CARVER Diles a Las Mujeres Que Nos Vamos

12
Diles a las mujeres que nos vamos Raymond Carver Bill Jamison había sido siempre el mejor amigo de Jerry Roberts. Ambos habían crecido en la zona sur, cerca del viejo parque de atracciones. Habían ido juntos a la escuela primaria y luego a la secundaria, y más tarde entraron en Eisenhower, donde hicieron cuanto estuvo en su mano para tener el mayor número de profesores comunes, se intercambiaron camisas y suéteres y pantalones con pinzas, y salieron y fornicaron con las mismas chicas, e hicieron todas esas cosas que suelen salir al paso normalmente. En el verano conseguían trabajos juntos: macerar melocotones, recoger cerezas, deshebrar lúpulo, cualquier cosa que les proporcionase algo de dinero y en donde no hubiera que soportar a un patrón al acecho. Y compraron un coche a medias. El verano anterior a su ultimo curso, juntaron el dinero y se compraron un Plymouth rojo del 54 por 325 dólares. Lo compartieron. Y todo salió perfectamente. Pero Jerry se casó antes de que finalizara el primer semestre, y abandonó los estudios para tomar un empleo fijo en el centro comercial Robby`s. En cuanto a Bill, también el había salido con la chica. Carol, se llamaba, y se llevaba muy bien con Jerry, y Bill iba a visitarlos siempre que podía. Tener amigos casados le hacía sentirse mayor. Solía ir a almorzar o a cenar, y escuchaban a Elvis o a Bill Haley y los Comets. Pero a veces Carol y Jerry empezaban a ponerse a tono sin importarles que Bill se levantaba y se excusaba y se iba andando hasta la estación de servicio Dezorn`s a tomarse una Coca – Cola, pues en el apartamento de

description

Carver, Raymond

Transcript of CARVER Diles a Las Mujeres Que Nos Vamos

Diles a las mujeres que nos vamos

Diles a las mujeres que nos vamos

Raymond Carver

Bill Jamison haba sido siempre el mejor amigo de Jerry Roberts. Ambos haban crecido en la zona sur, cerca del viejo parque de atracciones. Haban ido juntos a la escuela primaria y luego a la secundaria, y ms tarde entraron en Eisenhower, donde hicieron cuanto estuvo en su mano para tener el mayor nmero de profesores comunes, se intercambiaron camisas y suteres y pantalones con pinzas, y salieron y fornicaron con las mismas chicas, e hicieron todas esas cosas que suelen salir al paso normalmente.

En el verano conseguan trabajos juntos: macerar melocotones, recoger cerezas, deshebrar lpulo, cualquier cosa que les proporcionase algo de dinero y en donde no hubiera que soportar a un patrn al acecho. Y compraron un coche a medias. El verano anterior a su ultimo curso, juntaron el dinero y se compraron un Plymouth rojo del 54 por 325 dlares.

Lo compartieron. Y todo sali perfectamente.

Pero Jerry se cas antes de que finalizara el primer semestre, y abandon los estudios para tomar un empleo fijo en el centro comercial Robby`s.

En cuanto a Bill, tambin el haba salido con la chica. Carol, se llamaba, y se llevaba muy bien con Jerry, y Bill iba a visitarlos siempre que poda. Tener amigos casados le haca sentirse mayor. Sola ir a almorzar o a cenar, y escuchaban a Elvis o a Bill Haley y los Comets.

Pero a veces Carol y Jerry empezaban a ponerse a tono sin importarles que Bill se levantaba y se excusaba y se iba andando hasta la estacin de servicio Dezorn`s a tomarse una Coca Cola, pues en el apartamento de Jerry no haba ms que una cama abatible en la sala de estar. O bien ellos se metan en el cuarto de bao y Bill se iba a la cocina y finga interesarse por la alacena o el frigorfico mientras trataba de no escuchar.

As que Bill empez a no ir tan a menudo; y, despus de graduarse en junio, consigui un empleo en la fbrica Darigold y se alist en la Guardia Nacional. Al cabo de un ao tena a su cargo su propia ruta lechera y mantena relaciones formales con Linda. De modo que Bill y Linda iban a visitar a Jerry y Carol, y beban cerveza y oan discos.

Carol y Linda se llevaban bien, y a Bill le halag que Carol le dijera as, confidencialmente- que Linda era una "autntica persona".

Tambin a Jerry le gustaba Linda.

-Es estupenda - coment Jerry.

Cuando Bill y Linda se casaron, Jerry fue el padrino de boda. La fiesta, naturalmente, fue en el Donelly Hotel, y Jerry y Bill se cogieron del brazo y se bebieron el ponche de un trago y se despacharon a gusto con toda clase de diabluras. Pero en determinado momento, en medio de toda aquella alegra, Bill mir a Jerry y pens en lo mucho que haba envejecido, pues tena veintids aos y aparentaba muchos ms. Para entonces tena ya dos hijos y haba ascendido en Robbys a adjunto a la gerencia, y haba otro retoo en camino.

Se vean todos los sbados y domingos, y ms a menudo si haba una fiesta. Cuando haca buen tiempo, Bill y Linda iban a casa de Jerry, y asaban perritos calientes en la barbacoa, mientras dejaban a los nios en la piscina porttil que Jerry haba conseguido por cuatro perras al igual que tantas otras cosas - en el centro comercial donde trabajaba.

Jerry tena una bonita casa. Estaba sobre una colina desde donde se divisaba el Naches. Haba otras casas en las cercanas, pero no muy prximas. A Jerry le iban las cosas a pedir de boca. Cuando Bill y Linda y Jerry y Carol se reunan, lo hacan siempre en casa de Jerry, pues era l quien tena la barbacoa y los discos y la chiquillera que no paraba de dar la lata.

Sucedi un domingo en casa de Jerry.

Las mujeres estaban en la cocina preparando las cosas. Las hijas de Jerry jugaban en el jardn. Lanzaban una pelota de plstico a la piscinita, chillaban y se metan a chapotear detrs de ella.

Jerry y Bill, echados en las tumbonas del patio, beban cerveza y descansaban.

Bill llevaba el peso de la conversacin: hablaba de gente que conocan, de Darigold, del Pontiac Catalina de cuatro puertas que pensaba comprarse.

Jerry miraba fijamente el tendedero, o el Chevy descapotable del 68 que estaba en el garaje. Bill pens que Jerry iba a acabar por quedarse ensimismado, mirando como miraba todo el tiempo fijamente y sin decir esta boca es ma.

Bill se movi en su tumbona y encendi un cigarrillo.

Pregunt:

-Te sucede algo, muchacho? Quiero decir ya sabes.

Jerry acab su cerveza y aplast la lata. Se encogi de hombros.

- Ya sabes dijo.

Bill asinti con la cabeza.

Luego Jerry propuso:

- Qu tal si nos damos una vuelta?

- Me parece perfecto aprob Bill Les dir a las mujeres que nos vamos.

Tomaron la carretera del ro Naches rumbo a Gleed. Conduca Jerry. El da era clido y soleado, y el aire azotaba el interior del coche.

-Adnde vamos? pregunt Bill.

- Vamos a echar unas partidas de billar.

- Estupendo celebr Bill. Se senta mucho mejor viendo a Jerry animado.

- Hay que salir de vez en cuando se justific Jerry. Mir a Bill-. Me entiendes, no?

S, Bill le entenda. Le gustaba ir con los compaeros de la fbrica a jugar en la liga de bolos del viernes por la noche. Le gustaba irse un par de veces a la semana despus del trabajo a tomarse unas cervezas con Jack Broderick. Saba que los jvenes tienen que salir de vez en cuando.

-Al pie del can- dijo Jerry mientras tomaba la pista de grava que conduca al Rec center.

Entraron. Bill sostuvo la puerta para que pasara Jerry, y al pasar Jerry le dio un puetazo suave en el estmago.

-Qu hay, gente?

Era Riley.

-Eh, Cmo estis, chicos?

Riley sala de detrs de la barra sonriendo abiertamente. Era un hombre corpulento. Llevaba una camisa hawaiana de manga corta que le colgaba fuera de los tejanos. Riley repiti:

-Cmo estis, chicos?

-Venga, calla y ponnos un par de Olys- pidi Jerry, guiando un ojo a Bill-. Y t cmo ests, Riley?

-Pregunt Jerry.

Riley continu:

-Cmo os va, chicos? Dnde os habais metido?

Tenis algn lo de faldas? La ltima vez que te vi, Jerry, tenas a la parienta de seis meses.

Jerry se qued quieto unos instantes, y pestae.

-Qu hay de esos Olys?-insisti Bill.

Se sentaron en unos taburetes cerca de la ventana.

Jerry coment:

-Qu local es ste, Riley, sin una sola chica un domingo por la tarde?

Riley ri. Contest:

-Imagino que estn todas en la iglesia rezan do para conseguir un macho.

Se tomaron cinco latas de cerveza cada uno y tardaron dos horas en jugar tres partidas de turnos y dos de Billar ruso. Riley, sentado en un taburete, hablaba y miraba cmo jugaban. Bill no paraba de mirar primero su reloj y luego a Jerry.

Bill salt:

-Bueno, en qu piensas, Jerry? Repito, en qu piensas?

Jerry acab la lata, la aplast y se qued un momento dndole vueltas en la mano.

Una vez en la carretera, Jerry empez a pisarle a fondo: a veces pona el coche a ciento treinta y ciento cuarenta kilmetros por hora. Acababan de adelantar a una vieja furgoneta cargada de muebles cuando vieron a las dos chicas.

-Mira eso!- exclam Jerry, reduciendo la marcha-. Ya hara yo algo con ellas.

Jerry sigui como un kilmetro y sali de la carretera.

-Volvamos propuso-. Intentmoslo.

-joder dud Bill-. No s.

-Yo les hara algo- insisti Jerry.

Bill remolone:

-S. Pero no s

-Joder, venga- le apremi Jerry.

Bill mir el reloj y luego mir en torno. Dijo: -Suelta el rollo t. Yo estoy desentrenado.

Jerry hizo sonar la bocina mientras giraba en redondo.

Cuando se acerc a la altura de las chicas redujo la velocidad. Hizo entrar el Chevy en el arcn. Las chicas siguieron pedaleando en direccin opuesta, pero se miraron la una a la otra y rieron. La que ocupaba el borde de la pista era alta y esbelta y tena el pelo oscuro; la otra era rubia y ms menuda. Ambas llevaban shorts y blusas al descubierto la espalda.

-Putas- mascull Jerry.

Esper que pasaran los coches para cruzar y tomar la direccin contraria.

-La morena es para m-decidi. Aadi-: la pequea es tuya.

Bill se ech hacia atrs en su asiento y se toc el puente de las gafas de sol.

-sas no van a hacer nada- augur.

-Pronto las tendrs a tu lado- le contradijo Jerry.

Cruz la autopista y dio marcha atrs.

-Preprate- anunci.

-Hola dijo Bill cuando alcanzaron las bicicletas-.

Me llamo Bill.

-Muy bonito- dijo la morena.

-Adnde vais? pregunt Bill.

Las chicas no respondieron. La pequea ri. Siguieron pedaleando y Jerry sigui conduciendo.

Eh, venga. Adnde vais?- insisti Bill.

-A ningn sitio- contest la pequea.

-Y dnde es ningn sitio?

- Ya te gustara saberlo coquete la pequea.

-Te he dicho mi nombre respondi Bill-. Cul es el tuyo? ste se llama Jerry.

Las chicas se miraron y rieron.

Apareci un coche a la zaga. El conductor toc el claxon.

-A la mierda! grit Jerry.

Aceler hasta despegarse de las bicicletas y dej que el coche lo adelantara. Luego retrocedi hasta situarse al lado de las chicas.

Bill propuso:

-Os damos un paseo. Os llevamos a donde queris. Lo prometo. Tenis que estar cansadas de darles a los pedales. Tenis pinta de cansadas. No es bueno el exceso de ejercicio. Y menos para las chicas.

Las chicas rieron.

-Lo veis? continu Bill-. Ahora venga, decidnos cmo os llamis.

-Yo soy Brbara, y sta es Sharon dijo la menuda.

-Perfecto! exclam Jerry-. Ahora entrate de adnde van.

-Adnde vais? quiso saber Bill-. Eh, Barbara?

La chica ri.

-A ninguna parte -respondi -. Por la carretera.

-Pero por la carretera adnde?

-Te importa que se lo diga? le pregunt a su amiga.

-No, me da igual contest la amiga-. Me da exactamente igual. No voy a ir a ninguna parte con nadie resolvi la chica llamada Sharon.

-Adnde vais? -insisti Bill-. Vais a Picture Rock?

Las chicas rieron.

-All es Adnde van asegur Jerry.

Apret el acelerador del Chevy, adelantando a las chicas y se meti en el arcn: ahora habran de pasar a su lado.

-No seis as dijo Jerry. Y les inst-: Vengas. Si ya hemos sido presentados argument.

Las chicas pasaron de largo.

-No os voy a morder! brome Jerry.

La morena mir hacia atrs. A Jerry le pareci que le miraba con ojos propicios. Pero con una chica nunca se sabe.

Jerry volvi como un rayo a calzada; de los neumticos salieron disparados guijarros y tierra.

-Nos veremos! les grit Bill al pasar a su lado.

-Est en el bote coment Jerry-. No has visto la mirada que me ha echado la muy guarra?

-No s dud Bill-. Quiz sera mejor que volviramos a casa.

-Pero si est hecho! dijo Jerry.

Sali de la carretera y se detuvo bajo unos rboles.

La carretera se bifurcaba all, en Picture Rock, de donde parta un ramal para Yakima y otro para el Naches, Enumclaw, el puerto de Chinook y Seattle.

A unos cien metros de la autopista se alzaba una alta e inclinada masa de roca negra, parte integrante de una cadena poco elevada de colinas llenas de senderos y pequeas cuevas, en cuyas paredes podan verse numerosas inscripciones indias. El lado escarpado de la roca daba a la carretera, y sobre l haba escritas cosas como stas: NACHES 67 LOS WILDCATS DE GLEED JESS NOS SALVA DERROTAD A YAKIMA ARREPENTOS.

Se quedaron dentro del coche, fumando. Los mosquitos trataban de picarles en las manos.

-Cmo me gustara tener una cerveza exclam Jerry-. Ira bien beberme una.

-Y yo core Bill, y mir el reloj.

Cuando divisaron a las chicas, Jerry y Bill salieron del coche. Se apoyaron sobre la aleta delantera.

-Recuerda dijo Jerry, apartndose del coche-. La morena es ma. T te encargas de la otra.

Las chicas dejaron las bicicletas en el suelo y tomaron uno de los senderos. Desaparecieron tras un recodo y volvieron a aparecer un poco ms arriba.

Ahora estaban all, quietas, y miraban hacia abajo.

-Para qu nos segus, eh chicos?- grit la morena.

Jerry tom el sendero.

Las chicas se volvieron y se alejaron de nuevo a buen paso. Bill fumaba un cigarrillo, y se paraba de vez en cuando para dar una honda chupada. Cuando llegaron a un recodo, mir hacia atrs y vio el coche.

-Muvete! le inst Jerry.

-Ya voy respondi Bill.

Siguieron subiendo. Pero Bill tuvo que recobrar el resuello. Ya no poda ver el coche. Tampoco la carretera. A su izquierda pudo ver una franja del Naches, que se extenda hacia abajo como una tira de papel de aluminio.

Jerry dijo:

-Vete a la derecha y yo ir de frente. Les cortaremos el paso a esas calientapollas.

Bill asinti con la cabeza. Jadeaba demasiado para poder hablar.

Sigui subiendo durante un rato; el sendero empez a descender y a encaminarse hacia el valle. Bill mir y vio a las chicas. Se haban puesto en cuclillas tras un saliente terreno. Tal vez estaban sonriendo.

Bill sac un cigarrillo. Pero no pudo encenderlo. Entonces vio a Jerry. Y despus de aquello, ya no importaba.

Lo que Bill haba querido era joder con ellas. O verlas desnudas. Pero tampoco le habra importado mucho que la cosa no saliera.

No lleg a saber lo que quera Jerry. Pero todo empez y acab con una piedra. Jerry utiliz la misma piedra con las dos chicas: primero con la que se llamaba Sharon y luego con la que se supona que le tocara a Bill.

Traduccin de Jess Zulaika.