de Fraude en la Administración de Personas Jurídicas debe solicitarse previamente consentimiento expreso del imputado ante el Juzgado, con presencia del representante de esta Fiscalía.OTROSÍ DIGO: Se devuelven el Principal en fs. 418, escritos presentados por el agraviado y el procesado con fecha 19 de noviembre de 1993 que corre aparte en fs. 5, y el incidente de apelación del auto que declara infundada la excepción de naturaleza de acción en fs. 270.OTROSÍ DIGO: Acompaño copia para el señor Procurador.Lima, 28 de diciembre de 1993.

MODELO N° 30 PRINCIPIO DE OPORTUNIDADIngreso N° 767-97Lima, doce de febrero de mil novecientos noveníiocho.-DADO CUENTA: Por recibido el atestado policial número cuatrocientos treintiu-no guión JAP guión ocho, VES-CSJM, SIAT, que contiene las investigaciones preliminares practicadas por la Comisaría de San Juan de Miraflores en relación a la denuncia formulada por Antonio Vega Palomino, contra Pedro Hurtado Zegarra, por delito contra la vida, el Cuerpo y la Salud (Lesiones Culposas Graves), en agravio del menor Jan Antonio Vega Cárdenas, y CONSIDERANDO: Primero: Que las investigaciones preliminares, se tiene que con fecha veintiocho de noviembre pasado siendo aproximadamente las once horas con cuarenta minutos, se suscitó un accidente de tránsito atropello; ello en circunstancias en que el denunciado Pedro Hurtado Zegarra conducía el vehículo de placa IO-9136, por inmediaciones de la primera cuadra de la Av. Pachacutec, impactó al agraviado: quien resultó lesionado conforme se advierte del certificado médico de fs.

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31 y 35; documentos con los cuales se establece la existencia del delito y la vinculación del denunciado con éste. Segundo: que examinado el tipo penal previsto y sancionado por el artículo doscientos veinticuatro del Código Penal, en el cual se subsumen los hechos denunciados, se aprecia que la pena conminada oscila entre uno y dos años de pena privativa de libertad. Tercero: que el presente caso es posible aplicar el Principio de Oportunidad como excepción al de Legalidad, Necesidad u Obligatoriedad, conforme al presupuesto regulado por el inciso segundo del artículo dos del Código Procesal Penal de mil novecientos noventiuno, vigente en esa parte, por tales consideraciones y además, en aplicación de lo dispuesto por la Circular número 006-95-MP-FN, aprobada por Resolución de Fiscalía de la Nación N° 1072-95-MP-FN, del quince de noviembre de mil novecientos noventicinco; la suscrita DISPONE: Se aperture el procedimiento para la aplicación el principio de Oportunidad, en consecuencia cítese al denunciado Pedro Hurtado Zegarra, para que concurra al Despacho fiscal para recepcionarse su declaración, diligencia que tendrá lugar el día dieciocho de febrero a las once horas, notificándose a su domicilio; con arreglo a ley. LRL/eps.DICTAMEN FISCAL SEÑORA JUEZA:En mérito al Atestado Policial de fs. 1 al 19, se formaliza la denuncia penal a fs. 20 y se abre proceso penal a fs. 21, contra MARÍA CLEOFE ZEGARRA VELASQUEZ, por delito contra el patrimonio -USURPACIÓN- en agravio de Glicerio Juan Valencia Torres, PROCESO SUMARIO.Se imputa a la inculpada haber despojado al agraviado de la tenencia de un lote de tienda, entecha 3 de mayo de 1993, en circunstancias que, aprovechando que se encontraba desocupado, procedió a posesionarse del mismo, negándose a devolverlo al agraviado, pese a ser éste su legítimo propietario, según copia del Acta de Remate de fs. 45 a 47.

De la declaración preventiva del agraviado a fs. 54, así como de la instructiva de fs. 49, se desprende que el lote materia sublitis era de propiedad del agraviado, habiendo sido transferido el día 13 de junio del año próximo pasado, al hijo de la inculpada, WILLIAM SORIA ZEGARRA, como consta del contrato de fs. 48; documento reconocido por ambas partes al prestar sus declaraciones ante su Despacho, de lo que advierte que el conflicto surgido entre ambos ha sido solucionado en la suscripción de un contrato de compra-venta, como lo reconoce el agraviado a fs. 54 vuelta y en la que expresa el acuerdo a que llegaron, lo que se corrobora con la diligencia de inspección ocular de fs. 55.Estando a lo expuesto y atendiendo al pedido formulado por la imputada a fs. 64; a que los hechos investigados revisten mínima gravedad; que la pena prevista para el delito en el extremo mínimo es inferior a dos años; que no existe interés en la persecución penal del mismo; y que la suscripción posterior del contrato de compraventa del local, materia de litis, evidencia que el daño que se hubiera ocasionado ha quedado satisfecho, esta Piscaba Provincial, considera que resulta de aplicación el criterio de oportunidad, consagrado en el inciso 2 del artículo 2o del Código Procesal Penal, por lo que como titular del ejercicio público de la acción penal, solicito a su Despacho, dictar Auto de Sobreseimiento en la presente causa, disponiéndose su Archivo Definitivo.Lima, 10 de enero de 1994.

MODELO N° 31ESCRITO PIDIENDO LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDADEXP. :N° 618-95 SEC. : RojasSEÑOR JUEZ DEL PRIMER JUZGADO PENAL DE LIMA.FLORINDA KANET MIESES FLORES, en el proceso que se me sigue por la supuesta comisión del delito de tráfico ilícito de drogas, a Ud. digo:Que, a mérito del principio de oportunidad presento mi defensa basada en los siguientes fundamentos que paso a exponer:PRIMERO: Que, se me acusa injustamente de haber cometido delito doloso en agravio del Estado, imputación que es totalmente falsa tal y como pasaré a demostrar:1. Que, mi persona no tiene ningún tipo de antecedentes sea penal, judicial o policial con anterioridad a los hechos que se me imputan, por consiguiente la presunción de existencia del principio Constitucional de inocencia subsiste a una acusación sin pruebas fehacientes que contradigan tal principio.2. Que, durante la intervención policial no se me encontró en posesión de ningún tipo de drogas, mucho menos durante el registro domiciliario, consecuentemente tampoco en este extremo existen pruebas de que mi persona porta o guarda sustancias vinculadas con ningún tipo de droga, es sabido que en el derecho y con mayor preponderancia en el proceso penal, las pruebas adquieren especial y trascendental importancia, no es factible ni legal transgredir los derechos

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fundamentales de la persona, con una imputación sin pruebas sus-tentatorias de los hechos que se alegan, y que tienen como única base hechos circunstanciales ajenos a mi voluntad y mi correcto accionar.3. Que, el encontrarme en compañía de una persona no significa que se esté concertando o tramando actos ilícitos, la recurrente es madre de dos menores hijos a los cuales debo proveerles del sustento diario, así como cubrir sus necesidades básicas es así que en la fecha en que fui intervenida conjuntamente con mis coprocesados yo me encontraba solicitando trabajo al señor Julio Gutiérrez Jaramillo, puesto que esta persona me había prometido laborar cuando instalase su negocio de compra-venta de vehículos, porque antes de la intervención policial me encontraba en compañía de este Señor manifestándole si ya había instalado su negocio de compra-venta de vehículos y cuándo podría empezar a trabajar.Hecho que ha sido corroborado por mis coprocesados, tal como se aprecia de autos tanto en las instructivas como en las diligencias de confrontación. De lo que se debe tener presente que no existe prueba tanto en este extremo que me vinculé con el delito de tráfico ilícito de drogas, más aún mis coprocesados declaran a nivel judicial que cuanto he dicho se ajusta a la verdad de los hechos que mi presencia en el lugar de la intervención era única y exclusivamente para hablar de la posibilidad de obtener un trabajo totalmente lícito y legal. Consecuentemente no se podría hablar de que el principio de INOCENCIA se haya

desvanecido, puesto que en autos no se ha demostrado lo contrario, consecuentemente sin pruebas no hay delito ni mucho menos pena.4. Que, la tarjeta de presentación que fue hallada en el maletín de cuero de propiedad de Fernández Rengifo, no registra mi letra, además debe tenerse en cuenta que el maletín no fue encontrado en mi poder sino en la habitación perteneciente a mi tía tal como el mismo lo ha corroborado en autos. Más aún que el propio coprocesado Julio Jaramillo a su vez señala que tampoco la letra que aprecia en la inscripción manuscrita le pertenece y que tal vez se trataría de un caso de homonimia. Surgiendo de todo esto que no existe correlación en esta supuesta prueba indiciaría, más sí se tiene en cuenta la presencia de contraindicios que desvirtúan la calidad de prueba de los aspectos antes mencionados por los cuales se pretende imputarme gratuitamente un delito que nunca he cometido. En virtud de lo manifestado se aprecia que el supuesto indicio por el cual se pretende transgredirse mis derechos fundamentales y condenarme a una pena por un delito que nunca he cometido, nunca ha llegado a tener la calidad de prueba que exige el derecho penal, puesto que la doctrina señala que todo lo que se alega debe probarse, de no ser así no habría delito, consecuentemente tampoco responsabilidad y mucho menos pena.5. La llamada telefónica a que la policía hace mención no ha sido dirigida hacia mi persona, nunca preguntaron por mi nombre, es más, quien contestó la llamada bajo la dirección de la propia policía fue mi coprocesada Gladis Kanashiro, la que en ningún momento señala que la llamada haya sido dirigida a mi persona, hecho que tampoco ha sido desvirtuado ni en la policía ni en el propio Juzgado, es decir no se ha acreditado que haya existido una llamada dirigida hacia mi persona por lo que en autos no hay prueba al respecto, por lo que evocando lo anteriormente expuesto no existe responsabilidad en mi persona por los hechos que se me instruyen correlacionando esto no hay tampoco pena.SEGUNDO: Que, de todos los hechos expuestos no se refiere responsabilidad penal alguna, puesto que el derecho penal tanto en su contexto represivo como garantista exige que para que el Juzgador llegue a tener una conciencia de la responsabilidad del imputado a efecto de plasmarlo en una Sentencia arreglada al principio fundamental del debido proceso; debe contar con PRUEBAS irrebatibles y no con meras sospechas, indicios o conjeturas que admiten prueba en contrario, la tendencia actual es hacia la despenalización de los centros carcelarios, y no a la acumulación penal de denunciados o procesados que no han alcanzado la calidad de sentenciados o de inocentes que purgan condenas injustas basadas en INDICIOS, CONJETURAS O MERAS SOSPECHAS. El derecho penal exige que todo lo que se alega debe ser probado, y en autos sólo se ha tenido en cuenta aspectos ideales que no han sido plenamente probados. Se debe tener en cuenta que antes que juzgar sin PRUEBAS IRREBATIBLES, y basándose solamente en indicios, conjeturas o meras sospechas; debe preferirse los principios constitucionales de la PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y EL INDUBIO PRO REO, que construyen la estructura del DEBIDO PROCESO, que a su vez es garantía de una RECTA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA, puesto que de lo contrario estaríamos arribando a un clima de denuncias e imputaciones gratuitas e injustas que no prueban nada, por el contrario crean un estado de incertidumbre jurídica.

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Consecuentemente de tod© lo actuado no se ha acreditado mediante prueba plena la relación o posible comisión del delito que se me imputa. Ya que ni siquiera

se ha partido de una verdad provisional o interina, y en vista de que el proceso penal encierra un sistema probatorio estricto donde todo lo que se alega debe probarse, lo que evidencia en autos no se encuentra acreditada mi responsabilidad en los hechos que se instruyen. En consecuencia el principio constitucional de Presunción de INOCENCIA no se ha desvirtuado ni mucho menos se ha desvanecido, la garantía del derecho penal es la DEFENSA DE LA LEGALIDAD, a través del PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO, amén de una RECTA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. Por estas consideraciones dentro de la dogmática penal que rige y regula las interrela-ciones de nuestra sociedad buscando el fin supremo que es la JUSTICIA Y LA PAZ SOCIAL, no es posible acusar, mucho menos sentenciar a una persona si no se tiene pruebas IRREBATIBLES Y FEHACIENTES de su responsabilidad, ya que de lo contrario se estarían violando los derechos inherentes y fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y las Leyes.Es apreciable que en autos sólo se ha tenido en cuenta una imputación basada en indicios, conjeturas y meras sospechas JURIS TANTUM, es decir, que admiten prueba en contrario, y que por consiguiente no tiene la fuerza y/o seriedad de una prueba fehaciente que cree en el juzgador una conciencia de responsabilidad respecto de la recurrente procesada, imputación que a nivel judicial no existe como prueba y que no se debe tener en cuenta como una imputación seria ni mucho menos como indicios razonables de culpabilidad.La clave de todo proceso se encuentra en la PRUEBA, en que el Proceso Penal adquiere significación trascendente. Tanto es así que si no hay pruebas no hay culpabilidad ni por lo tanto delito, la parte acusadora en ningún momento ha desvirtuado ni mucho menos ha desvanecido el principio de inocencia, pues los indicios, presunciones, conjeturas o meras sospechas nunca pasaron a la calidad de medio de prueba incontrastable.POR TANTO:Sírvase, Señor Juez, tener presente lo expuesto en este Alegato que comparándole con los hechos que obran en autos, podrá apreciar que no se ha comprobado mi participación en los hechos que se investigan y por consiguiente no tendrá más alternativa que pronunciarse por mi NO RESPONSABILIDAD, ordenando el archivo definitivo de la causa en este extremo, pues cuanto he dicho se ajusta a. la VERDAD REAL de los hechos, lo que sopesándolo con lo obrante en autos y aplicando el criterio de conciencia que caracteriza al probo Juzgador deberá pronunciarse en el extremo solicitado, por ser lo más arreglado a Ley y a la Dogmática Penal.Lima. 26 de Abril de 1995.

libertad, como sanciones alternativas, reacciones jurídico-estatales, que se sustentan en la necesidad de racionalizar la respuesta punitiva.Dentro de este rubro sancionador, estimamos que la prestación de servicios a la comunidad merece un comentario aparte en virtud de sus efectos esencialmente rehabilitadores, sobre todo, en autores que recién se inician en la carrera delictiva (primarios), ante la comisión de injustos de mínima gravedad, pues, el penado es sometido a una sanción en libertad y asumiendo los costes gravosos de su infracción normativa, realiza una labor comunitaria en servicio de la sociedad, por ende, a través del trabajo comunitario se reintegra a los valores comunitarios del colectivo, propiciando una coyuntura favorable en cuanto a su reincorporación en el sistema. JESCHECK, refiere que esta sanción consiste en el deber de prestar determinada cantidad de horas de trabajo no remunerado y útil para la comunidad durante el tiempo libre, en beneficio de personas necesitadas o para fines comunitarios.Esta pena tiene las siguientes características: a.- Obligación de realizar trabajos gratuitos en instituciones asistenciales y en obras públicas, b.- Los trabajos se asignan teniendo en cuenta las aptitudes del condenado, c- Los trabajos se realizan en jornadas de diez horas semanales, por regla general en días inhábiles y excepcio-nalmente en días hábiles; y, d.- Tiene una duración mínima de diez y máxima de ciento cincuentiséis jornadas.Mediante la sanción de la Ley N° 27935 del 12 de febrero del 2003, se modifica la Ley N° 27030 (Ley de Ejecución de las Penas de prestación de servicios a la comunidad y de limitación de días libres), a efectos de dotar materialmente la aplicabili-dad de ambas medidas en la realidad social, para este efecto el INPE, hace las veces de un ente registrador de las instituciones receptoras -públicas o privadas- que recibe al sentenciado para que preste servicios en forma gratuita, en cumplimiento de la pena de prestación de servicios a la comunidad o que realice actividades educativas o psicológicas tendientes a la rehabilitación del condenado, en particular a las relacionadas con la prevención o tratamiento de conductas adictivas (art. 2°, in fine). Para tal objeto, se organiza un registro y una base de datos, que se encarga al Registro Nacional de

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Entidades como entidad adscrita al INPE, esta oficina deberá poner en conocimiento de los Presidentes de las Cortes Superiores de cada Distrito Judicial las entidades receptoras debidamente inscritas. La pena de prestación de servicios a la comunidad podrá ser revocada en caso que el sentenciado no asista injustificadamente a más de tres jornadas consecutivas o a más de cuatro jornadas no consecutivas, se le revocará la sanción por la de pena privativa de libertad, según las reglas del CP (artículo 53° - Revocación de la Conversión).3.5 La Reparación CivilLa sentencia condenatoria comprende dos aspectos fácilmente distinguibles, pues la parte penal, viene a contener la reacción punitiva, que puede consistir en una pena privativa de libertad o una pena limitativa de derecho, cuya incumbencia es sólo del Estado, que se materializa en actos concretos de la jurisdicción penal y, la otra hace referencia a la condena civil, al monto pecuniario que el juzgador ha fijado como concepto de Reparación Civil.Cuando hablamos de ejecución de forma íntegra, debemos hacer alusión tanto a la condena penal como a la condena civil, la legitimidad activa de esta última reposa en la parte civil, pero no por ello, menos importante, desde una visión lata d^

ción, o si antes el ejecutado paga íntegramente la obligación e intereses exigidos y las costas y costos del proceso. Se supone que iniciado el proceso penal, el Juez Penal en el auto que dicta, la apertura de instrucción22, ha tomado las providencias necesarias para cautelar el pago de la reparación civil, para tal fin dispone medidas cautelares preventivas de naturaleza real (embargo, secuestro) sobre los bienes del inculpado o del declarado "tercero civil responsable", las cuales únicamente podrán hacerse efectivas con la ejecución de la sentencia condenatoria, por lo tanto, la reparación civil se encuentra supeditada a la declaración de puníbilidad del encausado.SAN MARTÍN CASTRO, señala que el procedimiento de ejecución de reparación civil se inicia de oficio o a instancia de parte. En él siempre interviene el agente fiscal, el condenado, su defensor, el tercero civil responsable y la parte civil.Cabe relevar, que los bienes muebles e inmuebles, que son susceptibles de ser embargados y luego ejecutados, como efecto de la sentencia de condena, no deben ser aquellos que tengan procedencia ilícita, pues de ser éste el caso, dichos bienes serán objeto del proceso de pérdida de dominio, a favor del Estado, sin contraprestación ni compensación de naturaleza alguna, tal como se desprende del artículo Io del Decreto Legislativo N° 992 del 22 de julio del 2007. Debiéndose agregar, que dichos bienes son objeto de medidas cautelares, como secuestro y/o incautación23, aseguramiento e inhibición, así como la retención de dinero que se encuentra en el Sistema Financiero, tratándose de derechos, títulos, frutos y productos de los mismos, que son objeto de un proceso autónomo, de cierta forma preponderante al proceso penal, conforme es de verse de su normatividad aplicable.3.8 Extinción de la Ejecución PenalEl desarrollo ejecutivo de la penalidad puede extinguirse por una serie de factores, algunos de ellos normales (cumplimiento de la pena), otros por causas naturales (muerte del condenado), otros amparados por instituciones jurídico-materiales (prescripción, amnistía e indulto) y finalmente por una acción de gracia del ofendido en la esfera de bienes jurídicos disponibles, -procesalmente materializados mediante la acción penal privada-.3.7 Cumplimiento de la CondenaEl cumplimiento de la condena es una causa normal que concluye definitivamente con la ejecución penal, de oficio a instancia del condenado, se comunica a la autoridad administrativa el cumplimiento efectivo de la pena mediante una resolución judicial ordenando la excarcelación del condenado, denominada "licénciamiento definitivo". El artículo 69° del CP, contempla lo que se denomina como "Rehabili-