Caso Della Savia Fallo Completo

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Sumario EJECUCION DE SENTENCIA FIRME. Consolidación de deudas. Emergencia económica. Pago de deudas previsionales mediante títulos públicos. Bonos IV Serie. Control de constitucionalidad de los arts. 64, párrafo 2do., y 66 inc. b) de la ley 25827 (Ley de Presupuesto). Cuestión no alcanzada por la Ley 25827 S.D 118234 CAUSA 34643/03 - "Della Savia, Haydee Iolanda c/ANSES s/ejecución previsional" - CFSS - SALA II - 22/08/2006 "Un nuevo y meditado examen de la cuestión sometida a consideración de esta Sala, me obliga a replantear mi adhesión a la doctrina "Parada, Andrés c/ANSeS s/reajuste por movilidad" [Fallo elDial.com elDial - AC25CE] (resolución interlocutoria Nº60.774/05, de fecha 26/09/05), ante el convencimiento de que lo resuelto por el a-quo en la sentencia no contradice el criterio sentado por el Alto Tribunal de la Nación en el precedente "Galli, Hugo y otro c/P.E.N."; o, lo que es lo mismo, que el "holding" de esta importante sentencia -como se acaba de ver- elucida una cuestión por completo ajena al "thema decidendum" que resuelve la fundada resolución en crisis." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría) "El apartamiento deliberado del orden axiológico establecido en la Constitución Nacional en la elaboración del presupuesto general de gastos y recursos para el ejercicio respectivo, torna inconstitucional -para Bidart Campos- que créditos correspondientes a beneficios de la seguridad social que han obtenido reconocimiento por sentencia firme sufran dilaciones para su cobro cuando el jubilado o pensionado -como sucede en autos- debe aguardar a que la ley de presupuesto del año siguiente prevea la respectiva partida. Este es un caso patente - concluye este autor- de soslayamiento de un deber prioritario del estado que no admite postergaciones como la mencionada (v. op. cit. pág. 367). Al abrigo de las pautas hermenéuticas señaladas, no hay duda que el planteo de inconstitucionalidad que formuló la actora y el consecuente control de constitucionalidad que practicó el a-quo en su fundada resolución, aparecen a todas luces como razonables, tan pronto como se repare en las peculiaridades que connotan al presente caso - sintetizadas al comienzo de este voto- y en su patente desajuste con el plexo axiológico de la Constitución Nacional recién mentado." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría) "Los títulos públicos creados por la ley 25.827 (Bonos IV Serie) se cancelan a los diez (10) años a partir de su emisión (es decir, el 14/03/2014). Los Bonos instituidos por el decreto N° 1873 de fecha 20/09/2002, en cambio, se liquidan a los siete (7) años y once (11) meses de su emisión. Los Bonos serie IV se amortizan en setenta y dos (72) cuotas mensuales. Los Bonos III Serie, por el contrario, en cuarenta y ocho (48) cuotas mensuales y sucesivas. Los Bonos IV Serie no contemplan un mecanismo de estabilización o ajuste razonable de la deuda consolidada desde el 31/12/2001 hasta el 14/03/2004 (dos años y

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Sumario

EJECUCION DE SENTENCIA FIRME. Consolidación de deudas. Emergencia económica. Pago de deudas previsionales mediante títulos públicos. Bonos IV Serie. Control de constitucionalidad de los arts. 64, párrafo 2do., y 66 inc. b) de la ley 25827 (Ley de Presupuesto). Cuestión no alcanzada por la Ley 25827

S.D 118234 CAUSA 34643/03 - "Della Savia, Haydee Iolanda c/ANSES s/ejecución previsional" - CFSS - SALA II - 22/08/2006

"Un nuevo y meditado examen de la cuestión sometida a consideración de esta Sala, me obliga a replantear mi adhesión a la doctrina "Parada, Andrés c/ANSeS s/reajuste por movilidad" [Fallo elDial.com elDial - AC25CE] (resolución interlocutoria Nº60.774/05, de fecha 26/09/05), ante el convencimiento de que lo resuelto por el a-quo en la sentencia no contradice el criterio sentado por el Alto Tribunal de la Nación en el precedente "Galli, Hugo y otro c/P.E.N."; o, lo que es lo mismo, que el "holding" de esta importante sentencia -como se acaba de ver- elucida una cuestión por completo ajena al "thema decidendum" que resuelve la fundada resolución en crisis." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría)

"El apartamiento deliberado del orden axiológico establecido en la Constitución Nacional en la elaboración del presupuesto general de gastos y recursos para el ejercicio respectivo, torna inconstitucional -para Bidart Campos- que créditos correspondientes a beneficios de la seguridad social que han obtenido reconocimiento por sentencia firme sufran dilaciones para su cobro cuando el jubilado o pensionado -como sucede en autos- debe aguardar a que la ley de presupuesto del año siguiente prevea la respectiva partida. Este es un caso patente -concluye este autor- de soslayamiento de un deber prioritario del estado que no admite postergaciones como la mencionada (v. op. cit. pág. 367). Al abrigo de las pautas hermenéuticas señaladas, no hay duda que el planteo de inconstitucionalidad que formuló la actora y el consecuente control de constitucionalidad que practicó el a-quo en su fundada resolución, aparecen a todas luces como razonables, tan pronto como se repare en las peculiaridades que connotan al presente caso -sintetizadas al comienzo de este voto- y en su patente desajuste con el plexo axiológico de la Constitución Nacional recién mentado." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría)

"Los títulos públicos creados por la ley 25.827 (Bonos IV Serie) se cancelan a los diez (10) años a partir de su emisión (es decir, el 14/03/2014). Los Bonos instituidos por el decreto N° 1873 de fecha 20/09/2002, en cambio, se liquidan a los siete (7) años y once (11) meses de su emisión. Los Bonos serie IV se amortizan en setenta y dos (72) cuotas mensuales. Los Bonos III Serie, por el contrario, en cuarenta y ocho (48) cuotas mensuales y sucesivas. Los Bonos IV Serie no contemplan un mecanismo de estabilización o ajuste razonable de la deuda consolidada desde el 31/12/2001 hasta el 14/03/2004 (dos años y tres meses), pese a la altísima inflación que se operó en el país durante ese período como consecuencia de la inopinada sustitución del plan de convertibilidad por la pesificación asimétrica que dispuso la ley 25.561 en procura de superar la grave crisis económica que envolvía al país en esa época. Los Bonos III Serie, en cambio, contemplan una actualización razonable, equitativa y tempestiva del saldo del capital que representan mediante al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) previsto en el art. 4° del decreto 214/2002, a partir de su emisión (03/02/2002). Como no podía ser de otro modo, la cotización en el mercado de valores a marzo de 2006 de los Bonos IV Serie ("Pre 9") en comparación con los Bonos III Serie ("Pre 8") , es casi un 60 % inferior, lo cual -"prima facie"- legitima la tacha de inconstitucionalidad que plantea la actora en esta causa, al resultar evidente que las restrictivas condiciones que el Estado deudor le impuso a los títulos cuestionados en autos iban a depreciar gravemente su cotización frente a los atractivos Bonos III Serie emitidos dos años antes en pago de la misma deuda consolidada, colocando a sus legítimos tenedores en una situación de evidente inequivalencia con relación a personas con las cuales se hallan en una razonable igualdad de circunstancias, sin ningún motivo razonable que lo justifique (Fallos 322:2346)." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría)

"Considero, por todo lo expuesto, que en los presentes autos ha quedado suficientemente acreditado el proceder irrazonable del Estado Nacional que condujo al juzgador a declarar la

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inconstitucionalidad del los arts. 64, párrafo 2do., y 66 inc. b) de la ley 25.827." (Del voto del Dr. Luis Herrero, que integra la mayoría)

"En el caso, la causa o título que se ejecuta es una sentencia dictada en el año 1994, en ese momento queda definido el alcance de la obligación y el Estado Nacional debe acatar el decisorio con la serie de leyes que dictó. Ahora no hay una nueva sentencia , constitutiva de derechos, mal puede pues aplicarse la ley 25.827 y la aleatoria pauta de una decisión judicial para marcar parámetros de consolidación ajenos a los que correspondían a un derecho ya adquirido por el titular." (Del voto del Dr. Emilio Fernández, que integra la mayoría)

"El estado se encuentra en mora en el cumplimiento de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, decisión cuya ejecución debió ser acatada con arreglo a las normas de emergencia dictadas en su oportunidad, de allí que las modificaciones legislativas respecto de pautas de cumplimiento, no tienen aplicación en estos casos. De otro modo, la mora se convertiría en el instrumento más eficaz para incumplir indefinidamente las obligaciones, al amparo de normas de emergencia y consolidación, cuya finalidad, no puede ser nunca amparar al incumplidor. Así lo señalado, estimo que es inaplicable en autos, lo dispuesto por los arts. 64, párrafo segundo y 66 inc. b) de la ley 25 827." (Del voto del Dr. Emilio Fernández, que integra la mayoría)

"En el precedente "Galli, Hugo Gabriel y otro c/ PEN-ley 25561-dtos. 1570/01 y 214/02 s/ amparo" (G.2181.XXXIX), el voto de los Dres. Maqueda y Highton de Nolasco, recordaba la conocida jurisprudencia de la Corte elaborada en torno a la garantía consagrada por el art.16 de la Constitución Nacional y en base a ella afirmaba que el temperamento adoptado para el cumplimiento ordenado de las obligaciones asumidas por el sector público- que se estructuró desde una perspectiva de crisis e impotencia financiera del Estado- atendió criterios de justicia distributiva sin establecer distinciones entre los acreedores en función de su nacionalidad, domicilio o cualquier otro criterio que trasunte discriminaciones arbitrarias. En tal orden de ideas, entiendo que el cómputo de los intereses conforme las pautas establecidas, determina una base razonablemente igualitaria que descarta la existencia de discriminaciones arbitrarias, por lo que no encuentro en el sub-lite, superada la cuestión del cómputo de los intereses, agravio esencial que justifique la declaración de inconstitucionalidad. La Corte Suprema de Justicia ha sostenido como pauta interpretativa, que la declaración de inconstitucionalidad de una ley, decreto o resolución, constituyen la última ratio del orden jurídico a que cabe recurrir cuando la interpretación de las normas que rigen el caso no hiciera posible (sin forzar su letra ni su espíritu) compatibilizarlas con la garantía del art. 17 de la Constitución Nacional (Fallos 312:2467; 316:779). También ha sostenido que ante una grave perturbación económica y social, son lícitas las medidas que la solución de la emergencia requiera adoptar (Fallos 199:466), en tanto ellas sean razonables para combatir sus efectos (Fallos 136:161). Asimismo, en el referido caso "Galli", se recordaba que está vedado a los jueces el examen del acierto de las decisiones de política económica, y que "existiendo la facultad de legislar en el Congreso, corresponde a éste apreciar las ventajas e inconvenientes de las leyes que dictare, siento todo lo referente a la discreción con que hubiere obrado el cuerpo legislativo ajeno al poder judicial" (Fallos:68:238 y 295), así como que "la misión mas delicada de los jueces es saber mantenerse dentro de su órbita sin menoscabar las funciones que incumben a otros poderes del Estado ( Fallos: 282:392 y su cita, entre otros). En la inteligencia de los argumentos expuestos, disiento con el criterio expuesto en los votos que anteceden." (Del voto en disidencia de la Dra. Adriana Lucas)

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En la Ciudad de Buenos Aires, a los 22/08/2006 , reunida la Sala Segunda de la Excelentísima Cámara de la Seguridad Social para dictar sentencia en los autos: "DELLA SAVIA, HAYDEE IOLANDA C/ANSES S/EJECUCION PREVISIONAL", se procede a votar en el siguiente orden:

EL DOCTOR LUIS RENÉ HERRERO DIJO:

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Que en época muy reciente el Tribunal ha afirmado, con particular referencia al art. 14 bis de la Ley Fundamental, que esta última, en cuanto reconoce derechos, lo hace para que resulten efectivos y no ilusorios, sobre todo cuando se encuentra en debate un derecho humano. Agregó que los derechos constitucionales tienen, naturalmente, un contenido que, por cierto, lo proporciona la propia Constitución. De lo contrario, debería admitirse que ella enuncia derechos huecos, a ser llenados de cualquier modo por el legislador, o que no resulta más que un promisorio conjunto de sabios consejos, cuyo seguimiento quedaría librado a la buena voluntad de este último"; "Todo ello explica que al reglamentar un derecho constitucional, el llamado a hacerlo no pueda obrar con otra finalidad que no sea la de dar a aquél toda la plenitud que le reconozca la Constitución Nacional. Los derechos constitucionales son susceptibles de reglamentación, pero esta última está destinada a no alterarlos (art. 28), lo cual significa conferirles la extensión y comprensión previstas en el texto que los enunció y que manda a asegurarlos. Es asunto de legislar, si, pero para garantizar ´el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución (C.N. art. 75 inc. 23)"(Cons. Nº9 del voto del ministro Juan Carlos Maqueda en los autos "Sánchez, Maria del Carmen c/ANSeS s/ reajustes varios"; sentencia del 17/05/05)

Vienen los presentes autos para resolver el recurso de apelación interpuesto por la Administración Nacional de Seguridad Social a fs. 91 contra la resolución interlocutoria de fs. 76/80 del judicante de grado; que fundado a fs. 92/95 y vta., y contestados los agravios por la parte actora a fs. 100, la cuestión queda en estado de resolver.-Se agravia la apelante de lo siguiente:a) El juez ha fallado "ultra petita", toda vez que el actor fundó su demanda en la lesión a las garantías de propiedad e igualdad ante la ley, en tanto que el a-quo declaró inconstitucional la emergencia previsional que jamás fue cuestionada por aquel.-b) La declaración de inconstitucionalidad deviene impertinente en un proceso de ejecución, debiendo el actor ocurrir por la vía jurisdiccional con competencia en atención "al dictado de normas por parte del Estado y el compromiso del erario público involucrado."c) La promulgación de la ley Nº 25827 coincide con una situación de crisis general de la economía de la que no escapa el sistema previsional.-d) La emergencia ha sido declarada por el Congreso mediante un acto que la doctrina ha dado en denominar "acto de gobierno" o "acto político", el cual se halla inscripto en el ejercicio privativo de las funciones propias de uno de los poderes del Estado.-e) El estado de emergencia no debe ser objeto de revisión jurisdiccional. Conocida doctrina del Alto Tribunal avalaría - según la apelante - esta afirmación.-f) La sentencia del a-quo es abstracta, pues todavía no se han colocado los bonos correspondientes a su crédito.-g) El juez de primera instancia no tiene facultades ni conocimientos para evaluar la situación de crisis y emergencia de todo un país.-h) En cuanto a la decisión administrativa Nº199/2004 en la cual el a-quo finca su decisión en torno a la falta de emergencia en la ANSeS, sostiene la apelante que el Estado ha ejercido su facultad de administrar los recursos conforme a las necesidades y urgencias de cada sector, y en tal sentido la grave y crítica situación por la que está atravesando el suministro de energía eléctrica en el país lo ha obligado a reestructurar el Presupuesto General de la Administración Nacional a fin de asegurar la sustentabilidad del servicio mencionado.-Para así decidir, el Poder Ejecutivo ha adoptado la decisión de financiar el pago de la deuda del Ente Binacional Yaciretá "con recursos [no reintegrables] del Tesoro Nacional destinados originariamente a la ANSeS, en virtud de que la proyección de los ingresos correspondientes a los aportes y contribuciones a la seguridad social del citado organismo SUPERA (sic) los recursos estimados en la ley 25.827."Aclara en el párrafo siguiente de su memorial que "no se están desviando fondos asignados por el Poder Legislativo, sino que atento un superavit en la recaudación se han destinado dichos fondos para atender necesidades más URGENTES (sic) del Estado Nacional".-i) Destaca que el art. 61 de la ley 25.827 faculta " al señor Jefe de Gabinete de Ministros a disponer el diferimiento de las obligaciones, cualquiera sea su naturaleza, de la administración [ " central, conforme se lo define en el art. 8 inc. a) de la Ley 24156 de administración..."] financiera y de los sistemas de control del sector público nacional, de causa o título anterior al 31 de diciembre de 2001, no alcanzadas por lo dispuesto en el art. 59 de la presente ley ni por la consolidación dispuesta en las leyes 23982, 25344, 25565 y 25725, hasta que el Poder Ejecutivo Nacional declare la finalización del proceso de reestructuración de la deuda pública

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del gobierno nacional." ( v. fs. 94 vta.)j) Para la apelante, el Poder Ejecutivo está facultado por el citado artículo - además- para declarar la finalización del proceso de reestructuración de la deuda pública del Estado y de la emergencia decretada oportunamente.-k) Por último, cuestiona la imposición de las costas decidida por el a-quo. Afirma que no cabe aplicar la doctrina sentada por el Alto Tribunal en el precedente "Rueda Orlinda c/ANSeS" (sent. del 15/04/04), sino la emergente de los casos "Boggero Carlos c/ANSeS", "Cabrera de Comar Olga c/ANSeS", "Arisa, Angel Humberto c/ANSeS", "Vago Alicia Sara c/ANSeS", etc.-El judicante de grado en su extensa y fundada resolución interlocutoria de fs.76/80 rechazó la excepción opuesta por la demandada, mandó llevar adelante la ejecución, ordenó el pago inmediato ( al mes siguiente de quedar firme el decisorio) del haber mensual de sentencia por un total de $798, 50, la suma de $55 275,19 por la deuda consolidada en concepto de diferencias de haberes por las leyes 23.982, 24.130, 25.344, 25.565 y reglamentación vigente, declaró la inconstitucionalidad de los arts. 64, párrafo segundo, y art. 66 inc. b) de la ley 25.827 y dispuso la aplicación en autos del decreto Nº1873/2002, con costas a la ejecutada.-

I. Un poco de historia. Un prefacio ineludible

La sentencia condenatoria que se ejecuta en autos data del 11 de abril de 1994 (v. fs. 3 y vta.), es decir que a la fecha de este voto han transcurrido casi doce (12) años de infructuosa brega judicial por parte de la actora en procura del cobro no sólo del haber liquidado según las pautas de la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, sino también de las diferencias devengadas a partir del 26 de abril de 1986 (es decir, 20 años v. fs. 21).-La palmaria contumacia en cumplir la decisión de la justicia por parte del organismo demandado en el plazo fijado en la sentencia, lo hace responsable como a cualquier sujeto del derecho de las consecuencias jurídicas derivadas su voluntario incumplimiento (C.N. art. 16).-El sabio Código Civil -que también rige para el Estado cuando es parte en un proceso judicial- señala que "las consecuencias inmediatas de los hechos libres son imputables al autor de ellos" (como incumplir una sentencia, por ejemplo); también le son imputables las consecuencias mediatas de los hechos, cuando el autor las hubiera previsto, y cuando empleando la debida atención y conocimiento de la cosa, haya podido preverlas." (v. C.C. arts. 903 y 904).-Y éste ejercicio responsable del derecho a la libertad que es a lo que en definitiva apunta el régimen de responsabilidad civil pergeñado por el codificador, representa para el sujeto que ostenta cualquier "poder" o mayor "responsabilidad" por el especial cometido que desempeña en la sociedad (en sintonía con la indemnización de equidad que legisla el art. 907, segundo párrafo, del C.C.), una clara advertencia que : "Cuando mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas - y es obvio que el Estado no es ajeno a este imperativo- mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos."El célebre administrativista Miguel S. Marienhoff destacó en su tratado de derecho administrativo que La Corte Suprema de Justicia de la Nación, al admitir a mediados del siglo pasado la responsabilidad extracontractual del Estado hacia los administrados, lo hizo aplicando normas del código civil relacionadas con la "culpa" o la "negligencia", no sólo cuando actúa en la esfera del derecho público (Fallos: t. 169:111; 182:5, 12, etc.), sino también cuando lo hace en el ámbito del derecho privado (Fallos t. 247:607, etc.).-

No es concebible - puntualizó Marienhoff- un Estado de Derecho "irresponsable", pues ello implicaría un contrasentido; "Estado de Derecho" y "responsabilidad" son conceptos correlativos y esta última existe cualquiera sea el órgano estatal - legislativo, ejecutivo o judicial- causante del daño resarcible (v. Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo Perrot, t. IV, 3ra. ed. Actualizada, pág. 701/2; idem Fallos 311:1810).-En los presentes obrados, si el organismo demandado hubiera cumplido la sentencia en el plazo perentorio fijado en el punto resolutivo 4º como era su deber (es decir, antes del 01/10/1994, so riesgo de astreintes), la "vexata quaestio" que nos envuelve en estos momentos no habría existido.-El Estado demandado, entonces, es responsable por las consecuencias inmediatas y mediatas derivadas de su ominoso incumplimiento; y digo ominoso incumplimiento, porque representó durante la década del noventa -y sigue representando todavía- una palmaria violación de los derechos humanos del sector más vulnerable, más necesitado de ayuda y protección de la sociedad argentina.-

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Su pertinaz e inicua negativa a cumplir en forma tempestiva la sentencia ajustada a derecho -adjetivación que se deriva de lo señalado por el Alto Tribunal en el considerando 4º del precedente "Sánchez, María del Carmen c/ANSeS s/reajustes varios"; Sentencia de fecha 17/05/2005- no halló sustento en la emergencia del sistema previsional, como podría suponerse, sino en una absurda hermenéutica legal que a la postre el Tribunal Cimero demolió en este trascendente fallo.-Al votar en la causa "González, Herminia del Carmen c/ANSeS" (sent. de fecha 20/11/1998), me referí a esta peculiar interpretación en el considerando 6º con estas palabras:"La flagrante contradicción en la cual incurre el órgano previsional al afirmar, en primer lugar, que no hubo incremento alguno en el nivel general de las remuneraciones de los trabajadores activos a partir del 01/04/1991 [tesis que desmiente a la postre la Corte Suprema en el citado considerando Nº4 de la sentencia "Sánchez, María del Carmen c/ANSeS"] y luego -al quedar demolida esta afirmación por las estadísticas oficiales- que el mecanismo del art. 53 de la ley 18.037 reviste carácter indexatorio, patentiza la clara decisión política del poder administrador de incumplir la garantía constitucional de movilidad.""Esta contradicción en la que incurre la ANSeS -continuaba diciendo en esa sentencia- también demuestra que la decisión de ´congelar´ los haberes de los jubilados a partir del 01/04/1991, fue adoptada con total prescindencia del texto de la ley 23.928 - interpretado a la luz del debate parlamentario que precedió a su sanción- y de su decreto reglamentario 529/91, cuyo art. 45 no deja lugar a dudas sobre este punto: las obligaciones dinerarias, derivadas de las relaciones laborales, alimentarias o previsionales, no están comprendidas en el art. 9 de la ley 23.928."

El enfoque jurídico que exhibe la sentencia que se ejecuta en autos -como lo señalé recién- pese a su antigüedad se ajusta a esta precisa hermenéutica constitucional y legal, por lo que la tesis absurda esgrimida por la ANSeS sobre el particular - a la postre, reitero, desbaratada por la Corte Suprema en el precedente "Sánchez"- la responsabiliza en estos autos de las consecuencias gravosas ocurridas en el país con posterioridad [como la emergencia económica y social coetánea a su pertinaz incumplimiento, por ejemplo], vedándole cualquier intento por escudarse en ellas para restringir o, peor aún, frustrar el derecho de propiedad de la actora [Fallos 145:307] por aquello que "nadie puede alegar su propia torpeza" -doctrina del art. 1.111 del C.C.- ((nemo auditur turpitudinem suma allegans").-Como lo destaqué al votar en la causa "Fernández, Vicente c/ANSeS": "la emergencia que puede legítimamente pretender ser oída y atendida (en palabras del recordado constitucionalista Alberto A. Spota- es aquella que es de la sociedad; lo que quiere decir que no ha de confundírsela con la que puede haberse producido por acción u omisión, error, incapacidad o mala fe de quienes gobiernan. Es decir que una cosa es la emergencia de la sociedad y otra muy distinta, la de los que mandan." (v. "La división de poderes en la emergencia", LL 1992-A-706).-Reitero, por último, que en el sub examine no se cuestiona la situación de emergencia declarada por el Congreso Nacional - como parece entenderlo la recurrente- sino la razonabilidad de los medios utilizados por el Estado demandado en estos autos, para el logro de los fines que se propuso en procura de remediarla.-

II. Mudanza de criterio

En los autos "Parada, Andrés c/ANSeS s/reajuste por movilidad" [Fallo elDial.com elDial - AC25CE] (resolución interlocutoria Nº60.774/05, de fecha 26/09/05), adherí al voto de mi distinguida colega de sala doctora Adriana Lucas, en el cual propuso revocar la inconstitucionalidad de los arts. 64, segundo párrafo, y 66 inc. b) de la ley 25.827 declarada por el a-quo en su decisorio.-

La sentencia pronunciada por esta Sala en la causa "Parada" se fundó en la doctrina sentada por el Alto Tribunal en los autos "Galli, Hugo Gabriel y otro c/P.E.N. (Dtos. 214/02 s/amparo sobre ley 25.561", que convalidó la pesificación de los títulos de la deuda pública nacional, provincial y municipal emitidos en dólares estadounidenses u otra moneda extranjera, dispuesta por decreto 471/2002 del Poder Ejecutivo Nacional.-En este precedente la Corte Suprema señaló que las medidas que las autoridades implementaron para conjurar la crisis desatada en el año 2001 (en su proyección en el decreto 471/2002 del Poder Ejecutivo Nacional que convirtió a pesos los títulos de la deuda pública nacional, provincial y municipal emitidos en dólares estadounidenses u otra moneda extranjera,

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cuando la ley aplicable sea sólo la argentina), encuentran amparo constitucional desde que no son desproporcionadas con relación al objetivo declarado de afrontar el estado de emergencia que perseguían, ni aniquilan el derecho de propiedad del acreedor, considerando la existencia de un estado de cesación de pagos a ese momento.-Un nuevo y meditado examen de la cuestión sometida a consideración de esta Sala, me obliga a replantear mi adhesión a la aludida doctrina "Parada", ante el convencimiento de que lo resuelto por el a-quo en la sentencia no contradice el criterio sentado por el Alto Tribunal de la Nación en el precedente "Galli, Hugo y otro c/P.E.N."; o, lo que es lo mismo, que el "holding" de esta importante sentencia -como se acaba de ver- elucida una cuestión por completo ajena al "thema decidendum" que resuelve la fundada resolución en crisis.-En efecto, el judicante de grado, lejos de soslayar o, tanto menos, cuestionar la situación de emergencia declarada por el Alto Tribunal en el precedente "Galli", aquilata la conducta estatal impugnada por la actora a la luz de los presupuestos que debe satisfacer cualquier situación de emergencia para convertirse en una legítima opción constitucional; presupuestos que, por lo demás, el señor Procurador General desgrana con peculiar pulcritud en su fundado dictamen y que la Corte hace suyo en la sentencia de fecha 05/04/2005.-El organismo estatal demandado no superó el test de constitucionalidad que le practicó el sentenciante de grado, al haber quedado acreditado en autos que el mismo "( se encuentra en una situación financiera ajena a la emergencia, pues así lo admite el propio poder administrador al desviar fondos oportunamente asignados por el Poder Legislativo" al organismo previsional (v. fs. 79).-Tiene para sí el juzgador, por lo demás, que: "la emergencia no puede prorrogarse por cuestiones ajenas a las consignadas por el legislador, ya que en opinión de la doctrina nacional, la emergencia económica no debe confundirse con los desajustes a que puede llevar la política del gobierno("; menos aún cuando el propio Estado (como se ha señalado- "sustrae sumas varias veces millonarias en concepto de aportes y contribuciones a la seguridad social con el argumento que no resultan necesarias" (v. fs. 79)El a-quo se cuida muy bien de subrayar que su posición no implica cuestionar la oportunidad, mérito y conveniencia de la decisión administrativa - valoración ajena a la función jurisdiccional- sino, por el contrario, demostrar que la emergencia económica dispuesta por el Poder Legislativo en la ley 25.827, ha variado sustancialmente a la luz de la mencionada resolución administrativa Nº199 del 14 de mayo de 2004.-El circunscrito marco cognitivo que se deriva del decisorio apelado -que ciñe el alcance del recurso y naturalmente la decisión congruente de la alzada- se emplaza claramente en el territorio que ilumina la doctrina "Galli", pues el juzgador se sujetó a sus excluyentes directrices para eyectar del paraguas protector de la emergencia a la ANSeS y a las dos normas legales cuestionadas por la actora, que al haber perdido todo sustento jurídico y fáctico devienen a su juicio notoriamente irrazonables.-La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por lo demás, ha convalidado el cambio de criterio de los jueces cuando en su afanosa búsqueda de la escurridiza verdad jurídica objetiva, descubren un sendero más directo y seguro que no dudan en transitar, espoleados por el mandato de la prudencia jurídica (v. Fallos 255:313; 235:267; etc. y con fecha 21/03/06, en los autos "Barreto, Alberto Damián y otro c/Buenos Aires Provincia y otros s/daños y perjuicios, considerando N° 4).-

III. ¿Se emplaza fuera de la emergencia económica -como considera el sentenciante- el medio de pago emitido por el Estado demandado en los arts. 64, párrafo segundo y 66 inc. b) de la ley 25.827?

El art. 64, segundo párrafo, de la ley 25.827 establece lo siguiente: "Las obligaciones consolidadas en los términos de las leyes 23.982 y 25.344, cuyo reconocimiento en sede judicial o administrativo hubiera operado con posterioridad al 31 de diciembre de 2001, serán canceladas mediante la entrega de los Bonos de Consolidación cuya emisión se autoriza en el art. 66 de la presente, según lo que en cada caso corresponda."Afirma la accionante que los nuevos bonos que se emiten en pago de la deuda consolidada por las leyes 23.982 y 25.344 (Bonos IV Serie) ofrecen condiciones menos favorables a sus titulares que los Bonos III Serie creados por decreto de necesidad y urgencia Nº1873 del 20 de setiembre de 2002 para sufragar la misma deuda previsional.-Señala la actora que en comparación con los Bonos III Serie, los nuevos títulos extienden el plazo de cancelación de siete (7) a diez (10) años; las cuotas pasan de cuarenta y ocho (48) a

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ciento veinte (120), y a diferencia de los Bonos III Serie que se actualizan mediante el coeficiente de estabilización de referencia (CER), desde la fecha que se emitieron (03/02/2002), adyacente a la consolidación (31/12/2001), los Bonos IV Serie - por el contrario- no aplican el CER al capital consolidado desde el 31/12/2001 (fecha de consolidación), hasta el 14/03/2004 (emisión de los Bonos), pese a la enorme inflación que se produjo durante ese período de grave crisis económica en el país por la abrupta salida de la convertibilidad.-La recurrente considera que la norma cuestionada viola el principio de igualdad ante la ley que consagra el art. 16 de la Constitución Nacional, al establecer dos modalidades contradictorias de cancelación de la misma deuda previsional en forma irrazonable y discriminatoria.-Irrazonable, porque el medio elegido por el legislador para saldar la deuda alimentaria no se adecua a los fines cuya realización procura, y a la vez consagra una manifiesta inequidad (Fallos: 310:2845; 311:394 y 312: 434, entre otros).-Discriminatoria, pues "resulta evidente el indebido privilegio que se otorga a unos jubilados respecto de otros -pese a encontrarse en la misma situación jurídica- por el solo hecho de haber obtenido el reconocimiento administrativo o judicial de su crédito antes o después del 31/12/2001" (v. fs. 47).-

El caso a resolver reviste señalada complejidad y trascendencia, pues involucra cuestiones tales como el control de constitucionalidad sobre dos normas de la ley de presupuesto, emergencia económica, presumible afectación de garantías constitucionales, alcance del instituto de la cosa juzgada material, tutela de créditos de naturaleza alimentaria, etc.-La Corte Suprema de Justicia de la Nación siempre ha sostenido -como lo recuerda el a-quo en su sentencia- que escapa al marco de atribuciones jurisdiccionales la ponderación del acierto de las medidas adoptadas por los poderes políticos en la esfera de su competencia enderezadas a conjurar una emergencia económica en el régimen de jubilaciones y pensiones, pero dicha limitación no impide a los jueces controlar la razonabilidad de las normas ni evaluar si su aplicación a los casos concretos provoca desmedro de orden constitucional" (Fallos 322:2817; "ibidem" 313:1283; 150: 150, etc.).-Y este control de razonabilidad de leyes sancionadas por el parlamento en épocas de emergencia económica, lejos de entrañar un exceso en el ejercicio de las facultades jurisdiccionales, o una peligrosa intromisión del Poder Judicial en la zona de reserva del Congreso de la Nación, importa colocar -por parte de la justicia independiente- bajo la lupa de la Constitución Nacional el excepcional ejercicio congresional de la policía de emergencia, pues cualquiera fuese la gravedad de los hechos que la motivaran, nunca dejaría de regir la norma del art. 28 de la Ley Suprema, ni las garantías constitucionales se suspenderían en forma irrazonable o, en el peor de los supuestos, se frustrarían en perjucio irreparable de sus titulares, sin riesgo de grave afectación al mentado principio de supremacía constitucional.-El Tribunal Cimero puntualizó en la causa "Russo, Angel y otra c/ C. de Delle Donne, E." que: "el empleo de la policía de la emergencia, lejos de liberar a los actos del Congreso del control jurisdiccional de constitucionalidad, exige que los magistrados lo practiquen con cuidadoso empeño" (Fallos 243: 467)Al emitir mi voto en la citada causa "Fernández, Vicente c/ANSeS s/dependientes (otras prestaciones" (CFSS, Sala II, Sent. del 26/02/99 en la cual se declaró la inconstitucionalidad de los arts. 22 y 23 de la ley 24.463), recordé que para el gran estadista Alexander Hamilton es esencial en una Constitución con cláusulas que limitan las facultades del Poder Legislativo, la independencia completa de los tribunales de justicia en el ejercicio de la prerrogativa de revisar e interpretar las leyes. Esta trascendental facultad jurisdiccional -subraya Hamilton- no implica ninguna preeminencia del Poder Judicial sobre el Poder Legislativo, sino simplemente la superioridad de la Constitución sobre todos los poderes de gobierno.-

Resulta muy oportuna en este momento histórico que transita el país la aclaración que formula Hamilton, consistente en que los jueces actúan como un cuerpo intermedio entre el pueblo y la asamblea legislativa, con la finalidad de mantenerla dentro de los límites de la Constitución. Lo que está en juego -destaca el jurista norteamericano- no es una cuestión de superioridad entre el Poder Judicial y el Poder Legislativo, sino entre la soberanía del pueblo y los actos propios de uno de los poderes creados por la Constitución, es decir, un conflicto entre norma fundamental y las normas secundarias que le están subordinadas (v. El Federalista, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1957, ps. 331/2; cit. por Carlos S. Fayt, Supremacía Constitucional e independencia de los jueces, Ed. Depalma, 1994, pág. 21/22).-En este preciso marco conceptual y axiológico indagaré, pues, la procedencia de la declaración

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de inconstitucionalidad parcial de la ley 25.827 formulada por el sentenciante de grado, al cobijo de la señera doctrina del Tribunal Cimero que destaca con particular énfasis que las leyes de emergencia no pueden escapar a las garantías y normas señaladas por la Constitución Nacional y provincial, ni suprimir o alterar a favor del Estado las reglas creadas por la doctrina y la jurisprudencia para la interpretación de las leyes cuando de la aplicación de éstas surgen conflictos con los derechos de particulares (v. Fallos 150:15)Tanto más deviene insoslayable el ejercicio de este control jurisdiccional de constitucionalidad, cuando la policía de emergencia se ejercita, no mediante leyes comunes sancionadas por el Congreso de la Nación, decretos delegados o de necesidad y urgencia dictados por el Poder Ejecutivo Nacional, sino a través de la denominada "Ley de Leyes", esto es, del Presupuesto General de Gastos y Recursos de la Administración Nacional.-A la exhortación del Alto Tribunal consistente en que: "no sólo la emergencia no aleja, sino que acentúa el control de constitucionalidad" (v. "Russo, Angel"), agrego por mi parte, y con el mismo énfasis, que del principio de supremacía constitucional también se deriva la siguiente directiva: "la intensidad del ejercicio del control de constitucionalidad (como en el supuesto anterior- deviene directamente proporcional a la trascendencia institucional que reviste la norma que declara y/o reglamenta la emergencia" (es decir, que cuanto mayor fuese la jerarquía de esta norma de excepción, mayor debería ser la intensidad del control de constitucionalidad que ejercieran los jueces sobre ella en resguardo de la supremacía de la Constitución Nacional).-

Al emitir mi voto en la causa "Álvarez, Jorge Anselmo y otro c/P.E.N. y otro s/amparos y sumarísimos" (CFSS, Sala II, sent. del 27/02/01), advertí que se ha convertido en un lugar común hablar de emergencia como si se tratara de un derecho "supra-constitucional"; peligroso enclave conceptual en el que parecieran enfrentarse el "derecho de necesidad" y el "derecho constitucional" en desigual lid, en la que según el destacado constitucionalista Néstor P. Sagüés: "( prevalecería el primero frente al segundo, originando, alterando o extinguiendo cualquier norma del ordenamiento jurídico, incluso de la Constitución Nacional, y si fuera indispensable, también el deber de no salirse de la legalidad (" (v. Derecho Constitucional y Derecho de Emergencia, La Ley, 1990-D, 1036 y ss.)En uno de sus últimos libros, el recordado maestro del derecho constitucional Germán J. Bidart Campos puntualizó que los derechos sociales que consagra la Constitución Nacional son derechos humanos y, como tales, gozan de una prioridad imperativa y exigible que implica el deber de asignarles el máximo posible de los recursos, no con un tope arbitrariamente cuantificado por el voluntarismo del estado, sino con el que una escala axiológica señala como necesaria y debida, dentro de lo disponible y posible, es decir, el máximo que razonablemente surge de una evaluación objetiva, con la que al distribuir los ingresos y los gastos de la hacienda pública se prioriza lo más valioso y se escalona, a partir de allí, lo menos valioso.-Para este jurista, todo radica en diagramar y planificar con el más objetivo criterio de justicia que sea viable, el orden axiológico de los gastos públicos, y encabezarlos con las necesidades básicas que desde una valoración justa resultan vitales para las personas en orden a sus derechos sociales (v. El orden socieconómico en la Constitución, Ed. EDIAR, 1999, pág. 343/4).-Los informes oficiales sobre la distribución del gasto social en la Argentina durante estos últimos años no serían compatibles con la gradación impuesta por el constituyente. Según los últimos datos disponibles a la fecha de redactar este voto (marzo de 2006) en la Dirección Nacional de Análisis de Gasto Público y Programas Sociales dependiente de la Secretaría de Política Económica, en el año 1994 se destinaron a valores constantes por este concepto: $56.055 millones; en 2001: $59.550 millones y en 2004: $45.569 millones.-Diego Cabot - periodista especializado en temas económicos- en su artículo titulado "Hay menos gasto social que en los 90" cita la opinión versada de Jorge Colina, investigador jefe de Idesa, para quien "probablemente motorizado por la emergencia social, el Gobierno ha concentrado su atención en el gasto asistencial, básicamente el Plan Jefes de Hogar y los programas alimentarios, mientras que los principales componentes del gasto social que son las jubilaciones, los sueldos docentes y los salarios del sector salud, han perdido mucho poder adquisitivo como consecuencia de la inflación" (v. Suplemento Economía del diario La Nación del 19/02/06; "ibidem": "Los abuelos, acorralados por la pobreza", por Micaela Urdinez, sección Información general, 20/02/06, pág. 13).-Esta circunstancia se ve corroborada en un reciente y lapidario informe sobre "La protección social de cara al futuro" elaborado por la CEPAL, que da cuenta que en la Argentina menos del

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50 % del segmento de población de 65 a 69 años percibe algún ingreso por pensión o jubilación (informe presentado durante las sesiones de ese organismo de la O.N.U. desarrolladas en Montevideo durante la cuarta semana de marzo de 2006)En la sentencia pronunciada por esta Sala en la causa "González, Herminia del C. c/ANSeS" (CFSS, Sala II, sent. del 20/11/98; pub. en J.A. 1999-I-18, con nota de Augusto M. Morello), destaqué con particular énfasis las raíces profundamente humanistas, sociales y garantistas de la Constitución liberal de 1853, frente a la interpretación sesgada o mutativa que se practicó de ella durante la década del noventa para el diseño de las políticas públicas y en importantes sentencias judiciales.-

No hay duda que el presupuesto general de gastos y recursos de la administración del país representa una suerte de cable a tierra del programa económico social de la Constitución Nacional, y su diseño trasunta la visión mutativa o genuina que se mantiene de sus raíces, ideología y propósitos fundamentales.-Bidart Campos enseña en este sentido que: "Si al estado se lo considera un gestor y promotor del bienestar que, año a año, tiene la obligación de atender a las necesidades que en ese lapso se exhiben como más apremiantes para erradicar males sociales y hacer accesible los bienes, el criterio cambia radicalmente; el presupuesto será una herramienta que encauce a la actividad económica por el riel del sistema axiológico constitucional." (op. cit. pág.36)Este constitucionalista no abriga ninguna duda de que la reforma constitucional de 1994 se enrola claramente en esta última línea de pensamiento cuando en el art. 75 inc. 8º remite a las pautas del inc. 2º, párrafo tercero, para la fijación anual de presupuesto, obligando al Congreso a que la distribución de los recursos sea equitativa, solidaria y con prioridad para el logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional.-El orden de precedencia presupuestaria impuesto por la Constitución Nacional, no sólo obliga al Congreso de la Nación -subraya Bidart Campos- sino también al ejecutivo que eleva el proyecto y luego promulga (o veta) la ley respectiva; a los ministros que en acuerdo de gabinete lo analizan y aprueban; al Jefe de Gabinete que envía el proyecto al Congreso, recauda las rentas y ejecuta el Presupuesto aprobado; y nuevamente al ejecutivo que supervisa el cometido del Jefe de Gabinete en la recaudación e inversión pública con arreglo a las pautas del programa anual de gobierno (C.N. arts. 99 inc 10; 100 incisos 6º y 7º y art. 75 inc. 8º -luego veremos si el Jefe de Gabinete de Ministros al dictar la resolución Nº199/04 cumplió con estas directrices constitucionales).-El apartamiento deliberado del orden axiológico establecido en la Constitución Nacional en la elaboración del presupuesto general de gastos y recursos para el ejercicio respectivo, torna inconstitucional -para Bidart Campos- que créditos correspondientes a beneficios de la seguridad social que han obtenido reconocimiento por sentencia firme sufran dilaciones para su cobro cuando el jubilado o pensionado -como sucede en autos- debe aguardar a que la ley de presupuesto del año siguiente prevea la respectiva partida. Este es un caso patente -concluye este autor- de soslayamiento de un deber prioritario del estado que no admite postergaciones como la mencionada (v. op. cit. pág. 367).-Al abrigo de las pautas hermenéuticas señaladas, no hay duda que el planteo de inconstitucionalidad que formuló la actora y el consecuente control de constitucionalidad que practicó el a-quo en su fundada resolución, aparecen a todas luces como razonables, tan pronto como se repare en las peculiaridades que connotan al presente caso -sintetizadas al comienzo de este voto- y en su patente desajuste con el plexo axiológico de la Constitución Nacional recién mentado.-

La sentencia condenatoria que se ejecuta en autos -decía al comienzo- data del 11 de abril de 1994 (v. fs. 3 y vta.), es decir que a la fecha de este voto (marzo de 2006) han transcurrido casi doce (12) años de infructuosa brega judicial por parte de la actora en procura del cobro, no sólo del haber liquidado según las pautas de la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, sino también de las diferencias devengadas desde el 26 de abril de 1986 (es decir, 20 años v. fs. 21).-El pertinaz incumplimiento de la condena por parte del Estado demandado, representa sin duda una bofetada a la Constitución Nacional, a los tratados internacionales y a la reciente doctrina del Alto Tribunal sentada en los autos "Itzcovich, Mabel v. ANSeS s/reajustes varios" (CSJN, sent. del 29/03/05; J.A. 2005-II-725) y "Sánchez, María del C. c/ANSeS s/reajustes varios" (CSJN, sent. del 17/05/05).-

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Seguidamente extractaré algunas directrices de estos dos precedentes de la Corte Suprema de Justicia en los que a mi juicio halla cobijo el ajustado control de constitucionalidad ejercido por el a-quo, si se conviene con Bidart Campos que "cuando la Corte interpreta la Constitución Nacional, lo que ella dice integra la misma Constitución con igual jerarquía suprema que sus normas escritas" (v. La Corte Suprema, El Tribunal de Garantías Constitucionales, Ed. EDIAR, 1984, pág. 27).-

III. a) "Itzcovich, Mabel v. ANSeS s/reajustes varios" (CSJN, sentencia del 29/03/05)

"El procedimiento previsional se vincula con personas que, por lo general, han concluido su vida laboral y, en la mayoría de los casos, han supeditado su sustento a la efectiva percepción de los haberes que les corresponden por mandato constitucional. El fin protector de las prestaciones comprometidas justifica adoptar el criterio que más convenga a la celeridad del juicio." (Cons. Nº11);"Que la solución enunciada se aviene también con la necesidad de simplificar y de poner límites temporales a la decisión final en las controversias de índole previsional" (doctrina fallos: 298:312; 302:299; 311:1644; 319: 2151), respetando así los principios que resultan de convenciones internacionales y que hoy tienen reconocimiento constitucional (Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 25 y Corte Interamericana, caso "Las Palmeras", sentencia del 6 de diciembre de 2001, Serie C. n( 90, párrafo 58 y posteriores) (Cons. Nº14);

"Que la afectación en el cobro oportuno de créditos de la naturaleza expuesta debe ser evaluada, también, a la luz del principio de igualdad desde todas sus dimensiones, pues, debe reconocerse que en la sociedad existen múltiples discriminaciones como realidad cultural, fundadas en oscuros prejuicios, que la legislación y los jueces deben esforzarse por reducir y eliminar, dando vigencia al principio de igualdad ante la ley. Una de las más odiosas es la discriminación etaria contra los adultos mayores de la población, que asocia a éstos el estereotipo negativo de incapacidad física, intelectual y afectiva, y que, como toda discriminación excluyente, bajo el manto de la piedad hacia el ´inferior´ postula una ´tutela´ que no es más que la consagración de la marginación y la exclusión social. Esta discriminación se refuerza en la circunstancia en que la competencia en el mercado laboral se agudiza por la escasa demanda y la consiguiente tendencia a excluir personas de esa competencia." (Cons. Nº13, voto de los ministros Juan Carlos Maqueda y Raúl Zaffaroni);"Que la regla general del acceso a la justicia en materia de derechos fundamentales justificaría una tutela más acentuada en el caso de la ancianidad en los términos del art. 75 de la Constitución ya citado en el considerando anterior, pero no una diferencia en perjuicio de ese sector" (Cons. Nº11; voto del ministro Ricardo Luis Lorenzetti);"Que no puede dejar de señalarse, que esta falta de adecuación de medios a fines se hace más notable si se repara, en que el crédito reconocido al jubilado tiende a cubrir riesgos de subsistencia y ancianidad, por lo que el retardo en el pago que implica la adición de una tercera instancia ordinaria, termina despojándolo de su sentido" (Cons. Nº6, voto de la ministra Carmen M. Argibay).-

III. b) "Sánchez, María del C. c/ANSeS s/reajustes varios" (CSJN, sentencia del17/05/2005)

"Una inteligencia sistemática de sus cláusulas acorde con los grandes objetivos de justicia social que persigue el art. 14 bis, obsta a una conclusión que, a la postre, convalide un despojo a los pasivos privando al haber previsional de la naturaleza esencialmente sustitutiva de las remuneraciones que percibía el trabajador durante su actividad laboral" (Cons. 4º);"Que los tratados internacionales promueven el desarrollo progresivo de los derechos humanos y sus cláusulas no pueden ser entendidas como una modificación o restricción de derecho alguno establecido por la primera parte de la Constitución Nacional (art. 75 inc. 22);

"Que el encuadre constitucional del derecho a la jubilación y su movilidad conduce necesariamente a revisar el alcance del derecho de propiedad en tales cuestiones y los límites de la garantía de inviolabilidad, consagrados en los arts. 14 y 17 de la Constitución Nacional" (() "(. esta Corte ha sostenido históricamente que los beneficios jubilatorios, una vez acordados legítimamente, tienen el carácter de derecho adquirido. Después de dictado y firme el acto

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administrativo que otorga la jubilación los ampara la garantía del art. 17 de la Constitución Nacional (Fallos: 261:47; 284:65)

III. c) La supremacía de la Constitución Nacional torna irrazonable la conducta estatal cuestionada por la actora

La gravedad de la lesión a la Constitución Nacional y a los Tratados Internacionales suscriptos por la República Argentina queda claramente patentizada a través de las concluyentes directrices hermenéuticas prolijamente hilvanadas por la Corte Suprema de Justicia en los citados precedentes.-Es notable la insistencia del Alto Tribunal en torno a la celeridad de los procedimientos y al cobro oportuno de los créditos alimentarios de naturaleza previsional -especialmente en la sentencia "Itzcovich"-.-Y este dato no es menor, ciertamente, pues ya el respetado maestro del derecho Augusto M. Morello prevenía con su habitual agudeza lo siguiente: "Si el resultado programado en la condena judicial firme o pasada en autoridad de cosa juzgada se deja de cumplir: ¿no se lesiona también frontalmente la garantía de la defensa en juicio, tan celosamente preservada en el tramo de conocimiento y durante la secuela del litigio hasta el dictado de aquella y su fase de control o recursos?".-El jurista platense no dudaba en sostener que resulta insuficiente hablar de la inviolabilidad de la defensa en juicio en cualquier instancia o grado del procedimiento, "... si esa inviolabilidad no se expande, con pareja eficacia, en la lectura de la efectividad de la realización de la condena." (v. Augusto M. Morello, "El cumplimiento de la sentencia como manifestación efectiva del proceso justo", diario El Derecho del 12/04/2000, pág. 1).-Como es dable inferir de lo expuesto, no se vislumbra en estos autos ningún elemento de juicio que permita justificar la cuestionable conducta del Estado durante estos doce años de incumplimiento de la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada.-Menos todavía se justifica su comportamiento si se repara en que los ingresos que obtuvo la ANSeS en concepto de aportes personales, contribuciones patronales y otras rentas, se incrementaron más del doble entre los años 2002 (DNU Nº1873/02: Bonos Serie III), y 2005 (Ley 25.827: Bonos Serie IV), según datos oficiales proporcionados por la Secretaría de Hacienda -Subsecretaría de Ingresos Públicos- dependiente del Ministerio de Economía y Producción, a saber:-Año 2002: $10.213,3-Año 2003: $12.211,4-Año 2004: $16.851,1-Año 2005: $21.480,7-Año 2006: $13.474,7 (al mes de junio)No parece nada razonable -como se infiere de lo anterior- que frente a la progresión geométrica que exhibieron los ingresos económicos de la ANSeS durante estos últimos cuatro años (en sintonía con el crecimiento de la economía a un ritmo del 9% anual en igual período), las condiciones de amortización de los títulos representativos de la deuda provisional consolidada emitidos durante el año 2004 (Bonos IV Serie), sean notoriamente más disvaliosas y/o restrictivas que las de los Bonos III Serie que fueron lanzados al mercado de valores -paradójicamente- en plena crisis económica.-En efecto - y como lo señalé más arriba - los títulos públicos creados por la ley 25.827 (Bonos IV Serie) se cancelan a los diez (10) años a partir de su emisión (es decir, el 14/03/2014). Los Bonos instituidos por el decreto N° 1873 de fecha 20/09/2002, en cambio, se liquidan a los siete (7) años y once (11) meses de su emisión. Los Bonos serie IV se amortizan en setenta y dos (72) cuotas mensuales. Los Bonos III Serie, por el contrario, en cuarenta y ocho (48) cuotas mensuales y sucesivas. Los Bonos IV Serie no contemplan un mecanismo de estabilización o ajuste razonable de la deuda consolidada desde el 31/12/2001 hasta el 14/03/2004 (dos años y tres meses), pese a la altísima inflación que se operó en el país durante ese período como consecuencia de la inopinada sustitución del plan de convertibilidad por la pesificación asimétrica que dispuso la ley 25.561 en procura de superar la grave crisis económica que envolvía al país en esa época. Los Bonos III Serie, en cambio, contemplan una actualización razonable, equitativa y tempestiva del saldo del capital que representan mediante al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) previsto en el art. 4° del decreto 214/2002, a partir de su emisión (03/02/2002).-Como no podía ser de otro modo, la cotización en el mercado de valores a marzo de 2006 de

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los Bonos IV Serie ("Pre 9") en comparación con los Bonos III Serie ("Pre 8") , es casi un 60 % inferior, lo cual -"prima facie"- legitima la tacha de inconstitucionalidad que plantea la actora en esta causa, al resultar evidente que las restrictivas condiciones que el Estado deudor le impuso a los títulos cuestionados en autos iban a depreciar gravemente su cotización frente a los atractivos Bonos III Serie emitidos dos años antes en pago de la misma deuda consolidada, colocando a sus legítimos tenedores en una situación de evidente inequivalencia con relación a personas con las cuales se hallan en una razonable igualdad de circunstancias, sin ningún motivo razonable que lo justifique (Fallos 322:2346)Tampoco ayuda en este sentido -más bien todo lo contrario- la decisión administrativa Nº199/04 (de fecha 12/05/04), dictada por el Jefe de Gabinete de Ministros, mediante la cual decide realizar un "aporte no reintegrable" por la suma de $710.100.000 destinada originariamente a la ANSeS, a favor del: " Ente Binacional Yaciretá, a fin de hacer frente a la deuda que mantiene con la República del Paraguay en función de lo estipulado en el Acta Acuerdo celebrada entre el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la República Argentina, y el Ministerio de Obras y Comunicaciones de la República del Paraguay, con fecha 4 de mayo de 2004" (párrafo sexto de sus considerandos).-El señor Jefe de Gabinete funda esta decisión administrativa en que: ".. la proyección de los ingresos correspondientes a los aportes y contribuciones a la seguridad social del citado organismo supera los recursos estimados en la Ley Nº25.827, por lo que no resultarán necesarios tales aportes."No parece muy atinada esta última aserción frente a la enorme deuda previsional que mantiene el Estado con los jubilados en concepto de ejecución de sentencias y movilidad de los haberes previsionales superiores a $1.000 (y la que mantiene también con todos los pasivos por el período 1991/1995, como lo declaró en forma reciente la Corte Suprema en el precedente "Sánchez, María del Carmen").-Todo ello avala la afirmación del a-quo respecto a que: "la ANSeS se encuentra en una situación financiera ajena a la emergencia, pues así lo admite el propio poder administrador que desvía fondos oportunamente asignados por el Poder Legislativo" al sistema previsional (v. fs. 79).-La quejosa, por lo demás, no sólo no desmiente esta aseveración del juzgador, sino que la ratifica expresamente cuando señala en su memorial de agravios que: "no se están desviando fondos asignados por el Poder Legislativo, sino que atento al superávit en la recaudación, se han destinado dichos fondos para atender necesidades más urgentes (?) del Estado Nacional." (v. fs. 94 vta. "in fine").-Coadyuva a la conclusión arribada por el juzgador, el hecho que el Poder Ejecutivo Nacional presentó ante el Congreso de la Nación con fecha 19/10/05 un proyecto de ley propiciando la derogación de los art. 16, 17, 22 y 23 de la ley 24.463 , lo cual no hubiera sucedido si -como afirma la demandada- habría existido una situación de "emergencia" en las cuentas de la ANSeS. Esto último queda corroborado a través de la nueva redacción del art. 22 de la citada ley, a saber: "Las sentencias condenatorias contra la Administración Nacional de la Seguridad Social serán cumplidas en el plazo de ciento veinte (120) días, contados a partir de la recepción efectiva del expediente administrativo correspondiente. (Mensaje N° 1278 del 19/10/2005)"Cabría formular la siguiente pregunta: ¿Por qué el sistema previsional y no otro sector de la economía nacional con menor incidencia sobre el derecho a la subsistencia y a la calidad de vida del sector más desprotegido de la sociedad argentina "formal", como lo son los jubilados y pensionados del sistema nacional de previsión, debe financiar la crisis del sector energético como en su momento también financió inútilmente al sector empresario a través de la sustancial reducción de los aportes patronales al sistema previsional que dispuso en forma inconsulta el gobierno nacional, pese al estado de enorme penuria en que se hallaban y todavía se hallan sus "beneficiarios"?Ciertamente que el argumento invocado por el Estado consistente en que: "... no resultarán necesarios tales aportes" (v. Res. N(199/04), no constituye una respuesta razonable a la luz de la axiología de la Constitución Nacional, como lo vimos recién.-En un excelente artículo de doctrina, Víctor Bazán (luego de referirse a la nueva doctrina de la Corte Suprema sentada en las causas "Itzcovich", "Castillo", "Vizzoti", "Aquino", "Milone", "Sánchez", "Gemelli", "Siri", "Zapata", etc.- destaca que "nada se descubre al recordar la enorme postergación que en nuestro país sufre la problemática previsional y que dicho atraso constante castiga a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad: la ancianidad; es decir, por irónica y dura paradoja, justamente uno de los segmentos de la comunidad que debería gozar de un plus protectivo según la clara directriz que en tal sentido contiene la

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Constitución Nacional en su art. 75 inc. 23" (v. Víctor Bazán, "La Corte Suprema, la depuración de su competencia por medio del control de constitucionalidad y la tutela de derechos humanos básicos", J.A. 28/12/2005, p. 19)Recuerda también el autor citado, que no por casualidad el Comité de Derechos Humanos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU -órgano de supervisión de las obligaciones estatales asumidas en el marco del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que en la Argentina ostenta jerarquía constitucional- incluyó en las observaciones finales (E/C. 12/1/Add.38, del 08/12/1999) el segundo informe periódico de la República Argentina, y destacó: "entre sus principales motivos de preocupación la amplitud del programa de gobierno sobre la privatización de las pensiones"Entre las sugerencias y recomendaciones que proponía el citado Comité internacional, formulaba una clara exhortación al Estado Argentino para preservar el régimen de seguridad social y garantizar al trabajador una pensión mínima adecuada que no debería ser ni cercenada ni aplazada unilateralmente, en especial en tiempos de crisis económica, por lo que recomendaba a nuestro país que procediera a derogar el art. 16 de la ley 24.463 para asegurar el pago completo de todas las pensiones (ap. 33).-Ya no es posible hablar con decencia -concluye Víctor Bazán, siguiendo a Luigi Ferrajoli- de democracia, igualdad, garantías, derechos humanos y universalidad de los derechos, si no tomamos finalmente en serio -según la feliz fórmula dworkiniana: v. "Los derechos en serio", Ronald Dworkin, Ed. Ariel, Barcelona, 1999- la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (op. cit. pág. 20).-Considero, por todo lo expuesto, que en los presentes autos ha quedado suficientemente acreditado el proceder irrazonable del Estado Nacional que condujo al juzgador a declarar la inconstitucionalidad del los arts. 64, párrafo 2do., y 66 inc. b) de la ley 25.827.-La emisión por parte de este último de dos medios de pago de diferente valor respecto de la misma deuda consolidada con sustento en una condición asaz irrazonable -como lo representa el hecho que la deuda fuese reconocida en sede administrativa (?) o judicial antes o después del 31 de diciembre de 2001- deviene irrazonable (pues hace depender la cuantía del cobro de la deuda del buen o mal funcionamiento del juzgado que le tocó en suerte, o de la mucha o poca contracción al trabajo del juez a cargo del mismo), menoscaba el principio de igualdad ante la ley, el derecho de propiedad, la garantía de la defensa en juicio y es claramente discriminatoria en perjucio de un sector de actores que recibe por parte del Estado deudor un trato desigual con relación a otro grupo de actores con el cual comparte idéntica situación jurídica (Fallos: 313:1638).-Al emitir mi voto en la causa "Ibáñez, Máximo c/ANSeS s/reajustes varios" (CFSS, Sala II, sentencia del 08/09/05), puntualicé en torno a una situación análoga a la de autos - vinculada también a los principios de igualdad ante la ley y de no discriminación- de la cual dependía la aplicación o no de la doctrina "Sánchez" a los casi treinta mil expedientes iniciados durante la vigencia del precedente "Chocobar", lo siguiente: "La palpable disparidad de trato que se consumaría en perjuicio de los jubilados que iniciaron demanda antes de ´Sánchez´, u obtuvieron sentencia también con anterioridad a este "leading case" y que actualmente se halla recurrida ante la Cámara, con relación a los que promovieron dicha demanda con posterioridad, o que nunca la promovieron, no hace más que ahondar la discriminación negativa que procura evitar el art. 75 inc. 23 de la Constitución Nacional a través de las medidas de acción positiva que encomienda al Congreso de la Nación a favor de los ´ancianos'".-

IV. Clausura

Considero oportuno y de estricta justicia cerrar mi propuesta a través de la siguiente exhortación del doctor Germán J. Bidart Campos -a la que procuré dar puntilloso cumplimiento en este voto- como un merecido homenaje a su ilustre memoria:"Cada día nos convencemos más de que habrá de llegar el momento de deparar la vía de control judicial de constitucionalidad para las violaciones ostensibles a derechos elementales y a las recíprocas necesidades que cuentan con notoria preferencia en el sistema de principios y valores de la constitución. No es posible que cuando tales violaciones se consuman a través de la ley de presupuesto nos hallemos en una ínsula de no justiciabilidad equiparable a indefensión.""Sugerimos que, según el caso, el mismo tribunal que reconoce un crédito laboral o previsional lleve a cabo el control de constitucionalidad de toda norma o acto que significa demorar el pago

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y que, sobre esa base, fije directamente el deber inmediato de cumplimiento en un breve lapso razonable." (Germán J. Bidart Campos, El orden socioeconómico en la Constitución, op. cit. pág. 367).-En cuanto a los agravios vertidos en torno a la imposición de costas, cabe tener presente que la Corte Suprema de Justicia de la Nación cambió el criterio adoptado en los autos "ARISA, ANGEL HUMBERTO C/ANSES" , ( sentencia del 3 de Abril del 2001) al establecer en la causa "RUEDA, ORLINDA C/ANSES S/EJECUCION PREVISIONAL" (sentencia del 15 de abril de 2004) que si bien el art. 21 de la Ley 24.463, establece que las costas en los procesos previsionales serán impuestas por su orden en todos los casos, la citada directiva no resulta aplicable en los procesos de ejecución de sentencia por cuanto constituye una excepción al régimen general del código ritual y se encuenta inserta en el marco de reformas al procedimiento de impugnación judicial de los actos de la Administración Nacional de Seguridad Social, ajeno al de las actuaciones donde se procura el cumplimiento de una decisión pasada en autoridad de cosa juzgada que el referido organismo no acató espontaneamente.-Por lo tanto soy de opinión que deben imponerse las costas a la vencida, confirmándose en consecuencia lo dispuesto en primera instancia.-Por último, en relación a la queja vertida en cuanto a la regulación de honorarios ...

Propongo, en consecuencia, : 1°) Confirmar la sentencia de grado en lo principal que decide y ha sido materia de agravios; 2°) Reducir los honorarios ... 3°) Costas de alzada a la demandada; 4°) Regular los honorarios correspondientes a la representación letrada de la parte actora por su actuación ante esta alzada en el 25% de la cantidad fijada por su actuación en primera instancia y 5°) Devolver las actuaciones al juzgado de origen a sus efectos.-Es mi voto.-

EL DOCTOR EMILIO LISANDRO FERNÁNDEZ DIJO:

Para resolver el recurso de apelación de ANSES, contra la sentencia que rechaza la excepción de pago opuesta, y manda llevar adelante la ejecución, en los términos que señala, previa declaración de inconstitucionalidad de los artículos 64, párrafo segundo y 66 , inc. b) de la ley 25.827 y, en consecuencia, impone las costas a la demandadaEl organismo centra su agravio en lo que estima una decisión "ultra petita" del juez de grado, específicamente, la configura en la declaración de inconstitucionalidad de las normas de emergencia referidas y en la imposición de las costas.-En estos actuados, la acción se endereza a ejecutar una sentencia firme y pasada en autoridad de cosa juzgada, dictada por este Tribunal el 11 de abril de 1994. Decisión que declara el derecho al reajuste del haber del actor, y en el que se involucran sumas adeudadas por el Estado Nacional computables desde 1986. La sentencia ejecutada previó, incluso para el caso de incumplimiento, una sanción pecuniaria a partir del 1º de octubre de 1994. Penalidad sin efecto, en razón de las normas de emergencia habidas, que llevan a dilatar el acatamiento de la manda judicial y a postergar la efectivización de los compromisos legales asumidos por el Estado (leyes 23.928, 24.130 y 25.344) en detrimento del justiciable que ha obtenido una sentencia favorable a sus pretensiones.-El adveniemiento de la ley 25.827, específicamente en los arts. 64 y 66 , en cuanto imponen nuevas pautas de consolidación y el intento de la ejecutada de introducir su aplicación en una etapa procesal que por definición no admite más debate, hace imperioso examinar si corresponde su procedencia. En la misma se determina que las deudas anteriores al 31.12.01, pero cuyo reconocimiento judicial o administrativo hubiera operado con posterioridad al 31.12.2001, serán canceladas en Bonos de Consolidación Previsional 4ta. Serie, con vencimiento el 15 de marzo de 2014.-De las palabras que emplea el legislador y los marcos temporales que utiliza, pareciera ser que la sentencia judicial, con el alcance técnico que cabe asignarle, es decir, el acto definitivo emanado de los órganos a los que la Constitución Nacional atribuye aptitud jurisdiccional para poner fin a la controversia con fuerza de verdad legal, pasa a ser la pauta determinante de la consolidación de la deuda estatalAsí pues, aquellos que posean una sentencia firme y pasada en autoridad de cosa juzgada, con anterioridad al 31.12.2001, verán cancelados sus créditos por el período consolidado 01.09.92 al 31.12.01 con Bonos Tercera Serie 2% con actualización del CER desde el 03.02.2002 y con vencimiento el 03.01.2010. Más si la contingencia procesal, hace que la decisión judicial sea posterior al 31.12.2001, el pago, por similar período, será con Bonos

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Cuarta Serie con actualización del CER desde la fecha de emisión 15.03.2004,determinando el capital desde el 31.12.01, tasa de 2%; y vencimiento el 15.03.2014º art. 66 ap. b p.VII).-Ahora bien, en el caso en examen el actor ya cuenta-reitero- con una sentencia firme del año 1994, que se concretó y cristalizó en un contexto normativo vigente a ese momento y al cual se sometió y obligó el Estado Nacional. Marco normativo del que hizo mérito la decisión judicial habida y firme, adecuando los hechos a la directiva jurídica, a que no sólo se sometió el ejecutado, sino que expresamente invocó se le aplicara como fue el plexo legal referido a la emergencia económica y la regulación sancionada a ese efecto. El Estado ha incumplido la orden judicial de pago y ello ha derivado en una ejecución judicial forzosa. El derecho del titular es indiscutible. La definición de la controversia judicial en el año 1994 marca el límite infranqueable de las nuevas pautas de consolidación, y no se constituye en fuente de la obligación nacida con anterioridad, antes bien, esta última no es más que la consecuencia del incumplimiento del Estado.-Los arts. 2.l y 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y l.l y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, implican para el Estado argentino un trípode obligacional cuyas mandas a cumplir son: de "respeto", de "adopción" de medidas necesarias y de "garantía".-"La obligación de respeto a los derechos humanos se erige, así, en un límite supranacional a la actuación de los poderes públicos del Estado. Por tanto, no se encuentra excluida de esta obligación ninguna expresión o actuación estatal. Así, se encuentran comprendidos en esta obligación de respeto los órganos del Poder Legislativo, Ejecutivo (incluida la Administración Pública y Judicial, como los demás órganos con autonomía funcional (Ej. Ministerio Público, Controladoría, etc.) (Ver, La Convergencia entre el Derecho Constitucional y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Carlos M. Ayala Corao, el E.D. 9-12-94)En consecuencia, se prohíbe la utilización directa o indirecta de la función pública como medio para violar dichos derechos. La protección a los derechos humanos, comprende, necesariamente, el prohibir la utilización directa o indirecta del poder estatal, a través del ejercicio de la función pública como medio para su restricción o violación. A contrario, como inevitable efecto jurídico del deber internacional asumido, nace de parte del Estado argentino el acatamiento a respetar y tutelar los derechos que contempla el orden jurídico interno, y ante su agravio corresponde la enmienda del daño.-La obligación a cumplir por el Estado Argentino es adoptar, con arreglo a los procedimientos constitucionales las "medidas" legislativas o de otro carácter que sean "necesarias", para "hacer efectivos" los derechos reconocidos en los documentos internacionales.-En esa finalidad, se comprende la satisfacción cabal del derecho que ha reconocido una sentencia judicial, a riesgo de la responsabilidad internacional consiguiente.-Cuando el obligado es el Estado y no se ajusta voluntariamente a lo que ordena una sentencia es donde "se pone en prueba el magno edificio del Estado de derecho" (Alvarez Tabio, La cosa juzgada en el derecho administrativo, en Sobre lo Contenciosoadministrativo, La Habana 1956, pág. 10, ver Tawil, T. II págs. 458/4569).-La posibilidad de obtener en debida forma la ejecución de una sentencia resulta de vital importancia en toda sociedad civilizada que proclame vivir de acuerdo a la ley, ella constituye el punto culminante de la realización del derecho (González Perez, Jesús, La sentencia administrativa. Su importancia y efectos, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1954, pág. 307).-El Alto Tribunal ha dicho que el respeto a la cosa juzgada -fijado definitivamente no tanto en el texto formal del fallo, sino en la solución real prevista por el juez a través de su sentencia- es uno de los pilares fundamentales sobre los cuales se asienta nuestro régimen constitucional y por ello no es susceptible de alteración ni aún por vía de la invocación de leyes de orden público, toda vez que la estabilidad de las sentencias, en la medida en que constituyen un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica, es también exigencia de orden público con jerarquía superior (Fallos, 299:373; 301:762; 302:143;307:1289, etc.).-La Constitución Nacional no reconoce como derecho a tutelar la negativa del deudor a incumplir con su obligación. Cobra plena virtualidad en este punto el principio que reza: "Nadie puede invocar su propia torpeza"Si el cumplimiento de la sentencia habida, reflejo del afán inescindible de la condición humana por la concreción de la justicia y expresión del orden legítimo del Estado por medio de la voz de un juez, queda librado al arbitrio de la voluntad del perdidoso, vaciándola de imperio para mutar su contenido en infértil letra de un acto declarativo, entonces los derechos del hombre serán utópicas declamaciones. Por ese camino, un día llegará, en que la vida, el honor y la libertad de

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los ciudadanos queden expuestos al desamparo constitucional. Ese día no será menester la justicia, ni el juez, Ese día la voluntad autócrata impondrá la ley y también la aplicará.-En síntesis, en el caso, la causa o título que se ejecuta es una sentencia dictada en el año 1994, en ese momento queda definido el alcance de la obligación y el Estado Nacional debe acatar el decisorio con la serie de leyes que dictó. Ahora no hay una nueva sentencia , constitutiva de derechos, mal puede pues aplicarse la ley 25.827 y la aleatoria pauta de una decisión judicial para marcar parámetros de consolidación ajenos a los que correspondían a un derecho ya adquirido por el titular.-"La cosa juzgada es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta nuestro régimen constitucional."(F 1094 XXXII Fernández Pinto, Augusto José c/ Estado Nacional s/ juicios de conocimientos.16/04/98T. 321 , P. 756)"El respeto por la cosa juzgada es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta nuestro régimen constitucional y, por ello, no es susceptible de alteración ni aún por vía de la invocación de leyes de orden público, toda vez que la estabilidad de las sentencias, en la medida en que constituyen un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica, es también exigencia del orden público con jerarquía superior.(R. 356. XXXVII. R. 343. XXXVII. R. 350. XXXVII. Rodríguez Rodríguez, María Gracia por su hija menor S., M. T. y otros c/ Mulqui, Armando Félix; Segovia, Carlos Alberto y Estado provincial. 27/12/05T. 328 )En síntesis, el estado se encuentra en mora en el cumplimiento de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, decisión cuya ejecución debió ser acatada con arreglo a las normas de emergencia dictadas en su oportunidad, de allí que las modificaciones legislativas respecto de pautas de cumplimiento, no tienen aplicación en estos casos. De otro modo, la mora se convertiría en el instrumento más eficaz para incumplir indefinidamente las obligaciones, al amparo de normas de emergencia y consolidación, cuya finalidad, no puede ser nunca amparar al incumplidor.-Así lo señalado, estimo que es inaplicable en autos, lo dispuesto por los arts. 64, párrafo segundo y 66 inc. b) de la ley 25 827.-

Por tanto, es abstracto pronunciarme sobre el resto de los argumentos esgrimidos por ANSES.-

En razón del fundamento que he vertido, que en la práctica conduce, si bien por otra motivación, a coincidir en que la materia que es objeto de recurso no se halla alcanzada por la ley 25827, propicio confirmar la sentencia.-

Por lo expuesto, voto por: 1°) Confirmar la sentencia salvo respecto de los honorarios regulados a la representación ...; 2°) Costas de alzada a la ANSeS; 3°) Regular los honorarios de la representación letrada de la parte actora por la labor desarrollada ante la alzada en el 25% de la cantidad fijada por su actuación en Primera Instancia y 4°) Devolver las actuaciones al juzgado de origen a sus efectos.-

LA DOCTORA ADRIANA LUCAS DIJO:

El pedido de declaración de inconstitucionalidad se centra en la sin razón del congelamiento del crédito en relación a la depreciación monetaria hasta el 15 de marzo de 2004 cuando a otros acreedores de igual naturaleza y semejante rango se les efectúa una compensación. Afirmó la actora que el año 2002 tuvo un acumulado de costo de vida del 41% y el año 2003 un 3,7%, por lo que en dicho período se observó una variación acumulada del 46,2%.-Sostuvo entonces la actora la discriminación del crédito por la circunstancia de haber sido reconocido con posterioridad al 31-12-2001. Que los bonos de consolidación tercera serie cotizan significativamente más que los de cuarta serie, dado que estos últimos no se actualizan hasta el 14-3-04. Entiende que ello constituye, a su juicio, una confiscación. Por tanto, consideró dicha discriminación arbitraria y violatoria del derecho de igualdad.-En oportunidad de pronunciarme acerca de la constitucionalidad de los bonos de consolidación 4ta. Serie en autos: "Parada, Andrés c/ Anses s/ Reajuste por Movilidad, sentencia del 26 de setiembre de 2005, afirmé su constitucionalidad por entender, conforme lo ha sostenido la jurisprudencia reiteradamente, que el régimen de consolidación de deudas no priva a los particulares de los beneficios patrimoniales declarados por sentencia firme, sino que sólo suspende temporalmente la percepción íntegra de las sumas adeudadas.-Allí también sostuve que la emisión de los bonos destinados al pago de las acreencias

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reconocidas con posterioridad al 31 de diciembre de 2001, constituyó la novación de la obligación asumida en dichos términos, sustituyendo una obligación por otra por imperio legal. En tal inteligencia, sostuve que hasta la efectivización de la novación el cómputo de los intereses será efectuado conforme la obligación primigenia y solo a partir de la emisión de los nuevos bonos se computarán los previstos en ellos.-Así las cosas, atento la cuestión planteada acerca de la constitucionalidad, es preciso considerar los intereses correspondientes hasta el comienzo del cómputo de los intereses previstos en los bonos cuarta serie, esto es desde su emisión, el 1 de marzo de 2004, dado que ello motivó la declaración cuestionada.-La novación implica la transformación de una obligación en otra. En el caso, las obligaciones que han sido objeto de la novación con los bonos cuya emisión disponen los arts.64 parr. 2do. Y 66 inc. B) de la ley 25827, son las consolidadas en los términos de las leyes 23.982 y 25.344.-Por imperio de las leyes 23.982 y 25.344 las obligaciones de título anterior al l de abril de 1991 y entre el 31 de agosto de 1992 y el 1 de enero de 2000, se convierten por efecto de la consolidación en obligaciones comprendidas en la misma y pagaderas con los alcances y en la forma prevista en el decreto 1116/2000. En el caso, permanecen las fechas de corte y conforme la fecha de reconocimiento del crédito (anterior o posterior a diciembre del 2001) se abonarán en los bonos previstos por el decreto 1873/2002 o bonos de los arts.64 y 66 de la ley 25.827.-

Como dije anteriormente, la novación consiste en la sustitución de una obligación por otra. Ergo, para que sea factible la sustitución es condición necesaria la existencia de dos obligaciones, la primigenia y aquella por la cual ha de ser sustituída.-Por efecto de la aplicación de una fecha de corte anterior a la emisión de los bonos, mediante la disposición ME 378/04 se introdujo un cálculo de intereses a una tasa no reconocida en la obligación primigenia ni en aquella que la sustituye. Es decir, se instrumentó un cálculo ajeno a la operatoria de la consolidación.-En efecto, la deuda reconocida en el decisorio, por resultar de causa o título anterior a la fecha de corte ha de ser cancelada conforme la forma de pago impuesta por la consolidación legal.-Dicho pago se efectiviza, en el caso de los bonos en trato, al momento de la sustitución de una obligación por otra ( pago por novación). Dicha sustitución se produce por imperio legal, pero en tanto no sea sustituída por los bonos, el cómputo de los intereses deberá efectuarse conforme los términos de la obligación primigenia, esto es la reconocida en el decisorio.-De tal modo, el cómputo de los intereses a otra tasa que la reconocida en la sentencia, desde la fecha de corte y antes de la emisión de los bonos (en que comenzará a devengarse la tasa prevista en el medio de pago) , constituye un incumplimiento a la manda legal y un cómputo no ajustado a derecho, ya que resulta improcedente por no haberse concretado la novación ordenada por la ley, la que no resulta posible hasta la coexistencia de ambas obligaciones , la deuda por una parte, y por la otra hasta tanto no hayan sido emitidos los bonos que sustituirán la obligación.-A mayor abundamiento, cabe resaltar que a mi ver, la problemática del caso relativa a los intereses a computar en las obligaciones reconocidas con posterioridad al 31 de diciembre de 2001, surge de la discordancia entre la fecha de corte contemplada (31 de diciembre de 1999) y la fecha de emisión de los bonos (15 de marzo de 2004), situación que difiere de las previstas en las anteriores normas de consolidación - leyes 23.982 y 25.344, en las que las fechas de corte y de emisión de los bonos resultaban coincidentes ( ley 23.982 y arts.4 y 24 de la ley 25.344), por lo cual la novación en trato se producía automáticamente.-Establecido el modo en que han de computarse los intereses, cabe analizar la declaración de inconstitucionalidad requerida, teniendo presente que el control jurisdiccional de constitucionalidad hallará limitación en la lesión a un derecho subjetivo esgrimido por el recurrente y constitucionalmente reconocido.-

En el precedente "Galli, Hugo Gabriel y otro c/ PEN-ley 25561-dtos. 1570/01 y 214/02 s/ amparo" (G.2181.XXXIX), el voto de los Dres. Maqueda y Highton de Nolasco, recordaba la conocida jurisprudencia de la Corte elaborada en torno a la garantía consagrada por el art.16 de la Constitución Nacional y en base a ella afirmaba que el temperamento adoptado para el cumplimiento ordenado de las obligaciones asumidas por el sector público- que se estructuró desde una perspectiva de crisis e impotencia financiera del Estado- atendió criterios de justicia distributiva sin establecer distinciones entre los acreedores en función de su nacionalidad,

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domicilio o cualquier otro criterio que trasunte discriminaciones arbitrarias.-En tal orden de ideas, entiendo que el cómputo de los intereses conforme las pautas establecidas, determina una base razonablemente igualitaria que descarta la existencia de discriminaciones arbitrarias, por lo que no encuentro en el sub-lite, superada la cuestión del cómputo de los intereses, agravio esencial que justifique la declaración de inconstitucionalidad.-La Corte Suprema de Justicia ha sostenido como pauta interpretativa, que la declaración de inconstitucionalidad de una ley, decreto o resolución, constituyen la última ratio del orden jurídico a que cabe recurrir cuando la interpretación de las normas que rigen el caso no hiciera posible (sin forzar su letra ni su espíritu) compatibilizarlas con la garantía del art. 17 de la Constitución Nacional (Fallos 312:2467; 316:779). Tambien ha sostenido que que ante una grave perturbación económica y social, son lícitas las medidas que la solución de la emergencia requiera adoptar (Fallos 199:466), en tanto ellas sean razonables para combatir sus efectos (Fallos 136:161).-Asimismo, en el referido caso "Galli", se recordaba que está vedado a los jueces el examen del acierto de las decisiones de política económica, y que "existiendo la facultad de legislar en el Congreso, corresponde a éste apreciar las ventajas e inconvenientes de las leyes que dictare, siento todo lo referente a la discreción con que hubiere obrado el cuerpo legislativo ajeno al poder judicial" (Fallos:68:238 y 295), así como que "la misión mas delicada de los jueces es saber mantenerse dentro de su órbita sin menoscabar las funciones que incumben a otros poderes del Estado ( Fallos: 282:392 y su cita, entre otros).-En la inteligencia de los argumentos expuestos, disiento con el criterio expuesto en los votos que anteceden y propongo: 1) Dejar establecido que el cómputo de intereses deberá ser efectuado conforme lo precedentemente expuesto, 2) Revocar el decisorio apelado; 2) Costas por su orden.-

A mérito de lo que resulta del voto de la mayoría, el Tribunal RESUELVE: 1°) Confirmar la sentencia de grado en lo principal que decide y ha sido materia de agravios; 2°) Reducir los honorarios correspondientes a la representación letrada ....; 3°) Costas de alzada a la demandada; 4°) Regular los honorarios correspondientes a la representación letrada de la parte actora por su actuación ante esta alzada en el 25% de la cantidad fijada por su actuación en primera instancia y 5°) Devolver las actuaciones al juzgado de origen a sus efectos.-Regístrese, Notifíquese y oportunamente remítase.-

Fdo.: EMILIO LISANDRO FERNÁNDEZ - LUIS RENE HERRERO - ADRIANA LUCAS (SUBROGANTE)Ante mí: GLORIA NORA LLANA, SECRETARIA