Castañera Jaime - La Misión de La Universidad

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Fundamentos de la postmodernidad Hemos señalado ya una serie de características de la postmodernidad, muchas de ellas paradójicas y hasta contradictorias. A continuación, exponemos los fundamentos o principios básicos de esta tendencia que, en buena medida, sintetizan los rasgos característicos antes mencionados. Desencanto y debilidad de la razón La razón “fuerte”, propia de los sistemas filosóficos anteriores, se ha mostrado impotente para explicar los desastres de la humanidad. De este modo, la confianza en la razón, típica no sólo de la modernidad, sino también del Medioevo, se quiebra para ingresar en los tiempos del pensamiento débil, inseguro y desilusionado. La postmodernidad se inicia, pues, con desencanto y desconfianza de la razón, dado que la seguridad y la confianza en ella, depositadas desde el Renacimiento y la Ilustración, se han convertido lentamente en inseguridad, desconfianza, decepción y desengaño. Promesas y realidades no se corresponden. La ilusión puesta en la ciencia, técnica, la justicia, la igualdad social, etc., no se ha logrado o, al menos, no se ha logrado como se esperaba. Los avances han sido parciales y el progreso tecnológico está siempre acompañado de aspectos negativos; en consecuencia, será siempre un progreso amenazado y para beneficio de unos, utilizando, a veces, como dominio y poder sobre los demás. Por lo que no existe seguridad de que tales avances “hayan convertido al sujeto humano en más hombre, ni siquiera que la razón produzca racionalidad” 1 . La historia de la razón es la historia de los desengaños de la razón o de lo irracional de la razón. 1 Mardones, 1991, 18. Castañera Jaime. La misión de la Universidad y el espíritu universitario. Ed. Progreso. México, 2005.

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Castaera Jaime. La misin de la Universidad y el espritu universitario. Ed. Progreso. Mxico, 2005.

Fundamentos de la postmodernidadHemos sealado ya una serie de caractersticas de la postmodernidad, muchas de ellas paradjicas y hasta contradictorias. A continuacin, exponemos los fundamentos o principios bsicos de esta tendencia que, en buena medida, sintetizan los rasgos caractersticos antes mencionados.Desencanto y debilidad de la raznLa razn fuerte, propia de los sistemas filosficos anteriores, se ha mostrado impotente para explicar los desastres de la humanidad. De este modo, la confianza en la razn, tpica no slo de la modernidad, sino tambin del Medioevo, se quiebra para ingresar en los tiempos del pensamiento dbil, inseguro y desilusionado.La postmodernidad se inicia, pues, con desencanto y desconfianza de la razn, dado que la seguridad y la confianza en ella, depositadas desde el Renacimiento y la Ilustracin, se han convertido lentamente en inseguridad, desconfianza, decepcin y desengao. Promesas y realidades no se corresponden. La ilusin puesta en la ciencia, tcnica, la justicia, la igualdad social, etc., no se ha logrado o, al menos, no se ha logrado como se esperaba. Los avances han sido parciales y el progreso tecnolgico est siempre acompaado de aspectos negativos; en consecuencia, ser siempre un progreso amenazado y para beneficio de unos, utilizando, a veces, como dominio y poder sobre los dems. Por lo que no existe seguridad de que tales avances hayan convertido al sujeto humano en ms hombre, ni siquiera que la razn produzca racionalidad[footnoteRef:1]. La historia de la razn es la historia de los desengaos de la razn o de lo irracional de la razn. [1: Mardones, 1991, 18.]

Aquella razn ilustrada con pretensiones de verdad, de totalidad y de objetividad es ahora menos verdad y ms verdades, menos total y ms parcial, y menos objetiva y ms subjetiva. La razn o qu es el hombre.Desde esta perspectiva, cada vez ms aceptada, buena parte de la clase intelectual ha adoptado una actitud agnstica, convirtindose sta en una especie de moda, de comn denominador e incluso de valor intelectual. Este desencanto de la razn y debilidad del pensamiento tambin ha generado, sobre todo en los jvenes, una actitud de indolencia, de tal manera que ya no existen razones fuertes para convencer e ilusionar (agnosticismo popular). La razn desencantada es ya tan dbil que ha perdido la fuerza de la razn para romperse en mil razones[footnoteRef:2]. [2: Gervilla, 1993, 46.]

Ante el desencanto de la razn todo es posible. Si antes el ser deca de muchas maneras, ahora se puede decir de muchas cosas; ms que en un ser, hay mltiples seres nuestra sociedad, la sociedad postmoderna, es as, globalmente irracional, como resultado de muchas racionalidades parciales.Prdida del fundamentoLa prdida del fundamento (principios, bases, races, cimientos, valores fundamentales) ha ocasionado la fragmentacin y el nacimiento de mltiples fundamentos. Han terminado los grandes principios de la modernidad. Nos movemos en una pluralidad de formas de justificacin.Todos los comportamientos pueden cohabitar son excluirse, todo puede escogerse a placer, lo ms operativo como lo ms extico, lo viejo como lo nuevo, la vida simple ecologista como la vida hipersofisticada, en un tiempo desvitalizado sin referencia estable, sin coordenada mayor.[footnoteRef:3] [3: Lipovetsky, 1990, 41.]

Esta disolucin crea una situacin de temporalidad en las vinculaciones sociales, una desorientacin de cara al futuro y una desvalorizacin de los valores supremos o suprahistricos de la modernidad. No vivimos en una sociedad sin valores como a veces omos comentar; ms bien, vivimos en una sociedad que, al poseer otros valores, hace invlidos los de la generacin precedente. O mejor, quiz, sera decir que, al convivir unos con otros. Se hace difcil, cuando no imposible, distinguir con claridad el valor del antivalor. Como ya habamos sealado anteriormente, en la postmodernidad ya el fundamento no existe, pues no hay fundamento para justificar el fundamento.As pues, hemos pasado de la mayscula a las minsculas en todos los rdenes de la vida, desde los fundamentos o principios vitales hasta las instituciones. Y las maysculas que an permanecen, slo son maysculas para cada uno. De este modo, la postmodernidad dice adis a todo fundamento y a los grandes principios fijos para abrirse a una nueva episteme de indeterminacin, discontinuidad y pluralismo.Las consecuencias sociales de esta prdida de fundamento o principios vitales, segn Jos Mara Mardones, se cifran en tres elementos clave; a saber:La prdida de la centralidad de la religin: salvacin, destino del hombre, pecado, gracia, etc., ocupando su lugar los problemas econmicos: qu y cmo producir, qu beneficios obtener. Sustitucin, en consecuencia, de los valores religiosos por valores econmicos.Un mundo de cosmovisiones fragmentadas, al desaparecer en Occidente la cosmovisin cristiana. A esta prdida de la sacralidad o desacralizacin, Max Weber la llam desencantamiento del mundo.Una creciente burocratizacin, derivada del crecimiento industrial y econmico. Se hace necesario introducir orden para clasificar y subclasificar organismos cada vez ms complejos en la vida social y poltica.[footnoteRef:4] [4: Cf. Mardones, 1989, 14-18.]

En sntesis, al postmodernismo no le preocupa cul sea la realidad total, se conforma con la parcialidad que momentneamente percibe. Des este modo, su vida es un reino de subjetividad autnoma, sin rumbo ni orientacin predeterminada. Lipovetsky, es su libro La era del vaco, afirma al respecto: Dios ha muerto; las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo. Esta es la alegre novedad.[footnoteRef:5] [5: Lipovetsky. 1990, 36.]

Incredulidad ante los grandes relatos de la humanidadSiguiendo a Lyotard, entendemos aqu por grandes relatos aquellas narraciones que se encuentran en todas las culturas y que tienen la finalidad de dar una visin integrada y coherente de los distintos aspectos de la realidad. Ejercen, pues, mltiples funciones, como dar cohesin al grupo, legitimar valores y proyectos, o hacer aceptables las normas que rigen una colectividad. En este sentido, son grandes relatos la emancipacin progresiva de la razn, de la libertad, del trabajo; la tecnociencia capitalista, el comunismo o el cristianismo. No son mitos en el sentido de la interpretacin de las realidades fundamentales en forma simblica, aunque, al igual que los mitos, su finalidad es legitimar las instituciones y las prcticas sociales, polticas o ticas, as como las leyes y maneras de pensar. Pero, a diferencia de los mitos, estos relatos no buscan la legitimidad en un acto originario fundacional primigenio sino en el futuro, en la idea que se ha de realizar.[footnoteRef:6] [6: Ctr. Lyotard, 1990, 29-30.]

La postmodernidad rechaza estos grandes relatos o metarrelatos, porque rechaza la verdad absoluta, la modernidad dogmtica, el fundamento, los grandes mitos o ideologas que han sostenido la modernidad. Para los ilustrados, era la razn (que la humanidad fuera ilustrada); para los revolucionarios franceses, de 1978m era la libertad lo que nos llevara a la igualdad y a la fraternidad; para Adam Smith, era el liberalismo econmico; para Saint-Simon, era la industrializacin; para Marx era la emancipacin de la propiedad privada Estos grandes relatos que nos prometan cambios, que animaban a la lucha, que daban esperanza y hasta cambiaban el riesgo por seguridad, ha muerto y no tienen posibilidad de resurreccin.Hoy conocemos de sobra los fracasos histricos para afirmar con seguridad donde est la verdad o el ideal a seguir: en el continente ilustrado se dieron dos guerras mundiales, las ideologas marxistas generaron dictaduras y pobreza, el capitalismo permite el derroche y la miseria, y el neoliberalismo an ms Ninguna ideologa es slida y fiable. Ningn relato merece nuestra confianza; llmense liberales o de la clase obrera, cristianos o humanistas, siempre nos encontramos con la legitimacin del terror, de las diferencias, de la imposicin militar o poltica, del anonimato de los sometidos.[footnoteRef:7] [7: Cfr. Mardones, 1986, 6-8.]

En la postmodernidad, la desaparicin de estos relatos no implica en modo alguno nostalgia o tristeza; por el contrario, se vive con alegra y esperanza; alegra por haberse liberado del peso de los grandes relatos, es decir, de la verdad, de la razn, de la unidad, de la objetividad, y esperanza ante un horizonte libre y abierto a mltiples experiencias. En la muerte misma de los grandes relatos surge el nacimiento de muchos pequeos relatos o historias pequeas que continan tramando el tejido de la vida social y que iluminan aspectos parciales de la realidad, pero sin la pretensin de ofrecer una respuesta de validez universal. En palabras de Lyotard: Para la mayora de la gente ha desparecido la nostalgia del relato perdido[footnoteRef:8]. [8: Lyotard, 1984, 11.]

Se trata de vivir ahora una situacin diferente, de crisis, incredulidad, desconfianza..., que surge al abandonar la proteccin, la certeza, la seguridad: ... de los grandes discursos metafsicos que servan de base a la modernidad. Con la postmodernidad se toma conciencia de la complejidad del ser humano y de la sociedad, de que no todo est estructurado, de que no existe un punto de vista nico ni un elemento clave para comprender y explicar la realidad. La fragmentacin y el pluralismo son el destino insuperable del hombre de hoy como reaccin a pocas unificadoras y uniformadoras del pasado, y tambin como consecuencia de nacimiento de escenarios que manifiestan distintas maneras de estructuracin y funcionamiento en todos los mbitos.Disolucin del sentido de la historiaDesde la perspectiva anteriormente expresada, la historia, o mejor, la gran historia, se disuelve en mltiples historias microscpicas, en una infinidad de relatos, sin visin totalizadora alguna. Hay un sinnmero de historias individuales, tantas como personas existen o existieron; cada quien tiene o tuvo la suya. La gran historia carece de sentido; es una invencin de los historiadores, quienes seleccionaron los acontecimientos que les interesaban y los relacionaron dndoles un sentido lgico. Cada historiador da un sentido lgico-personal a la historia, a veces opuesto totalmente al de otros historiadores.Con esta visin, los postmodernos afirman que la historia ha llegado a su fin, que ha perdido su sentido, se ha disuelto o emancipado de la modernidad. El verdadero sentido de la historia es ahora reconocer la ausencia de un nico sentido. Al respecto, Jos Antonio Ramrez, en su artculo Catecismo breve de la postmodernidad, expresa: Las verdades relativas aparecen en un esquema combinatorio mucho ms irnico que trgico. Las contradicciones son bienvenidas, no por aquello de la sntesis dialctica, sino porque, al parecer irresolubles, dan variedad y animacin al mundo. Si toda verdad es algo falsa, toda mentira es algo verdadera[footnoteRef:9]. [9: Ramrez, 1989, 39.]

La historia fue en la Edad Media esperanza de salvacin y en la Edad Moderna, anhelo de liberacin sucesiva: el relato cristiano de redencin, el relato marxista de emancipacin de la explotacin, el relato capitalista de la emancipacin de la pobreza, por mencionar algunos ejemplos. Bajo estos relatos se ordenan infinidad de acontecimientos. El movimiento postmoderno, por el contrario, pone fin a este modo de entender la historia, al considerar que el ser humano no puede escapar de su situacin particular ni de su contexto vital que, al mismo tiempo, lo configuran y condicionan.La destruccin de la ontologa, llevada a cabo por Nietzsche y Heidegger, es considerada por Vattimo como base de la no historicidad, de la postmodernidad o de la prdida de una filosofa de la historia:La ausencia de una filosofa est acompaada por la historiografa en lo que, con derecho, se puede llamar una verdadera disolucin de la historia en la prctica actual y en la conciencia metodolgica. Disolucin significa, por cierto y ante todo, ruptura de la unidad y no puro y simple fin de la historia: el hombre se ha dado cuenta de que la historia de los acontecimientos polticos, militares, ideolgicos es slo una historia entre otras[footnoteRef:10]. [10: Vattimo, 1987, 13.]

La postmodernidad, pues, certifica la disolucin de la historia como proceso unitario. La interpretacin lineal-ascendente, primero cristiana y luego modernosecular, ha perdido todo su vigor al carecer de valor las visiones totales en las que venan inscritos los hechos particulares. Nietzsche expres esta situacin sealando que es necesario acabar con ese horrible imperio del absurdo y del azar al que hasta hoy se le ha dado el nombre de historia[footnoteRef:11]. Cioran dir que la historia es una supersticin ms a extinguir[footnoteRef:12]. O bien, Martin Serrano afirma que la realidad se disuelve en fragmentos: sucesiones de momentos, parcelas de mbitos, secuencias de actos[footnoteRef:13], sin que sea posible un nico punto de referencia, pues los poderosos medios actuales hacen imposible una historia universal, ya que los centros de la historia se han multiplicado vigorosamente. [11: Nietzsche, 1984, 135.] [12: Cioran, 1988, 42.] [13: Serrano, 1986, 42.]

La historia ha llegado aqu a la mayora de edad, pues, al renunciar a los grandes relatos y a la filosofa de la historia, ha renunciado tambin han sentido de la historia, a su hilo conductor. Ahora se busca su sentido en la prdida del sentido. Aqu, con un sentido gozoso prdida es ganancia, descubre la multiplicacin de horizontes, de lo contingente, la deshistorizacin de la experiencia. El postmodernismo va despacio porque no tiene que ir a ninguna parte[footnoteRef:14]. [14: Umbral, 1988, 65.]

Frente a las utopas de la modernidad, la posmodernidad opta por el presente. As lo explica Gilles Lipovtesky (1990, 51):Vivir el presente slo en el presente y no en funcin del pasado y del futuro es la prdida del sentido de la continuidad histrica. Hoy vivimos para nosotros mismos, sin preocuparnos por las nuestras tradiciones y nuestra prosperidad. Vivir esta situacin es para el hombre moderno un motivo de alegra, pues supone la liberacin de mltiples alienaciones histricas que durante siglos ha sufrido la humanidad y, por tanto, la posibilidad de vivir la propia realizacin humana.Fragmentacin moralSe ha perdido todo fundamento del ser, de la razn, de la historia, no queda ms que la fragmentacin existencial y cambiante. La moral, en consecuencia, era tambin fraccionada, en principio dijo que la sustenten. En el centro de la accin es el yo, los sentimientos o las la preferencia de cada uno orientarn la accin, literal tambin criterios siempre personales lo que la juzguen. Al desaparecer toda orientacin normativa y todo criterio de valor, habr, pues, tantas reglas morales como necesidades tenga cada uno.La postmodernidad, con esta pluralidad de lgica y discursos que surgen al rechazar todo fundamento ontolgico, inicia una proliferacin de ticas particulares, sin posibilidad alguna de contento generales. De ah el comentario de Victoria Camps: de Hoy slo resulta posible una microtica pensada desde el escepticismo y la desorientacin[footnoteRef:15]. [15: Camps, 1983, 101]

As pues, la postmodernidad postula el relativismo, la desaparicin de toda orientacin normativa, la subjetividad moral. Es la sociedad del politesmo de los valores, en la que, al carecer de todo criterio de valor, todo vale, sin necesidad de valores absolutos que aten ni de jerarqua de valores estables. Es una vida imperativo categrico. Vale lo que me agrada; el nico imperativo categrico es haz lo que quieras, vive tu vida, vive feliz, djalo ser... El ya mencionado Catecismo breve de la postmodernidad concluye as Quin es un buen postmoderno? El que vive su vida y nos deja vivir en paz[footnoteRef:16] . [16: Ramrez, 1989, 40]

El pasado, los hombres de identificaron con Prometeo, el hroe, que desafiando a Zeus, trajo a la tierra el fuego de los dioses y, con l, el progreso de la humanidad. Camus, en 1942, crey que el smbolo ms adecuado para su momento histrico era Ssifo, condenado por los dioses a rodar una roca hasta la cumbre de una montaa, desde donde caa para volver a subirla una y otra vez. Hoy es Narciso, enamorado de s mismo, el smbolo de la postmodernidad, quien muri vctima de la pasin que le inspir su propia imagen reflejada en el agua, y Dionisio, el dios del vino, del embriaguez y de las orgas.En una moral bien, subjetivista (narcisista-hedonista), en la que todo vale, no es posible distinguir el bien del mal moral, ya que todo queda relativizado al sujeto y a cada momento. En consecuencia no hay espacio para la culpabilidad si por culpa entendemos la violacin de una ley moral o el incumplimiento de un deber-ser. El sentimiento de culpa, nacido de la ausencia del bien no realizado o de la prctica del mal vivido, hay que rechazarlo. Desde esta visin, al hombre postmoderno, sin pasado ni futuro, no le quedan ms que la vivencia y la moral del presente, de lo precario y de lo cotidiano.Consecuencia, la postmodernidad conduce a un individualismo hedonista y narcisista. Marque una tica, es una esttica. Es una democratizacin del hedonismo, el triunfo de la antimoral y del antiinstitucionalismo[footnoteRef:17], que te traduce en una vida entregada a la seduccin de lo mltiple y de lo momentneo, el goce de lo nuevo y de s mismo. [17: Cfr. Lipovetsky, 1990.]

Los valores del postmodernismoLas caractersticas de la postmodernidad, anteriormente expuestas, ponen de manifiesto la negacin del fundamento ontolgico y la prdida de confianza en la razn, lo que nos conduce a un relativismo y un subjetivismo que afectan a todos los mbitos del ser, del conocer y del vivir y, en consecuencia, a un pluralismo de valores. No hay nada absoluto, todo vale o es posible que valga ya que el valor de la postmodernidad es circunstancial: depende de.... Ante el desencanto de la razn y la prdida del fundamento, surgen valores como el pluralismo y la diversidad, la incertidumbre, el escepticismo, la tolerancia, lo light... De la incredulidad ante los grandes relatos y la disolucin del sentido de la historia se derivan valores como la liberacin, la desconfianza, el agnosticismo, el aqu y el ahora, la secularizacin, lo cotidiano y lo superficial, la indolencia y el conformismo Debido a la fragmentacin moral aparecen los valores de la afectividad y el sentimiento, el placer, el narcisismo, el esteticismo y lo novedoso, el relativismo y la subjetividad...Para patentizar an ms dichos valores, vase el cuadro siguiente, en el que se relacionan los valores de la postmodernidad en oposicin a los de la modernidad. Sin duda, s son valores todos los que estn, aunque no aparecen todos los que son. La enumeracin podra ser ilimitada, por cuanto ilimitadas son las posibles vivencias y circunstancias tanto personales como grupales de los seres humanos.Valores de la modernidad (AYER)Valores de la Postmodernidad (HOY)

Lo absolutoLo relativo

La unidadLa diversidad

Lo objetivoLo subjetivo

El esfuerzoEl placer

El pasado-futuroEl presente

La raznEl sentimiento

La ticaLa esttica

La certezaLa incertidumbre

La sacralizacinLa secularizacin

El progresoEl conformismo

La seguridadEl agnosticismo

Lo fuerteLo light

EtcteraEtctera

Para completar este captulo sobre los valores de la postmodernidad, no podemos dejar de externar algunas reflexiones u opiniones crticas de la axiologa de esta tendencia. Partimos de que la labor de la crtica debe ser siempre positiva, por cuanto cada cual, desde su personal visin, separa, selecciona e incorpora a su persona los valores que lo hacen ms valioso. Mayor importancia reviste an en las sociedades pluralistas y de crisis permanente, como la nuestra, en las que un constante bombardeo informativo y axiolgico nos invade diariamente. Slo es posible discernir parcialidades y contradicciones a travs de un conocimiento lo ms completo posible y de un juicio crtico que nos acerque a la verdad o, al menos, a nuestra verdad, lejos de manipulaciones y adoctrinamientos.Desde esta visin, queriendo ver luces y sombras, pros y contras, nuestra critica a la axiologa postmoderna se sustenta en dos argumentos fundamentales:1. El problema central se concreta en el absolutismo o el relativismo de los valores: Tienen valor las cosas porque las deseamos o las deseamos porque tienen valor? Es del deseo, el agrado o el inters el que confiere valor a una cosa o, por el contrario, sentimos tales preferencias debido a que dichos objetos poseen un valor que previo y ajeno a nuestras reacciones psicolgicas u orgnicas?[footnoteRef:18] [18: Frondizi, 1977, 26.]

El valor ser subjetivo u objetivo si su existencia slo es posible en las reacciones fisiolgicas o psicolgicas del sujeto que valora. Y ser objetivo-absoluto y tu existencia es independiente del sujeto, y el valor existe en cuanto tal al margen de la conciencia valorativa. En el primer caso, el hombre crea valor; en el segundo, lo descubre. Razones y argumentos no faltan en pro y contra de una y otra concepciones.[footnoteRef:19] [19: Cfr. Gervilla, 198, 69.]

2. El otro argumento que explica el desacuerdo axiolgico modernidad-postmodernidad es del carcter emocional del conocimiento de los valores o la desnudez de razn ante los mismos.El valor porque un componente emocional y otro intelectual. El conocimiento precede y es necesario, pero no suficiente. Si no hay sentimiento, no se da la valoracin. Hay una fusin del conocimiento y del sentir, de los planos del intelectivo y afectivo, en la valoracin, que hace entrar en juego toda nuestra personalidad. Por esto, cada uno valora segn lo que es. Como tambin es cierto que uno te hace a s mismo segn valora, pues las valoraciones configuran profundamente nuestra manera de ser.[footnoteRef:20] [20: Marn, 1976, 31.]

Ni la emotividad radical (emotivismo) ni el racionalismo absoluto son buenos conocedores del valor, pues, en su capacitacin, los sentimientos no son totalmente ciegos ante la razn, ni el conocimiento intelectual est ajeno a la afectividad. El flechazo o el enamoramiento, aunque con un fuerte predominio emocional, no es exclusivamente afectivo. Nadie ama lo que no conoce; aunque, no por conocer algo o a alguien, se le ama. El conocimiento precede al afecto, y es ste, cuando se da, el que impulsa el inters por el mximo conocimiento.Este elemento afectivo en el conocimiento de los valores y las dificultades, anteriormente mencionadas subjetivismo y objetivismo, hacen, por sus respectivo fundamentos antagnicos, tericamente irreconciliables la modernidad y la postmodernidad. No es posible convencer racionalmente de la superioridad de los valores de la modernidad pone la postmodernidad, pues la afectividad no siempre es racional. De hecho, sin embargo, la experiencia nos confirma la convivencia de una y otra con ms o menos dificultades. Al parecer, la puerta terica de los modelos antropolgicos se hace dbil en su realizacin prctica, en la conducta de cada da. La modernidad es ms o menos moderna y la postmodernidad menos postmoderna.La conflictividad y la tensin parecen estar en la misma esencia del valor. Y optar por la postmodernidad es problemtico, no lo es menos la opcin por la racionalidad dura de la modernidad. La salida al conflicto parece hoy irresuelta a nivel terico; quizs no tanto a nivel prctico. Si desde un punto de vista metafsico los valores son absolutos, desde una visin psicolgica y sociolgica son siempre relativos. Mirar el mundo del valor slo con un ojo es contemplar parcialmente la realidad. Pero la cuestin no es tan sencilla, ni el problema queda resuelto afirmando que el valor es objetivo desde un aspecto y subjetivo desde otro. Queda an por resolver, en cada situacin concreta, qu predomina sobre qu, quin interpreta correctamente el contenido gentico de cada valor y quien legtimamente puede imponer la vivencia de los valores.En sntesis, el aspecto racional del valor nos ofrece una va de encuentro entre dilogo en el cual, sin perder la identidad, se muestren los valores y se analicen sus consecuencias personales y sociales. Alcanzar el bien o lo bueno, objetivo comn de modernos y postmodernos, es un camino siempre inacabado, una permanente bsqueda entre subjetivismos y objetivismos, de razones y de pasiones, de dudas ms que de seguridad. Slo desde una actitud tolerante y abierta, lejos de dogmatismos e imposiciones, grabe una bsqueda conjunta del valor que haga posible la convivencia. Al respecto, es muy ilustrativo el siguiente verso de Antonio Machado:Tu verdad? No, la Verdad,ven conmigo a buscarla.La tuya, gurdatela.[footnoteRef:21] [21: Machado, 1978, 912.]

La educacin en la postmodernidadLos educadores nos encontramos hoy ante un gran dilema: o educamos segn la postmodernidad, es decir, aceptando y fomentando sus fundamentos axiolgicos, o los rechazamos total o parcialmente, orientando nuestros esfuerzos hacia un cambio de valores. Lo que no cabe, ni en uno ni en otro casos, es ignorar la realidad, nos guste o no.Qu hacer o cmo intervenir ante los valores de la postmodernidad? La respuesta no es nada fcil, pues que existen muchas razones tanto para rechazar como para justificar la post modernidad. De entrada, como ya habamos comentado, no creemos que sea la confrontacin, la lucha ideolgica y axiolgica, el mejor camino para esclarecer el modelo educativo. Nos inclinamos, ms bien, por una bsqueda conjunta de la verdad y del bien, sin vencedores ni vencidos, ni buenos ni malos, sin torpes ni inteligentes, sin pasados de moda o de la onda actual, que nos oriente hacia una determinada opcin. sta es imprescindible ante la pluralidad de modelos educativos, por cuanto es imposible educar sin valores y sin modelo: El problema educativo es un problema a axiolgico, que tendr que analizar y el valor radica en el hombre o fuera de l, y si el hombre crea el valor o lo descubre.[footnoteRef:22] [22: Gervilla, 1993, 163.]

Pero reconozcamos que no existe en la realidad slo queda en la teora un modelo perfecto de realizacin prctica; ms bien nos encontramos con una confluencia de varios modelos. Como tambin ya sealamos: ni todos los modernos son totalmente modernos ni los postmodernos son totalmente postmodernos. Nos parece ms constructivo, y por tanto educativo, aceptar crticamente la realidad existente, sometiendo a anlisis los valores que las distintas opciones ofrecen.Antes de expresar algunas reflexiones finales sobre la tarea educativa en la poca actual, creo que debemos agradecer a la postmodernidad la recuperacin de ciertos valores olvidados al someter a crtica los fundamentos de la modernidad. No obstante, es importante recordar que el nacimiento de ciertos valores conlleva frecuentemente la muerte de otros. En todo caso se puede afirmar, y esta es nuestra tesis, que la educacin siempre ha de humanizar, haciendo a la persona ms valiosa en su dimensin individual, social y trascendente.As pues, educar en la postmodernidad es educar, de la manera siguiente: Con base en un racionalismo crtico, que reconoce que la razn es limitada, que requiere otros elementos para que el ser humano pueda realizarse plenamente. Evitando el autoritarismo y el dogmatismo. Con una educacin que escape de la manipulacin y el adoctrinamiento, logrando una opcin educativa responsable y libre. Con una educacin slida basada en principios y valores firmes, pero al mismo tiempo respetuosa, flexible y tolerante. Frente a una educacin tradicional en la que la afectividad y el sentimiento eran infravalorados, y a veces hasta condenados, hay que educar en el amor y la amistad. En la postmodernidad, la funcin de la educacin es saber distinguir la verdad, necesariamente permanente, de la realidad, inevitablemente transitoria. Entre los valores recuperados por la postmodernidad, antes olvidados o minusvalorados, debemos reconocer la exaltacin del individuo, de la persona; el valor de la libertad, la crtica y la discrepancia; el aprecio por la pluralidad y la diversidad