Celestino Del Arenal

37
MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y COOPERACIÓN ESCUELA DIPLOMÁTICA MÁSTER INTERUNIVERSITARIO EN DIPLOMACIA Y RELACIONES INTERNACIONALES Tema 1 La sociedad internacional contemporánea Celestino del Arenal Catedrático de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid

Transcript of Celestino Del Arenal

Page 1: Celestino Del Arenal

MINISTERIO  DE  ASUNTOS  EXTERIORES  Y  COOPERACIÓN  

ESCUELA  DIPLOMÁTICA  

MÁSTER INTERUNIVERSITARIO EN DIPLOMACIA Y RELACIONES INTERNACIONALES

Tema 1

La sociedad internacional contemporánea

Celestino del Arenal Catedrático de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid

Page 2: Celestino Del Arenal

1

Índice

1. Concepto de sociedad internacional

1.1 ¿Sistema o sociedad internacional?

1.2 La sociedad internacional en cuanto fenómeno societario

1.3 Condiciones para la existencia de una sociedad internacional

1.4 Concepto de sociedad internacional

1.5 El sistema político-diplomático en cuanto definidor de la sociedad

internacional.

2. Dinámicas básicas y factores de cambio en la evolución reciente de la

sociedad internacional

2.1 ¿Mundialización y/o globalización?

2.2 Mundialización y universalización

2.3 Estatalización

2.4 Creciente interdependencia

2.5 Globalización

2.6 Heterogeneización

2.7 Humanización

3. Características de la sociedad internacional actual

Bibliografía citada

Page 3: Celestino Del Arenal

2

Tema 1 La sociedad internacional contemporánea

Celestino del Arenal Catedrático de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid

1. Concepto de sociedad internacional (Arenal 2005 b).

1.1 ¿Sistema o sociedad internacional?

El concepto de sociedad internacional ocupa un lugar central en el estudio de las relaciones internacionales, pues de la de la definición que se haga de la misma dependerá toda nuestra interpretación de las relaciones internacionales. Se trata, por lo tanto, de una noción controvertida. En lo que no hay duda alguna es que existe una trama de relaciones sociales que merecen el calificativo de “internacionales”, por superar las fronteras del Estado. Es evidente que los Estados y otros actores internacionales mantienen relaciones entre si, distintas a las que se producen en el interior de los primeros. Hoy, la casi totalidad de los especialistas consideran que esa trama de relaciones internacionales constituye una sociedad o, al menos, un sistema internacional, siendo difícil encontrar alguien que afirme lo contrario, si bien algunos especialistas, especialmente los iusinternacionalistas, prefieren hablar de comunidad internacional, partiendo de las diferencias existentes entre los conceptos de comunidad y sociedad (Arenal a: 33-53, y Barbé 2007: 131-137). Dejando de lado la polémica en torno a las nociones de comunidad y sociedad, que ha sido ya objeto de amplia atención, hay que empezar aclarando las diferencias existentes entre una sociedad internacional y un sistema internacional. De acuerdo con Holsti, se puede definir un sistema internacional como un “conjunto de entidades políticas independientes que interactúan entre sí con considerable frecuencia y conforme a procesos regularizados” (Holsti 1995: 23). En consecuencia, el sistema internacional está constituido por un conjunto de actores, cuyas relaciones generan una configuración de poder (estructura) dentro de la cual se produce una red compleja de interacciones (proceso) de acuerdo a determinadas reglas. El concepto de sistema permite considerar el sistema como unidad de análisis, con una naturaleza y lógicas distintas a las de sus integrantes, y al mismo tiempo distinguir como elementos constitutivos del mismo a los actores, la estructura, las interacciones y los procesos. La estructura, en cuanto configuración de poder, establece los límites de la actuación de los actores, define pautas de interacción y ordena y jerarquiza el sistema, de forma que éste puede ser unipolar, bipolar o multipolar (Barbé 2007: 151).

Aclarado el concepto de sistema internacional es necesario plantearse su distinción con el de sociedad internacional. En este punto, se parte de la distinción establecida por Bull, para quién, por un lado, existe un sistema internacional cuando dos o más Estados tienen regulares y suficientes interacciones entre si como para que la conducta de cada uno sea un elemento necesario en los cálculos de los otros, y, por otro, hay una sociedad internacional

Page 4: Celestino Del Arenal

3

cuando un grupo de Estados, conscientes de la existencia de ciertos intereses y valores comunes, se consideran a si mismos obligados en sus relaciones por un conjunto de normas comunes y participan en el funcionamiento de instituciones comunes (Bull 1977: 9-14).

Entre el sistema internacional y la sociedad internacional existen importantes diferencias, que hacen referencia principalmente a la existencia de intereses comunes. De acuerdo con esa distinción, es evidente que una sociedad internacional presupone siempre la existencia de un sistema internacional, pero un sistema internacional puede existir sin necesidad de constituir una sociedad internacional.

Desde esta perspectiva parece claro que la trama de relaciones sociales que llamamos internacionales constituye una sociedad internacional y no simplemente un sistema internacional. Como ha señalado Bull, en el moderno sistema internacional han estado siempre presentes los elementos constitutivos de la sociedad internacional: una concepción de intereses comunes de los Estados, de reglas comunes aceptadas y de instituciones comunes (Bull 1977: 42).

1.2 La sociedad internacional en cuanto fenómeno societario

Ahora bien, en ningún momento debe olvidarse, que lo que se denomina la sociedad internacional no es sino una de las múltiples formas en que se manifiesta el fenómeno societario en nuestro mundo. No se trata, por lo tanto, de un fenómeno especial o sui generis, distinto en su esencia, por ejemplo de la sociedad estatal o de cualquier otra expresión del fenómeno societario, sino simplemente de un tipo concreto de sociedad, con ciertas características específicas.

Desde esta perspectiva, nos parece plenamente válida, como planteamiento inicial, la afirmación de Truyol de que la sociedad internacional no es sino la sociedad humana considerada bajo cierto aspecto (Truyol 1993: 26).

Dentro de este amplio concepto, la sociedad internacional viene sobre todo caracterizada por la descentralización el poder. Una sociedad será internacional cuando el poder, especialmente el político y militar, está descentralizado, distribuido entre comunidades políticas que lo monopolizan en sus respectivos territorios y ámbitos. 1.3 Condiciones para la existencia de una sociedad internacional

De acuerdo con las consideraciones anteriores, la sociedad internacional, considerada genéricamente, sin referencia a ningún modelo histórico de sociedad internacional, tiene cinco características básicas, sin las cuales no es posible hablar realmente de su existencia. Características, por otra parte, que, salvo la segunda, son comunes a todo tipo de sociedad.

En primer lugar, es necesario la existencia de una pluralidad de actores o, más precisamente, de comunidades políticas independientes, de naturaleza variable a lo largo de la historia, llámense imperios, repúblicas, ciudades-Estado o Estados, según los diferentes momentos históricos, que mantengan entre si relaciones estables y no esporádicas. La necesaria existencia de una pluralidad de comunidades políticas independientes no implica que éstos sean los únicos actores de una sociedad internacional, pues en la misma

Page 5: Celestino Del Arenal

4

existen de hecho, como es conocido, otros actores internacionales de naturaleza no estrictamente política, que en ocasiones desempeñan papeles decisivos en el funcionamiento de la misma.

En segundo lugar, como acabamos de apuntar, el poder, especialmente el poder político y militar, está descentralizado, distribuido entre las comunidades políticas, que actúan con elevados niveles de autonomía y poder de autodeterminación. No existen, en consecuencia, órganos centrales capaces de regir esa sociedad, es decir, no hay un gobierno central. Esta característica es la única que es propia y exclusiva de la sociedad internacional y es, consecuentemente la que define más claramente la sociedad internacional frente a cualquier otro tipo de sociedad.

Lo anterior no significa que otras dimensiones del poder, económica, social, cultural, etc., puedan estar centralizadas, ni que otros actores internacionales, distintos de las comunidades políticas independientes no participen del poder y en las relaciones de poder.

En tercer lugar, es indispensable un cierto grado de aceptación de normas e instituciones comunes para la regulación y ordenación de esas relaciones por parte al menos de las principales comunidades políticas.

El derecho, es decir, la existencia de un conjunto de normas jurídicas, es una de esas instituciones comunes. En este sentido, toda sociedad internacional tiene su propio derecho internacional, es decir, su propio ordenamiento jurídico internacional, con independencia del nivel de desarrollo y de eficacia de éste. Derecho internacional que, como es lógico, reflejará los rasgos sociales de la sociedad que pretende regular. Este derecho es fruto de la voluntad de las comunidades políticas independientes, que son las que lo crean y son sus principales, cuando no únicos, sujetos.

En este sentido, cuando se analiza la sociedad internacional es necesario distinguir entre los actores de las relaciones internacionales, que son todos los que desempeñan papeles significativos en su funcionamiento, y los sujetos jurídico internacionales, que son aquellos actores internacionales a los que el derecho internacional les ha reconocido subjetividad jurídico-internacional, pues actores y sujetos no siempre coinciden. Cuarto, consecuencia de la anterior, la existencia de un cierto elemento de orden, precario e imperfecto, que dota de una relativa y siempre amenazada estabilidad al funcionamiento de la sociedad internacional.

La sociedad internacional, como hecho social, está fundada sobre unos elementos de orden, derivados, por un lado, de las relaciones de poder y, por otro, de los valores, principios, normas e instituciones dominantes, por lo que ambas realidades son inseparables. Quinto, también derivada de las anteriores, el hecho de que esas relaciones sociales configuran un todo complejo, que es más que la simple suma de las mismas. En este sentido, en ciertos aspectos la sociedad internacional, como tal, está condicionada no sólo por los fines e intereses particulares de sus miembros, sino igualmente por la propia naturaleza e intereses del todo, de la propia sociedad internacional en cuanto tal. En consecuencia, supone siempre la existencia de intereses comunes.

Page 6: Celestino Del Arenal

5

En función de cómo se materializan en concreto en cada momento histórico estas características, tanto a nivel de actores como de valores, intereses, estructuras e interacciones, tendremos, consecuentemente, diferentes modelos de sociedad internacional. El concepto de sociedad internacional es, por lo tanto, dinámico y cambiante, estando, en consecuencia, determinado históricamente, sujeto permanentemente al cambio y presentando diferentes expresiones históricas.

1.4 Concepto de sociedad internacional

De acuerdo con este planteamiento y estas características genéricas, Bull y Watson, desde una perspectiva actual, que toma a los Estados como actores fundamentales de la misma, entienden por sociedad internacional un grupo de Estados, que no forman simplemente un sistema, en el sentido de que el comportamiento de cada uno es un factor de cálculo necesario para los demás, sino que además han establecido, mediante al diálogo y el consentimiento, normas e instituciones comunes para organizar sus relaciones y han reconocido la existencia de intereses comunes para mantener dichos acuerdos (Bull y Watson 1984: 1).

Sin embargo, aunque la existencia de comunidades políticas independientes o de Estados, en cuanto expresión formal o real de la descentralización del poder, es una condición necesaria para que pueda hablarse de sociedad internacional, la realidad de la sociedad internacional no se acaba ni se limita a las comunidades políticas independientes, pues dentro de la misma coexisten, interactúan y se entrecruzan otros muchos actores internacionales que no son comunidades políticas, que al participar en la distribución y ejercicio del poder, contribuyen igualmente a conformar las estructuras y dinámicas de la sociedad internacional. Por lo tanto, cuando nos referimos a la sociedad internacional no nos podemos referir exclusivamente a las comunidades políticas independientes que la conforman, sino que tenemos que hacer referencia a tres realidades sociales que coexisten e interactúan, conformando todas ellas la sociedad internacional, aunque desempeñando papeles y funciones muy diversas a lo largo de la historia de la misma. Estas tres realidades son la sociedad o el sistema de comunidades políticas o, con otras palabras, el sistema político-diplomático, el sistema transnacional y la sociedad humana.

La primera, el sistema político-diplomático, está constituido por el conjunto de actores de esa naturaleza política, comunidades políticas en general y en la actual sociedad internacional, Estados y organizaciones internacionales, y por las relaciones que se producen entre los mismos.

El sistema transnacional está integrado en la actual sociedad internacional por las relaciones que tienen lugar entre actores de muy diversa naturaleza, como, por ejemplo, empresas transnacionales, organizaciones no gubernamentales, fuerzas religiosas, grupos étnicos y nacionales, cárteles del narcotráfico, mafias, grupos terroristas y un sinfín de otros actores no estatales, transnacionales y subestatales. Todos ellos compiten con los Estados y les disputan el poder, la influencia y la riqueza, según los casos, contribuyendo a la configuración de las estructuras y dinámicas de la sociedad internacional.

La sociedad humana, por el contrario, esta constituida por las relaciones que se desarrollan entre los seres humanos, a pesar de las comunidades políticas y actores transnacionales y

Page 7: Celestino Del Arenal

6

subestatles, en cuanto actores y sujetos últimos de cualquier sociedad. Sociedad humana que en la actual sociedad internacional está cobrando un protagonismo creciente, como consecuencia de la dinámica de humanización de las relaciones internacionales.

Pero, en todo caso, no hay que olvidar que estas tres sociedades o sistemas, aunque con estructuras y dinámicas en muchos casos propias, autónomas, diferenciadas e incluso en ocasiones enfrentadas, están profundamente entrelazadas e interpenetradas, conformando una realidad social única que es la sociedad internacional, y consecuentemente es desde esta perspectiva global que hay que considerarlas. Hay que rechazar, por lo tanto, la imagen de la sociedad internacional como exclusivamente sociedad de comunidades políticas o de Estados, defendida por los realistas, y asumir la realidad de una sociedad internacional que al mismo tiempo que es interestatal, es también transnacional y humana.

1.5 El sistema político-diplomático en cuanto definidor de la sociedad internacional.

Con todo, el sistema político-diplomático, debido al poder sobre todo político y militar de las comunidades políticas correspondientes y de lo manifiesto y decisivo de su actuación internacional, especialmente de las grandes potencias, continua desempeñando un papel fundamental en la conformación de las principales estructuras y dinámicas constitutivas de la sociedad internacional. Si a ello se añade el hecho de que las comunidades políticas son los actores internacionales privilegiados desde el punto de vista del Derecho internacional, se comprende que se tienda siempre en primer lugar a ver e interpretar la sociedad internacional en términos de relaciones entre comunidades políticas.

Lo anterior es aún más evidente si tenemos en cuenta que la característica más significativa de la sociedad internacional es la descentralización del poder y que este hecho exige necesariamente la existencia de comunidades políticas independientes.

En consecuencia, de las tres realidades sociales que conforman la sociedad internacional es, lógicamente, el sistema político-diplomático, en cuanto expresión del fenómeno de descentralización del poder, el que proporciona al menos formalmente los rasgos definitorios de cada sociedad internacional y el que genera normalmente la existencia de normas e instituciones comunes que regulan el funcionamiento de esa sociedad internacional, especialmente a nivel del propio sistema político-diplomático.

2. Dinámicas básicas y factores de cambio en la evolución reciente de la sociedad internacional (Arenal 2002:129-148).

2.1 ¿Mundialización y/o globalización? La segunda mitad del siglo XX ha traído consigo una profunda transformación en la sociedad internacional, dando lugar a la progresiva conformación de una nueva sociedad internacional, muy diferente a la que caracterizó las relaciones internacionales desde la Paz de Westfalia de 1648 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Este proceso de cambio

Page 8: Celestino Del Arenal

7

ha sido complejo y se ha ido produciendo de forma progresiva desde principios del siglo XX, acelerándose a finales del mismo con la globalización.

El resultado ha sido la conformación de una sociedad internacional global, que podemos calificar de postwestfaliana, muy diferente a la existente hasta entonces, al caracterizarse por la desaparición o debilitamiento de algunos de los principales elementos que se afirmaron a partir de 1648 y marcaron la sociedad internacional hasta la segunda mitad del siglo XX.

En este apartado se tratará de analizar algunas de las principales dinámicas, en concreto las de mundialización, creciente interdependencia, globalización y humanización, y los factores de cambio, que están en la base de esta nueva sociedad internacional.

Pero antes, es necesario aclarar brevemente el sentido y alcance de lo que se entiende respectivamente por mundialización y globalización, para evitar confusiones.

Pocos términos han tenido tanto éxito desde los años ochenta del siglo XX como el de “globalización”. El término globalización lo invade todo, sirviendo para explicar cualquiera de las transformaciones que están experimentando las sociedades estatales y la sociedad internacional. Al mismo tiempo, el término se utiliza como sinónimo de mundialización y de creciente interdependencia, introduciéndose con ello aún mayor confusión en cuanto a su significado y alcance. Hay que empezar destacando que no existe ninguna interpretación concreta de la globalización que haya alcanzado la condición de ortodoxia en los círculos académicos. Sin embargo, constituye un planteamiento muy extendido entre los especialistas considerar que la globalización es un proceso de larga duración, que se inicia prácticamente bien con la historia de la humanidad, bien con el descubrimiento de América, llegando hasta nuestros días, a través de diversas etapas, olas y formas con características y efectos diferentes, integrando dentro de la misma, por lo tanto, entre otros, los procesos de mundialización y creciente interdependencia (Attina 2001, Held, McGrew, Goldblatt y Perraton 2002; Mittelman (2002); Held y Mc Grez 2003). Desde este punto de vista, globalización, creciente interdependencia y mundialización significarían lo mismo, considerándolas como un único proceso histórico en el que actualmente continuamos estando inmersos. Nos encontraríamos, por lo tanto, según estos autores, en la última etapa u ola de un proceso de globalización que se inició ya hace muchos siglos.

Sin embargo, la posición que se mantiene en este tema entiende que la globalización supone un cambio radical en el ámbito político, económico, social y cultural, y, en consecuencia, es mucho mas restrictiva y selectiva. Se considera, siguiendo en este punto, en cierta medida, entre otros, a Susan Strange (1999), Manuel Castells (1997), Sahagún (1998) y García Segura (1999), que aunque la mundialización y la globalización son dinámicas íntimamente relacionadas y sucesivas en el tiempo y que la primera no es entendible sin la segunda, no deben considerarse como simples etapas de un mismo proceso, sino que son procesos diferentes en su naturaleza y efectos y que, en consecuencia, la distinción entre los mismas es necesaria a efectos de comprender en todo su alcance la evolución y las decisivas transformaciones que experimenta la sociedad internacional entre el siglo XV y el momento presente.

Page 9: Celestino Del Arenal

8

En definitiva, se podría decir que la dinámica de mundialización, que caracterizó la evolución de la sociedad internacional entre el siglo XV y el siglo XX, a partir de la segunda mitad del siglo XX, ha dado paso a una dinámica de globalización, que si, por un lado, de alguna forma, vendría a ser la última fase de la mundialización, por otro, tendría un sentido y un alcance muy diferente y abriría una nueva etapa en la historia de la humanidad, dando lugar a la progresiva conformación de una nueva y diferente sociedad mundial, en este caso global, de la que hemos conocido hasta fechas recientes.

En cuanto a la dinámica de creciente interdependencia se considera que es un proceso que acompaña tanto a las dinámicas de mundialización como de globalización, siendo en todo caso inseparable de la dinámica de globalización.

2.2 Mundialización y universalización

a) Concepto de mundialización

La mundialización ha sido la dinámica fundamental, por sus consecuencias y efectos en todos los ámbitos, en la reciente evolución de la sociedad internacional, por cuanto que como resultado de la misma se ha producido la conformación de una sociedad internacional de dimensiones planetarias por primera vez en la historia de la humanidad. Truyol ha calificado este proceso de “verdadera mutación de la sociedad internacional” (Truyol 1993: 26). Se podría definir la mundialización como la dinámica que lleva desde un mundo marcado por la existencia de distintas sociedades internacionales particulares, incluso sin contacto entre si, existente a mediados del siglo XV, a un mundo caracterizado por la existencia de una sociedad internacional mundial y universal, por obra de una de esas sociedades internacionales particulares, la Cristiandad Medieval, a través de un proceso de expansión, conquista y colonización del resto del planeta, que culmina a principios del siglo XX, con el dominio de Occidente sobre todos los espacios terrestres del planeta.

La mundialización supone, en consecuencia, ante todo, que el espacio y el tiempo terrestres se hacen únicos y planetarios. De un mundo marcado, por la existencia de diferentes historias y, consecuentemente, de diferentes espacios y tiempos, como consecuencia de las distintas sociedades internacionales particulares que coexistían en el planeta, se pasa a un mundo caracterizado por la existencia de un espacio y un tiempo únicos, es decir, mundiales. Al mismo tiempo, por otro lado, será la noción del espacio y el tiempo propios de Occidente, que se impone a nivel planetario, con las consecuencias decisivas de todo orden que ello tiene desde el punto de vista de la nueva sociedad internacional. Ello no significa que dentro de ese tiempo y espacio mundiales no continúen existiendo tiempos y espacios que se viven al margen de los primeros.

En la dinámica de mundialización, en consecuencia, las dimensiones espacial y temporal son esenciales, en el sentido de que la misma supone el dominio y la unificación del espacio y del tiempo a nivel planetario. En el proceso de mundialización han jugado un papel decisivo, por un lado, una nueva forma de organización política que es el Estado, y, por otro, la revolución tecnológica en el campo de los transportes y la comunicación, que permitió el dominio y la

Page 10: Celestino Del Arenal

9

comprensión del espacio terrestre a causa de la reducción del tiempo necesario para recorrerlo, cambiando radicalmente la realidad y la percepción del mundo en todos sus aspectos, geográficos, políticos, económicos, sociales, culturales, comunicacionales y estratégico-militares.

Finalmente, ha jugado también un papel decisivo la revolución industrial y económica, que se produce en distintas fases a partir del siglo XV, que permitirá la superioridad armamentista de Occidente y la expansión y transformaciones del sistema capitalista, elementos decisivos del propio proceso de mundialización.

El actor decisivo y clave, aunque no el único, de la dinámica de mundialización ha sido el Estado soberano. Ha sido el protagonista indiscutible de la misma, tanto en el propio desarrollo de la mundialización a partir del siglo XV, que tuvo como actor decisivo al Estado, que se afirma como organización político-territorial en Europa en paralelo a dicho proceso, como en la propia configuración final de la sociedad mundial, algunas de cuyas características más significativas derivan precisamente de la afirmación del Estado como única forma de organización política, económica y social de base territorial a nivel planetario.

Con la mundialización y la consiguiente estatalización se imponen, en definitiva, a nivel mundial la lógica y el modelo westfaliano de sociedad internacional, basado en la existencia de Estados soberanos, con competencias exclusivas en su territorio y su población y con fronteras territoriales perfectamente delimitadas. Se sientan, en consecuencia, una parte substancial de las bases de la actual sociedad mundial.

b) Diferencias entre mundialización y universalización

Sin embargo, para ser precisos es necesario distinguir entre la dinámica de mundialización y la de universalización, pues aunque ambas son inseparables y tienden a considerarse como un único fenómeno, se trata de procesos diferentes.

Mientras la mundialización hace referencia al proceso de conformación de un único mundo a escala planetaria, considerado en términos geográficos, políticos, económicos, sociales y comunicativos, la universalización se refiere al proceso de conformación de un único mundo en términos jurídico-internacionales, es decir, el proceso mediante el que todos los Estados, como sujetos con iguales derechos soberanos reconocidos, pasan a conformar una sociedad universal, regida por un Derecho internacional igualmente universal.

La universalización es, así, una consecuencia directa de la estatalización del planeta, es decir, de la extensión del Estado soberano como forma de organización de base territorial a todo el ámbito de la sociedad mundial.

c) Efectos de la mundialización

Los principales efectos que se derivaron de la mundialización desde el punto de vista de la sociedad internacional han sido los siguientes:

1. Dominio y unificación del espacio y el tiempo terrestres: En primer lugar hay que destacar como principal efecto el dominio y la unificación del espacio y el tiempo terrestres a nivel planetario. Por primera vez en la historia de la humanidad el espacio y el

Page 11: Celestino Del Arenal

10

tiempo terrestres se unifican a escala de todo de planeta con las consecuencias decisivas que ello tiene tanto desde el punto de vista la humanidad, como desde la perspectiva de la sociedad internacional, que pasan a ser una realidad única, aunque con marcadas diferencias y desigualdades de todo tipo.

2. Cierre espacial de la sociedad internacional: En segundo lugar, como efecto de la mundialización hay que destacar el cierre espacial, geográfico, de la sociedad internacional, con los efectos, especialmente de elevación de los niveles de interdependencia, que ello ha tenido en el comportamiento de los actores internacionales y, muy especialmente de los Estados, que, por un lado, ha acentuado la integración, la cooperación y la concertación, y, por otro, ha incrementado los conflictos, como consecuencia en ambos casos del carácter cerrado y limitado del espacio terrestre y de los recursos y del carácter común de los problemas. 3. Unificación a nivel mundial de la política y el derecho internacional: Como tercer efecto, consecuencia de lo anterior, también por primera vez, se produce la unificación a nivel planetario del campo o sistema político-diplomático, estratégico-militar y, sobre todo, jurídico-internacional, económico, cultural, científico-tecnológico y de la comunicación e información. La sociedad internacional, en todas sus dimensiones, se transforma en mundial, comprendiendo a todos los Estados y a toda la humanidad. 4. Estatalización de la sociedad internacional: Otro de los efectos mas importantes derivados de la mundialización será la estatalización de la sociedad internacional, es decir, la extensión y afirmación del Estado como única forma de organización política de base territorial en todo el ámbito de la sociedad mundial. Si la mundialización, en otros ámbitos ha traído consigo una creciente heterogeneización, en el ámbito político administrativo ha supuesto una homogeneización evidente al universalizar al Estado como única forma de organización política de base territorial. 5. Dominación de la sociedad mundial por Occidente: Igualmente importante ha sido la conformación de una sociedad mundial dominada en una gran medida por Occidente. La incorporación de las distintas sociedades internacionales particulares y de los diferentes Estados al proceso de conformación de la sociedad internacional mundial y universal se ha producido de forma casi siempre forzada y en muchos casos en situación de dependencia y de dominación, como consecuencia de la expansión, conquista y colonización realizada por Europa y por Occidente, de la forma en que se ha producido la descolonización, la mayor parte de las veces controlada por Occidente, y del dominio ejercido posteriormente por Occidente, bajo otras formas y actores internacionales. 6. Creciente heterogeneización de la sociedad internacional: Finalmente, otro efecto decisivo ha sido la creciente heterogeneización de la sociedad internacional. La sociedad internacional se ha hecho crecientemente heterogénea a medida que se producía su mundialización, al traer como consecuencia la integración en el seno de la sociedad mundial sociedades internacionales particulares y comunidades políticas, con culturas muy diferentes y grado de desarrollo muy distintos En definitiva, la dinámica de mundialización no sólo ha traído consigo la conformación de una sociedad de dimensiones mundiales, con el consiguiente dominio y unificación del espacio y del tiempo a nivel planetario, sino que además ha dado lugar a una sociedad internacional marcadamente estatocéntrica y heterogénea, sentando algunas de las

Page 12: Celestino Del Arenal

11

principales características de la actual sociedad internacional, muchos de sus principales problemas y las bases sobre las que evolucionará hasta el presente. 2.3 Estatalización

a) Concepto de estatalización

La estatalización, es decir, el proceso de extensión y afirmación del Estado como única forma de organización política, económica y social de base territorial en todo el ámbito de la sociedad mundial, es una de las manifestaciones más importantes de la dinámica de mundialización.

La dinámica de estatalización ha supuesto la mundialización de la lógica y el modelo westfaliano de sistema internacional y consecuentemente la división de la sociedad internacional en unidades políticas soberanas e iguales en derechos, con fronteras territoriales claramente delimitadas. La estatalización ha supuesto, en consecuencia, la universalización del principio de soberanía y consiguientemente del principio de igualdad jurídica de los Estados.

El Estado, forma de organización política, económica y social de base eminentemente territorial típica del mundo europeo y distinta de otras formas de organización política anteriormente existentes, como los imperios, repúblicas, reinos o ciudades-Estados, que nace con la baja Edad Media en Italia y que inicialmente se extiende a partir del Renacimiento en el Occidente cristiano, conformando desde de la Paz de Westfalia, en 1648, un sistema europeo de Estados, será el actor decisivo del proceso de expansión, conquista y colonización europeo, imponiéndose como única forma de organización política territorial en el resto del mundo a medida que se iba produciendo la descolonización y la independencia de los imperios coloniales. En todo caso, no hay que olvidar que el fenómeno de estatalización responde directamente al hecho de que una idea, igualmente producto de la cultura occidental, como es el nacionalismo, que defiende que todo pueblo tiene derecho a constituirse en Estado, se ha extendido por todo el mundo, estando en la base de la descolonización. La consagración de esa idea en el plano jurídico-internacional se ha concretado en el principio de la libre determinación de los pueblos. b) Efectos de la estatalización La estatalización de la sociedad internacional ha tenido efectos tanto positivos como negativos, desde el punto de vista de la sociedad mundial. Los principales efectos han sido los siguientes:

1. Modernización, secularización y democratización de las comunidades políticas preexistentes: En primer lugar, ha sido un factor importante en el proceso de modernización secularización y democratización de las comunidades políticas preexistentes, aunque su éxito en este punto presente todavía significativas lagunas.

2. Homogeneización política administrativa a nivel mundial: En segundo lugar, el Estado ha sido un importantísimo instrumento de unificación y homogeneización política-administrativa a nivel mundial, permitiendo, como se ha señalado, la universalización de la

Page 13: Celestino Del Arenal

12

sociedad internacional y en consecuencia el funcionamiento político de la misma en términos mundiales y globales.

3. Aparición de Estados plurinacionales o pluriétnicos: En tercer lugar, y aquí aparecen las disfuncionalides, el proceso de estatalización no siempre ha respondido a la afirmación de un pueblo un Estado, sino que en la mayor parte de los casos en la práctica el Estado, como forma de organización de base territorial, se ha impuesto con independencia de los límites que configuran un pueblo, atendiendo exclusivamente a criterios de dominio territorial. El resultado ha sido el nacimiento de numerosos Estados plurinacionales o pluriétnicos, con todos los problemas y conflictos que este hecho ha traído consigo, especialmente en los Estados de nueva creación como consecuencia de la descolonización.

4. Imposición del Estado-nación de forma instantánea a raíz de la descolonización: En cuarto lugar, mientras en Europa, y en menor medida en América, el Estado actual es el resultado de un proceso de siglos, que ha permitido su progresiva afirmación y desarrollo, dando lugar a una forma de organización entroncada, en mayor o menor medida, con su respectiva sociedad civil, en África, Asia y Oceanía, en casi todos los casos, el Estado es una forma de organización social asumida o impuesta, de forma casi instantánea a partir del momento en que se producía la descolonización, en sociedades muchas veces muy poco o nada cohesionadas socialmente, sin tradición histórica común y alejadas culturalmente de los parámetros sociales y culturales propios de dicha forma de organización territorial, con los problemas de todo tipo que ello.

5. Deshumanización de las relaciones internacionales: Finalmente, la estatalización, con su paralela afirmación de los principios de soberanía y de no intervención en los asuntos internos, ha contribuido a reforzar la deshumanización tradicionalmente característica de las relaciones internacionales. 2.4 Creciente interdependencia a) La interdependencia como dinámica transformadora de las relaciones

internacionales

Ya se ha señalado que la dinámica de creciente interdependencia acompaña tanto a la dinámica de mundialización como a la dinámica de globalización. Esto es lógico, por cuanto que se trata de un fenómeno consubstancial a la existencia misma de cualquier sociedad y, consecuentemente, de la sociedad internacional. Cuando se habla de la dinámica de creciente interdependencia como un proceso transformador de las relaciones internacionales y no como un simple fenómeno caracterizador de las relaciones sociales, hay que referirse, en concreto, a la creciente interdependencia que se ha generado en las relaciones internacionales a todos los niveles y en todos los ámbitos, muy especialmente a partir del siglo XIX, como consecuencia del crecimiento e intensificación de los intercambios políticos y comerciales entre los Estados y, sobre todo, a partir de la Segunda Guerra Mundial como consecuencia del espectacular incremento e intensificación que conocen las interacciones económicas, políticas, informativas y comunicacionales, científico-técnicas, culturales y sociales entre los Estados y demás actores internacionales.

Page 14: Celestino Del Arenal

13

Se trata, por lo tanto, de una dinámica, que, si bien siempre acompaña a la existencia de una sociedad internacional, su punto de arranque, en cuanto proceso transformador, hay que situarlo a principios del siglo XIX, acompañando especialmente a la mundialización en su última fase y que continua actualmente desarrollándose con creciente fuerza, integrada en la dinámica de globalización. b) Concepto de interdependencia

Es importante tener presente, a efectos de entender lo que es este fenómeno, que la interdependencia no equivale simplemente a un incremento cuantitativo de los intercambios o de las interacciones, sino que para que ésta se produzca es indispensable que de los intercambios e interacciones se deriven efectos de coste recíproco para los actores implicados en esa situación.

Keohane y Nye definen, en principio, la interdependencia como dependencia mutua, considerando que en la política mundial la interdependencia se refiere a situaciones caracterizadas por efectos recíprocos entre Estados o entre actores en diferentes Estados. La noción de interdependencia es, por lo tanto, compleja, pues se refiere en principio a una situación de mutua dependencia, en la que se reparten los costes entre los actores implicados, reduciéndose consecuentemente la autonomía y aumentando de forma importante la vulnerabilidad de los mismos. Si no hay efectos de coste recíproco en las interacciones entre dos o más actores no existirá, lógicamente, una situación de interdependencia. Sin embargo, lo anterior no impide que de una situación de interdependencia puedan derivarse también beneficios para las partes (Keohane y Nye 1988: 22-23).

La interdependencia puede presentar situaciones muy diferentes. Ello hace que pueda hablarse de interdependencia simétrica o asimétrica, según se repartan esos costes y beneficios equilibrada o desequilibradamente, siendo la última la única realmente existente en la realidad internacional. Siempre en una situación de interdependencia habrá entre los actores implicados en la misma un reparto mas o menos desequilibrado de costes y beneficios. A partir de un cierto grado la interdependencia asimétrica se transforma, lógicamente, en simple dependencia, originándose en este caso un fenómeno que no se puede en ningún supuesto equiparar con la interdependencia.

De ahí que la interdependencia asimétrica sea una importantísima fuente de poder. No tanto de poder duro o relacional, sino, como señalan Keohane y Nye, sobre todo poder en términos de poder estructural, es decir, en términos de control sobre los recursos o como el potencial para afectar a los resultados (Keohane y Nye 1988: 25). Casi podría decirse que hoy día, dejando al margen el poder militar, la interdependencia es la más importante y decisiva fuente de poder a la hora de explicar el comportamiento de los actores internacionales, muy especialmente de los Estados, y consiguientemente el funcionamiento de la sociedad internacional. c) Efectos de la creciente interdependencia

Los efectos que se han derivado del crecimiento de los niveles de interdependencia han sido decisivos. Algunos de estos efectos son los siguientes:

Page 15: Celestino Del Arenal

14

1. Erosión de la soberanía: En primer lugar, ha sido la creación de altos niveles de interdependencia lo que ha reducido radicalmente la capacidad de los Estados para lograr la autonomía nacional, lo que ha difuminado la noción de soberanía, tal como se conforma a partir de la Paz de Westfalia, lo que ha debilitado al Estado como actor internacional y ha erosionado sus fronteras territoriales, como elemento delimitador de las competencias exclusivas de los mismos, favoreciendo el desarrollo de las relaciones transnacionales, el creciente protagonismo de los actores transnacionales y subestatales, y, a partir de los años setenta del siglo XX, la dinámica de globalización. En concreto, como han destacado Keohane y Nye, estos efectos se manifiestan en relación al Estado en un doble sentido. Por un lado, se ha incrementado de forma espectacular el grado de sensibilidad y sobre todo de vulnerabilidad de los Estados en sus interacciones internacionales y frente a los distintos acontecimientos internacionales, con lo que ello ha supuesto de pérdida de autonomía y protagonismo y de debilitamiento del Estado. Por otro, se desarrollan múltiples canales de relación entre los Estados y sus sociedades, lo que supone que los Estados no se relacionan entre si sólo como actores unitarios, es decir, a través de sus gobiernos, sino también y de forma creciente a través de múltiples actores no gubernamentales, subestatales y transnacionales y por supuesto individuos (Keohane y Nye 1988: 26-41).

2. Cambio en la naturaleza y la distribución del poder: Segundo, la interdependencia, en sus distintas manifestaciones, políticas, económicas, científico-técnicas, informativas, culturales, etc., en cuanto que es una cada vez más decisiva fuente de poder, ha tenido también importantes efectos, por un lado, en la difusión y distribución del poder a nivel internacional, tanto en lo referido a los Estados como en cuanto a los actores transnacionales y subestatales, que han visto aumentar su poder y protagonismo internacional, y, por otro, en el cambio en la naturaleza del poder, en la forma de ejercer el poder, desvalorizándose el tradicional poder duro o relacional, y desarrollándose con fuerza el poder blando y, sobre todo, el poder estructural. El poder ya no es solo un fenómeno relacional sino también y cada vez más, como consecuencia de la creciente interdependencia, un fenómeno estructural, mucho más sutil, consistente en el control o la capacidad para influir o determinar las estructuras y dinámicas del sistema o conseguir que los demás quieran lo que uno quiere. Nuevos conceptos como los "poder estructural", desarrollado especialmente, entre otros, por Strange (Strange 1994: 25), Keohane y Nye (1988: 25) y Holsti (1995: 69), o "poder blando", estudiado por Nye (Nye 1990; 1991: 39-40, y 2003:30-34), que en ningún caso son equiparables, tratan de conceptualizar estas nuevas realidades del poder.

Todo lo anterior supone, en última instancia, que el territorio se desvaloriza como elemento del poder, pues el ejercicio del poder implica cada vez menos el control físico del territorio y de los espacios terrestres, base tradicional del poder, y más el control de las estructuras y dinámicas de todo tipo y especialmente de las redes y nudos esenciales, que han pasado a ser elementos esenciales del poder. Finalmente, como se ha apuntado, el poder se distribuye, se reparte cada vez más, no solo como consecuencia de la naturaleza cambiante del poder, de la multiplicación de los Estados que participan en la distribución del poder y de las oportunidades que ese cambio de naturaleza del poder proporciona a Estados considerados tradicionalmente como secundarios desde el punto de vista militar, sino sobre todo como consecuencia de la

Page 16: Celestino Del Arenal

15

proliferación de actores transnacionales y subestatales, que de forma creciente participan también en el reparto del poder. 3. Cambio en el problema de la seguridad: Tercero, consecuencia del cambio en la naturaleza del poder y en la difusión del mismo y, muy en concreto, de la creciente vulnerabilidad de los Estados, la interdependencia ha provocado un cambio radical en el problema de la seguridad nacional en un triple sentido. En primer lugar, poniendo de manifiesto el carácter multidimensional de la misma, pues ya no sólo se plantea en términos militares, sino también en términos políticos, económicos, sociales, informativos, culturales y ecológicos. En segundo lugar, poniendo de manifiesto el carácter multidireccional de las amenazas y retos, pues los mismos ya no sólo provienen principalmente de otros Estados, sino cada vez con mayor frecuencia de actores trasnacionales y subestatales de muy distinto alcance y naturaleza. En tercer lugar, planteando la necesidad de enfrentar la seguridad, no en términos nacionales, sino en términos compartidos, globales y comunes, y obligando a los Estados a cooperar en la articulación de políticas de seguridad en muy diversos campos. 4. Desarrollo de la cooperación y de los procesos de integración entre los Estados: Cuarto, la interdependencia, en cuanto que multiplica los canales de comunicación y da lugar a intereses comunes entre los actores internacionales, ha generado un importante desarrollo de los procesos de integración y de cooperación entre los Estados, así como de normas e instituciones internacionales de carácter bilateral y multilateral, a través de las cuales los Estado tratan de dar nuevas respuestas a los problemas de gobernanza de la sociedad internacional que plantea la elevación de los niveles de interdependencia. La dinámica de creciente interdependencia sirve para entender, por lo tanto, en una medida importante el inicio del desarrollo de las organizaciones internacionales intergubernamentales a partir de principios del siglo XIX y el espectacular desarrollo que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, han conocido el derecho internacional, las organizaciones internacionales intergubernamentales, los regímenes internacionales y los procesos de integración regional y subregional.

5. Aparición de una nueva fractura en la sociedad internacional entre los Estados con elevados niveles de interdependencia y los Estados con menores niveles: En quinto lugar, la dinámica de creciente interdependencia, que continua, como es lógico, abierta y en pleno proceso, no afecta por igual a todos los Estados y demás actores internacionales, quedando además en ocasiones fuera de la misma, con diferentes grados, algunos de los Estados en vías de desarrollo y partes importantes de la población mundial, con las consecuencias decisivas en todos los órdenes que ello tiene de cara al futuro de la sociedad internacional.

En consecuencia, se está produciendo una fractura decisiva en la sociedad internacional entre los Estados y actores internacionales con elevados niveles de interdependencia entre sí y los Estados y actores internacionales con bajos niveles de interdependencia, que implica pautas de comportamiento diferentes tanto entre los primeros y los segundos como dentro de cada uno de esos grupos de Estados y actores. La importancia que este hecho tienen en orden al funcionamiento de la sociedad internacional es decisivo, pues la actuación de los actores responderá a criterios, intereses y valores

Page 17: Celestino Del Arenal

16

diferentes y se orientará con mayor o menor facilidad hacia modos diferentes de solución de los conflictos. 6. Incremento de la dependencia, la desigualdad y la dominación: Finalmente, al lado de los efectos positivos que se derivan de la creciente interdependencia, no se pueden ignorar los efectos de incremento de la dependencia, la dominación y la desigualdad que la dinámica de creciente interdependencia tiene en términos generales en relación a los países en vías de desarrollo, pues en cuanto que la misma es siempre asimétrica y constituye una importante fuente de poder, ha contribuido en la mayor parte de los casos, con salvedades importantes en este punto, a hacer más vulnerables y dependientes a dichos países. 2.5 Globalización

a) Concepto de globalización

El concepto de globalización ha sido objeto de múltiples aproximaciones, sin que de momento haya consenso ni en cuanto a lo que constituye este fenómeno, ni en cuanto a su alcance y efectos. Como ya se ha señalado, la gran mayoría de los que estudian este fenómeno, consideran que se trata de un proceso de larga duración, que se ha venido desarrollando a través de diferentes fases u olas hasta llegar a la etapa actual. Desde la perspectiva que inspira este tema, que se ha explicado al inicio del mismo, la dinámica de globalización es un fenómeno muy reciente y cualitativa y cuantitativamente diferente a cualquier otro existente anteriormente. En cuanto afecta a un conjunto de procesos y ámbitos muy diferentes a escala planetaria y supone actuar en una condiciones situadas más allá de las dimensiones espacial y temporal y en el que las distancias se cubren de forma inmediata, la globalización sólo tiene lugar a partir de los años setenta (Castells 1997: 73-74) o a partir de principios de los años ochenta (Strange 1999: 16; García Segura 1999: 326), en directa relación, por un lado, con la revolución en el campo de la información y la comunicación, que se inicia en esos momentos y, por otro, con la transformación fundamental que experimenta a partir de los años setenta el sistema capitalista mundial. De esta forma, la reestructuración del sistema capitalista y la revolución tecnológica de la información, que se producen prácticamente en un mismo momento histórico, en la década de los setenta del siglo XX, van a estar íntimamente unidas, autoinfluyéndose mutuamente, para generar la dinámica de globalización. Esta, en palabras de Castells, supondrá un “punto de discontinuidad histórica” (Castell 1997: 94). La globalización, en cuanto fenómeno y proceso multidimensional, se expresa, en consecuencia, a través de la intensificación, interdependencia, instantaneidad y ubicuidad de las interacciones políticas, económicas, científico-técnicas, sociales, informativas, comunicativas y culturales transfronterizas, entre los distintos actores, estatales, transnacionales, subestatales e individuos, afectando de forma desigual a los diferentes subsistemas internacionales, regiones y actores, provocando interdependencias y dependencias crecientes de todo tipo y conformando una sociedad global nueva. La globalización supone, en definitiva, un proceso complejo de creciente

Page 18: Celestino Del Arenal

17

interconexión, interdependencia, instantaneidad y ubicuidad en ámbitos claves de la actividad social. b) Instantaneidad y ubicuidad como fenómenos esenciales de la globalización

Con la globalización el espacio y el tiempo, tal como habían sido configurados por la mundialización, se superan como condicionantes de la actividad humana, en ámbito claves de la misma, perdiendo la importancia decisiva que tuvieron en el pasado y originándose, por lo tanto, un nuevo tipo de sociedad internacional muy diferente a cualquiera otra que haya existido a lo largo de la historia. Es, por lo tanto, en relación con el espacio y el tiempo y, en concreto, en las nociones de ubicuidad y instantaneidad, donde se encuentra la diferencia mas evidente respecto de la mundialización. Con la superación del tiempo como condicionante y la “instantaneidad” en las interacciones, la sociedad internacional entra en una nueva dimensión que podemos calificar de tiempo global. Un tiempo global que, al igual que había sucedido con la unificación del tiempo derivada de la mundialización, no supondrá la desaparición de los diferentes tiempos históricos en los que se encontrarán algunas comunidades, como consecuencia de sus particularidades políticas, económicas, sociales y culturales y de sus diferentes niveles de desarrollo e integración en la globalización. Con la superación del espacio, tal como había quedado conformado a raíz de la mundialización y la estatalización, y la “ubicuidad”, que implica la posibilidad de que los actores puedan hacerse presentes virtualmente en distintos lugares al mismo tiempo, se hace necesaria, como señala Youngs, una reconsideración del mismo, es decir, una superación del concepto tradicional del espacio como algo ligado indisolublemente al Estado y al territorio de éste (Youngs 1999: 91-104), y a nuestro propio existir y actuar, pues con la globalización se produce una desterritorializacion de los espacios de poder tradicionales y una reterritorialización de los mismos de acuerdo con nuevos criterios y referentes, que dan lugar al debilitamiento de las fronteras estatales y el surgimiento de nuevos límites o fronteras de naturaleza religiosa, étnica, cultural, nacional, económica o social, expresión de los actores no estatales, colectivos e individuales, protagonistas principales, aunque no únicos, de la globalización. Hoy, como consecuencia de la globalización, el mundo es un único sistema de información y comunicación en el que las ideas, las órdenes, el conocimiento y la información circulan instantánea y libremente, sin fronteras, ni límites, a través de la televisión, Internet, telefonía, satélites y diferentes sistema de comunicación, aproximando a los individuos al margen de sus Estados, generando solidaridades e identidades nuevas, reforzando el papel y el protagonismo de los individuos y de los actores transnacionales y subestatales, estimulando las tendencias hacia la descentralización dentro de los Estados, erosionando sus fronteras y haciéndolas más porosas, reforzando las interdependencias y dependencias de todo tipo, transformando la forma de ejercer el poder, poniendo en entredicho la soberanía de los Estados, abriendo las sociedades a influencias de lo más diverso y haciendo a los Estados y los asuntos mundiales mucho más vulnerables a todo tipo de acontecimientos y actores.

Page 19: Celestino Del Arenal

18

La sociedad internacional global no tiene, por lo tanto, mucho que ver con la sociedad internacional tradicional, westfaliana, que culmina con la mundialización en la primera mitad del siglo XX, caracterizada por la conformación de una sociedad de dimensiones mundiales, basada en el dominio y control de los espacios terrestres por parte de los Estados, con interacciones decisivamente condicionada por el factor tiempo y con los Estados jugando un papel central. c) Factores que generan la globalización

La globalización tal como está presente en la actual sociedad internacional es fruto de la interrelación de cuatro categorías de factores, íntimamente interrelacionadas, que generan y facilitan la globalización, aunque con diferentes sentidos, alcances y efectos. Estas cuatro categorías de factores son:

1. Factores científico-tecnológicos: Los factores científico-tecnológicos, que incluyen todas las innovaciones científico-técnicas que, desarrolladas especialmente a partir de la década de los años setenta y que aplicadas a la producción, los transportes, la información y las comunicaciones, han contribuido al desarrollo de la sociedad informacional y global (García Segura 1999: 331).

En palabras de Ibáñez, tres ámbitos tecnológicos estrechamente vinculados constituyen el punto de partida de la revolución de las tecnologías de la información: la microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones. Los tres experimentan avances formidables desde los años cincuenta y sesenta, pero durante los años setenta la innovación en cualquiera de ello se transmite y aplica a los otros dos, de tal forma que en muy poco tiempo los cambios tecnológicos y económicos adquieren un ritmo vertiginoso para los actores económicos y políticos (Ibáñez 2005: 68). 2. Factores económicos: En segundo lugar, los factores económicos que se reflejan en las transformaciones experimentadas en general por el capitalismo a partir de la los años setenta, que han dado lugar al desarrollo de una economía global. Esta globalización de la economía se ha concretado en tres aspectos básicos.

Uno, el referido a la producción, que se internacionaliza y globaliza de manera creciente, a través de la segmentación, deslocalización y externacionalización de la misma, mediante el desarrollo de las empresas transnacionales que actúan en un mercado global. Dos, en relación al comercio que, en el marco de una liberalización creciente, conoce desde los años ochenta un espectacular desarrollo y crecimiento. Tres, en el ámbito financiero, que es donde la globalización conoce un mayor desarrollo, mediante la constitución de un mercado global de capitales. La consecuencia, especialmente en el campo financiero, es la virtualización de un creciente número de actividades económicas con los retos crecientes de control que ello plantea, tanto a los Estado como a los actores no estatales (Sassen 2001: 40). 3. Factores ideológicos: La tercera categoría es el factor ideológico, en concreto el neoliberalismo, que ha hecho que la globalización se extienda y desarrolle de acuerdo a ciertos intereses y principios. El neoliberalismo ha sido la única ideología que se ha hecho presente de forma absolutamente hegemónica en la dinámica de globalización, especialmente desde finales de los años ochenta, cuando dejan de ser referentes ideológicos efectivos el comunismo y la socialdemocracia, orientando la globalización

Page 20: Celestino Del Arenal

19

en un determinado sentido, imponiendo ciertos valores y principios e incardinándola, a partir de los años setenta, con el propio proceso de transformación del sistema capitalista mundial.

4. Factores político-institucionales: Finalmente, hay que destacar los factores político-institucionales derivados del papel jugado por los Estados, por las instituciones internacionales, por los actores transnacionales y por el propio mercado, en el sentido en general de favorecer y facilitar la globalización.

El Estado en muchos casos es un actor activo en la dinámica de globalización. El papel del Estado, ya sea deteniendo, impulsando o dirigiendo la innovación tecnológica y la liberalización y desregulación en todos los ámbitos, es un factor decisivo en el proceso de globalización. En este sentido, paradójicamente, los Estados, que se ven profundamente erosionados en sus competencias y funciones tradicionales y en su soberanía en general, como consecuencia de la globalización, han sido en la mayor parte de los casos actores decisivos en esa dinámica, pues son los que han adoptado las políticas necesarias para que la globalización pudiera producir sus efectos a corto y medio plazo. Paralelamente, las instituciones internacionales han desempeñado igualmente un papel fundamental en el avance de la globalización económica, siendo en algunos casos sus principales defensores. Es el caso del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional imponiendo a los Estados en vías de desarrollo, a través del denominado “Consenso de Washington”, políticas de liberalización, de privatización, de ajuste estructural y de desregulación. Es también el caso de la OCDE, en relación a sus Estados miembros. La consecuencia ha sido, en la mayor parte de los casos, que los Estados en vías de desarrollo se han incorporado a la globalización de forma muy vulnerable y sin significativos avances en cuanto a reducción de la pobreza y la desigualdad.

Lo mismo cabe decir de los actores transnacionales, especialmente las empresas transnacionales, principales beneficiarias de la globalización, que han presionado con fuerza a los Estados para la adopción de las políticas señaladas, que favorecían sus intereses. d) Principales procesos de la globalización Dentro de la globalización se pueden distinguir tres procesos complementarios pero distintos, que en algún caso derivan de dinámicas anteriores, especialmente de la dinámica de creciente interdependencia, pero que en el nuevo contexto generado por la globalización adquieren dimensiones y alcances nuevos. Estos tres procesos complementarios que integran la globalización son: a) la interdependencia creciente de las actividades humanas sin importar cual sea su especialización; b) la interpenetración creciente de las sociedades en todos los niveles y en todos los ámbitos, y c) la lógica de superación del espacio y del tiempo bajo sus formas simbólicas y territoriales. La presencia integrada de estos tres procesos presentes en la globalización, así como su relación directa con la mundialización, explica el carácter extraordinariamente complejo de

Page 21: Celestino Del Arenal

20

la misma, su multidimensionalidad y las dificultades de su conceptualización. Con todo, en última instancia, será el último proceso, la lógica de superación del tiempo y el espacio y la consiguiente afirmación de la instantaneidad en las interacciones y la ubicuidad de los actores, el que expresaría la esencia última de la globalización. Sin embargo, la globalización, que se inicia en los años setenta del siglo XX, es un proceso que se encuentra todavía en sus primeros pasos, afectando de forma muy desigual a distintos ámbitos de la actividad humana, sin que de momento se pueda ni siquiera vislumbrar cual será la sociedad global resultante de la misma, dada la rapidez del cambio en el campo de la información y la comunicación y los transformaciones decisivas que desde todos los puntos de vista se derivan de la misma. Mientras existen ámbitos en los que la globalización es ya una realidad plena, como el financiero, el productivo, el informativo y el comunicacional, hay otros ámbitos en los que sólo incide indirectamente e incluso otros en los que todavía sus efectos son mínimos. En ningún caso puede, por lo tanto, reducirse esta dinámica a la globalización económica, por mucho que sea éste uno de los campos donde la globalización haya avanzado más. Es, en consecuencia, un proceso multidimensional, que afecta a ámbitos muy distintos, que se desarrollan de manera interrelacionada, influyéndose y transformándose mutuamente. e) Efectos de la globalización

Los efectos que se derivan de la globalización desde la perspectiva de la sociedad internacional son, por un lado, decisivos, por cuanto que suponen un cambio cualitativo de la misma, es decir, la conformación de una nueva sociedad internacional muy diferente de la del pasado, que se ha denominado sociedad red, sociedad global o sociedad informacional, y, por otro, son a veces contradictorios y ambivalentes. Son efectos íntimamente unidos entre sí y, en muchos casos, relacionados con los efectos derivados de la dinámica de creciente interdependencia.

1. Reforzamiento de la sociedad humana y empoderamiento de los individuos: En primer lugar, tiene efectos importantes en términos de percepción y ubicación, pues al favorecer la toma de conciencia individual y colectiva del mundo como un espacio único, global e inmediato y suponer en cierta medida la superación del Estado, cambia nuestra percepción del mundo y favorece la adopción de conductas individuales y colectivas superadoras del referente estatal, situando al ser humano y sus problemas como puntos de referencia de la sociedad mundial y como actores de la misma. En este sentido, la globalización está haciendo mucho por la humanización de esa sociedad y por el empoderamiento de los individuos. Una humanización de la sociedad internacional que refuerza el papel y el protagonismo de la sociedad humana, en cuanto una de las realidades conformadoras de la misma. En concreto, en la actual sociedad global, como consecuencia de la democracia, que hace a los ciudadanos y a la opinión pública sujetos activos en el gobierno del Estado, y, como consecuencia de la revolución en el campo de la información y de la comunicación, que sitúa a los ciudadanos en el centro de la vida internacional, al tener acceso libre a los sistemas de comunicación global, se ha producido, al menos en los Estados y poblaciones inmersos en la globalización, como destaca Rosenau, una revolución en las capacidades de los individuos en todo el mundo. Consecuentemente, los seres humanos se han vuelto más competentes a la hora de valorar que posición

Page 22: Celestino Del Arenal

21

adoptan ante las cuestiones internas e internacionales y su actuación se puede sumar a otras para dar lugar a significativos resultados colectivos (Rosenau 1997: 58-59). Además, ahora, los individuos ya no son, como en el pasado, sólo receptores de la información, con la capacidad de manipulación de los mismos que ello implicaba, sino también generadores de la misma con la importancia decisiva que este hecho tiene en cuanto a su influencia y protagonismo en el ámbito interno e internacional. A lo anterior se añade que la transmisión de datos y sobre todo imágenes en tiempo real y su constante presencia en nuestras vidas a través de la televisión, Internet, telefonía y otros medios de comunicación, que en muchos casos escapan a todo control, ha permitido que percibamos los problemas del mundo, catástrofes naturales, hambrunas, conflictos y guerras, con sus auténticos protagonistas, es decir, los seres humanos, cambiando radicalmente la percepción de la sociedad mundial y de sus problemas. A partir de ello, al contrario de lo que sucedía en la sociedad internacional westfaliana, el mundo se presenta más en términos humanos que en términos estatales, con lo que ello supone desde el punto de vista de la humanización de la sociedad mundial y el desarrollo de la solidaridad internacional. Sin embargo, al mismo tiempo, y como efecto contrario, la saturación de imágenes recibidas en torno a los problemas de la sociedad mundial, hambrunas, catástrofes, guerras, acaba produciendo en muchos casos un progresiva insensibilización de los seres humanos y una trivialización del sufrimiento, con las consecuencias negativas que ello tiene para ese proceso de humanización. 2. Generación de pautas de comportamiento premoderno. Nuevos tipos de conflicto armado: En segundo lugar, la globalización está contribuyendo decisivamente a generar pautas de comportamiento premoderno, prewestfalianas o postwestfalianas, según se mire, debilitando el proceso de secularización y afirmación del Estado, como instrumento encaminado al bienestar y la seguridad humana. Ello ha provocado una crisis estructural de legitimidad y de identidad y, consiguientemente, una desestructuración social que afecta a los sistemas políticos, instituciones y movimientos sociales tradicionales.

Todo ello impele a los seres humanos a reagruparse en torno a identidades primarias de orden religioso, étnico, social o nacional, buscando nuevas identidades individuales o colectivas, que generan toda una serie de nuevos movimientos caracterizados por su fuerte sentido identitario.

Pautas de comportamiento premoderno o postwestfalianas, que tienen, lógicamente, su expresión en múltiples ámbitos de las relaciones internacionales, originando cambios significativos, por ejemplo, en la naturaleza y en la difusión de poder, en la naturaleza dominante de los conflictos (Münkler 2005) y en el problema de la seguridad. 3. Homogeneización y heterogeneización: Tercero, la globalización al hacer cada vez más evanescentes las fronteras y debilitar el control del Estado sobre su territorio y su población, supone la expansión y universalización de determinados valores, principios, usos y costumbres propios de aquellos actores, en concreto, occidentales, que desempeñan en la misma un papel más protagonista, favoreciendo la homogeneización en todos los

Page 23: Celestino Del Arenal

22

órdenes y la configuración de una cultura global. Tiene, en este sentido importantes efectos uniformizadores e integradores en todos los ámbitos desde la perspectiva de los valores occidentales.

Sin embargo, al mismo tiempo, como expresión de su ambivalencia, al existir redes globales de comunicación, abiertas a todos, favorece también que los valores, usos y costumbres locales puedan globalizarse, impulsando al mismo tiempo las tendencias fragmentadotas, la heterogeneidad y el relativismo en lo que se refiere a los valores.

Es decir, con palabras de Laïdi, la proximidad planetaria va acompañada por una especie de localismo. La globalización al mismo tiempo que ha hecho del mundo una aldea global, ha tranformado el mundo en múltiples aldeas. Ha consagrado, así, la mundialización de los particularismos. Lo que supone que, en adelante, al contrario de lo que ha sucedido anteriormente al menos desde el siglo XVI, ya no será sólo Occidente el actor del universalismo, sino que habrá varios lugares a partir de los cuales se enuncie lo universal (Laïdi 1997: 17-20).

Sin embargo, la globalización, a pesar de estar abierta a todos, provoca, en última instancia, una disminución de la diversidad de los particularismos y localismos, pues sólo se universalizan o pueden universalizarse efectivamente una parte mínima de los mismos, como consecuencia del carácter excluyente, homogeneizador y selectivo que, en última instancia, tiene dicha dinámica.

4. Reforzamiento del protagonismo de los actores transnacionales y subestatales y debilitamiento del Estado: En cuarto lugar, en directa relación con lo anterior, la globalización, en cuanto supone la superación del espacio y el tiempo, favorece la creación y refuerza el protagonismo de los actores transnacionales y subestatales, que carecen de base territorial en el sentido westfaliano, sean éstos empresas transnacionales, organizaciones no gubernamentales, mafias internacionales o grupos terroristas y otros actores, que desarrollan estrategias no controladas por los Estados e incluso enfrentadas a los mismos, con lo que supone de erosión de las fronteras estatales y de debilitamiento del papel del Estado (Strange 2001). Hoy, aunque el Estado continua siendo un actor esencial del sistema internacional y su condición de máxima autoridad a nivel internacional continua formalmente vigente, su autonomía, su protagonismo y exclusivismo anterior, se han visto debilitados e incluso puestos en entredicho, como consecuencia de la interdependencia, la transnacionalización y la globalización y del desarrollo de nuevas fuerzas y actores, que han erosionado su soberanía, sus fronteras, sus funciones tradicionales y su relación con los ciudadanos, con efectos contradictorios en muchos casos. Existe, en este sentido, un enorme y peligroso desequilibrio entre el desarrollo de ese sistema transnacional que la globalización esta produciendo y la ausencia de desarrollo de instituciones políticas paralelas capaces de establecer los equilibrios sociales y políticos necesarios y de prestar la atención debida a los nuevos problemas globales. Sin embargo, paradójicamente, al mismo tiempo, la globalización, que se caracteriza en general por restar protagonismo a los Estados frente a los actores transnacionales, subestatales y los individuos, ha permitido que unos pocos Estados ejerzan un control casi total de ciertas interacciones internacionales de carácter económico, científico-técnico e

Page 24: Celestino Del Arenal

23

informativo y comunicacional, reforzándose el protagonismo de los mismos y acentuándose la dominación y las desigualdades y desequilibrios en la sociedad internacional. La explicación a este hecho aparentemente contradictorio hay que buscarla en algunos casos en la colusión entre lo público y lo privado, que caracteriza de forma creciente a los gobiernos y que hace de los Estados, en muchos casos, instrumentos de actores privados, transnacionales o subestatales. 5. Ampliación de las formas de ejercer el poder y difusión del mismo: Quinto, como consecuencia de todo lo anterior, la globalización ha supuesto importantes cambios en la naturaleza del poder y en la distribución del mismo, y consiguientemente en la estructura de la sociedad internacional, reforzando la importancia de los denominados poder estructural y poder blando, desvalorizándose el poder duro y la componente territorial del poder, aumentando el protagonismo y el control de unos pocos Estados y sobre todo actores transnacionales y subestatales, y proporcionando nuevas oportunidades a Estados no centrales y a actores transnacionales y subestatales tradicionalmente secundarios, como los grupos terroristas, las mafias internacionales y los cárteles del narcotráfico.

La globalización constituye, en consecuencia, una importantísima fuente de poder. En este punto son plenamente válidas las consideraciones que en torno al cambio en la naturaleza y difusión el poder se realizaron al estudiar los efectos de la creciente interdependencia. Sin embargo, la globalización ha ampliado aún más ese cambio en la naturaleza y difusión del poder, al implicar la superación del espacio y el tiempo como elementos condicionantes en el ejercicio del mismo.

En un sistema global, basado en la interdependencia, la transnacionalización, la interconexión, la instantaneidad y la ubicuidad, las relaciones de poder se amplían, por un lado, de forma espectacular, ya que no necesitan basarse, como en el pasado, en la proximidad espacial y no están limitadas por el tiempo, de forma que acciones, no acciones o decisiones de determinados actores pueden tener consecuencias significativas e inmediatas para Estados o sociedades situadas en el otro extremo del planeta. El ejercicio del poder no se ve constreñido por el espacio y el tiempo, ampliando revolucionariamente su campo de acción, tanto para los Estados como para los actores transnacionales y subestatales. Por otro lado, en un sistema global el poder se materializa en ámbitos, campos e interacciones nuevas y diferentes a las tradicionalmente considerados, ampliándose no sólo las formas de ejercer el poder sino también las dimensiones del mismo. El poder ya no se expresa exclusivamente a través del dominio y el control de los espacios terrestres, sino de forma creciente a través el dominio y control de las estructuras, redes y nudos esenciales, financieros, comerciales, productivos, informativos y comunicacionales, así como a través de la simple participación en los mismos, al ser, en muchos casos, redes y sistemas de comunicación abiertos a todos. Finalmente, el poder se distribuye de forma nueva, por cuanto que, además de los actores, estatales y no estatales, característicos de la mundialización y la creciente interdependencia, participan del poder actores nuevos, como movimientos identitarios, grupos terroristas, redes de blanqueo de dinero, piratas informáticos y, por supuesto, en otro orden, la emergente sociedad civil global y los individuos, como actores individuales y colectivos, como consecuencia del empoderamiento de los mismos, que se ha destacado.

Page 25: Celestino Del Arenal

24

6. Aparición de una “sociedad del riesgo global”: En sexto lugar, en directa relación con lo anterior y con la dinámica de creciente interdependencia, la globalización proporciona y acentúa el carácter global y común de muchos de los problemas del mundo, introduciendo el concepto de problemas globales o de “riesgos o amenazas globales”, como, por ejemplo, las amenazas al medio ambiente, las crisis económicas sistémicas, las catástrofes técnico-científicas, la proliferación de armas de destrucción masiva, el narcotráfico, el terrorismo, las pandemias y el subdesarrollo, que dan lugar a la aparición de una “sociedad del riesgo global” en palabras de Ulrich Beck (Beck 2002).

7. Una seguridad replanteada: Séptimo. Al mismo tiempo, como consecuencia de todos los efectos anteriormente señalados, la globalización ha supuesto cambios decisivos en el problema de la seguridad, que cada vez se plantea más en términos globales y comunes y menos en términos militares y territoriales, es decir, que cada vez se presenta más en términos multidimensionales y multidireccionales, como consecuencia del cambio en la naturaleza y en la difusión del poder, de los nuevos tipos de retos y amenazas y de los nuevos o renovados actores, estatales, transnacionales y subestatales, de las mismas.

En este nuevo escenario, marcado por el cambio del sistema político-diplomático y por el cambio de la propia sociedad internacional, la seguridad está compuesta no solo de dimensiones militares, sino también y cada vez más acentuadamente de dimensiones políticas, económicas, científico-técnicas, informativas, sociales, humanitarias, ecológicas y de derechos humanos, que las dinámicas de interdependencia y globalización han hecho globales y comunes. Consecuencia decisiva de esta evolución del concepto y el problema de la seguridad es que cada vez son más los retos a la seguridad frente a los cuales el uso de la fuerza militar ya no sirve o, cuanto menos, es excesivamente costoso en todos los sentidos, con todo lo que ello supone en la articulación de las políticas de seguridad, que exigen de forma creciente medidas de tipo político, económico, cultural, social, sanitario, científico-técnico, etc, que en muchos casos sólo a través del diálogo, la cooperación internacional e interregional y la integración es posible poner en marcha. En este sentido, las políticas de seguridad aparecen cada vez más directamente relacionadas con las políticas de cooperación. 8. Un nuevo consenso internacional imperfecto y limitado: Como octavo efecto, derivado de algunos de los efectos anteriores, así como del final de la guerra fría y del enfrentamiento ideológico y del papel hegemónico jugado por la ideología neoliberal, hay que destacar la conformación de un nuevo consenso internacional, de naturaleza imperfecta y limitada, dado que tiene como principal protagonista a Occidente, en torno a la democracia, los derechos humanos y la economía de mercado. Con ello se han introducido de forma clara en la dinámica internacional unos valores y un orden en cuyo defensa se justifican numerosas formas de injerencia humanitaria, que pueden llegar al uso de la fuerza militar, por parte de los Estados. Sin embargo, no debe olvidarse que ese consenso presenta significativas fracturas incluso entre los propios Estados occidentales, como consecuencia de la política unilateralista adoptada especialmente por los Estados Unidos, que antepone la defensa a ultranza de sus intereses de seguridad nacional frente a los intereses globales y comunes que caracterizan la sociedad mundial y que rechaza cualquier atadura derivada de esos valores, que limite sus posibilidades de actuación. Todo ello debilita de forma importante ese consenso frente a los Estados no occidentales y los actores

Page 26: Celestino Del Arenal

25

transnacionales y subestatales que se muestran reticentes, cuando no se enfrentan abiertamente al mismo. 9. Un nuevo modo de trabajo y organización social: En noveno lugar, en suma, la existencia de redes de comunicación en tiempo real a nivel planetario, de las cuales Internet es sólo la expresión más conocida, están configurando un nuevo modo de organización social, de trabajo y de actuación, tanto a nivel de sociedades estatales o de actores transnacionales y subestatales como a nivel de la propia sociedad global y de los propios seres humanos. 10. Generación de nuevas estructuras y dinámicas de dependencia, desigualdad, dominación y exclusión: Finalmente, sus efectos son contradictorios y muy desiguales desde el punto de vista del desarrollo, de la desigualdad y de la pobreza. La globalización en su dimensión negativa, no sólo refleja y refuerza las estructuras e interacciones de dominación, dependencia, desigualdad y exclusión anteriormente existentes, sino que además genera nuevas estructuras y dinámicas de desigualdad, dependencia, dominación y exclusión, acentuando la brecha entre los países desarrollados y el países en vías de desarrollo, como consecuencia tanto del desigual acceso a los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, como de los efectos negativos que desde el punto de vista especialmente económico y social se derivan de la globalización.

En definitiva, las dinámicas de creciente interdependencia y de globalización, aunque han incrementado de forma espectacular la aproximación, interconexión e interdependencia entre todos los actores internacionales, configurando un mundo único, unido e interconectado, aunque con importantes zonas excluidas y marginadas, como no ha existido nunca antes en la historia, en ningún caso han traído consigo la superación de la pobreza, el subdesarrollo, los conflictos y de las divisiones entre los Estados, los pueblos y los seres humanos.

2.6 Heterogeneización a) El proceso de heterogeneización. La heterogeneización ha sido otra de las dinámicas básicas que ha caracterizado la evolución de la sociedad internacional desde el siglo XV. Una heterogeneización que, por otro lado, ha sido una consecuencia directa de las dinámicas de mundialización y globalización, no sólo al integrar en una misma sociedad internacional pueblos y sociedades internacionales particulares con sus propias particularidades e implicarlos en múltiples procesos interdependientes, sino también al integrar actores internacionales con desigualdades extraordinariamente importantes, desde el punto de vista del desarrollo político, económico, social y cultural y, por lo tanto, desde el punto de vista de su poder y protagonismo internacional. La sociedad internacional, por lo tanto, se ha ido heterogeneizando a medida que se producía su mundialización y globalización, pues estos procesos, llevados adelante fundamentalmente por Occidente, a pesar de haber irradiado la cultura occidental y sus formas de organización política, económica y social a todo el planeta, no han traído consigo siempre y en todos los ámbitos un proceso paralelo de uniformización y homogeneización, sino más bien en ciertos campos todo lo contrario.

Page 27: Celestino Del Arenal

26

Sin embargo, mientras la mundialización de la sociedad internacional se produce mediante la afirmación incontestada del dominio europeo y occidental, expresado principalmente a través de la colonización, sobre el conjunto del sistema internacional, esa heterogeneidad creciente, que ya es una característica de la sociedad internacional resultante, no será un factor decisivo de las relaciones internacionales, por cuanto que desaparece, se debilita o queda en la mayoría de los casos encubierta por ese dominio colonial sin que tenga proyección efectiva en el ámbito internacional.

En consecuencia, en una sociedad marcadamente interestatal y westfaliana, como es la que se conforma con la mundialización, sólo cuando la heterogeneidad se concreta y se expresa en la existencia de Estados independientes pasa a ser un factor decisivo en las relaciones internacionales.

Sin embargo, no todos los Estados surgidos de la descolonización o que se integran en la sociedad internacional, van a ser actores decisivos de la heterogeneización. Hay que esperar, primero, al triunfo de la Revolución rusa, en 1917, que traerá consigo la constitución de un Estado socialista, con planteamientos radicalmente diferentes desde el punto de vista ideológico, político, económico y social a los hasta entonces imperantes, y, sobre todo, al final de la Segunda Guerra Mundial, que supondrá el reconocimiento expreso de la Unión Soviética como superpotencia y la formación de un bloque de Estados comunistas, y, en segundo lugar, al proceso de descolonización que tiene lugar de forma acelerada a partir de los años cincuenta, con la aparición de numerosos nuevos Estados, con sus propias particularidades de todo tipo, para que la heterogeneidad se transforme realmente en un factor decisivo en las relaciones internacionales. Una heterogeneidad que se va a ir acrecentando a medida que los pueblos descolonizados volvían a asumir con fuerza sus identidades sociales, económicas y especialmente culturales, étnicas y religiosas y se hacían evidentes y crecientes a nivel internacional las profundas diferencias y desigualdades políticas, económicas, sociales y científico-técnicas existentes entre los Estados occidentales y la mayor parte de los Estados nacidos de la descolonización. La heterogeneidad de la actual sociedad internacional se agudizará, además, como consecuencia de la creciente desigualdad entre los Estados, derivada de la creciente interdependencia y de la globalización. b) Efectos de la heterogeneización

En primer lugar, la consecuencia es que nos encontramos, por primera vez en la historia, salvo excepciones, ante una sociedad marcadamente multicultural, en la que la multiculturalidad constituye uno de sus rasgos más determinantes a la hora de entender su funcionamiento y sus problemas.

En segundo lugar, se producen crecientes dificultades para lograr un consenso general en torno a ciertos valores y principios comunes, que permitan avanzar en la afirmación de una efectiva sociedad universal.

Page 28: Celestino Del Arenal

27

En tercer lugar, explica muchos de los problemas y conflictos de la sociedad internacional actual.

Finalmente, explica la dificultad de articular políticas comunes y globales y encontrar soluciones comunes a sus problemas, es decir, dar respuestas adecuadas a la gobernanza de la actual sociedad global.

2.7 Humanización La dinámica de humanización de la sociedad internacional representa en cierta medida una dinámica enfrentada a la estatalización. Supone romper con la lógica westfaliana que establecía el carácter soberano del Estado y la exclusividad de sus competencias sobre su territorio y su población y abrir la puerta a la consideración de los seres humanos no sólo como ciudadanos con derechos del Estado, sino también como actores y sujetos de la sociedad internacional. En este sentido, su importancia es trascendental, por cuanto que su consolidación supone un cambio radical en la naturaleza, estructura y dinámicas de la actual sociedad mundial. a) Dimensiones de la humanización

Esta humanización se va producir en una doble dimensión. Por un lado, como se va a ver a continuación, se produce en el ámbito jurídico-internacional. Por otro, como se ha visto, será una consecuencia de la globalización, que con el libre acceso a las tecnologías de la comunicación y la información ha empoderado a los individuos, haciéndoles más influyentes en las relaciones internacionales y transformándoles en actores internacionales y protagonistas de la vida internacional.

b) Algunas expresiones de la humanización

1. El desarrollo del derecho internacional humanitario: Como era lógico, dado lo especialmente dramático de la guerra para los seres humanos, los primeros pasos en el desarrollo del Derecho internacional humanitario se encuentran en el Derecho internacional de los conflictos armados, a través del cual se trató de reglamentar y limitar la violencia en los combates y de aliviar los sufrimientos de las victimas en los conflictos armados. El suizo Henry Dunant, profundamente impresionado por la suerte de los heridos en la batalla de Solferino (1859), alumbró la idea de la Cruz Roja y logró que en 1864, en Ginebra, se firmase un Convenio para mejorar la suerte que corren los militares heridos en los ejércitos en campaña, dando lugar al nacimiento del Derecho internacional humanitario. Paso importante en este camino fueron las Conferencias de la Paz, celebradas en La Haya en 1899 y 1907, que dieron lugar a la firma de catorce convenios, que regulaban la conducta de los Estados durante la guerra.

Pero habría que esperar a la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo de nuevos armamentos, los bombardeos masivos y la presencia de grupos civiles de resistencia, para que con el final de la misma se actualizasen y desarrollasen las normas humanitarias en los conflictos armados, mediante la firma de los Convenios de Ginebra de 1949. Estos Convenios fueron actualizados y desarrollados mediante la Conferencia diplomática sobre la reafirmación y el desarrollo del Derecho internacional humanitario aplicable a los

Page 29: Celestino Del Arenal

28

conflictos armados, celebrada en Ginebra entre 1974 y 1977, que aprobó en 1977 dos Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949. 2. El desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos: Sin embargo, va a ser el desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos el que verdaderamente va a marcar la dinámica de humanización, pues su proceso de reconocimiento a nivel internacional será la expresión más clara de la misma. Si se exceptúan avances puntuales, sólo al final de la Segunda Guerra Mundial el reconocimiento de los derechos humanos empezará a hacerse realidad a nivel internacional, produciéndose una tensión creciente entre la soberanía de los Estados y los derechos humanos.

En concreto, el inicio de este fenómeno de internacionalización y universalización de los derechos humanos, y consiguientemente de humanización de las relaciones internacionales, hay que situarlo, dejando de lado intentos anteriores, en la Carta de las Naciones Unidas, aprobada en 1945, si bien será la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General, el 10 de diciembre de 1948, la que consagrará ese reconocimiento. Se trató de una importantísima conquista, que abrió la puerta a la consagración internacional de los derechos humanos. En concreto, la dinámica abierta por la Declaración Universal permitió luego la aprobación por la Asamblea General, el 16 de diciembre de 1966, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, completado por un Protocolo facultativo, que abrían nuevas perspectivas en cuanto a la promoción, defensa y protección de los derechos humanos a nivel internacional.

Pactos Internacionales que fueron posteriormente completados con nuevos instrumentos jurídico-internacionales. Estos instrumentos han venido acompañados en muchos casos de mecanismos de verificación, control y denuncia, de distinta eficacia según los casos.

Sin embargo, la situación de guerra fría que se impone en el escenario internacional a partir de 1947 y la bipolarización de la sociedad internacional en dos bloques enfrentados, al primar por encima de todo la seguridad y estabilidad de los bloques, impedirán que los derechos humanos y la democracia, más allá de la retórica y las declaraciones formales y de su plasmación efectiva a nivel regional, especialmente en los casos europeo y americano, se transformen realmente en principios inspiradores de las relaciones internacionales a nivel universal. Con todo fue indirectamente que los derechos humanos encontraron una aplicación práctica más extendida durante este periodo, a través de la descolonización, impulsada por las Naciones Unidas. Toda una serie de resoluciones adoptadas por las Naciones Unidas y muy especialmente la Declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales (R 1514 (XXV)), aprobada por la Asamblea General, el 14 de diciembre de 1960, establecieron una relación expresa entre el proceso de descolonización, que avanzaba imparablemente, y la afirmación de los derechos humanos, que encontraban en ese proceso su consagración como principios inspiradores del orden internacional.

Page 30: Celestino Del Arenal

29

En definitiva, como consecuencia de todo lo anterior, a partir de 1945 los derechos humanos trascendían la jurisdicción interna de los Estados para insertarse en el marco del Derecho internacional, que iniciaba igualmente un proceso de humanización. En última instancia, ello suponía empezar a reconocer al ser humano y a los pueblos como sujetos del Derecho internacional rompiendo la teoría y la práctica que se había impuesto desde el siglo XVII, que hacían del Estado soberano el exclusivo sujeto y actor internacional. Esta dinámica de humanización de la sociedad internacional, favorecida en parte por el debilitamiento del Estado en cuanto actor de las relaciones internacionales, se ha acentuado a partir del final de la guerra fría y del sistema bipolar, como consecuencia del triunfo de la democracia y de los derechos humanos y de la generación de un nuevo consenso internacional, imperfecto y limitado, en torno a esos valores, de forma que hoy el ser humano, tanto individual como colectivamente, empieza realmente a ser tomado en consideración a nivel internacional. 3. La idea de “bienes comunes de la humanidad”: Otra de las expresiones ha sido la aparición de la idea de humanidad y su consagración en textos jurídico-internacionales, como es el caso del artículo I del Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización de la Luna y otros cuerpos celestes, de 27 de enero de 1967, y el artículo 136 de la Convención sobre el Derecho del Mar, de 10 de diciembre de 1982, que se refiere a la Zona de los fondos marinos y oceánicos situados más allá de las jurisdicciones nacionales como “patrimonio común de la humanidad”.

La idea de patrimonio común de la humanidad enlaza con la noción de “bienes comunes de la humanidad”, que se ha desarrollado en los últimos años, y que, aunque todavía esta en proceso de conformación, incluye las zonas o espacios no sujetos a jurisdicción nacional, es decir, que no pertenecen a ningún Estado, como el alta mar, el espacio ultraterrestre, los fondos marinos y oceánicos y la Antartida, además de los recursos ambientales que no pueden ser totalmente controlados por el hombre, como la atmósfera, el clima y, en un sentido amplio, la fauna y flora terrestres. Estos bienes y recursos son objeto de tratados internacionales multilaterales que constituyen su régimen internacional específico.

4. El derecho de asistencia humanitaria: Lo mismo cabe decir del desarrollo que ha conocido la asistencia humanitaria en los últimos tiempos, tanto en los conflictos armados como en los casos de desastre, incluso en casos extremos a través de la injerencia sin el consentimiento de los actores implicados, aunque éstos sean Estados, que es sin lugar a dudas expresión clara de la quiebra del principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados y consecuentemente de este proceso de humanización.

Significativo del cambio que se ha producido a este respecto es que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha pasado a ocuparse desde 1991 de las cuestiones relacionadas con la asistencia humanitaria, cuando éstas afectan a la paz y la seguridad internacionales, poniendo expresamente de manifiesto la estrecha relación que existe entre paz y seguridad internacionales y asistencia humanitaria. Las sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad en esta materia en relación a muchos de los conflictos existentes desde principios de los 90 son prueba concluyente del desarrollo que ha conocido este derecho.

Page 31: Celestino Del Arenal

30

Las críticas que se pueden hacer en relación con la sistemática instrumentación política que las grandes potencias están haciendo o tratan de hacer de la asistencia humanitaria, no deben impedirnos reconocer lo avanzado en este proceso. 5. Desarrollo del concepto de seguridad humana: El cambio en el concepto y el problema de la seguridad nacional es otra de esas expresiones, hablándose cada vez con mayor frecuencia de seguridad humana, como concepto que incluye los derechos humanos y la seguridad democrática.

6. La “claúsula democrática” en la cooperación al desarrollo: La creciente condicionalidad política de la cooperación internacional, concretada en el respeto de los derechos humanos y la democracia, por parte de los Estados occidentales y de las instituciones internacionales representa también una clara expresión de este proceso que estamos analizando. 7. Afirmación de la responsabilidad penal individual de la persona humana en el ámbito de la justicia internacional: Especial importancia y significado tiene en este mismo sentido la afirmación de la responsabilidad penal individual de la persona humana en el ámbito de la justicia internacional por la comisión de crímenes internacionales especialmente odiosos, que ya tuvo una primera expresión limitada en los Tribunales de Nuremberg y Tokio, creados por los Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial para juzgar a los grandes criminales de guerra de los derrotados Estados del Eje, y que ha quedado consagrada más recientemente con la constitución de los Tribunales internacionales ad hoc para la ex-Yugoslavia y para Ruanda, creados por el Consejo de Seguridad por las Resoluciones 827, de 25 de mayo de 1993, y 955, de 8 de noviembre de 1994, respectivamente, con competencias para juzgar las violaciones graves del derecho humanitario, que se han cometido en dichos países.

Esta dinámica se ha reforzado muy especialmente con la aprobación del Estatuto de la Corte Penal Internacional, de 17 de julio de 1998, que ha entrado en vigor el 1 de julio de 2002. En esta línea de afirmación de la responsabilidad penal individual a nivel internacional se inserta precisamente la inculpación y solicitud de extradición de un antiguo Jefe de Estado, Augusto Pinochet, por parte de un juez español, y otros casos protagonizados por tribunales nacionales, que constituyen expresiones claras de que los derechos humanos empiezan a imponerse, siquiera limitadamente, a la soberanía.

7. Afirmación del concepto de desarrollo humano: Prueba también de este proceso de humanización es que, con el impulso de las Naciones Unidas, cada vez se habla más del desarrollo humano, como el criterio más adecuado medir el nivel de desarrollo de los Estados y establecer una clasificación entre los mismos. 8. La incipiente conformación de una sociedad civil global: Se trata de otra expresión mas del proceso de humanización, que ya se ha abordado al estudiar los efectos derivados de la globalización.

Page 32: Celestino Del Arenal

31

3. Características de la sociedad internacional actual (Arenal 1990: 432-434, y 2002: 48-58).

La sociedad internacional actual presenta, de acuerdo con las transformaciones que ha venido experimentando, unas características que la distinguen y singularizan respecto de las sociedades internacionales del pasado. Sumariamente, sus características más sobresalientes, en cuanto sociedad estatal, transnacional y humana, todos ellas íntimamente interrelacionadas, que derivan de las dinámicas básicas consideradas y de la actuación de los factores de cambio analizados, serían las siguientes: 1. Una sociedad mundial y universal: El carácter mundial y universal es consecuencia directa de las dinámica de mundialización y universalización, es decir, del proceso de expansión, conquista y colonización realizado por el Occidente Cristiano a partir del siglo XV y de la posterior descolonización, facilitado por la revolución científico-técnica y comunicacional y por la expansión del sistema económico capitalista a nivel mundial y por la estatalización de la sociedad internacional. La consecuencia de esta carácter mundial y planetario es que, por primera vez en la historia, estamos ante una sociedad cerrada, cuyos límites coinciden con los del planeta, pues, a pesar de la revolución espacial, la expansión fuera del mismo está todavía por llegar. Hasta la configuración de la sociedad internacional mundial, las relaciones internacionales se desarrollaban en áreas o regiones compartimentadas y limitadas del planeta, con objetivos limitados y con posibilidades de expansión fuera de esas áreas o regiones. Ahora, por el contrario, por primera vez en la historia todos los actores internacionales se encuentran inmersos en un mismo mundo, enfrentados conjuntamente al mismo tipo de problemas, sometidos al mismo tipo de condicionantes e influyéndose mutuamente en sus respectivos comportamientos. Todo ello ha supuesto una modificación radical de las reglas tradicionales del juego del poder a nivel internacional. La actual sociedad internacional al mismo tiempo que mundial, es también universal, por cuanto que han desparecido los estándares de civilización que tradicionalmente han discriminado las relaciones entre los distintos pueblos y unidades políticas y hoy todos los Estados son en principio soberanos y como tales se rigen por el principio de la igualdad jurídica, estando sometidos a un derecho internacional igualmente universal. 2. Una sociedad heterogénea y compleja: Se trata también de una sociedad profundamente heterogénea y compleja en comparación con la relativa homogeneidad que caracterizó a las sociedades internacionales del pasado. El carácter heterogéneo de la sociedad internacional de nuestros días es, en primer lugar, una consecuencia directa y paradójica, como se ha señalado, del proceso de mundialización que se inicia en el siglo XV y que llevará en el siglo XX a la constitución de una sociedad internacional mundial, en la que conviven sociedades internacionales particulares, círculos de civilización y cultura, de características sociales, culturales, religiosas, lingüísticas y étnicas, muy diversas, que al mismo tiempo que afirman con fuerza sus singularidades, frente al proceso de homogeneización que viene impulsado por las dinámicas de mundialización y globalización, debilitando en consecuencia la aceptación de un consenso generalizado en torno al orden internacional, se ven en la necesidad absoluta de convivir entre sí y, por lo tanto, de aceptar ciertas normas e instituciones comunes que ordenan sus conductas. La

Page 33: Celestino Del Arenal

32

consecuencia es que la actual sociedad internacional, al contrario de lo que sucedió históricamente en la casi totalidad de las sociedades internacionales históricas, no tiene un marco cultural común, sino que es un mundo marcadamente multicultural, con todos los problemas que ello plantea desde el punto de vista del orden y funcionamiento internacional.

En segundo lugar, la heterogeneidad deriva también de la gran variedad de actores de las relaciones internacionales, que actúan en la sociedad internacional. Deriva, además, de las profundas diferencias a todos los niveles que existen entre los actores de una misma naturaleza en los planos geográfico y de recursos naturales, demográfico, ideológico, político, jurídico, militar, económico, cultural, científico-técnico y un largo etcétera. Finalmente, la heterogeneidad nace de las diferencias extremas que existen en el interior de los propios actores, en concreto, en el interior de los Estados, que dan lugar, por un lado, a importantes problemas y antagonismos políticos, económicos, sociales, étnicos, religiosos, lingüísticos, etc. de orden interno, con tendencias frecuentemente fragmentadoras, y, por otro, a solidaridades sociales, culturales, lingüísticas, étnicas y religiosas que se proyectan fuera de las fronteras del Estado, con tendencias muchas veces desintegradoras.

La sociedad internacional, al mismo tiempo que heterogénea, es, consecuentemente, extraordinariamente compleja en sus actores, estructuras, dinámicas e interacciones, no admitiendo comparación con ninguna de las anteriores sociedades internacionales. Esta complejidad es producto, por una parte, de la propia heterogeneidad y desigualdad de los actores y del carácter interdependiente, multiforme y con frecuencia contradictorio de sus intereses, acciones y relaciones, así como de la naturaleza cerrada, mundial, global y multidimensional de la propia sociedad internacional, y por otra, de la tensión dialéctica entre el protagonismo individualista de los actores, tanto estatales como transnacionales, y la necesidad de un protagonismo de la propia sociedad internacional como tal.

3. Una sociedad crecientemente interdependiente y global: El carácter interdependiente y global de la actual sociedad internacional es también consecuencia directa de las dinámicas de mundialización, creciente interdependencia y globalización, es decir, del carácter espacialmente cerrado, físicamente limitado, mundial de esa sociedad y de la instantaneidad de las comunicaciones y de la ubicuidad de los actores, y muy en concreto de esos factores de cambio, que son las revoluciones científico-técnica y de la comunicación y de la información y la globalización de la economía. Como han señalado Keohane y Nye, vivimos en una era de interdependencia, lo que significa que la naturaleza de la política mundial ha cambiado, el comportamiento de los Estados es diferente y el poder se ha vuelto más elusivo y más difuso (Keohane y Nye 1988: 15). Nunca como ahora las interacciones entre los actores internacionales han tenido unos efectos de costo recíproco tan altos, es decir, se ha reducido la autonomía y se ha incrementado la vulnerabilidad de los mismos, objetivo característico y razón de ser de todo Estado, lo que ha difuminado la soberanía y erosionado las fronteras del Estado como elemento delimitador de lo interno y lo internacional.

Sin embargo, la interdependencia que siempre supone costes recíprocos, puede traer consigo también beneficios para las partes, impulsando en estos casos la cooperación y la puesta en marcha de procesos de integración. De hecho, el incremento espectacular de la cooperación y la integración entre los Estados, consecuencia directa de los niveles

Page 34: Celestino Del Arenal

33

crecientes de interdependencia y de globalización, constituye uno de los rasgos más característicos de la actual sociedad internacional frente al pasado. Todo ello ha hecho que los problemas del mundo actual hayan dejado de ser problemas exclusivamente estatales para ser no sólo problemas globales, sino sobre todo problemas comunes de los seres humanos y de la humanidad, que demandan políticas y soluciones comunes y globales, basadas en la cooperación y la solidaridad. Lo anterior no significa, sin embargo, que el dogma de la soberanía y las viejas creencias e intereses, aunque estén profundamente erosionados, hayan sido superados. De ahí nace precisamente la especial problematicidad que presenta la solución de los problemas de la actual sociedad internacional.

4. Una sociedad políticamente no integrada y sin regulación adecuada: El carácter políticamente no integrado y sin regulación adecuada es la única característica de la actual sociedad global que no constituye novedad respecto de las anteriores sociedades internacionales, pues la descentralización del poder político y militar es una característica esencial de toda sociedad internacional.

La descentralización del poder, la ausencia de un poder político integrado a nivel mundial hace que no existan unos órganos o instancias centrales, capaces de manejar la interdependencia y la globalización, poner en marcha política comunes, regular adecuadamente las relaciones y conflictos de esa sociedad, imponer coactivamente sanciones, defender valores democráticos, de justicia y de solidaridad y solucionar esos problemas globales y comunes.

Sin embargo, el carácter políticamente no integrado de la sociedad mundial no supone que no existan normas e instituciones comunes, aceptadas por los Estados, y que no exista un cierto orden, precario y limitado, derivado de la necesidad sentida por los actores internacionales de regular su convivencia, responder a los problemas comunes y dar cierta estabilidad y seguridad a sus relaciones. Con todo estas normas e instituciones comunes que los Estados han aceptado están todavía lejos de constituir ese derecho, ese orden y esos órganos centrales capaces de regular adecuadamente la sociedad internacional, no sólo en su dimensión interestatal, sino también y, sobre todo, en sus dimensiones transnacional y humana.

Por último, esta falta de una regulación adecuada se manifiesta en el funcionamiento no democrático de la sociedad mundial, dominada a nivel de Estados por las grandes potencias, que actúan como un directorio, y por determinados actores trasnacionales, en función de sus propios intereses, sin controles democráticos de ningún tipo. Ello explica que las ideas de democracia, justicia, equidad y solidaridad estén con frecuencia ausentes en el orden relativo que impera en el mundo de las relaciones internacionales.

5. Una sociedad crecientemente desequilibrada y desigual: Aunque los desequilibrios y desigualdades entre los actores internacionales y entre los seres humanos han sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad y una característica propia de todas las sociedades internacionales que han existido a lo largo de la historia hasta nuestros días, el carácter multiforme, creciente y extremo con que se plantean en la actual sociedad global no tiene comparación con otros momentos históricos.

Page 35: Celestino Del Arenal

34

Los desequilibrios y desigualdades se manifiestan en todos los ámbitos de la vida humana y de la realidad social y en vez de disminuir están en pleno proceso de crecimiento. Esos desequilibrios y desigualdades han conformado una sociedad internacional en la que es posible identificar múltiples fracturas y divisiones en función de las diferentes realidades que se tomen en consideración.

Sin lugar a dudas, la fractura más importante de todas es la que existe entre ricos y pobres, en todos los ámbitos, tanto a nivel humano como a nivel de Estados. Se trata de una división histórica que, sin embargo, nunca como hasta ahora ha marcando de forma más decisiva la sociedad internacional. A esta fractura habría que añadir la derivada de las marcadas diferencias de naturaleza religiosa, étnica y cultural, que caracterizan a la actual sociedad internacional y que, cada vez con mayor frecuencia, se expresan en términos de conflicto, incrementado la tensión, la inestabilidad y las dificultades de la gobernanza de la sociedad global. Pero igualmente decisiva es la fractura, en este caso nueva, entre los Estados y actores no estatales con elevados niveles de interdependencia e inmersos plenamente en la globalización y los Estados y actores con menores niveles de interdependencia y marginados o excluidos de la globalización.

BIBLIOGRAFIA CITADA Arenal, Celestino del (1990), Introducción a las relaciones internacionales, 3ª ed, revisada y ampliada, Madrid, Tecnos. Arenal, Celestino del (2002), “La nueva sociedad mundial y las nuevas realidades internacionales: un reto para la teoría y para la práctica”, Cursos de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Vitoria-Gasteiz 2001, Bilbao, Universidad del País Vasco, pp. 17-85. Arenal, Celestino del (2005 a), “Significación de Comunidad internacional y Sociedad internacional (1943) en el marco de la doctrina española posterior”, en C. García Segura y E. Vilariño Pintos (coord.), Comunidad Internacional y Sociedad Internacional después del 11 de septiembre de 2001, Gernika, Universidad Pompeu Fabra/Universidad del País Vasco/ Universidad Complutense, pp. 33-53. Arenal, Celestino del (2005 b), “En torno al concepto de sociedad internacional”, en Soberanía del Estado y Derecho Internacional. Homenaje al profesor Juan Antonio Carrillo, Sevilla, Universidad de Córdoba/Universidad de Sevilla/Universidad de Málaga, pp. 453-464. Attinà, Fulvio (2001), El sistema político global. Introducción a las relaciones internacionales, Barcelona, Paidós. Barbé, Esther (2007), Relaciones Internacionales, 3ª ed., Madrid, Tecnos. Beck, Ulrich (2002), La sociedad del riesgo global, Madrid, Siglo XXI de España.

Page 36: Celestino Del Arenal

35

Bull, Hedley (1977), The Anarchical Society. A Study of Order in World Politics, Londres, Macmillan. Bull, Hedley y Watson, Adam (1984), The Expansion of International Society, Oxford, Clarendon Press. Castells, Manuel (1997), La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1: La sociedad red, Madrid, Alianza Editorial. García Segura, Caterina (1999 a), “La globalización en la sociedad internacional contemporánea: dimensiones y problemas desde la perspectiva de las relaciones internacionales”, Cursos de Derecho Internacional de Vitoria-Gasteiz 1998, Madrid, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco/Tecnos, pp. 315-350. Held, David y McGrew, Anthony (2003), Globalización/Antiglobalización. Sobre la reconstrucción del orden mundial, Barcelona, Paidos. Held, David, McGrew, Anthony, Goldblatt, David, Perraton, Anthony (2002), Transformaciones globales. Política, economía y cultura, México, Oxford Univ. Press. Holsti, K.J. (1995), International Politics: A Framework for Analysis, 7ª ed., Englewood Cliffs, Prentice Hall. Ibáñez, Josep (2005), El control de Internet. Poder y autoridad en los mercados electrónicos, Madrid, Los Libros de la Catarata. Kaldor, Mary (2001), Las nuevas guerras. Violencia organizada en la era global, Barcelona, Tusquets Editores. Keohane, Robert O. y Nye, Joseph S. (1988), Poder e interdependencia. La política mundial en transición, Buenos Aires, GEL. Laïdi, Zaki, (1997), Un mundo sin sentido, México, Fondo de Cultura Económica. Mittelman, James H. (1992), El síndrome de la globalización. Transformación y resistencia, México, Siglo XXI. Münkler, Herfried (2005), Viejas y nuevas guerras. Asimetría y privatización de la violencia, Madrid, Siglo XXI. Nye, Joseph S., (1990), “Soft Power”, Foreign Policy, vol. 90, nº 80, pp. 153-171. Nye, Joseph S. (1991), La naturaleza cambiante del poder norteamericano, Buenos Aires, GEL. Nye, Joseph S. (2003), La paradoja del poder americano, Madrid, Taurus. Rosenau, James N. (1997), Along the Domestic-Foreign Frontier. Exploring Governance in a Turbulent World, Cambridge, Cambridge Univ. Press.

Page 37: Celestino Del Arenal

36

Sahagún, Felipe (1998), De Gutenberg a Internet. La Sociedad Internacional de la Información, Madrid, Estudios Internacionales de la Complutense. Sassen, Saskia (2001) , ¿Perdiendo el control? La soberanía en la era de la globalización, Barcelona, Ed. Bellaterra. Strange, Susan, (1994), States and Markets, 2ª ed., Londres, Pinter. Strange, Susan (1999), Dinero loco. El descontrol del sistema financiero global, Barcelona, Paidós. Strange, Susan (2001), La retirada del Estado. La difusión del poder en la economía mundial, Barcelona, Icaria/Intermón Oxfam. Truyol, Antonio (1993), La sociedad internacional, Madrid, Alianza. Youngs, William (1999), International Relations in a Global Age. A Conceptual Challege, Cambridge, Polity Press.