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    Librodot Carmilla Joseph Sheridan Le Fanu

    Vivamos en Estiria, en un castillo. o es !ue nuestra "ortuna "uera principesca, pero

    en a!uel rinc#n del mundo era su"iciente una pe!ue$a renta anual para poder llevar una

    vida de %ran se$or. En cambio, en nuestro pas & con nuestros recursos s#lo habramos

    podido llevar una e'istencia acomodada. (i padre es in%l)s & &o, naturalmente, ten%o unapellido in%l)s, pero nunca he visto *n%laterra.

    (i padre serva en el e+)rcito austraco. Cuando alcan# la edad del retiro, con su

    reducido patrimonio pudo ad!uirir a!uella pe!ue$a residencia "eudal, rodeada de varias

    hect-reas de tierra.

    o creo !ue e'ista nada m-s pintoresco & solitario. El castillo est- situado sobre una

    suave colina & domina un e'tenso bos!ue. na carretera an%osta & abandonada pasa por

    delante de nuestro puente levadio, !ue nunca he visto levantar: en su "oso nadan los cisnes

    entre las blancas corolas de los nen"ares.

    0ominado este con+unto se levanta la amplia "achada del castillo con sus numerosas

    ventanas, sus torres & su capilla %#tica. 0elante del castillo se e'tiende el pintoresco

    bos!ue1 a la derecha, la carretera discurre a lo lar%o de un puente %#tico tendido sobre un

    torrente !ue serpentea a trav)s del bos!ue.

    2e dicho !ue es un lu%ar mu& solitario. Ju%ad vosotros mismos si di%o la vedad.

    (irando desde la puerta de entrada hacia la carretera, el bos!ue !ue rodea nuestro castillo

    se e'tiende !uince millas a la derecha & doce a la i!uierda. El pueblo habitado m-spr#'imo est- en esa ltima direcci#n, a una distancia apro'imada de siete millas.

    El castillo m-s cercano & de cierta notoriedad hist#rica es del %eneral Spieldor", a

    unas veinte millas a la derecha.

    2e dicho 3el pueblo habitadom-s pr#'imo4, por!ue al oeste, s#lo a tres millas, en

    direcci#n al castillo del %eneral Spieldor", ha& un pueblecito en ruinas con su i%lesia %#tica

    tambi)n en ruinas1 all est-n las tumbas, casi ocultas entre piedras & "olla+e, de la or%ullosa

    "amilia 5arstein, e'tin%uida hace tiempo. La "amilia 5arstein posea anta$o el desolado

    castillo, !ue desde la espesura del bos!ue domina las silenciosas ruinas del pueblo.

    2a& una le&enda !ue e'plica por !u) "ue abandonado por sus habitantes este

    e'tra$o & melanc#lico para+e. 6ero &a hablar) de ella m-s adelante.

    El nmero de habitantes de nuestro castillo era mu& e'i%uo. E'clu&endo a los

    criados & a los habitantes de los edi"icios ane'os, est-bamos solamente mi padre, el hombre

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    m-s simp-tico del mundo pero de edad bastante avanada, & &o, !ue en la )poca en !ue

    ocurrieron los hechos !ue vo& a narrar tena solamente diecinueve a$os.

    (i padre & &o constituamos toda la "amilia. (i madre, de una "amilia noble de

    Estiria, muri# cuando &o era an una ni$a. Sin embar%o, tuve una inme+orable ama, la

    se$ora 6errodon, de 7erna. Era 8a tercera persona en nuestra modesta mesa. La cuarta era

    la se$orita La"ontaine, una dama en toda la e'tensi#n de la palabra, !ue e+erca las

    "unciones de institutri, para completar mi educaci#n.

    9l%unas muchachas ami%as mas venan de ve en cuando al castillo &, al%unas

    veces, &o les devolva la visita. stas eran nuestras habituales relaciones sociales.

    aturalmente, tambi)n recibamos visitas imprevistas de 3vecinos4. 6or vecinos se

    entienden a las personas !ue habitaban dentro de un radio de cuatro o cinco le%uas.

    6uedo ase%uraros !ue, en %eneral era una vida mu& aislada.El primer acontecimiento !ue me produ+o una terrible impresi#n & !ue an ahora

    si%ue %rabado en mi mente, es al propio tiempo uno de los primeros sucesos de mi vida !ue

    puedo recordar.

    La nursery, como la llam-bamos, aun!ue era s#lo para m, estaba en una habitaci#n

    %randiosa del ltimo piso del castillo, & tena el techo inclinado, con molduras de madera de

    casta$o. ;endra &o unos seis a$os cuando una noche, despert-ndome de improviso, mir) a

    mi alrededor & no vi a la camarera de servicio. Cre !ue estaba sola. o es !ue tuviera

    miedo... 6ues era una de a!uellas a"ortunadas ni$as a !uienes se ha evitado e'presamente

    las historias de "antasmas & los cuentos de hadas, !ue vuelven a los ni$os temerosos ante

    una puerta !ue chirra o ante la sombra danante !ue produce sobre la pared cercana la lu

    incierta de una vela !ue se e'tin%ue. Si me ech) a llorar "ue se%uramente por!ue me sent

    abandonada1 pero, con %ran sorpresa, vi al lado de mi cama un rostro bellsimo !ue me

    contemplaba con aire %rave. Era una +oven !ue estaba arrodillada & tena sus manos ba+o mi

    manta. La observ) con una especie de placentero estupor, & ces) en mi llori!ueo. La +oven

    me acarici#, se ech# en la cama a mi lado & me abra#, sonriendo. 0e repente, me sentcalmada & contenta, & me dorm de nuevo.

    0e sbito, me despert) con la escalo"riante sensaci#n de !ue dos a%u+as me

    atravesaban el pecho pro"unda & simult-neamente. 6ro"er un %rito. La +oven dio un salto

    hacia atr-s, ca&endo al suelo, & me pareci# !ue se esconda deba+o de la cama.

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    6or primera ve, sent miedo & me puse a %ritar con todas mis "ueras. La ni$era, la

    camarera & el ama de llaves acudieron precipitadamente, pero cuando les cont) lo !ue me

    haba ocurrido estallaron en risas, a la ve !ue trataban de tran!uiliarme. 9un!ue &o era

    una ni$a, recuerdo sus rostros p-lidos & su an%ustia mal disimulada. Las vi buscar deba+o

    de la cama, por todos los rincones de la habitaci#n, en el armario & o a mi ama susurrar a la

    ni$era:

    9l%uien se ha echado en la cama, +unto a la ni$a an est- caliente.

    ?ecuerdo !ue la camarera me acarici# & !ue las tres mu+eres e'aminaron mi pecho,

    en el punto donde &o les di+e !ue haba sentido la punada. (e ase%uraron !ue no se vea

    nin%una se$al.

    El da si%uiente lo pas) en un continuo estado de terror: no poda !uedarme sola un

    instante, ni si!uiera a plena lu del da.?ecuerdo a mi padre +unto a mi cama, habl-ndome en tono "estivo, as como

    pre%untando a la ni$era & ri)ndose de sus respuestas. Lue%o haca muecas, me abraaba &

    me ase%uraba !ue todo haba sido un sue$o sin importancia.

    6ero &o no estaba tran!uila, por!ue saba !ue la visita de a!uella e'tra$a criatura no

    haba sido un sue$o.

    2e olvidado todos mis recuerdos anteriores a este acontecimiento, & muchos de los

    posteriores, pero la escena !ue acabo de describir aparece vvida en mi mente como los

    cuadros de una "antasma%ora sur%iendo de la oscuridad.

    na tarde de verano, particularmente apacible, mi padre me pidi# !ue le

    acompa$ara a dar un paseo por el maravilloso bos!ue !ue se e'tiende ante el castillo.

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    =Bu) loco he sido> Consa%rar) los das !ue me !uedan de vida a la caa &

    destrucci#n del monstruo. S#lo me %ua una d)bil lu. (aldi%o mi ce%uera & mi

    obstinaci#n... todo... Es demasiado tarde. En estos momentos no puedo escribir ni hablar

    con serenidad1 esto& demasiado trastornado. En cuanto est) me+or me dedicar) a la

    bs!ueda e ir) posiblemente hasta Viena. 0entro de un par de meses, hacia el oto$o, ir) a

    visitaros, si es !ue an esto& vivo. 9l propio tiempo os contar) lo !ue ahora no ten%o

    "ueras para escribir. 9di#s. ?o%ad por m, !ueridos ami%os4.9!u terminaba la carta. Si bien &o no haba conocido a 7erta ?ein"elt, mis o+os se

    llenaron de l-%rimas. La noticia de su muerte me impresion# muchsimo.

    0evolv a mi padre la carta del %eneral. El sol se hunda cada ve m-s en el ocaso &

    la tarde era dulce & clara. 6aseando ba+o la tibia lu del atardecer, nos entretuvimos

    haciendo c-balas sobre le posible sentido de las incoherentes & violentas a"irmaciones de

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    a!uella carta. En el puente levadio encontramos a la se$orita La"ontaine & a la se$ora

    6errod#n, !ue haban salido a admirar el ma%n"ico claro de luna.

    Frente a nosotros se e'tenda el prado por el cual nos habamos paseado. 9 la

    i!uierda, el camino discurra ba+o unos vulnerables -rboles & desapareca en la espesura

    del bos!ue. 9 la derecha, la carretera pasaba sobre un puente severo & pintoresco a la ve,

    +unto al cual se er%ua una torre en ruinas. En el "ondo del prado, una li%era neblina

    delimitaba el horionte con un velo transparente, & de cuando en cuando se vean brillar las

    a%uas del torrente a la lu de la luna.

    Lo mismo a mi padre !ue a m, nos seduca lo pintoresco & nos !ued-bamos

    contemplando en silencio la espl)ndida llanura !ue se e'tenda ante nosotros. Las dos

    buenas se$oras, a pocos pasos, discutan acerca del paisa+e & hablaban de la luna.

    La se$ora 6errodon era m-s bien %ruesa & vea todas las cosas desde un punto devista rom-ntico. La se$orita La"ontaine pretenda ser psic#lo%a & al%o mstica. 9!uella

    tarde a"irm# !ue la intensa luminosidad de la luna estaba en relaci#n directa con una

    especial actividad espiritual. Los e"ectos de una luna llena como a!u)lla podan ser

    mltiples. *n"lua en los sue$os, en la locura, en la %ente nerviosa & hasta en los hechos

    materiales.

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    En a!uel momento culminante, la escena ad!uiri# caracteres de tra%edia, debido a

    unos %ritos "emeninos procedentes del interior del vehculo.

    (i padre permaneci# en silencio, mientras nosotras lan-bamos e'clamaciones de

    terror. El "inal no se hio esperar. El punto de enlace de la carretera con el puente levadio

    estaba delimitado a un lado por un soberbio tilo, & al otro por una cru de piedra. Los

    caballos !ue marchaban a una velocidad verti%inosa, se desviaron asustados al ver la cru,

    arrastrando las ruedas contra las races salientes del -rbol. 9sustada por lo !ue poda

    ocurrir, me tap) el rostro con las manos, no resistiendo la idea de ver c#mo la carroa se

    sala del camino. En a!u)l mismo instante o el %rito de mis compa$eras, !ue estaban un

    poco m-s adelantadas !ue &o. 9br los o+os, impulsada por la curiosidad, & contempl) una

    escena sumamente con"usa. 0os caballos &acan en el suelo. El carrua+e estaba volcado,

    apo&ado sobre uno de sus lados, con dos ruedas al aire. Los hombres se a"anabanarre%lando el vehculo, de cu&o interior haba salido una se$ora de aspecto autoritario, !ue

    retorca nerviosamente entre sus manos un pa$uelo. 9&udamos a salir del carrua+e a una

    +oven, al parecer desma&ada. (i padre se haba acercado a la se$ora de m-s edad, sombrero

    en mano, o"reci)ndole a&uda & cobi+o en el castillo. La se$ora no pareca or nada, & s#lo

    tena o+os para la "r-%il muchachita !ue haba sido reclinada en el respaldo de un banco.

    (e acer!u). La +oven haba perdido el conocimiento, pero sin duda estaba con vida.

    (i padre, !ue se preciaba de tener al%unos conocimientos m)dicos, le tom# el pulso &

    ase%ur# a la se$ora, !ue se haba presentado a s misma como madre de la +oven, !ue la

    pulsaci#n, si bien d)bil e irre%ular, era perceptible. La se$ora +unt# sus manos & al# los

    o+os al cielo, al parecer en un moment-neo transporte de %ratitud1 lue%o, repentinamente, se

    desaho%# haciendo %estos teatrales, !ue, sin embar%o, son espont-neos en cierto tipo de

    personas. Era una mu+er de buen ver, !ue en su +uventud debi# haber sido seductora.

    0el%ada, aun!ue no "laca, iba vestida de terciopelo ne%ro. Su p-lida "isonoma conservaba

    una e'presi#n or%ullosa & autoritaria, a pesar de la a%itaci#n del momento.

    @e'clam#, retorci)ndose las manos

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    pr#'imoD Es necesario !ue la lleve hasta all, para reco%erla a mi re%reso. =A pensar !ue

    tendr) !ue pasar por lo menos tres meses sin ver a mi !uerida hi+a, sin tener noticias su&as>

    ;ir) a mi padre de la cha!ueta & le susurr) al odo.

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    6ara demostrar !ue no habamos sido vctimas de una alucinaci#n !uedaba entre

    nosotros la muchacha, !ue precisamente en a!uel momento estaba recobrando el sentido.

    o pude verla, por!ue tena el rostro vuelto hacia la parte opuesta al lu%ar donde &o me

    encontraba, pero o su vo, mu& dulce, !ue pre%untaba en tono suplicante:

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    2abamos alo+ado a nuestra invitada en una de las habitaciones m-s hermosas del

    castillo. La +oven estaba recostada, a la lu de los candelabros, en la cabecera de la cama.

    Su %raciosa "i%ura apareca envuelta en una bata de seda recamada de "lores & orlada con

    una cinta de raso !ue su madre le haba echado a los pies, cuando an estaba en el suelo.

    6ero, apenas me acer!u) a la cama para saludarla, al%o me hio enmudecer &

    retroceder unos pasos.

    ;ratar) de e'plicarme. El rostro !ue tena ante m era el mismo !ue se me haba

    aparecido durante a!uella terrible noche de mi in"ancia, el rostro !ue tanto me haba

    impresionado & sobre cu&a aparici#n haba re"le'ionado durante a$os, horrori-ndome en

    secreto. Era un rostro encantador, & su e'presi#n conservaba la melanc#lica dulura !ue

    tena cuando lo vi por primera ve. 0e repente, se ilumin# con una sonrisa, como si

    tambi)n la +oven acabara de reconocer a una vie+a ami%a.Se produ+o un silencio !ue dur# unos instantes. Final e'clam#. 2ace unos a$os vi tu rostro en sue$os, & desde entonces

    me ha obsesionado de tal modo, !ue no he podido olvidarlo.

    S !ue es curioso di+e, tratando de sobreponerme al horror !ue me haba

    impedido pronunciar una palabra hasta a!uel momento. ;ambi)n &o te vi hace unos a$os

    doce, e'actamente, no s) si en un sue$o o en la realidad. A tampoco he podido olvidar

    tu rostro desde entonces.

    Su sonrisa se hio m-s dulce & desapareci# el aire de curiosidad !ue haba notado en

    los primeros momentos en la +oven. (e sent m-s con"iada, & cumpl con mis deberes de

    an"itriona, d-ndole la bienvenida a nuestro ho%ar & e'pres-ndole la satis"acci#n !ue a todos

    los de la casa, & especialmente a m, nos haba producido su imprevista lle%ada. (ientras

    hablaba, le co% la mano. Ao era al%o tmida, hecho mu& comprensible si se tiene en cuenta

    la soledad en !ue viva, pero a!uella situaci#n especial me hio elocuente, casi auda. La

    +oven apret# sbitamente mi mano & la estrech# entre las su&as, mir-ndome con sus o+osbrillantes. Sonro+-ndose, sonri# de nuevo & contest# a mi saludo. 9un!ue &o no me haba

    recobrado del todo de mi primera impresi#n, me sent) a su lado & la +oven me di+o:

    9nte todo, es necesario !ue te cuente c#mo & d#nde te vi por primera ve. Es

    realmente e'traordinario !ue nos ha&amos so$ado mutuamente tal como somos ahora, a

    pesar de !ue el sue$o tuvo lu%ar cuando )ramos unas ni$as. Ao no tena m-s de seis a$os.

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    0espert) de repente de un sue$o a%itado & me pareci# encontrarme en una habitaci#n mu&

    distinta a mi nurser&, una estancia cu&as paredes estaban revestidas de madera de color

    oscuro & !ue apareca llena de camas, sillas & otros muebles. ?ecuerdo !ue las camas

    estaban vacas & !ue en la habitaci#n no haba nadie m-s !ue &o. Contempl) la habitaci#n

    con %ran curiosidad, admirando, entre otras cosas, un %ran candelabro de hierro de dos

    braos !ue reconocera entre mil si volviera a verlo. Lue%o me suba a una de las camas

    para lle%ar hasta la ventana, pero en a!uel mismo instante o un llanto procedente de una de

    las camas. Entonces "ue cuando te vi. Eras tal como ahora te veo, una muchacha bellsima,

    de cabellos dorados & enormes o+os aules. ;ambi)n tus labios eran los mismos. ;u modo

    de mirar me con!uist# inmediatamente. Salt) a la cama & te abrac)1 creo !ue nos !uedamos

    dormidas durante un rato. (e despert# un %rito: te habas despertado & estabas chillando.

    (e asust) & ca al suelo, donde perd el conocimiento. Cuando recobr) el sentido mehallaba de nuevo en mi casa, en mi habitaci#n. unca he podido olvidar tu rostro. o es

    posible !ue todo a!uello "uese un simple sue$o. ?ealmente, la muchacha !ue vi eres t.

    Le cont) entonces mi visi#n, !ue suscit# en mi nueva ami%a una admiraci#n !ue no

    me pareci# simulada.

    o s) cu-l de las dos se asust# m-s di+o, sonriendo Si no hubieras sido tan

    encantadora, creo !ue me habra asustado m-s... o te parece !ue lo me+or ser- pensar !ue

    nos conocimos hace doce a$os & !ue, por tanto somos vie+as ami%asD Ao, por lo menos,

    creo !ue desde nuestra in"ancia est-bamos predestinadas a serlo. A por mi parte nunca he

    tenido una verdadera ami%a. La encontrar) ahoraD

    Suspir# & me mir# apasionadamente con sus hermosos o+os ne%ros. En realidad, a!uella

    +oven me atraa de un modo ine'plicable, pero al propio tiempo me .inspiraba una

    inde"inible repulsi#n. Sin embar%o, pese a lo contradictorio de mis sentimientos, lo !ue

    predominaba era la atracci#n. 9!uella +oven desconocida hasta cierto punto me

    interesaba & me con!uistaba. =Era tan hermosa & "ascinante> ?ecuerdo !ue not) en ella

    cierto cansancio & me apresure a desearle las buenas noches. 9$ad: Ser- me+or !ue esta noche duerma una camarera conti%o. Fuera, en el pasillo, me

    a%uarda una sirvienta. Es mu& seria & no te molestar-. .

    Eres mu& amable respondi# la +oven, pero si ha& otra persona en mi habitaci#n

    no puedo dormir. o necesito a&uda & !uiero con"esarte una pe!ue$a debilidad ma: ten%o

    horror a los ladrones. En cierta ocasi#n, mi casa "ue desvali+ada & asesinaron a dos

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    camareras. 0esde entonces ten%o la costumbre de cerrar la puerta con llave. ;endr-s !ue

    disculparme, pero no puedo evitarlo.

    0urante un rato me retuvo entre sus braos1 lue%o me susurr# al odo:

    7uenas noches, !uerida. (e desa%rada separarme de ti, pero es hora de descansar.

    2asta ma$ana. o pasaremos mucho rato separadas.

    Se de+# caer sobre la almohada, suspirando, mientras sus hermosos o+os me

    contemplaban con e'presi#n amorosa & melanc#lica. Suspir# de nuevo.

    7uenas noches, ami%a ma.

    Los +#venes se enamoran & encari$an al primer impulso. (e lison+eaba el evidente

    a"ecto !ue me demostraba a!uella +oven, aun!ue me pareca !ue &o no haba hecho nada

    para merecerlo. (e encant# la con"iana !ue me haba demostrado desde el primer

    momento. 6areca indudable !ue est-bamos predestinadas a ser ami%as ntimas.Lle%# el da si%uiente, & volvimos a vernos. Su compa$a me haca "eli por muchas

    raones. 9 la lu de da no haba perdido su encanto. Era, sin duda, la m-s hermosa criatura,

    !ue +am-s haba visto, & el desa%radable recuerdo !ue conservaba de su aparici#n en el

    curso de mi sue$o in"antil se haba trocado en una placentera sensaci#n.

    La +oven me con"es# !ue tambi)n ella haba e'perimentado un sobresalto al

    reconocerme, & el mismo sentimiento de repulsi#n !ue se meclaba a mi simpata. Las dos

    nos remos de nuestro asombro.

    2e dicho !ue haba en ella muchas cosas !ue me "ascinaban, pero tambi)n otras !ue

    me desa%radaban.

    Empear) por describirla "sicamente: era de estatura mediana, del%ada, de "orma

    mu& armoniosas. 9parte de !ue sus movimientos eras l-n%uidos @verdaderamente mu&

    l-n%uidos

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    mientras mi ami%a, sentada en un sill#n, hablaba sin cesar. (e %ustaba retorcerlos,

    entrelaarlos, +u%ar con ellos. =Cielo santo> =Si lo hubiese sabido todo>

    2e se$alado !ue al%unas de sus particularidades no me convencan. 2e dicho !ue la

    con"iana !ue me haba otor%ado desde el primer momento me haba con!uistado. o

    obstante, todo cuanto haca re"erencia a ella misma, a su madre o a cual!uier aspecto de su

    vida particular o "amiliar, despertaba en la +oven una e'tra$a reticencia. 0esde lue%o, no era

    raonable por mi parte insistir en esos aspectos, & tal ve no me portaba bien. (i obli%aci#n

    era la de respetar la solemne orden dada a mi padre por la se$ora vestida de ne%ro. 6ero la

    curiosidad es un sentimiento !ue carece de escrpulos, & nin%una muchacha soporta de

    buen %rado verse desilusionada or lo !ue le interesa: Bu) poda haber de malo en el hecho

    de !ue mi ami%a me contara lo !ue tan ardientemente deseaba saberD 9caso no tena

    con"iana en mi sentido del honorD 6or!u) no me crea cuando le ase%uraba !ue +am-sdivul%ara una sola palabra de lo !ue me di+eraD

    Su persistente ne%ativa, acompa$ada siempre de una sonrisa, me pareca un actitud

    totalmente en desacuerdo con su edad. o puedo decir !ue el hecho "uera motivo de

    discusiones entre nosotras, por!ue resultaba imposible en"adarse con la +oven. ;al ve lo

    inconveniente, e incluso descort)s, "uera mi insistencia, pero me senta realmente acuciada

    por la curiosidad.

    Sus e'plicaciones no me aclaraban nada, o por lo menos eso crea &o. 6ueden

    resumirse entres va%as revelaciones:

    La primera era su nombre: Carmilla.

    La se%unda, !ue los miembros de su "amilia eran nobles o intelectuales.

    La tercera, !ue su casa estaba situada a occidente de la nuestra.

    o me di+o su apellido, ni sus ttulos nobiliarios, ni el nombre de sus propiedades,

    ni si!uiera la re%i#n donde viva. A no es !ue &o la atosi%ara continuamente con mis

    pre%untas: me limitaba, simplemente, a intercalarlas siempre !ue la ocasi#n era propicia.

    6re"era las "#rmulas indirectas. una o dos veces, en realidad, la ata!u) "rontalmente. 6ero,cual!uiera !ue "uese la t-ctica !ue empleaba, el resultado era siempre el mismo: un rotundo

    "racaso. Los reproches & las caricias no servan de nada, aun!ue debo con"esar !ue saba

    eludir las pre%untas con una evidente destrea, & !ue pareca "rancamente dis%ustada por no

    poder satis"acer mi curiosidad. Siempre !ue se planteaba una de estas situaciones, me

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    echaba los braos al cuello, me estrechaba contra su pecho & apo&aba su me+illa en la ma,

    murmur-ndome al odo:

    Buerida, s) !ue tu cora#n se siente herido. o me +u%ues cruel: me limito a

    obedecer una le& ineludible !ue constitu&e mi "uera & mi debilidad. Si tu cora#n est-

    herido, el mo san%ra con el tu&o. En medio de m %ran tristea, vivo de tu e'uberante vida,

    & t morir-s, morir-s dulcemente por la ma. Es al%o inevitable. A as como &o me acerco a

    ti, t, a tu ve, te acercar-s a otros & aprender-s el )'tasis de la crueldad, !ue es una "orma

    del amor. o intentes saber nada m-s de m ni de mi vida, pero ten con"iana con todo tu

    amor.

    A despu)s de haber hablado con una vo suave, !ueda, me estrechaba entre sus

    braos, & sus labios, bes-ndome tiernamente, me in"lamaban las me+illas.

    9!uella e'citaci#n & a!uel len%ua+e me resultaban incomprensibles. *ntentaba eludirsus abraos, no demasiado "recuentes, pero me "altaban ener%as. Sus palabras resonaban en

    mis odos como una canci#n de cuna & dome$aban mi resistencia sumer%i)ndome en una

    especie de sopor, del cual s#lo despertaba cuando me libraba de sus braos. 9!uellas

    incomprensibles e'pansiones no me %ustaban. E'perimentaba una e'tra$a & tumultuosa

    sensaci#n !ue, si bien en cierto sentido me resultaba a%radable, me inundaba al mismo

    tiempo de temor & de repulsi#n. Siempre !ue tena lu%ar una de esas escenas me senta

    sumamente turbada, &, al tiempo !ue aumentaba el placer !ue me produca, aumentaba

    tambi)n mi repu%nancia.

    S) !ue lo !ue acabo de e'plicar podr- parecer parad#+ico, pero no puedo e'presar

    de otra "orma lo !ue senta.

    2an transcurrido die a$os desde !ue tuvieron lu%ar a!uellos hechos, & la mano me

    tiembla an al escribir acerca de la situaci#n en !ue inconscientemente me vi envuelta.

    9 veces, despu)s de un lar%o perodo de indi"erencia, mi e'tra$a & bellsima ami%a

    me co%a sbitamente la mano, estrech-ndomela con pasi#n. Se sonro+aba & me miraba con

    o+os ora l-n%uidos, ora de "ue%o. Su conducta era tan seme+ante a la de un enamorado, !ueme produca un intenso desasosie%o. 0eseaba evitarla, & al propio tiempo me de+aba

    dominar. Carmilla me co%a entre sus braos, me miraba intensamente a los o+os, sus labios

    ardientes Hrecorran mis me+illas con mil besos &, con un susurro apenas audible, me deca:

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    0espu)s se echaba hacia atr-s, apo&-ndose en el respaldo del sill#n, cubri)ndose los

    o+os con las manos1 & &o me senta trastornada en lo m-s pro"undo de mi ser.

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    Cuando el corte+o pas# delante nuestro me puse en pie en se$al de respeto, & un mi

    vo a las su&as. (i ami%a me tir# rudamente del vestido & &o me volv, sorprendida. En

    tono irritado, me di+o:

    6or!ue

    t has de morir, todos han de morir, & todos, despu)s de la muerte, son mucho m-s "elices.

    =?e%resemos a casa>(i padre ha ido tambi)n al cementerio. Lo sabasD

    o, no me importa. i si!uiera s) !ui)n es el muerto replic# mientras sus o+os

    centelleaban.

    Se trata de a!uella muchacha !ue hace unos !uince das cre haber visto un

    "antasma. 0esde entonces ha ido empeorando, & a&er por la ma$ana "alleci#.

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    *nopinadamente, Carmilla compr# un talism-n & &o la imit). El va%abundo nos

    observaba & nosotras sonreamos divertidas1 al menos &o. 6ero, de repente, mientras nos

    mi

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    (e asusta pensar !ue puedo ser vctima de una alucinaci#n seme+ante. 9un!ue

    s#lo "uera una alucinaci#n, ha de ser tan horrible como si se tratara de un hecho real.

    Estamos en las manos de 0ios a"irm# mi padre. ada puede ocurrir sin su

    consentimiento, & todo terminar- bien para a!uellos !ue le aman. Es nuestro Creador. El

    nos ha hecho & cuidar- de nosotros.

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    El restaurador e'hibi# la tela con evidente or%ullo. Era una +oven de rostro

    hermossimo, & !ued) asombrada por la vivea de su e'presi#n. 6ero lo !ue m-s me

    asombr# "ue su e'traordinario parecido con Carmilla.

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    Se puso en pie & salimos al patio co%idas por la cintura. 9nduvimos lentamente & en

    silencio hasta el puente levadio. 9nte nuestros o+os se e'tenda una hermosa llanura,

    ba$ada por la lu de la luna.

    .0e modo !ue recuerdas an el da de mi lle%adaD me susurr# Carmilla al odo

    . ;e ale%ra tenerme a!uD

    So& mu& "eli, !uerida Carmilla respond. e'clam). Cuando me cuentes la historia de tu

    vida, esto& se%ura de !ue ser- como si me le&eras una novela de amor.

    (e bes# silenciosamente.Esto& convencida, Carmilla, de !ue has estado enamorada prose%u. A me

    atrevera a a"irmar !ue si%ues preocupada por al%n asunto amoroso.

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    6ap- se apenara mucho si supiera !ue te encuentras mal & no lo .dices. uestro

    m)dico es un hombre mu& inteli%ente.