Castañeda Paganini - Historia de la Real y Potificia USAC
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• RICARDO CASTAÑEDA PAGANINI
HISTORIADE LA
REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDADDE SAN CARLOS DE GUATEMALA
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(ÉPOCA COLONIAL)
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GUATEMALA, C. A.
1947
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HISTORIA DE LA REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD
DE SAN CARLOS DE (GUATEMALA
RICARDO CASTAÑEDA PAGANINI
HISTORIA
DE LA
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(ÉPOCA COLONIAL)
GUATEMALA; C. A.
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Dedicatoria
A la Universidad Central de Madrid,
España, en cuyas aulas se encauzó mi espíritu.
Y a la juventud universitaria de Centroamérica,
esperanza de la Vatria Grande.
El Autor.
índice
Prólogo .
Al lector
PAGINA
11
15
PRIMERA PARTE
Orígenes universitarios
Capítulo I.—Bosquejo histórico de las universidades españolas 19
Capítulo II.—Seis beneméritos hijos del Reino de Guatemala, graduados en la
Universidad de San Carlos 26
Capítulo IIL—Difusión de la cultura occidental en Guatemala. El Obispo donFrancisco Marroquín 33
SEGUNDA PARTE
Capítulo
Capitulo
Capitulo
Capítulo
Capítulo
Capítulo
Capitulo
Capítulo
Capítulo
Capítulo
Capítulo
Capitulo
IV.-
V.-
VI.-
VII.-
VIII.-
IX.—:
X.-
XI.-
XII.—]
XIII.-
XIV.-
XV.—:
Antecedentes históricos
Primeras gestiones de los dominicos en favor de la Universidad ... 41
-Fundación del Colegio de Santo Tomás de Aquino 42
Litigios entre dominicos y jesuítas por la hegemonía de la ense-
ñanza universitaria 44
El elemento estudiantil tercia en el litigio 46
El rey concede permiso a la Compañía de Jesús para fundar unColegio 47
El monarca autoriza al Colegio de Santo Tomás para que otorgue
grados 49
La Universidad de fado 52
El Obispo recibe una real cédula autorizando a los jesuítas otorgar
grados en el Colegio de San Francisco de Borja 52
Los dominicos continúan sus gestiones en España, para conseguir
la fundación de la Universidad 53
Otorgamiento de grados en el Colegio de la Compañía de Jesús .... 55
El capitán don Pedro Crespo Suárez, ilustre promotor de la Uni-
versidad 56
El Ayuntamiento solicita al Rey la fundación de la Universidad. 60
7
»
TERCERA PARTE
Capítulo XVICapítulo XVII
Capítulo XVIII.
Capítulo XIX.
Capítulo XX
Capítulo XXI.
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII.
Capítulo XXIV
Erección de la Universidad
-Real cédula de la fundación de la Universidad 65
-Se celebra la primera junta universitaria 72
-El Obispo protesta contra las oposiciones que estaban celebrándose
en la Universidad i 76
-La Junta Universitaria responde al señor Obispo 78
-El Presidente de la Audiencia ordena que continúen las oposi-
ciones 80
-El Presidente Escobedo ordena se provean las cátedras 82
-El Rector de la Universidad de la Nueva España informa al Presi-
dente de la Audiencia de Guatemala sobre las oposiciones cele-
bradas en la capital mexicana 83
-La Junta Universitaria dispone que se inicien los estudios de la
Universidad 90
-Toma de posesión de la primera cátedra 91
CUARTA PARTE
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII.—:
Capítulo XXVIII.-
Capítulo XXIX.-
Capítulo XXX,.
Capítulo XXXI.
Capítulo XXXII.—:
Capítulo XXXIII.
Capítulo XXXIV.
Capítulo XXXV.
Capítulo XXXVI.
Capítulo XXXVII.
Inauguración de la Universidad
El día 7 de enero de 1681, se inauguró solemnemente la Universidad
de San Carlos de Guatemala 95
Poder que otorgó fray Luis de Mesa, en la ciudad de Santiago de
Goathemala, para cobrar doscientos pesos de a ocho reales
de plata a don Manuel ZorriEa de Velasco 96
Don Felipe de Escobar, agente de negocios de la Universidad, da
cuenta de sus gestiones al Presidente del Consejo de Indias 97
La Universidad le envía 500 pesos al señor Escobar 101
Las autoridades universitarias le envían nuevas instrucciones a su
agente de negocios en España 103
Se abre la información para averiguar quién era el sucesor del
mayorazgo de Sancho Barahona 107
•Don Francisco Sarasa y Arce rinde informe al rey sobre la
situación de la Universidad y de los bienes y rentas de
la misma 108
El escribano de su Majestad deja constancia de las gestiones rea-
lizadas por don José Francisco Sarasa y Arce en favor de las
rentas de la Universidad y las constituciones que éste formu-
lara para el régimen interno de la misma 112
Se pone a subasta pública la construcción del retablo de la capilla
de la Universidad de San Carlos 115
Don Felipe de Escobar acusa recibo a las instrucciones que le
enviaron las autoridades universitarias de Guatemala 121
La Universidad de San Carlos nombra procurador ante la SantaSede 124
El señor Escobar informa el resultado de sus gestiones 126
Don Fehpe de Escobar continúa su información sobre los asuntos
de la Universidad 136
8
QUINTA PARTE ^^o^n^
Llegan a Guatemala, procedentes de España, los primeros catedráticos
Capítulo XXXVIII.—Don José Ignacio de Córdova informa haberse aprobado las Cons-
tituciones de la Universidad por el Real Consejo de Indias yenvía los nombres de los doctores españoles que ¿anaron las
oposiciones celebradas en la Península, con el objeto de proveer
las cátedras de la Universidad guatemalteca 141
Capítulo XXXIX.—El Procurador en la Corte da cuenta a las autoridades universita-
rias de las oposiciones celebradas en España, para proveer las
cátedras de la Universidad de San Carlos 143
Capítulo XL.—Se aprueban las Constituciones y se nombra primer Rector de la
Universidad al doctor don José de Baños y Sotomayor 145
Capítulo XLI.—El Rector pide a la Junta que proceda a la formación del Claustro
Universitario 147
Capítulo XLII.—^La Junta resuelve constituir el primer Claustro Universitario 149
Capitulo XLIII.—Su Santidad Inocencio XI aprueba y confirma la fundación de la
Universidad de San Carlos 150
Capítulo XLIV.—Bula pontificia 152
Capítulo XLV.—Los primeros graduados en la Universidad de San Carlos 156
Capítulo XLVI.—Traslación de la Universidad a la casa llamada de "Alcántara" ' 157
Capítulo XLVII.—Traslación de la Universidad a la nueva Guatemala 162
SEXTA PARTE
Extracto de las Constituciones de la Reaf. y Pontificia Universidad de San Carlos de
Guatemala, aprobadas por su Majestad don Carlos 11 y consagradas por
su Santidad Inocencio XI
Título I.—De los patrones de la Universidad 170
Título II.—De la elección del Rector 171
Título III.—De las atribuciones y jurisdicción del Rector 172
Título IV.—De los consiliarios 175
Título V.—Del Maestrescuela 176
Título VI.—De la ausencia del Rector y del Maestrescuela 177
Título VII—De los Diputados de Hacienda '. 178
Título VIII.—De los doctores y maestros 178
Título IX.—De los claustros 178
Título X.—De las cátedras 179
Título XL—De los catedráticos 179
Título XIII.—De la provisión de las cátedras 180
Título XV.—De los estudiantes ' 182
Título XVI.—De las probanzas y autos que han de hacer los estudiantes, para recibir
los grados de bachilleres en todas las Facultades 182
Título XVIII.—De los grados de licenciado y los actos que para ello se ha de hacer 183
9
PAGINA
Título XIX.—De los grados de doctores y maestros en todas las Facultades. El pasco.
El blasón. Preparativos de la ceremonia. El examen. El vejamen.
La ceremonia de la investidura. Las insignias, el ósculo, el anillo y el
libro. La espada y las espuelas. El grado de doctor 184
Título XX,—De las incorporaciones 188
índice de ilustraciones.
índice de nombres propíos y geográficos.
10¡
PROLOGO
Desde la Academia Platónica en Grecia, que recogió la tradición peda-
gógica que arrancaba de mucho antes en Jonia y en Atenas, pasando las
esencias mnsnlmanas y judías de España, por las escuelas catedrales, por la
Escuela de Traductores de Toledo —que transmitió la ciencia y la filosofía
oriental y con ella hizo recuperar a Aristóteles en Europa—, la historia de las
universidades prosigue en marcha ascendente y sin interrupción en el Viejo
Mundo a partir de la Escuela de Medicina de Salerno y de las Universida-
des italianas de la que salió el renacimiento del Derecho romano. La Sorbona
de París, Oxford, Praga; en España, Patencia, Valladolid, Salamanca y Léri-
da; Toulouse y MontpelUer son las sedes del saber medieval, que, muchas de
ellas, continúan hasta nuestros días, añadiéndose desde el Renacimiento,
Alcalá, Barcelona, Cambridge y las universidades cdemanas. Ofuscadas en
parte las universidades por la ciencia libre del Renacimiento y del siglo XVII,
empeñadas en luchas teológicas, se opera una nueva floración de la ciencia
universitaria en la Alemania de la Aufklarng y el movimiento libertador que
levanta al pueblo contra Napoleón crea la Universidad de Berlín, obra en
buena parte de Humboldt. Napoleón instauraba la Universidad de Francia,
destinada a educar servidores de su Estado. Desde entonces, en el Viejo
Mundo hay tres tipos de universidad que se han disputado la primacía y que
se han influido mutuamente: la universidad profesional francesa —cuyas
huellas siguió la española del siglo XIX—, la de Alemania, plantel de inves-
tigadores, yJa inglesa, que perseguía una formación de acuerdo con las tradi-
ciones humanísticas. La universidad alemana proyectaba su influencia en
todas partes y contribuía a la transformación de la napoleónica reformada
por el historiador Víctor Duruy, el cual, además, colocaba junto a la Sorbona
la Escuela de Altos Estudios, en la que se aclimataban los métodos de los
seminarios alemanes. Italia, después de su unidad, enviaba profesores y estu-
diantes a Alemania y la misma Inglaterra victoriana estudiaba los métodos
universitarios alemanes. España, por fin, transformaba su universidad buro-
crática con sus pensionados a Inglaterra y Alemania, después de la labor de
apostolado de D. Francisco Giner y de la fundación de la Junta para Am-pliación de Estudios e Investigaciones Científicas.
11
El Nuevo Mundo vio trasplantada la institución universitaria desde poco
después del descubrimiento. España fundó muy pronto la Universidad de
Santo Domingo (1538), la de Valladolid (Morelia— 1540) obra de D. Vasco
de Quiroga, la de México (1553), y la de Lima, y, poco a poco, se multiplicaron
las instituciones de enseñanza en todas partes, entre las que cuentan gloriosa-
mente las destinadas a la educación de los jóvenes indígenas, como el Colegio
de Santa Cruz de Tlatelolco de México (1539), sin faltar colegias para la edu-
cación de indias. Mucho más tarde habían de fundarse las primeras univer-
sidades norteamericanas (Harvard: 1638, Yate: 1701, Princeton: 1738). En
las de la América española se atendió preferentemente a lá formación pro-
fesional; pero a ellas llegaron las grandes corrientes del pensamiento del
Viejo Mundo: el erasmismo y la cultura humanística, tal filosofía de Vives y
de Suárez, colocando ellas en buena parte los cimientos de la cultura ameri-
cana y despertando el ansia del saber e inquietudes espirituales que habían
de dejar ver sus frutos en la generación de los Libertadores.
En Centroamérica, Guatemala sintió pronto la necesidad de tener sn Uni-
versidad. El obispo Marroquín fundó ya colegios en el si0o XVI, especial-
mente uno de segunda enseñanza en 1562, al que dedicó sus caudales. En
1620 se abre el Colegio de Santo Tomás de Aquino de los dominicos, en 1622
intentan los jesuítas fundar el Colegio de San Francisco de Borja, autorizados
por un breve de Gregorio XV, con la oposición de los dominicos que, en 1625,
confieren los primeros grados en Santo Tomás, Universidad "de facto^', cerra-
da en 1631 por haber faltado los dominicos a las reglas tradicionales burocrá-
ticas que el Estado exigía que se cumpliesen. Era preciso que Guatemala
esperase todavía. El capitán D. Pedro Crespo Suárez ya en 1620 donó a los
dominicos una importante dofn^ión, que hizo posible la fundación de la Uni-
versidad, la cual no llegó legalmente hasta 1676, aunque los dominicos siguie-
ron enseñando en su colegio y hasta dieron en él grados de doctores desde
1672 a 1676. En 1677 el rey Carlos II confirmó la concesión y el 18 de diciembre
de 1680 se celebraba solemnemente la toma de posesión de la primera cátedra,
inaugurándose la Universidad el 7 de enero de 1681 y confirmando la funda-
ción el Papa Inocencio XI en una bula que llegó a Guaten\ala el 3 de enero
de 1688. El 2 de septiembre de 1689 se graduó el primer licenciado en teolo-
gía, que fué el bogotano D. Juan de Oviedo y Baños, siguiendo luego en la
licenciatura de cánones el 15 de diciembre del mismo año, el mexicano D. An-tonio Dávila Quiñónez; el 7 de mayo de 1692 en la de derecho, el nicaragüense
D. Baltasar Agüero; el 20 de agosto de 1703 en la de medicina, D. Vicente Ferrer
González, y el 20 de diciembre de 1733, en la de filosofía, D. José Matías
de Iturbide. La primera borla doctoral se concedió en Sagrada teología el 7
de mayo de 1692, a D. Carlos Meneos. La Universidad tuvo un primer edi-
ficio en un solar del convento de Santo Domingo, siendo trasladada en 1758
12
a la casa llamada de Alcántara, en la Anticua, en donde permaneció hasta
1777, obligándola entonces el Presidente del Reino D. Martin de Mayorga,a trasladarse a la Nueva Guatemala, con el pretexto de los terremotos de 1773.
Así empieza la historia universitaria de Guatemala, que el eminente direc-
tor de la Biblioteca Nacional, D. Ricardo Castañeda Paganini estudia en este
libro, con su competencia reconocida de historiador avezado a investigar en
los archivos, hace poco demostrado con su interesante trabajo sobre "Las
ruinas de Palenque" (Guatemala, 1946), al exhumar un capítulo olvidado de
la historia de la investigación arqueológica centroamericana. Ahora el señor
Castañeda contribuye magistralntente a reconstruir el pasado de la Universi-
dad de San Carlos, ínter cseteras orbis conspicua, como reza la leyenda de
su escudo, palabras que no son un lugar común de retórica, sino que reflejan
el papel que el Alma máter guatemalteca ha representado en la cultura de su
país y la repercusión que desde un principio tuvo en la América. A su cono-
cimiento habrá de contribuir la obra de nuestro querido amigo, enriqueciendo
la bibliografía de primer orden que ya existe sobre diferentes aspectos de la
vida y de la cultura de la Universidad de Guatemala, en la que tiene lugar de
honor el justamente celebrado libro de su actual Rector, Dr. Carlos Mar-tínez Duran, "Las ciencias médicas en Guatemala^' (2r ed. Guatemala, 1945).
La publicación d^l libro de Castañeda se realiza en el momento en que
Guatemala hace un gran esfuerzo para rehacer su vida cultural y en que su
Universidad se ensancha con la creación de la Facultad de Humanidades.
También ésta hubo de ser creada a través de una larga lucha como la mismaUniversidad y es un símbolo del nunca interrumpido anhelo de cultura que
late en Guatemala desde los primeros momentos de la Colonia, que encuentra
nuevos cauces después de la Independencia y que se ha manifestado brillan-
temente en el actual resurgir de la nación.
De todo corazón han salido de mi pluma —acaso la menos calificada para
ello— estas palabras introductorias que quieren ser un homenaje a Guatemala
y a su Universidad y un tributo de admiración y de amistad para el autor de
este libro, al que muy sinceramente auguramos un merecido éxito y que espe-
ramos que no sea el último que el Sr. Castañeda escriba sobre tema de tan
alto interés.
PEDRO BOSCH-GIMPERA.
México, febrero de 1947.
13
AL LECTOR
Desde temprana edad siempre alentó en mi espíritu, el ferviente deseo
de escribir la Historia de nuestra Universidad, casi tricentenatia, a cctusa de
la falta que dicha historia ha hecho en nuestro medio estudiantil. Algo se
ha escrito alrededor de ella, pero hasta la fecha no se ha contado con un trar
bajo. que dé una idea aproximada de lo que fué desde su fundación hasta
nuestros días. El presente volumen abarca desde sus orígenes hasta unos
años antes de la Independencia, esto es, todo el período colonial, que es lo
menos conocido. El segundo volumen tratará la etapa comprendida a partir
de los albores de nuestra emancipación política hasta nuestros días.
Como dejo dicho, siempre tuve el propósito de emprender este estudio,
y siendo estudiante universitario, publiqué en el año de 1929, un artículo —en
el entonces "Diario de Guatemala"— a manera de bosquejo histórico, sobre
los antecedentes y desarrollo de nuestra Alma máter durante el período colo-
nial. Después de esta publicación empecé con tesón y cariño a investigar
papeles en el Archivo Colonial de esta ciudad, recogí bastante documentación
relativa al asunto que me interesaba —en su mayor parte inédita—, pero
debido a que tuve que irme a España a continuar mi carrera de derecho, ya no
pude dar cima a mis deseos. Después de haber vivido cerca de ocho años en
la madre España y seis en Sudamérica, regresé a mi país en el año de 1943.
A mi regreso a la tierra natal, me encontré con la grata sorpresa de saber que
el director del Archivo Nacional, era mi buen amigo y antiguo condiscípulo el
profesor Joaquín Pardo. Desde nuestra convivencia en las aulas conocía
la disposición natural y la arraigada vocación de Pardo, para todo lo que
se relaciona con viejos y polvorientos infolios. Pero debo confesar que fué
para mí una gratísima sorpresa ver la titánica labor de clasificación y catalo-
gación desarrollada —con paciencia benedictina y ardentísimo celo— por el
amigo Pardo en nuestro Archivo Nacional. Cuando me fui para Europa, el
riquísimo fondo documental de ese centro era una ingente mole de papeles,
sin orden ni concierto alguno, a mi vuelta toda esa balumba de documentos
los encontré perfectamente legajados y sistemáticamente ordenados. Gracias
a esa silenciosa, pero no por ello menos fecunda labor, hoy día cuenta Gua-temala con un Archivo cuyos documentos se pueden consultar y estudiar
15
rápida y eficazmente. Esto ha hecho posible para todos los estudiantes y estu-
diosos, que puedan conocer con toda facilidad —por otra parte nuestro Archivo
es uno de los mejores y más ricos de América— las fuentes históricas no sólo
de Guatemala sino del resto de los países hermanos de Centroamérica y el
hoy Estado mexicano de Chiapas, anexado a México en 1821. En consecuen-
cia, la deuda de gratitud de todos los guatemaltecos para él actual director
del Archivo, será imperecedera y su labor es y será fecunda para la ciencia
histórica del Nuevo Mundo. Fruto de esa empresa gigantesca de Pardo es
el presente estudio, pues ella me permitió abrevar en las fuentes prístinas de
la historia patria, motivo por el cual los documentas utilizados en este volu-
men son de primera mano. Esa es la razón de que este trabajo no lleve nin-
guna bibliografía, pues, fuera de esos documentos consultados, satamente he
empleado, para reforzar o ratificar lo que ellos dicen, a los cronistas españo-
les y guatemaltecos, por todos conocidos, y que se han ocupado de la Univer-
sidad de San Carlos de Guatemala.
Por espíritu de justicia quiero, por este medio, dejar constancia pública
de mi admiración por la gran labor de Pardo, así como también mi personal
gratitud por haberme brindado, sin egoísmos de ninguna clase, todas las faci-
lidades que el caso requería, para poder escribir la presente historia de nuestro
primer centro universitario.
Tengo fundada esperanza —y ese fué el principal incentivo al escribirla—que esta obra sea de alguna utilidad a los jóvenes universitarios de la antigua
Patria Grande y vean a través de sus páginas y tengan muy presente —tanto
los catedráticos como los estudiantes que actualmente se reúnen bajo sus
tradicionales aulas— a la Universidad de San Carlos, la que tantos días cte
gloria diera a Centroamérica. Por otra parte, esperamos que ellos pangancuanto esté de su parte, para que nuestra Alma máter vuelva a ser el foco de
luz que ha de iluminar los cerebros de las presentes y futuras generaciones
del Istmo centroamericano.
RICARDO CASTAÑEDA PAGANINI.
16
PRIMERA PARTE
orígenes universitarios
, (
i
CAPITULO I
Bosqueio histórico de las universidades españolas ^
Dos beneméritos humanistas registra la historia de la cultura occidental,
como los promotores de las primeras universidades surgidas en Europa en las
postrimerías de la época medioeval. Ambas Universidades conocidas sólo
por los nombres propios de sus fundadores : Irnerio y Abelardo. El primero,
en compañía de sus numerosos discípulos, funda la Universidad de Bolonia en
Italia, y el segundo, la de París en Francia.
La palabra española Universidad, derivada del vocablo latino nniversitas,
se empezó a emplear en la Edad Media, para designar a cualquier comunidad
o corporación, considerada en su aspecto puramente colectivo. Más tarde,
a fines del siglo XIV, la palabra Universidad se aplicó exclusivamente, para
designar a la comunidad de maestros y discípulos que se reunían en una pobla-
ción, con el objeto de dar y recibir, recíprocamente, instrucción en las dife-
rentes disciplinas científicas que entonces se cultivaban.
La Universidad de París quedó constituida, formalmente, en el año de
1170, no obstante que sus estatutos no se formularon sino hasta en 1208. Laciencia que principalmente se estudiaba en ella era la Teología. A su vez,
la de Bolonia quedó consagrada como tal en el año de 1203, cuando el Papa
Inocente IV le otorgó sus estatutos. En sus aulas se enseñaba de preferen-
cia la ciencia del Derecho.
Fué en Italia, cuna del antiguo Derecho romano, donde resurgió con
nuevos ímpetus el estudio de esa importantísima rama del saber humano.
Irnerio, el hombre-universidad, fué el autor de ese renacimiento jurídico. La
claridad y precisión de sus lecciones y la amenidad con que exponía sus cono-
cimientos, hicieron que se congregara a su alrededor un gran concurso de
estudiantes sedientos de saber, y de la estrecha convivencia entre maestro
y discípulos nació no solamente la Universidad boloñesa, sino que también
la escuela jurídica conocida con el nombre de los Glosadores. Se le dio este
nombre por el procedimiento que sus investigadores empleaban en sus tra-
bajos hermenéuticos, procedimiento que consistía en unir al texto del carpas
jnris, notas (glosce) que se reducían a una sola palabra o bien a una frase
19
entera. Y también a Irnerio le debe el mundo jurídico el hallazgo de una
transcripción del manuscrito llamado "pisano" o "florentino", el cual contenía
el texto primitivo del Digesto. ^^^ En un principio Irnerio era maestro de
gramática y dialéctica —magisfer in artibus— en la ciudad de Bolonia y por
ello estudiaba al Digesto con el criterio propio de las disciplinas citadas. Maspronto el filólogo se torna jurista y del análisis gramatical pasa a la exégesis
del contenido legal, construyendo un ingeniosísimo sistema de glosas o notas
marginales, que denotaban un perfecto conocimiento y un gran dominio del
Corpus jnris civiles. El método por él empleado abrió inesperados horizontes al
campo legislativo, por tanto tiempo obscurecido por las tinieblas del medioevo.
Irnerio, sacudiendo el polvo de los siglos, hace renacer de sus propias cenizas
—como el ave mitológica— al Derecho romano y coloca los sillares del mo-
derno edificio de la ciencia jurídica.
Por aquellos tiempos España no podía vanagloriarse de tener un sabio
de renombre universal como los dos antes citados, y en consecuencia, no pudo
nacer en la Península Ibérica universidad alguna, antes al contrario, los espa-
ñoles que deseaban adquirir conocimientos intelectuales acudían a París
o bien a Bolonia. Pero el fecundo ejemplo de esas dos famosas universida-
des estimuló vivamente a los reyes de España y así tenemos que el monarcaAlfonso VIII, en el año 1212, fundó en Palencia unos Estudios Generales,
llevando para ese fin a profesores italianos y franceses. El centro de estudios
de Palencia se diferenciaba de los de París y Bolonia, en ser el primero de
pura creación monárquica; nacía, pues, como obra del Estado español y nocomo fruto de la iniciativa privada de un maestro. Por desgracia, ese centro
de estudios tuvo corta vida, 31 años tan sólo. Poco tiempo después, el rey
Alfonso IX funda la por muchos títulos gloriosa Universidad de Salamanca,
crisol de cultura humanística donde se fundieron los más altos valores
intelectuales de la raza ibérica de aquellos tiempos. El organismo salmantino
tenía el mismo carácter civil'y público que el de Palencia, sostenido con fon-
dos del Erario y sin intervención, en su régimen interno, del Papa ni de nin-
guna corporación religiosa.
Durante mucho tiempo los monarcas españoles se negaron a tener repre-
sentantes del Sumo Pontífice (maestresencias) en las universidades, aunquedesde luego, solicitaban y aceptaban la autorización del Papa mediante bulas
apostólicas, a fin de dar mayor validez a los estudios, validez académica queen Europa solamente se obtenía por las bulas pontificias. Por ello, la Uni-versidad de Salamanca creada en el año de 1215, por el rey Don Alfonso IX,
según hemos visto, fué favorecida por bula apostólica en 1255, quedando desdeese momento consagrada como tal, ante el mundo entonces conocido. Y coneste hecho histérico-cultural quedó, definitivamente, establecida en Españala enseñanza universitaria, cuyos sazonados frutos se iban a cosechar a
(I) El Digesto o Pandectas es una de las cuatro partes de que se compone el corpasjurís civiles de JustUniano.
20
mitad del siglo XIII y tiempos subsiguientes. Y en cuanto al interés con que
el Estado español veía la organización de los estudios superiores en aquella
época, queda constatado en su famosa legislación de Las Partidas, en las
que dedica a ellos un capítulo entero (Título 31 de la Partida II).
El plan de estudios que se seguía en las universidades españolas abar-
caba, en aquellos tiempos, tanto la enseñanza secundaria como la superior,
puesto que en él figuraban materias clásicas como "trivium" y "cuadrivium",
esto es, gramática, lógica, retórica, geometría y astronomía, y otras de carácter
puramente universitario como las Leyes (Derecho romano) y los Decretos
(Derecho canónigo). En el siglo XV, se agregaron a la enseñanza universi-
taria los estudios eclesiásticos o teológicos. Por su parte, tanto el clero secular
como el regular organizaban en sus propios conventos programas especiales
(seminarios), para el exclusivo uso de sus individuos.
De acuerdo con el espíritu de aquella época, tanto el Estado como las
corporaciones civiles y religiosas, atendían más los estudios superiores que
la enseñanza elemental popular, ya que esta última es una conquista relati-
vamente moderna, surgida como una necesidad común a todos los hombres ymotor principal y esencialísimo de la cultura contemporánea.
No obstante la intervención de los reyes en la creación de las universida-
des, éstas no dependían, como ocurre en muchos países modernos, a la admi-
nistración pública, antes bien, eran organismos autónomos con rentas propias
procedentes de donaciones hechas por los monarcas, el clero o bien por los
particulares ; cada centro universitario tenía sus estatutos especiales mediante
los cuales se administraba y regía de por sí.
Dentro de cada universidad se formaba una especie de cofradía o ayun-
tamiento constituida por los maestros y los graduados, conocida con el nombrede Claustro universitario, quien, entre otras funciones, tenía la de nombrar su
director o rector de estudios, provisto de jurisdicción especial y privativa,
para todos los litigios que surgieran entre el elemento universitario, salvo
en los casos llamados "pleitos de sangre". Sin pretender disminuir esta auto-
ridad, los reyes acostumbraban nombrar encargados o tutores de los estudios
universitarios al Obispo o al Deán de la catedral, con el título de Conservador;
así se hacía en las universidades de Palencia, Salamanca y VaUadolid. Pero
en los comienzos de la vida universitaria, propiamente dicha, del siglo XII,
se principió a designar al lado de las autoridades antes citadas, la del Maes-
trescuela dé la catedral, a quien el rey Alfonso X, " el Sabio" (1254), le dio
cierta jurisdicción compartida con la del Obispo. Dicha atribución fué en
aumento con el correr del tiempo, al punto de llegar a excluir la intervención
del Obispo, convirtiéndose el Maestrescuela en juez único de los catedráticos
y estudiantes. Años más tarde, la competencia entre la autoridad del redor
y el Maestrescuela dio motivo a serios conflictos, pero este último terminó
por arrogarse el derecho de conferir los grados, que según Las Partidas, eran
21
de competencia expresa del rector y de los doctores que constituían el claustro
universitario. Como auxiliar subalterno estaba un funcionario llamado bedel,
quien hacía las veces de pregonero y ordenanza de la Universidad.
Y en lo tocante al método de enseñanza que se impartía en las universi-
dades españolas, dé acuerdo con las modalidades de aquella época, consistía
en la lectura, por parte del profesor, de un texto, verbigracia: el Digesto
o las Decretales. Los discípulos lo explicaban y comentaban. Los exámenes
para el otorgamiento de los grados mayores o menores, esto es,' de bachilleres,
licenciados y doctores, eran en extremo rigurosos y revestían gran aparato,
pompa y solemnidad.
En el año de 1508, el regente del Reino de España, Cardenal Cisneros,
fundó la célebre Universidad de Alcalá de Henares. El motivo principal que
tuvo in mente, aquel sabio varón, era el de crear un centro universitario dedi-
cado, exclusivamente, al cultivo de la ciencia humanística, representada en los
estudios de las lenguas clásicas, el hebreo y la crítica filológica. Este aconte-
cimiento académico suscitó profunda oposición por parte de las universidades
de Salamanca y Valladolid, con motivo de que en el plan de estudios elaborado
por el Cardenal Cisneros, quedaba excluido el estudio del Derecho romano,
limitándose únicamente al Derecho canónico y dándole preferencia a las
disciplinas humanísticas. Merced a esa nueva orientación intelectual dada
a la Universidad de Alcalá, acudieron a ella los más doctos humanistas de
España y del extranjero, los cuales le imprimieron un carácter singularísimo
y produjeron obras de gran aliento y extraordinario valor científico, tales
como la Biblia Poliglota (Poliglota complutense), esto es, la edición monumen-tal de la Biblia en los idiomas hebreo, griego, caldeo y latín; dotada a su vez
con gramáticas y vocabularioo que facilitaban su manejo. Esta obra terminó
de imprimirse en el año de 1517. Uno de los humanistas que más descolló
en la Universidad de Alcalá, y, quizá, el más docto y original entre los sabios
españoles, fué don Antonio de Nebrija, educado en Italia, de donde regresó
a España por el año de 1473. Su obra como legislador y reformador de los
estudios gramaticales, es de las más fecundas que se han llevado a cabo
en la Península española; para realizar su empresa científica se inspiró enlas normas dadas por el italiano Lorenzo Valla. Nebrija, al igual quetantos otros sabios renacentistas, poseía una cultura enciclopédica, ya quedominaba el derecho, la teología, la historia, la arqueología, las ciencias
naturales, la geografía y la geodesia. Entre sus múltiples producciones ocupa,
sin duda alguna, lugar prominente su Gramática latina y castellana (1481)
y el Diccionario latino-español (1491).
Como antes insinuamos, la enseñanza en esas universidades tenía uns'eñaladísimo sello aristocrático, difundiéndose la instrucción solamente entre
las clases privilegiadas de eruditos, intelectuales y literatos. La educación
popular, tanto en España como en el resto de los países europeos, era un pro-
22
blcma insospechado y por ello la escuela de primeras letras no prosperó al
compás de los organismos universitarios. Ese carácter aristocrático que en
ese tiempo tenía el cultivo de la mente, sirvió de incentivo para que se matri-
culasen muchos alumnos, lo que también se manifestó en la exagerada propa-
gación de las universidades, las que en el transcurso del tiempo, antes consti-
tuyeron una remora que un adelanto. Fué tan grande la plétora de alumnos
que a ellas concurrían, que hubo de distinguirse entre universidades mayores
y menores, completas e incompletas. La competencia que entre ellas se hacían
era tan nociva para los escolares, que muchos de ellos, sin tener la capacidad
intelectual requerida para esos estudios, se graduaban en grandes cantidades,
por las facilidades que les brindaban, produciéndose por dicho motivo una
gran cantidad de profesionales, las más de las veces, ineptos y mediocres.
Claro está, que entre tantas universidades como se habían fundado en
España, durante el siglo XVI, sobresalían por la seriedad de sus estudios y la
capacidad de sus catedráticos, las de Salamanca y Alcalá. Una y otra alcan-
zaron renombre universal. La primera dio lugar a la famosa inscripción
que lucía en su portada, a saber: "Lo que Natura no da, Salamanca no lo
face", y al dicho vulgar y corriente de : "El que quiera ser sabio que vaya a
Salamanca'^ En ambas universidades las cátedras eran harto numerosas,
pues la de Alcalá llegó a tener 42 y la de Salamanca 60. Esta última congregó
en sus aulas eminentísimos catedráticos, cuyo valor científico y literario era
reconocido y admirado dentro y fuera de los confínes españoles. Entre los
varones que más brillo y fama le dieron a la de Salamanca recordamos
a Fray Luis de León, Antonio Agustín, Palacios Rubio, Vitoria, Suárez, Soto,
Cano, y otros muchos que sería prolijo enumerar.
El brillo y fama de las universidades españolas se opacó durante el siglo
XVIII, tanto y en forma tan lamentable, que, a propósito de esta decadencia
universitaria, el historiador Altamira apunta lo siguiente : "Las 24 universi-
dades existentes en España arrastraban en áu mayoría una vida lánguida ypenosa. Pero lo más grave en la esfera universitaria, era la decadencia de
los estudios mismos, cuyo sistema, libresco, codiguero, memorista, cuyo espí-
ritu estrecho, lleno de preocupaciones y rutinas, no se prestaba lo más mínimo
a impulsar la investigación científica. Cristalizado el saber en fórmulas tradi-
cionales, tan poco se cuidaban los profesores de los progresos de su siglo que,
en 1781, la biblioteca de la Universidad de Alcalá contaba entre sus 17,000
volúmenes, tan sólo unos 50 libros que eran representativos de las doctrinas
corrientes en otros países de Europa. No sólo las ciencias naturales y físicas
estaban descuidadas, o se enseñaban con lamentable atraso, sino aun la teolo-
gía y la filosofía habían caído en el agotamiento y la vulgaridad más grande".
Y según don Dámaso Latre, en una memoria, que presentó, decfa que el atraso
científico e industrial de España, procedía de que en sus universidades no se
estudiaban otros principios científicos que la trasnochada filosofía de Aristó-
23
teles, "muy buenos para que la monarquía se poblase de clérigos, frailes,
abogados y otros semejantes sujetos, sin permitirse otros estudios más adecua-
dos para el fomento del progreso". Los hombres ilustres de la época vieron
estos defectos, los combatieron y trataron de remediarlos. El padre Feijó,
Macanaz, Martín Martínez, Olavide, el padre Rodríguez, Jovellanos, Cabarrús,
Torres y Villarroel, y otros, publicaron críticas en informes que de una parte
contienen la acusación más formidable contra la enseñanza universitaria de
aquella época (acusación documentada en todos sus extremos), y de otra
parte, las bases para su reforma racional.
Ese era el penoso cuadro que ofrecía la enseñanza superior en la
Península española, cuando subió al trono el rey Carlos III, de tan grata comovenerable memoria para España y nuestra América. Lá, política administrativa
que animó a su gobierno era, como se sabe, esencialmente amplia y progre-
sista, y sus beneficios se palparon en todos sus dominios territoriales de
aquende y allende el mar. Una de las primeras medidas de su sabio gobierno
fué la de dotar a las universidades de un plan de estudios (22 de agosto de
1769), y para hacer efectivas dichas medidas, nombró un funcionario con el
nombre de Censor, con el particular encargo de velar por el cumplimiento
exacto de los estudios. El espíritu de reforma que alentaba en aquel monarca
continuó con la adopción de textos modernos; la ampliación de nuevos estu-
dios científicos; la introducción de la filosofía jurídica, el Derecho patrio y el
de Gentes, al lado del Derecho romano; y por último el método experimental,
que tanto iba a revolucionar a los espíritus españoles e hispanoamericanos.
Reformas que en su mayor parte se adoptaron, incluso, en las mismas congre-
gaciones religiosas, quienes también modificaron sus programas, permitiendo
la entrada a doctrinas filobóficas, tan sospechosas para los ultramontanos,
como las de Bacon, Descartes, Locke, Kant, Van Espen y Bernardi.
Claro que la nueva política cultural tropezaba con serios obstáculos para
su fructificación: entre ellos, el no menos importante era la profunda igno-
rancia de la masa popular española, la cual mostraba un absoluto indiferen-
tismo, en todo aquello que significara espiritual inquietud y esfuerzo volitivo,
para sacarla del marasmo mental en que yacía. El empeño de los reformado-
res se encaminó, principalmente, a vencer esa abúlica indiferencia, la cual
a veces llegaba hasta contaminar a los propios estudiantes universitarios. Apropósito de ello, el viajero inglés Mr. Tonsed, quien visitó a España en ese
tiempo, dice lo siguiente; "Don Antonio Solano, profesor de filosofía expe-
rimental merece especial atención por la claridad y precisión de sus demos-traciones; pero, desgraciadamente, aunque sus lecciones son gratuitas, nadie
las sigue : tan grande es en Madrid la falta de interés por la ciencia".
La minoría selecta de los reformadores, no obstante el entusiasmo e
interés que la animaba, era bastante ilusa en creer que el pueblo iba a res-
ponder inmediatamente a su mejoramiento intelectual. El referido historia-
24
dor señor Altamira dice al respecto : "La masa atónita de ana nación no des-
pierta en un día a esa incitación de la minoría culta, y el quererla subir a las
alturas de una instrucción, aunque fuese elemental, era una carga muy pesada
para un grupo reducido de hombres, por mucho entusiasmo que éstos tu-
viesen".
La vida universitaria en la América española era casi un reflejo de la de
España, pues seguia el vaivén y la orientación que ésta le imprimía desde
la Península. España, como nación cósmica por excelencia, transvasó en sus
posesiones de ultramar todas sus instituciones, ideas y prejuicios; se entregó
tal como era ella, con sus grandes defectos y altísimas virtudes.
No obstante ser nuestras universidades hispanoamericanas creadas a
imagen y semejanza de las de España, adolecían, quizá, aún más de los defec-
tos antes apuntados del memorismo y del verbalismo libresco de aquella época.
Nada de experimentos científicos ni métodos prácticos, todo ello agravado
por las preocupaciones raciales que en América, junto con el absentismo de
profesores y alumnos, constituía un nuevo obstáculo para el desarrollo cultu-
ral de sus habitantes. Este defecto se agravó aún más¡ cuando el gobierno
monárquico español, temeroso de perder, a principios del siglo XIX, sus
dominios ultramarinos, exageró sus recelos para con los criollos hispanoame-
ricanos, en quienes se consideraba la riqueza y la instrucción como "cali-
dades malas en un vasallo americano".
Pero los bienes de la reforma iniciada por el rey Carlos III, llegaron tam-
bién a tierras de América y a su influjo el viejo edificio escolástico, después
de haber cumplido su misión histórica, se desplomó para sepultarse en los
recuerdos del pasado. Esa transformación educativa en nuestra América,
se operó a través de los criollos ilustres que se habían educado en la metró-
poli española, o bien se habían contaminado en sus viajes por las principales
ciudades del Viejo Continente, el cual entonces ardía por los cuatro costados
con el combustible de las nuevas ideas revolucionarias francesas, de mejora-
miento político-social.
La difusión de la cultura europea en el continente colombino, después
de la labor de los misioneros españoles en el siglo XVI, tuvo como principales
órganos a las universidades, las que, a manera de lucecitas, iban apareciendo
en la inmensidad selvática del Nuevo Mundo. El primer foco de esa cultura
en América, fué la imperial y pontificia Universidad de Santo Tomás de
Aquino, creada por Carlos V y confirmada por Su Santidad Paulo III (1538)
en la ciudad de Santo Domingo, capital de la Isla Española. A continuación
se fundó en Tierra Firme otra: la real y pontificia Universidad de México,
creada en virtud de real cédula otorgada por el emperador Carlos V y fechada
en Toro a los 22 días del mes de septiembre de 1551 y confirmada por bula
pontificia en 1555. A la de México, siguió la no menos docta de San Marcos
\ 25
de Lima, fundada por el mismo emperador, mediante real cédula librada en
Madrid el 21 de septiembre de 1555 y confirmada por el Sumo Pontífice
en 1571.
Desde la fundación de la Universidad de Santo Domingo, año de 1538,
hasta la de Quito en Ecuador, en 1791, había en Hispanoamérica 17 organis-
mos universitarios, y es curioso apuntar el hecho de que la mayoría de ellos
se debió a la iniciativa o gestión directa de los frailes dominicos. Esa actitud
en pro de la cultura no era nueva en los citados padres, quienes desde su
llegada al Nuevo Continente se pusieron al servicio de la causa americana.
Los dominicos Vitoria, Montesinos, Las Casas, Betanzos, Cáncer, y otros
muchos, son testimonio vivo del espíritu de americanidad que siempre alentó
en los hijos de Santo Domingo de Guzmán, en tierras de América.
CAPITULO II
Seis beneméritos hijos del Reino de Guatemala, graduados en la
Universidad de San Carlos
Antes de ver en las próximas páginas, cómo nació y se desarrolló la
regia y pontificia Universidad de San Carlos, haremos un esquemático
bosquejo de seis beneméritos hijos del Reino de Guatemala, los cuales debie-
ron su formación intelectual a esa ilustre institución universitaria, la que
tantos días de gloria le diera a la América Central. Al citarlos, no lo hacemos
por simple vanagloria, antes al contrario, a título de ejemplo edificante para
la juventud estudiosa centroamericana, a quien le corresponde en comúnel legítimo orgullo que produce el hecho de exaltar a los hombres represen-
tativos de la cultura patria en una determinada época. A mediados del siglo
XVI fué reconocido el Reino de Guatemala como tal, en virtud de la Ordenanza4' del Real Consejo de Indias, estando formado en ese tiempo por las seis
provincias de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa
Rica. La capitalidad del reino, era la muy noble y leal ciudad de Santiago de
los Caballeros de Guatemala. Fué en esa ciudad donde tuvo asiento la Uni-
versidad Carolina, fuente donde acallaron su sed de conocimientos los másilustres hijos de esas seis provincias. Y respecto a esa influencia universitaria,
el escritor salvadoreño don Joaquín Parada Aparicio, dice lo siguiente : "Esainfluencia que era, puede decirse, el reflejo de lo que podía enviarnos la madreEspaña, fué de tal calidad, tan superior, que aún muchos años después de que
los salvadoreños pudimos «gloriarnos de tener Universidad», se acudía a la
de Guatemala en busca de enseñanzas más consonantes con las necesidades
26
-^^^^^^y'M
líiüiiiíiii
Doctor José Felipe Flores.
27
de los tiempos; y que sólo la constancia en el esfuerzo, de gobiernos y par-
ticulares, pudo balancear, sin que por esto desapareciera, ni haya desapare-
cido, la incuestionable y señalada ventaja noósica-espiritual-guatemalteca".
Entre los varones más representativos salidos de la Universidad de San
Carlos de Borromeo a fines del siglo XVIII y principios del XIX, tenemos
en primer término al doctor José Felipe Flores, nacido en Ciudad Real de Chia-
pas el 1- de mayo de 1751. A la tierna edad de siete años pasó a la ciudad de
Guatemala, donde cursó con toda brillantez Filosofía y Medicina. En su
profesión médica descolló, en especial, por sus profundos conocimientos sobre
el cáncer, el cual pretendía curarlo con un específico de su invención extraído
de la carne de lagartijas. También sobresalió en el ramo quirúrgico, pues es el
primer cirujano que inventó y fabricó personalmente maniquíes en cera a
fin de poder explicar mejor a sus discípulos la anatomía humana. El rey de
Doctor José María Alvarez y Estrada.
28
España, para premiar sus muchos y grandes servicios, lo nombró Médico de
cámara de su Majestad. Publicó numerosas obras científicas y después de
fecunda y laboriosa vida, falleció en Madrid en el año de 1814.
En la ciudad de Guatemala nació en 2 de febrero de 1777, don José MaríaAlvarez y Estrada, obteniendo el grado de doctor en derecho y sobresaliendo,
años más tarde, como eminente jurisconsulto y docto catedrático. El doctor
Alvarez es autor de la obra jurídico-didáctica intitulada : "Instituciones de
Derecho Real de Castilla y de Indias", la cual sirvió como texto muy generali-
zado en las universidades de España y de la América española, habiéndose
Presbítero doctor José Simeón Cañas.
impreso por primera vez en la ciudad de Guatemala en 1818, en la imprenta
de don Ignacio Beteta. Dicha obra fué reeditada dos veces en Madrid, dos en
París, dos en New York, una en Caracas, una en Buenos Aires, dos en México,
una en Costa Rica, una en Chile, una en la Habana y una segunda edición
29
nuestra en 1854 en la imprenta de don Luciano Luna. El jurista Alvarez fué
electo Diputado a las Cortes Españolas de 1820, por San Salvador y San Mi-
guel. Estando a punto de embarcarse con rumbo a la Península española,
falleció en el Puerto de Trujillo (Honduras) a consecuencia de un ataque de
fiebre amarilla el 26 de noviembre de 1820.
El presbítero doctor José Simeón Cañas, vio la primera luz en Zacate-
coluca, población de la provincia de San Salvador, el día 18 de febrero de
1767. Entre las muchas ejecutorias que en vida adornaron a este procer,
la más digna de encomio por su hondo sentido humanitario, fué su campañaen favor de la liberación de los esclavos. A fin de lograr ese propósito tan
Licenciado José Cecilio del Valle.
laudable, elevó su voz en el seno de la Asamblea Constituyente el memo-rable día 17 de abril de 1824. Refiriéndose a este suceso, el historiador BatresJáuregui dice
:"Cabe contar, con satisfacción patriótica, que la América Cen-
tral abolió la esclavitud 24 años antes que Francia lo hiciera en sus colonias;
30
9 años antes que Inglaterra, en las suyas; 39 años antes que los Estados
Unidos; 31 años antes que Rumania; y 65 años antes que el Brasil". Murió
el 4 de marzo de 1838.
El licenciado José Cecilio del Valle nació en Choluteca, Honduras,
en 1780 y murió en Guatemala en 1834. Esta figura polifacética tiene contor-
nos, no solamente centroamericanos, sino continentales; figuró como juris-
Licenciado Miguel Larreynaga.
consulto, economista, sociólogo, literato y político de fama, mereciendo el
calificativo de sabio con que le designaron sus contemporáneos. Profundo
estudioso, talento clarísimo, extraordinaria visión del porvenir. Fué ministro
de Relaciones Exteriores del emperador Iturbide y defendió a Centroamérica
contra la anexión a México.
31
m
Fray José Antonio de Liendo y Goicoechea.
El licenciado Miguel Larreynaga vino al mundo el 29 de septiembre
de 1771 en la ciudad de León, Nicaragua. Estudió en Guatemala, donde obtuvo
el título de abogado; desempeñó varios honrosos cargos, como auditor de
la Audiencia Territorial de Guatemala. Escribió varios trabajos jurídicos,
entre ellos el "Método de Extractar las Causas". Fué a España como Diputado
32
a Cortes por la Intendencia de Nicaragua y recibió en Madrid el despacho
de "Intendente Honorario de Provincia" y al regresar a Guatemala toijió po-
sesión del empleo de Oidor de la Real Audiencia. Estuvo en Inglaterra e
Italia, visitó México y vino cargado de conocimientos. Sirvió patrióticamente
la clase de matemáticas de la Sociedad Económica, así como la de Derecho
público y Economía política de la Academia de Estudios ; fué Presidente del
Congreso Nacional y de la Corte Suprema de Justicia.
Fray José Antonio de Liendo y Goicoechea vio la primera luz el día 3 de
mayo de 1735, en la ciudad de Cartago, provincia de Costa Rica, en el Reino
de Guatemala. Hizo sus primeros estudios en su ciudad natal y a la edad
de 9 años se trasladó a la capital de Guatemala, en donde se ordenó comoreligioso en el convento de San Francisco. Poco tiempo después recibió la
borla doctoral en la Universidad de San Carlos, en cuyas aulas dedicó todas
sus luces y conocimientos a la juventud centroamericana de aquellos tiempos.
Fruto fecundo de sus profundas y sólidas enseñanzas, fué la generación revo-
lucionaria de los grandes hombres que lucharon por nuestra emancipación
política desde 1811 a 1821. Respecto a este doctísimo varón, el historiador
Batres Jáuregui dice lo siguiente : "Varón egregio, desterró de las aulas el esco-
lasticismo, introdujo el estudio de la física experimental, comunicó vuelo a las
ciencias y dio lustre a las artes, procurando implantar, en estos países, las
mejoras que en Madrid había visto. Esparció la semilla de la regeneración,
evolucionando en la ciencia y en el ambiente social. Sus émulos —que comohombre sabio no podía dejar de tener aun entre los frailes— hiciéronle cruda
guerra, pero al fin triunfó de todos, con la satisfacción de haber practicado el
bien. Cuando se doctoró, uno de los examinadores calificólo con una R, para
deprimir su mérito y ante esta injusticia el sabio hubo de exclamar: Antes era
docto, ahora soy doctor, gracias a la R, con que me obsequió la envidiad.
CAPITULO III
Difusión de la cultura occidental en Guatemala
El Obispo don Francisco Marroquín
A Guatemala le corresponde la gloria de que en su fecundo seno flore-
ciera la más grande civilización prehistórica: la civilización maya. Las ins-
cripciones jeroglíficas de sus antiguos monumentos así lo testimonian. Laciudad más antigua de los mayas que en la actualidad se conoce, es Uaxactún,
situada en el departamento del Peten, a los 17° 8' de latitud norte y 89° 4'
de longitud occidental del meridiano de Greenwich. Las enigmáticas ruinas
33
de esa ciudad le confiaron el secreto de su venerable ancianidad al sabio norte-
americano Mr. Sylvanus G. Morley, en el año de 1916. Y según la inscripción
de una estela descubierta por el citado arqueólogo, Uaxactún data del año
328 de la Era Cristiana.
' Y fué en el siglo XVIII cuando un guatemalteco, el doctísimo religioso
Fray Ramón Ordóñez y Aguiar, dio a conocer al mundo científico la existencia
de las ruinas de Palenque en el reino de Guatemala, y con ellas la cultura
maya.
aí8. d«Dixi»mtT«<ií>JJ33:Ld enjío'.y fundo «n vírJodde 3uia d**! 5r Paulo
ni jelamismafpchapor Septiembre dcJví4J ¿oUrno' hasta JSdf Abril d«JSCZ.auef&Wecio, je sepulto enU5tá^lMia Ca'edra).
Doctor Francisco Marroquín, primer Obispo de Guatemala.
El antiguo territorio maya de Guatemala en el siglo XVI, estaba habitado
por varias tribus mayances, descendientes de aquel gran imperio desaparecido,
siendo las más importantes la de los quichés, cakchiqueles y zutuhiles.
La tizona sangrante del conquistador ibero, don Pedro de Alvarado yContreras, desbrozó y dejó abierto el sendero, para que la cruz de Cristo com-pletara la obra. En efecto, un benemérito varón, el padre don Francisco
34
I
Capitán don Pedro de Alvarado y Contreras, conquistador de Guí^temala.
35
Marroquín, colocó los primeros cimientos de la civilización occidental en la
Colonia naciente. Llevado de su ardentísimo celo civilizador, encaminó sus
primeros pasos hacia el aprendizaje de las lenguas indígenas, a fin de poder
zahondar mejor los arcanos del alma india. Fruto de sus desvelos fué la
Doctrina Cristiana, escrita en cakchiquel y publicada en México en 1545.
El cronista Fr. Antonio de Remesal, a propósito dice: "El señor Marroquín
fué quien primero se ocupó en tan ímproba tarea; y era gusto verlo como
maestro de declinaciones, conjugaciones y principios de gramática de la len-
gua de los naturales, al nuevo Obispo de Guatemala. Más se debe a aquel
ilustre varón, que aunque otros han aumentado aquel arte, él lo comenzó, ysuya es la industria en que se le dio principio a aprenderla al modo de la
latina, en que era elegantísimo el Obispo".
Múltiple fué la labor material y cultural de este gran civilizador. En1533 se estrenó la primera catedral de Guatemala, obra que él inició y ter-
minó. El Obispo no tuvo punto de reposo hasta no ver en 1548 coronada otra
de sus obras : el Hospital de Santiago. Pero sus afanes no se limitaban tan
sólo al orden espiritual; antes al contrario, como licenciado graduado en la
ilustre Universidad de Osma, se esforzaba por dotar a su nueva patria de
adopción de las ventajas de la ciencia. Y con esta mira fundó una escuela
de primeras letras para enseñar a los hijos de españoles (criollos). Tambiénfundó un colegio para educar niñas huérfanas. Y no satisfecho con todo ello,
el día 9 de marzo de 1562, ante el escribano don Alonso Rodríguez, celebró
con el Provincial del Convento de Santo Domingo una escritura de "concierto
y fundación" de un colegio de segunda enseñanza, donde se enseñaría Artes,
Filosofía, Teología y Gramática latina. Este centro educativo se fundaría
en un predio que para el *>fecto cederían los religiosos de Santo Domingo,inmediato a la puerta del convento.
Al año siguiente, el Obispo Marroquín otorgó testamento (con fecha
5 de abril de 1563) ante el escribano don Juan de Guevara, y entre las muchascláusulas que contiene, hay dos en que se refiere, nuevamente, a la fundación
del colegio y que a la letra dicen
:
"ítem declaro : que el Valle de Xocotenango, que comienza desde
el cercado que está saliendo de la ciudad, y llega a esta parte del
molino Victoria, cuya anconada que está a mano derecha, que lo
hube a la viuda de Juan de Celada, con facultad de sus herederos.
Declaro : que esto siempre lo he tenido para hacer un Colegio e ansí
lo declaro que no lo tengo por mío, más que de la administración
; para este efecto. Digo que todo el dicho Valle, quiero y es mi votun-
\í tad que sea de dicho Colegio, desde agora para siempre jamás, yí qae lo hagan poco a poco, y de los frutos que se compren los mate-
riales y se acabe, y sea dicho Colegio para leer Artes y Teología
y otras ciencias,
36
"Y de esto dejo por Patrones al Prior o priores de Santo Do-
mingo de esta ciudad y al Deán, que es o fuere de esta Santa Iglesia
y entrambos, para que tengan cuidado de cobrar dicha renta, que
rentare todo Xocotenango. Y quiero y es mi voluntad que de mihacienda se tomen dos mil pesos y de ellos se tomen doscientos
pesos y se paguen para dos cátedras del dicho Colegio, cada una cien
pesos, y dar dichos dineros a censo y cobrar la renta dellos.
"ítem declaro: que una milpa que hube de Catalina Hurtado
que está en el Ancón y otra que compré al Licenciado Caballón
que está en el mismo paraje, y mando que estas milpas sean para
el dicho Colegio, juntamente con el Valle de Xocotenango. Mandotambién que la milpa de San Juan sea para la obra del Colegio.
"ítem digo que por la presente hago donación al dicho Colegio
de la milpa de Xocotenango y demás que arriba digo, para el efecto
que en las dichas cláusulas se declara."
«i v .,''^
37
I
'h
SEGUNDA PARTE
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
4
CAPITULO IV
Primeras éestiones de los dominicos en favor de la Universidad
Años más tarde, en 16 de abril de 1572, los domimcos extendieron un
poder a favor de los procuradores de Cortes, señores Alonso de Herrera del
Puerto, don Juan de la Peña y don Sebastián Santander, para que gestionasen
ante Su Majestad a fin de» que el Colegio fundado por el Obispo Marroquín
se transformase en universidad; entre otras razones le decían al rey: "Si
Vuestra Magestad fuere servido hacer este bien y merced en estas provincias,
ay para ello fundamento, porque como enantes que agora emos informado que
el Obispo Don Francisco Marroquín fundó en esta ciudad un colegio en que
se lee, al presente. Gramática, el cual está fundado en un pequeño cuarto ytiene disposición para poder edificar todo lo que conviniere, y ansí mesmo dejó
a la catedral unas casas muy principales, en las que, con muy poca costa,
quedará la casa hecha, para todo lo que la Universidad hubiere menester. .
."
El 14 de marzo de 1577, los religiosos de la orden de Santo Domingo diri-
gieron una petición al ilustrísimo señor licenciado don Diego García de
Palacios, Oidor de la Real Audiencia, con el objeto de que se interrogase
a varios vecinos sobre la fundación y funcionamiento del colegio : "Si saben
que en la dicha Casa y Monasterio se enseña Teología, Artes y Gramática a
los religiosos y a todos los hijos de vecinos de la ciudad, que lo quieren oír
y aprender, lo cual es muy necesario y conveniente para el servicio de Dios
Nuestro Señor y bien común, por no haber —como no hay en toda la dicha
Provincia— donde se lean y enseñen las dichas ciencias, sino en el dicho
Monasterio, y si saben que en lo susodicho están siempre ocupados y se ocu-
pan tres religiosos sacerdotes, muy buenos letrados en Teología, Filosofía
y Latinidad".
El interrogatorio fue cumplido y se dio testimonio legalizado por la Real
Audiencia. Dicho testimonio fué enviado por los padres dominicos a Su
Majestad, para probar la existencia del colegio y solicitar la fundación de
la Universidad.
41
El 16 de septiembre de 1620, los señores don Felipe Ruiz del Corral, Deánde la Catedral y Fray Agustín Montes, Prior del Convento de Santo Domingo,
dieron como patrones del Colegio de Santo Tomás de Aquino —mandado ins-
tituir y fundar por el Obispo Marroquín— poder a don Antonio Gaitán, Pro-
curador de la Real Audiencia, para que "pida ante cualquier justicia, que
se hagan todas las informaciones necesarias y se saquen todos los testimonios
que convengan, para acudir con ello ante Su Santidad y ante Su Magestad
y para acudir, asimismo, al señor Conde de la Gomera, Gobernador y Capi-
tán General de este distrito, para pedir permiso y licencia para las cátedras
del dicho colegio".
Verificado el interrogatorio como pedía el Procurador Gaitán, éste, en
nombre de los patrones del Colegio de Santo Tomás de Aquino, dirigió unescrito al Presidente de estas provincias, solicitándole autorización para em-
pezar las lecciones de las cátedras instituidas por el Obispo Marroquín.
CAPITULO V
Fundación del Colegio de Santo Tomás de Aquino
El primero de octubre de ese mismo año, 1620, su señoría el señor don
Antonio Peraza de Ayala y Rojas, Conde de la Gomera, Presidente de la
Real Audiencia, Gobernador y Capitán General de las Provincias de Gua-
temala, dio su aprobación a lo solicitado en la siguiente forma : "Que aprobaba
y aprobó en cuanto puede y ha lugar de derecho por el real patronazgo, el
asiento y concierto hecho por los dichos patrones, en todo lo que no es ni fuere
contrario y diverso a lo dispuesto y ordenado por el Obispo D. Francisco
Marroquín en la escritura de asiento, su fecha en esta ciudad a nueve de marzo
de mil quinientos y sesenta y dos y cláusula de su testamento, ni a los estatutos
de las universidades aprobadas, ni a las leyes del reino y pragmáticas y per-
misos, se lean las cátedras en la forma contenida en la escritura otorgada por
los dichos patrones en nueve del presente, atento a la utilidad y necesidad
pública que hay de los dichos lectores y al bien y aumento que de ellas se
sigue al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad y bien de la Repú-
blica, con que dentro de cuatro años se traiga confirmación de Su Magestad
y licencia para la Universidad de estudios generales conforme a la voluntad
del dicho Obispo, y mandaba y mandó, se ponga en estos autos un tanto
autorizado de la real cédula en que se dio principio a la Universidad de Méxi-
co y así lo proveyó y mandó, con parecer del licenciado Pedro de Salmerón,
asesor". En virtud de este auto quedó instituido el Colegio de Santo Tomásde Aquino.
42
Y en cumplimiento del auto anterior, el día 20 del mes de octubre del
mismo año, don Felipe Ruiz del Corral, Deán de la Catedral, ante la pre-
sencia del Presidente de las Provincias y Oidores de la Real Audiencia y gran
concurso de religiosos y muchos vecinos de la ciudad, empezó a leer en una
de las aulas del Colegio la cátedra de Prima de Teología. Se matricularon
muchos alumnos, tanto eclesiásticos como civiles, en las cuatro cátedras que
se fundaron y de las cuales eran catedráticos en Prima de Cánones, el doctor
don Juan Luis Pereira y Dovidos; en Artes don Ambrosio Díaz del Castillo;
y en la de Vísperas de Teología Fray Alonso Guirao, de la orden de Santo Do-
mingo y Provincial de ella (Fr. García de Loaiza).
A continuación, don Antonio Cano Gaytán, como procurador de los
patrones del Colegio de Santo Tomás de Aquino, elevó ante el Presidente de
estas Provincias, una solicitud para que la remitieran al rey; en ella pedía
y suplicaba a Su Majestad y a su Real Consejo de Indias, se sirviera apro-
bar y confirmar la erección y fundación del Colegio y de hacerle la merced
de que en él se fundara Universidad, puesto que para ello había en principio
una renta y las cátedras de Teología, Derecho canónico. Escritura sagrada
y Artes, y que sobre el particular la Real Audiencia había dado ya su parecer.
También suplicaba a Su Majestad se sirviera hacer merced de acrecentar la
citada renta con alguna parte de su Real Hacienda o de títulos que vacaren
para que con esas cantidades y la renta que ya existía se fundara la Univer-
sidad. El solicitante añadía que, en caso de que no se concediese la merced
pedida, por lo menos se concediera que en el Colegio se pudieran otorgar
grados, como se daban en otros colegios de España. Y que, aunque Su Santi-
dad a petición de Su Majestad había concedido privilegio para que se
puedan dar grados de Bachiller, Licenciado, Maestro y Doctor a los que por
tiempo de cinco años estudiaren en los colegios de los religiosos de la Com-
pañía de Jesús de Chile, Tucumán, Río de la Plata, Nuevo Reino de Granada,
Filipinas y otras provincias de las Indias en que a doscientas millas de ellos
no hubiere universidades y que los cursos de aquellos colegios valían al
igual que los otorgados por los organismos universitarios. Pero que hacía
constar que en lo tocante a Guatemala, no podía tener efecto dicha disposi-
ción, porque, no obstante de que los jesuítas estaban establecidos en la
ciudad desde 1606, en su convento no había más que sólo cinco religiosos
y que solamente tenían una escuela de primeras letras para niños. Junto a
esta petición se acompañó testimonio del Escribano don Pedro de Estrada,
en el que se daba fe de la existencia del Colegio de Santo Tomás de Aquino,
%us aulas y edificio.
43
CAPITULO VI
Litiéios entre dominicos y jesuítas por la hegemonía de la
enseñanza universitaria
La discordia surgida entre los padres dominicos y jesuítas al disputarse
ambas órdenes religiosas, la hegemonía de la educación de la juventud de
estas provincias iba a cobrar, como luego veremos —durante mucho tiempo—
,
caracteres de gran violencia. En efecto, el día 29 de julio de 1622, el padre
Fr. Diego de Larios, Rector de la Compañía de Jesús, presentó al Obispo
un Breve del Papa Gregorio XV, en el cual se autorizaba a los jesuítas para
que en toda América, donde éstos tuviesen colegios formados, podían los
Arzobispos y Obispos conceder los grados de Bachiller, Licenciado, Maestro
y Doctor a los estudiantes que hubieran cursado esas facultades en los cita-
dos colegios. Todo ello, decía el padre Larios, "conforme el estilo que se
guarda en las Universidades de estas partes y por lo que toca a esta ciudad,
corresponde a Vuestra Señoría Ilustrísima la ejecución de dicho Breve y la
Real Cédula de confirmación que le acompaña, por tanto: pido y suplico lo
vea y mande cumplir".
Con fecha 5 de ese mes, el señor Obispo, en virtud de esa petición, pro-
veyó un auto diciendo : "désele el pase como se pide". Pero ese mismo día
Fr. Felipe Ruiz del Corral y Fr. Luis Escudero, patrones del Colegio de
Santo Tomás, presentaron un memorial al Obispo, en el que, entre otras cosas,
decían: "que a nuestra noticia ha venido que el padre Diego Larios, Rector
del Colegio de la Compañía de Jesús, fundándose en auto de Vuestra Señoría
Ilustrísima pretende poner lección de Artes, no habiéndola habido hasta
agora para que cursen y se gradúen en dicha Facultad, no atendiendo a que
Vuestra Señoría dice, se cumpla lo mandado por su Santidad en los lugares
y condiciones que contiene el Breve, una de las cuales es que sea en Colegios
formados. Que en el Colegio que tienen fundado en esta ciudad, no han te-
nido ni tienen lección de Teología ni de Artes, ni aulas en que puedan leerlas,
pues para la de Gran^iatica, se aprovechan de unos aposentos que tienen pres-
tados de las casas de Francisco Díaz del Castillo, que esté en gloria, por lo
cual aunque se llama Colegio fundado, si es que lo es, no se puede llamar
formado y consiguientemente no es de los contenidos en el Breve. ítem, quela concesión dicha debe entenderse solo a las Provincias de los Reinos deFilipinas y el Perú y no a las de la Nueva España. Y que como es púbhco
y notorio que ha más de dos años que los Patrones del Colegio de Santo
Tomás de Aquino, están tratando en la Corte de alcanzar de S. M. se funde
en el dicho Colegio Universidad General, y en orden a esto y a cátedras fun-
dadas, ha más de dos años que se leen. Teología Escolástica, Sagrada Escri-
tura, Cánones y Artes. Como también consta que han venido reales cédulas
44
para que el Presidente de esta Audiencia informe si se puede fundar Uni-
versidad en dicho Colegio. Todo lo cual hace se entienda que dicho Colegio,
es Universidad comenzada y consiguientemente, no es conveniente hablar
del Breve, pues queda excluido donde hay Universidades, no sólo las perfec-
cionadas, sino también las comenzadas, porque es visto no querer su Santidad
en su concesión, poner estorbo a dichas Universidades, de uno y otro género.
Por lo que pedimos a Vuestra Señoría Ilustrísima, no proceda a poner en eje-
cución el dicho Breve". El Obispo, para mejor resolver, dio traslado de esa
petición al Rector de los jesuítas, quien respondió lo que sigue: "Digo que el
auto de Vuestra Señoría Ilustrísima no es dar licencia a la Compañía de
Jesús, para abrir dichas Escuelas, sino admitir la facultad que su Santidad
concede a los señores Obispos para que puedan graduar y ejecutar la cédula
de su Magestad, en la que encarga a los señores Obispos guarden y hagan
guardar el Breve, y el abrir la Compañía Escuelas, no es por virtud de ese
Breve ni éste así lo expresa, sino que su Santidad, supone la licencia que dicha
Compañía tiene por muchos Pontífices, como son Paulo III, Pío IV, Gregorio
XII y otros que conceden que pueda leerse Artes y Teología. A vuestra Se-
ñoría Ilustrísima, pido y suplico mande declarar no tener obligación la Com-pañía de Jesús, a responder a la t^icha petición y pido justicia. Diego Lorióse'.
El 8 de noviembre de 1622, Fr. Juan Zapata y Sandoval mandó dar
traslado a la parte contraria. Fr. Jacinto Quartero, Procurador de los domi-
nicos, respondió al traslado en los siguientes términos : "Digo que lo que mis
representados pretenden es solo que conste que hasta agora no se han verifi-
cado las condiciones contenidas en el Breve de su Santidad, para poder los
estudiantes que allí estudiaren alcanzar grados, por la razón de que una de
las condiciones principales de dicha Bula, es que para esto hayan estudiado
los que se hubieren de graduar en Colegios formados de la Compañía de Jesús,
y siendo como es hasta agora no haber en dicha Casa Colegio formado de
estudios, ni comodidad de sitio, ni más lecciones que las de Gramática y Artes
las que se empezaron a leer hace cinco días. Además de que conforme a la
regla y constituciones de dichos padres, ni aun su Provincial puede, sin facul-
tad de su General, abrir nuevas escuelas, y no consta hasta agora que tengan
dicha licencia dada, ni tampoco tienen de su Magestad, como es necesario por
razón de su real Patronazgo, para fundar nuevos estudios. Que por no haber
allí Colegio formado, no pueden los estudiantes que allí estudiaren, hasta que
lo haya, ganar cursos para graduarse, porque de lo contrario se le seguirá
mucho perjuicio al Colegio de Santo Tomás de Aquino, por razón que hasta
agora no le está concedido el privilegio de que pueda dar grados, por otra
parte publicándose que se pueden dar a los que estudiaren en la Compañía de
Jesús, se inquietarán los que en él estudiaren y dejarán de cursar allí para
estudiar en el dicho Convento. A vuestra Señoría Ilustrísima pido y isuplico
se me reciba información y que para ello se reciba esta causa a prueba, que
45
desde luego la ofrezco". El Obispo proveyó en el sentido de dar traslado
al padre Larios, quien enterado respondió : "dice lo que dicho tiene en la peti-
ción presentada en esta causa y no otra cosa".
Con f§cha 8 de noviembre de 1622, los dominicos otorgaron poder al Pro-
vincial de la Orden, Fr. Jacinto Quartero, Antonio Cano Gaitán ya Miguel
Matheu, como Procuradores de Número de la Real Audiencia, para que
"ambos y cada uno de por sí in sólidum especialmente en nuestro nombre
y en el del dicho Colegio, sigan, fenezcan y acaben por todas las instancias
la causa que tratamos con el Rector y Religiosos de la Compañía de Jesús
de esta ciudad".
CAPITULO VII
£1 elemento estudiantil tercia en el litigio
Un nuevo elemento, el estudiantil, terció también en este ruidoso litigio
elevando un memorial al Obispo, en el cuál, entre otras muchas razones,
exponía lo que sigue: "Don Rodrigo Cervellón Santa Cruz, por sí y en nombre
de los estudiantes que oyen y cursan en el Colegio de Santo Tomás de Aquino,
fundado en esta ciudad de Guatemala, en la mejor vía y forma que de dere-
cho pueda pertenecerme, comparezco ante Vuestra Señoría Ilustrísima yusando del poder que para esto tengo: digo que a noticia de mis partes ha
venido que los Padres de la Compañía de Jesús alcanzaron una Bula de su
Santidad, en que les concede que en las Casas de los dichos Padres, que fueren
Colegios formados de Estudios y en quienes concurran otras calidades conte-
nidas en dicha Bula, a que me refiero, se puedan ganar cursos para obtener
los grados de Licenciados y Doctores, el padre Diego Larios, Rector que dice
ser, sin haber verificado como debiera que en esta Casa, que tiene la Com-pañía de Jesús en Guatemala, concurran las condiciones y calidades reque-
ridas en este Breve, de hecho ha puesto curso de Artes en la dicha Casa,
haciendo entender a los estudiantes que allí oyendo Artes se ganan cursos
para obtener grado lo cual ha sido en muy grande detrimento del Colegio
de Santo Tomás, que como Escuela pública y común debe ser amparada
y favorecida y en lo que en esto ha hecho el dicho Padre Larios, no debe
permitirse, pues el privilegio ni habla ni puede entenderse de la Casa que los
dichos Padres de la Compañía tienen en esta ciudad. . . A vuestra Señoría
Ilustrísima, pido y suplico, mande proveer un auto declaratorio que declare
no debe entenderse el privilegio de su Santidad, de que se ha hecho mención,
con esta Casa que la Compañía de Jesús tiene en esta ciudad, pues en ella ni
se verifica ni concurren las calidades y requisitos de la Bula".
46
El señor Obispo dio traslado de las peticiones anteriores al Rector de los
jesuítas, quien nuevamente manifestó: "que responde lo mismo, que tiene
dicho en la petición que tiene presentada en esta causa".
Fr. Jacinto Quartefo, como Procurador de la Orden de Santo Domingo,
pidió al Obispo que la causa fuera admitida a prueba por el termino de cuatro
días. En vista de lo cual el Obispo proveyó un auto diciendo : "que se reciba
la causa a prueba, con término de nueve días comunes, a las partes". El día 3
de diciembre fué noticiado el auto anterior a las partes litigantes, respondiendo
el Rector de los jesuítas en la misma forma acostumbrada en los anteriores,
por lo qué don Rodrigo de Cervellón, en nombre de los estudiantes pidió
se declarara en rebeldía al padre Larios y se recibiera la causa a prueba, por
el término fijado. El Obispo proveyó que la causa se recibiera a prueba,
ampliando el término a diez días más. El Rector de los dominicos presentó
los pliegos de un interrogatorio, para que de acuerdo con las preguntas allí
formuladas se interrogara a los testigos propuestos. El Obispo admitió el
interrogatorio para que, conforme a él, se examinara a los testigos. Las pre-
guntas del susodicho interrogatorio versaban sobre la materia del litigio y
conforme a él fueron examinados todos los testigos propuestos a favor de la
causa de los dominicos. Por su parte, el padre Larios presentó un escrito
en el que pedía y suplicaba se tuvieran por presentadas la Bula apostólica
y la real Cédula de S. M. y que en virtud de ellas no se pusiera ningún impe-
dimento en la piiblica lectura de las referidas ciencias y facultades, declarando
no estar obligado a responder "poniéndoles perpetuo silencio". A lo que el
Obispo proveyó : "traslado a la parte contraria, sin perjuicio del estado de la
causa", V
En ese estado se encontraba el engorroso litigio, cuando se recibió en
Guatemala, el día 9 de noviembre de 1622, una Real Cédula de Su Mjijestad,
cuyo contenido se transcribe en el capítulo siguiente.
CAPITULO VIH
El Rey concede permiso a la Compañía de Jesús para fundar un Colegio
"El Rey.—Por cuanto el Procurador de la Compañía de Jesús de las Pro-
vincias de mis Indias Occidentales, me ha hecho relación que los Sumos Pontí-
fices, Paul III, Julio III, Pío IV, Pío V, etc. etc. han confirmado la dicha
Compañía y le han concedido privilegios necesarios para su régimen y buen
gobierno y convenientes para el ejercicio de sus ministerios, de que hizo pre-
sentación en mi Consejo de Indias, suplicándome fuese servido de mandar se
47
pudiesen gozar y usar de ellas todos los Religiosos, Colegios y Casa de la
dicha Religión en las dichas mis Indias y visto por los de mi Consejo y por
su Orden mi Fiscal, el que respondió que como fuese con condición de no
derogar ni perjudicar en nada a mi Patronazgo Real, ni a lo dispuesto por
Cédulas y Ordenanzas Reales, se le podía conceder la permisión que piden,,
declarando en ellas estas modificaciones, para que en ningún tiempo se
pueda pretender cosa en contrario y fuera acordado que debía mandar esta
mi Cédula, por la cual doy .Ucencia y facultad a la dicha Religión de la Com-
pañí'a de Jesús, para que en las dichas Indias Occidentales, puedan usar de
los dichos privilegios concedidos en su favor por los Sumos Pontífices, en
cuanto no fuere contra mi Patronazgo, leyes, cédulas y ordenanzas hechas
para la buena gobernación de las dichas mis Indias. Y mando a mis Virreyes,
Audiencias y demás Justicias, no les pongan impedimento alguno, antes les den
favor y ayuda necesaria para su mejor ejecución y que si hallaren que alguno
de los dichos privilegios son en perjuicio de mi Patronazgo y leyes, lo recojan
y remitan al dicho Consejo, para que en él visto se provea lo que fuere de
justicia. Fecha en San Lorenzo a 5 de Septiembre de 1620. Yo el Rey.—Por
mandado del Rey nuestro Señor. Pedro de Ledesma."
Encontrándose en visita pastoral en el pueblo de San Agustín Zumpango,
el Obispo en virtud de la real cédula que antecede, con fecha 28 de mayo de
1623, determinó remitir la causa al Real Consejo de Indias, "para que su
Majestad provea lo que más convenga a su real servicio".
Por su parte, el Consejo Real de Indias, en vista de los memoriales pre-
sentados por los patrones del Colegio de Santo Tomás de Aquino, resolvió en
24 de mayo de ese mismo año, que "los viese el Señor Fiscal", el cual habién-
dolos visto dijo: "que se debía ordenar que informasen el Presidente de las
Provincias de Guatemala, la Real Audiencia y el Señor Obispo, para que con
vista de ello se tomara la resolución que más conviniere". En 19 de diciem-
bre de aquel año, el Real Consejo de Indias proveyó un auto en el sentido de
que "se hiciese todo conforme a lo pedido por el señor Fiscal".
Con fecha 8 de noviembre de 1622, los patrones del Colegio de Santo
Tomás de Aquino, sustituyeron el poder que habían otorgado a Fr. Jacinto
Quartero en favor de Fr. Juan de Santa María, procurador general en la
Corte de Su Majestad, para que en ella los representase.
Fray Juan de Santa María, procurador de la Provincia de San Vicente
de Chiapa y Guatemala, solicitó con fecha 1- de octubre de 1623, a Su Majes-tad, para que se hiciese extensiva al Colegio de Santo Tomás de Aquino, la
gracia concedida por el Pontífice Paulo V, de fecha 11 de marzo de 1619,
acerca de que en dicho colegio se podían otorgar grados Mayores y Menores.El rey, para resolver de conformidad, pidió que informase el Obispado deGuatemala.
48
El 12 de mayo de 1625 el reverendo padre Fr. Pedro de Cárdenas, Rector
del Colegio de la Compañía de Jesús, protestó enérgicamente ante la Real
Audiencia de Guatemala, porque en el Colegio de Santo Tomás de Aquino,
existían estudios Mayores, no teniendo para ello ninguna autorización real
ni pontificia. Asimismo, hacían constar que los frailes de Santo Domingono tenían razón alguna para pedir el cierre del Colegio de San Francisco
de Borja, adscrito a la Compañía de Jesús, para que en sus colegios se confi-
rieran grados y pedía también a la Real Audiencia pusiera en vigor lo dis-
puesto por Su Santidad, a fin de que el Colegio de San Francisco de Borja
pudiese otorgar grados Mayores y Menores.
CAPI^JLO^ÍX ^
_±^ ^^ „ _El Monarca autoriza al Colegio de Santo '^'Pomás para que otorgue ¿fados
El día 14 de mayo de 1625, encontrándose su ilustrísima el señor Obispo
de Guatemala en el pueblo de Guaymango, de la jurisdicción del Corregi-
miento de Guazacapán, recibió una real cédula de S. M. y tomándola en sus
manos, a la usanza de aquellos tiempos, se levantó de su asiento, la besó, la
puso sobre su cabeza y dijo : "que la acataba y obedecía como carta de su
rey". El contenido de la comunicación real es el siguiente
:
"El Rey.—^Por cuanto habiéndose hecho relación por parte de la Orden
de Santo Domingo, que la Santidad de Paulo V, le concedió un Breve apostó-
lico en 11 de marzo de 1619, para que en todos 'los colegios que tuviese dicha
Orden en las Indias distante doscientas millas de las Universidades de Lima
o México, pudiesen los estudiantes que cursaren cinco años en ellos, ser
graduados de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores, por los Arzobis-
pos u Obispos de las iglesias catedrales de las dichas Indias, o por los Cabil-
dos —Sede Vacante— de ellas y que esto fuese y se entendiese por tiempo
de diez años, como más en particular se contiene en dicho Breve, de que la
dicha Orden hizo presentación en mi Consejo de Indias, suplicándole les
mandase dar cédula mía, para mejor cumplimiento y ejecución. Por una
mía de 6 de Septiembre de este año, tuve por bien de ordenar y mandar se
use dicho Breve en los Colegios que la dicha Orden tiene en el Nuevo Reino
de Granada, islas Filipinas y Provincias de Chile, y no en otra parte de las
dichas mis Indias y habiendo venido lo referido a noticia de Fray Juan de
Santa María, de la Orden de Santo Domingo, Procurador General de ella,
por la Provincia de Guatemala, me suplicó fuese servido de hacer la dicha
gracia y merced a la dicha su Provincia, pues el Breve habla en general y
49
el Convento que hay de su Orden en la ciudad de Santiago de Guatemala ha
conservado y conserva desde su fundación: estudios generales de Artes yTeología y dista de la ciudad de México trescientas leguas de tierra muy áspera.
Y habiéndose visto en mi Consejo, lo he tenido por bien y por la presente
ruego y encargo al Reverendo —In Cristo Padre— Obispo de la Iglesia Cate-
dral de Guatemala y al Venerable Deán y Cabildo —Sede Vacante de ella
—
vean el dicho Breve de que aquí va hecha mención y le guarden y cumplan
y hagan cumplir y ejecutar solamente en el Convento que la dicha Orden tiene
en la ciudad de Santiago de Guatemala y no en otra parte de la Nueva España,
por el tiempo que en él se contiene, que así es mi voluntad.—^Fccha en Madrid
a I*' de Octubre de 1624.—(f) Yo el Rey!'
Por su parte, el Obispo Fr. Juan Zapata y Sandoval, con fecha 15 de esc
mismo mes y año daba el pase correspondiente al Breve del Papa Paulo V,
de fecha 11 de marzo de 1619, mediante el cual quedaban autorizados los
padres do|ninicos a dar grados en sus respectivos colegios. Los dominicos
exigían que fuera clausurado el Colegio de San Francisco de Borja en virtud
del pase antes citado. A su vez, los jesuítas alegaban que dicho Breve era
sólo para los colegios de los dominicos de Nueva Granada, Chile y Filipinas
y que, por tanto, no podía comprender al Colegio de Santo Tomás de Aquino
en Guatemala, ya que para nada se refería a él.
Al otro día y estando en el citado pueblo, el señor Obispo proveyó unauto que, entre otras cosas, decía: "atento a que en el Convento del Glorioso
Patriarca Santo Domingo, que está fundado en la ciudad de Guatemala se
verifican notoriamente todas las calidades y condiciones de la dicha Bula yCédula de su majestad, por distar como dista de la Universidad de Méxicotrescientas leguas, poco más o menos, y de la de Lima más de mil quinientas,
y habiendo habido en el dicho Convento, de más de sesenta años a esta parte,
estudios generales de Artes y Teología, en que han estudiado muchos de los
que hoy hay y ha habido en dignidades y prebendas de esta catedral, teniendo
aquel Convento sus estudios y Maestros, no solo para su Convento, sino tam-
bién para el Colegio de Santo Tomás de Aquino, donde han leído y leen.
Mando, que se guarde, cumpla y ejecute la dicha Bula, como su majestad lo
manda y en su cumplimiento los religiosos de dicho Convento, usen de ella
y nombre persona, ante quien se haga la matrícula de los que entraren a
cursar, y prueben por años los que cursen sus estudios, para que consten los
cinco que su Santidad y Majestad disponen, y den testimonio que hagan fe
de los autos y exámenes que se hicieron y de los grados que en su virtud se
recibieren".
Él día 21 de mayo de 1625, Fray Francisco de Cevallos, Regente del Co-
legio de Santo Tomás de Aquino, pone en conocimiento del señor Obispo,
el nombramiento de Secretario de dicho Colegio recaído en don Pedro Estrada.
El citado nombramiento reza así : "En la ciudad de Guatemala, en 21 de mayo
50
de 1625 años, ante mí el Escribano de su Magestad y testigos pareció presente
el padre Fr. Francisco de Cevallos, Prior del Convento del Señor Santo Do-
mingo de esta ciudad, Regente de los estudios, dijo: que por cuanto el ilus-
trísimo Obispo, en auto que proveyó en que admitió la Bula de su Santidad
en que da facultad para que los señores arzobispos y obispos puedan dar
grados de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores en Artes y Teologia,
a los que cursaren en los conventos de la dicha Orden de Predicadores, mandase nombre persona ante quien se hagan las matrículas, para que todo se
haga con la legalidad que conviene en cumplimiento de lo cual su Paternidad
dijo : que nombraba para todo lo susodicho a Pedro Estrada, persona de toda
satisfacción y confianza, para que ante él se hagan las dichas matrículas
y según los cursos de testimonio de los autos y exámenes que se hicieren
y de los grados que en su virtud se recibieren".
El día 2 de junio de ese mismo año, don Cristóbal de Escobar Estrada
y Medinilla, en su condición de Escribano de la Real Audiencia de Gua-temala, puso en conocimiento de la misma que, por autos que tenía en su
poder, el padre Pedro Cárdenas, Rector de la Compañía de Jesús había pre-
sentado con fecha 12 de mayo de 1625 las Bulas apostólicas concedidas por
Su Santidad Gregorio XV y aprobadas por una real cédula de Su Majestad,
en virtud de la cual los estudiantes que cursaren estudios en dicho Colegio
debían ser graduados por el señor Obispo. Que en consecuencia de lo dicho,
se habían nombrado maestros y leídose Gramática y Artes y se empezaba de
nuevo el estudio de la Teología. Que el referido Rector tenía noticia de que
flos religiosos de Santo Domingo, sin haber todavía presentado ante la Real
^Audiencia los rescriptos reales y pontificios que era menester, decían tenerlos
úblicamente, por los cuales estaban autorizados para dar grados en su Con-
[vento. El Rector de los padres jesuítas agregaba : "que por ser lo susodicho
5n perjuicio del dicho Colegio, contradecía cualquier posesión que pretendie-
sen tomar los religiosos de Santo Domingo, para dar grados. Que habiéndose
trasladado esa petición al Convento de Santo Domingo, su Prior Fr. Francisco
Cevallos, había contestado presentando ante la Audiencia una Bula apostólica
concedida por Paulo V, p*or la cual el Sumo Pontífice autorizaba a los domi-
nicos para que en sus conventos que tenían situados a una distancia de dos-
cientas millas de la Universidad de Lima o México, podían otorgar grados
de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores, y que su majestad Felipe
IV, había librado una Real Cédula en Madrid el día 1"=* de Octubre de 1624,
confirmando la citada Bula pontificia".
En vista de lo que antecede, la Real Audiencia de Guatemala, en esa
misma fecha proveyó : "Que la Bula apostólica y la Real Cédula presentadas
en esta Real Audiencia, por el Prior del Convento de Santo Domingo, se les
devuelva a dichos religiosos, para que usen de ella y pidan su justicia dónde
y cómo les convenga".
51
CAPITULO X
La Universidad de facto
Con fecha 3 de junio de 1625, Fr. Francisco de Cevallos, Prior de los
dominicos, elevó una petición al Obispo, rogándole que en vista de la Bula
y la Real Cédula, se les diera el pase correspondiente para la posesión de la
cátedra. En efecto, ese mismo día su ilustrísima el señor Obispo se cons-
tituyó en el aula del Conventb de Santo Domingo y ordenó a Pedro Estrada,
como Escribano Real, que leyera la Bula y la Real Cédula. Y acto seguido
tomó de la mano al padre Cevallos, catedrático de Teología, e hizo que su-
biera a una cátedra desde la cual improvisó una oración latina. Cuando huboterminado el padre Cevallos, el Obispo dijo que "hacía lo susodicho en señal
de posesión y de que en su Convento se pueden dar los grados en las Facul-
tades de Artes y Teología'^ Después de celebrado el acto de posesión, el
padre Cevallos procedió a abrir la matrícula para los estudiantes. El númerode los matriculados fué numeroso y todos juraron, ante el padre Prior, en
forma de derecho, diciendo: "Oviendo reverendo priori in Ucitis et honestis".
En virtud de la ceremonia referida, los frailes de Santo Domingo esti-
maron que el Colegio de Santo Tomás había sido transmutado en Universidad
y el día 15 de ese mismo mes y año, el Obispo confirió los primeros grados
Mayores, siendo uno de los principales graduados el doctor en Sagrada Teo-
logía, Fr. Felipe Ruiz del Corral, Deán de la Catedral.
El día 3 de febrero de 1626, el nuevo rector de la Compañía de Jesús,
Fr. Luis de Ahumada, se dirigió al Obispo pidiéndole que diera el pase a la
Bula y Real Cédula que facultaba a dicha Orden religiosa a enseñar y otorgar
grados en su Colegio. El Obispo respondió a lo solicitado en dos siguientes
términos : "que leída esta petición y visto el Breve y Cédula de su Magestad,
las obedece con el respeto debido y que procederá a su ejecución".
CAPITULO XI
£1 Obispo recibe una real cédula autorizando a los jesuítas otorgar grados
en el colegio de San Francisco de Borja
Ese mismo día, el señor Obispo recibió una real cédula del rey de
España, la que, entre otras cosas, decía: "Por la presente ruego y encargo
al Reverendo en Cristo Padre Obispo de la Iglesia Catedral de Guatemala yal Deán y Cabildo —Sede Vacante de ella— vean el dicho Breve de que aquí
. 52
va hecha mención y hagan guardar y cumplir y ejecutar, tan solamente enel Colegio que la dicha Compañía tiene en la Ciudad de Santiago de Gua-temala y no en otra parte de la Nueva España, y que esto se entienda por
tiempo de diez años y no más, que asi es mi voluntad. Fecha en Madrid a 21
de Junio de 1625 años.
—
Yo el Rey.—Por mandado del Rey Nuestro Señor,
don Fernando Ruiz de Contreras".
En cumplimiento de esa real disposición, el Obispo dijo : "que las obe-
decía y obedeció, sin embargo de los grandes e irreparables inconvenientes
que tiene por cierto se han de seguir a su ejecución. Y que hasta que su
Magestad mas bien informado lo vea —porque su Señoría el Obispo hallán-
dose sólo mero ejecutor— no debe ni quiere entrar a entender ni examinar
la noticia que su Magestad tuviese ni los motivos superiores que a su soberana
grandeza y magnanimidad real pudieron mover el mesmo privilegio a la Com-pañía de Jesús, en esta tan corta ciudad y por conservar la paz y no dar lugar
al rompimiento de ella, ante tan graves religiones, que su Señoría tanto debe
cuidar y celar: la guardará y cumplirá, y lo hará cumplir y ejecutar como la
dicha Bula lo ordena y su Magestad lo manda".
El día 21 de ese mismo mes, encontrándose el señor Obispo en una de
las salas del Convento de la Compañía de Jesús y ante gran número de reli-
giosos y vecinos de la ciudad, ordenó al Escribano don Pedro de Estrada
que leyera la Bula y Real Cédula, mediante las cuales quedaban autoriza-
dos los padres jesuítas a enseñar y conceder grados en su colegio de Gua-temala. Acto continuo, el padre Rector subió a la cátedra donde se sentó,
en señal de posesión, con lo cual se dio por terminada la ceremonia y empe-zaron los estudios en el referido Colegio.
CAPITULO XII
Los dominicos continúan sus gestiones en España para conseguir la
fundación de la Universidad
Entretanto, los dominicos seguían con toda actividad sus gestiones enEspaña. Su Procurador general había solicitado ante el Real Consejo deIndias que se revocase el auto pronunciado por ese alto organismo con fecha
7 de diciembre de 1623. El Procurador decía: "que en diferentes ocasiones
habían suplicado los patrones se sirviese hacerles merced de concederles
que dicho Colegio de Santo Tomás, se erigiese en Universidad pública de
estudios generales para todos los vecinos del reino de Guatemala, y que
habiendo presentado muchas informaciones de oficio y a pedimento del Sín-
dico de Guatemala, su Magestad había sido servido mandar que el Obispo,
53
con asistencia del Fiscal de la Audiencia y con su parecer los remitiese a
su Magestad. Que en cumplimiento de esa Orden del Obispo pidió y suplicó
a su Magestad se sirviese concederles dicha licencia".
En vista de lo pedido por el Procurador de los dominicos al Real Con-
sejo de Indias, éste dispuso, con fecha 14 de julio, que el memorial lo viese
el señor Fiscal, quien respondió que: "habiendo visto todos los papeles y la
escritura de concierto celebrada entre los religiosos de Santo Domingo y el
Obispo Don Francisco Marroquin, quien por cláusula de su testamento habia
dispuesto y ordenado que se hiciese colegio para recoger hijos de españoles
y que en él se fundase dos cátedras de Gramática y Teología, y que en virtud
de esto no había razón alguna para alterar la voluntad del testador". El
Fiscal además agregaba que: "se denegase lo que pedían y se mandase que
fundaran el dicho colegio cumpliendo con el concierto y cláusula del testa-
mento del Obispo". El Real Consejo de Indias, a su vez, declaró, con fecha
22 de octubre del mismo año que: "No había lugar lo que pedía el Colegio
de Santo Tomás de Aquino de Guatemala y mandaba que se cumpliera la
voluntad del Obispo Marroquin contenida en su testamento en que mandabafundar únicamente el colegio. Y que se escribiese una carta al Presidente
de la Audiencia de Guatemala, en que se le dijese se había extrañado muchoque él hubiera alterado la voluntad de Baltasar de Orena: que se guardase
lo por él dispuesto y que se casasen las huérfanas que disponía su testamento".
En vista del auto anterior, Fr. Jacinto Quartero pidió al Real Consejo
de Indias que dicho auto fuera revocado y que "se hiciera lo que por dicho
Colegio estaba pedido, porque su pretensión estaba calificada por el Obispo y
Presidente de aquella Audiencia y por los Conventos de aquella ciudad, quie-
nes unánimemente escriben sobre la conveniencia que resultaba que el dicho
Colegio se convirtiera en Universidad, y que asistiendo el parecer de tantos
no había camino para denegarlo. Que el dicho Colegio no ha tratado que su
Magestad haga la conmutación, sino que interpusiera su autoridad real ante
su Santidad, para que conceda la licencia para la erección de la Universidad.
Y en cuyo caso la erección no sería contraria a la voluntad del Obispo, por-
que su deliberado intento fué se sacase licencia para la Universidad. Y que
en cuanto a la conmutación del testamento de Baltasar de Orena, no se ha
dicho cosa contraria a su voluntad, porque la expresada fué de que los Pa-
trones, con presencia de testigos la conmutaran en otra cosa, siempre que
les pareciere conveniente, y siendo así lo aplicaron a la Universidad, confir-
mando la aplicación de ella el señor Obispo, y siendo esto así no se hizo
alteración ni el Presidente intervino en ella".
El Consejo de Indias dio traslado de lo solicitado al Fiscal, quien res-
pondió: "que se debía confirmar el auto, porque estaba muy justificado; que
las causas que se alegaban no eran tales que obligasen a diferente determina-
se
ción". Con fecha 17 de marzo de 1628, el Consejo de Indias dictó una provi-^
dfncia confirmando el auto de fecha 22 de octubre de 1627, *'en todo y por
todo como en él se contenía".
El día 27 de enero de 1631, la Real Audiencia de Guatemala ordenó que
fuera cumplido el auto antes citado del Consejo Real de Indias, suspendiendo
la lectura de cátedras del Colegio de Santo Tomás de Aquino y quedara con-
forme a lo dispuesto por el Obispo Marroquín,
Y fué así como terminó la vida efímera de la Universidad de facto fun-
dada por los dominicos en su laudable afán de que en el Reino de Guatemala
existiera un centro universitario digno de él. El fracaso de los dominicos, en
esa ocasión, dependió del hecho de que estos religiosos no respetaron el tra-
dicional procedimiento jurídico que el Estado español prescribía para la fun-
dación de las universidades, tanto en España como en sus posesiones de
ultramar.
CAPITULO XIII
Otorgamiento de grados en el Colegio de la Compañía de Jesús
El 20 de octubre de 1640, el padre Alonso Díaz, Rector de la Compañía
de Jesús, elevó al Presidente de la Audiencia una petición, en la que, entre
otras razones, aducía las siguientes : "que como consta de una Bula de su San-
tidad Urbano VIII, concede y da privilegio a todas nuestras casas y colegios
de las Indias Occidentales, para que en ellas los Arzobispos, Obispos y Sedes
Vacantes, puedan dar grados de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Docto-
res, como en las demás Universidades públicas y reales, se sirva mandar se
cumpla y ejecute, pues de su cumplimiento y efectos, se sigue tanto bien a
los hijos de esta ciudad, por no tener sus padres hacienda ni caudal, para
enviarlos a otras Universidades, conque desanimados no prosiguen sus estu-
dios, por faltarles la honra y calidad de dichos grados".
El Presidente de la Audiencia dijo : que para resolver lo solicitado se
oyera al Fiscal. Este, por su parte, informó diciendo : "Vista la petición, no
halla que contradecir, antes suplica se cumpla y ejecute, como tan conveniente
a esta república y por la falta que hay de premios que incitan a los estudios".
Ese mismo día la Audiencia proveyó el auto que sigue: "Habiendo visto la
Bula de su Santidad en que da facultad a los Colegios de la Compañía de
Jesús de estas partes de las Indias, a instancia de su Magestad, para dar los
grados de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores, á los que en ellos
hubieran estudiado. Dijeron que mandaban y mandaron usen de los recaudos
que presentan". . \
55
El día 22 de ese mismo mes y año, el Rector de los jesuítas dirigió una
petición análoga a la anterior, suplicándole autorizara a la Compañía de
Jesús, para otorgar los citados grados. El entonces Obispo, don Agustín
Ugarte y Saravia, concedió inmediatamente el pase solicitado.
El día siguiente, en la iglesia de los jesuítas, el Obispo, en cumplimiento
del Breve de Su Santidad, confirió los grados de Bachilleres en artes, a don
Alonso Moreira de Espinosa y a don Diego de Lozada, vecinos y naturales
de la ciudad de Guatemala.
CAPITULO XIV
El Capitán don Pedro Crespo Suárez» ilustre promotor de la Universidad
Por el capítulo que antecede, hemos visto las rencillas y litigios habidos
para la fundación de la Universidad, originados por el deseo de los padres
dominicos de verla constituida en Guatemala, y llevados de su laudable pero
excesivo celo, llegaron hasta tergiversar la voluntad del Obispo JVLarroquín,
quien sólo pensó en el establecimiento de un colegio de segunda enseñanza
y no en una universidad. El mérito de haber iniciado esas gestiones le
corresponde, indudablemente, a la Ord^n de Santo Domingo. Pero el verda-
dero fundador de nuestra Universidad es don Pedro Crespo Suárez, quien
llevado de su generosidad, celebró con los citados religiosos una escritura de
donación para la fundación de la Universidad; escritura que ratificó en una
de las cláusulas de su testamento.
El día 10 de noviembre de 1620, fué recibido en el seno del Ayuntamiento
de Guatemala, el Capitán don Pedro Crespo Suárez como Correo Mayor.
Según él mismo dice en su testamento, era natural "de la Villa de los Barrios,
en el Arzobispado de Toledo, de los Reinos de España, hijo legítimo de Juan
de Crespo y de Inés García de Oliva, vecinos que fueron de la dicha villa". Ysegún el dicho de los padres de Santo Domingo, cuando firmó la escritura
de concierto, "era persona de edad, muy rico hacendado y saneado, sin hijos
ni otro heredero legítimo".
A continuación damos a conocer un extracto de la escritura de fundación
y dotación celebrada entre Crespo Suárez y los Patrones del Colegio de Santo
Tomás de Aquino.
"A los 14 días del mes de enero de 1646 en la muy noble y leal ciudad de
Santiago de los Caballeros de Guatemala, comparecieron ante don Felipe Díaz,
Escribano de su Magestad, los señores doctores Don Ambrosio Díaz del Cas-
tillo Valdés, Deán de la Catedral y el muy reverendo padre Fray Juan del
56
57
Campo, Prior del Convento de Santo Domingo, ambos Patrones del Colegio
de Santo Tomás de Aquino de esta ciudad y Don Pedro Crespo Suárez, Correo
Mayor, con el objeto de celebrar una escritura de concierto para la fundación
de la Universidad." La cual, entre otras cosas, dice: "Pedro Crespo Suárez,
dice y otorga por la presenté, que por servicio de Dios Nuestro Señor y para
Capitán don Pedro Crespo Suárez, ilustre promotor de la Universidad.
bien y aumento de esta ciudad, donde ha adquirido la hacienda que Dios le
ha .dado y en su reconocimiento se obliga para la fundación de la Universi-
dad en el dicho Colegio de Santo Tomás de Aquino y la dotación de cinco
cátedras: dos de Teología de Prima y Vísperas, una de Medicina y otras dos
de Cánones y Leyes; que son las principales que faltan para la dicha Uni-
versidad y para ello entregará 40 mil tostones de principal (capital), de a
cuatro reales cada uno pagados según se declara y se han de repartir en
58
dichas cátedras. Que una vez lograda la licencia de S. M. los Patrones del
Colegio de Santo Tomás de Aquino, dentro de cuatro de la data de esta escri-
tura se pida y suplique a su Santidad aprobación y confirmación de su erec-
ción y capitulaciones de este contrato, con la preeminencia y excepciones con-
cedidas a las Universidades de Salamanca, Alcalá y Valladolid. Que se obliga
en debida forma que luego que ello conste, da y pagará la cantidad dicha.
Y también se obliga que durante el tiempo de los cuatro años, no revocará
y contradecirá en manera alguna ni por testamento ni otro instrumento. Y si
lo contrario pareciere, lo revoca para que no valga por ningún modo".
Después de esta relación la escritura contiene una gran cantidad de capi-
tulaciones, en las cuales Crespo Suárez estipula todo lo concerniente a la
Universidad. En primer término dice que debían considerarse como abogados
y patrones espirituales de la Universidad : "al angélico Santo Tomás de Aquino
y a San Pedro mártir". Que concedía la real licencia para la fundación de la
Universidad, s^rá admitido y recibido como fundador y patrón de ella, al señor
Crespo Suárez, salvo el derecho' de Real Patronazgo que le corresponde a su
Magestad. Qué la Universidad debía establecerse en el edificio que ocupaba
el Colegio de Santo Tomás. Que si en el término de cuatro años S. M. no
autorizaba la fundación, quedaba nula y sus bienes libres. Que la renta de
la Universidad había de administrarse separadamente, sin mezclarse con
la del citado Colegio de Santo Tomás. Que señalaba por patrones perpetuos
para regentearla, al Prior del Convento de Santo Domingo y al Señor Deánde la iglesia catedral de Guatemala. Que la cátedra de -Prima de Teología
siempre fuera en propiedad y sin oposición —servida perpetuamente— por
los religiosos de Santo Domingo, "por las grandes letras y virtudes que profe-
saban los religiosos de esa orden". Y asimismo señalaba como catedrático
de Vísperas de Teología en propiedad y sin oposición, a don Ambrosio Díaz
del Castillo Valdés, Deán de la catedral, "por todos los días "de su vida, aten-
diendo a la calidad de su persona, muchas letras y experiencia". Si esta
cátedra quedaba vacante se debía de proveer por oposición al igual que la
de Medicina, Cánones y Leyes. Que se hiciera una arca con tres llaves, en
la cual se depositarían todas las rentas y dineros de la Universidad. Que si
en estas capitulaciones hubiera "alguna cosa contraria o perjudicial a la
Universidad y si, a su Magestad y Señores de su Real Consejo, les pareciere
hacer reforma podían quitar o poner lo que a bien tuvieren".
El día 21 de marzo de 1646, los señores doctor don Ambrosio del Castillo,
Deán de la Catedral y el Prior de los dominicos, en su calidad de patrones
del Colegio de Santo Tomás, nombraron como primer Rector de ese colegio,
al maestro don Pedro de Cárcanio Valdés, diciendo que era "el más a propósito
para ese ministerio, por su mucha virtud, letras y suficiencia".
El día 7 del mes de diciembre de ese mismo año, el capitán Suárez otorgó
su testamento ante el escribano Felipe Díaz, en el cual hay una cláusula en
59
que ratifica la escritura de concierto antes citada, y agrega lo siguiente: "Y
porque podía ser que por dilación de despachos para la dicha consecución
o por otras causas, no se pudiere alcanzar en los dichos cuatro años se pro-
rroga por otros dos años más".
Con fecha 26 de febrero de 1652, el Ayuntamiento de la ciudad de Gua-
temala solicitó al rey de España, dándole cuenta de las razones que había
para ello, para que se autorizara la fundación de la Universidad. Dicha peti-
ción se transcribe en el capítulo que sigue.
CAPITULO XV
El Ayuntamiento solicita al Rey la fundación de la Universidad
"Señor.—En esta ciudad de Santiago de Guatemala, murió Pedro Crespo
Suárez, Correo Mayor de ella, y deseoso 'de los mayores bienes deste reino
dejó gran parte de su hacienda para que se pusiese a renta y se fundase una
real Universidad en esta ciudad, y dotadas para ello cátedras de Artes, Teo-
logía, Cánones, Leyes y Medicina. Esta útil y piadosa obra dejó encomen-
dada a la religión de Santo Domingo, la cual con todo trabajo solicita el fin
de ella y ya tiene hecha la Universidad y un Colegio de ocho colegiales, cuyo
fervor y católico celo se halla esta ciudad muy reconocida, y con este bien
espera muchas utilidades en todo el Reino, porque tendrá la juventud de él
un entretenimiento tan ilustre, y los vecinos y vasallos de V. M. muy singular
consuelo, viendo lograr en sus hijos habilidades y capacidades de los natura-
les destas partes, que por falta de estudios mayores se malogran, pues, ha
muchos años que ninguno de la tierra ha podido ir a estudiar y graduarse
en alguna Universidad. Y la causa es que como en todos estos reinos de la
Nueva España y Tierra Firme, no hay sino sólo la Real Universidad de
México, que está trescientas leguas desta, los estudiantes se desaniman y sus
padres no les pueden costear en sus estudios tan lejos de sus casas, y temiendo
las grandes expensas del camino, y el peligro de perdérseles los hijos en
tierras extrañas tan distantes de sus casas, en donde los gastos son exorbi-
tantes. Y aunque en el Colegio de la Compañía de Jesús desta ciudad hay
facultad para graduarse en Artes y Teología, no todos apetecían esta Facul-
tad, ni solo ella es necesaria para el bien de este reino. Y como no aspiran
los estudiantes a la honra del magisterio, porque las cátedras las leen los reli-
giosos, apenas saldrán buenos discípulos y, al contrario con aspirar a los hono-
res de las cátedras se animarán a estudiar y seguir el camino de la virtud, yse acomodarán a las abogacías accesorias y tenientazgos y alcaldías mayores
de este Reino, y vuestra Magestad será más bien servido, aumentándose su
60
ÍJ
real patronazgo y más cuando es a poca costa de vuestro real patrimonio,
pues ya esta Universidad se halla dotada en el piadoso y leal amor de nn
vasallo que dejó esta fundación a costa de sus bienes. Y asi postrada a vues-
tros reales pies, humildemente, suplica a V. M. se sirva conceder a la Religión
de Santo Domingo la licencia que pretende, para que, con toda brevedad, se
lean las cátedras y se gradúen los estudiantes. De Guatemala y febrero veinte
y seis de mil seiscientos y cincuenta y dos años, (f) Don Juan Sarmiento
Valderrama. Don Carlos Vázquez de Coronado y Ulloa. Don García de Agui-
tar y de la Cueva/'
Habiendo transcurrido siete años de esta solicitud sin que el trono de
España resolviera nada, el Cabildo de la ciudad de Guatemala, con fecha 2
de octubre de 1659, volvió a elevar otro memorial al rey, más o menos en los
mismos términos que el anterior, añadiendo únicamente lo que sigue: "que
pedida la licencia en vuestro Real Consejo, parece se embarazó con informes
contrarios por parte de la Compañía de Jesús, por gozar con la falta de la
Universidad de dar los grados en su Colegio. En esta razón se sirvió V. M.mandar que la Universidad informara y, asimismo, esta Real Audiencia y su
Obispo, que lo hicieroh, cuyos informes están remitidos a V. M. y por ellos
consta no ser en perjuicio de la de México, y tener ya casa y renta suficiente
para su fundación, sin necesitar más que la gracia y licencia de V. M.para ello".
La mayor parte de nuestros cronistas afirma que los jesuítas fueron el
principal obstáculo de que la Universidad de Guatemala no se erigiera por
muchos años, y como también nuestros historiadores lo han venido repi-
tiendo, nosotros queremos dejar constancia —por honradez histórica— deque en los autos y demás papeles concernientes a ella no hay ninguna refe-
rencia a esa oposición, salvo la que aparece en la solicitud que hizo el Cabildo
de Guatemala en 1659.
61
TERCERA PARTE
ERECCIÓN DE LA UNIVERSIDAD
CAPITULO XVI
Real cédula de la fundación de la Universidad(1)
Por fin, después de tantas y repetidas gestiones ante la Corte esi)añola,
llegó al Reino de Guatemala, el día 2 de octubre de 1676, la tan deseada real
cédula de la fundación y erección de la Universidad. El cronista Fr. Francis-
co Ximénez, de la Orden de Santo Domingo, refiere este suceso de la manerasiguiente: "Ya estaba la Religión (de Santo Domingo) cansada y con nin-
guna esperanza de conseguir tal licencia, cuando N. Sr. fué servido que
a 21 de Octubre (1676) llegó la nueva a esta ciudad de la merced que S. M.le hacía en conceder la Universidad. Estaban los P. P. de la Compañía per-
suadidos de que no se había de conceder la tal Universidad y para disuadir
a los que la solicitaban dieron a su Colegio nombre de Universidad Pontificia
y Regia, y así lo decían en todas las conclusiones que se defendían. Y en los
últimos años de 1672 al 76, dieron grados.de Doctores, que antes no daban
sino Maestros, y el año en que vino la concesión de la Universidad, se esfor-
zaron todo lo posible en celebrar su inicio con toda la solemnidad que enlas Universidades se acostumbra. Y así lo tuvo el Doctor Nicolás Roldan,
subiendo a la cátedra con muceta y borlas de doctor. Esto fué el día de SanLucas —a 18 de octubre— y el día 22 llevó a todos los padres a un molino
que tenía llamado «Mollino de Contiño», y estando en la fiesta y merienda
entró el correo con la nueva de la erección de la Universidad, con que se vo/-
vió de hieles el convite^'.
El día 26 de octubre de aquel año, se reunieron en la Sala del Real Acuerdode Justicia de la Audiencia, su señoría don Fernando Francisco de Escobedo,
Presidente del Reino de Guatemala, los señores oidores, doctor don Benito
de Naboa y Salgado, doctor don Jacinto Roldan de la Cueva y el Fiscal de la
Audiencia, doctor don Jacinto Jaime Moreno, inmediatamente procedieron
a la ruptura de las i^licas de la Real Cédula, en la cual Su Majestad se servía
conceder licencia para la fundación de la Universidad. Y a continuación,
con todo el aparato y solemnidad de aquellos tiempos, dijeron: "que la obe-
decían y obedecieron en debida forma, con toda sumisión y reverencia (cada
[I) Libro Cedulario N? 9, año de 1671, folio 136; Archivo Colonial de la Ciudad de Gttatemala.
65
uno de los dichos señores la tomó en sus manos, besándola y poniéndosela
en la cabeza, como provisión de su Magestad) y mandaron se guarde, cumpla
y ejecute puntualmente, como su Magestad manda". La Real Cédula textual-
mente dice: >>*i|
"El Rey.—Presidente y Oidores de mi Audiencia Real de la ciudad de
Santiago de las Provincias de Guatemala, Don Antonio Serresuela Calderón,
vecino de esa ciudad, dio cuenta los años pasados al Rey mi Señor y Padre
CDRSPlCÜ/lC/JlOLJN/ll^
Escudo de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos*
66
(que sea en gloría) como Rector que era del Colegio de Santo Tomás de Aquino
de ella, de que Don Francisco Marroquín, primero obispo de la iglesia de
esa ciudad, ordenó por cláusula de su testamento que otorgó en cinco de
abril del año pasado de mil y quinientos y sesenta y dos, debajo de cuya
disposición falleció el de quinientos y sesenta y tres, se fundase en ella
el dicho Colegio con un Rector y dos Colegiales, hijos de vecinos beneméritos,
que se criasen en recogimiento, virtud y buena educación y que en él se les
leyese Gramática, Artes y Sagrada Teología, y que para este efecto compró
un sitio inmediato al compás del Convento de Santo Domingo para esta
obra pía, unas rentas fundadas en los terrazgos que han pagado y pagan
los indios pueblos circunvecinos; ordenando que para que fuesen competen-
tes, a lo que dispuso se impusiesen a censo en fincas seguras las cantidades
necesarias, sacándose para este fin del mayor y más bien parado de sus bienes
y que había entendido se cumplió con sus albaceas; y que el mismo Obispo
nombró por Patronos del Colegio a los Deanes de la Iglesia de esa ciudad
de Guatemala y a los Priores del Convento de Santo Domingo que se suce-
diesen; y que habiendo edificado en el sitio referido la casa del Colegio
trataron, el año de mil y seiscientos y cincuenta y nueve, el Doctor Don Mel-
chor de Tafoya —que fué Deán de la dicha Iglesia— y Fray Lorenzo Pérez
—Prior que así mismo era del dicho convento. Patrones de él, de nombrar
Rector y de señalar Colegiales, en cumplimiento de la última voluntad del
testador y con efecto nombraron al dicho Don Antonio Serresuela, por Rector
del Colegio de Santo Tomás, en siete de noviembre del mismo año, de que
tomó posesión y cuando se entendió que llegaba ya a tener efecto esta obra
pía, se había dejado y que se supo era por haberse suplicado se concediese
Universidad a este Colegio, y que hasta que se consiguiese la merced no había
de tener principio la obra; y el dicho Don Antonio Serresuela suplicó que
por ser ésto en grave perjuicio del fundador (por no haberse cumplido sus
legados en noventa y ocho años que había que falleció) y de los vecinos que
esa ciudad y sus hijos y descendientes, se mandase examinar el estado que,
desde un principio, habían tenido y tenían las cosas del Colegio, qué cantida-
des se pusieron a censo, qué montaban sus rentas, en qué se habían consu-
mido y, qué obras pías se habían hecho. Y después en carta de veinte y seis
de Febrero del año de mil y seiscientos y cincuenta y dos, representó esa
ciudad de Guatemala, que había muerto Pedro Crespo Suárez —Correo Mayor
que fué de ella— y que dejó gran parte de su hacienda para que se pusiese
a renta y se fundase en dicha ciudad una Universidad y dotaba para ello
cátedras de Artes, Teología, Cánones, Leyes y Medicina; y que esta obra tan
piadosa y útil la dejó encomendada a la religión de Santo Domingo, la cual
con todo cuidado y trabajo solicitaba el fin de ella y ya tenía hecha la Univer-
sidad y un Colegio de ocho colegiales, que es de lo más lucido que hay en
todas partes, con sus clases y generales (aulas) para que se lean dichas
67
cátedras, de lo cual esperaba mucha utilidad, porque tendría la juventud yvecinos y vasallos muy singular consuelo, viendo lograr en sus hijos la capa-
cidad de su naturaleza —que se malograban por falta de estudios mayores—
,
pues hacía muchos que ninguno había podido estudiar y graduarse en Uni-
versidad alguna, por no haber en todas las Provincias de la Nueva España
y Tierra Firme, sino sólo la Universidad de México, que dista trescientas
leguas de esa de Guatemala. Y suplicó al Rey mi Señor y Padre que, pues
ya la Universidad se hallaba dotada con bienes que dejó el dicho Pedro Crespo
Suárez para su fundación, se sirviese conceder a la religión de Santo Do-
mingo la licencia que pretendía y esto mismo suplicó esa ciudad en diferentes
cartas de los años de mil seiscientos y cincuenta y nueve, seiscientos y sesenta
y tres, y mil seiscientos sesenta y siete. Y habiéndose visto entonces, en mi
Consejo de las Indias, los papeles tocantes a esta materia, con lo que sobre ella
pidió el Fiscal, se mandó por cédula de cinco de julio del año de mil y seis-
cientos y cincuenta y tres, se hiciese en esa ciudad una junta que constase del
Presidente de esa Audiencia, Oidor más antiguo, el Fiscal de ella, el Obispo
y Deán de la Iglesia Catedral y que juntos confiriesen y examinasen las conve-
niencias o inconveniencias que podían resultar de que se diese ejecución a
la fundación de la Universidad, para cuya obra dejó e impuso renta el prin-
cipal (capital) de cuarenta y seis mil tostones el dicho Pedro Crespo Suárez,
y en cumplimiento de esta orden se hizo la junta con las personas referidas en
quince de Julio de mil y seiscientos y cincuenta y nueve, como lo avisaron los
Ministros de ella en carta de veinte y tres de octubre siguiente, refiriendo el
estado que tenía la obra del referido Colegio de Santo Tomás de Aquino y de
la Universidad y las cátedras que el fundador de ella dejó dispuestas y las
rentas que para todo aplicaron el Obispo Don Francisco Marroquín, Pedro
Crespo Suárez y Sancho de Barahona; y que en cuanto a la jurisdicción o
superintendencia que pretenden tener los religiosos de Santo Domingo en la
Universidad; y si las aulas y generales están dentro del Convento o no, se
resolvió se hiciese saber al Prior y Convento para que declarasen su ánimo
y se pusiese testimonio del sitio en que está lo fabricado, y que parecía que
los religiosos no pretenden superintendencia y que renuncian en mis reales
manos cualquier derecho que tengan la dotación de cátedras y que sólo preten-
den entrar en concurso de opositores, y constaba que la fábrica está en el jx>S'
trer ángulo del cementerio del Convento de Santo Domingo y que lo divide una
calle real como todo parecía del testimonio que remitía; y la junta suplicó
al Rey mi señor, sirviese de conceder licencia para la fundación de la dicha
Universidad, pues no se seguía perjuicio alguno a la de México ni a otra comu-
nidad, como se reconocía por su informe y por la representación que había
hecho el Virrey, antes sí muchas utilidades y conveniencias de la dicha funda-
ción y coadyubaban con este mismo sentir don Fray Payo de Rivera, siendo
Obispo de esa ciudad, atendiendo a lo mucho que ella y esa Provincia nece-
es
sitan de que haya esta Universidad donde haya estudios generales. Repre-
sentó todo lo que en orden a ello se le ofrecía, proponiendo el número de
cátedras —de que se había de componer— y la forma en que se habían de
proveer y los salarios que se habían de señalar a los catedráticos y oficiales
precisos de la Universidad. Y que estando en este estado la materia se vieron
en dicho mi consejo, los papeles referidos con las cartas que se recibieron de
esa ciudad y de otras comunidades y sujetos y lo que sobre todo pidió miFiscal; y por cédula de doce de Septiembre de mil y seiscientos y sesenta ycinco, se mandó a esa Audiencia y Obispo de esa ciudad, informasen sobre
esta fundación y qué renta estaba pronta para ella, y de las cátedras que
pretenden establecer, cuántas se podrán señalar y de qué facultades y qué
estipendio había de llevar cada uno de los catedráticos, en cuya virtud infor-
masteis en carta de ocho de Marzo de mil seiscientos y sesenta y siete que todo
ese reino tendría gran conveniencia en que se funde la Universidad en esa
ciudad, pues cede en mayor lustre y estimación suya, que el capital que haypara ella consta de veinte y seis mil cuatrocientos setenta y dos pesos cuatro
reales, procedentes de los veinte mil pesos que para este efecto dejó dicho
Pedro Crespo Suárez, los cuales están prontos y efectivos, y de ellos se pagan
de réditos en cada año dos mil trescientos y noventa y seis tostones y dos
reales, por estar puesto a renta el capital que le corresponde, sin entrar en esta
cuenta setecientos y cuarenta y dos pesos y veinte y cinco maravedís en que
fué alcanzado el que corría con la administración de ellos. Y que el Colegio
de Santo Tomás de Aquino —que fundó el Obispo D. Francisco Marroquín
—
tiene, asimismo, de renta en cada año pronta y segura mil ochocientos y cin-
cuenta tostones y dos reales, sin un alcance considerable que se hizo al admi-
nistrador de ellos, en cuya cobranza se está entendiendo. Y que os parecería
se erigiesen las cátedras que referís, con los estipendios que señaláis a cada
una, y los salarios para bedel, secretario y otros oficiales que ha de tener la
Universidad; que todo importaba cuatro mil setecientos y cincuenta pesos
al año, y que en tiempos pasados se procuró de los bienes del Obispo Marro-
quín se agregasen con los de la Universidad para su fundación. Y por autos
de vista y revista dados en juicio contradictorio —por los del dicho mi Con-
sejo— en doce de Abril de mil seiscientos y siete, y diez y siete de Mayo de
mil seiscientos y veintiocho, se determinó se guardase la voluntad del testador
y que se fundase el Colegio que tenía dispuesto y porque conforme a su volun-
tad, había de haber en él dos cátedras, decir podían muy bien servir para
ambos efectos, y que también constaba que Sancho de Barahona y doña Isabel
de Loaiza, su mujer, fundaron otra cátedra para que se agregase a las del
Colegio, y se leyese Escritura o cualquiera doctrina de Santo Tomás, con do-
tación de cien ducados, situados en un Mayorazgo que fundaron en estos
Reinos, según parecía de un traslado auténtico de las escrituras que remi-
tisteis. Y que conociendo el Presidente de la Audiencia que el capital refe-
rido no es suficiente para las cátedras que proponéis, 7 atendiendo solo a
causa pública y a que floresca más en esas Provincias la virtud, letras yciencia de sus naturales, tan necesaria para la buena administración de las
iglesias y educación de la juventud, estaba con el deseo de aplicar —si yo le
daba licencia para ello— de las encomiendas que fuesen vacando la con-
currente cantidad para esta obra, considerando que los estipendios de esta
Universidad han de recaer en los hijos benemeritos.de españoles que viven en
ese Reino que llegaren a tener cátedras en ella, para que por falta de medios
no se deje de tomar resolución en materia que es tan del servicio de Dios ymío, y por conocerlo así vosotros, me suplicáis sea servido conceder la licen-
cia que se pide para esta fundación. Y habiéndose vuelto a ver en mi Real
Consejo de las Indias, todos los papeles tocantes a esta materia y el informe
que hizo mi Audiencia de México —en nueve de Julio de mil y seiscientos
y sesenta y uno— , y lo que en él se representó el mismo año por dos memo-riales el Procurador General de las Provincias de Indias de la Compañía de
Jesús de esta Corte, con lo que envista de ello pidió el Fiscal y consultán-
dome he tenido por bien conceder —como por la presente concedo— la
licencia que pide esa ciudad de Santiago de Guatemala, para que se funde
la dicha Universidad en el Colegio de Santo Tomás de Aquino que en ella
está edificado, aplicándole —como por la presente aplico^- dicha Casa-Colegio
a la dicha Universidad, juntamente con la dotación que dicho Obispo DonFrancisco Marroquín hizo para sustento del Colegio que dejó dispuesto se
formase; y, asimismo, la manda que para este efecto hizo Pedro Crespo Suá-
rez, con calidad expresa que ha de ser Patronato Real dicha Universidad yponerse, desde luego, en ella mis armas recaes como me toca y está concedido
por diferentes Breves y Bulas de la Santa Sede Apostólica, en cuya forma
concedo la fundación y no de otra manera. Y es mi santa voluntad que, por
ahora, mientras no haya más renta que la referida para la dotación de cáte-
dras y salarios de Ministros de la Universidad, no haya más que una cátedra
de Teología Escolástica y otra de Teología Moral, cada una con doscientos ycincuenta pesos de salario al año; y una de Cánones y otra de Leyes, cada
una tenga quinientos pesos; y una de Medicina' con cuatrocientos pesos;
y dos de Lenguas (indígenas) —las más principales de esas Provincias— ,que
cada una tenga doscientos pesos. En total son siete cátedras con los salarios
que les van señalados y que, asimismo, haya un bedel, un Secretario y otros
oficiales, entre los cuales se repartan cuatrocientos pesos al año, que todo
importa dos mil y setecientos pesos, como lo proponéis vosotros y el Obispo
de esa ciudad en vuestros informes de veinte y cinco de Octubre de mil y
seiscientos y cincuenta y nueve, y de ocho de Marzo de mil y seiscientos
y sesenta y siete, y también he resuelto que para la dotación de las dichas
cátedras y oficiales se apliquen ^-como por la presente aplico— los mil ocho-
cientos y cincuenta tostones y dos reales de renta al año, que dejó para ese
70
efecto D. Francisco Marroquín y lo que se cobrare del alcance que decís se
hizo al administrador de ellos; y los dos mil trescientos y noventa y seis tos-
tones y dos reales que se pagan de réditos cada año, de los veinte y seis mil
cuatrocientos setenta y dos pesos y cuatro reales, que para la fundación de la
dicha Universidad dejó Pedro Crespo Suárez; y los setecientos y cuarenta
y dos pesos y veinte y cinco maravedís, en que fué alcanzada la persona quecorrió con su administración; y los cien ducados de renta que dejaron Sanchode Barahona y doña Isabel de Loaiza, su mujer; que todo importa dos mil
doscientos y sesenta y un pesos de renta, los cuales están prontos, seguros
y efectivos, como avisáis en vuestro informe. Y mando a vos, el Presidente,
que los cuatrocientos y treinta y nueve pesos que faltan a cumplimiento de
los dos mil y setecientos pesos, que son menester según la dotación de las
cátedras que va hecha y de los Ministros que ha de tener la Universidad, los
supláis imponiéndolos de pensiones en las encomiendas de indios que fueren
vacando en esas Provincias de Guatemala, al tiempo de que las proveyeres
de nuevo, y os encargo mucho, carguéis en ello, los dichos cuatrocientos ytreinta y nueve pesos, de forma que sean efectivos y con la mayor brevedad
posible y en esta conformidad, daréis vos y esa Audiencia las órdenes nece-
sarias para que se haga luego la fundación de la dicha Universidad, en dicho
Colegio de Santo Tomás de Aquino, y que al mismo tiempo se ponga en ella
mis armas reales, como va referido, disponiendo que se vayan instituyendo
con toda brevedad las siete cátedras que ha de haber en ella, las cuales se
han de proveer en los opositores que leyeren a ellas y se hallaren ser los másidóneos y capaces para cada Facultad, según y como se platica en las de
México y Lima, y que asimismo se provean los oficios de bedel, secretario
y demás oficiales que ha de haber en la Universidad, en personas capaces
e inteligentes y de buenas costumbres, y a los unos y a los otros se les paguenlos salarios que les van señalados, con toda puntualidad, para que se puedan
mantener y cumplir mejor con sus obligaciones. Y del recibo de este des-
pacho y de lo que en su virtud ejecutaredes, y del estado que fuere tomandotodo lo en él contenido, me iréis dando cuenta en las ocasiones que se ofre-
cieren, por lo mucho que deseo que todas esas Provincias reciban y tengan
el consuelo y alibio que de la fundación de esta Universidad se ha de seguir
a sus vecinos y naturales, que en ello me serviréis.
—
Fecha en Madrid a treinta
y uno de enero de mil y seiscientos y setenta y seis año.—(f) Yo el Rey. (Rú-
brica.)—Por mandado del Rey Nuestro Señor, (f) Antonio de Rozas, (Rú-
brica)."
Y juntamente con la citada cédula recibió otra el presidente Escobedo,
en la cual, entre otras cosas, el monarca le decía: "y que propongáis a mi
Consejo de las Indias, las Constituciones y Ordenanzas que os parecieren más
convenientes, así para la elección de los primeros catedráticos como para las
71
que después se hubieren de acrecentar y para el buen gobierno de la Univer-
sidad, para que vistas por mi Consejo se provea lo que más convenga, y en esta
conformidad por la presente ruego y encargo al Obispo y mando a vosotros
procuréis ponerlo todo en ejecución, con la mayor brevedad que se pueda,
dándome cuenta del recibo de este despacho y de lo que fuéredes obrando en
estas materias, etc. etc. Fecha en Madrid a treinta y uno de Enero de mil yseiscientos y setenta y seis años.—(f) Yo el Rey. Por mandado del ReyNuestro Señor, (f) Don Antonio de Rozase'. ^^^ Su señoría el señor Presi-
dente tomó la real cédula en sus manos y la puso sobre su cabeza, y estando
de pie y descubierto, dijo que la obedecía con el acatamiento debido como
carta que era de su rey y que para su ejecución y cumplimiento se diera noticia
de ella al señor Obispo y a los señores Oidores más antiguos e inmediata-
mente su señoría señaló el día para que se celebrara la Junta Universitaria
que en ella se ordenaba.
CAPITULO XVII
Se celebra la primera junta universitaria
En efecto, el día 4 de noviembre su señoría el Presidente don Fernando
Francisco de Escobedo, su ilustrísima el señor Obispo, doctor don Juan Ortega
y Montañés, los Oidores más antiguos, señores doctor don Benito de Naboa
y Salgado, doctor don Jacinto Roldan de la Cueva y el Fiscal de la Audiencia,
licenciado don Jacinto Jaime Moreno, se reunieron para celebrar la primera
Junta Universitaria, conforme a lo que S. M. disponía en su real cédula. LaJunta determinó que se hiciera saber a los Patrones del Colegio de Santo
Tomás de Aquino que: "desde luego cesen y se abstengan de la administración
de dicho colegio y sus rentas, y dejen desembarazada la casa para que se
reconozca los reparos que necesita y se distribuyan las aulas necesarias, yluego pongan los escudos de las reales armas de su Magestad. Y para todo
lo contenido en este auto, los dichos señores de la Junta le encargan al Señor
Dr. Don Jacinto Roldan de la Cueva y le dan Facultades, para que tomecuentas de todos los bienes y rentas que por dicha real cédula se aplican para
la ejecución de la Universidad, para lo cual se le entregan todos los papeles de
la materia. Y para los alcances que resultaren proceda con apremio y con todo
rigor de derecho hasta la real y efectiva paga, y luego que se haya desocupado
la casa del Colegio se pongan las reales armas de S. M. y registren y reconozcan
—con personas peritas— las obras que se necesitan hacer en ella. Que para
todo ello le dan comisión en 'forma, y hecho esto vuelva a traer a la Junta, para
proveer en ella lo que más convenga a la fundación de la Universidad".
(I) Libro Cedulario N? 9, años de 1671 a 1676, folio 136, Archivo Colonial de Guatemala.
72
Al día siguiente el Escribano de Cámara de Su Majestad, notificó las
reales cédulas y la resolución de la Junta Universitaria, al reverendo padre
Fr. Sebastián Mejía, Prior del Convento de Santo Domingo y a Fr. Gerónimo
de Metanzos, Deán de la catedral, como Patrones que eran del Colegio de
Santo Tomás, y enterados ambos dijeron: "estar prestos a cumplir y ejecutar
lo que S. M. mandaba".
El día 24 de ese mes y año, el señor don Jacinto Roldan de la Cueva, en
su calidad de "Juez comisionado de los bienes y rentas de la Real Univer-
sidad", dispuso que, para proceder conforme a derecho para el cumplimiento
de lo ordenado por Su Majestad, era preciso nombrar Escribano "ante quien
pasen los autos y en que paren —con toda buena cuenta y razón— todos los
papeles tocantes a los bienes y rentas de la Universidad". Y para ese efecto,
nombró al Escribano de Provincias, don Nicolás de Maeda. A continuación
el señor Roldan de la Cueva dispuso verificar —en compañía de personas
peritas— una inspección ocular al edificio del Colegio de Santo Tomás. Yasí lo hizo el día 5 de enero de 1677, en compañía del Capitán don Agustín
de Andújar —maestro ingeniero— y de Bernabé Carlos (maestro de alarife),
visitando todo el edificio pieza por pieza y disponiendo todo lo tocante a las
aulas, capilla, y demás dependencias de la Universidad.
El 7 de abril de ese mismo año, volvió a reunirse la Junta Universitaria,
revisándose en esa sesión las cuentas rendidas por el Alférez don Juan de
Cárdenas, administrador de los bienes y rentas dejados por el Obispo Marro-
quín. Además la Junta resolvió "que el señor Roldan de la Cueva continúe
en las cuentas que ha empezado a tomar hasta el último ajuste y resumen
de ellas. Y en cuanto a los terrazgos ^^^ que se deban pagar por los sitios
y tierras que ocupan los indios de Jocotenango y de San Felipe y San Anto-
nio y otros, proceda su Merced ha hacer nuevos arrendamientos. Y por lo
que toca a las cuentas que deban dar los administradores patrones del Cole-
gio de Santo Tomás, desd^ la muerte del Obispo Marroquín hasta el día de
hoy, se remita a su Señoría Ilustrísima el señor Obispo, para que procedan
a ellas por los términos de derecho".
•
El día 8 de abril, todos los señores de la Junta Universitaria hicieron una
"vista de ojos" al edificio que debería ocupar la Universidad y resolvieron se
hiciese una Capilla nueva y un General mayor. ^^^ La edificación debería
hacerse de norte a sur, es decir, del Convento de Santo Domingo con direc-
ción al de San Francisco y se ordenó abrir un claro de la calle q^e viene del
Convento de las monjas de Santa Catalina.
(1) Pensión o renta que paga el que cultiva una tierra al dueño de ella.
(2) Salón de actos o Paraninfo de la Universidad.
73
La Junta Universitaria volvió a reunirse el día 17 de agosto, asistiendo
a ella el nuevo Oidor señor doctor don Juan Bautista de Urquiola y Elo-
rriaga. En dicha sesión se dispuso lo siguiente: "qne la Universidad y su
Capilla se intitulen de San Carlos, en feliz memoria del Rey Nuestro Señor
Don Carlos II, y como Patrón de ella, y que, por ahora en ínterin, todos los
bienes tocantes a la Universidad se pongan en fincas seguras y permanen-
tes y a réditos corrientes, se erijan nueve cátedras: una de Prima de Teología
Escolástica, con 300 pesos de estipendio; otra de Víspera de Teología Moral,
con 250 pesos; otra de Prima de Cánones, con 500 pesos; otra de Prima de
Leyes, con 500 pesos; otra de Instituta, con 200 pesos; otra de Prima de
Medicina, con 400 pesos; otra de Artes (Filosofía), con 200 pesos; otra
de Lengua Mexicana, con 200 pesos; otra de Lengua Cakchiquel, con 200 pesos.
Y los oficiales de la Universidad con los estipendios siguientes: al Secretario,
100 pesos; al Maestro de Ceremonias, 150 pesos; dos bedeles, 150 pesos cada
uno; el Tesorero Síndico, 200 pesos. Y que dichos oficiales que los nombre
su merced, el Señor Dr. Don Juan Bautista de Urquiola y Elorriaga, ante
quien juren, y que dicho Tesorero Síndico afiance la administración en dos
mil ducados, a satisfacción de su merced. Y por cuanto en esta ciudad no hay
número de graduados entre quienes se pueda elejir Rector y Diputados; yconviene que haya persona que ejerza el oficio de Rector y ponga en cobro
todos los bienes pertenecientes a la Universidad y a censos corrientes en
buenas fincas, y ponga en orden todas las cosas de su gobierno, y que ponga
los edictos convocatorios para el concurso de opositores de las cátedras que
se han erigido, y que los remita a México, para que llegue a noticia de los
profesores de ella, que quisieran oponerse a las cátedras. Y atendiendo
a que en el Sr. Urquiola Elorriaga concurren las buenas partes y particular
celo que causa tan grave pide, le nombran Juez Superintendente con la juris-
dicción de Rector de la Universidad con amplias facultades para que reco-
nociendo las Constituciones de las Universidades de Salamanca y México,
componga y ordene las que fueren más útiles y convenientes para el buengobierno de ella". En cumplimiento de lo ordenado en el auto que antecede,
el señor Urquiola propuso a don Pedro Barcena como Secretario de la Uni-
versidad ; a don Juan de Arpiede, como Tesorero Síndico ; a don Juan de Mo-lina como Maestro de Ceremonias, y a don Ensebio Díaz Cachorro, comobedel. ^^^ Los señores de la Junta Universitaria aprobaron los citados nom-bramientos y mandaron se les despacharan títulos de tales oficios y también
mandaron librar 4,000 pesos para los gastos que se habían de hacer en la
construcción del edificio de la Universidad, cantidad que se entregó al señor
Roldan de la Cueva como Superintendente de dicha obra.
El día 12 de enero de 1678, se reunió la Junta Universitaria, no asistien-
do a esa reunión el señor Obispo, quien se excusó por motivo de enfermedad.
(I) Conserje de la Universidad.
74.
y el señor Roldan de la Cueva porTiaberse marchado a Soconusco en asunto
del real servicio. En la sesión se acordó : que se libraran tres mil pesos máspara la obra de la Universidad, con intervención del señor Urquiola, comoSuperintendente de los bienes y rentas de ella. Que se aceptara la renuncia
presentada por el Tesorero Síndico, señor don Juan de Arpide, y que el señor
Urquiola, previa la fianza del caso, nombrara otro en su lugar. Que en vista
de la carta del Excmo. Sr. don Fr. Payo de Rivera, Arzobispo de México
y Virrey de aquel reino, se le enviara poder al Rector de la Universidad de
México, para que pudiera admitir a todas las personas que desean tomar
parte en las oposiciones a cátedras. Que se prorrogara el término fijado
para dichas oposiciones. El 13 de julio del mismo año, la Junta Universitaria
resolvió erogar la cantidad de 1,195 pesos 3 reales, que había suplido el Teso-
rero Síndico, don Francisco de Amézquita, para la construcción de la Uni-
versidad. Además de esa suma y para el mismo fin, se autorizó librar otros
3,000 pesos. " '^^'
Los señores de la Junta Universitaria dispusieron, con fecha 9 de septiem-
bre, que habiendo llegado "los autos y despachos", que se esperaban de la
Real Universidad de México, sobre las oposiciones y méritos de los opositores,
el señor Urquiola, en su calidad de Rector ad ínterin, procediera a la asigna-
ción de punto para que los opositores de Guatemala fueran "prevenidos yapercibidos" en breve término.
El día 24 de septiembre de 1678, se reunieron todos los miembros de
la Junta Universitaria a pedimento del señor Obispo, quien la convocó, para
tratar, según decía, de asuntos graves. En ella el señor Obispo preguntó:
"si era de la competencia de la Junta Universitaria, todo lo que se relacionaba
con la fundación de la Universidad y administración de sus bienes. Y si él, era
parte formal de la Junta". Habiéndosele contestado ambas preguntas afir-
mativamente, se dispuso que cada uno de los miembros que integraban la
Junta dieran su opinión por escrito.
Entre tanto, su señoría don Fernando Francisco de Escobedo, proveyó,
con fecha 13 de noviembre, el auto que a la letra dice : "que por cuanto se
halla la Universidad en estado de proveerse las cátedras, para que se empiece
a leer el curso, y atento de haber más de un mes que debían haberse comen-
zado a leer, por estar ya hechas las oposiciones en esta ciudad y visto los
autos de las oposiciones que se hicieron en México; Ordeno, se forme Junta
y se avise a los señores de ella". Ese mismo día por la mañana se les noti-
ficó a los interesados el auto anterior, habiendo contestado el señor Obispo,
que estaba excusado de asistir a la Junta, hasta que llegara a Guatemala
su señoría el señor don Lope de Sierra Osorio, Oidor de la Real Audiencia
de México. Y por la tarde se reunió la Junta, acordando que se agregaran
a los autos, las opiniones que por escrito habían de rendir todos los señores
de la Junta Universitaria.
75
CAPITULO XVIII
El Obispo protesta contra las oposiciones que estaban celebrándose
en la UniversidaB
La opinión del señor Obispo emitida por escrito, entre otras cosas decía
:
"limo. Señor Presidente, Don Fernando Francisco de Escobedo y seño-
res de la Junta de la Real Universidad de San Carlos de esta ciudad.
Don Juan Ortega Montañés, Obispo de ella, y de la Verapaz, del Consejo
de Su Magestad, dice : Que en la Junta que V. Sría. tuvo el día 24 del presente,
en lo tratado en ella, ofreció diría por escrito su parecer, y ejecutándolo,
expresa: haber dicho el Sr. Obispo en dicha junta, cómo el día 22, por la
tarde, había llegado a su casa un hombre y había pedido el asiento —que el
Señor Obispo usa en las ceremonias— para llevarlo a la Universidad, para
una lección de oposición que se hacía, y que —el dicho señor Obispo
—
le había respondido : «que se fuera porque él nada sabía de lo que le decía».
Y como a las 7 de la noche —estando recogido en su cama el Señor Obispo,
por motivo de enfermedad— le avisaron que quería hablarle Don Pedro Bar-
cena, Secretario de la Universidad y que habiendo entrado y sentado, le dijo
:
que venía de parte del Señor Presidente y de los señores de la Junta a decirle
que a la mañana del día siguiente había lección de oposición en la Real Uni-
versidad. Que el Señor Obispo le había respondido, que besaba la manodel Señor Presidente y que por la tarde del día siguiente lo haría en per-
sona, como efectivamente lo hizo para suplicar a su Señoría que fuera servido
de dar orden, para que se hiciera la junta referida de 24 de Septiembre, por
lo que en ella deseaba tratar el Señor Obispo."
El señor Obispo agregaba: que lo primero que él se había propuesto
en la citada junta era que se declarara, si el Obispo era o no parte formal
de ella. Que habiéndose contestado afirmativamente, dijo que* siendo de |
la Junta no podía ni debía substituirlo en su asiento y lugar el señor Elorriaga.
Que sin haberse tratado en la Junta se le hubiere citado a la lección de opo-
sición. Que no era menos sensible que habiendo S. M. mandado por Real
Cédula, que junto con los señores de la Real Audiencia tomara cuenta de los
bienes del Colegio de Santo Tomás de Aquino, se haya atrevido el señor
Urquiola enviarle un auto con el Escribano Nicolás de Maeda, encargándole
el ajuste de las dichas cuentas. Que el señor Urquiola el día antes de la
lección de oposición que se celebró en la Universidad, se hubiera sentado
aparte de todos y que dirigió todo aquel acto, tomando y teniendo delante de
sí la campanilla y el reloj de ampolleta; que si el señor Obispo se hubiera
76
hallado presente no lo hubiera consentido, y que estando presente el señor
Presidente, era muy sensible que lo haya tolerado. Que, además de lo expre-
sado, veía el señor Obispo se habían librado 10,000 pesos para la obra de la
Universidad, que en un principio se dijo que serían solamente 5,000 y que
aún la obra no estaba terminada. También que no era menos sensible que
habiendo de ser "el espíritu y alma de la Universidad" las Constituciones,
según su Magestad mandaba, no se hubieran todavía hecho, ni tratado en
junta alguna. Que debiendo, entretanto, observarse las Constituciones de
la Universidad de México, tampoco se cumplía con ello, puesto que prescribía
que los opositores que se presentaren sin título o grado no se les admitiese,
y que le extrañaba mucho que se hubieren admitido opositores sin ese requi-
sito. Que tampoco se le había participado el nombramiento de los oficiales
de la Universidad, como si él no perteneciera a la Junta, y mal podía reco-
nocer si tenían las calidades que ordenaba su Magestad. Y como conclu-
sión el señor Obispo decía que se anularan las oposiciones que se estaban
haciendo; que se cobrara sin pérdida de tiempo las cantidades que se le
estaban debiendo a la Universidad, que éstas se depositaran en una caja
de tres llaves;que se tomara cuenta de las cantidades libradas para la obra
de la Universidad y que todas las pérdidas y menoscabos fueran por cuenta
y riesgo de los señores que hubieran otorgado las escrituras. Y en cuanto
a las cuentas que S. M. ordena se tomaran, estaba él pronto a cumplirlo en
compañía de todos los señores de la Junta, y que de no hacerse así, la res-
ponsabilidad recayera en el culpable. Que pronto se formaran las Consti-
tuciones de la Universidad. Y como no se había cumplido la voluntad real
—a juicio y sentir del señor Obispo— protestaba en forma debida la nulidad
de todo lo actuado, hasta que llegara el señor don Lope de Sierra Osorio,
Oidor de la Real Audiencia de México, quien estaba nombrado para que pre-
sidiese la Real Audiencia de Guatemala, y que por tanto el señor Obispo
no asistiría a junta alguna hasta que no llegase el dicho Oidor.
El cronista Fuentes y Guzmán a propósito de este incidente, que retardaba
la inauguración de la Universidad, dice : "Más no parecía iba inconsecuente
el Revdo. Obispo, oponiéndose a la asistencia de las Juntas, para que fuese
citado y luego desistiendo de prestar su presencia a ellas;por que en lo uno
manifestaba ánimo y buen deseo al fomenta de la Universidad, y en lo otro
era muy conforme a lo natural de su genio amedrentar a la Audiencia con el
nombre de Don Lope de Sierra, y decirles que venía a Guatemala de orden del
rey, para que diciéndolcs que obraban con injusticia y pasión, encender más
el fuego de la discordia que corría. Y en que no poca parte de estos distur-
bios se atribuían por entonces, a Don Lorenzo Ramírez de Guzmán, quien como
amigo del Revdo. Obispo, con viveza de ingenio y elocuente oratoria —decía
la común opinión— era el móvil de todas las discordias".
77
CAPITULO XIX
La Junta Universitaria responde al señor Obispo
Por su parte, los señores de la Junta dieron su opinión por escrito. El
doctor Juan Bautista Urquiola, decía en su parecer, entre otras cosas, quedesde las primeras juntas a que él había asistido, el señor Obispo había
aconsejado que se siguiese en todo lo posible a las Constituciones de México
y en lo que no reformaran. Que en lo que se refería a la elección de los pri-
meros catedráticos se habían hecho todas las diligencias del caso, colocándose
edictos convocatorios en la ciudad de Gaatemála, y se había enviado poder
al Rector de la Universidad de México para que allí también se celebrasen,
como en efecto se hicieron, y habían ya llegado los autos. Que de todo ello
se había dado cuenta en la junta del 9 de septiembre. Que se había también
apercibido a los opositores de Guatemala, por un breve término, para que se
procediera a las oposiciones y lectura de puntos que se habían señalado
en la misma forma que en la Universidad de México, sin que se hubiera dadopaso "en materia grave, sin comunicación y consulta de la Junta". Y que era
de su parecer se continuaran las oposiciones que se habían comenzado, comoestaba resuelto en la Junta. Y en cuanto al asiento que ocupaba en ellas,
era el mismo que en todos los actos públicos le correspondía, por su calidad
de Oidor más antiguo, y que el uso que hizo de la campanilla y el reloj de
ampolleta de arena, lo había hecho para mayor acierto del acto, lo cual era
más propio del Maestro de Ceremonias y si lo había hecho era para mayoreficacia del acto. Que en cuanto al nombramiento de los oficiales de la
Universidad, consta que se había hecho por propuesta y aprobación de la Junta
celebrada el 17 de agosto del año de 1677. Que en cuanto al dinero que está
dado a rédito a personas conocidas y hacendadas, era de parecer que se tra-
tara en junta aparte. Que en cuanto a la superintendencia de los bienes
que le estaba encomendada, suplicaba a su Señoría se sirviera excusarlo
en virtud de sus muchas ocupaciones, que de todos eran notorias. Y que en
cuanto a la superintendencia de las obras de la Universidad, también suplicaba
se le excusara de continuar en ello, por las razones citadas, y que era de opi-
nión que no se erogara ninguna otra cantidad para la construcción de la Uni-
versidad, salvo que la Junta lo tuviera a bien.
El otro Oidor, el señor Naboa Salgado, se manifestó, poco más o menos,en el mismo sentido que el señor Elorriaga.
Con motivo de la provisión de las cátedras, se produjo en la ciudad de
Guatemala una serie de intrigas entre los aspirantes a ellas —como ya hemosvisto— y ahora reproducimos a continuación, lo que al respecto dice el cro-
nista Fuentes y Guzmán: "Sintió el reverendo Obispo este lance, cuanto
manifestaba en las conversaciones, no viendo proveída su cátedra por lo
78
tocante al clero, sino solo a Don Juan Meléndcz Carreño, cuando esperaba
en la cátedra de Prima de Teología colocado al Dr. Don José Baños de Soto-
mayor, Arcediano de la Santa Iglesia Catedral, y que gustara el Revdo. Obispo
a este sujeto que decimos, verlo exaltado a grandes medras, y no menos que
al Doctor don Esteban de Acuña Moreira, uno de los curas de la catedral
se nombrase para la cátedra de Vísperas de Teología; pero éste con el favor
del Prelado alegó dos veces de su derecho en el Real Acuerdo de Justicia,
haciendo contradicción al proveimiento hecho en el Maestro Fr. Diego de
Rivas. Y aunque podemos acordarnos de los momentos fuertes y contradic-
ciones y vigorosas diligencias que se introdujeron así en los reales acuerdos
ordinarios y extraordinarios, por parte del Dr. Don José Baños y Sotomayor;
pero dada posesión de las cátedras a los que fueron nombrados para ellas,
pareció haberse serenado los ánimos, con larga y silenciosa suspensión que
por muchos meses corrió".
"Habíale el Revdo. Obispq de Guatemala, Dr. D. Juan de Ortega y Mon-tañés dado cuenta al rey de todo, y el Dr. Don José Baños de Sotomayor puesto
su pretensión en la corte, no solo con papeles concernientes a ella, sino con
grave informe de la ciudad de Goathemala, acerca de los grandes y notorios
méritos del sujeto, en que no menos el Cabildo de la Santa Iglesia hacía la
misma representación y suplicaban por la exaltación del sujeto, diciendo solo,
que aunque la persona de Fr. Rafael era merecedora de muchos honores;
pero que sin embargo concurría en Don José Baños la razón y el buen dere-
cho de estar doctorado por la Universidad de Osuna, fuera de que hallándose
en la graduación de Arcediano, y para pasar al Deanato, que había renunciado
en manos de Su Majestad el derecho de Patronato de la Universidad, y hallar-
se con el honor de Predicador de su Majestad Católica, y la notoriedad de sus
ilustres prendas, parecía agravio el que había recibido en la esclusión de
cátedra, por cuya satisfacción pedían y suplicaban a su Majestad. Jamásexperimentó negocio tan sigiloso y arcano en los dos cabildos de Goathemala,
eclesiástico y secular, como el que entonces se trató por ellos, sin que pudiese
entenderse, aún teniendo Fr. Rafael paisanos vascongados en el Cabildo
secular."
"Pero habiendo corrido el tiempo al parecer tranquilo y sin discordias
que fuesen producidas de aquella primera provisión de cátedras, se recibió
cédula de fha. de 19 de Septiembre de 1678 años, en que el rey aprueba todo
lo hecho y ejecutado por la Junta de Universidad; pero en cuanto a la provi-
sión de cátedras de Cánones, Leyes y Medicina, ordenaba por su real cédula
de la propia fha. al Arzobispo-Virrey de México don Fray Payo de Rivera,
dispusiese que en aquella ciudad se pusiesen edictos y proveyesen las cáte-
dras en los más beneméritos, con asistencia de los oidores de aquella Audien-
cia, y que en caso de haberse proveído por la Real Audiencia de Goathemala,
daba por nula la dicha provisión, escepto habiéndose proveído alguna de las
79
de Derecho en Don Juan Meléndez Carreño. Afianzó esta cédula en muchaseguridad la posesión de los demás catedráticos nombrados a la lectura de las
otras facultades haciéndolos más descuidados esta propia seguridad en que
se confiaban; pero llegando después de la espedición de la cédula apuntada,
los informes que fomentaban la causa de Don José Baños de Sotomayor;
quien además de las razones que llevamos propuestas que se alegaban a su
favor, teniendo por oidor del Consejo de Yndias al Dr. Don Diego de Valverde
Orozco, casado con Doña Ana de Baños y Sotomayor, hermana del preten-
diente, no se puede dudar haría por él todos los buenos oficios que se dejan
creer, que juntó aquel favor con la justicia que le asistía, hizo se produjese
la real cédula en que el rey le nombraba por catedrático de Prima de Teología
y por primer Rector de la Real Universidad de San Carlos de Goathemala.
Hizo esta cédula mucho ruido en lo general, por aceptación del sujeto, y en
lo particular en la gratitud del General Don Enrique Enríquez de Guzmánque ya era Presidente de la Real Audiencia, y muy favorecedor del sujeto,
queriendo que luego entrase en la posesión de entrambas ocupaciones, como
se ejecutó con aparato y solemnidad magnífica, en cuyos ejercicios perseveró
hasta el año de 1696 en que murió."
"Más como quiera que la orden dada al Arzobispo-Virrey de México, para
que pusiese edicto y confiriese cátedra de Cánones, Leyes y Medicina en
sujetos de aquella ciudad, no tuviese efecto, o no oponiéndose a ellas, escar-
mentado de que habiéndose opuesto por primera vez a la de Prima de
Teología el Dr. Don José de Loyola, el Maestro Fray Diego de Aguilar, agus-
tino, para la de Teología Moral o a la de Filosofía a que también se opuso;
a la de Prima de Cánones el Br. Miguel Rodríguez Paez Ponce, presbítero;
a la de Prima de Leyes el Br. Francisco de Carmona y Br. Domingo Pérez
Barcia; a la de Prima de Medicina el Br. José Salmerón de Castro y Escobar;
a la de Prima de Filosofía el Br. Don Miguel de Contreras, Presbo. quedando
solo seis sin cátedra, y solo nominado a la de Medicina Don José Salmerón,
por no haber en Guatemala quien pudiese leerla, o por no abandonar sus como-
didades o esperanzas concebidas para lo de allá."
CAPITULO XX
El Presidente de la Audiencia ordena que continúen las oposiciones
Por su parte, el Presidente Escobedo con fecha 26 de septiembre dio
su voto y parecer en la forma siguiente : "Habiendo visto y entendido lo pro-
puesto y tratado en la junta de 24 del presente mes y año, soy de parecer:
80
que se continúen tcts lecciones de oposición que se han comenzado para las
cátedras de la Real Universidad de San Carlos y que en los demás puntos que
se han tratado en esta última junta, se guarde y ejecute lo que está resuelto
y determinado por las juntas antecedentes".
El día 5 de diciembre, el señor Presidente Escobedo, tuvo a
bien proveer el auto siguiente : "que por cuanto así en esta ciudad como en
la de México se han hecho las oposiciones a las cátedras que se han de leer
en esta Real Universidad, y se han visto los méritos de los opositores que a
ellas hubo. Y que por habeíse pasado mucho tiempo y estar con muchodesconsuelo los estudiantes, que dicen desean principiar sus cursos, y tener
mandado S. M. que se funde la Universidad, con brevedad, por el consuelo que
de ello recibirán todas estas Provincias, y para que tenga efecto : ordena —-en
su real nombre— a todos los señores de la Junta para que el lunes por la
tarde en la Sala del Acuerdo asistan para resolver y votar dichas cátedras, en
los sujetos más idóneos que se juzgare, sin atender a dilaciones vanas que
para excusar la provisión de ellas están propuestas. Y se les aperciba a dichos
señores que de no concurrir todos juntos, se proveerán y se tomará resolución
con los señores que concurrieren, dando de todo cuenta a S. M. Así lo proveyó.
Ante mí. (f) Nicolás de Maeda, Escribano de Provincias".
Ese mismo día por la tarde, ,tal como lo ordenaba el señor Presidente,
se reunieron en la Sala del Acuerdo, los señores Urquiola, Naboa y Salgado,
y Palacio de la Bastida, este último recién llegado como Oidor a Guatemala
y a quien a la sazón desempeñaba el cargo de Fiscal de la Audiencia. Y ha-
biéndose visto los pareceres de los señores Urquiola y Naboa Salgado, el señor
Palacios de la Bastida dijo : "que por cuanto no se halló en los actos de las
lecciones de las cátedras por no haber llegado a esta ciudad, ni tenía cono-
cimiento de los sujetos más hábiles para la provisión de ellas, ni informes
justificados por su parte para elegir los más idóneos; que en nombre de su
Magestad contradecía la posesión y cuasiposesión que se les diese a los electos,
si no tuviesen aprobación de su Magestad, por su Real Consejo de Indias;
y que, como oficial que ejerce, hace la dicha protesta". A continuación
dieron su parecer los señores Urquiola Elorriaga y Nabpa Salgado, quienes
fueron de opinión que se proveyera las cátedras en los sujetos más a propó-
sito. Su señoría el señor Presidente dijo : "que es de parecer que se cumplala Real Cédula de S. M. en que manda se erijan luego estas Cátedras, y por-
que parece estar divididos los pareceres, nombraba al Señor Don Jacinto
Roldan de la Cueva para que como ministro que fué, de su voto". Al día
siguiente se le notificó el auto anterior al señor Roldan de la Cueva, quien
enterado manifestó que se excusaba en virtud de que —sin previo despacho
de su Majestad— había sido substituido en su cargo de Oidor, por el señor
Palacios de la Bastida, y que en consecuencia él no tenía por qué asistir a la
Audiencia y menos intervenir en sus asuntos.
81 .
Como se ve, los señores funcionarios durante la época colonial eran en
extremo quisquillosos y formulistas y que por un quitame allá esas pajas,
ponían el grito en el cielo; exageradas susceptibilidades que entorpecían
grandemente la buena marcha de los asuntos.
CAPITULO XXI
El Presidente E^obedo ordena se provean las cátedras
El señor Presidente, en vista de la respuesta dada por el señor Roldan
de la Cueva, dispuso aceptar su excusa e inmediatamente convocó a los seño-
res, de la Junta Universitaria, para celebrar sesión esa misma tarde. En efec-
to, reunidos todos los miembros de ella —a excepción del señor Obispo— , el
Presidente propuso que proveyeran las cátedras —no obstante, decía, la dis-
cordia surgida— y se procediera a la votación de los catedráticos. Al señor
Urquiola le tocó iniciar la votación, votando por las personas siguientes : para
la cátedra de Prima de Teología, al Maestro Fr. Rafael del Castillo, de la Orden
de Santo Domingo, con expresa condición que fuera aprobada la designación
por S. M. y le hiciera la merced de suplemento de grado, y en su defecto
votaba por el doctor don José de Baños y Sotomayor; para la de Vísperas de
Teología Moral, el Maestro Fr. Diego de Rivas, mercedario, con la mismacondición que el anterior, y en su defecto al doctor don Esteban Moreira de
Acuña; para la de Filosofía —siempre que Su Majestad se dignase aprobar
la creación de esa cátedra hecha por la Junta Universitaria— , al padre Lector
Fr. Diego Cano, de la Orden de Santo Domingo, con la misma condición que
los anteriores, y, en su defecto, al Maestro Fr. Diego de Aguilar; para la de
Prima de Cánones votaba por el bachiller don Juan Meléndez Carreño;para
la de Leyes, el bachiller don Jacinto Jaime Moreno y, en su defecto, el bachi-
ller don Francisco Carmona;para la cátedra de Instituta —en el caso de que
S. M. aprobara esa cátedra, creada también por la Junta Universitaria— votaba
por el bachiller don Antonio Dávila Quiñónez;para la de Medicina, el bachi-
ller don José Salmerón; para la de Lengua Cakchiqael, el padre Fr. José
Ángel Señoyo. En seguida votó el señor Naboa y Salgado por los mismos
individuos, y finalmente, su señoría el Presidente dijo que, habiendo visto
los votos de los citados señores, estaba de acuerdo con ellos, en todo y por
todo, a excepción de la cátedra de Prima de Teología, para la cual daba
su voto por el íeñor Dr. D. Benito Naboa y Salgado. En seguida ordenó que
se despacharan los nombramientos de los citados catedráticos y que se hicie-
ra público su nombramiento en la Universidad. El señor Urquiola, manifestó
que era de opinión de que en la primera oportunidad se diese cuenta a S. M.
82
de todo lo actuado en las oposiciones, tanto de las celebradas en México como
las de Guatemala, informando cada uno de los señores de la Junta en pliego
separado, para que el rey se sirviera resolver lo que a bien tuviere.
Al dia siguiente la Junta Universitaria celebró sesión especial y en ella
se acordó, que se agregaran a los autos la opinión del señor Urquiola como
también los informes recibidos de México de los Oidores de aquella Real
Audiencia, señores don Juan de Garate y Francia y don Juan de Arrechaga
y el del Rector de la Universidad de México, don Bernardino de Rivera.
CAPITULO XXII
El Rector de la Universidad de la Nueva España informa al Presidente
de la Audiencia de Guatemala sobre las oposiciones celebradas en la
capital mexicana
El informe rendido por el señor Rector de la Universidad de México al
Presidente de la Audiencia de Guatemala, dice así
:
"Señor: —Deseoso siempre de cumplir las órdenes de vuestra Señoría
luego que el tiempo dio lugar puse en ejecusión sus mandatos en lo tocan-
te a los autos de la provisión de cátedras de esa Real Universidad y conforme
a los Estatutos de ésta— como consta en ellos mismos que remito a V. S.
—
y lo hubiere hecho antes de haber habido correo. Yo me holgaría fueran to-
dos los opositores los mayores sujetos de esta Nueva España, más no ha
sido para la dicha mía, que hayan salido los que salieron, ya que con las mu-
chas cátedras que han vacado en esta Universidad, los juzgué a todos cansados
de leer y oponerse, pero todos cumplieron con sus actos y obligación. Para la
Cátedra de Prima de Sagrada Teología, el Dr. Don José de Loyola es sujeto
—aunque de cuerpo pequeño— de talento muy agigantado y sumamentevirtuoso, quien sabrá muy bien desempeñarse en su puesto. Como el Padre
Maestro Fr. Diego de Aguilar, religioso de San Agustín y Lector de más de
8 años en el Colegio de San Pablo de esta ciudad, que si este sujeto no ocu-
pa la de Prima, en la de Víspera de Teología Moral, no tiene por acá, sujeto
que pueda quitársela, y cuando por allá la hubiere —que será mucho— la
de Prima de Filosofía, a que también se opuso. A la de Prima de Cánones,
el Bachiller Miguel Rodríguez Páez Ponce, clérigo presbítero, sujeto compe-
tente para ella. A la de Prima de Leyes el Bachiller Don Francisco Carmona,
Abogado de esta Real Audiencia, aunque ese sujeto que sabe muy bien —es
tarde de natural en el pronunciar— en quien no luce lo que sabe, así pues,
será a propósito para la cátedra de Instituta. A la de Prima de Medicina, el
83
Bachiller Don José de Salmerón de Castro Escobar, que hoy es catedrático
de Anatomía y Cirujía en esta Real Universidad, y es sujeto que desempeña
lucidamente el puesto: noble, virtuoso y docto. A la de Prima de Filosofía,
el bachiller don Miguel de Contreras, clérigo presbítero. Para las dos de
Lenguas, no hubo opositores. Esto es Señor lo que hallo —para descargo
de mi conciencia— ser lo que más me parece conveniente y cumplir lo que
V. S. manda hacer, etc., etc. México, 10 de agosto de 1678. (f) Dr. Don Juan
Bernardo de Rivera."
Los Oidores de la Audiencia de México, señores Garate y Arrechaga, eran,
más o menos, de la misma opinión que el Rector, respecto a los méritos de
los opositores que se presentaron a la Universidad mexicana.
El día 12 de diciembre de 1678, el señor Presidente del Reino recibió
un escrito del doctor don Esteban de Acuña Moreira, por el cual el citado
señor interponía suplicación ante el rey de España, para que S. M. de acuerdo
con el Supremo Consejo de Indias, declarase nula la provisión de la cátedra
de Vísperas de Sagrada Teología, recaída en el Padre Fr. Diego de Rivas
;
las razones en que basaba su petición el señor Acuña Moreira eran las si-
guientes : 1-, que no siendo el padre Rivas graduado en ninguna Universidad,
no se le debía haber admitido como opositor ; 2*, que dicho padre no se había
presentado a la oposición dentro del término legal fijado por los edictos; 3-,
que en vista de esa anomalía, el señor Acuña Moreira se lo hizo ver así
al señor Presidente del Reino, a lo cual habíale respondido su señoría, que
no se inquietase, puesto que al doctor Acuña Moreira se le daría una de las
dos cátedras de Teología, en cuya confianza no había contradicho a la opo-
sición del padre Rivas ; 4-,que el doctor Acuña Moreira era el único y legítimo
opositor en el concurso de las cátedras de Teología celebrado en la ciudad
de Guatemala, por tener los dos grados de Filosofía y Sagrada Teología; 5-,
que aunque había suspendido la contradicción a la citada cátedra, estaba al
presente todavía en término hábil para reclamar la posesión de ella; 6-, que
solicitaba a su señoría que suspendiera la posesión de esa cátedra por ser
nula y para lo cual interponía el recurso de suplicación ante S. M.
En vista de lo solicitado por el doctor Acuña Moreira, el señor Presidente
en la misma fecha proveyó el auto siguiente : "Póngase con los autos y acuda
al Supremo Consejo de las Indias, donde se remitirán todos los autos de oficio".
El día 28 de enero de 1679, el doctor don Juan Bautista de Urquiola y
Elorriaga presentó ante su señoría don Lope de Sieríí'a Osorio, la dimisión
del cargo de Superintendente de la Real Universidad. En dicho memorial
manifestaba que había cumplido, fielmente, todo cuanto se relacionaba con la
Universidad y pedía se nombrara en su lugar, "persona desocupada y de satis-
facción, que se encargue de su superintendencia, porque como tiene pedido
84
en su parecer por escrito de fecha 25 de Septiembre de 1678 no puede conti-
nuar con dicho cargo, por las ocupaciones conque se hallaba y las que de nuevo
le han sobrevenido, y algunas de ellas para fuera de la ciudad".
El día 9 de febrero de ese mismo año el señor Presidente, el señor Obispo
y demás miembros de la Junta Universitaria se constituyeron en el edificio de
la Universidad, con el objeto de realizar una inspección ocular a los trabajos
de construcción que se habían hecho en ella, y después de verificada "la vista
de ojos", acordaron erogar la cantidad de 1,700 pesos para la prosecución de
la obra.
El día 3 de abril el señor Urquiola y Elorriaga volvió a presentar al señor
Presidente la dimisión del cargo de Superintendente de la Universidad.
A fines de ese mes se reunieron todos los señores de la Real Audiencia de
Guatemala y procedieron con toda la solemnidad del caso a la apertura de
una Real Cédula, en la que S. M., entre otras cosas, manifestaba lo siguiente:
*'Real Cédula declarando nulas las provisiones de las cátedras y que
sin dilación formen las Constituciones
El Rey.—Presidente y oidores de mi Audiencia Real de la ciudad de San-
tiago de las Provincias de Guatemala: en carta de quince de Mayo de mil yseiscientos setenta y nueve, avisáis de los méritos de los opositores que ha
habido a cátedras, y decís que respecto haber constatado que las rentas de la
Universidad son suficientes para que en ella haya nueve, os pareció erigir
dos más de las siete que estaba dispuesto, como en efecto la habíais hecho
con calidad que yo las apruebe, que todo lo referido constaba en los testimo-
nios y autos que remitisteis. Y habiéndose visto en mi Consejo Real de las
Indias, con lo que por este motivo escribieron el Obispo y otras personas de
esa ciudad, y las contradicciones hechas por diferentes opositores, y lo que
sobre todo dijo y pidió mi Fiscal en él, como quiera que por despacho de la
fecha de este, he aprobado lo que obró el Presidente de esa Audiencia, DonFernando Francisco de Escobedo, el Obispo Don Juan Ortega Montañés ylos demás Ministros de la Junta que se formó en ella, para la fundación yerección de la nueva Universidad, por lo que toca a lo material de la fábrica
y edificio de ella, y asimismo la erección hecha de las dos nuevas cátedras
de Filosofía e Instituta, que se aumentaron con el estipendio que les señaló
a cada una por la dicha Junta, tan convenientes y necesarias para la ense-
ñanza de la juventud. Ha parecido deciros se ha dado por nulo —como por
la presente lo doy— todo lo demás obrado y ejecutado por el dicho Presidente
y algunos de los Ministros de la Junta, en razón de las oposiciones que se
hicieron a todas las cátedras que se crearon y erijieron en dicha Universidad,
y las provisiones y elecciones de catedráticos para ellas. Y os mando que en
conformidad de lo ordenado por la cédula de treinta y uno de enero de mil
85
seiscientos setenta y seis, se hagan y formen luego los Estatutos y Constitucio-
nes, por donde se ha de guiar y gobernar la dicha Universidad y sus Ministros,
y las remitan al Consejo con la mayor brevedad, que fuere posible, para que con
su vista se tome la resolución más conveniente, y que en su conformidad y sin
dilación se pasara a mandaros: que se pongan y fijen nuevos edictos para que
acudan los sujetos que quisieren concurrir a la oposición de dichas cátedras
y se da la forma que se ha de observar en esto y en todo lo demás del régimen
y gobierno de dicha Universidad, y en el Ínterin que se ejecuta lo referido
y hasta tanto que haya legítimos catedráticos en ella y proveídos canónica-
mente, según la forma y orden que se diere por mi Consejo, con vista de los
Estatutos y Constituciones, que como va dicho habéis de remitir a él, ha pare-
cido nombrar ^-como en virtud de la presente nombro— por vía de ínterin
para que lean y regenten las dichas cátedras que están creadas, los mismos
sujetos que nombraron para ellas algunos de los Ministros de la Junta, como
son : para la de Prima de Teología Escolástica a Fray Rafael del Castillo, de la
Orden de Santo Domingo; para la de Prima de Cánones, al Bachiller D. Juan
Meléndez Carreño; para la de Instituía, al Licenciado Don Antonio Dávila yQuiñónez; para la de Medicina al Bachiller D. Joseph Salmerón; y para la
de Lengua Cachiquel a Fray Joseph Ángel, religioso de la Orden de Santo
Domingo. Y mando que todos los referidos las sirvan y asistan a leer las ma-
terias de su obligación en las horas que les corresponden y se les señalaren;
y que por razón de salario sólo gocen de la mitad de lo que les está señalado
a los propietarios en cada cátedra respectiva, porque los susodichos las han
de obtener y servir como interinos, sin que por esto puedan pretender tener
más derecho a la propiedad, que el que a cada uno le tocare por sus méritos
y grados y según los actos y ejercicios que hiciere, cuando llegue el caso de
hacer oposición, en virtud de la nueva orden que se diere con vista de los
dichos Estatutos; todo lo cual os encargo y mando hagáis se cumpla y ejecute
con la más brevedad que fuere posible, y me deis aviso del recibo de este
despacho en la primera ocasión que se ofrezca. Fecha en Madrid a seis de
Junio de mil seiscientos ochenta años, (f) Yo el Rey.—Por mandado del ReyNuestro Señor, Don Joseph de Beytiálinaje."
"Real Cédula que aprueba lo que en carta de 27 de noviembre de 1677
se comunicaba sobre la fundación de la Universidad
El Rey.—Presidente y Oidores de mi Audiencia Real de la ciudad de
Santiago, de las Provincias de Guatemala : en carta de veinte y siete de No-
viembre del año pasado de mil y seiscientos y setenta y siete, decís que en
ejecución de la cédula de siete de Junio del mismo año, en que se ordenó
diésedes cuentas de lo que se fuese obrando en la fundación de la Universi-
dad —que con licencia mía está mandada** a erigir en esa ciudad— , se han
86
hecho las juntas y conferencias convenientes, asistiendo en ellas el Obispo dela Iglesia Catedral de ellas, y por ellas se mandó desalojar el Colegio de SantoTomás, y que debajo de mi protección y fijados en él mis armas reales, yencargado al Oidor Don Jacinto Roldan de la Cueva, dispusiese en él los apo-
sentos y Capilla General, y al Doctor Don Juan Bautista de Urquiola Elo-
rriaga de todos los efectos destinados para la Universidad y que los fuese
poniendo en fincas y rentas que no pueden faltar; y que habiéndose erigido y
fundado la Universidad con igual calidad de grados y con los mismos honores,
prerrogativas y privilegios de las de Salamanca, México y Lima, se han dotado
nueve cátedras, que son: las de Prima de Teología Escolástica, con trescientos
pesos; la de Vísperas de Teología Moral, con doscientos cincuenta; la dePrima de Cánones, con quinientos; la de Prima de Leyes, con otros quinientos;
la de Instituta, con doscientos; la de Prima de Medicina, cop. cuatrocientos;
la de Prima de Artes, con doscientos; la de Lengua Mexicana, con doscientos;
y la de Lengua Cachiquel, con otros doscientos pesos. Y que el dicho DonJuan Bautista de Urquiola, en virtud de la facultad que se le dio por dicha
Junta, hizo poner edictos en esa ciudad y en la de México, para que vengana oponerse a dichas cátedras. Y que, asimismo, se nombraron los Ministros
y demás personas necesarias para dicha Universidad, con el salario que pareció
conveniente, y que todo constaba del testimonio que remitisteis, con tanteo
de los efectos y rentas que hay para las cátedras, salarios y nominacionesde Ministros de ellas, y referís que en atención y buena memoria de haberse
criado por mí —esta Universidad— se le ha puesto el nombre de San Carlos.^
Y habiéndose visto en mi Consejo Real de Indias, con los papeles de la mate-
ria, lo que escribió el Obispo de esa ciudad —en carta de veinte y tres de
Noviembre de mil seiscientos y setenta y siete— , y lo que sobre todo pidió
mi Fiscal, ha parecido deciros que se ha aprobado lo que habéis obrado en la
fundación de esta Universidad y todo lo que tocare a ella, así en cuanto a su
fábrica como a imponer sus rentas en fincas seguras y fijas y todo lo demás,
excepto el votar cátedras, que he mandado por despacho de este día, corra
por disposición y orden del Doctor D. Juan Bautista de Urquiola y Elorriaga
—Oidor de esa Audiencia— a quien le ordeno lo ejecute y me vaya dando
cuenta por menor de todo lo que fuere obrando hasta poner en toda perfec-
ción la dicha Universidad, en cuanto a la provisión de las cátedras de Cánones,
Leyes y Medicina, respecto no haber en esa ciudad los sujetos necesarios que
se puedan oponer a ellas y reconocídose la dificultad que se ofrece de que
desde México vengan a ello a esa ciudad, he tenido por conveniente encargar
al Arzobispo-Virrey de la Nueva España— como por despacho de la fecha
lo hago— que disponga que en aquella ciudad se pongan edictos a dichas
cátedras y que ante él hagan los opositores los ejercicios que a cada uno corres-
pondieren, y las provea en los más beneméritos, con asistencia de los Oidores
de aquella Audiencia, y que procure con todas veras, que vayan a esa ciudad de
87
Gnatemcda, los sujetos más a propósito para regentear tas dichas cátedras
de Cánones, Leyes y Medicina, porque las demás se han de proveer en esa
ciudad y que en caso que por esa Audiencia se hayan proveído algunas de
las dichas cátedras, doy por nulas, como por la presente lo hago, dichas provi-
siones y mando se den dichas cátedras a los que vinieren de provistos en ellas
desde México; excepto la que se hubiere proveído en Don Juan Carreño, que
ésta la apruebo y doy por bien hecha. Y, asimismo, mando que a los que el
Virrey enviare desde México, a servir dichas cátedras, se les de quinientos
pesos a cada uno para ayuda de viaje, del precedido de las rentas de dicha
Universidad, y que esto sea por la primera vez hasta que haya concurso
de opositores en esa ciudad, y del recibo de este despacho y de lo que en razón
de su contenido se fuere ejecutando, me daréis cuenta en la primera ocasión
que se ofrezca. * Fecha en Madrid a diez y nueve de septiembre de ímil y
seiscientos y setenta y ocho años.
—
Yo el Rey, (f)—Por mandado del Rey
Nuestro Señor, Don Joseph de Veytialinaje/* <^^
Y el día 16 de octubre de ese mismo año se recibió una nueva real cédula
en la que el monarca, entre otras cosas, ordenaba lo que sigue:
"El Rey.—Presidente y Oidores de mi Audiencia Real de la ciudad de
Guatemala. . . Y ahora en carta de quince de mayo de mil seiscientos setenta
y nueve, avisáis de todo lo que en razón de la Universidad se ha ejecutado, los
méritos de los opositores que ha habido a las cátedras y decía que respecto
haber constado que las rentas de la Universidad son suficientes para que en
ella haya nueve cátedras, os pareció erigir dos más de las siete que estaba
dispuesto, como en efecto lo habíais hecho con calidad de que yo las apruebe,
y que ha abierto dos sellos mayor y menor con las armas que se verían en el
dibujo hecho, que todo lo referido constaba de los testimonios de los autos
que remitisteis. Y habiéndose visto en mi Consejo Real de las Indias, con lo
que en esta razón escribieron el Obispo y otras personas de esa ciudad y las
contradicciones hechas por diferentes opositores, y sobre todo lo que dijo ypidió mi Fiscal, como quiera que por despacho de la fecha de éste, he apro-
bado lo que obró el Presidente de esa Audiencia, D. Francisco Fernando de
Escobedo, el Obispo Don Juan Ortega y Montañés y los demás Ministros
de la Junta que se formó en ella, para la fundación y erección de la nueva
Universidad. Por lo que toca a lo material de la fábrica y edificio de él y,
asimismo, la erección hecha de las dos nuevas cátedras de Filosofía e Instituta,
que se aumentaron, a las siete que se refieren en la cédula citada, con el
estipendio que se le señaló a cada una por la dicha Junta, tan convenientes
(I) Libro Cedulario N? 12, años de 1676 a 1680, folio 104, Archivo Colonial de Guatemala.
88
y necesarias para la enseñanza de la juventud, ha parecido deciros que se ha
dado por nulo —como por la presente lo doy— todo lo demás obrado y eje-
cutado por el dicho Presidente y alguno de los Ministros de la Junta, en razón
de las oposiciones que se hicieron a todas las cátedras que se crearon y erigie-
ron en dicha Universidad y las provisiones y elecciones de catedráticos para
ellas. Y os mando que en conformidad con las reales cédulas de 31 de enero
de 1676, se hagan y formen luego las Constituciones por donde se haya de
guiar y gobernar la dicha Universidad y las remitan al Consejo con la mayor
brevedad que fuere posible, para que con su vista se tome la resolución más
conveniente y que en su conformidad y sin dilación se pasara a mandaros
:
que se pongan y fijen nuevos edictos para que acudan los sujetos que quisie-
ren concurrir a la oposición de dichas cátedras y se da la forma que se
ha de observar en esto y en todo lo demás del régimen y gobierno de dicha
Universidad. Y en el Ínterin que se ejecute lo referido y hasta tanto que haya*
legítimos catedráticos en ella y proveídos canónicamente, según la forma yorden que se diere por mi Consejo con vista de las Constituciones, que comova dicho habéis de remitir a él, ha parecida nombrar —como en virtud de la
presente nombro— por vía de ínterin, para que lean, regenten o sirvan las
dichas cátedras que están creadas a los mismos sujetos que nombraron para
ellos algunos de los Ministros de la Junta, como son: pata la de Prima de
Teología Escolástica, a Fr. Rafael del Castillo, de la Orden de Santo Domin-go; para la de Teología Moral, a Fr. Diego de Rivas, de la Orden de la Mer-ced; para la de Filosofía, a Fr. Agustín Cano, de la Orden de Santo Domingo;
i,
para la de Prima de Cánones, al Br. Juan Meléndez Carreño; para la de Primade Leyes, al Licenciado Don Jacinto Jaime Moreno; para la de Instituta, al
Licenciado D. Antonio Dávila y Quiñónez; para la de Medicina, al Bachiller
Don Joseph Salmerón; y para la de Lengua Cakchiquel a Fr. Joseph Ángel,
religioso de la Orden de Santo Domingo. Y mando que todos los referidos
las sirvan y asistan a leer las materias de su obligación en las horas que les
corresponden y se le señalaren, y que por razón de salario sólo gocen de la
mitad de lo que les está señalado a los propietarios en cada cátedra respectiva,
porque los susodichos las han de obtener y servir como interinos, sin que por
esto puedan pretender tener más derecho a la propiedad que el que a cada uno
le tocare por sus méritos y grados, y según los actos y ejercicios que hicieren
cuando llegue el caso de hacer oposición en virtud de la nueva orden que se
diere en vista de las dichas Constituciones, todo lo cual os encargo y mandohagáis se cumpla y ejecute con la más brevedad que fuere posible y me deis
aviso del recibo de este despacho en la primera ocasión que se ofrezca. Fecha
en Madrid a seis de Junio de mil seiscientos y ochenta años.—^Ko el Rey.—Por mandado del Rey Nuestro Señor, Don José de Beytialinaje."
89
CAPITULO XXIII
La Junta Universitaria dispone que se inicien los estudios en la Universidad
Y a fin de cumplir con lo que disponía la Real Cédula que antecede, la
Junta Universitaria acordó, con fecha 2 de diciembre de 1680, que el primer
curso de los estudios de la Real Universidad debía iniciarse el día 7 de enero
de 1681, y en los siguientes debería principiar el día de San Lacas, como era
costumbre en las Universidades de Salamanca y México. Que los alumnos
podían matricularse desde el día 7 de enero, y que los catedráticos que debían
leer interinamente su cátedra se les notificara y, asimismo, se encargara la
oración latina que debía pronunciarse el día de la inauguración del curso.
Que también se debían señalar Icts materias a los catedráticos conforme a lo
• que preceptuaban las Constituciones de la Universidad de Salamanca. El
horario que se fijaba para las clases era el siguiente: la de Prima de Teología
de 7 a 8 de la mañana; la de Vísperas de Teología de 3 a 4 de la tarde; la de
Prima de Cánones de 7 a 8 de la mañana; la de Instituta de 3 a 4 de la tarde;
la de Prima de Medicina de 9 a 10 de la mañana, y también por la tarde, de
4 a 5 ; la de Lengua Cakchiquel de 10 a 11 de la mañana; y la de Lengua Mexi-
cana —cuando la hubiere— de 8 a 9 de la mañana. Que el señor Urquiola
y Elorriaga, en su calidad dé Superintendente, formulara, cuanto antes, las
Constituciones que debían regir en la Universidad, para enviarlas al Supremo
Consejo de Indias, para su aprobación. Y que este acuerdo se pregonara
públicamente en las principales plazas de la ciudad y que el Superintendente
remitiera —en caso de estimarlo necesario— notas a los tres Obispados, dando
cuenta de todo ello.
El día 7 de ese mes, fué pregonado lo anterior, en la Plaza Mayor, en la
plazuela de San Sebastián, en la de San Pedro, en la de Santo Domingo yen las puertas de la Real Universidad. Hizo oficio de pregonero el indio ala-
dinado Juan de la Cruz, llevando para dicho efecto una trompeta y un tamj^y como acompañamiento a los dos bedeles de la Universidad Juan de Molina
y Ensebio Díaz y a los tenientes de alguaciles mayores don Ensebio Díaz Ca-
chorro y don Diego Ardón.
El día 10, el señor Urquiola y Elorriaga, como Superintendente de lá Uni-
versidad libró un auto por el cual ordenaba s.e notificara a todos los catedrá-
ticos, para que dentro de tercero día tomaran posesión de sus cátedras en el
General Mayor y en presencia del Secretario.
En efecto, al día siguiente el Escribano de Provincias don Nicolás de
Macda, notificó a los catedráticos el citado auto, quienes enterados respon-
dieron estar prestos a cumplir con lo que se les ordenaba. El catedrático de
Prima de Leyes, licenciado don Jacinto Jaime Moreno, se excusó diciendo
90
que "por hallarse próximo a salir de la ciudad y hacer viaje en la flota que se
hallaba en la Veracruz a los reinos de España, a graves negocios que son de
su cuidado, para cuyo efecto ha días que tiene licencia del Señor Presi-
dente para ausentarse de este Reino". Al bachiller don José Salmerón, cate-
drático de Prima de Medicina, no se le notificó el auto, por encontrarse toda-
vía en la Nueva España.
El día 13, el señor Urquiola y Elorriaga señaló tas materias que debían
enseñar tos catedráticos de conformidad con lo que disponían tas Constitu-
ciones de ta Universidad de Salamanca. El catedrático de Prima de Teología
debería leer, el primer año, las premiates correspondientes c^ prólogo del
Maestro de las Sentencias, siguiendo en un todo el método de Santo Tomás
de Aquino, leyendo la primera parte desde la cuestión 1- hasta 26 inclusive.
El de Vísperas de Teología había de leer, el primer año, el libro 4- del Maes-
tro de las Sentencias, desde la distinción 1- hasta la 7^ inclusive. Eí de Fito
Sofía, había de enseñar tas súmulas (sumario que contiene los principios ele-
mentales de la lógica) y proemiales de lógica. El de Prima de Cánones, había
de leer eí título de Judiéis, y terminada su lectura, los textos de dicho título
señalados en tais Constituciones de la Universidad de Salamanca, el título 11
y los capítulos del Foro Compatenti. El de Prima de Leyes debería enseñar
el título de liberis et post humis y las leyes que señalan tas citadas Consti-
tuciones. El de Instituta, los títulos de testamenti et de militari testamento
quibus non et permissumi faceré testamentum, y de las exheredactione tibe-
rarum, y tos demás títulos contenidos en tas Constituciones susodichas. El
de Prima de Medicina, ta doctrina primera y segunda de elementis, y tos
dos capítulos primero y segundo de la doctrina tercera, cuarta, quinta y sexta
de membris. Los catedráticos de Lengua Cakchiquet y mexicana, habían
de leer en esos idiomas arte y gramática. Ese mismo día se notificó este auto
a los catedráticos.
CAPITULO XXIV
Toma de posesión de la prii^era cátedra
El día 18 de diciembre de 1680, se verificó en el General Mayor de la Uni-
versidad, la toma de posesión de la primera cátedra universitaria, ante unnumeroso concurso de seglares y religiosos. El reverendo padre Fr. Rafael
del Castillo, catedrático de Prima de Teología Escolástica, subió a la cátedra
para tomar posesión de ella y desde allí dijo : "quo in ardescente celo fidemnostram adversus errores carnalium atquea animalium hominum davidicce
turris clipeis numore vel potius numitam ostendere ac teotogicarum inquisi-
tionnm abdita aperire". Sobre cuyo texto excitó, con Santo Tomás de Aquino,
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esta duda: "ntrum preier phítosophias disciplinas alia doctrina sit homini
necesaria*' . Y en este estado, a la usanza de las Universidades se dieron palma-
das por todos los circunstantes, con lo cual cesó dicho padre catedrático yse bajó de la cátedra.
Igual ceremonia se observó el mismo día en la posesión de las cátedras
de Filosofía, Instituta y Lengua Cakchiquel. El catedrático de esta última
*'stthió a la cátedra e hizo cierto prólogo y habló en lengua de Indias, que se
presumió trató de arte y gramática".
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CUARTA PARTE
INAUGURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
i
CAPITULO XXV
El día 7 de enero de 1681, se inauáuró solemnemente la Universidad de
San Carlos de Guatemala
El 7 de enero de 1681, es un día memorable en los fastos de la cultura
centroamericana, pues en esa"^fecha se celebró la inauguración de la Univer-
sidad, con toda la pompa y aparato acostumbrados en aquellos tiempos cuando
se trataba del "inicio". A continuación transcribimos el documento que nos
describe^aquel histórico suceso. Dice así:
"En la ciudad de Santiago de Guatemala a los siete días del mes de Enero
de mil «seiscientos ochenta y un años, como a más de las tres horas de la tarde,
estando en la Real Universidad de San Carlos, en el General Mayor, donde
estaban los señores Presidente y Oidores de esta Real Audiencia, es ha saber:
el Licenciado Don Lope de Sierra Osorio, Doctores Don Juan Bautista de
Urquiola y Elorriaga, Don Juan Palacios de la Bastida y Don Jerónimo Chacón
y Abarca; asistiendo el Cabildo, Justicia y Regimiento de esta ciudad y muygrande concurso de eclesiásticos de las religiones de San Francisco, Santo
Domingo, Nuestra Señora de la Merced, San Agustín, de la Compañía de
Jesús y de San Juan de Dios, clérigos y vecinos y mucho número de estu-
diantes. El padre catedrático de Filosofía Fr. Agustín Cano, de la Orden de
Santo Domingo, subió a la cátedra y en ella —con los acatamientos y respetos
que demostró de buena urbanidad y cortesía— hizo por espacio de tres cuar-
tos de hora, poco más o menos, una oración latina, que regularmente llaman
«inicio», en que todos los presentes se regocijaron y aclamaron de buen
orador."
Al día siguiente todos los catedráticos se encontraban en sus respectivas
aulas, con lo cual se inició el primer ciclo universitario, a excepción del cate-
drático de Leyes. Con fecha 3 de febrero, la Junta Universitaria dispuso que
el catedrático de Instituta, licenciado don Ambrosio Dávila Quiñónez, se
hiciera cargo, interinamente, de la cátedra de Leyes y el día 10 se inició por
primera vez en Centroamérica la enseñanza de la ciencia del Derecho.
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^m
El día 17 de marzo, el señor Urquiola y Elorriaga elevó un nuevo memo-rial al Presidente del reino, en el que, una vez más, presentaba su renuncia
del cargo de Superintendente de la Universidad; las razones que ahora daba
eran poderosas, pues había sido promovido para Alcalde de Corte de la Real
Audiencia de México y que en breve tendría que partir para tomar posesión
de su nuevo destino. En vista de esta petición la Junta Universitaria, en sesión
celebrada el día 28, resolvió nombrar en sustitución "del señor Urquiola, al
licenciado don Francisco Sarassa y Arce, con encargo especial de formular
cuanto antes, las Constituciones para el régimen interno de la Universidad.
CAPITULO XXVI
Poder que otorgó Fray Luis de Mesa* en la ciudad de Santiago de
Goathemala, para eobrar doscientos pesos de a ocho reales de plata a
Don Manuel Zorrilla de Velascof
"Señores de la Junta de la Universidad de San Carlos de Goathcmala.
Sepan cuantos esta carta vieren, como yo el Presentado y Predicador
General Fray Luis de Mesa, actual Prior del Convento del Señor Santo Do-
mingo, fundado en esta ciudad de Santiago de Goathemala. Digo que por
cuanto, yo dejé en la Villa de Madrid, en poder de don Manuel Zorrilla de
Velasco, doscientos pesos de a ocho reales de plata, para efecto de seguir la
caus^ que pende en el Supremo Consejo de las Indias, sobre la fundación
de la Universidad en el Colegio de Santo Tomás, de esta dicha ciudad y no
para otro fin ni cosa alguna, que por tal lo declaro en la vía y forma que
mejor lugar haya, y para que éstos se cobren, por la presente otorgo que doy
mi poder cumplido, el que de derecho se requiere para valer, a Phelipe de
Escobar, a Bernardo de Aparicio y a Juan González Calderón, agentes de
negocios en la dicha Villa y a cada uno de los susodichos de por sí insolidum,
especialmente para que en mi nombre y representando mi persona, haya, reci-
ban y cobren del dicho don Manuel Zorrilla de Velasco y de sus bienes y de
quien y con derecho deba los dichos doscientos pesos, de que otorguen recibos
y cartas de pago en forma, con renunciación de la pecunia y leyes de entrego
no siendo de presente y siendo necesario contienda, juicio, hagan sobre la
dicha cobranza todos los pedimentos, autos, juramentos y diligencias judicia-
les y extrajudiciales convenientes, interponiendo apelaciones, haciendo recu-
saciones a jueces, escribanos y letrados, y que las juren o se aparten de
ellas, que para dicho es y de lo de ello dependiente, les doy y otorgo este
dicho poder, con general administración, facultad de enjuiciar, jurar y sus-
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tituir y relevación en forma y cobrado que los hayan los distribuyan en la
prosecución de la causa de la dicha Universidad, que siendo necesario y a
mayor abundamiento los libro, para el dicho efecto. En testimonio de lo cual
lo otorgué en la ciudad de Goathemala, en catorce dias del mes de julio de
mil seiscientos y setenta años. E yo el escribano de su magestad, doy fe
que conozco al otorgante y que es tal Prior del dicho convento del Señor
Santo Domingo y lo firmo siendo testigos Guillermo de Pineda, Pedro de
Roxel, Miguel de Porres, presentes.
—
Fray Luis de Mesa, Presentado, Predi-
cador General y Prior.—Ante mí, Bernabé Roxel, Escribano Real."
CAPITULO XXVII'i
Don Felipe de Escobar, Agente de Neáocios de la Universidad, da cuenta
de sus gestiones al Presidente del Consejo de Indias
Con fecha 20 de agosto de 1681, don Felipe dé Escobar, Agente de Nego-
cios de la Universidad de San Carlos, con residencia en Madrid, se dirigió
por escrito al Presidente del Real Consejo de Indias, informándole cómo por
espacio de 14 años había sido agente de negocios de la Universidad de Gua-
temala y según afirma el señor Escobar en su carta, gracias a sus activas
gestiones se logró que su Majestad el rey de España autorizara por Real
Cédula, la erección de la Universidad de San Carlos. En su citada carta
el señor Escobar se queja al Consejo de Indias del poco o ningún caso
que las autoridades universitarias de Guatemala le hacían tocante a la efi-
caz actuación que había tenido en pro de su fundación y en defensa de sus
intereses económicos. A continuación transcribimos su escrito que dice así:
"Muy Poderoso Señor.—Phelipe de Escóvar, vecino y natural de la Villa
de Madrid. Dice que por el año pasado de 1667, se halló en la corte el Pre-
sentado Fray Luis de Mesa, del Orden de Predicadores, como procurador
general y definidor de las Provincias de San Vicente de Chiapa y ciudad de
Santiago de Goathemala, y con su poder general y especial para todo lo conve-
niente y concerniente de ellas. Así en la Sancta Ciudad de Roma, como en
estos reinos, otorgado en la sala del ayuntamiento del capítulo de su convento
de dicha ciudad de Goathemala, en 19 días del mes de junio del año pasado
de 1665, ante Miguel de Ocampo, escribano real, y comprobado de Miguel
de Saldívar, escribano público, Francisco Muñoz, escribano real y receptor yBernabé Roxel, escribano real, el cual sobstituyó en el suplicante, en todo ypor todo como en él se contiene, que para originalmente en su poder; y otro
otorgado en dicha ciudad de Goathemala, por Fray Francisco Gallegos, Prior
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actual de dicho convento, en ocho de marzo de dicho año de 67, como albacea
insóHdnm de Pedro Crespo Xuárez, correo mayor que fué de dicha ciudad
de Goathemala, en razón del litijio que estaba pendiente en el vuestro Consejo
Real de las Indias, con el convento de Nuestra Señora de las Mercedes yColegio de la Compañía de Jesús, sobre el legado de veinte mil pesos que
asignó de su hacienda y caudal, el dicho Pedro Crespo Xuárez, para la dota-
ción de las cátedras de la Universidad, que entonces se pretendía hubiese
en dicha ciudad, otorgado ante Esteban Rodríguez Dávila, escribano público
y del número de ella, que corre juntamente con el pleito principal de la Uni-
versidad, en cjiya virtud ha asistido a dichos negocios desde dicho año de 67
a esta parte, costeándolos a su costa con mucho desvelo y trabajo, hasfa
haber consegaído la fundación de Universidad y tener vencido la aplicación
de los veinte mil pesos del dicho legado, que sólo falta la última resolución
que está muy próximo a dar el despacho para su cobranza, y pretende que
sea con frutos y rentas, que todo lo pone en la real cédula, consideración de
vuestra alteza sin ponerle nombre para que en su estimación haga el justo
y verdadero juicio de la satisfacción que se le debe dar, y para que así se
haga como lo espera. Dice más, que han concurrido los grandes gastos de
abogados, memoriales agostados de pleito que se ha estado litigando másde 60 años, procuradores, expedientes fiscales, relaciones de relator y otros
gastos, como en vuestra Real Audiencia corre de otros ministros, sin que
pueda constar haber recibido el suplicante un reaj por esta razón, pues
habiendo subcedido al padre Fray Luis de Mesa, Fray Juan de Andino, del
mesmo orden y a éste el Maestro Fray Joan Xuárez, con gravísimo cuidado
sobre la Universidad y legado y el último haber hallado, cuando vino a esta
corte, concedida la Universidad, ambos murieron sin hacer demostración
alguna. Y por si el Padre Presentado Fray Luis de Mesa dudare, le dejó un
papel hecho por don Manuel Zorrilla de Velasco, agente que fué de su reli-
gión, de doscientos pesos para que los cobrase de él, para estos negocios, que
por su contesto no hubo lugar de despachar mandamiento de ejecución y
para originalmente en su poder, de que remite el traslado incluso, de que
tiene avisado al dicho Fray Lilis de Mesa, por repetidas cartas y siempre que
sea necesario le entregue, lo hará, porque éste resultó de ser hasta aquel
tiempo el dicho don Manuel de Zorrilla de Velasco, agente de estos negocios,
y en ocasión de flota que fué por general Adrián Pulido y murió en la Vera-
cruz, le remitieron para ello los patronos pretendientes de Universidad, con
la Religión de Santo Domingo, mil y quinientos pesos y los cobró allí un
sobrino de dicho Adrián Pulido, en virtud de su poder y después de hecha
esta emisión a la Veracruz, se acordó por dicha religión y patronos, de que
viniese en la mesma ocasión el Presentado Fray Luis de Mesa y recogiese en
sí esta cantidad y llegado ahí hoyó estar cobrada y venido a esta corte; cono-
ciendo el mal cobro de dichos negocios, trató de cobrar judicialmente dicha
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cantidad, ante uno de los alcaldes de corte y Cristóbal de Badaran, escribano
de provincia, sobre que se causaron algunos autos, que paran en dicho oficio
y por haberse interpuesto persona grande de la primer clase de las de Castilla,
se halló obligado dicho Presentado Fray Luis de Mesa a remitirle la mitad
de dicha cantidad y de la otra dejarle los 200 pesos, del papel que le hizo con la
cautela que consta de él y con su buena fe no lo reparó, ni al suplicante
le pareció que habiendo puesto en juicio su crédito, dejaría de saldalle con
asistir muy de veras a dicho negocio, por lo que le dejó correr sin usar de los
poderes que le quedaban substituidos para revocársele y de todo lo referido,
tiene por cierto, no se apartaba de su contesto dicho Padre Presentado Fray
Luis de Mesa. Y porque el suplicante reconoció, que no obraba lo que debía
y que el pleito estaba en poder del relator, acusada la rebeldía e indefenso,
acudió al reparo con petición, expresando todos los motivos a tiempo que se
estaba viendo en el consejo, conque se suspendió y se le mandó entregar
el pleito y alegó nuevamente satisfaciendo a los hechos por la compañía, en
que se había dejado acusar la rebeldía y lo ha proseguido hasta el fin, de
que han resultado los efectos que quedan referidos. V para proseguirlo, comodicho eSf revocó el poder al dicho don Manuel Zorrilla y en su respuesta a la
notificación, dice que se da por revocado y que no ha usado, ni quiere asar
de él, lo cual tiene originalmente en su poder y el haber pasado hasta aquí,
por la ingratitud y mala correspondencia que se ha tenido con el supUcante
de falta de asistencias y no haberle respondido a las noticias de sus cartas,
ha sido lo principal el crédito que siempre ha pretendido tener y que se hiaya
siéndolo, como es así, no era justo que habiendo sacado la cara a ello, lo
dejase de la mano por ninguna notificación, en que se pudiese poner nota de
presentes y ausentes y fía mucho de la real atención y grandeza de vuestra
alteza, lo tendrá así por cierto, en cuya consideración pide v suplica a vuestra
alteza, sea servido de mandar se le compense y dé satisfacción pronta, en la
primera ocasión que hubiere y para lo de adelante se le mantenga en el servi-
cio de la Universidad, con las asistencias que sea de su real voluntad, pues noserá justo se desprecie el celo y trabajo conque la ha servido, que es cierto que
otro ninguno hubiera obrado con tal cuidado y costo en tiempo de 14 años,
y lo que va corriendo, y en cuanto a la inteligencia le desempeñan, los efectos
que han producido pues hasta que puso mano en ello, no resultaron y en
atención a que falta por despachar la facultad real, con bulas pontificias yotros despachos sobre el legado de Pedro Crespo Xuárez, pues es notorio lo
mucho que han producido los efectos aplicados a universidad, de que habrán
de dar cuenta con pago, los patronos y otras personas que lo han percibido y
que no será justo que el crédito, que es lo principal, se dé a quien no lo ha
cuidado, y para que se perciba lo que vuestra alteza fuere servido de mandar
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se le dé a que no replicará, sino que con toda obediencia, estimación y agra-
decimiento, se dará por muy honrado y pagado, envía poder al doctor don
Joseph de Baños y Sotomayor, deán de la catedral de esa ciudad, etcétera.
Guarde Dios, la católica y real persona de vuestra alteza como puede yes menester para la conservación de ese reino.—Madrid y agosto 20 de 1681.
—
(f) D. Phelipe de Escobar. (Rúbrica.)"
En la citada carta el señor Escobar relata el motivo por el cual el Pro-
curador de los padres dominicos de Guatemala ante la Corte española Fr. Luis
de Mesa, le revocó el poder al agente de negocios don Manuel de Zorrilla
de Velasco, por haberse quedado éste indebidamente con la suma de doscien-
tos pesos plata, que el padre Mesa le había dado para los gastos que ocasio-
naren las gestiones en favor de la fundación de la Universidad y fué por esta
causa por la cual Fr. Luis de Mesa lo otorgó en favor del señor Felipe de
Escobar, quien en su escrito acompañó testimonio de los documentos que se
refieren a este asunto y que son los siguientes
:
"Digo yo don Manuel Zorrilla de Velasco, que como agente que soy de la
Religión de Nuestro Padre Santo Domingo, de las provincias de Goathemala
y Chiapa, he recibido del Muy Reverendo Padre Maestro Fray Luis de Mesa;
procurador general de dichas provincias, doscientos pesos de a ocho reales
de plata, que me ha entregado por la ocupación de algunos negocios, tocantes
a la religión y por la verdad, lo firmé en Madrid a veinte de noviembre de mil
y seiscientos y sesenta y siete años.—Manuel Zorrilla de Velasca/'
"Alguaciles de esta corte y cualquier de vosotros requerid y siendo necesa-
rio apremiad con prisión a Manuel Zorrilla Velasco a que con juramento, que
primero haga reconozca el papel y firma que le será mostrado y si le hizo yfirmó y debe la cantidad en él contenida y reconociendo o no autos ante mí.
Fecho en Madrid a trece días del mes de diciembre de mñ y seiscientos ysesenta y nueve años.—Por su mandado, Xpoval de Vadaran.— Sólo se rubrica
del alcalde."
"En la Villa de Madrid, a diez y seis dias del mes de diciembre de mil
y seiscientos y sesenta y nueve años, Antonio Pérez del Castillo, alguacil
de esta corte, por ante mí el escribano, requirió a don Manuel Zorrilla de
Velasco, agente de negocios en esta corte, que debajo de juramento que pri-
mero haga, reconozca el papel de doscientos pesos de ha ocho reales de plata,
su fecha en esta Villa de veintinueve de noviembre del año pasado de mil
y seiscientos y sesenta y siete, así le hizo y firmó y debe la cantidad en él
contenida. El cual habiéndole visto y jurado, por Dios y a una cruz, en forma
de derecho, y prometido de decir verdad, dijo que el papel que le ha sido
mostrado es propio y suyo y que le hizo y firmó y por tal le reconoce y que la
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cantidad que refiere, la recibió por cuenta de algunos negocios que hanestado a su cargo, de la Provincia de Goathemala, por la solicitud de ellos
y que para los gastos había ofrecido el Procurador General enviar lo ne-
cesario y no lo ha hecho, que esta cantidad sólo era por razón de agencia,
con que no debe nada de la dicha cantidad. Y esto dijo ser la vei;dad por
el juramento fecho y lo firmó y dicho alguacil y demás de lo referido dijo,
que aunque fuera mucho mayor la cantidad que refiere el papel, la habíadevengado mucho antes del tiempo que le hizo y que en esta consideración
la recibió. Y lo firmó y dicho alguacil.
—
Antonio Pérez del Castillo.—ManuelZorrilla de Velasco.—Ante mí, Bernardo de Aramburú. Concuerda con su
original que de presente para en mi poder a que me remito. Madrid yAgosto veinte de mil y seiscientos y ochenta y uno. D. Phelipe de Escobar.
(Rúbrica.)"
En vista de este escrito el Consejo de Indias dictaminó en la formasiguiente : "En el Real Acuerdo de Justicia, en 5 de marzo de 682.—Remíteseal señor licenciado don Francisco de Sarassa, superintendente rector de la
Universidad. (Rúbrica.)"
CAPITULO XXVIII
La Universidad le envía 500 pesos al señor Escobar
Habiéndose recibido en el año de 168S, el auto anterior y copia de la
carta de Felipe de Escobar, la Junta Universitaria se reunió y acordó se le
enviasen al señor Escobar 500 pesos, de los cuales doscientos serían para él,
en reconocimiento de sus trabajos en favor de la erección de la Universidad
y los trescientos restantes para que continuara los asuntos pendientes rela-
cionados con la misma. A continuación se transcriben los documentos que
se refieren al envío de los 500 pesos : "En la ciudad de Santiago de Goa-
themala, en nueve días del mes de julio de mil y seiscientos y ochenta ytres años, el señor licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del consejo
de su majestad, oidor y alcalde de corte el más antiguo de esta Real Audien-
cia, presidente de sala en ella y juez superintendente rector de la Real Uni-
versidad de San Carlos, cita en esta dicha ciudad etcétera. Dijo que por
cuanto en cumplimiento de lo determinado en la Junta, en cinco de julio de
este dicho año y proveído por su merced, en seis de dicho mes y año, sobre
que se remitan a los Reinos de Castilla a Phelipe de Escobar, vecino de Ma-drid, agente de negocios en el Real Consejo de Indias, quinientos pesos en
letra, no ha hallado en esta dicha ciudad quien los dé y porque el alférez
Melchor Gutiérrez, persona de satisfacción está próximo hacer viaje a la
101
ciudad de la Nueva Vcracruz, mando que el capitán don Antonio de Me-dina de Monjarraz, tesorero sindico de dicha Universidad, de cualesquiera
maravedís y pesos de oro que son a su cargo, pertenecientes a dicha adminis-
tración, dé y entregue al dicho alférez Melchor Gutiérrez, quinientos pesos
de a ocho reales en plata doble, con el interés del flete, en virtud de este
auto y a continuación de él dé recibo dicho alférez, para entregar en la dicha
ciudad de la Nueva Vcracruz al capitán Joan Miguel de Asque, alcalde ordi-
nario y ausente al capitán Joan Francisco Lumbier, así mismo vecino de
dicha ciudad. Y en caso de no pasar el dicho alférez a la dicha ciudad de
la Nueva Veracruz, en la de Goajaca los entregue a Miguel Martínez de
Morentín y ausente al tesorero Pedro de Guindulain que lo remitan el que
lo recibiere a la dicha Veracruz a dicho capitán Joan Miguel de Asque y
ausente el dicho Joan Francisco de Lumbier, para que en capitana o almi-
ranta los pongan en partida de registro, consignados al dicho Phelipe de
Escobar, que son y pertenecen a negocio de dicha Universidad, para que
guarde el orden que se remite. Y enviará testimonio de la partida de regis-
tro y para el efecto se remita tanto de este auto y del recibo de dicha
cantidad, asi lo proveo y firmo, (f) Ldo. Don Franc^ de Sarassa. (Rúbrica.)
Ante mi, (f) Nicolás de Maeda, Escribano de Provincia. (Rúbrica.)"
*'En la ciudad de Santiago de Goathemala en nueve días del mes de julio
de mil seiscientos y ochenta y tres años, ante mí el escribano y testigos el
alférez Melchor Gutiérrez, vecino de esta dicha ciudad, de partida para el
reino de Nueva España, que doy fe conozco, dijo que en cumplimiento del
auto precedente recibe del capitán don Antonio de Medina Mongarráz, teso-
rero síndico de la Real Universidad de San Carlos, cita en esta dicha ciudad,
quinientos pesos de a ocho reales en moneda doble, de sus bienes, para llevar
a la ciudad de la Nueva Veracruz, del reino de Nueva España, y en ella entregar
al capitán Joan Miguel de Asque, alcalde ordinario de dicha ciudad de la
Nueva Veracruz y ausente al capitán Joan Francisco de Lumbier, asi mismo
vecino de ella. Y en caso de no pasar a dicha ciudad de Veracruz, los entre-
gará en la de Goajaca a Miguel Martínez de Morentín y ausente al tesorero
Pedro de Guindulain y el que los recibiere de los dos de Goajaca los remita
a la dicha Veracruz, a los dichos Joan Miguel de Asque y ausente al dicho
Joan Francisco Lumbier, para que en la capitana o almiranta, surta en dicho
puerto, de la flota que este presente año ha llegado, se embarquen y pongan
en partida de registro, consignado a Phelipe de Escobar, vecino de Madrid,
agente de negocios en el Real Consejo de Indias. Los cuales dichos quinien-
tos pesos en moneda doble, dio y entregó el dicho tesorero síndico capitán
don Antonio de Medina Monjarraz, al dicho alférez Melchor Gutiérrez, que
los contó y recibió y pasó a su parte y poder, de que yo el escribano doy fe
y yo el dicho alférez Melchor Gutiérrez, lo confieso y declaro, así los cuales
102
me obligo con mi persona y bienes a entregar en la dicha ciudad de Veracruz,
para donde estoy de partida, luego que a ella llegue, a los dichos Joan Miguel
de Asque y ausente al dicho Joan Francisco Lumbier y ofreciéndose incon-
veniente de no pasar a la dicha ciudad de Veracruz, en la de Goajaca los
entregaré a los dichos Miguel Martínez de Morentín y ausente al dicho teso-
rero Pedro de Guindulain, para que los remita a la dicha ciudad de la NuevaVeracruz, en la forma expresada y de la entrega traeré recibo a que me obligó
como dicho es, con mi persona y bienes, con sumisión y poderío a las justi-
cias de su majestad, para que a ello me apremien por todo rigor de derecho,
como por sentencia pasada en cosa juzgada, renuncio las leyes y fueros yderechos de mi favor y defensa y lo firme; siendo testigos don Manuel de
Obregón y Velasco, don Basilio Martínez y Sebastián Hurtado Betancur, veci-
nos de esta dicha ciudad, (f) Melchor Gutiérrez. (Rúbrica.) Ante mí, (f)
Nicolás de Maeda, Escribano de Provincia. (Rúbrica.)"
CAPITULO XXIX
Las autoridades universitarias le envían nuevas instrucciones a su agente
de negocios en España
En vista de las noticias recibidas de España sobre la eficaz actuación del
señor Escobar, el Claustro universitario, como hemos visto anteriormente,
acordó enviarle por la vía del Puerto de Veracruz, la suma de 500 pesos plata
y unas nuevas instrucciones relativas a los asuntos pendientes de la Uni-
versidad. Dichas instrucciones son como si^u^:
"Instrucción que se le remite a Phelipe de Escobar, vecino de la Villa de
Madrid y por su falta, ausencia o impedimento a don Francisco de Baeza; ycon igual facultad de lo que uno empezare lo prosiga y fenezca el otro, para
la solicitud y agencia de los negocios de la Universidad de San Carlos de la
ciudad de Goathemala.
Primeramente, se han de buscar en la Secretaría de Nueva España el
testimonio y consulta que se hizo y remitió al Consejo, de las Constitnciones
y Estatutos de dicha Universidad, en la flota pasada del año de ochenta y uno,
con las dudas que se propusieron y súplicas que se hicieron a su majestad,
solicitando la confirmación de dichas Constituciones y que se remita y des-
pache a Roma, por la bula de aprobación y confirmación de dicha Univer-
sidad y prerrogativas que gozan la de Salamanca, Lima y México; y para
facilitar el despacho en Roma, se ha de procurar que su majestad y su Real ySupremo Consejo de Indias, como patrón de esta fundación y erección, inter-
103
ponga su ruego con Su Santidad por medio de su embajador y se libren los
despachos necesarios para acudir a Roma por dicha confirmación, y para el
dinero que fuere necesario, proceda obligar los bienes y rentas de la Univer-
sidad y que será cierta y segura la paga de los gastos, que tuviere la impe-
tración de dicha bula, encargándose de esta diligencia el dicho don Fran-
cisco de Baeza, como curial de Roma o valiéndose para ello de la
persona que les pareciere más conveniente y conseguida que sea la dicha
bula, se pasará por el Consejo, remitiéndola por duplicado en la primera oca-
sión que hubiere y de lo que costare y se quedare debiendo, se ha de enviar
cuenta jurídica para dar la debida satisfacción.
Yten, se ha de solicitar, que confirmadas las constituciones y estatutos
se tome resolución en el Consejo sobre que se provean las cátedras en pro-
piedad, que se están sirviendo en Ínterin en virtud del último despacho que
vino del Consejo y que sobre lo que se propone por esta Audiencia, acerca
de que vengan tres sujetos aprobados de las Universidades de Salamanca,
Valladolid y Alcalá, con las conveniencias que se ofrecen, se atienda a la
determinación y se dé aviso para acudir con la cantidad de los tres mil pesos,
para los gastos de la embarcación.
Yten, ha de solicitar que veinte y cuatro mil pesos, que la Universidad
puede juntar en reales, de que tiene dados a intereses veinte y dos mil y tre-
cientos y podrá juntar hasta treinta mil, envié orden su majestad, para que
de los juros impuestos, en la Real Caja de esta torte y sean de menos per-
juicio, se rediman y subroguen en su lugar, de la Universidad para que con
ésto, se aseguren sus rentas y caso que su majestad quiera que se impongan
de nuevo, se le darán enviando facultad para ello.
Remítense al dicho Phelipe de Escobar y don Francisco de Baeza, poderes
y recaudos para estos negocios y entre ellos, testimonio del legado de cien
ducados de Castilla, de renta en cada un año, que dejaron Sancho de Bara-
hona y doña Isabel de Loaiza, su mujer, para el dote de una cátedra en esta
Universidad, que su majestad tiene aplicados por la real cédula de erección,
para aumento de sus rentas, los cuales están situados sobre el mayorazgo que
fundaron los susodichos en los Reinos de Castilla, que hoy posee don Fran-
cisco de Barahona, vecino de la Villa de la Fuente del Maestre, en Extrema-
dura; y en dicho testimonio van todos los instrumentos y papeles tocantes a
esta materia, para que se solicite poner corriente la cobranza de este legado
y los réditos atrasados que se están debiendo, y que sobre ésto se pida lo con-
veniente y caso que se ponga corriente la cobranza, importará que por la difi-
cultad de ser en esos Reinos, se le proponga a su majestad, como patrón y a
su Consejo de Indias, se incorpore en su real patrimonio, dando otra tanta
cantidad en estas provincias, sobre su Real Caja o en otros efectos y en el
Ínterin reciban y cobren y den cuenta; remítese asi mismo, testimonio de las
dos consultas que se hicieron a la Junta de la Universidad, de lo que se ha
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ido obrando, en cuya virtud se le hizo informe a su majestad; del estado
de las dependencias y en esta ocasión se envía por duplicado, con testimonio
de lo que se ha obrado hasta hoy en su virtud y con las noticias que influyen
dichos negocios, se adelante y solicite lo que pareciere conveniente, en bene-
ficio de dicha Universidad, cuyas rentas van cada día en mayor aumento ytiene efectos preparados, de que se pueda adelantar en mucha más cantidad.
Encargúese asi mismo, se haga sacar un tanto de la cláusula del testa-
mento de don Francisco de Zuaza Otalora, Caballero de la Orden de Santiago,
vecino de la ciudad de Sevilla, que murió por el año de sesenta y cuatro o
sesenta y cinco, año más o menos, en que declaró deber a esta Universidad,
dos mil pesos que en su nombre pagaron sus herederos y especialmente el
capitán don Sebastián de Arria, de la Orden de Santiago y Juan Arespaco-
chaga, vecinos asi mismo de Sevilla, al padre Presentado fray Luis de Mesa,
en virtud de los poderes que llevaba, de que se ha de sacar con dicha cláusula,
testimonio de la carta de pago y recibo que otorgó, por convenir al ajuste de
cuentas que están acá pendientes, de los bienes y rentas de dicha Universidad,
remitiéndolo por duplicado en la primera ocasión, y asi mismo la razón indi-
vidual que pudiere adquirir el dicho Phelipe de Escobar, de todas las canti-
dades que se han entregado y gastado en los negocios y dependenciais tocantes
a la fundación de dicha Universidad."
"Remítense quinientos pesos de plata doble al dicho Phelipe de Escobar,
que se han encaminado a la ciudad de la Veracruz, al poder del capitán Juan
de Asque y Arosteguía y Juan Francisco Lumbier, para que en capitana o
almiranta, del cargo del general don Diego de Saldívar, los embarquen y pon-
gan en partida de registro, consignados al dicho Phelipe de Escobar y por su
falta o ausencia se pone en los poderes a don Francisco de Baeza, y los papeles,
instrumentos, van en el cajón de su majestad, rotulados en la misma forma
y el recibo y lo que resultare, de estas dependencias que se encargan, se ha
de dar cuenta en todas las ocasiones que se ofrecieren de flota, galeones ynavios de aviso, sin perder ninguna por lo mucho que conviene y las cartas
que se remitieren por Cartagena y Portovelo, se encaminen a Panamá con
sobre escrito a los señores Presidente y Oidores de aquella Real Audiencia
y dentro de los pliegos, para el Presidente y Oidores de la Real Universidad
de San Carlos de esta ciudad.
Y asi mismo se enviará individual cuenta y razón de todos los gastos que
se hicieren en la solicitud y costos de estos negocios y de los que hasta aquí
hubiere solicitado el dicho Phelipe de Escobar, enviará asi mismo razón con
testimonio del poder que se le otorgó, para que corriese con ellos y se le dé la
correspondiente satisfacción, por cuya cuenta van por ahora los doscientos
pesos y los trescientos restantes, para la solicitud y costos de los que se le
encargan, o al dicho don Francisco de Baeza, corriendo con ellos. Fecho
en la ciudad de Santiago de Guathemala, en diez y siete días del mes de
105
julio de mil y seiscientos y ochenta y tres años. Y esta instrucción dan y otor-
gan el señor licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del consejo de su
majestad, oidor y alcalde de corte de esta Real Audiencia, presidente de sala,
juez superintendente rector de la Universidad de San Carlos y el capitán don
Antonio de Medina Monjarráz, tesorero síndico actual de dicha Universidad,
y lo firmaron de que doy fe y de que son los contenidos, señor superintendente
rector y tesorero síndico de dicha Universidad, en actual ejercicio como se
intitulan, siendo testigos don Manuel de Obregón y Velasco y don Basilio
Bartínez de la Eche, y Sebastián Hurtado Betancur, residentes en esta ciudad,
(f) Ldo. Don Frand^ de Sarassa. (Rúbrica.) (f) Don Antonio de Medina Mon-jarráz. (Rúbrica.) ""Ante mí, (f) Nicolás de Maeda, Escribano de Provincia.
(Rúbrica.)"
El día V de octubre de ese mismo año, se recibió en Guatemala una carta
del Capitán don José de León y Cisneros, acusando recibo a las autoridades
universitarias guatemaltecas por el envío de los 500 pesos : "En la ciudad de
Santiago de Goathemala, en primero día del mes de octubre de mil seiscientos
y ochenta y tres, el señor licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del
consejo dfe su majestad, oidor y alcalde de corte el más antiguo en esta real
Audiencia, presidente de sala en ella y juez superintendente rector de la Real
Universidad de San Carlos, etcétera. Dijo que por cuanto* en el último correo
que vino de la ciudad de la Nueva Veracruz, el día veinte y ocho de septiembre
próximo pasado, recibió su merced con carta misiva del capitán Joan Miguel
de Asque, a quien fueron remitidos los quinientos pesos de la Universidad,
el recibo y conocimiento del maestre de plata capitán don Joseph de León
y Cisneros, para entregarlos a Phelipe de Escobar, vecino de la villa de
Madrid, el cual mando se ponga con los autos de la materia (así lo proveyó),
(f) Ldo. Don Frand^ de Sarassa. (Rúbrica.) Ante mí, (f) Nicolás de Maeda,
Escribano de Provincia. (Rúbrica.)"
"Digo yo el capitán don Joseph de León y Cisneros, maestre de plata del
galeón nombrado Nuestra Señora de Guadalupe, ahniranta de esta presente
flota del cargo del señor general don Diego de Saldívar, que está surto en
este puerto y de próximo para hacer viaje a los reinos de Castilla, que he
recibido del capitán Juan Miguel de Asque y Aroteguía, quinientos pesos
en de a ochos y de a cuatros moneda mejicana contados a mi satisfacción para,
llevándome Dios a salvamento, entregarlos a Phelipe de Escobar, vecino de
Madrid, agente de negocios en el Real Consejo de Indias, para que con ellos
guarde la orden del doctor don Francisco de Sarassa, del consejo de su ma-
jestad y su oidor en la Real Audiencia de Guatimala, y van por cuenta y riesgo
de la Universidad de San Carlos de Guatimala y habiendo hecho la dicha
entrega se me ha de pagar por la llevada dos por ciento y asi me obligo con
106
mi persona y bienes habidos y por haber, en firmeza de lo cual hice cuatro
conocimientos de este tenor, el uno cumplido y los demás no valgan, que son
fechos en ta Nueva Ciudad de la Vera Cruz, en veinte de agosto de mil seis-
cientos y ochenta y tres años, siendo testigos el capitán Francisco de Carranza
y Juan de Vorda, presentes, (f) D. Joseph de León y Cisneros. (Rúbrica.)"
CAPITULO XXX
Se abre la información para averiguar quién era el sucesor del mayorazgo
de Sancho Barahona •
El 25 del mes de junio de 1683, don Francisco Sarassa y Arce, en su con-
dición de Superintendente Rector de la Universidad, dictó un auto para recibir
información de varios testigos para que declararan si sabian quién era el
sucesor del mayorazgo de Sancho Barahona, quien había legado cien ducados
en favor de la Universidad.
He aquí el auto : "En la ciudad de Santiago de Goathemala, en veinte y
tinco días del mes de junio de mil y seiscientos y ochenta y tres años, el señor
.Licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del consejo de su majestad, oidor
y alcalde de corte, el más antiguo de esta real audiencia, presidente de sala
en ella, juez superintendente, rector de la Real Universidad de San Carlos,
etcétera.—Dijo que por cuanto Sancho de Barahona y doña Isabel de Loaiza,
su mujer, fundaron en los reinos de Castilla un mayorazgo considerable y de
él dieron a dicha Universidad cien ducados de renta al año según las escritu-
ras y demás recaudos y a esta materia tocantes y respecto de no constar
donde es la asistencia del sucesor del dicho mayorazgo, para que los dé ypague con los de caídos, mando se reciba información con las personas que
supieren de la asistencia del dicho subcesor y se de testimonio y de todos los
demás tocantes a esta materia, para proceder a todo aquello que hubiere lugar
de derecho, así lo proveyó, (f) Ldo. Don Franc- de Sarassa. (Rúbrica.)^
—
Ante mí, (f) Nicolás de Maeda, Escribano de Provincia. (Rúbrica.)" > /
En virtud de ese auto declararon los siguientes testigos : "En la ciudad
de Santiago de Goathemala, en diez días del mes de julio de mil y seiscien-
tos y ochenta y tres años, yo el escribano de su majestad hice notorio el auto
de esta otra parte, al capitán Miguel de Cuellar Barahona, contador de los juz-
gados y tribunales de esta corte, para que declare lo que supiere de lo conte-
nido en él, el cual doy fe conozco, en su cumplimiento juró por Dios y la
cruz en forma, prometiendo decir verdad y siendo preguntado al dicho tenor
del dicho auto dijo : que este testigo como descendiente de el fundador de el
107
mayorazgo, que el dicho auto refiere y deudo cercano del poseedor, sabe que
lo es de presente don Francisco de Barahona, hijo legitimo del capitán don
Gaspar de Barahona, difunto, que asiste en la Villa de La Fuente del Maestro,
en Extremadura, donde tiene parte del mayorazgo que goza, que es el que
instituyeron y fundaron Sancho de Barahona y doña Isabel de Loaiza, su mu-jer, y que ésto es lo que sabe y la verdad so cargo de su juramento, en que se
ratificó, declaró ser de edad de cincuenta y cuatro años y lo firmó, refiriendo
tener ya manifestadas las generales que le tocan, (f) Migl. de Cuellar Bara-
hona. (Rúbrica.) Ante mi, (f) Gnillermo de Pineda, Escribano Real. (Rú-
brica.)"
"En la ciudad de Guathemala, en dicho día diez de julio de mil y seis-
cientos y ochenta y tres años, yo el escribano de su majestad, hice notorio
el auto de la foja antes de ésta, al alférez Bernabé Roxel, escribano de su
majestad y público, de los del número de esta dicha ciudad, para que declare
lo que supiere d« lo contenido en él, el cual que doy fe conozco, en su cumpli-
miento juró por Dios y la cruz, en forma, prometiendo decir verdad y siendo
preguntado al tenor del dicho auto dijo: que este testigo tuvo amistad y estre-
cha comunicación con el capitán don Alvaro de Barahona, desde que vino de los
reinos de España hasta que falleció y en diferentes ocasiones le participó
noticias del capitán don Gaspar de Barahona, su hermano, que era vecino de la
Villa de la Fuente del Maestre en Extremadura, reinos de España, donde
gozaba parte de las rentas del mayorazgo que instituyeron y fundaron Sancho
de Barahona y doña Isabel de Loaiza, su mujer, y por muerte del dicho don
Gaspar de Barahona, sabe por público, sucedió en dicho mayorazgo don Fran-
cisco de Barahona, su hijo legítimo, como primogénito y que tiene su habitación
en dicha Villa de la Fuente del Maestre, por tener en ella casas, deudos y
parientes y que ésta verdad, so cargo de su juramento, declaró ser de edad de
cincuenta y siete a¿íos y no tocarle las generales de la lei y lo firmó, (f) Ber-
nabé Roxel. (Rúbrica.) Ante mí, (f) Guillermo Pineda, Escribano Real. (Rú-
brica.)"
CAPITULO XXXI
Don Francisco Sarassa y Arce rinde informe al Rey sobre la situación de
la Universidad y de los bienes y rentas de la misma
En el mes de julio de 1683, el señor don Francisco Sarassa y Arce informó
a su majestad sobre los asuntos pendientes de la Universidad y a su informe
agregó el que rindiera don Nicolás de Maeda sobre el estado de los bienes
y rentas de la misma. A continuación transcribimos ambos informes
:
108
"Señor Licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, oidor y alcalde más
antiguo de la Real Audiencia que reside en la ciudad de Santiago de Goa-
themala y como tal juez superintendente rector de la Universidad, que vuestra
majestad ha sido servido de mandar se funde en ella;por quien tiene poder
para todos los negocios tocantes a su beneficio, que presenta. Dice, que en
cumplimiento de la mayor obligación que le asiste, ha solicitado la execución
conque vuestra majestad (que Dios guarde) ha tenido y tiene en que tenga
cumplido efecto la formación y estabilidad perpetua de dicha Universidad,
con todo lustre y estimación, reconociendo el bien y merced que han de recibir
sus vasallos de aquella provincia, y otras circunvecinas, que concurran a sus
estudios. Y habiendo llegado para este efecto órdenes y mandatos reales,
por entonces se formó dando principio, con nombrar catedráticos el presidente
entonces era de aquella Audiencia, en que hubo diferentes contradicciones
por otros sujetos que se opusieron, pretendiendo ser más beneméritos, de que
resultó el ocurrir al Consejo, formando su queja y agravio, en haberles pre-
ferido los nombrados, sobre que se causaron autos de gobierno, donde con
su alta providencia y por hallar que no habían precedido las circunstancias
necesarias para la provisión de las cátedras, mandó se hiciese y que en el
ínterin leyesen los proveídos y se remitiese en su conformidad despachos,
para con pleno conocimiento proveer justicia y en conformidad de lo acor-
dado por el Consejo se hizo y remitieron a él, como todo consta por los autos
y papeles referidos, que parece no se han visto y hallando la Junta de Uni-
versidad, que ha sido la causa de haber persona que lo haya solicitado, dispuso
dar poder para ello a quien antes lo había seguido, en virtud del que se dio
por el Colegio de Santo Tomás y Provincia de Santo Domingo, que era Patrón
y daba estudios, remitiéndole copia de los autos y consultas hechas por la
Audiencia para la dicha resolución y nuevamente informar a vuestra majes-
tad, para que se provea del remedio más conveniente y, así mismo, para que
conste a vuestra majestad el principal y caudal conque de presente se halla
la Universidad, remite dos testimonios auténticos, por donde se verá es de
ciento treinta y un mil doscientos y diez pesos y 2 recetes, que hay suficiente
para que de sus réditos se paguen los salarios de los catedráticos y otros
ministros y asistentes, de que necesita el estar bien servida y alhajas necesa-
rias, de sus regencias, obras y reparos que se ofrezcan en el material de su
habitación y sin que sea necesario otro gravamen, y que estando en forma
se animarán todos a aplicar más a esta renta, y junto con lo referido se pone
en consideración de vuestra majestad, ser preciso y necesario, se dé despacho
para que su Santidad la apruebe con bulas apostólicas por duplicado, y hay
poder para obligar los bienes y rentas de dicha Universidad, a la satisfacción
y paga de todos los costos y gastos que se causaren en ello; y porque están
conforme como queda referido, halló el Consejo no determinar la confirma-
ción de las cátedras proveídas, y que el conocimiento de ésto se tuvo entre los
109
sujetos que se opusieron, por el conocimiento que de unos a otros hay, motivó
el hacer las contradicciones que están pendientes (y que la formación y esta-
bilidad de dicha Universidad sea y se entienda con las mismas constituciones,
ordenanzas y forma con que se proveyeron y fundaron las de Lima y México
y se entienda ser tan hermanas y una, que los unos gocen de sus privilegios
y grados en ella y ella en las demás y en las Universidades dfe Salamanca
y Alcalá, no se pueden negar sus grados ni dejar de admitirles en los actos,
en que concurrieren, por accidente; pues el ánimo de vuestra majestad se
pasa a mayores honras de los vasallos de aquella provincia) se ha de servir
vuestra majestad se determine y así mismo mandar, que en los demás que se
haga por el Audiencia y Junta de Universidad, para la provisión de cátedras
y otros ministros y oficios de ella, se vote conforme a derecho, especialmente
que el que fuere de contrario parecer y esté discorde, se le dé luego el libro
de votos secretos de discordia, para que allí ponga su voto y cese el que se
conozca por los interesados, cual ha sido quien discordó; pues necesariamente
ha de causar el no hacerse así muy malas consecuencias y lo más penoso
y grave, es el faltar a lo que tienen prevenido las leyes de vuestra majestad,
como ha pasado en los votos que se dieron sobre la provisión de las cátedras
de prima de cánones, leyes y medicina en que fué de contrario parecer el
superintendente y se dieron en regencia y substitución y pidiendo dicho libro
para sentar su voto, se le denegó, diciendo se anotase en lo determinado y fué
forzoso y se le obligó a firmar con los demás según estilo; pero con la nota
pública sobre que protestó, no le parece perjuicio con pedimento que dio en la
Sala Real de Acuerdo de Justicia, estando el presidente y un oidor, como
parece de testimonio que presenta y se proveyó, pusiese su voto a continuación
de los autos públicos, causados entre partes sobre esta materia, que visto por
vuestra majestad y su consejo, pondrá el remedio que más convenga, tenién-
dolo siempre presenta en cuanto pueda tocar al suplicante para en lo de ade-
lante y así mismo que de cualquier cosa que esté pedida y pidiere tocante
a dicha Universidad, así en provisión de cátedras como en otra forma anexa
y dependiente a ella, se dé traslado a su parte, para que pueda pedir lo que
más le convenga, sobre que protesta no le pare ningún perjuicio lo contrario
sin ser oída. Y que el poder que presenta se le vuelva (quedando) por
contener otras cosas que conducen al beneficio de las rentas de dicha Univer-
sidad, en cuya razón pedirá lo más conveniente a ella.
Porque pide y suplica a vuestra majestad, sea servido de mandar se
haga como deja referido, con vista de los autos e informe de vuestro fiscal,
a quien se lleven para este efecto, y que más cumplidamente pida se resuelva,
sobre todo lo que está deducido y pertenezca a la mayor utilidad del servicio
de vuestra majestad, conservación, quietud y paz de dicha Universidad, que
es el único deseo que el suplicante tiene por la ju^ta obligación de ministro
110
y cumplir** enteramente con el cargo de la rectoría de dicha Universidad,
que se le ha encomendado, en que recibirá particular honra y merced, (f)
Ldo. Don Franco, de Sarassa/'
"Yo Nicolás de Maeda, escribano del Rey Nuestro Señor, Público del Juz-
gado de Provincia de esta corte y de la fundación, bienes y rentas de la Real
Universidad de San Carlos, cita en esta ciudad de Santiago de Goathemala,
Certifico, a los señores que la presente vieren, que por autos e instrumentos
que ante mí han pasado y pasan y por inventarios de los instrumentos, que
de dicha Universidad, así como de las memorias del Uustrísimo señor Obispo
(primero) y de lo que dejó para dicha Universidad Pedro Crespo Suárez,
regidor y correo mayor de este reino, y legado de Sancho Barahona y doñaIsabel de Loaiza, y legado de Ana Mejía de la Cerda, y legado de la testamen-
taría del dicho correo mayor Pedro Crespo Suárez, consta tiene de caudal
corriente y efectivo lo siguiente:
1.—En Juros en la Real Caja de esta ciudad, diez mil
y trescientos pesos 10.300 ps.
2.—De censos sobre diversas fincas, veinte y seis mil
quinientos y cincuenta pesos 26.550 ps,
3,—Dinero dado a intereses a diversas personas, veinte
y dos mil trecientos pesos y cinco reales 22.300 ps, 5 rl,
4.—Terrazgos corrientes, treinta y siete mil quinientos
sesenta y dos pesos y cuatro reales 37,562 ps. 4 rls.
Que dichas cuatro partidas corrientes montan noventa yseis mil setecientos trece pesos y un real 96.713 ps. 1 r\.
Que dan de renta efectiva cada año pagando juros, cen-
sos y terrazgos, a cinco por ciento y el dinero dadoa intereses a seis por ciento, cinco mil y cincuenta yocho pesos y cinco reales . 5.058 ps, 5 rls,
5,—A mas de lo cual tiene dicha Universidad cien duca-
dos de renta al año que donó Sancho Barahona ydoña Isabel de Loaiza, su mujer, en sus mayorazgos
que tienen en España, cuyo principal es de dos mil
setecientos y cincuenta pesos 2,750 ps.
6.—Débese a la dicha Universidad por gastos de su pa-
trimonio en las fábricas, once mil setecientos y cin-
cuenta y cuatro pesos, y un real, que están mandadosreintegrar de propinas 11.754 ps. 1 rl.
7.—Tiene dicha Universidad de derechos y acciones, ré-
ditos de caídos, resultas de cuentas y terrazgos por
beneficiar, más de veinte mil pesos, en que se puede
estimar los dichos derechos con toda la equidad. . . 20.000 ps.
111
Que las siete partidas de principales, en la forma en
ellas expresadas montan ciento y treinta y un mil
doscientos y diez y siete pesos y dos reales 131.217 ps. 2 rls.
. "Que he reconocido por los instrumentos y recaudos suso citados, a que
me refiero salvo error de pluma o suma, y este tanteo he hecho por mandadodel señor Licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del consejo de su
majestad, oidor y alcalde de corte el más antiguo de esta real audiencia,
presidente de sala en ella y juez superintendente rector de dicha Universidad,
en la ciudad de Santiago de Goathemala en diez y siete días del mes de julio
de mil seiscientos y ochenta y tres años, (f) Nicoiás de Maeda, Escribano
de Provincia. (Rúbrica.)"
CAPITULO XXXII
El escribano de su majestad deja constancia de las gestiones realizadas por
Don José Francisco Sarassa y Arce en favor de las rentas de la Universidad
y las constituciones que éste formulara para el reamen interno de la misma
"Yo Nicolás de Maeda, escribano del rey Nuestro Señor, público del
juzgado de provincia de esta corte y de la fundación, bienes y rentas de la
Real Universidad de San Carlos, Certifico a los señores que la presente vieren,
que por autos que ante mi han pasado y pasan, sobre la erección de dicha Real
Universidad de San Carlos, sita en esta ciudad de Santiago de Goathemala,
en junta de veinte y ocho de marzo pasado de mil y seiscientos y ochenta yuno, por promoción del señor doctor don Joan Bautista de Urquiola Elorriaga,
del consejo de su majestad, oidor y alcalde de corte que fué de esta real
audiencia, juez superintendente rector de dicha Universidad, fue nombrado en
dicha superintendencia y rector, el señor licenciado don Francisco de Sarassa
y Arce, del consejo de su majestad, así mismo oidor y alcaide de corte y el
más antiguo de esta dicha real audiencia, y desde dicho día que fué nombrado
por tal superintendente y rector, dio expediente a los negocios y causas tocan-
tes a dicha. Universidad (entre otros) los siguientes:
Formó ios estatuios y constituciones de dicha Universidad, que por dife-
rentes cédulas y autos de la junta, estaban mandados hacer y propuestas las
dudas y proposiciones convenientes, que se vieron y pasaron por la junta, se
remitieron al real consejo para su confirmación y en el ínterin se mandaron
observar.
112
Así mismo, vio y determinó las cuentas del alférez don Joan de Cárdenas,
de diez años que fué administrador de los bienes y rentas pertenecientes a
dicha Universidad, de las memorias que dejó el señor obispo don Francisco
Marroquín y para ello vio las cuentas de don Antonio de Quirós, administra-
dor y antecesor, desde dos de octubre de mil y seiscientos y sesenta y dos,
hasta veinte y dos de julio de mil seiscientos y sesenta y seis, y las de Balta-
sar de los Reyes, otro administrador, desde diez de noviembre de mil seiscien-
tos y sesenta y seis hasta diez y ocho de octubre de mil seiscientos y sesenta
y siete; y las del dicho don Joan de Cárdenas que así determinó de dichos diez
años corridos desde veinte y uno de octubre de mil y seiscientos y sesenta ysiete años hasta treinta y uno de agosto de mil y seiscientos y setenta y siete,
de que resultó alcance contra dicho don Joan de Cárdenas, de dos mil cuatro-
cientos y noventa y siete pesos, un real y medio y quedaron de resultas contra
el dicho don Joan de Cárdenas, mil trescientos y setenta y siete pesos y cuatro
reales, y dicho alcance de dos mil cuatrocientos y noventa y siete pesos unreal y medio, se le mandó pagar dentro de quince días, con apercivimiento
de ejecución y apremio'; y los un mil trescientos y setenta y siete pesos ycuatro reales de resultas los cobrase dentro de un año, y en satisfacción del
dicho alcance se le admitió una escritura de censo de dos mil y doscientos
pesos, sobre labor y tierras de Gaspar González de Andino, que tiene reco-
nocido y se le recibió en satisfacción y paga otros efectos, que contiene el
auto de veinte y tres de febrero de este presente año de mil y seiscientos yochenta y tres.
Y así mismo, ha visto y determinado, las cuentas de Joan de Arpide, pri-
mer tesorero síndico que fué de dicha Universidad, desde primero de septiem-
bre de mil seiscientos y setenta y siete, hasta once de enero de mil seiscientos
y setenta y ocho de que resultó alcance contra el suso dicho, de mil trecientos
y óchenla y un pesos, que se mandaron pagar dentro de quince días y ciento
once pesos y siete reales, de resulta,
Y sucesivamente las de Francisco de Amézquita, tesorero síndico desde
veinte y ocho de enero de mil seiscientos y setenta y ocho hasta fin de mes de
diciembre de mil seiscientos y ochenta, de que han resultado de alcance contra
el suso dicho, mil quinientos y dos pesos un real y medio, que está mandado,los pague dentro de veinte días y que de la cuenta, hasta fin de diciembre
de mil seiscientos y ochenta y uno, que dejó dicha administración para que de
ella y la del año de mil seiscientos y ochenta y dos, dé el capitán don Antonio
de Medina Monjarráz, tesorero síndico actual, se reconozcan los alcances
líquidos, contra los dichos tesoreros síndicos.
Así mismo, ha cobrado y asegurado, con nuevas escrituras y fianzas,
veinte mil y más pesos de principales e intereses cumplidos, que estaban dados
a usura pupilares a diferentes personas, de los cuales se han enterado en el
arca de la Universidad, diez mil seiscientos y veinte y un pesos y seis reales,
113
que se han vuelto a dar a intereses de seis por ciento por un año, con calidad
de que si antes viniese orden de su majestad, para que se impongan en juro,
se entienda cumplido el plazo y en esta misma forma, tiene corrientes veinte
y dos mil y trescientos pesos y cinco reales, fuera de algunos intereses que
ha cobrado el tesorero síndico, y de trecientos pesos que debía el licenciado
don Antonio Dávila Quiñónez, catedrático de instituta, que se han descontado
con el salario de su cátedra.
Así mismo, ha puesto en forma los instrumentos y papeles, sobre los cien
ducados de renta que dejó a dicha Universidad Sancho de Barahona y doña
V Isabel de Loaisa, sobre el mayorazgo que fundaron en España, donde se remi-
ten con los recaudos necesarios para su cobranza.
Así mismo, ha cobrado dicho señor oidor, tres mil pesos que los albaceas
de Pedro Crespo Suárez, correo mayor, dieron a la Universidad para aumento
de su capital, que estaban en litigio muchos años y quedan impuestos a
censo sobre el ingenio de hacer azúcar, de los padres de Santo Domingo,
de Amatitlán, desde cuatro de octubre del año de mil seiscientos y ochenta
y uno.
Ha puesto en forma y recogido todos los instrumentos, escrituras y pape-
les pertenecientes a la Universidad, de que ha hecho inventario, y nuevos
libros para su perpetuidad y conservación y un archivo en la Universidad,
para su custodia.
Ha puesto en forma y ha hecho reconocimiento de todos los juros y
terrasgos antiguos, pertenecientes a dicha Universidad y ha aumentado de
terrasgos nuevos que se han dado en su tiempo, veinte y un mil ciento y
veinte pesos, que regulados a cinco por ciento, importan de réditos mil y
cinquenta y seis pesos de renta en cada un año, que quedan cobrables por
escrituras de reconocimiento, fechas a favor de dicha Universidad y se va
continuando el beneficio de dichos terrasgos por dicho señor oidor, aumen-tándose cada día en utilidad de dicha Universidad.
Ha aumentado de nuevos censos que se han impuesto de los réditos de-
caídos, mil y cuatrocientos pesos."
Asimismo, propuso a la junta que era conveniente el dejar un sitio
destinado en las riberas del río de Jocotenango, cuyas tierras son de la dicha
Universidad, para hacer un molino que con el tiempo fuera de utilidad y
conveniencia, la renta que produjese y los solares de la plaza para hacer
unas casas y tiendas, en conformidad de lo mandado por la junta el dicho
señor oidor de lo destinado al dicho sitio y solares y al mismo tiempo mandó
hacer reconocimiento de todos los que habitan el dicho pueblo y el de San
Felipe, para reconocer el aumento y que se pague lo que corresponde, en que
se espera produzca mucha utilidad a dicha Universidad.
Hizo hacer liquidación de los réditos que se estaban debiendo, de todos
los ramos de hacienda pertenecientes a dicha Universidad, que importó más
114
de nueve mil pesos, de que está cobrado por el tesorero sindico actual, casi
toda la cantidad, según la cuenta que tiene formada el dicho tesorero sindico
actual, del año ochenta y dos que aún no ha presentado.
A todos los cuales dichos negocios y otros muchos que se ofrecen de
dicha Universidad, ha asistido y asiste dicho señor oidor con macho desvelo,
ocupación y trabajo y continua asistencia (a que yo el escribano he dado la
q;re me ha tocado) sin que por esta razón dicho señor oidor, halla llevado ni
lleve salario, acostamiento, ayuda de costa ni emolumento alguno y para que
conste a donde convenga, doy el presente mandato del dicho señor Juez
superintendente rector, remitiéndome en todo a los autos suso citados, en la
ciudad de Santiago de Goathemala en treinta dias del mes de julio de mil yseiscientos y ochenta y tres.
(f) Nicolás de Maeda,
Escribano de Provincia.
(Rúbrica.)
CAPITULO XXXIII
Se pone a subasta pública la construcción del retablo de la Capilla de la
Universidad de San Carlos
Habiéndose puesto a licitación pública, en el año de 1683, la construcción
del retablo de la capilla de la Universidad de San Carlos, el Maestro^ imagi-
nero don Agustín Núñez, se ofreció hacerlo por la suma de un mil seiscientos
pesos. A continuación reproducimos su petición:
"Agustín Núñez, maestro de ensamblador, en la mejor forma que proceda
de derecho paresco ante vuestra merced y digo, que a mi noticia es llegado
el que se trata de hacer el retablo de la Capilla de la Real Universidad de
San Carlos, de lo que muchos días ha tengo dado el dibujo y diseño y ofre-
cídome hacerlo, como por el presente de nuevo hago, según y como por dicho
dibujo se demuestra y las calidades y condiciones que aquí se expresan.
Primeramente me obligo a hacer dicho retablo para dicha Capilla Real, de
seis varas de alto y cinco de ancho y la traza de él en lo principal ha de ir
desobrepuestos, con cuatro hechuras de esculturas de bulto, que la principal
ha de ser la del señor San Carlos, de vara y media de alto, las dos de los lado^
de Santa Teresa y Santa Catalina mártir, de a vara y cuarta de alto y la que
ha de ir en la parte superior a correspondencia de San Carlos, será la de
Santo Tomás, o la que fuere de la elección de vuestra merced y ha de tener
una vara de alto. Así mismo ha de llevar dicho retablo, cuatro hechuras
115
de los cuatro santos doctores de la iglesia, de medios cuerpos y media talla
que se han de poner en los lugares que el dibujo representa y un Salvador
en medio, de la misma calidad de media talla; cuya obra ha de llevar las
columnas salomónicas de orden corintio y las hechuras referidas han de ir
en sus nichos, como el dibujo demuestra, con las armas reales arriba, remates
y todo lo demás que por dicho dibujo y diseño parece. Y me obUgo a hacer
dicho retablo, todo él de madera de cedro y darlo en toda perfección, acabado
en blanco, para fin del mes de junio del año próximo venidero de ochenta y
cuatro, poniendo yo el maderaje y demás materiales y la escultura referida,
de calidad que esté dispuesto para poderse dorar. Y por dicho retablo aca-
bado en la forma referida y con las calidades expresadas, se me han de dar
un mil y seiscientos pesos que es el justo valor, correspondiente al costo del
maderaje, oficiales y ocupación que tengo de tener en esta manera, la tercia
parte al principio de dicha obra, la otra tercia parte a la mitad de ella y la
restante cantidad para los fines de dicha obra. Y con dichas condiciones
me obligo a hacer dicho retablo, otorgando escritura de obligación en forma,
por lo cual: A vuestra merced pido y suplico sea muy servido de admitir la
postura referida a dicho retablo según con las calidades y condiciones expre-
sadas, que por lo que a mi toca estoy presto a poner en ejecución la fábrica
de dicho retablo, que en mandarlo vuestra merced asi recibiré merced con
justicia que pido, etcétera, (f) Agustín Núñez. (Rúbrica.)
"Admítase en cuanto ha lugar y se pregone por término de nueve dias."
(Rubricado.)
En vista de la postura presentada por el Maestro Núñez, el Superinten-
dente Rector de la Universidad proveyó el auto que dice
:
"En la ciudad de Santiago de Goathemala, en veinte y cinco días del mesde octubre de mil y seiscientos y ochenta y tres años, ante el señor licenciado
don Francisco de Sarassa y Arce, del consejo de su majestad, su oidor y
alcalde de corte más antiguo en esta audiencia, presidente de sala en ésta,
juez superintendente rector de la Real Universidad de San Carlos, se presentó
esta petición y a ella proveyó. Admítase en cuanto ha lugar y se pregone por
término de nueve días y lo rubricó, (f) Don Po. de Barcena, Secretario.
(Rúbrica.)"
En seguida se ordenó que se pregonara en la forma siguiente
:
"En la ciudad de Guatemala en veinte y seis días del dicho mes de octubre
de mil seiscientos y ochenta y tres años, en conformidad del Decreto prece-
dente, por ante mí el presente secretario de la Real Universidad de San
116 i
Carlos, estando bajo de los portales de la audiencia ordinaria de esta dicha
ciudad, por voz de Nicolás Lorenzo, que hace oficio de pregonero, en altas
e inteligibles voces, se pregonó la postura de un mil cien pesos hecha por
Agustín Núñez, al retablo dé la Capilla Real de dicha Universidad, hasta po-
nerlo en blanco y en estado de dorar y no hubo quien hiciese rebaja a dicha
postura, siendo testigos Carlos del Castillo y Gregorio Cota y Francisco Már-
quez, ministros de vara los dos, vecinos de esta ciudad, (f) Don Po. de Bar-
cena, Secretario. (Rúbrica.)"
Habiéndose pregonado el auto anterior durante cuatro días sucesivos,
se presentó un nuevo postor, el Maestro de ensamblador, Cristóbal Meló,
ofreciendo hacer el retablo en novecientos pesos. He aquí su oferta :
"Cristóbal Meló, maestro de ensamblador, en la mejor forma que proceda
de derecho, paresco ante vuestra merced y digo que a mi noticia es llegado,
el que se trae en pregones el retablo de la Capilla de la Real Universidad y
que por Agustín Núñez, maestro asimismo de ensamblador, está hecha postura
de un mil y cien pesos, según el diseño que se me ha mostrado y con las condi-
ciones que en su pedimento y postura refiere, en cuya conformidad hago
rebaja de doscientos pesos a los un mil y ciento, en que el suso dicho tiene
hecho postura y me obligo ha hacer dicho retablo en novecientos pesos, con-
forme al dicho dibujo y con las mismas figuras y labores que en él se demues-
tran, y con las mismas condiciones y calidades y para el mismo tiempo que
el dicho Agustín Núñez ofrece él darlo acabado, en que luego que se meremate dicha obra, haré escritura de obligación, con calidad de que si el dicho
Agustín Núñez pidiere el valor de la ocupación y trabajo que el suso dicho
ha tenido en hacer dicho diseño, no tengo de ser obligado a su paga, porque
ésta ha de correr por cuenta de la Real Universidad. Y en esta conformidad
a vuestra merced pido y suplico me haya por presentado y admita dicha pos-
tura que en ello recibiré merced con justicia, etcétera, (f) Xpval de Meló.
(Rúbrica.)
"Admítese la postura y bajo de los doscientos pesos. Traslado a Agustín
Núñez último postor y con su citación se continúen los pregones. (Rubricado.)"
El Superintendente Rector señor Sarassa y Arce, admitió la postura yproveyó el siguiente auto
:
"Admítese la postura traslado a Cristóbal Meló último postor, y con su
citación se continúen los pregones. (Rubricado.)"
En seguida se le notificó al Maestro Agustín Núñez el nombre y postura
del nuevo postor Cristóbal Meló, a lo que respondió
:
117
"En Goathemala en nueve días del dicho mes de noviembre de mil y
seiscientos y ochenta y tres años, yo el secretario de la Real Universidad, leí
y notifiqué la petición y decreto a ella proveído, que está; en la vuelta de esta
foja a Agustín Núñez, maestro de ensamblador en su persona, estando en las
casas de su morada, de ello doy fe. (f) Don Po. de Barcena, Secretario.
(Rúbrica.)"
En efecto, ese día se verificó en la siguiente forma
:
"En la ciudad de Santiago de Goathemala en once días del mes de noviem-
bre de mil seiscientos y ochenta y tres años, estando en los portales de la sala
de provincia de esta corte, con asistencia del señor licenciado don Francisco
de Sarassa y Arce, del consejo de su majestad, su oidor y alcalde de corte el
más antiguo en esta real audiencia, juez superintendente rector de la Real
Universidad de San Carlos, en conformidad del auto por su merced proveído
en diez del corriente en que se manda hacer el remate de la obra del retablo
de la capilla de dicha Real Universidad, hoy dicho día y atento a que están
citadas las partes para el dicho remate, por ante mí el infrascrito secretario
de dicha Universidad, se trajo en púbUco pregón la dicha obra por voz de
Nicolás Lorenzo, que hace oficio de pregonero, diciendo en altas voces, por
ochocientos y cinquenta pesos promete hacer el retablo de la capilla de la Real
Universidad de San Carlos de esta ciudad, según el diseño que está en los
autos, con obligación de pagar lo que se tasare por dicho diseño y de acabar
dicho retablo, para el día de San Juan del año próximo que viene puesto en
blanco, quien quisiere hacer rebaja paresca que se le admitirá la que hiciere.
Se ha de rematar luego a la hora. Y en este estado pareció Agustín Núñez,
Maestro de Ensamblador, vecino de esta ciudad, el cual dijo mejoraba la pos-
tura de los ochocientos y cinquenta pesos y hacía e hizo rebaja de veinte pesos
y remitía a la Universidad lo que pudiese importar el trabajo y ocupación que
el suso dicho ha tenido en formar y hacer el dicho diseño y le fué admitida
por su merced, dicho señor superintendente la dicha postura y rebaja y
mandó se citase a "Cristóbal de Meló, último postor, y hecho se continúen
los pregones. E luego incontinenti yo el secretario noticié al dicho Cristóbal
de Meló que se halló presente y por el dicho pregonero se volvió a pregonar
la postura de los ochocientos y treinta pesos, fecha por el dicho Agustín Núñez
y no pareció persona que la mejorase ni hiciese rebaja, aunque por dicho
pregonero se dieron muchos pregones apercibiendo de remate, su merced
mandó proceder a él por ser ya cerca de las doce horas del día, mediante
lo cual el dicho pregonero volvió a decir, pues que no hallo ni hay quien rebaje
de los dichos ochocientos y treinta pesos, porque prometen hacer el dicho
retablo y darlo acabado en blanco, para el dicho día de San Juan, veinte y
cuatro de junio del año próximo venidero, a la una, a las dos, a la tercera,
118
que es buena y verdadera, que buena, que buena, que buena pro le haga. Con
lo cual quedó hecho el dicho remate en el dicho Agustín Náñez, y estando
presente aceptó dicho remate y se obligó a cumplir con su tenor, haciendo
el dicho retablo en la forma y manera que se dá a entender por el dicho
diseño, sin que le falte cosa alguna y de darle acabado en blanco, para el día
referido de San Juan próximo venidero, por los dichos ochocientos y treinta
pesos, que se le han de pagar en tres plazos por tercias partes, la primera
de contado, la segunda mediada la obra y la otra para el fin de ella, de que
otorgará escritura de obligación en forma, a favor de la Real Universidad ylo firmó y su merced dicho señor oidor, siendo testigos Nicolás de Maeda,
escribano de Provincia, y Joan Pereira, escribano Real, vecinos de esta ciu-
dad, (f) Ldo. Don Franco, de Sarassa. (Rúbrica.) (f) Agustín Núñez.
(Rúbrica.) Ante mi, (f) Don Po. de Barcena. Secretario. (Rúbrica.)"
El Maestro Núñez solicita se le entreguen los doscientos seis pesos, cinco
reales restantes para poder continuar el retablo:
"Agustin Núñez, maestro de ensamblador paresco ante vuestra señoría
y digo que en mí se remató la obra del retablo de la capilla de la Real Univer-
sidad de San Carlos, en precio de ochocientos y treinta pesos en tres plazos,
el primero para poder empezar dicha obra, el segundo estando mediana y el
tercero estando ya al fin de ella, y mediante que tengo recibido quinientos
cincuenta y tres pesos dos reales y veinte y dos maravedís, de los dos prime-
ros tercios y tener ya casi acabado dicho retablo, pues tan solamente restan
por hacer dos hechuras, la una de la Limpia Concepción y la otra de Santa
Cathalina Mártir, en que se está ya obrando y para que yo pueda pagar el
artífice de ellas, oficiales y demás gastos materiales que he tenido en dicho
retablo. Vuestra señoría se ha de servir de mandarme librar los doscientos
y seis pesos cinco reales y doce maravedís que restan, cumpliendo a los ocho-
cientos y treinta pesos, en que se me remató dicho retablo como parece de
dicho remate y así mismo mandar se lleve el dicho retablo a la Real Univer-
sidad, para que desde luego se pueda empezar a dorar, pues las dos hechu-
ras que faltan las daré acabadas dentro de veinte días, por lo cual a vuestra
señoría pido y suplico sea muy servido de proveer y determinar según que
llevo pedido, que en ello recibiré merced con justicia, (f) Agustín Náñez.
(Rúbrica.)
El presente secretario reconozca el estado que tiene la obra del retablo
y sobre ello informe. (Rubricado.)"
En vista de ello el Superintendente Rector de la Universidad ordenó al
Secretario para que, previo reconocimiento del retablo, informara. Verifi-
cado el reconocimiento, el Secretario dijo:
119
"En la ciudad de Goathcmala, en tres días del mes de julio, de mil y
seiscientos y ochenta y cuatro a^os, yo el secretario de la Real Universidad
de San Carlos, en cumplimiento del decreto precedente, habiendo ido a las
casas de la morada de Agustín Núñez, maestro de ensamblador, para efecto
de reconocer el estado de la obra del retablo de la capilla de dicha Real Uni-
versidad, habiendo estado con el suso dicho me lo mostró y habiéndolo reco-
nocido y cotejado con el diseño, o mapa de dicho retablo, vi lo tiene ya acabado
y tan solamente faltan dos hechuras de esculturas de bulto de la Limpia Con-
cepción de Nuestra Señora, la una, y la otra de Santa Cathalina Mártir y
acabar de abrir las armas que van en el remate de dicho retablo y todo lo
demás de él, está acabado y para que conste así lo certifico, (f) f^on Po. de
Barcena, Secretario. (Rúbrica.)"i
A lo que el señor Sarassa y Arce ordenó que se le entregara dicha suma
al Maestro Núñez. Habiendo terminado éste, definitivamente, el retablo, elj
señor Sarassa y Arce ordenó se hiciera la liquidación correspondiente.
"Liquidación.—Yo el capitán don Pedro de Barcena, secretario de la Real
Universidad de San Carlos, en cumplimiento del decreto precedente, certifico
que a los diez y seis de noviembre del año próximo pasado de seiscientos
y ochenta y tres, se libraron a Agustín Núñez, maestro de ensamblador, dos-
cientos setenta y seis pesos, cinco reales y once maravedís, por cuenta de los
ochocientos y treinta pesos, en que se le remató el retablo de la capilla de
dicha Real Universidad ; y en quince de abril de este presente año, se le
libraron otros doscientos y setenta y seis pesos, cinco reales y once maravedís;
y a los cinco de julio del mismo año, se le libraron doscientos pesos, que las
dichas tres partidas que se le han librado y pagadp por el tesorero sindico,
importan setecientos cincuenta y tres pesos, dos reales y veinte y dos mara-
vedís ; con que se le restan debiendo al suso dicho setenta y seis pesos, cinco
reales y doce maravedís, cumplimiento a los ochocientos y treinta pesos en
que se le remató la obra de dicho retablo y para que conste a su señoría,
el señor superintendente rector, doy la presente en Goathemala en veinte ydos días del mes de agosto de mil seiscientos y ochenta y cuatro años, (f) DonPo. de Barcena, Secretario. (Rúbrica.)"
Verificada una nueva inspección al retablo por el secretario de la Univer-
sidad, el señor Superintendente Rector, en virtud de auto de fecha 29 de
agosto de 1684, .declaró haber cumplido satisfactoriamente el Maestro Núñezsu obligación. El citado auto dice así:
"Vista la declaración antecedente y que por ella consta haber cumplido
Agustín Núñez con las condiciones del remate, contenidas en la escritura
de .obligación y la liquidación hecha por el presente secretario, mando se
120
le paguen los setenta y seis pesos, cinco reales y doce maravedís que se le
están debiendo, cumplimiento a los ochocientos y treinta pesos en que
se le remató el retablo y para ello se le libre despacho con obligación de
que la hechura del Señor San Carlos, se disponga en la forma que corresponde
al estado sacerdotal que profesó el Santo y no de religioso como se ha hecho
;
y el ropaje de la hechura de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, se
perfeccione en la forma que están otras, conque se declara haber cumplido
enteramente el dicho Agustín Núñez con lo que ha sido de su obligación y se
le cancele la -escriptura que otorgó a favor de la Real Universidad. Lo cual
proveyó y señaló el señor licenciado don Francisco de Sarassa y Arce, del con-
sejo de su majestad, su oidor y alcalde de corte el más antiguo en esta Real
Audiencia, juez superintendente rector de la Real Universidad de San Carlos,
en Goathemala en veinte y nueve días del mes de agosto de mil seiscientos
y ochenta y cuatro años. (Rubricado.) (f) Don Po. de Barcena, Secretario.
(Rúbrica.)"
CAPITULO XXXIV
Don Felipe de Escobar, acusa recibo a las instrucciones que le enviaron
las autoridades universitarias de Guatemala •
"Señor don Francisco Sarassa y Arce, Muy Señor Mío.
Recibí la de vuestra merced de 20 de julio próximo pasado de 83, y hallo
goza de buena salud que es lo más que estimo y juntamente que sea por cuya
dirección se gobierna la Universidad de San Carlos, pues con su acierto se
pondrá en el estado que es justo tenga y que no se malogre mi cuidado, asis-
tencia y gastos que hasta aquí he tenido. Quiera Nuestro Señor guardar a
vuestra merced como puede y con los ascensos de mi deseo, que en esto pido
también para mí, por ser agradecido a la merced que me hace.
Recibí juntamente los papeles que refiere y vistos dispuse memorial
sacando con él a luz lo que estaba puesto (en olvido) de consultas y preten-
ciones tan precisas y necesarias, propuestas por la Junta de Universidad;
esto mediante a el que tan injustamente se ha tenido de mis procedimientos,
que si hubiera de referirle gastara mucho papel y procuraré abreviar, no fal-
tando a darme a entender a vuestra merced que creo necesita de mucho
menos para su inteligencia.
Háse llegado (lo atrasado y lo presente que vuestra merced remitió) al
señor fiscal en cuyo poder se halla y su agente es tan nuevo que habrá poco
más de un mes que entró a serlo en lugar de don Simón Ibáñez, a quie;x se
121
hizo merced de plaza de Santa Fe; y es cierto que para ponerse en ello será
necesario más tiempo que don Simón que estaba en lo pasado y no me con-
tentaré sin poner en todo al señor fiscal y sabe muy bien el señor doctor don
Joseph de Baños y Sotomayor que me oirá y sobre darme a entender y con
tal aprobación no necesito de calificarme más, sujetándome a que no sea másde lo que me hiciere merced y hallo por particular providencia de Dios que se
halle y hay, para escusarme de título y recados jurídicos, más que se halló
aquí desde que di principio a los negocios tocantes a esa Universidad, sin
sapiencia mía ni suya de que había de ir a esa catedral.
Lo que contiene la instrucción que vuestra merced me envía, ejecutaré
en los casos y cosas que diere lugar la oportunidad del tiempo y medios que
haya para ello; y en cuanto al despacho de las bulas no se si tendrá cabimiento
ser bastante la obligación para que se me dá poder, porque ésto corre por
mano del agente general del Rey que es gran figura y lo hace merecer mucho
y §e paga de su trabajo y ocupación y no quiere obligaciones a pagar en las
Indias ni adelantar de su bolsa y como no hay otra botica donde ocurrir por
estas medicinas, es gran trabajo el conseguir el efecto. Tengo pedido en el
memorial como se me ordena y carta para el señor Cardenal Protector de
España, que se interponga con su Santidad, que todo corre por mano del dicho
agente general y con lo que resultare de la vista y determinación del Consejo,
avisaré a vuestra merced.
Y en cuanto a lo que vuestra merced me dice, hace remisión de 500 pesos
de bienes de la Universidad, los 200 para mí y los 300 para los negocios de ella,
en el ínterin que yo justifico el tiempo de mi ocupación y gastos, digo que el
Reverendo Padre Fray Luis de Mesa, de la Orden de Santo Domingo (Procu-
rador General de su Provincia) para los negocios tocantes a ella y los de la
Universidad, vino a la corte y hallando el mal cobro que había en la solicitud
de ello, que estaba a cargo de don Manuel Zorrilla de Velasco, su agente, mesubstituyó dichos poderes en 13 días del mes de marzo del año pasado de 68,
ante Martín de Badarán, escribano de su majestad (y dejó instrucción para
la prosecución de todo en cuya conformidad y como tengo informado a los
señores de esa Real Audiencia, desde entonces he proseguido en ellos; y
pudiera el muy Reverendo Padre Fray Luis de escusarme de qufe yo infor-
mase) de esta verdad y también otra calificación, pues los efectos y resultas
que ha tenido, lo aprueban mayqrmente cuando no hay otro que se haya
opuesto a contravenir esta verdad y sin embargo para flota ofrezco enviar
copia auténtica de los poderes y substitución (aunque no se me reciban en
cuenta los gastos) y certificación de la escribanía de cámara, de como subs-
tituí dichos poderes en Joan Pérez de Aller y se prosiguió desde entonces
por substitución mía. Y así señor, vuestra merced y esos señores harán la
estimación (que fueren servidos) de la asistencia de este tiempo, costos
y gastos, advirtiendo que fueron muchos los del litigio del legado de Pedro
122
Crespo Suárez y que se hizo memorial ajustado de todos los autos (por el
relator) que consta de más de diez o doce mil fojas, porqne ha sido nn pleito
qne ha durado más de 50 años y como vuestra merced y esos señores no están
en esa inteligencia no me espanto del envío, si bien había causa en mi informe
de hacer otra demostración por ahora, pues no se pudieron negar a que se
me diese poder haciendo justicia.
Y en cuanto a las cantidades que se han gastado, antes que yo me encar-
gase de los negocios tocantes a la Universidad, es cierto que según el tiempo,
papeles y autos causados según dejo dicho, se habrá gastado mucha cantidad
y lo que a mi me consta, es el último envío que se hizo a don Manuel Zorrilla
de Velasco, fué de 1,500 pesos, en la ocasión de flota, a cargo del general
Adrián Pulido, en cuya ocasión vino a alcanzarla a la Vera Cruz, el presen-
tado Fray Luis de Mesa; y hallo que un apoderado de dicho don Manuel, los
había recibido y en esta corte trató de cobrarlos y yo le di noticia del escribano
ante quien había pasado el poder, en cuya virtud le puso demanda en provin-
cia a que yo le asistí; y por haberse interpuesto el señor Duque de Alba, siendo
Marqués de Villa Nueva del Río, por ser vivo su padre, se convino con dicho
don Manuel Zorrilla, en cierta cantidad y dejándole de ella 200 pesos, prosi-
guiese en cuya razón se otorgó escritura cuyo traslado, remitiré en flota, y del
¡ papel que le hizo y reconocimiento que le hice hacer, que fué tal que no hubo
lugar a despachar mandamiento de ejecución, como lo tengo informado al
señor presidente y oidores, y que viendo desierto el negocio, le revoqué el
poder y tomé por mi cuenta la prosecución hasta el estado que hoy tiene, sin
que se pueda hallar papel mío que conste he recibido un maravedí, ni al Padre
Presentado Fray Luis de Mesa se le deba, que es cierto no le asistí por interés,
sino es por parecerme muy mal los procedimientos de dicho don Manuel.
En el intermedio de todo este tiempo, han venido a esta corte tres reli-
giosos que son Fray Joan de Andino, Fray Francisco Suárez y Fray Antonio
de Molina, a quienes constó mi ocupación y gastos, con grandes admiracio-
nes y ofertas de darlo a entender así allá, para que se me asistiese como era
justo, sin que recibiese de ellos cosa alguna y quiso Dios que no me faltasen
tales testigos.
Y en cuanto a las demás diligencias que contiene la instrucción de vuestra
merced y del señor don Antonio de Medina Monjarráz, tesorero síndico de
la Universidad, sobre averiguación y adjudicación del legado, avisaré en la
flota, porque como está todo distante de la corte y este, aviso se hace tan
abreviado que por el inconveniente que se ha puesto a causa de la averigua-
ción de represalia de franceses y otras cosas ; el día de la fecha no se ha
'desembarcado persona de capitana ni almiranta, que le hayan dejado sacar
una camisa para mudarse, ni he tenido respuesta de don Joseph de León
y Cisneros, maestre de plata, que trae los 500 pesos y se dice se ha de cargar
un 15 por 100 especialmente no ajustándose a dar los 500 pesos, por vía de
123
indulto que el comercio resiste y no se en que parará; y los 500 pesos traen
2 por 100 hasta Cádiz y de alli a Madrid tendrán por lo menos más de 4, para
que se me envíe letra.
Es cierto, señor, que mi afecto ha sido y es de forma que no faltaré a
todo cuanto fuere de mayor servicio de esos señores y de vuestra merced,
aunque se me haya tratado tan mal y espero se me ha de hacer merced, que
este celo, asistencia y gastos no queden sin el premio, en consideración para su
buen logro por lo cual excuso de hacer representación aparte, pues le toca
a vuestra merced (por su puesto) la dirección de todo, cuya vida guarde Dios
como puede y con los más ascensos que merece, etcétera.
Señor, como los señores presidente y oidores han cometido la dirección
y efectos buenos de la formación de Universidad, y es a quien debo avisar,
no escribo al Real Acuerdo separadamente y le vuelvo a suplicar lo participe
y por su consulta no hecho yo menos lo que hasta aquí, se me ha negado. Etcé-
tera. B.L. Mo. de V. S. M. Servidor, (f) D. Phelipe de Escobar. (Rúbrica.)"
CAPITULO XXXV
La Universidad de San Carlos nombra procurador ante la Santa Sede
Las autoridades universitarias de Guatemala tomaron el siguiente
acuerdo
:
"En la ciudad de Santiago de Guathemala, en diez y seis días del mes de
febrero de mil y seiscientos y ochenta y cinco años, estando en un cuarto de
Palacio, en Junta de Universidad, conviene a saber los señores, general don
Enrique Enríquez de Guzmán, caballero del orden de Alcántara, del consejo de
su majestad, en el de guerra y junta de guerra de Indias, y de la de armadas,
presidente de esta real audiencia; doctor don Benito de Naboa Salgado, oidor
más antiguo de ella; doctor don Joseph Baños de Sotomayor, deán de esta
Santa Iglesia Catedral y licenciado don Diego Ibáñez de Paría, oidor, rector
juez superintendente de la Real Universic^ad de San Carlos, fundada en
esta ciudad, por ante el escribano de cámara, se confirió el que atento ha
de haberse remitido a don Diego fgnacio de Córdova, vecino de la villa de
Madrid, diez mil pesos de las rentas de dicha Universidad, para que los fuese
gastando en 'los negocios de ella, sería necesario que al presente se íe dé poder
por dicho señor juez superintendente y por el tesorero síndico de dicha Uni-
versidad, para que continué tos negocios que están pendientes y en especial,
para que gane las bulas de su Santidad, para que quede perfecta, y para con
124
ello pueda sustituir el poder en persona que las consiga en ta corte romana,
y hacer todas las diligencias que convengan. Y que atento a que Phelipe
de Escobar, agente de negocios ^r\. los Reales Consejos, ha corrido hasta ahora
con los negocios de dicha Real Universidad, le dé el dicho don Diego Ignacio
de Córdova, por cuenta de lo que hubiere de haber, doscientos pesos de a ocho
reales, o lo más que se le avisare por cartas de la Junta y así quedó resuelto
y que el dicho señor rector y tesorero síndico, otorguen el poder que para ello
se requiera. Y así lo acordaron y mandaron. (Hay cuatro rúbricas.) Ante
mí/(f) Joseph Raíz Agnilar. (Rúbrica.)
En conformidad del decreto antecedente, se otorgó el poder que en él
se manda ante mí a los diez y ocho de febrero de este año y el original entre-
gué al señor rector juez superintendente, para remitir a España en las naos
y azogues que están para hacer viaje del puerto de la Vera Cruz, (f) Pedro
\
de Palacios. (Rúbrica.)"
A continuación dirigieron al señor Córdova una carta cuyo texto es como
sigue
:
"Señor don Diego Ignacio de Córdova. Habiéndose de remitir a esa corte
2,000 pesos para que se impetren las hutas de su Santidad, que son necesarias
para ta fundación de la Universidad de esta ciudad, y para otros negocios
que tienen pendientes en el consejo de Indias y teniendo esta junta la entera
satisfacción de vuestra merced, que merece por su gran crédito, ^e resolvió le
fuesen consignados para que por su disposición se expendiesen en los efectos
referidos, sobre lo cual se escribió carta a vuestra merced en treinta y uno
de juiio, del año próximo pasado, que llegará juntamente con ésta y conside-
rándose después cuanto importa la breve expedición de las bulas y que corrien-
do por el cuidado de vuestra merced, se consigna con la puntualidad que se
desea, por las experiencias con que nos hallamos, ha parecido remitirle el
poder que acompaña a ésta, para que se sirva de encargarse de este negocio
y tratarle con la eficacia que suele, porque surta efecto a que quedaremos
muy reconocidos y con toda estimación a la diligencia que vuestra merced
aplicare a esta dependencia; a quien se advierte, que si Phelipe de Escovar,
que corre con la agencia de esta Universidad algunos años ha, hubiere hecho
algún empeño para sacar las bulas, se le excusará a vuestra merced de este
embarazo y le dará lo que fuere necesario para costearlas, en caso que no
haya entrado en la negociación de dichas bulas, Phelipe de Escovar se le hande entregar solamente doscientos pesos, por cuenta de su ocupación y de los
gastos que hubiere hecho por la Universidad, que dará recibo el cual con la
noticia de habérsele entregado a vuestra merced los dos mil pesos, nos remi-
tirá en primera ocasión. Guarde Dios a vuestra merceci muchos años. Gua-
themala y febrero 17 de 1685 años."
125
CAPITULO XXXVI
El señor Escobar informa el resultado de sus gestiones
Pocos meses después, el claustro universitario de Guatemala recibió otra
carta de don Felipe de Escobar, dando cuenta por extenso de los asuntos
relacionados con la Universidad. El señor Escobar agregó a su carta todos
los documentos legales en que constaba lo realizado por los procuradores an-
teriores. En seguida transcribimos la carta y documentos respectivos
:
"Señor Ilustrisimo. Don Francisco Sarassa y Arce.
Aunque vuestra ílustrísima no me ha favorecido con acordarse de mí,
tratándome de ajeno en los negocios que concurren, tocantes a esa Real
Junta de Universidad y que por este respecto pudiera extrañarme, discurrido
el caso me ha parecido no hacerlo y presentarme en ella por este escrito, con
que de motivo me honre y haga merced, mandándome lo que más fuere de su
servicio y trayendo a su memoria, soy quien ha seguido los negocios tocantes
a la Universidad, que hoy están pendientes, para que a vuestra ilustrísima le
conste el estado en que se hallan y lo más que parece no ha sabido, lo expreso
por los capítulos siguientes
:
Ha estado el consejo ocupado muchos días sin poder despachar cosa
esencial, hasta dar providencia para lo de Manila, por haberse pasado el
gobernador y audiencia a declarar, por extraño al obispo, que todo ha estado
a cargo de despacharlo, don Juan Vallejo, relator, en quien paran los papeles
de Universidades, con que no ha podido despachar la aprobación de las cons-
tituciones, aunque he hecho que en los tiempos que le han vacado, las tenga
ajustadas en su casa y reducidas a cuaderno, que se ha de remitir a Roma,para el despacho de las bulas y otro que ha de quedar aquí, con que despa-
chado que sea el aviso, la primer cosa que se haga será este despacho y noextraño el que parezca. No hay accidentes en el consejo, que suspendan lo
que tanto se desea. Y si extraño el que los señores de la junta, que han con-
currido en pretensiones en el consejo, no se acuerden de lo que han experi-
mentado y que les es notorio, pasa* y ocurre de dificultades, para conseguir-
las, los pasos e interposiciones que cuentan, etcétera.
Yo he asistido a casa de don Diego Ignacio de Córdova diversas veces
durante su enfermedad y se me ha dado para los gastos y los 200 pesos
que la junta puso, en consideración merecía, sin conocimiento de la satisfac-
ción que se me debe dar de 17 años de asistencia y gastos, en los negocios
del vencimiento del legado de Pedro Crespo Suárez y erección de la Univer-
sidad, seguido en justicia y en gobierno y remitidos todos los despachóos
que han ido, que parece que porque van en pliego del rey no ha habido quien
126
lo haya solicitado, sino que todo ha sido por ministerio de angeles y no es
razón darle este titulo; en fin, se ha recibido como cosa aparecida y estimado
como y sin hacer reparo, que no ha podido ser asi y no lo es, y pudiera
haberse discurrido por los señores de la junta (que no pueden ignorar el
principio, medio y fin) mediante a que todo lo refiere su majestad en la
cédula de erección que despachó de Universidad y allí se dice y advierte
desde cuando yo lo prosegui : que es desde lo que pasaba en justicia sobre
el dicho legado de Pedro Crespo Suárez. con todos sus intermedios que aun-
que se refieren, breve y sumariamente, se distinguen los tiempos y se sacan
las operaciones causadas y después las que están causando y están para eje-
cutar, que no puedo dejar de significar que la resolución tomada en descon-
fianza, de quien no es justo tenerla, habiendo remitido dos mil pesos a podtr
de un extraño del cuidado mió y ajeno de semejante trabajo, me haya cau-
sado el dolor que se puede considerar advirtiendo este sentimiento, y que mis
obligaciones las tengo dadas a entender, con los efectos causados y que las
he preferido en una ocasión y otra, a la falta de compensación; pues en todo
el tiempo referido no he visto sino es 500 pesos, que se me enviaron con
capitana y almiranta, del cargo del general don Diego de Saldivar, por direc-
ción del señor don Francisco de Sarassa y Arce, de que se bajaron 25 por
100 cojno se lo tengo avisado y los derechos del Maestre de Plata que los
trujo y la conducción desde Sevilla a esta corte, y los 200 pesos que ahora
me entregó don Diego Ignacio de Córdova, que de los gastos haré menciónen flota y de lo demás que se ofrezca tocante a negocios de Universidad.
Don Diego Ignacio de Córdova, avisará de lo que me hubiere dado para
gastos y le tengo dado recibo y es de advertir que ha mucho tiempo queestoy haciendo diligencia y enviando a diferentes personas y con mucho gasto,
en orden a averiguar donde para el poseedor del mayorazgo que fundó Sanchode Barahona y doña Isabel de Loaiza, su mujer, sobre que cargaron el legado de
100 ducados de renta en cada un año,^para la dotación de una cátedra (en la
Villa de la Fuente del Maestre en Extremadura, y otros lugares circunvecinos)
y por haber 65 años que se hizo este legado, ha costado y cuesta muchas costas
y gastos y actualmente se está persiguiendo y será Dios servido se consiga, queno es justo se quede esta cobranza en el aire, pues hay fincas del mayorazgo,de censos sobre diferentes villas y sus consejos, y como esta materia es deinmenso trabajo, no se puede conseguir sin ir personalmente (a propósito
y con residencia) alli, de que sacará vuestra ilustrísima, lo que habrá costado
para reconocejlo y para ejecutar la cobranza y asi me ordenará lo que fuere
de su mayor servicio, para que con ciencia y sabiduría suya se ejecute y nose extrañe, 4omo lo pasado pues están ya reconocidos los efectos y es materiatan considerable, que al punto le pondré en ejecución y daré cuenta de todo.
Y asi mismo le doy, de que he hecho muchas y diversas diligencias en la
ciudad de Sevilla, por diferentes personas, para averiguar ante quien pasó
127
eí testamento de Francisco de Zaaza Otalora, caballero de la arden de San-
tiago, vecino de dicha ciudad, que se dice murió por el año 64 o 65, año más o
menos, y que por cláusula de él, declaró deber a la Universidad dos mil pesos,
los cuales se dice pagaron sus herederos, especialmente el capitán don Sebas-
tián de Arria, del orden de Santiago y Juan de Arespacochaga, vecino de
Sevilla, al Padre Presentado Fray Luis de Mesa, en virtud de poder que trujo
del Colegio de Santo Tomás y de su Provincia, para que hallado que sea
se remita un tanto de la cláusula por testimonio y de la carta de pago y recibo
que otorgó, por convenir al ajuste de cuentas y como esta materia, ha pasado
tanto tiempo, es dificultoso averiguar ante que escribano pasó, porque cada
día hay novedades en los oficios y se han revuelto todos y no ha sido posible
hablarlo y todo cesara con haberme enviado el nombre de los ante quien pasó,
porque los sucesores en ellos dieran cuenta y pues allá la hay de las disposi-
ciones y cobranza, se me puede remitir, porque la razón que tengo por ins-
trucción del señor don Francisco de Sarassa, no es más de la que dejo referida.
Y asi mismo contiene dicha instrucción, remita la razón individual que
pudiera adquirir de todas las cantidades que se han entregado y gastado en
los negocios y dependencias, tocantes a la fundación de Universidad, y no
puedo dar más razón que la que dejo referido; porque desde el año de 68,
que di principio a esta materia, por sustitución del Padre Presentado Fray
Luis de Mesa, que todo estaba tan en embrión, como dejo referido, no ha
habido otra persona que lo haya asistido ni costeado, sino es yo, ni se me haya
remitido otra cantidad alguna, mas que las aquí expresadas.
Y lo má^ que puedo decir es tocante al encargo que se me hace tocante al
presentado Fray Luis de Mesa, que vino a España a estos negocios, comotengo avisado en repetidas ocasiones, lo que parecerá por las escrituras y pape-
les que judicialmente envié compulsados y por lo que va sin más autoridad que
decirlo yo, que queda originplmente en mi poder a que me remito y darle cuenta
siempre que se me pida. Y por haber recibido el papel de los doscientos
pesos (que hizo don Manuel Zorrilla de Velasco) tan sin reparo, procediendo
del concierto que contiene las escrituras y dejándomele sin hacerle yo y aún
mesmo tiempo sustituidos dos poderes de su Provincia, y Universidad, y
orden para que atendiese haber si dicho don Manuel Zorrilla asistía a su
obligación y en caso de no lo hacer se revocase los que tenía, me pareció que
no era posible que persona de sus obligaciones, habiendo sido sindicado judi-
cialmente de omisión y retención de maravedís que negaba y que había ajus-
tado, para que cesase mayor escándalo, había de procurar evadirse de tal
sindicación con el desempeño de la asistencia, que tan justamente debía poner,
guardé los papeles hasta que me hallé en ocasión con el relator don Andrés
de Ángulo, ante quien pasaba y con don Fernando de Aro, agente fiscal, que
se lamentaba de ver perdido el negocio ciel legado de Pedro Crespo Suárez,
acusada la rebeldía por no haber respondido, ni contradicho en manera algu-
128
na, a cosa de lo alegado por parte de la Compañía y que estaba concluso
y con orden de que al día siguiente, el primer pleito que se pusiese en tabla
fuese éste; y habiéndolo entendido les di cuenta de lo que pasaba y dispuse
revocar los poderes a dicho don Manuel Zorrilla, que respondió no quería
usar de ellos y originalmente para en mi poder asi y los sustituí en procurador,
y di petición cuando el relator estaba para hacer relación, representando la
malicia y encono del agente que había corrido con esta materia, la calidad de
ella, los daños y perjuicios que se causaban de no oirse al Colegio de Santo
Tomás que litigaba, y todo lo demás que para este efecto convenía decirse,
y que contradecía la vista y determinación, para que no le parase ningún per-
juicio y para que todo se obrase, pedí se me entregase el pleito por 15 días
para llevarlo a mi abogado que satisfaciese a todo y se pudiese hallar a la
vista y fué necesario todo, y hallarme allí, en que la palabra dije más para
que el consejo me mandase entregar el pleito, y desde aquí le proseguí a mi
costa y misión, como dejo referido y causado tales efectos.
Y porque avisé al Padre Presentado Fray Luis de Mesa, que había hecho
reconocer el papel a don Manuel Zorrilla de Velasco, y que de su contesto ape-
laba, aún a serle deudor de él y así lo daba a entender en su reconocimiento y
que no le había fecho ajustado al trato de la escritura (de que envió tanto) ni
tenía otra razón, por donde se le pudiera reconvenir, me envió el poder que
va compulsado, por donde parece que el efecto de los 1,500 pesos, era tocante
a la Universidad, no puedo dar más razón tocante a ésto. Vuestra ilustrísima,
con altísimo juicio la dará como se debe entender, mandándolo ver todo yordenándome lo que fuere de su maytír servicio y si convendrá seguir este
pleito, sobre esos 200 pesos.
Parece, señor, que por mi*mucha incapacidad no me habré sabido dar
a entender por los términos que baste a que vuestra ilustrísima conozca que
no he faltado a mi obligación, y que es cierto me he pasado mucho más adelan-
te y que lo que está de sobra es las muchas asistencias que he tenido para ello
y que si hubiese noticias de su principio, en los señores de esa Real Junta,
o quien se las hubiese participado, no se me hubiera negado la justa corres-
pondencia; y es cierto que la apelación de la mala correspondencia la tenía
diferida, para cuando se formase, como ahora la interpongo en aquella vía
y forma que mas haya y sin ser molesto;porque si hubiera de decir y repre-
sentar por menor los pasos, inteligencia y gastos que he puesto en el discurso
de 18 años, que ha que lo asisto, seria hacer un proceso muy dilatado y molesto
a vuestra Ilustrísima, y todo lo dejo a su justa y pía consideración, para que
sea servido de honrarme y hacerme merced y mandar se de providencia, para
la satisfacción tan justa, que por los servicios hechos a esas Provincias,
en la consecución de Universidad merezco, y en que no pongo punto con
señalamiento de costas ni gastos por menor, ni había de remitir libro de cuenta
y razón, pues no le tiene ninguno de mi profesión y creo que hay en esa ciudad
129
quien pueda informar bien de mi desinterés, -sólo pongo que por haberlo sido
tanto me hallo hoy bien alcanzado : vuestra ilustrisima, lo mandará ver yproveer en todo como espero de su grandeza, cuya vida guarde Nuestro Señor,
como puede y he menester, etcétera. Madrid y diciembre 31 de 1685. (f) D.
Phelipe de Escobar. (Rúbrica.)"
PETICIÓN
"Phelipe de Escovar, vecino de esta Villa, agente de negocios en el Real
Consejo de las Indias, en virtud del poder que tengo de ta Universidad Real,
con título de San Carlos, fundada en la ciudad de Santiago de los Caballeros
de Guatemala, de los Reinos de Nueva España de Indias, digo que conviene
al derecho de dicha Universidad y de la Real Junta de ella, formada por su
majestad, para todo lo tocante y concerniente al útil y beneficio suyo, que el
presente escribano de provincia, como sucesor en el oficio y papeles que que-
daron, por fin y muerte de Cristóbal de Badarán, escribano que fué de pro-^
vincia, en cuyo oficio paran los registros de escrituras públicas, que pasaron
ante Baltasar de los Reyes, escribano de su majestad, que residió en él, me de
un tanto autorizado y en mandata que haga fe, de un poder que parece otorgó
ante el dicho Baltasar de los Reyes, el Padre Presentado Fray Luis de Mesa,
del Orden de Nuestro Padre Santo Domingo, que vino a esta corte, como pro-
curador general de su Orden y Provincia de Guatemala, a favor del Padre
Predicador Fray Bartolomé Hidalgo y en su ausencia al Padre Maestro Fray
Juan del Castillo, del dicho Orden, que residían en el convento de San Pablo
de la ciudad de Sevilla, para que cobrase del capitán Sebastián de Arria y otras
personas, tres mil pesos de a ocho reales de plata doble, que le había remitido
el Padre Maestro Fray Juan de Quirós, Provincial de dicha Provincia de Gua-
temala y Chiapa, su fecha de dicho poder en Madrid a cuatro días del mesde octubre de mil seiscientos y sesenta y siete, Y asi mismo de una escritura
otorgada a favor de don Manuel Zorrilla de Velasco, vecino de esta Villa, de
cuantía de mil pesos en que transijió mil y quinientos pesos que les tenía
puestos por demanda había cobrado para los negocios tocantes a su Provincia,
otorgada ante dicho escribano, su fecha en veinte y ocho del mes de noviembre
del dicho año de sesenta y siete. Y asi mismo una escritura de obligación
otorgada ante dicho escribano, por el dicho don Manuel Zorrilla de Velasco,
a favor del dicho Padre Presentado Fray Luis de Mesa, de cuantía de tres-
cientos pesos, en el dicho día veinte y ocho de noviembre del dicho año de
sesenta y siete; todo ello signado y firmado, en manera que haga fe, que lo
quiero para remitir a dicha Real Junta y Universidad, por convenir así a su
derecho y para los efectos que más le convenga. A vuestra merced pido ysuplico lo provea y mande, interponiendo vuestra merced en ello en caso
necesario su autoridad y decreto judicial, para que valga y haga fe en juicio
y fuera de él cuanto ha lugar de derecho, que así es de justicia y que por
130
cabeza de dicha compulsa, vaya un tanto de este pedimento y del auto que a
él se proveyere, y que de todo se me den los duplicados que pidiere, por ser
como es para remitir a dichas Provincias la cual pido y en lo necesario, etcétera.
Phelipe de Escobar."
AUTO
"El presente escribano de provincia, sucesor en el oficio y papeles de
Cristóbal de Bardarán, difunto, escribano que asi mismo fué de provincia,
parando en su poder los registros de Baltasar de los Reyes, escribano de su
majestad que residió en dicho oficio, dé a esta parte el traslado de las escri-
turas que pide, signado y firmado en forma como lo pide y fecho su merced
interpone a ello su traslado y decreto judicial, cuanto ha lugar de derecho.
El Señor alcalde don Juan de Castro y Gallego, Caballero de la orden de Alcán-
tara, lo mandó en Madrid a doce de diciembre de mil seiscientos y ochentoi
y cinco años y lo señaló.
—
Alonso López de Vessa.
Én cumplimiento del auto original arriba inserto y del pedimento de
dicho Phelipe de Escobar, que todo queda original en mi poder, a que meremito, yo Alonso López de Vessa, escribano del Rey nuestro señor y de pro-
vincia, en su casa y corte, sucesor en el oficio y papeles de Cristóbal de
Badarán, ya difunto, en cuyo oficio paran los registros de escrituras públicas,
que pasaron ante Baltasar de los Reyes, escribano de su majestad que residió
en él, hice sacar y saqué del registro que ante él el referido pasaron y están
juntas en un registro que empezó desde el año de sesenta y seis hasta el de
sesenta y nueve, las que por el pedimento se pide y dicho auto se manda que
su tenor es como sigue,"
PODER
"Sépase por esta escritura de poder, como yo el Padre Presentado Fray
Luis de Mesa, de la Orden de Nuestro Padre Santo Domingo, Procurador
General de la Provincia de Guatemala y Chiapa, en el reino de las Indias.
Otorgo que doy todo mi poder cumplido, tan bastante como de derecho se
requiere y es necesario para valer, a el Padre Predicador General Fray Barto-
lomé Hidalgo y en su ausencia al Padre Maestro Fray Juan del Castillo, de
la dicha Orden que residen en el Real Convento de San Pablo de la ciudad
de Sevilla y a cada uno de ellos insolidum, especialmente para que en mi
nombre y representando mi persona, reciban y cobren del capitán Sebastián
de Arria o de los maestros de la capitana y almiranta que han venido en la
flota de este presente año, tres mil pesos de a ocho reales de plata doble,
que al dicho capitán Sebastián de Arria le ha remitido el Padre Maestro
Fray Juan de Quirós, Provincial de la dicha Provincia de Guatemala y Chiapa,
por libres de costo y costas, para que me los entregue como parece de los
conocijmientos fechos en la Vera Cruz, Y asi mismo hallan, reciban y cobren,
131
de cualesquiera personas que sean, otras cualesquiera cantidades, que en
especie o reales me vengan remitidos en la dicha flota o en los galeones que
se esperan, y de todo ello otorguen las cartas de pago necesarias, a favor de
las personas que los entreguen, finiquitos, gastos con cesión y renunciación
de leyes de la entrega y demás del caso, no pareciendo de presente por ante
escribano que de ella de fe, las cuales valgan como si yo las diese y otorgase
y a ellas presente fuese y si en razón de la cobranza fuere necesario, parezcan
antes cualesquier justicias de su majestad, que convengan y hagan autos,
pedimentos, requerimientos, protestaciones, juramentos, apelaciones, consen-
timientos, pidan ejecuciones, prisiones, embargos y remates de bienes, tomen
posesión de ellos, pidan pruebas, términos, traslados, presenten testigos, pa-
peles y cobranzas y todo género de prueba, aleguen y concluyan, pidan yoigan sentencia o sentencias interlocutorias y definitivas, y a las de mi favor
concientan, apelen y supliquen de las de contrario ^y sigan las apelaciones
y súplicas en todas instancias y hagan todos los demás autos, y diligencias
judiciales y estrajudiciales que convengan y de derecho se deban hacer e yo
haria presente siendo, que para todo ello les doy este poder, con libre gene-
ral administración y facultad de que lo puedan substituir, para en cuanto a
pleitos y no en más y les relevo y a sus sustitutos en debida forma y a la
firmeza de lo que en virtud de este poder fuere fecho, obligo mis bienes ^habidos y por haber, en cuyo testimonio lo otorgué ante el presente escribano
y testigos, en la Villa de Madrid a cuatro días del mes de octubre de mil yseiscieníos y sesenta y siete años, siendo testigos Martín de Badarán y Miguel
Matones y Jerónimo de Parraga, residentes en esta Villa y el otorgante que
yo el escribano doy fe y conozco, lo firmó de su nombre.
—
Fray Luis de Mesa.—Ante mi, Baltasar de los Reyes, Escribano."
ESCRITURA DE CONCIERTO
"En la villa de Madrid a veinte días del mes de noviembre de mil seis-
cientos y sesenta y siete años, ante mí el escribano y testigos, pareció el Padre
Presentado Fray Luis de Mesa, Procurador General y Definidor de la Pro-
vincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, de la orden de Predicadores,
residente en esta villa, a quien doy fe conozco, en nombre de los Reverendos
Padres Provinciales y Definidores de dichas Provincias y en virtud del poder
que le otorgg.ron, para la cobranza de todos los maravedís, que en cualquiera
manera se deben, por cualesquiera personas a todos los conventos de su orden
de dichas provincias, que pasó ante Miguel de Ocampo, escribano de su
majestad, su fecha en la ciudad de Santiago de Guatemala, en diez y nueve
días del mes de junio del año pasado de mil y seiscientos y sesenta y cinco,
y para hacer cualesquiera sueltas, quitas o esperas de lo que se les debiere y
otras cosas, que yo el escribano doy fe le he visto y original está presentado
en el pleito que el dicho Padre Fray Luis de Mesa, sigue contra don Manuel
132
Zorrilla de Velasco, vecino de esta villa, ante el señor alcalde don Pedro de
Salcedo, y Cristóbal de Badarán, escribano de provincias, sobre la cantidad
de maravedís que adelante se dirá, cuyo traslado del dicho poder entrega al
dicho don Manuel Zorrilla de Velasco. Y del dicho poder usando dijo que
por cuanto ante el dicho señor alcalde y el dicho escribano, pasó demandaa el dicho don Manuel Zorrilla, sobre que se pagase mil y quinientos pesos
de a ocho reales de plata cada uno, que por el año pasado de mil seiscientos
y sesenta, el Padre Fray Francisco Morcillo, Provincial que fué de la dicha
Provincia y Orden, remitió a la ciudad de la Vera Cruz, a poder de Diego
Díaz de los Pozos, escribano del cabildo de la dicha ciudad, por mando de
Francisco de Cacero, procurador de la audiencia de Guatemala, para que
en la primera ocasión los remitiese a estos reinos de España, a poder del
dicho Manuel Zorrilla de Velasco su correspondiente, para que los tuviese
a orden y disposición de la dicha Provincia y Provinciales de ella, para los
negocios que se le ofreciesen. Los cuales dichos mil y quinientos pesos, el
dicho Diego Díaz de los Pozos, entregó a Vicente Pulido en virtud de poder
del dicho don Manuel Zorrilla de Velasco y el suso dicho se ha pretendido
librar de la paga de los dichos mil y quinientos pesos, por decir que el poder
que dio a el dicho don Vicente Pulido, fué para la cobranza de otras cantidades
y no se comprendía en él los dichos mil y quinientos pesos y que además de
ello se le debía satisfacer los fletes y averías, de cuatro mil pesos que antes
había entregado a el Padre Fray Fernando de Caraval, procurador anterior
de dicha Provincia en esta corte, de que no se le había dado satisfacción yestando el dicho pleito recibido a prueba, sobre lo alegado por una y otra parte,
por la del dicho don Manuel Zorrilla de Velasco, se le ha pedido que en aten-
ción a ello y a que el dicho don Vicente Pulido faltó a su crédito y está impo-
sibilitado de la paga de los dichos mil y quinientos pesos y aunque sea de su
obligación el pagarlos, no los espera cobrar del dicho don Vicente Pulido ycaso que los cobrase se le debía hacer descuentos de los fletes y averías de
ellos, juntamente con lo que importasen los dichos cuatro mil pesos de suso
referidos y le ha referido el pagarle mil pesos en esta manera, los quinientos
de ellos luego de contado y los trescientos pesos que le hará obligación, para
pagárselos para de hoy día de la fecha de esta escritura en un mes y los dos-
cientos pesos restantes que se han de quedar en poder del dicho don ManuelZorrilla de Velasco, para diferentes negocios de la dicha Provincia, que le tiene
comunicados el otorgante, de que el dicho don Manuel Zorrilla le ha de hacerpapel aparte de declaración de ello. Y atendiendo a las razones y causasreferidas y a que los pleitos son largos, costosos y dudosos ha venido en ello,
por tanto por el tenor de la presente, otorga recibe del dicho don ManuelZorrilla de Velasco los dichos mil pesos de a ocho reales de plata cada uno,
los quinientos pesos en contado, en presencia de mi escribano y testigos deesta escritura y que doy fe los recibió y pasó a su poder, realmente y con
133
efecto y de ellos le otorga tan bastante carta de pago como a su derecho con-
venga. Y los trescientos pesos en una escritura de obligación que el dicho
don Manuel Zorrilla de Velasco, hoy dicho dia por ante mi el escribano ha
otorgado a favor del otorgante, para se los pagar de hoy dia de la fecha en
un mes. Y los doscientos pesos restantes que quedan en poder, del dicho
don Manuel Zorrilla de Velasco, para los negocios de la dicha Provincia, de
que le ha hecho papel como queda referido y con los dichos mil pesos de a
ocho reales de plata cada uno, fletes y averias de las cantidades referidas,
se da por contento y satisfecho de todos los dichos mil y quinientos pesos
y por libre a el dicho don Manuel Zorrilla de Velasco de la demanda y le
remite y perdona los quinientos pesos restantes y se desiste y aparta del dicho
pleito y se obliga y obliga a la dicha Provincia a que en ningún tiempo sobre
ello pedirán costa alguna a el dicho don Manuel Zorrilla de Velasco, ni a sus
herederos y si lo hubieren o intentaren no sean oidos en juicio ni fuera de él,
antes condenadas en costas y desde luego da por rota y cancelada la dicha
demanda y pleito de suso referido y demás papeles e instrumentos que lo jus-
tifiquen, para no usar de ellas en manera alguna y al cumplimiento obliga los
bienes y rentas de las dichas Provincias, habidos y por haber y para su eje-
cución dio poder a todas las justicias que de sus causas, puedan y deban
conocer, donde les sometió y renunció su fuero,' jurisdicción y domicilio y la
ley set combenerit de jnrisdiccione omninm jndicum y lo recibió por senten-
cia pasada en cosa juzgada y renunció todas las leyes, fueros y derechos de su
favor y la que prohibe la general renunciación de ellas y el capitulo oduardas
suan de penis y lo otorgó en forma y firmó de su nombre, siendo testigos
don Antonio de Mesa y Ayala y Pedro Martinez del Valle y Guillermo Car-
pintero, residentes en esta corte.
—
Fray Lnis de Mesa.—Ante mi, Baltasar de
los Reyes, Escribano."
ESCRITURA DE OBLIGACIÓN
"Sépase por esta escritura de obligación, como yo don Manuel Zorrilla
de Velasco, vecino de esta villa de Madrid, otorgo que debo y me obligo de
dar y pagar a el Padre Presentado Fray Luis de Mesa, de la Orden de Predi-
cadores, Procurador General de la Provincia de Guatemala y Definidor de ella
o a quien su poder hubiere es a saber, trescientos pesos de a ocho reales de
plata cada uno, los cuales con por razón y de resto de mil pesos en que ajus-
tamos los mil y quinientos pesos, porque me tiene puesta demanda, ante el
señor alcalde don Pedro de Salcedo y Cristóbal de Badarán, escribano de
134
Provincia, que en la ciudad de la Vera Cruz de orden del Padre Fray Francisco
Morcillo, Provincial que fué fie dicha Provincia, se entregaron a Diego Díaz
de los Pozos, escribano del cabildo de la Vera Cruz, para que me los remitiese
y el suso dicho los entregó a don Vicente Pulido, para dicho efecto, el cual
faltó a su crédito y dejo de entregármelos, por cuya causa nos hemos ajustado
en los dichos mil pesos, de que Tne doy por contento y entregado a mi volun-
tad, sobre que renuncio las leyes de la entrega, prueba de la paga, ejecución
de la pecunia, dolo y engaño y me obligo de le dar y pagar los dichos trescien-
tos pesos de a ocho reales de plata cada uno, para hoy día de la fecha de esta
escritura en un mes, puestos y pagados en esta Villa, en poder del suso dicho
o de quien el suyo hubiere y sino pagare al dicho plazo y fuere necesario
salir de esta Villa, a la cobranza a donde yo estuviere y tuviere bienes, pagaré
a la persona que a ella fuere seiscientos maravedís de salario en cada un día
de los que en ella se ocupare de ida, estada y vuelta, por los cuales se mepueda ejecutar como por el principal y para saber los días que son, basta ej
juramento de la tal persona, en que desde luego lo difiero, sin que sea nece-
sario otra prueba, de que le relevo y a el cumplimiento renuncio la pragmá-
tica que prohibe los salarios y obligo mi persona y bienes muebles y raíces,
habidos y por haber y para su ejecución doy poder a todas las justicias de su
majestad, en especial a los señores alcaldes de su casa y corte, donde mesometo y renuncio mi fuero, jurisdicción y domicilio y la ley sít combenerit
de jiirisdiccione omnium judicum y lo recibo por sentencia definitiva de
juez competente, pasada en cosa juzgada y renuncio todas las leyes y derechos
de mi favor y la que prohibe la general renunciación, de ellas, en cuyo
testimonio lo otorgué ante el escribano y testigos, en la Villa de Madrid a
veinte y ocho días del mes de noviembre de mil y seiscientos y sesenta y siete
años, siendo testigos don Antonio de Mesa y Ayala y Pedro Martínez del Valle
y Jerónimo Carpintero, residentes en esta corte y el otorgante que yo el
escribano doy fe conozco, lo firmó de su nombre.
—
Manuel Zorrilla de Velas-
co.—Ante mí, Baltasar de los Reyes, Escribano.
El traslado de dicho pedimento, auto y escrituras arriba insertas, va
cierto y verdadero y concuerdan con las del dicho registro de escrituras pú-
blicas, que pasaron ante Baltasar de los Reyes, escribano, conque se cote-
jaron y concertaron y para al presente en mi poder y oficio y fueron testigos
a lo ver sacar, corregir y concertar, Antonio Crespo, Manuel Centeno y ManuelCalange del Campo, residentes y vecinos de esta Villa de Madrid en ella a
catorce de diciembre de mil seiscientos y ochenta y cinco años. Y lo signé
en testimonio de verdad.—(f) Alonso López de Vessa. (Rúbrica.)"
135
CAPITULO XXXVII
Don Felipe de Escobar continúa su información sobre los asuntos
de la Universidad
"En lo tocante al legado de Sancho de Barahona y doña Isabel de Loayza,
su mujer, de 100 ducados aplicados para una de las cátedras que en la funda-
ción de su mayorazgo le dejaron gravado, pasan de diez las diligencias que
he hecho hacer en la Extremadura, para el apeo de los bienes sobre que está
fundado y reconocer su poseedor, que anda mudando hitos en diversas partes,
hasta que vino a la Villa de la Parra, donde se le ha interpelado y niega el que
su mayorazgo, esté afecto ni obligado a semejante pensión, y como no le
puede poseer, sino tiene los instrumentos de su fundación, se le ha requerido ,
los muestre y no ha habido remedio el hacerlo y de una parte se pasa ha
costado mucho trabajo y gastos. Llámase el poseedor don Francisco|
Barahona Loayza, y ahora estoy disponiendo pedimento contando el caso y las I
diligencias fechas (al consejo) para que sea servido de mandar se despachej
cédula de su Majestad, con comisión especial para que vaya a la cobranza 1
y con invision a todos los consejos, tribunales y chancillerias, porque es
del partido de las órdenes, donde él reside y del distrito de la Chancillcria de
Granada, reservando las apelaciones para el consejo y es cierto, ha de pro-
ceder grande alivio a la Universidad en su cobranza y hay bienes cuantiosos
para hacerla y mediante a que por su negativa, parece no se ha cobrado este
legado muchos años ha, ni le ha pagado y su fundación es de el año 15,
de que se saca no he tenido ni tendré oítiisión en todo lo que pertenezca a su
mayor aumento.
Don Diego Ignacio de Córdova me ha dado quinientos 4)esos. Los 200
que tan piadosamente me mandó dar la junta, por mi ocupación, desvelo
y gastos y el deseo de conseguir Universidad, de 18 años sobre que remití
autos en el aviso pasado, por donde consta que por tener noticia llegó a salva-
mento excuso duplicarlos ahora; y creo cabrá esta cantidad, en la que vuestra
ilustrísima, fuere servido de mandarme librar por todo y los 500 que dejo|
referidos, vinieron en la flota de el cargo del general don Diego de Saldívar.
Vuestra ilustrísima avisará a don Diego Ignacio lo tiene por bien, que de lo
restante de los 2,000 pesos dará cuenta, y en ella, dos partidas de a 200 pesos
por mitad, al rector, por haber despachado las constituciones y al agente
fiscal, por habérselas reconocido y despachado con el señor fiscal, habién-
dole hoy dado al relator, para los escribientes de las copias y al agente, con
poca diferencia, de Iq que parecía le debía dar antes que viniesen los dos mil
pesos porque ya estaba todo en estado y me alegro que haya sido tan justo,
como don Diego Ignacio informará y de los demás gastos que hubiere tenido,
que todo me sacará de empeño, en lo que tengo insinuado, en tanto tiempo de
136
la prosecución de esc negocio y gastos de él, porque hasta aquí no han sido
relator ni agente, los que hoy son ni se han hecho memoriales ajustados ytodo se ha hallado hecho, por mi asistencia y trabajo.
También doy cuenta como en los memoriales que di, expresé que era
muy de la real atención y piedad de su majestad, el que al cabo de algún
tiempo, que los catedráticos se ocupasen, se les honrare con plazas de las
audiencias de Indias; y se resolvió a la letra como lo pedí, sirviendo 5 años,
y porque expecifiqué tenía orden para que se les diese a cada uno mil pesos,
para su pasaje, les he dicho hagan diligencia en Sevilla o Cádiz, de quien
se los dé, que yo obligaré en virtud de el poder de la Universidad, a su paga
y satisfacción y hacen la diligencia y la han hecho en esta forma, con donDiego Ignacio de Córdova y se ha negado a todo, que es cierto yo no lo hiciera
hallándome con su posible y porque no desconfiara ni lo haré del crédito
de la Universidad : vuestra ilustrísima será servido de mandarlo ver y en lo
que le suplico hacer y proveer, lo que hallare ser justo y debido en la estima-
ción de su grandeza, cuya vida guarde nuestro Señor como puede y ha menes-ter la estabilidad y propagación de esa Real Universidad, en el mayor servicio
de su majestad, etcétera.
—
Madrid y mayo 8 de 1686.
Y porque es muy esencial y no es justo dejar de participar a vuestra se-
ñoría ilustrísima, el todo, aviso que en conformidad del poder que tengo e
instrucción del señor don Francisco de Sarassa y Arce, como juez presidente
rector de la Real Universidad y del capitán don Antonio de Medina Monjarráz,tesorero síndico de ella, di memorial para que lo que en ella se refiere, encuanto a que se envíe orden que el caudal, conque se halla la Universidad,
que son 22 mil 300 pesos, y que podrá juntar hasta 30 mil, envíe orden su
majestad para que de los justos impuestos en la real caja de esa corte y seande menos perjuicio se rediman y subroguen en su lugar, dicha cantidad para
que se aseguren y caso que así no se haga, se impongan de nuevo y que paraello se envíe facultad-; habiéndose visto por los señores del consejo, fueronservidos de mandar se haga así, de que se enviará despacho en forma. Ymandaron, pareciendo cosa nueva estas imposiciones antecedentes y para
enterarse en que casos o por que razón se había hecho, se informase de todo ;
y para la impetración de la bula, se han sacado despachos que he dejado
correr por mano de don Diego Ignacio de Córdova, como curial de Roma,sujetándome al orden de vuestra ilustrísima, por haber menospreciado mi
cuidado y solicitud y enviándole a su mano el caudal para ello, que ya se ve
la mortificación que en todo habré tenido y tengo con toda resignación, en lo
que depende el arbitrio, aunque no se debía desconfiar de mis procedimientos
y me ha de perdonar vuestra ilustrísima, diga con este sentimiento aunque
137
no use el darle a entender, que don Diego Ignacio no tiene más partes, calidad,
ni inteligencia en papeles que yo y que no soy culpable en no tener sus medios,
pues nuestro Señor, por sus justos juicios, lo reparte como es servido y con-
siento desde luego, que se le de traslado de esto, para ver que responde
de ello.
Suplico a vuestra ilustrisima, sea servido de perdonarme el representarle
este sentimiento y me mande todo lo que más fuere de su servicio, cuya vida
guarde Nuestro Señor como, puede y deseo para que me honrre y haga
merced.
Espero que para 22 de junio, que está señalada la partida de flota, habrán
venido las bulas, y puede ser se dilate más la partida, conque irá todo vper-
fecto que para mi será la mayor felicidad y logro de mi trabajo, puesto todo
a los pies de vuestra ilustrisima que atenderá a lo que le tengo suplicado, con
el aprecio que si mismo se debe, etcétera.
Continúo en expresar los antecedentes por esta a la letra que va en las
naos de azogues a que se ha reducido flota, en que va el señor don Melchor
Portocarrero, Conde de la Conclova, por virrey y todo lo ha causado el haber
el francés, puesto sitio al puerto de Cádiz, con armada muy crecida, sin haber
designio cierto, sin haber dejado salir nuestra armada de la bahia, ni entrar
ni salir ningunas otras naos de ninguna nación sin apresarlas. Y ahora ha
levantado este sitio y a toda diligencia parte eí Virrey, quiera Nuestro Señor
darle feliz viaje.
Las bulas no han venido el día de hoy que es cuando se cierra el pliego.
Y asi no se me puede culpar de omiso, puesto que corren por mano de don
Diego Ignacio y los catedráticos no me parece van en esta ocasión, según
tengo entendido, por no tener conque aviarse ni haber querido darlo ninguno,
ni haber podido yo usar de esta diligencia, atendiendo a que la Junta hizo
elección de don Diego Ignacio, en fe de que es persona que suplirá lo que
fuese necesario, para el beneficio mayor de la Universidad, que asi me lo han
referido de allá, para constar que no se me hacia agravio; los demás despa-
chos que no tienen costos graves van, porque es menester en que hoy no había
de perder punto en sxjlicitarlo y por ahora no canso, ni refiero más a vuestra
señoría ilustrisima, a quien guarde Nuestro Señor felices años, como puede
y sea servido de que se reciba conforme ha sido y es mi celo y cuidado. Etcé-
tera.—Madrid y junio 26 de 1686.—(f) D. Phelipe de Escobar.—B. L. M. de V.
S. lima. (Rúbrica.)
En Goathemala en diez y siete días del mes de octubre de mil y seis-
cientos y ochenta y seis años, habiendo visto estas cartas remitidas por don
Diego Ignacio de Córdova y Phelipe de Escobar, agentes en la corte, en virtud
de la instrucción y órdenes que se les enviaron, por la real Junta de Univer-
sidad de San Carlos, para sus negocios y dependencias, mando se pongan en los
autos de la materia. (Rubricado.)"
138
QUINTA PARTE
LLEGAN A GUATEMALA, PROCEDENTES DEESPAÑA, LOS PRIMEROS CATEDRÁTICOS
CAPITULO XXXVIII
Don José Ignacio de Córdova informa haberse aprobado las Constituciones
de la Universidad por el Real Conseio de Indias y envía los nombres de los
Doctores españoles que ganaron las oposiciones celebradas en la Península
con el objeto de proveer las cátedras de la Universidad guatemalteca
En el mes de octubre del año de 1686, la Junta Universitaria recibió una
comunicación de su Ptocurador en Madrid, señor don José Ignacio de Córdova,
cuyo texto es como sigue:
"Los navios de azogues a cargo del almirante Don Francisco Navarro,
llegaron a Cádiz a 27 de julio del año pasado y a mi mano dos cartas de vuestra
señoría, con fecha de 31 de julio de 84 y 19 de febrero de 85, y rindo a vuestra
señoría infinitas gracias, por la honra que me hace poniendo a mi cuidado el
fenecimiento de la aprobación de las constituciones que ha de guardar esa
Universidad y la expedición de la bula de erección y confirmación de ellas,
de que estaba encargado Phelipe de Escobar, remitiendo vuestra señoría para
los gastos de este negocio 2,000 pesos de a ocho reales de plata; y obedeciendo
lo que vuestra señoría me ordenaba, solicité en la Secretaría se llevasen al
Relator, asi las constituciones que vuestra señoría remitió al Consejo, como
lo respondido por el señor Fiscal y demás papeles concernientes a la apro-
bación de las constituciones; ejecutóse y habiéndose hecho relación en el Con-
sejo, se aprobaron con diferentes limitaciones. Hice se pusiera en limpio el
despacho y que se imprimiesen hasta 200 ejemplares, asi para que se repartie-
sen entre algunos señores, como para que vuestra señoría las pueda enviar a la
parte que tuviese conveniente. También solicité carta de su magestad para el
agente de Roma, a fin de que la Bula se impetrase con más brevedad, respecto
de que es a Patronato Real esa Universidad, para que ha días se envió por me-
dio de el agente del Rey, no he tenido noticia del estado que tiene. Y respecto que
no yendo la bula de su Santidad, no sirven los demás despachos del consejo,
me ha parecido suspender el remitirlos a vuestra señoría, en esta ocasión, rescr-
141
vándolo para el mes de septiembre, que saldrán dos navios al cargo del gober-
nador don Juan Thomas Miluti, que ha sacado permiso para ir de registro a
esa provincia, y entonces los remitiré en toda forma y daré a vuestra señoría
razón, así de lo líquido que cobré de los 2.000 pesos, como de la forma en que
los he distribuido y sólo diré los despachos del consejo que están en mi poder,
para que vuestra señoría se halle noticiado, que son aprobación de las consti-
tuciones, cédula permitiendo que la provincia del Santo Nombre de Jesús,
Orden de San Francisco, pueda tener cátedra de la doctrina de Escoto. Co-
misión al señor don Francisco de Sarassa para el buen cobro de los bienes
de la Universidad. Otra al fiscal de la Audiencia, sobre lo que ha de ejecutar
en las causas y pleitos que tuviere la Universidad; otra al obispo dándole
noticia de la provisión de algunas cátedras y encargándole asista a las juntas
y actos ; otra dando noticia al rector y claustro de lo resuelto en varios puntos
que estaban pendientes; otra para que se cobren y recojan las cantidades de
dinero que la Universidad tiene dadas a intereses y con ellas se rediman los
tributos y censos que hubiere en las cajas, subrogándose en ellos la Univer-
sidad ; otra a la Audiencia dándole noticia de todo lo que ha proveído y acor-
dado en las materias principales de la Universidad; otra para que el señor
presidente patrocine las pretensiones y causas de la Universidad; otra para
que al bedel, tesorero síndico y secretario se les asista con salarios de sus
ocupaciones, como se expresa en ella; otra al señor don Francisco de Sarassa,
dándole noticia de haberse aprobado las constituciones y gracias con 1.000
pesos de ayuda de costa, por lo que ejecutó; que son todas las cédulas que ha
parecido conveniente en el consejo, las cuales se remitirán a vuestra señoría
en la referida o canon de navios de Honduras. Las cátedras se proveyeron,
la de teología en don Joseph de Baños, deán de esa iglesia: ta de prima de
cánones en don Pedro de Ozaeta y la de leyes en el doctor don Bartolomé de
Amézqii^ta y la de medicina en el doctor don Miguel Fernández, todos me pa-
rece irán embarcados en dichas naos de Honduras y ahora concluyo rogando
a Nuestro Señor, prospere a vuestra señoría dilatados años. Madrid 20 de
junio de 1686.-^ B. L. M. de V. S.—(f) D. Diego Ygnacio de Córdova. (Rú-
brica.) ""'^^^^WlKSf
"Póngase con los autos de la materia y remítase al señor licenciado don
Francisco de Sarassa.
Lo cual proveyeron los señores de la Junta de la Real Universidad, señor
don Enrique Enríquez de Guzmán, de la orden de Alcántara, presidente;
ilustrísimo don Fray Andrés de las Navas y Quevedo, Obispo de esta ciudad;
doctor don Antonio de Navia Bolaños, oidor, en esta Real Audiencia, habién-
dose escusado de asistir el señor doctor don Pedro de Barreda, fiscal, en ella,
en Goathemala en catorce días del mes de octubre de mil y seiscientos y ochen-
ta y seis años.—Ante mí, (f) Br. Ygnacio del Mármol, Secretario. (Rúbrica.)"
142
"Póngase con los autos de la materia y tráiganse en junta de 11 de mayo
de 1686. Señores presidente y oidores don Francisco de Sarassa y don Diego
Ibáñez Faría y fiscal don Pedro de Barreda."
CAPITULO XXXIX
£1 Procurador en la corte áú cuenta a las autoridades universitarias de las
oposiciones celebradas en España» para proveer las cátedras de la Univer-
sidad de San Carlos ^
El dia 17 de octubre de 1686, las autoridades universitarias de Guatemala
recibieron dos cartas de don Felipe de Escobar, Agente de Negocios de la
Universidad con residencia en Madrid, mediante las cuales daba cuenta de su
actuación en favor de los asuntos universitarios. Asimismo, anunciaba en
una de ellas los nombres de los catedráticos españoles que habían salido ven-
cedores en las oposiciones celebradas en España, con el fin de proveer, defini-
tivamente, las cátedras que aún estaban vacantes en la Universidad de SanCarlos. El texto de las cartas es como sigue
:
"En este que se cierra miércoles 8 de este mes, me ofrece dar cuenta a
vuestra ilustrisima de lo que ha pasado y en el estado en que se hallan las mate-
rias tocantes a Universidad y es : que habiéndose visto en el consejo, finalmente
lo pedido por mí en virtud de su poder, se resolvió el enviar a las Universidades
de España, para que se enviasen sujetos a la oposición de las cátedras de
cánones y leyes y vinieron personas, como pertenecían al crédito de dichas
Universidades de Salamanca, Alcalá y Santa Cruz de Valladolid y con el con-
sejo pleno que concurrió, se leyeron punios de 24 horas en diferentes días,
con gran concurso, en sala mayor abiertas las puertas, asistiendo de todos
estados, eclesiásticos y seculares y los mayores abogados de la corte y comocosa que no había noticia, se hubiese hecho en el consejo, cada día había
mayor concurso y duró mucho, porque no se negó a ninguno de los que concu-
rrieron a la oposición, y es cierto que cada uno merecía cátedra, según apro-
bación de todos y entre todos, fué servido el consejo y el señor Marqués de
los Veles, su gxjbernador, de dar la cátedra de cánones a don Pedro de Ozaeta
y la de leyes a don Bartolomé de Amézqueta, de que se saca y conoce con
evidencia aventajaron a todos y de cuan grande estimación deben ser en esa
Universidad. Y que con su enseñanza producirán discípulos, que puedan
parecer y tener aplausos y créditos en todas las Universidades, y lo bien reci-
bidos que serán por esa, por ser tan beneméritos; y para la de medicina se
remitió al Protomedicato de su Majestad, donde se resolvió era idóneo ycapaz de serlo el doctor don Miguel Pérez, que con su parecer y votos, se
aprobó por el consejo. Y porque cuando fué la cédula de erección de Univer-
143
sidad (en tiempo que el señor don Fernando de Escobedo, Gran Prior de
Castilla y León, de la Religión de San Juan, siendo presidente de esa Audien-
cia, su gobernador y capitán general, de toda esa provincia) se nombraroncatedráticos a cuyos nombramientos hubo diferentes opositores y contradiccio-
nes, sobre que se enviaron al consejo autos y señaladamente por el doctor don
Joseph de Baños y Sotomayor, deán de la catedral de esa ciudad y visto se
mandó sobreseer en la determinación, hasta que viniesen las constituciones
y estando en este estado, para proveer sobre lo pedido por los opositores,
se ha determinado dar las cátedras de prima de teología escolástica, en pro^
piedad a dicho doctor don Joseph de Baños y Sotomayor y nombrarle, por
primer Rector de esa Universidad, que tan justamente ío merece y vuestra ilus-
trísima lo habrá experimentado en sus prendas y partes que le asisten y con-
fieso que se me podía recusar por su apasionado, aunque me releva el que
en mí no cabe pasión, sino conocimiento justo; porque ha que le conozco másde veinte y seis años y jamás he visto, oído ni entendido cosa en contrario y
he tratado y trato siempre verdad; y me refiero siendo necesario a que lo jure
y yo así lo juro y ha sido para mí de sumo gozo lo haya logrado y espero ha
de pasar adelante, por lo mucho que merece.
Y al señor don Francisco de Sarassa y Arce, le mandaron dar mil pesos
por vía y muestra de agradecimiento, de la ocupación de la rectoría; es de
mucho aprecio siendo determinación de el consejo en que no se supone lo mu-cho que yo le debo por el aprecio que ha hecho de mí y porque a otro ninguno
de los interesados en el crédito de que haya Universidad, que tanto trabajo
me ha costado, le debo ni una palabra de agradecimiento; si muchas obras
de agradecidos, que no hay razón justa para ello, pues otro ninguno lo ha
solicitado ni costeado.
Y espero, señor ilustrísimo, que esta mi justa queja sea oída haciendo
los reparos justos que pide y se explican en lo antecedente de ésta, que repro-
duzco en este nuevo aviso. Etcétera.—Madrid y Junio 26 de 1686.—(f) D.
Phelipe de Escobar —B. L. M. de V. S. lima. (Rúbrica.)"
La provisión de las cátedras de la Universidad de San Carlos, por profe-
sores españoles, la comenta el cronista Fuentes y Guzmán en la siguiente
forma : "No habiendo a la segunda vez que fueron llamados a oposición por '
los edictos que se fijaron, alguno que se opusiese a ella; y dádose cuenta
al Rey por el Arzobispo Virrey (de México) se tomó la resolución de que en
la Corte (caso no visto en ella, y por lo mismo más celebrado y para lo de
Guatemala sin ejemplar con otra Universidad alguna de toda la Monarquía)
se fijaron edictos; a cuya oposición concurrieron lucidísimos sujetos de Sala-
manca, que habiendo leído de oposición en la Sala Real y Supremo Consejo de
Indias, fueron nombrados para la cátedra de Prima de Cánones al Dr, Don
Bartolomé de Amézqueta; para la de Prima de Leyes al Dr, Don Pedro de
Ozaeta, con calidad de que habiendo leído cinco años, pasasen a obtener plaza
144
de Oidores de la Real Audiencia de Guatemala, en cuyo ejercicio entraron
después de los cinco años de sus lecturas y están en la Audiencia de este año
de 1698, ^^^ y continúan en la lectura de sus cátedras y en la misma ocasión se
nombró catedrático de Prima de Medicina al Dr. Don Miguel Fernández, que
era medico del Partido de Móstoles, pero llegados estos sujetos a Guatemala
y habiendo entrado a la posesión de sus cátedras, no pocos ni pequeños pleitos
se le movieron por los mismos, al Rector Dr. Don José de Baños y Sotomayor,
acerca de varios puntos que no es, por ahora del asunto, el escribirlos."
CAPITULO XL
Se aprueban las Constituciones y se nombra primer Rector de la Universidad
al Doctor Don José de Baños y Sotomayor
Habían transcurrido cinco años de la iniciación de los cursos universita-
rios, cuando llegó a la ciudad de Guatemala por el mes de octubre de 1686,
una real cédula fechada en Madrid el 9 de junio de ese año y en virtud de
la cual S. M. aprobaba, con ligeras reformas, las Constituciones de la Uni-
versidad de Guatemala, que el señor doctor don Francisco Sarassa y Arce
había escrito y remitido con fecha 17 de mayo de 1681, al Supremo Consejo de
Indias, En la misma cédula S. M. aprobaba también todo lo actuado por el
señor Sarassa y Arce en lo tocante a la construcción del edificio de la Uni-
versidad y la recaudación y cobros de rentas, y, asimismo, el rey namhrctha
como primer Rector de nuestra Universidad, en premio a sus servicios, al
doctor don José de Baños y Sotomayor. El texto de la citada cédula es como
sigue
:
"Por cuanto, por cédula mía de 31 de Enero de 1676 tuve por bien con-
ceder licencia a la ciudad de Santiago de Guatemala, para la fundación de
una Universidad en el Colegio de Santo Tomás de Aquino en ella, con dife-
rentes bienes y rentas, y como en efecto se erigió con título y advocación de
San Carlos, que es de mi Real Patronato. Y después por otra cédula de 6 de
julio de 1680 mandé se formasen los Estatutos y Constituciones para su mejor
gobierno, en cuya ejecución el Licenciado Don Francisco Sarassa y Arce,
Oidor de Mi Audiencia Real de las Provincias de Guatemala y Superinten-
dente de la dicha Universidad, en carta de 17 de mayo de 1681 dio cuenta del
(I) Año en que escribió esta relación el cronista don Antonio Fuentes y Guzmán,
145
estado de ella y de sus bienes y rentas y, juntamente, remitió, las Estatutos
y Constituciones que hizo y formó. Y habiéndose visto en mi Consejo
Real de las Indias con los papeles antiguos y modernos, cartas e infor-
maciones de la Audiencia y Obispo de Guatemala, y los autos que en razón
remitió el Oidor Superintendente Don Francisco Sarassa y Arce, con dife-
rentes representaciones : y sobre todo lo que dijo el Licenciado Don Diego Val-
verde y Orozco de mi dicho Consejo, siendo Fiscal de él, y conferidose la
materia —con atención que requiere su gravedad e importancia— se proveyó
en veinte de febrero de este presente año de mil seiscientos ochenta y seis
el auto del tenor siguiente
:
"Que se aprueba todo lo obrado por el Lie. Don Francisco Sarassa y Arce,
Oidor de la Audiencia de Guatemala, asi en cuanto a lo material de la fábrica
de la Universidad, recaudación y cobro de sus rentas, como todo lo demásque no fuere contrario a lo expresado en esta resolución. V también se aprue-
ban y confirman las Constituciones hechas para la dicha Universidad, con
las calidades, adiciones y limitaciones que se les han hecho. Se confirman,
con calidad que nunca pueda ser Rector de dicha Universidad Oidor ni Fiscal
de la Audiencia, en conformidad de lo dispuesto sobre su prohibición, por
cédula de ocho de febrero de mil seiscientos y cuarenta y seis, por la Univer-
sidad de México; y pirra primer Rector desde luego se nombra al Doctor Don
Joseph t/e Baños, Deán de la Catedral de Guatemala, en atención a su virtud,
méritos, letras y grados; cual ejerza esta ocupación el tiempo estatuido por
dichas Constituciones."
"En cuya conformidad, por la presente confirmo y apruebo en la forma
referida las Constituciones y Estatutos que aqui insertamos, para que se eje-
cuten con las declaraciones, adiciones y limitaciones contenidas en el auto
proveído por los del dicho Consejo que aquí va incorporado, según se expresa
en él, reservando, como reservo en mí y en mis sucesores, el poder alterar,s
corregir y enmendar las dichas Constituciones y añadir otras de nuevo, siem-
pre que convenga. Y mando a mi Presidente y Oidores y otros jueces y
justicias del distrito de mi Audiencia de Guatemala y otras cualesquiera per-
sonas a quienes en cualquier manera tocare lo contenido en dichas Consti-
tuciones. Y ruego y encargo al Rector y Claustro de la dicha Universidad,
que lo guarden, cumplan y ejecuten, y hagan guardar, cumplir y ejecutar
—en todo y por todo— según y conforme el referido auto. Y en la reforma-
ción, ampliación y declaración en él expresado, sin que contra él, ni parte
alguna vaya, ni pase, ni consienta ir, ni pasar en manera alguna, que así es
mi voluntad y conviene al servicio de Dios y mío. Fecha en el Buen Retiro
a 9 de Junio de 1686 años.
—
Yo el Rey.—Por mandado del Rey Nuestro Señor,
Don Antonio Ortiz de Otalahora."
14-6
CAPITULO XLI
£1 Rector pide a la Junta que proceda a la formación del
Claustro universitario
Conforme a las Constituciones recién recibidas, debia existir en el seno
de la Universidad un Claustro universitario, pero para ello se tropezaba con
la dificultad de que las Constituciones lo daban ya por constituido. Y con el
propósito de salvar ese obstáculo que se oponia a la buena marcha del orga-
nismo universitario, su primer rector don José de Baños y Sotomayor dirigió
una comunicación a la Junta Universitaria, proponiendo la manera de solu-
cionar el problema planteado. En su nota el Rector decía:
"Ilustrísimos Señores
:
Habiéndose servido su Majestad —que Dios guarde— por Real Cédula
de 9 Junio de este presente año de ochenta y seis, de nombrarme por primer
Rector de la Real Universidad de San Carlos de esta ciudad y por otra Real
Cédula, con fecha del mismo día, se sirve S. M. dar noticia al Rector y Claus-
tro de dicha Universidad, de lo determinado sobre la confirmación de sus
Estatutos, administración de hacienda y nombramiento de algunos catedrá-
ticos en propiedad, suponiendo S. M, estar ya formado el Claustro de dicha
Universidad, como cuerpo y cabeza de ella, y tocar privativamente a vuestras
señorías ilustrísimas el de dar providencia para la formación de su cuerpo yclaustro, represento, lo que parece conveniente para su consecución. >
"El cuerpo total y Claustro pleno de la Universidad —^ilustrísimos seño-
res— se compone después de su cabeza, de Consiliarios, Diputados y Gra-
duados y para el nombramiento de aquellos e incorporación de éstos, es pre-
ciso —en el estado presente— intervenga el arbitrio de vuestras señorías ilus-
trísimas, sin guardar ni deber atender a los Estatutos enviados por 3- M.,
porque éstos son para después de formada la Universidad, pues, por ellos
mismos se ve no poderse observar ni practicar, sin estar antes formado el
Claustro, que es el que ha de cuidaj: de su observancia y si la primera forma-ción del Claustro ha de ser conforme a los Estatutos, nunca llegaría a tener
efecto, porque según ellos no hay bastantes sujetos en estas Provincias, ni
los que pueda haber en quienes concurran todas las calidades juntas quepiden para entrar en él.
"Para Consiharios y Diputados, piden los dichos Estatutos, graduados enGrados Mayores, de todas las Facultades y graduados por esta Universidado por la de Salamanca, Alcalá, Valladolid, México o Lima, con exclusión degraduados por otras Universidades y Colegios de Religiosos, cerrando a éstos
tan del todo las puertas para la incorporación que no los admitan, si no hicie-
ren todos los actos mayores y no pagaren al presente 800 pesos, de los cuales
147
la mayor cantidad ha de entrar en las Arcas de la Universidad. Con estas
calidades y circunstancias ¿cuando habrá sujetos para la formación primera?
Para que tenga, pues, efecto parece conveniente se sirvan vuestras señorias
ilustrísimas, con su acostumbrada providencia, de mandar aplicar medios
suaves y proporcionados, arbitrando primeramente sobre la incorporación de
los que se hallan en estas Provincias graduados con Grados Mayores, asi por
otras Universidades que no sean las de Salamanca, Valladolid y Alcalá, comopor el Colegio de la Compañía de Jesús de esta ciudad, para que se puedan
incorporar sin hacer actos algunos, moderando todo lo posible la cantidad
para la primera incorporación, de suerte que no sea medio para ahuyentar,
sino para atraer, cuando se necesita dar lustre a la Universidad, la cual en
el estado informe en que se halla, pide el calor de todos los sujetos conde-
corados que hubiere, para su mejor formación. Y para que estos la fomen-
ten no se les ha de pedir mucho, y sí ofrecer bastante para que la asistan con
empeño.
"Y hecha la incorporación de todos los graduados que se hallaren en
estas Provincias, por cualesquiera Universidad o Colegios con facultad pon-
tificia y regia, pasar a nombrar de estos incorporados. Para Consiliarios los
que tuvieren los grados acostumbrados y que se requieren, según los Estatu-
tos de las Universidades de México y Lima, y no habiendo bastante número
de sujetos graduados, arbitrar escogiendo los sujetos más condecorados de
esta ciudad. Y en la misma forma arbitrar para Diputados, como para unos !
y otros arbitró en la formación de la Real Universidad de México, con solo
la facultad que dio S. M. a los señores Virrey y Reales Ministros de su Audien-
cia, para la fundación y erección de aquella Universidad, pues, no se pudiera
fundar, sin antes formar cuerpo de Claustro y teniendo esta Real Junta, por
S. M. facultad para la formación de la Universidad de esta ciudad, consi-
guientemente parece tenerla para formar arbitrariamente el Claustro,
"Esto he juzgado conveniente representar a Vs. Srs. Its., para la for-
mación del Claustro Pleno de la Real Universidad de San Carlos, pero sobre
todo lo que Vs. Srs. Its. se sirvieren acordar, será lo más útil y acertado.
—
Guatemala, 6 de noviembre de 1686.—(f) Dr. Don Joseph de Baños y Soto-
mayor."
El día 9 de noviembre de 1686, se reunió la Junta Universitaria, com-
puesta, en ese entonces, por el General don Enrique Enriquez de Guzmán,
Presidente de la Audiencia, Gobernador y Capitán General del Reino, Fr.
Andrés de las Navas y Quevedo, Obispo de Guatemala, Licenciado don Fran-
cisco Sarassa y Arce y don Diego Ibáñez de Faria, Oidores, y el Fiscal de ella.
Lie. don Pedro de Barreda. Dicha reunión tenía por objeto estudiar la con-
sulta presentada por el rector de la Universidad, don José de Baños y Soto-
mayor, sobre la urgente necesidad de formar el Claustro universitario. La
Junta dispuso que, antes de tomar una resolución al respecto, era preciso oír
148
al señor Fiscal y conforme lo que éste dijere, resolver de conformidad. Enefecto, vista la respuesta dada por el Fiscal, que fué afirmativa, la Junta Univer-
sitaria acordó con fecha 20 del mismo mes y año, lo siguiente : "que para los 8
Consiliarios que la Constitución ordena para la Universidad, el Rector de la
misma, proponga 16 sujetos los más condecorados, de mayor grado y autoridad,
ajustándose a lo dispuesto por la Constitución 4- de los Estatutos, y para los
5 Diputados proponga 10, guardando asimismo las Constituciones que de esto
tratan. Y en cuanto a la incorporación, informe de los sujetos dignos que
pretendan incorporarse".
Jpntre tanto, el día 21' de ese mes se recibió y acató en la ciudad de Gua-
temala, la Real Cédula cuyo tenor es como sigue
:
"Mi Fiscal de la Audiencia Real de Guatemala.—Habiéndose mandadopor diferentes cédulas que se formase una Junta de Hacienda, para el mejor
cobro de los bienes y rentas de mi Real Universidad de San Carlos de esa
ciudad en que concurriere el Fiscal de la Audiencia, me presentó Don Jeró-
nimo Chacón, —ejerciendo esta plaza— en carta de 21 de Febrero de 1683,
el motivo que tuvo para excusarse de asistir en las que en su tiempo se hicie-
ron, valiéndose de la disposición del derecho y de las cédulas que lo prohiben.
Y visto en mi Consejo Real de las Indias, el testimonio que remitió en justi-
ficación de lo referido, he mandado que aquí en adelante en los juicios que
se siguieren, así en la Junta de dicha Universidad como ante el Superinten-
dente, la parte formal a quien se ha de dar traslado i oir, sea el Tesorero
Síndico de ella, que llegándose a seguir por apelación en la Audiencia, salga
el Fiscal de ella a la causa, coadyubando la pretensión de la Universidad ytambién los pleitos de ella, que en la dicha Audiencia se empezaren y siguie-
ren, por ser pleitos fiscales, como cosa que toca a mi Real Patronato. En cuya
conformidad por la presente, os ordeno y mando estéis advertidos de todo
ello, para ejecutarlo puntualmente, en cumplimiento de la obligación de vues-
tro oficio, sin excusa ni réplica alguna, por convenir así a mi servicio. Y en
la primera ocasión que se ofrezca, me daréis cuenta del recibo de este despa-
cho. Fecha en el Buen Retiro, a 9 de Junio de 1686.
—
Yo el Rey.—Por man-dado del Rey Nuestro Señor, Don Antonio Ortiz de Otáíahora."
CAPITULO XLII
La Junta resuelve constituir el primer Claustro universitario
Con fecha 11 de diciembre de ese mismo año, el rector de la Universidad,
licenciado don José de Baños y Sotomayor, en cumplimiento de lo dispuesto
por la Junta Universitaria, envió por escrito los nombres de las personas que,
a su juicio, debían formar parte del primer Claustro universitario. Y el día 16
149
de ese mes, la Junta Universitaria, a fin de formar el Claustro, resolvió cons-
tituirlo de la manera siguiente: como Consiliarios nombró al Dr. don Antonio
de Salazar, a Fr, Crisóstomo Guerra, al Maestro Fr, Bernardino Obando, al
padre Fr. Rodrigo de Valenzuela, al Maestro Fr. Ignacio de Armas Palomino,
al Dr. don Nicolás Roldan de Toledo, al Bachiller don Pedro López Ramales,
al Bachiller don José de Parejo. Y para Diputados de Hacienda, al padre
Fr. Diego de Rivas, al Lie. don Antonio Dávila Quiñónez, al Lie. don Lorenzo
de la Madriz Soriano y Paniagua, al Lie. don Baltasar de Agüero; al Br.
don Lorenzo González de Maeda. Con fecha 22 de diciembre se les notificó
el nombramiento a los miembros del Claustro, quieftes aceptaron a excepción
del padre Fr. Crisóstomo Guerra, Prior del Convento de Santo Domingo,
y en su lugar se nombró al padre Fr. Pedro Estrada, quien, notificado, aceptó.
El día 7 de enero de 1687 el Rector de la Universidad manifestó a los
señores de la Junta Universitaria que, estando ya formado el Claustro de
Consiliarios y Diputados y de acuerdo con lo que disponían las Constituciones,
procedía que dichos señores presentaran juramento de su cargo en manosdel Rector y que por tanto mandaba comparecieran personalmente, para hacer
dicho juramento el día viernes a las tres de la tarde, previa notificación por
parte de los bedeles de la Universidad.
En efecto, el día 10 de enero y a la hora señalada, comparecieron los
Consiliarios nombrados y puesta la mano en el pecho uno a uno, hicieron ante
el Rector el juramento "in verbo sacerdotis" . Y a continuación hicieron lo
mismo los Diputados nombrados, los eclesiásticos juraron in verbo sacerdotis
y los seglares a Dios y a una cruz en forma de derecho, y leyendo la Cons-
titución 346, dijeron: '*si juro y amén". Y dicho esto, el Rector los tuvo por
tales Consiliarios y Diputados. Y luego el Secretario de la Universidad y los
bedeles Juan Vázquez de Molina y Luis de Arias Maldonado, juraron y dieron
obediencia al señor Rector; y acto seguido entraron a la sala del claustro
los estudiantes de todas las Facultades, juraron y dieron obediencia y tuvie-
ron por tal Rector a don José de Baños y Sotomayor. Todo lo cual se' hizo
con el mayor respeto, solemnidad y lucimiento y de conformidad con lo dis-
puesto en las Constituciones 5- y 13 de los Estatutos de la Universidad.
CAPITULO XLIIi
Su Santidad Inocencio XI, aprueba y confirma la fundación de la
Universidad de San Carlos
El día 3 de enero de 1688, llegó a la ciudad de Guatemala una Bula ponti-
ficia del Papa Inocencio XI, en virtud de la cual su Santidad confirmaba y
aprobaba la fundación de la Universidad y sus reales Estatutos y concedía la
150
facultad de poder dar grados mayores en todas las Facaltades. Con este mo-tivo y en esa misma fecha, el Dr, don José de Lara, cura de la parroquia de
Nuestra Señora de los Remedios, fué citado por el rector para que vertiese la
Bula pontificia del idioma latino al castellano, con el objeto decía el rector,
"de ser necesario para su puntual observancia' y más clara inteligencia". Al
día siguiente el Secretario de la Universidad notificó el auto anterior al Br.
Carlos de Lara, el cual dijo "que estimaba la honra y favor que se dignaba
hacerle el Señor Rector, y que trasuntaría del idioma latino al castellano, con
toda fidelidad y aplicaría el cuidado y desvelo que pedía este asunto que tan
útil era al biei^ público de este Reino". Y tomando los originales de la Bula
en sus manos, de pie y descubierto, la besó y puso sobre su cabeza en señal de
acatamiento y dijo "que la veneraba como letras que dimanaban de la Santa
Sede Apostólica".
.^^^0^2oiM
''-^OelWEscudo Pontificio de la Universidad de San Carlos
de Guatemala
El día 15, a las tres de la tarde, se congregaron en el General Mayor de
la Universfdad de San Carlos, su Señoría don Jacinto de Barrios Leal, Presi-
dente de la Audiencia, Gobernador y Capitán General del Reino de Gua-
temala, su ilustrísima el señor Obispo, el Cabildo, Justicia y Régimen de la
ciudad, el señor Rector, catedráticos y funcionarios universitarios, muchosreligiosos de las diversas órdenes monásticas y copioso concurso de caba-
lleros y estudiantes. A continuación el señor Rector ordenó al Secretario
151
para que subiera a la cátedra y que desde allí leyera e hiciese pública la Bula
pontificia. Terminada su lectura, subió a la cátedra el Reverendo padre Fr.
Diego de Rivas, quien hizo en latín un panegírico en acción de gracias a su
Majestad y a su Santidad, por los beneficios y las mercedes con que habían
honrado a la Universidad de San Carlos. Terminó el acto con grandes aplausos
y general regocijo por parte de todos los concurrentes a él.
Con la promulgación de la Bula pontificia, a la usanza de aquellos tiem-
pos, quedaba definitivamente consagrada la Universidad y en adelante lle-
varía el pomposo título de Regia y Pontificia Universidad de San Carlos de
Guatemala.
El texto en castellano de la referida Bula, se transcribe en el capítulo
siguiente.
i
CAPITULO XLIV
Bula Pontificia
«*Inooenoio PP. XI
Para perpetua memoria de lois siglos venideros. Considerando atenta-
mente y continuamente atendiendo desde la Suprema Atalaya y eminente
cumbre de la iglesia militante con pastoral desvelo al rebaño universal del
Señor, que por divina Providencia se encomendó a nuestro cuidado y volviendo
los ojos de nuestra consideración a todas partes del orbe cristiano amorosa
y piadosamente miramos aquellas cosas (que desterradas las tinieblas de la
ignorancia) ilustran y aclaran el entendimiento de los fieles de Cristo con la
luz y antorchas de la sabiduría; y, asimismo, alientan y promueven el estu-
dio de las sagradas y otras buenas letras; para el decoro, lustre presidio y
guarda de la Iglesia y República. Por lo cual aplicamos e interponemos con
afectuosa benignidad de amor paternal la autoridad de nuestro oficio pasto-
ral, como lo piden, solicitan y anhelan las piadosas ansias y, deseos de los
católicos reyes, muy dignos de la Iglesia de Dios y merecedores de muchos yhonoríficos títulos y renombres. Y Nos, habiendo entendido, consideradas
con maduro acuerdo las calidades de los lugares, tiempos, cosas y personas
que convienen saludablemente con el Señor para gloria del omnipotente Dios,
para la propagación, conservación y aumento de la católica fe y para la uti-
lidad particular y pública de los fieles de Cristo conviene saber que, poco
a poco se nos informó, hizo notorio y dio noticia por parte y en nombre de
nuestro muy amado, hijo en Cristo, Carlos Rey Católico de las Españas, que
en la ciudad de Guatemala del Reino de la Nueva España en las Indias Occi-
dentales, se erigió, instituyó y fundó con real acuerdo y licencia una nueva
Universidad de estudios generales con título y debajo de la invocación de San
152
Carlos al modo y manera de las Universidades de estudios generales de Lima
y México ; y habiendo advertido y considerado dicho Rey Carlos con particular
cuidado y madurez de cuanta utilidad seria al servicio y culto divino, a la
defensa y propagación de la católica fé, y al bien común y particular de sus
vasallos, especialmente a los habitadores y naturales de aquella provincia,
deseaba también con grandes ansias, que en la dicha nueva Universidad se
puedan leer y enseñar Sagrados Cánones y Teología, y que los estudiantes
y cursantes en dichas facultades puedan ser premiados, condecorados y hon-
rados acabados los trabajos y cumplidos los cursos de sus estudios con los
premios y honores condignos de los grados escolásticos. Nos fué por esta
causa humildemente pedido y suplicado, por parte y nombre de dicho Rey
Carlos, nos dignásemos con oportunidad de proveer en las cosas referidas
usando nuestra benignidad apostólica, como lo hacemos y concedemos en el
tenor siguiente
:
Nos, pues, habiendo encomendado y puesto con cuidado y desvelo en las
manos de Dios y en su divino acatamiento los deseos, dignos de alabanza,
de dicho rey Carlos que, ceden y se ordenan en obsequio del mismo Dios,
en bien y utilidad de la Iglesia y República, deseando dar consentimiento
favorable en cuanto nos es concedido de lo alto a sus piadosas instancias ysúplicas, inclinados a sus ruegos, por autoridad apostólica, según el tenor de
estas nuestras presentes letras confirmamos, aprobamos y aplicamos todo
el valor y fuerza de la inviolable firmeza apostólica a la fundación, erección
e institución de dicha Universidad de Estudios Generales hecha, constituida
y eregida, como SE PIDE, con todas las demás circunstancias que legitima-
mente se le siguen y en adelante y venidero le convenga. De suerte que pue-
den leerse y enseñarse publicamente en dicha nueva Universidad, así los
Sagrados Cánones y Teología, como las demás ciencias y facultades; y que
los estudiantes y cursantes en ellas, cumplidos los cursos de sus estudios
pueden ser promovidos conforme y según su idoneidad y méritos a cuales-
quiera grados escolásticos, como se ha acostumbrado hacerse en las referi-
das Universidades de Lima y México. Y asimismo suplimos plenísima yamplísimamente, sanamos y absolvemos y derogamos todos y cualesquiera
defectos hechos, y derecho, aunque sean formales y substanciales y de las
solemnidades que, necesariamente, en semejantes casos se deban guardar, si
acaso en dicha fundación, institución y erección o en las cosas sobre dichas,
que a su consecuencia conducen alguno o algunos defectos principal o acceso-
riamente o de cualquier manera hayan intervenido o pudiesen intervenir,
decirse o juzgarse.
Y asimismo, concedemos y aprobamos al Rector M.M.D.D.L.L. Precep-
tores, estudiantes, procuradores, bedeles, nuncios y a los demás ministros y
oficiales y a otras cualesquiera personas, que a la presente y en adelante
fueren partícipes, sigan, gocen y usen de todos, y cualesquiera, privilegios,
153
indultos, libertad, inmunidad y excepciones, favores, gracias, honores y pre-
eminencias de que gozan, participan y usan, en cualquiera manera tienen por
derecho, uso y costumbre, y adelante puedan gozar y haber dichas Univer-
sidades de estudios generales de Lima y México; y los mismos privilegios,
indultos, libertad, inmunidad, excepciones, favores, gracias, honores y preemi-
nencias de sus Rectores M.M.D.D.L.L., preceptores, estudiantes, procurado-
res, bedeles, nuncios, oficiales y ministros, y de cualesquiera persona res-
pectivamente de dichas Universidades, no solo como las referidas gozan yusan dichos privilegios, sino igual y, principalmente, de la misma manera
en todo y por todo.
^ Asimismo, concedemos facultad al Rector de dicha Universidad, que al pre-
sente es, o en adelante fuere para que a aquellos que hallare haber cumplido con
el tiempo de sus estudios y juzgase idóneos en costumbres y en dichas facul-
tades y ciencias, que en dicha Universidad se han de enseñar o leerse (guarda
en todo y por todo la forma de los decretos y determinaciones de los Conci-
lios Tridentino y Bienes a los cuales no es nuestra intención derogar y, asi-
mismo, observados y guardadas las saludables costumbres y autos de dichas
Universidades de Lima y México) promueva, confiera y dé los grados de
Bachilleres formados. Licenciados, Doctores y Maestros. Y asimismo, conce-
demos y damos facultad para que los así promovidos y graduados por dicho
Rector puedan en adelante así en público, como en secreto, enseñar a otros
interpretar, disputar y conferir dichas facultades y ciencias, aunque sea
en otras Universidades de estudios generales, como también por el tenor de
las presentes les concedemos y damos facultad para que puedan, libre y
licitamente, tener y ejercer otros cualesquiera actos que convengan respec-
tivamente a sus grados.
Y asimismo, determinamos y ordenamos que estas presentes letras ytodo lo en ellas contenido de ninguna manera pueden notarse, impugnarse,
retractarse, quebrantarse o convertirse en términos de derechos, aún en caso
que cualesquiera de los interesados, o que en cualquier manera lo puedan
ser de los arriba dichos, no las admitan ni consientan, aunque no sean llama-
dos, citados y oídos, y, aunque las causas y motivos, por los cuales se expe-
dieron y concedieron dichas letras no hayan sido suficientemente deducidas
y verificadas, ni puedan por otra cualquier causa aunque sea jurídica, pia-
dosa y privilegiada, por otro color, pretexto o razón contenida en el cuerpo
del derecho, ser en ningún tiempo impugnadas y notadas por vicio o defecto
cualquiera que sea formal o substancial de obrrepción o subrrepción, nulidad
o defecto de nuestra intención o voluntad y consentimiento de los interesados
;
ni pueda alcanzar, pedir e impetrar contra ellas otro cualquier remedio de
derecho, de hecho, de gracia, de afirmación, de palabra o restitución in inte-
grnm; y si acaso se alcanzare e impetrare algún remedio o indulto o mutu
propio, aunque sea concedido o expendido por la plenitud de la potestad apoa-
154
tólica, ninguna pueda usar de el contra dichas letras en juicio o fuera de él;
porque se entienda es nuestra intensión que dichas letras han de ser y sean
siempre firmes, eficaces, ciertas y valederas y que han de tener y surtir sus
efectos cumplidos y enteros; y han de ser favorables plenisimamente en todo
y por todo a todas aquellas personas a quienes al presente y en adelante puedan
convenir y pertenecer y por las cuales deben respectivamente ser obedecidas
e inviolablemente guardadas.
Y de esta manera y no en otra deben juzgarse y definirse por cualesquiera
jueces ordinarios y delegados, aunque ^ean los auditores de Tas cosas del
Palacio apostólico y aunque sean Cardenales a Latere de la Santa Iglesia
Romana. Legados apostólicos, Nuncios u otros cualesquiera constituidos en
potestad y preeminencia o que puedan usarla o tenerla, a los cuales y cual-
quiera de ellos quitamos y suspendemos derecho y facultad de juzgar e inter-
pretar de otra manera de lo referido y si con ignorancia o a sabiendas alguno
presumiere, aunque goce y tenga otra cualquier autoridad, juzgar y definir
en contrario de estas nuestras presentes letras tal juicio, sentencia o defi-
nición sea inicua nula y de ningún valor, sin que a esto obste ni se opongan
los Consilios apostólicos, universales y Sinodales, ni los edictos, constitucio-
nes y ordenanzas generales o especiales, ni otros estatutos o privilegios en
cualquier manera expedidos, aunque sean concedidos, confirmados y forta-
lecidos con juramento y confirmación apostólica o contra fuerza y firmeza;
y asimismo no obsten los privilegios, indultos y cualesquiera letras apos-
tólicas concedidas a cualesquiera personas y lugares, aunque sean dignas de
mención y memoria especifica o individual y aunque sean dichos privilegios
e indultos con cualquier tenor, forma y cláusula de palabras expeditos y
concedidos; o con otras cualesquiera letras, que deroguen a las que a ellas
derogan, o con otros más eficaces, eficacisimos, o no acostumbrados decre-
tos, que irriten y hagan nulo lo referido en general o especialmente; o otras
cosas cualesquiera emanadas y concedidas en contrario de lo dicho, aunque
sean confirmadas y renovadas muchas veces. Y, asimismo, queremos y es
nuestra voluntad se siga y tenga por expresa, nombrada y citada cualquier
mención, tenor o cláusula contraria a lo referido, aunque de ella no se haga
mención especial, específica, expresa o individualmente; y aunque sean cláu-
' sulas generales, que de verbo ad verbum tengan lo mismo o en otra forma
y manera que se haya de guardar, las cuales cláusulas, tenor y forma sin
omitir nada de verbo ad verbum se expresan, ponen e incluyen según la forma
que tuvieren en las presentes letras y las demás por incluidas y expresas,
plenaria y suficientemente, los cuales indultos y privilegios, que en otros casos
tienen su vigor y fuerza, por esta vez, especialmente, derogamos y suspende-
mos para la mayor fuerza y eficacia de lo referido. Y, asimismo, quitamos
fuerza y vigor a otras cualesquiera cosas contrarias a estas letras, las cuales
queremos y es nuestra voluntad, valgan, tengan y hagan fe y sus trasuntos,
155
traslados o ejemplos, así impresos como manuscritos de algún notario pú-
blico refrendados y autorizados con el sello de persona constituida en digni-
dad tengan, gocen el mismo valor y fuerza, sigan y se les dé la misma fé
que a estas presentes letras en juicio y fuera de él, en todo el mundo como si
dichas presentes letras fuesen exhibidas, manifestadas y presentadas. Dadoen Roma en Santa María la Mayor debajo del anillo del Pescador en diez
y ocho días del mes de junio de mil seiscientos y ochenta y siete. Año undé-
cimo de nuestro pontificado.
—
Diego, Secretario Cardenal de Santa Luciana."
CAPITULO XLV
Los primeros graduados en la Universidad de San Carlos
El día 2 de septiembre de 1689, fué día de espiritual regocijo para la
Universidad de San Carlos, el suceso bien lo merecía: tratábase, nada menos,
que del primer grado que en ella se concedía. El graduado era el Br, don
Juan de Oviedo y Baños, natural de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, el cual
recibió en esa ocasión el grado de Licenciado en Sagrada Teología, Este
acontecimiento universitario lo comenta el cronista Fuentes y Guzmán como
sigue : "La primer pompa que admiró Guatemala fué el día 2 de Septiembre
del año de 1689, en el grado del Doctor Don Juan de Oviedo y Baños, criotto
de estas partes, que se vio graduado de Bachiller en Filosofía, Licenciado y
Doctor en Teología Escolástica; siendo admiración y crédito de ambos mun-
dos, por lo corto de su edad, pues, solo rayaba en los diez y nueve años".
A continuación copiamos el acta, donde consta dicho examen; dice así: "Enla ciudad de Guatemala, en el día 2 de Septiembre de 168,9, como a las 5 horas
y media de la tarde, habiendo precedido las diligencias acostumbradas de
repetición, cuatro autos de los cuatro Libros del Maestro de las Sentencias,
quodlibetos, fijación de edictos citatorios, lecciones de exámenes y aprobación
con todas las A.A.A.A., némine discrepante, como consta de los autos del grado,
y hechas las demás diligencias que se requieren conforme a los Estatutos
de esta Real Universidad de San Carlos, Su Señoría el señor Maestreescuela
Cancelario, Dr. Don Lorenzo Pérez Dardón, estando en la capilla mayor de
la santa iglesia catedral de esta ciudad, dio y confirió el grado de Licenciado
en la Facultad de Sagrada Teología al Bachiller Don Juan de Oviedo y Baños,
clérigo de menores órdenes, domiciliario de este Obispado y natural de la
ciudad de Santa Fé de Bogotá en el reino del Perú, hallándose presentes Su
Señoría el Rector de dicha Real Universidad y demás Doctores de dicha
Facultad de Teología, el Cabildo eclesiástico y grande concurso del clero y
ciudadanos y estudiantes de dicha Universidad, a todo lo cual yo el Secre-
166
tario de ella, me hallé presente y pasó ante mí. Y para que de ello en todo
tiempo conste, así lo registro, doy fé y lo certifico en debida forma y lo firmo.
—
(f). Don Juan Vázquez de Molina^
El primer graduado en la Facultad de Sagrados Cánones fué el Bachiller
don Antonio Dávila Quiñónez, natural de "la imperial ciudad de México"; reci-
bió el grado el día 15 de diciembre de 1689. El día 7 de mayo de 1692 recibió
su investidura como Licenciado en Derecho el Bachiller don Baltasar Agüero,
catedrático de Instituta de la Universidad de San Carlos y natural de la
ciudad de León de los Caballeros de Nicaragua. El 8 de abril de 1723 se le
confirió el grado de Licenciado en Medicina al Bachiller don Manuel de
Avalos y Porras. El 20 de diciembre de 1733, recibió el grado de Licenciado
en Filosofía el Bachiller don José Matías de Iturbide.
La primera borla doctoral que la Universidad de San Carlos otorgó, fué
concedida a don Carlos Meneos, como Doctor en Sagrada Teología, el 7 de
mayo de 1692. Se celebró dicho acto de acuerdo con las prescripciones esta-
blecidas por los Estatutos del Alma Máter guatemalense.
CAPITULO XLVI
Traslación de la Universidad a la casa llamada '*de Alcántara"
El primitivo edificio en que tuvo asiento nuestra Universidad, como los
lectores recordarán, fué construido en un solar que pertenecía al Convento
de Santo Domingo. Allí funcionó, por espacio de ochenta años, de donde
fué trasladada a la "Casa de Alcántara", y donde permaneció hasta el año
de 1777.
El día 3 de junio de 1758, el Rector del Colegio Seminario de Nuestra
Señora de la Asunción de la ciudad de Guatemala, Dr. don Juan José Gonzá-
lez Batres dirigió una atenta nota al Obispo Dr. don Francisco José de Figue-
redo y Victoria, en la que manifestaba que siendo los alumnos de dicho
Seminario los principales estudiantes que asistían a las aulas de la Univer-
sidad, rio obstante hallarse situado a gran distancia, motivo por el que perdían
mucho tiempo en la ida y venida, además —decía— de los peligros que
corrían de perderse con los malos ejemplos que pudieran ver en la calle. Queademás de lo dicho el edificio de la Universidad había sufrido con los terre-
motos del año 1751 y que como amenazaba ruina era un serio peligro para
profesores y estudiantes. Y que para remediar esos males, él ofrecía ceder
la casa llamada "de Alcántara", por haber pertenecido ésta en otro tiempo, al
Tesorero Síndico don José de Alcántara, la cual estaba contigua al citado
157
Seminario. Que para las obras que hacían falta para dejar el edificio en con-
diciones, también cedería los sueldos que disfrutaba como rector del Semina-
rio y catedrático de la Universidad.
El Obispo, en vista de este ofrecimiento y después de haber oído el pare-
cer de varios vecinos sobre la conveniencia o inconveniencia de trasladar laj
Universidad a la "Casa de Alcántara", emitió el siguiente acuerdo : "Habiendo
visto la representación hecha por el Dr. Don Juan José Batres, Rector del
1
r
ih'üscoE^'^BB
Fachada de la "Casa de Alcántara", hoj' Museo Colonial, Antigua Guatemala.
Real y Pontificio Seminario de esta ciudad, en orden a la utilidad que resul-
taría y, en especial, a la juventud, de que la Universidad, cuya fábrica
está ruinosa se traslade al sitio de las casas que le pertenecen al dicho Semi-
nario y fueron de Don José de Alcántara, quitándole sólo aquellas varas que
el Seminario necesita para ampliar su fábrica, y pide licencia para la enage-
nación del sitio en que hoy está la Universidad y dedicarse a promover la
fábrica de la Universidad, supliendo sus expensas de las rentas de dicho
Seminario, con encargo de reintegrársele con lo que produjere la venta de la
casa y suelo en que hoy está la Universidad o de cualquier otro ramo de sus
158
rentas. Dijo: concede al susodicho licencia para que previo los tratados yajuste necesario con el Real Claustro de la Universidad, y obtenido el con-
sentimiento necesario para la traslación, pueda ceder, vender o traspasar las
casas y sitio que refiere en su pedimento."
El Rector del Seminario, por otra parte, dirigió una petición redactada en
iguales términos al Claustro Universitario. Este, después de considerar el
asunto, resolvió: que, "atento a ser notorias e indudables las utilidades que
en todos conceptos resultan a esta Real Universidad de la traslación que pro-
pone en escrito al Rector del Seminario, para cuyo efecto le da este Real
Claustro las debidas gracias y declara: ser muy conveniente dicha traslación
y para que pueda ponerse en práctica, el Rector Dr. Don Miguel de Siliezar,
se le da comisión para la mejor instrucción de esta causa y para que hechas
las diligencias que en este Claustro se han acordado proceda a impetrar el
consentimiento del Real Patronato (Presidente de la Audiencia y...) para
dicha traslación".
El Dr. Siliezar, Rector de la Universidad, en cumplimiento de lo que
antecede, ordenó que : "En conformidad de lo acordado en Claustro pleno
el día 7 del corriente, el próximo día 16 procedase a la vista y reconocimiento
de el estado en que se halla la fábrica material de la Universidad con la ruina
que ocasionó el terremoto del 4 de marzo de 1751 y el avalúo para su reedifi-
cación, y el valor de sitio en que está, y, asimismo, el avalúo del sitio a que
se pretende trasladar la Universidad y regulación del costo de su nueva fá-
brica por José Ramírez, maestro de albañilería y Manuel de Santa Cruz,
carpintero. Y que el Tesorero Síndico de razón del estado de las rentas de
esta Universidad".
Notificado el Tesorero Síndico, rindió el siguiente informe:
"Mu. Ylte. Señor Rector y Claustro.
El Tesorero Síndico de esta Real Universidad en cumplimiento de lo
mandado por Vuestra Señoría, en su auto de trece del corriente, para que
de razón del estado de las Rentas de dicha Real Universidad, procedo a darla
de la manera siguiente
:
En la Real Caja de esta Corte debe percibir anualmente: tres mil seis-
cientos cuarenta y nueve pesos dos reales y dos maravedís, por los réditos,
a razón de cinco por ciento de setenta y dos mil novecientos ochenta y siete
pesos dos reales y veintiocho maravedís de principales que hasta la presente
tiene impuestos a juros perpetuos en dicha Real Caja. . . 3.649 p. 2. 32 mrs.
En dos casas de esta ciudad tiene a censo principal
doscientos doce^pesos y cuatro reales, cuyos réditos anua-
les importan diez pesos y cinco reales 0.010 p. 5. 00
. 3.659 p. 7. 32
159
Las cuales dos partidas de ingreso anual que en la actualidad tiene esta
Real Universidad importan tres mil seiscientos cincuenta y nueve pesos, siete
reales y dos maravedís, de que se debe rebajar los importes de las pagas ygastos siguientes : dos mil seiscientos ochenta y un pesos por salarios de los
señores catedráticos y demás ministros, con exclusión de seiscientos pesos
de las cátedras de Medicina y Lenguas, cuya paga se halla por ahora suspensa,
por estar vacantes 2.681 p. 0. 00
Sesenta y seis pesos y cuatro reales por los gastos
de Inicio, fiestas de San Carlos y Santa Teresa, aniversario
de los señores Doctores y Ministros difuntos y misa de
elección 0.066 p. 4. 00
2.747 p. 4. 00
Cuyas pagas y gastos importan dos mil setecientos cuarenta y siete pesos
y cuatro reales, que conferidos con los tres mil seiscientos cincuenta ynueve pesos, siete reales y treinta y dos maravedises del Ingreso : Restan por
sobra anual a esta Universidad novecientos doce pesos, tres reales y treinta
y dos maravedises los que —llegado el caso de ponerse en corriente la paga
de los dichos seiscientos pesos de las referidas cátedras de Medicina y Len-
guas— se vendrán a reducir a trescientos doce pesos, tres reales y treinta
y dos maravedises. Con advertencia que el accidental y corto producto de
derechos de grados mayores y menores y matrícula de estudiantes, viene a
compensarse con el importe de otros gastos menudos que ordinariamente
se ofrecen en las demás cosas y negocios át esta Universidad, cuya indivi-
duación, por no parecerme necesaria, he omitido en esta razón que —salvo
yerro— en virtud del citado mandato doy en la expresada forma en Gua-
temala a diez y seis de Julio de mil setecientos cincuenta y nueve años.—(f)
Miguel de Lima. (Rúbrica.)"
El Secretario de la Universidad, por su parte, levantó el acta cuyo tenor es
el siguiente
:
"En la ciudad de Guatemala en 16 de julio de 1759, con asistencia de los
Señores Rector, Claustro y Diputados de Hacienda de esta Real Universidad,
y de mí el infrascrito Secretario y los peritos nombrados por estas diligen-
cias, pasaron al lugar donde está situada la fábrica de la Universidad, y habién-
dose reconocido pieza por pieza y medido al sitio y fundo en que está cons-
truida, resultó tener 96^ varas de Norte a Sur, con el grueso de las paredes,
y de ancho de Oriente a Poniente, con dicho grueso, 56¡/2 varas cúbicas, que
apreciaron a 6 reales#vara, de donde el valor de dicho fundo es 4.306 pesos
y 1 real. Y en consideración a lo ruinoso de su fábrica por el daño que le
ocasionaron los terremotos y no haberse reparado en tiempo, y que sus pare-
des en la mayor parte son de pisón, que no tienen la solidez del calicanto,
160
aprecian lo que corresponde a la albañilería en 5.000 pesos, y lo respectivo
a la carpintería en 5.240 pesos y todas tres partidas hacen la suma de 14.546
pesos y 1 real que es lo que valen dicho fundo y fábrica. Que lo que costará
reparar la fábrica, procediendo con economía, por lo que hace a albañilería
y carpintería 8.356 pesos, más 1.500 para componer la Capilla y azotea del
general mayor, que uno y otro hacen 9.856 pesos, más el artesón de la Capilla
y el general mayor otros 2.000 pesos; con que en este modo queda regulada
la reedificación y reparos necesarios de la Universidad en 11.856 pesos. Conlo cual los dichos señores mandaron a los referidos peritos apreciasen el sitio,
que se ha propuesto y pertenece al Colegio Seminario Tridentino, para tras-
ladar dicha Universidad, y que hiciesen tasación de su nueva fábrica en él.
Interior de la "Casa de Alcántara" adonde se trasladó la üxai.vj.o.dad (hoy Museo Colonial),
Antigua Guatemala.
Y estando los peritos en el mencionado sitio dijeron que en 6 de Junio del
año pasado de mandado del Ylmo. Señor Obispo hicieron igual diligencia,
de que resultó componerse este sitio en su fondo de 2.078 varas cuadradas,
que apreciaron a 10 reales cada vara de que resultaron 2.597 pesos y 4 reales,
que añadidos 200 pesos del cuartillo de agua que tiene en propiedad y 1.276
pesos que vale lo hoy fabricado, así de albañilería como de carpintería, hace,
todo esto la suma de 4.073 pesos y 4 reales, que es lo mismo que ahora de
nuevo aprecian este fundo, agua y fábrica. Que el construir dicha Univer-
sidad en este sitio a todo costo y satisfacción para su permanencia son nece-
sarios 15.050 pesos. Todo lo cual dijeron dichos peritos.—Ante mí, Br. Diego
José de Marga."
161 ^
Esc mismo día don Juan José González y Batres puso en conocimiento
del Claustro Universitario, que el cura de Tejutla don José Ignacio de Acosta,
le había donado 500 pesos para que a su arbitrio los aplicara al Seminario
o bien a la reconstrucción de la Universidad y agregaba : "y para lo que haya
lugar hago presente a Vs. Ss. lis. que desde luego los aplico a la fábrica de
la Universidad, en caso de trasladarse como lo tengo pedido". El Claustro
Universitario respondió diciendo : "admítase esta aplicación para el caso de
la traslación de esta Universidad y repítanse las gracias al Don Juan José
Batres, por su celo en este asunto".
El día 4 de junio de 1763, el Rector don Juan Antonio Diguero, juntamente
con los miembros del Claustro, dirigieron al Presidente de la Audiencia unmemorial, rogándole autorizara la traslación de la Universidad, diciéndole
:
"solo se espera que V. S., como Vice-Patrón de ella, en consideración a todo
lo que va expuesto, oído el señor Fiscal, se sirva conceder licencia para la
enunciada traslación, como se lo suplicamos". En fecha 29 de julio de ese
año, el Fiscal dictaminó favorablemente sobre el traslado de la Universidad.
El día 11 de septiembre de ese mismo año, el Presidente de la Audiencia,
don Alonso Fernández de Heredia, proveyó en la forma siguiente: "Hágase
en todo como pide el Señor Fiscal, en su dictamen de 29 de Julio de este año,
librándose el correspondiente despacho".
CAPITULO XLVII
Traslación de la Universidad a la nueva Guatemala
El día 7 de marzo de 1774, con motivo de la festividad de Santo Tomás, se
reunió el Claustro Universitario en la Sacristía provisional de la iglesia de
Santo Domingo. Terminada la función religiosa, el Rector de la Universidad,
Dr. don Juan José González Batres se dirigió a los señores del Claustro ypuesto en su conocimiento que los dominicos habían ofrecido cederle el rancho
pajizo, donde provisionalmente se encontraba la iglesia de esa Orden, la cual
la desocuparían pronto con motivo de trasladarla a la nueva capital. El
Rector les hizo ver los peligros que corrían los catedráticos y estudiantes
al asistir al edificio de la Universidad, el cual había quedado muy deteriorado
con los terremotos de 1773 que arruinaron la capital del reino y puso en su
conocimiento. . . Después de haber considerado el asunto, el Claustro acordó
unánimemente darles las gracias a los citados padres y aceptar el rancho que
ofrecían. Asimismo, dispuso ordenar al bedel para que en su oportunidad
trasladaran las cátedras, bancos y demás objetos de la Universidad al rancho.
Todo lo cual se debía poner en conocimiento de los catedráticos que se hallaran
ausentes.
162
El día 7 de abril de 1774, el Rector dio a conocer al Claustro una nota del
Presidente del Reino, cuyo contenido era el siguiente: "Muy señores míos:
el deplorable estado a que han reducido los terremotos a esa ciudad y sus
edificios públicos y particulares, habrá hecho variar probablemente los fundos
y rentas de esa Universidad. Y deseando tener noticia de tan importante
punto, espero que con la brevedad posible, pase vuestra señoría a este Go-
bierno una individual razón de las propiedades, derechos, censos y rentas
reservativos o consignatarios que hayan quedado, corrientes en todo o en
parte, después de los terremotos padecidos, y de las cantidades y arbitrios
con que se pueda contar para sufragar, cuando menos, en parte el costo de la
fábrica de la Universidad, en caso de verificarse la traslación de la ciudad.
—
Ermita, 28 de enero de 1774.—(f) Martín de Mayarga". El Claustro acordó
responder dicha nota en los términos siguientes: "Muy Ilustre Señor.—Enconsecuencia de la de Vuestra Señoría, sobre el estado en que hayan quedado
sus rentas, este Claustro mando ál Tesorero Síndico de sus Rentas informase
sobre el particular y en efecto hizo el informe que acompañamos a V. Sría.,
de él se desprende que casi nada ha perdido dicha Universidad de sus Ren-
tas, por razón de los terremotos, a causa de estar su capital por vía de juros
en las Reales Cajas, a excepción del cortísimo principal que en el mismoinforme se menciona".
El informe que el Tesorero Síndico rindió es como sigue: "En cumpli-
miento de lo mandado por Vuestra Señoría, sobre que informase el estado en
que quedaron las rentas de la Real Universidad con la ruina acaecida en esta
capital el día 29 de julio de 1773, debo decir: que el fondo de dichas rentas
se compone de la cantidad de 79.502 pesos que se hallan impuestos, por vía
de juros, en las Reales Cajas de esta Corte y los 200 pesos restantes, que
poseía Doña Mariana de Sagastume y Doña María de los Dolores, cuyas
fábricas quedaron totalmente arruinadas, en cuyos fundos podrá quedar
alguna parte de dicho capital. El sobrante que quedaba cada año de los rédi-
tos, del dicho capital, después de satisfecho a los catedráticos y demás Minis-
tros de la Universidad, sus salarios y los réditos de los gravámenes que sobre
sí tiene, como también sus fiestas de San Carlos, Santa Teresa y el aniver-
sario de los Doctores, que era 249 pesos, se consumían parte de lo que nece-
sitaba de reparos y gastos extraordinarios y lo demás se iba reservando para
redimir sus gravámenes, como en efecto el año 1772, se redimieron 1.100
pesos. Que es cuanto puedo informar.—Guatemala, 8 de Marzo de 1774.
—
(f). Miguel de Rosales y Vivas.—Y de ser así doy fe. (f) Diego José de Murga,
Secretario".
Habían transcurrido tres años después de estas diligencias, cuando el
9 de junio de 1777, los miembros del Claustro se reunieron para resolver lo
que en una nota ordenaba el Presidente del Reino, tocante al traslado de la
Universidad a la nueva papital. Dichos señores resolvieron dar respuesta en
163
estos términos: "Que habiéndose tratado la materia en vista de la carta de
V. Sria., como también el borrador de mi respuesta, todos (a excepción del
Dr. Fray Miguel Francesh, que dijo se hiciese efectiva la voluntad del sobe-
rano) fueron de este uniforme sentir : que acataban las órdenes que Vuestra
Señoría, en nombre del rey se había servido pasarles; no obstante, por vía
sólo de informe, y para que con madura consideración de las circunstancias
que ocurren, se sirva Su Sría. proveer lo más conveniente, que la mayor parte
de los estudiantes que cursan las clases de esta Universidad, está en el Colegio
Tridentino, que parece no tener proporción de trasladarse, conque parece
que si tan prontamente se efectuase la traslación de la Universidad, ella se
quedaría sin estudiantes, y éstos imposibilitados de seguir su carrera. Este
fatal estrago hace más temible cuanto que es notable la decadencia, que demásde 20 años a esta parte se advierte en la Universidad, ya por la menor aplica-
Edificio de la Universidad construido en la Nueva Guatemala. Hoy Facultad de Derecho.
ción a las letras, ya porque muchos de los que emprenden la carrera despuntanbien en ella, la dejan por seguir otros giros y, ya finalmente, porque de los
que la siguen, los más han dado en mirar con tibieza el honor de los grados
mayores, de modo que éstos, antes eran muy frecuentes, y desde ese tiempo
ya son muy raros y el número de doctores, que fué muy lucido, ahora es
cortísimo", »^'- '
El día 20 de julio de 1777, estando reunido el Claustro, el Rector dio
lectura a una comunicación del Presidente del Reino, cuyo tenor es comosigue : "En vista de lo que vuestra merced me expone en oficio de 10 de Julio
último, y de lo que dijo el Señor Fiscal, con voto consultivo del Real Acuerdo,
164
he resuelto por auto de 15 del corriente, que esa Real Universidad se cons-
tituya en esta capital dentro del término de tres meses, sin réplica ni excusa
alguna. Lo que hará vuestra merced entender a su Claustro, para su cumpli-
miento, dándome aviso del recibo de ésta. Dios guarde a vuestra merced
^ muchos años.—Nueva Guatemala, Julio 17 de 1777.—(f) Martín Mayorga'^
El día 10 de septiembre de 1777, el Rector leyó al Claustro un nuevo
oficio del señor Mayorga, por el cual emplazaba a la Universidad para que
dentro del término de dos meses se trasladara a la nueva capital. Oída que
fué por el Claustro se acordó cumplir lo ordenado, citando para ello a todos
los catedráticos. En efecto, el día 13 de octubre el Claustro dictó el siguiente
acuerdo : "En cuanto a las providencias respectivas a la traslación, se ordenó
la citación de los catedráticos, que aun residen en esta ciudad, para que
estén en la Nueva antes del 2 del siguiente mes de Noviembre, y a los Con-
siliarios para que acudieran a ella al tiempo de la elección y sus escrutinios
que deben comenzar desde el día de San Carlos (4 de Noviembre) y que,
entre tanto, se haga la regular apertura de estudios después de las presentes
vacaciones, en la propia Universidad".
En el segundo volumen —Época Republicana— estudiaremos la etapa
histórica comprendida desde la instalación de la Universidad de San Carlos
en la Nueva Guatemala, hasta nuestros días.
165
SEXTA PARTE
Extracto de las Constituciones de la Real y Pontificia
Universidad de San Carlos de Guatemala, aprobadas
por Su Majestad Don Carlos II y consagradas por
Su Santidad Inocencio XI
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jCONSTlTVCIONES¥!'• DE LA REAL VNIVERSIDAD
ÜDE SAN CARLOS11 DE GVATEMALA.|| APROBADAS
POR LA MAGESTADDEL SEÑOR REY
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Con licencia: En Madrid.' Por Jvlun de pAKFütsrimprenor Jc]iIiSros»\<¿»*
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Carátula del libro que contiene las Constituciones de la Universidad de S.-an Carlos.
El Rey|
POR CUANTO por Cédula mía de treinta y uno de Enero de mil seis-
cientos y setenta y seis tuve por bien de conceder licencia a la Ciudad de
Santiago de Guatemala para la fundación de una Universidad en el Colegio
de Santo Tomás de Aquino de ella, con diferentes bienes, y rentas, y seña-
ladamente con los que a este fin dejaron Don Francisco Marroquín, primer ,
Obispo que fué de su Catedral, y Pedro Crespo Suárez, Correo Mayor de la
misma Ciudad; y con efecto se erigió, con título, y advocación de San Carlo\s,
que es de mi Real Patronato. Y después por otra Cédula de seis de Julio
de mil seiscientos y ochenta mandé se formasen los Estatutos, y Constitu-
ciones para su mejor gobierno, en cuya ejecución el Licenciado Don Fran-
cisco de Sarassa y Arce, Oidor de mi Audiencia Real de las Provincias de
Guatemala, y Superintendente de dicha Universidad, en carta de diez y siete
de Mayo de mil seiscientos y ochenta y uno dio cuenta del estado de ella y
de sus bienes, y rentas, y juntamente remitió los Estatutos, y Constituciones
que hizo, y formó, cuyo tenor es como sigue.
TITULO I
De los Patrones de la Universidad
Primeramente ordenamos, que esta Universidad tenga por Patrones
especiales a los gloriosos San Carlos Borromeo y Santa Teresa de Jesús,
cuyas festividades se celebrarán en el tiempo y forma que en estas Consti-
tuciones se dispone en su lugar.
Ordenamos, que se reconozca por sus Patrones y Fundadores a los
Reyes Católicos de España, nuestros señores, y en su nombre a los señores
Presidentes de las Provincias, o a los que gobernaren, por haberla formado,
fundado y establecido para el bien espiritual y temporal destas Provincias y
vasallos. (Constitución la.)
170
TITULO II
De la elección del Rector
Ordenamos, que para hacer la elección de Rector de esta Universidad,
el Rector —cinco días antes de la fiesta de San Martín^— mande juntar a
Claustro a los Consiliarios por cédula de ante diem y juntos a cinco de no-
viembre en la Capilla —después del día de San Carlos Patrón de esta
Universidad— se haga el primer escrutinio de la persona que convendrá elegir
por Rector; y a ocho días del mismo mes se hará la misma Junta, para que
si se ofrecieren otras personas más a propósito para el dicho cargo las pro-
pongan; y a diez de noviembre se volverá hacer junta en la Capilla de la Uni-
versidad, se diga misa y acabada, hagan juramento de elegir Rector conforme
estas Constituciones —cuyo oficio dure hasta el año venidero dicho diez de
Noviembre— luego harán la elección de Rector por votos secretos, y la persona
en quien concurriesen más votos ha de tenerse por elegida; y si los votos estu-
vieren iguales, el Rector saliente publicará el suyo y por quien hubiere votado
será Rector. (Constitución 3.) Que para hacer la elección de Rector sea bas-
tante número de votos el de cinco consiliarios y el de Rector (saliente), aun-
que falten a la hora señalada los demás, por cualquier impedimento. Si la
Elección se hiciere de otra manera será nula. (Constitución 6.) Si en la elec-
ción de Rector sucediere alguna discordia y contradicción entre los votos, yde ello resultare no haber elección, la determine el Señor Presidente o quien
tuviere el gobierno de estas Provincias, previa consulta de los catedráticos de
Teología, Cánones y Leyes. (Constitución 7.) Que el Rector ha de ser electo
en esta Universidad, sea Doctor, graduado o incorporado en ella. (Constitu-
ción 8.) Que en el oficio de Rector no puedan ser electos : los religiosos, aun-
que sean Maestros graduados o incorporados a esta Universidad; ni ningún
catedrático, aunque no sea religioso, si no fuere jubilado y que actualmente
no esté leyendo su cátedra; ni ninguno que al tiempo de la elección fuere
opositor a cátedra; ni el que tenga menos de treinta años, aunque fuere Doc-
tor; ni Doctor en Medicina o Artes; ni el que no hubiere pasado dos años de
vacante de dicho oficio de Rector; ni el que hubiere sido Vice-rector el año
anterior, por poco o mucho tiempo. (Constitución 9.) Aunque conforme esta
Constitución los frailes no podían ser rectores, en cambio si podían serlo los:
"Canónigos y Dignidades de la Catedral de Guatemala, siendo graduados o
incorporados en la Universidad". (Constitución 8.) Que el Rector que se
hubiere de elegir sea un año de los Doctores eclesiásticos y otro año de los
Doctores seglares. De manera que la elección de Rector que sea alternativa,
sin que se pueda alterar el orden. (Constitución 10.) Que la elección de Rector
que se hiciere de otra manera de la que en estas Constituciones se establece,
sea nula. (Constitución 11.) Que cualquier persona que fuere elegida para
171
Rector, acepte el cargo, sin poder excusarle; y el Rector y Consiliarios que lo
eligieren no le admitan excusa, procediendo contra él con todo rigor, en virtud
del juramento que hizo cuando se graduó o incorporó en esta Universidad,
salvo que fueran tales causas y razones que diere, que parezcan bastante al
Claustro pleno, con consulta del Señor Presidente de estas Provincias; y si
no las tuviere por tales y todavía rehusare aceptar el cargo, sea desincorporado
de la Universidad y condenado a pagar trescientos pesos para el Arca de ella.
(Constitución 12.) Que tres días después de elegido el nuevo Rector, hagan
llamar a Claustro a todos los Doctores, Maestros y Consiliarios de la Univer-
sidad, en el cual todos jurarán obediencia al nuevo Rector y el que faltare,
sin legítimo impedimento, sea multado con cuatro pesos para el Arca de la
Universidad. (Constitución 13.)
TITULO III
De las atribuciones y jurisdicción del Rector
Ordenamos, que el Rector tenga en esta Universidad el lugar y asiento
principal, como cabeza de ella, y se le dé por los Doctores y Maestros toda
la autoridad que le toca, menos en aquellos actos que el Maestreescuela —por
razón de su dignidad le competen— , según está establecido en estas Constitu-
ciones. (Constitución 17). Que el Rector de la Universidad tenga autoridad
y mando dentro de las escuelas de ella, para hacer y proveer todo aquello que
le pareciere conveniente para la buena marcha de los estudios, y pueda multar
a los Doctores, Maestros y Ministros que en los Claustros y actos públicos en
algo se excedieren; que la multa en dinero no exceda de 20 pesos, y en lo que
toca a suspensión en el Claustro, ni otra de este género, no pase de dos meses
de tiempo; y si pasare, por merecerlo así el exceso, debe primero comunicarlo
con el Claustro y se ejecute lo que allí se resolviere. (Constitución 18.) Queen las causas criminales que los Doctores, Maestros o estudiante;^ cometieren
dentro de las Escuelas o fuera de ellas, el Rector tenga y ejerza jurisdicción,
de acuerdo con lo ordenado en la Real Cédula de su Majestad que consta
en estas Constituciones. (Constitución 19.) Que luego que el Rector fuere ele-
gido haga poner y publicar edictos dentro de ocho días, para que todps los
estudiantes que pretendan ganar cursos y graduarse se matriculen y juren
obediencia al Rector dentro de 40 días, contados desde el día que se hizo la
elección de Rector y no matriculándose en ese término, que no puedan ganar
curso en las Facultades. Se exceptúa esto con los estudiantes que fueren
forasteros y no vinieren, por algún accidente, al tiempo de la matrícula, que
comprobando el justo motivo ante el Rector podrán ser matriculados, desde
el día que se hiciere, y gozarán de los privilegios como los demás. (Consti-
tución 20.) Que el Rector dentro de 15 días de su elección, juntamente con
172
los Diputados de Hacienda, tome cuentas a su antecesor y reconozca los
libros de multas y penas, y vea si han sido pagadas y si no se hubieren excu-
sado, las haga efectivas dentro de tercero día de las cuales por este trabajo
lleve la sexta parte de lo que las multas montaren; y si no lo hiciere, incurra
el Rector en otro tanto de pena; y tome en este caso la cuenta y la ejecute
el Diputado de Hacienda más antiguo, llevando también la misma sexta parte.
Que asimismo, tome cuenta a su antecesor como al Tesorero Sindico, que
hubiere sido el año anterior, de lo que hubiere recibido en su poder y gas-
tado, según sus libros y cartas de pago, que precisamente ha de tener, comose determina en estas Constituciones. Y después de tomadas las cuentas,
asi a su antecesor como al Tesorero Síndico, las llevará al primer Claustro
pleno, que se celebrará dentro de tercero día en que se hayan terminado de
hacer las cuentas, para que allí se vean y aprueben o se haga lo que más con-
venga. Lo cual cumplirá el Rector, so pena de 20 pesos de multa y los Dipu-
tados pena de 10 pesos cada uno para que se vean obligados a todos los daños
que por esta omisión causaren a la Universidad. (Constitución 22.) Que el
Rector está obligado a convocar Claustros ordinarios así de Doctores y Maes-tros, como de Diputados de Hacienda, en el tiempo y cuando por estas Cons-
tituciones se ordenaren; y el Rector que no reuniere los dichos Claustros
—por cada uno que dejare de hacer— incurra en pena de 4 pesos para el
Arca de la Universidad. (Constitución 23.) Que el Rector puede convocar a
Claustros extraordinarios, para tratar de los asuntos graves que se presen-
taren. Y a cada miembro del Claustro, que siendo citado para el Claustro
—ordinario y extraordinario— faltare i;acurra en pena de dos pesos —si
fuere catedrático— y no siéndolo en 1 peso; salvo el caso en que alegare
causa legítima. (Constitución 24.) Que el Rector de ninguna manera
pueda dispensar que se hagan las dos matrículas al año o en curso alguno,
para graduarse en cualquiera de las Facultades; y si dispensara, incurra en
pena de 200 pesos y la dispensa sea nula. (Constitución 25.) Que el Rector,
no estando legítimamente impedido tenga obligación de asistir a todos los
actos públicos y secretos que en las Facultades se hicieren, así para grados
de Bachilleres, como para los ejercicios que los catedráticos están obligados
a tener por estas Constituciones; y no se pueda hacer acto ni examen de Ba-
chiller, sin licencia y mandato del Rector. (Constitución 26.) Que el Rector
tenga la obligación precisa de asistir personalmente a.todos los demás actos
que no fueren literarios, que por su cargo le pertenecen, en particular a las
fiestas de la Universidad, entierros y honras de los Doctores y Maestros ydemás funcionarios de la Universidad. Y se prescribe que si no asistiere
personalmente a todos los grados de Bachilleres en todas las Facultades, paseos
Ide Licenciados y Doctores, np perciba los derechos que, por razón de su cargo,
le pertenecieren, y se depositen a favor del Arca de la Universidad. (Constitu-
ción 27.) Y por que conviene que el Rector y el Maestreescuela de esta Uni-
173
versidad —como cabezas de la misma— tengan mutua correspondencia entre
sí, para edificación de los demás ; se ordena que el Rector y el Maestreescuela
asistirán juntos a los actos que, por razón de su cargo, les pertenecen. Y elj
que no asista, no estando legítimamente impedido, incurra en pena de 50
pesos, la mitad sea para el que haya asistido y la otra mitad para el Arca de la
Universidad. (Constitución 28.) Que. el Redor en unión del catedrático másantiguo o a falta de éste el segundo en antigüedad, visite cada dos meses a
todos los catedráticos, llevando consigo al Secretario, para hacer averiguación
como leen y si los estudiantes cumplen y ejecutan lo que por estas Constitu-
ciones está mandado y los que hallare haber contravenido a ellas —ya fuere I
catedrático o estudiante— multará, castigará o reprenderá. Bajo pena ác
6 pesos, por cada visita que dejare de hacer. (Constitución 29.) Que cuando
alguna cátedra vacare, dentro de dos días, el Rector convoque a Claustro
a los Consiliarios, para declararla vacante y poner edictos, de acuerdo con lo
que se establece en el título XVIII de la provisión de cátedras; y en caso de no
cumplir —salvo causa legítima— incurra en pena de 20 pesos. (Constitución
30.) Que el Rector tenga en su poder una de las tres llaves del Arca de la
Universidad y los dos diputados de Hacienda más antiguos, las otras dos;
y las llaves del Archivo, una el Rector, otra' el Diputado más antiguo y la
tercera el Secretario. (Constitución 31.) Que el Rector está obligado a visitar
dos veces al año el Archivo, y lo haga poner todo en orden de manera que
no se apolillen, pierdan ni confundan, y vea el libro de conocimientos, que
precisamente ha de haber en dicho Archivo, en que se tome razón de los pape-
les que se sacan de él. Bajo pena de 6 pesos, por cada visita que dejare de
hacer. (Constitución 32.) Que el Rector, por si sólo, no pueda gastar cantidad
alguna de los bienes de la Universidad, que exceda de 50 pesos, durante todo
el tiempo de su cargo ; so pena de pagarlo de sus propios bienes. Y para gastar
la susodicha cantidad, ha de preceder consulta y acuerdo de los Diputados
de Hacienda. (Constitución 33.) Que el Rector, al principio de las vacaciones
reúna a todos los catedráticos de la Universidad, y allí se señale la materia
y títulos, que cada catedrático ha de leer desde el principio del año hasta el
fin; y lo que se acordare* se haga notificar a los catedráticos que no hubieren
estado presentes, para que todos puedan conocer sus materias y lecturas.
(Constitución 34.) Que en todos los actos que hubiere de intervenir jura-
mento, se hagan en manos del Rector, estando presente el Secretario, y el
Rector lo tome y reciba así de los que se gradúen de Bachiller, como de los
demás funcionarios que entraren a servir a la Universidad;pero los que se
gradúen de Licenciados y Doctores lo recibe el Maestreescuela. (Constitución
35.) Que el Rector no favorezca directa o indirectamente a ningún opositor,
so pena de 50 pesos; y si el exceso o culpa del Rector en esto fuera excesiva,
quede inhabilitado para poder ser otra vez Rector. (Constitución 36.) Que
si el Rector entrare hacer oposición a alguna cátedra, por petición que entregue
174
al Secretario o de cualquier otra manera, quede vacante el cargo de Rector,
y el Secretario —pena de 10 pesos— , de cuenta al Maestreescuela, para que
se elija nuevo Rector en la forma en que se elije por causa de muerte o ausen-
cia, y como lo preceptúa la Constitución 52. (Constitución 37.) Que en caso
de que se recusare al Rector se haga la petición y causas de ella ante el
Maestreescuela, el cual ha de consultar inmediatamente al Señor Presidente
de las Provincias, para que nombre uno de los Doctores ante quien se pruebe
la recusación; si resultare justificada el Señor Presidente designará nuevo
Rector, y en caso contrario, el recusante pagará 50 pesos de multa. (Cons-
titución 38.)
TITULO IV
De los Consiliarios
Ordenamos, que el oficio de Consiliarios en esta Universidad es parte muyimportante para la buena observancia de las Constituciones, por haber de
elegir al Rector, que es el que las ha de guardar y observar. La elección de
Consiliarios la hará el Obispo, el Oidor más antiguo, el Rector, el Deán de la
Catedral y los catedráticos que hubiere en Teología. (Constitución 4.) Que
en la Universidad haya 8 Consiliarios, de los cuales cuatro han de ser Docto-
res, uno Maestro en Artes y los restantes Bachilleres, todos los cuales se han
de elegir en el mismo día que se haga la elección del nuevo Rector. (Constitu-
ción 39.) Que después de haber hecho la elección del nuevo Rector, por el
Rector y Consiliarios del año anterior, la misma víspera de San Martín (10 de
Noviembre) por la mañana se reunirá el Claustro pleno y se pondrán en una
urna los nombres de los Doctores y Maestros que se han de elegir. (Constitu-
ción 4.) Que el Secretario les notifique su elección, los cuales tendrán la
obligación de venir al Claustro donde el nuevo Rector hará el juramento y
profesión de fé en manos de su antecesor, y los Consiliarios recién electos
harán el juramento en manos del nuevo Rector. Este y los Consiliarios irán
luego a casa del Señor Presidente de estas Provincias, para comunicarle la
elección; y de allí todos acompañarán al Rector hasta dejarlo en su casa,
y por la tarde se hará pública la elección en la Universidad, para que al día
siguiente, a las once de la mañana, acudan a ella todos los estudiantes para
jurar y dar obediencia al Rector. Y al día siguiente, que será el de San Mar-
tín, acudirán el Rector y Consiliarios electos con sus antecesores a la Capilla
de la Universidad, donde todos los estudiantes le darán obediencia y jurarán
por su Rector. (Constitución 5.) Que el oficio de Consiliario consiste en
asistir al Rector y tener voto consultivo y decisivo en los Claustros que se
hicieren para la provisión de las cátedras vacantes. (Constitución 40.) Quelos Consiliarios en sus Claustros se sienten por su antigüedad de grados y
175
por el orden de las Facultades mayores, todo conforme a estas Constituciones.
Y en los Claustros plenos y demás actos públicos de la Universidad se sienten
después de todos los Doctores y Maestros, aunque sean en Artes. (Constituí}
ción 41.) Que ningún Consiliario se ausente de la ciudad, sin antes pedir'
licencia al Rector y Consiliarios, y por un término que no exceda de tres
meses. Y si no viniere dentro del término que se le dio o se hubiere ausen-
tado sin licencia, pasados 8 días el Rector y Consiliarios elijan en su lugar'
otro, de la misma clase y profesión, por el tiempo restante de aquel año y tenga
las mismas prerrogativas y votos que los demás. (Constitución 42.) Que en
ningún caso se pueda nombrar Viceconsiliario, si no es cuando habiéndose-i
de reunir Claustro no haya número de 5 Consiliarios, por estar legítimamente
imposibilitados o ausentes con licencia, que solo en este caso pueden el Rector
y Consiliarios nombrarlo para qué haya número bastante para dicho Claustro.'
(Constitución 43.) Que todas las veces que se tratare de recusar o privar a^
algún Consiliario, por justa causa, y así lo determinaren el Rector y Claustro,
no lo puedan hacer sino en dos meses antes del día de San Martín. (Consti-
tución 44.) Que si algún Consiliario se opusiere a cátedra luego que consta
su oposición, quede vacante su cargo de Consiliario. El Rector y los Consi-
liarios elegirán otro en su lugar. (Constitución 45.)
TMLLO V
Del Maestreescuela
Ordenamos, que el Maestreescuela, antes de asumir su cargo, presente en
el Claustro pleno —que convocará el Rector— la cédula de su Majestad, título
y testimonio de haber sido admitido en el Cabildo de la Iglesia Catedral de
Guatemala; y habiéndose obedecido por el Claustro, si no fuere Doctor por
esta Universidad, se le incorpore, pagando los derechos de Licenciado yDoctor; y por su calidad de Maestreescuela, se le dispensarán los actos y
pompa; y si no fuere Doctor, el Vice-Consiliario le dé los grados de Licen-
ciado y Doctor, sin actos ni pompa, atento a la aprobación de su Majestad;
pero ha de pagar los derechos como todos los demás; y no sea admitido al
ejercicio de su cargo, mientras esto no hiciere; y después hará juramento
de guardar estas Constituciones y usar su cargo conforme a ella; y luego el
Claustro lo admitirá para el ejercicio de su dignidad y oficio. (Constitución
46.) Por razón de su cargo, le corresponde al Maestreescuela recibir a los
que se presentaren para graduarse de Licenciado, Doctor y Maestro, asimismo,
hacer las demás diligencias que por estas Coiistituciones son necesarias para
los susodichos grados. Ver y examinar los títulos y testimonio de los que
pretendieren —siendo graduados en otras Universidades— incorporarse en
176
esta. (Constitución 47.) Que el Maestreescuela tenga el primer lugar en los
actos de repeticiones, quodlibetos, exámenes privados de Licenciados, Docto-
res y Maestros, y en sus grados, acompañamientos y paseos, por ser estos
actos los propios de su cargo, y no en otros, porque los demás siempre se ha
de preferir al Rector. (Constitución 48.) Que el Maestreescuela no pueda
ser opositor a cátedra, y si antes de serlo estuviere rigiendo alguna cátedrai
temporal, prosiga en ella hasta el cuádrenlo; y solo se le permite que si antes
de haber sido nombrado Maestreescuela obtuva cátedra en propiedad, la
continúe leyendo hasta que se jubile. (Constitución 50.) Que el Maestre-
escuela no pueda embargar, librar, ni aplicar, ni retener en sí ni en otra per-
sona los derechos de los grados de Licenciados y Doctores que corresponden
al Arca de la Universidad, ni otro efecto alguno; porque esto solo corresponde
al Rector y Diputados de Hacienda. Y si el Tesorero Síndico se lo entregare,
por su orden, lo pague de su bolsa. (Constitución 51.)
TITULO VI
De la ausencia del Rector y del Maestreescuela
Ordenamos, que si el Rector muriera dentro del año de su cargo o hubiera
' ausencia por más tiempo deLque se le permite (dos meses. Constitución 50)
por estas Constituciones, dentro de tres días de ocurrida su muerte o vacante
por ausencia, el Maestreescuela reúna a los Consiliarios a Claustro pleno para
elegir nuevo Rector —omitiendo dos de los tres escrutinios que las Constitucio-
nes disponen— porque sea menor el tiempo de la vacante. El que salga electo
Rector, previo juramento, dure en su cargo hasta la víspera de San Martín.
(Constitución 52.) Ordenamos, que el Rector no pueda hacer ausencia de
esta Universidad, en el año de su cargo, si no fuere con causa bastante y legí-
tima (Constitución 53), en cuyo caso debe el Rector nombrar Vice-rector a uno
de los Doctores del Claustro Universitario. (Constitución 54.) Ordenamos,
que cuando vacare la dignidad y oficio de Maestreescuela por muerte, ausencia
o provisión a mayor dignidad, el Rector y Claustro pleno, elijan tres de los
eclesiásticos más antiguos, que sean del gremio de los Doctores o Maestros;
la cual elección se haga por votos secretos de todos los Doctores y Maestros
que se hallaren presentes, para que ellos nombren Vice-Cancelario, al que
les pareciere y sea admitido al ejercicio de su cargo y dignidad. (Consti-
tución 57.)
177
TITULO VII
De los Diputados de Hacienda
Ordenamos que en esta Universidad haya 5 Diputados de Hacienda, cate-
dráticos en propiedad de ella, que se han de nombrar en el primer Claustro
que se hiciere después de la elección de Rector. (Constitución 60.) Que los
Diputados de Hacienda tengan la obligación de acudir a los Claustros que
trataren sobre los bienes y rentas de esta Universidad, al tiempo y cuando por
estas Constituciones se establece, y al que faltare, sin causa, por cada vez
incurra en pena de 3 pesos. (Constitución 61.)
TITULO VIII
De los Doctores y Maestros
Ordenamos, que todos los Doctores y Maestros Graduados o incorporados
en esta Universidad, formen parte de los Claustros y se hallen en los actos
públicos de ella, y tengan votos legítimos activos y pasivos, como capitulares
de la Universidad. Y lo mismo se entienda con los Maestros de Artes, siempre
que sean mayores de 20 años, porque los que fueren de menos edad no hande entrar ni tienen voto en el Claustro, pero pueden hallarse presentes en
todos los actos públicos y exámenes de su respectiva Facultad. (Constitu-
ción 63.)
TITULO IX
De los Claustros
Ordenamos, que en las Facultades de esta Universidad haya sala secreta
y apartada para celebrar claustros que lo formarán el Rector, Doctores, Maes-tros y Consiliarios, y no se haga en otra parte, pena de 20 pesos al Rector que
lo hiciere. (Constitución 76.) Ordenamos, que en los Claustros no se halle
presente persona alguna que no tenga voto, si no fuere el Secretario. (Consti-
tución 80.) Que durante el año se celebren seis claustros ordinarios de Doc-
tores y seis de Diputados de Hacienda. (Constitución 81.) Que si en el claustro
ordinario se juzgare ser negocio grave el que se tratare, se remita a Claustro
pleno. (Constitución 83.) Que para celebrar claustro pleno han de concurrir,
por lo menos, 20 Doctores y Maestros, con el Rector y Maestreescuela, previa
cédula de ante diem. (Constitución 84.) Que en todo lo que se propusiere
y votare en todos los claustros plenos, se ejecute lo que el mayor númerode votos determinare, —siendo caso de justicia— y si fuere de gracia, han
178
de concurrir todos los votos, que uno solo que contradijere, no tenga efecto
lo resuelto por la mayoría. (Constitución 89.) Que para que haya claustro
ordinario de Diputados de Hacienda, sea número bastante el de 5 Consilia-
rios. (Constitución 97.) Que en el Claustro de Diputados de Hacienda no
se pueda tratar otra cosa, sino lo que tocare a materias de hacienda de la
Universidad, excepto la de imposición de censos, que éstos no se han de impo-
ner sin acuerdo y resolución del Claustro pleno. Y en el Claustro de Consi-
liarios, no se trate más que de las vacantes de cátedras y lo que toca a sus
oficios. (Constitución 98.)
TITULO X
De las Cátedras
Ordenamos, que en esta Universidad ha de haber las cátedras siguientes:
Prima de Teología Escolástica, Vísperas de Teología Moral, Prima de CánO'
nes. Prima de Leyes, Cátedra de Instituía, Prima de Medicina, Cátedra de
Artes y Filosofía, Cátedra de Lengua Cakchiquel y Cátedra de Lengua Meji-
cana. (Constitución 109.)
TITULO XI
De los Catedráticos
Ordenamos y mandamos, que los catedráticos de esta Universidad están
obligados a leer sus cátedras todo el año continuo, excepto las vacaciones
generales que comienzan el 8 de Septiembre y terminan el 18 de Octubre, día
de San Lucas; y desde el primer día de pascua de Ramos hasta el de Quasi-
modo y demás fiestas que conforme a estas Constituciones se especifican.
Y la semana que no hubiere fiesta, será asueto el jueves, para que ese día
puedan los estudiantes repasar sus lecciones. El catedrático que dejare de
dar sus clases —fuera de las vacaciones y días festivos— sea multado en el
sueldo de ese día, y si en todo el año hiciere faltas de treinta días para arriba,
sin impedimento legitimo, se le imponga multa doble, y si faltare más de ese
tiempo se le privará de la cátedra. (Constituciones 123 y 125.) Que todos los
catedráticos tienen la obligación de dar clase una hora entera, media hora
dictando y la otra media explicando lo que hubiere escrito. Todas las clases
se darán en Latín, excepto la cátedra de Anatomía y Astrólogía que se dará
en Romance (Castellano), y los catedráticos que faltaren a su cátedra o no
asistieren la hora entera, serán multados por el Bedel. A los catedráticos se
les encarga —conforme a su conciencia— sean cumplidos, pues, no es justo
que defrauden el tiempo a la Universidad y a los estudiantes. (Constitución
179
113.) Que para evitar los graves inconvenientes que se siguen de hacer
ausencia los catedráticos, no puedan hacerla por más de dos meses, en tiempo
que sea lectivo, con licencia del Rector; y si pasados los dos meses, sin justa
causa, quedará vacante la cátedra. (Constitución 120.) Si el caiedráfico en-
fermare o por airo impedimento legítimo, está obligado a poner substituto
mientras durare el impedimento, de manera que los estudiantes no estén sin
clases. (Constitución 122.) El catedrático que leyere cátedra, en propiedad,
por tiempo de 20 años, puede ser jubilado, con goce del sueldo entero de su
cátedra. (Constitución 121.) Que todos los catedráticos tengan cuidado de
que los estudiantes oigan con atención, y los que no lo hicieren los reprenda
de palabra, y si no se enmendaren los eche del aula y avise al Rector, para que
los castigue. Si la falta fuere grave, se le cancelará la matricula o se le
expulsará de la Universidad. (Constitución 123.) Que cada cuatro meses se
haga anatomía en el Hospital, con asistencia de todos los catedráticos y estu-
diantes de Medicina. (Constitución 136.)
TITULO XIII
De la provisión de las Cátedras
Ordenamos, que no se pueda dar cátedra alguna, si no e^ por oposición,
precediendo los edictos y todos los demás requisitos de estas Constituciones.
(Constitución 148.) Que sucediendo cualquiera vacante, dentro de dos días,
el Rector y Consiliarios se reúnan a claustro y declaren vacante la cátedra,
y manden poner edictos para que cualquiera de la Facultad pueda ser opo-
sitor. (Constitución 149.) Que se pongan edictos por término de 30 días,
para las cátedras en propiedad y por 3 días, para las cátedras temporales.
(Constitución 150.) Pueden ser opositores todos los Doctores, Maestros, Li-
cenciados y Bachilleres graduados o incorporados en esta Universidad. (Cons-
titución 153.) Que ningún opositor se favoreí:ca de ninguna persona princi-
pal, que tenga cargo, autoridad o mando de su Majestad, ni de prelado ecle-
siástico o religioso, ni traiga cartas de recomendación, so pena de quedar
inhabilitado para ser proveído en la cátedra que pretcndiere. Y ningún Doc-
tor o Maestro de la Universidad favorezca, pública ni secretamente, a oposi-
tor alguno, bajo pena de 100 ducados de Castilla. (Constitución 155.) Que
ningún opositor durante el tiempo de la cátedra vacante, entre a casa de alguna
de las personas que formen parte del tribunal calificador, so pena de perder
la oposición. (Constitución 157.) Que cualquier persona que quisiere hacer
oposición a cátedra vacante, lo solicite al Rector por escrito. (Constitución
163.) El que desee ser opositor dé fianza bastante. (Constitución 164.) Que
180
si cumplido el término de los edictos no resultare más que un solo opositor,
el Claustro le adjudique y tome posesión de ella, pagando los derechos que
estas Constituciones ordenan. (Constitución 166.) Ordenamos, que cuando
se hayan ^e asignar puntos a algún opositor para el examen de oposición, el
Rector haga notificar a los demás opositores. Los puntos se harán conforme
al libro que se suele leer en la cátedra a que se oponen (el cual podtá traer
el opositor, si asi lo deseare) el libro se abrirá por un niño —que no exceda
de doce años de edad— con un cuchillo u otro instrumento proporcionado,
y de aquellas partes el opositor escoja lo que quisiere, y el Secretario lo ponga
en auto. Si la oposición fuere para las cátedras de Teología Escolástica,
Cánones, Leyes y Medicina, la lección de oposición ha de durar hora y media,
y en todas las demás una hora, la hora se ha de regular con reloj de ampolleta.
Que la signación de los puntos sea inviolable por 24 horas, antes de la dicha
lección. (Constitución 167.) Para el examen de oposición de ta cátedra de
Prima de Teología, se han de señalar punto en los tres libros primeros del
Maestro de Sentencias (de Pedro Lombardo), en cada uno de ellos un punto,
y para la cátedra de Sagrada Escritura, en el testamento Viejo y Nuevo. Para
la cátedra de Cánones en et libro de las Decretales; y para la de Vísperas de
Cánones, en el libro sexto de las Decretales y en el de la¡s Clementinas. Para
la cátedra de Leyes, en el Inforciado (Segunda parte del Digesto o Pandec-
tas de Justiniano) y el Código (el justiniano). Para la de Instituía, en la
Instituía (del Corpus juris civiles). Para la cátedra de Medicina, el primer
libro de "Aforismos*' de Hipócrates; el segundo punto, en los Pronósticos;
el tercer punto en el de las Epidemias. Para la de Cirujía y Anatomía, el
primer punto en los libros de "Usurpatium", el segundo punto, en los libros de
Hipócrates, comenzando por Galeno, el tercer punto, en el segundo libro de
Arte Curativa (Artis Medico^ ad glauconomen). Para la cátedra de Artes
(Filosofía) el primer punto, en la Física de Aristóteles, el segundo punto,
en los libros de "Generalione^', el tercer punto, en los de "Animaf'. Para las
cátedras de Lengua Mexicana y Kachiquel se han de señalar puntos en un
Misal, para predicar un sermón en cada lengua. Para la cátedra de Astrolo-
gía —si hubiere— en el libro de "Esphera" de Juan de Zacrobosco. Todas las
lecciones de oposición se han de leer en Latín. (Constitución 168.) Que serán
examinadores con voto para las lecciones de oposición, el Obispo de Guatema-
la, el Rector de la Universidad, el Dean de la Catedral, el Maestreescuela de
la Universidad y el Doctor más antiguo. (Constitución 177.) Ordenamos, que
votada la cátedra y regulados los votos, conforme a derecho, el que tuviere
la mayor parte se le adjudique la cátedra; y saliendo dos o más opositores con
igual número de votos, el voto del Señor Presidente de estas Provincias de-
cida. El Rector y el Claustro adjudicarán la cátedra al que la hubiere ganado,
y se le dará posesión dentro de ocho días. (Constitución 179.)
181
TITULO XV
De los estudiantes
Ordenamos que todos los estudiantes de esta Universidad, para poder
gozar de los privilegios de ella, están obligados a matricularse cada año, por
el tiempo que está señalado, y de lo contrario no puedan cursar ni graduarse.
(Constitución 183.) Que todos los estudiantes están obligados a jurar obe-
diencia "in licitus et honestis" al Rector. (Constitución 185.) Ordenamos,
que los estudiantes vivan en casas honestas y sin sospecha, y anden honestos
en sus trajes, y no usen medias de colores, pasamanos de oro, ni bordados,
ni guedejas, ni copetes. (Constitución 186.) Que ningún estudiante pueda
entrar en la Universidad con armas, y si entrare con ellas, se le incauten.
(Constitución 187.) Que ningún estudiante haga escrituras, ni mohatra, ni
tome fiado; ni el Rector se los consienta, antes los castigue. (Constitu-
ción 189.)
TITULO XVI
De las probanzas y autos que han de hacer los estudiantes, para recibir
los grados de Bachilleres en todas las Facultades
Ordenamos, que en esta Universidad se admitan los cursos que cualquier
estudiante hubiere cursado en otras Universidades, y los demás cursos los
cursen en esta Universidad. (Constitución 192.) Que para graduarse de Ba-
chilleres en cualquier Facultad han de cursar año por año, y no puedan hacer
dos cursos en el mismo año. (Constitución 194.) Que cualquiera que hubiere
sido penitenciado por el Santo Oficio o sus padres o abuelos, o tengan alguna
noticia de infamia, no sean admitidos a grado alguno en esta Universidad;
ni tampoco los negros, ni los mnlatos, ni los que comunmente llaman Chinos ^^^
(zambos), morenos, ni cualquier género de esclavo o que lo haya sido, porque
no solo no han de ser admitidos a grados, pero ni a la matricula. Y se declara,
que los indios —como vasallos libres de sa Majestad— pueden y deben ser
admitidos a matricularse y grados. (Constitución 196.) Que el que se hubiere
de graduar en Bachiller en Teología, ha de probar haber cursado la cátedra
de Prima de Teología en dicha Facultad; cinco cursos, en cada año; dos en la
cátedra de Decreto; uno en la Instituta; uno en la de Clementinas ; uno en
la de Víspera de Teología; sin los cuales no puede obtener el grado de Bachi-
ller; y ha de leer diez lecciones y tener un acto. (Constitución 199.) Que el
que hubiere de graduarse Bachiller en Cánones, tenga la obligación de apro-
bar dos cursos en la Cátedra de Prima y Víspera de Leyes, leyendo diez lec-
ciones y teniendo un acto, recibirá el grado de Bachiller en Cánones. (Consti-
(i) El mestizo de indio y negro.
182
tución 200.) Que el que hubiere de graduarse de Bachiller en Leyes, apruebe
cinco cursos en la Cátedra de Prima y Víspera de Leyes y dos en la Cátedra de
Instituta, lea diez lecciones y tenga un acto. (Constitución 201.) Que el que
hubiere de graduarse de Bachiller en Medicina, lo sea primero en Artes (Filo-
sofía) y ha de haber probado cuatro cursos en cuatro años distintos, y ha de
leer diez lecciones de las materias siguientes : la primera, de rebus naturalibns;
la segunda, de rehiis non natnrálihns; la tercera, de rebus pcefer natnram; la
cuarta, de fanguinis mitione; la quinta, de\ expurgatione; la sexta, de la sép-
tima de vrinis; la octava, de cirngía; la novena, de anatomía; la décima, de
facnltatibns medicamentorum. Que el Bachalaureando tenga un acto de
examen sobre las materias antes referidas. (Constituciones 204 y 205.) Que el
que hubiere de graduarse de Bachiller en Artes (Filosofía) ha de haber cur-
sado tres cursos en su respectiva Facultad y leerá diez lecciones : tres de
Lógica, cuatro de Filosofía, dos de Generatione y nna de Anima; y al tiempo
de recibir el grado el Bachalaureando tendrá un acto público de Conclusiones.
(Constitución 216.)
TITULO XVIII
De los erados de Licenciado y los actos que para ello se ha de hacer
Ordenamos, que el que hubiere de graduarse de Licenciado por esta Uni-
versidad, comparezca por petición ante el Maestreescuela, presentando el
título de Bachiller en la Facultad que pretendiera graduarse, y testimonio
que ha acabado el tiempo de pasante, el cual se entiende de cuatro años
para los Canonistas y Legistas y tres años para los Bachilleres en Medicina,
Teología y Artes. Y se declara que el dicho término se ha de contar también
desde el último curso ganado en sus respectivas Facultades. (Constitución
226.) Que los que se hubieren de graduar de Licenciados en todas las Facul-
tades, tengan obligación de hacer un acto de repetición de un punto o texto
—el que él eligiere— y de inferir las conclusiones que le parecieren. (Constitu-
ción 227.) Que en cada acto de repetición haya tres catedráticos que arguyan,
y cada uno proponga un argumento. (Constitución 235.) Que el que hubiere
de graduarse de Licenciado en Teología, fuera del acto de repetición, tenga
cuatro actos de conclusiones de los cuatro libros de las Sentencias (de Pedro
Lombardo). (Constitución 238.) Y tenga otro acto, que llaman de quodlibetos,
que ha de durar dos horas por la mañana y dos por la tarde, en el cual se hade disputar doce cuestiones, seis escolásticas y seis positivas. (Constitución
239.) Que el examen de Licenciado se haga, —como es costumbre— , en la
Sala del Cabildo de la Catedral, y en el examen que ha de durar una hora,
no podrá asistir Doctor o Maestro que no sea de la Facultad respectiva (Cons-
titución 248), y que se cierre la puerta mientras durare el examen. (Constitu-
ías
ción 250.) Que terminado el examen, el Maestreescuela mande salir al exa- 1
minado fuera de la Sala, y el Secretario traiga la urna para la votación, ycada uno de los examinadores, antes de la votación jurarán que procedan a
ella posponiendo todo odio, amor o temor. (Constitución 256.) Que hecho el
juramento, el Secretario dé al Decano y examinadores —que para este efecto
están hechas— una A. (aprobado) y una R. (reprobado). Y luego abra una
urna delante de los examinadores y la vuelva abierta hacia abajo, dando fé
que no hay letras en ella, y vuelta a cerrar la urna empiece la votación con el
Decano de la respectiva Facultad. (Constitución 257.) Que habiéndose votado,
se abra la urna en presencia del Maestreescuela, el cual deberá regular, contar
y ver las A.A. y R.R. que hay en ella. Y siendo aprobado por todos o la jnayor
parte, se asiente por auto y lo firme el Maestreescuela y el Secretario quien
se las llevará a enseñar al examinado. Si la mayor parte de los votos fueren
R.R., quedará reprobado, y si sucediere haber tantas A.A. como R.R. el Maes-
treescuela vote, y se esté a su voto. (Constitución 258.) Que al día siguiente,
después del examen, si el examinado no estuviere impedido por enfermedad
u ot/'a causa, habiendo sido aprobado, irán a su casa, el Rector, el Decano
y los cuatro examinadores que argüyeron, a las diez de la mañana con sus
insigni;í«5 doctorales, el Secretario, el Maestro de Ceremonias y Bedeles, a
caballo todos, con solemnidad de trompetas, y llevarán al laureado por las
calles de la ciudad e irán a casa del Maestreescuela, para traerlo a la Catedral,
donde en la Capilla Mayor, que estará adornada con alfombras. Y el Maes-
treescuela se sentará a la derecha, el Rector a la izquierda y el laureado en
medio, de pie y descubierto, y a su lado el Decano. Los demás doctores por
sus coros. El recipendario pedirá el grado de Licenciado con una breve ora-
ción y arenga; y hecho juramento y profesión de fe, si el graduado hubiere
tenido todas las A.A. en la aprobación, el Maestreescuela la dirá en alta voz:
Cum fueris ab ómnibus approbatus nemine discrepante. Y si tuviere algunas
R.R., diga conforme al número de ellas: cum fueris ab ómnibus duobus, vel
tribus. Y terminado el grado de Licenciado, éste dé las gracias al Maestre-
escuela. Y lleven al nuevo Licenciado a su casa el Rector y Doctores, al lado
derecho del Decano, porque antes de recibir el grado ha de ir al lado izquierdo.
(Constitución 264.)
TITULO XIX
De los erados de Doctores y Maestros en todas las Facultades
Ordenamos, que el que hubiere de graduarse de Doctor en cualesquiera
Facultad, ha de ocurrir al Maestreescuela con petición, presentando el título
de Licenciado o testimonio del mismo. Y visto por el Maestreescuela declare,
si debe o no admitir el grado de Doctor. Y en caso afirmativo, señale 20 días
184
de término dentro del cual tenga obligación de recibir el grado de Doctor,
con la solemnidad y pompa que se declara. (Constitución 265.) Que el Maes-
treescuela señale el día en que por la tarde —a las tres— se verifique el paseo
y al siguiente día el grado. (Constitución 266.) .
El Paseo
Ordenamos, que el paseo del doctorando se haga en la forma siguiente:
Han de ir adelante los que tocan los atabales, trompetas y chirimías, vestidos
con sus uniformes ; luego siga el acompañamiento de ciudadanos y caballeros
convidados e inmediatamente el gremio de la Universidad, yendo delante los
bedeles —con sus uniformes— y sus mazas doradas en los hombros; y luego
el Secretario y el Tesorero Síndico, juntos, y no otra persona; y de dos en dos
irán los Maestros de Artes —según su antigüedad— , después los médicos, teó-
logos, canonistas y legistas, todos de dos en dos, conforme a su antigüedad
de grados; y después vaya el doctorando con sus lacayos y pajes con sus
libreas y sus bastones pintados. El Rector vaya enmedio, el Decano a la
derecha y el Doctorando a la izquierda, y detrás ha de ir un hombre de armas,
a caballo, bien aderezado, con un bastón dorado, en el que lleve la borla en un
bonete o gorra, según fuere el estado del doctorando; y el padrino del grado
vaya detrás de todos. Y en este orden irán —los Doctores y Maestros, con sus
insignias y capirote— todos a caballo y a casa del Maestreescuela, el cual
estará ya, a caballo, para recibir al doctorando y desde allí irá a mano izquier-
da del Decano, y el Rector llevará a mano derecha al Maestreescuela ; y de esta
manera prosigan el paseo por las calles principales de la ciudad. (Constitu-^
ción 267.)
El Blasón
Ordenamos, que el doctorado ponga en la puerta o ventana de su casa
su escudo de armas en medio de un dosel, y allí estarán la víspera y el día
del recibimiento, (Constitución 268.)
Preparativos de la Ceremonia
Ordenamos, que al día siguiente, a las nueve de la mañana, vayan el
Rector, Decano, Doctores y Maestros de la Universidad a casa del doctorado,
de donde saldrán en el mismo orden, solemnidad y pompa que la víspera e
irán a casa del Maestreesc;iela, convidándole y suplicándole que lo honre.
Y le acompañarán a la iglesia catedral, donde ha de estar un tablado —capaz
para todo el Claustro, funcionarios y oficiales de la Universidad— . Y en
. 185
medio del asiento de los Doctores se ponga un baldaquin (especie de dosel),
y en él, pendiente, las armas reales, y al lado izquierdo el escudo heráldico
del doctorando, pintadas en lienzo. Y todo el tablado y las gradas por donde
se ha de subir cubiertas de alfombras, y las paredes colgadas con el mejor
adorno que se pudiere. Y se pongan sillas de un lado y otro, para que se
sienten el Maestreescuela, Rector, Decano, Doctores y Maestros de la Uni-
versidad, sin que otra persona alguna se siente con ellos, si no es el padrino,
el cual ha de ser persona calificada. Y en medio del tablado se ponga una
mesa, en donde estén las insignias doctorales : borla, aniUo y libro; y si fuere
seglar, espada y espuelas, en sus fuentes de plata, y, asimismo, las propo-
ninas y guantes que se han de repartir. Y junto a la mesa una cátedra pe-
queña, donde presida el Decano. (Constitución 269.)
El Examen
Que llegada la comitiva a la catedral se dirá misa, como de costumbre,
y terminada subirá el Decano a la cátedra, y estará el doctorando de pie,
junto a la mesa, a quien asistirán el Maestro de Ceremonias, Secretario yBedeles, también de pie, con sus mazas y vuelto el rostro al Señor Presidente
de estas Provincias. El doctorando propondrá una cuestión y la disputará
brevemente, pro utraque parte, y en seguida, el Rector argüirá contra la con-
clusión propuesta, a cuyo argumento el doctorando responderá; y después le
argüirán otros dos argumentos, uno un Doctor y otro un Bachiller, a los cua-
les no ha de responder a ninguno de ellos. (Constitución 270.)
El Vejamen
Que acabada la cuestión vaya el Maestro de Ceremonias y los bedeles,
por el señor Decano a la cátedra y lo sienten al lado del Rector, y luego lleva-
rán a la cátedra a la persona que ha de hacer el vejamen, que ha de ser uno
de los Doctores que nombrare el Maestreescuela, dándole tiempo competente
para ello. El vejamen ha de ser en prosa castellana, y para que con gracia
y sin ofensa para ninguno, lo vea primero el Maestreescuela, el cual lo rubri-
cará; pero que no sea demasiado escrupulosa la censura que se diere al
vejamen, dejando libertad para que, con gracia y donaire, pueda decir lo que
se le ofreciere, asi del doctorando, como de los demás miembros de la Uni-
versidad. Y todo el tiempo que durare el vejamen —que será media hora
—
esté de pie y descubierto el doctorando, a quien se ha de enderezar princi-
palmente, todo lo que se dijere en el vejamen. (Constitución 271.)
186
La ceremonia de la investidura
Las insignias, el ósculo» el anillo y el libro
Que terminado el vejamen vaya el Maestro de Ceremonias y los bedeles
al asiento del Decano y lo acompañen a la mesa donde está el doctorando,
para que éste pida las insignias doctorales, el cual las pedirá con breve ora-
ción latina; y el Maestreescuela le responderá con otra breve oración, remi-
tiéndolo al Decano para que se las dé. Y el doctorando, con otra breve
oración, pida al Decano las insignias, el cual recibiéndolas por mano del pa-
drino, se las dará al doctorando en esta forma: primero, le dá el ósculo en el
carrillo, diciendo : Accipe osculum pacís in signum fraternitatis amicítice cumAcademia riostra. Luego le polidrá el anillo en el dedo, diciendo : Accipe annu-
lum aureum in signum desponsationies, et coninngij te et sapientiam, tanqnan
sponsam Charissimann. Luego le dará el libro, diciendo: librnm sapientce
nt posis libere et pnhlice olios docere. (Constitución 271.)
La Espada y las Espuelas
Y si el doctorando fuere seglar, le ceñirá la espada dorada, diciendo:
Accipe ensem deanratnm in signum militice, non enin minus militant Doc-
tores adversus inimicos corporis, Y a continuación le calzará las espuelas
doradas con el padrino, diciendo : Accipe calcarla áurea, num quemadmodumacquites hostiliter prorumpunt inimicos, ita doctores adversus ignorantice cater-
vam. Y en seguida el Decano lo lleve de la mano, para que suba a la cátedra
y se siente en ella diciendo : Ascende in catedram et cede in ea ut tanqncan
Doctor: jura civilia (si fuera en leyes) Sacra litteras (si en Teología). (Cons-
titución 271.)
El Grado de Doctof
Y bajando el doctorando de la cátedra, delante del Maestreescuela, se
hincará y puestas las manos sobre los Evangelios hará la profesión de fe yel juramento de la Limpia Concepción de la Virgen María; hecho el jura-
mento se levante y pida —con una breve oración latina— al Maestreescuela
el grado de Doctor, refiriendo que ya está ordenado con las insignias docto-
rales y que solo le resta la borla y el grado. Y puesto otra vez de rodillas,
el Maestreescuela se la dará en esta forma: Auctoritatis Pontifitia et Regia
qua fungor in hac part concedo tivi —Licenciato meritissimo— gradum Doc-
toratus (in Civilia ó) Sacra Theologia facultare. Amén. Y a los demás según
a la Facultad que pertenecieren. Luego el nuevo Doctor le de las gracias
187
en breve oración; y el Decano lleve al nuevo Doctor ante el Presidente de
estas Provincias. Y a continuación el nuevo Doctor abrazará al Maestre-
escuela, al Rector y demás Doctores, y en el último término al Decano, el cual
se sentará en su lugar y el nuevo Doctor en el suyo y repartirán las propinas
y los guantes, con lo que se dará por terminado el acto. (Constitución 271.)
1
TITULO XX
De las incorporaciones
Y porque se debe atender mucho a que personas de erudición y conocidas
letras se incorporen en esta Universidad ordenamos que, los que fueren Licen-
ciados, Doctores y Maestros graduados por las Universidades de Salamanca,
Alcalá, Valladolid, París, Bolonia, México y Lima, sean admitidos, sin hacer
examen ni acto alguno en esta Universidad. (Constitución 278.)
Moderno edificio de la Universidad de San Carlos en la capital de Guatemala.
188
ILUSTRACIONES
PAGINA
Doctor José Felipe Flores 27
Doctor José María Alvarez y Estrada 28
Presbítero doctor José Simeón Cañas 29
Licenciado José Cecilio del Valle 30
Licenciado Miguel Larreinaga 31
Fray José Antonio de Liendo y Goicoechea 32
Doctor Francisco Marroquín, primer Obispo de Guatemala 34
Capitán Pedro de Alvarado y Contreras, conquistador de Guatemala 35
Capitán Pedro Crespo Suárez y el Obispo Francisco Marroquín 57
Capitán Pedro Crespo Suárez 58
Escudo de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos 66
Escudo pontificio de la Universidad de San Carlos de Guatemala 151
Fachada de la Casa de Alcántara (hoy museo colonial), Antigua Guatemala 158
Interior de la Casa de Alcántara, a donde se trasladó la Universidad 161
Edificio de la Universidad, construido en la Nueva Guatemala 164
Carátula del libro que contiene las Constituciones de la Universidad de San Carlos 169
Moderno edificio de la Universidad de San Carlos en la capital de Guatemala 188
189
índice de nombres propios y geográficos
Abelardo, 19.
Acosta (Pbro. José I¿narío de), 162.
Acuña Moreii'a (Dr. Esteban), 79, 84.
Aguilar Palomino (Fr. Diego de), 80, 82, 83.
Aguilar y de la Cueva (García de), 61.
Agüero (Líe. Baltasar de), 12, 150, 157,
Agustín (Antonio), 23.
Ahumada (Fr. Luis de), 52.
Alcalá, España, 1, 22, 23.
Alcántara (José de), 157, 158.
Alemania, 11.
Alfonso VIII, 20.
Alfonso IX, 20. •
Alfonso X, 21.
Altamira (historiador) 23, 24.
Alvarado y Contreras (Pedro de), 34, 35.
Alvarez y Estrada (Dr. José María), 28,
29, 30.
Amatitlán, 114.
América, 12, 13, 16, 24, 25, 44.
América Central, 26, 30.
Amézquita (Dr. Bartolomé de), 142, 143, 144.
Amézquita (Francisco de), 75, 113.
Andino (Fr. Juan de), 98, 123.
Andújar (Capitán Agustín de), 73.
Ángel (Fr. Joseph), 89.
Antigua Guatemala, 13.
Aparicio (Bernardo de), 96.
Aramburú (Bernardo de), 101.
Ardón (Diego), 30.
Arias Maldonado (Luis de), 150.
Armas Palomino (Fr. Ignacio de), 150.
Aro (Fernando de), 128.
Arpide (Juan de), 74, 75, 113.
Aristóteles (filósofo), 11, 23.
Arespacochaga (Juan), 105.
Arrechaga (Juan de), 83, 84.
Arria (Capitán Sebastián de), 105, 128,
130, 131.
Asque y Arosteguía (Capitán Joan Miguel
de), 102, 103, 105, 106.
Atenas, 11.
Audiencia de Guatemala, 54, 83, 133, 146,
149.
Audiencia de México, 70, 84.
Avalos y Porras (Br. Manuel de), 157.
B
Bacon (filósofo), 24.
Badarán (Cristóbal de), 99, 130, 131, 133,
134.
Badarán (Martín de), 122, 132.
Baños y Sotomayor (Ana de), 80.
Baños y Sotomayor (Dr, José de), 9, 79, 80,
82, 100, 128, 142, 144, 145, 146, 147, 148,
149, 150.
Barahona (Capitán Alvaro de), 108.
Barahona (Francisco de), 104, 108.
Barahona Loaiza (Francisco), 136.
Barahona (Capitán Gaspar de), 108.
Barahona (Sancho de), 8, 68, 69, 71, 104,
107, 108, 111, 114, 136.
Baeza (Francisco de), 103, 104, 105.
Bartínez de la Eche (Basilio), 106,
Barcelona, 11.
Barcena (Pedro de), 74, 76, 116, 117, 118,
119, 120, 121.
Barreda (Dr, Pedro de), 142, 143, 148,
Barrios Leal (Jacinto de), 151,
Batres Jáuregui (Lie. Antonio), 30.
Bernardi (filósofo), 24.
191
Berlín, 11.
Betanzos (Fr. Domingo), 24.
Betela (Ignacio), 29.
Beytialinajc (Joseph de), 86, 89.
Bolonia, Italia, 1, 20.
Bosch Gimpera (Pedro), 13.
Buenos Aires, 29.
Brasil, 31.
Caballón (licenciado), 37.
Cabarrús (banquero y político), 24.
Caccro (Francisco de), 133.
Cádiz, España, 124, 137, 138, 141.
Calange del Campo (Manuel), 135.
Cambridge, Inglaterra, 11.
Campo (Fr. Juan del), 58.
Cáncer (Fr. Luis), 26.
Cano (Fr. Agustín), 23, 89, 95.
Cano Gaitán (Antonio), 43, 46.
Cano (Fr. Diego), «82.
Caracas, Venezuela, 29.
Cárcamo Valdés (Pedro de), 59.
Cárdenas (Alférez Juan de), 73, 113.
Cárdenas (Fr. Pedro de), 49, 51.
Carlos (Bernabé), 73.
Carlos II, 9, 12, 74, 153, 169.
Carlos III, 24, 2S.
Carlos V, 25.
Carmona (Br. Francisco de), 80, 82, 83.
Cañas (Dr. José Simeón), 29. 30.
Carpintero (Guillermo), 134.
Carpintero (Jerónimo), 135.
Carrasca (Capitán Francisco de), 107.
Carreño (Juan), 88.
Cartagena, Colombia, 105.
Cartago, Costa Rica, 33.
Carvajal (Fr. Fernando de), 133.
Casas (Fr. Bartolomé de las), 26.
Castañeda Paganini (Ricardo), 13, 16.
Castillo (Carlos del), 117.
Castillo (Fr. Juan del), 130, 131. ^
Castillo (Fr. Rafael del), 82, 86, 89, 91.
Castro y Gallego (Juan de), 131.
Centeno (Manuel), 135.
Celada (Juana de), 36.
Centroamérica, 5, 12, 16, 31.
Cervellón Santa Cruz (Rodrigo), 46. 47.
Cevallos (Fr. Francisco de), 50, 51, 52.
Cisneros (cardenal), 22.
Ciudad de Goathemala, 97, 120, 149, 156.
Ciudad de Guatemala, 28, 29, 56, 61, 65,
78, 79, 97, 108.
Ciudad de Santiago de Guatemala, 50, 70,
86, 96, 97, 101, 102, 105, 106, 107, 109, 111,
112, 115, 116, 118, 124, 132, 170.
Ciudad de Santiago de los Caballeros de
Guatemala, 26, 53, 56, 66, 85, 95, 96, 130.
Ciudad Real de Chiapas, 28.
Ciudad de Veracruz, 103, 135.
Conde de la Gomera, 42.
Cota (Gregorio), 117.
Contreras (Br. Miguel de), 80, 84.
Córdova (José Diego Ignacio de), 9, 124,
125, 126, 136, 137, 138, 141, 142.
Costa Rica, 26, 29, 33.
Cuéllar Barahona (Capitán Miguel de), 107,
108.
Crespo (Antonio), 135.
Crespo (Juan de), 56.
Crespo Suárez (Capitán Pedro), 12, 56, 57,
58, 59, 60, 67, 68, 69. 70, 71, 98, 99, 111, 114,
123, 126, 127, 128, 170.
CHChacón y Abarca (Dr. Jerónimo), 95, 149.
Chiapas, 16. 26. 130.
Chile, 29, 43, 50.
Choluteca, Honduras, 31.
Dávila y Quiñónez (Lie. Antonio), 12, 82,
86, 89, 114, 150, 157.
Dávila Quiñónez (Lie. Ambrosio), 95.
Descartes (Renato), 24.
Díaz (Padre Alonso), 55.
Díaz del Castillo Valdés (Dr. Ambrosio),
43, 56, 59.
Díaz del Castillo (Francisco), 44.
Díaz (Felipe), 56, 59.
Díaz Cachorro (Eusebio), 74, 75, 90.
Díaz (Eusebio), 90.
Díaz de los Pozos (Diego), 133, 135.
Dighero (Juan Antonio ), 162.
Dolores (María de los), 163.
Duque de Alba, Marqués de Villa Nueva
del Río, 123.
Duruy (Víctor, historiador), 11.
192
E
Ecuador, 26.
El Salvador, 6.
Enríquez de Guzmán (General Enrique),
80, 124, 142, 148.
Escobar Estrada y Medinilla (Cristóbal de)
51, 52.
Escobar (Felipe de), 8, 96, 97, 100, 101, 102,
103, 104, 105, 106, 124, 125, 126, 130, 131,
136, 138, 141, 143, 144.
Escobedo (Fernando Francisco de), 65, 71,
72, 75, 76, 80, 81, 82, 85, 88, 144.
Escudero (Fr. Luis), 44.
España, 5, 8, 9, 11, 15, 20, 22, 23, 24, 25, 26,
29, 32, 43, 52, 53, 55, 56, 60, 61, 91, 103, 108,
111, 114, 122, 125, 133, 143.
Estados Unidos, 31.
Estrada (Escribano Pedro de), 43, 50, 53,
150.
Europa, 11, 19, 20, 23.
Feijóo (Pedro), 24.
Felipe IV, 51.
Fernández de Heredia (Alonso), 162.
Fernández (Dr. Miguel), 142, 145.
Ferrer González (Vicente), 12.
Figueroa y Victoria (Dr. Francisco José
de), 157.
Filipinas, 43, 44, 50.
Fuentes y Guzmán (historiador, Francisco
Antonio de), 77, 78, 144, 145, 156.
Flores (Dr. José Felipe), 23, 28.
Francesh (Dr. Fr. Miguel), 164.
Francia, 11, 19, 30.
Gaitán (Procurador Antonio), 42.
Gallegos (Fr. Francisco), 97.
Garate y Francia (Juan de), 83, 84.
García de Palacios (Lie. Diego), 41.
García de Oliva (Inés), 156.
Guerra (Fr. Crisóstomo), 150.
Guevara (Escribano Juan de), 36.
Giner (Francisco), 11.
Guirao (Fr. Alonso), 43.
González de Andino (Gaspar), 113.
González Batres (Dr. Juan José), 157, 158,
162.
González Calderón (Juan), 96.
González de Medina (Br. Lorenzo), 150.
Goajaca, 102, 103.
Guatemala, 7, 8, 9, 13, 15, 16, 26, 31, 32, 33,
34, 36, 43, 46, 48, 49, 50, 52, 53, 56, 59, 60,
61, 68, 72, 75, 77, 78, 80, 81, 83, 88, 97, 118,
120, 125, 126, 138, 142, 143, 144, 145, 160,
163, 181.
Guaymango (pueblo), 49.
Guazacapán (pueblo), 49.
Guindulain (Pedro de), 102, 103.
Gutiérrez (Alférez Melchor), 101, 102, 103.
Granada, España, 136.
Grecia, 11.
Gregorio XII, 45.
Gregorio XV, 12, 44, 51.
HHabana, 29.
Harvard, Mass., 12.
Herrera del Puerto (Alonso de), 41.
Hidalgo (Fr. Bartolomé), 130. 131.
Hipócrates (médico de la antigüedad), 181.
Hispanoamérica, 26.
Honduras, 26, 142.
Humboldt (Alejandro de), 11.
Hurtado (Catalina), 37.
Hurtado Betancur (Sebastián), 103, 106.
I
Ibáñez de Faría (Lie. Diego), 124, 143, 148.
Ibáñez (Simón), 121.
Inglaterra, 11, 31, 33.
Inocencio IV, 19.
Inocencio XI, 9, 12, 150.
Irnerio, 19. 20.
Isla Española, Antillas, 25.
Islas Filipinas, 49.
Italia, 11, 19, 22, 33.
Iturbide (Br. José Matías de), 12, 157.
Jocotenango (barrio de la Antigua Gua-
temala), 73.
Jonia, 11.
193
Jovellanos.
Julio III, 47.
Justiniano, 20, 181.
Kant (filósofo Manuel), 24.
Lara (Br. Carlos), 151.
Lara (Dr. José de), 151,
Larreinaga (Lie. Miguel), 31, 32.
Larios (Fr. Diego de), 44, 45, 46, 47.
Latre (Dámaso), 23.
León Cisneros (Capitán José de), 106, 107,
123.
León (Fr. Luis de), 23.
León, Nicaragua, 32, 157.
Ledesma (Pedro de), 48.
Lérida, España, 11.
Liendo y Goicoechea (Fr. José Antonio de)
32, 33.
Lima (Miguel de), 160.
Lima, Perú, 12, 26, 50, 71, 87, 103, 111, 153,
154.
Loaiza (Fr. García de), 43.
Loaiza (Isabel de), 69, 71, 104, 107, 108, 111,
114, 127, 136.
Locke, 24.
López de Vessa (Alonso), 131, 135.
López Ramales (Br. Pedro), 150.
Lorenzo (Nicolás), 117, 118.
Loyola (Dr. José de), 80, 83.
Lozada (Diego de), 56.
Lumbier (Capitán Joan Francisco), 102,
103, 105.
Luna (Luciano), 30.
MMacanaz, 24.
Madrid, España, 5, 24, 26, 29, 33, 50, 51, 53,
71, 72, 86, 88, 89, 96, 97, 100, 101, 102, 103,
116, 124, 130, 131, 132, 134, 135, 137, 138,
141, 142, 143, 144, 145.
Madriz Soriano y Paniagua (Lie. Lorenzo
de la), 150.
Maeda (Escribano Nicolás de), 73, 76, 81,
90, 102, 103, 106, 107, 108, 111, 112, 115, 119.
Manila, 126.
Mármol (Br, Ignacio de), 142.
Marqués de los Veles, 143.
Márquez (Francisco), 117.
Marroquín (Obispo don Francisco), 7, 12,
33, 34, 36, 41, 42, 53, 55, 56, 57, 67, 68, 69,
70, 71, 73, 113, 170.
Martínez (Basilio), 103.
Martínez Duran (Dr. Carlos), 13.
Martínez (Martín), 24.
Martínez de Morentin (Miguel), 102, 103.
Martínez del Valle (Pedro), 134, 135.
Matheu (Miguel), 46.
Mayorga (Miguel), 132.
Mayorga (Martín de), 13, 163, 165.
Medina de Monjarrás (Capitán Antonio
de), 102, 106, 113, 123, 137.
Mejía de la Cerda (Ana), 111.
Meléndez Carreño (Br. Juan), 79, 80, 82,
86, 89.
Meló (Cristóbal), 117, 118.
Meneos (Carlos), 12, 157.
Meza y Ayala (Antonio de), 134, 135.
Meza (Fr. Luis de), 8, 96, 97, 98, 99, 100,
105, 122, 123, 128, 129, 130, 131, 132, 134.
Metanzos (Fr. Jerónimo de), 73.
México, 12, 13, 16, 25, 29, 31, 33, 36, 42, 50,
60, 61, 68, 71, 74, 75, 79, 80, 81, 83, 84, 87,
88, 103, 110, 144, 153, 154, 157.
Miluti (Juan Thomas), 142.
Molina (Fr. Antonio de), 123.
Molina (Juan de), 74, 90.
Montes (Fr. Agustín), 42.
Montpellier, 11.
Montesinos, 26.
Morcillo (Fr. Francisco), 133, 135.
Moreira de Espinosa (Alonso), 56.
Moreira de Acuña (Dr. Esteban), 82.
Morga (Br. Diego José de), 161.
Morelia, 12.
Moreno (Dr. Jacinto Jaime), 65, 72, 82,
89, 90.
Morley (Dr. Sylvanus G.), 34.
Murga (Diego José de), 163.
Muñoz (Francisco), 97.
NNaboa y Salgado (Dr. Benito de), 65, 72,
78, 81, 82, 124.
Napoleón I, 11.
Navarro (Francisco), 141.
194
Navas y Quevedo (Fr, Andrés de las, Obis-
po de Guatemala), 142, 148.
Navia Bolaños (Dr. Antonio de), 142.
Nebrija (Antonio de), 22.
New York, 29.
Nicaragua, 26, 32, 33, 157.
Nueva España, 8, 44, 50, 53, 60, 68, 83, 87,
91, 102, 103, 130, 152.
Nueva Guatemala 13, 164, 165.
Nueva Granada, 50.
Nuevo Reino de Granada, 43, 49.
Nuevo Mundo, 12, 16, 25.
Nueva Veracruz, 102, 103, 106.
Nueva Ciudad de Veracruz, 107.
Núñez (Agustín), 115, 116, 117, 118, 119,
120, 124.
Obando (Fr. Bernardino), 150.
Obregón y Velasco (Manuel de), 103, 106.
Ocampo (Miguel de), 97, 132.
Olavide, 24.
Ordóñez y Aguiar (Fr. Ramón), 34.
Orena (Baltasar de), 54.
Ortega y Montañés (Obispo Dr. Juan), 72,
76, 79, 85, 88.
Ortiz de Otalahora (Antonio de), 146, 149.
Osma, 36.
Oviedo y Baños (Br. Juan de), 12, 156.
Oxford, Inglaterra, 11.
Ozaeta (Dr. Pedro de), 143, 144.
Palacios (Pedro de), 125.
Palacio de la Bastida (Dr. Juan), 81, 95.
Palacios Rubio, 23.
Palencia, España, 11, 20, 21.
Palenque, 13, 34.
Panamá, 105.
Parada Aparicio (Joaquín), 26.
Parejo (Br. José de), 150.
Pardo (Prof. Joaquín), 15, 16.
Parraga (Jerónimo de), 132.
Paulo III, 25, 45, 47.
Paulo V, 48, 49, 50, 51.
París, 11, 19, 20, 29.
Praga, 11.
Peña (Juan de la), 41.
Peraza de Ayala y Rojas (Conde de la
Gomera Antonio), 42.
Pereira (Juan), 119.
Pereira y Dovidos (Dr. Juan Luis), 43.
Pérez del Castillo (Antonio), 100, 101.
Pérez Barcia (Br. Domingo), 80.
Pérez de Aller (Juan), 122.
Pérez (Fr. Lorenzo), 67.
Pérez Dardón (Dr. Lorenzo), 156.
Pérez (Dr. Miguel), 143.
Perú, 44, 156.
Peten, 33.
Pinceton, 12.
Pineda (Guillermo de), 97, 108.
Pío IV, 45, 47.
Pío V, 47.
Porres (Miguel de), 97.
Portocarrero (Conde de la Conclova, Mel-
chor), 138.
Portobelo, Colombia, 105.
Puerto de Trujillo, Honduras, 30.
Puerto de Veracruz, 103.
Provincia de San Vicente de Chiapa, 97,
131, 132.
Provincias de Chile, 49.
Provincia de Guatemala, 49, 71, 100, 101,
130, 131, 132, 134, 170.
Pulido (Adrián), 98, 123.
Pulido (Vicente), 133, 135.
QQuartcro (Fr. Jacinto), 45, 46, 47, 48, 54.
Quiroga (Vasco de), 12.
Quirós (Antonio de), 113.
Quirós (Fr. Juan de), 130, 131.
Quito, Ecuador, 26.
Ramírez (José), 159.
Ramírez de Guzmán (Lorenzo), 77.
Real Audiencia de Guatemala, 49, 51, 55,
77, 79, 80, 106, 109, 121, 145.
Real Audiencia de México, 75, 77, 96.
Real Universidad de San Carlos, 81, 101,
102, 105, 106, 107, 111, 112, 115, 116, 117,
118, 119, 120, 121, 124, 147, 148.
Reino de Guatemala, 26, 33, 55, 65.
Remesal (historiador Fr. Antonio de), 36.
195
Rey de España, 84, 97.
Reyes (Baltasar de los), 113, 131, 132, 134,
135.
Río de Jocotenango, Antigua Guatemala,
114.
Río de la Plata, 43.
Rivas (Fr. Diego de), 79, 82, 84, 89, 150, 152.
Rivera (Bernardino de), 83.
Rivera (Dr. Juan Bernardo de), 84.
Rivera (Fr. Payo de), 68, 75, 79.
Rodríguez (Escribano Alonso), 36.
Rodríguez Dávila (Esteban), 98.
Rodríguez Páez Ponce (Br. Miguel), 80, 83.
Rodríguez (Padre), 24.
Roldan (Dr, Nicolás), 65.
Roldan de la Cueva (Dr. Jacinto), 65, 72, 73,
74, 81, 82, 87.
Roldan de Toledo (Dr. Nicolás), 15.
Roma, 97, 103, 104, 126, 137, 141, 156.
Rosales y Vivas (Miguel de), 163.
Roxel (Pedro de), 97.
Roxel (Bernabé), 97, 108.
Rosas (Antonio de), 71, 72.
Ruiz del Corral (Fr. Felipe), 42, 43, 44, 52.
Ruiz de Contreras (Fernando), 53.
Ruiz de Aguilar (Joseph), 125.
Rumania, 31.
Sagastume (Mariana de), 163.
Salamanca, España, 20, 21, 22, 23, 87, 103,
144.
Salazar (Dr. Antonio de), 150.
Salcedo (Pedro de), 133, 134.
Saldívar (Diego de), 105, 106, 127, 136.
Saldívar (Miguel de), 97.
Salmerón de Castro y Escobar (Br. José),
80, 82, 84, 86, 89, 91.
Santander (Sebastián), 41.
Santa Cruz (Manuel de), 159.
Santa Fe de Bogotá, 156.
Santa María (Fr. Juan de), 48, 49.
Santo Domingo, R. D., 12, 25, 26.
San Agustín Sumpango, pueblo, 48.
San Antonio, Sacatepéquez, 73,
San Felipe, Sacatepéquez, 73, 114.
San Lorenzo (pueblo), 48.
San Miguel (pueblo), 30.
San Salvador, 30. .
San Vicente de Chiapa y Guatemala, 48.
Sarassa y Arce (José Francisco), 8, 96, 101,
102, 106, 107, 108, 109, 111, 112, 116, 117,
118, 119, 120, 121, 126, 127, 128, 137, 142,
143, 144, 145, 146, 148, 170,
Sarmiento Valderrama (Juan), 61.
Señoyo (Fr. José Ángel), 82, 86,
Serresuela Calderón (Antonio), 66, 67.
Sevilla, España, 105, 127, 130, 131, 137.
Sierra Osorio (Oidor, Lie. Lope de) 75,
77, 84, 95.
Siliézar (Dr. Miguel de), 159.
Soconusco, 75.
Solano (Antonio), 24.
Soto, 23.
Suárez (filósofo), 12, 23.
Suárez (Fr, Francisco), 123.
San Caríos (santo), 115, 121, 163, 170, 171.
San Juan (santo), 118, 119.
San Lucas (santo), 65, 90.
San Martín (santo), 171, 175, 176.
Santo Tomás (santo), 115.
Santa Catalina (santa), 115, 119, 120, 121.
Santa Teresa (santa), 115, 163, 170.
Tafoya (Dr. Melchor de), 67.
Tejutla, pueblo, 162.
Toledo, España, 11, 56.
Torres, 24.
Toused, Mr. 24.
Tucumán, Argentina, 43.
Toulouse, 11.
uUaxactún, Peten, 33. 34.
Ugarte y Saravia (Obispo Agustín), 56.
Urbano VIII, 55.
Urquiola y Elorriaga (Oidor Dr. Juan Bau-
tista), 74, 75, 76, 78, 81, 82, 83, 84, 87, 90,
91, 95, 96, 112.
Universidad de Alcalá, España, 59, 104, 110,
143, 147, 148, 188.
Universidad de Bolonia, 188.
Universidad de Guatemala, 61, 97, 103.
Universidad de Lima, Perú, 49, 51, 147, 148,
153, 154, 188.
Universidad de México, 49, 50, 51, 68, 74,
75, 77, 78, 83, 90, 147, 148, 153, 154, 188.
Universidad de Osuna, 79.
169
Universidad de París, 188.
Universidad de Salamanca, España, 59, 74,
90, 91, 104, 110, 143, 147, 148.
Universidad de San Carlos de Guatemala,
95, 96, 106, 115, 121, 124, 143, 144, 150,
152, 156, 167, 188.
Universidad de Valladolid, España, 59, 104,
143, 147, 148, 188.
Villa de los Barrios, 56.
Villa de la Parra, 136.
Villarroel, 24.
Vitoria, 23,- 26.
Vives (filósofo), 12.
Vorda (Juan de), 107.
Vadarán (Xpoval de), 100.
Valenzuela (Fr. Rodrigo de), 150.
Valverde Orozco (Dr. Diego de), 80, 146.
Valla (Lorenzo), 22.
Valladolid, España, 11, 12, 21, 22.
Valle (Lie. José Cecilio del), 30, 31.
Valle de Xocotenango, Sacatepéquez, 36, 37.
Vallejo (Juan), 126.
Van Espen, 24.
Vázquez de Coronado y Ulloa (Carlos), 61.
Vázquez de Molina (Juan), 150, 157.
Veracruz, 91, 98, 102, 105, 123, 125, 131,
133, 135.
Verapaz, 76.
Veytialinaje (Joscph de), 88.
Ximénez (cronista Fr. Francisco), 65.
Xocotenango, barrio de la Antigua Gua-
temala, 36, 37.
Xuárez (Fr. Joan), 98.
Yale, U. S. A., 12.
Zacatecoluca, El Salvador, 30.
Zacrobosco (Juan de), 181.
Zapata y Sandoval (Fr, Juan), 45, 50.
Zorrilla de Velasco (Manuel), 8, 96, 98, 99,
100, 101, 122, 123, 128, 129, 130, 133, 134,
135.
Zuaza Otalora (Francisco de), 105, 128.
197
ESTB LIBRO SE TERMINÓ
DB I M P R I M I R EL VELNTE
DE NOVIEMBRE DE MIL
NOVECIENTOS CUARENTA YSIETE EN LOS TALLERESDE LA TIPOGRAFÍA NACIO-
NA2, DB GUATEMALA. C. A.
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