Capitulo vi intervinientes (defensor victima -querellante)

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4) Derecho a la defensa técnica C. EL DEFENSOR El imputado tiene derecho a defensa técnica. Regularmente, no será capaz de ejercerla por sí mismo. Este derecho aparece consagrado en varias disposiciones, a saber: - art. 19 nº 3 incs. 2º y 3º CPR, relativo al derecho de toda persona a una defensa jurídica, en la forma que la ley señale; - art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual otorga el derecho a defenderse personalmente o a ser asistido por un defensor; - art. 8º nº 2 letra e) del Pacto de San José de Costa Rica, que habla del derecho irrenunciable a ser asistido por un defensor, si el imputado no se defendiere por sí mismo; - arts. 8º inc. 1º y 102 a 107 CPP, referentes al derecho a ser defendido por un letrado y al interviniente llamado defensor; - la ley nº 19.718 que crea la Defensoría Penal Pública. Este derecho se tiene desde la primera actuación del procedimiento y hasta la ejecución completa de la sentencia (arts. 8º inc. 1º y 102 inc. 1º CPP). El imputado tiene derecho a decidir por quién quiere ser defendido. Por eso el legislador alude a su derecho a designar un defensor de su confianza. Además, se permite la posibilidad de que se tenga más de un defensor (art. 102 inc. 1º CPP). Si existen varios imputados, tienen la facultad de designar a un defensor común (en este sentido, la situación es distinta de la que tiene lugar en el procedimiento civil, porque conforme al art. 19 CPC, si los demandados son varios deben constituir un solo mandatario). Pero también cada uno de los imputados podría designar su propio defensor, situación que es obligatoria cuando se trata de defensas incompatibles (art. 105 CPP). Esto sucedería si, por ejemplo, existen dos imputados, y ambos se culpan mutuamente. Defensa proporcionada por el Estado De la lectura del art. 19 nº 3 inc. 3º CPR y del art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 1

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4) Derecho a la defensa técnica

C. EL DEFENSOR

El imputado tiene derecho a defensa técnica. Regularmente, no será capaz de ejercerla por sí mismo. Este derecho aparece consagrado en varias disposiciones, a saber: - art. 19 nº 3 incs. 2º y 3º CPR, relativo al derecho de toda persona a una defensa jurídica, en la forma que la ley señale; - art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual otorga el derecho a defenderse personalmente o a ser asistido por un defensor; - art. 8º nº 2 letra e) del Pacto de San José de Costa Rica, que habla del derecho irrenunciable a ser asistido por un defensor, si el imputado no se defendiere por sí mismo; - arts. 8º inc. 1º y 102 a 107 CPP, referentes al derecho a ser defendido por un letrado y al interviniente llamado defensor; - la ley nº 19.718 que crea la Defensoría Penal Pública. Este derecho se tiene desde la primera actuación del procedimiento y hasta la ejecución completa de la sentencia (arts. 8º inc. 1º y 102 inc. 1º CPP). El imputado tiene derecho a decidir por quién quiere ser defendido. Por eso el legislador alude a su derecho a designar un defensor de su confianza. Además, se permite la posibilidad de que se tenga más de un defensor (art. 102 inc. 1º CPP). Si existen varios imputados, tienen la facultad de designar a un defensor común (en este sentido, la situación es distinta de la que tiene lugar en el procedimiento civil, porque conforme al art. 19 CPC, si los demandados son varios deben constituir un solo mandatario). Pero también cada uno de los imputados podría designar su propio defensor, situación que es obligatoria cuando se trata de defensas incompatibles (art. 105 CPP). Esto sucedería si, por ejemplo, existen dos imputados, y ambos se culpan mutuamente.

Defensa proporcionada por el Estado

De la lectura del art. 19 nº 3 inc. 3º CPR y del art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se infiere que el Estado tiene el deber de proporcionar asistencia jurídica gratuita a quien no pueda costearse un defensor, por lo que la defensa penal pública opera en forma subsidiaria. Para cumplir con este deber, se creó la Defensoría Penal Pública, regulada en la ley nº 19.718, de 10 de marzo de 2001, servicio público que presta defensa a todo imputado que carece de abogado defensor, sea porque no puede tenerlo o porque no quiere (arts. 2º y 35 ley nº 19.718). Por regla general, el servicio de defensa es gratuito (art. 36 inc. 1º ley nº 19.718), pero excepcionalmente se cobra a quienes pueden pagar por él, conforme a un arancel (art. 36 incs. 2º a 4º y arts. 37 a 39 ley nº 19.718). De este modo, se trata de no desincentivar la contratación de defensores particulares.

La Defensoría Penal Pública

Bajo el marco del nuevo sistema de justicia criminal adversarial, se crea esta institución en el año 2001, para proporcionar defensa penal a los imputados o acusados que carezcan de abogado, asegurando, de esta manera, el derecho a defensa técnica y el debido proceso en el juicio penal.

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De acuerdo al art. 1º de la ley nº 19.718, se la define como “un servicio público, descentralizado funcionalmente y desconcentrado territorialmente […], dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, sometido a la supervigilancia del Presidente de la República, a través del Ministerio de Justicia”. Con este concepto, se hace evidente la diferencia que existe, desde el punto de vista de la autonomía, con el Ministerio Público, ya que la Defensoría está sometida a la supervigilancia del Poder Ejecutivo, pues se estima necesario para garantizar su alta calidad en el servicio que presta. Sin embargo, con ello se corre el riesgo de que este servicio público resulte permeable a presiones o favores políticos.

En cuanto a la misión de la Defensoría Penal Pública, ésta tiene por finalidad proporcionar defensa penal a imputados o acusados por un crimen, simple delito o falta que sea de competencia de un juzgado de garantía, de un tribunal de juicio oral en lo penal, de una Corte de Apelaciones o de la Corte Suprema, y que carezcan de abogado (art. 2º ley nº 19.718). En cuanto a su organización (art. 4º ley nº 19.718), la Defensoría Penal Pública cuenta con:

- A nivel nacional: la Dirección Nacional, a cuya cabeza se encuentra el Defensor Nacional, quien es nombrado por el Presidente de la República. Tiene su asiento en Santiago. También se encuentra el Consejo de Licitaciones de la Defensa Penal Pública, que es un cuerpo colegiado encargado de cumplir funciones relacionadas con el sistema de licitaciones de la defensa penal pública que la ley le encomienda (arts. 11 y 12 ley nº 19.718). A su vez, existen diversas unidades administrativas (art. 8º ley nº 19.718). - A nivel regional, las Defensorías Regionales (arts. 16 y ss. ley nº 19.718), cada una de ellas a cargo de un Defensor Regional, quien es nombrado por el Defensor Nacional, previo concurso público. Dura cinco años en el cargo y puede ser designado sucesivamente a través de concurso público. Existe una Defensoría Regional por región, salvo en la región metropolitana, en la que existen dos. Además, están los Comités de Adjudicación Regionales, encargados de ejercer las funciones vinculadas con la licitación de la defensa penal pública, llevando en la práctica, a nivel regional, los lineamientos que fija el Consejo de Licitaciones. - A nivel local: las Defensorías Locales (arts. 23 y ss. ley nº 19.718), que son unidades operativas en las que se desempeñan los defensores locales de la región. Si en la Defensoría Local hay dos o más defensores, uno de ellos será el defensor jefe. Además, existen también prestadores de defensa por licitación (aunque en rigor estos últimos no forman parte de la estructura organizativa de la Defensoría Penal Pública).

Momento en que se adquiere la calidad de defensor

El defensor, a pesar de ser un interviniente distinto al imputado, existe para optimizar el ejercicio de los derechos de éste. Por lo tanto, entre el imputado y el defensor, sea éste público o privado, media el vínculo propio de todo mandato judicial (arts. 528 y 395 COT).

En consecuencia, para determinar el momento en que se adquiere la calidad de defensor, es necesario distinguir de qué defensor (mandatario) se trata:

a) Defensor particular (arts. 1º y 2º de la ley nº 18.120, art. 6º CPC y art. 52 CPP). El defensor particular adquiere la calidad de tal, desde el momento en que se le confiere patrocinio y poder según las reglas generales. En la práctica, esto suele hacerse mediante un escrito que se presenta al tribunal y es autorizado por el jefe de la unidad de administración de causas, lo cual

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debe tener lugar antes de la primera audiencia a la que el imputado sea citado (art. 389 G COT y art. 102 inc. 1º CPP).

b) Defensor público (art. 102 inc.1º y 3º CPP). Se ha de diferenciar entre: - Defensor Local: Puede asumir la defensa desde la primera actuación del procedimiento que se dirige contra el imputado, sin necesidad de constituir un mandato. Debe hacerlo también cada vez que falte abogado al imputado, sin perjuicio de que éste pueda elegir posteriormente otro de su confianza (art. 25 ley nº 19.718 y art. 107 CPP). En la práctica, se determinan los defensores por un sistema de turnos para los detenidos o por designación del tribunal, con el objeto de que concurran a la primera audiencia, momento en que el imputado es consultado sobre si acepta o no tal designación. - Defensor Licitado: Éste debe ser elegido por el imputado de una nómina que se le presenta, lo cual supone su designación. El defensor así designado tiene patrocinio y poder suficiente por el solo ministerio de la ley, y tiene las facultades ordinarias del mandato judicial (arts. 51 a 54 ley nº 19.718). Se trata de una forma especial de constituir el mandato judicial, adicional a las que prevé el art. 6º inc. 2º CPC.

Momento en que termina la calidad de defensor

Para determinar el momento en que cesa la calidad de defensor deben aplicarse las reglas del mandato judicial y del mandato en general, por lo que a ellas nos remitimos. Sin embargo, el Código Procesal Penal regula especialmente la renuncia y el abandono de la defensa (art. 106). En cuanto al abandono, éste no es regulado sistemáticamente, sino que se señalan a lo largo del Código Procesal Penal diversas actuaciones en las que debe estar presente el defensor. Así sucede, entre otras, en las siguientes audiencias: audiencia de formalización de la investigación (arts. 132 inc. 2º y 231 inc. 2º); audiencia en que se resuelve la solicitud de prisión preventiva (art. 142 inc. 3º); audiencia en que se resuelve la solicitud de otras medidas cautelares personales (art. 155 inc. final); audiencia ñeque se resuelve la solicitud de suspensión condicional del procedimiento (art. 237 inc. 4º); audiencia de preparación de juicio oral (art. 269 inc. 1º); audiencia de juicio oral (art. 286). De ausentarse el defensor de alguna de estas audiencias, se pueden producir importantes efectos, tales como la eventual declaración de nulidad procesal (art. 103 CPP), la designación de un defensor público, lo cual se entiende que remedia el vicio de nulidad (arts. 103, 106 y 286 inc. 2º) y la imposición de sanciones al abogado defensor (art. 287 CPP).

Derechos y facultades del defensor

El defensor puede ejercer todos los derechos que la ley le reconoce al imputado, salvo aquellos que son de ejercicio personal y exclusivo de éste (art. 194 CPP). Así sucede, por ejemplo, con el derecho de declarar judicialmente (art. 98 CPP), de consentir en la realización de exámenes corporales (art. 197 CPP), de aceptar una suspensión condicional del procedimiento (art. 237 CPP), de celebrar un acuerdo reparatorio (art. 241 CPP), de admitir responsabilidad en el procedimiento simplificado (art. 395 CPP), de aceptar un procedimiento abreviado (art. 406 inc. 2º CPP), etc.

D. LA VÍCTIMA

A través de la historia, el rol de la víctima ha ido sufriendo importantes cambios:

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a) En los primitivos sistemas acusatorios: la víctima era una parte necesaria, porque no existía persecución penal pública. b) En los sistemas inquisitivos: se generó el denominado fenómeno de “expropiación” de las facultades de la víctima, por cuanto se estableció la actividad persecutora de oficio, inserta en un sistema procesal que servía como instrumento de control estatal directo sobre los súbditos. Primaba el interés del Estado en la aplicación de una pena, por sobre el interés de reparar el daño causado a la víctima. c) En el Código de Procedimiento Penal de 1906: la víctima podía querellarse (art. 93) y el querellante era parte acusadora en el proceso penal, pero la víctima por sí sola no tenía derechos expresamente establecidos en la ley, salvo algunos muy marginales (por ejemplo, no estaba obligada a rendir fianza de calumnia si decidía querellarse, art. 100 nº 1). Incluso, no era considerada testigo hábil para declarar (art. 460 nº 11). d) En la actualidad: es un evidente objetivo político criminal, promover y respetar los intereses concretos de la víctima. Por eso, se la considera como un interviniente más, al cual lo amparan un conjunto de derechos de información, de actuación y de protección, que pueden hacerse valer por el sólo hecho de ser víctima, sin tener que querellarse para ello.

Concepto

La víctima es “el ofendido por el delito” (art. 108 inc. 1 CPP). Según HORVITZ LENNON y LÓPEZ MASLE, se trata del titular del bien jurídico afectado, que no ha de confundirse con el perjudicado por el delito. Por ejemplo, si se hurta una cosa que se había dado en préstamo, la víctima no es quien tenía la cosa prestada, sino que el dueño.1 Sin embargo, existe otra opinión, que sustenta el Ministerio Público, conforme a la cual la definición legal de víctima es lo suficientemente amplia como para entender incluidos no sólo al titular del bien jurídico atacado, sino también a los sujetos pasivos de la acción.2

En los delitos cuya consecuencia sea la muerte del ofendido, o cuando éste no pueda ejercer los derechos que se le confieran (por ser menores, dementes, etc.), la ley considera víctima a otras personas, a saber:

- Al cónyuge y a los hijos

- A los ascendientes

- Al conviviente

- A los hermanos

- Al adoptado o adoptante

1 HORVITZ LENNON, María Inés / LÓPEZ MASLE, Julián, Derecho Procesal Penal Chileno, tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2002, p. 298. 2 MINISTERIO PÚBLICO. FISCALÍA NACIONAL, La víctima y el testigo en la Reforma Procesal Penal, Editorial Fallos del Mes, Santiago, 2003, p. 51.

Esta enumeración constituye un orden de prelación, de modo que la intervención de una persona perteneciente a alguna de las mencionadas categorías excluye la posible intervención de las comprendidas en las categorías siguientes (art. 108 incs. 2º y 3º CPP).

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Derechos de la víctima

El Código Procesal Penal contempla en su art. 109 un listado de derechos que la víctima puede ejercer:

a) Derecho a solicitar medidas de protección Estas medidas normalmente se piden al fiscal, quien puede operar de diferentes formas: 1.- A través de la policía, dándole instrucciones para que protejan a la víctima, por ejemplo, mediante rondas periódicas por su domicilio. 2.- Derivando a la víctima a la Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía Regional del Ministerio Público, para que se le brinde protección. Por ejemplo, facilitándole en forma permanente un celular para que se contacte con la policía o el fiscal en forma rápida, cambiándola de domicilio, etc. 3.- Solicitando al juez o al tribunal una medida para proteger a la víctima. Por ejemplo, una medida cautelar personal (arts.140 y 155 CPP), o una medida para proteger la declaración de la víctima como testigo, como un biombo o un circuito cerrado de televisión (art. 308 inc.1º CPP). 4.- En su propia actividad. Por ejemplo, decretando el secreto de ciertas piezas de la investigación, como la reserva de identidad de la víctima (art. 182 CPP), o adoptando en el juicio oral medidas para conferir a la víctima que declara la debida protección (art. 308 inc. 2º CPP).

b) Derecho a presentar querella La víctima tiene por sí sola la calidad de interviniente, y no necesita querellarse para ejercer sus derechos. Sin embargo, si presenta querella puede asumir un rol más activo en el procedimiento. Por ejemplo, para solicitar la prisión preventiva, necesariamente debe querellarse (art. 140 inc. 1º CPP).

c) Derecho a ejercer acciones de carácter civil Se reconoce a la víctima la posibilidad de perseguir la responsabilidad civil. La existencia de esta disposición es un fuerte argumento para sostener que la víctima, sin necesidad de querellarse, puede demandar civilmente en el proceso penal. Sin embargo, existen disposiciones que hacen pensar lo contrario, como por ejemplo, el art. 261 letra d) CPP. En directa relación con esta materia se encuentran las medidas cautelares reales, que permiten asegurar el resultado de la acción civil y que la víctima puede solicitar (arts. 157 y 158 CPP).

d) Derecho a ser oída por el fiscal, antes de que éste pidiere o se resolviere la suspensión o terminación anticipada del procedimiento De esta disposición se desprende la necesidad de oír a la víctima antes de que se decrete el archivo provisional de los antecedentes (art. 167 CPP), el principio de oportunidad (art. 170 CPP), la suspensión condicional del procedimiento (arts. 237 y ss. CPP), y de que se solicite el sobreseimiento de la causa (art. 248 letra a) CPP)

e) Derecho a ser oída por el tribunal antes de pronunciarse acerca del sobreseimiento u otra resolución que ponga término a la causa Dentro del juicio oral, se puede generar un conflicto entre este derecho que le asiste a la víctima y el derecho del acusado de pronunciar la última palabra antes de declarar cerrado el debate (art. 338 inc. 3º CPP). En la práctica, los tribunales suelen dar preferencia al derecho de este último interviniente, por lo que la víctima podría ser oída, pero antes de la declaración que eventualmente pudiese hacer el acusado.

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f) Derecho a impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria

Esta impugnación no está condicionada al hecho de que la víctima efectivamente hubiere intervenido en el procedimiento. Este listado de derechos no es taxativo, como se desprende del encabezado del art. 109 CPP, que reconoce a la víctima, “entre otros”, los derechos ya mencionados. En efecto, existen a lo largo del Código Procesal Penal varias disposiciones que consagran otros derechos para las víctimas en particular, o para los intervinientes en general, como por ejemplo, solicitar medidas cautelares personales del art. 155, conocer el contenido de la investigación (art. 182), proponer diligencias de investigación (art. 183), oponerse a la suspensión condicional del procedimiento y apelar de la resolución que lo decreta (art. 237 incs. 5º y 8º), pedir la revocación de la suspensión condicional del procedimiento (art. 239), celebrar acuerdos reparatorios (art. 241), etc.

E. EL QUERELLANTE

Concepto

a) Concepto tradicional Tradicionalmente, se ha definido al querellante como la persona que manifiesta su voluntad de figurar como parte acusadora en el proceso penal, mediante la presentación de un escrito de querella. Se ha considerado, especialmente en doctrina española clásica, al querellante (o acusador particular) como parte acusadora contingente del proceso penal, para distinguirla de la parte acusadora necesaria, que en España sería el Ministerio Fiscal. b) Concepto según el Código Procesal Penal Según el art. 111 CPP, es posible definir al querellante como la víctima, su representante legal o su heredero testamentario, o alguna de las personas que se mencionan en la indicada disposición, que una vez que presentan un escrito de querella, pueden ejercer las facultades que la ley establece.

Quiénes pueden ser querellantes

Existen legislaciones en las que cualquier persona puede presentar una querella. Es lo que se conoce con el nombre de “acción penal popular”. Esta posibilidad aparecía en el Código de Procedimiento Penal, cuyo art. 93 inc. 1º contemplaba la facultad de toda persona capaz de comparecer en juicio de querellarse y ejercer la acción penal pública. Sin embargo, en los últimos años se ha observado una clara tendencia a eliminar o limitar la acción popular, lo que se refleja en el Código Procesal Penal, cuyo art. 111, además de consagrar el derecho de la víctima, su representante legal o su heredero testamentario a presentar querella, establece una suerte de acción popular bastante limitada, al disponer que puede querellarse también cualquier persona domiciliada en la provincia, respecto de delitos terroristas o de funcionarios públicos cometidos en dicho lugar, y en su caso, los órganos o servicios públicos, cuando así lo permitan expresamente sus respectivas leyes orgánicas.

En síntesis, pueden querellarse:

1) La víctima (conforme al concepto amplio del art. 108 CPP), su representante legal o su heredero testamentario.

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2) Cualquier persona capaz de parecer en juicio domiciliada en la provincia, respecto de delitos terroristas o de funcionarios públicos cometidos en ella. 3) Órganos y servicios públicos cuyas leyes orgánicas se los permita expresamente.

Facultades del querellante Sin que el siguiente listado pretenda ser exhaustivo, a título meramente ejemplar, pueden mencionarse las siguientes facultades que tiene el querellante: 1.- Intervenir en la investigación, aportando evidencias o solicitando diligencias (art. 183) 2.- Solicitar medidas cautelares (arts. 140 y 155) 3.- Oponerse a la suspensión condicional del procedimiento y apelar de la resolución que lo decrete (art. 237 incs. 5º y 8º) 4.- Forzar la acusación (art. 258). 5.- Adherirse a la acusación del fiscal, o bien, presentar acusación particular (art. 261 letra a) 6.- Presentar demanda civil (art. 261 letra d) 7.- Conciliar con el imputado en la audiencia de preparación del juicio oral (art. 273) 8.- Intervenir activamente en las audiencias de preparación del juicio oral y de juicio oral 9.- Impugnar resoluciones

Preguntas

1) La Defensoría Penal Pública realiza sus acciones bajo el lema “Sin defensa, no hay justicia”. A tu juicio, ¿cuál es la idea que está detrás de esta frase? 2) Señala tres derechos que la ley le reconoce al imputado, que en tu opinión, son de su ejercicio personal y exclusivo, y explica por qué es así. 3) ¿Quién es la víctima en los siguientes casos? a) robo con violencia cometido contra Juan, a quien le sustraen una cosa perteneciente a Pedro b) hurto cometido contra Juan, a quien le sustraen una cosa que pertenece a Pedro c) delito contra un bien jurídico colectivo 4) Examina los artículos correspondientes a las medidas cautelares personales y determina los sujetos que pueden solicitarlas, identificando dónde se hace evidente una diferencia entre la víctima y el querellante. 5) ¿Por qué crees que la tendencia actual es que se elimine o limite la acción penal popular? 6) Define

• Defensor licitado • Expropiación de las facultades de la víctima

• Querella

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