Cecilia Luvecce, Las Fuerzas Armadas Peronistas y El Peronismo de Base FAP

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    BIBLIOTECA

    POLITICAARGENTINA

    Las Fuerzas Armadas Peronistas y el 

    Peronismo de BaseCecilia Luvecce

    €CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA

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    Dirección: Oscar Troncoso Secretaría de redacción: Osvaldo Goldberg Diagram ación : Ricardo Pereyra, Adriana Martínez Coor dinació n y pr oduc ción: Marta Carrera,

     Ar iel O. Vil lal ba

    Ü N I V E K S I D ; · ' : * . D E C O R D O B AFACULTAD De ... ECONOMICAS 

    S I B l i  o t e c a

    SIGNATURA

    TOPOGRAFICA...i,.

    N® DE 1NV. 

    LIB RER IA... .<

    ©199 3 Centro EÉfjtor de Améri ca L atina S.A.TucumáiVl736, Buenos Aires  

    Hecho el depósito de ley, Libro de edición argentina. Impreso  en Carybe, Udaond o 2646, Lanús Oeste, Prov. de Bs As Encuadernado en Haley, Av. Mosconi 640, Lomas del Mirador,  Prov. de Bs. As. Distribuidores en la República Argentina- Capital: Distribuidora Cancellaro S.R.L., Virrey del Pino 2639  5S“A”, Cap. Fed.; interior: Dipu S.R.L., Azara 225, Capital  

    Impreso en noviembre de 1993.

    ISBN: 950-25-2430-X ·

    AGRADECIMIENTOS

    El presente libro representa la primera etapa de unainvestigación que continúo, actualmente, con otros ojos. Apesar de que hoy me distancio del estilo excesivamenteacadémico de los capítulos, sigo suscribiendo el contenido

    de lo que escribí hace ya casi dos años como requisito dela primera parte (Diplome d’Etudes Approfondies) delDoctorado en Sociología en la Ecole des Hautes Etudes enSciencies Sociales de París.

    El origen del tema de investigación del cual este libro esun primer fruto, y su recorrido posterior, están estrechamente relacionados con mi reencuentro con Argentinaluego de 12 años en el extranjero y, también, con laamistad.

    Buscándome en mi tierra, encontré el pasado enconversaciones que me devolvieron algunos de los añicosde mi identidad. Siguiendo la intuición, es decir, la "firasa",que es una palabra árabe que designa la capacidad depasar de manera inmediata de lo conocido a lo desconocido apoyándose en indicios —como los detectives—, fuiconstruyendo un camino de investigación cuya rememoración podría ser infinita. Situaré el origen en una conversación inolvidable con Alejandro Isla en San Salvador deJujuy en 1988. En Córdoba, desde hace más de veinteaños, está Gerardo Márquez, con quien he compartidomomentos, conversaciones e ideas de enorme importan

    cia y riqueza. En Buenos Aires, está Rosana Guber, amigaentrañable, tenaz y polémica interlocutora en quien heencontrado siempre apoyo y orientación. María Seoaneme brindó generosamentey, en un santiamén, su amistad,sus materiales, su ayuda y un diálogo fecundo. DoraBarrancos me dio un gran estímulo y me proporcionócontactos muy valiosos, leyó, hizo críticas al original enfrancés y ha hecho posible esta publicación. Juan Ferrantes abrió su memoria en los primeros momentos, cuandomis conocimientos eran muy escasos y los indicios noaparecían. El Doctor José Nun, del Centro de Análisis parala Democracia, me orientó y me dio aliento cuando lonecesitaba. También Norma Giarraca. Eduardo Luis Du-halde me permitió fotocopiar los documentos de las

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    Fuerzas Armadas Peronistas que tenía en su poder y meofreció su tiempo para conversar. Mi amiga Silvia Fernández Rabadán me contó su vida y me estimuló sistemáticamente. Alejandro y Nancy Villar creyeron, cuando yo nocreía. Con Mónica Tacca compartí reflexiones muy provechosas. Oscar Anzorena me orientó y me ubicó. Julie

    Taylor compartió conmigo su mirada de la Argentina y desu pasado. Roberto Baschetti me alentó y ha puesto susconocimientos y materiales a mi disposición.

    En París, Alberto Belloni y Estela Weissberg me honrancon su amistad, sus ideas, su interés, su estímulo y unapermanente disposición a ayudarme. Guillermo y NélidaGómez me han acogido y ofrecido su invalorable experiencia, sus comentarios críticos y su amistad. También MarioRojas. También Píerina Gómez, junto a su lucidez fuera deserie. El Doctor Daniel Pécaut, de l'Ecole des HautesEtudes en Sciences Sociales de París, supervisó esté

    trabajo ofreciéndome, además, ia posibilidad del diálogo.Silvia Sigal, de la misma institución, leyó concienzudamente la versión final en francés, con miras a la futura tesis.Juan Carlos Garavagglia leyó la versión en francés y mesugirió caminos. Diana Quattrocchi aportó importantesobservaciones para el futuro de la investigación. MarthaLuvecce me soportó en los difíciles momentos de laescritura. Axel Gasquet asesoró la presente versión y llevaahora el manuscrito a Buenos Aires.

    Gracias. Desde ya libero a todos de mis posiciones,deficiencias y errores, de los que solitariamente me hagoresponsable. Y, gracias, también, a muchos otros.

    Cecilia LuvecceParís, agosto de 1993

    PRESENTACION

    Las paradojas recorren la experiencia del Peronismo deBase (PB) y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) entre1968 y 1973: ¿Peronista, pero de izquierda? ¿Proyectoalternativo o ilusión? ¿Un nuevo peronismo o el "mismo desiempre", el de antes? ¿Coherencia discursiva o impronta

    de valores y sentimientos definen los rasgos esenciales desus visiones del mundo? ¿Lealtad a Perón o intransigenciaante el enemigo de la clase obrera? ¿Peronismo "de abajo"o no peronismo? ¿Clasista o populista? ¿“Iluminados" u"oscuros"? ¿Campeones de la cultura obrera o "grupos declase media delirantes"?

    Acaso la marginalidad de las FAP y el PB, en elrecuerdo, y en aquellos tiempos, puedan servir comopistas para intentar descubrir "lo que estos personajestenían en la cabeza" para actuar como actuaron. Acaso,también, para entender determinados valores e ideas que

    existían en la sociedad argentina de la época. En todocaso, es la manera más directa de interrogar un pasadoque no tiene historia escrita. Algunos de estos valores eideas que guiaron la acción política fueron reconocidoscomo virtudes y guías de conducta personales y políticas,que se defendieron a muerte. En el caso del PeronismoAlternativo, considero que los valores estructuraron susopciones políticas.

    ¿Qué podría significar estudiar la identidad política delas organizaciones guerrilleras?

    Para el futuro de la investigación imagino, en primer

    término, analizar la combinación, compleja, de visiones delmundo tradicionales al peronismo, las que provienen devertientes y experiencias locales del marxismo, que imprimen un sello indiscutible a la época, y del “cristianismo delos pobres“, entre otras, en el marco del conjunto de lasorganizaciones armadas representativas del período. Ensegundo lugar, pretendo analizar la participación de lasorganizaciones más importantes en la historia de esteperíodo, tratando de develar la manera en que la combinación señalada anteriormente se tradujo en una sensibilidady prácticas políticas particulares definiendo el significadodel “compromiso político". Es posible que todo esto arroje,

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    además, alguna luz sobre la "agenda política" de la época.En tercer término, deseo analizar con algún grado deprofundidad la reinterpretación elaborada por los actoresy testigos en el presente.

    Ahora bien, detengámonos u,n poco en el punto departida. Este libro reúne el trabajo realizado desde 1988hasta 1991, cuyo rasgo central es su índole provisoria. Se

    trata de la presentación de algunas pistas de análisis delcaso que podrán ser profundizadas, reformuladas o desechadas en el futuro. Estas líneas interpretativas serefieren, por el momento, a aspectos ideológicos de losactores y de la época. La reconstrucción de los acontecimientos principales de la historia de las FAP y del PB, haresultado particularmente difícil, dada la invisibilidad ycomplejidad de ambas organizaciones, particularmente dela del PB.

    El primer capítulo intenta analizar algunos de los

    significados del peronismo en diferentes niveles e interpretaciones, en vista a la construcción de la problemática deestudio. El capítulo dos es una caracterización del período1958-1969, sin la que resulta imposible entender el surgimiento de las FAP y el PB, así como la presentación de losactores centrales en su transformación temporal. En elcapítulo tres se presenta un análisis inicial, especialmenteideológico, de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y elPeronismo de Base (PB), a partir de algunos documentosy entrevistas. Finalmente, el capítulo cuatro versa sobre lafundamentaron del enfoque y la metodología a seguir en

    el futuro.Los datos y análisis presentes en el conjunto de estetrabajo plantean algunas ideas sobre el peronismo y los“años de la subversión" así como la reconstrucción de losacontecimientos centrales de las FAP y del PB. Para esadiscusión me he apoyado en fragmentos de la literaturaespecializada sobre el tema, sin ninguna pretensión deabarcarla toda. Me he apoyado principalmente en lostrabajos de los historiadores ingleses Richard Gillespie yDaniel James, sobre los Montoneros, y el Peronismo y laclase trabajadora argentina 1946-1976, respectivamente.Por otra parte, la reconstrucción inicial —fáctica y problemática— de las FAP y el PB ha sido realizada a partir de

    algunos documentos de ambas organizaciones y entrevistas a personas que pertenecieron a ellas, o que estuvieroncerca. Además, la compilación de testimonios de OscarAnzorena y la recopilación de documentos de RobertoBaschetti me han sido de enorme utilidad.

    Este libro es, además, una memoria fragmentaria —

    como todas— , de un camino personal. Me parece que lostemas de investigación no son nunca azarosos porqueexpresan de cierta manera al investigador. Considero queno será inútil para el lector saber que nací en Córdoba hace33 años. Entre los 9 y los 15 años fui testigo y partícipe delo que podría denominarse "la euforia utópica" posterior alCordobazo (1969), que expresaba una negación rotunday romántica del orden existente: el orden político, la familia,la escuela, las relaciones personales. En esos años nadiedudaba de "la promesa" de un futuro inminente y necesario. Pocos cuestionaban “la metodología” escogida por

    diversos grupos: la lucha armada. Esa certeza de "lafelicidad a la vuelta de la esquina" marcó con sus huellascontradictorias a, por lo menos, tres generaciones. Sinembargo, en los hechos, el futuro real era incierto. A partirdel año 1974, cuando murió Perón, comenzaron a instalarse el miedo cotidiano, las muertes anónimas y la muerte deseres cercanos. En 1975 tuvimos que huir de Córdoba anteel peligro ciego de la represión. Desde entonces a la fecha,he vivido en Nueva York, en Londres, ocho años enMéxico. En 1987 volv í a Argentina y me quedé tres años.Desde septiembre de 1990 vivo en París.

    Al volver a Argentina luego de doce años en elextranjero, me sentía al mismo tiempo extranjera y partedel país. Me sorprendió, de manera particular, la negacióncolectiva, cuando no el silencio, sobre "los años setenta".Con el tiempo, sin embargo, fueron haciéndose evidentesalgunas de sus huellas en diversas personas que conocí,y con algunas de las cuales hice amistad. A partir de esaimpresión inicial, confrontando el silencio y la negación, fuiinteresándome en la época 1968-1976. Durante más de unaño seguí pistas, entrevisté personas, viviendo el presente

    argentino con su "falta de futuro". Así di con "el caso delPB y las FAP, que fueron apareciendo como las organizaciones más raras, más silenciadas y más negadas de la

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    época. He tomado esos silencios y esas negaciones comosíntomas. Síntomas de un pasado que habita en elpresente justamente por su negación. Considero, asimismo, que ambas organizaciones del “Peronismo Alternativo" permiten una óptica interesante para rastrear lasproblemáticas propias de aquella época, en dos dimensio

    nes temporales. Por un lado, en la reconstrucción de laexperiencia ideológica y política de los diversos grupos queconfluyeron en ellas. Paralelamente, en el testimonio quese hace de ellas en el presente. Se tratar ía de un juego desuperposiciones de reinterpretaciones acaecidas en aquella época, y en cada momento del presente.

    En el camino de investigación transitado hasta ahora hepodido constatar la manera vertiginosa en que el objeto deinvestigación original —la reconstrucción histórica de laidentidad política de las FAP y el PB— parecía estallar enpedazos a medida que confrontaba los diferentes puntos

    de vista surgidos de los documentos y, principalmente, delas entrevistas. También hay versiones que representan alos diferentes sectores, tradiciones ideológicas y actores;todos ellos lenguajes que jamás se traducen en un "todocoherente". Así, el objetivo inicial comenzó no solamentea transformarse en una tarea extremadamente difícil, sinoque parecía perder su interés original. En efecto, segu irlashuellas de las existencias invisibles, fragmentarias, desparramadas, fugaces y reticentes de las organizacionesarmadas (que, además, eran negadas en el presente)otorgaba a las propias pistas de investigación una voz

    demasiado importante como para ser considt-rada comoun procedimiento "metodológico silencioso de laboratorio".En ese momento, tropecé con el problema del tiempo.Reunirse con una persona —llamada, en el lenguajetécnico, "Informante"—, para evocar el pasado implica deentrada un cierto reencuentro con el pasado, una reinterpretación, reencuentro a menudo vivido de forma traumática, y narrado a menudo a la manera del discurso mítico.Al recordar el pasado se construye frecuentemente unanarración que guarda en el presente un valor explicativo enla medida en que aclara y justifica los avatares del destino

    del hombre o de la sociedad (Girardet, Raoul. Mythes et mythologies politiques,  1986:13). Las narraciones y evo

    caciones que he escuchado en el transcurso de'diversasentrevistas, como los mitos, tienen una temporalidadrepetitiva y fundante, situada fuera y más acá de lacronología temporal. En consecuencia, esta reinterpretación implica una "creación” del pasado a partir de layuxtaposición de los recursos y de la situación presente del"informante". Pasado y presente se "mezclan", o se

    confunden, de una manera particular que me pareceinteresante dilucidar. En vez de tomar la memoria voluntaria que la situación de entrevista suscita como "simples"recuerdos, "fácilmente transformables" en "datos", hepreferido considerarla, además, como expresión de lamanera en que el pasado se vive y forma parte delpresente. Esta idea es tributaria de aquella de Vidal Nauetque destaca la tensión existente entre la memoria y laVerdad; más bien se trataría, entonces, de descubrir yanalizar las diferentes verdades.

    "Mito" es una palabra particularmente cargada desentidos. El más frecuente de ellos es peyorativo y asociael mito a la fábula, a la invención, a la ficción, descartándolode la historia, es decir, de la noción de la historia como lareconstrucción de "los hechos verdaderos". Uno de losrasgos más simpáticos de "los argentinos", me parece, es

     justamente la fantasía, la imaginación con la que bordamosy creamos "la realidad". Entonces, he preferido tomar almito en serio, como lo hacían y continúan haciéndolo las"sociedades arcaicas o primitivas" y las civilizacionesorientales que, en mucho, son bastante más sofisticadasy sabías que las occidentales. Mi intención se dirige a miraral mito, en sus variados sentidos, partiendo de la idea deque se trata de una historia "verdadera", bastando simplemente la experiencia vivida del que habla o testimoniacomo criterio de verdad. Bajo esa luz, espero poder ver, enel futuro, las maneras en que el mito puede haber actuadoy estar actuando, ya sea revelando una verdad primordial,una tradición sagrada, o un modelo ejemplar. (Eliade,Mircea, Myth and Reality.  1975). Es decir, trata r dedesentrañar el mito viviente de las organizaciones armadas, lo que deja traslucir del nuevo orden que pretendían

    construir y de las circunstancias históricas. En el mismosentido, quisiera intentar descubrir ese lugar del pasado

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    "fabuloso y distante”, donde todos los actores compartenel rasgo común de no pertenecer al mundo de “todos losdías", en el cual el mito los atañe directamente en la medidaen que narra acontecimientos primordiales, que explican larealidad de esos hombres y de esas mujeres en elpresente.

    Recordar el pasado podría ser entonces, también,

    revivir el mito, dejarse "capturar" por lo sagrado de losacontecimientos, narrados nuevamente. Esta experienciase vuelve, en cierto sentido, una "experiencia religiosa", enla medida en que difiere de la vida de todos los días, y endicha religiosidad se re-presentan lo fabuloso, lo exaltante,los acontecimientos significativos. El mito es, pues, unelemento vital y una fuerza activa de la historia humana.

    Aún en el silencio, en la negación, o en la cercaníaexcesiva se produce un vacío donde pueden encontrarse,algunos indicios de las múltiples, diversas y contradictorias

    visiones del mundo que otorgaron sentido a las accionesde aquella época. La negación, omisión casual o silenciovoluntario, es ficción de olvido y malestar de nuestrasombra. Miramos el futuro sujetando la sombra del pasadoque, nos persigue, silenciosa, atractiva y persistente.

    En el caso de las FAP y el PB esas visiones del mundoactuaron en una "reinterpretación" del peronismo paraintegrar una estrategia de revolución social que se apoyaba por un lado en la lucha armada y, por otro, en el trabajode base minucioso. Considero que en la confluencia devisiones del mundo que el Peronismo de Base y las FAP

    procuraron materializar, pueden encontrarse algunas claves para entender algunas de las razones por las que eseperíodo habita, hoy, entre la negación y el mito.

    Cecilia LuvecceParís, agosto de 1993.

    EL LEGADO PERONISTA Y EL NACIMIENTO DE UN“PERONISMO ALTERNATIVO". ESTADO DE LA

    CUESTION Y PRESENTACION DE LAPROBLEMATICA

    El estudio del autodenominado "Peronismo Alternati

    vo", del cual las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base constituyeron las expresiones organizadas,implica la comprensión del impacto y la persistencia delperonismo en la experiencia y las visiones del mundoobreras a partir de la instauración del peronismo en elpoder (1946-1955).

    En este capítulo presentaré algunos de los rasgosideológicos y políticos del peronismo en su condición demovimiento político, así como sus transformaciones inmediatamente después del derrocamiento de Perón en 1955.

    La represión del peronismo y su prohibición política y legaldesde la denominada Resistencia Peronista (1955-1958)crearon condiciones para el desarrollo de nuevas tendencias y reinterpretaciones de la experiencia al interior delsindicalismo y del movimiento peronista, generando unespacio para el nacimiento de un "Peronismo Alternativo"en el período 1958-1958. Durante los diez años transcurridos desde la elección de Frondizi, gracias al apoyo delelectorado peronista, a la instalación del Primer destacamento guerrillero de las FAP en Taco Ralo, Tucumán, elperonismo produjo significados y acontecimientos signados por su exclusión como fuerza política y representativade diversas instituciones, entre los que sobresale eldesarrollo de una “Izquierda Peronista".

    La denominación “Peronismo Alternativo" hace referencia a las FAP y al PB. Las FAP fiieron la primeraorganización armada del período 1968-1976, creadas paralograr el retorno de Perón del exilio por medio de la luchacontra los gobiernos anti-péronistas. El PB, su organización de base, se desarrolló en los sindicatos y en los barriospopulares. Ambas fueron herederas particulares del lega

    do peronista en la clase trabajadora; es decir, se inspiraron, desde el principio, en una sensibilidad política marcada por valores como la dignidad y el orgullo obreros. Sin

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    embargo, llevaron adelante un programa político querepresentó en la práctica una ruptura con respecto allegado señalado.

    La comprensión del Peronismo Alternativo sólo puedeemprenderse por medio de una mirada de vasto alcancecronológico, en la medida en que resulta necesario establecer algunos rasgos del “legado peronista" en losobreros, en diversos sectores de la sociedad argentina, ysus reinterpretaciones a la luz de las experiencias vividasen la proscripción. Uno de los rasgos sobresalientes,acaso el más importante, ha sido la herencia ambigua encuanto a las interpretaciones que se arraigaron socialmente sobre el papel de la clase trabajadora, la concepciónperonista de la política, el proyecto económico y nacional,así como el papel otorgado al cambio social. Más bien, nosencontramos ante un legado fragmentario y polisémico,que recupera experiencias históricas previas a los años

    1946-1955, reformulándolas e imprimiéndoles una matrizmuy persistente. Las experiencias sociales y políticas dela ciudadanía, la forma de organización del Estado y de lasociedad y lo que podría denominarse "las bases de unarraigo y sentimiento de pertenencia a la nación" cambiaron, o existieron por primera vez, a partir del peronismo.Pero, sobre todo, la experiencia social de la ciudadaníaperonista en los sectores subalternos dejó impresos valores e ideas alrededor de los cuales se organizaron lasacciones políticas en los años posteriores. Por otra parte,la ambivalencia del contenido social y político fue marcada,desde su origen, por la existencia de un "discurso oficial”del peronismo en el poder, que se fue diferenciandoprogresivamente después de la Resistencia Peronista, delos significados del peronismo en tanto experiencia práctica, conciencia de lo vivido por los trabajadores. En elcampo delimitado por estas ambigüedades se encuentrael recorrido del Peronismo Alternativo.

    Las interpretaciones sobre el período posterior a 1955consideran, generalmente, que el surgimiento y progresivodesarrollo de tendencias de izquierda al interior del movi

    miento peronista durante el gobierno de Frondizi nopermitía considerarlas como expresiones de una "ideología alternativa” peronista. (James & Gillespie). La conside

    ración de la “alternatividad" en sí misma parece subyacera tal análisis. En efecto, siguiendo esa línea de interpretación, la importancia de una ideología alternativa dentro delperonismo sólo podría probarse en sus triunfos políticos.Considero que una idea de origen similar recorre el análisisde James de 1979 (aunque matiza esta posición en suinterpretación posterior), cuando interpreta el origen de laizquierda peronista como "acción refleja" o "izquierdismoreflejo". Al interpretar el surgimiento de “una izquierdaperonista de vertiente anticapitalista", durante el gobiernode Frondizi, como reacción a la creciente aceptación porparte de la dirigencia sindical de un modus vivendi con elsistema que excluía al peronismo del poder político y queponía enjue go los logros obtenidos por los obreros, Jamesasume una interpretación esquemática y de corto alcanceanalítico y temporal. Baste señalar que la negociación delvandorismo con el gobierno de Frondizi no resulta unacondición suficiente para explicar el surgimiento de una

    "izquierda peronista". Al afirmar que "este 'reflejo e izquier-dismo' produjo escasa ideología alternativa y que tuvoescasa existencia independiente porque permanecía arraigada en la dicotomía Perón-anti-Perón", se deja escaparun intento de fusión de visiones del mundo extremadamente heterogéneas. El hecho de que este intento hayaresultado un "fracaso“ y no haya constituido un programapolítico coherente y eficiente revela, más bien, la comple

     jidad de sus determinaciones y, acasojustamente.su lugarcontestatario en el programa político de la época.

    Preferimos detenernos en el intento ideológico y político

    que el Peronismo Alternativo implicó, y también en lamanera que su desarrollo pudo haber estado revelando, ennegativo, las condiciones y los problemas que la sociedadse planteaba en' aquella época. Consideramos que paradecantar la importancia y el significado de dicha “alternatividad", históricamente, es necesario partir del complejo yambiguo legado de la experiencia peronista en los traba

     jadores, su combinación o fusión con ideas y experienciasprovenientes de otros sectores y otras vertientes ideológicas. Analizada desde ahora, puede representar una veta

    interesante para rastrear el programa político de una épocaa partir de actores y propuestas que constituyeron un

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    "sistema de rechazo”, es decir que condensaron lasrespuestas que rechazaban ideológica y políticamente la"agenda política dominante“.

    Las particularidades del Peronismo

    El análisis del peronismo plantea al menos dos proble

    mas interpretativos paralelos: por un lado su originalidady complejidad en tanto fenómeno político, con los consecuentes desafíos interpretativos; por otro, su centralidadpolítica en la Argentina de los últimos 40 años lo hatransformado en un ejemplo de la superposición decategorías de análisis científico e ideológicas de la luchapolítica. Se han hecho innumerables estudios y observaciones sobre el carácter del peronismo; se le han adjudicado diversas influencias y papeles sobre la clase traba

     jadora y la sociedad argentina en su conjunto y, sinembargo, el enigma y el desafío persisten en la medida en

    que el peronismo continúa regenerándose y adquiriendonuevos significados.

    Analizaremos los temas propuestos apoyándonos casiexclusivamente en el trabajo del historiador inglés DanielJames (1990). Tres motivos explican esta elección: enprimer lugar, se trata de una investigación histórica minuciosa de gran riqueza y sutileza interpretativas. En segundo término, apunta a comprender el significado del peronismo para la clase trabajadora argentina brindadointerpretaciones abiertas que permiten desmitificar no sóloal peronismo en tanto problema de estudio, sino también

    a las diversas interpretaciones al interior del peronismo —de las cuales fueron protagonistas, entre otros, las FAP yel PB. Consideramos, asimismo, que James realiza unainterpretación propiamente "desde abajo" en la cual losactores reales tienen voces que los expresan, por lo quese trata de una interpretación vivida, matizada, en la quese puede rastrear la vivencia de un fenómeno político entoda su complejidad.

    Un conjunto de antinomias, según James, caracterizanel debate sobre el peronismo —entendido como el caso

    argentino de populismo latinoamericano— y la clasetrabajadora, insertándolo al interior de “paradigmas" ideo

    lógicos: “tradicional-moderno"; "elección digitada/manipulación-autonomía"; “falsa conciencia-conciencia de clase"y "resistencia-integración". La primera antinomia remite aGlno Germani, que consideraba el éxito del peronismo enla clase trabajadora como producto de la manipulación demasas desarraigadas a raíz de un proceso de modern ización incompleto. Las demás antinomias aluden a las

    interpretaciones provenientes del marxismo y del comunismo, que consideraban a los trabajadores como “proletariosinexpertos incapaces de tomar conciencia de sus verdaderos intereses de clase“. En el mismo sentido, la llamadaIzquierda Peronista, así como sectores juveniles "radicalizados" de los años sesenta y setenta, los idealizaban ymitologizaban como “proletarios ejemplares forjando unmovimiento peculiarmente argentino hacía el socialismo yla liberación nacional." (James, 1990:12-13).

    Compartimos con James la idea de que los sistemasglobales de interpretación han dejado escapar la experien

    cia real de la relación de la clase trabajadora con elperonismo, y con esto al peronismo en tanto fenómenopolítico masivo. Estos sistemas globales de explicación nopermiten asir lo ambiguo y lo contradictorio y, por qué no,las "formas específicas de la subjetividad“ producidas poreste movimiento político.

    Los análisis científicos también hacen eco de lasreinterpretaciones de sucesos y símbolos surgidos deconflictos del pasado que devinieron “mitologías queactúan como símbolos cuya función es racionalizar, justificar y dar una coherencia emocional" a las necesidadespolíticas presentes (Ibid).  Valdría la pena rescatar lapregunta de James: ¿Por qué en Argentina el pasado hasido vivido como presente de una manera particularmenteintensa? As imple vista, resalta una coincidencia entre lascaracterizaciones del sentido común, las mitologías, la“historia oficial" —no necesariamente escrita— y los"paradigmas ideológicos": Se trata, generalmente, deversiones globales; abstractas, maniqueas y normativas.Ante la profusión de versiones unívocas, resulta prudente"volver a los datos“, buscar documentos, hacer entrevistas,

    “exotizar lo evidente".Este intento de volver a los protagonistas se funda en

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    la idea de que el peronismo en tanto movimiento políticopuede ser mejor comprendido si consideramos las experiencias, las ideas y los valores que ligaron a los trabajadores a este movimiento. Intentando tomar distancia de lascategorías de análisis globales, optamos provisoriamentepor la noción de "visión del mundo" para referirnos a lasideas, representaciones, valores y sentimientos desde el

    punto de vista de los sujetos, y que deberían formar partelegítima de la explicación de su involucramiento en laacción política. Por el mismo motivo, no adoptamos lanoción de ideología en su acepción fuerte, que la asociaa la falsa conciencia y a las ideas pertenecientes adiferentes clases sociales.

    Acaso del origen de la complejidad del peronismo comomovimiento político se encuentre en la otra cara de suexistencia histórica: como forma de organización estatallegítima, fundada en la creación de un discurso políticosurgido de una experiencia real de instauración de la

    ciudadanía para las clases trabajadoras de Argentina. Muyprobablemente, estos dos aspectos del peronismo subyaz-can en la variación de sus significados según se trate dePerón, de la cúpula sindical, o de las bases obreras alinterior del movimiento peronista. Por otra parte, la incorporación de los trabajadores a la vida nacional, su revalorización de grandes sectores de la población — que hastaentonces habían permanecido al margen de la ciudadaníay de la nación, implicaron el fuerte rechazo por parte desector oligárquicos y de la clase media. La perspectiva d

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    vamente que los motivos de dichacercanía dependiente seexplicaban por el hecho de que obreros eran migrantesrecientes, sin experiencia, "disponibles", o bien “proletarios inmaduros". Los revisionistas, por otro lado, entendíanque el compromiso obrero con un proyecto reformistadirigido por el Estado se explicaba por el hecho de que éste

    les ofrecía ventajas materiales concretas (Ibid: 26). Por elcontrario, James considera que todas las interpretacionescoinciden en considerar a la clase trabajadora como actrizpasiva de dicho compromiso o, en todo caso, orientada poruna especie de instrumentalismo que la instaba a adherirpolíticamente al peronismo como una forma "racional" deacceder a ventajas materiales indiscutibles. El sentidocomún, por otra parte, ha respaldado dicha visión al poneren evidencia el significado material del peronismo en lascondiciones de vida de los trabajadores. Pero el peronismo

    representó algo más que el compromiso pasivo por laconveniencia de mejoras materiales. A este respecto elanálisis de James se separa de la mayor parte de lasinterpretaciones del fenómeno y las trasciende por intentarcomprender al peronismo desde el punto de vista de un"movimiento representativo de un cambio decisivo en laconducta y las lealtades políticas de la clase trabajadora"(Ibid:  27). Es decir, pretende entenderlo como una visiónde realidad política diferente. Al partir de esta idea puedecomprenderse por que el peronismo fue el movimiento

    político que solucionó necesidades concretas que inspirómás confianza, rezagando a otras fuerzas políticas eideológicas.

    La intimidad de la relación entre los trabajadores, elmovimiento y el Estado se basaba en un modelo deorganización estatal peronista que otorgaba un lugarpolítico central al sindicalismo, cuya estructura organizativa que debía basarse en la unidad de actividad económica,antes que en el oficio o la empresa particular. La CGT setransformó en la única central nacional de trabajadores,supervisada por el Ministerio de Trabajo, que representabala autoridad estatal que otorgaba reconocimiento oficial alos sindicatos y que los facultaba.para negociar con losempleadores. Recuérdese que en octubre de 1945 la Leyde Asociaciones Profesionales había establecido este

    sistema, estipulando también el derecho del Estado parasupervisar las tareas de la actividad sindical. Dicha estructura legal aseguraba los derechos de negociación, laprotección de funcionarios sindicales, una estructura sindical centralizada y unificada, así como la deducciónautomática de los sueldos y salarios de las cuotassindicales y su aplicación a planes importantes debienestar social.

    Si bien dicha estructura implicó el reconocimiento de laclase trabajadora como fuerzasoc ialy su integración aúnacoalición política emergente supervisada por el Estado, laforma particular de su incorporación política al régimen nose hizo inmediatamente evidente. Desde el punto de vistade los trabajadores, entre 1946 y 1951 se produjo unagradual subordinación del movimiento sindical al Estadomarcada por la eliminación de líderes de la vieja guardiaobrera. Aquellos que habían pertenecido al Partido Labo

    rista y que defendían la autonomía sindical y que, enconsecuencia, habían prestado un apoyo condicional aPerón fueron destituidos. La subordinación por medio dela incorporación masiva de los sindicatos al MovimientoPeronista, desde el cual fueron instados a actuar comoagentes estatales ante la clase trabajadora, hacía vislumbrar claramente el perfil corporativista del Estadolusticialista.

    El papel clave otorgado al movimiento sindical y laIncorporación de los trabajadores al Estado, reportaba

    grandes atractivos a los dirigentes y a las bases. Enparticular, la dirigencia estaba habilitada para ocuparbancas en el Congreso, para pertenecer al Cuerpo diplomático como agregados laborales y eran consultadosfrecuentemente por el Gobierno. James afirma en estenentido que "el legado crucial que los sindicalistas recibie-ton de la era peronista consistió en la integración de laclase trabajadora a una comunidad política nacional y uncorrespondiente reconocimiento de su estatus cívico ypolítico dentro de esa comunidad“ (Ibid: 25). Con el tiempo,

    sin embargo, este modelo de reconocimiento quenportaba un enorme grado de cohesión política alInterior del Movimiento y del Estado, habría de mostrarmus fisuras, según se tratara de los líderes sindicalesy las bases trabajadoras.

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    Desde su origen el peronismo se perfiló como un"movimiento político1', diferente de un partido político. Elmovimiento político, reunía al conjunto fuerzas que seconsideraban peronistas: sindicatos, sectores sociales,grupos sociales diversos y a veces simplemente grupos dereferencia cara a cara. Estos sectores, altamente heterogéneos se integraban "verticalmente" en función de las

    órdenes de Perón y, la condición de peronista resultabamás bien una cuestión de identificación con una experiencia histórica común, con valores y grupos de pertenenciaque un problema de afiliación. Ser miembro del movimientoera un asunto de identificación con Perón y con laArgentina de Perón (Gillespie: 43). Durante la proscripción,el carácter “movimientista” del peronismo significó unapersistente debilidad organizativa e institucional, creandoun espacio propicio para lo que Cooke denominaba“fanatismos tribales" y componendas articuladas según la

    cercanía de diversos personajes respaldados por Peróndesde el exilio en espacios extrainstitucionales. Es posibleque esa forma organizativa que permitía la inclusión desectores altamente heterogéneos al interior del movimiento haya creado un campo propicio para la persistencia delperonismo como sentimientos de pertenencia en funciónde relaciones establecidas entre pares inmediatos. De allí,tal vez, la importancia que adquirieron los valores enoposición a estrategias políticas, como formas de encararlas relaciones políticas, generando que los problemas"políticos" se superpusieran rápidamente con los proble

    mas y diferencias personales.

    La ciudadanía y la vivencia peronistas

    La interpretación de James considera que el atractivopolítica central del peronismo residió en su capacidad pararedefinir la ciudadanía. El acceso a la plenitud de derechospolíticos constituyó un aspecto fuerte de la “convocatoria"peronista frente a la exclusión política de los trabajadoresdurante la Década Infame. Pero la cuestión iba más allá de

    la reivindicación de los derechos "democráticos formales".La reivindicación de la igualdad política formaba parte deun lenguaje instalado en la sociedad a partir de los años'30 con Yrígoyen. Durante la Década Infame que siguió a

    su derrocamiento (1930-1943) se asistió a la reimposicióny al mantenimiento del poder de la élite conservadoramediante una sistema de fraude y corrupción institucionalizados que alimentaba el cinismo público. Esto refundo enuna crisis de confianza en las instituciones políticas y enla creencia en su legitimidad, por lo que “elperonismo pudoreunir un capital político denunciando la hipocresía de unsistema democrático formal que tenía escaso contenidoreal" (James: 28) exigiendo el cumplimiento de derechosreconocidos anteriormente. Sin embargo, la novedad queexplicaría el éxito de la convocatoria de Perón a lostrabajadores residió en su capacidad para refundir elproblema total de la ciudadanía en un molde nuevo decarácter social que se separó del modelo liberal promovidopor el radicalismo:

    "El discurso peronista negó la validez de la separación,  formulada por el liberalismo, entre el Estado y la política por  un lado y la sociedad civil por otro. La ciudadan ía ya no debía ser definida simplemente en función de derechos individuales y relaciones dentro d e la sociedad política, sino redefinida en función de la esfera económica de la sociedad civil. En los términos de su retórica, luchar por derechos en el or den de la política implicaba inevitablemen te cambio s ocial...." (Ibid: 2 9-30).

    "Tradicion almente, al sistema político liberal en la Argentina, como en otr as partes, había reconocido la existencia política de los trabajadores como atomizado s ciudadanos individuales 

    dotados de una formal igualdad de derechos en el campo  político, pero al mismo tiempo había rechazado, u obstaculizado, su constitución como clase social en ese campo" (Ibid:31).

    El poder de convocatoria del peronismo se fundaba,entonces, en el reconocimiento de la clase trabajadoracomo fuerza autónoma que tenía acceso directo y privilegiado al Estado por intermedio de los sindicatos y, a travésde éstos, a la vida política de la nación. Perón no se dirigíaa los obreros como a individuos atomizados —como el

    caudillo o cacique tradicional— sino como a una fuerzasocial de la cual él mismo dependía para afirmar con éxitosus derechos en el plano del Estado. Así se constituía ensu vocero, que dependía de la unión y organización de los

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    trabajadores. Las continuas alusiones de Perón a lafragilidad de los individuos y el carácter arbitrario deldestino humano reforzaban la idea de que los trabajadoressólo podían depender de su propia voluntad para materializar sus derechos. El Estado, en este contexto, no erarepresentado como urr dispensador todopoderoso derecursos, sino un espacio donde las clases actuabanpolítica y socialmente para establecer conjuntamentederechos y exigencias de orden corporativo. En estediscurso, el arbitro final era el Estado y, más claramente,la figura de Perón a través de la identificación entre ambos(Ibid:  32-33). En este sentido, la consigna "Perón, Perón"del 17 de octubre de 1945 había puesto en evidencia elelemento personalista de la atracción peronista. Sin embargo, fue durante la segunda presidencia que este rasgotomo su expresión máxima, con el culto a Evita y al poderpersonal de Perón.

    ' Los trabajadores y su incorporación directa al manejode la cuestión pública reconocieron su derecho a interesarse en el desarrollo económico de la nación y a participaren su rumbo. La industrialización y el nacionalismo económico se transformaron en atractivos fuertes del peronismoy no podrían ser comprendidos sin tener en cuenta estenuevo papel de la clase trabajadora. Perón fue identificadocon la creación de una Argentina industrial, al mantener uninterés monopólico en ese programa. Expresiones talescomo "cipayo" o ''vendepatria” fueron retomadas por ellenguaje peronista para referirse a los que deseaban

    mantener la incorporación de la Argentina al mercadomundial como proveedora de productos agropecuarios.Sin embargo, la verdadera cuestión en la década 1940-1950 no era tanto la industrialización versus el desarrolloagrario sino la intervención estatal versus  el laissez-faire,  por lo que el desarrollo industrial promovido desde elEstado se convirtió un arma política para defenderse de losadversarios. El éxito de esta apropiación y de su impactoen la clase trabajadora tuvo que ver con la consideraciónde que aquel no era posible sin la plena participación dela clase trabajadora en la vida pública y en la justicia social,como lo había sido hasta 1943. (¡bid:  33-35).

    Este, y otros temas, del discurso peronista oficialgeneraron un gran poder de identificación en sus interlo

    cutores. Su vocabulario político tenía la capacidad parainspirar esperanzas factibles y proponer medios pararealizarla. El lenguaje del peronismo en el poder resultaba,simultáneamente, visionario y creíble. Se arraigaba en laexperiencia inmediata y concreta de los trabajadores ycontrastaba con el lenguaje abstracto empleado por losadversarios de Perón. Expresiones como "la oligarquía1' y

    "el pueblo", de origen radical, y "la nación", que conservaban una connotación abstracta y casi mítica aparecían enlos discursos de Perón despojadas de la abstracción y loselementos místicos de la ideología nacionalista previa. Ladoctrina peronista tomaba los hábitos, la conciencia, losestilos de vida y los valores de laclase trabajadora tal comolos encontraba y los revaloraba, implicando la negación desectores no peronistas: (Ibid:  36-37).

    “Glorificaba lo cotidiano y lo común como b ase suficiente para la rápida consecución de una sociedad justa, con tal de que 

    se alcanzaran ciertas metas fáciles de lograr y evidentes por  sí mismas. Primordialmente esto significaba apo yar a Perón como jefe de Estado y mantener un fuerte movimiento  sindical. En este sentido, la atracción política del peronismo  era esencialmente plebeya; ignoraba la necesidad de una élite política particularmente iluminada y reflejaba e inculcaba un  profundo antiinteiectualismo” [Ibid:  37).

    Esta glorificación del estilo de vida obrera se munió deun estilo y de un idioma a tono con los hábitos populares,y de gran afinidad con las letras del tango. Estas formasde expresión se manifestaban sobretodo en los discursos,y tenían el poder de reconocer formas populares deexpresión y sentimiento, contrastando claramente con losllamamientos de otros partidos que habían representado ala clase obrera entre 1940 y 1950. El Partido Socialista, porejemplo, se había dirigido a los obreros en un tonodidáctico que parecía considerarlos como interlocutoresintelectual y moralmente inferiores.

    La capacidad de Perón para recuperar el tono de lasensibilidad de la clase trabajadora no impedía que laretórica peronista oficial reconociera tácitamente la inmu

    tabilidad de la desigualdad social, y vehiculizara un cierto“sentido de los límites" (Bourdieu). Pero, al mismo tiempo,se erigía como interlocutor que ofrecía remedios plausibles

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    e inmediatos para mitigar las desigualdades {Ibid:  38-39).De este modo, los "elementos de realismo plebeyo" deldiscurso peronista ofiojal provocaban una autoafirmacióncontrolada de los desposeídos al mismo tiempo quecontenían resonancias utópicas, como la reivindicaciónpor la igualdad social que pusiera fin a la explotación.Dichos ecos utópicos resultaron creíbles a una clase

    trabajadora imbuida de cierto cinismo frente a las promesas políticas y las consignas abstractas. (Ibid:  39).

    El denominado "contenido herético del peronismo“, esdecir, la creación de ideas y emociones que negaban elorden político anterior, tiene que ver con emociones eideas menos tangibles y más difíciles de cuantificar que losbeneficios materiales que aportó el peronismo a lostrabajadores. Su impacto fue correspondido por un rechazo visceral de los sectores no peronistas, los "gorilas". Setrataba de los sentimientos como el orgullo, el autorespeto

    y dignidad que el peronismo instaló en la vida de lostrabajadores de manera inédita y profunda (Ibid).  Estossentimientos se transformaron en valores de la luchapolítica, junto con el correspondiente reconocimiento allíder a través de la lealtad.

    El clima generalizado de declinación moral y de cinismode la Década Infame hacía comprensib le la importancia dela diferencia entre las potencialidades del orgullo y ladignidad frente al universo sombrío que también seencuentra reflejado en los tangos de 1930-1940. En los

    tangos de Enrique Santos Discépolo, por ejemplo, seexpresa:

    “La imposibilidad una relación signific ativa entre un hombr e y una mujer llega a simbolizar la imposibilidad de cualquier  relación social que se no se base en la codicia, el egoísm o y una falta total de escrúpulos m orales en un mundo basado en la injusticia y el engaño." (Ibid:  42).

    Las letras de los tangos de aquella época promovían laaceptación de valores dominantes mediante el desengaño

    de "güitos embanderados“, "de ilusos que tratan de vivirhonestamente o que son lo suficientemente ingenuoscomo para imaginarse la posibilidad de cambiar el mundoinjusto". A pesar de la dificultad de extraer conclusionesdirectas del tango sobre las actitudes de la clase trabaja-

    28

    dora, éste refleja un estado de ánimo marcado por lanpatía, la resignación y la falta dé perspectivas sobre elluturo que legado de la cultura obrera militante anarquistaque también tuvo importancia en las luchas de la clasetrabajadora durante la Década Infame, no pudo contrarrestar (Ibid:  44-45). Los sentimientos mencionados y elImpacto del peronismo pueden verse expresados en laconclusión de un testimonio de un obrero no militante quese refería al significado de tas elecciones en,los años '30:

    "Si uno armaba un escándalo te harían pagar de algún modo  (por oponerse a ellos) y no serviría para nada. Vos no tenías ninguna importancia para ellos. Pero, después con Perón todo cambio. Voté por él. (— ¿Cómo cambió ?— ). Bueno , con Perón todos éramos machos" (Ibid).

    Los fundamentos del poder herético del peronismo

    oficial, asimismo, yacían en su capacidad de dar expresiónpública y articular experiencias que hasta entonces solohabían sido internalizadas como experiencias privadas.Dicho poder se reflejaba en su utilización del lenguaje, queinvertía las acepciones que diversas palabras anterioreshabían tenido en la época anterior. Términos como justiciasocial, equidad, decencia, anteriormente silenciados oridiculizados, ocuparon un lugar central en el lenguaje delpoder. Asimismo, términos que antes connotaban la humillación de los obreros adquirieron con el peronismo connotaciones y valores opuestos. Por ejemplo, la palabra"descamisado" era sinónimo de la afirmación del valor dela clase trabajadora, invirtiendo la connotación de inferioridad social, política y moral que tenía antes del triunfoelectoral del Perón en 1946 (Ibid:  46-47).

    La experiencia peronista entre 1946 y 1955 definió unaidentidad de los trabajadores en tanto fuerza nacional.Dicha identidad no se constituía solamente a partir deltrabajo en la fábrica sino que significó, de modo central,una adhesión de tipo político acompañada de formasnuevas y particulares de movilización y de manifestación

    en espacios públicos que antes habían sido consideradoscomo exclusivos de la “gente decente" (Ibid:  55). Lamovilización del 17 de octubre del '45, por ejemplo, queculminó en la Plaza de Mayo frente a la Casa de Gobierno,marcó un hito particular de la “tradición peronista" de

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    “comunicación“ con Perón en el tugar políticamente mássimbólico de la ciudad, transformándose en un hito espacial de su constitución en fuerza política ( Ibid: 49). Jamesva aún más lejos al sostener que el peronismo nosolamente significó la propia formación de la clase, en elcual ésta lo "adoptó“ como la propuesta más conveniente,sino que existió un proceso doble de interacción, en el quela clase trabajadora fue constituida en gran parte por elperonismo y este fue, al mismo tiempo, su creación (Ibid: 55-56).

    Este doble proceso tal vez permita comprender uno delos rasgos más persistentes del peronismo como ideología: el conflicto y las tensiones entre el significado delperonismo como movimiento sociat y sus necesidadesfuncionales como forma específica del poder estatal, queexplicarían el decurso del peronismo en los años subsiguientes {Ibid:  58). El legado ideológico del peronismo

    oficial fue recibido socialmente de maneras diferentes, loque no impidió que el contenido doctrinario y ortodoxo delperonismo oficial desde 1946 siguiera una lógica propensaa la institucionalización y al control del mismo desafíosocial y transformador que había provocado en la clasetrabajadora. La misma ortodoxia patrocinada desde elEstado puso progresivamente énfasis en la movilizacióncontrolada y limitada a los trabajadores. El lema de Perón,"De casa alt rabajo y del trabajo a casa" y las ideas oficialessobre la necesidad de armonizar los intereses del capitaly del trabajo al resguardo de un Estado árbitro, y de

    distinguir ente el capital explotador e inhumano, y el capitalprogresista comprometido con el desarrollo de la economía nacional marcaban las tendencias cooptativas delejercicio del poder {Ibid:  51). En este sentido, la visiónperonista oficial presentaba al papel de la clase obrera conrespecto al Estado en los términos de “un idilio profundamente soporífero donde los obreros se trasladaban satisfechos de un armonioso ámbito de trabajo al hotel deveraneo provisto por el sindicato y de allí a los organismosestatales que resolverían sus problemas personales ysociales." La imagen de Perón como líder incuestionable

    y supremo protector era la garantía última de esa visión(Ibid:  56).

    En este contexto, al movimiento sindical, que salió de

    este período munido de una visión reformista, le correspondía alcanzar una conciliación con los empleadores y.satisfacer las necesidades de los afiliados mediante unarelación íntima con el Estado. Así, la valoración delcompromiso de los dirigentes sindicales tenía el sentido deotorgar un marco y límites a la organización obrera (Ibid: 56). La dirigencia sindical, entonces, había sido llamada a

     jugar un papel de dique de contención de aquellossentimientos de autovaloración que el propio peronismohabía desencadenado en los trabajadores. La eficacia dedicha estrategia, sin embargo, se encontró siempre limitada —en diversos grados, según el período— por el arraigode una cultura que valorizaba cotidianamente los derechosde los trabajadores tanto en el ámbito de trabajo, como enla sociedad en su conjunto (Ibid:  57).

    En “las bases”, pareció prevalecer el sentido delperonismo como movimiento social de oposición quenegaba el poderal asociarlo a la corrupción, a los símbolos

    y a los valores de la élite dominante, y como una vozpotencialmente herética que daba expresión a los reclamos y esperanzas de los oprimidos (Ibid: 58). La vivenciaarraigada del sentimiento de la “dignidad“ permaneciócomo una amenaza constante de las bases hacia loslíderes sindicales y hacia los gobiernos antiperonistas. El"Peronismo Alternativo” de fines de los años sesenta sefunda en una reinterpretación del componente herético y“basista" de la ideología peronista "original" y de allí quesu otro nombre, ."el peronismo de abajo" exprese unacontradicción latente que se manifestó primordialmente alinterior del peronismo, una vez superada la proscripción.

    "Ni vencedores ni vencidos": La ResistenciaPeron ista, 1955-1958

    "Resistencia Peronista" fue el nombre otorgado por losperonistas a las luchas de oposición al gobierno militar quederrocó a Perón en 1955. Las formas de lucha fueronvariadas y comprendieron desde el terrorismo individual,los comandos más o menos dispersos, la oposición

    organizada en los sindicatos, a intentos de levantamientosmilitares, como el fracasado alzamiento militar del generalValle en 1956.

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    Para los trabajadores de base que participaron activamente, la Resistencia signi ficó un tiempo de represión, decárcel y de tortura, y fue transformada posteriormente enun punto de referencia dominante de la cultura políticaperonista militante (James, 1979). Durante la década 60-70 El Peronismo Alternativo y algunos otros grupos de iaizquierda peronista la interpretaron como “período culmi

    nante de la militancia", que puso de manifiesto la combatividad de la clase trabajadora, a la que se le asignó unsentido revolucionario (James, 1990:128). El surgimientode una camada de dirigentes nuevos con la recuperaciónde los gremios industriales por el peronismo, a partir de1957 significó una ruptura con la dirigencia peronista yaburocratizada. Líderes como Benito Romano en FOTIA(Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria y delAzúcar), Sebastián Borro en el Frigorífico Lisandro de laTorre, Gustavo Rearte en Jaboneros y Perfumistas, Julio

    Guíllán en el Sindicato Telefónico se forjaron en las luchasmarcadas por la proscripción y la represión. Años mástarde, formaron parte del Peronismo Alternativo comolíderes de los sectores más combativos del sindicalismoperonista gracias al apoyo de los trabajadores que losreconocían como líderes honestos.

    En el movimiento obrero la rebelión militar contra Perónprovocó una fuerte resistencia de las bases peronistascontra las nuevas autoridades. En primer lugar, estaoposición se centró en la toma de los sindicatos por losdirigentes libres en medio de una sensación generalizada

    de miedo, confusión e incertidumbre frente a la ofensivaantiperonista para obtener el control de la estructurasindical. El gobierno del general Pedro Eugenio Aramburue Isaac Rojas fueron más allá que Lonardi en su políticaantiperonista. El primero inauguró su gobierno con unaagudización de la represión y puso en práctica el decretoley 4.161 que prohibía toda actividad peronista electoral ysindical así como nombrar a Perón, cantar la marchaperonista, entre otras cosas.

    El intento de erradicar al peronismo de la sociedad

    argentino siguió tres ejes principales en el terreno sindical.En primer término, se intentó proscribir legalmente unestrato entero de dirigentes sindicales para apartarlos detoda actividad. A esto correspondió la nueva intervención

    de la CGT y la designación de supervisores militares entodos sus sindicatos que iban a preparar las elecciones denuevos dirigentes con "autoridad moral". En segundolugar, se desarrolló la represión e intimidación del sindicalismo, y finalmente, hubo un intento de concertación entreel gobierno y los empleadores en torno del tema de laproductividad y la racionalización del trabajo, acompañado

    de un esfuerzo de frenar los salarios y de reestructurar elfuncionamiento del sistema de negociaciones colectivas.El primer punto se cumplió fácilmente {Ibid:  82-83). Elsegundo punto provocó en las fábricas un proceso dereorganización que apuntaba a defender las conquistaslogradas bajo el gobierno de Perón. Se trataba de agrupaciones semiclandestinas que actuaban por cuestionesconcretas y localizadamente. A fines de 1955 se hizo unahuelga exitosa contra el despido de varios delegadosgremiales en la planta metalúrgica Catita del Gran Buenos

    Aires. En abril de 1956 se realizaron una movilización y unahuelga exitosa en el Frigorífico Lisandro de la Torre contrael arresto de tres delegados por el interventor militar. Enestas huelgas los protagonistas fueron ios militantes debase, y hacia de mediados de 1956 había señales de unacreciente confianza obrera y la organización de comitéssemiclandestinos {Ibid:  94-95).

    Las estadísticas de huelgas de los años 1956 y 1957evidencian un nivel de conflictos que no tenían punto decomparación hasta entonces en la historia argentina:durante el primer año, en la Capital Federal, se perdieronmás de cinco millones en días de trabajo; en el segundomás de 3.300.000. Estas cifras reflejan conflictos porsalarios pero también luchas destinadas a defender lascondiciones laborales y de organización, dirigidos en granmedida por una nueva generación de líderes, surgidos de(as bases {Ibid:  128-129),

    A comienzos de 1957, se creó una Comisión Intersin-dical con el objetivo de promover el restablecimiento detodos los sindicatos mediante elecciones libres, la suspensión de todas las restricciones legales que impedían la

    intervención en cuestiones sindicales y la liberación detodos los encarcelados por actividades gremiales. Lacreciente influencia de la Intersindical avivó el antagonismo entre los viejos líderes gremiales peronistas y los

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    nuevos. Para los primeros, este nuevo poder representabauna amenaza a sus esperanzas de recuperar sus antiguasposiciones. En los grupos clandestinos del movimientoperonista y particularmente en los argumentos de Cookese sostenía que era necesario combatirla pues los nuevoslíderes eran "peronistas tibios", surgidos de eleccionesfraudulentas. Estos, en cambio, sostenían que era nece

    sario utilizar la legalidad que la Intersindical representaba.Esta, de hecho, posibilitó alcanzar cierta coherencia en lasfuerzas peronistas antes atomizada, que también repercutió positivamente en el movimiento peronista clandestino.La importancia de la Intersindical se hizo más evidentecuando se fundaron las 62 Organizaciones, en septiembrede 1957 en el marco de un congreso para normalizar laCGT. Estas confirmaron la posición de los peronistas en losgremios y constituyeron una organización totalmente peronista para presionar al gobierno en las esferas sindical

    y política, asumiendo una política muy militante quereflejaba la posición de los trabajadores de base. Dehecho, organizaron huelgas muy importantes y desempeñaron un papel muy importante en la orientación del votoobrero en las elecciones presidenciales en las eleccionesque llevaron al poder a Arturo Frondizi en febrero de 1958(Ibid:  109-112).

    Otras formas de lucha típicas de la Resistencia fueronlos sabotajes en fábricas y formas de organización caóticas basada en grupos locales, los comandos. Sobre todoen el caso de los ferroviarios en 1956 se estima que

    existían en el Gran Buenos Aires más de doscientoscomandos que incluían a 10.000 hombres. En esa épocaestaban formados casi exclusivamente por obreros basados en unafábrica o en un grupo de ellas. Simultáneamente, existían diversas células clandestinas que consistían engrupos de amigos que vivían en el mismo barrio, y queactuaban de manera circunscripta y a partir de unaorganización débil. Esas células pintaban consignas ydistribuían volantes (Ibid:  114-115).

    En 1956 también se intensificó el empleo de bombas

    contra objetivos militares y edificios públicos. La organización necesaria para la ejecución de estos atentadosprodujo símbolos importantes de la resistencia al sintetizaruna serie de virtudes que perduraron posteriormente: el no

    profesionalismo, el espíritu de sacrificio, la participación.ictiva de la gente común y la carencia de un grupoburocrático que dirigiera la organización (Ibid:  115-116).

    Por otra parte, el recambio generacional ocurrido duran-ln la Resistencia Peronista y el gobierno de Frondizi tuvompercusiones en el conjunto del movimiento peronista,creando condiciones para un cambio de los sentidosoriginales en una dirección más radicalizada que seImpregnaba de los aires y de las luchas de la época. Eltestimonio de Rulli —creador de las FAP originales decomienzos de los años sesenta— refleja los efectos de esaluptura en la nueva generación:

     A m í y a mi gene raci ón nos separaron pa ra si em pr e de todo  lo que habían sido los dirigentes peronis tas del pasado y eso  ayudó a que nos creáramos un a imagen de que el peronismo nacía con nosotros. Esto se fue afirmando con el tiempo, éramos hijos de un nuevo peronismo qu e tenía poco que ver  con el que era antes del ' 55. El golpe militar habría de permitir  

    que naciéramos más puros, que naciéramos otros. Esa fue  toda la ideología de la Juventud Peronista después. Eramos  otra cosa, purificados por aquel trastocamiento. (Jorge Rulli,  ex miembro de las FAP, citado en Anzorena, Historia de la Juventud Peronista:  22).

    Paralelamente, la fuerte represión del período y lapersecución virulenta humillaron a los peronistas y exacerbaron a niveles desconocidos hasta entonces la divisiónnacional entre aquellos y sus enemigos: los “gorilas”.

    Jorge Rulli evoca "la batalla por el centro de Buenos

    Aires", en 1957, haciendo alusión a los enfrentamientosentre los Comandos Civiles —antiperonistas— de la“Revolución Libertadora" y militantes peronistas de unmismo barrio que se organizaban en pequeños grupos deprovocación:

    “Yo he visto por la calle Corrientes a un pobre tipo que, medioen pedo, se le ocurrió gritar 'Viva Perón', y que en formainmediata y espontánea se juntaran más de veinte personasa pegarle, la mayoría mujeres, a paragüazos y patadas. Erauna cosa increíble, un odio visceral. La necesidad de imponer

    el 'orden', de erradicar esta 'lacra' del peronismo. Era unapersecución ideológica, pero no en un sentido típico de lapalabra. No era que ser peronista fuera ser de izquierda, ser 

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    peronista era una vergüenza, una lacra, algo que había queerradicar. Era ser basura, cosa de negros. Era el desprecio delos sectores dominantes al que se había sumado la clasemedia. Era muchos más terrible que cuando te persiguen pormarxista; no era ser subversivo, era ser una mierda. Entoncescuando nosotros agarrábamos uno de estos gorilas lo destrozábamos, sin palabras, sin ideología. Y ese tipo de represaliassobre un compañero aislado no ocurrieron más..." ( Ibid:  28).

    Rulli tenía 17 años en 1957 y su testimonio expresa elmarco vivencial y situacional de los jóvenes, hijos de laprimera generación.de trabajadores peronistas. Las provocaciones callejeras expresaban, sin mediaciones la violencia del enfrentamiento y de la negación entre peronistas yno peronistas. Excluidos de la política institucional, discriminados social y racialmente por la "otra sociedad argentina" recurrían a la provocación callejera y a formas delucha progresivamente violentas llevados por la "bronca".Enceguecidos de furia, los peronistas bufaban su exclusión y humillación de manera progresivamente inorgánica,que reflejaba la naturaleza del movimiento peronista enese período, y que expresaba la vivencia de la negaciónsocial.

    Al mismo tiempo, es probable que estos jóvenessintieran una especie de "obligación moral” de defender yhacer honor al peronismo, cuyo sentido de pertenencia leshabía sido transmitido por sus padres de maneras muypalpables y cotidianas. Reivindicar a Perón por las callesera, también, reivindicar una historia personal, familiar ysocial que se asociaba con la dignidad. Tanto la nostalgia

    y la idealización del pasado peronista que formaron partede la reinterpretación de la juventud como los sentimientosde bronca e impotencia constituyeron experiencias sin lascuales resulta imposible comprender la radicalizaciónsocial y política de los años sesenta, ni el ánimo social enel cual surgieron las organ¡zacio!?c-s guerrilleras.

    Las motivaciones de las dneientes formas de resistencia al régimen militar tenían que ver con el rechazo perotambién con un sentimiento de desesperación e impotencia: los sabotajes, por ejemplo, representaban práctica

    mente la única forma de expresar el rechazo al statu quo (James: 116). Pero, sin duda, las directivas de Peróntuvieron un peso muy considerable. "Perón vuelve" concluían los volantes en espera de que las fuerzas armadas

    siguieran siendo leales a Perón y se rebelaran contra elRégimen. Hacia fines de 1955 y principios de 1956 Peróncontemplaba la adopción de una estrategia de "resistenciacivil" que incluyera todas las formas de lucha. La estrategiageneral era "ia guerra de guerrillas", en la cual la resistencia civil desempeñaría un papel importante (Ibid: 118). Enlas "Directivas generales para todos los peronistas", enero

    1956, Perón comenzaba diciendo:

    "El Justicialismo es una revolución social. En diez años de  realidades , su doctrina y su mística han m ostr ado los objetivos que se pueden alcanzar y han indicado el camino para  lograrlos. Hemos cometido el error de creer que una revolución social podía realizarse incru entamente. La reacción nos  ha demostrado que estábamos equivoc ados y hemos pagado un caro precio por nuestro humanitarismo. (...) Este lapso de tiranía es lo indicado para salvar a la revolución social,  despu és del error inicial cometido po r nosotros. Era lo único que podía darle vigor, extendería y purificar. Es una 'poda' que nos devolv erá la dinámica revolucionaria."

    A mediados de 1958 comenzó a hacerse evidente unacreciente diferenciación entre el movimiento de resistenciaen los sindicatos y los comandos clandestinos de la¡uventud alentados por Cooke. Dicha tendencia seagudizó posteriormente provocando tanto un grandesorden e inorganicidad en el peronismo como laamenaza de división.

    Durante la Resistencia persistieron ciertos principios

    Ideológicos del discurso del peronismo en el poder, sobretodo en lo que concernía al nacionalismo económico y a ladefensa del patrimonio nacional, la justicia soc ial asociada.il concepto de "capital humanizado", en los cuales subya-cía la idea del papel del Estado como garantía de lanplicación de tales principios. "La vuelta de Perón", en estecontexto, implicaba la garantía de la continuidad de eseEstado (Ibid:  129-131).

    Sin embargo, aparecieron fragmentos de lo que Jamesdenomina un "contradiscurso", surgido de las luchas de laResistencia. El enfrentamiento con el régimen involucróciertos valores y opciones morales. La bronca estuvopresente en todas las formas de lucha, y servía de puntode unión y solidaridad entre los trabajadores. Los conflictos

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    cotidianos reafirmaron los valores de orgullo, solidaridad yconfianza en sus propias fuerzas. Uno de los más significativos, sin duda, era el rechazo de la política al asociarlacon lo electoral. El recelo con respecto al sistema políticotenía que ver con la "Revolución Libertadora“ y su frágilcredibilidad y legitimidad cuya retórica democrática seasociaba a la hipocresía del régimen que en la realidad

    proscribía y negaba al peronismo. {Ibid: 131-133). Uno deresultados más importantes de dicho escepticismo políticofue la reafirmación de su existencia como obreros quereforzaba el principio de autonomía y expresaba el aislamiento con respecto a sectores que antes habían estadoaliados a ellos: "los dirigentes nos han defraudado, lospolíticos nos han engañado, los intelectuales nos hanolvidado” (Ibid:  133).

    Envar El Kadri, peronista de segunda generación ymiembro de las FAP originales se refiere con particularelocuencia a los sentidos negativos de "la política" institucional que se reforzaron a partir de 1955:

    "Para los jóvenes peronistas que luchábamos en la Resistencia por el retorno de Perón, el término 'política' tuvo una connotación peyorativa (...) salvo honrosas pero contadas  excepciones, los dirigentes bri l laron p or su ausencia en los momen tos aciago s de la represión gorila. (...) El hecho de que el peronismo en lucha no tuviera formas clásicas de hacer  política, orgánicas o institucionalizadas, hizo que muchos  (peronistas) creyeran que podrían suplantar esa supuesta  falta con grand es manij azos, 'trenzas' o 'aprietes1. La pres en

    cia de Perón b arría esas pretensiones, y así se expresaba una forma n atural, espontánea, directa, de haber política desd e las bases (Envar El Kadri en El Kadri & Rulli, 1984: 55).

    En una llamado a la unidad del Movimiento, Perón,promovía la salida insurreccional violenta al mismo tiempoque negando la acción política, definiendo como "traidores" a los que respaldaban una posición intransigente y alos que alentaban las divisiones internas del peronismo:

    " 'Unidos Venceremos'. Nuestro Movimiento no puede ser  

    destruido por la fuerza o el fraude, si mantiene la resistencia  insurreccional y extiende e intensifica su organización (...) La salida violenta es, pues, la única salida. Toda acción política  es con traproducente y confusionista. Nada se conseguirá, si

    antes no se aniquila a la canalla dictatorial y dispersan sus  fuerzas" ('Carta de Perón desde Caracas a los Compañeros  Peronistas", Octubre de 1957, en Baschetti: 70).

    La negación de la política institucional aumento almismo tiempo que crecía la búsqueda de opciones políticarevolucionarias. La contribución ideológica y política de

    John William Cooke durante la Resistencia contribuyó auna reinterpretación clasista del peronismo que el Peronismo de Base y las Fuerzas Armadas Peronistas intentaronponer en práctica de manera mucho más clara que otrasorganizaciones de la izquierda peronista.

    De origen radical, Cooke fue diputado peronista en1946 a los 25 años, representante de Perón en la Argentinay principal líder de la Resistencia entre 1955 y 1959. Seconsideraba as í mismo y al peronismo como parte de unatradición nacional y popular (Gillespie: 39), y esa valoración lo instó a desarrollar teóricamente los aspectosambivalentes del peronismo con el fin de crear unaestrategia de toma del poder. La continuidad con elpasado, sin embargo, in tentaba dar curso a ideas no habíasido realmente parte del legado peronista “original". Setrataba de la interpretación revolucionaria del peronismo,con un fuerte énfasis en la "solución insurreccional", en elcarácter de clase del peronismo y en la necesidad desuperación de la forma "movimiento" en pos de unaorganización eficiente (el partido revolucionario) para latoma del poder.

    Asimismo, Cooke instaló el debate sobre la revoluciónen el interior del peronismo, criticó lo que denominaba “elfetichismo del líder" y analizó "la burocracia político-sindical" distanciándose del moralismo de la categoriza-ción de "traidores" y "leales". Según él, origen de laburocracia yacía en la propia naturaleza del peronismo entanto alianza policlasista que debía ser disputada y rechazada política e ideológicamente. Cooke, además, utilizó elperíodo de su liderazgo para desarrollar los comandos yrecuperar el control de los sindicatos del control oficial, asícomo para organizar las bases del movimiento.

    A partir de su viaje a Cuba en 1959 (o 1960), sudesarrollo ideológico se profundizó en el sentido delfoquismo y de la interpretación del peronismo como una

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    forma nacional de un movimiento de liberación nacionalque implicaba una revolución social.

    El porvenir de un a ilusión: la ambivalencia del legado peronista

    Al analizar el legado del peronismo en la clase trabajadora James establece que existe una tensión entre loselementos de la “ideología formal" y la "cultura de lasbases", el “sentido común" y las “formas específicas de lasubjetividad“ . Dicha tensión se distingue de u a separación de ambos elementos y, más bien, expresa un malestar, una presión y una latencia entre la "concienciapráctica" y la "ideología formal". Durante la Fésistencia,dicha tensión se manifestó de diversas maneras. Por unlado, la interpretación literal de la ideología formal de losprincipios "tradicionales" del peronismo oficial, la armoníade clases y la justicia social, se tiñeron du alternativas

    morales con resonancias utópicas que reclamaban unasociedad mejor. Esto, a su vez, limitó y debiáitó la coherencia de la "ideología formal" porque su interpretación literalreflejaba una añoranza del pasado que había dejado decorresponder con la realidad de la Resistencia.

    Por otro lado, la ambivalencia generó nociones alternativas que surgieron de la experiencia de la clase trabajadora durante esta época. El principio de autonomía,manifestado sobre todo en el Programa de las 62 Organizaciones de la Falda en 1957 reivindicaba el control de laproducción por parte de los trabajadores y la destrucción

    de la oligarquía. En el período siguiente, los sentimientosde amargura' orgullo, sensación de solidaridad y poder declase constituyeron la base de la oposición obrera aFrondizi y a la cúpula sindical en la medida en quediscrepaban con las ideas del desarrollismo y del Integra-cionismo.

    La ambigüedad también estuvo presente en la identificación del enemigo. La división del país entre peronistasy no peronistas cubría el conflicto entre las ciases, y laburguesía aparecía al mismo tiempo como enemiga ycomo incapaz de comprender sus intereses en común con

    los trabajadores. La cúpula sindical, por otra parte, se

    ttanaloniu'i an an«mlu» minino cuando a· dlatnnclnbu deloa trabn|nilni·· da bita· y negociaba con los gobiernosantlperonlataa, En el período posterior a la Resistencialos "burócrutus" y "traidores" fueron impugnadosprácticamente al mismo nivel que los regímenesdictatoriales.

    Estas tensiones y desplazamientos son interpretadaspor James como "estructuras de sentimiento" (Raymond

    Williams), que rehuyen una expresión ideológica y sinembargo definen una "cualidad particular de experiencia yrelación sociales". Estos elementos f ueron particularmenteclaros en un cierto obrerismo y en la nostalgia por la eraperonista, que expresaba amargura y frustración frente ala realidad y al mismo tiempo una reafirmación de unorgullo obrero. El pasado peronista, mientras tanto, fuevivido como una idealización del pasado "utópico" queseñalaba algunas sendas para atender las necesidadesdel presente y las bases para reclamar una sociedad futurafundada en la justicia social y el fin de la explotación. En

    este contexto, lafigurade Perónfue mitificada durante esteperíodo como la garantía fundamental que los protegeríacontra el poder opresor. La vuelta dé Perón implicabauna lealtad emocional y la reivindicación de cambiossociales y políticas.

    Aunque la ideología de las FAP y del PB se desprendedel legado peron ista en los trabajadores, fue transformadasustancialmente por el contacto con otras tradicionesideológicas. Su autodenominación, “Peronismo Alternativo", refleja una elección a favor de los intereses de lostrabajadores. Ahora bien, la lucha armada llevada a cabo

    por las FAP significó una ruptura en dos sentidos: conrespecto a los trabajadores, y en relación al “sentido de loslímites" preconizado por la doctrina peron ista oficial. El PB,por su parte, parecía estar mucho más cercano a lossentimientos de orgullo, de dignidad y de solidaridad declase del legado original. Sin embargo, el énfasis que estaorganización puso en el "principio de autonomía" de lostrabajadores supuso la ruptura con respecto al modelosindical peronista.

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    EL GRAN RECHAZO Y LA EUFORIA UTOPICA: LASFAP Y EL PB, Y SU TIEMPO 1958-1969

    "Fueron años d e aprendizaje. Leales a Perón, nos vimo s cara a cara con el enemigo común, comprendiendo que para  superar las contradicciones internas del Movimiento, para  dejar de ser  usados ante el régimen por los burócratas, los  

    traidores, los reformistas, debíamos darle armas a nuestra bronca, organización a nuestro coraje, estrategia a nuestra confianza..." (FAP, fines de 1971, "Revista Nuevo Hombre",  noviembre, 1971, en Anzorena, Tiempos de violencia y  

    utopía:  12).

    Con estas palabras las Fuerzas Armadas Peronistassintetizaban retrospectivamente el significado del período1955-1969 en la constitución de su identidad como organización armada del Peronismo Alternativo. El caminorecorrido por algunos de los que estarían a cargo de

    organizar las FAP durante el Integracionismo y de la“Revolución Argentina'1resulta difícil de reconstruir, aunque es posible establecer que representó, simultáneamente, una continuidad y una ruptura con respecto a laexperiencia previa y al legado peronista. Durante estosaños la radicalización de los contenidos del peronismo tuvoque ver con la Asociación de nuevos elementos, formas delucha y la emergencia de nuevas identidades y actorespolíticos (De Riz: 13). Este proceso, sin duda, significó unatensión entre las fuerzas de restauración y de ruptura al

    interior del peronismo, y constituye un aspecto central paraentender el proceso político que permitió el retorno dePerón en 1973 y el desenlace del gobierno peronista en elmismo año (Ibid:  13).

    El período posterior a 1955 ha sido caracterizado comode crisis política permanente, que impidió el establecimiento de un orden político legítimo y estable. El peronismoproscripto conservó todo el poder que se fundaba en laidentificación política peronista de los sectores popularesque le permitió convertirse en oposición implícita, y determinar el triunfo o la derrota de toda combinación políticaque intentara una salida legal a la crisis. El peso delelectorado peronista permitió al movimiento y a Perón

    definir un espacio extrainstitucional de negociacionesdesde el cual ejercer su influencia. Se constituyó unsistema político bastardo, de "parlamentarismo negro"(Nun), en el que Perón se esforzó para b loquear fórmulasde poder de sus adversarios militares y civiles {Ibid:  17).

    Para el futuro Peronismo Alternativo y la IzquierdaPeronista en general, la resistencia y la represión más omenos continuas desde 1955 hasta 1962 hicieron clara,para la mayoría de la Izquierda Peronista, la necesidad dedesarrollar una crítica y un análisis de lo que había sidohasta el entonces el peronismo. La importancia de Cookeen la elaboración ideológica del Peronismo Alternativo yaha sido señalada. En 1957, la tendencia cookista delComando Nacional Peronista había sostenido que elproblema central del peronismo era la falta de liderazgopolítico revolucionario en el movimiento, ya que se desdeñaba a los militares peronistas como líderes. Se produjo un

    enfriamiento posterior —1961— de las relaciones entrePerón y Cooke, a raíz de la estadía de Cooke en Cuba, apartir de la cual, Cooke intentó exhortar a Perón a queestableciera su exilio en Cuba, comprometiendo al peronismo con el modelo cubano de liberación del TercerMundo. A partir de 1960, las ideas de Cooke estuvieronmarcadas por su participación en las milicias en Bahía deCochinos y los primeros años de la Revolución Cubana, eidentificaban ai peronismo con las luchas de liberaciónnacional. A resultas de esto, Cooke insistió progresivamente en la necesidad de convertir al peronismo en unpartido revolucionario con una ideología adecuadamentedefinida, en vez de la lealtad generalizada a un líder, queél denostaba como un sentimiento que cumplía el papel deideología. Alrededor de 1961, la influencia del ComandoNacional Peronista era mínima en el peronismo, y con eltriunfo del Plan CONINTES, muchos de los activistas de loscomandos abandonaron esa tarea o negociaron con el·aparato del movimiento. (James: 206-207).

    Parala Izquierda Peronista, mientras tanto, la dicotomíaPerón-anti Perón que regía el panorama nacional transfor

    maba al peronismo en izquierdista pe r se, anti-establish- ment y revolucionario. El valor de la lealtad al líder adquiriótanta importancia que la lucha por el regreso de Perón

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     jugaba el papel de propuesta estratégica. Este procesocontinuó después de 1962 y las dictaduras posteriores a1966 lo reforzaron. La izquierda Peronista recurrió permanentemente aun vocabulario político esencialmente moral:la derecha eran aquellos que desvirtuaban la lucha contralos gobiernos antiperonistas, aquellos que corrompían ytraicionaban la "esencia del peronismo" y, en última

    instancia, los que traicionaban a Perón. Términos como"lealtad", "traición", “dignidad" y "fe" formaron parte de laterminología tradicional de la Izquierda Peronista y laintransigencia laboral y política frente a sus enemigos laconsigna constitutiva de su identidad (James, 1979). Eneste sentido, diversos contenidos de la herencia delperonismo en los trabajadores se radicalizaron a la luz dela reactivación de una vieja exclusión, transformándose enpuntos de referencia y valores que siguió el PeronismoAlternativo. De hecho, tales contenidos sirvieron de puntade lanza para el establecimiento de una identidad políticaque, justamente, construía una versión nostálgica e idealizada del pasado peronista, e intentaba transformarla enun instrumento de lucha por un cambio radical de lasociedad. En efecto, los sentimientos de orgullo y confianza de los trabajadores aumentaron en sentido contestatario. La lealtad a Perón se vio reforzada, y la dignidad y lasolidaridad adquirieron el sentido de la negación del ordenexistente. El obrerismo ya mencionado se consolidó através, de valores morales. En el mismo sentido, la fe queanteriormente había sido depositada en los líderes, creció

    a la luz de un cierto “principio de autonomía’ reforzado porlos trabajadores, y estuvo fuertemente asociado a lanegación de la política institucional, es decir a los espaciosde participación y de representación del sistema político.Asimismo, la confianza surgida de la evaluación realizadasobre el futuro y la potencialidad de las luchas obreras yestudiantiles se munió de ideas utópicas sobre la inevita-bilidad en el futuro cercano del Socialismo Nacional.

    El crecimiento de un contradiscurso de las bases —caracterizado por estos sentimientos—, no fue indepen

    diente del sentimiento de bronca por la exclusión políticay la represión, y actuó como catalizador de una interpretación del peronismo a la luz de varias corrientes del

    marxismo y tendencias de izquierda. La revolución peronista— la forma argentina del Socialismo Nacional— habíacomenzado en las luchas de la Resistencia Peronista: enel período posterior su consecución se vo lvió un imperativo, en un marco ®n que la proscripción legal y política delperonismo expresaba en el sistema político la gran dicotomía nacional entre peronistas y antiperonistas instaura

    da desde 1946. La reactivación de una antigua exclusióntuvo, entonces, el sello de la humillación y la bronca. Losaños siguientes estuvieron marcados por la sensación devolver al pasado pre-peronista de exclusión social de lospobres. La rabia adquirió, además, un ingrediente dedesprecio por la política que se correspondió con unaagudización de la definición moral de los enemigos políticos. En este contexto podría decirse que la lucha armadase inspiró en una "revuelta de la chusma", consecuencia"lógica" de la proscripción y la represión que habían

    transformado al peronismo en 'el hecho maldito del paísburgués", en las palabras de Cooke.Sin embargo, la atracción ejercida por el foquismo en la

    segunda mitad de la década del sesenta en los militantesperonistas —que posteriormente confluyeron en el Peronismo Alternativo— debería interpretarse como resultadodel proceso de desmovilización del movimiento de masasdurante los primeros años de la década, y del consiguientedominio ejercido por la dirigencia sindical y aislamiento delíderes y activistas combativos. El énfasis que la teoría dela guerrilla ponía en la "voluntad subjetiva sobre lascondiciones objetivas" permitía desafiar un desafío a unarealidad de aislamiento y desmovilización. La ¡dea de ungrupo avocado a la acción en nombre de las masasencontró eco en militantes progresivamente desvinculadosde intervenir significativamente en las luchas obreras.Finalmente, la teoría de la guerrilla aporto una explicacióny una solución convincentes a la insuficiencia de laResistencia y la militancia de los trabajadores para abriruna brecha política. La respuesta era la falta de unavanguardia armada y la disciplina otorgada por una

    estrategia revolucionaria (James, 1990: 280-281).La crisis de las formas tradicionales de representación

    política también se manifestó en el período 1955-1969, a

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    través del surgimiento de una extraordinaria cantidad deescisiones de partidos y conformación de nuevos gruposy partidos, poniendo en evidencia una nueva búsqueda enel mismo sentido. A principios de los años sesenta sedesprendieron diversos sectores de la izquierda de laUCRI y de la Democracia Progresista en el interior, ygrupos cristianos que se acercaron a núcleos organizati

    vos existentes, o a sectores de la izquierda del peronismo.En la organización nacionalista-fascista Tacuara se produ

     jo una escisión, el MNRT, que se acercó al