Catequética

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CATEQUÉTICA 1 TEMA 1: INTRODUCCIÓN: LA CATEQUÉTICA, DISCIPLINA TEOLÓGICA 1. LA CATEQUESIS EN EL CORAZÓN DE LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA 1.1. JESÚS ENVÍA A SU IGLESIA A CONTINUAR SU MISIÓN La misión del evangelio es anunciar y hacer participes de la nueva noticia de Jesucristo a todos los hombres. Pasa por: - Por el anuncio del Evangelio y por la respuesta de fe de los creyentes. - Por la enseñanza que Jesús ha revelado y por su acogida y obediencia. - Por la celebración del bautismo y demás sacramentos y por la incorporación de los nuevos discípulos a la Iglesia (cf. 1Jn 1,1-4) Esta misión solo puede ser realizada bajo el poder del Espíritu, que desde el Padre, Jesús envía a si Iglesia y que supone su compañía de los discípulos y su presencia en su acción evangelizadora. 1.2. LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA TIENE COMO OBJETIVO EL QUE EL EVANGELIO PENETRE Y TRANSFORME LA VIDA DE LOS HOMBRES. El conocimiento de Jesucristo y de su Evangelio, ha de llevar a los creyentes, por la fe, a la plena realización de su vocación en Dios: - Unidos a Jesús, los creyentes llevan su humanidad a la perfección, a la medida de Cristo en su plenitud (Efesios 4,13) - A que dejen que Cristo viva en ellos (Gal 2,20) - Supone poder participar de la filiación divina (1Jn 3,1-2) - Por último a ser coherederos con Cristo (Rom 8, 26) Por tanto, la catequesis es un acontecimiento, algo que debe de ocurrir (es un acontecimiento transformativo y no una mera transmisión de conocimientos). La fe es la respuesta que el hombre da, bajo la acción de la gracia, al Evangelio que se le anuncia (DV 5). Esta fe posee una naturaleza teologal, porque es fruto de la gracia que mueve la libertad para acoger el Evangelio. Para que esta fe sea movida y acoja la revelación necesita de mediaciones humanas, unos dinamismos y unos tiempos que le sirvan de soporte y le ayuden a madurar: - Por un lado, la Iglesia es la mediación de la gracia de Dios, es el instrumento que el Dios Trinidad ha querido para darse a conocer al hombre. - Por otro lado, la Iglesia es el soporte humano en el cual los creyentes encuentran medios por los cuales pueden acoger el Evangelio y dar la respuesta de la fe. La catequesis es una de las acciones esenciales de la misión evangelizadora. Pero la evangelización no es catequesis (no hay oposición/separación, ni tampoco una pura y simple identificación), pero esta es un elemento necesario para la primera (CT 18). La evangelización es un proceso complejo, del cual, un momento señalado, importante, fundamental, es la catequesis… sin ella el proceso se vendría abajo: - La catequesis está en relación con acciones evangelizadoras que le anteceden (acción caritativa, primer anuncio…) y con acciones evangelizadoras que le siguen (acción litúrgica- sacramental, vida comunitaria…). - Por otro lado muchas acciones evangelizadoras tienen una dimensión catequética: catequesis ocasionales, celebración de los sacramentos…

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CATEQUÉTICA 1

TEMA 1: INTRODUCCIÓN: LA CATEQUÉTICA, DISCIPLINA TEOLÓGICA

1. LA CATEQUESIS EN EL CORAZÓN DE LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA

1.1. JESÚS ENVÍA A SU IGLESIA A CONTINUAR SU MISIÓN La misión del evangelio es anunciar y hacer participes de la nueva noticia de Jesucristo a todos los hombres. Pasa por:

- Por el anuncio del Evangelio y por la respuesta de fe de los creyentes. - Por la enseñanza que Jesús ha revelado y por su acogida y obediencia. - Por la celebración del bautismo y demás sacramentos y por la incorporación de los

nuevos discípulos a la Iglesia (cf. 1Jn 1,1-4) Esta misión solo puede ser realizada bajo el poder del Espíritu, que desde el Padre, Jesús envía a si Iglesia y que supone su compañía de los discípulos y su presencia en su acción evangelizadora. 1.2. LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA TIENE COMO OBJETIVO EL QUE EL EVANGELIO PENETRE Y TRANSFORME LA VIDA DE LOS HOMBRES. El conocimiento de Jesucristo y de su Evangelio, ha de llevar a los creyentes, por la fe, a la plena realización de su vocación en Dios:

- Unidos a Jesús, los creyentes llevan su humanidad a la perfección, a la medida de Cristo en su plenitud (Efesios 4,13)

- A que dejen que Cristo viva en ellos (Gal 2,20) - Supone poder participar de la filiación divina (1Jn 3,1-2) - Por último a ser coherederos con Cristo (Rom 8, 26)

Por tanto, la catequesis es un acontecimiento, algo que debe de ocurrir (es un acontecimiento transformativo y no una mera transmisión de conocimientos). La fe es la respuesta que el hombre da, bajo la acción de la gracia, al Evangelio que se le anuncia (DV 5). Esta fe posee una naturaleza teologal, porque es fruto de la gracia que mueve la libertad para acoger el Evangelio. Para que esta fe sea movida y acoja la revelación necesita de mediaciones humanas, unos dinamismos y unos tiempos que le sirvan de soporte y le ayuden a madurar:

- Por un lado, la Iglesia es la mediación de la gracia de Dios, es el instrumento que el Dios Trinidad ha querido para darse a conocer al hombre.

- Por otro lado, la Iglesia es el soporte humano en el cual los creyentes encuentran medios por los cuales pueden acoger el Evangelio y dar la respuesta de la fe.

La catequesis es una de las acciones esenciales de la misión evangelizadora. Pero la evangelización no es catequesis (no hay oposición/separación, ni tampoco una pura y simple identificación), pero esta es un elemento necesario para la primera (CT 18). La evangelización es un proceso complejo, del cual, un momento señalado, importante, fundamental, es la catequesis… sin ella el proceso se vendría abajo:

- La catequesis está en relación con acciones evangelizadoras que le anteceden (acción caritativa, primer anuncio…) y con acciones evangelizadoras que le siguen (acción litúrgica-sacramental, vida comunitaria…).

- Por otro lado muchas acciones evangelizadoras tienen una dimensión catequética: catequesis ocasionales, celebración de los sacramentos…

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Por la catequesis la Iglesia engendra a los discípulos de Cristo. Por ello se trata de un servicio particular de la Palabra para el crecimiento y maduración de la fe de los creyentes. Es una acción eminentemente educativa por la que los discípulos de Cristo son iniciados en la vida de fe y son introducidos en la comunidad cristiana.

2. LA CATEQUÉTICA FUNDAMENTAL 2.1. LA CATEQUÉTICA ES UNA DISCIPLINA QUE SE OCUPA DE LA CATEQUESIS La actividad catequética precede a su propio estudio. Ya hemos dicho que la catequesis es un elemento constitutivo y permanente de la misión evangelizadora, luego es ella la que regula la disciplina que la estudia y no al contrario. La catequesis, en cuanto, actividad iniciática-educativa de la fe eclesial se desarrolla a partir de diversas referencias: - El objeto que transmite: El Evangelio actualizado en la vida de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. - La actividad que realiza: el proceso iniciático-educativo por el que se transmite el Evangelio. - Sus destinatarios: los sujetos que están caracterizados tanto por el contexto social cultural-

religioso en el que viven como por la situación personal en la que se encuentran. - Sus agentes: la Iglesia, y en su seno, todos los que tienen una responsabilidad en la

transmisión de la fe. La catequética es un servicio de reflexión sistemática y crítica sobre la actividad catequética de la Iglesia. Tiene como perspectiva última la cuestión fundamental de cómo se transmite la fe, cómo alguien llega a ser cristiano. En cuanto reflexión sistemática: - La catequética pone en relación estructural todas aquellas referencias que componen la

catequesis. - y elabora el cuadro de referencia del hacer catequético para que alcance su objetivo. En cuanto reflexión crítica: - Parte del ejercicio mismo de la catequesis. La catequética explora sistemáticamente la praxis

catequética. - Considera de qué modo realiza y cumple el objetivo que la compete de transmitir la fe e iniciar

en la vida cristiana. - Y, según las condiciones en las que se desenvuelve, propone los elementos y correcciones

necesarias para que realice mejor su servicio. Señala nuevos modelos de intervención que guíen su actividad.

2.2. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CATEQUÉTICA La catequética es una disciplina relativamente joven que, sin embargo, se encuentra legitimada y consolidada en los estudios teológicos, y en la praxis pastoral de la Iglesia. A lo largo de la historia, la Iglesia ha sabido realizar y organizar de formas muy diversas la actividad catequética.

Podríamos identificar, en el siglo V, con el “primer manual” de catequética: “De catechizandis rudibus” o “Catequesis a los principiantes”, en el que s. Agustín explica al diácono Cartaginés Deogracias el modo de proceder para acompañar a los catecúmenos a la fe.

Hay que esperar hasta el siglo XV cuando Gerson, en 1406, escribe “Como llevar a los niños a Cristo”.

Después de Trento, el jesuita Possevino, 1593, emplea el término Theologia catechetica como distinta a Theologia pastorales.

Pero en 1831, J. B. von Hirscher, fue considerado como el fundador de la catequética como ciencia teológica: “Catequética, es decir, la profesión del pastor para instruir y educar […].

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MOVIMIENTO CATEQUÉTICO. 4 fases: - La fase del método. Múnich y Viena. Se plantea la renovación metodológica. Se centra en un

florecimiento en la pedagogía y la psicología de aquella época.

- La fase del contenido. Años 30 hasta albores del CVII. Se produce una renovación catequética. Se empieza a tomar conciencia de que la catequesis no es una teología divulgada (el catecismo era teología divulgada). Existe una diferencia entre la predicación y teología. Lo importante es divulgar el acontecimiento, el kerigma y no una teología divulgada. Es esencial el mensaje evangélico, porque en el kerigma está implícito el poder del Espíritu, que es capaz de suscitar la fe. La teología no convierte, el anuncio convierte.

- La fase antropológica o de la experiencia. A partir del CVII. El hombre es el destinatario de la Palabra de Dios, más aún, desde que la Palabra de Dios se ha hecho hombre, las experiencia humanas son el lugar donde se puede escuchar y acoger la Palabra divina. A partir del Vaticano II y hasta la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, el movimiento catequético centra su atención en el hombre, para lo cual se apoya en lo conocimientos que le ofrecen las ciencias humanas. Se pretende centrar la atención en el hombre, en sus experiencias y como estas están abiertas a la trascendencia y cómo están dispuestos a acoger el anuncio.

- La fase de síntesis. Aunque ya se estaba alumbrando con anterioridad, desde la publicación del Catecismo (1992) y del Directorio General para la Catequesis (1997) hemos pasado a una fase que podríamos llamar de síntesis. Estamos en un tiempo en él se trata de recoger las mejores aportaciones de las fases anteriores fases, se trata de superar sus excesos habidos y proyecta dar una respuesta apropiada a los retos que presenta una sociedad pluralista y secularizada. Si algo caracteriza esta fase es la centralidad que se reconoce a la Iniciación cristiana que tiene en el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos su referencia obligada. Ahora hay que prestar atención al objeto de la fe, al acto de transmisión de la fe (algo pedagógico) y a la persona que lo va a recibir, ante quien estamos.

La Catequética es una disciplina que ha tenido y tiene nombres diversos: Pedagogía catequética, pedagogía del catecismo, pedagogía cristiana, metodología catequética, pedagogía de la fe, pedagogía religiosa, pastoral catequética, catequética pastoral.

2.3. DIVISIÓN DE LA CATEQUÉTICA:

Algunos autores dividen esta materia en tres campos:

· La catequética fundamental: aquella que estudia las condiciones básicas, la identidad y las dimensiones esenciales de la acción catequética.

· La catequética material: aquella que tiene como objeto el contenido de la catequesis: dónde está la fuente de los contenidos, su estructura y su articulación del mensaje, núcleos temáticos…

· La catequesis formal: aquella que se ocupa de los aspectos pedagógicos y metodológicos en aras de la transmisión de la fe: métodos, estructuras, agentes…

Otros autores distinguen entre:

· La catequética fundamental (o general), que abarca de un modo general los elementos enumerados anteriormente (que integra la catequética fundamental, material y formal).

· La catequética especial (o diferencial), que mira a los destinatarios (niños, jóvenes, adultos, minusválidos, familias…), a los ámbitos (familia, trabajo, escuela…) y trata de concretar y hacer operativos los elementos generales estudiados por la Catequética fundamental.

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3. LA ORIGINALIDAD DEL DISCURSO CATEQUÉTICO 3.1. LA REFLEXIÓN CATEQUÉTICA TIENE UN DOBLE POLO DE REFERENCIA: UNA REFERENCIA TEOLÓGICA Y UNA REFERENCIA PEDAGÓGICA

Ambos polos (teológico y pedagógico) nunca se han de tener como alternativos, si así fuera no existiría un discurso catequético propiamente dicho, se vería reducido o a teología o a pedagogía

- No cabe un discurso catequético que solo se preocupe por el aspecto pedagógico, pues el contenido evangélico que quiere transmitir tiene un carácter tan particular que sólo es posible acceder a él desde una reflexión teológica que brota del mismo acontecimiento revelador. El mismo acto de la transmisión es teologal (reclama una reflexión teologal).

- Por otro lado, no cabe tampoco un discurso catequético meramente teológico, ya que, en cuanto disciplina que se ocupa de la catequesis, su reflexión se centra en el acto de la transmisión de la fe, en el cual inciden una serie de aspectos de índole pedagógica que viene a prestar la concreción humana necesaria para que acontezca ese acto de tradición eclesial

Ambas referencias, tampoco pueden permanecer como líneas paralelas, como si fueran dos momentos yuxtapuestos, que permanecen mutuamente de espaldas

- La reflexión teológica no solo ilumina el contenido evangélico que la catequesis tiene que transmitir, también ofrece las pautas que determinan el mismo acto de la transmisión que siempre acontece bajo la acción de la gracia y es recibido en la fe

- Por su parte, la reflexión pedagógica ofrece a la reflexión teológico-catequética los criterios y pautas necesarias para que la reflexión sobre ese acto de tradición se concrete en un proceso educativo que se ajuste y acompañe a los destinatarios en sus condiciones particulares

Por ello, ambas deben de ir engranándose. Es una materia teológico-pedagógica. 3.2. LA CATEQUÉTICA ES UNA MATERIA TEOLÓGICA

La Teología catequética no es teología divulgada, como si ella retomara la materia objeto de otras disciplinas teológicas (teología fundamental, cristología, eclesiología…) y la pusiera al alcance de unos destinatarios poco avezados en la reflexión teológica. Pero tampoco es una teología aplicada, preocupada por aplicar los últimos avances de los estudios teológicos a la práctica pastoral y catequética de la Iglesia

La Catequética es una disciplina teológica con un carácter específico que sirve a la catequesis, esto es al proceso iniciático-educativo por el que la Iglesia transmite la fe en Jesucristo e introduce en el conjunto de la vida cristiana. Es teología en tanto que reflexiona sobre el contenido de la fe que la catequesis ha de transmitir de un modo integral y orgánico: Una fe que es propia de la Iglesia y que la Iglesia custodia en su integridad a lo largo del tiempo.

También es teología en tanto que reflexiona sobre el mismo acto de transmisión que supone:

- Un servicio a la misma revelación de Dios que, por medio de su Iglesia, actualiza y comunica el Evangelio de Jesucristo

- Y un servicio al proceso de conversión y de fe por el que una persona se adhiera a Jesucristo, se integra en la Iglesia y cumple su vocación en la relación filial con Dios

Ciertamente debe de tener en cuenta las ciencias humanas: sociología, psicología, pedagogía…, pero siempre como elementos auxiliares (nunca determinantes) que necesariamente deben entrar en el discurso teológico de la catequética si quiere ofrecer unos criterios apropiados para la práctica eficaz de la catequesis (sobre todo en lo que respecta a la catequética diferencial)

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¿Qué relación existe entre la Catequética y las demás disciplinas teológicas?

Del resto de las materias teológicas a la Catequética1

- Proporcionan un conocimiento sistemático y completo del contenido de la fe cristiana.

- Orientan la búsqueda del núcleo central y de las dimensiones fundamentales del mensaje cristiano.

- Ofrece los puntos de referencia que articulan el acto de transmisión de la fe como servicio a la revelación.

- Suministra las normas interpretativas de la tradición de fe y ejercitarlas en el marco cultural actual.

De la Catequética al resto de las materias teológicas2:

- La Catequética es una materia teológica que reflexiona sistemática y críticamente sobre el acto de la catequesis, en ese sentido es mediadora entre la reflexión teológica y la acción trasmisora de la fe.

- La Catequética saca a la Teología de un posible enclaustramiento propio (un discurso cerrado sobre sí mismo) y la confronta con el reto de la transmisión de la fe. La Catequética imprime a la Teología el dinamismo propio de la misión evangelizadora de la Iglesia

- La Catequética plantea a la Teología los retos concretos a los que se encuentra confrontado tanto los contenidos de la fe (de índole teológica) como el acto mismo de su comunicación (de índole, también, teológica).

1 “La catequesis tiene como guía necesaria y eminente la ‘regla de la fe’, ilustrada por el Magisterio y profundizada por

la teología” (DGC 202). Como dice la teología le ayuda a penetrar en la regla de fe, referencia necesaria no sólo de la catequesis sino también de la ciencia Catequética que la estudia. Seguimos en este punto a E. ALBERICH, “Catequesis y teología: complementariedad y tensión”: TyC 66 (1998) 21.

2 La catequesis, como proceso efectivo por el que la Iglesia transmite la fe, constituye siempre una vía genuina y original de acercamiento a la realidad de la fe, un verdadero ‘lugar teológico’, ya que permite entrar en contacto con el sensus fidelium, cf. Ibid., 22.

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TEMA 2: LA CATEQUESIS ANTE EL RETO DE LA TRANSMISIÓN DE LA FE

1. EL RETO DE LA TRANSMISIÓN DE LA FE. UNA MIRADA A NUESTRAS COMUNIDADES

1.1. UNA MIRADA A NUESTRAS COMUNIDADES

Si observamos nuestras comunidades nos damos cuenta de que nuestras Asambleas están pobladas de gente mayor. Podemos poner rostro a muchos que por múltiples causas han desertado de ellas. Además de que cada vez nos cuesta más conectar y convocar a creyentes y no creyentes.

- Escasean grupos de adultos (fe-vida).

- Cada vez hay menos jóvenes (edad superior a los 18 años).

- Y nos cuesta mantener el proceso iniciático con los niños, preas y adolescentes.

- Parece que siempre estamos empezando: la formación de cristianos maduros es un reto.

1.2. REALMENTE ESTAMOS VIVIENDO UNA PROFUNDA CRISIS DE TRANSMISIÓN DE LA FE,

La crisis de transmisión de fe tiene su raíz más profunda en la “exculturación del catolicismo”3, esto es:

- Aunque en la cultura actual sigue habiendo una presencia de elementos cristianos, más o menos explícitos, incluso una presencia eclesial que da testimonio de su significado religioso profundo.

- Ya no es la horma capaz de dar forma a la cultura que impera, ni tiene el vigor suficiente como para transmitir la fe a las nuevas generaciones4.

En una sociedad que se declara post-cristiana ya no se da una correspondencia entre socialización e iniciación religiosa. Ya no existe el catecumenado social5 � De hecho, las mismas instituciones que clásicamente socializaban en la fe han entrado también en crisis:

- Familia: La crisis de la familia tradicional, el pluralismo al interior de la propia familia, la dejación en la responsabilidad educativa…

- Colegio (católico): La promoción de una racionalidad científico-técnica, la exclusión o reducción marginal de lo religioso, la dimisión de su misión educativa general…

- Parroquia: Ya no sustenta el monopolio en la pastoral de la Iglesia, tampoco es el referente del territorio donde se asienta, su reducción a un centro de servicios…

- Secularización interna de la propia Iglesia.

Por otro lado, la crisis de transmisión ha de ser enmarcad en una crisis mucho más amplia: “la crisis de la gramática antropológica básica”6.

3 Cf. “D. HERVIEU-LEGER, Catholicisme, la fin d’un monde (Bayard, Paris) 91s. 4 “La crisis que se experimenta lleva consigo los trazos de la exclusión de Dios de la vida de las personas, de una

generalizada indiferencia hacia la misma fe cristiana, hasta el intento de marginarla de la vida pública… Además se verifica, a menudo, el fenómeno de personas que desean pertenecer a la Iglesia, pero que son fuertemente influenciados por una visión de la vida que contrasta con la fe” (BENEDICTO XVI, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización (30.V.2011).

5 Cf. J. MARTÍN VELASCO, La transmisión de la fe en la sociedad contemporánea (Sal Terrae, Santander 2002) 37-80; LL. DUCH, La crisis de la transmisión de la fe (PPC, Madrid 2009).

6 “Bajo el choque conjunto de la generalización del espíritu crítico, del encuentro de las culturas y del progreso de la técnica, los saberes de la vida fundamentales que vehiculaban las grandes tradiciones son sacudidos

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1.3. LA SECULARIZACIÓN INTERNA DE LA PROPIA IGLESIA, CONTRIBUYE A ESTA CRISIS DE TRANSMISIÓN7:

La mayoría de los bautizados se deslizan por una pendiente que pone en riesgo la fe hasta el punto de llegar a perderla:

“Muchos europeos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero realmente no lo conocen. Con

frecuencia se ignoran ya hasta los elementos y las nociones fundamentales de la fe. Muchos bautizados

viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y los signos de la fe, especialmente en las prácticas

de culto, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y una adhesión a la persona de

Jesús. En muchos, un sentimiento religioso vago y poco comprometido ha suplantado a las grandes certezas

de la fe; se difunden diversas formas de agnosticismo y ateísmo práctico que contribuyen a agravar la

disociación entre fe y vida; algunos se han dejado contagiar por el espíritu de un humanismo inmanentista

que ha debilitado su fe, llevándoles frecuentemente, por desgracia, a abandonarla completamente; se observa

una especie de interpretación secularista de la fe cristiana que la socava, relacionada también con una

profunda crisis de la conciencia y la práctica moral cristiana. Los grandes valores que tanto han inspirado la

cultura europea han sido separados del Evangelio, perdiendo así su alma más profunda y dando lugar a no

pocas desviaciones (cf. Ecclesia in Europa 47)

Y además, la mayoría de los creyentes no encuentran el necesario impulso apostólico no ya para proponer la fe sino para vivirla y testimoniarla públicamente:

- Han asumido los presupuestos del relativismo por el que se rechaza la posibilidad de acceder a la verdad y menos de poseerla8

- Viven desde una falsa noción de tolerancia que iguala todas las opiniones: “cada cual piense y haga lo que quiera” y considera un atentado contra la libertad proponer la fe a otro9

- Y concluyen en la indiferencia hacia el destino eterno de los otros10

violentamente. Es la gramática elemental de la existencia humana la que falta: ya se trate de aceptar la diferencia sexual, de ser padre o madre, de dar un sentido a todo lo que concierne al nacimiento y a la muerte” (CONFERENCIA

EPISCOPAL FRANCESA, “Proponer la fe en la sociedad actual” [1996] en: D. MARTÍNEZ, Proponer la fe hoy, 47-48). 7 BENEDICTO XVI, Discurso de felicitación de la Navidad a la Curia Romana (20-XII-2010): “Con mucha frecuencia,

también en nosotros la fe está dormida. Pidámosle, pues, que nos despierte del sueño de una fe que se ha cansado y que devuelva a esa fe la fuerza de mover montañas, es decir, de dar el justo orden a las cosas del mundo”. Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA (LXXXVI Asamblea plenaria), Instrucción pastoral: Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II (30-II-2006).

8 “Vivimos en un tiempo caracterizado en gran parte por un relativismo subliminal que penetra todos los ambientes de la vida. A veces, este relativismo llega a ser batallador, dirigiéndose contra quienes afirman saber dónde se encuentra la verdad o el sentido de la vida.” (BENEDICTO XVI, Discurso a los miembros del Consejo del Comité Central de los Católicos Alemanes en la Hörsaal del Seminario de Friburgo [24-IX-2011].

9 “Hoy día hay una confusión creciente que induce a muchos a desentender y dejar inoperante el mandato misionero del Señor (cf. Mt 28,19). A menudo se piensa que todo intento de convencer a otros en cuestiones religiosas es limitar la libertad. Sería lícito solamente exponer las propias ideas e invitar a las personas a actuar en conciencia, sin favorecer su conversión a Cristo y a la fe católica: se dice que basta ayudar a los hombres a ser más hombres o mas fieles a su propia religión, que basta con construir comunidades capaces de trabajar por la justicia, la libertad, la paz, la solidaridad. Además algunos sostiene que no debería anunciar a Cristo a quienes no lo conocen, ni favorecer la adhesión a la Iglesia, pues será posible salvarse también sin un conocimiento explícito de Cristo y sin una incorporación formal a la Iglesia” (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal de algunos aspectos de la evangelización [3-XII-2007] 3); cf. EN 80.

10 Ya PABLO VI salió al paso de esta situación con unas palabras de gran vigor: “No será inútil que cada cristiano y cada evangelizador examinasen en profundidad, a través de la oración, este pensamiento: los hombres podrán salvarse por otros caminos, gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el Evangelio; pero, ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza –lo que San Pablo llamaba avergonzarse del Evangelio (cf. Rm 1,16)– o por ideas falsas omitimos anunciarlo? Porque eso significaría ser infieles a la llamada de Dios, que, a través de los ministros del Evangelio, quiere hacer germinar la semilla; y de nosotros depende el que esa semilla se convierta en árbol y produzca fruto” (EN 80)

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1.4. CONSECUENCIAS

Esta situación hace que exista entre los creyentes un sentimiento general de decepción, de desesperanza y de dolor:

- Nuestros esfuerzos parecen estériles,

- no conseguimos frutos, nos falta herederos,

- y nos duele no saber llegar a unos contemporáneos nuestros que tanto parecen necesitar de una Palabra de vida.

Por otro lado, esto provoca en nosotros una mirada, sobre los que debemos evangelizar, que está llena de prejuicios:

- Los consideramos sin consistencia personal: nihilistas, hedonistas, individualistas.

- Creemos que son refractarios hacia todo lo que suponga “Iglesia”.

- Los consideramos incapaces de acoger el anuncio del Evangelio.

Al final, aunque sea de un modo tácito, estos prejuicios recaen sobre el propio Evangelio, comenzando a dudar de él:

- ¿Realmente la buena noticia de Jesucristo puede ser presentado con sentido a un hombre que se declara post-cristiano, post-moderno, post-secular: que viene de vuelta de todo?,

- ¿El anuncio del Evangelio será capaz de anidar en el corazón de nuestros contemporáneos de modo que pueda aproximarles a Dios?,

- ¿Habrá cristianos al final del siglo XXI?: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará la fe sobre la tierra? (Lc 18,8)11.

Una pastoral configurada a partir de prejuicios:

- Una pastoral del mantenimiento,

- Dirigida a los adeptos,

- Movida por inercia, poco creativa…

- ¿Cuál es el resultado?: el debilitamiento de las comunidades y su desaparición12

Ante esta situación, que es generalizada en la mayoría de las Iglesias de vieja cristiandad, se nos llama a renovar el compromiso con la misión del evangelio, dirigida tanto al interior como al exterior del ámbito eclesial13.

11 JUAN PABLO II, Exhortación postsinodal Ecclesia in Europa 20: “Por tanto, con toda la Iglesia invito a mis hermanos y

hermanas en la fe a abrirse constantemente con confianza a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad, que quien encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella (cf. Jn 14,6; Sal 16 [15], 11)

12 BENEDICTO XVI, Homilía en Oporto (Portugal) (14-VI-2010): “Debemos vencer la tentación de limitarnos a lo que ya tenemos, o creemos tener, como propio y seguro: sería una muerte anunciada, por lo que se refiere a la presencia de la Iglesia en el mundo, que por otra parte, no puede dejar de ser misionera por el dinamismo difusivo del Espíritu. Desde sus orígenes, el pueblo cristiano ha percibido claramente la importancia de comunicar la Buena Noticia de Jesús a cuantos todavía no lo conocen”.

13 “Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto,

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2. LA INSUFICIENTE RESPUESTA DE LA CATEQUESIS ACTUAL 2.1. LUCES DE LA PRACTICA CATEQUÉTICA (DGC 29) La tarea catequética es una de las acciones eclesiales que más ha contribuido a la renovación eclesial que el Concilio Vaticano II pedía

- Un gran número de sacerdotes, religiosos y laicos han consagrado su vida a transmitir la fe a la siguiente generación

- Ha sido una acción eclesial que, a pesar de sus vaivenes, ha estado constantemente ebullición tratando de dar respuesta a los retos que se le presentaban tanto desde la Iglesia como de la sociedad14

- Las estructuras catequéticas, a pesar de sus deficiencias están suficientemente consolidadas

En este periodo postconciliar la catequesis ha ido adquiriendo unas nuevas orientaciones que la han enrazado con mejor con la práctica evangelizadora y catequética de la Iglesia:

- En atención a los destinatarios marcados por unos contextos secularistas se ha dado una orientación misionera (pre-catequesis/pre-catecumenado): · Se está dado una conversión misionera de la catequesis. · Se pone en el centro el objetivo de suscitar una verdadera conversión. · Y se prima como destinatarios los adultos, aquellos que tienen mayores

responsabilidades en la sociedad.

- Se está recuperando el carácter iniciático que tenía la catequesis en los primeros siglos de la Iglesia:

· Cada vez más, la catequesis se inserta en un proceso iniciático donde la acción catequética va de la mano con la acción litúrgica.

· En este marco, se ha tomado conciencia de que la catequesis posee un carácter de formación integral y no de una mera enseñanza.

- El pensamiento catequético ha ganado en densidad y profundidad antropológica y teológica:

· Ha hecho suyas las ricas orientaciones del Magisterio, más aún se ha visto estimuladas por ellas.

· Y ha acogido con gran interés las aportaciones que ha hecho la reflexión teológica, sobre todo en lo que respecta a la comprensión de la Palabra de Dios y a la vida eclesial.

Dicho todo esto es preciso reconocer que muchos de estos pasos están dados más en la reflexión teológico-catequética antes que en la misma práctica concreta de la catequesis

crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo” (BENEDICTO XVI, Porta fidei [11-X-2011]).

14 Cf. E. YANES ÁLVAREZ, “Movimiento catequético español”, en: NDC, 1570-1587; R.E. GRZONA DARE –V.M. PEDROS ARÉS, “Movimiento catequético latinoamericano”, en: NDC, 1587-1611.

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2.2. PROBLEMAS DE LA PRACTICA CATEQUÉTICA ACTUAL (DGC 30)

La concepción de la catequesis como escuela de fe, como aprendizaje y entrenamiento de toda la vida cristiana, es decir como elemento constitutivo de la Iniciación cristiana, no ha entrado en la conciencia de la mayoría de los responsables y agentes de la catequesis (obispos, sacerdotes y laicos). En la mayoría de los responsables, todavía no se concibe a la catequesis como iniciática.

Según el directorio, existe una CONCEPCIÓN DEFICIENTE DE LA PALABRA DE DIOS:

- El concepto conciliar de la Revelación como autocomunicación divina por medio de su Palabra encarnada, Jesucristo, parece adquirido.

- No obstante, se da una simple y llana equiparación entre Sagrada Escritura y Palabra de Dios:

- La noción conciliar de la Tradición es poco conocida y muchas veces se ignora el papel que juega “la vida dos veces milenaria de la Iglesia” (CT 27b) para la actualización de la Palabra

- Tampoco se sabe situar convenientemente el papel que el Magisterio tiene en la transmisión de la Palabra. A veces se le ignora y otra ocupe un lugar que no le corresponde

- De este modo, la interrelación entre Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Magisterio, “cada uno a su modo” (DV 10c), no fecunda aún de modo armonioso la transmisión catequética de la fe.

Aunque se reconoce la CENTRALIDAD que tiene el misterio de Cristo para la catequesis, su presentación no siempre es lo suficientemente equilibrada:

- Muchas veces se pasa del necesario cristocentrismo de la catequesis a un simple cristomonismo (solo Cristo).

- En otras, la presentación de su Misterio bascula entre la insistencia en su humanidad, hasta el punto de ocultar su realidad divina (y se reduce a Jesús a un simple modelo), y la acentuación de su divinidad hasta el extremo de devaluar su encarnación.

Respecto a los CONTENIDOS de la catequesis, puede decirse que hay verdaderas lagunas, grandes verdades que se encuentran ocultas:

- En muchas ocasiones la catequesis no se centra en lo que es básico, común para todo para la formación de un cristiano. Introduce cuestiones de escuela o de sensibilidad particular

- Cuestiones sobre la verdad de hombre y la necesidad de su salvación, los novísimos, la conciencia de pecado, cuestiones de moral católica, escasa relevancia de la doctrina social, la apenas consideración de la historia de la Iglesia… son algunos núcleos de la fe cristiana que apenas se tratan en la catequesis.

En la práctica concreta, no termina de darse en la vinculación estructural que existe entre la catequesis y la acción litúrgico-sacramental. Existe una presencia marginal de las celebraciones en los itinerarios de la catequesis. Lo que realiza la liturgia la catequesis lo anuncia. La liturgia no solo es fuente de la catequesis: lex orandi – lex credendi. Sino que también ella es el ámbito de gracia donde acontece los que la catequesis anuncia.

No se concebir la realidad pedagógica de la catequesis desde la propia fe. En la práctica catequética existe un divorcio entre contenido y pedagogía. Se cae en dos extremos:

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- En reducir la “pedagogía de la fe” a mera didáctica, método, actividad, con la consiguiente reducción metodológica de la catequesis.

- O en ignorar el componente pedagógico de la transmisión de la fe con la consiguiente reducción de la catequesis a la mera enseñanza de una teología divulgada.

3. LOS DESAFÍOS A LOS QUE DEBE RESPONDER LA CATEQUESIS a/ La crisis de Dios (originante) y la crisis del hombre (originada):

b/ La crisis de impulso apostólico

c/ La crisis de la transmisión de la fe: el proceso de “hacer cristianos”

d/ La crisis de la vinculación eclesial

e/ La crisis de los contenidos y el método: la concepción escolar de la catequesis

f/ La crisis de los catequistas

A/ LA CRISIS DE DIOS Y LA CRISIS DEL HOMBRE15

Hemos de partir del presupuesto hecho convicción de que “Dios se ha revelado”16 � Hemos de vencer un cierto “ateísmo eclesial” por el que creemos que somos los creyentes los que llevamos la defensa de nuestro Dios. Pero nosotros somos servidores de Dios, no defensores, porque nuestro Dios, no está mudo, tampoco está pasivo, Él lleva la defensa de sí mismo, “Mi Padre sigue actuando y yo también actúo” (Jn 5,17).

El criterio para conocer y acoger la comunicación de Dios es la escucha obediente de su Palabra; es decir la acogida de Jesucristo: Palabra personal que el Padre nos dirige a cada uno en la Iglesia17:

- ¡Ojo! La Palabra de Dios nos llega a través de la escucha-lectura de la Biblia (Sagradas Escritura) en el surco de la vida de la Iglesia (Sagrada Tradición que actualiza la Palabra de Dios)18.

- Solo quien establece una relación personal con ella, dejando que ilumine, juzgue y trasforme su vida, verdaderamente conoce a Cristo y conoce el testimonio que da del amor de Dios19. Un catequista debe de hacer posible esto.

15 BENEDICTO XVI, Motu Proprio “Ubicumque et semper” (21-IX-2010): “Se ha verificado una preocupante pérdida del

sentido de lo sagrado, llegando incluso a poner en cuestión esos fundamentos que parecían indiscutibles, como la fe en un Dios creador y providente, la revelación de Jesucristo único salvador, y la común comprensión de las experiencia fundamentales del hombre como el nacer, el morir, el vivir en una familia, la referencia a una ley moral natural”

16 “La novedad del anuncio cristiano es la posibilidad de decir a todos los pueblos: ‘Él se ha revelado. Él personalmente. Y ahora está abierto el camino hacia Él. La novedad del anuncio cristiano no consiste en un pensamiento sino en un hecho: Él se ha revelado’” (VD 92).

17 “La condescendencia de Dios se cumple de manera insuperable con la encarnación del Verbo. La Palabra eterna, que se expresa en la creación y se comunica en la historia de la salvación, en Cristo se ha convertido en un hombre ‘nacido de mujer’ (Ga 4,4). La Palabra aquí no se expresa principalmente mediante un discurso, con conceptos o normas, Aquí nos encontramos ante la misma persona de Jesús” (VD 11).

18 “La Tradición viva es esencial para que la Iglesia vaya creciendo con el tiempo en la comprensión de la verdad revelada en las Escrituras […] En definitiva, es la Tradición viva de la Iglesia la que nos hace comprender de modo adecuado la Sagrada Escritura como Palabra de Dios” (VD 17)

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Por otro lado, hemos de ahondar en la convicción de que el destino del hombre está unido al destino de Dios, que ignorarlo es fracasar y conocerlo es avanzar hacia la plenitud20:

- Si Dios ha dado la vida al hombre y en su bondad y fidelidad le sostiene, a pesar de su pecado, hemos de tener la confianza de que Dios tiene poder para recrearlo.

- Hemos de superar cualquier contraposición entre el “derecho de Dios” y el “derecho del hombre”: “La gloria del Dios es que el hombre viva, y la vida del hombre es ver a Dios”21.

- El anuncio de Jesucristo, como el Evangelio, ofrece a un tiempo la auto-manifestación de Dios y el desvelamiento del misterio del hombre, el conocimiento de Dios y la salvación del hombre22. Cuando Dios se entrega, el hombre queda salvado, descansa en Él.

B/ LA CRISIS DE IMPULSO APOSTÓLICO:

El impulso misionero no surge sin acoger el Evangelio como gracia de Dios inmerecida: es necesario pues, que los cristianos profundicemos en la experiencia de gracia:

- Ciertamente, para los cristianos la fe en Jesucristo es un tesoro. Quien encuentra a Cristo lo encuentra todo. Las renuncias que supone estar en comunión con Él palidecen ante el don que supone su amistad (cf. Mt 13,44-46)23.

- De ahí brota el dinamismo de dar gratis, con libertad, alegría y convicción, lo que hemos recibido gratis (cf. Mt 10,8) 24.

Este deseo de hacer partícipes a otros de la Buena Noticia de Jesucristo es la que nos llevará a romper con nuestras inercias personales, comunitarias y a ser creativos en el anuncio y

19 “La relación entre Cristo, Palabra del Padre, y la Iglesia no puede ser comprendida como si fuera solamente un

acontecimiento del pasado, sino que es una relación vital, en la cual cada fiel está llamado a entrar personalmente” (VD 51)

20 “Sin Dios el hombre no sabe adónde ir ni tampoco logra entender quién es […] el hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, porque él solo no puede fundar un verdadero humanismo […] El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano” (BENEDICTO XVI, Carta encíclica Caritas in Veritate, 78)

21 S. IRENEO DE LYON, Adv. Haer. 4, 20, 7. 22 “Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el

hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación” (GS 22). 23 “¿Acaso no tenemos todos de algún modo miedo –si dejamos entrar a Cristo totalmente dentro de nosotros, si nos

abrimos totalmente a él–, miedo de que él pueda quitarnos algo de nuestra vida? ¿Acaso no tenemos miedo de renunciar a algo grande, único, que hace la vida más bella? ¿No corremos el riesgo de encontrarnos luego en la angustia y vernos privados de la libertad? […] ¡No! quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada --absolutamente nada-- de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera. Así, hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de una larga vida personal, decir a todos vosotros, queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida” (BENEDICTO XVI, Homiliía en el inicio de su pontificado [24-IV-2005]).

24 “El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo. Ésta es la misión apremiante de toda comunidad eclesial: recibir de Dios a Cristo resucitado y ofrecerlo al mundo, para que todas las situaciones de desfallecimiento y muerte se transformen, por el Espíritu, en ocasiones de crecimiento y vida. Para eso debemos escuchar más atentamente la Palabra de Cristo y saborear asiduamente el Pan de su presencia en las celebraciones eucarísticas. Esto nos convertirá en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el mundo, haciéndolo presente en los diversos ámbitos de la sociedad y a cuantos viven y trabajan en ellos, difundiendo esa vida "abundante" (cf. Juan 10, 10) que ha ganado con su cruz y resurrección y que sacia las más legítimas aspiraciones del corazón humano” (BENEDICTO XVI, Homiliía en Oporto [14-V-2010]).

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propuesta del Evangelio25. Solo en la participación gozosa de la Buena Noticia podrá renovar las estructuras eclesiales y de cada parroquia � En el centro de este proceso de renovación que supone el impulso misionero está el suscitar la conversión propia y de nuestros destinatarios26:

- Los propios cristianos no debemos dar por supuesta la fe, hemos de convertirnos permanentemente al Evangelio para redescubrir constantemente el camino de la fe27.

- Poner en el centro de nuestra actividad eclesial el anuncio del Kerigma (es lo nuclear del Evangelio que abre su significado salvador) que propone y demanda la fe.

Es preciso que todos los cristianos seamos capaces de hacer de modo significativo un primer anuncio del Evangelio en nuestros ambientes, de modo que provoquemos la simpatía por Jesucristo entre nuestros interlocutores28.

Hemos de instaurar en nuestras comunidades procesos de pre-catequesis y de despertar religioso que ayude a ir de la simpatía por Jesucristo a una fe inicial. Nuestras catequesis, dirigidas la mayoría de las veces a gente no creyente o poco consciente de la novedad de la fe, han de tener un talante misionero (en el sentido de no tener que dar por supuesta la fe), esto es han de incidir en la conversión para hacerla madurar en una verdadera entrega a Dios que abarque toda la vida.

C/ LA CRISIS DE LA TRANSMISIÓN DE LA FE: EL PROCESO DE “HACER CRISTIANOS”

Hemos de partir de dos presupuestos:

- El primero es que debemos dar por finiquitado el tiempo de cristiandad: la sociedad y la cultura actual ya no socializan cristianamente, todo lo contrario.

- Y el segundo, es que ahora el proceso de hacerse cristiano es un proceso personal, y eso es algo lento y minoritario29.

25 “Debemos vencer la tentación de limitarnos a lo que ya tenemos, o creemos tener, como propio y seguro: sería una

muerte anunciada, por lo que se refiere a la presencia de la Iglesia en el mundo, que por otra parte, no puede dejar de ser misionera por el dinamismo difusivo del Espíritu” (Ibid.).

26 “La palabra griega para decir "convertirse" significa: cambiar de mentalidad, poner en tela de juicio el propio modo de vivir y el modo común de vivir, dejar entrar a Dios en los criterios de la propia vida, no juzgar ya simplemente según las opiniones corrientes […] "Conversión" (metánoia) significa precisamente lo contrario: salir de la autosuficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia, la necesidad de los demás y la necesidad de Dios, de su perdón, de su amistad. La vida sin conversión es autojustificación (yo no soy peor que los demás); la conversión es la humildad de entregarse al amor del Otro, amor que se transforma en medida y criterio de mi propia vida (J. RATZINGER, La Nueva Evangelización).

27 “Desde el comienzo de mi ministerio como sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (BENEDICTO XVI, Carta apostólica Porta fidei [11-X-2011]).

28 Sobre el primer anuncio ver J. CARLOS CARVAJAL BLANCO, “Pedagogía del primer anuncio. El Evangelio ante el reto de la increencia (PPC, Madrid 2012); ver también X. MORLANS, El primer anuncio. El eslabón perdido (PPC, Madrid, 2009) (este libro ilumina bien lo que es la precatequesis); EQUIPO EUROPEO DE CATEQUESIS, La conversión misionera de la catequesis. Relación entre fe y primer anuncio en Europa (PPC, Madrid 2009).

29 “Nueva evangelización no puede querer decir atraer inmediatamente con nuevos métodos, más refinadas, a las grandes mesas que se han alejado de la Iglesia. No; no es esta la promesa de la nueva evangelización. Nueva evangelización significa no contentarse con el hecho de que del grano de mostaza haya crecido el gran árbol de la Iglesia universal, ni pensar que basta el hecho de que en sus ramas pueden anidar aves de todo tipo, sino actuar de nuevo valientemente, con la humildad del granito, dejando que Dios decid cuándo y cómo crecerá (cf. Mc 4, 26-29) […] Ciertamente, Dios no cuenta con grandes números; el poder exterior no es el signo de su presencia […] Un antiguo proverbio reza: "Éxito no es un nombre de Dios". La nueva evangelización debe actuar como el grano de mostaza y no ha de pretender que surja inmediatamente el gran árbol. Nosotros vivimos con una excesiva

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“El cristiano no nace, se hace” (Tertuliano) � hemos de tomarnos en serio la Iniciación Cristiana

- Hasta ahora ha entrado más en nuestro lenguaje, hasta el punto de hacerse un tópico que no dice nada, que en la práctica concreta de nuestras catequesis.

- En realidad, todos, sacerdotes y catequistas, hemos de aprender qué es y cómo se desarrolla la Iniciación cristiana y a su interior, qué es y cómo se desarrolla la catequesis iniciática.

“La Iniciación cristiana es un don de Dios que recibe la persona humana por la mediación de la Madre Iglesia” (IC 9)30:

- La iniciación cristiana es un proceso catequético (escucha obediente de la Palabra de Dios) y litúrgico (celebración de los sacramentos) porque el que un creyente nace como hijo de Dios:

o Dios mismo es el actor principal de la iniciación31

o La Iglesia es la mediación maternal en cuyo seno nacen los cristianos como hijos de Dios32

o El proceso iniciático no es algo mágico, la persona ha de estar en una disposición de acoger libremente la gracia de Dios que le alcanza por mediación de la Iglesia33

o Un proceso catequético-litúrgico, por el que se sirve el proceso espiritual por el que un creyente nace como hijo de Dios.

- Iniciación como introducción (entrenamiento) en el conjunto de la vida cristiana y formación (dar forma) del cristiano

o La catequesis educa en todas las dimensiones de la vida de fe (tareas de la catequesis)34

- Propicia el conocimiento de la fe - Educa en la vida litúrgica - Forma en la vida moral - Introduce en la vida de oración

seguridad por el gran árbol que ya existe o sentimos el afán de tener un árbol aún más grande, más vital” (J. RATZINGER, La Nueva Evangelización).

30 Cf. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos (=RICA) (6-I-1972); CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones (=IC) (27-XI-1998). M. DEL

CAMPO, “Iniciación cristiana y catequesis”, en: A. CAÑIZARES – M DEL CAMPO (Eds), Evangelización, catequesis, catequistas (Edice, Madrid 1999) 145-186; ID., “La catequesis al servicio de la Iniciación cristiana. Nuevo paradigma de la catequesis”: Teología y Catequeiss 101-102 (2007) 203-230.

31 “La originalidad esencial de la Iniciación cristiana consiste en que Dios tiene la iniciativa y la primacía en la trasformación interior de la persona y en su integración en la Iglesia, haciéndole partícipe de la muerte y resurrección de Cristo” (IC 9).

32 “La Iglesia no ha dejado nunca de cumplir la misión que Cristo le ha encomendado, anunciando a los hombres la salvación, incorporándolos a la participación de la vida trinitaria (cf. LG 8) en la comunidad que nace de ella, y enseñándoles a vivir según el Evangelio. En este sentido la Iniciación cristiana es la expresión más significativa de la misión de la Iglesia y constituye la realización de su función maternal, al engendrar a la vida a los hijos de Dios” (IC 13)

33 “La Iniciación cristiana tiene su origen en la iniciativa divina y supone la decisión libre de la persona que se convierte al Dios vivo y verdadero, por la gracia del Espíritu, y pide ser introducida en la Iglesia” (IC 18).

34 “Las tareas de la catequesis corresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la fe, ya que la catequesis es una formación cristiana integral abierta a todas las esferas de la vida cristiana. En virtud de su misma dinámica interna, la fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive en la comunidad cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones deben ser, también, cultivadas” (DGC 84).

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- Inicia en la vida de comunión y de misión de la comunidad cristiana

- Esta educación se hace por medio de entrenamientos, en los que los que se inician van participando de la vida de la Iglesia (mediación de la vida divina que nos ha traído Cristo).

- Por tanto, por el ejercicio de esas tareas, el que se inicia, al tiempo que se introduce en la vida eclesial va recibiendo “la forma de Cristo” porque la Ini. Cristiana hace “otros cristos”35 .

Es necesario crear una “trama cristiana” entre las diversas plataformas eclesiales (familias, parroquias, colegios, asociaciones…) (cf. DGC 253-263; IC 33-38) para que se conjugue el necesario proceso de socialización y el iniciático, de modo que éste se proponga de un modo plausible:

o Los padres son los responsables de poner en interconexión estos tres espacios.

o Los párrocos los responsables de animar y sostener el proceso iniciático que el espacio de socialización creadas por ellas ofrece.

D/ LA CRISIS DE LA VINCULACIÓN ECLESIAL

“La catequesis es una acción esencialmente eclesial” (DGC 78)36

- La Iglesia, en su conjunto, realiza el mandato misionero recibido de Jesucristo, su Maestro: “Haced discípulos a todos los pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que os he mandado” (Mt 28,19-20a): Nadie puede arrogarse a sí mismo esta misión como derecho propio, ni nadie la puede señorear

- De hecho, como la misión encomendada, la de dar a luz a los hijos de Dios, es una misión divina, esta obra se ha de hacer en el poder del Espíritu que está prometido a la Iglesia y en su seno a sus miembros

- En definitiva, la Iglesia universal en las Iglesia particulares y, en su interior, las comunidades cristianas constituye un espacio matriz de comunión donde se alumbran los hijos de Dios37

La catequesis pues necesita de comunidades cristianas que ofrezcan de un modo concreto ese espacio eclesial en el que transmitir e iniciar en la fe:

- La Comunidad Cristiana “es el origen, lugar y meta de la catequesis” (DGC 254)

- La Comunidad Cristiana “es en sí misma una catequesis viviente” (DGC 141)38

35 “Cristiano, reconoce tu dignidad”, “¡Alegrémonos y demos gracias: hemos sido hechos no solamente cristianos, sino

Cristo […] Asombraos y regocijaos: Hemos sido hechos Cristo” (SAN LEÓN MAGNO, Serm. 21, 3 [CCE 1691]; S. AGUSTÍN, In evangelium Johannis tractatus 21,8 (CCE)).

36 “La Iglesia, en efecto, transmite la fe que ella misma vive: su comprensión del misterio de Dios y de su designio de salvación; su visión de la altísima vocación del hombre; el estilo de vida evangélico que comunica la dicha del Reino; la esperanza que la invade; el amor que siente por la humanidad y por todas las criaturas de Dios” (DGC 78 b)

37 “La Iglesia, al trasmitir –en la iniciación cristiana– la fe y la vida nueva actúa como madre de los hombres, que engendra a unos hijos concebidos por obra del Espíritu Santo y nacidos de Dios (cf. LG 64). Precisamente ‘porque es madre es también la educadora de nuestra fe’ (CCE 169) es madre y maestra, al mismo tiempo. Por la catequesis alimenta a sus hijos con su propia fe y los inserta, como miembros, a la familia eclesial” (DGC 78).

38 “La comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente. Siendo lo que es, anuncia, celebra, vive y permanece siempre como el espacio vital indispensable y primario de la catequesis” (DGC 141).

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Lo dicho supone que repensar una nueva catequesis acorde con la nueva evangelización, supone repensar una nueva forma de ser comunidad cristiana de modo que propicie la iniciación de cristianos en este tiempo nuevo39. Aquí se da un proceso circular:

- Una catequesis nueva alumbrará comunidades nuevas: La catequesis es el instrumento básico e imprescindible para renovar las comunidades cristiana40

- Pero sólo comunidades nuevas podrán desarrollar una nueva catequesis iniciática, ya que la comunión que expresa es a un tiempo: seno materno y ámbito de fe y de vida cristiana

E/ LA CRISIS DE LOS CONTENIDOS Y EL MÉTODO

La finalidad de la catequesis es que los catequizandos entre en comunión con Cristo41. Esto supone que Cristo ha de hacerse presente en la catequesis, de modo que los que se inician puedan tener un trato personal con él:

- Jesús no es un contenido abstracto, ideológico.

- Tampoco es un modelo moral.

- Jesús está vivo y es alguien con el que uno puede entrar en relación, aprender de él y seguirle hasta identificarse con Él42. Los misterios de Cristo se han de hacer presentes en la catequesis.

Así pues, en la catequesis debe acontecer el acto revelado por el que Dios se hace presente como salvación del hombre (presencia salvífica) y el hombre se entrega a Dios en la confianza filial de la fe � El acto revelador acontece “por obras y palabras intrínsecamente ligadas” (DV 2):

- Obras = Testimonio �la pedagogía debe testimoniar, el hacer y la presencia de Jesús por medio de su Espíritu.

- Palabras = Anuncio � el mensaje, el contenido explicitar y proponer el verdadero significado de esas obras.

Nuestra pedagogía en la catequesis debe ser un servicio a la pedagogía que Dios lleva con cada uno de nuestros destinatarios:

- Nosotros debemos discernir en la fe, de qué modo Dios a través de su Espíritu está trabajando en los miembros de nuestro grupo.

- Para que nuestro actuar trate de secundar y ser mediación del obrar de Dios en su conciencia y en su corazón43.

39 Cf. A. GINEL, Repensar la catequesis (Editorial Claretiana, Buenos Aires 2010) 111-116. 40 “La catequesis está íntimamente unida a toda la vida de la Iglesia […] el crecimiento interior de la Iglesia, su

correspondencia con el designio de Dios, depende esencialmente de ella” (CT 13). 41 “El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo”

(CT 5; cf. CCE 426; AG 14ª; DGC 80). 42 “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento,

con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DCe 1) “Por medio de Jesucristo estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana ‘causa primera’ del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: ‘Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí’ (Gal 2,20)” (SS 26)

43 “En realidad, favorecer el encuentro de una persona con Dios, que es tarea del catequista, significa poner en el centro y hacer propia la relación que Dios tiene con la persona y dejarse guiar por Él (DGC 139). “El diálogo que Dios mantiene amorosamente con cada persona se convierte en su inspiración y norma; de ese diálogo la catequesis es ‘eco’ incansable, buscando constantemente el diálogo con las personas” (DGC 144)

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De este modo, el testimonio pedagógico y el anuncio-propuesta del Evangelio en el contexto de la comunidad cristiana sirven la presencia de Jesús en la catequesis y propician el encuentro de los catequizandos con Él.

Aquí es fundamental que la acción de los catequistas no se reduzca a la mera sesión de catequesis. Es clave la relación personal que establezcan con los catequizando:

- Un trato personal que permita conocer los anhelos y fracasos, avances y debilidades de sus destinatarios.

- Y puedan acompañar la acción del Espíritu que quiere alumbrarlos como hijos de Dios.

F- LA CRISIS DE LOS CATEQUISTAS

En primer lugar es preciso que las comunidades promuevan catequistas vocacionados, no meramente ocasionales:

- Esto supone que la pastoral de nuestras parroquias esté atravesada por una perspectiva vocacional que brota del bautismo: llamados por Dios a su servicio.

- Y que se trasmita una pasión por el Evangelio, por anunciar y proponer la Buena Noticia de Jesucristo a todos los hombres.

Los catequistas son cristianos que se han encontrado con Cristo, tienen experiencia de la vida cristiana, son miembros de la Iglesia (fe adulta = son discípulos-misioneros):

o Esto le lleva a no hablar de oídas (siguiendo a un libro), sino que testifica y habla de lo que él ha experimentado.

o Una experiencia personal de Jesucristo fundada y modelada en la experiencia que la Iglesia tiene del propio Jesús.

o Este aprendizaje, por propia experiencia, de la acción del Espíritu que le ha llevado a ser cristiano, le permite acompañar esa misma acción en sus destinatarios.

Los catequistas son testigos de la fe y saben transmitirla:

- Como la fe es fe en un acontecimiento: en primer lugar saben narrar ese acontecimiento: tal y cómo está narrado en la Escritura, tal y cómo permanece actual en la Iglesia y tal y cómo él mismo lo ha vivido (historia de la salvación).

- “Saben dar razón de su esperanza” (cf. 1Pd 3,15). Tienen tal conocimiento del mensaje cristiano, que pueden articularlo (jerarquía de verdades) y exponerlo con sentido.

- Por que participan de la vida de la Iglesia, los catequistas saben introducir a sus destinatarios en el ejercicio de la vida cristiana a través de los entrenamientos propios que cada una de sus dimensiones exige.

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TEMA 3. LA REVELACIÓN Y SU TRANSMISIÓN: LA CATEQUESIS AL SERVICIO DE LA PALABRA DE DIOS44

1. NOCIONES CONCILIARES DE REVELACIÓN Y DE FE 1.1. REVELACIÓN

El Concilio Vaticano II ha sancionado una noción renovada de la Revelación (y de la fe, en Dei Verbum): se ha pasado de una cierta visión “depositaria” de la revelación, reducida está a un cuerpo doctrinal donde se recogen verdades abstractas que se transmiten de forma autoritaria � a una concepción más personalista y dialógica, centrada en el acontecimiento de Cristo que se actualiza a lo largo de la historia en el testimonio eclesial.

Un testimonio autorizado de esta transformación es la constitución conciliar Dei Verbum (nº 2):

“Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad (cf. Ef 1,9), por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina”.

Aquí se subraya la iniciativa gratuita y benevolente de la revelación. Esta es entendida antes que todo como autocomunicación del Dios – Trinidad (y no de un modo genérico como antiguamente)45:

- Por medio de Cristo, Palabra hecha carne: se nos comunica.

- Y por medio del Espíritu Santo nos capacita para acogerlo y darle la respuesta debida.

Esta autocomunicación divina supone para el hombre un misterio de salvación, el cual tiene como fin: la participación en la naturaleza divina (cf. DGC 37):

“En esta revelación, Dios invisible (cf. Col 1,15; 1 Tm 1,17), movido de amor, habla a los hombres como amigos (cf. Ex 33,11; Jn 15,14-15) trata con ellos (cf. Bar 3,38) para invitarlos y recibirlos en su compañía”

- Esta noción de revelación supera la simple comunicación verbal o magisterial para ser descrita como los rasgos de una relación personal y amistosa.

- La finalidad de esta relación se enmarca en un horizonte escatológico, y no es otra cosa, como hemos dicho, que la comunión: Dios se ha revelado a sí mismo para que el hombre llegue a participar de su misterio de amor.

44 CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum (1965); Decreto Ad gentes (1965); PABLO VI, Exhortación

postsinodal “Evangelii Nuntiandi” (1975); JUAN PABLO II, Carta Encíclica “Redemptoris missio” (1990); BENEDICTO XVI, Exhortación postsinodal “Verbum Domini” (2010); DGC 36-59; R. LATOURELLE, Teología de la revelación (Sígueme, Salamanca 41979); S. PIÉ-NINOT, La teología fundamental (Secretariado Trinitario, Salamanca 52002) 229-323; E. ALBERICH, Catequesis evangelizadora (CCS, Madrid 2009) 89-114; A. FOSSION, “¿Qué anuncio del evangelio necesita muestro tiempo? El desafío de la aculturación del mensaje cristiano” en: BACQ – THEOBALD, Una nueva oportunidad para el Evangelio, 95-114; R. FISICHELLA, “La revelación y su transmisión: Fundamento y fuente de la catequesis”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis Catequistas, 109-123; A. AMATO, Jesucristo, Plenitud de la Revelación”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis Catequistas, 125-142; F. SEBASTIÁN, Evangelizar (Encuentro, Madrid 2010) 41-72; J. GUITERAS, “Evangelización”, en: PEDROSA, NDC, 855-864; A. CASTAÑO FÉLIX, “Teología de la misión”, en: CARVAJAL, La misión de la Iglesia, 29-53; J. ANTÚNEZ CID, “Antropología y misión”, en: CARVAJAL, La misión de la Iglesia, 55-78; J.C. CARVAJAL BLANCO, Dios dialoga con el hombre (PPC, Madrid 2013)(en imprenta).

45 “La novedad del anuncio cristiano es la posibilidad de decir a todos los pueblos: ‘Él se ha revelado. Él personalmente. Y ahora está abierto el camino hacia Él. La novedad del anuncio cristiano no consiste en un pensamiento sino en un hecho: Él se ha revelado’” (VD 92).

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“El plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio”

El Concilio contempla la irrenunciable dimensión histórica de la revelación. Al querer Dios revelarse a los hombres concretos, su revelación pasa irremisiblemente por los condicionantes históricos (cf. DGC 39):

- De este modo, la historia, historia de hechos, necesita de unas palabras, inspiradas por Dios, para poder desentrañar el misterio que la habita y que aparezcan como obras de Dios.

- Pero a la vez, las palabras necesitan de las acciones de Dios en la historia para ser acreditadas como palabras divinas y confirmadas en aquello que quieren significar.

“La verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda revelación”.

Cristo ocupa un lugar central en la economía de la revelación divina:

- En su calidad de Hijo de Dios e hijo de María: en Él resplandece la verdad de Dios y la verdad del hombre.

- Pero, además, como Él es la Palabra eterna del Padre: Cualquier revelación parcial de Dios halla en él la medición que la da validez y la plenitud que la perfecciona.

1.2. FE

Ante la revelación que resplandece en Cristo, Dios pide la adhesión personal, única manera de quedar transformados en Cristo y poder participar de la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. De acuerdo con la noción renovada de Revelación la constitución Dei Verbum (nº 5) promueve una noción holística (totalizadora) de la fe:

Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe (cf. Rm 16,26; comp. con Rm 1,5; 2 Co 10,5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece ‘el homenaje total de su entendimiento y voluntad’, asintiendo libremente a lo que Dios revela.

El Concilio pone de relieve el concepto teologal de la fe:

- Porque el objeto de la fe es Dios mismo en cuanto revelador

- Pero también en cuanto revelado: la verdad que Dios revela es Él mismo

Por otro lado Dei Verbum describe la fe como una relación personal en la que la totalidad del hombre queda implicada � Ante su propia condesciende en la que se da a sí mismo, Dios espera del hombre la entrega completa y libre, también de sí mismo. De este modo, desde esta entrega de sí mismo, el ser humano ofrece el pleno obsequio de su inteligencia y voluntad.

Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede ‘a todos gusto en aceptar y creer la verdad’.

� Pero, hay que tener muy presente, que esta respuesta de la fe no es el simple resultado de la actividad humana, sino que es un don de Dios.

El Espíritu Santo ofrece sus auxilios interiores al hombre, para que sea capaz de recibir reconocer el evangelio de Cristo. Para ello mueve el corazón del hombre y la convierte a Dios, iluminando la inteligencia y potenciando el deseo de la verdad divina:

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Para que el hombre pueda comprender cada vez más profundamente la revelación, el Espíritu Santo

perfecciona constantemente la fe con sus dones (DV 5).

La respuesta de la fe no es algo estanco, ni se da de una vez por todas, es una semilla que debe madurar y desarrollarse indefinidamente. El Espíritu es quien la perfecciona.

2. LA CATEQUESIS AL SERVICIO DE LA PALABRA DE DIOS46 La catequesis es una de las funciones principales del ministerio de la Palabra, ella está al servicio del acontecimiento revelador (cf. DGC 50). En concreto, ella lo está en el marco de la iniciación cristiana47.

Al profundizar en las principales dimensiones de la revelación (=Palabra de Dios)48, caracterizaremos mejor los principales rasgos que hoy deben configurar la naturaleza de la acción catequizadora

2.1. JESUCRISTO, PALABRA ENCARNADA DE DIOS, CENTRO Y VÉRTICE DE LA REVELACIÓN

La catequesis, anuncio de Cristo e invitación a la comunicación personal

AFIRMACIÓN: En la autocomunicación llevada a cabo por Dios en la historia, Cristo no es una palabra, sino la Palabra por excelencia de Dios: la suprema revelación de Dios al hombre y del hombre al propio hombre (cf. GS 22). En efecto, en la pascua de Cristo ha ocurrido algo decisivo para la humanidad:

- Dios ha revelado su misterio de amor y lo ha abierto para que al hombre logre el sentido y las expectativas que embargan su vida y cumpla, de este modo, su vocación.

- Desde este instante, el hombre encuentra en Jesucristo la clave de interpretación de su vida y la garantía de su salvación.

Al ser Jesús la Palabra hecha carne, ahora la palabra divina es una persona viva, con quien se puede mantener una relación y entrar en comunión:

- Si Dios sigue hablando al hombre no es para comunicar verdades abstractas (cf. CT 7) sino para comunicarse a sí mismo e invitar a una relación personal

- El encuentro con Jesucristo viene a ser así el signo o sacramento por excelencia del encuentro del hombre con Dios: Jesucristo es la palabra de comunicación mutua

CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS: Toda la catequesis está referida a Jesucristo, Jesucristo es su centro y todo ha de girar en torno a él � a esto lo llamamos el cristocentrismo de la catequesis ha de entenderse de dos modos (cf. DGC 98):

- Dimensión objetiva: Cristo es el centro, el contenido del anuncio catequético: “En la catequesis lo que se enseña es a Cristo y todo lo demás en referencia a Él” (CT 6)

46 En este apartado resumimos E. ALBERICH, Catequesis evangelizadora, 94-108. 47 “Aquel que movido por la gracia, decide seguir a Jesucristo es ‘introducido en al vida de la fe, de la liturgia y de la

caridad del Pueblo de Dios’ (AG 14). La Iglesia realiza esta función fundamentalmente, por medio de la catequesis, en íntima relación con los sacramentos de la iniciación, tanto si van a ser recibidos como si ya se han recibido” (DGC 51b).

48 Hacemos nuestra la afirmación de S. PIÉ-NINOT: “La Dei Verbum muestra la sinonimidad entre revelación y palabra de Dios (cf.1. 9. 10)”, en “Palabra de Dios”, en: R. LATOURELLE et alii., Diccionario de Teología fundamental (Ediciones Paulinas, Madrid 1992) 1046.

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- Dimensión subjetiva: Él es el verdadero agente y protagonista de toda catequesis, Él es el verdadero Maestro [catequista = instrumento]: “El único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca” (CT 6)

Por ello, debemos afirmar que la centralidad de Cristo en la catequesis también determina su finalidad: introducir en la comunión con Él:

“En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona: la de Jesús de Nazaret […] En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad con Jesucristo” (CT 5)

El peligro a la hora de hablar de cristocentrismo es igualemos esto a un “cristomonismo” (solo se habla de Cristo). Pero sabemos que es imposible, porque Cristo abre y remite al misterio trinitario:

- “Jesús remite constantemente al Padre, del que se sabe Hijo Único y al Espíritu Santo, por el que se sabe Ungido. Él es el ‘camino’ que introduce en el misterio íntimo de Dios” (DGC 99)

- La estructura interna de la catequesis, en cualquiera de su modalidad, será siempre cristocéntrico-trinitaria: Por Cristo al Padre en el Espíritu (cf. DGC 100)

2.2. LA PALABRA DE DIOS, MENSAJE PARA EL HOMBRE Y SOBRE EL HOMBRE

La catequesis, iluminación e interpretación de la vida

AFIRMACIÓN: La Palabra de Dios es mensaje de salvación para el hombre � Dios no se revela “en sí” mismo, sino “para nosotros”. Su revelación es para la salvación del hombre49, como lo muestra el testimonio bíblico, hay siempre una correlación entre la Palabra de Dios y la vida del hombre50:

- La palabra reveladora siempre va acompaña de una racionalidad que ayuda a interpretar y dar sentido a la existencia.

- Pero a la vez, la lógica existencial del hombre, para ser completada, demanda una Palabra externa que venga a iluminar y desarrollar su recorrido.

No obstante, la Palabra de Dios no solo ofrece sentido, ella también porta la fuerza de la gracia capaz de transformar la vida del hombre:

- El Evangelio es siempre “fuerza de Dios para que se salve todo el que cree” (Rm 1,16).

- Su anuncio se hace bajo el poder de la gracia, de tal modo, que el que cree se ve liberado de los que le esclaviza y experimenta la relación filial que Jesús tiene con el Padre.

CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS: Dentro del ministerio de la Palabra, la catequesis queda caracterizada como la indagación vital y orgánica del misterio de Cristo (cf. DGC 67). La catequesis ha de presentar la Palabra divina en su capacidad de interpelar y dar sentido al hombre:

49 “Así pues, creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólo podemos comprendernos a nosotros mismos en la

acogida del Verbo y en la docilidad a la obra del Espíritu Santo. El enigma de la condición humana se esclarece definitivamente a la luz de la revelación realizada por el Verbo divino” (VD 6).

50 Para profundizar en este aspecto cf. J. GEVAERT, La dimensión experiencial de la catequesis (Central Catequética Salesiana, Madrid 1985), en especial las páginas 65-100.

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- En la catequesis a un tiempo se ha de hacer presente la Palabra de Dios y la vida de los que participan: La Palabra ilumina la vida, pero la vida permite indagar la novedad de la Palabra.

- El mensaje evangélico solo será reconocido en su valía en la medida en que sea percibido en su significado vital51. La catequesis ha de ayudar a desentrañar la expectativa que la vida tiene de la Palabra, al tiempo que extraer de la Palabra las luces que puedan iluminar la vida.

La catequesis ha de ayudar a acoger la Palabra divina como fuente de novedad y de vida:

- La catequesis antes que proceso intelectual, es un proceso vital. Si Cristo se hace presente en la vida del hombre no es solo para darle una doctrina, sino para salvarle.

- La catequesis debe crear espacios de acogida espiritual, los cuales son necesarios para que los participantes acojan la Palabra y dejen que actúe en su vida.

2.3. LA PALABRA DE DIOS, ENCARNADA EN LA HISTORIA

La catequesis, narración actualizada de una historia significativa

AFIRMACIÓN: La revelación cristiana posee un carácter histórico. Dios se revela y habla a los hombres en la historia, en una historia concreta jalonada de acontecimientos y palabras que tiene su cumbre en la historia humana de Jesús de Nazaret. La Palabra de Dios siempre llega a los hombres concretos mediada por unos acontecimientos, por unos testimonios, por unas palabras históricas, concretas:

- La Iglesia debe conocer esa historia que condiciona a los hombres a los que se dirige

- Al tiempo que debe narrar y actualizar la historia paradigmática y salvífica de Jesús de Nazaret.

CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS: La catequesis es narración de una memoria, es narrativa de la memoria que actualiza aquí y ahora la historia salvífica que Dios ha traído con su pueblo. La memoria no es simple recuerdo de algo que ha quedado en el pasado. Memoria es ante todo memorial: Actualización del acontecimiento de Cristo que, en cuanto histórico, es único. Para que este acontecimiento se actualice, y en el marco de la iniciación cristiana, se hace necesaria la conjunción de la catequesis y la celebración litúrgica. � Todos los elementos que concurren en la transmisión de la fe (el Símbolo de la fe, los Sacramentos, los Mandamientos, el Padrenuestro) ha de presentarse de tal modo que ilumine el hoy de los destinatarios.

La exposición del mensaje cristiano ha de estar articulado de una manera histórica � Así, la narración de las maravillas del Señor sigue siendo un lenguaje privilegiado para la catequesis

- “En la catequesis patrística, la narración (narratio) de las maravillas obradas por Dios y la espera (expectatio) del retorno de Cristo acompañaba siempre la exposición (explanatio) de los misterios de la fe” (DGC 107)

51 “Ante todo, conviene evitar el enfoque autoritario o dogmático, dando respuestas formales a preguntas que la gente

no se hace. Lo primero que hace la catequesis es ponerse a la escucha de los deseos, las expectativas, la sed de la gente, para ayudarles a descubrir su alcance y profundidad. Esto supone una invitación a pasar, de la simple lógica de la transmisión, a una lógica de la propuesta […] No pretende ante todo transmitir los contenidos de la fe como un cuerpo de doctrina, sino en poner en marcha a los sujetos, ponerles en movimiento hacia Cristo” (ASAMBLEA DE OBISPOS DE QUÉBEC, “Jesucristo camino de humanización” [2004], en: D. MARTÍNEZ, et al., Proponer la fe [Sal Terrae, Santander 2005] 147).

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- Para que el designio salvífico de Dios quede bien articulado en la historia y se reconozca su actualidad es preciso que la historia y vida de la Iglesia forme parte integrante de la catequesis

2.4. LA PALABRA DE DIOS, ACTUALIZADA BAJO EL PODER DEL ESPÍRITU

La catequesis, acción del Espíritu y en el Espíritu

AFIRMACIÓN: El Espíritu Santo es el que actualiza la Palabra de Dios y, en cierto modo, la vuelve a encarnar en la historia. La misión del Hijo, Palabra del Padre, y del Espíritu son inseparables y constituyen una única economía de la salvación: Cristo realizó la misión encomendada por el Padre, bajo el poder del Espíritu � Ahora es el Espíritu el que cumple en el tiempo, y por medio de la Iglesia, la obra salvadora que Cristo realizó52.

El propio Espíritu es el que mueve a los creyentes a recibir las palabras humanas como Palabra de Dios53:

- El Espíritu prepara a los hombres al anuncio de la Palabra de Dios sembrando en su corazón las semillas de la Palabra (semina vebi).

- Y ofrece los auxilios interiores para que el creyente otorgue su fe al Dios que se revela (cf. DV 5).

CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS: La catequesis es una “obra del Espíritu, obra que sólo Él puede suscitar y alimentar en la Iglesia” (CT 72f). El Espíritu Santo es el Maestro interior (DGC 134), la catequesis por tanto reclama un clima de acogida y docilidad a la acción del Espíritu � El acto catequético no se apoya solo en las leyes humanas de la comunicación o de una buena programación y organización educativa; sino que la catequesis es una actividad espiritual que reclama de los participantes humildad, para salir de sí y una necesaria atención a la acción del Espíritu para secundarla.

La catequesis pide un clima espiritual de oración y contemplación, de docilidad y acogida, no solo por parte de los que se inician, sino de los propios catequistas:

- Si el diálogo que Dios mantiene con cada persona es la inspiración y norma del diálogo catequético (DGC 144), el catequista ha de saber discernir las modulaciones de ese diálogo personal que el Espíritu trae con cada uno de los que se inician

- De este modo, el catequista podrá unir “su acción de persona responsable con la acción misteriosa de la gracia de Dios” (DGC 138) y su palabra será dicha con autoridad y con el poder que solo otorga el Espíritu

2.5. LA PALABRA DE DIOS, PALABRA “DADA Y PROMETIDA”

La catequesis, anuncio de certezas y búsqueda de la verdad

AFIRMACIÓN: La Palabra de Dios se comunica plenamente en Cristo, pero aguarda su cumplimiento en la manifestación final.

52 “El mismo Espíritu que actúa en la encarnación del Verbo, en el seno de la Virgen María, es el mismo que guía a

Jesús a lo largo de toda su misión y que será prometido a los discípulos. El mismo Espíritu, que habló por los profetas, sostiene e inspira a la Iglesia en la tarea de anunciar la Palabra de Dos y en la predicación de los Apóstoles; es el mismo Espíritu, finalmente, quien inspira a los autores de la Sagrada Escritura (VD 15)

53 “Puesto que la Palabra de Dios llega a nosotros en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo eucarístico y en el cuerpo de las Escrituras, mediante la acción del Espíritu Santo, sólo puede ser acogida y comprendida verdaderamente gracias al mismo Espíritu” (VD 16)

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Cristo no es una palabra más de salvación, sino la Palabra suprema, la clave de la historia, la certeza absoluta del cumplimiento de las promesas que Dios ha hecho a la humanidad: “La

economía cristiana, por ser alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación

publica antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor” (DV 4).

Pero el anticipo, la primicia que supone Cristo no excluye, antes bien exige su cumplimiento escatológico, cuando la obra realizada en su humanidad se cumpla en la humanidad de sus hermanos:

- Jesucristo es el que ha venido, pero también es el que está por venir en poder y en gloria, cuando todo le sea sometido bajo sus pies (cf. 1Co 15,24-28)

- Porque la salvación que ha revelado y realizado en Él, Dios está a la espera de realizarla en el conjunto de toda la humanidad, de modo que Cristo sea el primogénito de muchos hermanos (cf. Col 1,18-20)

CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS: La catequesis se concibe como un servicio de la Palabra de Dios que es dada al tiempo que es prometida. La catequesis, como enseñanza básica de la fe, comunica la certeza de la verdad evangélica sobre la que se puede construir la vida. Pero, justamente, esa comunicación abre ante el creyente un itinerario vital por el que entrar en posesión de lo que ha anunciado:

- La aceptación de la verdad de Cristo no supone vivir en la verdad de Cristo, el creyente está siempre en peregrinación hacia la verdad que cree y confiesa.

- Toda su vida de fe, se desarrolla en docilidad a la acción del Espíritu que da testimonio de la verdad (cf. Jn 15,26) y conduce a la verdad plena (cf. Jn 16,12-13).

Por esta razón con la conclusión de la catequesis iniciática no concluye la vida cristiana, antes bien se inicia:

- Ante el cristiano iniciado se abre la vida cristiana que debe acoger y profundizar. Con la conclusión de la iniciación comienza un itinerario de vida de fe recorrido en comunidad.

- Como ayuda para que la fe responder a los retos que la vida procura es necesario que la catequesis se configure como “educación permanente de la fe” (cf. DGC 69).

3. PALABRA DE DIOS Y CULTURA. UNA CATEQUESIS INCULTURADA 3.1. ALCANCE DE LA NOCIÓN CONCILIAR DE CULTURA54 El hombre es un ser cultural [vamos a ver Gaudium et Spes: 53]: “Es propio de la persona humana

no poder acceder a la verdadera y plena humanidad más que a través de la cultura, es decir, cultivando

los bienes y valores de la naturaleza. Por consiguiente, siempre que se trata de la vida humana,

naturaleza y cultura están en la más íntima conexión” (GS 53a).

No podemos concebir al ser humano como mera naturaleza cerrada sobre sí. El hombre también es vocación trascendental (su naturaleza es una naturaleza vocacionada = aquí entra en cuestión el deseo de ver a Dios):

- El hombre se constituye como persona en el cultivo de su naturaleza.

- Y alumbra y cumple su vocación a través de ese mismo cultivo.

54 Para este punto cf. A. DONDEYNE, “El desarrollo de la cultura”, en: Y.M.-J. CONGAR, M. PEUCHMAURD (dirs.), La Iglesia

en el mundo de hoy, T. II, (Taurus, Madrid 1970), 561-593; A. TORNOS CUBILLO, Inculturación. Teología y método (DDB, Bilbao 2001).

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Pero, debemos de tener conciencia de que la fe no puede acceder a las personas si no es culturalmente. Por tanto, solo en una cultura religiosa el hombre puede desarrollarse.

El Concilio ayuda a pasar de una concepción “aristocrática” de la cultura a una concepción holística de cultura (abarca todas las dimensiones de la persona y de la vida): “Con la palabra ‘cultura’ se indica, en sentido general, todo aquellos con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales, procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y su trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, en sus obras expresa, comunica y conserva a lo largo de los siglos las grandes experiencias y aspiraciones espirituales para que sirvan de provecho a muchos, más aún, a todo el género humano” (GS 53b).

El concilio abandona una noción “aristocrática” de la cultura, para considerarla como una realidad compleja y global que abarca todas las esferas de la vida (veamos las cuatro dimensiones):

- El cultivo de sus cualidades personales,

- su actividad respecto al mundo,

- sus relaciones sociales,

- y el desarrollo de sus aspiraciones y experiencia espirituales.

Si la fe quiere incidir en el hombre como un ser integral debe incidir en todas las esferas culturales. No existe la cultura, existen las culturas: “La cultura humana lleva consigo necesariamente un aspecto histórico y social, y que la palabra ‘cultura’ adquiere muchas veces un sentido sociológico y etnológico. En este sentido se habla de la pluralidad de culturas” (GS 53c).

Cada hombre que viene al mundo se inserta en un rico patrimonio cultural que le ayuda o dificulta a desarrollarse como persona:

- Las culturas no tienen su medida en sí mismas sino que hallan su criterio de verdad en la promoción del hombre integral55.

- La cultura, aunque siempre antecede al hombre, nunca se antepone al hombre. El hombre es la medida de la cultura.

En el proceso de evangelización, la Palabra de Dios entra necesariamente en contacto con las culturas, las cuales no sólo sirven de marco a la actividad evangelizadora, sino que de algún modo constituye a los sujetos a los que se dirige.

3.2. PALABRA DE DIOS Y CULTURA

Enumeramos los criterios, generalmente aceptados, de la conciencia eclesial que regulan el fecundo y delicado encuentro entre la fe y la cultura56:

- Criterio de la autonomía de la fe. La fe cristiana no se identifica con ninguna determinada cultura y, de hecho, puede encarnarse en todas ellas57.

- Criterio de encarnación en las culturas. El mensaje cristiano necesariamente se ha de encarnar en las culturas históricas:

55 “La Iglesia recuerda a todos que la cultura debe estar referida a la perfección integra de la persona humana, al bien

de la comunidad y de toda la sociedad” (GS 59) 56 En este punto seguimos a E. ALBERICH, Catequesis evangelizadora, 109-111. 57 “La Iglesia no está ligada exclusiva o indisolublemente a ninguna raza o nación, a ningún género particular de

costumbres, a ningún modo de ser, antiguo o moderno. Adhiriéndose a su propia tradición y consciente al mismo tiempo de su misión universal, puede entrar en comunión con las diversas formas de cultura; comunión con la que tanto la Iglesia como las diferentes culturas se enriquecen” (GS 58c).

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� No existe en “estado puro”, desligado de cualquier mediación cultural.

� La mediación cultural es condición necesaria para vivir y transmitir la fe.

- Criterio de asunción y perfeccionamiento de valores. El Evangelio asume, para llevarlos a plenitud, los valores humanos que portan la cultura58:

� Justamente esos valores humanos, con los cuales sintoniza el Evangelio, se convierten en piedras de amarre donde el anuncio puede encontrar comprensión y acogida.

� A la vez, el Evangelio da testimonio de su novedad en el poder que tiene de asumirlos, corregirlos y perfeccionarlos.

- Criterio de denuncia y transformación59. Al no identificarse con ninguna cultura, el anuncio del Evangelio siempre desempeña una función crítica y correctiva respecto a los elementos de la cultura que impiden la promoción integral del hombre:

� Renunciar a esta dimensión crítica supone devaluar la novedad que porta el Evangelio.

� E impedir que actúe el poder sanador y transformador que posee.

- Criterio hermenéutico. Las culturas también ofrecen a la Iglesia los elementos necesarios que la ayudan a mejor comprender la fe y a expresarla de un modo encarnado60:

� Esto no supone que el anuncio evangélico deba ceder ante las exigencias culturales. No habría evangelización si fuese el Evangelio el que hubiera de cambiar en contacto con las culturas (cf. CT 53).

� Sino que en el encuentro con una nueva cultura y con deseo de encarnar el Evangelio, esa cultura ofrece a la Iglesia categorías que ayudan interpretar en el tiempo y reformular mejor la fe.

3.3. LA CATEQUESIS, LUGAR E INSTRUMENTO DE INCULTURACIÓN

“El anuncio, la transmisión y la vivencia del Evangelio se realizan en el seno de una Iglesia particular o diócesis. La Iglesia particular está constituida por la comunidad de los discípulos de Jesucristo que viven en un espacio socio-cultural determinado” (DGC 217).

En cada Iglesia particular se hace presente la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales; pero encarnada en el espacio socio-cultural del que forma parte:

- En cada Iglesia particular se transmite en mismo Evangelio que cree toda la Iglesia: por eso la comunión en la Iglesia particular en torno al obispo (que es el que debe de procurar y ser garante de unidad y diversidad) es comunión en la Iglesia Universal en torno al sucesor de Pedro (garante de la unidad de toda la Iglesia).

- Pero, a la vez, la Iglesia particular garantiza que el Evangelio se transmita en las claves culturales que configuran la porción de humanidad a la que se dirige.

58 La Iglesia realiza su tarea evangelizadora “para que todo lo bueno que hay sembrado en el corazón y en la

inteligencia de los hombres, o en los ritos particulares, o en las culturas de estos pueblos, no solo no se pierda, sino que mejore, se desarrolle y llegue a su perfección para gloria de Dios, para confusión del demonio y para felicidad del hombre” (LG 17, AG 9)

59 “Se trata de asumir, por una parte, aquellas riquezas culturales que sean compatibles con la fe; pero se trata también, por otra parte, de ayudar a sanar y transformar aquellos criterios, líneas de pensamiento o estilos de vida que estén en contraste con el Reino de Dios” (DGC 109; cf. AG 11)

60 “La Iglesia que vive en diferentes circunstancias en el curso de los siglos, ha utilizado los hallazgos de las diferentes culturas para difundir y explicar a las gentes el mensaje de Cristo en su predicación, para investigarlo y comprenderlo con mayor profundidad, para expresarlo mejor en la celebración litúrgica y en la vida de la comunidad multiforme de los fieles” (GS 58b).

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- La comunión de las Iglesia no es una comunión en la uniformidad, sino que es comunión en la fe a partir de la diversas inculturaciones de la misma. De este modo, la Iglesia es verdaderamente católica y se enriquece con los valores de todos los pueblos.

La tarea de la inculturación no corresponde a unas elites, sino al conjunto del pueblo de Dios que, al compartir la vida con sus conciudadanos, encarna su fe en los modos de vivir de su cultura. En este marco global, la catequesis tiene una responsabilidad especial en aras de inculturar la Palabra de Dios.

“De la catequesis como de la evangelización, en general, podemos decir que está llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas. Para ello, la catequesis procurará conocer estas culturas y sus componentes esenciales; aprenderá sus expresiones más significativas, repensará sus valores y riquezas propias. Solo así se podrá proponer a tales culturas el conocimiento del misterio oculto (cf. Rm 16,25; Ef 3,5) y ayudarles a hacer surgir de su propia tradición viva expresiones originales de vida, de celebración y de pensamiento cristiano (CT 53).

En la catequesis se busca el lenguaje apto para comunicar la fe: “La inculturación de la fe es, en ciertos aspectos, obra de lenguaje” (DGC 208):

- El lenguaje no es un mero ropaje del contenido, es la condición de su comprensión y comunicación.

- Sin renunciar al lenguaje propio de la fe, fraguado a lo largo de los siglos, la catequesis ha de ponerlo en relación con el lenguaje de sus destinatarios para que lo hagan suyo y sean capaces de expresarlo con sus propios términos.

La catequesis se establece un diálogo con la cultura y la religiosidad del entorno:

- La cultura expresa el sentir de un pueblo y la religiosidad su apertura trascendente y su relación con Dios.

- En la catequesis se ha de buscar las piedras de amarre que ofrece una y otra y ver de qué modo el anuncio evangélico viene a insertarse en ellas (las asume, las corrige, las transforma y las plenifica).

Los catequistas, especialmente los laicos, son la pieza clave para una catequesis inculturada:

- Debería poseer una especie de “bilingüismo” de la fe: por un lado, la lengua de su propia cultura, por otro, la de la fe cristiana.

- De este modo, en sintonía con la cultura de sus destinatarios, ser capaces de exponerles la fe de un modo comprensible.

Para una catequesis inculturada también son necesarios los catecismos locales y los subsidios catequéticos que busquen sintonizar con la sensibilidad y los modos de pensar de aquellos a los que se dirige.

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TEMA 4. LA CATEQUESIS EN LA MISIÓN EVANGELIZADORA. ACENTOS EN EL CONTEXTO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN61616161

1. EL PROCESO EVANGELIZADOR Y SUS ETAPAS Hay dos maneras de entender el proceso:

Desde el punto de vista sincrónico (Fotografía fija que mostraría las acciones a realizar) La acción evangelizadora es el despliegue del ser de la Iglesia, en su mediación del Evangelio, con la intención de que los hombres se conviertan al Dios Trinidad y transformen sus ambientes según el proyecto de su Reino: según esto, hemos de concebir la evangelización como el proceso, por el que la Iglesia, movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, de tal modo que ella:

- Impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas (cf. EN 18-20, RM 52-54; AG 11-12, 22);

- da testimonio (cf. EN 21, 41; RM 42-43; AG 11) entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los cristianos;

- y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el “primer anuncio”, (EN 51.52.53; cf. CT 18.19.21.25; RM 44) llamando a la conversión (cf. AG 13; EN 10. 23; CT 19; RM 46).

- Inicia en la fe y vida cristiana, mediante la “catequesis” (EN 22; CT 18; cf. AG 14 y RM 47) y los “sacramentos de iniciación”, (AG 14; CCE 1212; cf. CCE 1229-1233) a los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su seguimiento, incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana (cf. EN; 24; RM 48-49; AG 15).

- Alimenta constantemente el don de la comunión (cf. ChL 18) en los fieles mediante la educación permanente de la fe (homilía, otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y el ejercicio de la caridad;

- y suscita continuamente la misión, (cf. ChL 32) al enviar a todos los discípulos de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo. (DGC 48)

La acción evangelizadora es por tanto una realidad rica, compleja y dinámica, compuesta de muchos elementos que lejos de ser alternativos son complementarios y mutuamente enriquecedores � por tanto, la acción evangelizadora en ningún caso puede ser reducida a ninguno de sus elementos, por muy esenciales que puedan ser62 y siempre es preciso buscar los modos de componer e integrar los diversos elementos.

61 Decreto Ad gentes (1965); PABLO VI, Exhortación postsinodal “Evangelii Nuntiandi” (1975); JUAN PABLO II, Carta

Encíclica “Redemptoris missio” (1990); BENEDICTO XVI, Exhortación postsinodal “Verbum Domini” (2010); DGC Part. 1ª, cap. II 60-76; E. ALBERICH, Catequesis evangelizadora. Manual de catequética fundamental, 41-67; A. CAÑIZARES, “La catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis Catequistas, 69-107; S. LANZA, “La catequesis, instrumento de la nueva evangelización”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis Catequistas, 235-263; H. DERROITTE, “La catequesis en la misión de la Iglesia”, en: ID., 15 caminos para la catequesis hoy, 231-257; M. DEL CAMPO; “Evangelización y catequesis: criterios y principios inspiradores para una catequesis renovada”: Teología y Catequesis 95 (2005) 71-105; A. FOSSION, “¿Qué anuncio del Evangelio necesita nuestro tiempo?, en: PH. BACQ – CH. THEOBALD (Eds.), Una nueva oportunidad para el Evangelio, 95-114; J. PUJOL, Introducción a la Pedagogía de la fe, 67-81; J. C. CARVAJAL BLANCO, Pedagogía del primer anuncio. El Evangelio ante el reto de la increencia.

62 Por ejemplo Pablo VI advierte ante la frecuente confusión que se da entre el concepto de evangelización y el anuncio misionero: “Este anuncio –kerigma, predicación o catequesis– adquiere un puesto tan importante en la evangelización que con frecuencia es en realidad sinónimo. Sin embargo, no pasa de ser un aspecto” (EN 22).

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Desde el punto de vista diacrónico

(Muestra el recorrido) El protagonista de la acción evangelizadora es el E. Santo (que actualiza el acontecimiento de Cristo). Pero esta acción es una acción interior y misteriosa que nosotros tenemos acceso a ella de un modo reflejo… entonces ¿cómo conocemos su acción? Justamente en las repercusiones que tiene en el creyente, por el cual realizará un proceso de conversión o de fe (es un encuentro entre la gracia y la libertad del hombre, que es movido por el propio Espíritu Santo).

La Iglesia lo que hace es acompañar, ponerse en paralelo al proceso del creyente y lo va acompañando � A través de la Acción evangelizadora, misión evangelizadora, proceso evangelizador… (todos sinónimos) todo lo que hace la Iglesia lo hace para evangelizar y cumple así su misión � así va poniendo en claro la acción del Espíritu y va facilitando su acción, ayudando a la opción libre del creyente.

La acción evangelizadora se desarrolla de un modo gradual (cf. AG 6). Este desarrollo gradual viene exigido por el nacimiento y crecimiento de la fe63. En este proceso evangelizador los diversos elementos se concatenan unos a otros al servicio de ese proceso madurativo de la fe64. Esto implica un proceso previo de discernimiento de la situación de fe de los destinatarios, discernimiento que se hace cada vez más urgente dado la situación de transición cultural y religiosa que vivimos (de una situación de cristiandad a una de increencia) � El proceso evangelizador, (cf. EN 24) por consiguiente, está estructurado en etapas o “momentos esenciales”:

- (CT 18) la acción misionera va dirigida para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; no hay que confundirla con misión evangelizadora o acción Evangelizadora.

- la acción catequético-iniciatoria para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación;

- y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. (cf. AG 6f; RM 33. 48)

Estos momentos, sin embargo, no son etapas cerradas: se reiteran siempre que sea necesario, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad. (DGC 49)

La acción misionera, la acción catequética-iniciatoria (catecumenado) y la acción pastoral65 constituyen los tres tiempos en los que se despliega la actividad evangelizadora de la Iglesia. Aunque responde a la lógica interna del proceso de maduración de la fe, este proceso no se da de una manera lineal; por tanto, la etapas del proceso evangelizador deberán entrar en acción según la situación de los destinatarios � En cualquier caso la vida de la Iglesia, propuesta a la consideración de los hombres como mediadora del Evangelio, reclama que de un modo u otro, aun con diverso subrayado todos los momentos estén presentes.

63 “La fe cristiana, en efecto, es una realidad dinámica, que va madurando ‘hasta que lleguemos al estado de hombre

perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo’ (Ef 4,13). La gradualidad de la acción evangelizadora corresponde a las etapas de este nacimiento, crecimiento y maduración en la fe (CAd 37)

64 “La gradualidad de la evangelización es signo del respeto de la Iglesia al crecimiento personal del creyente. Su amor maternal desea dar a cada uno el alimento más adecuado a su situación” (CAd 37)

65 ¡Ojo! aquí la expresión “acción pastoral” se emplea con un sentido restringido, se refiere a una etapa de la acción evangelizadora de la Iglesia, en sentido estricto aquella que se dirige a los fieles de las comunidades cristianas que ya están iniciados en la fe.

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A/ LA ACCIÓN MISIONERA

La acción misionera es el punto de arranque del proceso evangelizador. Gira en torno al Kerigma (pero no lo es todo). Se parte de la situación en que no se tiene nada de fe o se permanece indiferente al Evangelio66. Su objetivo es el de provocar en los alejados una actitud de búsqueda, una simpatía por Jesucristo y un interés por la fe � Sobre este fundamento se podrá, posteriormente, proponer explícitamente el Evangelio para que en el simpatizante sea alumbrado a la fe inicial en Jesucristo y a la primera conversión a su anuncio del Reino.

La acción misionera es todo lo que la Iglesia vive testimonialmente, se compromete por el mundo (bajo forma de colaboración, denuncia, transformación…) y anuncia explícitamente para establecer el Reino de Dios y para que las personas comiencen a interesarse por Jesucristo y su Evangelio.

“La Iglesia entera es misionera, la obra de la evangelización es un deber de todo el pueblo de Dios” (AG 35). Por tanto, todos los bautizados son responsables de esta acción � No solo porque cumplen el mandato que el Señor ha dado a todo sus discípulos (cf. Mc 16,15) � sino porque manifiestan el amor que el Padre Dios siente por sus hijos dispersos. Los creyentes expresan y significan este amor dando a conocer a sus hermanos incrédulos el don del Evangelio del que ellos mismos viven67.

El anuncio explícito del Evangelio es el corazón de la acción misionera, todo debe conducir a él y en él todo adquiere significado. Este anuncio misionero del tiene propiamente dos tiempos distintos aunque complementarios:

- El primer anuncio: dirigido a los alejados de la fe

- El precatecumenado: a caballo entre la acción misionera y el catecumenado, va dirigido a aquellos que han mostrado una simpatía por Jesucristo y un interés por su Evangelio68

EL PRIMER ANUNCIO es la consumación de un proceso complejo en el que se integran diversos elementos: Presencia, testimonio, diálogo, anuncio69:

- Presencia: en el que el creyente comparte de un modo concreto la condición humana con los que serán destinatarios de su misión

- Presencia encarnada; en movimiento de ida (cf. Mc 16,15); donde se establecen una relaciones interpersonales a través de las cuales crecen lazos de mutuo reconocimiento

- Presencia significativa e interpeladora: ser uno más, pero no uno de tantos, se trata de que se ofrezca un modo de vivir que despierte en los interlocutores unos interrogantes y un deseo de buscar a Dios

66 “El ‘primer anuncio’ [va] dirigido a los no creyentes: aquellos que han hecho una opción por la increencia, los

bautizados que viven al margen de la vida cristiana, los que pertenecen a otras religiones…” (DGC 51; cf. EN 51-53; RM 33): T

67 Frente a una acción misionera colectiva, la Iglesia siempre ha subrayado el valor y la eficacia que posee la acción misionera llevada a cabo personalmente por cada cristiano: “Además de la proclamación que podríamos llamar colectiva del Evangelio, conserva toda su validez e importancia esa otra transmisión de persona a persona. El Señor la ha practicado frecuentemente […] En el fondo, ¿hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe? La urgencia de comunicar la Buena Nueva a las masas de hombres no debería hacer olvidar esa forma de anuncio mediante la cual se llega a la conciencia personal del hombre y se deja en ella el influjo de una palabra verdaderamente extraordinaria que recibe de otro hombre” (EN 46)

68 El Directorio subraya el carácter fronterizo que tiene la precatequesis. Ella se sitúa entre el primer anuncio y la catequesis y su misión es la de garantizar una verdadera conversión (cf. DGC 62).

69 Para este punto nuestro libro Pedagogía del primer anuncio; el capítulo 2: “La pastoral del primer anuncio” pág. 47-80.

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- Testimonio: en el que el creyente significa la novedad de vida que ha traído Jesucristo (cf. EN 21, 41; “primera e insustituible” RM 42):

- Testimonio de una novedad de vida (teologal, fraterna, fundada en la caridad, expresada en servicio y en entrega). Es una presencia significativa.

- Testimonio apostólico: que remite a la persona de Cristo y provoca el deseo de conocerle.

- Diálogo: en el que el creyente acoge, discierne y alienta la búsqueda religioso-cristiana de sus interlocutores � es aquí donde se aprende el lenguaje (la gramática), la forma de proponerlo:

- El diálogo busca tanto reconocer la dignidad del otro en su interlocución con Dios como la de discernir y secundar la acción antecedente de Dios (las semillas del Verbo que el Espíritu ha sembrado).

- Tras la escucha, busca despertar en el otro la pregunta religioso-cristiana.

- Primer Anuncio: en el que el creyente da razón de su fe en Jesucristo y la propone a la consideración personal de sus interlocutores:

- Aquí se trata de comunicar el kerigma70 pero con significado existencial (decir el núcleo del Evangelio pero conectado con las cuestiones vitales que los interlocutores han expresado en los tiempos anteriores) � Es Trinitario, basado en el evento pascual, está vivo y actúa en cada persona. En ese anuncio Dios se encuentra con esa persona que es única y distinta al resto.

- En definitiva, supone proponer a su consideración una lectura de su vida a la luz del Evangelio y de invitarles a reconocerse afectados personalmente por ese anuncio de Jesucristo y a acercarse a la comunidad cristiana

Atracción por el Evangelio: ¡Ojo! El fin del primer anuncio es limitado aunque no deja de tener una importancia capital:

- En primer lugar, trata de suscitar interrogantes e inquietudes en los no creyentes, para que salgan de la indiferencia y se confronte con el hecho cristiano

- En segundo lugar, busca que avancen hacia una atracción hacia el Evangelio, una simpatía por Jesucristo y un interés por la fe que le reconoce como Palabra de Dios

- ¿Cómo se caracteriza esa atracción por el Evangelio?71 · Es un movimiento interior del corazón del hombre · Fruto de la gracia · Que apunta a la fe cristiana � por esto no podemos afirmar que, al final de este

periodo, surja la fe directamente.

70 EN 27 expresa de una manera concisa lo que constituye el núcleo del kerigma cristiano: “En Jesucristo, Hijo de

Dios, hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombre como don de la gracia y de la misericordia de Dios”. Nosotros lo desarrollamos un poco: 1.- Jesús de Nazaret: un hombre entre los hombre, es el Hijo de Dios; 2.- En solidaridad con sus hermanos, se ha sometido al poder del mal muriendo en la cruz, pero con su resurrección lo ha vencido definitivamente; 3.- Su victoria es una oferta de liberación y plenitud que Dios ofrece hasta desbordar las expectativa que tiene cualquier hombre; 4.- quien se convierte a Él se ve liberado de toda esclavitud y por la fe participa ya de la vida nueva que Dios ha prometido a todo ser humano; 5.- este acontecimiento de salvación se realiza en el creyente integrándose en la Iglesia, y participando de la nueva vida que otorga el Espíritu de Dios.

71 El interés por el Evangelio “se produce cuando en el corazón del no creyente, del indiferente o del que pertenece a otra religión, brota, como consecuencia del primer anuncio, un interés por el Evangelio, sin ser todavía una decisión firme. Ese primer movimiento del espíritu humano en dirección a la fe, que ya es fruto de la gracia, recibe varios nombres: ‘atracción a la fe’, ‘preparación evangélica’, inclinación a creer, ‘búsqueda religiosa’” (DGC 56a).

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EL PRECATECUMENADO trabaja sobre estas condiciones logradas por la acción misionera con la intención de consolidarlas de modo que el no creyente pase de la simpatía e interés por el Evangelio a la fe inicial72. Este “tiempo precedente” al de la catequesis es de “gran importancia” y “ordinariamente no se debe omitir” (Cf. RICA 9). Su función es doble:

- Por un lado, facilitar a los simpatizantes el acceso a la conversión y fe inicial (auténtico motor del proceso iniciático que quieren comenzar).

- Por otro, garantizar a la comunidad la idoneidad de aquellos que quieren empezar el catecumenado o la catequesis, es decir comprobar que presentan una recta intención

¿Qué se hace en el precatecumenado? En este periodo se hace la evangelización, o sea se anuncia abiertamente y con decisión al Dios vivo

y a Jesucristo, enviado por él para salvar a todos los hombres, a fin de que los no cristianos, al

disponerles el corazón el Espíritu Santo, crean, se conviertan libremente al Señor, y se unan con

sinceridad a él, quien por ser el camino, la verdad y la vida, satisface todas sus exigencias

espirituales, más aún las supera infinitamente (RICA 9; AG 13)

- Es pre-catequético porque, en primer lugar, “se anuncia abiertamente y con decisión al Dios vivo y a Jesucristo”, esto es, se explicita reposadamente (de manera sistemática) el kerigma anunciado en el primer anuncio.

- Esta explanación del Evangelio se hace extrayendo de los misterios de Cristo el significado antropológico-salvífico que puede dar respuesta adecuada a los interrogantes que han movido a los simpatizantes, de modo que encuentren en ellos la satisfacción de sus exigencias espirituales (cf. RICA 9, 11)73. Debe de ser un anuncio que ilumina/transforma su vida, su existencia.

- En realidad, en este tiempo los catequistas deben secundar la acción del Espíritu que está ya actuando en los simpatizantes.

¿Cuál es la meta del precatecumenado? De la evangelización, llevada a cabo con el auxilio del Dios, brotan la fe y la conversión inicial, con la que

cada uno se siente arrancado del pecado e inclinado al misterio del amor divino. A esta evangelización

se dedica el tiempo del precatecumenado, para que madure la verdadera voluntad de seguir a Cristo y de pedir el Bautismo (RICA 10)74 � Con el rito de entrada en el catecumenado finaliza el periodo de precatecumenado y ya esa persona entra en la Iglesia (aunque no esté bautizado). La persona que quiere recibir este rito posee una serie de características:

72 Sobre este punto ver nuestro libro: Pedagogía del primer anuncio; capítulo 3: “La explanación del kerigma en la

precatequesis” pág. 81-91. En una perspectiva más amplia y con sugerencias concretas ver X. MORLANS, El primer anuncio. El eslabón perdido (PPC, Madrid 2009).

73 “Es imprescindible que la precatequesis sepa unir la semilla de la Palabra con la tierra de la experiencia humana […] La precatequesis ha de suscitar y remover esas ‘semillas de la Palabra’ ocultas en el hombre. De esta forma, el anuncio evangélico conecta con lo que hay de vida nueva en él. Esas experiencias, hondas de sentido humano, han de ser confrontadas con el kerigma evangélico, es decir con el anuncio del Evangelio” (CAd 212).

74 Para la buena comprensión de este número del RICA es necesaria alguna precisión. El Ritual utiliza el termino “evangelización” como sinónimo de “una explanación del evangelio adecuada a los candidatos” (cf. RICA 11), en sentido estricto es la explanación del primer anuncio que se hace en este tiempo precedente que es el precatecumenado. Recordemos que el RICA se publicó en enero de 1972; en ese momento “evangelización” y “primer anuncio” eran tomados como sinónimos. Solo la posterior aclaración de Pablo VI caracterizará de diverso modo cada uno de esos términos: “Este anuncio –kerigma, predicación o catequesis– adquiere un puesto tan importante en la evangelización que con frecuencia es en realidad sinónimo. Sin embargo, no pasa de ser un aspecto” (EN 22). Por nuestra parte, en el siguiente apartado, diremos algún apunte en lo que respecta a la relación entre el primer anuncio y el precatecumenado.

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- Arrancado del pecado: Aquí, bajo la iniciativa de Dios, el neo-converso siente que en su vida irrumpe una fuerza de amor que tiene poder para arrancarle del pecado: - La atracción del amor de Dios hace que el convertido sienta como la atracción del mal se debilita

y las cadenas del pecado se aflojan.

- Este dinamismo, que opera en lo más profundo de sus ser, pero que, sin embargo, no procede de él es lo que hace que el converso, justamente, experimente la gracia amorosa de Dios.

- Inclinado al misterio del amor de Dios: - Dios deja de ser un “él” y su amor una pura ideología, para manifestarse como un “Tú” real,

henchido de amor y benevolencia, ante quien se abre a su oferta de salvación.

- El que se convierte quiere vivir ante Dios. Desde ese instante, está convencido de que su

libertad se fragua en la dependencia de Quien es su origen, su sostén, su bien y su destino.

- Deseo de seguir a Cristo y pedir el bautismo - “Quien ha descubierto en Cristo el amor de Dios, infundido por el Espíritu Santo en nuestro corazón,

desea conocer mejor a Aquel por quien es amado y a quien ama”75

- Por eso, aun sin saber muy bien cuál es su significado, el neoconverso se acerca a la Iglesia y pide

el bautismo, “sacramento por el que ‘nos configuramos con Cristo’ (LG 7b)” (DGC 80) B/ LA ACCIÓN CATEQUÉTICO-INICIÁTICA76 “Gracias a la catequesis, el kerigma evangélico –primer anuncio lleno de ardor que un día transformó

al hombre y lo llevó a la decisión de entregarse a Jesucristo por la fe– se profundiza poco a poco y se

desarrolla en sus corolarios implícitos” (CT 25)

La catequesis-iniciatoria (la Iniciación Cristiana) es una etapa más, y sólo una etapa, de la acción evangelizadora de la Iglesia77. Se encuentra entre:

- La acción misionera que llama a la fe inicial

- La acción pastoral propiamente dicha, que alimenta a los que por la confesión de fe se ha unido definitivamente a Cristo y a su Iglesia78

La catequesis trabaja sobre la fe inicial que traen los catequizandos, pone los cimientos de su edificio de la fe y los conduce a la confesión de fe y la recepción o reactivación de los sacramentos de la iniciación cristiana.

En este proceso diacrónico que estamos siguiendo respecto a la acción evangelizadora, la catequesis, inspirada en el catecumenado bautismal, está al servicio de la iniciación cristiana:

- Al estar al servicio de la profesión de fe, está en íntima relación con la recepción de los sacramentos de la Iniciación (sacramentos de la fe): Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

- Su función es la de introducir en el ejercicio de la vida cristiana de modo que los cristianos iniciados puedan vivir explicita y operante su profesión de fe.

75 BENEDICTO XVI, Discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional (3-XII-2010). 76 En estos momentos solo indicamos el lugar que ocupa la catequesis en proceso evangelizador. En los próximos

temas trataremos con profundidad sobre la naturaleza, la finalidad y las tareas de la catequesis, al igual que sobre la función que tiene en el procedo iniciático.

77 “La catequesis es uno de esos momentos -¡y cuán señalado!- en el proceso total de la evangelización (cf. CT 18, 20c). Esto quiere decir que hay acciones que ‘preparan’ (cf. CT 18) a la catequesis y acciones que ‘emanan’ (Ibíd.) de ella” (DGC 63)

78 “La catequesis de iniciación es, así, el eslabón necesario entre la acción misionera, que llama a la fe, y la acción pastoral, que alimenta constantemente a la comunidad cristiana. No es, por tanto, una acción facultativa, sino una acción básica y fundamental en la construcción tanto de la personalidad del discípulo como de la comunidad. Sin ella la acción misionera no tendría continuidad y sería infecunda. Sin ella la acción pastoral no tendría raíces y sería superficial y confusa: cualquier tormenta desmoronaría todo el edificio. (cf. Mt 7,24-27)” (DGC 64)

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C/ LA ACCIÓN PASTORAL-COMUNITARIA79 La acción pastoral-comunitaria, en sentido estricto, es la acción que la Iglesia dirige a los fieles de la comunidad cristiana que ya están iniciados en la fe. Son cristianos maduros.

- Este momento de la acción evangelizadora compone una unidad, pues todas las acciones que le integran tienen como objetivo alimentar la fe de los creyentes y mantener la comunión entre ellos, condiciones por las cuales se convierten en testigos del Evangelio80

- No obstante, el conjunto de sus acciones pueden agruparse según una doble orientación: - Acciones ad intra (al servicio de la comunión): acciones en la comunidad para el sostén en

la vida cristiana de la comunidad y de sus miembros.

- Acciones ad extra (al servicio de la misión): acciones en y desde la comunidad hacia fuera de la comunidad para construir el Reino y transmitir la fe. Se sitúan en la “acción misionera” (la primera etapa).

Esta acción pastoral-comunitaria supone la existencia de una comunidad viva81 que al tiempo que acoge a los recién iniciados para sostenerles y formándoles en la fe82; como mantiene una vida cristiana vigorosa que la constituye en una comunidad de contraste evangélico ante el mundo y en fermento de Reino de Dios

ACCIÓN PASTORAL AD INTRA: son las acciones que vienen a alimentar la fe de los creyentes ya iniciados y a fortalecer los lazos de comunión al interior de la vida cristiana:

- La acción catequética se ha limitado a iniciar en los rudimentos de la vida de fe, a poner los cimientos de la vida cristiana. Ahora es el tiempo de que la vida cristiana se construye sobre esos cimientos.

- Al interior de la vida comunitaria han de estar desplegadas las mediaciones por las que los creyentes puedan desarrollar todas las dimensiones de la vida cristiana83:

- Pastoral de la Palabra (Conocimiento sapiencial de la Palabra de Dios): Estudios bíblicos, Catequesis ocasionales, Cursos teológicos, Pastoral espiritual y de acompañamiento, grupos de espiritualidad… [Munus profeta]

79 “Esta 3ª ‘etapa’ abarca, por una parte, las acciones que se realizan en la comunidad para la comunidad, es decir,

hacia dentro (ad intra) de la misma; y, por otra parte, abarca las acciones que se realizan en la comunidad hacia fuera (ad extra) de la comunidad. Estás últimas acciones, ciertamente, proceden de la 3ª ‘etapa’, de la Acción pastoral-comunitaria, pero revierten en la 1ª ‘etapa’, en la Acción misionera, con lo cual la Iglesia y sus agentes están en un permanente proceso evangelizador: de la misión a la iniciación catecumenal a la comunión de nuevo a la misión… etc.” (PEDROSA ARÉS, “Acción Pastoral”, en: PEDROSA et al., Diccionario de pastoral y evangelización [suplemento] [Monte Carmelo, Burgos 2001] 6).

80 “La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa, a la vez, la fuente y el fruto de la misión. La comunión es misionera y la misión es para la comunión. Siempre es el único e idéntico Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a predicar el evangelio ‘hasta los confines de la tierra (Hch 1,8)” (ChL. 32)

81 “La comunidad cristiana es el origen, lugar y meta de la catequesis” (DGC 254), por tanto la comunidad no sólo está al inicio de la fe y es el camino por el que uno se introduce en la vida cristiana, al final debe ser la receptora de todos los que confiesan su fe en Jesucristo, para que en el Cuerpo que constituyen se adhieran más a su Señor, profundicen en la vida de fe hasta alcanzar la santidad y se conviertan en testigos del Evangelio en medio del mundo.

82 “La catequesis corre el riesgo de esterilizarse si una comunidad de fe y vida cristiana no acoge al catecúmeno […] en un ambiente donde pueda vivir con la mayor plenitud posible, lo que ha aprendido.” (CT 24)

83 “Todo catequizando debe encontrar en la comunidad la forma de desarrollar y crecer en todas las dimensiones de la fe en que han sido iniciados. Para él es muy importante poder verificar en la comunidad lo que ha tratado de descubrir en el proceso comunitario. ‘La experiencia habla claramente del fallo de una catequesis que sólo presenta la experiencia cristiana como debería ser, es decir en abstracto, sin confrontación visible y constatable con la realidad vivida por la comunidad” GARITANO, “Acción pastoral”, 64.

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- Pastoral Litúrgica (La celebración del Misterio cristiano): Pastoral de los sacramentos, Celebraciones de la oración; Equipo de Liturgia… [Munus sacerdote]

- Pastoral comunitaria (La actualización de la fraternidad que nace de la fe): Consejos, Equipos de limpieza y mantenimiento, Pastoral familiar, Grupos comunitarios… [Munus Rey]

- Pastoral de la caridad (la expresión del amor de Dios): Caritas, Pastoral de enfermos, Pastoral del trabajo… [Munus Rey]

El desarrollo que una comunidad cristiana hace de estas mediaciones de la vida cristiana nos solo contribuye a madurar la fe de sus miembros sino que consolida a la comunidad cristiana como tal.

ACCIÓN PASTORAL AD EXTRA: la comunidad cristiana y sus miembros despliegan en el mundo su servicio al Reino y se constituyen en testigos del Evangelio. Aquí se recoge todas las acciones que la comunidad y sus miembros despliegan ante los no creyentes con la intención de atraerles a la fe.

- Aquí se integra, propiamente, tanto la pastoral misionera (que integra todas las acciones que la comunidad despliega para suscitar la atracción de los no creyentes) como la pastoral catequético-iniciática (por la que se inicia a los que, sea cual sea su edad, se han adherido a Jesucristo por la fe inicial)

- Las diversas pastorales de los ambientes (Pastoral penitenciaria, P. de la salud, P. del trabajo; Pastoral universitaria)

- Los Movimientos apostólicos que de una y otra manera quieren llevar el Evangelio a sus ambientes

- También se recogen las acciones que de un modo u otro contribuyen a la formación y el acompañamiento de los cristianos en su responsabilidad misionera

Según lo dicho, la columna vertebral de esta etapa del proceso evangelizador en aras de madurar la fe de los creyentes es la catequesis al servicio de la educación permanente de la fe (cf. DGC 69)

- Educación de la fe que no sólo se dirige a los cristianos particulares en su camino hacia la santidad sino también a la comunidad cristiana como tal

- Para que madure en su vida interna de amor a Dios y de amor fraterno

- Y para que permanezca abierta al mundo como comunidad misionera (DGC 70)

- Esta educación permanente fundamental se despliega a partir de la doble mesa: “la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo de Cristo” (DV 21). A partir de esta doble mesa, el Espíritu al tiempo que ilumina la fe y alienta la comunión en Cristo, impulsa a sus discípulos a la misión que les ha encomendado su Señor

- La catequesis permanente puede tener múltiples formas (cf. DGC 71)

- La “lectio divina”, el estudio vital de la Escritura en el espíritu de la Iglesia

- La revisión de vida; la lectura cristiana de los acontecimientos en aras de descubrir la voluntad de Dios y servir su Reino.

- La catequesis litúrgica de tipo mistagógico, que prepara los sacramentos y favorece una comprensión y vivencia más profunda de la liturgia

- Catequesis ocasionales que vengan a iluminar determinadas circunstancias personales, sociales o eclesiales.

- Iniciativas de formación espiritual que favorecen la perseverancia en el seguimiento de Cristo.

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- La profundización sistemática del mensaje cristiano con un enfoque apologético (para saber dar razón de la fe) a través de una enseñanza teológica.

2. LA NUEVA EVANGELIZACIÓN: LA PRIORIDAD DEL IMPULSO MISIONERO

A/ UN POCO DE HISTORIA84

El Concilio Vaticano II: Un concilio pastoral: que apunta a la renovación de la Iglesia desde la experiencia viva del Evangelio (Juan XXIII: aggiornamiento, puesta al día).

- Convertida al Señor: Al misterio salvífico que se le ha entregado y la constituye (Dei Verbum, Sacrosanctum Concilium)

- Consciente de su identidad y misión, puesta al servicio del mundo (Lumen Gentium, Gaudium et spes) � es signo e instrumento de salvación en el mundo.

Una parte de la Iglesia pensaba que el CVII se había quedado corto; otros que había ido demasiado lejos. Por eso, quiso dar la clave de lectura del Concilio correcta, Pablo VI, publicó la Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi (1975):

- La evangelización es la razón de ser de la Iglesia; constituye su identidad más profunda85. Es en el propio proceso evangelizador donde la propia Iglesia se constituye.

- La finalidad de la acción evangelizadora de la Iglesia: Llevar el Evangelio para que genere una humanidad nueva (conciencias) y un mundo nuevo (ambientes)86. Se habla de una etapa nueva de la evangelización.

- Ya Pablo VI, detectó la necesidad de potenciar el dinamismo evangelizador de la Iglesia en razón del distanciamiento entre la fe y la cultura87(este es el verdadero problema que se encontró, esta ruptura entre transmisión del Evangelio y la cultura) que debe de ser superado.

84 El concepto fue acuñado y difundido por Juan Pablo II. Para lo que sigue cf. F. SEBASTIÁN, Evangelizar (Encuentro,

Madrid 2010) 17-40; A. DORADO, “Nueva Evangelización”, en: NDC, 1628-1641; G. AUGUSTIN, El desafío de la nueva evangelización. Impulsos para la revitalización de la fe (Sal Terrae, Santander 2012); R. FISICHELLA, La nueva evangelización (Sal Terrae, Santander 2012).

85 “Con gran gozo y consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: ‘Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia’; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosa”. (EN 14)

86 “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21,5; cf. 2Cor 5,17; Gal 6,15). Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos, con la novedad del bautismo (cf. Rm 6,4) y de la vida según el Evangelio (cf. Ef 4, 23-24; Col 3,9-10). La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama (cf. Rm 1,16; 1Cor 1,18; 2,4), trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos (EN 18).

87 “La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas. De ahí que hay que hacer todos los esfuerzos con vistas a una generosa evangelización de la cultura, o más exactamente de las culturas. Estas deben ser regeneradas por el encuentro con la Buena Nueva. Pero este encuentro no se llevará a cabo si la Buena Nueva no es proclamada” (EN 20)

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Juan Pablo II: fue convocando a la Iglesia, de un modo progresivo, a la Nueva Evangelización (América, Europa, la Iglesia universal):

- No convoca a re-evangelizar, sino a una evangelización nueva: “Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión (o lenguaje)” 88.

- Un nuevo impulso evangelizador que responda con intrepidez a los nuevos desafíos que, de modo diverso, la evolución social, cultural y religiosa del mundo plantea a la Iglesia (amenaza de las sectas, secularismo…).

- Según las circunstancias de los destinatarios, Juan Pablo II distingue tres modos de desarrollar la misión evangelizadora de la Iglesia (cf. RM 33):

- La misión ad gentes: es la acción evangelización que se dirige a los pueblos, grupos humanos y nuevos escenarios en los que el evangelio de Jesucristo no es conocido.

- La atención pastoral: es cuando la acción evangelizadora se dirige a las comunidades cristianas y a sus miembros que vive la fe de un modo fervoroso y sólido.

- La nueva evangelización: es la acción evangelizadora dirigida a las comunidades cristianas y a los bautizados que viven la erosión de la secularización ambiental y van debilitando, cuando no han perdido, su adhesión a Cristo.

- La condición para llevar adelante el proyecto de la nueva evangelización es que “las comunidades eclesiales rehagan su trabazón cristiana”89, esto es, que ellas mismas estén evangelizadas para convertirse en instrumentos de evangelización.

Benedicto XVI: Hacia la configuración de un plan unitario para toda la Iglesia. El núcleo de la crisis:

- La exclusión de Dios de la vida y la pérdida de toda referencia cristiana90.

- Supone la crisis de humanidad (la pérdida de la gramática antropológica básica)91.

El Papa promueve un proyecto global de NE en el que se ponga el acento en “un renovado empuje misionero” 92.

88 “La conmemoración del medio milenio de evangelización tendrá su significación plena si es un compromiso vuestro

como obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso, no de re-evangelización, pero sí de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”. (JUAN PABLO II, Discurso a la XIX Asamblea del CELAM [9.3.1993]).

89 “Urge en todas partes rehacer el entramado cristiano de la sociedad humana. Pero la condición es que se rehaga la cristiana trabazón de las mismas comunidades que viven es estos países o naciones […] Sólo una nueva evangelización puede asegurar el crecimiento de una fe limpida y profunda, capaz de hacer de estas tradiciones una fuerza de auténtica libertad” (ChL 34).

90 “La crisis que se experimenta lleva consigo los trazos de la exclusión de Dios de la vida de las personas, de una generalizada indiferencia hacia la misma fe cristiana, hasta el intento de marginarla de la vida pública… Además se verifica, a menudo, el fenómeno de personas que desean pertenecer a la Iglesia, pero que son fuertemente influenciados por una visión de la vida que contrasta con la fe” (BENEDICTO XVI, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización (30.V.2011)

91 BENEDICTO XVI, Motu Proprio “Ubicumque et semper” (21-IX-2010): “Se ha verificado una preocupante pérdida del sentido de lo sagrado, llegando incluso a poner en cuestión esos fundamentos que parecían indiscutibles, como la fe en un Dios creador y providente, la revelación de Jesucristo único salvador, y la común comprensión de las experiencia fundamentales del hombre como el nacer, el morir, el vivir en una familia, la referencia a una ley moral natural”

92 Baste el siguiente texto: “Sabemos que siguen progresando el secularismo y la descristianización, que crece el relativismo. Cada vez es menor el influjo de la ética y la moral católica. Bastantes personas abandonan la Iglesia o, aunque se queden, aceptan sólo una parte de la enseñanza católica, eligiendo sólo algunos aspectos del cristianismo […] Reconocemos en estas realidades otros tantos desafíos, y vosotros mismos, queridos hermanos en el episcopado (alemán), habéis afirmado [...]: 'Nos hemos convertido en tierra de misión' [...]. Deberíamos reflexionar seriamente sobre el modo como podemos realizar hoy una verdadera evangelización, no sólo una nueva

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Para configurar ese proyecto el papa Benedicto puso en marcha diversas iniciativas93:

- La publicación de dos Cartas encíclicas, en torno a las virtudes teologales: Deus caritas est (2005), Spe salvis (2007), y dos Exhortaciones apostólicas postsinodales: Sacramentum Caritatis (2007) y Verbum Domini (2010), en torno a los pilares de la fe.

- Creación del nuevo dicasterio: Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (2010)

- La celebración de la Asamblea General Ordinaria de los Obispos con el tema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” (X-2012)

- La publicación de la Carta Apostólica Porta Fidei (11-X-2011) y la consiguiente celebración del Año de la fe (11-X-2012 al 24-XI-2013)

EL AÑO DE LA FE, convocado por Benedicto XVI, es puesto en el corazón de este proyecto, y marca claramente la orientación del proyecto eclesial de la Nueva Evangelización:

- Hoy día ya no es posible considerar la fe como un presupuesto obvio de la vida común (PF 2).

- Es preciso atravesar la puerta de la fe para introducirse en la vida de comunión con Dios- Trinidad y entrar en la Iglesia (PF 1).

- “El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”. Es una convocatoria para dar respuesta al amor de Dios revelado en la cruz y dejarse trasformar por la gracia de la resurrección para poder ser testigos del amor del Dios en medio del mundo (PF 6) 94.

- En definitiva, el impulso de la evangelización nace del amor de Cristo que llena nuestros corazones (Caritas Christi urget nos [2Co 5,14]) y la fe crece cuando “se comunica como experiencia de gracia y gozo” (PF 7)95

Francisco: La Iglesia es para la misión. Según el Papa Francisco dos males pueden paralizar la misión de la Iglesia: La autorreferencialidad y la mundaneidad96. Ante ellos propone dos antídotos:

- La confesión de Jesús crucificado97

evangelización, sino con frecuencia una auténtica primera evangelización. Las personas no conocen a Dios, no conocen a Cristo. Existe un nuevo paganismo y no basta que tratemos de conservar a la comunidad creyente, aunque esto es muy importante; se impone la gran pregunta: ¿qué es realmente la vida? Creo que todos juntos debemos tratar de encontrar modos nuevos de llevar el Evangelio al mundo actual, anunciar de nuevo a Cristo y establecer la fe” (BENEDICTO XVI, A los obispos de Alemania en el Piussaal del Seminario de Colonia [21-VIII-2005]).

93 “Haciéndome cargo de la preocupación de mis venerados predecesores, considero oportuno dar respuestas adecuadas para que toda la Iglesia, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un impulso misionero capaz de promover una nueva evangelización”. (BENEDICTO XVI; Carta apostólica en forma de motu proprio “Ubicumque et semper (21.X.2010)

94 FISICHELLA, 53-64. 95 “Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la

alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor (el de Cristo), que nunca puede faltar” (PF 7).

96 “La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar ‘la dulce y confortadora alegría de evangelizar’ (FRANCISCO, Carta a la Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino [17-IV-2013])

97 “Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona […] Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio […] Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor (FRANCISCO, Homilía en la misa con los Cardenales al inicio de su pontificado [14-III-2013]).

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- Y la convicción de que la Iglesia está ungida para salir a las periferias de todo tipo: locales o existenciales

El dinamismo de la Iglesia es la salida de sí para la misión, una misión realizada bajo el impulso del Espíritu98. La publicación de la encíclica Lumen fídei (2013), viene a completar la triada de Benedicto XVI sobre las virtudes teologales.

Al publicar la Evangelii Gaudium se muestra la impostergable renovación eclesial que se basa en la conversión a Jesucristo. La clave es la alegría del encuentro con Jesucristo. Los cristianos son discípulos-misioneros, y por ello, es necesaria la conversión misionera de la Iglesia, y que esta dimensión constitutiva traspase todas las actividades de la Iglesia. B- EL POR QUÉ DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN99

Ya hemos indicado que la evangelización a la vez que busca la conversión de corazón de los hombres al proyecto de Dios, busca, a partir de esas opciones personales, generar una humanidad nueva: un entramado social y cultural en el que sea posible vivir la dignidad de hijos de Dios y la fraternidad que nace del Evangelio.

- Todo ser humano nace en una cultura, es hijo de la cultura, pero también es agente activo de esa misma cultura100.

- Pues bien, si un creyente no quiere vivir escindido y, al final, perder la fe, debe ser un agente activo tanto de la creación como de la expresión cultural. Su fe ha de tener tal vigor que pueda evangelizar la cultura a la que pertenece (evangelización de la cultura) y, de este modo, encontrar la expresión cultural a su fe en Cristo y el reino de Dios (inculturación del Evangelio).

- La evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio son procesos semejantes y correspondientes; ambos son la condición necesaria por la que los creyentes pueden vivir su fe siendo hijos de su cultura, al tiempo que abren la posibilidad de su transmisión a las nuevas generaciones.

Es un hecho, como ya constató Pablo VI que “la ruptura entre el Evangelio y la cultura es el drama de nuestro tiempo” (EN 20)

Visto que esa ruptura supone un drama tanto para el mundo, cada vez más alejado del Evangelio, como para la Iglesia que ve como muchos cristianos abandonan su seno y los que permanecen no son capaces de transmitir la fe; Juan Pablo II vio la conveniencia de convocar la nueva evangelización

“A las profundas transformaciones culturales, políticas y ético-espirituales, que han terminado por

dar una configuración nueva al entramado de la sociedad europea, debe corresponder una nueva

98 “El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y

de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo. El Espíritu Santo es el alma de la misión (FRANCISCO, Homilía en la misa de Pentecostés con los Movimientos eclesiales [19-V-2013])

99 FISICHELLA, 31-52. 100 “La cultura no es nada exterior al hombre, no es nada ajeno a nosotros mismos, nuestra cultura es la idea que

tenemos de nosotros mismos, los criterios que verdaderamente adoptamos en nuestro interior, los valores que realmente nos movilizan, las ideas y valores que inspiran las actividades y decisiones colectivas, incluidas las legales y política; la cultura es a la vez la capacidad y el fruto de nuestra propia realización como miembros de un pueblo dentro del cual vivimos arraigados” (SEBASTIÁN, 121).

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calidad de evangelización que sepa proponer de modo convincente al hombre de hoy el mensaje

perenne de la salvación”101.

C/ ¿QUÉ NO ES LA NUEVA EVANGELIZACIÓN?

La Nueva evangelización no parte de la urgencia de los números: de las masas (El objetivo) 102. El proyecto de la Nueva evangelización, pues, no puede caer en la tentación de la impaciencia, poniendo en el punto de mira más lo cuantitativo que lo cualitativo. Ha de dejarse guiar por el dinamismo evangélico del grano de mostaza103: Una pequeña semilla que preñada de la fuerza del Evangelio, con el tiempo, podrá convertirse en un árbol que dé frutos abundantes:

- El tiempo que necesita la acción de la gracia y la respuesta libre de los hombres, tanto en la propia Iglesia como en los destinatarios de la evangelización

- Tiempo que se necesita para que “los hombres nuevos” trasformados por el Evangelio puedan trasformar, desde dentro, los ambientes y estructuras que median los procesos humanizadores.

La Nueva evangelización no se reduce a unos meros cambios metodológicos (El método). El método habla, antes que nada, del hacer y del decir de la Iglesia: Lo cual pone en el centro a la misma Iglesia con el riesgo de caer en un eclesiocentrismo. La Nueva Evangelización, apunta al ser de la Iglesia, un ser que remite a su Salvador y Señor Jesucristo104:

- Se trata de hablar y actuar no en el propio nombre, sino en el nombre de Cristo

- Se trata de que la Iglesia, Cuerpo de Cristo, bajo la acción del Espíritu, haga presente a Cristo, contemporáneo de los que tiene como misión evangelizar

Mirando al ejercicio concreto de la NE ¿qué no es?

- No es re-evangelización: No es una mera repetición de algo que se ha hecho mal (respuesta ingenua); Las condiciones de nuestros destinatarios han cambiado hasta tal punto y los retos que proponen a la Iglesia son de tal envergadura que la Iglesia, fiada en la luz y en la fuerza del Espíritu, debe dar unas respuestas de nuevo cuño.

- No es una censura tácita a la acción pastoral que la Iglesia postconciliar ha llevado a cabo en respuesta a los retos que la sociedad le planteaba

101 JUAN PABLO II, Carta a los presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa (2-1-1986), AAS 78 (1986) 454-

457, nº 6, citado en SEBASTIÁN, 24. 102 “Nueva evangelización no puede querer decir atraer inmediatamente con nuevos métodos, más refinados, a las

grandes masas que se han alejado de la Iglesia. No, no es esta la promesa de la nueva evangelización […] Dios no cuenta con grandes números; el poder exterior no es el signo de su presencia […] Un antiguo proverbio reza: ‘Éxito no es un nombre de Dios’” (J. RATZINGER, La nueva evangelización”, Conferencia pronunciada en Roma en la celebración del Jubileo de los catequistas y profesores de religión [10-XII-2000]).

103 “Nueva evangelización significa no contentarse con el hecho de que del grano de mostaza haya crecido el gran árbol de la Iglesia universal, ni pensar que basta el hecho de que en sus ramas pueden anidar aves de todo tipo, sino actuar de nuevo valientemente, con la humildad del granito, dejando que Dios decida cuándo y cómo crecerá (cf. Mc 4,26-29) […] La Nueva evangelización debe actuar como el grano de mostaza y no ha de pretender que surja inmediatamente el gran árbol. Nosotros vivimos con una excesiva seguridad por el gran árbol que ya existe o sentimos el afán de tener un árbol aún más grande, más vital. En cambio debemos aceptar el misterio de que la Iglesia es al mismo tiempo un gran árbol y un granito” (Ibid.).

104 “No buscamos que se nos escuche a nosotros, no queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones; lo que queremos es servir al bien de las personas y de la humanidad, dando espacio a Aquel que es la Vida. Esta renuncia al propio yo, ofreciéndolo a Cristo para la salvación de los hombres, es la condición fundamental del verdadero compromiso a favor del Evangelio” (Ibid.).

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- No es el intento de recuperar el statu quo que la Iglesia mantenía en la situación de cristiandad (preponderancia cultural, social y política): de modo que el mundo llegara a identificarse con la Iglesia

- No es repliegue sobre nosotros mismos, en una autosuficiencia que poco a poco va agostando la vida de nuestras comunidades cristianas

- No es un deber, o un peso que cae sobre nuestros hombros y hay que hemos de soportar fundados en nuestro saber y fuerzas

- No es un aggiornamiento secularista por el que la Iglesia, para mantener su lugar en el mundo, tuviera que adaptar el Evangelio hasta el punto de predicar un “nuevo evangelio”. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos’ (Hb 13,8)

- No es una estrategia que trata de resolver la fisura que existe actualmente entre la Iglesia y el mundo en una confrontación que por el fortalecimiento de la Iglesia se resuelva en vías paralelas

D/ LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, HACIA UNA DEFINICIÓN

La Nueva evangelización es ante todo un dinamismo espiritual-eclesial-misionero: El concepto nueva evangelización indica el (1) esfuerzo de renovación que la Iglesia está llamada a hacer para estar a la altura de los desafíos que el contexto socio-cultural actual pone a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio, en correspondencia con los fuertes cambios en acto. (2) A estos desafíos la Iglesia responde no resignándose, no cerrándose en sí misma, sino promoviendo una obra de revitalización de su propio cuerpo, habiendo puesto en el centro la figura de Jesucristo, el encuentro con Él, que da el Espíritu Santo y las energías para (3) un anuncio y proclamación del Evangelio a través de nuevos caminos, capaces de hablar a las culturas contemporáneas”105

La necesidad del discernimiento: para que la Iglesia realice su misión evangelizadora, es preciso que detecte y halle el modo de dar respuesta a los desafíos que le presentan los contextos socio-culturales que envuelven a los hombres de hoy:

- Es necesario conocer los elementos sociales, culturales y religiosos que caracterizan a la sociedad actual

- Hacer un discernimiento para detectar en ellos los signos de los tiempos, es decir

- Descubrir en ellos las llamadas que el Señor nos hace para servir su Reino

- Más aún, reconocer como su Espíritu ya está actuando, sembrando las semillas de la Palabra en esas situaciones que viven (vivimos) nuestros contemporáneos

- También es preciso discernir si nuestras respuestas están en sintonía o no con las llamadas que Dios nos hace en este tiempo

La revitalización del Cuerpo eclesial: Para que la Iglesia realice su misión evangelizadora, es preciso que se revitalice como Cuerpo de Cristo, en general, y a los cristianos, como miembros suyos, en particular

- Los creyentes hemos convertirnos a Dios y vivir ante Él, en permanente escucha (oración) y servicio106

105 Lineamenta, cap. I, 5. 106 “No podemos ganar nosotros a los hombres. Debemos obtenerlos de Dios para Dios. Todos los métodos son

ineficaces si no están fundados en la oración… Conversión significa salir de la autosuficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia, la necesidad de los demás y la necesidad de Dios de su perdón, de su amistad. La vida sin

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- El acontecimiento de Cristo (Palabra de Dios, Sacramentos, Vida de caridad [fraternidad y servicio]) ha de ser puesto en el centro107: experiencia de fe.

- Sólo en relación con Él recibiremos la vida nueva (vida filial) que brota del Evangelio y la irradiaremos en la vida cotidiana108: testimonio de fe.

- Solo en comunión de vida con Él, bajo la acción de su Espíritu, podremos reproducir en nosotros la misión apostólica que recibió del Padre109: misión de fe.

- Este proceso de revitalización – “autoevangelización” es posible por la acción del Espíritu en la Iglesia110: fe en la acción del Espíritu.

La novedad de anunciar el Evangelio: Para que la Iglesia realice su misión evangelizadora, a partir de su propio ser trasformado en Cuerpo de Cristo, es preciso que vaya alumbrando un nuevo ardor, unos nuevos métodos y unas nuevas expresiones que hagan accesible y convincente el Evangelio a nuestros contemporáneos.

- Nuevo ardor: un ardor que nace de la fe, una fe recibida como gracia y se alienta por el conocimiento y la participación del corazón paternal de Dios

- Ciertamente, para los cristianos la fe en Jesucristo es un tesoro. Quien encuentra a Cristo lo encuentra todo111. Pero este tesoro lo hemos recibido gratis y la alegría que nos produce es la condición para trasmitirlo a otros también gratis112

- Máxime cuando sentimos con el corazón paternal de Dios la lejanía de sus hijos, el sin sentido en el que viven y todos los males que padecen por ese motivo113

- Nuevos métodos: El Evangelio siempre es el mismo y la misión recibida permanece hasta el final de los tiempos; los métodos para cumplir la misión de difundir el Evangelio han de variar justamente para que el encargo pueda ser realizado

- Aquí es necesario hacer un discernimiento para detectar las llamadas que nos hacen nuestros contemporáneos y descubrir las aperturas que nos ofrecen

- También es preciso discernir los métodos e instrumentos que nos ofrecen las ciencias humanas y adaptarlos hasta ponerlos al servicio de la pedagogía de la fe servidora de la acción de Dios

- Y también discernir en la vida eclesial lo que forma parte esencial de la triple tarea en la que se expresa la Iglesia (anuncio de la Palabra=kerygma-martyria, celebración de los

conversión es autojustificación (yo no soy peor que los demás); La conversión es la humildad de entregarse al amor del Otro, amor que se transforma en medida y criterio de mi propia vida” (J. RATZINGER, Nueva Evangelización).

107 “El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana.” (DCe 17)

108 “La vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces ‘vivimos’” (SS 27).

109 “La relación con Jesús es una relación con Aquel que se entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros (cf. 1Tm 2,6). Estar en comunión con Cristo nos hace participar en su ser ‘para todos’, hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete a favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los demás, para todos” (SS 28)

110 “Con la fuerza del Evangelio, el Espíritu rejuvenece a la Iglesia, la renueva sin cesar y la lleva a la unión perfecta con su Esposo. En efecto, el Espíritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: ‘Ven’ (Ap 22,17)” (LG 4).

111 “Sucede con el reino de los cielos lo que con un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mt 13,44-46).

112 “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,8b). 113 “Al ver a la gente, sitió compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor…” (Mt

9,36).

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Sacramentos=leiturgia; y servicio a la caridad=diakonia) de aquello que sólo son modos circunstancial de realizarlas (cf. DCe 25)

- Nuevas expresiones: La Iglesia está llamada a encontrar nuevos modos de expresar el misterio que le embarga: nuevos modos de ser Iglesia que la permita mantener su presencia entre las casas de sus hijos y de sus hijas para animar la vida y orientarla hacia el Reino que viene114.

3. LA CONVERSIÓN MISIONERA E INICIÁTICA DE LA CATEQUESIS A/ ANTE UN NUEVO CONTEXTO SOCIO-CULTURAL UNA NUEVA CATEQUESIS Estamos en un mundo marcado por la secularización, atizado por una influyente corriente laicista:

- La indiferencia y el rechazo de lo religioso, especialmente hacia lo cristiano, se ha convertido en una realidad cotidiana. Tampoco se inicia, culturalmente, de manera cristiana.

- Asistimos a una auténtica metamorfosis de lo religioso por la cual adquiere formas paganas, que llegan a pervertir incluso lo propiamente cristiano.

- Entre los bautizados asistimos a un progresivo alejamiento de la fe:

- “Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera” (EiE 47).

- Se ha extendido entre los miembros de la Iglesias un auténtico analfabetismo religioso115 que deriva a un “cristianismo a la carta”.

- Al final, estamos asistiendo a una “apostasía silenciosa” (EiE 9).

La cultura occidental ha salido finalmente del régimen de cristiandad116. Ya no existir el “catecumenado social”:

- Se ha quebrado el dinamismo de socialización cristiana en el que pertenencia social y pertenencia eclesial iban de la mano.

- Los ámbitos que clásicamente introducían en la fe han entrado en crisis (familia, escuela, parroquia).

Sin ese soporte social, la Iglesia está confrontada al reto de iniciar en la fe:

- Los procesos catequéticos que se vienen desarrollando en nuestras parroquias no alcanzan a cumplir sus objetivos � Muchos cristianos concluyen su proceso iniciático sin estar realmente iniciados en la fe y en la vida cristiana.

- Han podido aprender cosas, han sido instruidos en la doctrina cristiana. Incluso pueden participar en muchas actividades de las parroquias. Pero, puede decirse, que no se han encontrado con Cristo y no terminan de comprender ni experimentar de qué modo la vida eclesial le hacen participar de la vida divina.

114 “Es necesario que la práctica cristiana oriente la reflexión hacia un lento trabajo de construcción de un nuevo

modelo de ser Iglesia, que evite las asperezas del sectarismo y de la “religión civil”, y permita, en un contexto post-ideológico como el actual, seguir manteniendo la forma de una Iglesia misionera” (Lineamenta, cap. I, 9).

115 “En el encuentro de los cardenales con ocasión del último consistorio, varios Pastores, basándose en su experiencia, han hablado de un analfabetismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente. Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos” (BENEDICTO XVI, Homilía en la misa crismal (5-IV-2012).

116 “La cultura occidental ha salido finalmente del régimen de cristiandad, donde la fe cristiana coincidía con la pertenencia social: ser un buen ciudadano significaba ser un buen cristiano, y viceversa. La lógica y el dispositivo de la transmisión de la fe, en tal contexto, se hacía por ósmosis, por una especie de baño sociológico” (EEC, La conversión misionera de la catequesis, 15).

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A esta situación, la Iglesia debe dar una respuesta por medio de la catequesis: la Iglesia hace la catequesis y la catequesis hace la Iglesia.

La renovación catequética tiene que venir por dos vertientes:

- Una catequesis misionera, (o kerigmática como dice el papa Francisco en EG) orientada a garantizar la conversión (cf. DGC 52).

- Y una catequesis iniciática, inspirada en el catecumenado bautismal, que introduzca verdaderamente en el conjunto de la vida cristiana (cf. DGC 90).

B/ UNA CATEQUESIS MISIONERA Se pide a la catequesis una orientación misionera (catequesis kerigmática o precatequesis), porque no se puede dar por supuesta la conversión de los destinatarios:

- Se inspira en ese tiempo intermedio entre la acción misionera y la acción catequética propiamente dicha, que hemos llamado precatequesis (precatecumenado, cf. RICA 9-13).

- Su objetivo es el de que los participantes alumbren una verdadera fe inicial por medio de la conversión a Jesucristo.

Esta orientación misionera pretende poner las bases (humanas–cristianas) para que sobre ellas se desarrolle la catequesis propiamente iniciática

- Bases humanas: proceso de búsqueda y apertura a la verdad:

- Se ha de ayudar a superar el círculo de la inmanencia que cierra al hombre y delimita su ser y existir117.

- Se ha de estimular la apertura trascendente, la sed de Dios, que el ser humano posee constitutivamente.

- Se ha de conducir por un proceso de libertad en el que la razón y la libertad de los destinatarios se vayan acompasando para buscar la respuesta verdadera a la cuestión del sentido.

- Se ha de propiciar una disposición de acogida del anuncio del Evangelio de Jesucristo.

- Bases cristianas: proceso de acogida y decisión por el Evangelio:

- La precatequesis gira en torno al anuncio y la explicitación del kerigma (164-165 EG): aquello que constituyen el núcleo esencial del mensaje cristiano y tiene el poder de suscitar el encuentro con Cristo118:

- El contenido esencial del kerigma es el anuncio de la misma persona de Jesús presentada en la victoria y actualidad que le da el acontecimiento pascual.

- Anunciado y propuesto con la convicción de que en él está actuando el poder del Espíritu que hace presente la persona de Jesús.

117 Cf. DEL CAMPO, “La catequesis al servicio de la iniciación cristiana”, 213. 118 Cf. MORLANS, El primer anuncio, 82-85. “En este sentido, la propuesta valiente del kerigma es mensaje suficiente

para provocar la primera fe, si se hace con convicción y con decisión porque lleva la fuerza de convencimiento en sí mismo (no depende de la capacidad de argumentación del mensajero). Ya se ha indicado: es el Espíritu Santo quien unge el anuncio y quien activa la fuerza salvadora de Dios en la recepción positiva del anuncio. El Kerigma, en su simplicidad y contundencia, es el elemento generador de la primera experiencia cristiana, que consiste, como se ha dicho, en aceptar el mensaje, estableciendo una primera relación personal con Jesucristo, que le es presentado al interlocutor a través del anuncio” (ID. 84-85).

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- Este anuncio y explanación del kerigma se ha de hacer en relación con el contexto cultural y las experiencias de vida de los destinatarios

- La primacía se ha de poner en la acción que el Espíritu obra en el interior de los destinatarios

- Las “semillas de la Palabra” que el Espíritu siembra, serán las piedras de arrimo donde articular el primer anuncio

- El primer anuncio sacará a la luz esas “semillas de la Palabra” que van iluminando la vida de los destinatarios y las señalará como obra del Espíritu

- De este modo, el itinerario humano (visto desde el dinamismo del Espíritu) y el cristiano se entrelacen y se impulsen mutuamente

- El cuestionamiento de la propia vida demanda la luz del anuncio

- Y la potencia del anuncio, “fuerza de Dios” (Rm 1,16), afirma, cuestiona, corrige y hace avanzar el itinerario humano

- La acogida y decisión inicial por el Evangelio implica diversos aspectos119:

- La conversión inicial, esto es, un sentirse arrancado del pecado, lo cual supone un progresivo cambio de mentalidad, de sentimientos, de opciones y de proceder

- Y una primera fe en el Misterio amoroso de Dios, al cual uno se entrega al verse visto introducido de un modo gratuito

- Ambos elementos giran en torno a una incipiente relación con Cristo, fruto del encuentro, y el deseo de ponerse a su seguimiento

C/ UNA CATEQUESIS INICIÁTICA

Ha llegado la hora de superar una catequesis inspirada en el modelo escolar:

- En la que el mensaje de la fe es tratado como temas: perspectiva meramente noética (accesible al ser humano por sí mismo).

- En la que se sigue el ritmo escolar.

- En la que el conjunto de la comunidad cristiana permanece al margen.

- En la que no se toma en consideración el itinerario espiritual de conversión de los destinatarios.

Ya hace años que la Iglesia viene determinando que el catecumenado bautismal sea el inspirador de la catequesis en la Iglesia120, siempre que se respete la diferencia fundamental que existe entre los catequizandos (ya bautizados) y los catecúmenos (no bautizados121)

119 “Hay que considerar esta conversión como ciertamente inicial, pero suficiente para que el hombre perciba que,

arrancado del pecado, es introducido en el misterio del amor de Dios, que le llama a establecer una relación personal con Él en Cristo (AG 13, cf. RICA 10)

120 “Las condiciones actuales hacen cada día más urgente la enseñanza catequética bajo la modalidad de un catecumenado para un gran número de jóvenes y adultos que, tocados por la gracia, descubren poco a poco la figura de Cristo y sienten la necesidad de entregarse a él” (EN 44); “El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche pascual” (SÍNODO DE LOS OBISPOS 1977,Mensaje al Pueblo de Dios 8); “Dado que la ‘misión ad gentes’ es el paradigma de toda la acción misionera de la Iglesia, el catecumendao bautismal a ella inherente es el modelo inspirador de su acción catequizadora” (DGC 90, cf. ChL 61).

121 “Entre los catequizandos y los catecúmenos, y entre la catequesis posbautismal y la catequesis prebautismal, respectivamente, hay una diferencia fundamental. Esta diferencia proviene de los sacramentos de iniciación recibidos por los primeros, los cuales ‘han sido ya introducidos en la iglesia y hecho hijos de Dios por el Bautismo.

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Aspectos del catecumenado bautismal que han de inspirar a la catequesis posbautismal (cf. DGC 91)

- Dimensiones de fondo:

- La dimensión teologal: El catecumenado no persigue otra cosa que la vinculación del hombre con Dios. Dios es el destino. La meta es una madura confesión de fe que corresponde y es inherente a la recepción de los sacramentos de Iniciación cristiana. Por esta confesión de fe, el creyente hace una entrega –plena y confiada– de su vida a Dios.

- La dimensión pascual: Por la que tanto el catecúmeno como el catequizando pasan del hombre viejo al hombre nuevo para quedar por el bautismo “revestidos de Cristo” (Ga 3,27). El catecumenado es un proceso de identificación con Jesucristo, pasando por su muerte y resurrección que se consuma en la celebración pascual (cf. RICA 8).

- La dimensión eclesial: La Iglesia, con su maternal solicitud, entrega tanto al catecúmeno como al bautizado-catequizando “todo lo que ella es, todo lo que cree” (DV 8). Los que se inician no sólo toman conciencia de su pertenencia activa en ella, sino que, además, aprenden a reconocer en la mediación maternal de la Iglesia el signo de la paternidad de Dios.

- La dimensión antropológica: Dios habla a cada hombre en concreto y respeta el ritmo libre de su respuesta. La Iglesia debe acompasar su acción al proceso de gracia y libertad por el que una persona acoge el Evangelio, se convierte y confía a Dios. En una palabra, la catequesis se acomoda al camino espiritual de los que se inician, el cual puede ser muy variado (cf. RICA 5).

- Elementos concretos:

- La catequesis de inspiración catecumenal “es formación y noviciado de toda la vida cristiana” (AG 14), es una iniciación cristiana, abierta a todas las esferas de la vida cristiana (CT 21), con lo cual en ella deben concurrir todas las dimensiones de la fe: la dimensión cognoscitivo-doctrinal, la ético-evangélica, la oracional-celebrativa y la testimonial-evangelizadora.

- La formación catequética trascurre a lo largo de un tiempo “convenientemente prolongado” (AG 14) en el que el proceso de conversión de los catequizandos se vaya abriendo progresivamente a la acción de la gracia. Este tiempo se configura de una manera gradual (cf. RICA 4. 19), con sus diversas etapas y sus necesarios pasos en los que se discierne y acompaña el proceso de conversión.

- Al igual que en el catecumenado bautismal, la catequesis se ha de acompasar e integrar los ritos y las celebraciones que estructuran cada una de esas etapas. Lo que se enseña y se vive debe ser celebrado y, viceversa. Es de capital importancia que toda la catequesis esté jalonada de celebraciones de la Palabra, donde se haga más manifiesta la gracia de Dios.

- La catequesis es responsabilidad de toda la comunidad cristiana. En efecto, “esta iniciación cristiana no deben procurarla solamente los catequistas y los sacerdotes, sin toda la comunidad de los fieles, y de modo especial los padrinos” (AG 14d)

Por tanto su conversión se funda en el Bautismo recibido, cuya virtud deben desarrollar después” (DGC 90, cf. RICA 295).

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TEMA 5. LA INICIACIÓN CRISTIANA Y LA CATEQUESIS DE INICIACIÓN122122122122

1. INTRODUCCIÓN La Iniciación Cristiana siempre está en relación con la misión evangelizadora de la Iglesia, no es una acción autónoma y mucho menos algo alternativo a ella. La evangelización es el marco obligado de referencia de la Iniciación cristiana, pues sólo a la luz del mandato misionero esta cobra sentido: “Id y haced discípulos…” (Mt 28,19) � Pero la Iniciación cristiana es la expresión más significativa de la misión de la Iglesia ya que constituye la realización de su función maternal al engendrar a la vida a los hijos de Dios (cf. IC 13)

Por tanto, podríamos decir que la Iniciación cristiana representa el modelo primario y básico por el que la Iglesia cumple y realiza su misión123

- Por la Iniciación cristiana se constituye a un cristiano y se edifica la Iglesia.

- La Iniciación cristiana, por tanto, es una exigencia prioritaria e ineludible para la Iglesia y para cada comunidad cristiana concreta.

Iniciación Cristiana:

- Catequesis iniciática.

- Liturgia-Sacramental.

- Itinerario de conversión (espiritual).

2. NATURALEZA DE LA INICIACIÓN CRISTIANA La Iniciación cristiana es un don de Dios que recibe la persona humana por la medición de la Madre Iglesia (cf. LG 14). Sólo Dios puede hacer que el hombre renazca en Cristo por el agua y el Espíritu; sólo Él puede comunicar la vida eterna e injertar al hombre, como un sarmiento, a la Vid verdadera, para que el hombre, unido a Él, realice su vocación de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, en medio del mundo, como miembro vivo y activo de la Iglesia (cf. ChL 32-44) (IC 9).

A/ LA INICIACIÓN CRISTIANA EN CUANTO OBRA DE DIOS (DON DE DIOS)

El término “iniciación” suele tener diversos significados (cf. IC 17):

- Se le asigna el significado de proceso de aprendizaje o introducción progresiva en el conocimiento de una teoría (doctrina) o de una práctica (oficio, disciplina).

- También se comprende cómo proceso de socialización por el cual una persona asimila existencialmente unas creencias, normas y ritos de un determinado grupo social.

122 LXX ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones

(=IC) (27-XI-1998); LXXVIII ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Orientaciones pastorales para el Catecumenado (25-II al 1-III-2002); M. DEL CAMPO, “Iniciación Cristiana y catequesis”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO

(Eds.), Evangelización, Catequesis Catequistas, 145-186; G. DEFOIS, “De la catequesis de iniciación a la educación permanente”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO (Eds.), Evangelización, Catequesis Catequistas, 265-278; M. DEL CAMPO, La iniciación cristiana (Publicaciones de la Facultad de Teología “San Dámaso”, Madrid 2006); ID, “La catequesis al servicio de la iniciación cristiana”: TyC 101-102 (2007) 203-230; ID, “Apuntes para una pedagogía de la Iniciación Cristiana. Itinerarios de fe en la Iniciación Cristiana”: TyC 112 (2009)41-63; ID, “La Iniciación Cristiana, itinerario de fe”: TyC 115 (2010) 13-24; A. FOSSION, “Una catequesis catecumenal”, en: H. DERROITTE (dir.), 15 nuevos caminos para la catequesis (Sal Terrae, Santander 2008) 111-124; E. BIEMMI, “Catequesis e iniciación cristiana”: Sinite 159-160 (2012) 167-188.

123 “La Iniciación cristiana es la expresión más significativa de la misión de la Iglesia y, como se ha indicado ya, constituye la realización de su función maternal, al engendrar a la vida a los hijos de Dios” (IC 13).

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La Iniciación cristiana, aunque tenga algún punto de contacto con esto, tiene como originalidad esencial que es, ante todo, don del amor de Dios, obra de su iniciativa salvífica:

- Obra del Padre, el Creador “que nos ha elegido en Cristo antes de la fundación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia” (Ef 1,4-5).

- Obra del Hijo, el Redentor, por medio del cual todo hombre halla la salvación y la vida.

- Obra del Espíritu Santo, el Santificador que inspira, ilumina y guía a quien es llamada a entrar en la vida nueva.

La Iniciación cristiana, por tanto, es un acontecimiento de gracia, por el que se cumple en el que se inicia las promesas que Dios ha realizado en la historia de la salvación:

- Sólo Dios puede engendrar de nuevo al hombre (cf. Jn 3) y hacerle partícipe de su naturaleza divina (cf. 2 P 1,4). No nos hacemos a nosotros mismos cristianos, somos hechos cristianos.

- Sólo Él puede hacer que el hombre renazca en Cristo por el agua y el Espíritu y se revista de Él (cf. Ga 3,27).

- Sólo Él puede comunicar la vida eterna e injertar al hombre en Cristo, para que en Él pueda tener una relación filial con Dios.

Por la Iniciación cristiana el creyente participa de la naturaleza divina (cf. CCE 1212). Esta participación se cumple mediante la recepción de los tres sacramentos de la Iniciación en la fe (cf. CCE 1275):

- El Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva;

- La Confirmación, que es su afianzamiento;

- Y la Eucaristía, que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en él124.

Aquí se apunta un proceso realmente divino y humano: acción de la gracia divina y respuesta libre del hombre � Por eso, es esencial en el proceso de la iniciación cristiana el camino iniciático:

- Los que, por medio de la predicación de la Iglesia, acogen el mensaje evangélico.

- Son acompañados por la misma Iglesia desde el alumbramiento de la fe hasta la madurez cristiana básica.

- En cuanto, itinerario de gracia y libertad,

o Exige la superación de todo formalismo pastoral.

o Traducir nuestros itinerarios y proyectos pastorales en términos de acompañamiento a la acción interior del Espíritu (pedagogo de la fe) en los destinatarios.

o Y articular todo el proceso en clave de relación y de encuentro con la persona de Jesucristo.

B/ LA INSERCIÓN EN CRISTO. LA COMUNIÓN CON CRISTO

La iniciación cristiana vincula y une a Cristo, más aún introduce en la comunión con su Misterio divino y salvífico (somos hijos en el Hijo, no sin el Hijo):

124 Esta participación (en la naturaleza humana) “tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la

vida natural: “En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y, finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad” (CCE 1212; IC 12))

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- Quien se injerta en Él, recibe de Él la vida nueva (cf. Jn 3,5). Somos hijos.

- Quien vive unido a Él, alcanza la condición de redimido, es decir, ha entrado en una nueva condición de vida en la que Cristo es el principio vital.

La inserción del que se inicia en el misterio de Cristo, muerto y resucitado, se realiza en la Iglesia por medio de la fe y de los sacramentos � Esta inserción en Cristo significa e implica la presencia de Cristo en el iniciado hasta que se transforme en Él:

- Así lo anuncia y promete el Señor: “Iremos a él y estableceremos morada en él” (Jn 14,23).

- La inhabitación supone un alumbramiento de Cristo en su discípulo, un tomar forma en él (cf. Ga 4,19).

- Hasta el punto de poder decir con el apóstol Pablo: “Ya no vivo yo es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,12)125.

Esta comunión y transformación en Cristo, aunque personal, no es una realidad individual, supone la incorporación a su Cuerpo, la Iglesia:

- La Iglesia, en concreto la Iglesia particular, es el sujeto de la Iniciación cristiana:

- Ella es la mediación maternal en la que Dios engendra a sus hijos126.

- Y es por ella, Cuerpo de Cristo, por el que los creyentes se unen a su Cabeza.

- Es en la comunión eclesial donde los creyentes participan a través de Cristo en la comunión trinitaria.

C/ LA RESPUESTA DEL HOMBRE

Aunque la Iniciación cristiana es obra de Dios, implica no obstante la respuesta del hombre, es decir, la cooperación del hombre a la iniciativa divina:

- Ciertamente, la respuesta humana está sustentada por la gracia divina.

- Pero es el propio hombre el que “por la fe, se entrega entera y libremente a Dios, ofreciéndole el homenaje de su entendimiento y voluntad” (DV 5): Esta entrega de totalidad tiene tal calado que la Iniciación cristiana no se puede reducir a un simple proceso de enseñanza y de formación doctrinal (cf. IC 18). Ha de ser considerada una realidad que implica a toda la persona, la cual ha de asumir existencialmente su condición de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo:

- Esto supone el abandono de su anterior modo de vida, al tiempo que realiza el aprendizaje de la vida cristiana.

- Y la introducción gozosa en la comunión de la Iglesia, para ser en ella adorador del Padre y testigo del Dios vivo.

125 El realismo de esta inhabitación de Cristo en el creyente es puesta de relieve en el siguiente texto del teólogo

medieval Nicolás Cabailas: “Al surgir de las aguas bautismales, llevamos al mismo Salvador en nuestras almas, en la cabeza, en los ojos, en nuestras mismas entrañas, en todos nuestros miembros. Limpio de pecado, incorruptible, como resucitó, como se apareció a sus discípulos, como subió a los cielos, tal como ha de volver para exigirnos cuentas del tesoro confiado. Regenerados y marcados de esta suerte hemos recibido como imagen y forma la impresión de Cristo, y Él ocupa todas las salidas de nuestra alma, para que no admitamos otra conformación ni configuración” (N. CABASILAS, La vida en Cristo (Madrid 1999) 45-46.

126 “La Iglesia se convierte en madre por la Palabra de Dios acogida en la fe; ya que por la predicación y la celebración de los sacramentos engendra para una vida nueva e inmortal a unos hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios” (LG 64).

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La respuesta de la fe no es instantánea, es progresiva; supone un camino que comprende diversos elementos:

- La apertura de la mente y del corazón ante la irrupción del acontecimiento de Cristo en la vida del no creyente (conversión)

- La escucha atenta de la Palabra de Dios (catequesis)

- La acogida de los signos de la presencia de Cristo en su Iglesia (liturgia)

- La disponibilidad a la gracia de Dios (itinerario de fe)

- Y entrega confiada al Señor (confesión de fe y celebración de los sacramentos)

De estos elementos que aparecen en el itinerario de respuesta aparecen dos hitos importantes:

- La conversión: Es el primer movimiento de adhesión y entrega a Dios. Es el umbral que es preciso atravesar para poder acceder a la comunión con Cristo. Supone la decisión firme de conformar toda la vida según el Evangelio:

- Tanto en la Iglesia apostólica como en la de los Padres la conversión constituía un paso ineludible en el proceso iniciático.

- De hecho, este paso de la fe y conversión inicial es tan importante que el proceso de Iniciación cristiana dedica un tiempo para asegurarlo (el precatecumenado).

- Dado el contexto social, cultural y religioso de carácter pagano y relativista que hoy envuelve y configura a nuestros destinatarios, la llamada a la conversión y el discernimiento de la respuesta de los neoconversos ha venido a ser una de las prioridades de la pastoral iniciática y en clave de su éxito.

- La progresión en la fe: Ya habría fe, por lo que la Iniciación cristiana es un proceso educativo por el que el neoconverso avanza y progresa en la fe y en la vida cristiana127:

- Este proceso educativo asegura que Iniciación cristiana sea algo efectivo y real, y no meramente simbólico. Permite que los neoconversos crezcan en la fe, aprendan a vivir las costumbres evangélicas y sigan verdaderamente a Cristo.

- Para garantizar este proceso es necesario asegurar tanto el acompañamiento espiritual de los iniciados como su educación integral y sistemática en la fe y en la vida cristiana.

3. CATEQUESIS Y LITURGIA, FUNCIONES ESENCIALES EN LA INICIACIÓN CRISTIANA128.

La Iniciación cristiana se desarrolla mediante dos funciones pastorales íntimamente relacionadas entre sí: la catequesis y la liturgia (cf. IC 39). Catequesis y liturgia son dos dimensiones de una misma realidad, ambas introducen a los hombres en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Aunque se expongan de modo separado, nunca debe perderse de vista su complementariedad y apoyo mutuo:

- “La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos, y sobre todo en la Eucaristía, donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres” (CT 23; CCE 1074, IC 40).

127 “Tanto la conversión como la vida de fe, en general, piden, por su propia naturaleza un proceso de maduración y

crecimiento, de avance real y progresión efectiva en la fe y en la vida cristiana […] Si esto no se produce, no habrá itinerario en sentido propio, por mucho que lo hayamos pensado y diseñado como tal, y aún recorrido ‘formalmente’” (M DEL CAMPO, La iniciación cristiana, 17).

128 Para los fundamentos de este punto cf. M DEL CAMPO, La iniciación cristiana, 21-35.

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- La liturgia, por su parte, “debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión; solo así puede dar sus frutos en la vida de los fieles: la vida nueva según el Espíritu, el compromiso en la Iglesia y el servicio de la unidad” (CCE 1072; IC 40).

Por tanto, la catequesis, prepara a la celebración de los sacramentos de la fe, los cuales “no sólo la suponen, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y acciones” (SC 59). Y proporciona un conocimiento adecuado del significado de los gestos y de las acciones sacramentales.

Y la liturgia, es el ámbito privilegiado donde Dios actúa y otorga la gracia para que los que se inician sostengan el combate de la fe. Y también es fuente de inspiración de “una peculiar y muy necesaria forma de catequesis, la llamada mistagógica, que ‘pretende introducir en el Misterio de Cristo procediendo de lo visible a lo invisible, del signo a lo significado, de los sacramentos a los misterios’ (CCE 1075)” (IC 40).

A/ LA CATEQUESIS EN LA INICIACIÓN CRISTIANA129

La catequesis es un elemento fundamental de la Iniciación cristiana, cuya finalidad (de la acción catequizadora) es la de “propiciar una viva, explícita y operante profesión de fe” (cf. CD 14). Justamente esto es lo que le entronca constitutivamente con los sacramentos de la Iniciación, en especial con el Bautismo, “el sacramento de la fe” (CCE 1253). La profesión de la fe es, a un tiempo, elemento interior de este sacramento y meta de la catequesis.

La catequesis debe procurar “una enseñanza, aprendizaje, convenientemente prolongado, de toda la vida cristiana” (AG 14) para iniciar a los catecúmenos en el misterio de la salvación e introducirles en el estilo propio de la vida evangélica.

Las características de la catequesis de la Iniciación cristiana (cf. DGC 67-68):

- Es una formación orgánica y sistemática de la fe, por la cual el que se inicia indaga vital y orgánicamente el misterios de Cristo.

- Es una formación básica, esencial, centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana, de modo que pone los cimientos espirituales sobre los cuales cada creyente construirá su vida cristiana.

- Es una formación integral, en el que se introduce en todas las dimensiones de la vida cristiana y afecta a las dimensiones personales de los que se inician.

Algunos criterios pedagógicos:

- La catequesis iniciática se desarrolla de un modo gradual:

- Se inspira en el modo de actuar de Dios en la historia de la salvación.

- Supone un secundar la acción divina en los destinatarios.

- Y acompañar su respuesta libre.

- La pedagogía catequética es pedagogía de la fe, la cual tiene como fuente y modelo la pedagogía de Dios.

129 Para este apartado nos remitimos a lo dicho en el Tema V, sobre todo en el apartado b/ “Características

fundamentales de la catequesis de Iniciación”; aquí sólo hacemos un recordatorio, para lo cual seguimos de cerca IC 41-43.

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- Dios ha revelado su condescendencia hacia el hombre a través de la pedagogía que ha desplegado a lo largo de la historia de la salvación, en especial en su Hijo, Jesucristo

- Dios sigue acercándose al hombre de hoy para conducirle a su salvación a través de su Espíritu,

- La Iglesia sirve a la revelación divina a través de la pedagogía de la fe, la cual secunda la acción del Espíritu en la vida y conciencia de sus destinatarios.

- La comunidad cristiana es el ámbito donde se desarrolla la catequesis, ella es una catequesis viva en la cual es introducido de un modo progresivo el que se inicia. La comunidad ayuda a los que se inician con la oración y el ejemplo. Ella es el espacio de fraternidad donde se aprende a ser hijo de Dios en el Hijo y hermano de los hermanos del Hijo de Dios. La comunidad es el sostén donde el creyente que se inicia encuentra el apoyo necesario para mantener el combate de la fe

B/ LA LITÚRGICA EN LA INICIACIÓN CRISTIANA130

La liturgia obra la salvación de Cristo que la catequesis anuncia131

- En la liturgia los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre

- Los signos litúrgicos, sobre todo los sacramentales, son acciones sagradas por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia

Por esta razón los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía son fuente y cima de la Iniciación cristiana (cf. SC 10, IC 45) � Por ellos se realiza sacramentalmente la comunión con el misterio de Dios y la inserción en el misterio de Cristo y la transformación en él.

Junto a los sacramentos de la Iniciación, están otras celebraciones: escrutinios, liturgias de la Palabra, las entregas, ritos de pasos… Estas celebraciones ponen de manifiesto la progresiva vinculación de los catequizandos con Cristo, a la vez que les comunica la salvación y la gracia que brota del misterio pascual.

Por esta razón, siempre que se hable de catequesis iniciática ha de tenerse presente que esta se desarrolla como un dinamismo catequético-litúrgico, lo cual es la única manera de que el itinerario iniciático logre los objetivos de:

- Disponer a los que se inician a recibir la gracia de Dios;

- Propiciar verdaderos encuentros con Jesucristo salvador;

- Y operar en los catequizandos un auténtico proceso de conversión por el que se van identificando con Jesucristo, su Maestro y Señor.

Debemos de tener una serie de elementos a tener en cuenta:

- La unidad de los sacramentos de la Iniciación.

130 En este punto seguimos de cerca IC 45-52. 131 “Con razón se considera la liturgia como el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo en la que, mediante

signos sensibles, se significa y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santificación del hombre y, así, el Cuerpo místico de Cristo, esto es, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto publico. Por ello, toda celebración litúrgica, como obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no iguala otra acción de la Iglesia” (SC 7).

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- El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía guardan entre sí una íntima unidad:

o Expresan “la unidad del Misterio pascual, el vínculo entre la misión del Hijo y la infusión del Espíritu Santo” (RICA, Observaciones previas 34).

o Y solo con la recepción de los tres los fieles alcanzan la madurez necesaria para ejercer su misión en la Iglesia y en el mundo132.

- En la Iglesia existe diversas tradiciones a la hora de celebrar los sacramentos de la Iniciación (en el catecumenado de adultos se sigue el orden tradicional, en la iniciación de niños bautizados, no) 133

o Son diferencias de carácter pastoral, no dogmático.

o No obstante, en todas las praxis pastorales que se sigan han de manifestar que el sacramento de la Eucaristía siempre es aquello a lo que tiende toda la iniciación.

o Estamos, por tanto, en un tiempo en el que se ha de verificar la eficacia de los procesos actuales de iniciación y ver si logran que los cristianos iniciados “asuman en su vida una impronta auténticamente eucarística”.

o En cualquier caso, la catequesis ha de ayudar a descubrir la íntima relación que tiene entre ellos y desarrollar el don que propician � Aquí tiene un lugar destacado la catequesis mistagógica, que si en el Catecumenado de adultos se realiza después de la recepción de los tres Sacramentos en la Vigilia pascual, en el proceso de niños, adolescentes y jóvenes ha de estar presente en todo el itinerario134.

- El año litúrgico, debe de introducirse y ser marco de la Iniciación cristiana:

- El año litúrgico está muy unido a la Iniciación cristiana. El ciclo de Pascua que comprende la Cuaresma y la Cincuentena pascual nació y se desarrolló como consecuencia de la necesidad de organizar la Iniciación cristiana y de que toda la comunidad estuviera presente en ese proceso.

- El año litúrgico, iluminado por la Pascua, se convierte en el ámbito en el que se realiza la economía de la salvación en el hoy de la liturgia.

- El proceso iniciático no puede desarrollarse al margen del año litúrgico. No solo debe tenerlo en cuenta sino encontrar en él el apoyo necesario.

- El domingo, Pascua semanal y día de la Iniciación cristiana:

132 “Los sacramentos de la Iniciación cristiana se ordenan entre sí para llevar a su pleno desarrollo a los fieles, que

ejercen la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y el en mundo” (RICA, Observaciones generales 2) 133 “A este respeto es necesario prestar atención al tema del orden de los Sacramentos de la iniciación. En la Iglesia

hay tradiciones diferentes. Esta diversidad se manifiesta claramente en las costumbres eclesiales de Oriente, y en la misma praxis occidental por lo que se refiere a la iniciación de los adultos,[51] a diferencia de la de los niños. Sin embargo, no se trata propiamente de diferencias de orden dogmático, sino de carácter pastoral. Concretamente, es necesario verificar qué praxis puede efectivamente ayudar mejor a los fieles a poner de relieve el sacramento de la Eucaristía como aquello a lo que tiende toda la iniciación. En estrecha colaboración con los competentes Dicasterios de la Curia Romana, las Conferencias Episcopales han de verificar la eficacia de los actuales procesos de iniciación, para ayudar cada vez más al cristiano a madurar con la acción educadora de nuestras comunidades, y a asumir en su vida una impronta auténticamente eucarística, que le haga capaz de dar razón de su propia esperanza de modo adecuado en nuestra época (cf. 1 P 3,15)” (Benedicto XVI, Exhortación apostólica Sacramentum caritatis 18).

134 “La mistagogia configura también toda la trayectoria de la vida cristiana, que progresa y se enriquece día a día en la comprensión más plena de las Sagradas Escrituras y en la frecuencia de los sacramentos. En este sentido la Iniciación cristiana de los que son bautizados nada más nacer, está definida también por la mistagogia. De ahí la importancia de la celebración del domingo para todos los fieles cristianos, como día en el que se hace memoria del Bautismo y se nutre la fe con la Palabra de Dios y con la participación eucarística” (IC 30).

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- El domingo es el día del Señor y “fundamento y núcleo del año litúrgico” (SC 106).

- El domingo, como pascua semanal.

· Tiene como centro la celebración eucarística.

· Es el día en que la comunidad cristiana se reúne para dar culto a Dios.

- El domingo es un día irrenunciable para los cristianos, un elemento distintivo pues está en estrecha relación con el núcleo mismo del misterio cristiano. La catequesis debe iniciar en la celebración del domingo.

4. LA INICIACIÓN CRISTIANA, ITINERARIO DE CONVERSIÓN Y DE CRECIMIENTO EN LA FE

El itinerario catequético-litúrgico es el soporte del itinerario de conversión que deben seguir los neoconversos. La Iniciación cristiana supone un proceso o itinerario de fe a través del cual el neoconverso llega a ser cristiano (llega a la profesión de fe) � Los convertidos avanzan por este proceso espiritual iniciándose en la fe de la Iglesia de manera que a través de múltiples encuentros con Cristo lleguen a identificarse con él. Por tanto, se trata de un proceso espiritual.

Así lo pone de manifiesto el Catecismo de la Iglesia Católica al hablar de un camino de fe a recorrer135:

- Señala un proceso que va del descubrimiento y del reconocimiento de Cristo por parte del iniciando hasta alcanzar el encuentro y la comunión con Él.

- En este camino el Catecismo marca diversas etapas:

o El anuncio y acogida del Evangelio por la conversión.

o Y el itinerario que lleva a la profesión de la fe y la recepción de los sacramentos de la iniciación.

De este modo, la Iniciación cristiana, en cuanto obra del amor de Dios y de la cooperación del hombre, puede ser contemplada como expresión y realización de una Alianza:

- Hoy, al igual que lo hizo con su pueblo Israel, Dios sale al encuentro del hombre, en su historia personal y le ofrece tomar parte en la Alianza sellada por Jesucristo.

- Ahora bien, para que la Alianza acontezca realmente y Dios pueda realizar su obra salvadora es preciso que el hombre, auxiliado por la gracia, la acoja y emprenda a través de su vida un camino de fe.

En este camino de fe el creyente va avanzando tanto en el conocimiento de la revelación de Dios como en la participación en la salvación que él ofrece:

- Aquí la lógica de la existencia que anima al neoconverso ha de desarrollarse hasta el punto que se abra a la revelación divina y en ella misma se expanda.

- Y la lógica de la revelación ha de ser puesta en relación con la apertura que presenta la existencia del nuevo creyente de manera que encuentre en ella la respuesta y consumación de sus anhelos.

135 “Desde los tiempos apostólicos para ser cristiano se sigue un camino y una Iniciación que consta de varias

etapas. Este camino puede ser recorrido rápida o lentamente. Y comprende siempre algunos elementos esenciales: el anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio que lleva a la conversión, la profesión de la fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu Santo, el acceso a la eucaristía” (CCE 1229).

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4.1. DOS FORMAS DE INICIACIÓN CRISTIANA136

La Iniciación cristiana, aun manteniendo los elementos y los fines esenciales, ha variado mucho en sus formas a lo largo de los siglos y según las circunstancias. Hoy, entre nosotros, tenemos dos formas de recorrer el camino de la Iniciación cristiana:

- La Iniciación de personas no bautizadas (niños, jóvenes o adultos) que se lleva a cabo mediante la participación en un catecumenado que culmina con la celebración de los tres sacramentos de la Iniciación

o El Concilio Vaticano II ha restaurado para la Iglesia latina “el catecumenado de adultos, dividido en diversos grados” (SC 64), cuyos ritos se recoge en el Ritual de la Iniciación Cristiana de adultos (RICA) (Ordo initiationis christiannae adultorum (OICA) (1972)

o Este Ritual, aunque esté dirigido a adultos, con las convenientes adaptaciones, también es referencia para la iniciación de niños no bautizados (cf. RICA, cap. V)137

- Y la iniciación de los niños-adolescentes-jóvenes que fueron bautizados en los primeros meses de vida y que a través de un proceso catequético completan su iniciación con la recepción de los sacramentos de la Confirmación y de la Eucaristía:

o En esta modalidad el proceso litúrgico-celebrativo que marca las diversas etapas del proceso catecumenal se integra, de manera abreviada, en la celebración bautismal (cf. CCE 1231).

o Lo cual exige, que los niños sean introducidos en un catecumenado postbautismal, por el cual desarrollen la gracia bautismal recibida en orden a la conversión personal y en el crecimiento y maduración de su persona como cristiano138.

A esta modalidad de iniciación se une una variante, la referida a los adultos que, habiendo sido bautizados en la infancia (incluso habiendo recibido los otros sacramentos), no han afianzado la fe a través de un proceso catequético.

o A estos se refiere el cap. IV del RICA: “Preparación para la Confirmación y la Eucaristía de los adultos bautizados en la primera infancia y que no han recibido catequesis”.

o En el nº 295, el Ritual hace la advertencia de que las sugerencias pastorales de dicho capítulo también ser aplicadas “a casos similares”.

Como vemos, todas estas formas, de un modo u otro, de una manera directa o referencial, son remitidas al itinerario típico de la Iniciación cristiana que ofrece el RICA: Dado que la “misión ad gentes” es el paradigma de toda la acción misionera de la Iglesia, el catecumenado bautismal a ella inherente es el modelo inspirador de su acción catequizadora (DGC 90, con referencias a MPD 8, EN 44, ChL 61)139.

136 En este punto seguimos de cerca IC 22-23. 137 Según mandato del propio Ritual (nº 312), la Conferencia Episcopal Española ha emanado un documento que

orienta la adaptación del RICA a la iniciación de los niños. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, (LXXXIII Asamblea plenaria), Orientaciones pastorales para la iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia (Noviembre 2004).

138 En palabras del Catecismo: “Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata solo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona” (CCE 1231)

139 “El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche de pascua” (MPD 8)“Por lo demás, sin necesidad de descuidar de ninguna manera la formación de los niños, se viene observando que las condiciones actuales hacen cada día más urgente la enseñanza catequética bajo la modalidad de un catecumenado par un gran número de jóvenes y adultos que, tocados por la gracia, descubren poco a poco la figura de Cristo y sienten la necesidad de entregarse a él” (EN 44). Para la formación de los cristianos “puede servir de ayuda una catequesis posbautismal a

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4.2. EL ITINERARIO TÍPICO DE LA INICIACIÓN CRISTIANA: EL RITUAL DE LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS140 El RICA es el instrumento catequético-litúrgico que la Iglesia se ha dado a sí misma para sostener y acompañar el proceso espiritual de maduración en la fe que sigue el convertido. En él se conjugan una serie de variantes que la comunidad iniciática debe concretar en aras de hacer una iniciación adaptada a sus destinatarios141:

- La gracia multiforme de Dios.

- La libre cooperación de los catecúmenos.

- La misma acción de la comunidad eclesial.

- Y las circunstancias en las que se desenvuelve la catequesis.

El precatecumenado es el periodo en el que se prepara a la persona para que este periodo, el de la acción catequético-iniciático sea real y completo. El itinerario catecumenal está jalonado por grados (pasos o puertas) y tiempos (etapas) (RICA 4-8):

- Los “grados” son como “puertas” que marcan los momentos culminantes o nucleares de la iniciación y que el catecúmeno debe ir atravesando en el proceso de maduración. Existen tres grados:

1º. Rito de entrada en el catecumenado;

2º. La elección o inscripción del nombre para recibir los sacramentos (por lo general primer

domingo de cuaresma, donde se les elige para que reciban los sacramentos en la Pascua);

3º. La celebración de los sacramentos de la Iniciación cristiana.

- Esos grados introducen en unos “tiempos” en los que el catecúmeno de manera diversa recibe la instrucción y se inicia en la vida de fe. Existen cuatro tiempos:

1º. El precatecumenado;

2º. El catecumenado;

3º. El tiempo de purificación o de iluminación; (Tiempo Cuaresmal);

4º. El de la mistagogía. (Tiempo Pascual, después de la recepción de los sacramentos y la profesión de fe).

1º Tiempo: el precatecumenado (RICA 9-13): Está caracterizado porque en él se explicita el kerigma del primer anuncio

- El objetivo es que el simpatizante alumbre la fe y conversión inicial.

- Por otro lado, es un tiempo de conocimiento mutuo entre el simpatizante y la comunidad cristiana:

o La Iglesia verifica la recta intención del que busca a Cristo.

o Y el simpatizante va conociendo el Evangelio en el testimonio de la comunidad eclesial.

1º Grado: La entrada en el catecumenado (RICA 68-97)

modo de catecumenado, que vuelve a proponer algunos elementos del ‘Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos’, destinados a hacer captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo ya recibido” (ChL 61).

140 Para este punto seguimos de cerca IC 24-29. Para profundizar en las diversas etapas del catecumenado y los elementos de discernimiento ver J. CARLOS CARVAJAL BLANCO, “La catequesis, eco de la Palabra de Dios”: Teología y Catequesis 110 (2009) 107-126. Para completar lo que aquí decimos, dedes la perspectiva de catequesis por edades cf. DGC 171-188.

141 “El Ritual de la Iniciación se acomoda al camino espiritual de los adultos, que es muy variado según la gracia multiforme de Dios, la libre cooperación de los catecúmenos, la acción de la Iglesia y las circunstancias de tiempo y lugar” (RICA 5).

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El rito de entrada en el catecumenado se celebra cuando el que ha recibido el primer conocimiento del Dios vivo, tiene ya la fe inicial en Cristo Salvador (RICA 68). Componen este rito diversos elementos (teniendo en cuenta el nº15 de los praenotanda):

- La primera adhesión y renuncia a los ídolos; - La signación, la unción catecumenal y la entrada en el templo; - La celebración de la palabra con la entrega de los Evangelios y súplica de la comunidad por

los catecúmenos.

2º Tiempo: el catecumenado (RICA 14-20; 98-105): Es el tiempo en el que se desarrolla la catequesis gradual e integra.

- Este tiempo tiene como referencia los misterios de Cristo y de la historia de la salvación en el año litúrgico.

- Y se acompaña de celebraciones de la Palabra y de otros ritos y plegarias, llamados escrutinios.

2º Grado: El rito de la elección o inscripción del nombre (RICA 133-151)

Con la ceremonia de la “elección” concluye el catecumenado. De ordinario se celebra el primer domingo de Cuaresma y en esa celebración la Iglesia decide si el catecúmeno puede acercarse a los sacramentos pascuales:

o Este rito está precedido por un tiempo de deliberación en el que los miembros de la comunidad, cada uno a su modo, da su parecer sobre el aprovechamiento que de la catequesis el catecúmeno ha hecho.

o En la celebración los catecúmenos son “elegidos” para que, en unión con el resto de la comunidad cristiana, durante la Cuaresma, se preparen más intensamente a la celebración pascual donde recibirán los sacramentos de la Iniciación cristiana.

3º Tiempo: el tiempo de la purificación e iluminación (RICA 21-26; 152-159): Es el tiempo en el que la comunidad proporciona una preparación más intensa a los sacramentos de la Iniciación:

- Es un tiempo de hondo calado espiritual: los elegidos, junto con la comunidad, se entregan al recogimiento espiritual y a la penitencia.

- Como apoyo de este tiempo se celebran los escrutinios y las “entregas”:

o Los escrutinios tienen como finalidad “purificar las almas y los corazones, proteger contra las tentaciones, rectificar la intención y mover la voluntad, para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo y prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios” (RICA 154).

o Con las entregas del Credo y el Padrenuestro, la Iglesia hace entrega a los elegidos de los documentos que compendian la fe y la oración cristiana y son símbolos de la identidad de los discípulos de Cristo.

3º Grado: Celebración de los sacramentos de la Iniciación por la profesión de la fe (RICA 208-239)

De ordinario la celebración de los sacramentos de la Iniciación se realiza en el contexto de la Vigilia Pascual (cf. IC 28):

o Por el Bautismo, los elegidos son liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegan a ser miembros de Cristo, incorporados a la Iglesia y a su misión (cf. CCE 1213).

o Por la Confirmación, los neófitos son sellados por el don del Espíritu Santo, quedando configurados sacramental a la imagen de Cristo, el Ungido, para que, siendo miembros activos de la Iglesia, puedan dar testimonio de la Pascua de Cristo.

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o Por la participación en el Banquete eucarístico, los neófitos reciben la comunión del Cuerpo y la sangre de Cristo resucitado, de este modo, consuman la unión con Él, siendo hechos “un solo cuerpo y un solo espíritu” con Cristo por la fuerza del Espíritu Santo.

4º Tiempo: el tiempo de la mistagogia (RICA 235-239): Es el tiempo en el que se profundizan en los misterios recibidos. Se desarrolla a lo largo del tiempo pascual en las llamadas “Misas para los neófitos” � Una vez que los neófitos han recibido los sacramentos y están plenamente incorporados a la comunidad cristiana, asimilan más profundamente los misterios de la fe que sacramentalmente han celebrado.

- Participan y reciben de un modo continuado los sacramentos;

- Y la catequesis se centra en la explanación de los signos que componen los ritos que han celebrado; para lo cual se ponen en relación cuatro elementos:

- La historia de la salvación testimoniada por la Escritura;

- Los ritos celebrados;

- La vida de la comunidad;

- Y la experiencia de los neófitos.

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TEMA 6. NATURALEZA, FINALIDAD Y TAREAS PROPIAS DE LA CATEQUESIS142142142142

1. INTRODUCCIÓN “La catequesis es uno de esos momentos (del proceso evangelizador) —¡y cuán señalado!— en el

proceso total de evangelización” (cf. CT 18; 20c). Esto quiere decir que hay acciones que “preparan”

(cf. CT 18) a la catequesis y acciones que “emanan” (cf. Ibid.) de ella (DGC 63)

En el anterior tema, ya hemos indicado cómo la catequesis es un momento esencial del proceso evangelizador. También hemos indicado el carácter bisagra, entre la acción misionera y la acción pastoral, que posee la catequesis-iniciática143:

- Hay acciones que conducen hacia ella (todas las que reúne la llamada acción misionera).

- También hay acciones que brotan de su consumación (todas las que reúne la llamada acción pastoral).

- ¡Ojo! Muchas de estas acciones aunque posean una dimensión catequética, no pueden ser consideradas propiamente catequesis-iniciática.

En este tema nos vamos a centrar en la catequesis propiamente iniciática, aquella que integra el proceso catequético-litúrgico-espiritual que compone la Iniciación cristiana. Nuestro estudio tendrá tres partes:

- La naturaleza eclesial de la catequesis y su finalidad

- Las características fundamentales de la catequesis de iniciación

- Y las tareas mediante las cuales se alcanza su finalidad

2. LA NATURALEZA ECLESIAL DE LA CATEQUESIS Y SU FINALIDAD 2.1. LA CATEQUESIS: ACCIÓN DE NATURALEZA ECLESIAL

� El Evangelio ha sido confiado a la Iglesia.

Ella lo conserva “integro y vivo” (DV 7). Por ello todo el pueblo es responsable de que el Evangelio siga vivo en la Iglesia144. La conservación vital se consigue cuando todo cristiano hace suya la Palabra de Dios, cuando la vive en su existencia diaria, cuando la celebra en los sacramentos y cuando la anuncia en medio del mundo (cf. DV 8). El “magisterio vivo de la Iglesia” tiene la misión de garantizar la autenticidad de esta conservación vital del Evangelio (cf. DV 7, 10).

La Iglesia es depositaria del Evangelio para ser su transmisora (cf. EN 15):

- La Iglesia, en efecto, transmite la fe que ella misma vive.

142 DGC 63-68; 77-87; CEEC, Catequesis de Adultos (1991), 86-197; A. AMATO; “Jesucristo, plenitud de la revelación”,

en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis, Catequistas, 125-142; F, FERRER, “La Iglesia, fuente, lugar y

meta de la catequesis”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO, Evangelización, Catequesis, Catequistas, 209-234; M. Á. GIL

LÓPEZ, “Naturaleza, finalidad y tareas de la catequesis”, en: AECA, Comentario al directorio general para la

catequesis (PPC, Madrid 2005) 83-106; J. PUJOL, Introducción a la pedagogía de la fe, 33-45. Revista SINITE 157

(mayo-agosto 2011). 143 “La catequesis se articula en cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia, sin confundirse con

ellos, que tienen un aspecto catequético, preparan a la catequesis o emanan de ella: primer anuncio del evangelio o predicación misional por medio del kerigma para suscitar la fe apologética o búsqueda de las razones de creer, experiencia de vida cristiana, celebración de los sacramentos, integración en la comunidad eclesial, testimonio apostólico y misional” (CT 18).

144 “Prelados y fieles colaboran estrechamente en la conservación, en el ejercicio y en la profesión de fe recibida” (DV 10).

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- Y es en la catequesis donde lo transmite a aquellos que han decidido seguir a Jesucristo.

En la catequesis la Iglesia no transmite otra cosa que su propia experiencia del Evangelio. Esta transmisión del Evangelio es un acto vivo de tradición145. Veamos los pilares:

- Entrega su comprensión de la historia como historia de la salvación (Símbolo de la fe).

- Entrega la fuerza transformadora del Evangelio que el Espíritu hace eficaz en los sacramentos. (Sacramentos)

- Entrega el camino de perfección humano y el acceso a la felicidad que supone el seguimiento de Cristo. (Mandamientos)

- Entrega la dicha de poder tratar a Dios como Padre y de reconocerse en Jesucristo, el Hijo, hijos suyos. (El Padrenuestro)

En la iniciación cristiana, estos cuatro pilares, vienen a entregar una vida, a transmitir la vida nueva que brota de la fe, y por ello la Iglesia actúa como madre de los hombres; engendra a unos hijos concebidos por obra del Espíritu Santo y nacidos de Dios

- La Iglesia porque es educadora es madre

- Y es madre porque es educadora146

� La catequesis iniciática es una acción de la Iglesia particular. El anuncio, transmisión y vivencia del Evangelio se realiza en el seno de una Iglesia particular. Solo en comunión con ella se vive la experiencia cristiana147:

- A través de la Iglesia particular se participa de la misma fe eclesial y se está en comunión con todos lo que la profesan en la Iglesia universal

- Pero, también a través de la Iglesia particular, que está enraizada en un espacio socio-cultural determinado, el Evangelio es realmente anunciado, celebrado y vivido comprensiblemente en ese espacio socio-cultural148

Toda Iglesia particular ha de ofrecer a sus miembros y a cuantos se acerquen a ella un proceso catequético que les inicie en el conocimiento, en la celebración y en la vida del Evangelio dentro de su horizonte socio-cultural

Tal es la importancia para la Iglesia el proceso de Iniciación cristiana, que esta actividad debe estar de un modo especial ligada al obispo:

- El obispo es el garante de que la Iniciación se realice en comunión de fe con la Iglesia universal.

- Pero también lo es que esa Iniciación se realice teniendo en cuenta las especificaciones propias del contexto social y cultural de su Iglesia.

145 “La Iglesia, imitando a la Madre de su Señor, conserva fielmente el Evangelio en su corazón, lo anuncia, lo celebra,

lo vive y lo transmite en la catequesis a todos aquellos que han decidido seguir a Jesucristo” (DGC 78). 146 S. GREGORIO MAGNO: “Después de haber sido fecundada, concibiendo a sus hijos por el misterio de la predicación, la

Iglesia les hace crecer en su seno con sus enseñanzas” (Moralia in Iob, XIX 12; CCL 143a, 970) 147 “La diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía al Obispo para ser apacentad con la cooperación del

presbiterio, de suerte que, adherida a su Pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia d Cristo, que es una, santa, católica y apostólica” (CD 11).

148 “La iglesias particulares profundamente amalgamadas no sólo con las personas sino también con las aspiraciones, las riquezas y límites, las maneras de orar, de amar, de considerar a vida y el mundo que distinguen a tal o cual conjunto humano, tienen la función de asimilar lo esencial del mensaje evangélico, de trasvasarlo, sin la menor traición a su verdad esencial, al lenguaje que esos hombres comprenden, y, después, de anunciarlo en ese mismo lenguaje” (EN 63).

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En todas las Diócesis debe existir un proyecto catequético-iniciático claro que venga a responder al reto de iniciar la fe y de integrar los diversos itinerarios de iniciación (niños-adolescente-jóvenes, adultos, con sus miembros, con los alejados…) � Y el obispo también es garante de esto.

� La catequesis iniciática se realiza en contacto con la comunidad cristiana. La comunidad cristiana es el espacio eclesial concreto (de talla humana) donde se vive y se transmite la fe. Es la realización concreta del don de la comunión que el Espíritu concede a los cristianos (cf. DGC 253):

- Ella “es el origen, lugar y meta de la catequesis” (DGC 254).

- Ella “es en sí misma una catequesis viviente” (DGC 141)149.

La comunión eclesial se hace cercana y se visibiliza en una rica variedad de comunidades cristianas inmediatas:

- Existen los Movimientos apostólicos, Asociaciones de fieles, Comunidades cristianas vinculadas a congregaciones religiosas… donde se puede y se debe realizar la catequesis:

o El objetivo al que no pueden dejar de responder estas organizaciones eclesiales es que todos sus miembros alcancen una completa iniciación en la fe mediante un proceso catequético.

o Sobre él podrán incidir otras formaciones específicas, pero nunca podrán ignorar ni suplir esa formación cristiana fundamental.

- No obstante, entre todos los ámbitos comunitarios la parroquia “es, sin duda, el lugar más significativo en que se forma y manifiesta la comunidad cristiana” (DGC 257)150.

o Ella sigue siendo una referencia importante tanto para el pueblo cristiano como para los alejados (cf. CT 67b).

o En ella se congrega en la unidad todas las diversidades humanas que en ella se encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia.

o Ella constituye el ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe. En ella se encuentra la pila bautismal donde los cristianos reciben el germen de la fe.

o En torno a ella es donde las demás instancias eclesiales (familias, colegios, asociaciones…) se complementan para realizar el proceso unitario de la iniciación cristiana.

2.2. LA FINALIDAD DE LA CATEQUESIS: LA CONFESIÓN DE FE

A la hora de definir la meta o finalidad de la catequesis nos encontramos en las orientaciones oficiales de la Iglesia descripciones que apuntan hacia aspectos diversos aunque complementarios: La vinculación a Dios en Jesucristo, la incorporación a la Iglesia, la confesión de la fe en medio del mundo… Integrando los diversos elementos podríamos decir que la finalidad de la catequesis es la confesión de fe:

- La finalidad de la acción catequética consiste, por tanto, en “propiciar una viva, explicita y operante profesión de fe” (DGC 66; cf. CD 14)

- La confesión de la fe es la entrega confiada del creyente a Dios revelado en su Hijo Jesús, realizada en la Iglesia, para el servicio del mundo.

149 “La comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente. Siendo lo que es, anuncia, celebra, vive y permanece

siempre como el espacio vital indispensable y primario de la catequesis” (DGC 141). 150 “La comunidad parroquial debe seguir siendo la animadora de la catequesis y su lugar privilegiado” (CT 67).

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La confesión de la fe es esencial al bautismo. El Bautismo es, en realidad, “el sacramento de la fe” (CCE 1253; RICA, Observaciones generales nº 3)151

- La catequesis y sacramentos de iniciación forman una unidad en el proceso de la Iniciación cristiana.

- “El eslabón que une la catequesis con el Bautismo es la profesión de fe, que es, a un tiempo, elemento interior de este sacramento y meta de la catequesis” (DGC 66)

La confesión de fe se realiza en la Iglesia. Nuestro Credo no es una proclamación de creyentes aislados sino la profesión de fe del pueblo de Dios que es la Iglesia152

- De este modo, el que profesa la fe se incorpora a la comunión eclesial, signo sacramental de la comunión trinitaria

- Al tiempo que participa de la misión, la misma misión que ella ha recibido de Cristo Jesús, el enviado del Padre (cf. Jn 20,21-23).

La confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la Profesión de fe apostólica, el llamado Credo o Símbolo de los apóstoles (CCE 185-197):

- Toda la confesión de fe descansa en la primera palabra que el cristiano pronuncia: Creo en:

o La confesión de fe va dirigida al único Dios, pero dirigido a sus tres Personas divinas153.

o Se repite tres veces y se refiere sólo a las personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, el único Dios que se ha revelado a lo largo de la historia de la salvación realizando a favor del hombre las obras que se recuerdan en el Credo.

o Con esta expresión manifestamos algo más que un puro asentimiento racional, sino que es un acto en el que expresamos nuestra entrega plena e incondicional al único Dios154.

o Con esta entrega incondicional al único Dios, “el cristiano renuncia a servir a cualquier absoluto humano: poder, placer, raza, antepasado, Estado, dinero…, liberándose de cualquier ídolo que lo esclavice.

- La confesión de fe que expresa el Símbolo de los apóstoles haya su articulación desde la fe en Jesucristo:

“La comunión con Jesucristo, por su propia dinámica, impulsa al discípulo a unirse con todo aquello con lo que el propio Jesucristo estaba profundamente unido: con Dios, su Padre, que le había enviado al mundo y con el Espíritu santo, que le impulsaba en la misión; con la Iglesia, su Cuerpo, por la cual se entregó; con los hombre, sus hermanos, cuya suerte quiso compartir” (DGC 81)

La confesión de fe introduce en la comunión con Jesucristo155.

En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, que se ha entregado por nosotros para darnos a conocer el amor de Dios y llevarnos a participar de su vida plena (cf. CT 5)156 151 Cf. J. RATZINGER, Teoría de los principios teológicos (Herder, Barcelona 1985) 119-131. 152 “La profesión de la fe sólo es plena si es referida a la Iglesia. Todo bautizado proclama en singular el Credo, pues

ninguna acción es más personal que ésta. Pero lo recita en la Iglesia y a través de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. El ‘creo’ y el ‘creemos’ se implican mutuamente” (DGC 83). Cf. CCE 166-175; RATZINGER, 24-29.

153 “El símbolo se divide, por tanto, en tres partes: ‘primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de la creación; a continuación, de la segunda Persona divina y del Misterio de la Redención de los hombres; finalmente, de la tercera Persona divina, fuente y principio de nuestra santificación’ (Catech. R. 1, 1, 3). Son ‘los tres capítulos de nuestro sello (bautismal)’ (S. Ireneo, dem. 100)” (CCE 190)

154 Es conocida la explicación de S. Agustín sobre el alcance del credere in Deum (creer en Dios) como distinto y más profundo que el mero credere Deum (creer que Dios existe) o el credere Deo (creer a Dios que nos revela algo). Solo el credere in Deum expresa la entrega libre y total del hombre a Dios. (cf. S. AGUSTÍN, In Ioanenem, tract. 20,6, In psalmun 77, nº 8).

155 “El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo (CT 5; cf. CCE 426; AG 14a)” (DGC 80)

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En la catequesis se ha de presentar a Cristo sin cercenar su misterio: se ha de tener en cuanta, al mismo tiempo, su dimensión humana y su dimensión divina:

- No hay otro modo de acceder a Dios, Él es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).

- Tampoco lo hay para acceder y resolver el misterio del hombre.

La enseñanza de Cristo es un servicio al acto revelado:

- La catequesis ha de ayudar a manifestar la contemporaneidad de Cristo ante sus discípulos. De hecho, Cristo es el que se enseña a sí mismo157

- El Espíritu Santo es el que actualiza la presencia de Cristo en la catequesis, al tiempo que abre los ojos de la fe para que los catequizando puedan contemplarlo y acogiéndolo en su vida

La comunión con Cristo es una comunión identificatoria: lo cual le lleva al discípulo a mantener “el compromiso permanente de pensar como Él, de juzgar como Él y de vivir como Él lo hizo (CT 20b)” (DGC 53)

Por tanto, en la catequesis los que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él (cf. CT 6)

Jesucristo nos vincula con el Padre y el Espíritu.

“Es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesión de fe cristológica: ‘Jesús es el Señor’, con la

confesión trinitaria: ‘Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo’, ya que son dos modalidades de expresar

la misma fe cristiana” (DGC 82b)

Es evidente que una catequesis cristocéntrica (que no cristomonista) la referencia a Dios Padre es continua y fundamental:158

- “Nadie va al Padre sino por mí”; “El que me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14,6.9)

- “Nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede” (Jn 6,65)

Jesús nos vincula, también, al Espíritu Santo, que envía a su Iglesia. “Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré” (Jn 16,7):

- “Nadie puede decir: ‘Jesús es Señor’, si no está movido por el Espíritu Santo” (1Co 12,3)

- Ni nadie puede decir “Abba, Padre” si no tiene el su corazón el Espíritu de Jesús (cf. Gal 4,6-7)

La vinculación con Cristo nos introduce así en la comunión trinitaria

Jesucristo nos vincula a su Iglesia.

Jesucristo ha venido a congregar a los hijos dispersos de Dios y a hacerles partícipes de su misión de anunciar el Evangelio. Jesucristo reúne a sus discípulos en su Iglesia.

- Él, por la Palabra, los sacramentos y la caridad, está presente en ella159

156 “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer

hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona” (GS 22).

157 “El único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca… Todo catequista debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa palabra de Jesús: ‘Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado’ (Jn 7,16)” (CT 6).

158 “El nombre del Padre, por el mero hecho de llamarse así, ya nos trae a la memoria noticia del Hijo, del mismo modo que el que nombra al Hijo, piensa también, al mismo tiempo, en el Padre” (S. CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 7,6)

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- En el seno de la Iglesia, el Espíritu alumbra a sus discípulos como hijos de Dios.

- Es en ella donde él les hace partícipe de su misión evangelizadora.

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, los discípulos están en comunión su Cabeza en la medida en que son miembros del Cuerpo.

3. CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LA CATEQUESIS DE INICIACIÓN160

“La auténtica catequesis es siempre una iniciación ordenada y sistemática a la revelación que Dios ha hecho al

hombre en Jesucristo, revelación conservada en la memoria profunda de la Iglesia y en la Sagradas Escrituras y

comunicada constantemente, mediante una ‘traditio’ viva y activa, de generación a generación (CT 22; cf.

CT 18d. 21b)” (DGC 66)

[Esta introducción es el marco de la catequesis iniciática] No lo repetiremos bastante, la auténtica catequesis es un servicio que la Iglesia presta al acontecimiento revelador: La autocomunicación que Dios hace de sí mismo en su Hijo Jesús. Esta Revelación que permanece viva en la Iglesia y en la Sagrada Escritura: En la catequesis la Iglesia transmite el misterio de la Palabra de Dios que la hace vivir. La catequesis es por tanto un acto de tradición: cada generación transmite a la siguiente la vida cristiana que ha recibido de la anterior y de la cual ahora participa.

Por eso, al hablar de transmisión de la fe se ha de pensar una catequesis como “iniciación”:

- La catequesis inicia, introduce en la vida cristiana a aquellos que por la fe inicial buscan la salvación de Cristo y su señorío en sus vidas.

- Esto iniciación supone un proceso en el que se acompasa la acción de la gracia, la libertad del que se inicia y la acción catequizadora de la comunidad cristiana que se ofrece como un servicio a ambas.

A/ LA CATEQUESIS INICIÁTICA ES FORMACIÓN.

No es algo meramente ocasional ni se centra en unos solos aspectos o dimensiones de la vida cristiana, por importantes que sean. La catequesis, en cuanto formación, es mucho más que la mera instrucción o enseñanza161. Porque la catequesis no se contenta con transmitir unos contenidos doctrinales (normas, marcar la celebración de unos ritos… etc.), sino que esta formación es transmisión del mensaje evangélico y experiencia del mismo162:

- Lo propio de la catequesis es que se dé una indagación vital y orgánica de la Palabra de Dios.

- Las experiencias más profundas del hombre se han de ver fecundadas por la Palabra de Dios.

159 “¡Cuán importante es exponer a la inteligencia y al corazón, a la luz de la fe, ese sacramento de su presencia (de

Cristo) que es el misterio de la Iglesia” (CT 29). 160 En este punto seguimos de cerca el DGC 66-68 161 “El catecumenado no es mera exposición de dogmas y preceptos, sino formación y noviciado de toda la vida

cristiana” (AG 14) 162 “Para realizar sus tareas, la catequesis se vale de dos grandes medios: la transmisión del mensaje evangélico y la

experiencia de la vida cristiana. La educación litúrgica, por ejemplo, necesita explicar qué es la liturgia cristiana y

qué son los sacramentos, pero también debe hacer experimentar los diferentes tipos de celebración, descubrir y

hacer amar los símbolos, el sentido de los gestos corporales, etc. La formación moral no sólo transmite el contenido

de la moral cristiana, sino que cultiva activamente las actitudes evangélicas y los valores cristianos” (DGC 87e).

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El objetivo del proceso educativo de la fe (que es la catequesis) es formar al cristiano, es decir, que el discípulo de Cristo adquiera “la forma” de su Maestro y Señor163 � Para lo cual, la catequesis debe proporcionar un aprendizaje de toda la vida cristiana, “una enseñanza integral” (CT 21), cultivando todas las dimensiones de la fe: la adhesión y el conocimiento de la fe, el seguimiento de Cristo, la celebración y la oración, el compromiso evangelizador y el sentido comunitario… de modo, que estas dimensiones de la fe, se impriman y den forma cristiana a todas las dimensiones de la persona y de la vida del creyente.

Esta formación del creyente supone la transformación del hombre viejo al hombre nuevo y pasa necesariamente por la profesión real de la fe y la recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana.

B/ LA CATEQUESIS INICIÁTICA ES UNA FORMACIÓN ORGÁNICA Y SISTEMÁTICA DE LA FE164.

El proceso orgánico de la catequesis tiene como objetivo proporcionar al que se inicia la estructura básica de la fe, esto es que sea capaz de jerarquizar las verdades y vertebrar el misterio de la fe que ha recibido. Para facilitar esta estructura es preciso que la catequesis sea sistemática, no improvisada:

- Lo cual significa que se sigue un plan coherente, con reuniones periódicas.

- Un plan que necesita tiempo para que el misterio de la fe pueda ser desplegado de un modo progresivo.

- ¡Ojo! la sistematización no quiere decir que no se respete el ritmo de los que se inician.

Esa presentación sistemática ha de responder a la propia organicidad de la fe:

- En la jerarquización de las verdades: hay verdades troncales que iluminan al resto.

- Y en la estructuración de la vida cristiana: Las cuatro partes del catecismo (1. símbolo de la fe; 2. la celebración sacramental de los siete sacramento; 3. el Padre nuestro como oración; 4. mandamientos renovados por el mensaje de las bienaventuranzas).

C/ LA CATEQUESIS INICIÁTICA ES UNA FORMACIÓN BÁSICA Y ESENCIAL DE LA FE

La finalidad de la catequesis es sentar las bases de la fe, sentarlo en aquello que es común para todos los cristianos. Estas bases han de ser tales que hagan posible que sobre ellas un cristiano pueda desarrollar su vida cristiana en el camino de la santidad165 y pueda ser partícipes y construir la comunión eclesial.

Para conseguir este fin la catequesis se centra en lo nuclear de la experiencia cristiana: en las certezas más básicas de la fe y en los valores evangélicos más fundamentales � Y, además, presentadas de una forma elemental, fundante.

163 “Cristiano, reconoce tu dignidad” (SAN LEÓN MAGNO, Serm. 21, 3 [CCE 1691]); “¡Alegrémonos y demos gracias: hemos

sido hechos no solamente cristianos, sino Cristo […] Asombraos y regocijaos: Hemos sido hechos Cristo” (S.

AGUSTÍN, In evangelium Johannis tractatus 21,8 [CCE 795]). 164 “La auténtica catequesis es siempre una iniciación ordenada y sistemática a la Revelación” (CT 22) 165 “La catequesis pone los cimientos del edificio espiritual del cristiano, alimenta las raíces de su vida de fe,

capacitándole para recibir el posterior alimento sólido en la vida ordinaria de la comunidad cristiana” (DGC 67d).

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4. LAS TAREAS DE LA CATEQUESIS PARA LA CONSECUCIÓN DE SU FINALIDAD166

La profesión de la fe, por la cual una persona se adhiere a Dios por medio de Cristo en la Iglesia, finalidad o meta de la catequesis se realiza a través de diversas tareas (o caminos por los cuales se inicia en la vida de fe), mutuamente implicadas. La catequesis cumple su misión cuando inicia en todas las dimensiones de la Iglesia, pero, no solo eso, sino entrando en comunión con Cristo, a la vida en Cristo. Por tanto es un paso que va de lo visible a lo invisible.

Para definir estas tareas la catequesis se inspira en el modo en que Jesús formaba a sus discípulos (son dimensiones de la vida eclesial):

- Jesús explicaba a sus discípulos los misterios del Reino. Les dedica ‘a solas’ (Mc 4,10) una enseñanza especial: “a vosotros se os ha dado a conocer los misterios del Reino de los cielos” (Mt 13,11).

- Jesús enseña a sus discípulos a orar. “Maestro, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Les hace partícipes de su propia manera de dirigirse al Padre. Les inculca la necesidad constante de la oración.

- También Jesús desea que sus discípulos le imiten en sus actitudes morales. Por ejemplo les dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29).

- Finalmente, les introduce en las claves de la vida comunitaria: “Si tu hermano te ofende repréndelo a solas…” (Mt 18,15); y en el ejercicio de la misión evangelizadora: “Les envió de dos en dos y les dio instrucciones…” (Lc 10,1-2).

Esta fue la forma que tenía Jesús de iniciar en el misterio de Dios. Solo incorporando todas estas características, una catequesis será integral. Pero, además estas tareas corresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la fe, ya que como hemos dicho la catequesis es una formación cristiana integral:

- En virtud de su dinámica interna, la fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración; vivida en comunidad y anunciada en la misión.

- Estas dimensiones de la vida cristiana tienen su correspondencia con las dimensiones humanas de la persona del creyente que han de ser iluminadas por la fe.

En definitiva, la catequesis es un “noviciado de toda la vida cristiana” (AG 14), que suponen unos entrenamientos diversos capaces de introducir en el ejercicio de las diferentes dimensiones que componen esa vida de fe.

A/ INICIACIÓN EN EL CONOCIMIENTO Y LA CONFESIÓN DE LA FE DE LA IGLESIA167

La primera tarea por la que se fomenta la finalidad de la catequesis es la iniciación orgánica en el conocimiento del mensaje evangélico tal y como lo vive y enseña la Iglesia168. El

166 En este punto seguimos de cerca y ampliamos lo dicho por el DGC 84-87. Teología y Catequesis ha dedicado un

número monográfico a este tema: “Profesión de fe e Iniciación Cristiana”: TyC 120 (2011); para una introducción: A. Mª. ALCEDO, “Tareas de la catequesis”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética, 2123-2130.

167 P. JURÍO, “Conocimiento de la fe, Iniciación al”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética, 532-542; A. CASTAÑO

FELIX, “Iniciación al conocimiento y confesión de la fe de la Iglesia”: TyC 120 (2011) 13-32. 168 Para indicar la importancia de esta tarea basten estas palabras del Papa Benedicto XVI: “Un analfabetismo religioso

(que) se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente. Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos. Pero para poder vivir y amar nuestra fe, para poder amar a Dios y llegar por tanto a ser capaces de escucharlo del modo justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro corazón han de ser interpelados por su palabra” (Homilía Misa Crismal [5-IV-2012]). De ahí brota la urgencia de esta formación doctrinal: “Se revela hoy cada vez más urgente la formación doctrinal de los fieles laicos, no solo por el natural dinamismo de profundización de su fe, sino también por la exigencia de ‘dar razón de la esperanza’ que hay en ellos, frente al mundo y sus graves y complejos problemas” (ChL 60).

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encuentro con Cristo exige conocer su persona, su vida y su mensaje. Sin este conocimiento la entrega personal a Cristo por parte del creyente no sería verdadera. Sin conocerle ¿a quién se entrega realmente? El conocimiento del contenido de la fe, que es la Palabra de Dios (fides quae), viene exigido por la adhesión de la fe a Dios (fides qua); y viceversa, el conocimiento de la Revelación divina, como es el conocimiento de una persona y lo que ella nos revela, aumenta la adhesión a ella � La catequesis debe conducir, por tanto, a “la comprensión paulatina de toda la verdad del designio divino” (DGC 85a)

El conocimiento de la fe exige no sólo conocer el mensaje revelado, sino, a su luz, saber interpretar cristianamente la vida humana. Y esto no es otra cosa que saber reconocer tanto “las semillas del Verbo” que están ocultas en la experiencia humana como los signos de los tiempos que remiten al designio de Dios en la historia. Esto ayuda al cristiano a dar razón de ella a todos los que la pidieren.

El contenido del mensaje cristiano se basa en la correlación entre la Escritura y en la Tradición169. No se puede concebir unas catequesis alternativas: sólo bíblica o solo doctrinal. La formación catequética debe introducir a la escucha obediente de la Palabra de Dios � Para que la Palabra divina acontezca en la catequesis es preciso introducir a los que se inician en la lectura, estudio y meditación de la Sagrada Escritura, comprendida según el pensamiento de la Iglesia y hecha vida según la configuración que otorga la tradición cristiana170.

Por ello es obligada tener como referencia en toda catequesis la Biblia y el Catecismo oficial que corresponda. Toda acción catequética, sea cual sea la programación concreta que siga y los subsidios que pueda utilizar, tienen en estas dos fuentes, de modo diverso, el acceso a la Palabra de Dios.

El criterio para que esto acontezca (comprender la palabra de Dios) es el Símbolo de la fe, es la clave que estructura el conocimiento de la fe:

- El Símbolo es al mismo tiempo, resumen de la Sagrada Escritura y expresión de la fe de la Iglesia171.

- Al recordar con él las acciones salvíficas más importantes, los cristianos confiesan su fe en Dios, la proclaman en comunidad y la testimonian en el mundo.

- El rito de “entrega del Símbolo” en el itinerario Catecumenal expresa la realización de esta tarea .

Según esto la iniciación en el conocimiento del mensaje cristiano debe incluir diversos momentos:

- La narración (narratio) de la historia de la salvación172 � Historia de la salvación cuyo centro a Cristo; Historia de la salvación que llega hasta el tiempo presente de la Iglesia.

169 “Hablar de la Tradición y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar que ésta ha de estar totalmente

impregnada por el pensamiento, el espíritu y actitudes bíblicas y evangélicas a través de un contacto asiduo con los textos mismos; es también recordar que la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia y cuanto más se inspire en la reflexión y en la vida dos veces milenaria de la Iglesia” (CT 27).

170 “La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituye un solo depósito sagrado de la palabra de Dios encomendado a la Iglesia, al que se adhiere todo el pueblo santo unido a sus pastores” (DV 10).

171 “Esta síntesis de la fe no ha sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha sido recogido lo que hay en ella de más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe. Y como el grano de mostaza contiene en un grano muy pequeño gran número de ramas, de igual modo este resumen de la fe encierra en pocas palabras todo el conocimiento de la verdadera piedad contenida en el Antiguo y el Nuevo Testamento” (S. CIRILO DE JERUSALÉN, Catech. ill. 5,12 [citado en CCE 186]).

172 “La instrucción se dirá completa cuando, partiendo de aquel “En el principio creó Dios el cielo y la tierra’ llega hasta los actuales tiempos de la Iglesia” (SAN AGUSTÍN, De catequizandis rudibus 5)

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- La entrega (traditio) del Credo y la explicación (explanatio) doctrinal del mismo para que el catequizando pueda hacer la devolución (redditio).

B/ LA INICIACIÓN EN LA VIDA LITÚRGICA Y SACRAMENTAL173

La catequesis debe ayudar a que los nuevos creyentes alcancen una participación plena, consciente y activa en la liturgia de la Iglesia174, puesto que “Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica” (SC 7). Por eso la sagrada liturgia “es la primera y más necesaria fuente en la que los fieles beben el espíritu verdaderamente cristiano” (SC 14). Por tanto, para que la catequesis alcance su finalidad, esto es, la comunión con Jesucristo, tiene como prioridad conducir a los nuevos cristianos a que participen en la celebración de su presencia salvífica en los sacramentos y, particularmente, en la Eucaristía.

Por otro lado, la catequesis y la celebración litúrgica concurren en el proceso de Iniciación Cristiana. Ambas son dos dimensiones de una misma realidad y en ningún momento se debe perder de vista su íntima complementariedad y apoyo mutuo � Los misterios cristianos que la catequesis propone, se celebran en la liturgia; y los misterios que se celebran en la liturgia necesitan ser explanados en la catequesis.

Para que los nuevos cristianos participen fructíferamente en las celebraciones litúrgicas han de ser educados en una serie de actitudes básicas (cf. SC 48):

- Sensibilidad a los símbolos, que evocan la presencia de Dios y de su acción salvadora en la comunidad cristiana (agua, aceite, pan…).

- El silencio en uno mismo como espacio de acogida y contemplación del hacer de Dios

- La escucha de la Palabra, dejándose iluminar e interpelar por ella.

- La alabanza y la acción de gracias, la petición de perdón y la súplica como expresión de reconocimiento y diálogo con un Dios que está pronto a acoger a sus hijos.

- La educación en las categorías de espacio sagrado y de tiempo litúrgico, que marcan no solo la vivencia cristiana, sino el mismo itinerario de fe.

- La utilización del cuerpo como expresión del interior.

- Y el conocimiento del significado de los ritos que jalonan las celebraciones litúrgicas.

A este respecto y en el marco de la Iniciación Cristiana, las celebraciones de la Palabra tienen un gran valor pedagógico. El RICA 106, lo subraya con claridad: Para la utilidad de los

catecúmenos prepárense peculiares celebraciones de la Palabra de Dios, procurando en primer lugar los

fines siguientes:

a) Que la doctrina recibida penetre en las almas.

b) Que enseñen a saborear los diversos métodos y aspectos de la oración.

c) Que expliquen a los catecúmenos los símbolos, gestos y tiempos del misterio litúrgico.

d) Que les vayan introduciendo gradualmente en los actos de culto de la comunidad total.

173 J. C. CARVAJAL BLANCO, “La iniciación litúrgica de los jóvenes: Claves prácticas”: TyC 60 (1996) 125-137; A. GINEL;

“Celebración y oración, Iniciación a la”, en PEDROSA: Nuevo Diccionario de Catequética 427-435; J. LÓPEZ MARTÍN, “Liturgia y catequesis”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética, 1369-1389; M. A. MEDINA ESCUDERO, “La iniciación a la celebración litúrgica y sacramental”: TyC 120 (2011) 33-58.

174 “La madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a la participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma y a la que tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido (1 P 2,9; 2,4-5)” (SC 14).

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Es importante, que la catequesis ayude a los que se inician a vivir el año litúrgico; esto, sin duda, reforzará el mismo itinerario catecumenal175.

C/ LA INICIACIÓN EN LA MORAL EVANGÉLICA176

La conversión a Jesucristo implica caminar en su seguimiento hasta llegar a transformarse en Él: “Dejáos transformar, renovad vuestro interior de tal manera que sepáis apreciar lo que Dios quiere” (Rm 12,1-2)

- La catequesis debe por tanto inculcar a los discípulos las actitudes propias del Maestro hasta el punto de que su estilo, en todos los aspectos de la vida, sea verdaderamente cristiano. Lo cual supone introducirles en un camino espiritual, de transformación interior, por el que participando del misterio pascual de su Señor mueren al hombre viejo y nacen como hombre nuevos en Cristo177.

- La catequesis, por tanto, es un sostén del proceso de conversión de sus participantes:

- Ella es un servicio a la gracia de Dios

- Y, también, a la respuesta libre del hombre.

Es importante la clave vocacional � Al que se inicia se le ha de ayudar a descubrir que el cambio de vida que se le pide no ha de ser fruto de un voluntarismo moralista, sino que es respuesta a la llamada que Dios le ha hecho por medio de su Hijo Jesús:

- La transformación evangélica siempre está motivada por el reconocerse destinatario del Amor de Dios, y es dinamizada por la atracción que el neoconverso siente por Jesucristo. Responde, por tanto, a la llamada personal que Jesús le ha dirigido: “Tú, sígueme” (Jn 21,20).

- Aquí el pecado no es vivido como mera infidelidad a una norma sino como una infidelidad a una relación de amor a la que uno ha sido gratuitamente invitado.

Sobre este fundamento, la catequesis ha de educar en los presupuestos básicos del comportamiento evangélico: La función de la conciencia moral, las condiciones del ejercicio de la libertad, el papel de la norma, el sentido del pecado… En esta iniciación, el sermón del Monte es referencia obligada. El representa la enseñanza moral de Jesús, con la que da al Decálogo de la Alianza su sentido pleno y definitivo178:

- El seguimiento de Cristo no está contrapuesto ni es alternativo a una vida vivida bajo la luz de la ley natural, antes bien la integra y la lleva a plenitud.

- Este seguimiento de Cristo ha de presentado bajo el régimen de la gracia, el cristiano aprende a vivir bajo el impulso del Espíritu.

Sin duda, esta educación moral prepara a los cristianos a ser testigos de Jesucristo en medio del mundo: Revestidos de Cristo, reflejan a Cristo allí donde se encuentren � en virtud del

175 “En el círculo del año (la Iglesia) desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la

Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor” (SC 102). 176 E. ALBURQUERQUE, “Conciencia moral, Orientaciones pedagógicas”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética,

506-521; ID., Moral fundamental y catequesis”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética, 1527-1537; J. M. GRANADOS TEMES, “La vida en Cristo: Claves de la iniciación a la moral evangélica”: TyC 120 (2011) TyC 120 (2011) 59-80.

177 “Por la acción de la gracia de Dios, el neoconverso inicia un camino espiritual por el que, participando ya por la fe del misterio de la muerte y resurrección pasa del hombre viejo al hombre nuevo perfecto en Cristo (cf. Col 3,5-10; Ef 4,20-24)” (AG 13).

178 “La Ley nueva o Ley evangélica es la perfección aquí abajo de la ley divina, natural y revelada. Es obra de Cristo y se expresa particularmente en el Sermón de la Montaña. Es también obra del Espíritu Santo, y por él viene a ser la ley interior de la caridad: "Concertaré con la casa de Israel una alianza nueva... pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Hb 8, 8-10)” (CCE 1965)

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sentido misionero, la educación moral no puede quedarse en un mero nivel individual, sin que ha de abrirse necesariamente a las exigencias de la moral social. A este respecto, la Doctrina Social de la Iglesia es referencia obligada de la iniciación cristiana, sobre todo la que va dirigida a los jóvenes y los adultos179.

D/ LA INICIACIÓN EN LA VIDA DE ORACIÓN180

La progresiva vinculación a Jesucristo que tiene lugar a lo largo del proceso catequético se realiza también por medio de la oración. La oración no sólo es expresión de la unión a Cristo, sino que la realiza y la hace crecer, también esta unión con Jesús implica que los que se inician dediquen tiempo a escucharle, a suplicarle, a darle gracias. La catequesis cobra mayor profundidad cuando está penetrada por un clima de oración.

La oración cobra especial relieve cuando el catequizando se enfrenta a los aspectos más exigentes del Evangelio y se siente débil; o cuando se hace especialmente consciente de la acción salvadora que Dios realiza con él.

Por otro lado, la comunión con Jesucristo lleva a los discípulos a asumir el carácter orante y contemplativo que tuvo su Maestro respecto al Padre:

- Aprender a orar con Jesús es vivir permanentemente en la presencia del Padre, atento a su voluntad y pronto para realizarla.

- Supone participar de los mismos sentimientos que él tenía hacia el Padre: adoración, alabanza, confianza filial, súplica, admiración de su gloria…

El Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana:

- Es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos.

- En el Padre nuestro está condensado lo mejor de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús181.

- Con la oración dominical, el que se inicia se ve introducido en el espíritu filial que Jesús tenía con el Padre182.

- La “entrega del Padre nuestro” (RICA 25, 188-191), resumen de todo el Evangelio, es una verdadera expresión de la realización de esta tarea.

La catequesis ha de iniciar tanto en la oración comunitaria como individual:

- Los cristianos, unidos a Cristo, oran juntos, en comunidad, a Dios (cf. Mt 18,20). El grupo de catequesis debe ser un espacio de oración, en el que sus miembros aprendan a escuchar la Palabra y expresar su fe.

- Ahora bien, la oración comunitaria se seca si no va acompañada de la oración individual183.

179 “El rico patrimonio de la enseñanza social de la Iglesia ha de encontrar su puesto, bajo formas apropiadas, en la

formación catequética común de los fieles” (CT 29). 180 Cf. J. C. CARVAJAL BLANCO, “La iniciación a la oración en catequesis”: TyC 64 (1997) 77-94; J. C. CARVAJAL - M.

HERRÁIZ GARCÍA, “Oración. Orientaciones pedagógicas”, en: PEDROSA, et al. Nuevo Diccionario de Catequética II, 1688-1701; A. ARIZA ARIZA, “La iniciación a la vida de oración desde la propuesta del Catecismo de la Iglesia Católica”: TyC 120 (2011)81-112.

181 “Esta oración os anima no solamente a aprender a pedir a vuestro Padre que está en los cielos lo que vosotros deseáis, sino a aprender también lo que vosotros debéis desear” (SAN AGUSTÍN, Semones, 59).

182 “En la oración dominical (los elegidos) descubren más profundamente el nuevo espíritu de hijos, gracias al cual llaman Padre a Dios” (RICA 25).

183 “En efecto, el cristiano llamado a orar en común debe, no obstante, entrar también en su cuarto para orar al Padre en secreto (cf. Mt, 6,6), más aún, debe orar sin tregua, según señala el Apóstol (cf. 1 Ts 5,17)” (SC 12).

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E/ LA INICIACIÓN EN LA VIDA COMUNITARIA184

La catequesis capacita al cristiano para vivir en comunidad. La vida cristiana en comunidad no se improvisa y hay que educarla con cuidado (DGC 86a). Por ello, la comunidad cristiana, se ha de presentar desde el inicio del proceso catequético como la verdadera madre que engendra al neo-converso en la fe. Y el neo converso debe reconocerse llamado a integrar la comunión eclesial, único ámbito en el que puede participar de la comunión trinitaria y encontrarse con su Señor.

Para que en el corazón de los que se inician surja un verdadero sentido comunitario, la comunidad se ha de hacer presente a lo largo del itinerario catecumenal:

- En primer lugar, el catequista debe manifestar que él es el portavoz de la comunidad y que transmite los que esta está viviendo.

- Los sacerdotes de la parroquia no pueden quedar al margen del proceso iniciático, ni porque no se cuente con ellos ni porque ellos se desentiendan.

- Aquellos miembros de la comunidad que han servido de referencia para el acercamiento de los catequizados a la fe deben mantener un cierto acompañamiento de ellos (padrinazgo).

- Algunos miembros de la comunidad, siempre que el catequista lo requiera, tomarán parte en las tareas catequizadoras: compartirán sus experiencias, participarán en los momentos más significativos…

- Aquellos actos comunitarios que reúnen a toda la comunidad estarán abiertos a los que se inician, para que puedan tener una experiencia directa de la vida eclesial.

- En todo el itinerario catequético-iniciático se debe poner de manifiesto que la meta última es la integración a la comunidad eclesial, “real y no ideal”, de referencia.

Esta iniciación en la vida comunitaria pasa por el fomento de aquellas actitudes que Jesús enseñó a sus discípulos (seguimos el discurso de Mateo 18):

- El espíritu de sencillez y humildad (“si no os hacéis como niños...” [Mt 18,3]);

- La solicitud por los más pequeños (“el que escandalice a uno de estos pequeños...” [Mt 18,16]);

- La atención preferente a los que se han alejado (“ir en busca de la oveja perdida...” [Mt18,12]);

- La corrección fraterna (“amonéstale a solas tú con él...” [Mt 18,15]);

- La oración en común (“si dos se ponen de acuerdo para pedir algo...” [Mt 18,19]);

- El perdón mutuo (“hasta setenta veces siete...” [Mt 18,22]).

- En definitiva, el amor fraterno que aglutina todas estas actitudes (“amaos unos a otros como yo os he amado” [Jn 13,34]).

F/ LA INICIACIÓN EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA185

Los que se han encontrado con Cristo y se van revistiendo de Cristo no pueden dejar de ser apóstoles suyos. La catequesis trata de capacitar a los discípulos de Jesucristo para participar de la misión evangelizadora de la Iglesia186:

184 Cf. A. BOTANA, “Comunidad cristiana”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de Catequética,475-491; E. SANTAYANA,

LOZANO, “La tarea de iniciar a la vida común”: TyC 120 (2011) 113-136. 185 Cf. L. BERROCAL, “Compromiso transformador y misionero, iniciación al”, en: PEDROSA, Nuevo Diccionario de

Catequética, 449-459; J. C. CARVAJAL BLANCO, “La iniciación en la misión de la Iglesia”: TyC 120 (2011) 137-168. 186 “Los catecúmenos han de aprender a cooperar activamente en la evangelización y edificación de la Iglesia con el

testimonio de la vida y la profesión de la fe” (AG 14).

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- La experiencia de la fe, como experiencia gozosa y plenificante que es tiende a ser compartida y comunicada: “Ay de mí si no evangelizare” (1Co 9,16).

- No obstante, esta disposición misionera que brota de la recepción del Evangelio, es preciso que la catequesis la entrene y la convierta en un apostolado real en la vida de cada creyente187.

Si la verdadera motivación de la acción apostólica procede de la misma fe, es preciso que la catequesis profundice sobre la experiencia gozosa de la fe

- Experiencia gozosamente vivida en referencia con la experiencia eclesial.

- Experiencia regulada por la profesión de fe.

- Experiencia capaz de formularse a partir de las experiencias, interrogantes y anhelos que mueven a los hombres hoy.

La acción apostólica están movida por unas actitudes que Jesús enseñó a sus discípulos:

- Se trata de ir en busca de las gentes, no de esperar a que vengan (“Les envió de dos en dos” [Lc 10,1])

- Pasa por compartir la vida de las gentes a las que se trata de evangelizar (“Quedaos en su casa…” [Lc 10,7])

- Se hace con obras y palabras (“Decidles: el Reino de Dios está cerca. Curad a los enfermos” [Mt 10,7-8])

- Se realiza desde la pobreza evangélica, sin preocuparse de seguridades humanas (“No llevéis oro ni plata” [Mt 10,9])

- Hay que ser conscientes y saber asumir el rechazo del que se va a ser objeto (“Os envío como ovejas entre lobos… os entregarán a los tribunales” [Mt 10,16-17])

- En medio de las dificultades, puesta la confianza en el Padre y en la acción de su Espíritu (“No os preocupéis de vuestra defensa… El Espíritu de vuestro Padre es el que hablará por vosotros” [Mt 10,20]).

- Con la mirada puesta en que el premio es participar del mismo Evangelio (“Alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo” [Lc 10,20]).

Aquí es importante que no se establezca una contraposición entre la acción temporal y la acción eclesial:

- La comunidad cristiana solo se realiza si se proyecta en la misión; pero la acción misionera sólo es fecunda cuando brota de la comunión188.

- La Iglesia se construye tanto desde las tareas intra-eclesiales como desde las que promueven la transformación y consagración del mundo.

- La catequesis debe ayudar a hacer una lectura cristiana de la realidad y, a partir de la Doctrina Social de la Iglesia, ofrecer criterios para que los cristianos desarrollen su compromiso apostólico y social.

187 “La catequesis está abierta al dinamismo misionero. Si se hace bien, los cristianos tendrán interés en dar

testimonio de su fe, de transmitirla a sus hijos, de hacerla conocer a otros, de servir de todos los modos a la sociedad humana” (CT 25).

188 “La comunidad es misionera y la misión es para la comunión. Siempre es el único e idéntico Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a predicar el Evangelio […] Ciertamente urge en todas partes rehacer el entramado cristiano de la sociedad humana. Pero la condición es que se rehaga la cristiana trabazón de las mismas comunidades eclesiales” (ChL 32.34).

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G/ ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CONJUNTO DE LAS TAREAS (DGC 87)

Todas las tareas anteriormente explicadas son necesarias. Si se descuidara alguna de ellas, la fe cristiana no alcanzaría todo su crecimiento. Cada una de las tareas realiza, a su modo, la finalidad de la catequesis (poner en relación con Cristo), y además, todas se implican mutuamente y se desarrollan conjuntamente. Para realizar sus tareas, la catequesis se vale de:

- La transmisión del mensaje evangélico (Sagrada Escritura + Catecismo = que son los dos grandes medios o sustentos, dos fuentes).

- La experiencia de vida cristiana que supone una pedagogía y pasa necesariamente por unos entrenamientos particulares.

En cada una de las tareas se conjuga una dimensión de gracia (don) y una dimensión de compromiso (respuesta libre). Cada dimensión de la fe, como la fe en su conjunto, debe ser enraizada en la experiencia humana, sin que permanezca en la persona como un añadido o un aparte.

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TEMA VII: LA CATEQUESIS TRANSMITE LA FE DE LA IGLESIA. EL CONTENIDO DE LA CATEQUESIS189

TEMA IX: EL MINISTERIO DE LA CATEQUESIS EN LA IGLESIA PARTICULAR Y SUS AGENTES190

189 DGC 2ª Parte, cap. I: “Normas y criterios para la presentación del mensaje evangélico en la catequesis”, 94-118; M.

DEL CAMPO, “¿Qué comunicar hoy?”: Teología y Catequesis 94 (2005) 69-95; F. X. MORELL I ROM, “Normas y criterios

para la presentación del mensaje evangélico” en: ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CATEQUETAS, Comentario al directorio

general para la catequesis (PPC, Madrid 2005) 107-130; J. CARLOS CARVAJAL, “El acontecimiento de la Palabra de

Dios en la catequesis”: Teología y Catequesis 124 (2012) 57-72; A. GARCÍA SUÁREZ, “En torno a la integridad

(extensiva e intensiva) del mensaje cristiano, en: ID., Eclesiología, catequesis, espiritualidad (EUNSA, Pamplona

1998) 443-523; J. MOLINARIO, “La catequesis y el contenido de la fe. Historia del tema en los siglos XIX y XX”: Sinite

157 (2011) 263-279 A. FOSSION, A., Dieu désirable: proposition de la foi et initiation (Coédition Lumen Vitae – Novalis,

Bruxelles – Québec 2010) 121-140

190 DGC 5ª Parte, 215-285; COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, El catequista y su formación (1985); C.

AGUILAR, “La catequesis en la Iglesia particular”: Teología y catequesis 104 (2007) 113-135; ID; “El servicio y el

proyecto diocesano de catequesis”, en: M. DEL CAMPO (Ed.), La pedagogía de la fe. Al servicio del itinerario de

iniciación cristiana (Publicaciones de la Facultad de Teología “San Dámaso”, Madrid 2009) 311-336; J. M. ESTEPA,

“La Iglesia particular y la catequesis”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO 521-539; T. STENICO, “vocación, identidad y

formación del catequista”, en: CAÑIZARES – DEL CAMPO (Eds.), Evangelización, Catequesis Catequistas, 541-586; E.

ALBERICH, Catequesis evangelizadora (CCS, Madrid 2009): cap 11: “El catequista: identidad y formación”, 285-297;

C. DOOLEY, “La formación de los catequistas”, en: H. DERROITTE (dir.), 15 nuevos caminos para la catequesis (Sal

Terrae, Santander 2008) 199-210; M. VILLERS, “El proyecto diocesano de catequesis”, en: DERROITTE (dir.), 211-230;

E. BIEMMI, “La formación de catequistas en un contexto de nueva evangelización”: Sinite 158 (2011) 547-561.

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TEMA VIII: LA CATEQUESIS COMO EJERCICIO DE LA “PEDAGOGÍA ORIGINAL DE LA FE” 191191191191

1. INTRODUCCIÓN. LA CATEQUESIS: CONTENIDO Y PEDAGOGÍA “El plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios

realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las

palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio” (DV 2)

a/ La catequesis es un servicio que la Iglesia presta a la Revelación divina: servicio en el que conjuga obras y palabras: contenido y pedagogía. Las palabras son el contenido: La Palabra de Dios:

- Palabra de Dios es Jesucristo.

- Jesucristo es Dios comunicándose en su Hijo para la salvación de los hombres.

- Dios se comunica por mediación de su Iglesia.

Las obras son los modos propios que Dios tiene de hacer, por medio de los cuales se revela: la Pedagogía divina.

- La pedagogía de Dios es la fuente y modelo de la pedagogía de la fe (DGC 139):

- La pedagogía de la fe acontece en la fe (se hace con los ojos de la fe).

- Y es una pedagogía que está puesta al servicio de la fe:

· Al servicio de la gracia divina.

· Al servicio de la respuesta libre del hombre.

- La pedagogía de la fe discierne y secunda la pedagogía de Dios (su modo de actuar).

b/ Proceso pedagógico: como conjunción de pedagogía de la fe y métodos o didácticas apropiadas. Después de lo dicho se comprende que el término “pedagogía”, tal y como lo empleamos aquí, no es sinónimo de “didáctica” o “metodología”.

- La didáctica o la metodología apunta a los métodos, procedimientos o actividades concretas que se deben realizar para alcanzar un objetivo propuesto. Aquí el interés se centra en las técnicas que se emplean para transmitir los conocimientos o habilidades que se desean. De es esta concepción reductiva de la pedagogía deriva.

191 DGC 3ª Parte (137-161); L. SORAVITO, “La pedagogía de Dios, fuente y modelo de la pedagogía catequética”: en:

CAÑIZARES – DEL CAMPO (Eds.), Evangelización, Catequesis Catequistas, 403-429; C. BISSOLI, “La acción de Dios en la

historia: los hechos más destacados, la narración de la historia de la salvación y la catequesis”, en: Ibid, 431-447;

J. L. MARTÍN BARRIOS, “La pedagogía de Dios, fuente y modelo de la pedagogía de la fe”, en: ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE

CATEQUETAS, Comentario al directorio general para la catequesis (PPC, Madrid 2005) 159-174; M. DEL CAMPO (Ed.), La

pedagogía de la fe. Al servicio del itinerario de iniciación cristiana iniciación cristiana (Publicaciones de la Facultad de

Teología “San Dámaso”, Madrid 2009), en especial: J. CARLOS CARVAJAL, “La pedagogía de Dios en la historia de la

salvación. Apuntes para la pedagogía de la fe”; 15-46; ID, “La pedagogía de la fe, al servicio de la revelación”, 47-81;

O. DUBUISSON, El acto catequético: su finalidad y su práctica (CCS, Madrid 1989); E. ALBERICH, “Hacia la catequesis

en acto. El problema del método”, en: Catequesis evangelizadora (CCS, Madrid 2009) 263-281; J. PUJOL et al.,

Introducción a la Pedagogía de la fe, (EUNSA, Pamplona 2001) 47- 59, 193-209, 309-317; E. PÉREZ LANDABURU,

“Metodología catequética”, en: V. Mª PEDROSA et al., Nuevo diccionario de Catequética (San Pablo, Madrid 1999)

1450-1465; F. X. MORELL I ROM, “Pedagogía de Dios. Pedagogía catequética”, en: Ibid., 1780-1796; L. OTERO,

“Catequesis, pedagogía de la fe y destinatarios de la catequesis en el nuevo Directorio general para la catequesis”,

Teología y Catequesis 69 (1999) 89-114; E. MONTISCI, “Catequesis y educación”: Sinite 159-160 (2012) 267-289.

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- Bien una visión “idolátrica del método” pensando que por el uso de unas técnica humanas se puede transmitir la fe.

- Bien el rechazo de todo componente pedagógico, que reduce la catequesis a mera transmisión de contenidos.

- El concepto que aquí empleamos de “pedagogía”, calificado con la expresión “de la fe”, es mucho más amplio. Hunde su raíz en la teológica y florece como servicio y testimonio192:

- Dios sigue siendo el verdadero pedagogo del hombre.

- La Iglesia, es la mediación humana de esa acción pedagógica por la que Dios atrae a los hombres hacia sí. Se basa en el testimonio.

- La Iglesia, y en su seno los catequistas, media el hacer de Dios a través de un ejercicio de fe, en el que, eso sí, discierne, considera e integra los métodos, las didácticas y acciones educativas que tiene a su alcance.

Aquí viene bien recordar lo que el Beato Juan Pablo II afirma:

“Hay una pedagogía de la fe y nunca se ponderará bastante lo que ésta pude hacer en favor de la

catequesis. En efecto, es cosa normal adaptar, en beneficio de la educación de la fe, las técnicas

perfeccionadas y comprobadas de la educación en general. Sin embargo, es importante tener en cuenta

en todo momento la originalidad fundamental de la fe.

Cuando se habla de pedagogía de la fe, no se trata de transmitir un saber humano, aun el más

elevado; se trata de comunicar en su integridad de Revelación de Dios. Ahora bien, Dios mismo, a lo

largo de toda la historia sagrada y principalmente en el Evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe

seguir siendo el modelo de la pedagogía de la fe. En catequesis, una técnica tiene valor en la medida en que se pone al servicio de la fe que se ha de transmitir y educar, en caso contrario, no vale”

(CT 58).

c/ La catequesis es, por tanto, un proceso pedagógico por el que la Iglesia sirve la autocomunicación de Dios a los destinatarios.

“La catequesis, en cuanto comunicación de la Revelación divina, se inspira radicalmente en al pedagogía de Dios tal como se realiza en Cristo y en la Iglesia, toma de ella sus líneas

constitutivas y, bajo la guía del Espíritu Santo, desarrolla una sabia síntesis de esa

pedagogía, favoreciendo así una verdadera experiencia de fe y un encuentro filial con Dios”

(DGC 143)

Proceso pedagógico: al servicio de la condescendencia divina por la que Dios mismo se manifiesta y se da a conocer.

- [Modelo] Dios, tal y como actuó en la historia de la salvación, sigue actuando hoy;

- [Modelo] Jesús, tal y como educó a sus primeros discípulos, sigue educando a sus discípulos del siglo XXI;

- [Fuente] El Espíritu, teniendo como mediación la Iglesia y cada uno de sus miembros, es el que actualiza la acción de Dios en su Hijo Jesucristo;

192 Reproducimos un texto del Beato Juan Pablo II: Exhortación apostólica Vita consecrata nº 66, que aunque esta

referido a la formación en la vida consagrada, puede hacerse extensible, con igual o mayor propiedad, al conjunto de la vida cristiana. “Dios Padre, en el don continuo de Cristo y del Espíritu, es el formador (pedagogo) por excelencia de quienes se consagran a Él. Pero en esta obra Él se sirve de la mediación humana, poniendo al lado de los que Él llama algunos hermanos y hermanas mayores. La formación (la pedagogía) es una participación en la acción del Padre que, mediante el Espíritu, infunde en el corazón de los jóvenes y de las jóvenes (los destinatarios) los sentimientos del Hijo”.

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- La catequesis es pues un servicio que los catequistas prestan, en el seno de la comunidad, a la acción educativa que Dios lleva a cabo con aquellos que la Iglesia ha puesto bajo su cargo

d/ ¿Dónde aprende la Iglesia el servicio a la condescendencia divina?

- En primer lugar la Iglesia lo aprende por la fe. No hay otro medio para acceder a la acción misteriosa de Dios y a su conocimiento

- Lo aprende en el mismo contenido de la fe. El mensaje cristiano no es sino la expresión de cómo Dios en su Hijo, Jesús, se acerca al hombre, se hace el encontradizo y obra su salvación

o La Iglesia lo aprende por el testimonio que su propia historia bimilenaria le da: La acción de Dios no ha quedado en el pasado, Dios ha seguido actuando y actúa aún hoy a través de sus testigos. Por tanto: AT-NT-Hria de la Iglesia.

o Cada cristiano, en general, los catequistas en particular lo aprende en su propia experiencia de fe: Los catequistas son aquellos que han conocido el modo de actuar de Dios en sus vidas y quieren dar testimonio de él y servirlo en la vida de los demás.

2. LA PEDAGOGÍA DE DIOS, FUENTE Y MODELO DE LA PEDAGOGÍA DE LA FE

TODO COMIENZA CON LA ACCIÓN CREADORA DE DIOS A/ DIOS NOS LLAMA A LA RELACIÓN

Dios crea todo por amor: El acto creador.

Las criaturas tienen consistencia propia y están envestidas de la bondad de su Creador. No obstante, dependen de Él y a Él remiten. Las criaturas están puestas al servicio de su plan salvador.

El hombre es la única criatura que Dios ama por sí mismo (GS 24)

Esto se debe a que Dios ha creado al ser humano a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26-27), y le ha destinado a ser partícipe de su comunión trinitaria: Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti (San Agustín) � Así pues junto al don de la creación Dios nos ha dado el don de la vocación divina.

No obstante, el hombre ha de aceptar y responder a su vocación en libertad. Ha de aceptar que es criatura (que depende de Dios) y que su realización y felicidad plena está en Dios. Su relación con Dios es una relación siempre mediada, la ha de desarrollar a través de las relaciones que tiene las criaturas y con sus semejantes:

- Pero estas ni pueden ocupar el lugar de Dios: Ídolos.

- Ni quedar tampoco al margen de la relación con Él.

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. La pedagogía de la fe debe ayudar a caer en la cuenta que todo es don, regalo de Dios. Y debe ayudar a descubrir y reconocer que detrás de los dones está el Donante: Dios mismo.

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2. La pedagogía de la fe debe ayudar a despertar la llamada de Dios a vivir en relación con Él; y que esta relación con Dios es el mayor don al que puede aspirar un ser humano.

3. La pedagogía de la fe debe ayudar a vivir en una permanente relación con Dios, no en los márgenes sino en el centro de la vida � porque es una relación constitutiva.

Pero, el hombre, puede no aceptar la relación con Dios: EL PECADO.

- Se hace la ilusión de que se hace a sí mismo y que puede darse el futuro que quiera, no aceptando su “ser creatural”: Quiere ser Dios sin Dios (cf. Gn 3,1-7).

- El hombre abusa de su libertad, da la espalda a su Creador, vive en rebeldía (cf. GS 13): - El hombre se apropia de los dones de Dios, si referirlos a Él.

- Y quiere conquistar su felicidad sin recibirla como gracia.

- Al final, el pecado introduce un auténtico desorden:

- Al margen de Dios, el pecado debilita al hombre que pierde su horizonte y se cierra al auxilio de la gracia divina.

- Con los demás pierde los vínculos de colaboración y de fraternidad, los otros pasan a ser extraños, incluso, rivales.

- Y las cosas, ocupan el lugar de Dios, son ídolos que dominan y desorientan al ser humano.

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. La pedagogía de la fe debe ayudar a reconocer y aceptar los límites que supone la condición de criatura: eso ayudará a volver hacia Dios.

2. La pedagogía de la fe debe ayudar a despertar el deseo de Dios que, a pesar del pecado, siempre late en el corazón del ser humano.

3. La pedagogía de la fe debe mostrar que el amor y la fidelidad divina siempre está esperando al hombre pecador. No importa el pozo de miseria en el que haya caído, Dios siempre le está esperando para recomponer la relación.

B/ JESUCRISTO CONSUMA LA RELACIÓN ENTRE DIOS Y EL HOMBRE

Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Él, con sus obras y palabras, nos revela la verdadera relación con Dios (Reino de Dios). Pero, sobre todo, nos lo revela en su misma persona (cf. LG 5):

- Él es Enmanuel (Dios-con-nosotros): en quien Dios ha manifestado que se mantiene fiel a su plan salvador y que hace todo, hasta entregar a su Hijo en la cruz como rescate del hombre, para llevarlo a término.

- Él es la respuesta que Dios espera de nosotros: Él es todo lo nuestro. Jesús es uno de nosotros que ha dado cumplimiento a la voluntad del Padre y ha mantenido con él, hasta la muerte, la relación de hijo.

Jesucristo nos da su Espíritu de filiación: para unirnos a Él y, en Él, mantener con Dios una relación de hijos.

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CLAVES PEDAGÓGICAS

1. La pedagogía de la fe tiene como último referente la persona de Jesucristo. Cristo es la pedagogía de Dios en persona. Contemplando a Jesús no solo comprendemos cómo Dios actúa, sino la obra que quiere realizar en nosotros.

2. La pedagogía de la fe debe introducir en la relación con Jesús. Él es “el otro” que sale a nuestro encuentro y en relación y seguimiento identificatorio suyo aprendemos a ser verdaderamente hombres, a mantener nuestra relación con Dios y cumplir nuestra vocación

3. La pedagogía de la fe debe ayudar a abrirse a la acción del Espíritu. Ahora es el Espíritu el que hace presente a Jesús, nos introduce en su relación y el que podamos vivir en nosotros la misma vida de Jesús.

C/ EL ESPÍRITU SANTO ACTIVA NUESTRA RELACIÓN CON DIOS

“La transmisión del Evangelio por medio de la Iglesia es, ante todo y siempre, obra del Espíritu Santo y tiene en la revelación el fundamento y la norma básica […] Pero el Espíritu se vale de personas que reciben la misión de

anunciar el Evangelio y cuyas capacidades y experiencias humanas entran a formar parte de la pedagogía de la fe”. (DGC 138)

El Espíritu es el que difunde a lo largo del tiempo la obra que Cristo ha realizado en su persona. Por ello, es el protagonista de la acción evangelizadora por la que se difunde la obra salvadora realizada en Jesús. La Iglesia, y en su seno todo creyente, no es ni más ni menos que su instrumento.

El Espíritu realiza la obra de Dios:

- Difunde por todas partes las “semillas de la Palabra”, auténtica preparación para que la Iglesia pueda anunciar la Palabra que es Cristo. Va disponiendo los corazones, la historia… para que por medio del instrumento que es la Iglesia consuma su obra misteriosa.

- Él es el que da significado divino a las acciones (testimonio) y a las palabras (anuncio) que realizan los creyentes, en general, y los catequistas, en particular

- El mueve la mente y los corazones de los destinatarios para que se abran a esas acciones y palabras como testimonio y anuncio de Dios

El Espíritu nos introduce en la relación con Dios:

- Nadie puede decir “Jesús es Señor” si el Espíritu no le inspira (Rm 8,9; 1Co 12,3).

- Y nadie puede decir “Abba, Padre” sino bajo el impulso del Espíritu (Rm 8,14-17; Gal 4,6-7

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. La pedagogía de la fe que secunda la acción del Espíritu se aprende con una meditación asidua de la Sagrada Escritura. Contemplando como Dios y Jesús actúan en ella, comprendemos cómo el Espíritu, que es el Espíritu de Dios, actúa ahora en nosotros y en nuestros destinatarios.

2. La pedagogía de la fe pasa por conocer bien a los destinatarios. El Espíritu ya está actuando en ellos y en sus vidas. Es preciso desplegar con ellos unas cordiales relaciones personales y mantener unos diálogos sinceros para saber cómo en sus interrogantes y anhelos, éxitos y fracasos está sembrando la Palabra el Espíritu.

3. La pedagogía de la fe requiere que este proceso de discernimiento y servicio a la acción del Espíritu se haga en comunidad. Es preciso que los catequistas participen

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de la vida eclesial, se reúnan en grupos para que más allá de cualquier subjetivismo, puedan discernir la acción del Espíritu en sus destinatarios

D/ EN CONCRETO, QUÉ TIENEN QUE HACER LOS CATEQUISTAS (se lo salta)

- Deben tener gran familiaridad con la Palabra de Dios, en especial con el Evangelio, ella es la que les prestará la luz para ver con los ojos de la fe. El conocimiento de la Escritura les ayudará a descubrir la presencia salvadora de Dios para anunciarla.

- Han de hacer presente en su oración la vida de sus catequizandos. La vida compartida en las sesiones de catequesis no está al margen de la meditación de la Palabra de Dios que realizan y después van a anunciar. La vida interroga a la Palabra y la Palabra interroga e ilumina la vida

- Se ha de hacer del grupo de catequistas un grupo de discernimiento. Más que hablar de acciones y metodologías que ya están ofrecidas en los materiales de catequesis, se ha de hablar en el grupo de catequistas de cómo Dios va actuando en sus destinatarios y los misterios de Cristo que se van anunciar ya se van apuntando en sus vidas.

- Han de orar al Espíritu Santo, han de pedir al Señor la acción y la palabra oportuna que ayude a hacer visible su amor a los miembros vuestros grupos.

3. LA PEDAGOGÍA ORIGINAL DE LA FE: AL SERVICIO DE LA ACCIÓN DE DIOS.

A/ LA MEDIACIÓN DEL CATEQUISTA El catequista es intrínsecamente un mediador que facilita la comunicación entre las personas y el misterio de Dios” (DGC 156).

“En la escuela de Jesús Maestro, el catequista une estrechamente su acción de persona responsable con la acción misteriosa de la gracia de Dios. La catequesis es, por esto, ejercicio de una ‘pedagogía original de la fe’” (DGC 138).

El catequista es un auténtico mediador entre el Dios que quiere comunicarse y el hombre destinatario de su amor.

- Ser catequista es una vocación:

- Dios es el que llama para ser sus colaboradores. - Y el otorga la gracia que nos capacita en el cumplimiento de nuestra misión.

- En cuanto vocación, en la medida en que la vamos asumiendo, poco a poco configura nuestra vida:

- Nos configura con Jesús Maestro. - Nos hace instrumentos y servidores de la acción preveniente del Espíritu. - Nos incorpora de un modo extraordinario en la misión de la Iglesia.

Para que la mediación del catequista sea verdaderamente eficaz, ha de desplegar una “pedagogía original de la fe” puesta al servicio de la pedagogía que Dios despliega:

· Pedagogía que se aprende de la pedagogía de Dios. · Pedagogía que secunda la acción de Dios. · Pedagogía que se convierte en un testimonio.

La pedagogía de la fe, por tanto, es una pedagogía “en acto de fe”:

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- El catequista no solo confiesa la fe que va a transmitir a sus destinatarios. - Si no que por “los ojos de la fe” la ha de ver realizada, de un modo concreto, en la propia vida

y en la de los destinatarios. B/ LA PEDAGOGÍA DEL DON

- Todo es gracia:

- El don de la vida y los dones que con ella nos da el Señor;

- El don de nuestra vocación divina;

- El don de la misericordia y el perdón de Dios que una y otra vez nos mantiene en el ser y nos sigue llamando a su amor;

- El don de Jesús y de su Espíritu:

- Dios mismo entregándosenos de un modo personal

- Dios mismo nos capacita para responderle

- El don de la fe, por el que llegamos a conocer el resto de los dones.

- El catequista es el vocero e instrumento de los dones de Dios:

- En cuanto vocero:

- Señala a la consideración de sus destinatarios los dones con los que Dios lo ha agraciado.

- Y remite a Dios, como el origen de todo don, y como el Don mismo, por antonomasia.

- En cuanto instrumento:

- Manifiesta que su propia vida es fruto de la gracia de Dios - Y se hace don para sus propios catequizandos

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. Es preciso ayudar a los catequizandos a que valoren lo que la vida les regala. Levantarse cada mañana, tener un plato de comida, disfrutar de unos amigos, poder gozar con una puesta de sol, tener salud… Si se les ayuda a que disfruten de esas cosas cotidianas, ya se les está iniciando en el dinamismo que les abre a la gracia de Dios.

2. Se les ha de anunciar que todo procede del amor de Dios. Los dones que recibimos no son fruto del azar, ni tienen su último origen en la generosidad de los que nos quieren y cuidan. Dios con su amor providente está detrás. En la catequesis se ha de ayudar a hacer este descubrimiento, para que los destinatarios se abran a la relación agradecida con Dios.

3. Los catequizandos han de descubrir y valorar que el don de Dios no se agota en los bienes materiales. La catequesis empieza por mostrar los bienes materiales como un regalo, para después ayudar a descubrir la compañía divina y su salvación como el bien que anhela nuestro corazón y Dios lo da como gracia en su Hijo Jesús.

C/ LA PEDAGOGÍA DE LOS SIGNOS

- Dios es un misterio invisible.

- Nadie puede ver el rostro de Dios y quedar con vida (Ex 33,20):

- ¿Cómo la criatura puede ver a su Creador? - ¿Cómo el pecador al tres veces Santo?

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- ¿Cómo un mortal al Eterno?

- Y, sin embargo, todos llevamos inscrito en nuestro corazón el deseo de ver a Dios: “Oigo en mi corazón: ‘Buscad mi rostro’ Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro” (Sal 27)

- “Cristo es imagen de Dios invisible” (Col 1,15)

Dios no quiere dejar de dar cumplimiento al deseo que ha puesto en nuestro corazón. Por eso al encarnarse su Hijo Jesús, ahora podemos contemplar a Dios en nuestra propia carne:

“Habiendo conocido por la fe quién es Jesús pudieron ver y hacer ver los rasgos de su Misterio durante toda su vida terrena. Desde los pañales de su natividad (Lc 2,7) hasta el vinagre de su Pasión (cf. Mt 27,48) y el sudario de su resurrección (cf. Jn 20,7), todo en la vida de Jesús es signo de su Misterio […] Su humanidad aparece así como el ‘sacramento’, es decir, el signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae consigo: lo que había de visible en su vida terrena conduce al misterio invisible de su filiación divina y de su misión redentora” (CCE 515).

- La humanidad de Jesús es el sacramento de su divinidad.

- Al entrar en contacto con la humanidad de Jesús entramos en contacto con el misterio de Dios.

- A través de la Iglesia, “Cuerpo de Cristo” entramos en contacto con su propia humanidad: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios de la unidad del género humano” (LG 1)

- La Iglesia es el gran signo de Jesús: ella es una realidad humana – divina - En la humanidad de la Iglesia se hace presente Jesús; - La vida de la Iglesia es la mediación de la vida de Dios.

- Entrando en comunión con la Iglesia entramos en comunión con quien es el rostro del Dios invisible con Cristo, Jesús.

- El catequista es pues el traductor de los signos de Dios: - Tanto en la vida de la Iglesia; - Como en la vida de sus destinatarios.

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. Se ha de alentar en los catequizandos el deseo de ver a Dios. Sin este deseo es imposible que los destinatarios sean receptivos a los signos que la catequesis les ofrece y menos que hagan el pasaje de lo visible a lo invisible.

2. Es preciso que la catequesis haga referencia al misterio divino que envuelve la humanidad de Jesucristo. A veces sólo se presenta a Jesús como un hombre excepcional y cuesta a los catequistas mostrarle a la luz del misterio divino que porta. Se piensa que de este modo se acercamos mejor la figura de Cristo a los catequizandos. Nada más lejos de la realidad, a Jesús sólo se le conoce si se le reconoce como Hijo y revelador del Padre.

3. La catequesis ha de ayudar a entrar en contacto con la vida de Iglesia. Es verdad, que muchos de los que se acercan a la catequesis tienen ciertas reticencias respecto a la Iglesia; pero si no entran en contacto con la vida eclesial, su camino en la fe será algo teórico que no les llevará a encontrarse de manera efectiva con el Señor.

D/ LA PEDAGOGÍA ESPIRITUAL

- El Espíritu Santo es el Maestro interior:

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- El Espíritu es el que hace presente a Cristo;

- Él es el que nos lo da a conocer a Jesús y nos mueve hacia Él;

- Él es el que nos une a Cristo hasta el punto de llegar a ser “otros Cristos”.

- El catequista es un hombre o una mujer de Espíritu: “Nosotros hemos recibido un Espíritu que no es de este mundo; es el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que de Dios recibimos […] El hombre natural no capta las cosas del Espíritu de Dios. Carece de sentido para él y no puede entenderlas, porque sólo a la luz del Espíritu pueden ser discernidas […] Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo” (1Cor 2,12.14.16b)

El catequista, como cualquier cristiano, no sólo se deja guiar por el Espíritu, sino que también conoce cómo actúa y cómo actúa en los demás:

- Esto le da la capacidad de discernir la acción del Espíritu;

- Y con su misma ayuda secunda esa acción haciéndose su instrumento.

- El catequista tiene como encomienda iniciar a sus catequizandos en el modo de actuar del Espíritu y en la vida espiritual que procura � Esto supone darles instrumentos para que conozcan las mociones del Espíritu, y, también, acompañarles y sostenerles en el combate espiritual.

CLAVES PEDAGÓGICAS

1. Los catequistas deben ser conocedores de la acción del Espíritu en tu vida. El Espíritu actúa en lo ordinario de la vida y, aunque su acción es muy variada, siempre busca un mismo objetivo: reproducir en nosotros la imagen de Cristo. Si los catequistas aprenden cómo el Espíritu actúa en ellos, conocerán cómo el Espíritu actúa en los que catequizas.

2. Se ha de tratar de que los destinatarios de la catequesis tengan una vida interior. La catequesis le ha de ayudar a entrar dentro de sí, a que se hagan conscientes de su vida interior: de sus inquietudes, miedos, dudas…, sobre ese fondo humano, el Espíritu escribirá su letra y los catequistas podrán ayudarlos a leerla.

3. La catequesis ha de ayudar a los catequizandos a iniciarse en el discernimiento de las mociones del Espíritu. El Espíritu aunque viene de Dios, realiza su obra en lo que en el hombre es lo más humano. Actúa cuando saca de él lo mejor. Es propio del Espíritu alentar en el hombre los deseos de plenitud y allanar las dificultades ante las decisiones y empresas que tomamos en nombre de Cristo... Todo eso lo deben aprender, aunque sea de un modo inicial los catequizandos

E/ LA PEDAGOGÍA DE LA EXPERIENCIA

- En Jesús, la Palabra de Dios se ha comunicado en nuestra humanidad. “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado” (GS 22).

La experiencia humana de Jesús se ha hecho portadora de la experiencia divina. Como su humanidad está libre de pecado, su humanidad ha podido expresar la plenitud de la divinidad al modo humano (cf. Col 2,9). Participando nosotros de su experiencia humana, que es vecina a la nuestra, conocemos y participamos de la experiencia de Dios.

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La experiencia humana es cualquier experiencia vital en la mediada en que la persona está implicada en su totalidad; es decir � aparece la cuestión del sentido de la vida, y está necesitada una respuesta que no nosotros mismos no podemos dar.

- La respuesta que nos da Jesús es vivir, con él, en relación filial delante de Dios, Padre: - Todas las situaciones y relaciones recibirlas como gracia de Dios, vivirlas en diálogo

obediente con Dios. - Esta relación filial es la que hace que la experiencia humana se transforme en

experiencia cristiana.

- Según lo dicho, la experiencia humana de los destinatarios es un elemento constitutivo de la catequesis.

“La relación del mensaje cristiano con la experiencia humana no es puramente metodológico, sino que brota de la finalidad misma de la catequesis, que busca la comunión de la persona humana con Jesús” (DGC 116).

- La catequesis es la ayuda que la Iglesia presta a los que se inician para que establezcan un diálogo entre su experiencia y la del propio Jesús.

- ¿Cómo se desarrolla este diálogo de experiencias?

- Los catequizandos exponen sus experiencias, muchas veces en bruto

- Los catequistas, a la luz del mensaje de Jesús, les vamos planteando cuestiones y ofreciendo pistas, para que por sí mismos descubran los interrogantes que laten en las experiencias que han expuesto

- Se proclama la Palabra de Dios para manifestar la luz que porta y cómo es capaz de responder a esos interrogantes

- La palabra no sólo viene a confirmar lo descubierto en la experiencia

- También viene a corregirla

- Y lo que es importante, aporta la gracia capaz de estimular y trasformar la experiencia hasta ser una participación de la experiencia del propio Jesús

CLAVES PEDAGÓGICAS (cf. DGC 152-153)

1. Es preciso que se ayuda a los catequizandos a estar atentos a sus experiencias más importantes. Si no son conscientes de sus experiencias ni de los interrogantes que portan, no sólo no reconocerán la luz que les ofrece la Palabra de Dios, ni siquiera tendrán el deseo de escucharla.

2. El mensaje cristiano es portador de experiencia de vida, desde esta clave se le ha de presentar. Así lo hizo Jesús, Él se sirvió de experiencias y situaciones humanas para anunciar los misterios del Reino. El mensaje cristiano está expresado en fórmulas, esto es el modo que ha hallado la Iglesia para mantenerse fiel a la enseñanza recibida; pero sólo si se expone en un lenguaje experiencial esas fórmulas se hacen comprensibles.

3. La catequesis debe facilitar el diálogo de experiencia. Hecho consciente, el que se inicia, de su experiencia humana y modulado el mensaje cristiano en clave de experiencia sólo queda poner en relación una con la otra, de este modo se le ayudará a descubrir la invitación del Espíritu a la conversión y se hará consciente del proyecto de Dios en su propia vida.

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4. LOS DESTINATARIOS DE LA CATEQUESIS Y EL CATEQUISTA193 Todo bautizado, por estar llamado por Dios a la madurez de la fe, tiene necesidad y, por lo mismo, derecho a una catequesis adecuada

· Aquí no nos referimos al cristiano en abstracto

· Los cristianos son siempre personas concretas, influidas por unas determinadas condiciones psicológicas, marcadas por un contexto social, cultural y religioso

· ¡Ojo!, estas condiciones no son un mero accidente, marcan de un modo fundamental la capacidad receptiva del Evangelio

Es preciso, por tanto, que en el cumplimiento de su misión, la Iglesia adecue su tarea catequizadora a esas condiciones reales del sujeto (cf. DGC 167)

A/ LA CENTRALIDAD DEL DESTINATARIO

- El destinatario de la catequesis es el receptor de la obra que Dios realiza en él

- La catequesis no puede ayudar en el proceso de conversión de sus destinatarios si no accede a la acción divina a través del eco que produce en ellos y no suscita su propia respuesta

- Desde este punto de vista, el destinatario ha de ser el protagonista de proceso catequético194 y la acción catequizadora es el sostén de su respuesta libre a la acción de Dios

- Esta centralidad del destinatario marcado por sus circunstancias exige que la catequesis se adapte a él

“La ‘predicación acomodada de la Palabra revelada debe mantenerse como ley de toda evangelización’ (GS 44). Esta norma tiene su intrínseca motivación teológica en el misterio de la encarnación, corresponde a una exigencia pedagógica elemental de una sana comunicación humana, y refleja la práctica de la Iglesia a lo largo de los siglos (DGC 169)

- La adaptación no sólo responde a una ley pedagógica

- Viene a actualizar el misterio de la encarnación, que fue una encarnación concreta

- El ejercicio de adaptación de la Iglesia a los destinatarios revela, justamente, su naturaleza maternal que es capaz de acercarse y cultivar a sus hijos según las puertas abiertas que ofrecen. De este modo se dibuja un dinamismo

- La Iglesia va al encuentro de cada persona en su situación

- Tiene seriamente en cuenta la variedad de condicionantes personales, sociales y culturales que marcan la identidad de los que se inician - En este punto, se ha de recordar que el destinatario es la persona en su integralidad,

no sólo en sus componentes exteriores - De este modo, a través de esos condicionantes la Iglesia busca cómo se expresan los

interrogantes, anhelos y necesidades que laten en todo corazón humano

- Sin traicionar el Evangelio, lo adapta a sus destinatarios para responder a su búsqueda de Dios que late en el fondo

193 Seguimos en este punto las reflexiones que ofrece el DGC 167-170, también el cap. 16 “El destinatario de la

educación en la fe” de J. PUJOL, et al, Introducción a la Pedagogía de la fe, 309-318 194 “La participación activa en el proceso formativo de los catequizandos está en plena conformidad, no sólo con una

comunicación humana verdadera, sino especialmente con la economía de la revelación y la salvación. De hecho, en la vida cristiana ordinaria, los creyentes están llamados a dar respuesta activa, personalmente y en grupo, al don de Dios” (DGC 157).

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- Y de este modo promueve la comunión en la Palabra divina sin que nadie abandone lo que de valioso portan su cultura, sus circunstancias y características personales

- “En el proceso de la catequesis, el destinatario ha de tener la posibilidad de manifestarse activa, consciente y corresponsablemente y no como simple receptor silencioso y pasivo” (DGC 167)

B/ EL CONOCIMIENTO INTEGRAL DEL EDUCANDO

- El catequista debe conocer a los destinatarios de la catequesis para poderles acompañar. Sólo desde un conocimiento en el que se integran todos los elementos de su realidad personal:

· El catequista podrá alentar y encauzar sus anhelos,

· Podrá orientarles en el proceso de iniciación

· Y podrá ayudarles a encontrar en el Evangelio la respuesta a sus interrogantes más profundos

- Para acceder a este conocimiento integral los catequistas han de recurrir a diversas fuentes:

· La teología: Que enseña quién es el sujeto-persona en el plan salvífico de Dios y cómo se desarrolla en él

· La antropología cultural: que ofrece los elementos culturales que marcan los modos de sentir, de interrogarse y de anhelar de los destinatarios

· La psicología: Que ayuda a conocer y tratar al hombre en sus características personales al ofrecer los rasgos que configuran su personalidad y cómo éstas van apareciendo y desarrollándose según una edad determinada

· La sociología: informa sobre las influencias que recibe el catequizando y lo que aporta el ámbito social

- No se trata de que los que intervienen en la catequesis tengan un conocimiento extraordinario, propio de especialistas, pero sí los elementos necesarios para en el acercamiento a los destinatarios poder conocerles y discernir las mociones del Espíritu

C/ LA FUNCIÓN DEL CATEQUISTA (CF. DGC 156)

- La fe se transmite en una relación personal, relación personal del catequizando con los miembros de la comunidad, en especial con el catequista

- Ningún método, por experimentado que sea, exime al catequista del trabajo personal por establecer esa relación personal (cf. DGC 156). El alma de todo método es un catequista:

· Que posee unas cualidades humanas y cristianas

· Se deja guiar por el carisma recibido del Espíritu

· Posee una sólida espiritualidad

· Y da un testimonio transparente de vida cristiana

- El catequista es intrínsecamente un mediador que facilita la comunicación entre los catequizandos y el misterio de Dios, así como entre ellos y con la comunidad

· Por tanto, todo catequista ha de esforzarse por superar todo aquello que pueda ser un obstáculo en el camino de la fe

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· Ha de concebirse como un facilitador, capaz de crear las condiciones favorables para que el mensaje cristiano sea buscado, acogido y profundizado

- El catequista no debe olvidar nunca que la adhesión de fe de los catequizandos es fruto de la gracia y de la libertas y que, por tanto, ha de buscar sostener su actividad catequética por la fe en el Espíritu Santo y en la oración

- Como hemos indicado más arriba, es de importancia capital que el catequista potencie la relación personal con los destinatarios de su catequesis. Esta relación se nutre:

· De ardor educativo,

· De aguda creatividad y adaptabilidad

· Y del máximo respeto a la libertad y la maduración de las personas

3.1. TITULO SEGUNDO

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