Carta a Los JÓVENES 2015

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Queridos jóvenes: En este mes de septiembre toda la creación parece despertar del letargo del invierno. Los árboles, las flores, las aves, la luz, los aromas y colores visten los paisajes y alegran nuestros corazones de manera particular. ¡Cuánta belleza hay en el mundo! Mi vida, tu vida y la de tus amigos, la vida de todos es un regalo de Dios. También la vida del Planeta es parte de su proyecto de amor por toda la humanidad. El mundo es una casa para la única familia humana. Y la estamos maltratando y sobreexplotando. El cambio climático, el exceso de basura y la falta de su tratamiento, la contaminación de mares y ríos, la tala de bosques, la desertificación de suelos nos muestran que el Planeta y la humanidad estamos ante riesgos muy serios. A esto sumamos el desperdicio de comida, el abuso de energías no renovables, la costumbre consumista del “uso y tiro” que están llevando al agotamiento de los preciosos recursos de nuestro Planeta. El Papa Francisco dedicó hace poco una Encíclica “sobre el cuidado de la casa común” y desde ahí nos llama a un cambio

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de Monseñor Lozano para los jóvenes de los diferentes comunidades educativas

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Queridos jóvenes:

En este mes de septiembre toda la creación parece despertar del letargo del invierno. Los

árboles, las flores, las aves, la luz, los aromas y colores visten los paisajes y alegran nuestros

corazones de manera particular.

¡Cuánta belleza hay en el mundo!

Mi vida, tu vida y la de tus amigos, la vida de todos es un regalo de Dios. También la vida del

Planeta es parte de su proyecto de amor por toda la humanidad. El mundo es una casa para

la única familia humana.

Y la estamos maltratando y sobreexplotando. El cambio climático, el exceso de basura y la

falta de su tratamiento, la contaminación de mares y ríos, la tala de bosques, la

desertificación de suelos nos muestran que el Planeta y la humanidad estamos ante riesgos

muy serios. A esto sumamos el desperdicio de comida, el abuso de energías no renovables,

la costumbre consumista del “uso y tiro” que están llevando al agotamiento de los

preciosos recursos de nuestro Planeta.

El Papa Francisco dedicó hace poco una Encíclica “sobre el cuidado de la casa común” y

desde ahí nos llama a un cambio personal: “Recordemos el modelo de san Francisco de

Asís, para proponer una sana relación con lo creado como una dimensión de la conversión

íntegra de la persona. Esto implica también reconocer los propios errores, pecados, vicios o

negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde adentro”. (LS 218)

Pero hace falta también un cambio del conjunto: “A problemas sociales se responde con

redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales: «Las exigencias de esta

tarea van a ser tan enormes, que no hay forma de satisfacerlas con las posibilidades de la

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iniciativa individual y de la unión de particulares formados en el individualismo. Se

requerirán una reunión de fuerzas y una unidad de realización». La conversión ecológica

que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión

comunitaria”. (LS 219)

¿Te das cuenta? La dimensión comunitaria nos convoca, nos engloba, nos hermana.

El modo en que tratamos al planeta refleja cómo nos queremos o despreciamos a nosotros

mismos. No es raro que los mayores abusos contra la creación, la hermana agua, la madre

tierra, se produzcan en momentos en los cuales se valora poco la vida humana.

Pienso en vos y tus hijos; también en tus nietos y las generaciones por venir. La juventud no

es una barrera para proyectar el futuro. Al contrario: la juventud es creatividad, iniciativa,

fuerza, imaginación. Quienes habiten el mundo dentro de 10, 20, 50 o más de 200 años,

deben tener los mismos derechos que nosotros al agua potable, la tierra fértil, el aire

respirable.

Cuidá el Planeta. Cuidá tu vida.

Dios te bendiga.

¡Feliz día de la Primavera!