Carmelo y el mar

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CARMELO y el mar Roser Ros y Helena Basagañas

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Cuento para niños-as 8-12 años

Transcript of Carmelo y el mar

Page 1: Carmelo y el mar

CARMELO y el marRoser Ros y Helena Basagañas

Page 2: Carmelo y el mar

Como cada atardecer, la

chiquillería del poblado se

reúne bajo el baobab para

escuchar las palabras de papa

Lawali.

-Cuando yo era joven

salíamos a pescar con la

única protección de nuestras

piraguas. Nos lanzábamos

al mar, que en aquel tiempo

contaba con tantos peces

como hierba tiene la sabana.

Al regresar sigue contando

papa Lawali, aquellas cestas

repletas de pescado pasaban

a manos de las mujeres.

Ellas preparaban el pescado

para llevarlo a vender, no

sin antes haber separado una

parte para nuestro consumo.

Una vez fritos, todos

comíamos los frutos del mar

acompañándolos con arroz

y patatas cocidas al amor de

la lumbre, y lo aliñábamos

todo con salsa verde y salsa

negra... Pero ahora, ¡ay!, el

pescado escasea y cada vez

es más difícil pescar.

Page 3: Carmelo y el mar

Como cada atardecer, la

chiquillería del poblado se

reúne bajo el baobab para

escuchar las palabras de papa

Lawali.

-Cuando yo era joven

salíamos a pescar con la

única protección de nuestras

piraguas. Nos lanzábamos

al mar, que en aquel tiempo

contaba con tantos peces

como hierba tiene la sabana.

Al regresar sigue contando

papa Lawali, aquellas cestas

repletas de pescado pasaban

a manos de las mujeres.

Ellas preparaban el pescado

para llevarlo a vender, no

sin antes haber separado una

parte para nuestro consumo.

Una vez fritos, todos

comíamos los frutos del mar

acompañándolos con arroz

y patatas cocidas al amor de

la lumbre, y lo aliñábamos

todo con salsa verde y salsa

negra... Pero ahora, ¡ay!, el

pescado escasea y cada vez

es más difícil pescar.

Page 4: Carmelo y el mar

La voz de papa Lawali es un

puro lamento. Pero los niños

no entienden de esas cosas

y menos aún Kala, que sin

pensarlo le interrumpe con

un:

¡Bah! ¡Me voy a la playa!

¿Alguien quiere echar una

carrera a nado? ¡A ver quién

llega más lejos!

La chiquillería se levanta,

guiada por un mismo clamor:

¡Vamos a nadar!

Han dejado el baobab atrás.

A todos les gusta nadar

tanto como escuchar a papa

Lawali.

Page 5: Carmelo y el mar

La voz de papa Lawali es un

puro lamento. Pero los niños

no entienden de esas cosas

y menos aún Kala, que sin

pensarlo le interrumpe con

un:

¡Bah! ¡Me voy a la playa!

¿Alguien quiere echar una

carrera a nado? ¡A ver quién

llega más lejos!

La chiquillería se levanta,

guiada por un mismo clamor:

¡Vamos a nadar!

Han dejado el baobab atrás.

A todos les gusta nadar

tanto como escuchar a papa

Lawali.

Page 6: Carmelo y el mar

Carmelo es un joven

pescador que hoy sale

por primera vez a pescar,

junto a sus compañeros de

embarcación. Se ha enrolado

en la f ota pesquera que

trabaja en aguas africanas

mar adentro. Los barcos

vienen de lejos para faenar

en este mar. También

Carmelo viene de lejos, y

esta es la primera vez que se

acerca a estas costas.

El trabajo de Carmelo,

como el de sus compañeros

de profesión, consiste en

echar las redes al mar para,

parapetados en la cubierta de

la enorme barcaza, capturar

grandes cantidades pescado.

Una vez izado a cubierta, el

fruto del trabajo de estos

valientes muchachos será

aprovechado por las grandes

compañías pesqueras, que de

este modo verán crecer más

y más su negocio.

Mientras, el mar cada vez se

empobrece más. Pero esto,

de momento, no es motivo de

preocupación para Carmelo y

los demás pescadores.

Page 7: Carmelo y el mar

Carmelo es un joven

pescador que hoy sale

por primera vez a pescar,

junto a sus compañeros de

embarcación. Se ha enrolado

en la f ota pesquera que

trabaja en aguas africanas

mar adentro. Los barcos

vienen de lejos para faenar

en este mar. También

Carmelo viene de lejos, y

esta es la primera vez que se

acerca a estas costas.

El trabajo de Carmelo,

como el de sus compañeros

de profesión, consiste en

echar las redes al mar para,

parapetados en la cubierta de

la enorme barcaza, capturar

grandes cantidades pescado.

Una vez izado a cubierta, el

fruto del trabajo de estos

valientes muchachos será

aprovechado por las grandes

compañías pesqueras, que de

este modo verán crecer más

y más su negocio.

Mientras, el mar cada vez se

empobrece más. Pero esto,

de momento, no es motivo de

preocupación para Carmelo y

los demás pescadores.

Page 8: Carmelo y el mar

Y cuando más enfrascados

estaban en la faena,

de pronto, unos cuerpos

extraños se cuelan

inesperadamente entre las

redes. ¡Un niño y una niña!

Y es que la impetuosa Kala

ha rebasado la línea que

separa las aguas, penetrando

en la zona destinada a las

barcazas, y ha caído presa de

las redes, como un pescado

cualquiera.

Su amigo Samba ha corrido

la misma suerte. Y ahora los

dos han sido izados a cubierta

en compañía de enormes

cantidades de pescado,

que ambos chiquillos se

apresuran a apresar con sus

pequeñas manos.

¿Cómo no iban a hacerlo,

si hasta ahora nunca habían

visto tales cantidades

de pescado? Además,

últimamente este alimento

escasea en el poblado.

¡Hay que devolver a este par

de chiquillos inmediatamente

a tierra! –ruge el capitán.

¡Carmelo, ocúpate de ellos!

Obedeciendo las órdenes

del capitán, Carmelo enfila

la lancha con Kala y Samba

a bordo. Los niños tienen

prisa por regresar junto a

los suyos. Entre sus manos

todavía queda algún que otro

pescado.

Page 9: Carmelo y el mar

Y cuando más enfrascados

estaban en la faena,

de pronto, unos cuerpos

extraños se cuelan

inesperadamente entre las

redes. ¡Un niño y una niña!

Y es que la impetuosa Kala

ha rebasado la línea que

separa las aguas, penetrando

en la zona destinada a las

barcazas, y ha caído presa de

las redes, como un pescado

cualquiera.

Su amigo Samba ha corrido

la misma suerte. Y ahora los

dos han sido izados a cubierta

en compañía de enormes

cantidades de pescado,

que ambos chiquillos se

apresuran a apresar con sus

pequeñas manos.

¿Cómo no iban a hacerlo,

si hasta ahora nunca habían

visto tales cantidades

de pescado? Además,

últimamente este alimento

escasea en el poblado.

¡Hay que devolver a este par

de chiquillos inmediatamente

a tierra! –ruge el capitán.

¡Carmelo, ocúpate de ellos!

Obedeciendo las órdenes

del capitán, Carmelo enfila

la lancha con Kala y Samba

a bordo. Los niños tienen

prisa por regresar junto a

los suyos. Entre sus manos

todavía queda algún que otro

pescado.

Page 10: Carmelo y el mar

Al tocar tierra f rme, Kala

y Samba salen disparados

hacia la sombra del baobab.

Quieren que todo el mundo

oiga su aventura y vea su

tesoro.

Carmelo ha dejado la lancha

en la orilla y camina tras

los niños. Quiere estar

seguro de que alcanzan su

destino. Llega justo a tiempo

para escuchar la voz enojada

de papa Lawali.

¡Ajá! ¡Malditos marineros que

expolian el mar, roban su

riqueza y nuestro sustento!

Eh... Yo... –consigue balbucear

Carmelo tratando de

justif carse.

Kala y Samba se quedan sin

respiración. ¿Cómo es posible

que papa Lawali culpe de

todos los males al marinero

que los ha traído a tierra?

¡Sin duda, papa Lawali se está

comportando injustamente

con Carmelo!

¡Han de hacer algo!

Page 11: Carmelo y el mar

Al tocar tierra f rme, Kala

y Samba salen disparados

hacia la sombra del baobab.

Quieren que todo el mundo

oiga su aventura y vea su

tesoro.

Carmelo ha dejado la lancha

en la orilla y camina tras

los niños. Quiere estar

seguro de que alcanzan su

destino. Llega justo a tiempo

para escuchar la voz enojada

de papa Lawali.

¡Ajá! ¡Malditos marineros que

expolian el mar, roban su

riqueza y nuestro sustento!

Eh... Yo... –consigue balbucear

Carmelo tratando de

justif carse.

Kala y Samba se quedan sin

respiración. ¿Cómo es posible

que papa Lawali culpe de

todos los males al marinero

que los ha traído a tierra?

¡Sin duda, papa Lawali se está

comportando injustamente

con Carmelo!

¡Han de hacer algo!

Page 12: Carmelo y el mar

Pero Carmelo no

escucha, no atiende. Está

intentando entender las

raíces de la cólera del

venerable anciano. Su

pensamiento vuela hacia

la enorme barcaza en la

que se enroló y que, día

tras día, se afana pescando

sin tregua en este mar

tan cercano al poblado

y tan importante para el

sustento de su gente.

Y se pregunta si ese

desmesurado afán de

pescar sin descanso no

terminará con la rica

fauna marina que durante

siglos ha permitido saciar

el hambre de tantos

poblados de África.

Page 13: Carmelo y el mar

Pero Carmelo no

escucha, no atiende. Está

intentando entender las

raíces de la cólera del

venerable anciano. Su

pensamiento vuela hacia

la enorme barcaza en la

que se enroló y que, día

tras día, se afana pescando

sin tregua en este mar

tan cercano al poblado

y tan importante para el

sustento de su gente.

Y se pregunta si ese

desmesurado afán de

pescar sin descanso no

terminará con la rica

fauna marina que durante

siglos ha permitido saciar

el hambre de tantos

poblados de África.

Page 14: Carmelo y el mar

Han transcurrido muchas

lunas. Tantas que Carmelo

casi no recuerda cuándo

tomó la decisión de no

regresar a bordo de la

barcaza, junto a sus

compañeros pescadores.

Ahora él, y Kala y Samba

y los demás habitantes del

poblado comparten no sólo

la sombra del baobab, sino

un mismo deseo:

¡detener la destrucción del

fondo marino!

Page 15: Carmelo y el mar

Han transcurrido muchas

lunas. Tantas que Carmelo

casi no recuerda cuándo

tomó la decisión de no

regresar a bordo de la

barcaza, junto a sus

compañeros pescadores.

Ahora él, y Kala y Samba

y los demás habitantes del

poblado comparten no sólo

la sombra del baobab, sino

un mismo deseo:

¡detener la destrucción del

fondo marino!

Page 16: Carmelo y el mar

Primera ediciónnoviembre de 2011

editaVeterinarios Sin Fronteras

coPyLeFt yautoría deL textoroser ros i Vilanova

iLuStracioneSHelena Basagañas

correcciónclaudia ortego

diSeño y maquetaciónnúria Farrés

SerVicioS editoriaLeStantàgora www.tantagora.net

dePóSito LegaL: B-267-2012

iSBn: 978-84-938581-2-4

imPreSióntallers gràfics Soler S.a.enric morera, 1508950 esplugues de Llobregat

con eL aPoyo de

esta publicación forma parte de un proyecto financiadopor la aecid. Su contenido es respoonsabilidad exclusiva de Veterinarios Sin Fronteras,y no necesariamente refleja la opinión de la aecid.

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