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  • CATEQUESISSOBRE LA FAMILIA

    VOL. I

    Papa Francisco

    2014-2015

    Textos tomados

    de www.vatican.va Libreria Editrice Vaticana

    2015 Oficina de Informacin

    del Opus Dei

    www.opusdei.org

    http://www.opusdei.org/

  • NDICE

    Introduccin.

    1. Nazaret.

    2. Madre.

    3. Padre.

    4. Hijos.

    5. Hermanos.

    6. Ancianos.

    7. Nios.

    8. Oracin por el Snodo.

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  • INTRODUCCIN

    Audiencia general10 de diciembre de 2014

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!Hemos concluido un ciclo de catequesis sobre la Iglesia.

    Damos gracias al Seor que nos hizo recorrer este caminoredescubriendo la belleza y la responsabilidad de pertenecer a laIglesia, de ser Iglesia, todos nosotros.

    Ahora iniciamos una nueva etapa, un nuevo ciclo, y el temaser la familia; un tema que se introduce en este tiempointermedio entre dos asambleas del Snodo dedicadas a estarealidad tan importante. Por ello, antes de entrar en el itinerariosobre los diversos aspectos de la vida familiar, hoy quierocomenzar precisamente por la asamblea sinodal del pasado mes deoctubre, que tuvo este tema: Los desafos pastorales de la familiaen el contexto de la nueva evangelizacin. Es importanterecordar cmo se desarroll y qu produjo, cmo funcion y quprodujo.

    Durante el Snodo los medios de comunicacin hicieron sutrabajo haba gran expectativa, mucha atencin y les damos lasgracias porque lo hicieron incluso en abundancia. Muchasnoticias, muchas! Esto fue posible gracias a la Oficina de prensa,que cada da hizo un briefing. Pero a menudo la visin de losmedios de comunicacin contaba un poco con el estilo de lascrnicas deportivas, o polticas: se hablaba con frecuencia de dosbandos, pro y contra, conservadores y progresistas, etc. Hoyquisiera contar lo que fue el Snodo.

    Ante todo ped a los padres sinodales que hablaran confranqueza y valenta y que escucharan con humildad, que dijerancon valenta todo lo que tenan en el corazn. En el Snodo nohubo una censura previa, sino que cada uno poda es ms,deba decir lo que tena en el corazn, lo que pensabasinceramente. Pero, esto dara lugar a la discusin. Es verdad,

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  • hemos escuchado cmo discutan los Apstoles. Dice el texto:surgi una fuerte discusin. Los Apstoles se gritaban entre ellos,porque buscaban la voluntad de Dios sobre los paganos, si podanentrar en la Iglesia o no. Era algo nuevo. Siempre, cuando sebusca la voluntad de Dios, en una asamblea sinodal, hay diversospuntos de vista y se da el debate y esto no es algo malo. Siempreque se haga con humildad y con espritu de servicio a la asambleade los hermanos. Hubiese sido algo malo la censura previa. No,no, cada uno deba decir lo que pensaba. Despus de la Relacininicial del cardenal Erd, hubo un primer momento,fundamental, en el cual todos los padres pudieron hablar, y todosescucharon. Y era edificante esa actitud de escucha que tenan lospadres. Un momento de gran libertad, en el cual cada uno expusosu pensamiento con parresia y con confianza. En la base de lasintervenciones estaba el Instrumento de trabajo, fruto de laanterior consultacin a toda la Iglesia. Y aqu debemos dar lasgracias a la Secretara del Snodo por el gran trabajo realizadotanto antes como durante la asamblea. Han sido verdaderamentemuy buenos.

    Ninguna intervencin puso en duda las verdadesfundamentales del sacramento del Matrimonio, es decir:indisolubilidad, unidad, fidelidad y apertura a la vida (cf. Conc.Ecum. Vat. II, Gaudium et spes, 48; Cdigo de derecho cannico,1055-1056). Esto no se toc.

    Todas las intervenciones se recogieron y as se lleg al segundomomento, es decir a un borrador que se llama Relacin posterioral debate. Tambin esta Relacin estuvo a cargo del cardenal Erd,dividida en tres puntos: la escucha del contexto y de los desafosde la familia; la mirada fija en Cristo y el Evangelio de la familia; laconfrontacin con las perspectivas pastorales.

    Sobre esta primera propuesta de sntesis se tuvo el debate enlos grupos, que fue el tercer momento. Los grupos, como siempre,estaban divididos por idiomas, porque es mejor as, se comunicamejor: italiano, ingls, espaol y francs. Cada grupo al final de sutrabajo present una relacin, y todas las relaciones de los gruposse publicaron inmediatamente. Todo se entreg, para latransparencia, a fin de que se supiera lo que suceda.

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  • En ese punto es el cuarto momento una comisin examintodas las sugerencias que surgieron de los grupos lingsticos y sehizo la Relacin final, que mantuvo el esquema anterior escuchade la realidad, mirada al Evangelio y compromiso pastoral perobusc recoger el fruto de los debates en los grupos. Como siempre,se aprob tambin un Mensaje final del Snodo, ms breve y msdivulgativo respecto a la Relacin.

    Este ha sido el desarrollo de la asamblea sinodal. Algunos devosotros podran preguntarme: Se han enfrentado los padres?.No s si se han enfrentado, pero que hablaron fuerte, s, deverdad. Y esta es la libertad, es precisamente la libertad que hay enla Iglesia. Todo tuvo lugar cum Petro et sub Petro, es decir con lapresencia del Papa, que es garanta para todos de libertad yconfianza, y garanta de la ortodoxia. Y al final con mi intervencinhice una lectura sinttica de la experiencia sinodal.

    As, pues, los documentos oficiales que salieron del Snodo sontres: el Mensaje final, la Relacin final y el discurso final del Papa.No hay otros.

    La Relacin final, que fue el punto de llegada de toda lareflexin de las dicesis hasta ese momento, ayer se public y seenviar a las Conferencias episcopales, que la debatirn con vistasa la prxima asamblea, la Ordinaria, en octubre de 2015. Digo queayer se public ya se haba publicado , pero ayer se public conlas preguntas dirigidas a las Conferencias episcopales y as seconvierte propiamente en Lineamenta del prximo Snodo.

    Debemos saber que el Snodo no es un parlamento, viene elrepresentante de esta Iglesia, de esta Iglesia, de esta Iglesia No,no es esto. Viene el representante, s, pero la estructura no esparlamentaria, es totalmente diversa. El Snodo es un espacioprotegido a fin de que el Espritu Santo pueda actuar; no huboenfrentamiento de grupos, como en el parlamento donde esto eslcito, sino una confrontacin entre los obispos, que surgi tras unlargo trabajo de preparacin y que ahora continuar en otrotrabajo, para el bien de las familias, de la Iglesia y la sociedad. Esun proceso, es el normal camino sinodal. Ahora esta Relatiovuelve a las Iglesias particulares y as contina en ellas el trabajode oracin, reflexin y debate fraterno con el fin de preparar la

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  • prxima asamblea. Esto es el Snodo de los obispos. Loencomendamos a la proteccin de la Virgen nuestra Madre. QueElla nos ayude a seguir la voluntad de Dios tomando las decisionespastorales que ayuden ms y mejor a la familia. Os pido queacompais con la oracin este itinerario sinodal hasta el prximoSnodo. Que el Seor nos ilumine, nos haga avanzar hacia lamadurez de lo que, como Snodo, debemos decir a todas lasIglesias. Y en esto es importante vuestra oracin.

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  • NAZARET

    Audiencia general17 de diciembre de 2014

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!El Snodo de los obispos sobre la familia, que se acaba de

    celebrar, ha sido la primera etapa de un camino, que se concluirel prximo mes de octubre con la celebracin de otra asambleasobre el tema Vocacin y misin de la familia en la Iglesia y en elmundo. La oracin y la reflexin que deben acompaar estecamino implican a todo el pueblo de Dios. Quisiera que tambinlas habituales meditaciones de las audiencias del mircoles seintroduzcan en este camino comn. He decidido, por ello,reflexionar con vosotros, durante este ao, precisamente sobre lafamilia, sobre este gran don que el Seor entreg al mundo desdeel inicio, cuando confiri a Adn y Eva la misin de multiplicarse yllenar la tierra (cf. Gn 1, 28). Ese don que Jess confirm y sellen su Evangelio.

    La cercana de la Navidad enciende una gran luz sobre estemisterio. La Encarnacin del Hijo de Dios abre un nuevo inicio enla historia universal del hombre y la mujer. Y este nuevo iniciotiene lugar en el seno de una familia, en Nazaret. Jess naci enuna familia. l poda llegar de manera espectacular, o como unguerrero, un emperador No, no: viene como un hijo de familia.Esto es importante: contemplar en el beln esta escena tanhermosa.

    Dios eligi nacer en una familia humana, que l mismo form.La form en un poblado perdido de la periferia del ImperioRomano. No en Roma, que era la capital del Imperio, no en unagran ciudad, sino en una periferia casi invisible, casi ms bien conmala fama. Lo recuerdan tambin los Evangelios, casi como unmodo de decir: De Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1, 46).Tal vez, en muchas partes del mundo, nosotros mismos anhablamos as, cuando omos el nombre de algn sitio perifrico de

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  • una gran ciudad. Sin embargo, precisamente all, en esa periferiadel gran Imperio, se inici la historia ms santa y ms buena, la deJess entre los hombres. Y all se encontraba esta familia.

    Jess permaneci en esa periferia durante treinta aos. Elevangelista Lucas resume este perodo as: Jess estaba sujeto aellos [es decir a Mara y a Jos]. Y uno podra decir: Pero esteDios que viene a salvarnos, perdi treinta aos all, en esaperiferia de mala fama?. Perdi treinta aos! l quiso esto. Elcamino de Jess estaba en esa familia. Su madre conservabatodo esto en su corazn. Y Jess iba creciendo en sabidura, enestatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (2, 51-52). Nose habla de milagros o curaciones, de predicaciones no hizo nadade ello en ese perodo , de multitudes que acudan a l. EnNazaret todo parece suceder normalmente, segn lascostumbres de una piadosa y trabajadora familia israelita: setrabajaba, la mam cocinaba, haca todas las cosas de la casa,planchaba las camisas todas las cosas de mam. El pap,carpintero, trabajaba, enseaba al hijo a trabajar. Treinta aos.Pero qu desperdicio, padre!. Los caminos de Dios sonmisteriosos. Lo que all era importante era la familia. Y eso no eraun desperdicio. Eran grandes santos: Mara, la mujer ms santa,inmaculada, y Jos, el hombre ms justo La familia.

    Ciertamente que nos enterneceramos con el relato acerca delmodo en que Jess adolescente afrontaba las citas de lacomunidad religiosa y los deberes de la vida social; al conocercmo, siendo joven obrero, trabajaba con Jos; y luego su modode participar en la escucha de las Escrituras, en la oracin de lossalmos y en muchas otras costumbres de la vida cotidiana. LosEvangelios, en su sobriedad, no relatan nada acerca de laadolescencia de Jess y dejan esta tarea a nuestra afectuosameditacin. El arte, la literatura, la msica recorrieron esta sendade la imaginacin. Ciertamente, no se nos hace difcil imaginarcunto podran aprender las madres de las atenciones de Marahacia ese Hijo. Y cunto los padres podran obtener del ejemplo deJos, hombre justo, que dedic su vida a sostener y defender alnio y a su esposa su familia en los momentos difciles. Por nodecir cunto podran ser alentados los jvenes por Jess

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  • adolescente en comprender la necesidad y la belleza de cultivar suvocacin ms profunda, y de soar a lo grande. Jess cultiv enesos treinta aos su vocacin para la cual lo envi el Padre. YJess jams, en ese tiempo, se desalent, sino que creci envalenta para seguir adelante con su misin.

    Cada familia cristiana como hicieron Mara y Jos , antetodo, puede acoger a Jess, escucharlo, hablar con l, custodiarlo,protegerlo, crecer con l; y as mejorar el mundo. Hagamosespacio al Seor en nuestro corazn y en nuestras jornadas. Ashicieron tambin Mara y Jos, y no fue fcil: cuntas dificultadestuvieron que superar! No era una familia artificial, no era unafamilia irreal. La familia de Nazaret nos compromete a redescubrirla vocacin y la misin de la familia, de cada familia. Y, comosucedi en esos treinta aos en Nazaret, as puede sucedertambin para nosotros: convertir en algo normal el amor y no elodio, convertir en algo comn la ayuda mutua, no la indiferencia ola enemistad. No es una casualidad, entonces, que Nazaretsignifique Aquella que custodia, como Mara, que dice elEvangelio conservaba todas estas cosas en su corazn (cf. Lc2, 19.51). Desde entonces, cada vez que hay una familia quecustodia este misterio, incluso en la periferia del mundo, se realizael misterio del Hijo de Dios, el misterio de Jess que viene asalvarnos, que viene para salvar al mundo. Y esta es la gran misinde la familia: dejar sitio a Jess que viene, acoger a Jess en lafamilia, en la persona de los hijos, del marido, de la esposa, de losabuelos Jess est all. Acogerlo all, para que crezcaespiritualmente en esa familia. Que el Seor nos d esta gracia enestos ltimos das antes de la Navidad. Gracias.

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  • MADRE

    Audiencia general7 de enero de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!En estos das la liturgia de la Iglesia puso ante nuestros ojos el

    icono de la Virgen Mara Madre de Dios. El primer da del ao es lafiesta de la Madre de Dios, a la que sigue la Epifana, con elrecuerdo de la visita de los Magos. Escribe el evangelista Mateo:Entraron en la casa, vieron al nio con Mara, su madre, ycayendo de rodillas lo adoraron (Mt 2, 11). Es la Madre que, trashaberlo engendrado, presenta el Hijo al mundo. Ella nos da aJess, ella nos muestra a Jess, ella nos hace ver a Jess.

    Continuamos con las catequesis sobre la familia y en la familiaest la madre. Toda persona humana debe la vida a una madre, ycasi siempre le debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva,de la formacin humana y espiritual. La madre, sin embargo,incluso siendo muy exaltada desde punto de vista simblicomuchas poesas, muchas cosas hermosas se dicen poticamentede la madre , se la escucha poco y se le ayuda poco en la vidacotidiana, y es poco considerada en su papel central en la sociedad.Es ms, a menudo se aprovecha de la disponibilidad de las madresa sacrificarse por los hijos para ahorrar en los gastos sociales.

    Sucede que incluso en la comunidad cristiana a la madre nosiempre se la tiene justamente en cuenta, se le escucha poco. Sinembargo, en el centro de la vida de la Iglesia est la Madre deJess. Tal vez las madres, dispuestas a muchos sacrificios por lospropios hijos, y no pocas veces tambin por los de los dems,deberan ser ms escuchadas. Habra que comprender ms sulucha cotidiana por ser eficientes en el trabajo y atentas yafectuosas en la familia; habra que comprender mejor a quaspiran ellas para expresar los mejores y autnticos frutos de suemancipacin. Una madre con los hijos tiene siempre problemas,siempre trabajo. Recuerdo que en casa, ramos cinco hijos y

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  • mientras uno haca una travesura, el otro pensaba en hacer otra, yla pobre mam iba de una parte a la otra, pero era feliz. Nos diomucho.

    Las madres son el antdoto ms fuerte ante la difusin delindividualismo egosta. Individuo quiere decir que no se puededividir. Las madres, en cambio, se dividen a partir del momentoen el que acogen a un hijo para darlo al mundo y criarlo. Son ellas,las madres, quienes ms odian la guerra, que mata a sus hijos.Muchas veces he pensado en esas madres al recibir la carta: Lecomunico que su hijo ha cado en defensa de la patria. Pobresmujeres! Cmo sufre una madre! Son ellas quienes testimonianla belleza de la vida. El arzobispo Oscar Arnulfo Romero deca quelas madres viven un martirio materno. En la homila para elfuneral de un sacerdote asesinado por los escuadrones de lamuerte, l dijo, evocando el Concilio Vaticano II: Todos debemosestar dispuestos a morir por nuestra fe, incluso si el Seor no nosconcede este honor Dar la vida no significa slo ser asesinados;dar la vida, tener espritu de martirio, es entregarla en el deber, enel silencio, en la oracin, en el cumplimiento honesto del deber;en ese silencio de la vida cotidiana; dar la vida poco a poco. S,como la entrega una madre, que sin temor, con la sencillez delmartirio materno, concibe en su seno a un hijo, lo da a luz, loamamanta, lo cra y cuida con afecto. Es dar la vida. Es martirio.Hasta aqu la citacin. S, ser madre no significa slo traer un hijoal mundo, sino que es tambin una opcin de vida. Qu elige unamadre? Cul es la opcin de vida de una madre? La opcin devida de una madre es la opcin de dar la vida. Y esto es grande,esto es hermoso.

    Una sociedad sin madres sera una sociedad inhumana,porque las madres saben testimoniar siempre, incluso en lospeores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza moral. Lasmadres transmiten a menudo tambin el sentido ms profundo dela prctica religiosa: en las primeras oraciones, en los primerosgestos de devocin que aprende un nio, est inscrito el valor de lafe en la vida de un ser humano. Es un mensaje que las madrescreyentes saben transmitir sin muchas explicaciones: estasllegarn despus, pero la semilla de la fe est en esos primeros,

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  • valiossimos momentos. Sin las madres, no slo no habra nuevosfieles, sino que la fe perdera buena parte de su calor sencillo yprofundo. Y la Iglesia es madre, con todo esto, es nuestra madre.Nosotros no somos hurfanos, tenemos una madre. La Virgen, lamadre Iglesia y nuestra madre. No somos hurfanos, somos hijosde la Iglesia, somos hijos de la Virgen y somos hijos de nuestrasmadres.

    Queridsimas mams, gracias, gracias por lo que sois en lafamilia y por lo que dais a la Iglesia y al mundo. Y a ti, amadaIglesia, gracias, gracias por ser madre. Y a ti, Mara, madre de Dios,gracias por hacernos ver a Jess. Y gracias a todas las mams aqupresentes: las saludamos con un aplauso.

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  • PADRE

    Audiencia general28 de enero de 2015

    Queridos hermanos y hermanas:Retomamos el camino de catequesis sobre la familia. Hoy nos

    dejamos guiar por la palabra padre. Una palabra ms queninguna otra con especial valor para nosotros, los cristianos,porque es el nombre con el cual Jess nos ense a llamar a Dios:padre. El significado de este nombre recibi una nuevaprofundidad precisamente a partir del modo en que Jess lo usabapara dirigirse a Dios y manifestar su relacin especial con l. Elmisterio bendito de la intimidad de Dios, Padre, Hijo y Espritu,revelado por Jess, es el corazn de nuestra fe cristiana.

    Padre es una palabra conocida por todos, una palabrauniversal. Indica una relacin fundamental cuya realidad es tanantigua como la historia del hombre. Hoy, sin embargo, se hallegado a afirmar que nuestra sociedad es una sociedad sinpadres. En otros trminos, especialmente en la culturaoccidental, la figura del padre estara simblicamente ausente,desviada, desvanecida. En un primer momento esto se percibicomo una liberacin: liberacin del padre-patrn, del padre comorepresentante de la ley que se impone desde fuera, del padre comocensor de la felicidad de los hijos y obstculo a la emancipacin yautonoma de los jvenes. A veces en algunas casas, en el pasado,reinaba el autoritarismo, en ciertos casos nada menos que elmaltrato: padres que trataban a sus hijos como siervos, sinrespetar las exigencias personales de su crecimiento; padres queno les ayudaban a seguir su camino con libertad si bien no esfcil educar a un hijo en libertad; padres que no les ayudaban aasumir las propias responsabilidades para construir su futuro y elde la sociedad.

    Esto, ciertamente, no es una actitud buena. Y, como sucedecon frecuencia, se pasa de un extremo a otro. El problema de

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  • nuestros das no parece ser ya tanto la presencia entrometida delos padres, sino ms bien su ausencia, el hecho de no estarpresentes. Los padres estn algunas veces tan concentrados en smismos y en su trabajo, y a veces en sus propias realizacionesindividuales, que olvidan incluso a la familia. Y dejan solos a lospequeos y a los jvenes. Siendo obispo de Buenos Aires percibael sentido de orfandad que viven hoy los chicos; y a menudopreguntaba a los paps si jugaban con sus hijos, si tenan el valor yel amor de perder tiempo con los hijos. Y la respuesta, en lamayora de los casos, no era buena: Es que no puedo porquetengo mucho trabajo. Y el padre estaba ausente para ese hijoque creca, no jugaba con l, no, no perda tiempo con l.

    Ahora, en este camino comn de reflexin sobre la familia,quiero decir a todas las comunidades cristianas que debemos estarms atentos: la ausencia de la figura paterna en la vida de lospequeos y de los jvenes produce lagunas y heridas que puedenser incluso muy graves. Y, en efecto, las desviaciones de los niosy adolescentes pueden darse, en buena parte, por esta ausencia,por la carencia de ejemplos y de guas autorizados en su vida detodos los das, por la carencia de cercana, la carencia de amor porparte de los padres. El sentimiento de orfandad que viven hoymuchos jvenes es ms profundo de lo que pensamos.

    Son hurfanos en la familia, porque los padres a menudo estnausentes, incluso fsicamente, de la casa, pero sobre todo porque,cuando estn, no se comportan como padres, no dialogan con sushijos, no cumplen con su tarea educativa, no dan a los hijos, consu ejemplo acompaado por las palabras, los principios, losvalores, las reglas de vida que necesitan tanto como el pan. Lacalidad educativa de la presencia paterna es mucho ms necesariacuando el pap se ve obligado por el trabajo a estar lejos de casa. Aveces parece que los padres no sepan muy bien cul es el sitio queocupan en la familia y cmo educar a los hijos. Y, entonces, en laduda, se abstienen, se retiran y descuidan sus responsabilidades,tal vez refugindose en una cierta relacin de igual a igual consus hijos. Es verdad que t debes ser compaero de tu hijo, perosin olvidar que t eres el padre. Si te comportas slo como uncompaero de tu hijo, esto no le har bien a l.

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  • Y este problema lo vemos tambin en la comunidad civil. Lacomunidad civil, con sus instituciones, tiene una ciertaresponsabilidad podemos decir paternal hacia los jvenes, unaresponsabilidad que a veces descuida o ejerce mal. Tambin ella amenudo los deja hurfanos y no les propone una perspectivaverdadera. Los jvenes se quedan, de este modo, hurfanos decaminos seguros que recorrer, hurfanos de maestros de quienfiarse, hurfanos de ideales que caldeen el corazn, hurfanos devalores y de esperanzas que los sostengan cada da. Los llenan, encambio, de dolos pero les roban el corazn; les impulsan a soarcon diversiones y placeres, pero no se les da trabajo; se les ilusionacon el dios dinero, negndoles la verdadera riqueza.

    Y entonces nos har bien a todos, a los padres y a los hijos,volver a escuchar la promesa que Jess hizo a sus discpulos: Noos dejar hurfanos (Jn 14, 18). Es l, en efecto, el Camino querecorrer, el Maestro que escuchar, la Esperanza de que el mundopuede cambiar, de que el amor vence al odio, que puede existir unfuturo de fraternidad y de paz para todos. Alguno de vosotrospodr decirme: Pero Padre, hoy usted ha estado demasiadonegativo. Ha hablado slo de la ausencia de los padres, lo quesucede cuando los padres no estn cerca de sus hijos. Esverdad, quise destacar esto, porque el mircoles prximocontinuar esta catequesis poniendo de relieve la belleza de lapaternidad. Por eso he elegido comenzar por la oscuridad parallegar a la luz. Que el Seor nos ayude a comprender bien estascosas. Gracias.

    Audiencia general4 de febrero de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!Hoy quiero desarrollar la segunda parte de la reflexin sobre la

    figura del padre en la familia. La vez pasada habl del peligro delos padres ausentes, hoy quiero mirar ms bien el aspecto

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  • positivo. Tambin san Jos fue tentado de dejar a Mara, cuandodescubri que estaba embarazada; pero intervino el ngel delSeor que le revel el designio de Dios y su misin de padreputativo; y Jos, hombre justo, acogi a su esposa (Mt 1, 24) yse convirti en el padre de la familia de Nazaret.

    Cada familia necesita del padre. Hoy nos centramos en el valorde su papel, y quisiera partir de algunas expresiones que seencuentran en el libro de los Proverbios, palabras que un padredirige al propio hijo, y dice as: Hijo mo, si se hace sabio tucorazn, tambin mi corazn se alegrar. Me alegrar de todocorazn si tus labios hablan con acierto (Pr 23, 15-16). No sepodra expresar mejor el orgullo y la emocin de un padre quereconoce haber transmitido al hijo lo que importa de verdad en lavida, o sea, un corazn sabio. Este padre no dice: Estoy orgullosode ti porque eres precisamente igual a m, porque repites las cosasque yo digo y hago. No, no le dice sencillamente algo. Le dicealgo mucho ms importante, que podramos interpretar as: Serfeliz cada vez que te vea actuar con sabidura, y me emocionarcada vez que te escuche hablar con rectitud. Esto es lo que quisedejarte, para que se convirtiera en algo tuyo: el hbito de sentir yobrar, hablar y juzgar con sabidura y rectitud. Y para que pudierasser as, te ense lo que no sabas, correg errores que no veas. Tehice sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto, que talvez no has reconocido plenamente cuando eras joven e incierto.Te di un testimonio de rigor y firmeza que tal vez no comprendas,cuando hubieses querido slo complicidad y proteccin. Yomismo, en primer lugar, tuve que ponerme a la prueba de lasabidura del corazn, y vigilar sobre los excesos del sentimiento ydel resentimiento, para cargar el peso de las inevitablesincomprensiones y encontrar las palabras justas para hacermeentender. Ahora sigue el padre , cuando veo que t tratas deser as con tus hijos, y con todos, me emociono. Soy feliz de ser tupadre. Y esto lo que dice un padre sabio, un padre maduro.

    Un padre sabe bien lo que cuesta transmitir esta herencia:cunta cercana, cunta dulzura y cunta firmeza. Pero, cuntoconsuelo y cunta recompensa se recibe cuando los hijos rindenhonor a esta herencia. Es una alegra que recompensa toda fatiga,

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  • que supera toda incomprensin y cura cada herida.La primera necesidad, por lo tanto, es precisamente esta: que

    el padre est presente en la familia. Que sea cercano a la esposa,para compartir todo, alegras y dolores, cansancios y esperanzas. Yque sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan ycuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados y cuandoestn angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos,cuando se lanzan y cuando tienen miedo, cuando dan un pasoequivocado y cuando vuelven a encontrar el camino; padrepresente, siempre. Decir presente no es lo mismo que decircontrolador. Porque los padres demasiado controladores anulan alos hijos, no los dejan crecer.

    El Evangelio nos habla de la ejemplaridad del Padre que esten el cielo el nico, dice Jess, que puede ser llamadoverdaderamente Padre bueno (cf. Mc 10, 18). Todos conocenesa extraordinaria parbola llamada del hijo prdigo, o mejor delpadre misericordioso, que est en el Evangelio de san Lucas enel captulo 15 (cf. 15, 11-32). Cunta dignidad y cunta ternura enla espera de ese padre que est en la puerta de casa esperando queel hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces nohay otra cosa que hacer ms que esperar; rezar y esperar conpaciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia.

    Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar desde el fondodel corazn. Cierto, sabe tambin corregir con firmeza: no es unpadre dbil, complaciente, sentimental. El padre que sabe corregirsin humillar es el mismo que sabe proteger sin guardar nada paras. Una vez escuch en una reunin de matrimonios a un pap quedeca: Algunas veces tengo que castigar un poco a mis hijospero nunca bruscamente para no humillarlos. Qu hermoso!Tiene sentido de la dignidad. Debe castigar, lo hace del modojusto, y sigue adelante.

    As, pues, si hay alguien que puede explicar en profundidad laoracin del Padrenuestro, enseada por Jess, es precisamentequien vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia queviene del Padre que est en los cielos, los padres pierden valenta yabandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padreque los espera cuando regresan de sus fracasos. Harn de todo por

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  • no admitirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan; y el noencontrarlo abre en ellos heridas difciles de cerrar.

    La Iglesia, nuestra madre, est comprometida en apoyar contodas las fuerzas la presencia buena y generosa de los padres enlas familias, porque ellos son para las nuevas generacionescustodios y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, de lafe en la justicia y en la proteccin de Dios, como san Jos.

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  • HIJOS

    Audiencia general11 de febrero de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!Despus de haber reflexionado sobre las figuras de la madre y

    del padre, en esta catequesis sobre la familia quiero hablar del hijoo, mejor dicho, de los hijos. Me inspiro en una hermosa imagen deIsaas. El profeta escribe: Tus hijos se renen y vienen hacia ti.Vienen tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos.Entonces lo vers y estars radiante; tu corazn se asombrar, seensanchar (60, 4-5a). Es una esplndida imagen, una imagende la felicidad que se realiza en el reencuentro entre padres e hijos,que caminan juntos hacia el futuro de libertad y paz, tras un largoperodo de privaciones y separacin, cuando el pueblo judo sehallaba lejos de su patria.

    En efecto, existe un estrecho vnculo entre la esperanza de unpueblo y la armona entre las generaciones. Debemos pensar bienen esto. Existe un vnculo estrecho entre la esperanza de unpueblo y la armona entre las generaciones. La alegra de los hijosestremece el corazn de los padres y vuelve a abrir el futuro. Loshijos son la alegra de la familia y de la sociedad. No son unproblema de biologa reproductiva, ni uno de los tantos modos derealizarse. Y mucho menos son una posesin de los padres No.Los hijos son un don, son un regalo, habis entendido? Los hijosson un don. Cada uno es nico e irrepetible y, al mismo tiempo,est inconfundiblemente unido a sus races. De hecho, ser hijo ehija, segn el designio de Dios, significa llevar en s la memoria yla esperanza de un amor que se ha realizado precisamente dandola vida a otro ser humano, original y nuevo. Y para los padres cadahijo es l mismo, es diferente, es diverso. Permitidme un recuerdode familia. Recuerdo que mi madre deca de nosotros ramoscinco : Tengo cinco hijos. Cuando le preguntaban: Cul estu preferido?, responda: Tengo cinco hijos, como cinco dedos.

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  • [Muestra los dedos de la mano] Si me golpean este, me duele; sime golpean este otro, me duele. Me duelen los cinco. Todos sonhijos mos, pero todos son diferentes, como los dedos de unamano. Y as es la familia. Los hijos son diferentes, pero todoshijos.

    Se ama a un hijo porque es hijo, no porque es hermoso oporque es de una o de otra manera; no, porque es hijo. No porquepiensa como yo o encarna mis deseos. Un hijo es un hijo: una vidaengendrada por nosotros, pero destinada a l, a su bien, al bien dela familia, de la sociedad, de toda la humanidad.

    De ah viene tambin la profundidad de la experiencia humanade ser hijo e hija, que nos permite descubrir la dimensin msgratuita del amor, que jams deja de sorprendernos. Es la bellezade ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen.Cuntas veces encuentro en la plaza a madres que me muestran lapanza y me piden la bendicin, esos nios son amados antes devenir al mundo. Esto es gratuidad, esto es amor; son amadosantes del nacimiento, como el amor de Dios, que siempre nos amaantes. Son amados antes de haber hecho algo para merecerlo,antes de saber hablar o pensar, incluso antes de venir al mundo.Ser hijos es la condicin fundamental para conocer el amor deDios, que es la fuente ltima de este autntico milagro. En el almade cada hijo, aunque sea vulnerable, Dios pone el sello de esteamor, que es el fundamento de su dignidad personal, unadignidad que nada ni nadie podr destruir.

    Hoy parece ms difcil para los hijos imaginar su futuro. Lospadres alud a ello en las catequesis anteriores han dado,quiz, un paso atrs, y los hijos son ms inseguros al dar pasoshacia adelante. Podemos aprender la buena relacin entre lasgeneraciones de nuestro Padre celestial, que nos deja libres a cadauno de nosotros, pero nunca nos deja solos. Y si nos equivocamos,l contina siguindonos con paciencia, sin disminuir su amorpor nosotros. El Padre celestial no da pasos atrs en su amor pornosotros, jams! Va siempre adelante, y si no puede ir delante,nos espera, pero nunca va para atrs; quiere que sus hijos seanintrpidos y den pasos hacia adelante.

    Por su parte, los hijos no deben tener miedo del compromiso

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  • de construir un mundo nuevo: es justo que deseen que sea mejorque el que han recibido. Pero hay que hacerlo sin arrogancia, sinpresuncin. Hay que saber reconocer el valor de los hijos, y sedebe honrar siempre a los padres.

    El cuarto mandamiento pide a los hijos y todos los somos que honren al padre y a la madre (cf. Ex 20, 12). Estemandamiento viene inmediatamente despus de los que serefieren a Dios mismo. En efecto, encierra algo sagrado, algodivino, algo que est en la raz de cualquier otro tipo de respetoentre los hombres. Y en la formulacin bblica del cuartomandamiento se aade: Para que se prolonguen tus das en latierra que el Seor, tu Dios, te va a dar. El vnculo virtuoso entrelas generaciones es garanta de futuro, y es garanta de unahistoria verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que nohonran a sus padres es una sociedad sin honor; cuando no sehonra a los padres, se pierde el propio honor. Es una sociedaddestinada a poblarse de jvenes desapacibles y vidos. Perotambin una sociedad avara de procreacin, a la que no le gustarodearse de hijos que considera, sobre todo, una preocupacin, unpeso, un riesgo, es una sociedad deprimida. Pensemos en lasnumerosas sociedades que conocemos aqu, en Europa: sonsociedades deprimidas, porque no quieren hijos, no tienen hijos;la tasa de nacimientos no llega al uno por ciento. Por qu? Cadauno de nosotros debe de pensar y responder. Si a una familianumerosa la miran como si fuera un peso, hay algo que est mal.La procreacin de los hijos debe ser responsable, tal como enseala encclica Humanae vitae del beato Pablo VI, pero tener mshijos no puede considerarse automticamente una eleccinirresponsable. No tener hijos es una eleccin egosta. La vida serejuvenece y adquiere energas multiplicndose: se enriquece, nose empobrece. Los hijos aprenden a ocuparse de su familia,maduran al compartir sus sacrificios, crecen en el aprecio de susdones. La experiencia feliz de la fraternidad favorece el respeto y elcuidado de los padres, a quienes debemos agradecimiento.Muchos de vosotros presentes aqu tienen hijos, y todos somoshijos. Hagamos algo, un minuto de silencio. Que cada uno denosotros piense en su corazn en sus propios hijos si los tiene ;

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  • piense en silencio. Y todos nosotros pensemos en nuestrospadres, y demos gracias a Dios por el don de la vida. En silencio,quienes tienen hijos, piensen en ellos, y todos pensemos ennuestros padres. [Silencio] Que el Seor bendiga a nuestrospadres y bendiga a vuestros hijos.

    Que Jess, el Hijo eterno, convertido en hijo en el tiempo, nosayude a encontrar el camino de una nueva irradiacin de estaexperiencia humana tan sencilla y tan grande que es ser hijo. En lamultiplicacin de la generacin hay un misterio deenriquecimiento de la vida de todos, que viene de Dios mismo.Debemos redescubrirlo, desafiando el prejuicio; y vivirlo en la fecon plena alegra. Y os digo: qu hermoso es cuando paso entrevosotros y veo a los paps y a las mams que alzan a sus hijos paraque los bendiga; este es un gesto casi divino. Gracias por hacerlo.

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  • HERMANOS

    Audiencia general18 de febrero de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!En nuestro camino de catequesis sobre la familia, tras haber

    considerado el papel de la madre, del padre, de los hijos, hoy es elturno de los hermanos. Hermano y hermana son palabras queel cristianismo quiere mucho. Y, gracias a la experiencia familiar,son palabras que todas las culturas y todas las pocascomprenden.

    El vnculo fraterno tiene un sitio especial en la historia delpueblo de Dios, que recibe su revelacin en la vivacidad de laexperiencia humana. El salmista canta la belleza de la relacinfraterna: Ved qu dulzura, qu delicia, convivir los hermanosunidos (Sal 132, 1). Y esto es verdad, la fraternidad es hermosa.Jesucristo llev a su plenitud incluso esta experiencia humana deser hermanos y hermanas, asumindola en el amor trinitario ypotencindola de tal modo que vaya mucho ms all de losvnculos del parentesco y pueda superar todo muro de extraeza.

    Sabemos que cuando la relacin fraterna se daa, cuando searruina la relacin entre hermanos, se abre el camino haciaexperiencias dolorosas de conflicto, de traicin, de odio. El relatobblico de Can y Abel constituye el ejemplo de este resultadonegativo. Despus del asesinato de Abel, Dios pregunta a Can:Dnde est Abel, tu hermano? (Gen 4, 9a). Es una preguntaque el Seor sigue repitiendo en cada generacin. Ylamentablemente, en cada generacin, no cesa de repetirsetambin la dramtica respuesta de Can: No s; soy yo elguardin de mi hermano? (Gen 4, 9b). La ruptura del vnculoentre hermanos es algo feo y malo para la humanidad. Incluso enla familia, cuntos hermanos rien por pequeas cosas, o por unaherencia, y luego no se hablan ms, no se saludan ms. Esto esfeo! La fraternidad es algo grande, cuando se piensa que todos los

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  • hermanos vivieron en el seno de la misma mam durante nuevemeses, vienen de la carne de la mam. Y no se puede romper lahermandad. Pensemos un poco: todos conocemos familias quetienen hermanos divididos, que han reido; pidamos al Seor porestas familias tal vez en nuestra familia hay algunos casos paraque les ayude a reunir a los hermanos, a reconstituir la familia. Lafraternidad no se debe romper y cuando se rompe sucede lo quepas con Can y Abel. Cuando el Seor pregunta a Can dndeestaba su hermano, l responde: Pero, yo no s, a m no meimporta mi hermano. Esto es feo, es algo muy, muy doloroso deescuchar. En nuestras oraciones siempre rezamos por loshermanos que se han distanciado.

    El vnculo de fraternidad que se forma en la familia entre loshijos, si se da en un clima de educacin abierto a los dems, es lagran escuela de libertad y de paz. En la familia, entre hermanos seaprende la convivencia humana, cmo se debe convivir ensociedad. Tal vez no siempre somos conscientes de ello, pero esprecisamente la familia la que introduce la fraternidad en elmundo. A partir de esta primera experiencia de fraternidad,nutrida por los afectos y por la educacin familiar, el estilo de lafraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad ysobre las relaciones entre los pueblos.

    La bendicin que Dios, en Jesucristo, derrama sobre estevnculo de fraternidad lo dilata de un modo inimaginable,hacindolo capaz de ir ms all de toda diferencia de nacin, delengua, de cultura e incluso de religin.

    Pensad lo que llega a ser la relacin entre los hombres, inclusosiendo muy distintos entre ellos, cuando pueden decir de otro:Este es precisamente como un hermano, esta es precisamentecomo una hermana para m. Esto es hermoso! La historia, por lodems, ha mostrado suficientemente que incluso la libertad y laigualdad, sin la fraternidad, pueden llenarse de individualismo yde conformismo, incluso de inters personal.

    La fraternidad en la familia resplandece de modo especialcuando vemos el cuidado, la paciencia, el afecto con los cuales serodea al hermanito o a la hermanita ms dbiles, enfermos, o condiscapacidad. Los hermanos y hermanas que hacen esto son

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  • muchsimos, en todo el mundo, y tal vez no apreciamos losuficiente su generosidad. Y cuando los hermanos son muchos enla familia hoy, he saludado a una familia, que tiene nueve hijos:el ms grande, o la ms grande, ayuda al pap, a la mam, a cuidara los ms pequeos. Y es hermoso este trabajo de ayuda entre loshermanos.

    Tener un hermano, una hermana que te quiere es unaexperiencia fuerte, impagable, insustituible. Lo mismo sucede enla fraternidad cristiana. Los ms pequeos, los ms dbiles, losms pobres deben enternecernos: tienen derecho de llenarnos elalma y el corazn. S, ellos son nuestros hermanos y como talestenemos que amarlos y tratarlos. Cuando esto se da, cuando lospobres son como de casa, nuestra fraternidad cristiana mismacobra de nuevo vida. Los cristianos, en efecto, van al encuentro delos pobres y de los dbiles no para obedecer a un programaideolgico, sino porque la palabra y el ejemplo del Seor nos dicenque todos somos hermanos. Este es el principio del amor de Dios yde toda justicia entre los hombres. Os sugiero una cosa: antes deacabar, me faltan pocas lneas, en silencio cada uno de nosotros,pensemos en nuestros hermanos, en nuestras hermanas, y ensilencio desde el corazn recemos por ellos. Un instante desilencio.

    As, pues, con esta oracin los hemos trado a todos, hermanosy hermanas, con el pensamiento, con el corazn, aqu a la plazapara recibir la bendicin.

    Hoy ms que nunca es necesario volver a poner la fraternidaden el centro de nuestra sociedad tecnocrtica y burocrtica:entonces tambin la libertad y la igualdad tomarn su justaentonacin. Por ello, no privemos a nuestras familias condemasiada ligereza, por sometimiento o por miedo, de la bellezade una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas. Y no perdamosnuestra confianza en la amplitud de horizonte que la fe es capaz desacar de esta experiencia, iluminada por la bendicin de Dios.

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  • ANCIANOS

    Audiencia general4 de marzo de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!La catequesis de hoy y la del mircoles prximo estn

    dedicadas a los ancianos, que, en el mbito de la familia, son losabuelos, los tos. Hoy reflexionamos sobre la problemticacondicin actual de los ancianos, y la prxima vez, es decir elprximo mircoles, ms en positivo, sobre la vocacin contenidaen esta edad de la vida.

    Gracias a los progresos de la medicina la vida se ha alargado:pero la sociedad no se ha abierto a la vida. El nmero deancianos se ha multiplicado, pero nuestras sociedades no se hanorganizado lo suficiente para hacerles espacio, con justo respeto yconcreta consideracin a su fragilidad y dignidad. Mientras somosjvenes, somos propensos a ignorar la vejez, como si fuese unaenfermedad que hay que mantener alejada; cuando luegollegamos a ancianos, especialmente si somos pobres, si estamosenfermos y solos, experimentamos las lagunas de una sociedadprogramada a partir de la eficiencia, que, como consecuencia,ignora a los ancianos. Y los ancianos son una riqueza, no sepueden ignorar.

    Benedicto XVI, al visitar una casa para ancianos, us palabrasclaras y profticas, deca as: La calidad de una sociedad, quisieradecir de una civilizacin, se juzga tambin por cmo se trata a losancianos y por el lugar que se les reserva en la vida en comn (12de noviembre de 2012). Es verdad, la atencin a los ancianoshabla de la calidad de una civilizacin. Se presta atencin alanciano en una civilizacin? Hay sitio para el anciano? Estacivilizacin seguir adelante si sabe respetar la sabidura, lasabidura de los ancianos. En una civilizacin en la que no haysitio para los ancianos o se los descarta porque crean problemas,esta sociedad lleva consigo el virus de la muerte.

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  • En Occidente, los estudiosos presentan el siglo actual como elsiglo del envejecimiento: los hijos disminuyen, los ancianosaumentan. Este desequilibrio nos interpela, es ms, es un grandesafo para la sociedad contempornea. Sin embargo, una culturade la ganancia insiste en presentar a los ancianos como un peso,un estorbo. No slo no producen, piensa esta cultura, sino queson una carga: en definitiva, cul es el resultado de pensar as? Sedescartan. Es feo ver a los ancianos descartados, es algo feo, especado. No se dice abiertamente, pero se hace. Hay algo decobarda en ese habituarse a la cultura del descarte, pero estamosacostumbrados a descartar gente. Queremos borrar nuestro yacrecido miedo a la debilidad y a la vulnerabilidad; pero actuandoas aumentamos en los ancianos la angustia de ser mal soportadosy abandonados.

    Ya en mi ministerio en Buenos Aires toqu con la mano estarealidad con sus problemas: Los ancianos son abandonados, y noslo en la precariedad material. Son abandonados en la egostaincapacidad de aceptar sus lmites que reflejan nuestros lmites,en las numerosas dificultades que hoy deben superar parasobrevivir en una civilizacin que no les permite participar, dar suparecer, ni ser referentes segn el modelo de consumo dondeslo los jvenes pueden ser tiles y pueden gozar. Estosancianos, en cambio, deberan ser, para toda la sociedad, lareserva de sabidura de nuestro pueblo. Los ancianos son lareserva de sabidura de nuestro pueblo. Con cunta facilidad sedeja dormir la conciencia cuando no hay amor! (Slo el amor nospuede salvar, Ciudad del Vaticano 2013, p. 83). Y esto sucede.Cuando visitaba las residencias de ancianos, recuerdo que hablabacon cada uno y muchas veces escuch esto: Cmo est usted?Y sus hijos? Bien, bien. Cuntos hijos tiene? Muchos. Yvienen a visitarla? S, s, siempre, s, vienen. Cundo vinieronpor ltima vez?. Recuerdo que una anciana me deca: Ah, porNavidad. Y estbamos en agosto. Ocho meses sin recibir la visitade los hijos, ocho meses abandonada. Esto se llama pecadomortal, entendido? En una ocasin, siendo nio, mi abuela noscontaba una historia de un abuelo anciano que al comer semanchaba porque no poda llevar bien la cuchara con la sopa a la

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  • boca. Y el hijo, o sea el padre de la familia, haba decididocambiarlo de la mesa comn e hizo hacer una mesita en la cocina,donde no se vea, para que comiese solo. Y as no hara un malpapel cuando vinieran los amigos a comer o a cenar. Pocos dasdespus, al llegar a casa, encontr a su hijo ms pequeo jugandocon la madera, el martillo y los clavos, haciendo algo, y le dijo:Qu haces? Hago una mesa, pap. Una mesa, para qu?Para tenerla cuando t seas anciano, as t podrs comer all.Los nios tienen ms conciencia que nosotros.

    En la tradicin de la Iglesia existe un bagaje de sabidura quesiempre sostuvo una cultura de cercana a los ancianos, unadisposicin al acompaamiento afectuoso y solidario en esta partefinal de la vida. Esa tradicin tiene su raz en la Sagrada Escritura,como lo atestiguan, por ejemplo, estas expresiones del Libro delSircides: No desprecies los discursos de los ancianos, quetambin ellos aprendieron de sus padres; porque de ellosaprenders inteligencia y a responder cuando sea necesario (Sir8, 9).

    La Iglesia no puede y no quiere conformarse a una mentalidadde intolerancia, y mucho menos de indiferencia y desprecio,respecto a la vejez. Debemos despertar el sentido colectivo degratitud, de aprecio, de hospitalidad, que hagan sentir al ancianoparte viva de su comunidad.

    Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres queestuvieron antes que nosotros en el mismo camino, en nuestramisma casa, en nuestra diaria batalla por una vida digna. Sonhombres y mujeres de quienes recibimos mucho. El anciano no esun enemigo. El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentrode mucho, inevitablemente de todos modos, incluso si no lopensamos. Y si no aprendemos a tratar bien a los ancianos, as nostratarn a nosotros.

    Un poco frgiles somos todos los ancianos. Algunos, sinembargo, son especialmente dbiles, muchos estn solos y con elpeso de la enfermedad. Algunos dependen de tratamientosindispensables y de la atencin de los dems. Daremos por estoun paso hacia atrs? Los abandonaremos a su destino? Unasociedad sin proximidad, donde la gratuidad y el afecto sin

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  • contrapartida incluso entre desconocidos van desapareciendo,es una sociedad perversa. La Iglesia, fiel a la Palabra de Dios, nopuede tolerar estas degeneraciones. Una comunidad cristiana enla que proximidad y gratuidad ya no fuesen consideradasindispensables, perdera con ellas su alma. Donde no hayconsideracin hacia los ancianos, no hay futuro para los jvenes.

    Audiencia general11 de marzo de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!En la catequesis de hoy continuamos la reflexin sobre los

    abuelos, considerando el valor y la importancia de su papel en lafamilia. Lo hago identificndome con estas personas, porquetambin yo pertenezco a esta franja de edad. Cuando estuve enFilipinas, el pueblo filipino me saludaba diciendo: Lolo Kikoes decir, abuelo Francisco , Lolo Kiko, decan.

    Una primera cosa es importante subrayar: es verdad que lasociedad tiende a descartarnos, pero ciertamente el Seor no. ElSeor no nos descarta nunca. l nos llama a seguirlo en cada edadde la vida, y tambin la ancianidad contiene una gracia y unamisin, una verdadera vocacin del Seor. La ancianidad es unavocacin. No es an el momento de abandonar los remos en labarca. Este perodo de la vida es distinto de los anteriores, nocabe duda; debemos tambin un poco inventrnoslo, porquenuestras sociedades no estn preparadas, espiritual y moralmente,a dar al mismo, a este momento de la vida, su valor pleno. Unavez, en efecto, no era tan normal tener tiempo a disposicin; hoylo es mucho ms. E incluso la espiritualidad cristiana fue pilladaun poco de sorpresa, y se trata de delinear una espiritualidad delas personas ancianas. Pero gracias a Dios no faltan lostestimonios de santos y santas ancianos.

    Me emocion mucho la Jornada para los ancianos querealizamos aqu en la plaza de San Pedro el ao pasado, la plaza

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  • estaba llena. Escuch historias de ancianos que se entregan porlos dems, y tambin historias de parejas de esposos, que decan:Cumplimos 50 aos de matrimonio, cumplimos 60 aos dematrimonio. Es importante hacerlo ver a los jvenes que secansan enseguida; es importante el testimonio de los ancianos enla fidelidad. Y en esta plaza haba muchos ese da. Es una reflexinque hay que continuar, en mbito tanto eclesial como civil. ElEvangelio viene a nuestro encuentro con una imagen muyhermosa, conmovedora y alentadora. Es la imagen de Simen yAna, de quienes se habla en el Evangelio de la infancia de Jessescrito por san Lucas. Eran ciertamente ancianos, el viejoSimen y la profetisa Ana que tena 84 aos. Esta mujer noesconda su edad. El Evangelio dice que esperaba la venida de Dioscada da, con gran fidelidad, desde haca largos aos. Queranprecisamente verlo ese da, captar los signos, intuir el inicio. Talvez estaban un poco resignados, a este punto, a morir antes: esalarga espera continuaba ocupando toda su vida, no tenancompromisos ms importantes que este: esperar al Seor y rezar.Y, cuando Mara y Jos llegaron al templo para cumplir lasdisposiciones de la Ley, Simen y Ana se movieron por impulso,animados por el Espritu Santo (cf. Lc 2, 27). El peso de la edad yde la espera desapareci en un momento. Ellos reconocieron alNio, y descubrieron una nueva fuerza, para una nueva tarea: dargracias y dar testimonio por este signo de Dios. Simen improvisun bellsimo himno de jbilo (cf. Lc 2, 29-32) fue un poeta enese momento y Ana se convirti en la primera predicadora deJess: hablaba del nio a todos lo que aguardaban la liberacinde Jerusaln (Lc 2, 38).

    Queridos abuelos, queridos ancianos, pongmonos en la sendade estos ancianos extraordinarios. Convirtmonos tambinnosotros un poco en poetas de la oracin: cultivemos el gusto debuscar palabras nuestras, volvamos a apropiarnos de las que nosensea la Palabra de Dios. La oracin de los abuelos y losancianos es un gran don para la Iglesia. La oracin de losancianos y los abuelos es don para la Iglesia, es una riqueza. Unagran inyeccin de sabidura tambin para toda la sociedadhumana: sobre todo para la que est demasiado atareada,

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  • demasiado ocupada, demasiado distrada. Alguien debe inclusocantar, tambin por ellos, cantar los signos de Dios, proclamar lossignos de Dios, rezar por ellos. Miremos a Benedicto XVI, quieneligi pasar en la oracin y en la escucha de Dios el ltimo perodode su vida. Es hermoso esto! Un gran creyente del siglo pasado,de tradicin ortodoxa, Olivier Clment, deca: Una civilizacindonde ya no se reza es una civilizacin donde la vejez ya no tienesentido. Y esto es aterrador, nosotros necesitamos ante todoancianos que recen, porque la vejez se nos dio para esto.Necesitamos ancianos que recen porque la vejez se nos dioprecisamente para esto. La oracin de los ancianos es algohermoso.

    Podemos dar gracias al Seor por los beneficios recibidos yllenar el vaco de la ingratitud que lo rodea. Podemos intercederpor las expectativas de las nuevas generaciones y dar dignidad a lamemoria y a los sacrificios de las generaciones pasadas. Podemosrecordar a los jvenes ambiciosos que una vida sin amor es unavida rida. Podemos decir a los jvenes miedosos que la angustiadel futuro se puede vencer. Podemos ensear a los jvenesdemasiado enamorados de s mismos que hay ms alegra en darque en recibir. Los abuelos y las abuelas forman el coropermanente de un gran santuario espiritual, donde la oracin desplica y el canto de alabanza sostienen a la comunidad quetrabaja y lucha en el campo de la vida.

    La oracin, por ltimo, purifica incesantemente el corazn. Laalabanza y la splica a Dios previenen el endurecimiento delcorazn en el resentimiento y en el egosmo. Cun feo es elcinismo de un anciano que perdi el sentido de su testimonio,desprecia a los jvenes y no comunica una sabidura de vida. Encambio, cun hermoso es el aliento que el anciano logra transmitiral joven que busca el sentido de la fe y de la vida. Esverdaderamente la misin de los abuelos, la vocacin de losancianos. Las palabras de los abuelos tienen algo especial para losjvenes. Y ellos lo saben. Las palabras que mi abuela me entregpor escrito el da de mi ordenacin sacerdotal an las llevoconmigo, siempre en el breviario, y las leo a menudo y me hacebien.

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  • Cunto quisiera una Iglesia que desafa la cultura del descartecon la alegra desbordante de un nuevo abrazo entre los jvenes ylos ancianos! Y esto es lo que hoy pido al Seor, este abrazo.

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  • NIOS

    Audiencia general18 de marzo de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!Despus de haber pasado revista a las diversas figuras de la

    vida familiar madre, padre, hijos, hermanos, abuelos , quisieraconcluir este primer grupo de catequesis sobre la familia hablandode los nios. Lo har en dos momentos: hoy me centrar en elgran don que son los nios para la humanidad es verdad, son ungran don para la humanidad, pero son tambin los grandesexcluidos porque ni siquiera les dejan nacer y prximamente medetendr en algunas heridas que lamentablemente hacen mal a lainfancia. Me vienen a la mente muchos nios con los que me heencontrado durante mi ltimo viaje a Asia: llenos de vida yentusiasmo, y, por otra parte, veo que en el mundo muchos deellos viven en condiciones no dignas En efecto, del modo en elque son tratados los nios se puede juzgar a la sociedad, pero noslo moralmente, tambin sociolgicamente, si se trata de unasociedad libre o una sociedad esclava de intereses internacionales.

    En primer lugar, los nios nos recuerdan que todos, en losprimeros aos de vida, hemos sido totalmente dependientes de loscuidados y de la benevolencia de los dems. Y el Hijo de Dios no seahorr este paso. Es el misterio que contemplamos cada ao enNavidad. El beln es el icono que nos comunica esta realidad delmodo ms sencillo y directo. Pero es curioso: Dios no tienedificultad para hacerse entender por los nios, y los nios notienen problemas para comprender a Dios. No por casualidad en elEvangelio hay algunas palabras muy bonitas y fuertes de Jesssobre los pequeos. Este trmino pequeos se refiere a todaslas personas que dependen de la ayuda de los dems, y en especiala los nios. Por ejemplo Jess dice: Te doy gracias, Padre, Seordel cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a lossabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeos (Mt 11,

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  • 25). Y dice tambin: Cuidado con despreciar a uno de estospequeos, porque os digo que sus ngeles estn viendo siempreen los cielos el rostro de mi Padre celestial (Mt 18, 10).

    Por lo tanto, los nios son en s mismos una riqueza para lahumanidad y tambin para la Iglesia, porque nos remitenconstantemente a la condicin necesaria para entrar en el reino deDios: la de no considerarnos autosuficientes, sino necesitados deayuda, amor y perdn. Y todos necesitamos ayuda, amor y perdn.

    Los nios nos recuerdan otra cosa hermosa, nos recuerdanque somos siempre hijos: incluso cuando se llega a la edad deadulto, o anciano, tambin si se convierte en padre, si ocupa unsitio de responsabilidad, por debajo de todo esto permanece laidentidad de hijo. Todos somos hijos. Y esto nos reconducesiempre al hecho de que la vida no nos la hemos dado nosotrosmismos sino que la hemos recibido. El gran don de la vida es elprimer regalo que nos ha sido dado. A veces corremos el riesgo devivir olvidndonos de esto, como si fusemos nosotros los dueosde nuestra existencia y, en cambio, somos radicalmentedependientes. En realidad, es motivo de gran alegra sentir que encada edad de la vida, en cada situacin, en cada condicin social,somos y permanecemos hijos. Este es el principal mensaje quenos dan los nios con su presencia misma: slo con ella nosrecuerdan que todos nosotros y cada uno de nosotros somos hijos.

    Y son numerosos los dones, muchas las riquezas que los niostraen a la humanidad. Recordar slo algunos.

    Portan su modo de ver la realidad, con una mirada confiada ypura. El nio tiene una confianza espontnea en el pap y en lamam; y tiene una confianza natural en Dios, en Jess, en laVirgen. Al mismo tiempo, su mirada interior es pura, an no estcontaminada por la malicia, la doblez, las incrustaciones de lavida que endurecen el corazn. Sabemos que tambin los niostienen el pecado original, sus egosmos, pero conservan unapureza y una sencillez interior. Pero los nios no sondiplomticos: dicen lo que sienten, dicen lo que ven,directamente. Y muchas veces ponen en dificultad a los padres,manifestando delante de otras personas: Esto no me gustaporque es feo. Pero los nios dicen lo que ven, no son personas

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  • dobles, no han cultivado an esa ciencia de la doblez que nosotrosadultos lamentablemente hemos aprendido.

    Los nios en su sencillez interior llevan consigo, adems,la capacidad de recibir y dar ternura. Ternura es tener un coraznde carne y no de piedra, como dice la Biblia (cf. Ez 36, 26). Laternura es tambin poesa: es sentir las cosas y losacontecimientos, no tratarlos como meros objetos, slo parausarlos, porque sirven

    Los nios tienen la capacidad de sonrer y de llorar. Algunos,cuando los tomo para abrazarlos, sonren; otros me ven vestido deblanco y creen que soy el mdico y que vengo a vacunarlos, ylloran pero espontneamente. Los nios son as: sonren ylloran, dos cosas que en nosotros, los grandes, a menudo sebloquean, ya no somos capaces Muchas veces nuestra sonrisase convierte en una sonrisa de cartn, algo sin vida, una sonrisaque no es alegre, incluso una sonrisa artificial, de payaso. Losnios sonren espontneamente y lloran espontneamente.Depende siempre del corazn, y con frecuencia nuestro corazn sebloquea y pierde esta capacidad de sonrer, de llorar. Entonces, losnios pueden ensearnos de nuevo a sonrer y a llorar. Pero,nosotros mismos, tenemos que preguntarnos: sonroespontneamente, con naturalidad, con amor, o mi sonrisa esartificial? Todava lloro o he perdido la capacidad de llorar? Dospreguntas muy humanas que nos ensean los nios.

    Por todos estos motivos Jess invita a sus discpulos a hacersecomo nios, porque de los que son como ellos es el reino deDios (cf. Mt 18, 3; Mc 10, 14).

    Queridos hermanos y hermanas, los nios traen vida, alegra,esperanza, incluso complicaciones. Pero la vida es as.Ciertamente causan tambin preocupaciones y a veces muchosproblemas; pero es mejor una sociedad con estas preocupacionesy estos problemas, que una sociedad triste y gris porque se quedsin nios. Y cuando vemos que el nmero de nacimientos de unasociedad llega apenas al uno por ciento, podemos decir que estasociedad es triste, es gris, porque se ha quedado sin nios.

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  • Audiencia general8 de abril de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!En las catequesis sobre la familia completamos hoy la reflexin

    sobre los nios, que son el fruto ms bonito de la bendicin que elCreador ha dado al hombre y a la mujer. Ya hemos hablado delgran don que son los nios, hoy tenemos que hablarlamentablemente de las historias de pasin que viven muchosde ellos.

    Numerosos nios desde el inicio son rechazados,abandonados, les roban su infancia y su futuro. Alguno se atreve adecir, casi para justificarse, que fue un error hacer que vinieran almundo. Esto es vergonzoso! No descarguemos sobre los niosnuestras culpas, por favor! Los nios nunca son un error. Suhambre no es un error, como no lo es su pobreza, su fragilidad, suabandono tantos nios abandonados en las calles; y no lo estampoco su ignorancia o su incapacidad; son tantos los niosque no saben lo que es una escuela. Si acaso, estos son motivospara amarlos ms, con mayor generosidad. Qu hacemos con lassolemnes declaraciones de los derechos humanos o de losderechos del nio, si luego castigamos a los nios por los erroresde los adultos?

    Quienes tienen la tarea de gobernar, de educar, pero diratodos los adultos, somos responsables de los nios y de hacer cadauno lo que puede para cambiar esta situacin. Me refiero a lapasin de los nios. Cada nio marginado, abandonado, quevive en la calle mendigando y con todo tipo de expedientes, sinescuela, sin atenciones mdicas, es un grito que se eleva a Dios yque acusa al sistema que nosotros adultos hemos construido. Y,lamentablemente, estos nios son presa de los delincuentes, quelos explotan para vergonzosos trficos o comercios, oadiestrndolos para la guerra y la violencia. Pero tambin en lospases as llamados ricos muchos nios viven dramas que losmarcan de modo significativo, a causa de la crisis de la familia, de

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  • los vacos educativos y de condiciones de vida a veces inhumanas.En cada caso son infancias violadas en el cuerpo y en el alma.Pero a ninguno de estos nios los olvida el Padre que est en loscielos! Ninguna de sus lgrimas se pierde! Como tampoco sepierde nuestra responsabilidad, la responsabilidad social de laspersonas, de cada uno de nosotros, y de los pases.

    En una ocasin Jess reprendi a sus discpulos porquealejaban a los nios que los padres le llevaban para que losbendijera. Es conmovedora la narracin evanglica: Entonces lepresentaron unos nios a Jess para que les impusiera las manosy orase, pero los discpulos los regaaban. Jess dijo: Dejadlos,no impidis a los nios acercarse a m; de los que son como elloses el reino de los cielos. Les impuso las manos y se march deall (Mt 19, 13-15). Qu bonita esa confianza de los padres, y esarespuesta de Jess. Cunto quisiera que esta pgina seconvirtiera en la historia normal de todos los nios! Es verdad quegracias a Dios los nios con graves dificultades encuentran conmucha frecuencia padres extraordinarios, dispuestos a todo tipode sacrificios y a toda generosidad. Pero estos padres no deberanser dejados solos! Deberamos acompaar su fatiga, pero tambinofrecerles momentos de alegra compartida y de alegra sinpreocupaciones, para que no se vean ocupados slo en la routineteraputica.

    Cuando se trata de los nios, en todo caso, no se deberan oresas frmulas de defensa legal profesionales, como: despus detodo, nosotros no somos una entidad de beneficencia; otambin: en su privacidad, cada uno es libre de hacer lo quequiere; o incluso: lo sentimos, no podemos hacer nada. Estaspalabras no sirven cuando se trata de los nios.

    Con demasiada frecuencia caen sobre los nios lasconsecuencias de vidas desgastadas por un trabajo precario y malpagado, por horarios insostenibles, por transportes ineficientesPero los nios pagan tambin el precio de uniones inmaduras y deseparaciones irresponsables: ellos son las primeras vctimas,sufren los resultados de la cultura de los derechos subjetivosagudizados, y se convierten luego en los hijos ms precoces. Amenudo absorben violencias que no son capaces de digerir, y

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  • ante los ojos de los grandes se ven obligados a acostumbrarse a ladegradacin.

    Tambin en esta poca nuestra, como en el pasado, la Iglesiapone su maternidad al servicio de los nios y de sus familias. A lospadres y a los hijos de este mundo nuestro les da la bendicin deDios, la ternura maternal, la reprensin firme y la condenadeterminada. Con los nios no se juega.

    Pensad lo que sera una sociedad que decidiese, una vez portodas, establecer este principio: Es verdad que no somosperfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se tratade los nios que vienen al mundo, ningn sacrificio de los adultosser considerado demasiado costoso o demasiado grande, con talde evitar que un nio piense que es un error, que no vale nada yque ha sido abandonado a las heridas de la vida y a la prepotenciade los hombres. Qu bella sera una sociedad as! Digo que a estasociedad mucho se le perdonara de sus innumerables errores.Mucho, de verdad.

    El Seor juzga nuestra vida escuchando lo que le refieren losngeles de los nios, ngeles que estn viendo siempre en loscielos el rostro de mi Padre celestial (cf. Mt 18, 10).Preguntmonos siempre: qu le contarn a Dios de nosotros esosngeles de los nios?

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  • ORACIN POR EL SNODO SOBRELA FAMILIA

    Audiencia general25 de marzo de 2015

    Queridos hermanos y hermanas, buenos das!En nuestro camino de catequesis sobre la familia, hoy tenemos

    una etapa un poco especial: ser una pausa de oracin.El 25 de marzo en la Iglesia celebramos solemnemente la

    Anunciacin, inicio del misterio de la Encarnacin. El arcngelGabriel visita a la humilde joven de Nazaret y le anuncia queconcebir y dar a luz al Hijo de Dios. Con este anuncio el Seorilumina y fortalece la fe de Mara, como lo har luego tambin consu esposo Jos, para que Jess pueda nacer en una familiahumana. Esto es muy hermoso: nos muestra en qu medida elmisterio de la Encarnacin, tal como Dios lo quiso, comprende noslo la concepcin en el seno de la madre, sino tambin la acogidaen una familia autntica. Hoy quisiera contemplar con vosotros labelleza de este vnculo, la belleza de esta condescendencia de Dios;y podemos hacerlo rezando juntos el Avemara, que en la primeraparte retoma precisamente las palabras del ngel, las que dirigi ala Virgen. Os invito a rezar juntos:

    Dios te salve, Mara, llena eres de gracia, el Seor es contigo.Bendita T eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tuvientre, Jess. Santa Mara, Madre de Dios, ruega por nosotrospecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amn.

    Y ahora un segundo aspecto: el 25 de marzo, solemnidad de laAnunciacin, en muchos pases se celebra la Jornada por la vida.Por eso, hace veinte aos, san Juan Pablo II en esta fecha firm laencclica Evangelium vitae. Para recordar este aniversario hoyestn presentes en la plaza muchos simpatizantes del Movimientopor la vida. En la Evangelium vitae la familia ocupa un sitiocentral, en cuanto que es el seno de la vida humana. La palabra demi venerado predecesor nos recuerda que la pareja humana ha

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  • sido bendecida por Dios desde el principio para formar unacomunidad de amor y de vida, a la que se le confa la misin de laprocreacin. Los esposos cristianos, al celebrar el sacramento delMatrimonio, se muestran disponibles para honrar esta bendicin,con la gracia de Cristo, para toda la vida. La Iglesia, por su parte, secompromete solemnemente a ocuparse de la familia que nace enella, como don de Dios para su vida misma, en las situacionesbuenas y malas: el vnculo entre Iglesia y familia es sagrado einviolable. La Iglesia, como madre, nunca abandona a la familia,incluso cuando est desanimada, herida y de muchos modosmortificada. Ni siquiera cuando cae en el pecado, o cuando se alejade la Iglesia; siempre har todo lo posible por tratar de atenderla ysanarla, invitarla a la conversin y reconciliarla con el Seor.

    Pues bien, si esta es la tarea, se ve claro cunta oracinnecesita la Iglesia para ser capaz, en cada poca, de llevar a caboesta misin. Una oracin llena de amor por la familia y por la vida.Una oracin que sabe alegrarse con quien se alegra y sufrir conquien sufre.

    He aqu entonces lo que, juntamente con mis colaboradores,hemos pensado proponer hoy: renovar la oracin por el Snodode los obispos sobre la familia. Relanzamos este compromisohasta el prximo mes de octubre, cuando tendr lugar la Asambleasinodal ordinaria dedicada a la familia. Quisiera que esta oracin,como todo el camino sinodal, est animada por la compasin delbuen Pastor por su rebao, especialmente por las personas y lasfamilias que por diversos motivos estn extenuadas yabandonadas, como ovejas que no tienen pastor (Mt 9, 36). As,sostenida y animada por la gracia de Dios, la Iglesia podr estaran ms comprometida, y an ms unida, en el testimonio de laverdad del amor de Dios y de su misericordia por las familias delmundo, ninguna excluida, tanto dentro como fuera del redil.

    Os pido, por favor, que no falte vuestra oracin. Todos Papa,cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, fieleslaicos , todos estamos llamados a rezar por el Snodo. Esto es loque se necesita, no de habladuras. Invito tambin a rezar aquienes se sienten alejados, o que ya no estn acostumbrados ahacerlo. Esta oracin por el Snodo sobre la familia es para el bien

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  • de todos. S que esta maana os han entregado una estampa, yque la tenis entre las manos. Os invito a conservarla y llevarla convosotros, para que en los prximos meses podis rezarla confrecuencia, con santa insistencia, como nos lo pidi Jess. Ahorala recitamos juntos:

    Jess, Mara y Josen vosotros contemplamosel esplendor del verdadero amor,a vosotros, confiados, nos dirigimos.

    Santa Familia de Nazaret,haz tambin de nuestras familiaslugar de comunin y cenculo de oracin,autnticas escuelas del Evangelioy pequeas Iglesias domsticas.

    Santa Familia de Nazaret,que nunca ms haya en las familias episodiosde violencia, de cerrazn y divisin;que quien haya sido herido o escandalizadosea pronto consolado y curado.

    Santa Familia de Nazaret,que el prximo Snodo de los obisposhaga tomar conciencia a todos del carctersagrado e inviolable de la familia,de su belleza en el proyecto de Dios.

    Jess, Mara y Jos,escuchad, acoged nuestra splica.

    Amn.

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    Textos tomados de www.vatican.va Libreria Editrice Vaticana

    Foto de cubierta

    Jornada Mundial da Juventude (JMJ Rio 2013), Despedida Papa Francisco - BaseArea do Galeo. Foto: Ronaldo Correa

    Oficina de Informacin

    del Opus Dei, 2015

    www.opusdei.org

    mailto:?subject=http://multimedia.opusdei.org/epub/es/papa-francisco-familia.pdfhttp://www.opusdei.org

    ndiceIntroduccin1. Nazaret.2. Madre.3. Padre.4. Hijos.5. Hermanos.6. Ancianos.7. Nios.8. Oracin por el Snodo.Compartir