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Colombia uno de los gastos militares más alto del mundo Para profundizar en las implicaciones del tema CEPA recomienda consultar: http://es.wikipedia.org/wiki/Fascismo#Caracter.C3.ADsticas_y_definici.C3.B3n S IN A NESTESIA Extractos del trabajo Algunas consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del con- flicto en Colombia, elaborado por José Fernando Isaza Delgado y Diógenes Campos Romero. Bogo- tá, primero de diciembre de 2007. El gasto militar se ha disparado, llegando hoy a cerca del 6.5% del PIB. Se han desmovilizado más de 25.000 miembros de las AUC, de los 12.000 hombres, que de acuerdo al gobier- no, integraban el grupo armado ilegal. Esta multiplica- ción de los paramilitares, algunos matemáticos lo han denominado “La Paradoja de Banach Tarski aplicada al paramilitarismo colombiano”, y otros como la demos- tración de 1=2. Se evidencia el fracaso de la política de fumigación como medio de control a los cultivos ilícitos. Quedó en evidencia que el movimiento político deno- minado por algunos analistas –Uribismo Rural combinó “todas las formas de lucha” en su alianza con el parami- litarismo. Si las FARC no existieran habría que inventarlas. Son la principal excusa para el desbordado gasto militar y para justificar la reelección indefinida. Respetados analistas evalúan el presupuesto del Minis- terio de Defensa para el año 2008, en los siguientes tér- minos: Para el año 2008 está previsto que de los 566.084 car- gos públicos que se atienden con cargo al presupuesto central 459.687, el 81,2% estará ocupado por servidores públicos asignados a las labores de defensa, seguridad y policía. El 58,4% del total de los sueldos y salarios que se paga- rán en el 2008 con cargo al presupuesto central, ha sido asignado al Ministerio de Defensa. El gasto en defensa es igual a la suma de todas las trans- ferencias en salud, educación y saneamiento ambiental. De los 3,56 billones previstos para inversión total del Gobierno Nacional 2,3 billones, es decir el 65%, se des- tina a inversión en equipo militar. Es conveniente acla- rar que un billón significa un millón de millones. Se está aumentando en forma exponencial el pasivo pensional de las FFMM. Se calcula que en el año 2002, por cada peso de gasto militar más de 40 centavos tenían que ser transferidos al pago de pensiones, hoy se requie- ren 47 centavos. Para el año 2007, se tienen las siguientes cifras: Gasto en defensa año 2007 – billones de pesos Incluye sector descentralizado y empresas de Mindefensa 17,87 Estimativo aumento pasivo pensional + 4,34 Total 22,21 PIB 2007 351,2 billones Gasto en defensa como porcentaje del PIB = 6,32% El gasto militar en los Estados Unidos, asciende a US $ 535.000 millones, anuales incluyendo US $ 100.000 millones de gasto anual en la guerra de Irak. Esta cifra representa el 4,04% del PIB. En los países europeos pertenecientes a la NATO el gas- to en defensa es alrededor del 2% del PIB. No deja de ser preocupante que bajo el discurso de la seguridad democrática, estemos llevando a un estado militarista y carcelario.

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Revelion, democracias para la emancipación, y la superación de las condiciones de opresión

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Colombia uno de los gastos militares más alto del mundo

Para profundizar en las implicaciones del tema CEPA recomienda consultar:http://es.wikipedia.org/wiki/Fascismo#Caracter.C3.ADsticas_y_definici.C3.B3n

S i n A n e S t e S i A

Extractos del trabajo Algunas consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del con-flicto en Colombia, elaborado por José Fernando Isaza Delgado y Diógenes Campos Romero. Bogo-tá, primero de diciembre de 2007.

El gasto militar se ha disparado, llegando hoy a cerca del 6.5% del PIB.

Se han desmovilizado más de 25.000 miembros de las AUC, de los 12.000 hombres, que de acuerdo al gobier-no, integraban el grupo armado ilegal. Esta multiplica-ción de los paramilitares, algunos matemáticos lo han denominado “La Paradoja de Banach Tarski aplicada al paramilitarismo colombiano”, y otros como la demos-tración de 1=2.

Se evidencia el fracaso de la política de fumigación como medio de control a los cultivos ilícitos.

Quedó en evidencia que el movimiento político deno-minado por algunos analistas –Uribismo Rural combinó “todas las formas de lucha” en su alianza con el parami-litarismo.

Si las FARC no existieran habría que inventarlas. Son la principal excusa para el desbordado gasto militar y para justificar la reelección indefinida.

Respetados analistas evalúan el presupuesto del Minis-terio de Defensa para el año 2008, en los siguientes tér-minos:

Para el año 2008 está previsto que de los 566.084 car-gos públicos que se atienden con cargo al presupuesto central 459.687, el 81,2% estará ocupado por servidores públicos asignados a las labores de defensa, seguridad y policía.

El 58,4% del total de los sueldos y salarios que se paga-rán en el 2008 con cargo al presupuesto central, ha sido asignado al Ministerio de Defensa.

El gasto en defensa es igual a la suma de todas las trans-ferencias en salud, educación y saneamiento ambiental.

De los 3,56 billones previstos para inversión total del Gobierno Nacional 2,3 billones, es decir el 65%, se des-tina a inversión en equipo militar. Es conveniente acla-rar que un billón significa un millón de millones.

Se está aumentando en forma exponencial el pasivo pensional de las FFMM. Se calcula que en el año 2002, por cada peso de gasto militar más de 40 centavos tenían que ser transferidos al pago de pensiones, hoy se requie-ren 47 centavos.

Para el año 2007, se tienen las siguientes cifras:

Gasto en defensa año 2007 – billones de pesos Incluye sector descentralizado y empresas de Mindefensa

17,87

Estimativo aumento pasivo pensional + 4,34 Total 22,21

PIB 2007 351,2 billones

Gasto en defensa como porcentaje del PIB = 6,32%

El gasto militar en los Estados Unidos, asciende a US $ 535.000 millones, anuales incluyendo US $ 100.000 millones de gasto anual en la guerra de Irak. Esta cifra representa el 4,04% del PIB.

En los países europeos pertenecientes a la NATO el gas-to en defensa es alrededor del 2% del PIB.

No deja de ser preocupante que bajo el discurso de la seguridad democrática, estemos llevando a un estado militarista y carcelario.

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Es inevitable referirnos en estas pá-ginas editoriales a las marchas pú-blicas del 4 de febrero y 6 de marzo del 2008. De entrada es necesario re-conocer que la derecha recalcitrante e hirsuta influyó de manera avezada, planificada y notoria en la convoca-toria y desenvolvimiento de la mar-cha del 4-F “contra las FARC”. Sin embargo, no se oyeron en la jornada vivas al gobierno ni a los partidos, y el ambiente que reinó estuvo lejos del unanimismo fascista que era la meta de los consejeros maquiavéli-cos presidenciales y de los acauda-lados financiadores. El gobierno no pudo manipular a su antojo la mar-cha y, en el mejor de los casos, sólo obtuvo una victoria pírrica.

Contrario sensu la movilización masiva del 6 de marzo se convirtió a toda luz en una marcha “contra la guerra” del régimen oligárquico, por el acuerdo humanitario y la negocia-ción política con la insurgencia, tal como lo propuso el movimiento de víctimas contra el terrorismo de Es-tado y que acogió de manera sensata el Polo Democrático Alternativo. Se trata de una apertura inteligente del pueblo colombiano la que se abrió paso el 6 de marzo, pletórica de ale-gría y compromiso militante de la juventud. Es la mejor prueba de que se puede dejar de ser borregos de los medios y presa fácil de la habilidosa manipulación del gobierno, que el pueblo puede responder con espon-

taneidad, creatividad y buen humor para detener la política guerrerista del régimen, que pese a su rotundo fracaso está lejos de marchitarse.

La marcha del 6 de marzo tuvo tam-bién gran repercusión internacional, se realizó con éxito a pesar de los sabotajes y amenazas usuales de los uribistas, mafiosos y paramili-tares con sus ‘Águilas negras’, que trataron de desfigurar las consignas propuestas por las organizaciones sociales y políticas impulsoras de la gran movilización de masas que lleno las calles de las principales ciudades en todo el país. Valiente el gesto, y valiosa la realización de un pueblo solidario con las víctimas de los vejámenes producto de la opro-biosa guerra impuesta por el corroí-do Estado mafioso.

Las víctimas de la violencia del ré-gimen, como los millones de despla-zados, son los principales damnifi-cados del injusto sistema dominante. Lo de “Carimagua” en los Llanos, y su vergonzosa, por fortuna malo-grada, destinación para multinacio-nales, en desmedro del campesina-do pobre, fue prueba suficiente del corazón pequeño y bolso grande del Ministro de Agricultura, que, por su-puesto, sigue campante en su cargo, en reconocimiento a su condición de aúlico de Uribe y adalid de la doctri-na de la ‘seguridad democrática’.

* * *

Los incidentes con Ecuador, Ve-nezuela y Nicaragua expresan la confrontación antagónica de dos modelos ideológicos, políticos y económicos en el ejercicio del po-der gubernamental. El de Uribe ar-ticulado con los intereses de Was-hington y el de Chávez y Correa en procura de reivindicar los intereses del pueblo de América Latina frente a la hegemonía norteamericana que tanto mal ha ocasionado a Colom-bia. Es un ciclo que se inicia con el robo de Panamá en 1903 y que Uri-be pretende elevar al culmen con el TLC y el Plan Colombia. No es aceptable que el militarismo fascista de Uribe aupado por Bush, desate en esta región clave de la geopolítica del continente una guerra insólita, inútil e impopular, con el propósito de ‘desestabilizar’ a Chávez y a Co-rrea so pretexto del ‘desbordamien-to del conflicto interno de Colombia a los países vecinos’. No se trata de polemizar sobre el importante papel que desempeñaba “Raúl Reyes” en las FARC y las características de su muerte en suelo ecuatoriano, vícti-ma de una incursión de las Fuerzas Armadas de Colombia ordenada y coordinada desde el Comando Sur. Cabe señalar que el conflicto interno colombiano se ha acumulado tanto aquí, que no sólo se ha “normaliza-do la guerra” sino que ya no cabe en el ámbito nacional. Nuestros proca-ces y serviles gobernantes no han podido resolverlo y han postrado el proyecto de vida a tres generaciones de nacionales.

No es justo lo ocurrido con Ecuador y Venezuela, y la inquina vengativa muestra sus colmillos en uno y otro

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Rebelión, democracia, socialismo y paz

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lado de las fronteras. La OEA y sus cancilleres procedieron a emplear las usuales e hipócritas recomen-daciones diplomáticas y apelaron a principios universales de soberanía estatal y defensa nacional. Se ha lle-gado al clímax de la violencia secu-lar, la sociedad se halla saturada de guerra y quiere la paz como nunca antes. Ahora se debe buscar una for-ma de gobierno que garantice el res-peto por las aspiraciones y necesida-des del pueblo. Se percata entonces la existencia de fuerzas civiles con raigambre democrática empeñadas en desatar un genuino proceso de paz y de construcción de un nuevo orden a través de la movilización so-cial y la rebelión.

* * *

En los cinco números ante-riores, el equipo directivo de CEPA se ha empeñado en que la Revista sea crítica e inde-pendiente de las agrupaciones políticas, pero convergente con una izquierda que lleve a la paz y al socialismo propio; que sea atractiva y sencilla, económica y fácil de ob-tener por las bases populares y del estudiantado. Además que sirva de instrumento de comunicación de las propuestas del Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo (CEPA).

El filósofo Jorge Gantiva, el eco-nomista Libardo Sarmiento y el analista Daniel Libreros, han sido entusiastas promotores de nuestra iniciativa. Libardo aportó la ade-cuada selección de los textos e ilus-traciones y con Daniel redactó una serie de artículos sobre la economía nacional y la naturaleza del régimen que constituyen elemento básico de

pedagogía política contemporánea. A Libardo debemos las diversas sec-ciones de la revista: Sinanestesia, Contrapoder, Descifrando, Azúzate, De este lado, Reencantamiento del mundo, Rostros de Dignidad, Pez en el agua, Atravesado, Cepa…lo, y De pura Cepa, que se llenaron con exce-lentes artículos, retratos y gráficas. Las portadas elocuentes e impactan-tes resumen la tragedia nacional.

Eminencias internacionales como Eric Hobsbawm, Immanuel Wallers-tein y Arturo Escobar, nos enviaron exclusivas y obtuvimos textos histó-ricos inéditos, como los de Antonio García, además de recuperar figuras

olvidadas como Aquileo Parra, José María Melo, Manuel Murillo Toro y Juan José Nieto. Suficiente reconoci-miento al aporte de nuestros colegas que muestra la vitalidad del proyec-to, lo que se reflejó en que rápida-mente se agotaran las existencias de la publicación que sabe combinar la estética con la política.

Un nuevo equipo director y admi-nistrativo, tan motivado como el anterior, se hace cargo de CEPA a partir del presente número doble. Refleja nuestro deseo de romper el monopolio centralista e incorpo-rar el abundante talento regional. De seguro, saltarán las diferencias en forma y diseño, no tanto en los

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contenidos que, se espera, seguirán estimulando la discusión político-ideológica, proceso que a su vez po-drá dinamizar al Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo. Así se continuará el trabajo en el curso de estos años, con el apoyo entusiasta y compromiso de nuestros lectores.

* * *

CEPA tratará de cumplir la perio-dicidad de su publicación. CEPA invita a enviar artículos analíticos y comentarios documentados e ilus-trados y a impulsar la Revista. Es propósito de CEPA atender las tareas comunicativas de las nuevas fuerzas

para confrontar los contenidos y contrarrestar la influencia de los medios reaccionarios. Ape-lar al arma de la crítica y ela-borar una política que oriente la acción colectiva para hacer la revolución pendiente en Co-lombia. El horizonte es el so-cialismo.

Seguimos adelante. La historia de Colombia busca nuevos derroteros, un nuevo orden sociopolítico se está fraguando, ahítos como estamos de la violencia secular. Tal es el men-saje central del libro La Subversión en Colombia: el cambio social en la historia, próximo a reimprimirse como segundo volumen en nuestra serie de libros, a continuación de Hacia el socialismo raizal. Las per-tinentes consideraciones de los dos textos escritos por el maestro Orlan-do Fals Borda, sirven para compren-der las causas de la crisis y escudri-ñar su posible superación.

CEPA

Se percata entonces la existencia de fuerzas civiles con raigambre democrática empeñadas

en desatar un genuino proceso de paz y de construcción de un nuevo orden a través de la

movilización social y la rebelión.

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En Colombia, la guerra social, tiene en la marginalidad y la ex-clusión de los sistemas sociales

a mas del 60% de la población; la pobreza y la pauperización de la ca-lidad de vida, evidencian la guerra económica, con elevados índices de precarizaciòn del trabajo y cifras de desempleo y subempleo superiores al 30%. La guerra política, señala la aplicación de las más crueles y degradadas formas de violencia, al amparo de la lucha contra el terro-rismo y la seguridad democrática, que adolecen de falta de respeto por el ser humano y sus derechos.

Los tres modos de guerra, son asi-métricos, sin reglas, ni razones de justicia. En virtud de los medios usados, crueles e inhumanos, son justificados los fines. El Estado de Derecho en Colombia está fractura-do; el imperio de la ley es débil por el mismo asedio del gobierno a las decisiones jurídicas y la ilegitimi-dad en la construcción de normas promulgadas por un poder legisla-tivo del cual el 20% está confinado en la cárcel y otro 20% sub judice por delitos que van del asesinato a la creación de grupos paramilitares.

Los poderes públicos están coopta-dos o controlados por el ejecutivo. El ministro de gobierno, cabeza del ejecutivo, es a la vez el ministro de la justicia, cabeza del judicial. La dirección de los dos cargos más

representativos del Estado, (Vi-cepresidencia y Ministerio de la Defensa), son ocupados por dos primos her-manos que pro-ceden de la más grande casa edi-torial El Tiempo; el de Defensa in-forma de los po-sitivos de guerra, las mutilaciones de sus cuerpos y las victorias de la muerte sobre la vida, el otro, el Vicepresidente anuncia los im-precisos intere-ses del gobierno por los derechos humanos y pide la castración de los violadores. El principal asesor del presidente Uribe Vélez es primo del extinto Pablo Escobar, quien os-tenta la calidad del mafioso más im-portante en la historia de Colombia, y ha sido cuestionado recientemen-te por 63 congresistas americanos, con un rechazo a sus declaraciones temerarias contra defensores de de-rechos humanos. El más importante jefe político de la campaña presi-dencial de Uribe y jefe de partido,

es su primo Mario Uribe, también en la cárcel por parapolítica.

El presidente Uribe, expone un nue-vo modo de autoridad que sutilmen-te combina prácticas políticas del partido nazi con formulas comu-nitarias de modelos socialistas. Se ha convertido en el gobernante que salva y redime. Ha logrado sostener,

¡Dimisión de Uribe ya!Manuel H. Restrepo DomínguezProfesor Titular UPTC

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como pasara con Fujimori, la opi-nión favorable de mas de la mitad de la población, sobre la que levanta la tensión creciente de polarización, anunciando que quienes no están con el gobierno están contra él, es decir son terroristas.

La suma de partes ya casi completa un todo, en el que Colombia queda convertida en un país gobernado por fuerzas oscuras, que combinan lega-lidad con ilegalidad. La deuda ex-terna se ha multiplicado de manera exorbitante, los gastos de la guerra consumen más de la mitad del presupuesto y paradójicamente mientras la inversión extran-jera y la economía crecen la pobreza aumenta. La extensión de cultivos de coca y amapola para la fabricación de cocaína y heroína, han aumentado, a la par con el aumento de fumiga-ciones con glifosato y con fo-sarium, que envenenan el suelo fér-til y provocan el desplazamiento de pequeños propietarios de cultivos, que luego son apropiados por terra-tenientes asociados con mafiosos. Políticamente el presidente Uribe se ha convertido en un ser de inteligen-cia superior, capaz de usar toda per-versidad sobre sus oponentes o sus cercanos contradictores. Rompió la estructura de los partidos. Con una formula sencilla: primero convirtió en subalternos a sus opositores en la primera contienda electoral, Noe-mí Sanin a la Embajada de España y Horacio Serpa a OEA; luego co-optó a su antecesor en la presiden-cia (Andrés Pastrana). Contra toda regla de respeto fue modificada la Constitución garantizando la reelec-ción cuyo proyecto recibió el favor de la congresista Yidis Medina, que

hoy acusa al presidente de haberle ofrecido a cambio de su voto, tres altos cargos regionales. Alcanzó la reelección mediante la suma de votos de múltiples grupos converti-dos a partidos, que le aportaron un triunfo indiscutible (Partido de la U; Cambio Radical; ALAS Equipo Co-lombia; Convergencia Ciudadana, etc.)), de los cuales salvo uno todos tienen hoy a sus directores en la cár-cel, acusados por delitos asociados a la llamada parapolitica, que com-promete el asesinato y desaparición de cientos de miles de colombianos.

La Corte Suprema de Justicia, en contravía de las imputaciones para acallarla, ha logrado unidad de po-der para llevar a la cárcel a 29 miem-bros del Congreso entre senadores y diputados y llamado a indagatoria a otros 30; están en la cárcel 58 diri-gentes políticos regionales entre al-caldes, gobernadores, concejales y exconcejales. También están encar-celados funcionarios de alto nivel como Jorge Noguera, exdirector del DAS (máximo organismo de inteli-gencia) y excónsul en Milán (Italia) y otros nombres de reciente vincu-lación comprometen a la exministra de Medio Ambiente Sandra Suárez y a Nancy Gutiérrez, presidente del Congreso. Todos ellos hacen par-te del equipo del gobierno Uribe y acompañaron electoralmente al pre-

sidente, lo que pone en cuestión la institución de la presidencia y los votos de reelección del presidente.

La crisis de fondo, pone de mani-fiesto la existencia cotidiana de tres modos de guerra asimétricas, sin re-glas, ni limites, tras las cuales se es-conden la burla a las instituciones y la polarización a que somete al país el presidente Uribe. Subyace a esta crisis el paramilitarismo asentado en las estructuras democráticas del Estado y del gobierno, desde don-de pretende sellar con impunidad,

dos décadas de crímenes y de imposición de conductas de guerra, de terror y de miedo generalizado.

Junto con el cierre del Congre-so y la dimisión del Presidente Uribe , del llamado a una ley de punto final o de la caída al vacío, Colombia tiene dos ca-

minos. El primero es el de los orga-nismos y gobiernos que sostienen la defensa del Estado de Derecho, como base real de la democracia moderna. El segundo es el de las gentes democráticas de Colombia, de los partidos y grupos políticos no comprometidos con el presidente Uribe, de las centrales obreras, de las organizaciones indígenas y cam-pesinas, de las mujeres, de los jóve-nes, de los estudiantes y en general de la otra Colombia, para hacer un pare en el camino de los propósitos sectarios e ideológicos y convertir a mayo del 2008 en el mes de la di-misión de Uribe. Esta crisis anuncia nuevos vientos y un ánimo colectivo creciente y sin vacilaciones para pe-dir sin demora: la dimisión del pre-sidente ya.

La crisis de fondo, pone de manifiesto la existencia cotidiana de tres modos de guerra asimétricas, sin

reglas, ni limites, tras las cuales se esconden la burla a las instituciones y la polarización a que somete al

país el presidente Uribe.

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a orden de captura de tres nuevos parlamentarios, por presuntas vinculaciones con

la ‘parapolítica’, impartida por la Corte Suprema de Justicia, rebosó la copa. Hasta personajes uribistas pura sangre como la senadora Gina Paro-di exigieron adelantar las elecciones de la corporación para el 2010.

Cesar Gaviria, jefe del partido libe-ral, ex Presidente de la república y ex Secretario General de la OEA, expresó: “Si se quiere anticipar to-das las elecciones estamos listos” y agregó que “no se puede hacer po-lítica desde las cárceles” (El Tiem-po, 01-04-08), haciendo alusión a la descarada intromisión en política de los ‘parapolíticos’ y ‘narcopara-militares’ confinados en las cárceles de “alta seguridad” de La Picota e Itagüí. Congresistas del Polo Demo-crático fueron más allá y exigieron adelantar también las elecciones para Presidente. Todo lo anterior con tal de recuperar la legitimidad del Estado.

Con estas tres detenciones llegan a 28 los congresistas encarcelados y a 48 los que se encuentran en di-ferentes etapas de investigación, de los cuales 18 han renunciado a su fuero para no ser juzgados por la Corte Suprema de Justicia (se sienten más cómodos con el Fiscal Iguarán ex subalterno de Uribe). Es decir, 76 parlamentarios de los 268 escaños con que cuentan las dos cámaras. Según la investigadora y periodista Claudia López, la que más ha escudriñado en esta mate-ria, 1.2 millones de votos logrados para el Senado son de los congre-sistas presos, prácticamente el 50% del total. Afirma que al Congreso

La degradación de las instituciones de un país

¿seguimos con el Estado mafioso? Luis Eduardo SaavedraRebelión

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entraron diez partidos, ocho de los cuales fueron infiltrados por la pa-rapolítica y de éstos, siete uribistas. Los parlamentarios comprometi-dos representan aproximadamente el 30% de los miembros del Con-greso, el mismo porcentaje que hace unos años anunció Mancuso, el tenebroso ex jefe de las bandas paramilitares conocidas como las AUC. Pero es indiscutible que hay más, según serios indicios surgidos de los procesos que adelanta la jus-ticia, sin contar mandatarios regio-nales y locales.

La ‘parapolítica’ logró consolidar el poder mafioso en las regiones y luego la toma de gran parte del po-der central a través de la intimida-ción y el soborno. Circularon ríos de narcodólares. El ‘Tuerto’ Gil, un senador, hoy preso, cargaba todos los días una mochila amarilla re-pleta de dinero que iba repartiendo a sus prosélitos. La Fiscalía estimó para el 2005 una cifra aproximada a los diez mil millones de narcodóla-res que ingresaron irregularmente al país y se cree que la cifra ha conti-nuado creciendo desmesuradamen-te, al punto de ser un factor real de la revaluación del peso y de haber disparado las reservas internaciona-les, en tanto lograba comprometer a una buena porción del ‘estableci-miento’. Paralelamente, el terror ab-soluto se apoderaba de la provincia: descuartizamientos de seres vivos, canibalismo y vampirismo para dar-se coraje, masacres a granel. A las comunidades se las “exhortaba” a votar por ciertos candidatos o que-daban condenadas a “chupar gladio-lo” para siempre, en la jerga maca-bra de los ‘paracos’.

Así, lograron, según estudios serios, sumar en las elecciones para Presi-dente en el 2002, más de dos millo-nes de votos espurios, cuya ausencia hubiera podido llevar a una segunda vuelta y a otro destino menos sinies-tro para la nación.

Es decir, el “Pacto de Ralito” que Mancuso y los ‘parapolíticos’ fir-maron años atrás para “refundar la patria”, se cumplió en gran medida. El pacto era simplemente la configu-ración de un Estado fallido o patria segura para el crimen organizado. Ahora, ¿cómo es posible que un ré-gimen de esta naturaleza no se haya podido desmontar o al menos debili-tar, a pesar del esfuerzo encomiable de ciertos sectores de la justicia y de las fuerzas democráticas y de iz-quierda que no cesan de luchar y de-nunciar con la lápida colgada al cue-llo? Una clase dirigente que apenas hace una década se escandalizó por-que Ernesto Samper, su Presidente, recibió dineros del narcotráfico para su campaña -algo que ahora parece-ría un juego de niños- y que repudió y combatió su gobierno, ahora no

sólo ha sido complaciente con el ac-tual mandatario sino que incluso lo ha hecho suyo y lo ha exaltado a la categoría de mesías a despecho de su turbio pasado. En aquella época hasta Washington se indignó. Clin-ton declaró paria a Colombia y le retiró la visa a Samper.

Pero lo tiempos van cambiando. En estos momentos, esa misma Colom-bia, aún más degradada por el nar-cotráfico, los ejércitos mercenarios, el terrorismo de Estado y el 60% de la población en la pobreza, es puesta como paradigma de naciones, como modelo de democracia, progreso y libertad. Es el aliado incondicional del imperio, es la Israel de América Latina. Podría afirmarse que Bush acabó de pervertir y pudrir a esta su-frida nación.

Los halcones se aferran a un país que como Irak está “maldito”. El uno por el petróleo y el otro por su posición geoestratégica. Colombia limita con Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Panamá. Posee dos océanos, es una potencia ambiental y cuenta con una

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burguesía secularmente tan voraz y brutal como sumisa al imperio.

La estrategia que ha usado el impe-rio en los últimos años es la misma que usó en Kosovo: el apoyo incon-dicional a la mafia. La ha alentado a usar el fraude electoral como lo hizo dos veces Bush. Le ha creado a Uribe una imagen mesiánica e irre-petible con el concurso de la presti-digitación mediática y las encuestas amañadas que no lo bajan del 80% y que ya no saben que hacer cuan-do lleguen al 100%;ha demonizado hasta extremos inverosímiles a las FARC, a tal punto que los ‘paracos’ se consideran, por un amplio sector de la población alienada por la ma-nipulación mediática, como próce-res de la república y han estableci-do inequívocamente que sólo Uribe podrá derrotarlas, en un contexto de guerra permanente, para lo cual es necesario que se eternice en el po-der. En esta óptica avanza el Plan Colombia II con inversiones que superan los 43 mil millones de dóla-res a fin de desestabilizar una región que se ha revelado contra el imperio y a la cual es necesario reencauzar, por las buenas o por las malas.

Por eso el estupor de Uribe ante la propuesta de su “discípula” amada, la senadora Gina Parodi, de adelan-tar las elecciones. De inmediato dijo: “Son saltos que conducen al vacío. O fortalecemos la institucionalidad del Congreso, independientemente de sus integrantes, o impulsamos un salto al vacío. Esto último debilita la confianza de los inversionistas” (El Tiempo, 01-04-08).

¿Un salto al vacío la búsqueda de la legitimidad institucional que brilla

por su ausencia? ¿Cómo se puede fortalecer la institucionalidad de un poder público al margen de sus integrantes comprometidos en deli-tos que no bajan de concierto para delinquir? De hecho está en vilo la legitimidad de las normas legisla-das a lo largo de los últimos cinco años y la elección y reelección del Presidente que se nutrió de los mis-mos votos espurios que llevaron a los ‘parapolíticos’ al Congreso. Éste sí sería el salto al vacío, el posible derrumbe de una estrategia traza-da a largo plazo por el imperio. Un Congreso cuestionado y en la in-terinidad por una revocatoria del mismo que obligaría a adelantar las elecciones no le caminaría, a pesar de la amplia mayoría uribista, a otra reforma constitucional para una se-gunda reelección de Uribe, que es lo que buscan.

El rechazo unánime del régimen (Gobierno, El Tiempo, etc.) a una revocatoria del Congreso debe lle-var a la reflexión. Lo que es un “sal-to al vacío” para el ‘establecimiento’ debe ser un “asalto al cielo” para el pueblo. Pero la revocatoria y la re-forma política deberán adelantarse por la vía del referendo. No se pue-de ingenuamente caer en la trampa de pensar que el actual Congreso, de mayoría uribista, se va a revocar a sí mismo o adelantar reformas que les impida acceder en el futuro a la Corporación. Es necesario, enton-ces, actuar. Recolectar firmas que obliguen a una “restauración moral de la República”, como decía Gaitán No hacerlo, no asumir este riesgo, es permitir estoicamente la perpetua-ción del Estado mafioso.

l nueve de abril, se conme-mora la iniciación de La Convención de Ocaña, para

reformar la constitución de 1821. Los colombianos hemos creído que las reformas constitucionales son el remedio de la crisis perma-nente en que ha vivido nuestro país.

La Convención se disuelve des-pués de ocho semanas de delibe-raciones1. Los diputados adeptos a Gobierno fuerte, Central, vien-do que las maquinaciones de San-tander, destruirían la unidad de la República rompen el quórum y se dirigen a sus lugares de origen.

Se formaliza entonces la crisis política creada por las clases diri-gentes de Colombia, que convir-tieron el suelo patrio en un campo de cadáveres.

Tres meses más tarde los Santan-deristas atentan contra la vida de Bolívar. Bolívar, quien por todos los medios había transado con sus enemigos para evitar la guerra ci-vil, reorganiza el Estado, viaja a Quito a sofocar la rebelión de Flores, regresa a Bogotá, y decep-cionado, marcha a Santa Marta2 donde muere el 17 de Diciembre de 1830.

� VerPerúdeLacroix,Luis,“DiariodeBucaramanga”vidapúblicayprivadadelLibertador,FICA,2007

2 GarcíaMGabriel,“ElGeneralensulaberinto,OvejaNegra�995

Gerardo Rivas Moreno

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Las reformas a

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Muerto Bolívar la república de Co-lombia deja de existir. Venezuela y Ecuador, forman rancho aparte, y los santanderistas con ansias de poder, se dividen en grupúsculos que tienen como ideología la guerra contra los opositores.

Se inicia entonces en territorio pa-trio una serie de guerras civiles que aún persisten, en donde cada guerra el triunfador reforma la constitu-ción, y cada reforma constitucional da origen a otra guerra.

La Revolución de los Supremos, las guerras del 1837, 47, 57, 63, 86, crean nuevos nombres a la re-pública: la Nueva Granada, la Con-federación Granadina, Los Estados Unidos de Colombia, La República de Colombia. La guerra de los mil días que sello el derramamiento de sangre del siglo XIX, y abre el del siglo XX.

El siglo XX supera al imperio de la muerte creado por la clase dirigente colombiana, a partir de la Conven-ción de Ocaña.

Las huelgas y asesinatos de los Obreros en los años 20 a 30, las ba-naneras de 1828, (Los debates en el congreso contra estos asesinatos de las bananeras, hacen parte del traba-jo parlamentario de Gaitán).

Las Reformas constitucionales de 1909, 36,45, 57, no logran aplacar la violencia.

El asesinato de Gaitán, desata una forma de violencia que tiene nom-bre político, “a Sangre y fuego” dice José Antonio Montalvo, hay que acabar con los liberales.3

Trescientos mil muertos en cinco años, asesinatos de poblaciones en-teras, por las bandas de los chuladi-tas creados por el Gobierno Conser-vador. Vale la pena recordar, como loa liberales de las poblaciones va-llecaucanas de la cordillera Occi-dental, el Águila, Restrepo, Calima fueron exterminados. (Curiosamen-te uno de los directores del partido político que dirigió los asesinatos, está hoy en el Ministerio de Gobier-no y Justicia).

� Sobreesta formadeviolencia, véanselas novelas “Lo que el cielo no perso-na,VientoSeco,Còndoresnoentierrantodos los día, y los estudios analíticoscomo laViolenciaenColombiadeGer-mán Guzmán, Orlando Fals Borda YEduardo Umaña Luna, entre muchosotros.

La Reforma constitucional de 1991 implanta otras formas de violen-cia contra el pueblo colombiano. La doctrina del neoliberalismo. Y junto con ella la reforma agraria a “sangre y fuego”, que despoja las tierras más productivas y que tiene como agente central los gru-pos paramilitares herederos de los chulavitas.

Pero la reforma constitucional más peligrosa y cruel contra el pueblo colombiano, fue la del “Articuli-to”, que desestitucinalizó al país, creando una paradictadura consti-tucional.

Quienes eligieron al señor Presi-dentes están juzgados por nexos con lo paramilitares. Quienes apro-baron la Ley de Justicia y Paz, son los mismos, y son los mismos que plantean otra reforma electoral para borrar sus crímenes y continuar en impunidad que ellos mismos admi-nistran, a “sangre y fuego”

La Patria del señor presidente4 es un río de sangre, muerte e impuni-dad, y ahora estamos ad portas de otro articulito

“Esta es Colombia Pablo” le de-cía el poeta Jorge Rojas a Pablo Neruda.

� Lanovelística latinoamericana, tieneen “El Señor Presidente” de MiguelÁngel Asturias, “Yo El Supremo” deAugusto Roa Bastos, “El Otoño delPatriarca”,deGabrielGarcíaMárquez,personajescontantoparecidoanues-troseñorpresidente,queesnecesarioleerlas, para informarse que no todarealidadesficción.

la Constitución o la violencia de las clases dirigentes

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odo anverso tiene su reverso dicta el refrán popular y esto es especialmente válido para

nuestra historia. Al son de la guerra y la paz se ha estructurado el de-sarrollo capitalista del país, lo que significa que en Colombia la moder-nización o la promesa del capitalis-mo redentor se hace literalmente a sangre y fuego.

Esa “modernización” se traduce en un modelo de desarrollo que ex-cluye social y económicamente al 49,2% de la población colombia-na, favorece la concentración de la riqueza hasta el punto que 10% de los hogares más ricos percibe ingre-sos 30 veces superiores al 10% de los hogares mas pobres1, al mando de una élite que para favorecer la acumulación del capital específica-mente del capital transnacional, no duda en usar los métodos propios de la guerra civil para masacrar el de-recho a la protesta, a la libre asocia-ción y a la oposición.

Enfrentando éste modelo impositivo y violento del capital se han configu-rado las luchas, las resistencias, las acciones políticas y las opciones in-surgentes; es en el marco de ésta dia-léctica entre las formas de domina-ción de la burguesía y las dinámicas de la resistencia de quienes confron-tan el status quo, que se inscriben es-tas reflexiones sobre las marchas del 4 de Febrero y el 6 de Marzo.

� Coeficiente Gini 2005

Persistir en entender las marchas, únicamente, como manifestacio-nes generales de paz o de civilida-des abstractas y no como acciones colectivas inscritas en el escenario propio de la confrontación, coincide con la tendencia creciente a simpli-ficar y negar de plano la naturaleza política del conflicto y de la violen-cia en Colombia.

El 4 de febrero: los ecos del poder soberano del

miedo

EL valor político de la marcha que se realizó el 4 de Febrero, multitudina-ria sin lugar a dudas, tiene un alcan-ce particular porque los colombianos que lo hicieron guiados por el pode-roso dispositivo mediático, descar-

tando de plano aquellos que marcha-ron por orden de las empresas, de los rectores de colegios, los gobernantes locales y los gerentes de la entidades públicas, lo hicieron con el espíritu propio de los estados de guerra.

Resuena aquí el eco del pensamien-to político de Hobbes que al referir-se al orden político moderno afirma que los hombres viviendo el mie-do colectivo a la muerte y al caos, exigen del Estado que actúe con la fuerza del Leviatán�. “La omnipo-

2 ElLeviatáneraunpezmonstruosocrea-do durante el quinto día de la Génesisdivina.Suhistoriaserelacionabastanteconel“Bathra 74b”delTalmud,dondesedicequeelLeviatánserámuertoysucarneseráservidacomobanquetealosjustosenlostiemposquevendrán,yquesu piel se utilizará para cubrir la tiendadondeocurriráelbanquete.

Imposturas de paz posturas de guerraEquipo CEPA Región Central

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tencia política de Leviatán protege a sus temerosos súbditos de su pro-pio pánico ante la guerra, la muer-te, el caos: el Estado Nacional se funda ritualmente como recapitula-ción Soberana del miedo colectivo, capaz de inspirar miedo al miedo, imponiendo sobre sus súbitos su propia Paz, su propia Ley.”�

Es la movilización del 4 de Febrero, con toda su parafernalia mediática , toda la diversidad de intereses que concitó y todas las consecuencias que desató, el corolario de una es-trategia de legitimación del ani-mus belli como arma política4 usada por el gobierno de Uribe en su máxima expresión, para ele-var una vez más, la doctrina de <<guerra interna>> a Política de Estado5 y que se ha conocido en Colombia como Estados de Sitio o Estados de Excepción a la sombra de los cuales se ha ido armando un ordenamiento jurídico que cada vez más, de manera dramática, recorta las libertades democráticas .

El fortalecimiento del aparato repre-sivo del Estado es el indicador más

� Moya, Carlos. Introducción al Leviatánde Thomas Hobbes, edición preparadaporC.MoyayA.Escotado,EditoraNa-cional,Madrid.España,�979,pág88.

� LasociólogaMariaTeresaUribedeHin-capiéhaabordadoendiferentesinvesti-gacionessobre ladimensiónpolíticadelaguerraenelpaís,lapresenciadeésteambientedehostilidadmanifiestacomoelemento constitutivo del orden socio-políticocolombiano.Ver :La política en escenario bélico,GrupodeinvestigaciónEstudios Políticos de la Universidad deAntioquiayLas incidencias del miedo en la política : una mirada desde Hobbes, en El miedo,. Reflexiones sobre su di-mensión social y cultura, CorporaciónRegión,Medellín,Marzo202.

5 Desde�969hastafinalesdel2007sehadeclarado�7veceselEstadodeExcep-ción.

importante de lo que significa para las clases dirigentes su horizonte de paz y de manera menos superficial de lo que se cree, como lo demos-tró la marcha del 4 de Febrero, es un horizonte compartido por muchos colombianos en las ciudades, que le-jos del fragor de las batallas, sueñan con disfrutar del paraíso conforta-ble que ofrecen los centros comer-ciales y los finales felices de las te-lenovelas y los cambios extremos de

los reality , porque su cotidianidad está inscrita en el deseo de vivir en paz o mejor de consumir en paz .

Todo un ambiente de consumo, en el que la guerra y la paz también se venden como mercancía y que empalma con él último grito de la moda: el terrorismo.

El terrorismo, la hecatombe que le permitió a Bush y a sus secuaces eu-ropeos construir una nueva agenda para la intervención imperialista, se propone derrotar el derecho de los pueblos a rebelarse, el terrorismo sirve de acicate para hacer ver como amenazas los procesos de resisten-cia de los pueblos árabes y también de los pueblos latinoamericanos que pretendan desafiar la agenda norte-americana para la región.

La marcha del 4 de Febrero más allá de las buenas intenciones y recorde-mos que el camino del infierno está hecho de buenas intenciones, termi-nó ratificando ese ánimo belicoso o ambiente de hostilidad manifesta que en palabras de Hobbes, implica diferenciar las acciones propias de la guerra, como son las batallas, de la situación de guerra que se entien-de como la disposición permanente a iniciar la batalla “durante todo el

tiempo que no hay seguridad de lo contrario” 6

El espíritu de guerra del gobierno de Uribe centrado en un único y común enemigo interno sintetiza-do en las consignas No más FARC y Colombia soy yo, logra que im-portantes sectores de la población colombiana ingresen a la lógica de polarización amigo-enemigo. Todo el que no está conmigo está contra mí. Todo el que no estaba

de acuerdo con la convocatoria de la marcha no es colombiano.

El 6 de marzo: la voz de los callados a sangre y fuego

En consecuencia , con el espíritu propio del ánimo belicoso, al con-vocarse a los pocos días del 4 de Febrero, una movilización como Homenaje a las víctimas del para-militarismo y los crímenes de Es-tado, no vaciló José Obdulio Gavi-ria, asesor presidencial, en afirmar en una entrevista en Caracol el 14 de Febrero que : “No participaré, como lo hice y con todo entusiasmo en la marcha programada contra las FARC (…) Difícilmente la socie-

6 Hobbes,T.Leviatán.ediciónpreparadaporC.MoyayA.Escotado,EditoraNa-cional,Madrid.España,�979,pág225.

Persistir en entender las marchas, únicamente, como manifestaciones generales de paz o de civilidades abstractas y no como acciones colectivas inscritas en el escenario propio de la confrontación, coincide con la

tendencia creciente a simplificar y negar de plano la naturaleza política del conflicto y de

la violencia en Colombia.

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Pronunciamiento de la UNEB

Luego de su participación el la marcha del 6 de marzo, el día 8 fue hallado el cadá-ver del compañero LEONIDAS GOMEZ ROZO. Consideramos que este asesi-nato tiene móviles políticos, por su con-dición de dirigente sindical de la UNEB, del PDA y de la CUT. La tendencia y práctica de los Grupos Paramilitares ha estado focalizada a eliminar o exterminar a los dirigentes sindicales y sociales bajo esta modalidad, es su modus operandi, el cual se ha podido comprobar con las declaraciones que han rendido miembros y Jefes de estos Grupos Paramilitares en las audiencias públicas.

LEONIDAS GOMEZ ROZO realizó im-portantes aportes en el Departamento de Investigación y Política Financiera de Unión Nacional de Empleados Ban-carios - UNEB, desde donde participó activamente en la elaboración de los li-bros, “especulación financiera la burbuja que hundió a Colombia”, y “deuda publica territorial conjuro de la banca y el gobier-no central contra las regiones”, también en la presentación de proyectos al Con-greso Nacional desde la visión de los trabajadores sobre la reforma financiera que el País necesita. Paralelamente su

dinámica le llevó a coadyuvar en el De-partamento de Educación de la Central Unitaria de Trabajadores CUT, participó en intercambios con la Escuela Sindical de CC.OO. Juan Muñiz Zapico en el programa de formación para dirigentes sindicales en Iberoamérica. Contribuyó en la divulgación y realización de conve-nios CUT-CCOO, CUT-PLADES, Orga-nización FESCOL de Colombia y otras entidades de carácter social.

Activista y dirigente convencido de la necesidad del fortalecimiento del Polo Democrático Alternativo, donde hacía parte del Ejecutivo Distrital. Entre sus proyectos inmediatos estaba el de ser parte de la subdirectiva de la CUT Bogo-tá -Cundinamarca.

La (UNEB) ha venido siendo objeto de constantes amenazas por Autodefensas (AUC) o Grupos Paramilitares. La última amenaza se recibió después de una co-yuntura nacional suscitada a raíz del de-bate sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) y como consecuencia de señala-mientos públicos (de respaldar la lucha armada en un evento en Quito, Ecuador) contra varias organizaciones sindicales nacionales (entre ellas la UNEB) rea-lizados por el Vicepresidente de la Re-pública (Francisco Santos) quien es el encargado de velar por el respeto de los Derechos Humanos en el país. Es im-portante aclarar que la UNEB no asistió a dicho evento.

La organización sindical UNEB a la cual pertenecía se mantendrá vigilante del proceso legal que lleve a no dejar en la impunidad este execrable crimen.

dad colombiana participará en tal tipo de convocatoria cuando preci-samente estamos marchando contra los que convocan”.

Habiendo develado de ésta manera, el lugar de la movilización del 4 de Febrero en la gramática de la gue-rra, durante todo el mes que antece-dió a la marcha del 6 de Marzo fue posible constatar la contradicción de un régimen y de una sociedad que despierta cada día en medio de llamados a la paz que terminan por evidenciar los límites de su eficacia porque en realidad se hacen al servi-cio de la guerra.

En medio de la cadena de aconteci-mientos propiciados por la invasión militar con intervención norteameri-cana, al territorio ecuatoriano, para bombardear el campamento de las FARC con las consecuencias cono-cidas de la muerte de Raúl Reyes y la crisis diplomática tanto con el Gobierno de Ecuador como el de Venezuela y Nicaragua, se realizó la marcha del 6 de Marzo.

Como en un thriller de terror, se tur-naron las acusaciones, los señala-mientos, las amenazas contra la mar-cha y los marchantes del 6 de Marzo con los llamados que poco a poco se convirtieron en las voces sin miedo para exigir justicia, verdad y repa-ración, lo que terminó por convocar otra multitudinaria marcha, cuya fuerza no puede valorarse en compa-ración con la cantidad de marchantes sino por las identidades políticas que en ella se manifestaron.

Opuesta por el vértice, la convoca-toria a ésta marcha se destacó por tener nombre propio en sus organi-

COMPAÑERO LEONIDAS GOMEZ ROZO, in memoriam

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del yo soy, el 4 de Febrero se con-virtió en un mandato para avalar su política contrainsurgente, definida como fortalecimiento de la legi-timidad desde lo militar ante una amenaza terrorista y para los mar-chantes del 6 de Marzo, campesinos despojados de la tierra, trabajadores y sindicalistas avasallados por los dueños del capital, mujeres que pa-ren los hijos de la guerra, estudiantes que enfrentan la brutalidad policial, indígenas que luchan por la libera-ción de la madre tierra, defensores de los derechos humanos, padres, madres, hermanos, hijos e hijas de las víctimas y muchos luchadores por las libertades democráticas, el 6 de Marzo fue el día de la voz con-tra el olvido, una postura no nego-ciable para evidenciar la responsabi-lidad del Estado Colombiano y sus políticas de justicia que favorecen la impunidad en beneficio del gran capital, así como un llamado de

zadores y en sus manifestantes, dife-renciándose de la mano invisible de la convocatoria del 4 de Febrero.

El reverso, el otro lado, el de las víc-timas de los crímenes de Estado, del paramilitarismo, de la parapolítica y el desplazamiento forzado, desde el lugar de lo humanitario logró sus-traerse a la lógica amigo-enemigo, colocando los derechos de las vícti-mas en el centro del interés público, acentuando la responsabilidad del Estado por connivencia o por omi-sión en los delitos de desaparición forzada, desplazamiento, ejecucio-nes extrajudiciales y corrupción. Los colombianos somos todos.

En el marco de la internacionaliza-ción del conflicto, el duelo de las marchas, se llenó de sentido, cuerpo y alma.

Para el gobierno y los colombianos

atención sobre el espíritu guerrerista que como sombra amenaza la vida de los colombianos y de los pueblos latinoamericanos.

Sin miedo y sin olvido

La marcha del 6 de marzo fue el co-rolario de la resistencia del pueblo no entendido como masa sino como hombres, mujeres y niños que se re-conocen como actores políticos be-ligerantes, con derecho al disenso, a la rebelión y a la oposición porque no quieren y no les da la gana ser gobernados por el régimen ilegítimo de AUV, evidenciando la relación entre el gobierno y el paramilitaris-mo y el carácter de Estado mafioso y criminal al servicio de los intereses norteamericanos en la región y de sus protagonistas para los cuales la guerra es fin y medio de su propio sustento político y económico.

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l jueves seis de marzo, el día comenzó con un amago de lluvia, como si esta estuviera confabulándose en contra

de los marchantes, convocados en la plaza de las banderas a eso de las 9 AM ( la lluvia intimida a los caleños ) pero finalmente se sitió un leve suspiro de tranquilidad, cuando la marcha arranco una hora después de lo previsto, entre los convocados se podían observar numerosos colectivos; amas de casa, desempleados, trabajadores indepen-dientes, docentes, estudiantes, y en un nú-mero significativamente menor ( a diferencia de las marchas de hace 20 o 30 años atrás ) uno de los gremios mas golpeados por la violencia: los sindicatos.

No bastaron las intimidantes columnas en los diversos medios escritos, de los alfiles del régimen (Fernando Londoño, Plinio Apu-leyo, José Obdulio Gaviria, entre otros.) al divulgar una versión no confirmada, según la cual la del jueves seis de marzo era una marcha promovida por las FARC EP. Dicha versión se diluyo rápidamente, contribuyo

en mucho que la marcha que se convoco en primera instancia, en contra de la violencia paramilitar y el terrorismo de Estado, final-mente termino siendo una protesta en con-tra de todas las formas de violencia.

La de Cali fue una marcha animada y co-lorida, con algunas escaramuzas entre marchantes y la fuerza pública, que no pa-saron a mayores consecuencias; entre los marchantes encontramos las familias de las victimas, que le iban colocando nombre y rostro a la violencia endémica que arras-tra el conflicto, muchos de los convocados, salieron impulsados, tras las repudiables declaraciones, de la barbarie de los jefes paramilitares, que utilizando eufemismos ridículos, como dar de baja, para señalar crímenes atroces, como los son la tortura, el genocidio, el descuartizamiento, etc., etc., etc. en sus versiones ante los jueces. Las arengas en contra de la política mili-tar estuvieron a la orden del día, siendo la juventud representada en los estudiantes universitarios y de algunos colegios los

más animados en esta dinámica de ingenio y lúdica.

El promotor de esta marcha nacional, Iván Cepeda, hijo del asesinado excongresista de la UP, Manuel Cepeda, no contó con la logística, que tuvieron los promotores de la marcha del día 4 de febrero en contra de las FARC, una iniciativa ciudadana en-cabeza del ingeniero Oscar Morales, quien utilizando las redes sociales creadas en los espacios virtuales, mejor conocidos como faceboock, comenzaron a generar un efec-to bola de nieve en torno a un movimiento de apoyo, cuyo resultado fue bien conoci-do, un irrestricto apoyo de los medios de comunicación, gremios y el total respaldo del gobierno, cuyas embajadas y consu-lados fueron determinantes en la logística de la marcha en las diversas ciudades del mundo donde se convocaron. Un record de participación sin precedentes en la historia reciente.

No obstante hay que recordar que en una sociedad como la nuestra, donde la ciuda-danía vive enceguecida, por unos medios de comunicación, secuestrados por los gre-mios y que sólo obedecen a sus intereses particulares, este éxito era de esperar.

El movimiento de victimas de la violencia, tuvo que haberse sentido respaldado, sin duda la gente, marcho en masa, no impul-sada por los faceboock, ni por los medios de comunicación, tampoco por el respaldo del gobierno, lo hizo por las mas de 3.500 masacres, mas de trescientos mil victimas mortales, mas de 4 millones de desplaza-dos y la expoliación de más de seis millones y medio de hectáreas en poco más de 25 años de incursiones narcoparamilitares. El balance no pudo ser mejor, la del seis de marzo, pasará a la historia, no como una reacción a la marcha del 4 de febrero, sino como el segundo capitulo de una histórica protesta en contra de la violencia.

Así el gran logro de esta marcha, fue el de colocarle nombre y rostro a las victimas de una violencia endémica.

La marcha de los invisiblesEquipo Cepa Cali

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scéptica esperé la marcha del 6 de marzo en la ciudad de Barranquilla. Conociendo los

criterios gobiernistas del señor José Obdulio, era de suponer que el fra-caso seria inminente. Calcule que a lo sumo iríamos unas doscien-tas personas. Pero sorpresa grata cuando llegué al sitio de encuentro en compañía de mis padres, herma-nos y familiares, literalmente “no cabía un alma”. Miles de persona se volcaron a las calle a marchar por sus victimas, eran miles de fotos de todos aquellos que han sido asesi-nados, desaparecidos, exterminados por el paramilitarismo.

Sentí una mezcla de tristeza, emo-ción y a la vez de felicidad, al ob-servar que no estamos solo en la lucha por nuestros seres asesinados, somos muchos unidos en el dolor, muchos que nos hemos atrevido a denunciar los atropellos de este go-bierno, somos muchos los que exi-gimos justicia.

Marche en compañía de familiares y amigos, llevamos con orgullo las fotos de mi hermano Alfredo Rafael Correa De Andreis, nunca pensé lle-var una pancarta pidiendo justicia por mi hermano asesinado, ni por

lo miles de colombianos en las mis-mas condiciones, pero les digo que se siente bien, se siente de que al-guna manera luchamos por nuestros muertos, que este fue un merecido homenaje, justo y necesario. Por eso considero que todos estos muertos víctimas del paramilitarismo deben ser declarados héroes, han sido arre-batados de sus familias, han perdi-do su honra, han sido calumniados, acusados, encarcelados, juzgados, y posteriormente asesinados por decir la verdad, por querer un país justo y en paz.

Siempre tengo presente frases ex-presadas por Alfredo Rafael, el día que salió de la cárcel a la cual el Estado llevo en forma arbitraria e injusta dijo:

“La justicia divina es el correctivo de la injusticia humana”, esta frase retumba en mis oídos porque pare-cería que el presentía su muerte. Mu-chos de sus encabezados en charlas los iniciaba diciendo: “bienvenidas todos los conflictos, salvo aquellos que exterminan físicamente a sus adversarios”.

A pesar de tener todo un gobierno en contra, de la publicidad nega-

tiva, la marcha del 6 de marzo fue apoteósica. Hay que felicitar el Dr. Iván Cepeda, no solo por el éxito, sino por tener la fortaleza para lu-char, para enfrentar tantos enemi-gos. Agradezco al Dr. Cepeda la fuerza enorme que nos transmitió a todas la víctimas lo que nos permitió unirnos por una causa común y salir a marchar unidos, nos dio el valor que necesitábamos para atrevernos a protestar contra un gobierno para-militar.

Propongo que todos los 6 de mar-zo salgamos a marchar para honrar a nuestros familiares, para que el mundo sepa como nos robaron a nuestro seres queridos y para evitar que la memoria de los colombianos que es tan frágil, no olviden como nuestros héroes con su muerte y su sangre contribuyeron a una mejor Colombia.

Alfredo Rafael, mi ANGEL, hoy estaría orgulloso y seguramente sonriendo al ver como miles de colombianos han despertado y han continuado en la lucha por la liber-tad, la justicia y sobre todo por la paz que tanto quisiste y nos enseñaste.

Magda Correa De AndreisHermana de Alfredo Correa De Andreis

Equipo Cepa Barranquilla

“Alfredo estaría orgulloso y seguramente sonriendo”

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César Giraldo*Profesor Universidad Nacional

Las finanzas públicas tienen color político

Será cierta la afirmación de Armando Montenegro que “no hay finanzas (públicas) de iz-

quierda y de derecha” (El Especta-dor, semana del 13 al 19 de enero del 2008, p. 12A). De acuerdo con ello se podría decir que el manejo financiero del Estado es un asunto eminentemente técnico, y por tanto poco importa la orientación ideoló-gica de los tecnócratas que ocupan los cargos relacionados con la polí-tica económica.

Si se hace un recuento del papel de tales tecnócratas en la toma de de-cisiones del país en las últimas dé-

cadas, nos encontramos que tienen una responsabilidad directa en: El desmonte de la solidaridad y los beneficios en los sistemas de segu-ridad social, en la generalización de la tributación sobre el consumo de la población y la reducción de los impuestos directos al capital, en la absorción por parte de la sociedad (a través del presupuesto público) de las pérdidas del sistema finan-ciero mientras que se privatizaron sus ganancias, en el recorte de las transferencias para educación y sa-lud, en el sometimiento de las finan-zas públicas a las exigencias de los acreedores del Estado. Entonces, ¿las finanzas públicas no tienen co-lor político?

Como bien lo recuerda Montenegro, la orientación de los gobiernos se aprecia “en las prioridades de sus gastos (que no dependen del trabajo técnico de un secretario de Hacienda sino de la línea política de un equipo de gobierno)”. Las finanzas públicas son la concreción financiera de de-cisiones que se toman en el campo de la política.

Pero ¿cómo se toman esas decisio-nes? En el caso de un municipio o el Distrito, la decisión de cuánto y cómo se gasta en salud y en educa-ción no la toma el Alcalde (electo popularmente) sino los tecnócra-tas que indican los porcentajes que se deben destinar a cada rubro y la forma como deben ser asignados los

* Doctoreneconomía,integrantedelCen-trodeEstudiosEscuelaparaelDesarro-lloCESDE.

A z ú z A t e

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subsidios, que en este caso son a la demanda.

Tampoco el gobernante elegi-do tiene margen suficiente para decidir cuánto es el gasto que destina para funcionamiento y para inversión, porque los tecnócratas del Ministerio de Hacienda le señalan que los porcentajes ya están defini-dos por unas tablas que allí se manejan. Y si no cumple tales tablas, está sujeto a un recorte de las transferencias o la pér-dida de acceso a los recursos del crédito. ¿Quién está to-mando la decisión política?

En el caso de un gobierno local de izquierda ¿es conce-bible que el encargado de las finanzas públicas deba aplicar de manera neutral y técnica las orientaciones generales que han sido elaboradas por gobier-nos nacionales de derecha? Por ejemplo, en el caso de la salud, aceptar que la gratuidad impli-ca el estigma de la pobreza y rechazar una salud universal para todos como un derecho social. O aceptar que las tarifas de los ser-vicios públicos deban aumentar por encima de la inflación, y que se debe dejar sin tales servicios a quienes no tienen capacidad de pago porque se trata de un negocio privado.

Se argumenta que se necesitan per-sonas con una alta formación eco-nómica, títulos, lo mismo que una experiencia suficiente. Cierto. Pero como saben los verdaderos econo-mistas (no los reduccionistas que creen que la economía es macro y microecomía, y que la diferencia

entre izquierda y derecha es que los primeros aceptan el déficit fiscal y los segundos no), existen diversas escuelas de pensamiento económi-co, como también las hay en el resto de las ciencias.

Y para cualquier decisión política que se quiera se puede invocar la es-cuela económica que se le acomode. A la carta. Hay escuelas para defen-der el aumento o la disminución del déficit fiscal, para controlar o liberar la tasa de cambio, para acudir a im-puestos directos o indirectos, para financiar al Estado con emisión mo-netaria o sin ella. De manera que se

pueden encontrar tecnócratas de todos los colores. Aquí lo importante es su posición po-lítica y su coherencia teórica.

¿Cuál ha sido la posición ideológica de los tecnócratas que han dominado la política económica del país en las úl-timas décadas, y que se creen con el derecho a seguir gober-nando porque se consideran que están más allá del bien y del mal? Que hay que crecer para acabar la pobreza, lo cual es considerado como una con-dición necesaria pero no sufi-ciente, y que para crecer hay que abrir la economía a los capitales especulativos (que ellos denominan como aper-tura financiera), desmontar los derechos de los trabajado-res (que denominan eliminar las rigideces en el mercado de trabajo), cobrar impues-tos sobre el consumo de la población (que denominan tributación neutral), desmon-tar la provisión pública de los bienes sociales y la infraes-

tructura colectiva (que ahora deno-minan democratización accionaria).

Es bueno que los tecnócratas que adquieran la responsabilidad del manejo de las finanzas de un gobier-no local de izquierda en un contexto de un gobierno nacional de derecha, hagan explícita su afinidad ideológi-ca con el proyecto político para el cual se comprometieron, y deslin-den su campo con el de las políticas dominantes. Eso es lo democrático. Lo antidemocrático es pretender ac-tuar como un gobierno de izquierda y ejecutar políticas de derecha.

Hagan explícita su afinidad ideológica con el proyecto político para el cual se comprometieron, y deslinden su

campo con el de las políticas dominantes.

A z ú z A t e

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La justicia del régimen y la justicia que nace del puebloCésar Eduardo Osorio SánchezDirector AcadémicoRed de justicia Comunitaria y Tratamiento del Conflicto.

Justicia, Estado y régimen político

l sistema de justicia vigente en Colombia es un escenario es-tratégico en el que se revelan

de manera descarnada las alianzas de las clases dominantes que a ni-vel internacional promueven la con-solidación del modelo civilizatorio propuesto por el neoliberalismo y la oligarquía nacional empecinada en garantizar la expoliación de la tierra y de los recursos naturales, la explo-tación del trabajo, la opresión cultu-ral y el control de las instituciones del Estado.

El campo de la justicia se revela ante la sociedad como un cuerpo de instituciones, prácticas y discursos políticos desde los cuales la fuerza del Estado se concentra en la preser-vación de los sectores estratégicos articulados en el desarrollo de la economía capitalista y en la repre-

sión de las tensiones sociales paridas por la desigualdad y la exclusión. La Justicia del régimen vigente institu-cionaliza espacios para la resolución de los conflictos sociales que entor-pecen la acumulación capitalista y legitima el ejercicio de la violencia como método privilegiado para la reducción de los sectores sociales que reivindican sus derechos y/o promueven un nuevo modelo de so-ciedad, de Estado y de justicia.

Si entendemos el Estado como un escenario desde el cual se organiza el ejercicio del poder garantizando los dispositivos de dominación de clase, como un escenario que revela el Estado de la lucha de clases y la correlación de fuerzas en el campo social, difícilmente podemos pensar con la retórica y el discurso constitu-cional que la justicia es naturalmen-te un espacio de realización de los Derechos Humanos. Resulta inge-nuo pensar que la Justicia esté exen-ta de las relaciones de poder que hoy configuran un modelo de Estado re-presentativo de los intereses de la burguesía financiera transnacional y de la oligarquía nacional.

La justicia es precisamente un esce-nario político que ha mostrado con

claridad que fenómenos como la impunidad, la falta de realización de los derechos de lo sectores mayorita-rios de la población, las condiciones desiguales de acceso a la administra-ción de justicia, la no realización de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, la crimina-lización de las expresiones organi-zación y movilización popular, más que excepcionalidades, son proble-mas políticos estructurales, conna-turales al modelo de Estado vigente y a las políticas de afirmación de las desigualdades sociales que caracte-rizan el régimen de acumulación y sus instituciones políticas.

Sin desconocer que, en especial a partir de la constitución de 1991, se lograron notables avances en el re-conocimiento de luchas históricas cristalizadas en la forma de Dere-chos Fundamentales y que parti-cularmente en la década de los 90 organismos como La Corte Consti-tucional jugaron un papel importante en el reconocimiento y la defensa de los derechos humanos, es importan-te precisar que tales fenómenos no derivaron en un cambio sustancial en el sentido de la acción de la ac-ción del Estado. Al tiempo en que se han dinamizado acciones de defensa

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de los derechos humanos, la diná-mica de las instituciones políticas y judiciales revelan que las políticas de privatización de la justicia, las políticas de impunidad y criminali-zación de la movilización popular y el copamiento de tales instituciones avanzan con la profundización del modelo neoliberal.

Las políticas internacionales de re-formas estructurales al Estado, la embestida de reformas a la carta política de 1991, el copamiento de la judicatura, la escogencia de la justicia como un espacio estratégico para la salvaguarda de la política de seguridad interna, así como los hos-tigamientos del ejecutivo a las altas cortes, nos revelan las limitaciones estructurales de la justicia y el ca-rácter determinante que juega la correlación de fuerzas políticas en el sentido, composición y protago-

nismo de la Justicia en el modelo de Estado Vigente. Si a esto le suma-mos, la inexistencia de mecanismos e instancias para la defensa de la independencia y la autonomía de la judicatura encontramos que la justi-cia tiene unos limites estructurales en las relaciones de fuerza y en los propios dispositivos jurídicos.

Estas realidades expresan el carác-ter político de la justicia: la justicia es un espacio de lucha política, un campo en disputa, estratégico para definir los bienes jurídicos, los de-rechos, las prioridades a ser salva-guardadas por la fuerza estatal. Cla-ramente, salta a la vista el poder del Estado y de la justicia para construir una visión legítima del mundo en la que se define cuáles son los bienes más preciados que deben concentrar los esfuerzos del campo burocrático y militar constituyente del régimen.

Tendencias para la consolidación de la justicia del régimen

Durante las últimas décadas, las re-formas a la justicia desarrolladas en Colombia han sintetizado los reque-rimientos de los organismos multi-laterales de crédito como el Banco mundial y el fondo monetario inter-nacional que han insistido en una adecuación de las instituciones na-cionales a las necesidades de capi-talismo transnacional. De otro lado, las reformas han formalizado las necesidades de las clases dominan-tes que a nivel nacional requieren de unas instituciones expeditas para sostener su condición de mando en el régimen político. De esta manera podemos ubicar al menos cinco ten-dencias en las reformas a la justicia a nivel nacional.

En primer lugar, con las reformas a la justicia agenciadas desde los cen-tros de poder global, cobran protago-nismos órganos jurisdiccionales de alcance transnacional cuyo objetivo es la solución de controversias entre agentes económicos transnacionales y el Estado. Con la consolidación de las empresas transnacionales como actores protagónicos en el momen-to actual del modo de producción, el Estado enajena su capacidad de resolución de conflictos a institucio-nes como los tribunales de arbitraje internacional. Estos organismos es-tán esencialmente constituidos por el empresariado internacional y se consolidan como instancias supraes-tatales para el trámite de los conflic-tos que comprometen de manera directa los intereses de las empre-sas transnacionales tomando como fuentes las reglas del mercado.

Las políticas de privatización de la justicia, las políticas de impunidad y criminalización de la movilización popular y el copamiento de tales instituciones

avanzan con la profundización del modelo neoliberal.

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Estas instituciones tienen la función de resolver los conflictos, ya no des-de los criterios definidos en las le-gislaciones nacionales, sino a partir de los patrones institucionalizados en las leyes del mercado transnacio-nal. El Estado renuncia a su capaci-dad de control de la actividad cor-porativa de la economía capitalista transnacional para que sean los pro-pios agentes del mercado quienes definan sus marcos de regulación. Por medio de estas instituciones se consolida un sistema de justicia glo-bal, en el que las corporaciones de la burguesía internacional están in-vestidas de la doble de condición de juez y parte en la resolución de los conflictos.

Así por ejemplo, los conflictos rela-cionados con sectores estratégicos de la economía, con “bienes públi-cos” como el espectro electromag-nético y con la producción energé-tica, son tratados en las instancias y en los criterios del mercado transna-cional.

En segundo lugar, las instituciones legislativas nacionales, se han en-cargado de transformar las institu-ciones, procedimientos y normas nacionales con el objetivo de ga-rantizar un escenario atractivo a la inversión extranjera. La llamada Se-guridad jurídica traduce seguridad para los actores económicos inter-nacionales a través de la concentra-ción del Estado en la defensa de los derechos de propiedad, la limitación de sus facultades redistributivas y la consolidación de un sistema judicial ágil para la resolución de los con-flictos que comprometen las ganan-cias de los actores económicos. La

justicia del régimen concentra sus esfuer-zos en salvaguardar la ganancia de los agentes económicos internacionales a través de unas insti-tuciones que garan-tizan un Estado que se compromete a no intervenir con fines redistributivos en la actividad económica del sector privado.

Uno de los ámbitos en los que se observa con mayor claridad este fenómeno es la regulación de las re-laciones laborales por parte del Estado, escenario estratégico en el que se expresa el estado de la con-tradicción entre el capital y el tra-bajo. El advenimiento del neolibe-ralismo trajo consigo un conjunto de reformas legales tendientes a la precarización de las condiciones de trabajo, a ratificar el carácter de la fuerza de trabajo como mercancía sujeta a las condiciones del mercado. La adecuación de las instituciones políticas nacionales ha implicado el desmonte de las normas protectoras y mínimos legales de los trabajado-res, así como el desconocimiento de los principios de protección al tra-bajador y de primacía de la realidad sobre la formalidad que sustentan la justicia laboral.

En tercer lugar, producto de la espe-cialización de la justicia del Estado en el tratamiento de los conflictos más relevantes para el desarrollo

de las relaciones sociales capitalis-tas, las reformas a la justicia han promovido los llamados Mecanis-mos Alternativos de Resolución de Conflictos como política de flexi-bilización de la justicia. A partir de este tipo de espacios, se estructura una justicia orientada al tratamien-to de pequeñas causas, una justicia precaria orientada a los conflictos que nacen en el espacio local y no comprometen masas importantes de capital. Con las políticas de “acceso a la justicia”, “para acercar la justi-cia a las comunidades” se consolida la brecha entre la justicia de las cla-ses dominantes y la justicia a la que pueden acceder las mayorías.

Después de más de una década de programas de cooperación interna-cional, de proyectos ejecutados por

La llamada Seguridad jurídica traduce seguridad para los actores económicos internacionales a través de la

concentración del Estado en la defensa de los derechos de propiedad

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organizaciones sociales y por insti-tuciones universitarias para el desa-rrollo de políticas para el “acceso a la justicia” a través de los MASC, habría que preguntarse, cuales son los cambios que se han dado para que los sectores mayoritarios de la población cuenten con mecanismos para la realización de sus derechos y el tratamiento integral de los con-flictos comunitarios. Pese a que al-gunas organizaciones han compro-metido sus esfuerzos para que las comunidades le den sentido a estos espacios de acuerdo con sus necesi-dades, sus derechos y su cultura, con el auspicio de algunos sectores de la cooperación internacional e institu-ciones del Estado sigue la danza de recursos y proyectos al tiempo en que se profundizan la privatización de la Justicia.

En cuarto lugar, las reformas a la justicia incluyen unas políti-cas de fortalecimien-to de la capacidad represiva del Estado a través de leyes e instituciones pena-les que entronizan el castigo y el ejercicio de la violencia como formas de tratamien-to de los conflictos sociales. El imagina-rio político construi-do en torno a la segu-ridad nacional, viene de la mano con la consolidación de las instituciones represivas del Estado. Tales instituciones se especializan en la persecución de quienes vulne-ran el orden interno apuntándole a

una nueva definición del enemigo interno. Un modelo de sistema penal concebido en el contexto norteame-ricano de persecución del enemigo interno, de castigo a los sectores más vulnerables de la sociedad, un modelo de justicia encarnizado con los sectores más deprimidos de la sociedad que profundiza las dife-rencias entre amigos y enemigos del pacto societal, entre amigos y ene-migos del terrorismo.

Esta forma de concebir a justicia, viene acompañada por un fortaleci-miento de las fuerzas policiales para la represión y la criminalización de los conflictos que nacen en el seno de las comunidades.

En este punto es importante desta-car, que uno de los énfasis del mo-delo de Estado Comunitario ha sido orientar la política de justicia hacia

las prioridades definidas en el marco de la política de seguridad democrá-tica. En este contexto, como se reve-la en la propuesta de plan nacional de desarrollo 2006- 2010, una de las prioridades es el fortalecimiento del sistema penal acusatorio a partir de una nueva política criminal y peni-tenciaria articulada a la política de seguridad democrática y al desarro-llo de la ley de justicia y paz.

Finalmente, como quinta tendencia de las reformas a la justicia encon-tramos la consolidación de institu-ciones nacionales orientadas a ga-rantizar la impunidad de los actores estatales y paraestatales que hicieron de los crímenes de lesa humanidad el instrumento fundamental de exter-

minio de la oposición política y del movi-miento popular. Por medio de este tipo de reformas a la justicia, expresadas en refor-mas legales como las que sustentan la ley de justicia y paz se cubre con un manto de legalidad las vio-laciones de derechos humanos auspiciadas y promovidas por la oligarquía que deten-ta el poder del Estado y que han golpeado la columna vertebral de las organizaciones populares. Las reivin-dicaciones de verdad, justicia, reparación y de no repetición son

sepultadas por un universo de me-canismos jurídicos tendientes a le-galizar las nefastas consecuencias del paramilitarismo en la vida de las

las reformas a la justicia incluyen unas políticas de fortalecimiento de la capacidad represiva del Estado a través de leyes e instituciones penales que entronizan el castigo y el ejercicio de la violencia como formas de

tratamiento de los conflictos sociales.

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comunidades, sus organizaciones y en el seno del movimiento popular.

La lucha política y la justicia que nace del

pueblo

Lo que se vislumbra en la justicia del régimen, es que el tratamiento de la conflictividad por parte del Estado está provisto de un sentido político. Su naturaleza política radica en que pretende convertir los intereses par-ticulares de las clases dominantes internacionales y de la oligarquía nacional en intereses generales de la sociedad, los intereses de la burgue-sía financiera internacional, de los latifundistas, de las castas que han tenido el control histórico de las ins-tituciones estatales se constituyen en la prioridad de la justicia del ré-gimen. Con las políticas orientadas a la garantía de la impunidad a los artífices y ejecutores de la política de guerra, a la defensa irrestricta de los intereses del sector privado, al sostenimiento de la explotación del trabajo y de la apropiación privada de la tierra y de los recursos natu-rales se moviliza un entendimiento y una práctica política de la justicia, mientras los conflictos que nacen en el seno de las comunidades se cri-minalizan, se tratan a través de la intervención de la fuerza policial o por una justicia precarizada, priva-tizada.

Estas tendencias propias del régimen político vigente nos ponen de cara a un ámbito de lucha política, en el que las expresiones hegemónicas de la justicia se enfrentan a enten-dimientos y prácticas populares de la misma. El contexto nos presenta

una lucha política por el control de la conflictividad social y de su sen-tido político, en el que se disputa de un lado, la impunidad a las afrentas generadas por los actores económi-cos, por el Estado y por las fuerzas para estatales y por otra parte, la identidad, el territorio, la autono-mía, las reivindicaciones, derechos y espacios de poder de los procesos populares, de las comunidades y sus organizaciones.

En este escenario de lucha política, no obstante la fuerza y los recursos políticos y financieros invertidos para consolidar un régimen de jus-ticia a favor de las necesidades e intereses de los agentes nacionales e internacionales de la economía de mercado, desde el seno de los pue-blos originarios, de las comunidades indígenas, afrocolombianas, cam-pesinas, desde la raíz de procesos populares urbanos se han construi-do otras formas prácticas y saberes para el tratamiento de la conflictivi-dad, otras formas de entender y de practicar la justicia, la justicia que nace del pueblo. La diversidad cul-tural constituyente de la sociedad colombiana, así como procesos de resistencia y de ruptura con el Es-tado vienen de la mano con otras formas de organización del poder que aunque golpeadas duramente por la violencia estatal y paraestatal no han sucumbido ante la vocación colonial del derecho y de la justicia del régimen.

Las reformas a la justicia y su pre-tensión de copar por medio de la le-galidad y por el ejercicio de la fuerza la mayor cantidad de ámbitos de la vida social, obedecen a la necesidad de garantizar el curso de la acumu-

lación capitalista, pero además a la urgencia de colonizar territorios que no han sido controlados por el de-recho y la justicia del régimen para ponerlos al servicio de las clases dominantes. Hoy por hoy, los terri-torios campesinos, indígenas, de las comunidades afrocolombianas, los territorios urbanos de resistencia a las embestidas del paramilitarismo, son el objetivo de la justicia repre-siva de un modelo de Estado que no ha construido hegemonía desde el reconocimiento y la realización de los derechos. La violencia que sustenta la justicia del régimen es el mecanismo de confrontación con los sectores sociales que valiéndose de la cultura propia, del acumulado de lucha de las comunidades y de sus organizaciones construyen espa-cios de resistencia y de poder popu-lar garantizados por formas propias de construcción de otro derecho y de otra justicia.

En el seno de los pueblos origina-rios y de los procesos populares se han gestado históricamente “un universo de prácticas que nacen de

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la capacidad de las comunidades y organizaciones populares para identificar y darle tramite a su con-flictividad a partir de referentes que surgen de la vida en común y de sus propios acumulados de lucha. Se trata de una justicia desde y para el fortalecimiento de los lazos de con-vivencia y los vínculos organizati-vos que hacen posible generar con-diciones para la transformación de las realidades locales y regionales, vinculando los conflictos cotidianos con las variables estructurales del contexto social, político, económi-co, cultural y ambiental y eviden-ciando cómo frente a una justicia que principalmente reproduce la exclusión y la marginación son po-sibles otra práctica y otros referen-tes de justicia”1

Esta comprensión de la justicia co-munitaria como la justicia que nace del pueblo, deviene del proceso his-tórico de los pueblos campesinos, afrocolombianos, indígenas, de los

� El Chinchorro No 2. Red de JusticiaComunitariayTratamientodelConflicto.Diciembre2006.pág.�5.

procesos y organizaciones popula-res urbanas que han construido unas prácticas propias, autónomas de or-ganización del poder y de tratamien-to de los conflictos colectivos que socavan sus capacidades de organi-zación, movilización y de realiza-ción de su horizonte reivindicativo.

El momento actual de recrudeci-miento de las políticas de consolida-ción de la justicia del régimen pone de presente para los movimientos sociales que de la mano con un ejer-cicio democrático de la judicatura, de las acciones de defensa de los de-rechos humanos en las instituciones nacionales y de la denuncia ante las instituciones internacionales, es ne-cesario profundizar las luchas para que afloren otros escenarios de jus-ticia ante la evidente falta de legiti-midad de las instituciones políticas vigentes.

La historia de la justicia que nace del pueblo, evidencia que los pue-blos originarios y los sectores popu-lares no han renunciado a la capaci-dad soberana de tratar los conflictos que han tocado las fibras más sen-sibles de su tejido comunitario. Los conflictos generados por la vocación expansionista del capital, que gene-ran la expoliación de la tierra, de los recursos naturales, que sustentan la explotación del trabajo y la opresión cultural no pueden seguir siendo raptados de las comunidades y sus organizaciones. Por el contrario, deben ser estas las protagonistas de la gestación de nuevos espacios de justicia para que las afrentas del ca-pital, de sus instituciones políticas y militares no queden en la impunidad que garantizan las leyes del merca-do y los principios de seguridad ju-

rídica confeccionados por quienes controlan los sectores estratégicos del Estado.

En la actualidad, emerge como una tarea que los trabajadores, las muje-res, los jóvenes, los indígenas, los campesinos, los afrocolombianos, las comunidades y procesos popu-lares urbanos avancemos en la ge-neración de estrategias para la con-solidación de espacios populares de Justicia en los que se vislumbren los efectos de las políticas económicas transnacionales, de las acciones y omisiones del Estado en contra de una comprensión integral de los de-rechos humanos, y se construyan es-trategias de organización y movili-zación popular para la superación de estos conflictos. De la misma forma, las organizaciones populares están llamadas a asumir un lugar prota-gónico en el tratamiento de los con-flictos comunitarios, a favor de unas relaciones de convivencia que dina-micen la organización de las comu-nidades en torno a la superación de sus obstáculos estructurales, como una posibilidad de hacerle frente -con sentido político- a las formas de justicia privada y a la justicia re-presiva que pretende entronizarse en los espacios locales.

La gestación de un nuevo modelo de Estado por parte de los sectores populares implica la consolidación de espacios propios de poder que sinteticen las expresiones de justicia enrizadas en la historia propia. Otra justicia es posible, porque otra jus-ticia ha sido posible, la justicia que nace del pueblo, la justicia que brota de la creatividad popular.

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Las Zonas Humanitariascomo espacios de vida, dignidad y resistencia no violenta

Javier Giraldo M., S. J.

l concepto de Zonas Humani-tarias no aparece como tal en los Convenios de Ginebra ni

en sus Protocolos. Sin embargo, allí están contempladas, con diversos nombres, zonas de protección para los no combatientes y para franjas de población que se consideran es-pecialmente desprotegidas, vulne-rables y en grave riesgo dentro del desarrollo de las acciones bélicas.

• El artículo 23 del Convenio I, contempla “zonas y localidades sanitarias” con el fin de proteger a heridos y enfermos y al personal que las administra y atiende. En el Anexo de dicho Convenio se contempla un modelo de acuerdo entre las partes beligerantes para reconocer las Zonas y Localida-des Sanitarias y las condiciones que deberían llenar.

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• El artículo 14 del Convenio IV, contempla la posibilidad de acuerdos entre las partes sobre “zonas y localidades sanitarias y de seguridad”, con miras a proteger contra los efectos de la guerra a heridos, enfermos, in-válidos, ancianos, niños menores de 15 años, mujeres embarazadas y madres de niños menores de 7 años.

• El artículo 15 del mismo Conve-nio IV contempla la posibilidad de establecer “zonas neutraliza-das”, para proteger a heridos y enfermos y a las “personas que no participan en las hostilidades y que no realicen trabajo alguno de índole militar durante su es-tancia en esas zonas”.

• El artículo 59 del Protocolo I, prevé la declaratoria, por una de las Partes en conflicto, de “loca-lidades no defendidas”, carac-terizadas por la no presencia de combatientes ni de armas ni de material militar, donde incluso se prohíbe el uso hostil de instala-ciones militares fijas y cualquier actividad de apoyo a operaciones militares.

• El artículo 60 del mismo Proto-colo I, contempla la posibilidad de conferir a ciertas zonas, me-diante acuerdo entre las Partes, el estatus de “Zonas desmilita-rizadas”, en las cuales no haya combatientes ni armas ni mate-rial militar alguno, ni se utilice para actos de hostilidad ni para actividades relacionadas con lo militar.

La denominación de Zonas Hu-manitarias que le hemos dado en Colombia a espacios especialmen-te diseñados para la protección de

dicha controversia ha terciado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual ha apoyado la constitución de las Zonas Humani-tarias, y el mismo Procurador Gene-ral de la Nación, quien también ha hecho explícito su apoyo, secundan-do a la Corte Interamericana.

Breve historia de la Comunidad de Paz de San

José de Apartadó

La zona geográfica en la cual está si-tuado el corregimiento de San José de Apartadó, en el extremo noro-

poblaciones civiles que no participan en el enfrenta-miento armado interno y que reivindican el estatus que le reconocen todos los Convenios y los Protoco-los a la población civil no beligerante, constituye una especie de síntesis de las diversas modalidades con-templadas en los Convenios y Protocolos, mencionadas antes, y que recogen la cali-ficación de “humanitarias” como una reivindicación de los principios e inspiracio-nes fundantes de los Conve-nios y Protocolos, que es lo que ha llevado a englobar-los bajo la denominación de “Derecho Humanitario” o “Derecho Internacional Humanitario”.

Los análisis que consigno a continuación estarán muy referidos a una experiencia concreta, que es el estable-cimiento de Zonas humani-tarias en diversos núcleos rurales de la Comunidad de Paz de san José de Apartadó, ex-periencia que no podría entenderse sino dentro del contexto concreto del conflicto interno armado que vive Colombia.

Esta experiencia concreta ha dado pie a una controversia puntual entre el Gobierno colombiano, el cual se niega a reconocer las Zonas Huma-nitarias, y la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, que ha defen-dido la legitimidad de dichas Zonas Humanitarias dentro del espíritu y principios fundamentales del Dere-cho Internacional Humanitario. En

Ningún arma ni persona armada o uniformada debe circular por los espacios de vivienda o de

trabajo controlados por la Comunidad y convertidos en espacios humanitarios.

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ccidental de Colombia, cerca de la frontera con Panamá, ha sido desde hace muchos años una zona de in-tensa violencia. Su cercanía al Golfo de Urabá y a las costas de los dos océanos, Atlántico y Pacífico, ha convertido esa región en estratégica para los proyectos armados. Las in-justicias sociales de los empresarios bananeros, que según un informe ofi-cial de 1987 desconocían lo más ele-mental del código laboral, invcenti-varon la insurgencia armada. Por su parte el Estado impulsó fuertemente el paramilitarismo y persiguió con saña los movimientos sociales en los cuales veía la presencia encrip-tada de las guerrillas. Cuando a me-diados de los años 80 se configuró el movimiento político Unión Pa-triótica como fruto de los primeros Acuerdos de Paz entre el Gobierno de Belisario Betancur y la guerrilla de las FARC, y con el fin de ensayar la posibilidad de que la controversia política democrática substituyera a la lucha armada, la mayoría de las alcaldías y consejos municipales de Urabá fueron conquistados por can-didatos de la U.P. pero inmediata-mente se convirtieron en blanco de exterminio y persecución por par-te de un actor armado con enorme poder, que se identificaba como “al margen de la ley” pero a través del cual actuaba, a todas luces, la fuer-za armada del Estado incentivada por las fuerzas más reaccionarias y poderosas del Establecimiento y del mismo Estado.

La población civil de la zona, so-bre todo la población campesina, se veía presionada a colaborar con los grupos guerrilleros mediante apoyos logísticos; mediante la conforma-ción de milicias rurales o al menos

mediante el suministro de informa-ciones, apoyos que eran fuertemente castigados por la fuerza pública y sus brazos paramilitares con méto-dos absolutamente ilegales y crimi-nales que fueron inundando la zona de sangre y de muerte. La sola sos-pecha de alguna colaboración a la guerrilla, sospecha que se proyecta-ba sobre la sola existencia de algún

núcleo de organización social, era motivo de persecuciones que apun-taban a su exterminio. Las víctimas se contaron por millares desde fina-les de los 80 y los desplazamientos forzados fueron masivos.

En ese contexto, el Obispo católico de Apartadó, Monseñor Isaías Duar-te Cancino, quien desde su llegada

como primer Obispo de Apartadó en 1988 había intentado abrir caminos de diálogo con todas las fuerzas en-frentadas, con el fin de disminuir el intenso baño de sangre, en sus diálo-gos con los campesinos de San José comenzó a proponerles, desde 1995, organizarse como una comunidad neutral dentro de la guerra y hacer una declaración pública, acompaña-

da de unas normas muy concretas, que les permitieran exigir respeto a sus derechos como población civil que no está involucrada con ningu-no de los actores armados en el con-flicto. Los campesinos acogieron la propuesta de Monseñor Duarte y con el apoyo de algunos abogados y organizaciones no gubernamentales comenzaron a convocar encuentros

Como normas adicionales y características de esta Comunidad de Paz, sus integrantes se comprometieron a participar en trabajos comunitarios, con el fin de

impulsar las soluciones solidarias de sus problemas económicos y organizativos, y a no transigir con la impunidad ni con la injusticia.

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y talleres en los cuales se fueron es-tudiando normas básicas del Dere-cho Internacional Humanitario.

El Convenio IV de Ginebra de 1949 y el Título IV del Protocolo I de 1977 establecen principios muy claros de protección a la población civil en medio de los conflictos ar-mados. El principio de distinción entre combatientes y no combatien-tes se fue erigiendo como uno de los principios generales del Derecho Internacional Humanitario. En él se inspiraron los que diseñaron la De-claratoria pública de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y su Reglamento Interno.

La Comunidad fue conformada por personas que voluntaria y libremen-te se identificaron con sus principios fundantes y sometieron su conducta de acatamiento a dichos principios al escrutinio de un Consejo Interno que tiene la capacidad de sancio-narlas y excluirlas de la Comunidad cuando infringen las normas bási-cas. Toda colaboración con cual-quier actor armado quedó proscrita, tanto en apoyos logísticos como en suministro de informaciones o venta de alimentos. Ningún arma ni per-sona armada o uniformada debe cir-cular por los espacios de vivienda o de trabajo controlados por la Co-munidad y convertidos en espacios humanitarios. Se proscribió también el recurso a algún actor armado para solucionar conflictos internos de la Comunidad. Como normas adi-cionales y características de esta Comunidad de Paz, sus integrantes se comprometieron a participar en trabajos comunitarios, con el fin de impulsar las soluciones solidarias de sus problemas económicos y organi-

zativos, y a no transigir con la impu-nidad ni con la injusticia.

El Acta de constitución de la Comu-nidad de Paz se hizo pública el 23 de marzo de 1997, en una ceremonia acompañada por miembros del Par-lamento de Holanda y por el nuevo Obispo de Apartadó, Monseñor Tu-lio Duque, ya que Monseñor Duar-te Cancino había sido trasladado para entonces a la Arquidiócesis de Cali donde sería asesinado el 16 de marzo de 2002. Pero las represalias contra la Comunidad no se hicieron esperar. Aquella misma semana de

la proclamación pública de la Co-munidad de Paz, que era la Semana Santa del 97, hubo bombardeos, ma-sacres y desplazamientos masivos de las zonas rurales. Se iniciaba así una persecución en extremo cruel contra la Comunidad de Paz que todavía persiste. Más de 500 crí-menes de lesa humanidad han sido perpetrados contra los miembros de la Comunidad y contra la población de su entorno que simpatiza con ella. En estos años hemos registrado 178 asesinatos (entre ellos 151 eje-cuciones extrajudiciales por parte de agentes directos o indirectos del Estado; 21 homicidios intencionales por parte de la insurgencia y 6 muer-tes violentas por explosiones de ar-tefactos o por actores bélicos aún no esclarecidos); 122 detenciones arbitrarias; 51 casos de tortura; 22 heridos en ataques militares; 17 des-plazamientos forzados; 55 actos de pillaje; 25 ataques a bienes civiles;

así como numerosos allanamientos ilegales; bloqueos alimentarios; em-padronamientos ilegales; destruc-ción e incineración de viviendas y cultivos y amenazas a personas y comunidades.

El establecimiento de “Zonas Humanitarias”

Frente a esta agresión continuada que no cesa, la Comunidad de Paz, inte-grada fundamentalmente por cuatro subcomunidades rurales donde la casi totalidad de los pobladores ha adherido a los principios y estructu-

ras organizativas de la Comunidad de Paz y que suman alrededor de 1.200 personas, muchas otras comunidades y personas se han abstenido de inte-grarse a la Comunidad de Paz por temor, pues la perspectiva que vis-lumbran es la de convertirse inme-diatamente en blanco del terror del Estado y del Para-Estado. Sin embar-go, en varias de esas 27 comunidades restantes del corregimiento de San José de Apartadó se han ido confor-mando Comités de Paz que comien-zan a exigir el respeto por los dere-chos de la población civil. En 8 de esas comunidades se han constituido las Zonas Humanitarias, como pe-queños espacios donde la población civil pueda refugiarse en momentos de alto riesgo. Para esos espacios se le ha exigido respeto a todos los ac-tores armados, de modo que no sean vulnerables y gocen de un estatuto especial de protección y de posibili-dades de comunicación rápida.

Muchas otras comunidades y personas se han abstenido de integrarse a la Comunidad de Paz por temor, pues la perspectiva que vislumbran es la de

convertirse inmediatamente en blanco del terror del Estado y del Para-Estado.

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Entre 2004 y 2005, período de bru-tal agresión del Estado contra la Comunidad de Paz, cuyo clímax estuvo marcado por la masacre del 21 de febrero de 2005 en la cual fueron sacrificados dos líderes de la Comunidad con sus familias, en ocho Comunidades se hizo la pro-puesta de establecer Zonas Huma-nitarias, como forma de resistencia al desplazamiento forzado. Los nú-cleos de familias que conformaron los Comités de Paz para impulsar y administrar las Zonas Humanita-rias, aceptaron los principios funda-mentales de la Comunidad de Paz y definieron las Zonas Humanitarias como zonas donde no se permitiría la presencia de ningún arma y don-de ningún actor armado podría so-licitar colaboración alguna de infor-mación, alimento o apoyo logístico. Dichas Zonas Humanitarias estarían demarcadas con cercas de alambre y vallas en las esquinas. En la mayoría de esas comunidades se estableció como Zona Humanitaria el espacio físico de antiguas escuelas o cen-tros de salud, hoy día abandonadas y casi en ruinas a causa de la nega-tiva del Estado a prestar servicios sociales de educación y salud, como otro mecanismo de exterminio de la Comunidad de Paz. En la Comuni-dad de Miramar, donde no existía ni escuela ni centro de salud, se cons-truyó un espacio techado destinado a demarcar la Zona Humanitaria.

Cuando la Corte Interamericana de

Derechos Humanos convocó a una audiencia pública sobre la protec-ción a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, el 14 de marzo de 2005, en San José de Costa Rica, la delegación de la Comunidad le hizo entrega a los Magistrados de la Corte y a los delegados del Gobier-no colombiano de una información completa sobre las Zonas Humanita-rias, donde se consignaban sus fun-damentos y motivos; sus principios; sus normas básicas; su ubicación geográfica y el número de familias que conformaba los Comités de Paz en cada núcleo rural.

En la Resolución emitida por la Corte el 15 de marzo de 2005, se lee en su considerando No. 19 que: “la Corte valora lo relativo a las “zonas humanitarias”, las cuales son sitios delimitados y ubicados en lugares que no son militarmente estratégicos; son bienes privados a los cuales varios miembros se aso-cian bajo principios de organiza-ción colectiva y de no participación en el conflicto armado interno, esto es, no participar en ninguna acción armada, no prestar información o apoyo logístico o de cualquier natu-raleza a las partes involucradas en el conflicto armado interno, y que su importancia se debe a que en ese lugar se desarrollan mecanismos para la protección y supervivencia de sus miembros, como un espacio preventivo del desplazamiento y de la vinculación de niños al conflicto armado interno”. En el conside-

rando siguiente (No. 20), la Corte alude al fundamento jurídico de lo anterior en estos téminos: “La Corte considera pertinente instar al Esta-do para que garantice y haga ga-rantizar el principio de distinción del Derecho Internacional Humani-tario, en relación con los miembros de la Comunidad de Paz, quienes son civiles ajenos al conflicto arma-do interno”.

El 28 de julio de 2005, el despacho del Procurador General de la Nación Dr. Edgardo Maya Villazón, al refe-rirse a varias solicitudes que le hicie-ra la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, respondió por medio de la Procuradora Delegada Patricia Linares: (Oficio No. 1799-111046-167341- ZHH- GQG) “La Procura-duría General de la Nación hace se-guimiento y control permanentes a la garantía de seguridad debida por el Estado a las zonas humanitarias, como comunidades especialmente protegidas por organismos interna-cionales de los Derechos Humanos, uno de ellos la Corte Interamerica-na, que sobre el particular dijo (…)” Luego de citar los párrafos de la Cor-te en su Resolución del 15 de marzo de 2005, los mismos que he citado antes, concluye: “La constitución de dichas zonas es una prerrogativa de las comunidades en ejercicio de sus derechos a la organización y parti-cipación social, siempre que se haga cumpliendo el marco normativo que rige en el país. La Procuraduría, en consecuencia, defenderá, si ésa es la decisión autónoma de la Comuni-dad, ese derecho y exigirá la seguri-dad de las zonas humanitarias”.

Si bien el aval jurídico fue muy cla-ro, no se ha dado tampoco, por par-

“La Corte considera pertinente instar al Estado para que garantice y haga garantizar el principio de distinción del Derecho Internacional Humanitario, en relación con los miembros de la Comunidad de Paz, quienes son civiles ajenos al

conflicto armado interno”.

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te de este organismo, una defensa eficaz.

Objeciones a las Zonas Humanitarias por parte del

gobierno colombiano

El 21 de marzo de 2006, el Gobierno colombiano respondió a la Corte In-teramericana de Derechos Humanos sobre su posición respecto a las Zo-nas Humanitarias, al enviar su 22° Informe sobre las medidas provisio-nales a favor de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Oficio DDH/OEA No. 13412/0662 Mi-nisterio de Relaciones Exteriores) acompañándolo de un estudio sobre el tema realizado por el Ministerio de Defensa y fechado el 12 de ene-ro de 2006 (Oficio DIV7-BR17-DH 725 Anexo). El Gobierno de Colom-bia se niega a reconocer las Zonas Humanitarias afirmando que “no son una medida que tenga cabida dentro del contexto jurídico y polí-tico actual del Estado colombiano”. Sus principales argumentos se pue-den resumir en los siguientes:

1) No hay claridad sobre las reglas aplicables en un conflicto inter-no.

2) La creación de ese tipo de zonas exige un acuerdo entre las partes en conflicto y no corresponde a una facultad y menos a una obli-gación del Estado. Para el caso de la Comunidad de Paz de San José, se necesitaría un acuerdo firmado por las fuerzas armadas del Estado y los grupos armados ilegales, lo que “trae evidentes problemas de índole jurídica, política y práctica y resulta im-posible para el Estado colombia-

no superar”

3) Es obligación del Estado prote-ger los derechos de todos y velar por la integridad territorial, por eso debe garantizar la presencia de las fuerzas armadas en todo el territorio nacional.

4) Un “acuerdo para crear una zona humanitaria no proviene de la población que quiere refugiarse en la zona y el Estado, sino que dicho acuerdo debe provenir de las partes en conflicto (…) Por esta razón, la creación de una “zona humanitaria” no es un de-recho de la Comunidad. Lo que sí es un derecho de la Comuni-dad y de sus miembros es que el Estado proteja y garantice sus derechos, y esto es lo que está llevando a cabo el Estado de Co-lombia a través de las líneas de acción en el marco de la política de Seguridad Democrática”.

El documento elaborado por el Mi-nisterio de Defensa y que sirve de base a la anterior respuesta del Go-bierno a la Corte Interamericana, pasa revista a los diversos artículos de los Convenios de Ginebra y de sus Protocolos donde se mencionan los diversos tipos de zonas de pro-tección para la población civil. De

la letra de esas normas toma el re-quisito de que tienen que ser fruto de acuerdos entre las partes beli-gerantes, y dado que en Colombia no existe actualmente ningún canal de diálogo o negociación con las guerrillas de las FARC, y aún más, dado que el Gobierno del Presiden-te Uribe ha afirmado en numerosos discursos que en Colombia no existe ningún conflicto armado, la dificul-tad para cumplir dicho formalismo salta a la vista.

En sus respuestas al Gobierno co-lombiano a través de la Corte Intera-mericana de Derechos Humanos, la Comunidad de Paz ha defendido la validez del mecanismo de las Zonas Humanitarias, apoyándose más en el espíritu y en los principios funda-mentales del Derecho Internacional Humanitario que en la letra del mis-mo. En efecto, las diversas modali-dades de zonas de protección para las poblaciones no combatientes y para las que corren riesgos de ser afectadas en sus bienes y derechos fundamentales o son especialmente vulnerables en las diversas circuns-tancias, constituyen la manera de concretar uno de los principios bá-sicos del DIH que es el principio de distinción y la invulnerabilidad que deben tener quienes no participan en las acciones bélicas.

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Ante el vacío de instancias de nego-ciación o interlocución entre el Go-bierno y la insurgencia armada, es legítimo que la Comunidad misma se adelante a exigir a todos los acto-res armados el respeto por medidas elementales que miran a salvaguar-dar los bienes y derechos que deben ser protegidos a toda costa en cual-quier conflicto armado, como son la vida, la integridad y la libertad de las personas inermes. Contradiría su mismo carácter de “humanitario” un Derecho o conjunto de normas que obligara a una comunidad a renun-ciar a la elemental protección de su vida y de sus bienes fundamentales, por el hecho de que los beligerantes no quieren realizar acuerdos que la sola realidad de la guerra evidencia como imperativos.

Los vacíos de interlocución entre el Gobierno y la insurgencia bien pueden suplirse por la iniciativa de las mismas víctimas, quienes con plena conciencia de sus derechos, le exigen a los actores armados res-peto por unas normas de elemental legitimidad, sin por ello vulnerar el espíritu de los Convenios ni de los Protocolos, sino, por el contrario, encontrando maneras de aplicar sus principios básicos en circunstancias en que las condiciones y actitudes reales de las partes enfrentandas, tratan de sustraerle a las normas sus condiciones básicas de aplicación.

Pero quizás las respuesta del Go-bierno colombiano a la Corte Inte-ramericana, al negarse a reconocer las Zonas Humanitarias, tiene tras-fondos que nunca aparecerán en la superficie del lenguaje. Para tratar de sacar a la superficie algunos de

esos trasfondos, quiero analizar bre-vemente los siguientes puntos:

La controversia en torno al derecho aplicable en un conflicto armado no

internacional.

Muchos teóricos y expertos interna-cionales que asesoran al Gobierno y a entidades no gubernamentales de Colombia, sostienen que las únicas normas del DIH que son aplicables en un conflicto interno son: el Artí-culo Tres Común y el Protocolo II.

Aún dentro de esta teoría reduccio-nista existe una base para establecer acuerdos sobre zonas humanitarias, pues el Artículo 3° común dice que “Las Partes en conflicto harán todo lo posible por poner en vigor, me-diante acuerdos especiales, la tota-lidad o parte de las otras disposiciones de (cada) Convenio”. Este ha sido el fundamento jurídico invocado actualmen-te por amplios sectores de la sociedad colom-biana, partidarios de un “Acuerdo Humanitario” que permita la liberación de personas secuestradas por las guerrillas. En el mismo Artículo se dice que esas disposiciones “no tienen efectos sobre el estatuto jurídico de las Partes en conflicto” y por ello el Gobierno no tiene que temer que un eventual acuerdo huma-nitario implique el reco-nocimiento de un estatus de beligerancia a la in-surgencia armada.

Pero más allá de esta visión reduc-tiva, hay razones de peso para sos-tener que en un conflicto armado de caraácter no internacional deben aplicarse todas las normas pertinen-tes del Derecho Internacional Huma-nitario. En primer lugar, el Artículo 1°, también común a los 4 Conve-nios, compromete a los Estados sig-natarios, no solo a respetar los Con-venios, sino “a hacerlos respetar en toda circunstancia”. No se excluyen los conflictos internos. Pero, además, iría contra toda lógica y contra toda ética que un Estado, comprometido a respetar y a hacer respetar normas universales que se refieren a Estados y ejércitos enemigos, se niegue a aplicar esas mismas normas frente a sus propios ciudadanos, sobre todo teniendo en cuenta que la salvaguar-da de los derechos de éstos consti-tuye su primer principio legitimante

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como Estado. También hay que te-ner en cuenta que los Convenios de Ginebra y sus Protocolos tienen el mayor número de adhesiones entre todos los tratados internacionales, habiendo sido suscritos incluso por más Estados que los que son miem-bros de la Organización de Naciones Unidas; esto ha llevado a muchos teóricos del Derecho a reconocerle a sus normas el carácter más evidente de “ius cogens” o normas absoluta-mente imperativas, al menos para los Estados.

Especificidades del conflicto armado

colombaino y la identidad e identificación de la

“población civil”.

A pesar de que los Convenios de Gi-nebra y sus Protocolos constituyen la elaboración más acabada, dentro del campo jurídico, de los límites éticos de la guerra, sin embargo, el mode-lo de guerra que se puede descubrir como telón de fondo de sus normas es el de la guerra regular, o sea, el de una guerra que enfrenta a dos ejércitos o grupos de combatientes relativamente equilibrados en fuer-za y en medios bélicos. No es fácil aplicar los Convenios ni los Protoco-los a guerras irregulares, donde la desproporción o desiquilibrio entre las fuerzas enfrentadas busca com-pensarse con estratagemas diseña-das para enfrentar lo precario con lo fuerte; lo pequeño con lo grande. El modelo de Guerra de Guerrillas que ha servido de marco metodológico a la insurgencia en Colombia, implica métodos que no se compadecen con ciertas normas del Derecho Interna-cional Humanitario, particularmen-te con el principio de distinción, ya

que la inferioridad bélica evidente y estructural de las guerrillas las lleva a camuflarse entre la población ci-vil, entre la cual desarrolla también sus más importantes campañas de adhesión, ya que en ese modelo de guerra no se busca el derrocamiento de un ejército, ni de un gobierno, ni la conquista de un territorio, sino la desestabilización y destrucción de un modelo económico político de sociedad, que tiene como referencia fundamental a la población y los bienes civiles que lo sustentan. Pero incluso antes de que las guerrillas aparecieran en Colombia en su últi-ma versión, entre 1964 y 1965, ya el Estado colombiano había adoptado, bajo la presión de los Estados Uni-dos (en 1962), un modelo de guerra irregular marcado por la estrategia paramilitar, diseñada no para en-frentar a grupos armados sino para exterminar a grupos ideológicos di-sidentes, o sea a no combatientes, vinculando también a su accionar bélico contra civiles a grandes fran-jas de población “civil” armada, a la cual no se le ha reconocido el estatus de combatientes integrados orgánicamente al Estado.

Estas características del conflicto in-terno y de los parámetros de su de-sarrollo, muestran a las claras que la categoría de “población civil” sufre profundas ambigüedades en Colom-bia. Y si en una sana lógica, lo que pudo justificar las estratagemas de las guerrillas fue su inferioridad mi-

litar frente a los ejércitos oficiales, como formas que encontró el débil para enfrentar al fuerte, esa lógica desaparece cuando es utilizada por el fuerte para enfrentar al débil, que es lo que ocurre con la estrategia paramilitar del Estado, en la cual se utiliza a presunta población ci-vil como combatiente para atacar a población civil no combatiente. Si bien es una fórmula absurda, es el eje y el corazón de la estrategia béli-ca del Estado colombiano.

A esto se suma la práctica sistemáti-ca del Estado de perseguir a los inte-grantes y dirigentes de movimientos sociales, franjas evidentes de pobla-ción civil, atribuyéndoles un carácter ficticio de “insurgentes” para poder legalizar los procesos judiciales, las persecuciones y asesinatos en que se concreta el exterminio de esas poblaciones, bajo la única etiqueta que podría ampararse bajo cierta le-galidad, como es la de persecución y muerte de combatientes que no son combatientes.

El Gobierno actual del Presidente Uribe rompió los últimos velos de pudor con que esta estrategia trata-ba de camuflarse. Una de las tesis centrales que acompañó desde el comienzo su propuesta de gobierno, fue la de integrar a la población civil con la fuerza pública mediante enor-mes franjas de civiles que actúen en la guerra y que, en sana lógica, no podrían reivindicar su estatus de po-

A esto se suma la práctica sistemática del Estado de perseguir a los integrantes y dirigentes de movimientos sociales, franjas evidentes de población civil,

atribuyéndoles un carácter ficticio de “insurgentes” para poder legalizar los procesos judiciales, las persecuciones y asesinatos en que se concreta el exterminio

de esas poblaciones

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blación civil ni invocar los mecanis-mos de protección con que el DIH los cubriría. En las solas “Redes de Informantes” y “Redes de Coope-rantes” se propuso vincular a 5 mi-llones de colombianos, lo que según el testimonio de cercanos colabora-dores suyos en el Gobierno, como el ex Viceministro de Defensa y ex Director del DAS, Andrés Peñate, lo ha logrado con creces.

Hace tres años, en medio de un diálogo entre jerarcas de la Iglesia Católica y comandantes de un gru-po guerrillero, cuando los primeros recordaron el deber de respetar a la población civil, los segundos les preguntaron si era posible conside-rar como población civil a quienes han asesinado más gente con el dedo que con el fusil. La sola pregunta cuestionaba la ambigüa categoría de “población civil” y dejaba en evi-dencia que hay grandes franjas de civiles que participan de hecho en el conflicto armado así no tengan un arma en sus manos.

Esto implica que la categoría de “po-blación civil”, en cuanto categoría de personas protegidas por la normati-va del Derecho Internacional Hu-manitario, no es una categoría auto-máticamente aplicable a quienes no tienen un arma en sus manos, ni de fácil discernimiento en el contexto del conflicto colombiano. Dentro de ese panorama, si la Comunidad de Paz de San José de Apartadó se ha definido como población civil, no lo ha hecho apoyándose en el sólo carácter de campesinos desarmados y no uniformados o de pobladores estables de núcleos comunitarios de largo arraigo territorial, sino que ha convertido dicha categoría en una

opción voluntaria, libre y costosa, definida mediante conductas preci-sas establecidas en un Reglamento, al que se adhiere por convicción, y sometiendo su comportamiento al escrutinio de un Consejo que puede pedirle cuentas en cualquier momen-to a cualquiera de sus integrantes y sancionarlo por sus infracciones.

Sin embargo, esto choca con la ca-tegoría oficial de “población civil”, la cual, desde estrategias cuidadosa-mente elaboradas e implementadas por el Estado, y con mucha mayor intensidad en este gobierno, se ha querido fusionar con múltiples for-mas de participación en la guerra, ya como “cooperantes”; ya como “informantes”; ya como “finan-ciadores”; ya como combatientes clandestinos y anónimos amparados económica y judicialmente por el Estado, sin estar orgánica ni legal-mente integrados al mismo, como son los paramilitares y sus versiones más modernas de la post-“desmo-vilización”, denominados “bandas emergentes”.

El papel de la fuerza pública en el conflicto

La negativa del Gobierno colom-biano a reconocer las Zonas Hu-manitarias, la sustenta también en la obligación que la Constitución e incluso la Convención Americana de Derechos Humanos le imponen al Estado, de proteger a todos los

ciudadanos y salvaguardar sus dere-chos fundamentales, obligación que el Gobierno dice cumplir a través de su fuerza pública y de sus organis-mos de seguridad, para los cuales reivindica la posibilidad de hacer presencia en cualquier lugar del te-rritorio, con el fin de poder ejercer su misión “protectora”. Las Zonas Humanitarias, según el Gobierno, impedirían el cumplimiento de esa misión constitucional y humanita-ria, ya que excluyen la presencia de cualquier actor armado en sus espa-cios.

Es un hecho de bulto que la mayo-ría de la población, especialmente la que habita en zonas donde el conflic-to armado es más intenso, no percibe a la fuerza pública como una “fuerza protectora” sino más bien como una “fuerza agresora y desteructora”. Desde 1962, cuando el Estado adop-tó la estrategia paramilitar de gue-rra irregular, bajo la imposición de los Estados Unidos, los “manuales de contrainsurgencia” editados por el Ejército revelan claramente que las fuerzas de seguridad del Estado ven en la población civil al enemigo potencialmente más peligroso y por ello implementan numerosos y sofis-ticados métodos de espionaje de su ideas, de sus formas organizativas, de sus liderazgos e incluso de su no colaboración con el actor arma-do oficial o con sus brazos ilegales paramilitares, como criterios para clasificar a esas poblaciones como

La categoría oficial de “población civil”, la cual, desde estrategias cuidadosamente elaboradas e implementadas por el Estado, y con mucha mayor intensidad en este

gobierno, se ha querido fusionar con múltiples formas de participación en la guerra, ya como “cooperantes”; ya como “informantes”; ya como “financiadores”

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franjas integradas de una u otra for-ma al “adversario bélico”, contra el cual se han permitido todas las for-mas de barbarie imaginables. Las estadísticas de derechos humanos dan cuenta evidente de todo esto.

El actual Presidente, Álvaro Uribe Vélez, ha defendido desde hace mu-chos años un concepto de “neutra-lidad” contraevidente, al promocio-nar como de “neutralidad activa” movimientos y estructuras organi-zativas de clara alianza y unidad de acción con el actor armado estatal. Las llamadas “Cooperativas de Se-guridad – CONVIVIR” fueron su más acabada expresión y hoy nadie ignora, ni siquiera los poderes judi-ciales que en el pasado constituye-

ron su mejor burladero, que fueron un intento atrevido de legalizar el paramilitarismo.

La raíz de toda esta ambigüedad hay que buscarla en las profundidades mismas del conflicto armado co-lombiano, que es un conflicto que

expresa las imposibilidades de lu-cha democrática por un modelo de sociedad menos excluyente, ya que los movimientos sociales y políticos de oposición, denuncia o protesta, han sido exterminados con exceso de barbarie. El General Fernando Landazábal, quien fuera Ministro de Defensa entre 1982 y 1984, reco-nocía que el verdadero territorio en disputa en este guerra que se desa-rrolla en Colombia, es el cerebro de las personas y que es allí donde hay que librar las batallas más decisivas. La Historia le ha dado la razón al registrar muchos millares de pen-santes que no aceptaron el modelo vigente, eliminados con toda la bar-barie imaginable.

Los diez años de historia de la Co-munidad de Paz de San José de Apartadó y el registro de los críme-nes perpetrados por el actor armado estatal que involucra grandes desta-camentos paramilitares, que allí no han actuado con ninguna clandes-tinidad sino que se movilizan y ac-

túan al lado del Ejército oficial a la vista de todo el mundo, constituyen el más contundente desmentido del argumento oficial, según el cual, la fuerza pública cumpliría una labor “protectora” de la población civil.

El papel del modelo económico en los avances

de la guerra

Durante el último año los medios masivos de información han hecho público el reconocimiento, por parte de la empresa transnacional Chiqui-ta Brands, productora y exportadora de banano desde hace muchas déca-das aunque con nombres cambian-tes, de su contribución financiera al paramilitarismo en la zona de Ura-bá.

De acuerdo con el Proceso Penal No. 07-055 del Tribunal del Distrito de Columbia, USA- muchas de cu-yas piezas han sido remitidas en co-pias al Proceso 63.625 de la Fiscalía de Colombia, Chiquita Brands pagó a las AUC, entre 1997 y 2004, más de un millón setecientos mil dólares, distribuidos en 100 aportes, siendo el receptor en Urabá la empresa de seguridad privada CONVIVIR “Pa-pagayo”, estructura paramilitar que tenía fachada legal. En el mismo proceso penal se acusa a la trans-nacional Chiquita Brands de haber introducido al puerto colombiano de Turbo, en una de sus embarca-ciones, el 21 de noviembre de 2001, 3000 fusiles AK47 y cinco millones de municiones calibre 5.62 mm. para dichos fusiles, con destino a los grupos paramilitares. La supuesta empresa de seguridad “Papagayo”, señalada por el máximo jefe del pa-ramilitarismo en Colombia, Carlos

Un conflicto que expresa las imposibilidades de lucha

democrática por un modelo de sociedad menos excluyente, ya que

los movimientos sociales y políticos de oposición, denuncia o protesta,

han sido exterminados con exceso de barbarie.

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Castaño, como la que debía recibir los dineros de la Chiquita Brands, había recibido su aprobación legal el 5 de noviembre de 1996 mediante la Resolución No. 42360 de la Go-bernación de Antioquia, Resolución que está firmada por el Gobernador de entonces, hoy Presidente de Co-lombia: Álvaro Uribe Vélez.

El período en el que la Chiquita Brands financia el paramilitarismo en Urabá (1997 – 2004) coincide con el período en que nace y es blan-co de la más brutal persecución, la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Tal coincidencia crono-lógica levanta al menos la sospe-cha de que el exterminio de la Co-munidad de Paz responde también a intereses de las transnacionales. Pero esa sospecha se confirma ple-namente en el último año cuando el gobierno instaura en San José de Apartadó un supuesto “Centro Pilo-to para la Aplicación de la Política Pública de Erradicación de la Po-breza” (abril de 2007) y se empieza a presionar a toda la población rural de la zona para que se integre a los proyectos promocionados desde el departamento de Acción Social de la Presidencia de la República, los

cuales miran a reactivar la produc-ción de banano y cacao para inte-grarlos a los planes comerciales de las transnacionales. En esta última fase, es notorio que el paramilita-rismo ficticiamente desmovilizado se está integrando a las empresas transnacionales donde sus efectivos actúan a la vez como trabajadores asalariados y como escoltas de se-guridad de las empresas, dentro de una estrategia de paramilitarización de toda la sociedad, donde el estatus de trabajador asalariado sirve de co-bertura legal al paramilitar integra-do a su vez a las enormes redes de cooperantes e informantes del Ejér-cito. En San José de Apartadó, la supuesta reactivación agrícola se ha publicitado también como programa ficticio de “retorno de desplazados y de reconstrucción de su economía”, con la característica de que los su-puestos “retornados” no habían sido desplazados de esa zona, sino que su vinculación a la misma, para ser beneficiarios de los planes oficiales, está ligada a su vinculación simul-tánea a las redes de informantes del Ejército, llegando ya dotados de teléfonos celulares para cumplir su compromisos.

La Comunidad de Paz, desde que di-señó sus Principios Básicos y su Re-glamento Interno, quiso promover una economía solidaria y organizar grupos de trabajo entre sus integran-tes y redes de comercialización co-lectiva para evitar la explotación de los intermediarios. También ha bus-cado contactos con redes internacio-nales de Comercio Justo. En todo esto se expresa la convicción de sus miembros de que el no involucra-miento en la lucha armada no equi-vale a una marginación del conflicto

social o a posiciones neutrales o pa-sivas frente a los modelos económi-cos y políticos de sociedad que los envuelven. Tanto las iniciativas eco-nómicas, como el rechazo activo de la impunidad que cubre los crímenes que los afectan, son elementos que convierten su concepción de la Paz y de lo Humanitario en dinamismos activos; en acciones y proyectos que no miran simplemente al cese de los horrores sino a la construcción de al-ternativas. Por eso la actual fase de exterminio de la Comunidad de Paz y de sus Zonas Humanitarias tiene un evidente componente económico y está orientada a desactivar las for-mas humildes de economía solidaria mediante la compra de conciencias de repobladores integrados a la eco-nomía transnacional y simultánea-mente a las actualizadas modalida-des de paramilitarismo.

Los derechos de las víctimas y su elemental

protagonismo de resistencia

Entre las objeciones que el Gobierno colombiano presentó a la Corte In-termaericana de Derechos Humanos, como impedimentos para reconocer las Zonas Humanitarias, se encuen-tra la tesis según la cual, establecer Zonas Humanitarias no es un “de-recho” de las comunidades afectas, ni tampoco un objeto de eventuales acuerdos entre esas comunidades y el Gobierno, sino sólo de eventuales acuerdos entre las Partes en conflic-to, o sea El Estado, la Guerrilla y las “Autodefensas”. Según esta tesis, que el Gobierno hace desprender de la letra de ciertos artículos de los Convenios de Ginebra y de sus Pro-tocolos, las comunidades víctimas no

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pueden tener iniciativa para defender sus vidas, sus bienes, su integridad y sus demás derechos en medio del conflicto armado. Tendrían que de-pender, para esos propósitos, de la voluntad de los actores armados.

Para la Comunidad de Paz, esta posi-ción no es en absoluto de recibo, así pueda fundarse en la letra del DIH. En todo el desarrollo de su expe-riencia como Comunidad de Paz ha querido afirmar que, aunque sus in-tegrantes no sean actores en el confl-cito armado, sus derechos no pueden quedar supeditados a la voluntad de los combatientes. La misma Cons-titución Nacional de 1991 afirma, en su artículo 22, que “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, y tal principio fun-daría por sí mismo los derechos de los que no quieren dejarse involucrar en el conflicto contra su voluntad.

No hay que olvidar que la Comuni-dad de Paz de San José de Apartadó está conformada en su totalidad por población campesina, uno de cuyos rasgos culturales es la importan-cia secundaria que el campesino le atribuye a lo letrado, frente a la im-portancia primordial que le atribute a la palabra hablada, la cual, cuan-do asume la forma de compromiso, adquiere un carácter sagrado, pues queda envuelta en el ámbito ético de la “buena fe”, en la cual se han fundamentado por siglos los valores más básicos de su convivencia y de su solidaridad. Y mientras el Esta-do alega la imposibilidad política de suscribir acuerdos con los grupos que denomina “al margen de la ley” (aunque las “Autodefensas” consti-tuyen su propio brazo ilegal y clan-destino pero integrado plenamente

a su estrategia de seguridad), la Co-munidad asume de facto la petición permanente al Estado y a todos los armados que se movilizan por sus territorios, de que respeten sus espa-cios humanitarios y no los convier-tan en espacios de confrontación bé-lica ni de extensiones logísticas de la misma. No hay duda de que las unidades insurgentes que actúan en la zona, han respetado más esos de-rechos que lo que lo ha hecho el Es-tado con sus brazos paramilitares.

Todo esto ha hecho que la afirmación y la defensa de las Zonas Humanita-rias se convierta en un objeto central de resistencia para la Comunidad de Paz. Una escena que se repitió con mucha frecuencia entre 1997 y 2005, antes del desplazamiento forzado y masivo que se dió el 1° de abril de 2005, como respuesta al ingreso de la Policía para ocupar en forma perma-nente los espacios de vida y trabajo de la Comunidad, fue el ingreso vio-lento de destacamentos del Ejército al caserío de San José, ocupando en primer lugar las tiendas y golpeando a los tenderos para obligarlos a ven-derle alimentos a los soldados, con el único fin de desconocer y piso-tear la norma de la Comunidad de Paz de no colaborar con ningún ac-tor armado, ni con informaciones ni con venta de alimentos ni con apoyo logístico alguno. El Estado usó y si-gue usando toda la violencia y pre-potencia posible para afirmar, con lenguajes de barbarie, que no respeta ni respetará los principios de la Co-munidad de Paz.

A partir de 2005, las incursiones militares se han multiplicado en las comunidades que han propuesto el establecimiento de Zonas Huma-

nitarias, con el fin de disuadir a los pobladores de cualquier apoyo a la Comunidad de Paz, afirmando que ésta “ya está derrotada” y que “hay una decisión de exterminarla”. Entre 2005 y 2007 ya han sido asesinados 4 coordinadores de Zonas Huma-nitarias: Arlén Rodrigo Salas, de Arenas Altas, el 17 de noviembre de 2005; Edilberto Vásquez, también de Arenas Altas, el 12 de enero de 2006; Francisco Puerta, de la Zona Humanitaria de Miramar, el 14 de mayo de 2007, y Dairo Torres, de la Zona Humanitaria de Altobonito, el 13 de julio de 2007. A pesar de toda esta estrategia de exterminio por par-te del Estado, la Comunidad de Paz continúa afirmando sus principios básicos, cumpliendo su Reglamento Interno y apoyando e impulsando las Zonas Humanitarias, aunque no haya reciprocidad de los actores ar-mados en el respeto a lo elemental-mente justo. Cuando ni siquiera las instancias judiciales defienden a la Comunidad de la estrategia de exter-minio que viola todos los tratados in-ternacionales y la legalidad interna, es lógico que la Comunidad de Paz se pregunte por el papel que cumple el Derecho en situaciones tales de re-sistencia heroica. Es difícil ya darle credibilidad al ejercicio del poder ju-dicial del Estado ante tanta impuni-dad que cobija conductas de agentes estatales que no tienen ninguna legi-timidad. Por ello es lógico que la re-sistencia vaya apuntando a una cierta reconstrucción de los vínculos rotos entre las formas jurídicas y la ética elemental de la convivencia. Se pue-de afirmar que las Comunidades de Paz han ido creando Derecho Propio que asume las características de un Derecho Humanitario autóctono.

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a crisis de los partidos polí-ticos y de la izquierda mar-xista, la transición a la De-

mocracia de estados azotados por el militarismo, la inserción a la lucha política legal de diferentes organiza-ciones guerrilleras en varios países, el auge de reivindicaciones étnicas, y la imposición de políticas neolibe-rales en América Latina propiciaron el desarrollo de movimientos socia-les de gran relevancia, a partir de la década del setenta del siglo pasado. Sobre todo, teniendo en cuenta que una gran mayoría se producían con estrategias y principios diferentes de los precedentes. Hay momentos de la reciente historia política que no pueden explicarse sin el recono-cimiento de su participación. Desde el Movimiento Sin Tierra de Brasil, pasando por las movilizaciones indí-genas de Bolivia y Ecuador, hasta el levantamiento del pueblo caraqueño en 1988 y el del pueblo chiapaneco con el EZLN en México son apenas signos de lo que esto significa en la lucha política del continente.

Colombia no fue ajena a esta co-rriente y pudo ser testigo de dife-rentes dinámicas que se inscriben en esa dirección. En particular, el suroccidente colombiano así lo tes-timonia. En efecto, el siglo XXI re-cibió del Cauca y del Suroccidente colombiano la representación de un proceso avanzado de los movimien-tos sociales. Su máxima expresión se produjo con la toma de la Pana-mericana entre el 1 y el 26 de no-viembre de 1999. Fruto de un largo recorrido de formación del Comité de Integración del Macizo Colom-biano (CIMA) que se inició en 1987. Después de un largo forcejeo entre el Gobierno Nacional y los delegados

Los movimientos sociales del Cauca y la seguridad democrática

r e g i o n A l e S

Equipo CEPA Cauca

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de organizaciones que mantuvieron el bloqueo en dos sitios, en el Sur y Centro del Departamento del Cau-ca, hubo un acuerdo por un monto de $119 mil millones para ejecutar diferentes proyectos económicos y sociales. Por eso el año 2000 fue recibido con un reagrupamiento de la mayor parte de organizaciones sociales del Cauca en lo que se con-sideró la mesa de los acuerdos. La razón de fondo se respaldaba en que los resultados de las movilizaciones daban cuenta de la capacidad de las fuerzas organizadas para el logro de reivindicaciones concretas, si se ha-cían a través de la unidad entorno a objetivos claramente definidos; pues obligó al gobierno nacional a prome-ter la solución de los problemas acu-mulados en diferentes regiones. Sin embargo, la experiencia anterior, en las dos décadas que precedieron, se había producido con acciones secto-rizadas que diseminaban la posibi-lidad de dar continuidad a los pro-cesos. Por eso, concluían que era el momento de unificar las diferentes fuerzas, pues ello conduciría a ma-yores logros en relación con la ca-pacidad de participación de la gen-te. Así mismo, brindaba una mejor oportunidad de exigir al gobierno el cumplimiento de los acuerdos; la mayoría inconclusos.

Se intentaba, de esa manera, superar largos años se sectarismo; mucha veces producido por la ortodoxia de las organizaciones de izquierda que se colocaban por encima de los inte-reses de la base social que decían re-presentar. La experiencia de la mo-vilización del 99 enseñaba que sólo cuando el gobierno nacional com-prendió que había problemas socia-les de fondo detrás de las reivindica-

ciones presentadas y que, como tal, comprometía a una base social ma-yor de la que ejercía la acción, cam-bió su intención de reprimirla y optó por una concertación. Acción que fue clara, igualmente, para las orga-nizaciones sociales no movilizadas cuando decidieron brindar su soli-daridad, a quienes estaban en lucha, so pena de renunciar por largos años a acciones similares si permitían su derrota. Comprendieron que, de suceder así, no podrían acudir a esa forma de presión para exigir el cum-plimiento de los fines del Estado y la atención por la mayoría de la po-blación que se encontraba en condi-ciones infrahumanas. De tal manera que ese encuentro solidario, primero del pueblo de Popayán y luego del CRIC y AICO, con la movilización del 99 fue el paso inicial para abrir espacios de confluencia que condu-jeron a la mesa de los acuerdos.

Sin embargo, el proceso no se quedó allí; avanzó hacia la identificación clara de los incumplimientos gu-bernamentales y la elaboración de estrategias para la construcción de principios programáticos que dieran cuenta del proyecto de región a cons-truir y del modelo de desarrollo que le sería congruente. Proceso parale-lo con la búsqueda de alternativas al Plan Colombia en trámite de aproba-ción en el Congreso de Estados Uni-dos. Su resultado fue la estructura-ción de un plan alterno. Inicialmente concebido como una opción contra el plan Colombia, en lo específico sobre los cultivos de uso ilícito y la política antidrogas; luego, asumido como un plan de desarrollo para el departamento del Cauca. Documen-to programático que dio origen al Bloque Social Alternativo fundado

el 27 de julio del año 2000, y base del plan de gobierno presentado por el candidato taita Floro Alberto Tu-nubalá para aspirar a la gobernación del Cauca. Una candidatura inscrita por la ASI y AICO y respaldada por varias organizaciones sociales. El triunfo con ciento cuarenta y nue-ve mil votos sobre ciento cuarenta y tres mil de su contrincantes que aglutinó a toda la dirigencia de los partidos tradicionales y de la aristo-cracia payanesa con parte de sus ba-ses sociales, fue inesperado y puso por primera vez en la historia del país a un indígena en una entidad te-rritorial departamental, y a nombre de las organizaciones sociales. Su gestión fue realizada con la partici-pación de varias de ellas y con un trabajo correspondiente con sus di-námicas a lo largo del período.

Este gobierno realizó un Plan de De-sarrollo con participación social en algunas de sus áreas sociales. Efec-tuó mingas de gobernabilidad, cu-yos principales actores eran los go-biernos locales y las organizaciones de la región; consejos sociales de gobierno, y consejos de seguridad en que participaron organizaciones

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sociales. Convocó a dos audiencias por la vida, conjuntamente con las or-ganizaciones sociales; una en Popayán y otra en la ciudad de Cali, precedida de una marcha entre San-tander de Quilichao y esa ciudad. Igualmente, hubo convocatoria conjunta a una asamblea de organi-zaciones campesinas e indígenas en el Macizo para definir una postura frente a las fumigaciones, y a dos cumbres de orga-nizaciones sociales de la región Surcolombiana. En las cumbres de los go-bernadores de esta región participaron activamente sus movimientos sociales. Por último, un alto número de organizaciones sociales de Cauca y Nariño convo-cados por los gobiernos de estos dos departamentos, participaron en la formula-ción del marco lógico y de los ejes estratégicos del Segundo Laborato-rio de paz de Cauca y Nariño.

En septiembre de 2004, se registra de nuevo la confluencia de las or-ganizaciones sociales, convocadas prioritariamente por el movimiento indígena, realizan una marcha desde Piendamó hasta la ciudad de Cali, aglutinando a más de sesenta mil campesinos e indígenas, identifica-da como la marcha de la dignidad. Se retomaba así el hilo conductor de sus acciones, y marcaba un de-rrotero al establecer que a pesar del carácter militarista de la doctrina de la Seguridad Democrática los movimientos sociales del Cauca se-

guían teniendo vigencia; ya no sólo en función de sus reivindicaciones particulares, sino también frente a problemas estratégicos, como en este caso, que pone la economía co-lombiana en manos de los grandes monopolios estadounidenses y de la política del imperio del norte. Ade-más entablaba una alerta al país y al mundo sobre los intentos regresivos del gobierno de Uribe de cambiar la Constitución, y enfatizaba que la construcción de la paz en el país no podía producirse con el incremento de la guerra.

La tradición de lucha de las comu-nidades indígenas del Cauca, pues-ta a prueba en diferentes momentos de la historia del Consejo Regional

Indígena del Cauca tuvo en la alborada del año 2005 una acción que mereció el respaldo de organizaciones sociales del país y del exterior, y de movimientos sociales que en el mundo luchan contra el neoliberalismo. En efecto, el 6 de marzo realizaron una consulta popular sobre el TLC, en seis municipios del nororiente caucano. Si bien, dicho resultado, ampliamente mayoritario en contra de su imple-mentación en el país, no establecía obligatoriedad de su acatamiento por parte del gobierno nacio-nal, si fue un hecho po-lítico que dio cuenta de la sobrevivencia del mo-vimiento social indígena y de su liderazgo en los procesos sociales de la

región. Posteriormente las organizaciones sindicales del Cauca encabezadas por la CUT regional y otras organizaciones sociales se ad-hirieron a esta acción haciendo con-vocatorias similares en otros lugares del departamento.

De todas maneras, las organizacio-nes sociales del Cauca se resienten, como las que más, con las políticas del gobierno de Uribe. Primero fue la descalificación de la movilización social como asociada con los pro-pósitos de las organizaciones gue-rrilleras. Luego, la confrontación al trabajo relacionado con los de-rechos humanos y a las actividades que en esa dirección realizaban va-rias ONG. Gran parte de las luchas

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de resistencia del Cauca entraron en esa clasificación. De la misma ma-nera, el incremento de fuerza militar en diferentes regiones del Cauca, y de formas de inteligencia para la seguridad, adoptadas con respal-do social, condujeron a debilitar el accionar de varias organizaciones. Política fortalecida con el acceso a la gobernación del Cauca de un di-rigente liberal que hizo suya la doc-trina de la seguridad democrática en su contenido autoritarista y militar, y generó una agresiva confrontación con las organizaciones sociales; has-ta el punto de estimular paralelismos como los que se produjeron con sec-tores campesinos y afrodescendien-tes queriéndolos confrontar con el movimiento indígena. La expresión más critica se produjo en septiem-bre de 2006 cuando en la cumbre de organizaciones sociales que se realizaba en la María Piendamó, la policía irrumpió abruptamente des-truyendo todo lo que se encontraba en el lugar y atacando a quienes allí sesionaban, obteniendo como resul-tado la muerte de un indígena y mu-chos campesinos y campesinas heri-dos dentro de la confrontación. Esa fue una demostración palpable de lo que hace el régimen actual cuando sectores organizados de la sociedad civil pretenden presionar, por la vía de la movilización, la obtención de sus reivindicaciones, ante el aban-dono del Estado.

No puede decirse que el conjunto de los movimientos y organizaciones sociales del departamento se realice en permanentes procesos de unidad. Las diferentes expresiones políticas de izquierda del país tienen también su desenvolvimiento en la región. Por eso encontramos que hay con-

vocatorias a la movilización social de organizaciones campesinas como FENSUAGRO que no encuentran el respaldo de otras similares de la región. De todas maneras, tanto esta, como la que surgió entre los Indígenas denominada los nietos de Quintín Lame han participado en diferentes acciones como paros agrarios, paros campesinos o tomas de tierras en la zona norte del depar-tamento. Acciones que no pocas ve-ces se toma como paralela a las que efectúa el CRIC. La Asociación de Institutores del Cauca (ASOINCA), que es quizá la organización de más afiliados en el departamento, efec-túa temporal y tácticamente alianzas con diferentes organizaciones; más sin embargo, no siempre respalda los procesos unitarios que intentan efectuarse. No participó en el Blo-que Social Alternativo. Aunque en diferentes momentos tuvo negocia-ciones positivas con el gobierno del taita Floro, se distanció públicamen-te de él. Sus movilizaciones son fre-cuentes sobre las reivindicaciones centrales del magisterio. Lo mismo se podría argumentar de la organi-zación campesina AGROPEMCA; propensa a la realización de acuer-dos puntuales, pero distante de otros procesos unitarios.

Durante los dos años anteriores el movimiento indígena, a través del CRIC y de la Asociación de Cabil-dos Indígenas del Norte del Cauca, se ha centrado en la convocatoria y realización de acciones de lo que se ha denominado la “Liberación de la Madre Tierra”. Acción que mostró el carácter autoritarista del gobierno regional de Juan José Chaux Mos-quera. Iniciativa que tiene su com-plementación con el parlamento in-

dígena que pone en el centro de la discusión no solamente los proble-mas indígenas sino también los que vive la sociedad colombiana y sus correlaciones con varios procesos de América Latina en que se cons-truye una sociedad que no se enmar-ca dentro los principios del modelo de desarrollo neoliberal.

Es innegable que la política de la seguridad democrática ha surtido sus efectos en términos de vulnerar la cohesión, la unidad, y el fortale-cimiento de las organizaciones y movimientos sociales de la región. Sin embargo, también lo es, la exis-tencia de una memoria histórica y cultural con raíces profundas en la formación de las luchas de resisten-cia, no tan fáciles de destruir, pues, de hacerlo, tendrían que arrasar con toda su población. Es innegable el registro de un reflujo de las organi-zaciones sociales de la región, con excepción del movimiento indígena. Sin que con ello se pueda concluir que por fuera de la resistencia indí-gena no se encuentran otras expre-siones de la movilización social. Hay esfuerzos notorios por tratar de superar los conflictos obstacu-lizadores de la unidad; acción que podría conducir a rescatar el papel logrado antes de que se iniciara el actual gobierno de Uribe. Tarea que seguramente será también alimenta-da por los desarrollos políticos de la izquierda en la región; así sus resul-tados electorales sean tan precarios. De todas maneras siguen vigentes los principios enarbolados en su lu-cha por la dignidad, la autonomía, la construcción de región y de un mo-delo de desarrollo que parta de las iniciativas de la tierra y del contexto que los vio nacer.

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Problemática energética en el oriente antioqueño

a problemática que visibili-zaremos no es nueva, su his-toria se remonta a mediados

del siglo pasado cuando pobladores de Guatape fueron desplazados de las tierras más fértiles del Oriente Antioqueño para darle paso a los grandes Embalses promovidos como motores del desarrollo de la región, lo que generó grandes resistencias e impactos que aun hoy no se mitigan. Así se ha expuesto en los diferentes eventos realizados en el transcurso de medio siglo, no podemos olvidar la Asamblea Popular realizada en Marinilla en 1981 en torno a la pro-blemática generada por los abusos en la tarifación y en la prestación de los servicios de energía, Asamblea que fue germen del Movimiento Cí-vico del Oriente Antioqueño del año de 1982, recordado por sus grandes paros, movilizaciones y acuerdos incumplidos.

En 1992, este movimiento en alza, convocó el primer Foro Energético del Oriente Antioqueño, realizado en Rionegro el 26 de septiembre de 1992, con la participación de dele-gados del movimiento cívico, co-munal, sindical campesino social y político de 15 municipios del Orien-te Antioqueño, para tratar temas del desarrollo y bienestar social de la región, situación del conflicto social y de los derechos humanos.

Este movimiento, como siempre, fue atacado por la violencia de los irracionales, evitando que los pro-blemas tuvieran respuestas acordes a la legitimidad de sus demandas. En la búsqueda de un desarrollo incluyente, la problemática aflora periódicamente, en abril de 2003, los representantes de los 23 muni-cipios y parte de sus comunidades, reclaman nuevamente ante la ins-

titucionalidad, por el incremento desmedido de las tarifas impuestas a los pobladores de la región, y por la falta de cobertura rural del servicio, petición que a la fecha, aún no ha tenido respuesta satisfactoria.

Los impactos de los Megaproyec-tos Hidroeléctricos del Oriente, no sólo han originado la problemática en torno a la producción de energía eléctrica y la prestación del servi-cio. También los embalses y la in-fraestructura eléctrica han generado cambios del uso del suelo, pasando de terrenos fértiles y productivos a terrenos inundados con la conse-cuente perdida de la biodiversidad biológica, modificaciones climáti-cas y ambientales que han disminui-do la productividad y han alterado la vocación de despensa agrícola de la región; igualmente han provocado alteración en vías de comunicación,

Equipo CEPA Antioquia

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perdida local del poder político so-bre el territorio, ruptura de redes sociales y un grave conflicto social y armado, entre otros, llevando a la población a un mayor grado de em-pobrecimiento y de insatisfacción de las necesidad básicas.

Los cerca de 1.500 campesinos que estamos aquí hoy, somos una mues-tra, representativa, de los que en la región del Oriente Antioqueño pade-cen los mismos problemas de siem-pre, como son: la falta de cobertura, la mala calidad, la imposibilidad al acceso del servicio de energía eléc-trica y altas tarifas. Nos identifica, además, ser victimas de la agudiza-ción de la guerra que nos margina, nos desplaza y nos conduce al fondo del subdesarrollo. Todo esto ante la indiferencia de la Nación, las ins-tituciones y del propio Estado, ese mismo, que en momentos históricos se comprometió a hacer de nuestros recursos naturales, especialmente los hídricos, la fuente de desarro-llo a través de megaproyectos para la producción de energía eléctrica como: Guatapé, Jaguas, Playas y San Carlos, entre otros.

Si bien, esos Megaproyectos se construyeron y coadyuvaron para el desarrollo de algunas regiones apartadas del país, no es menos cier-to que el auge económico y las ga-nancias, han sido para instituciones públicas y privadas, como: EPM, ISAGEN, EADE e ISA, las 2 prime-ras, únicamente en el Oriente Antio-queño durante el año 2006, sólo por generación, produjeron en conjunto ingresos operacionales superiores a 122 mil millones de pesos mensua-les, mientras ISA, recibió por mes, .por todos sus activos en el país,

cerca de 60 mil millones de pesos. Esa misma bonanza no ha benefi-ciado a los pobladores de las veredas de los municipios del Oriente Antioqueño. En nuestra región, nos condenaron a confirmar la parado-ja que se impone en los sistemas capitalistas, que es, donde existan incalculables riquezas, a su lado se viven y se crean las más abismales desigualdades sociales. Así la riqueza del centro se rodea de cordones de miseria, como lo evi-dencian las abismales diferencias entre el lla-mado Oriente Cercano y el Oriente Lejano.

Las realidades que afrontan nuestras co-munidades, no son la excepción a esta regla. Según el Departamento

CUADRO 1DATOS POBLACIONALES

Municipio No. Hogares No. PersonasAbejorral 91 367Alejandría 252 1.445Argelia 697 3.409Cocorná 1.568 6.678Concepción 60 278El Carmen de Viboral 446 2.494El santuario 497 2.631Granada 919 3.738Guarne 104 448Guatape 20 68La Ceja 354 1.327La Unión 213 972Marinilla 614 2.572Nariño 162 710Peñol 144 632Retiro 34 132Rionegro 1.159 4.951San Carlos 487 2.566San Francisco 910 4.136San Luis 1.167 6.373San Rafael 770 3.138San Vicente 143 549Sonsón 365 2.358Total 11.176 51.972

Fuente: Registro único de Población Desplazada Acción Social

CUADRO 2Acumulado Hogares y Personas Incluidos por Municipio.

Hasta el 03 de Febrero de 2007Desplazamientos Individuales y Masivos

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Administrativo Nacional de Esta-dística, DANE, para el año 2005, la población de Cocorná había decre-cido en referencia al año 2003 en un 3,68% y el 82% de los pobladores que permanecieron en el Municipio quedaron en condiciones de pobreza y miseria. Para el mismo período, la población del Municipio de Granada había decrecido en un 5.6% y se en-contró que el 65.5% estaba en con-diciones de miseria y pobreza. Los Municipios de San Luís y San Fran-cisco, presentan una situación aún más grave, pues el 96,4% y 96,3% de la población respectivamente, se encuentran entre la pobreza y la mi-seria con un mayor porcentaje en la miseria. (Véase cuadro 1)

El desplazamiento forzado es otro de los grandes flagelos que afronta la población del Oriente Antioqueño, podemos decir que en los últimos 10 años, varios de los municipios, en especial de las zonas de embal-

ses y bosques, han perdido más de la mitad de su población, cons-tituyéndose en el 2005 en la región del departamento con el mayor por-centaje de pobla-ción desplazada: el 27% equivalente a 3.701 personas desplazadas.

El Oriente antioqueño, es una de las zonas en donde la violencia de toda clase se ha ensañado con sus pobla-dores, causándonos muerte, despla-zamiento y graves violaciones a los derechos humanos, el desplaza-miento ha alcanzado proporciones alarmantes en los municipios; se-gún el Registro Único de Población Desplazada Acción Social, de la Presidencia de la República. (Véase cuado 2).

Además, el Estado encarnado en el Congreso, legisla en nuestra contra con leyes que atacan los precarios derechos de las comunidades cam-pesinas, persiguiendo únicamente la ganancia financiera y el despojo de nuestros territorios. Parece ser, que la condición necesaria de los Megaproyectos, es la violencia per-manente en contra de los propieta-rios legítimos de la región donde se construyen, sentenciando y conde-nando al subdesarrollo las veredas en donde tienen su asentamiento. Al parecer, esta realidad del Orien-te, se repite en otras zonas del país,

Mapa con las veredas encuestadas CUADRO 3VEREDAS CON CIRCUITOS EN MAL ESTADO

MUNICIPIO CENTRO ZONAL VEREDACOCORNA EL MOLINO BUENOS AIRESCOCORNA EL MOLINO CAMPO ALEGRECOCORNA EL MOLINO EL CHOCOCOCORNA El JORDAN EL COCOCOCORNA LA FLORIDA EL ENTABLADOCOCORNA El JORDAN EL JORDANCOCORNA EL RETIRO EL RETIRO COCORNA El JORDAN LA AURORACOCORNA LA FLORIDA LA FLORIDACOCORNA El JORDAN LA INMACULADAGRANADA SAN MATÍAS EL EDENGRANADA SANTA ANA EL LIBERTADORGRANADA SANTA ANA EL TABLAZOGRANADA ZONA FRÍA LA AURORAGRANADA CALDERAS LA GAVIOTAGRANADA CALDERAS LA MERCEDGRANADA SAN MATIAS LA SELVAGRANADA SAN MATIAS LAS FALDASGRANADA SANTA ANA LAS PALMASGRANADA CALDERAS LOS MEDIOSGRANADA ZONA FRÍA MINITASGRANADA CALDERAS SAN FRANCISCOSAN CARLOS EL CHOCÓ HORTONASAN CARLOS EL CHOCÓ LA HONDITASAN FRANCISCO LA ESPERANZASAN LUIS BUENOS AIRES BUENOS AIRESSAN LUIS EL POPALSAN LUIS BUENOS AIRES EL PORVENIRSAN LUIS BUENOS AIRES VILLANUEVA

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en donde se desarrollan proyectos hidroeléctricos como: Urrá y el de Pescadero-Ituango, entre otros.

Lo anterior explica, que hoy des-pués de 36 años de la construcción de Guatapé, la primera Central Hi-droeléctrica de mayor regulación en el país, continúen las problemáticas de desplazamiento y violencia en la región, y que un gran número de ve-redas aun no cuenten con el servicio de energía eléctrica y menos con el servicio de agua potable, mientras las pocas que cuentan con el servicio de energía eléctrica, presentan pro-blemas de mala calidad, negación de acceso y altas tarifas. Así lo confir-man los testimonios y las encuestas. (Véase mapa y Cuadro 3).

Cerca de mil familias habitantes de 95 veredas de los municipios de Cocorná, Granada, Carmen de Vi-boral, San Francisco, San Carlos y San Luís; y del casco municipal de Granada, en una encuesta realizada durante los últimos meses plantean su inconformidad con el Estado y con las empresas encargadas del

suministro del ser-vicio de energía, por las promesas incumplidas, por la falta de calidad, cobertura y accesi-bilidad con las que se presta el servicio de energía eléctrica en la región.

Del análisis de la muestra podemos ubicar causas y su incidencia en la ne-gación del servicio:

Tenemos reporta-dos un total de 70 transformadores malos: (véase cua-dro 4)

El 17% de las veredas encuestadas se encuentran sin electrificar (véase Cuadro 5)

Hoy, más del 35% de los encuesta-dos se encuentran sin el servicio de energía, el 15% cuentan con el ser-vicio de manera irregular pasando

meses enteros sin el fluido eléctrico, sin que esto los exima del pago. El 44.6% de los circuitos vere-dales se encuentran en mal estado por te-ner transformadores quemados, postes y/o herrajes podridos y cuerdas deterioradas. Tenemos reportados 70 transformadores dañados en 17 vere-das de los munici-pios mencionados, El 17% de las veredas

encuestadas se encuentran sin elec-trificar.

Casi la totalidad de nuestras veredas han sufrido el desplazamiento forza-do, muchos pobladores han querido regresar a sus tierras encontrando sus casas sin el servicio de energía, pero eso si, con cuentas impagables correspondientes al tiempo que es-tuvieron desplazados.

Tenemos algunos claros ejemplos de usuarios con deudas cercanas y mayores del millón de pesos en las veredas La Chorrera, El Tabor, El Edén, La Estrella, Minitas, La Mer-ced y Santa Ana del Municipio de Granada; El Jordán y El Molino del Municipio de Cocorná; Villanueva y El Porvenir del Municipio de San Luís y La Esperanza del Municipio de San Francisco. Y sabemos que esta situación se multiplicará en la medida que nuevos desplazados continúen retornando a la región, recordemos que más del 50% de las familias encuestadas sufrieron des-plazamiento entre 1 y 5 años.

CUADRO 4MUNICIPIO VEREDA Transformadores

Dañados CAMPO ALEGRE 2 EL HIGUERON 0 EL JORDAN 7Cocorná LA INMACULADA 1 SAN JUAN 1 SAN LORENZO 4 SANTA BARBARA 1 BUENA VISTA 2 EL LIBERTADOR 8Granada EL ROBLAL 4 EL TABLAZO 9 LA ARENOSA 3 BUENOS AIRES 9San Luís EL POPAL 13 EL PORVENIR 4San Carlos EL VERGEL 2

CUADRO 5:Veredas sin electrificar y usuarios

afectadosMUNICIPIO CENTRO

ZONAL VEREDA

CARMEN DE VIBORAL EL RETIRO EL PORVENIREL RETIRO LA CRISTALINA

COCORNA

EL RETIRO AGUA BONITALOS LIMONES CEBADEROEL RETIRO EL HIGUERONLA FLORIDA EL PORVENIR DE

LA FLORIDAEL RETIRO EL ROBLALAGUA LINDA LA SECRETA LOS LIMONES MORRITOS LOS LIMONES PAILANIALA FLORIDA SAN MARTÍN

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Como si fuera poco, en algunos ca-sos los empleados de las empresas prestadoras del servicio eléctrico han retirado, sin que podamos es-tablecer la razón, la infraestructura que pueda garantizar el derecho al servicio a si se pudo comprobar en el Municipio de Cocorná, veredas: Pailania, San Juan y El Roble; en el Municipio de Granada, veredas: El Roble, La Estrella, Los Medios, Quebradona Abajo, San Francisco, Vahitos y La Estrella; y en el Muni-cipio de San Luís, veredas: Buenos Aires y El Porvenir.

Ni las resoluciones de la CREG en cuanto a tarifas, ni las soluciones planteadas por Ministros del actual Gobierno en foros anteriores, y me-nos con la liquidación de la empresa EADE y de su Sindicato, han servi-do a la institucionalidad para dar so-lución alguna a la problemática.

Peor aun, las cuentas de cobro de EPM por servicios prestados de energía y por los no prestados que también cobra, se están convirtiendo en un factor que obstaculiza el retor-no de aquella población que fue des-plazada de la región por el conflicto armado, que se vivió y aun se vive en la zona, y para aquella población que a un resiste de manera digna en las regiones de los embalses. Pro-blemática que se agudiza, por que las personas tienen que recurrir a la tala de bosques, para suplir la nega-ción del servicio de energía Eléctri-ca, con la consecuente disminución del recurso hídrico en los embalses, afectando así, a la sociedad en ge-neral, porque profundiza de manera significativa, el calentamiento glo-bal que actualmente pone en riesgo la vida humana en el planeta.

PROPUESTAS

Nuestro llamado a la institucionali-dad, a las empresas legalizadas para la explotación de los proyectos, a las organizaciones sociales preocu-padas por el medio ambiente, a las instituciones encargadas de la flora, la fauna y del manejo de los recur-sos hídricos; a las organizaciones sociales, a las ONGs que operan en la zona en torno a dar solución a la compleja problemática propia de las comunidades del Oriente, a todos y todas nuestra invitación a buscar soluciones reales y viables a la pro-blemática que en torno al servicio de energía padecemos las comunidades del Oriente. Para que la paradoja no exista, es necesario distribuir la riqueza que produce ese 35% de la energía que nuestra región genera para Colombia y Latinoamérica. Se debe invertir en las comunidades históricamente asentadas cerca de los embalses y presas, a quienes nos han disminuido nuestras posibilida-des de subsistencia y desarrollo por los impactos negativos que nos han ocasionado. Por lo tanto demanda-mos:

Del Estado Colombiano

1. Dar cumplimiento a la Constitu-ción Política del 91, garantizando a todos los habitantes del Oriente An-tioqueño, el derecho al Servicio de Energía Eléctrica, tal como lo con-sagran los artículos 365 a 370.

De Empresas Públicas de Medellín

1. Condonar las deudas del servicio de energía, acumuladas durante la última década, para todas las

familias victimas del conflicto social y armado de la región, ya sea por que sufrimos el desplaza-miento o por que hemos resistido en condiciones de mucha preca-riedad y subdesarrollo.

2. Garantizar el acceso a todos los usuarios del servicio de energía, en especial en las zonas rurales que se encuentran más afectadas, facilitando y financiando toda la infraestructura necesaria para que puedan llevar el fluido eléc-trico hasta sus viviendas: cam-biando los transformadores ma-los, entregando los contadores, cambiando los cables y postes deteriorados. Todo ello sin con-dicionar la visita a las veredas, al pago de las deudas.

3. Garantizar la prestación del ser-vicio de energía, pero con calidad y estabilidad, comprometiendo los recursos y el personal ne-cesario para hacer un adecuado mantenimiento y reparaciones rápidas de las redes e instalacio-nes eléctricas.

4. Hacer la lectura mensual de los contadores de energía eléctrica ga-rantizando con ello el cobro ajusta-do a lo realmente consumido.

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5. Cobrar el alumbrado público sólo en aquellas veredas donde éste exista.

6. Agilizar y no cobrar por los trá-mites de cambio o asignación de matrícula a las viviendas nuevas.

7. Garantizar la cobertura total del servicio de energía eléctrica de los 23 municipios del Oriente Antioqueño realizando la electri-ficación rural de aquellas veredas que aún no la tienen.

De Isa, Isagen, Empresas Públicas de Medellín y Cornare

1. Comprometer los recursos eco-nómicos necesarios para la con-tratación, con instituciones com-petentes e independientes, de los estudios de impacto ambiental, social y económico de la infraes-tructura hidroeléctrica estableci-da en la región a lo largo de va-rias décadas.

2. Desarrollar todas las acciones de reparación establecidas en di-chos estudios en beneficio de las comunidades y cumplir todos los acuerdos del Pacto Global.

3. Garantizar que la destinación de impuestos, regalías e inversión social que son entregadas a los Municipios y otros programas sociales, sean discutidos y defi-nidos con las Organizaciones Co-munitarias y tengan impacto real en las causas de la problemática energética, social y económica de la región para que puedan contribuir a su solución.

De la Comisión de Regulación de Energía y Gas

1. Realizar los estudios necesarios y establecer tarifas acordes y dife-renciadas según la caracterización socioeconómica de cada Municipio y las posibilidades de pago de cada grupo poblacional.

2. Establecer y garantizar subsidios al servicio de energía eléctrica en los entables paneleros, por ser esta una de las principales actividades eco-nómicas que posibilitan el sustento de un amplio grupo de la población campesina de esta Región.

De la Superintendencia de Servicios Públicos

Ejercer un efectivo control de ins-pección y vigilancia de las entida-des prestadoras de este servicio, con autonomía, independencia e impar-cialidad con todos los agentes del sector.

De las fuerzas políticas regionales y locales

Incluir dentro de los Planes de Desa-rrollo y Planes de Gobierno Regio-nales y Locales, programas tendien-

tes a dar solución a la problemática energética del Oriente Antioqueño garantizando el servicio de energía como un derecho fundamental.

DE TODOS USTEDES SOLICI-TAMOS:

1. Analizar las causas estructurales de la problemática energética en el Oriente Antioqueño, para con-cluir así que su población no ha sido la causante de dicha proble-mática y por el contrario padece todas sus consecuencias.

2. Comprometer sus esfuerzos en la construcción colectiva de un modelo integral y armónico de desarrollo social y económico, que involucre toda la región y nos permita que todas las ganan-cias que generan las riquezas na-turales del Oriente Antioqueño, sean redistribuidas entre todos sus habitantes, garantizando la superación de los altos índices de pobreza y estableciendo las condiciones de vida digna.

Asociación de Pequeños y Medianos Productores del Oriente Antiqueño – ASOPROA, Asocomunal Cocorná, Asocomunal Granada, Asocomunal San Luís, Asociación Campesina de Antioquia – ACA, Coordinadora Nacional de Usuarios de los Servi-cios Públicos Domiciliarios, Colec-tivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad – CODEHSEL, Corpo-ración Jurídica Libertad, Periódico PERIFERIA, Instituto Popular de Capacitación – IPC.

Santuario, Antioquia 24 de septiembre de 2007

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n el año 2001, los habitante de la vereda Mazorcales del muni-cipio de San Francisco, fueron

desterrados y desplazados hacia el municipio de Rionegro en el oriente antioqueño. Al huir con sus familias dejaron abandonado ganado, culti-vos o otras pertenencias, pero tam-bién abandonaron en Mazorcales la memoria de lo que vivieron allí como comunidad, la vida misma. Los pobladores nunca entendieron las razones de su destierro: “no sa-bíamos que hacer – dice alguno de ellos -, yo salí con mi familia para Rionegro porque era lo único que conocía, aquí vivía mi hermana”.

Algunos se han convertido en peque-ños vendedores callejeros que añoran su tierra, por ahora venden mangos y otras frutas desde hace dos años en los puestos de venta en el parque de Rionegro. Con lo ganado en la ven-ta tratan de sostener a sus familias. “Llegamos a Rionegro con lo que teníamos puesto – continúa un medi-tativo campesino entrevistado -, fue muy duro, empezamos desde cero”. Él es uno de los 105.050 habitantes de esta zona del país que se han des-plazado por causa de la guerra que ha venido tomando dimensiones mayo-res desde el año 91 en esta región.

La riqueza es el abono de

la guerra La subregión del Oriente antioque-ño y sus 26 municipios ocupa 7.021

Oriente: la bipolaridad esquizoide de la economía antioqueña

kilómetros (11%) de un área del to-tal de 63.000 kilómetros cuadrados y constituye la segunda región más poblada del departamento, después del Valle de Aburrá. Se trata de una zona de contrastes: es la más rica en recursos hídricos, generando en Colombia el 35% de la energía to-tal, sin embargo sus habitantes pa-gan la energía eléctrica más costosa que en el resto del departamento. Atravesada por la autopista Mede-llín – Bogotá, la región se comunica directamente con Cundinamarca, el Magdalena Medio, Santander, Cal-das y el Tolima.

Es una de las regiones donde el con-flicto social y armado se ha manifes-tado en todas sus expresiones. Lugar histórico de procesos migratorios desde finales del siglo XVIII, los cuales han obedecido a fenómenos de alto crecimiento demográfico, que la región no ha podido absorber dada la escasez de empleo urbano, aunque a partir del Siglo XX se pre-senta el fenómeno de crecimiento urbano impulsado por la industriali-zación, el cual tuvo su punto máxi-mo de implementación durante el llamado periodo de la violencia de la década del 50. Hoy, como en muchos lugares del país sus tierras se están dedicando al turismo y la recreación, cuando tradicionalmente ha sido una zona de economía campesina y pro-ductora de alimentos, en la dinámica de pequeños excedentes generados por el esfuerzo de las familias mini-

fundistas y que han alimentado a la población de las zonas urbanas. El caso es que la región sigue pade-ciendo, como hace cuarenta años, el grave problema del destierro y ex-propiación a los pequeños campesi-nos. Rionegro es el centro urbano de este territorio. La zona en general ha sido intervenida por las autoridades y planificadores en la concepción institucional de “polo de desarro-llo” del departamento, allí opera el principal aeropuerto internacional de esta sección del país, además de grandes empresas como la fábrica de pinturas Pintuco, la Nacional de Chocolates y las textileras Córdoba y Riotex???; todos estos compo-nentes, además de la zona franca, constituyen factores importantes en la consolidación de la región como fuerza exportadora. Adicionalmente la producción agrícola representada en las flores para la exportación y la producción de papa, fríjol, hortali-zas y ganadería de leche abastecen no sólo la demanda de Medellín y el resto de Antioquia, también cu-bre buena parte de la demanda de la Costa Atlántica. Según reportó la alcaldía de Rionegro el costo de la cuadra (6.400 metros) oscila entre 250 y 350 millones de pesos, depen-diendo de la ubicación; estos terre-nos tienen destinación comercial.

El territorio del Oriente antioqueño, según el Censo de 2005, tiene una población, en el conjunto de las cua-tro subregiones que la conforman, de

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529.977 personas. Esta cifra, contras-tada con la proyección del censo de 1993 (548.456 habitantes) arroja una diferencia de 18.479 personas menos en el territorio, lo que determina un decrecimiento en términos absolutos. Según cálculo de tasa exponencial de crecimiento regional promedio de 1.35, la población proyectada para el 2006 era de 640 mil habitantes, lo cual quiere decir que hay un déficit de población de unos 100 mil habi-tantes, cuyo mayor porcentaje obede-ce al fenómeno del destierro.

El éxodo de muchos ciudadanos del Oriente Antioqueño por causa del conflicto social y armado interno se ve representado en los presupuestos de algunos municipios: en la reduc-ción del pago de impuestos, en la cantidad de inmuebles abandonados o vendidos por precios inferiores a su valor real, y en la concentración de un alto número de personas des-plazadas en algunos municipios cla-ves del altiplano. Contrasta la idea que se tiene de la región como “polo de desarrollo” y su proyección estra-tégica para el departamento, con el ominoso rigor de la violencia que desaloja a los pobladores, y es preci-samente la posición geográfica pri-

vilegiada y su riqueza hídrica y natural lo que ha convertido la zona en una de las más violen-tas de Colom-bia debido a la disputa territo-rial que hacen los grandes pro-yectos contra los pequeños campesinos.

Los trasterrados

La migración violenta de las dos úl-timas décadas está asociada de una manera directa al conflicto social y armado, aunque fenómenos como la construcción de las hidroeléctri-cas, el alto valor del suelo rural en los municipios del altiplano, la presión demográfica que ejerce la ciudad de Medellín para superar los estrechos límites geográficos de su propia ex-pansión, el establecimiento en la región de industrias demandantes de mano de obra, inicialmente lle-vada desde la metrópoli cercana, y que en conjunto presionan los pro-cesos de urbanización, han tenido también gran incidencia en el fe-nómeno social del desplazamiento de buena parte de estas economías campesinas hacia las ciudades.El proceso de desplazamiento cam-pesino en el oriente antioqueño pre-senta entonces un origen múltiple, el cual fue acelerado por la agudización de la confrontación que se desarro-lló en la región entre 1995 y 2002. Es así como a partir del retiro parcial y/o disfrazado del paramilitarismo, se ha venido produciendo un lento retorno de familias campesinas, el

cual es ínfimo y no representa si-quiera el 30% de la población rural que migró de los municipios.

Actualmente se observa un creci-miento poblacional de las cabeceras municipales porque en ellas se asen-taron los pobladores campesinos desplazados. Pero muchos de ellos se encuentran aún en las grandes ciudades, a la espera de un auxilio oficial que les ayude a recomponer sus vidas al menos desde lo econó-mico.

En la zona campesina y con apoyo de algunas organizaciones no guber-namentales, se desarrollan políticas de apoyo a los pobladores que han retornado, aunque también hay pro-gramas de los municipios, el depar-tamento y la nación, los cuales están orientados a la reconstrucción y /o remodelación de viviendas campe-sinas y de proyectos productivos. Soluciones que distan mucho de ser integrales y satisfactorias, toda vez que han sido pensadas más para re-solver situaciones particulares y no para recomponer el tejido social y organizativo que se desintegró como consecuencia principalmente de la violencia paraestatal.

El desplazamiento en esta región persiste, por eso iniciativas como la Mesa de Trabajo de Derechos Humanos se han dado a la tarea de hacerle seguimiento a esta realidad. Es así como su Informe sobre la situación de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, reportó que esta subregión aportó en el año 2005 el mayor número de personas desplazadas que se registra en el Departamento de Antioquia. Si miramos cifras globales, la Agencia

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Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional tie-ne un registro de 105.050 personas desplazadas a diciembre 31 del año 2005 en los 23 municipios, en los últimos 8 años, lo cual confirma que es el éxodo por razón de la violencia es la primera causa del desarraigo.

Economía del absurdo

Hablando de las respuestas o apoyo estatal se sabe que los proyectos pro-ductivos tienden a estimular la acti-vidad económica que esté desarro-llando la familia del retornado, con aportes que oscilan entre los montos míseros de $1.800.000 y $2.000.000 (1.000 dólares aproximadamente), de los cuales según los optimistas criterios de inversión del Programa de Acción Social y el DAPARD se espera que coadyuven a la gene-ración de medio salario mínimo en cada familia receptora. Este apor-te consiste en la entrega de equi-pos, insumos y/o semovientes para que la familia en proceso de retorno reinicie y/o fortalezca su capacidad productiva. Los proyectos se de-sarrollan regularmente a través de grupos de productores con el fin de fortalecer procesos asociativos, pero no se excluye el aporte individual para el desarrollo de proyectos uni-familiares.El acompañamiento técnico y so-cioempresarial para estos proyec-tos es realizado por operadores privados, contratados para el efec-to por un lapso entre 4 a 6 meses. Luego, esta responsabilidad pasa a los municipios, los cuales, en la mayoría de los casos, no cuentan con unidades de asistencia técnica y acompañamiento “socioempresa-rial” con la fortaleza en equipos y

el personal suficiente para desarro-llar esta labor. El apoyo económico a proyectos productivos se otorga por una sola vez y por ello el proyecto a desarrollar debe ser cuidadosamente seleccionado; se pretende que este aporte le repare parcialmente las pérdidas económicas que tuvo en su desplazamiento.

Cabe señalar que el programa de ayuda de tipo psicosocial en el mar-co de la salud, la educación, la nu-trición, lo espiritual y lo lúdico es muy débil, para que permita al re-tornado y a su familia comprender y asimilar los hechos que le transfor-maron su vida y la ayuda económica es realmente muy poca frente a las exigencias que en costos de capital son necesarios para emprender una actividad productiva rentable en el sector rural, que garanticen a la familia campesina una vida por lo menos más digna. Según un estu-dio de alimentación y nutrición ru-ral realizado por la Universidad de Antioquia en 2005, son necesarios 1,74 salarios mínimos legales para que una familia campesina pueda adquirir los elementos básicos para el mantenimiento de la existencia en condiciones mínimas de dignidad humana.

Realmente lo que hace el Esta-do con estos planes mezquinos es retener población como mano de obra cautiva de la pobreza, polí-tica que ha sido aplicada en otras zonas de terror y desarraigo. Se calcula que cerca del 18 por ciento de la población del Oriente antio-

queño, se encuentra en situación de desplazamiento y municipios como Cocorná, Granada, San Francisco, Argelia, Nariño, Sonsón, San Car-los, San Luis, San Rafael y El Peñol han sido los más afectados por la violencia estatal y paraestatal.

Cuáles Derechos Humanos

Según el Informe sobre la situación de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Mesa de Trabajo que opera en la re-gión, durante el año 2006, la tasa de homicidios por cada 100.000 ha-bitantes, se mantuvo por encima de la tasa de homicidios del total del departamento. La región del Orien-te Antioqueño se ubicó en tercer lu-gar –entre todas las subregiones de Antioquia- registrando 363 casos de homicidios, con una variación res-pecto al año anterior de -30%, po-sición que ha mantenido desde años anteriores.

En otros apartes la mesa de trabajo por los derechos humanos y el de-sarrollo del Oriente Antioqueño, manifiesta que se registran logros en materia de seguridad, como la mejoría en la intervención oportuna de las autoridades competentes en la vigilancia y el control a la acción del Estado, así como de planes de inter-vención sociales productivos. Pero también alerta sobre la continuidad de ejecuciones extrajudiciales, que aunque habían disminuido en el año 2005, la tendencia se mantenía hasta avanzado el 2007 en 10 municipios de la región.

Casos Tasas % Casos Tasas % Casos Tasas % Casos Tasas %

Oriente 820 155,5 15,80% 677 128,2 18% 516 97,5 17,70% 363 68,3 13,10%

Antioquia 5.179 94,4 100% 3.767 67,7 100% 3.018 53,5 100% 2.766 48,3 100%

2006CUADRO DE HOMICIDIOS 2003-2006

REGIÓN2003 2004 2005

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Otro de las puntos que inquieta a los integrantes de la Mesa de Derechos Humanos es la persistencia de deten-ciones masivas y arbitrarias por parte de la fuerza pública, a causa de seña-lamientos hechos por reinsertados y desmovilizados de los grupos arma-dos que mantuvieron una disputa bé-lica en la región (paramilitares, FARC y ELN), sumado a la persecución que sufren las víctimas, bien sea para que no denuncien a los responsables de su situación, o para que no acudan a reclamar el derecho a reparación y/o recuperación de sus tierras.

Otros hechos documentados por el Colectivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad - Codehsel, y la Coordinación Colombiana Euro-pa - Estados Unidos hablan de casos de muertes extrajudiciales en este territorio: son 74 casos reportados entre el 7 de agosto de 2002 y el 30 de junio de 2006 en el Oriente antio-queño, donde miembros de la fuerza pública son señalados de participar en ejecuciones extrajudiciales; vícti-

mas que siendo toda la vida campe-sinos después son expuestos como integrantes de grupos ilegales abati-dos en combate. Alerta esta organización además sobre el incierto retorno para los desplazados de las zonas rurales de varios municipios de la región del Oriente Antioqueño. En el momento no se cuenta con las garantías ya que el conflicto continúa vigente, espe-cialmente con avanzadas de grupos guerrilleros, a la vez, que continua la siembra indiscriminada de minas an-tipersona en sus territorios por parte de estos grupos, para conservar sus retaguardias y sus corredores de re-pliegue estratégico, afectando así a miles de pobladores que se han visto forzados a abandonar sus parcelas.

La Tierra

Otro de los temas que da cuenta de la crudeza del conflicto en esta región son las solicitudes de pre-vención de territorio, presentadas por quienes deben “salir corriendo” para salvar sus vidas. Este proyec-to, llamado de Protección de Tierras y Patrimonio, es adelantado por el Comité Departamental de Atención Integral para la Población Desplaza-da por la Violencia de Antioquia, en cabeza de Acción Social de la Pre-sidencia de la República, del Fondo Postconflicto del Banco Mundial, USAID/OIM, la ACNUR, la Em-bajada Canadiense y la Comunidad Económica Europea.

En la actualidad los siguientes 20 municipios del Departamento han realizado este tipo de declaratoria para proteger los intereses de sus ciudadanos: Granada, San Carlos,

Cocorná, San Luis, Nariño, Son-són, San Francisco, Abejorral, San Rafael, Carmen de Viboral, Argelia, Remedios, Angelópolis, San Roque, Anorí, Dabeiba, Apartadó, San An-drés de Cuerquia, Ituango y Urrao. Los primeros 11 citados están situa-dos en el Oriente.

Y sigue la población excluida de la riqueza

Complementario con la grave situa-ción no resuelta de desplazamiento en el Oriente antioqueño, así como con los niveles de violencia y la persistencia de violaciones a los de-rechos humanos que se presenta, el 20% de su población se ubica en un nivel de miseria, concepto que no resuelve las mínimas necesidades de un ser humano. A su vez un 39% está en un nivel de pobreza, para un total de un 59%: un índice que se consi-dera cuestionable en la medida en que los mejores niveles de bienestar de los municipios del oriente cerca-no los que hacen mejorar el prome-dio general; municipios como San Francisco, Argelia y San Luís po-seen unos indicadores de 66.7, 62.3 y 56.3 en miseria respectivamente, o nivel 1 en el SISBEN, sin contar con la realidad de otras localidades que enfrentan igual o peor situación

Y como si no fuera suficiente este panorama la Unión Europea tam-bién interviene el territorio con “acompañamiento económico” o con el Segundo Laboratorio de Paz del Oriente antioqueño, que mejor debería llamarse Plan Colombia al estilo europeo y que hace el en-tronque: paramilitarismo, adminis-traciones locales, departamento de Antioquia y gobierno nacional.

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ntrar a ver un poco más de cerca el problema del desplazamiento en Colombia es descubrir una

realidad, de tal brutalidad y violen-cia contra los seres humanos; muje-res, hombres, niños, niñas, ancianos que viven la crisis humanitaria del desplazamiento que relatada desde el lente de los dueños del poder en Colombia y divulgada como es por los medios de comunicación, ocul-ta el juego de intereses que se tejen tras este éxodo obligado de 4 millo-

Sobre hermanos errantes y desarraigados

Claves del desplazamiento forzado un debate nacional obligado

nes de personas1 llevadas en colum-nas de miseria a la trashumancia y el desarraigo que les ofrece la ciudad.

Dimensiones del desplazamiento

Son 4 millones de desplazados, víc-timas de todas las violencias y de

� * Economista. Integrante del Centrode Estudios Escuela para el DesarrolloCESDE

Esta cifra es presentada por CODHES.ConsultoríaparalosDerechosHumanosyeldesplazamiento.

todos los actores. Si aceptamos que cada familia como dicen los infor-mes oficiales2, tiene más o menos 5 personas, estamos hablando de 800 mil familias, es decir, el equivalente a desplazar a cerca de la mitad de habitantes de la ciudad de Bogotá. Estos altos índices de desplazamien-to colocan a Colombia en el segun-do lugar por cantidad de migrantes después de Sudán.

No solo en cantidad sino en dolor es grande la tragedia. El desplaza-do no es un pobre más y siendo una victima, no lo es de una catástrofe natural3, está asociado a la perdida de vidas humanas y a daños sicoló-gicos irreparables; en muchos casos se trata de mujeres que asumen la je-fatura del hogar solas ante la perdida del conyugue o los hijos, en 78% de los casos se trata de gente que vivía en la zona rural o casco municipal y que según estudios era menos pobre que un pobre rural, ahora en la ciu-dad es más pobre que un pobre ur-bano. Sin tierra, sin trabajo y sin una red social de apoyo –ante la apatía de los pobladores urbanos- las fa-milias, en su mayoría campesinas, desplazadas sufren un drama hu-manitario sin comparación. El des-plazamiento no es natural obedece 2 Las cifras oficiales estimaban para el

año2006,cifrasdedesplazamiento,cer-canasa2millones800milpersonasesdecircasimillónymediomenosquelosregistrados por la Consultoría para losDerechosHumanosyelDesplazamientoCODHES.

� ElBancoMundialeselorganismoquedetermina lasorientacionesde lapolíti-casocialenlospaísesperiféricos,comoColombia, este enfoque de catástrofeiguala el desplazamiento a por ejemploun terremoto, entonces implícitamentese da por hecho que no hay forma deprevenireldesplazamientosinodehacerquesusconsecuenciasnosean tan la-mentables.VeracercadelManejoSocialdelRiesgo.Holzman200�.

Ruth Quevedo*

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a intereses en concreto, tiene autores de carne y hueso mu-chos de ellos escondidos bajo el cuello blanco de la impuni-dad total, más allá obedece a las dinámicas de acumulación mundial y al lugar que en la división internacional le co-rresponde a Colombia como país dependiente, rico en recursos estratégicos atractivos para la inver-sión extranjera4.

La política publica para el desplazado

El tratamiento que desde la política pública se le da a los desplazados es el de pobres. Este tratamiento cons-truye en la sociedad en general una percepción del desplazado como un ser incomodo, que viene a presionar las pocas ayudas del Estado para los pobres, pero siendo una victima, el desplazado tiene derecho a que el Estado le garantice una política fuerte de atención, verdad, justicia, reparación y no repetición, aún más cuando este mismo Estado es un actor de la guerra y de la violación a los derechos humanos en el país; tal y como ha sido ratificado por tri-bunales internacionales que lo han vinculado a graves delitos contra la población. El desarrollo normativo posterior a la ley 387 de 1997 no guarda re-lación con el acceso efectivo o la restitución de los derechos vulnera-dos a los desplazados. En teoría, el desplazado tiene derecho a ingresar en una atención por etapas, que va

� Verelestudio:“Lasmultinacionaleses-pañolas en Colombia” observatorio demultinacionalesenAméricaLatina.Fun-daciónpazcondignidad.2007

desde la atención de emergencias, hasta la reparación que implica la restitución económica de las perdi-das irreparables y la garantía de no repetición se la situación de agresión y vulnerabilidad sufrida.

Lo anterior se traduce en programas de asistencia social como Familias en acción, a cargo de la presidencia de la republica a través de la Acción Social, que administra la pobreza otorgando subsidios. Son 1.5 millo-nes de familias es decir casi 8 mi-llones de personas agradecidas con el Estado por los 50.000 pesos que se le da mensualmente a las madres, condicionados a la asistencia de sus hijos a la escuela y a programas de alimentación infantil. Familias en acción se traduce en un comprador eficiente de votos, pero no en un mecanismo para la superación de las condiciones que generan la pobreza como lo sería por ejemplo una polí-tica de generación de empleo digno.

Como Familias en acción, otros pro-gramas y otras entidades tratan a los pobres, y a los pobres desplaza-dos, algunos casos como el SENA, el ICBF, los ministerios de salud y educación extienden los cupos que tienen para pobres cuando no los transfieren para darlos a los despla-zados, profundizando la competen-cia entre pobres, esto sucede con la capacitación en cursos de cualquier cosa que acumulen diplomas pero

no saberes ni oportunidades, o con los cupos para desayunos o almuerzos para los niños, o con el acceso al pésimo sistema de salud de la ley 100 y al de-ficiente y precarizado sistema educativo.

Desde 2004, la sentencia de la corte constitucional la T-025, producto de la denuncia masiva de violación a los derechos de los des-plazados por parte del Estado, esta-bleció una comisión de la sociedad civil para monitorear la superación de violación generalizada de los derechos para los desplazados. El gobierno ha comenzado entonces a presentar resultados que inclu-so ellos aceptan como deficientes. Ellos mismo empañan el espejo y luego sienten que no está claro.

La travesía de las víctimas, una política publica sin vergüenza

Un desplazado que vence el temor a registrarse, porque las bases están filtradas por los autores del despla-zamiento, en teoría tendría que re-cibir: una atención inmediata (agua, comida, vestido, consulta medica de emergencia), luego, si le dan la carta donde le acreditan que es des-plazado recibe atención humanitaria de emergencia (aux. de arriendo, afiliación al régimen subsidiado en salud, cupos en colegios, merca-dos) esta atención según la ley se daría por tres meses prorrogables a 6 meses, ahora una tutela logró que se extendiera en el caso de la salud, posteriormente la familia tiene dere-cho a que el Estado le apoye para la reunificación de la familia y para la reparación de los daños que inclu-ye su derecho a la verdad y a la no

800 mil familias, es decir, el equivalente a desplazar a cerca de la mitad de habitantes de la ciudad de

Bogotá. Estos altos índices de desplazamiento colocan a Colombia en el segundo lugar por cantidad de

migrantes después de Sudán.

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repetición de su situación. El trabajo y la generación de ingresos así como la vivienda, la salud, la edu-cación entre otros, harían parte del componente de estabilización y reincorpo-ración económica y social.

Según la encuesta nacional de verificación que encues-tó familias desplazadas en todo el país, a partir de unos indicadores que debían mostrar el mínimo de ac-ceso y garantía de derechos a los desplazados, los re-sultados muestran estados muy deficientes que entre otras cosas son expresión tanto de la ausencia de vo-luntad política del Estado como del desconocimiento de sus derechos por parte de los desplazados, veamos solo algunos de los resulta-dos:

Las causas

El conflicto armado coin-cide con la presencia de grandes proyectos econó-micos o con zonas de ri-queza natural o con zonas de alto valor estratégico. Según el informe de la Contraloría delegada para el sector defensa, justicia y se-guridad de 2005 sobre el tema del desplazamiento, “los mayores índi-ces de desplazamiento, en términos cuantitativos, se presentan en zonas de disputa entre los actores armados o, “zonas de reacomodamiento he-gemónico de los actores”, asociado a una violación sistematizada de los derechos humanos de la población

civil. Agrega el informe además que “Los análisis realizados, señalan que la disputa por los territorios donde se produce desplazamiento se caracte-rizan por ser zonas económicamente atractivas, por lo que finalmente el conflicto es aprovechado para acce-der al dominio de las mismas” en el mismo sentido CODHES concluye: “De tal manera, que no sólo hay des-plazamiento porque hay guerra, sino que hay más guerra para desplazar más gente, porque los intereses eco-

nómicos, que van más allá de la simple tenencia de la tierra, así lo determinan y porque el conflicto armado es un escenario favorable para afirmar este tipo de re-laciones de poder”5.

El final de este escrito, amigo lector es talvez el llamado a la comprensión y a la acción, uno talvez podría arriesgarse a decir que dentro de los actores que hacen que se profun-dice el problema del des-plazamiento es uno mismo, que ve a diario la realidad cruel pero sin analizarla y sin confrontarla. El des-plazamiento demanda de la sociedad colombiana un debate nacional que exija la verdad a los actores, que permita que la sociedad en su conjunto entienda las dinámicas del mismo, activando posibles salidas

y nuevas alertas ante la activación del terror. Ahora más que nunca precisamos de la acción ciudadana para la vida y no para la guerra, del cuidado de nosotros y

nosotras y nuestros territorios, es momento aun de frenar la escalada de la barbarie.

Fuente: Periódico alternativo A me-dia Cuadra Techotiva-Bogotá-ColombiaNo. 14 Marzo-Abril Amediacuadra8.blogspot.com

5 ConsultoríaparalosDerechosHumanosyelDesplazamiento–CODHES.BoletínNo.��,Bogotá,Colombia,28deabrilde200�.

El desplazamiento demanda de la sociedad colombiana un debate nacional que exija la verdad a los actores, que permita que la

sociedad en su conjunto entienda las dinámicas del mismo

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xtracto del reportaje a Carlos Ga-viria publicado en El Espectador, semana 12 a 18 de mayo de 2008

Cecilia Orozco Tascón.- Con 51 congresistas involucrados en las in-vestigaciones por paramilitarismo y 29 de ellos en la cárcel ¿La demo-cracia colombiana se está debilitan-do o se está fortaleciendo?

Carlos Gaviria.- Lo que pone de presente esa circunstancia es la fra-gilidad de la democracia colombiana ¿Cómo puede hablarse de democra-cia cuando una cantidad tan signifi-cativa de congresistas ha sido elegi-da con votos de grupos armados al margen de la ley que además son los autores de crímenes horrendos? Ha habido investigaciones, es cierto, pero porque algunas instituciones han sacado la cara por el Estado. Por ejemplo, la Corte Suprema viene ha-ciendo lo suyo de una manera vale-rosa y eficaz. Sin embargo, la actua-ción de la Corte no fue precisamente programada de esa manera. Ocurrió que del proceso de sometimiento de los paramilitares a la justicia, con una ley que por cierto fue bastante benévola con ellos, se desprendie-ron estas investigaciones, las cuales, más bien que propiciadas, han sido interferidas por el gobierno.

C.O.- Pero precisamente el argu-mento del gobierno a su favor, es el de que fue el Ejecutivo quien provo-có que se descubriera la verdad por la ley de Justicia y Paz.

C.G.- En primer lugar, la ley de Jus-ticia y Paz tenía que dictarse, entre otras razones porque los paramilita-res que apoyaron a Uribe tanto en la primera elección como en la segun-da, le hicieron varias exigencias. Y una de ellas fue la de una ley bené-vola con ellos. Recuerde que la que se presentó ini-cialmente y que se conoció como ley de alternatividad penal, era vergon-zosa desde el punto de vista del De-recho Internacional Humanitario. Se modificó después por las exigencias de la comunidad internacional y por las voces disidentes en el Congre-so. De todos modos, la que pasó es bastante blanda. En segundo lugar, y a pesar de eso, esta ley dio lugar a otras investigaciones, y no podía ser de otra manera por las confesio-nes de los paramilitares. Los jueces, específicamente la Sala Penal de la Corte Suprema, asumieron su fun-ción con gran seriedad. Hay que recordar que el propio gobierno ha manifestado en muchas ocasiones su inconformidad con la manera como la Corte viene cumpliendo su tarea, para mí, admirable.

C.O.- ¿Cómo demuestra la afirma-ción de que los paramilitares le hi-cieron la “exigencia” a Álvaro Uri-be, en campaña, de que impulsara

una ley a favor de ellos? No creo que el Presidente acepte esa versión de los hechos.

C.G.- Su apoyo fue lo que en dere-cho se llama “un hecho notorio”. Si a continuación se dicta en su bene-ficio una ley benigna ¿Será una de-ducción temeraria inferir que había sido convenida y que luego se exigió el cumplimiento del compromiso?

C.O.- ¿Por qué parece ser claro para usted que el gobierno está interfi-riendo a la Corte en los procesos de la parapolítica?

C.G.- Con los incidentes que se han presentado, cualquier persona con sentido común debe tener esa per-cepción. Esperemos, por ejemplo, a que se aclare el asunto entre el ante-rior presidente de la Corte y el Presi-dente de la República sobre la llama-da de éste último para preguntar por el proceso del doctor Mario Uribe.

C.O.- ¿Usted está entre quienes opi-nan que este Congreso es ilegítimo y que, en consecuencia, deberían ade-lantarse las elecciones?

C.G.- En este caso, sin duda, hay una gran responsabilidad del Congreso teniendo en cuenta que un buen nú-mero de sus miembros está siendo investigados o ya está privados de su libertad. Pero la gente parece olvidar un hecho que es incontestable, y es que los votos que sirvieron para ele-gir a los senadores y a los represen-tantes de los sectores uribistas fue-ron los mismos que sirvieron para elegir al Presidente de la República. Y por tanto, que la ilegitimidad no cobijaría solamente al Congreso sino también al Ejecutivo.

“Es pertinente convocar una constituyente”

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n el marco de los últimos 60 años de la historia nacional, de las luchas populares por la

tierra, el trabajo, la soberanía, la educación, la salud, la vida digna, esto es, de conflicto social, político y militar que existe en el país, sur-ge la insurgencia colombiana como una parte resolutiva, inherente e in-tegral de este conflicto. Hace más de tres décadas, las organizaciones insurgentes han propuesto, empren-dido e intentado, reiteradas veces, la búsqueda de solución política al conflicto; En 1984, entre el gobierno de Belisario Betancourt y las FARC se firmaron los acuerdos de la Uri-be - Meta, que incluyeron un cese al fuego y tregua, luego se continuo en Caracas / Tlaxcala, (90- 92) donde se inicia un proceso que pasa, entre otros, por escenarios como la Cons-titución del 91 y, ahora, se expresa en las conversaciones llevadas a cabo por el Ejercito de Liberación Nacional ELN con el gobierno del señor presidente Álvaro Uribe Vé-lez, en las Rondas de la Habana, Cuba, y en la propuesta de Acuerdo Humanitario entre el gobierno y las FARC. Acuerdo, este último, respal-dado por los más amplios y variados sectores de la sociedad colombiana y apoyado por la Comunidad Inter-nacional, principalmente Francia,

Suiza, España y, especialmente, por la Republica Bolivariana de Vene-zuela pero, hasta el momento, mal logrado por la posición del manda-tario colombiano.

La Revista CEPA en su decisión de recuperar la memoria de las dife-rentes expresiones del movimiento social y, a la luz de esa historia de luchas del pueblo colombiano, ha

considerado pertinente dar a conocer unas charlas sostenidas durante las rondas en la Habana, de un periodis-ta, con uno de los más destacados e importantes representantes del ELN en esta fase -congelada por cierto- de dialogo con el Gobierno de Uri-be. Se trata de Luís Carlos Cuellar Comandante Guerrillero detenido en cumplimiento de sus labores re-volucionarias.

“ELN está dispuesto, junto al pueblo, a discutir las

transformaciones que el país necesita”

Antonio García y Juan Carlos Cuellar en la cuarta ronda de conversaciones con el gobierno del presidente Álvaro Uribe, realizada en Cuba. El Tiempo-AP, 30 de octubre de 2006

Serie reportajes sobre el conflicto

Conversatorio con Juan Carlos Cuéllar delegado ELN en las rondas realizadas en

La Habana- Cuba con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez

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Cuellar, un humanista, es Hombre de Palabra, con calidez y calidad humana, honesto, prudente, reserva-do, censillo, capaz e inteligente, de origen campesino y estudiantil, de familia trabajadora, como muchos dirigentes políticos y sociales de iz-quierda, se formó en la escuela de la protesta y la huelga, fue su caso en las luchas de los años 70’. Él es un Payanes, nacido por los años 60 en pleno auge de las luchas agra-rias, estudiantiles y populares que sacuden la estructura bipardista del terratenientazo ultra godo del Cau-ca y de la naciente e incipiente clase agroindustrial en Colombia. Juan Carlos, desde muy joven, como par-te de esa gran generación de jóve-nes comprometidos con la causa de la justicia y libertad de la nación, se preocupó por la situación y el estu-dio de su región, fue por decirlo así, de formación autodidacta dedicado al estudio de las ciencias sociales. Activista y dirigente popular en las décadas del 70 y 80. El texto de los conversatorios de Juan Carlos Cuellar con Germán R. Jiménez * se presenta en forma de entrevista, toda vez que las pre-guntas facilitan el abordaje y con-tinuidad de los temas tratados. No obstante, las respuestas son de su autoría y por lo tanto no obligan a la organización de izquierda revolu-cionaria, así como tampoco la res-ponsabilidad de la redacción del co-municador, compromete al conjunto de la Revista.

GRJ: Al parecer estamos en un pe-riodo de quiebre histórico entre la pretensión fallida de imponer un modelo global único, hegemónico

y, por otro lado, la emergencia de procesos que retoman y continúan las luchas de los pueblos por su li-beración. No obstante la crisis del socialismo real, surge el socialis-mo del siglo XXI. Indicios mues-tran que se trata de un momento histórico que implica reafirmar y redefinir concepciones, modelos, esquemas y formas organizativas. Juan Carlos, en este panorama mundial, global, ¿como ve la dis-cusión ideológica, el debate de las ideas que, actualmente, tiende a presentarse como un pensamien-to único, hegemónico de derecha y cuales las posibilidades de cam-bio?

En efecto, desde el razonar filosófi-co ya es clásico reconocer una ten-dencia predominante occidental, an-glosajona, de exclusión de las otras

culturas, de imposición de la forma capitalista mercantil de concebir la vida e imponer tal visión sobre el resto del mundo. Se trata de aplicar ‘globalmente’ un pensamiento único occidental, desde el eje EE.UU. Eu-ropa, en que este al centro la forma de pensar en función del desarrollo de las leyes del mercado, del neoli-beralismo, claro con sus respectivos matices y diferencias.

Sin embargo, a la par con tal pre-tensión imperialista existe un fuerte movimiento de reconocimiento his-tórico, del filosofar universal y del trasegar de las ideas en el debate de concepciones opuestas, desde otras cosmovisiones, desde otros conti-nentes, desde el Sur, del llamado tercer mundo, en el caso nuestro desde lo latinoamericano. Es tam-bién como un reforzamiento de las

Existe un fuerte movimiento de reconocimiento histórico, del filosofar universal y del trasegar de las ideas en el debate de concepciones opuestas, desde otras

cosmovisiones, desde otros continentes, desde el Sur, del llamado tercer mundo, en el caso nuestro desde lo latinoamericano.

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culturas autóctonas, si se quiere au-tónomas, que continúan reclamando sus derechos de existencia, de pen-sar, de ser, de tener. Es un pensar que reconoce los otros pensares, los otros planteamientos, es “un pensar con otros”, entiendo que, existimos porque existen los otros, no contra los otros.

Tal planteamiento implica generar y retomar un pensamiento libertador y liberador, que desate las fuerzas del pensamiento, que movilice la inte-ligencia en la construcción de otra sociedad, sociedad liberada de ese modelo de pensamiento excluyente, catastrófico, nefasto de la sociedad capitalista actual que, lo cierto, es que no ha podido ni puede resolver realmente los problemas fundamen-tales de la humanidad.

En este sentido, nos identificamos con una globalización contraria a la del capital, es decir con una al-ter globalización, con la glocaliza-ción política y económica. Plantea-mos la búsqueda y construcción de una sociedad que promueva unas relaciones económicas y sociales en función del ser humano, de la población, unas relaciones justas, equitativas libres, de productores li-bres –no sólo como sujetos del mer-cado- o sea, una cultura tendiente a satisfacer las necesidades de todo el mundo, del planeta en su conjunto y

no de unos pocos individuos y mo-nopolios trasnacionales que lo aca-paran y destruyen todo. Abogamos por un mundo solidario, en palabras del Che Guevara la solidaridad es la ternura y el amor de los pueblos.

GRJ ¿Como que tipo de relacio-nes internacionales propone?

Precisamente se trata de generar la solidaridad de los pueblos e interna-cionalismo de los trabajadores, de organizaciones sociales democrá-ticas y con gobiernos progresistas que impulsen un intercambio justo, equitativo en función de los pueblos y no del mercado ni del capital, en el que se coloque al centro, el Hom-bre. Esto implica necesariamente, la trasformación de las estructuras económicas y sociales gobernados

por el neoli-beralismo.

Por ejemplo, habrá que observar la actual con-formación de bloques de

países económicos, y en cierta me-dida políticos, en los continentes. Se requiere precisar que se trata de un proceso democratizador, no de reforzamiento del neoliberalismo. Es claro que son dos concepciones distintas, opuestas, antagónicas de mundo y de regionalización, una eminentemente imperialista encabe-zada por el gobierno de Bush en los Estados Unidos que tiene una de sus expresiones en los Tratados de Libre Comercio TLC (Que no son tan ‘li-bres’) y otra que tiende a conformar y recomponer bloques democráticos, de economías mixtas. Es de destacar

la iniciativa del llamado bloque sur. Aquí en Latinoamérica los esfuer-zos del Mercosur, del Alba, la co-operación solidaria, en condiciones de intercambio comercial equitativo y la cooperación entre pueblos her-manos: entre Venezuela, Cuba, Bo-livia, Nicaragua, Argentina, Brasil y Chile. Se requiere entonces pasar de sim-ples reformas que tienden solo a ajustes de funcionalidad al sistema y al establecimiento a generar pro-cesos de cambio efectivo en las re-laciones de producción y propiedad. A concretar reformas de fondo, ver-daderamente estructurales, que den cuenta de sus condiciones y poten-cialidades naturales, que fortalezca la producción interna nacional, que retome los sectores fundamentales y estratégicos de la economía asu-miéndolos con soberanía. Una po-lítica nacional agraria que reintegre los 5 millones de hectáreas expro-piados a los más de 4 millones de desplazados y proyecte el desarrollo integral del campo colombiano. Es el cambio de unas relaciones socia-les in equitativas, injustas, exclu-yentes, por unas relaciones sociales justas equitativas, solidarias que re-suelvan el problema de la miseria y la pobreza.

En materia industrial y empresarial fortalecer la producción y merca-dos nacionales elevando el nivel de vida, el bienestar de la población; o sea, los renglones estratégicos de la economía deben estar en manos del Estado, esto es, alterar y colocar la propiedad privada y estatal en fun-ción de todas estas medidas – dentro de la soberanía nacional- tendientes a elevar el nivel de vida del conjunto

se trata de generar la solidaridad de los pueblos e internacionalismo de los trabajadores, de organizaciones sociales democráticas y con

gobiernos progresistas que impulsen un intercambio justo, equitativo en función de los pueblos y no del mercado ni del capital, en el que se

coloque al centro, el Hombre.

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de la población a través de, reinver-sión interna de capital, de promover desarrollo industrial, agroindustrial, que genere seguridad alimentaría, prestación de seguridad social, ga-rantice la preservación ambiental, respeto a los derechos humanos, económicos sociales y ambientales.

GRJ: Derivado de las anterio-res apreciaciones sobre situación mundial y regional ¿que condi-ciones ve usted para realizar esas trasformaciones de fondo en Co-lombia?

A decir verdad la situación social y aún económica en el país no esta nada bien, serios estudios como los de José Fernando Isaza Delgado y Diógenes Campos Romero sobre “la evolución reciente del conflicto en Colombia”. proyectaban en 1999 un ascenso para el 2005, del gasto militar entre el 4% y el 5.2% del PIB monto que consideraba preocupan-te para la estabilidad fiscal del país. La realidad las superó, tal cifra es bien difícil de explicar en un país, que de acuerdo a la política oficial

no tiene conflicto interno ni externo pero, por otro lado a misma inves-tigación muestra expresamente, la agudización en el deterioro de las condiciones de vida de la población y la posible crisis nacional. Así, en-contramos datos concretos y cifras alarmantes:

I. El gasto militar se ha disparado, llegando hoy a cerca del 6.5% del PIB.

II. Se han desmovilizado más de 25.000 miembros de las AUC, de los 12.000 hombres, que de acuerdo al gobierno, integraban el grupo armado ilegal. Esta multiplicación de los paramilita-res, algunos matemáticos lo han denominado “La Paradoja de Banach Tarski aplicada al para-militarismo colombiano”, y otros como la demostración de 1=2.

III. Se evidencia el fracaso de la política de fumigación como medio de control a los cultivos ilícitos.

IV. Quedó en evidencia que el movimiento político denomina-do por algunos analistas -Uribis-mo Rural- combinó “todas las formas de lucha” en su alianza con el paramilitarismo. Es decir, existe lo que los estudiosos lla-man “Asimetría en el Resultado de Combinar Todas las Formas de Lucha”.

El gasto en defensa -confirman los estudios- es igual a la suma de todas las transferencias en salud, educa-ción y saneamiento ambiental. De los 3,56 billones previstos para in-versión total del Gobierno Nacional 2,3 billones, es decir el 65%, se des-tina a inversión en equipo militar. (Un billón aquí significa un millón

-ACUERDO NACIONAL POR EL PUEBLO

Al cierre de edición - hoy 9 de Abril, llegó a nuestro correo y circuló a través de los me-dios un pronunciamiento sobre el Acuerdo Nacional del ELN que entre otros apartes dice:

“-La esencia que mueve el conflicto colom-biano es la lucha entre quienes están del lado de las grandes mayorías, contra una excluyente minoría que detenta el poder y

tiene muy claros sus intereses y ataduras al imperialismo mundial, enemigo acérri-mo de los pueblos.

- Es urgente convocar y organizar un Acuerdo Nacional para la lucha, con la fuerza de todas las organizaciones populares, que ellas sean representadas por sus autén-ticos dirigentes y éstos en alianza con sectores medios, sepan interpretar el interés popular y de Nación, de tal manera que sea esta la esencia de dicho Acuerdo; en una perspectiva política y social, que proyecte un Nuevo Gobierno de Nación, Paz y Equidad.

-Un Acuerdo Nacional donde hegemonicen las organizaciones y partidos oligárqui-cos, es repetir la historia del mal llamado Frente Nacional de la década del 50, que le resolvió los problemas a la oligarquía y se propuso cerrarle el paso a las luchas populares.

- Hoy las consignas de “unidad popular contra la oligarquía”, agitadas por Gaitán hace más de sesenta años y por Camilo Torres, los dos más grandes dirigentes populares de nuestro tiempo, están a laorden del día.”

Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)

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de millones). Se está aumentando en forma exponencial el pasivo pen-sional de las FFMM. Pedro Mede-llín calcula que en el año 2002, por cada peso de gasto militar más de 40 centavos tenían que ser transferidos al pago de pensiones, hoy se requie-ren 47 centavos. Para el año 2007, se tienen las siguientes cifras: Gasto en defensa 351,2 billones de pesos: Gasto en defensa como porcentaje del PIB = 6,32%

Es interesante mencionar además, que de acuerdo con analistas como Juan Camilo Restrepo, Pedro Me-dellín en el período 2002-2007 los 160.000 soldados combatían 16.900

guerrilleros de las FARC, 3700 del ELN, 12.175 de las AUC, para un total de 32.775 armados ilegales. Lo que equivale a 4,9 soldados por cada combatiente irregular.

Para el año 2007, desmovilizadas las AUC, que se supone también las enfrentaba el ejército, el gobierno estima en 11.000 y 2.500 los efec-tivos de las FARC y el ELN respec-tivamente. Lo cual arrojan 15,5 sol-dados por cada guerrillero y la cifra tiende a aumentar.

En este sentido entonces, encuentro que mientras que el país invierte el 6.32 % del PIB en gastos de defensa,

los EU incluido los gastos en la invasión de Irak solo alcanzan algo mas del 4% del PIB. Además, consi-dero, que habrá que sumar al numero total oficial de miembros de la policía y Fuerzas Armadas, buena parte de los paramilitares- supuestamente desmo-vilizados- y, sobre todo, a todos los paramilitares que se mantienen e in-crementan la actividad de control social, territorial, económico de regiones y entidades, es decir dedi-cados saqueo y pillaje del territorio nacional y del tesoro público.

Es de anotar que, desde hace un par de años, se viene planteando el cre-cimiento de la economía pero, ese posible aumento, no ha resuelto realmente los problemas de pobreza, de prestación de servicios

públicos, agua potable, alcantarilla-do, educación, empleo, de salud que tiene amplias capas de la población, según Procuraduría, se registra la cifra de 20.000 niños muertos por hambre, por falta condiciones ele-mentales de atención básica, osa por descuido y desprotección. Además, buena parte de las cifras que se co-nocen y se publican son, casi siem-pre, desde las exposiciones de las 4 o 5 grandes ciudades, dejando fuera de estudio las zonas rurales y aun de áreas urbanas menores e interme-dias.

De igual forma encontramos, por mencionar sólo un dato, que durante lo que va corrido del periodo de Uri-be, la situación del desplazamiento en Colombia se a agravado severa-mente, según lo publican institucio-nes especializadas en el tema como CODHES, que en su Boletín infor-ma que “el numero de desplazados son 1’174.396 personas”, las cuales hacen parte del total aproximado de tres y medio millones de habitantes en situación de desplazamiento, esto constituye una gran tragedia nacio-nal, inaudito e insoportable.

GRJ: Desde su perspectiva cual ha sido el recorrido, la trayectoria de luchas que hoy puedan repre-sentar un acumulado significativo para las trasformaciones funda-mentales en el país.

Cabe recordar el articulo emitido en una de sus publicaciones por el ELN sobre el Tesoro de Simacota “Como el oro que no se deprecia ni se dete-riora, tampoco deja de tener valor la declaración hecha por el ELN hace 43 años, cuando realizó la primera toma armada de una población en

Durante lo que va corrido del periodo de Uribe, la situación del desplazamiento en Colombia se a

agravado severamente

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Simacota, Santander, un jueves 7 de enero de 1.965. El ‘Manifiesto de Si-macota’ denunció en su momento la dominación violenta, la explotación del pueblo y el saqueo de los bie-nes y recursos nacionales por parte de la oligarquía y los imperialistas de Estados Unidos. Situación que hoy continúa. Convocó a la unidad popular y a la lucha revolucionaria, para lograr una patria digna”.

De igual forma, puedo retomar los planeamientos de esa publicación nuestra que expresa, expeditamen-te: “En estos 44 años de conflicto interno, en particular el ELN, ha construido una estructura político-militar que irradia todo el país con capacidad operativa, acompañando las expresiones de las luchas so-ciales, con un mando centralizado, elegido democráticamente, con fun-damento ideológico de dignificar la

vida y la humanidad y con propues-tas de transformaciones en favor de las mayorías.

El Plan Colombia y la Seguridad Democrática son un mismo plan de guerra no es una propuesta o plan de paz para el País, por eso es claro que ni al gobierno de Álvaro Uribe ni al de George Bush, les interesa acabar con la guerra, sino que, adelantan la segunda fase del Plan Colombia, para convertir al país en la princi-pal potencia militar de la región, como punta de lanza para impedir el proceso democratizador de Amé-rica Latina que esta confrontando el modelo neoliberal.

El conflicto colombiano no puede entenderse solo como la confronta-ción militar entre el Estado con sus paramilitares contra las guerrillas, sino que está determinado por facto-

res económicos, políticos y sociales y gobernado por intereses imperia-listas. Por tanto, la solución implica transformaciones estructurales y re-basa los límites nacionales.

De hecho, el ELN es una Fuerza Beligerante, que acoge el Derecho Internacional Humanitario y el De-recho de La Haya; que ha plantean-do concertar una Solución política de paz y justicia social para superar el conflicto colombiano y desde la década del ochenta del siglo pasa-do, ha insistido en llegar a acuerdos sobre la humanización de la guerra para evitar la barbarie que adelanta el Estado colombiano y la degrada-ción del conflicto. Método utilizado para generar terror, invalidar la res-puesta militar y armada del pueblo colombiano, callar la protesta social e imponer el modelo neoliberal. Es claro que ha sido este Estado per-verso y genocida el que ha utiliza-do prácticas como la desaparición forzada, el asesinato de los que disienten de su forma de pensar y gobernar, el descuartizamiento con motosierra, el confinamiento en cár-celes a miles de colombianos.

Representamos un proyecto políti-co, que lucha por construir la nueva nación de contenido popular, demo-crático y humanista, que asuma la superación de las causas que origi-naron y alimentan el conflicto.

El ELN no es terrorista ni narcotra-ficante, no desarrolla prácticas que generen terror en la población. Lu-chamos contra la injusticia social, la exclusión y el régimen, respon-sable de la opresión política por me-dio del terrorismo de Estado y de la dominación económica. Hacemos

El conflicto colombiano no puede entenderse solo como la confrontación militar entre el Estado con sus paramilitares contra las guerrillas, sino que está determinado por factores

económicos, políticos y sociales y gobernado por intereses imperialistas. Por tanto, la solución implica transformaciones estructurales y rebasa los límites nacionales.

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parte de las fuerzas que luchan por cambios políticos, económicos y so-ciales, en contra del monopolio del poder por parte de la oligarquía co-lombiana y de la injerencia perversa del imperialismo norteamericano”.

Al respecto es preciso destacar que esa Política de Seguridad Demo-crática, no representa ni seguridad nacional ni democracia efectiva en la participación de la población, en la estructuración, -planeación-, decisión y ejecución de planes de desarrollo, ni en la construcción de políticas públicas, por el contrario, es belicista, implica ampliar y pro-fundizar el conflicto social y armado en tanto involu-cra a civiles en la confron-tación militar, en acciones cívico-militares como las de los guardabosques, las redes de informantes y las familias en acción y además va en contravía del plantea-miento fundamental de solución po-lítica – propuesto por la insurgencia- y respaldado y exigido por cada vez más amplios sectores de la sociedad y la comunidad internacional.

GRJ: Compañero, con ese estado de cosas tan críticas de la situación na-cional, con esa tendencia militarista reforzada por la accesoria e ingeren-cia del gobierno de EE.UU. puede decirse que ¿Hay voluntad política de las clases dirigentes del país y de su representante, el Gobierno de Uribe Vélez, para construir un pro-ceso de Paz? ¿Qué noto usted en las Rondas de conversaciones aquí en la Habana?

De entrada, considero equivocada la postura del presidente Uribe, en

cuanto afirma que en Colombia no hay conflicto si no terrorismo, con lo cual tiende a desconocer la pro-funda crisis del modelo neoliberal y a camuflar la estructura del terro-rismo de Estado montada desde las Fuerzas Armadas, DAS y Fiscalia, e intenta, además, hacer que aparezca que el principal y único conflicto del país es la lucha popular y armada1* -estigmatizándola como terroris-ta- como estrategia para esconder el problema del narcoparamilitaris-mo. Lo cierto es que es el Estado y las clases en el poder los que pro-mueven el oprobio, la crueldad, la guerra, el terrorismo, las masacres,

las desapariciones, las amenazas, la motosierra, la persecución e intimi-dación, esto es el terrorismo de Es-tado. Es decir, todo esto muestra que no hay real voluntad de paz en el ac-tual gobierno. Pero tampoco quiero desconocer errores cometidos por la organización, ni mucho menos la crueldad de la guerra, por eso ha sido insistente nuestro llamado a concre-tar un acuerdo de humanización del conflicto y de su regulación, inscrito � *Con respecto a la lucha armada con-

siderosu totalvalidezyvigencia,sobretodoensociedadescomo lanuestraenque cada día se agudizan mucho máslas profundas contradicciones y des-igualdadessociales–enestesentidoespertinenteseñalarelderechoa laauto-determinacióndelospueblospromulga-doenladeclaracióndeArgel-.

Pero, observo una degradación del conflic-to, de ahí que el ELN interceda por nodegradarlaguerra,porlaHumanizacióndel conflicto. Por el compromiso de laspartesareconoceryaplicarelDIH.

en parámetros éticos que no degra-den la dignidad humana.

Es desde el Estado, en concreto son los gobiernos, incluido principal-mente el actual de Uribe Vélez, el que en su afán por responder a las presiones del capital internacional, en la implementación del modelo político-económico - en complici-dad con el paramilitarismo - el que pasa por encima, pisotea, los intere-ses de la población y vulnera la ins-titucionalidad.

Se auspicia la legalización de las tierras y propiedades usurpadas a

campesinos, garantiza el lavado de dineros, pro-moviendo una sociedad del enriquecimiento ‘fá-cil’. A la vez, presiona, azuza a la rama judicial con el fin de aupar la más miserable impunidad, o

sea, está generando una cultura ma-fiosa. El gobierno debe asumir su responsabilidad política, jurídica y económica por permitir la corrup-ción e impunidad, por propiciar las causas del estado actual de cosas y tiene el debe de superar las impli-caciones desastrosas de mantener la guerra. Es claro, estamos en un Es-tado neoliberal terrorista, soportado por una dinámica tramposa y cultura del engaño.

Contrario a lo anterior, - al terroris-mo de Estado – y a la implementa-ción de las distintas formas de gue-rra y agresión por parte del gobierno contra el pueblo, nosotros validamos y ejercemos el legitimo derecho que tienen los pueblos de impulsar e im-plementar de las distintas luchas, de una forma radical, la lucha armada

Lo cierto es que es el Estado y las clases en el poder los que promueven el oprobio, la crueldad, la guerra, el terrorismo, las masacres, las desapariciones, las amenazas, la motosierra, la

persecución e intimidación, esto es el terrorismo de Estado.

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revolucionaria como instrumento de los pueblos por su liberación y por la creación de una sociedad más justa.

Reitero, es de recalcar, que las armas van acompañadas de una concep-ción política, de una visión clara de lo humano, de una profunda convic-ción histórica que ellas son funda-mentos e instrumentos para garanti-zar los avances y logros populares, junto con los hombres y mujeres, movimientos sociales y fuerzas políticas com-prometidos con la cau-sa de construcción de otros mundos mejores son posibles.

Sin embargo, debo de-cir que hay que diferen-ciar: “el fin no justifica los medios”, es necesa-rio plantearse como se llega al objetivo mili-tar; político-militar, no se llega de cualquier forma sino en la misma construcción estratégi-ca, en la táctica. La éti-ca en la guerra esta dada en los medios y en el como se hace la guerra, esto es fundamental y le da valor al ir construyendo nuevas perspectivas, el nuevo poder, el po-der popular.

Recientemente, nuestro Primer Co-mandante, Nicolás Rodríguez Bau-tista, se pronunció sobre la vigencia del alzamiento en armas: “antece-dentes históricos nos dieron el dere-cho a la rebelión, que mantenemos desde entonces y que continuamos defendiendo porque contrario a lo

que piensan algunos, en Colombia hoy sigue siendo válido el levan-tamiento en armas, pues la esencia del régimen sigue siendo altamente represiva y excluyente. Además ins-titucionalizó el terrorismo de Estado y cada día se hace más difícil encon-trar una salida política al conflicto, esfuerzo que el ELN mantendrá a pesar de la estrechez que encuentra

para desarrollarlo”. A propósito de este planteamiento, cuando exis-te un Estado guerrerista, el pueblo siempre buscará la forma apropiada de responder, pero siempre la lucha armada expandió el camino de la so-lución política.

En este orden de ideas, opino que en las rondas de la Habana, si bien hay avances, sobre todo de aproximación en torno a crear un clima de dialogo,

la elaboración del diseño del proce-so y sus ejes estructurales, la defi-nición y discusión de las temáticas que permitan generar el ambiente de apertura para adelantar un proceso de paz, estableciendo las formas de participación de la población civil, en la perspectiva de convocar y rea-lizar la Convención Nacional, hay fuertes tensiones, unos ‘ruidos’, así

como profundas des-confianzas que no son de forma y que no las resuelve la voluntad política del ELN si no las perspectivas y cer-teza de un interlocutor interesado en una paz duradera.

Los temas e ideas para alcanzar lo que llama-mos el Acuerdo Base, son parte del acumula-do que nos correspon-derá llevar a temas es-tructurales, los cuales deberán ser materia de discusión de todos los sectores sociales, de todas las regiones, de las fuerzas políticas, del país todo. En eso consiste la Conven-ción Nacional, no se

trata de reemplazar al pueblo, sino por el contrario el pueblo organiza-do, analizar, reflexionar, proponer, decidir e implementar las políticas y trasformaciones, económicas, so-ciales, culturales, ambientales, es la verdadera democracia, simple, si se puede decir básica.

Al respeto pienso que se requiere pasar en las discusiones de la for-ma a los temas fundamentales, a las

las armas van acompañadas de una concepción política, de una visión clara de lo humano, de una profunda convicción histórica que ellas son fundamentos e instrumentos para garantizar los

avances y logros populares

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problemas políticos de fondo, contenidos sustanciales, abor-dar las realidades concretas de la situación del país, que realmente tiendan a la solución política estructural. Esto pasa por reconocer la existencia del conflicto político social y ar-mado y por ende se nos debe reconocer a la insurgencia como actores e interlocutores políticos. Y ante las profun-das desconfianzas mutuas se hace necesaria la presencia de garantes del proceso tanto de la comunidad internacional como del país. Es importante recobrar el papel de Observa-dores, facilitadores y media-dores del proceso. La gestión de los países amigos de la paz de Colombia (Argentina, Bo-livia, Brasil, Cuba, Ecuador, España, Nicaragua, Noruega, Panamá, Suecia, Suiza, Venezuela ) es determinante hoy si queremos en el mediano plazo un proceso de paz con perspectivas de solución a los problemas estructurales del país.

GRJ: En términos de conclusión ¿Cual es entonces la propuesta de Solución Política al conflicto que tiene a actualmente la insurgen-cia?

Precisamente, se trata entonces de abordar los problemas sustanciales que originaron el conflicto en pers-pectiva de buscar e implementar una solución política al conflicto. Asumir los cambios que requiere el país, en esa perspectiva de no dependencia, de soberanía nacional, de integración del sur con procesos económicos y productivos realizados en equidad, de solidaridad internacionalista a la

que nos referíamos en un comienzo de esta conversación.

Luego entonces, como fruto de todo este trasegar en la confrontación po-lítica, de raigambre popular, de tra-dición en la defensa de la soberanía nacional, de búsqueda de reivindi-caciones sociales, de forjar fuerza militar, nuestra organización ELN, hace parte de las luchas e historia de resistencia del pueblo colombia-no y latinoamericano y junto a es-tos pueblos está en construcción el nuevo poder popular y, en esa me-dia, ha incluido dentro del conjun-to de su concepción revolucionara la propuesta de solución política al conflicto, como una parte, de su es-trategia revolucionaria.

Es un hecho, el ELN está dispuesto, junto al pueblo, como un compo-nente más, a discutir las trasforma-

ciones que el país necesita para que las causas que originaron el conflicto sean tratadas y superadas, de forma democrática, abo-gamos por una autentica democracia original, sin apellidos, a secas, que re-coja las raíces rebeldes, libertarias, las experiencias sociales, económicas y cul-turales de los pueblos y re-giones, que construya una nueva nacionalidad con el auto reconocimiento mul-tiétnico y multicultural.

Se requiere entonces, en medio de la guerra, huma-nizar -detener el conflicto-y en torno a la confrontación, diseñar y lograr un nuevo acuerdo nacional incluyen-te, con la participación de

todas las expresiones de la sociedad y todos los actores políticos y arma-dos; que discuta todos los temas que permitan resolver los problemas que generaron el alzamiento en armas; que genere un nuevo pacto social como solución a la crisis nacional; Que garantice una paz duradera. Fortalecer la sociedad democrática.

En síntesis; es necesario un gran acuerdo nacional que produzca una nueva carta política para Colombia, que de vía a la consolidación de un país en paz y equidad, un verdade-ro tratado de paz y reconciliación de los colombianos.----------------------* Jiménez Germán R. Comunica-dor e investigador social. Periodista. Equipo. Centro Estratégico de Pen-samiento Alternativo – CEPA.

Es un hecho, el ELN está dispuesto, junto al pueblo, como un componente más, a discutir las trasformaciones que el país

necesita para que las causas que originaron el conflicto sean tratadas y superadas, de forma democrática, abogamos por una

auténtica democracia original

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El pensamiento social, económico y político en Jorge Eliécer Gaitán

[1898-1948]

Contextos específicos en la vida de Jorge Eliécer

Gaitán

Su parábola vital se inicia en 1898 (algunas biografías señalan 1903) y termina con su asesinato en Bogotá el 9 de abril de 1948, ciudad que lo vio nacer y morir: 50 años de exis-tencia y 25 de lucha!. Hoy, hace 60 años – 9 de abril del 2008 -, se si-lenció su voz y su grito de arrebato

¡A la Carga!, con tres balazos, en medio de una atmósfera de violen-cia, generada institucionalmente. En esta forma criminal como parte de la historia magnicida, se cancela abruptamente la lucha que expresa-ba Gaitán y continúa representando, en medio de la violencia prolonga-da ,la injusticia, la exclusión y la pobreza de las inmensas mayorías , situación dramática, multiplicada, que todavía nos asiste en pleno siglo XXI. Sin embargo, su pensamiento vivo está vigente, como su recuerdo y su ejemplo inmortal ¡Es lo que de-bemos rescatar y resaltar en el aquí

y el ahora, a la hora de la reconstruc-ción nacional y social!

Trataremos de invocar tangencial-mente su legado, su pensamiento, sus programas y propuestas de cam-bios estructurales no sólo coyuntu-rales en lo económico, social y polí-tico, en defensa de los excluidos, no para repetirlo mecánicamente sino para continuarlo y actualizarlo, en el camino de la memoria, la historia y la acción, más allá del recuerdo ane-cdótico, sentimental o del llamado “culto a la personalidad”, median-te la conversión mítica en fetiche

El pensamiento social, económico y político en Jorge Eliécer Gaitán

[1898-1948]Luis Emiro Valencia

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o icono, ocultando o tergiversando su legado y la razón de su vida y su sacrificio.

En este horizonte, debemos rescatar y entregar a las nuevas generaciones en sus contenidos, valores, princi-pios y experiencias, el significado y pensamiento de Gaitán, el cual siempre apuntó, en forma coheren-te, consecuente y honesta, a que las personas tuvieran igualdad y dere-chos reales ante la vida y no sólo ante la maraña de un sistema de ar-bitrariedad con leyes. Es aquí donde está la esencia y pilares de su le-gado, como el de todos los grandes luchadores y luchadoras, que produ-cen y reproducen en su camino los pueblos, con sus héroes, mártires y conductores.

Los años de formación avanzan son su tesis de grado como abogado de la Universidad Nacional de Colom-bia “Las Ideas Socialistas en Co-lombia”, en 1924. Este trabajo re-coge sus investigaciones, lecturas y fuentes del conocimiento avanzado de la época lo califica como un país integrado al proceso capitalista, en-tendido como una categoría históri-ca en Colombia, atrasado y deforme, manifiesto en el modo de produc-ción y las relaciones sociales asimé-tricas pertinentes a su especifidad. Este trabajo de investigación, con su tesis sobre “El criterio positivo de la premeditación” Magna Cum Laude de la Real Universidad de Roma, lo recibe junto con el premio de ma-nos de su Maestro Enrico Ferri. Esta fase de su vida, la complementa con su viaje por Europa –1926 y1927-, e impacta sus vivencias y experiencias humanas, sociales y políticas. Es su

circunstancia, a nivel internacional proyectada y aclimatada a la reali-dad nacional en Colombia y luego en América Latina. Esto le permite conocer a fondo la historia y las his-torias de los pueblos.

Crepúsculo de la “República liberal”

• La crisis generalizada y los cam-bios económicos, sociales y demo-gráficos, exigían ajustes al sistema tradicional, lo cual implicó una serie de reformas para fortalecerlo. En ese marco de la denominada “revo-lución en marcha”, bajo el primer Gobierno de Alfonso López Puma-rejo, así como el relevo partidista y de generaciones, facilitó a Gaitán el escenario para contribuir al avance democrático desde el Congreso y las ciudades y aldeas. En esta fase presentó en 1933 y luego en 1936, proyectos de reforma agraria sobre la tenencia de la tierra y las relacio-nes de trabajo, contribuyendo en gran medida a incluir criterios de avanzada en la reforma constitucio-nal de 1936, como la función social de la empresa y la responsabilidad e intervención del Estado. Estos avan-ces fueron objeto de pausa o retroce-so, en su ejecución en los gobiernos sucesivos. Sin embargo es de adver-tir, que algunas de estas tesis maes-tras, se encuentran en los pliegues de la esquizofrénica Constitución de 1991.

• Crisis del Gobierno liberal de Al-fonso López Pumarejo, intento de Golpe de estado (10 de julio 1944, Consacá, Nariño)) y renuncia poste-rior a la Presidencia. Sucede el Go-bierno de Alberto Lleras Camargo y entra en conflicto y represión al

sindicalismo de trabajadores por-tuarios y del transporte (Federal) del Río Magdalena. 1940-1945. Los gobiernos de pausa a la denominado “Revolución en marcha” de López Pumarejo y su caída son sucedidos por el Presidente Eduardo Santos. En estos Gobiernos las experiencias como Ministro de Educación y Tra-bajo, representan una experiencias amargas, en cuanto son derrotados sus planes de reforma educativa y de organización sindical y del traba-jo, razón por la cual renuncia irrevo-cablemente, caso similar cuado fue nombrado Alcalde Mayor de Bogo-tá. 1940-1950.

• Proceso de concentración de la ri-queza, el poder, la educación, la di-visión tradicional del pueblo en dos partidos, sectarizados y violentos, después de las guerras civiles del siglo 19 y 20, que sólo significan el partir en dos al pueblo para ,manipu-larlo y explotarlo, como los identifi-ca Gaitán. El país político y el país nacional. Oligarquías y pueblo. Cre-cimiento económico y subdesarrollo social. Es aquí donde nace la lucha de Gaitán contra las oligarquías de todos los partidos con el pueblo de todos los partidos, con su consigna de agitador: “Pueblo: A la Carga!”

Acción política y programas

Dentro de este marco sociopolítico de crisis estructural, Gaitán intenta organizar al pueblo de todos los par-tidos, especialmente al sector cam-pesino y sus vinculaciones urbanas y sindicales, a través del movimien-to nacional izquierdista revoluciona-rio –UNIRISMO. En 1934 presenta el Manifiesto, la Plataforma pro-

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7 de febrero de 1948

Señor Presidente Mariano Ospina Pérez:

Bajo el peso de una honda emoción me dirijo a vuestra Excelencia, interpretando el querer y la voluntad de esta inmensa multitud que esconde su ardiente corazón, lacerado por tanta injusticia, bajo un silencio clamoroso, para pedir que haya paz y piedad para la patria.

En todo el día de hoy, Excelentísimo señor, la capital de Colombia ha presenciado un espectáculo que no tiene precedentes en su historia. Gentes que vinieron de todo el país, de todas las latitudes —de los llanos ardientes y de las frías altiplanicies— han llegado a congregarse en esta plaza, cuna de nuestras libertades, para expresar la irrevocable decisión de defender sus derechos. Dos horas hace que la inmensa multitud desemboca en esta plaza y no se ha escuchado sin embargo un solo grito, porque en el fondo de los corazones sólo se escucha el golpe de la emoción. Durante las grandes tempestades la fuerza subterránea es mucho más pode-rosa, y esta tiene el poder de imponer la paz cuando quienes están obligados a imponerla no la imponen.

Señor Presidente: Aquí no se oyen aplausos: ¡Solo se ven bande-ras negras que se agitan!

Señor Presidente: Vos que sois un hombre de universidad debéis comprender de lo que es capaz la disciplina de un partido, que logra contrariar las leyes de la psicología colectiva para recatar la emoción en un silencio, como el de esta inmensa muchedumbre. Bien comprendéis que un partido que logra esto, muy fácilmente podría reaccionar bajo el estímulo de la legítima defensa.

Ninguna colectividad en el mundo ha dado una demostración supe-rior a la presente. Pero si esta manifestación sucede, es porque hay algo grave, y no por triviales razones. Hay un partido de orden capaz de realizar este acto para evitar que la sangre siga derramándose y para que las leyes se cumplan, porque ellas son la expresión de la conciencia general. No me he engañado cuando he dicho que creo en la conciencia del pueblo, porque ese concepto ha sido ratificado ampliamente en esta demostración, donde los vítores y los aplausos desaparecen para que solo se escuche el rumor emocionado de los millares de banderas negras, que aquí se han traído para recordar a nuestros hombres villanamente asesinados.

Señor Presidente: Serenamente, tranquilamente, con la emoción que atraviesa el espíritu de los ciudadanos que llenan esta plaza, os pedimos que ejerzáis vuestro mandato, el mismo que os ha dado el pueblo, para devolver al país la tranquilidad pública. ¡Todo de-pende ahora de vos! Quienes anegan en sangre el territorio de la patria, cesarían en su ciega perfidia. Esos espíritus de mala inten-ción callarían al simple imperio de vuestra voluntad.

Amamos hondamente a esta nación y no queremos que nuestra barca victoriosa tenga que navegar sobre ríos de sangre hacia el puerto de su destino inexorable.

Señor Presidente: En esta ocasión no os reclamamos tesis econó-micas o políticas. Apenas os pedimos que nuestra patria no transite por caminos que nos avergüencen ante propios y extraños. ¡Os pedimos hechos de paz y de civilización!

Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes. Somos descen-dientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este suelo sa-grado. ¡Somos capaces de sacrificar nuestras vidas para salvar la paz y la libertad de Colombia!

Impedid, señor, la violencia. Queremos la defensa de la vida hu-mana, que es lo que puede pedir un pueblo. En vez de esta fuerza ciega desatada, debemos aprovechar la capacidad de trabajo del pueblo para beneficio del progreso de Colombia.

Señor Presidente: Nuestra bandera está enlutada y esta silenciosa muchedumbre y este grito mudo de nuestros corazones solo os reclama: ¡que nos tratéis a nosotros, a nuestras madres, a nuestras esposas, a nuestros hijos y a nuestros bienes, como queráis que os traten a vos, a vuestra madre, a vuestra esposa, a vuestros hijos y a vuestros bienes!

Os decimos finalmente, Excelentísimo señor: Bienaventurados los que entienden que las palabras de concordia y de paz no deben servir para ocultar sentimientos de rencor y exterminio. ¡Malaventu-rados los que en el gobierno ocultan tras la bondad de las palabras la impiedad para los hombres de su pueblo, porque ellos serán se-ñalados con el dedo de la ignominia en las páginas de la historia!

Oración por la paz

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gramática y las bases orgánicas del movimiento, deslindándose de los partidos tradicionales y la ortodoxia comunista, incluyendo el problema de la tierra, mediante reforma agra-ria, reforma bancaria e, industrial, mediante intervención y planifica-ción democrática desde el Estado, enfatizando en las reformas sociales educativas, de salud, prestaciones, fortalecimiento sindical, control so-cial de los sectores estratégicos de la economía, reforma institucional, entre otras propuestas

En las elecciones fracasa el UNI-RISMO y regresa al partido liberal continuando con sus tesis básicas, pero combatiendo desde dentro a la oligarquía y al gobierno liberal, gas-tado y en decadencia, coludido con las elites en general. Es el espacio político para agitar sus banderas so-bre “la restauración moral y demo-crática de la República”, apuntando críticamente al gobierno de Alfonso López Pumarejo en su proceso des-composición política y ética.

En la cúspide de su agitación y campañas a nivel nacional, recorre

pueblos, veredas y regiones, y cons-truye el “movimiento gaitanista”, con base en sus tesis generales de carácter radical y democrático: libe-ral en lo político y socializante en lo económico. Con base en las unidad del pueblo todo, contra la oligarquía toda, sin distingos partidistas tradi-cionales. 1945-1948.

Sin embargo, el contexto dominante en Colombia, en el cual desenvuelve sus ideas y luchas Gaitán, es de vio-lencia física y sectarismo político, decretado y practicado desde arriba contra los de abajo y enfrentando a los de abajo entre sí.

El libro La Violencia en Colombia de los científicos sociales Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna y Monseñor Germán Guzmán, son testimonio objetivo y honesto sobre de esta crónica situación, desata-da desde la cima en 1946, con sus antecedentes del siglo XIX inicios del XX, que no sólo es histórica sino que se halla presente en el siglo XXI. Vale la pena releer la historia y compararla con la realidad de hoy para verificar que no sólo ha crecido

el cáncer sino que ha hecho metás-tasis y repasar las crónicas de tanta “muerte anunciada”.

En este clima político se enfrenta-ron como candidatos a las Presiden-cia Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay como facciones del Partido Liberal, izquierda y derecha respec-tivamente, lo cual desorientó y divi-dió al electorado, resultando elegido Mariano Ospina Pérez, conserva-dor tradicional, en cuyo Gobierno continúo la violencia política. Sin embargo, después de la derrota li-beral, emigró Turbay a Paris, donde murió. Gaitán quedó con la bandera limpia y solitaria en la cumbre ha-cia el poder ineludible, salvo que se atravesara la muerte, como ocurrió fatalmente. No sólo se dividió en dos la historia de Colombia, como recitan los que saben que la violen-cia y la injusticia, recordando que estos hechos, sólo siembran sangre, sudor, lágrimas y muerte, elemen-tos utilizados para conservar o crear privilegios individuales y corporati-vos con el correlativo atraso colecti-vo, reproduciendo así fatalmente los conflictos como un círculo vicioso.

En el Gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez, mediando la abstención liberal, cerró el Con-greso, se aceptó la sede de la Con-ferencia Panamericana generadora de la OEA, cuya delegación de Es-tados Unidos, fue presidida por el General Marshall, evento del cual fue excluido Gaitán. El Gobierno del Presidente Ospina, recibió de Gaitán un “Memorial de Agravios” denunciando la violencia, junto con el listado de víctimas y se supone conoció la “Oración por la Paz”, di-rigida directamente a él como man-

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datario, y pronunciada en febrero de 1948 por Gaitán en la Plaza de Bolí-var, a pocos pasos del palacio presi-dencial. Estas palabras sobre la paz y las garantías humanas y sociales, resultaron premonitorias y consti-tuyen el epitafio y prólogo, que ex-plica históricamente el 9 de abril de 1948, día del asesinato, con sus ma-nifestaciones con dolor, ira, frustra-ción, derrota y tristeza. Sin embar-go, debemos recordar su lucha, su pensamiento, esencial y la razón de su vida y muerte, como fundamento promisorio para un nuevo amanecer democrático. Esto es lo verdadera-mente fundamental.

El pensamiento y los lemas

El pensamiento económico, político y social de Jorge Eliécer Gaitán, se identifica en los pronunciamientos, programas, discursos y en el conjun-to de la obra y acciones reseñadas. Es pertinente para identificar sus ideas y la forma de exponerlas, re-coger algunos breves apartes de su obra oral y escrita a manera de le-mas, que para unos será demagogia y para otros denuncia, letanía peyo-rativa o realidad histórica y testimo-nio de las luchas sociales en Colom-bia. Y así lo consignamos:

• “ El Estado actual es un instru-mento de opresión de las clases pudientes contra los deshereda-dos”

• “Colombia necesita la fuerza brava de todos sus hijos para de-fenderla contra la avalancha del imperialismo”

• “Que la palabra ardiente de los jóvenes de todos los partidos di-seccione a los pícaros de la de-gradación”

• “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”

• “Yo no soy un político, soy un hombre con ideas políticas”

• “No aspiramos a la simple igual-dad ante la Ley, sino que bus-camos consagrar para todos la igualdad ante la vid”

• “Nos duele que a nombre de la libertad se deje morir a los seres de hambre”

• “Nada detendrá la marcha del pueblo”

• “Los problemas del pueblo no pueden ser resueltos por la oli-garquía liberal o conservadora”

• “Es nuestro deber crear un pue-blo y una sociedad nueva”

• “Hay que derrotar al país político para bien del país nacional”

• “Esta es una lucha para gente fuerte”

• “No hay sino dos partidos : el de los explotados y el de los explo-tadores”

• “Por la restauración moral y de-mocrática de Colombia, a la car-ga!”

• “Colombia: un pueblo en espera de su revolución”

• “La revolución es progreso”• “ Si avanzo seguidme, si retroce-

do empujadme, si me matan ven-gadme”

Los pasos en el camino hacia el poder y a la muerte

Veamos porque consideramos que Gaitán inevitablemente iba hacia el poder y repasemos sus pasos preme-ditados, como culminación de su lu-cha infatigable, resumida en cuatro grandes estrategias:

1. En este proceso es aclamado como Candidato Popular del Partido Libe-

ral en una masiva concentración en el Circo de Todos de Bogotá.1945.

2. En la Convención del Partido Liberal realizada en Bogotá se reforman los Estatutos y se defi-ne como “partido del pueblo” e incluye una serie programática orientadas a la reforma agraria y el problema de la tierra, el desa-rrollo industrial y la protección condicionada de la economía. Es ratificado como Jefe único del Partido. El ex presidente Eduar-do Santos y Jefe del Partido Li-beral le hace entrega de las llaves de la sede del partido liberal.

3. En las elecciones de marzo de 1947 logra consolidar las ma-yorías “gaitanistas” y liberales para integrar el Congreso de la República, Senado y Cámara, Asambleas Departamentales y la mayoría de los Concejos Muni-cipales es decir ,se supone tiene el poder político como Jefe Úni-co del Partido y el control de los órganos de representación a todo nivel institucional. Gaitán, está a un paso del poder.

4. Simultáneamente organiza un equipo altamente calificado de consultores independientes inte-grado por el economista y profe-sor de las Universidad Nacional de Colombia Antonio García, el jurista Guillermo Hernández Rodríguez presidente del Con-sejo de Estado, el catedrático y experto en banca y moneda Luis Rafael Robles y el Contralor Ge-neral de la República Antonio Ordoñez, concuerdan con las tesis democráticas y los conte-nidos socializantes de las pro-

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puestas programáticas de Gaitán. Es en este trabajo sinérgico, se discute y cons-truye el denominado “Plan Gaitán”,que contiene la re-forma agraria mediante la creación de unidades inte-grales de desarrollo, plani-ficación democrática y par-ticipante, fortalecimiento del desarrollo económico e industrial y agrario, bajo la protección condicionada en función del reparto equita-tivo de los beneficios entre el productor, el trabajador y el consumidor; la cogestión empresarial y la reforma tributaria directa, conjunto sistemático articulado a un pensamiento de democracia radical, promotora del cam-bio en el modelo económi-co y sus relaciones sociales, ajustado en términos de equidad y justicia.

El “Plan Gaitán” fue presentado al Congreso en 1947 para su discusión, en el entendido de que sería aproba-do por las mayorías denominadas “gaitanistas” y las demás fuerzas democráticas liberales y algunas disidencias conservadoras. No fue así. El Plan fue derrotado y las duras denuncias públicas sobre sobornos y compromisos de ciertos grupos y personas comprometidas con los in-tereses de la clase dominante, que no dirigente, opuesta en forma radical y violenta frente a las reformas demo-cráticas, como denunciara pública-mente y airado Gaitán. Todo resultó inútil. Sólo quedaba el recurso de-finitivo de invocar al pueblo, como sujeto social, para participar en las elecciones de Presidente y desde el

poder, se planteó Gaitán y con el pueblo, iniciar estratégicamente el nuevo proceso de reformas estruc-turales planteadas a lo largo de las luchas sociales reseñadas. En este horizonte su pensamiento era ple-namente consciente y así lo definió en varias intervenciones. Este fue el reto y desafío histórico y social, que condujo fatalmente al 9 de abril de 1948.

Entretanto la violencia iniciada des-de 1946 desde el Gobierno Conser-vador, sigue su guerra preventiva con mayor intensidad. Esto explica las masivas movilizaciones promo-vidas por Gaitán, pidiendo justicia y paz al Gobierno. Las patéticas invocaciones con su voz al viento, quedaron grabadas y esculpidas en piedra en la Casa-Museo Gaitán donde se halla sepultado su cuer-po, no sus ideas y el significado de

su lucha. Ellas son: Oración por la Paz y Oración por los Humildes, pronunciadas en febrero de 1947, ante conmovidas y gigantescas e inútiles manifestaciones silenciosas concentradas en la Plaza de Bolívar en Bogotá y en el Cementerio de la Ciudad de Manizales, Caldas, con motivo de reclamar y protestar por los genocidios y sistemáticas ma-tanzas selectivas enfocadas a eli-minar la esencia “gaitanista” y la destrucción de las vanguardias de la democracia, que un día germinarán como fruto y semilla, en la tierra, los mares y montañas, el río y la luz de la memoria colectiva, rescatando la auténtica historia del pueblo como vía constructiva para conquistar una auténtica y duradera paz democráti-ca con progreso colectivo, que sea realidad en la vida y no solamente en el papel el humo de los discursos y promesas, como señalara Gaitán.

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El deber ser de la lucha social, el gobierno de Correa y el proceso constituyente

Ecuador

Eloy Alfaro

na, mirándolo a través de los lentes de aquello que algunos sectores po-líticos del país hemos buscado en to-dos estos años de lucha, un cambio del país a un modelo de desarrollo socialista como única salida al capi-talismo.

A través de los lentes de este deber ser socialista radical, pretendo ana-lizar, no sólo lo que es o ha sido este gobierno, sino sobre todo lo que po-dría ser. Ese podría ser, no como crí-tica al gobierno y sus colaboradores, sino sobre todo, como un desafío a las organizaciones sociales respon-sables de estos años de lucha en el Ecuador, que llevaron a Correa a jefe de estado, a no desentendernos de nuestra responsabilidad histórica en los cambios. Este deber ser, es tam-bién una invitación a este gobierno a ir más allá, a conseguir cambios radicales. El deber ser también es un llamado a no perder la utopía, enten-dida como aquello que nos ayuda a caminar pisando firme, a no dejar de soñar y construir. Estoy convencido que la “revolución” del verde limón (los colores del movimiento de go-bierno), no es el fín, sino el medio… quizá la tareas inmediatas para la izquierda y el pueblo en general es responder ¿medio para llegar a don-de?

Este ensayo se compone de cuatro partes: la primera hace un recuento de los últimos 30 años de política y movilización en el país y los resul-tados obtenidos. La segunda es una mirada al primer año de gobierno desde las aristas más características, la tercera parte es una mirada a los actores de la actual coyuntura. La cuarta parte son los desafíos y con-clusiones.

Antecedentes

Este artículo busca desde una lectura del deber ser de la política, aportar en debates que lleven a profundizar los cambios que el país necesita, en

un momento histórico como el que vive. Es decir nos planeamos en-tender la realidad del momento que vive el Ecuador con el gobierno de Rafael Correa, llamado así mismo el gobierno de la revolución ciudada-

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Un recuento, para que no nos coman cuento

Un Gobierno como el de Correa en un país como el Ecuador no se lo puede entender, sin mirarlo desde una perspectiva histórica en estos últimos treinta años (fin de la dic-tadura y vuelta a la “democracia) y más concretamente en estos últimos 10 años (de crisis institucional y de-mocrática) acentuada y evidente. En esta última década distinguimos tres momentos importantes:

1. “Bucaran Fuera” 5 febrero 1997, el pueblo se levanta contra el go-bierno de Abadalá Bucaran, por la subida de los precios de prime-ra necesidad incluido el gas y por la fuerza de la protesta el con-greso lo declara “in hábil” para gobernar y lo destituye. En una de las maniobras más sucias de la historia del congreso nacional, asume el poder de manera inte-rina, el presidente del Congreso, quién durará en su cargo hasta la redacción de la nueva constitu-ción. Al finalizar su periodo un juicio penal, por desfalco al es-tado, lleva al interino a la cárcel. Resultado de la revuelta: se fue el presidente malcriado y se que-dó la derecha educada.

2. En diciembre de 1999, la Asam-blea de los pueblos conformada por las más grandes y potentes organizaciones sociales del país, deciden iniciar medidas de he-cho en todo el país, ante la ola de inestabilidad económica y políti-ca que vive el Ecuador. Parte de esta inestabilidad se expresa en la serie de leyes aprobadas por el

congreso como la Tro-le IyII que implican la definitiva entrega del país al modelo neoli-beral. La principal de-cisión implica el cie-rre de los tres poderes del estado, que se concreta efectivamen-te en tomas de estos espacios públicos. El presidente Mahuad, decide la dolarización como acción para sal-varse y frenar la infla-ción. Las acciones de resistencia se concre-tan en la toma de los tres poderes por parte del pueblo, provocando la huída del presi-dente, el 21 de Enero del 2000. Se queda la dolarización, el con-gelamiento bancario y 8 mil mi-llones dólares de los depositantes son robados por los banqueros amigos del gobierno derrocado. En los próximos 7 años, 3 mi-llones de personas salen del país en busca de mejores a Europa y USA. Ahora Jamil Mahuad da clases sobre gobernabilidad en Harvar donde aprendió prácticas de buen gobierno.

3. Lucio Gutiérrez, un militar popu-lista asume el poder apoyado por los sectores de izquierda, gracias a quienes gana las elecciones. Una vez posesionado en el go-bierno, se hace llamar “el mejor aliado de Bush y su hermano me-nor”. Esa fue la característica de su gobierno la entrega del país a los intereses de las multinaciona-les de USA y el Departamento de Estado. Gutiérrez logró en seis meses, lo que todos los gobiernos

anteriores juntos no lograron: la profundización del modelo neoli-beral. Los efectos no se hicieron esperar, subida de precios, falta de empleo y sobre todo corrup-ción en todos los niveles. La po-blación cansada de los políticos de todos los colores (a quines los considera cómplices de la situa-ción en la que se halla el país) se moviliza en las noches, durante 7 días, bajo el grito de Fuera to-dos, “logrando con ello que el 19 Abril 2005, el “dictócrata” como se hacía llamar Gutiérrez, huye-ra del palacio de gobierno, ante la masiva movilización popular. Esta acción es conocida como la rebelión de los forajidos.

Haciendo un acercamiento a estos tres momentos, podemos decir que el pueblo en los dos primeros casos quería que se vayan y punto. Así fue, se logró la huida de los dos pre-sidentes y se quedaron las medidas tomadas. Pero el último caso es par-ticular, pues viene acompañado de un grito… “fuera todos”, este grito tiene un carácter fundante, un carác-

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ter de génesis, de búsqueda de algo nuevo, que implica necesariamen-te terminar con lo anterior, aquello con lo que no se está de acuerdo. Es decir la movilización que derroca a Gutiérrez, es diferente a las dos pri-meras, pues avanza en la búsqueda de cambios, se nutre de un espíritu transformador. Ese espíritu después de 30 años de lucha, lo encarna Correa que asume en su discurso y propuesta, los senti-res y demandas de cambio que bus-ca el pueblo ecuatoriano. Es decir Correa se monta sobre un espíritu de cambio que construyó y creó el pueblo en distintas etapas de lucha, con victorias y retrocesos en estos últimos 30 años. Correa es producto de años de lucha, de sujetos socia-les que sobrevivieron a décadas de opresión, que no claudicaron, que a pesar de todas las dificultades no han dejado pasar ni un minuto en cuestionar al sistema. Vale aclarar que Correa no se forma en la calle, en la barricada, sí en la academia.

En estos 30 años de vuelta a la “de-mocracia”, hemos sido testigos, de cómo los tres poderes de la democra-cia liberal quedan en cuestión, así: nadie cree en la función judicial (tu-vimos 8 meses sin corte suprema y a nadie le importó). Nadie cree en el congreso, que ha sido la herramienta eficaz que ha tenido la derecha para legitimar el robo y la corrupción ca-pitalista, un ejemplo del descrédito del Congreso es que, en las últimas elecciones el voto nulo, obtuvo más votos que el diputado más votado, nadie quiere un congreso de alqui-ler, un congreso con precio. Nadie cree en el ejecutivo, en los últimos 10 años tuvimos 7 presidentes.

Pero no sólo que nadie cree en la de-mocracia, sino también en este mo-delo al cual la derecha llevó al país. Pues producto de las constantes lu-chas (11 levantamientos indígenas y populares en 12 años) se frenó la implementación del neoliberalismo de la manera salvaje como “suge-rían” las multinacionales. Estos 30 años nos muestra que es necesario pensarse un nuevo modelo de esta-do, no aquel estado capitalista libe-ral de 3 poderes, sin participación del pueblo, sino un estado con Poder Popular, con y desde el pueblo.

El primer año de gobierno: sus rostros y horizontes.

Correa asume el poder el 15 de Ene-ro de 2007, con un gran reto encima. Resumimos algunos de los Princi-pales aspectos que dan cuenta de la orientación de su gestión y cuanto recoge de la propuesta y sentir po-pular.

Discurso aglutinante

Correa es una persona ilustrada, conocedor y capaz. Cuenta con un buen equipo de asesores, que lo mantienen informado. Con una personalidad proactiva asume un discurso desde le deber ser de la sociedad y el país en su conjunto, desde donde, y basado en la historia cercana de expoliación, plantea los grandes temas nacionales y los dis-cute a las luz de respuestas al país. A la vez que plantea los grandes temas y orientaciones de su gobierno ataca a los adversarios, que apenas atinan a reaccionar. Además sostiene sus confrontaciones volviéndolas en ocasiones como algo personal y por

ello mismo no libres de pasión. El país en Correa tiene un orientador y no sólo un administrador como eran los anteriores presidentes.

Sus principales críticas se dirigen hacia la Academia y su objetividad desmovilizadora, La Partidocracia responsable de la crisis del país y su incapacidad de resolver los proble-mas nacionales, La Democracia que se ha basado en cerrar las puertas a los sectores populares, en los me-dios de comunicación vinculados a sectores de poder y por tanto nada objetivos y deliberantes, al sistema patriarcal, o pelucones como forma de entender a la oligarquía, entre otros temas.

La capacidad del discurso del presi-dente, se compone no solamente de niveles pedagógicos de clara com-presión para el ciudadano común, sino sobre todo de un ataque infor-mado hacia los sectores de Poder el cual es presenciado por la población que lo recibe avidamente, por que es algo que no se había visto en los últimos años –que un presidente ataque a los poderosos, aun que sea en discurso-. Paradójicamente, este discurso presidencial, planteado desde el deber ser de la política y el cambio, ha llevado a una gran inmo-vilización de los sectores sociales y de la población en general, que re-conocen en el ciudadano presidente, un liderazgo que toda la izquierda junta no logró conseguir en los últi-mos 30 años y que la población bus-caba desde hace algún tiempo.

El discurso de Correa es aglutinan-te, va desde el pragmatismo, hacia la teorización y viceversa, pasando por propuestas académicas y accio-

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nes políticas radicales. Este discur-so pone énfasis en los temas que la izquierda ha peleado en las últimas décadas y los hace suyos así: reco-ge las demandas de las poblaciones vulnerables, critica los TLCs, y otras formas de dominación bajo el dis-fraz de integración, etc. Este discur-so también asume las reivindicacio-nes de género como suyas, a ratos se posiciona no solo desde el discurso del deber ser, sino desde el ser frente a la relación economía, naturaleza y cuando el presidente lo hace, eco-logistas y sectores de izquierda nos rasgamos las vestiduras.

Estos, entre otros, son los conteni-dos del discurso del presidente que resultan convocantes y seductores a la población. Con ello logra lo que la izquierda no ha podido hacer, li-derar el clamor popular sin dogmas - con hechos - pero con poca ideolo-gía, que es algo que incluso la ma-yoría de la izquierda perdió en el camino. Logra también algo que la derecha no había logrado en estos últimos 30 años, frenar a un sector social organizado como el ecuato-riano, protagonista de importantes golpes al modelo neoliberal.

Sin embargo, de esta capacidad que tiene el presidente, no es un go-bierno que gobierne con el pueblo, como lo hacen algunos vecinos cer-canos como Bolivia o Venezuela, donde el gobierno auspicia grandes movilizaciones sociales para apoyar las políticas, cambios y propuestas gubernamentales. Correa es más bien un presidente que gobierna con las masas desde la tarima y no con las masas en las calles. Producto de esto ha sido el impresionante 80% obtenido en las urnas por parte del

movimiento de gobierno en las últi-mas elecciones. Ese 80% no está en las calles haciendo efectiva la “re-volución ciudadana” sino expectan-te mirando hasta donde puede llegar el nuevo gobierno.

Es un gobierno por tanto con un dis-curso que convoca pero que no mo-viliza. No por que no lo pueda hacer, sino por que conoce que el pueblo ecuatoriano está compuesto por una población con tradición de lucha y movilización que, de movilizarse podría ir hasta lugares inesperados. Podría ir a una radicalización de las propuestas sociales y políticas, que quizá el gobierno o el presidente no quieren ir. No es un gobierno, por tanto, que construye poder popular, que implica un permanente proceso de apropiación por parte de la po-blación de niveles de auto gobierno, donde se profundiza la democracia y el mandar obedeciendo. El Poder Popular por tanto, garantiza que los cambios y transformaciones sean permanentes y vayan hasta donde los pueblos necesitan llegar, no los gobiernos, quieran ir.

La negra noche Neoliberal: recuperar al Estado

Una de las apuestas del actual go-bierno es salir del modelo neoliberal y para ello se ven algunos pasos en firme, el principal, recuperar el rol del estado. Si el Estado es la máxi-ma expresión política creada por la humanidad en la era moderna, en el cual se busca a través de un “con-trato social” o acuerdo, encontrar el bien común. El neoliberalismo es el medio más idóneo para destruirlo, a través de mecanismos que garanti-zan el bien individual.

En los últimos 30 años el Ecuador ha sido testigo como, poco a poco el estado ha ido perdiendo su rol regulador, conductor y satisfactor de necesidades, dejando grandes vacíos que se expresan en un acele-rado empobrecimiento de las pobla-ciones más vulnerables y el infame crecimiento de las arcas de unos cuantos. Esto ha sido posible a tra-vés de una serie de mecanismos de dudosa legalidad, que han llevado a que el Estado abandone su rol y sea el mercado (léase empresarios), quién lo supla. Así en los actuales momentos son las empresas quienes controlan el mercado de la alimen-tación y por tanto responsables de la subida de los precios; producto del modelo neoliberal, las empresas son las responsables de la comida y no el Estado. Son responsables también del empleo (tercerizadoras) y no el Estado. Esto pretendían hacer con la seguridad social, la salud, la edu-cación y las empresas estratégicas (teléfonos, agua, etc.). El lenguaje neoliberal a través de juegos semán-ticos buscaba equiparar la moder-nización con la privatización y así, que el mercado (léase empresarios) asuman el rol del Estado.

Pero, como dicen los abogados, he-cha la ley hecha la trampa. El mismo modelo neoliberal ha diseñado la so-lución al problema y así, los vacíos dejados por el repliegue del Estado, han sido llenados por fundaciones (ONGs) de diversa índole. Estas fundaciones en los últimos 30 años cumplieron una parte del rol que el Estado abandonó. Pero fueron más allá, fueron las responsables de lle-var el capitalismo a lugares donde este no había podido llegar, nos re-ferimos a los discursos y estrategias

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de desarrollo implementadas (micro créditos, micro empresas, cajas de ahorro, discurso de género, de servi-cios ambientales, etc.) que profundi-zaron el modelo, legitimándolo y lo que es más grave, se volvió lenguaje cotidiano. En algunos lugares inclu-so convirtiendo al mercado como regulador de las relaciones sociales.

El actual gobierno busca en este sentido regularizar a las 19000 fun-daciones existentes, dando muestra con ello de querer recuperar el rol perdido. De estas ONGs hay que di-ferenciar aquellas que reciben recur-sos de la cooperación internacional y aquellas que reciben recursos del estado (municipio, consejos provin-ciales) para realizar obra pública que debía hacer el Estado. Al parecer en algunas habrá intervención estatal, otras se cerrarán y otras seguirán, pero queda aún por ver la profun-didad de estas decisiones. Algunas preguntas surgen al respecto: ¿Qué espera el gobierno con esta medida? ¿Qué pasaría con el dinero que la cooperación canaliza a través de las ONGs? ¿Qué pasará con las capa-cidades, aprendizajes y desarrollos logrados por estos organismos y las

miles de personas que trabajan en ellos? En los actuales momentos el Estado no tiene la capacidad para absorber la cantidad de trabajo que realizan estos organismos. Sin em-bargo la recuperación del rol del Es-tado es algo que no se puede aban-donar ni parar.

Parte de la recuperación del Estado es toda una nueva institucionalidad diseñada en este gobierno, se han creado nuevos y más ministerios, nuevas sub-secretarías, organismos de administración regional, etc. en definitiva este gobierno, no sólo se ha propuesto des-neoliberalizar el Estado, sino también desconcentrar-lo, que es una característica impor-tante. Además pretende recuperar el rol del estado en la junta bancaria, en las corporaciones de desarrollo, en el banco central, etc. la principal característica de esta recuperación del rol del estado es la creación del SENPLADES, es decir el organis-mo de planificación del estado

Aún falta ver la profundidad de los cambios en la política económica, esa es una batalla aún no dada para des-neolibaralizar esa parte de la

política estatal. Parte de la “crisis de gober-nabilidad” de estos 30 años, se expresó en la inestabilidad de los ministros, así alrededor de 400 mi-nistros fueron parte de los últimos 7 go-biernos. Pero a pesar de tal movilidad y recambios, la política económica siguió in-tacta, era como si no importaba quien esté,

los pilares neoliberales estaban sóli-dos. Ahí se nota la fortaleza del mo-delo neoliberal que se consolidó en instituciones y no en individuos que se convirtieron en operarios. No se puede dejar de lado el papel de los multilaterales en todo este proceso.

Si al inicio del gobierno nos hicimos la pregunta ¿qué tipo de estado tene-mos después de des-neoliberalizar al país? Después de un año de gobier-no, es obvio que será un estado capi-talista, más moderno, menos salva-je, más social, pero capitalista. Pero además será muy particular pues, no será igual al estado de los años 70 u 80, tampoco al de los años 90, será otro Estado difícil aún de definir.

Soberanía

El discurso pronunciado por el pre-sidente en la sede de las naciones unidas, da cuenta de un viraje de la política exterior y de una realidad concreta: el Ecuador quiere retomar la soberanía perdida ocupando un espacio, no figurativo, sino real y concreto en el mundo, para ello los pilares fuertes de esta política son: integración en igualdad de condi-ciones, donde lo económico no sea el eje, sino lo social; política de co-mercio exterior agresiva, abriendo el Ecuador al mundo y no sólo a un mercado. Esta política soberana se ve en las posturas que frente al entorno de nuestro continente ha tomado el Ecuador, así a nivel geopolítico, nuestro país ha hecho respetar su postura de país afectado y contrario al Plan Colombia, dejando en claro al vecino del norte que nosotros no limitamos con Colombia, sino con

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las FARC, ELN o paracos y que por ello demandamos que Colombia cumpla su rol en la frontera y los desplazados en nuestro país. Además que las fumigaciones atentan contra la vida y benefician a unos cuantos laboratorios. De igual manera se ra-tifica la salida de la Base de Manta, que ha servido para profundizar la guerra y subir el costo del gramo de cocaína en USA.

Algunos hechos que dan cuenta de la visión so-berana y de inte-gración de este gobierno son: el Banco del Sur, la UNA Sur, el fortalecimien-to diplomático desde políticas sostenidas de desarrollo, entre otras.

Socialismo del S.XXI

Los seis primeros meses del gobier-no de Correa se caracterizaron por el impulso de lo que llamaron So-cialismo del Siglo XXI. En palabras del mismo presidente, el Socialismo del S.XXI es todavía un proceso en construcción y así lo evidencia la práctica socialista de este gobierno. Los otros seis meses, sobre ese tema desde la oficialidad hay silencio y también al parecer, poco avance en el desarrollo teórico. Sin embargo de ello, los documentos disponibles sobre el tema y que circulan por di-versos medios, tienen suficientes

elementos que nos indican los prin-cipales componentes y hacia donde va esta tendencia.

Por ello en este ensayo, mi intención no es profundizar en el análisis de lo que es o podría ser el socialismo del S.XXI, sino reivindicar el socia-lismo como teoría y como práctica,

como una fase superior, pero transi-toria del desarrollo de la humanidad. Es decir prefiero el socialismo del siglo XIX o en algunos casos del 20. Por tener una matriz política (teóri-ca, social y políticamente) definida y sólida, pero además por evidenciar y considerar mecanismos de supera-ción de – contradicciones – mismas que el socialismo del S.XXI deja de lado. Estos son:

La Clase es una categoría de aná-lisis, que pone de manifiesto las contradicciones en las que asienta y sostiene el capitalismo y que, al ser entenderlas encontramos también

los medios para superarlas. La ma-nera de superar esta contradicción fundamental, no se la hace vía de-cretos o leyes o acuerdos, requiere necesariamente de un proceso de lucha.

¿Cómo se maneja este tema en el actual gobierno? El discurso de los

pelucones – que es un tema de clase social – no se lo maneja como tal sino se lo reduce a un adjetivo califi-cativo, que vuelve peyorativo el ser adinerado, pero que no da cuenta de la contradic-ción social y polí-tica que esconde, y que es necesario evidenciarla para cambiarla. El ser pelucón no resulta amenazador para la derecha, como la contradicción que

encierra la lucha de clases. No nos olvidemos que la cla-se es entendida como unidad social, es decir sentirse y ser parte de un conglomerado social. Es sobre todo sentido de pertenencia, como tal también de solidaridad de clase.

Del lado de la lucha de clases está otro aspecto fundamental del socia-lismo que es la superación de capi-talismo, no sólo de sus expresiones como el neoliberalismo, sino en rea-lidad una superación. Un renunciar a un modelo que se basa en la acu-mulación, que se sustenta en la plus-valía y por ende en la explotación de la fuerza de trabajo y la infame

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extracción de recursos naturales que atenta con la vida de todos y todas. Pasos claros sobre esto no muestra el actual gobierno. En un acápite an-terior analizaba, hacia donde se di-rige la des-neoliberalización del Es-tado propuesta por el gobierno. Ello evidencia que no hay un camino a un socialismo transformador, ni si-quiera a aquello llamado socialismo del S.XXI.

La propuesta socialista es profun-damente democrática, por ello de-fiende como mecanismo de cons-trucción de un nuevo Estado a una democracia radical, entendida esta como la participación del pueblo, de manera directa en las decisiones que le afectan, en lo ámbitos nacio-nal, local y personal. Es también la posibilidad de ser gestor de los cam-bios. En este sentido el Estado es la herramienta de los cambios y el pueblo a través de la democracia ra-dical es quién maneja la herramien-ta. Esto es lo que conocemos como poder popular, única garantía para hacer los cambios. Este poder popu-lar tiene algunas expresiones: auto gobierno, gobierno asambleario y el mandar obedeciendo. El asumir la democracia radical necesariamente lleva a construir distintas formas de sociedad, menos individualistas y principalmente comunitarias.

Aún no se ve en el actual gobierno un aspecto clave del socialismo, que es la construcción o más bien un cam-bio de cultura. Me refiero a cultura como aquellos aspectos clave que cruzan a cualquier estructura social (religión, educación, arte, afectos, familia, etc) y sobre todo a construir un proceso humano que nos lleve a terminar con elementos característi-

cos del patriarcado capitalista, como el machismo (la exclusión de géne-ro, étnia, opción sexual, etc), el con-sumismo, la idea de competencia para superar a los demás, etc, que han sido característica fundamental de la sociedad capitalista y que en los países del tercer mundo han ser-vido para profundizar las contradic-ciones de clase y la dominación del capital sobre la persona.

Es cierto que esto es un tema que rebasa los 4 años de gobierno, pero que en el cambio cultural también es donde se concretará efectiva-mente los cambios revolucionarios. Sin embargo no estaría mal que se inicie de alguna manera estos cam-bios. Para eso el gobierno de la re-volución ciudadana debería lanzar estos temas, para que la sociedad los debata, esto se puede hacer a través de los medios, foros, la educación, el cine, el arte, etc.

Un tema central de una sociedad so-cialista es la creación de un nuevo régimen de propiedad que deje por fuera la acumulación. Es impensable una nueva sociedad, un nuevo país, con los mismos niveles de equidad. En este sentido no hay redistribu-ción que cambie la concentración de recursos en pocas manos. Por ello el socialismo plantea crear un nue-vo régimen de propiedad; pero el gobierno de la revolución ciudada-na sobre esto plantea, que lo que se busca es una patria de “propietarios y productores”. Esto en la práctica de gobierno significa que se respe-ta la propiedad sobre la tierra. Así el gobierno entiende como reforma agraria a la distribución de tierras confiscadas a narcotraficantes. No se dice nada sobre la existencia de mi-

nifundio como expresión de inequi-dad, ni sobre la tenencia de agua en pocas manos. De estos temas no se dice nada. Este es un tema candente sobre el cual se tiene posturas tibias, pero la Biblia en el Apocalipsis dice que Jesús, a los tibios los vomitará de su boca.

El Eje de acumulación y las es-trategias para redistribuir a todo costo

Analizando las apuestas económi-cas del régimen, la principal gira en torno a la obtención de recursos a través de la venta de recursos natu-rales para producir energía que re-quiere el desarrollado primer mun-do capitalista. Es decir, que el eje de acumulación del estado ecuatoriano son los recursos naturales (petróleo, minería básicamente), que pretende usarlos para consolidar la revolución ciudadana. Recursos que serán re distribuidos a través de la educación, salud, generación de empleo. Esto si bien en lo inmediato representa un importante apoyo para conseguir los cambios sociales que el país necesi-ta, a la larga representan un atentado para la vida de todos y todas, por los efectos ambientales que la extrac-ción de estos recursos implican. Se requiere entonces encontrar fuentes alternativas no extractivistas que garanticen la obtención de recursos para generar beneficios sociales. Mantener el crudo en el subsuelo, en este sentido, no deja por fuera la ló-gica del mercado, es decir no deja de ser neoliberal, aunque a primer vista parezca ser alternativa. Lo cierto es que la venta del CO2 no elimina el mercado, lo profundiza, llevándola a lugares donde no estuvo antes, es decir, poniendo precio incluso a la

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naturaleza. He ahí el desafío.

Esta apuesta a la extracción de ener-gía que hace el gobierno -incluso de manera violenta frente a la pobla-ción local afectada por la extracción energética – da cuenta que, con el objetivo de sostener el eje de acu-mulación, para el régimen, el fin jus-tifica los medios. El caso Dayuma es un claro ejemplo de ello.

Hay que partir de un hecho impor-tante, la redistribución no necesaria-mente es una acción socialista, pues esta – la re distribución – implica que hay un centro que distribuye algo que estuvo represado en pocos. Implica también que hay una centra-lidad (de cualquier tipo) que tiene el poder y define criterios de distribu-ción propios. Las propuestas socia-listas radicales, ven a la centralidad, en este caso el Estado, no como el fín para lograr las transformaciones, sino como la herramienta. De ahí que la redistribución no necesaria-mente sea socialista. Tampoco la re distribución es el “objetivo socialis-ta” a lograr, pues esto implica reco-nocer niveles de propiedad que el socialismo excluye.

Sin embargo de ello el país ha vis-to y principalmente las poblaciones más vulnerables han sentido, como la plata del petróleo (que los mismos de siempre decían que no había y que servía para pagar deuda externa) o los recursos de los impuestos, o la plata producto de las exportaciones, o la plata de las empresas estatales, etc que antes se iban a alimentar los bolsillos privados, ahora son usa-dos a favor de importantes sectores empobrecidos del país, a través de mecanismos de redistribución que

se expresan en aulas escolares, más maestros, médicos en áreas rurales, bonos de vivienda, micro créditos, etc. etc. Si bien estas no son accio-nes socialistas, significan importan-tes logros.

Aun que la siguiente afirmación re-sulte contradictoria al argumento anterior, en un sistema capitalista y estando metidos en un modelo neoli-beral, el revertir los recursos econó-micos hacia la población, y no hacia el mercado (léase empresarios) es ya una acción revolucionaria, que sien-do bien manejada y sostenida podría avanzar a desarrollar escenarios de cambios más radicales que lleven a políticas socialistas.

Además de la extracción de recursos naturales, el gobierno le apuesta a la apertura comercial con países asiáti-cos como mecanismo de obtención de recursos para acciones sociales; la construcción del Eje Multi modal Manta Manaos, es una muestra de la importancia que para este gobierno tiene la política de comercio exte-rior. En el futuro las rutas turísticas chinas incluirán, bañarse en las pla-yas de la mitad del mundo, comer sopa de aleta de tiburón para poten-ciar las capacidades (viagra oceáni-co) y llegar con vigor a las playas de Ipanema y Copacabana.

Tres miradas, tres actores, tres perspectivas

Esta parte analiza los actores del mo-mento que vive el país, sus límites, sus alcances y condiciones actuales y futuras para desarrollar propuesta y posicionarse. Dejamos fuera de este análisis a la iglesia, que con su

rol cómplice de silencio interesado o de participación directa en gobier-nos anteriores, ha tenido mucho que hacer o decir de manera pública, en el momento actual su participación requiere análisis más profundos. Al igual que la fuerza armada que a diferencia de fuerzas similares de países vecinos, la ecuatoriana parti-cipa en la vida política y desarrollo del país, en esta ocasión a través del encargo recibido por el presidente para que la Marina dirija la principal empresa de petróleos del país. es de-cir no pretendemos plantear en esta líneas escenarios de actuación de la fuerza armada del Ecuador, pues más allá del encargo del presiden-te, está se ha mostrado obediente, incluso cuando por primera vez ci-viles, y mujeres ocupan el cargo de ministras de la Defensa. Las miradas planteadas son las siguientes:

El Proceso constituyente

El Ecuador, solamente con Correa, no viviría un momento como el que vive, un proceso constituyente. Este se caracteriza por la posibilidad que tenemos de soñar en el país que que-remos y de alguna manera ser partí-cipes de ello. ¿Pero como se ha dado este proceso y en dónde se encuen-tra ahora? Hay varios momentos de este proceso constituyente: - El primero de ellos se dió antes

de la candidatura de Correa, este fue bandera de lucha de las mo-vilizaciones de Abril del 2005 y de movimientos barriales que sostuvieron esta postura como suya.

- Un segundo momento, es con la candidatura de Correa a la presi-dencia y posterior victoria elec-toral.

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- Una vez en el poder, se convoca a la constituyente con un estatu-to. La mayoría de organizaciones sociales de izquierda y la dere-cha discuten y hacen propuesta sobre los contenidos del estatuto, con más o menos éxito. Muchas propuestas ni siquiera llegan a ser oídas.

- Aceptada la asamblea, viene el referéndum para elegir a los asambleístas. En este momen-to es que el gobierno encarga a las universidades la redacción de una propuesta de constitución. Otra vez las organizaciones par-ticipan en el proceso, de igual manera muchas propuestas ni si-quiera llegan a la comisión.

- El actual momento es la instala-ción de la Asamblea constituyen-te con plenos poderes y una ma-yoría del 80% de asambleístas, que son parte del movimiento de gobierno. La particularidad de este momento es que la asamblea tiene plenos poderes, incluso más que el presidente y a la vez tiene la posibilidad de encaminar al Ecuador en un nuevo modelo de desarrollo.

Sin embargo, a la asamblea aún le falta demostrar al pueblo ecuatoria-no que tienen plenos poderes. Debe-ría por ejemplo tener posturas firmes frente a la banca (tasas de interés) y la oligarquía financiera, persecución a los evasores, prisión a los corrup-tos, etc. es decir afectar efectivamen-te al poder, haciendo que cumplan las leyes que nunca han cumplido. Ese sería un indicador de real poder que el pueblo esperaría.

En resumen de todo el proceso constituyente, me parece importante

rescatar la participación de la población en todas las etapas. Que haya sido escuchada o no, es otra cosa. Y otra muy distinta es que habiendo sido escuchada, las propuestas sean recogidas e incorpora-das. La propuesta encargada por el gobierno al CONESUP en ese sentido tiene una de cal y otra de arena, lo que hace de esta propuesta, una propuesta Light. Carente de radicalidad, mo-derna, integradora, reivindicadora pero nada radical. Por ejemplo en lo que se refiere al nuevo modelo de desarrollo la postura no difiere del modelo económico de ahora. Espe-ramos que los plenos poderes sean para sentar bases para los cambios radicales y definitivos.

La asamblea dejó pasar un momento importante en el cual podía mostrar un horizonte de cambio. Este mo-mento fue la ley tributaria recién aprobada y específicamente el artí-culo de la herencia, en el cual se bus-caba gravar con un 70% a las heren-cias mayores de 500 mil dólares, es decir a los herederos ricos. El fondo de este artículo es gravar lo más alto posible a la posibilidad capitalista de perpetuar la inequidad. Una per-sona que hereda, no sólo que recibe bienes (dinero, herramientas, casas, tierra o lo que sea), sino que además recibe cosas que fueron obtenidas dentro de un sistema capitalista, donde es legítima la explotación, donde es legítima la inequidad, etc. entonces la herencia es el reflejo de este sistema que aparentemente es eterno, se proyecta al infinito.

Esta era la oportunidad para demos-trar que aquello – la propiedad/he-

rencia – que para la oligarquía es sagrado y eterno, así como el capita-lismo, no son más que mecanismos que perpetúan la inequidad. Sin em-bargo la asamblea cedió a las presio-nes y aprobó el artículo dejándolo en 35% dejando de lado el argumento político que era lo importante.

Es de esperar por tanto que esta no sea la tónica de la asamblea, que tiene en sus manos no sólo la opor-tunidad de cambiar el modelo de desarrollo, sino de enrumbar al país hacia un horizonte socialista.

La organización Social y perspec-tivas revolucionarias

Hay un problema de fondo que es la estructura de los sujetos sociales en lucha, en el Ecuador no se ha logrado un proceso unitario de lu-cha, sí de confluencias por ciertos temas (caída de gobiernos, TLC, OXY, etc.) pero, no hay procesos de unidad por horizontes estratégicos. Ello ha llevado a que haya una dis-persión del bloque popular que ha hecho imposible cuajar propuestas consensuadas, quizá por que se mi-raba a la unidad como fin y no como herramienta.

En estos últimos 10 años hemos vis-to como el pueblo con los sectores

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de izquierda (indígenas, estudiantes, obreros), no ha logrado consolidar una estrategia real para llegar y sos-tener el poder. Partiendo por que, el objetivo de la lucha – como fin últi-mo - ha sido la toma del poder. La caída de varios gobiernos (en 1997, 2000, 2005) por el auge de la protes-ta social, no significó que el pueblo y los sectores de izquierda lleguen al poder, significó la salida de pre-sidentes y el re cambio de dirección del país de sectores oligárquicos. La lucha social por de-fenestrar al presidente de turno como fin último de la protesta consolidó a la derecha en el poder, pues – hemos aprendido de la peor manera que - el po-der no está en la casa de gobierno.

La capacidad de lucha de los sectores de izquier-da, también se evidencia en otros momentos de confluencia, como la lucha contra el TLC, la sa-lida de la petrolera OXY o el voto en contra de Álvaro Noboa que lle-vó a Correa al Poder. Es decir que los sectores sociales organizados y el pueblo, han demostrado que a pesar de tener condiciones para confluir y luchar juntas en momen-to determinado y con ello conseguir los resultados de la lucha, no tienen ninguna capacidad de sostener el Poder o conseguir con ello mejoras en las condiciones de vida. No se ha logrado consolidar las propues-tas “alternativas y anticapitalistas” de las organizaciones sociales; por ejemplo la lucha contra el TLC no implicó que el gobierno de turno asumiera las propuestas alternativas

de integración planteadas, o que los créditos de la petrolera OXY fueran dirigidos para mejorar las condicio-nes de educación o jubilación o sa-lud del pueblo.

En los actuales momentos las orga-nizaciones sociales y el pueblo, en-tregan al Estado la potestad de hacer la transformación, cuando el Estado (y sus instituciones) son el instru-

mento desarrollado por los pueblos para que los cambios y transforma-ciones se hagan. Es decir, las organi-zaciones sociales y el pueblo al en-tregar “los plenos poderes” para el cambio a la institucionalidad, deja de ser protagonista –gestora- de las transformaciones. Así las organiza-ciones sociales ponen los muertos y ponen la lucha, pero no hacen el cambio. Esto imposibilita que se construya Poder Popular. El Estado es el medio, no el fin para lograr la revolución.

La Derecha y sus respuestas

El presidente y algunos ministros se han empeñado en una lucha frontal, pero por el lado más débil contra la

derecha – su propuesta ideológica – en esta lucha hasta ahora está vic-torioso. En este sentido el golpe ha sido real y concreto, así:1. La reducción de una porción

importante de territorio de la provincia del Guayas, principal bastión de la derecha, a través de la creación de la Provincia 23, le quita fuerza a sus propuestas au-tonómicas.

2. Se ha puesto en jaque a las instituciones autonómicas del Guayas, cuestionando su legitimi-dad y representación, así como su nulo rol autoges-tor.3. Y a través del deba-te sobre la circulación por el Puente de la unidad na-cional se ha debelado una serie de inequidades.

La oligarquía en los ac-tuales momentos está

buscando un asidero ideo-lógico concreto, actualmente no tiene una construcción ideológica fuerte. Muestra de ello es el discur-so que pone la identidad por delan-te, dejando de lado el debate ideo-lógico. El eslogan de “lo que es con Guayaquil es conmigo” demuestra que la lucha no es ideológica sino por referentes subjetivos, construi-dos desde el poder oligárquico y por tanto funcionales a él. Es decir la de-recha ha reducido la lucha política a niveles primarios, reacciona frente a impulsos. A pesar de esa aparente debilidad, la derecha también gol-pea con un arma importante que el gobierno no ha podido controlar, los medios de comunicación. Se estre-nan medios estatales como un perió-dico (que casi no circula en Quito la

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capital), el canal estatal recién inau-gurado, no tiene programación y la radio nacional del Ecuador, no ha modificado su programación en los últimos 20 años.

¿Realmente está derrotada la dere-cha? Una ilusión que puede conver-tirse en espejismo es que, la perdi-da de las elecciones de la derecha significa destrucción del poder real. Nada más errado. La derecha perdió la iniciativa, algo que se evidencia en la asamblea constituyente. No hay nada que haga contra peso a las propuestas del bloque de gobierno, ni una propuesta de peso. Pero el Poder sigue intacto en las cámaras de comercio, de agricultura, en la banca, etc.

La debilidad ideológica de la dere-cha se refleja en:

El discurso de la Autonomía ha que-dado tan disminuido que no hay asi-dero para sostenerlo y defenderlo, este discurso no mueve a la masa, si a las clases medias.

La defensa del mercado como regu-lador que es el principio del neolibe-ralismo, ya no es argumento para la defensa o construcción de una opo-sición coherente.

La derecha empieza a golpear con la subida de precios de productos bási-cos, generando desempleo, creando desinformación y victimizándose. No hay que olvidar que este tipo de acciones desestabilizaron el gobier-no de Allende y casi le cuestan el puesto a Chávez. Solo falta ver has-ta dónde van a elevar los precios y la reacción del pueblo.

Históricamente hemos visto cómo la oligarquía, a diferencia de la iz-quierda actúa de acuerdo a los in-tereses de clase, como un cuerpo, y eso la hace fuerte y peligrosa. Una constatación de esa alianza de cla-se se está fortaleciendo, es la fusión realizada por la joven derecha ecua-toriana expresada en el movimiento UNO. No sólo eso, sino que además se junta la banca de la sierra con el Banco del Pichincha y uno de los clubes deportivos más importantes de la costa: el Barcelona de Guaya-quil ligado a las cámaras de comer-cio y otras. Esto quiere decir que la clase como unión social está vigente y que sus representantes, se rearman para defender y actuar de acuerdo a sus intereses de clase.

Lo que viene es que la derecha a través de los medios continuará gol-peando para desprestigiar al movi-miento popular, la lucha social, las posibilidades de cambios y defen-diendo el estatus quo y sobre todo, desprestigiando cualquier cosa que parezca socialismo o comunismo o reales posibilidades de cambio.

A pesar de esta debilidad ideológica la derecha (a través del alcalde de Guayaquil) se anota un punto im-portante, al jalar al gobierno a una confrontación donde los dos bandos o caudillos, buscan medir fuerzas, enfrentando pueblo contra pueblo. Hay que estar claro que el objetivo de la derecha en todo este embrollo, es mostrar al mundo un país dividi-do. Un país donde se discute y pelea (pueblo contra pueblo), dejando de lado el interés central, que es diseñar una nueva constitución. Constitu-ción que la mayoría de la población quiere que sea radical y que refleje

un nuevo modelo de desarrollo. Un cambio que demuestre cambios rea-les y no remedos.

En definitiva lo que quiere la dere-cha y el presidente cayó en ese juego perverso, es que el pueblo organiza-do obedezca al presidente y salga a respaldarlo – como el dice, “diez mil patriotas en al calle a defender el go-bierno de la revolución ciudadana”- es decir se busca que el pueblo se despreocupe de lo que se discute, des-cuide su vigilancia de lo que se debate en la asamblea y se pase a un nivel torpe de defensa/ataque a la derecha.

Señor presidente, como ciudadanos de este país y como luchadores por la patria nueva, le pedimos que no nos convoque a salir a las calles para defender un discurso de gobierno. Este pueblo merece otro tratamiento. Ya lo dijimos en otra ocasión, --- por combatir a los enemigos se hace lo mismo que el enemigo, consiguien-do con ello convertirse en él --- me refiero que no podemos convocar al pueblo a confrontar a otra parte del pueblo, como fuerza de choque, esas fueron mañoserías del dictócrata y de la derecha febrescorderista.

El pueblo demanda otro tipo de res-puesta del gobierno, a la altura de este pueblo que pacíficamente, pero masivamente le ha dicho a cuanto aprendiz de presidente quiso hacer lo que quería “que se vayan todos”, ese grito aún está vigente. Me parece que si la derecha grita y vocifera, es por que busca una respuesta, un eco, que le permita legitimarse y sobre-vivir a la derrota política. Hacerle caso es darle aire para que sobrevi-va. Los abuelos decían: “a palabras necias, oídos sordos”.

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A la oligarquía se la derrota, en pri-mer término políticamente como ya se hizo en las urnas, pero también cumpliendo las leyes que ella no cumple, por ejemplo cobrándoles impuestos que no pagan, enjuicián-doles por la serie de irregularidades cometidas. Es decir, demostrando a la población que esta derecha, aris-tocrática y supuestamente “digna” está ahí en base a jugadas corruptas, en base a estrategias delincuenciales y explotadoras. En definitiva lo que se buscaría es demostrarles quienes son y con ello quitarles su respaldo popular. A la derecha hay que derro-tarla como clase, de lo contrario se levantará y lo hará sin compasión.

Muchas de estas cosas el pueblo to-davía no ha visto, por ejemplo no se ha cobrado a los evasores, los cul-pables del congelamiento bancario siguen libres, los responsables de violaciones a derechos humanos si-guen impunes, etc. por ello es difícil

pensar que a la derecha se la derrota enfrentándola pueblo contra pueblo.

Conclusiones: Horizontes para la izquierda y el

bloque popular

En los próximos 4 años el Gobierno va a recuperar el Estado y hacerlo más eficiente, esa es una tarea en la que se ha empeñado y de lo que se puede ver en la propuesta de go-bierno, así como en la propuesta de constitución presentada por el CO-NESUP, el Estado al final del perío-do presidencial será más fuerte, con mecanismos de participación más claros y dinámicos, que permitirán una inclusión de los sectores socia-les importantes en el qué hacer na-cional.

Sin embargo este Estado, al final del período de cuatro años, no ha dejado de ser capitalista. Y con ello las po-

sibilidades de tener un estado y modelo de desarrollo socialista se alejan. Esto por que el Estado tal como está diseñado y pensa-do se sustenta en principios ca-pitalistas…. La libre empresa, el libre mercado, la propiedad privada, etc. Si siguen las cosas como están, es imposible pensar en un estado que cuestione las bases fundamentales del capita-lismo y que con ello se plantee cambios estructurales. Queda aun por ver hasta donde puede empujar la asamblea y sobre que bases sostener aquello que empuja.

Por tanto el reto está en fortale-cer y consolidar un movimiento popular que defienda las pro-puestas de un nuevo régimen de

propiedad y un nuevo modelo de de-sarrollo que cuestione y cambie los fundamentos del capitalismo. Pero esto no se lo puede hacer desde un enfoque de organización solamente gremialista, la organización requie-re estar efectivamente asentada en un territorio, en el cual se construya y defienda propuestas autonómicas, de carácter asambleario, poniendo en práctica el mandar obedeciendo, pero también diseñando estrategias de resistencia efectivas al capital. Se requiere también construir comuni-dades y territorios autogestores que sean la evidencia de que es posible el cambio, pues se concretiza en ellas.

En lo inmediato no queda otra posi-bilidad que no distraerse por las ac-ciones de la derecha, sino más bien concentrarse en los mecanismos que los sectores subalternos desarrollen para radicalizar la asamblea y defen-der esos cambios a como de lugar.

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lo largo de sus 168 artículos y sus siete disposiciones transito-rias el Estatuto Autonómico de

los sectores tradicionales que gober-naron Bolivia y Santa Cruz se sitúa por fuera de toda legalidad y pone en cuestión la unidad de la república de Bolivia. En la actual Constitución Política del Estado vigente no existe la figura de las autonomías. Por ello el Parla-mento Nacional por unanimidad a través de la ley 3365 1[1] acordó que en “el marco de la unidad nacional, dar a la Asamblea Constituyente el mandato vinculante para establecer un régimen de autonomía departa-mental, aplicable inmediatamente después de la promulgación de la nueva Constitución Política del Es-tado, en los departamentos donde este referéndum tenga mayoría, de manera que sus autoridades sean elegidas directamente por los ciuda-danos y reciban del Estado Nacional competencias ejecutivas, atribucio-� Promulgada el 6 de marzo del

2.006

• Establece en su Estatuto Autonó-mico un conjunto de competen-cias que vulneran la unidad y el Estado de Derecho de la repúbli-ca de Bolivia.

Detengámonos en este último punto ya que los dos primeros son de am-plio conocimiento público:

SU estatuto autonómico crea una suerte de ciudadanía cruceña

En su artículo 3 , parágrafo I, señala: “Todos los ciudadanos bolivianos que tengan su domicilio en cualquier municipio del Departamento Autó-nomo de Santa Cruz tienen la condi-ción política de cruceños. Esta con-dición les habilita para el ejercicio de los derechos políticos de elegir a sus autoridades departamentales y ser elegidos como tales, y les re-conoce el derecho de participar de manera directa en los asuntos pú-blicos de competencia del Gobierno Departamental…” . (Art. 3, párrafo II) “Los ciudadanos bolivianos re-sidentes en el extranjero, que hayan tenido su último domicilio principal en el Departamento Autónomo de Santa Cruz y acrediten dicha con-dición en el Consulado de Bolivia correspondiente, tienen los derechos políticos definidos en el presente Es-tatuto…”. (Art. 3, párrafo III) “En resguardo de lo establecido por los tratados internacionales sobre de-rechos humanos, el reconocimiento, a nivel departamental, de los dere-

¿Qué dice SU estatuto autonómico?nes normativas administrativas y los recursos económicos - financieros que les asigne la nueva Constitución Política del Estado y las leyes” • En síntesis quien debe elaborar y

proponer el régimen de autono-mía departamental es la Asam-blea Constituyente,

• Este régimen de autonomía de-partamental entrará en vigencia después de la promulgación de la nueva constitución, y

• Este régimen en el "marco de la unidad nacional" garantizará la elección directa de autoridades departamentales así como las competencias ejecutivas, atribu-ciones normativas administra-tivas y los recursos económicos financieros que reciban del Esta-do Nacional a través de la Nueva Constitución y las leyes.

Violentando totalmente el Estado de Derecho: • Una parte de la dirigencia de San-

ta Cruz 2[2] sin que medie ningún proceso de elección de represen-tantes ha elaborado en 48 horas su estatuto autonómico.

• Pretende que su estatuto autonó-mico entre en vigencia antes y por fuera de la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado.

2 ELMASobtuvoelprimer lugarenlas últimas elecciones para repre-sentantesa laConstituyenteconel26,�%delosvotos.

Bolivia

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chos políticos de los extranjeros con domicilio principal en Santa Cruz, será regulado a través de Ley Departamental”.

La ciudadanía o como le llaman la “condición política” es inherente a la existencia de un Estado Nacional. Ni siquiera en los Estados Federales como los Estados Unidos de Nor-teamérica o la República Federativa del Brasil tenemos diferentes ciuda-danías o “condiciones políticas”. Un Estado igual una ciudadanía. Todos los ciudadanos de ese Estado deben tener los mismos derechos a lo largo de todo el territorio nacional de ese Estado.

Obviamente que cada uno vota en su jurisdicción y por sus autoridades locales, sean parlamentarios de su circunscripción, concejales, alcal-des o gobernadores, pero no es que sólo los que tienen la “condición po-lítica” de californianos votan por el gobernador de California, sino todos los residentes en el Estado de Cali-fornia que cumplen con los requisi-tos para votar. Hablar de que sólo los que tienen la “condición política” de “cruceños” pueden “participar de manera directa en los asuntos pú-blicos de competencia del Gobierno Departamental…” es el principio de la segregación, de la división entre bolivianos. Mucho más aun si se quiere establecer una suerte de re-gistro que transcienda las fronteras nacionales. Ahora, llama la atención la alusión en el parágrafo III del art.3 a “en resguardo de los establecido por los tratados internacionales so-bre derechos humanos” (¿qué es lo que quieren resguardar?) se regula-ran los derechos políticos de los ex-tranjeros. ¿De cuales “extranjeros”

están hablando? ¿De los que no son ciudadanos bolivianos o de los que no tienen la “condición política” de cruceños?

SU propia justicia Su Art. 143 parágrafo I establece: “La Corte Superior de Distrito de Santa Cruz es la última instancia jurisdiccional y dicta Sentencias con autoridad de cosa juzgada en aquellos procesos en que el derecho aplicable de manera preferente sea el derecho autonómico cruceño, es decir, en aquellos procesos que ver-sen sobre las materias de competen-cia exclusiva del Departamento, de acuerdo al presente Estatuto.” y el parágrafo II continua: “La Corte Su-perior de Distrito de Santa Cruz tiene competencia para conocer en única instancia el recurso abstracto de ile-galidad contra las Leyes y Decretos Departamentales que contradigan el presente Estatuto de Autonomía.” En otras palabras el Estado Nacional a través de la Corte Suprema de Jus-ticia no tiene ninguna posibilidad de juzgar o revisar ninguna disposición que se dé en el marco del “derecho autonómico”. La ilegalidad o no de un decreto o ley departamental solo puede ser resuelto en “única instan-cia” por la Corte Superior de Distri-to del departamento. Además en su art. 146 señala que a través de “una Ley Departamental establecerá la estructura, organiza-ción y funcionamiento de la Fiscalía de Distrito de Santa Cruz.” y en el Art. 149 par. III establece que “El Consejo Departamental de la Ju-dicatura aprobará su reglamento interno, de acuerdo con el presente Estatuto y la Ley Departamental del

Consejo.” En síntesis su propia jus-ticia con su propia fiscalía y su pro-pio Consejo de la Judicatura, todo definido por ley departamental sin sometimiento las disposiciones na-cionales vigentes. Pero este Estatuto no sólo norma para el interior del departamento sino también para la Corte Suprema de Justicia de Bolivia cuando dice que: “ Ningún Asambleísta (departa-mental), desde el día de su elección hasta la finalización de su mandato, sin discontinuidad, podrá ser acusa-do y procesado en materia penal ni privado de su libertad, sin autoriza-ción previa de la Corte Suprema de Justicia por dos tercios de votos de sus miembros, a requerimiento del Fiscal del Distrito de Santa Cruz…” (Art. 31, parágrafo II).

SU propio régimen electoral

Su artículo 154 parágrafo I señala: “Una Ley Electoral del Departa-mento Autónomo de Santa Cruz regulará el procedimiento, desarro-

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llo, vigilancia y control del proceso electoral para la conformación de la Asamblea Legislativa Departa-mental, la elección del Gobernador y los Subgobernadores, de los Go-biernos Municipales y la realización del Referéndum en su jurisdicción, de conformidad con el presente Es-tatuto y los principios electorales de soberanía popular, igualdad, parti-cipación, transparencia, publicidad, preclusión, independencia, impar-cialidad y legalidad.” Los procedi-mientos electorales deben ser igua-les y uniformes en todo el territorio nacional para todos los ciudadanos de Bolivia. No pueden existir pro-cedimientos electorales particulares que además no podrán ser observa-dos a nivel nacional por que serán parte del “derecho autonómico”. Pero además, en su artículo 167, punto 27 insta a los municipios a su-plantar al Estado Nacional al plan-tear como una de las competencias del gobierno municipal “ Convocar a elecciones municipales, en caso de que el órgano electoral del Estado Nacional no lo hiciere, para elegir y renovar sus autoridades.”

SU propio organismo policial

Su artículo 69, párrafo I establece: “El Gobierno Departamental, en coordinación con la Policía Na-cional, gestionará, mediante Ley Departamental, la creación de un organismo de seguridad, que tendrá las siguientes atribuciones: a) La seguridad y defensa de la so-ciedad, y el resguardo de las auto-ridades departamentales y de los bienes públicos del Departamento Autónomo de Santa Cruz.

b) Lucha contra el crimen en coor-dinación con el Fiscal de Distrito del Departamento. c) Control y supervisión del tráfico en las carreteras del Departamento Autónomo de Santa Cruz. d) Mantenimiento del orden público en los casos que sea requerido. e) Ejecución del Plan Departamen-tal de Seguridad Ciudadana, apro-bado por el Gobierno Departamen-tal.” Este “organismo de seguridad” del departamento autónomo vulnera la actual Constitución Política del Es-tado que en sus artículos 215 y 216 señala: “La Policía Nacional, como fuerza pública, tiene la misión espe-cífica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público”. “Las Fuerzas de la Policía Nacional dependen del Presidente de la Repú-blica por intermedio del Ministerio de Gobierno.” SU propio control aduanero

y de transporte Su artículo 81 Parágrafo II señala: “El Ejecutivo Departamental, a tra-vés de la Secretaría Departamen-tal de Transporte u otra institución creada en virtud del presente Estatu-to, podrá regular, controlar, otorgar autorizaciones o licencias, definir tarifas, supervisar y fiscalizar todas las actividades del transporte.” Y su artículo 82 va mucho mas allá: “Los controles aduaneros, retenes y trancas de cualquier naturaleza, en todo el territorio departamental, no podrán ser establecidos sino en virtud de Ley Departamental expre-sa.” Una atribución esencial de un Estado nacional es el control adua-nero. Esta fue en la historia una de

sus primeras atribuciones para aca-bar con las innumerables trancas y controles aduaneros de los tiempos feudales. Limitar el derecho del Estado nacional de establecer estos controles aduaneros en el territorio del departamento es anular una de sus principales razones de ser.

SU propio régimen de tierras y bosques

El corazón y la explicación última de este Estatuto se encuentran en el tema de la tierra. La transcripción de los artículos pertinentes es de por si suficientemente esclarecedo-ra. En su artículo 102 leemos: “El derecho propietario sobre la tierra,

la regularización de los derechos, la distribución, redistribución y administración de las tierras en el Departamento de Santa Cruz es res-ponsabilidad del Gobierno Depar-tamental y estará regulado median-te una Ley Departamental aprobada por la Asamblea Legislativa Depar-tamental.” Su artículo 105 va mas allá: “El Go-bierno Departamental, a través del Instituto Departamental de Tierras

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(IDT), aplicará procesos de reagru-pamiento, distribución y redistribu-ción de tierras para evitar la apa-rición de fenómenos de minifundio improductivo, en los casos que co-rresponda, con la autorización del Consejo Agrario Departamental (CAD), en coordinación con los Go-biernos Municipales Autónomos.” El gobernador (actual prefecto) es el que dispone en última instancia de las tierras: “El Gobernador firmará todos los Títulos Agrarios que acre-diten la propiedad sobre la tierra y se encuentren dentro de la jurisdic-ción del Departamento Autónomo de Santa Cruz, los que, de acuerdo a principios constitucionales, cau-san estado y son irrevisables, salvo por la autoridad judicial competen-te, permitiendo su inscripción en el Registro de Derechos Reales.” (Art. 109) Y por último, es el gobierno depar-tamental el que dispondrá también de los bosques: “Conforme a la Ley Forestal, el Gobierno Departamen-tal concesionará a personas natu-rales, jurídicas y a Agrupaciones Sociales del Lugar (ASL), los sue-los forestales y bosques como áreas georeferenciales para el aprovecha-miento sostenible y exclusivo de los

recursos forestales existentes, de acuerdo al Plan de Uso del Suelo.” (Art. 111) Cuando nos preguntamos ¿quienes redactaron este Estatuto Autonómi-co? la respuesta la encontramos pre-cisamente en estos artículos.

SU propio régimen de recursos naturales

renovables Su artículo 86 establece que: “Los recursos naturales renovables, su disposición y gestión ambiental, es-tán a cargo del Gobierno Departa-mental...” y en relación a las áreas protegidas señala: “El Gobierno de-partamental, mediante el organismo técnico especializado creado por Ley Departamental, se encargará de la administración de manera direc-ta o delegada de las áreas protegi-das existentes en el departamento.” (Art. 90 Par. III) Este texto del Estatuto Autonómi-co va en contra del artículo 136 de nuestra Constitución Política del Estado que señala taxativamente: “Son de dominio originario del Es-tado, además de los bienes a los que la Ley les da esa calidad, el suelo y el subsuelo con todas sus riquezas naturales, las aguas lacustres, flu-viales y medicinales, así como los elementos y fuerzas físicas suscep-tibles de aprovechamiento.”

SUS propias empresas de hidrocarburos, minas y

siderurgia Una parte de la dirigencia de Santa Cruz busca crear sus propias em-presas de hidrocarburos, minería y

siderurgia. En el artículo 115 de su Estatuto Autonómico leemos: “Con el fin de propiciar y fomentar la in-dustrialización de los hidrocarburos en la jurisdicción departamental, el Ejecutivo Departamental podrá asociarse con empresas públicas y privadas para la ejecución y desa-rrollo de proyectos específicos.” y en su artículo 117 avanza aun más esta intención: “Para garantizar el abastecimiento de hidrocarburos líquidos y gaseosos en condicio-nes óptimas de cantidad y calidad en el territorio departamental, el Ejecutivo Departamental podrá conformar, con autorización de la Asamblea Legislativa Departamen-tal, una Empresa Departamental de Hidrocarburos, pública, de econo-mía mixta o a través de contratos de riesgo compartido, que participe de la cadena productiva del sector de hidrocarburos, en el marco de las disposiciones legales nacionales.” En el artículo 121 desarrolla este mismo concepto para la minería y siderurgia: “El Gobierno Departa-mental podrá conformar, con auto-rización de la Asamblea Legislativa Departamental, una Empresa De-partamental de Minería y Siderur-gia, pública, de economía mixta o a través de contratos de riesgo com-partido, en el marco de las disposi-ciones legales nacionales.”

SU propio régimen impositivo

El artículo 122 de su Estatuto esta-blece: “Son rentas del Departamento Autónomo: i) Los impuestos depar-tamentales, tasas y contribuciones aprobados por la Asamblea Legisla-tiva Departamental.” En su artículo

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124 profundiza esta disposición “El Departamento Autónomo de San-ta Cruz, para atender necesidades presupuestarias concretas o enca-rar ciertas actividades, podrá crear contribuciones especiales que debe-rán ser aprobadas por la Asamblea Legislativa Departamental para su entrada en vigencia mediante la co-rrespondiente Ley Departamental.” Y en su artículo 135 insiste en la fa-cultad de crear todo tipo de impues-tos departamentales: “Dentro del ámbito constitucional de las Rentas Departamentales y de los principios del derecho tributario, la Asam-

blea Legislativa Departamental, mediante la correspondiente Ley y a solicitud del Gobernador, podrá establecer tributos, aranceles, tasas y recargos a los tributos nacionales recaudados y/o cedidos.”

El Estatuto Autonómico no reconoce el Estado de

Derecho en Bolivia En ningún momento el Estatuto Autonómico menciona su someti-miento a la Constitución Política del Estado. Peor aún, en su disposición transitoria sexta señala textualmen-te: “En caso de que la conformación del órgano de control de constitu-cionalidad de Bolivia llegue a reali-zarse en violación de los principios

constitucionales de independencia de poderes y de idoneidad y espe-cialidad de la función judicial, el Departamento Autónomo de Santa Cruz no se someterá a su jurisdic-ción… “ Y en el artículo 37 señala en fran-co desafío al Estado Nacional: “ En caso de que los Sistemas de Regu-lación constituidos por Superin-tendencias a nivel nacional sean eliminados por el Estado Nacional, poniendo en peligro la normal pro-visión de los servicios de competen-cia del Departamento Autónomo de Santa Cruz, de acuerdo al presente Estatuto, las Superintendencias, In-tendencias o Representaciones Re-gionales de los diferentes Sistemas de Regulación en el Departamento se convertirán en última instancia administrativa, hasta tanto dichos sistemas se adapten a una nueva estructura autonómica departamen-tal, que será establecida por Ley Departamental.” El Estatuto Autonómico sólo men-ciona al Gobierno Nacional en refe-rencia a su obligación de dar recursos económico financieros al Departa-mento (Art. 122, 135 y 136).

Un Estatuto Autonómico para someter a los

gobiernos municipales El Estatuto Autonómico otorga ple-nos poderes a los gobernadores (ac-tuales prefectos) y limita las atribu-ciones de “ Gobiernos Municipales Autónomos” definiendo cómo se elegirán (Art. 154), cuáles son sus competencias (Art. 167) y decre-tando cómo se relacionarán con el Gobierno Nacional (Art. 167, pun-

tos 24 y 25) Pero además instituye el Corregidor ya no en el cantón sino como autoridad paralela al Go-bierno Municipal, en la sección de provincia: “ Los Subgobernadores ejercen la función ejecutiva en las Provincias y los Corregidores en la jurisdicción seccional” (Art. 22, pa-rágrafo VIII) El carácter racista del Estatuto Autonómico El Estatuto Autonómico muestra su carácter racista cuando en el artí-culo 161 “ reconoce con orgullo su condición racial mayoritariamente mestiza” y cuando limita el recono-cimiento de los pueblos indígenas a solo los oriundos: “…conservar la cultura y promover el desarrollo integral y autónomo de los cinco pueblos indígenas oriundos del de-partamento: Chiquitano, Guaraní, Guarayo, Ayoreo y Mojeño…” (Art. 161). Ignorando el proceso migrato-rio que contribuyó al desarrollo de Santa Cruz y negando que más del 20% de la población del departamen-to de Santa Cruz se auto identifica como quechua y aymará, de acuerdo a los datos del censo de 2001. En resumen no estamos frente a un proyecto de Estatuto Autonómico dentro de una República Unitaria, sino frente a un texto que en fran-co desacato al Estado de Derecho y violentando la unidad del país pro-mueve una acción separatista para preservar el gran latifundio y el usu-fructo de los recursos renovables y no renovables por los sectores de poder tradicionales que siempre go-bernaron Bolivia y Santa Cruz.

Fuente: www.prensabolivia.org

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rimero. Hubo una derrota polí-tica electoral de estrecho mar-gen que no modifica la relación

de fuerzas nacional. La moral y las fuerzas de los movimientos y las vanguardias revolucionarias siguen intactas.

Segundo. Pero es una derrota polí-tica que no puede ser diluida en los 125.000 votos de diferencia a pesar de su carácter pírrico. En política no funcionan igual las leyes de la mate-mática: dos más dos no siempre da cuatro. 125 mil votos pueden con-vertirse en un factor potencial re-accionario y facilitar la apertura de una nueva fase política contraria a la revolución y llevar a nuevas derro-tas. Y como sabemos por las leccio-nes del siglo XX, una victoria que no es seguida de otras victorias abri-rá el camino a las derrotas. Eso no está previsto en el corto plazo, pero es una de las perspectivas abiertas. No dependerá sólo de lo que haga el enemigo, también de lo que hagan o dejen de hacer las fuerzas de la re-volución.

Tercero. Se ha abierto una fase de pruebas y definiciones cruciales para el proceso revolucionario, sus vanguardias, sus movimientos so-ciales y el líder que las personifica.

Conclusiones tentativas y perspectivas de la revolución bolivariana

Modesto Emilio Guerrero

Venezuela

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Esas definiciones y pruebas se darán en diversos campos: las relaciones de propiedad, el poder político, el carácter del PSUV, en la UNT, los consejos populares, los batallones, las relaciones internacionales y las definiciones político-personales del presidente Chávez.

Cuarto. Lo anterior se basa en que el enemigo nacional e inter-nacional incrementará su presión, asedio, medios y recursos para tratar de derrotar los dos factores que sostienen el proceso revolu-cionario: sus movimientos socia-les y el liderazgo de Hugo Chávez. Parte de ese sistema de presiones será una política para hacer capitu-lar a parte de la dirección actual y al presidente mismo. A ello sirven los elogios de “gran demócrata” dados al presidente por la mayoría de la “comunidad internacional” (Morati-nos, Duarte, Kirchner, Lula, Unión Europea) y el trato lisongero de me-dios como CNN, NBC, BBC y otras cadenas, así como las propuestas acuerdistas, de “conciliación y con-

cordia” hechas por Fedecámaras, PODEMOS y una parte de la direc-ción FSTB, sen-tida como nece-saria por sectores del funcionariado medio y alto de los ministerios.

Quinto. En las amplias vanguar-dias se abrió un nuevo apren-dizaje político. Una dinámica de debate interno a

escala de millones. Se expresa en la rebelión nacional de opiniones y debate interno en los batallones, en las esquinas calientes, sindicatos y consejos local de poder en barrios y ciudades. Tuvo una primera mani-festación física el martes con la mo-vilización de parte de la vanguardia de barrios a Miraflores gritando al presidente: “Limpieza, limpieza ge-neral”, o “Comandante, ahora, pása-le la escoba”. Siguió con las nutridas y calenturientas reuniones de miles de batallones el fin de semana del 9 y 10 de diciembre, en ministerios, fábricas, sindicatos, barrios, conse-jos populares, incluso en cuarteles. Es un aprendizaje de la amplia van-guardia que afectará a millones. Es un punto de partida, es un aprendiza-je. Nada más. Lo demás lo veremos. La derrota llega en una buena hora porque es momento de solidez so-cial, financiera y política del proce-so y el gobierno. 125 mil votos no cambian esa realidad así no más, sólo son la señal de lo que se podría abrir. Es un momento que permitirá corregir fallas, deficiencias y per-

versiones. De no hacerlo nos con-ducirán inexorablemente a nuevas derrotas parciales que se irán acu-mulando como un peligro general. Los casi tres millones de chavistas que no fueron a votar expresaron una determinada conciencia po-lítica, aún que sea contradictoria, difusa y hasta vergonzante en mu-chos sectores que estos días dicen que están arrepentidos de haber vo-tado NO o no haber votado. <br> El SI perdió en los siete estados don-de se asienta la base social del pro-ceso revolucionario. Los bastiones del chavismo. En contradicción, ga-namos en las cinco provincias donde los tres movimientos campesinos, rurales y aborígenes desarrollaron una campaña con muy poco control del Comando Zamora y donde las conquistas sociales son más estables. La corrupción y la burocracia se ma-nifestó en formas concretas a través del voto en cada región y localidad. Perdimos en los principales bastio-nes chavistas: Caracas, Aragua, Ca-rabobo, Miranda, Monagas, Anzoá-tegui. En Caracas perdimos en Valle, Coche y La Vega, con predominio del voto chavistas en 10 pruebas electorales anteriores. Hubo Estados donde el gobierno regional no tras-ladó el financiamiento a los organis-mos intermedios para que hicieran la campaña. Hay evidencias de que más de 40 alcaldes, 9 gobernadores y varios ministros NO hicieron cam-paña por el SI. Eso constituye una “conspiración” muda y sorda dentro de aparato de poder.

El presidente Chávez se equivocó en por lo menos tres aspectos.

A) Apostó al mismo cuerpo político y dirección (Comando Zamora)

En las amplias vanguardias se abrió un nuevo aprendizaje político. Una dinámica de debate interno a escala de millones.

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cuestionados por los movimien-tos para dirigir una campaña na-cional/internacional que requería una dirección reconocida por el movimiento de masas. El amplio triunfo del SI logrado por los mo-vimientos campesinos demuestra esta posibilidad.

B) El derecho a reelección presiden-cial sirvió más a la artillería del enemigo que a las Reformas. In-cluso sirvió para incidir sobre la mentalidad el universo chavista, la de clase media y la de clase baja.

C) Fue un error haber votado en blo-ques, sin la posibilidad de discri-minar. Este enredo técnico tiene su origen en un problema político: Creer que en menos de dos me-ses de campaña, con un comando desprestigiado y triunfalista, se puede hacer votar millo-nes por el socialismo y cosas más complicadas como la nueva geome-tría del poder.

No se hace una transforma-ción de alto calibre social y político como la propuesta en las Reformas, por vía constitucio-nal, sin un alto apoyo expresado en votos ideológicos, o sea apoyados en una mínima pero masiva compren-sión conceptual. Allí radica la erra-da expresión de Chávez acerca de la “inmadurez política del proceso”, opinión adversada por José Vicen-te Rangel que sostiene lo contrario. Creo que este último tiene razón. Aún así fue el más alto alcanzado hasta ahora por un proceso político parecido: 49% a favor de una pro-puesta legal encabezada por la idea

del socialismo. El único precedente ocurrió en Chile donde sólo se al-canzó el 37% en 1970 y unos pun-tos más en las elecciones a Munici-pios pocos meses después en 1974. Ahora quedan tres opciones para ha-cer las reformas. La primera, acudir a la Constitución: Recoger más de dos millones de firmas (15% del pa-drón del CNE) y presentar las mis-mas reformas desde los movimientos con una amplia campaña ideológica. La segunda, tratar de hacer al-gunas reformas sociales por vía de la Ley Habilitante y legisla-ción de la Asamblea Nacional. La tercera, hacerlas por vía revolu-cionaria, apoyada en la movilización masiva del movimiento bolivariano en cada segmento social.

Sexto. Quedó demolido el mito impe-rialista de “la tiranía”, “el déspota”, “el antidemocrático”, “el violador

de los derechos democráticos”, “el CNE apéndice del presidente”, “el Chávez que no respetaría los resul-tados”, “el Chávez del fraude”, etc. Esa matriz enemiga fue develada y ellos no tienen palabras para jus-tificarla. Con su cinismo habitual, repentinamente el mismo presiden-te se convirtió en el “gran demó-crata”, como han declarado todos, hasta Moratinos, excepto Bush. La “revolución bolivariana” fue parte de la agenda diaria duran-te toda la semana en todas las

radios, diarios y programas de opinión de TV del continente. La derecha no puede explicar sus mitos demoníacos sobre Chávez y el gobierno bolivariano, pero tampoco pueden hacerlo los propagandistas a sueldo que pululan en Argentina y otros países.

Séptimo. La oposición ya no es la misma. El principal fenómeno so-cial -negativo- es la aparición de una vanguardia política: los estudiantes. Eso les dio otro aire, otra perspec-tiva, otra dinámica. Ahora tienen la vanguardia política que perdieron en abril de 2002. No significa que sean una alternativa de poder na-cional a Chávez, pero son lo nuevo. Esta emergencia fue facilitada por un error del gobierno: haber coop-tado a tareas de Estado y funciones representativas de escenario, a la inteligente camada de líderes uni-

versitarios bolivarianos que surgió en 2005 y se ex-presó y organizó en 2006. El primer resultado fue la derrota que nos propina-ron en las elecciones de la UCV (Universidad Central de Venezuela) en noviem-bre 2007. Aunque es cier-

to lo que afirma José Vicente Rangel, que la juventud chavista es mayoría a nivel nacional si la medimos más allá de la Universidad, no podemos ocultar que ellos dirigen en la princi-pal “Casa de Estudios” del país y se han convertido en un factor de políti-ca nacional. Eso es lo nuevo.

Octavo. Lo anterior nos lleva a otra conclusión, aunque sea preventiva. Los pocos capaces de la vieja guar-dia que le quedan a la oposición, pero sobre todo quienes los mandan desde

La juventud chavista es mayoría a nivel nacional si la medimos más allá de la Universidad, no podemos ocultar que ellos

dirigen en la principal “Casa de Estudios” del país y se han convertido en un factor de política nacional

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Washington, la OEA, el Centro Car-ter, la ODC, la Fundación Carolina, y otros centros de poder anti chavista, los van a orientar para construir una alternativa política nacional al go-bierno de Chávez. Si este pronóstico resulta correcto, la veremos aparecer en el próximo período político. Ellos no están dispuestos a dejar gobernar a Chávez hasta el 2012. Acudirán al Referéndum en 2010, al asesinato a manos de mercenarios sueltos o a cualquier otro pretexto “de guerra” para acelerar el caos y crear las con-diciones para una intervención “equi-libradora” internacional o cualquier otra medida como el aislamiento que vulnere el poder y obligue a una ne-gociación que conduzca al retroceso del movimiento social.

Noveno. Un segmento de nuestra clase media chavista alimentó con sus votos el NO. De esto hay evi-dencias personales; la más escanda-losa es la fotografía de la presidenta del Consejo Supremo de Justicia depositando la boleta del NO. Pero se puede adivinar esta conducta detrás de los números que hicieron la diferencia. Se calcula que miles votos chavistas emigraron al NO. Pertenecen a la misma clase media

que le da asco salir del este de Caracas, com-partir actos públicos (prefieren verlos por TV), trasladarse al cen-tro y oeste de Caracas, entre otras manifesta-ciones de incomodidad y angustia de clase. Es el mismo sector (chavis-ta) que acusa de “ilegal” las reformas, que está en contra del socialismo promovido por Chávez y le molesta que pueda

ser reelegido cuantas ve-ces lo decida el voto popular. Baduel y PODEMOS fueron una expresión adelantada de ellos.

Décimo. La campaña del Comando Zamora fue muy eficiente si la eva-luamos por las apariciones de televi-sión e impresión de folletos (varios millones contando lo de Alcaldías), pero deficiente en lo principal: el mensaje. El mensaje se redujo a lla-mar a votar por el SI, no a explicarlo. Tratándose de una propuesta de cambio revolucionario integral en la Nación y su vida social, fue un despropósito que se haya reducido a un llamado tan simplista. No se ha-cen revoluciones reduciendo la po-lítica y los programas a consignas, menos a una sílaba sin ideología. Centenares de batallones de Cara-cas no debatieron o debatieron muy poco, o solo hablaban de cómo pe-gar los afiches y repartir los volan-tes. Hugo Callelo, que estuvo hace dos meses en varios de Petare escu-chó las acusaciones de “tareísmo” en los batallones y desazón en los militantes. Parte de ese ambiente fue que el ex ministro de Educa-ción, Aristóbulo Istúriz, uno de los

más prestigiados del régimen, entre otros funcionarios, no fueron vo-tados por sus batallones como vo-ceros ante el Congreso del PSUV. Los responsables hicieron caso omi-so al llamado del presidente en el acto de lanzamiento de campaña cuando dedicó dos horas de su discurso a tra-tar de organizar la tarea explicativa ante 300 mil militantes en la Av. Bo-lívar. La explicación ideológica casi se redujo a él, y eso es un desastre. Onceavo. En crudo contraste con el simplismo de nuestra campaña por el SI, los enemigos realizaron una campaña ideológica sobre la propie-dad, el socialismo, el poder, la demo-cracia. Sus spots y escenificaciones de televisión, donde mostraban que el Estado expropiaría hasta los hijos, la bodeguita del vecino. Lograron calar en lo más profundo del imagi-nario colectivo formado en décadas de hegemonía ideológica y cultural capitalista. La campaña del enemigo fue perversa, pero ese fue el debate de contenidos que nuestro Comando Zamora no supo responder.

Doceavo. Esta campaña, justamente por haber puesto a prueba la capa-cidad ideológica de masificar ideas y programas, evidenció la fragili-dad de nuestro sistema de medios informativos y sus políticas de co-municación. Es un despropósito que siendo poder, teniendo recursos y con millones de seguidores, nues-tros medios televisivos en el país siguen con baja audiencia, excepto VTV en algunas franjas horarias, al-gunos programas y Aporrea (con el límite de ser de la web). TVes y Te-lesur no pasan del 5% de audiencia. Vive, Ávila y Catia TV hacen lo que pueden.

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El movimiento Sin Tierra a lo lar-go de su historia fue descubriendo y trayendo para si la preocupación sobre la cuestión de la educación. Desde el inicio el Movimiento tiene esa preocupación, incluso cuando no era incorporada en su dimensión política. En un primer momento se trataba de la lucha de los Sin tierra por la escuela primaria de 1 a 4 ni-vel. La discusión estaba así centrada en la preocupación de las familias por la vinculación de sus hijos al sistema educativo formal en el nivel básico de alfabetización. “En tanto que “sujeto”� del campo, el Movi-miento fue construyendo en el ima-ginario campesino de las familias asentadas y acampadas el derecho a la educación. Rompiendo con la visión construida de que el campesi-no no necesita de estudio para lidiar con la tierra, cual era la noción que se tenia de la educación, por parte del campesinado. (SOUZA, 2005)2

Con su práctica de contestar el siste-ma y las ideas conservadoras arrai-gadas en el Estado, el MST en sus acciones pone a los trabajadores y � Los Sin Tierra asentados com-

ponen una de las diversidades de sujetos del campo, como los quilombolas, los indígenas, entre otros. Para profundizar en el tema del MST como sujeto social ver: tesis de doctorado de Roseli Sa-lete Caldart cuya síntesis se pre-senta en el libro. Caldart, Roseli Salete. Pedagogia do Movimento Sem Terra. 2ª ed.,Vozes, 2000 e 3ª ed., Expressão Popular, 2004.

2 SOUZA, Rubneuza Leandro de (2005). Construção de Política Pú-blica de Educação do Campo sob o prisma da Educação do MST. Monografía presentada a UNB para obtención del título de espe-cialista en Educación del Campo. SP, 2005.

Lecciones de pedagogía: una mirada sobre las prácticas

educativas del movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra

Erivan Hilário Militante del MST del BrasilTraducción: Ruth Quevedo

“El campo de la educación es un campo de combate. Todo el mundo puede combatir allí… Combatir en el sentido de que mientras más busque

la posibilidad de una realización humana de las gentes que (se)educan más estorba al sistema. Por el contrario, mientras más se eduque a las demandas impersonales del sistema más le ayuda a su sostenimiento y

perpetuación. Este es el campo de combate de los educadores, tienen un campo abierto allí y es necesario que tomen conciencia de su importancia

y posibilidades”. Estanislao Zuleta

El reto de la formación y la pedagogía en la vida misma se colocan en estos tiempos brumosos, como uno de los imperativos de acción de todos y todas las luchadoras por la concientización y emancipación humana. Erivan San-tos, militante del MST en el sector de formación, nos entrega una sistemati-zación de lo que es hoy la pedagogía del movimiento, fruto del aprendizaje de más de tres décadas de lucha del movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra del Brasil MST para la revista CEPA en el presente número, buen provecho!

Brasil

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trabajadoras en movimiento. Es en el decorrer de la lucha que se ad-quiere una dimensión más amplia, a los ojos y las reflexiones de los que lo componen. Así que el MST es un Movimiento pedagógico que gesta nuevos sujetos sociales, don-de sus miembros van percibiendo que el acto de educar no ocurre so-lamente en las aulas escolares o en los acampamentos o asentamientos, ellos mismos pasan a comprender, a partir de su experiencia propia, que la lucha también educa. Y es a partir de esa comprensión de que se apren-de y enseña en la lucha que el movi-miento pasó a incorporar cuestiones importantes en su dinámica.

La forma como el Movimiento hace educación está relacionada con la forma de hacer la lucha. Mayor edu-cación expresa mayor dinámica de lucha y al contrario, mayor lucha expresa mayores niveles de educa-ción “..el Movimiento buscó en toda su trayectoria, desarrollar activi-dades relacionadas a la educación, como forma de empoderar a las per-sonas, que poco a poco, iban asu-miendo actividades de coordinación en las áreas ocupadas. El MST in-sistió sistemáticamente en la forma-ción de las personas, vinculando los principios de la educación popular” (SOUZA, 2005)

El MST como principal educador, que educa a la colectividad en mo-vimiento es lo que hoy es llamado pedagogía del MST y que es fruto de un largo recorrido de reflexión y experiencias sobre los procesos educativos que se forjaran en el propio movimiento para responder a sus necesidades. Dada la dimen-sión de lo que es el movimiento, y

a partir de 10 años de sistematiza-ción de experiencias presentes en los acampamentos y asentamientos que condujeron a la constitución del sector educativo del movimiento, se llegó a la conclusión de que lo que se concebía como la pedagogía del MST era más la vivencia social del MST, es decir que más allá de una propuesta pedagógica, se trataba de una propuesta de formación huma-na. Era la propia dinámica que se constituía en el cotidiano de los Sin tierra como referencia y principio de la educación, por tanto, mas que una propuesta la vivencia era en si misma una pedagogía; la pedagogía del Movimiento Sin tierra. Ella es el propio movimiento Sin Tierra que está en movimiento, formando su-jetos y recreándose a la vez de ma-nera dialéctica. “la pedagogía del MST� es el modo a través del cual

3 Se trata de percibir que es tam-bién el movimiento de diversas pedagogías que compone lo que es la pedagogía del MST. Siendo; pedagogía de la lucha social, pe-dagogía de la organización colec-tiva, pedagogía del trabajo y de la producción, pedagogía de la cultura, pedagogía de la escuela, pedagogía de la historia. Para una

el Movimiento históricamente viene formando el sujeto social de nom-bre Sin Tierra y que en el día a día educa a las personas que de el ha-cen parte. Y el principio educativo principal es el propio movimiento. Es hacia esta pedagogía, hacia este Movimiento pedagógico que nece-sitamos observar para comprender el hacer avanzar nuestras expe-riencias de educación y de escuela. (MST, 2004)4”

Recuperando aquí la propia visión, o mejor, concepción de educación en cuanto formación humana, confir-mamos nuestra convicción de que el MST es un movimiento educativo; educa a las personas no para el sim-ple hecho de la contestación social, desde una visión más política, sino que los educa para la humanización,

mejor comprensión y profundiza-ción ver: MST. Como fazemos a escola de educação fundamental. 2004. (caderno de Educação, n. 9)

4 Más elementos en: Caldart, Rose-li Salete. Pedagogia do Movimen-to Sem Terra. 2ª ed.,Vozes, 2000 e 3ª ed., Expressão Popular, 2004. y en Caderno de Educação nº 8. 4 ed, como fazer a escola de edu-cação fundamental. 2004.

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transformando los “desgarrados da terra”, los empobrecidos, los sin perspectiva, en luchadores y lucha-doras del pueblo que buscan en las acciones del propio Movimiento los sentidos complejos de la humaniza-ción.

Es ese Movimiento, que se preocupa con la relación intima del ser huma-no con la tierra y con la naturaleza, un sujeto colectivo que con su forma peculiar, va enraizando de manera gradual a los que por el sistema se colocaron en la posición de desen-raizados (desarraigados), con dina-mismo el MST los reincorpora a un espacio social de construcción co-lectiva. Como bien sabemos jamás nos educaremos solos, no hay como construir experiencia de vida sin el otro, el MST es por excelencia un espacio de socialización y resociali-zación de hombres, mujeres, niños y niñas, jóvenes y ancianos.

Sobre los principios del MST5

Observar la dinámica del movi-miento de los Sin Tierra, en esencia como un movimiento educativo que tiene en sus acciones una intencio-nalidad, es entender su dimensión política en tanto que proceso de for-mación de sujetos. La intencionali-dad del MST, del punto de vista de la formación humana, se expresa en lo concreto en el desarrollo de sus principios y en las convicciones de-fendidas por sus miembros.

Los principios de la educación del MST son orientadores de las escue-

5 Ver: Princípios da Educação no MST. 4 ed, São Paulo 2004 (Cader-no de Educação n. 8)

las en los miles de asentamiento y acampamentos. En su cuaderno de Educación No 8, el MST por medio de su sector de educación organiza los principios en los aspectos filosó-ficos y pedagógicos. En cuanto a los primeros se cuentan:

Educación para la transforma-ción social:

Se trata de formar sujetos que sean capaces, de forma coherente, orgá-nica y sistemática, de hacer transfor-maciones encarnadas en las ideas y luchas de los pueblos por la libera-ción. Se trata de una educación de clase, masiva, orgánicamente vincu-lada al movimiento social, abierta para el mundo, educación para la acción, y de una educación abierta a lo nuevo.

a) Educación de clase: tiene una identidad construida y en construc-ción. Se trata de una educación que es puerta para la construcción de

poder popular. Una educación para el fortalecimiento de una conciencia revolucionaria tanto para los edu-candos como para los educadores.

b) Educación masiva: Es preci-so que el conjunto del Movimiento pueda cada vez tener un mayor ni-vel de escolarización, apropiándose de los conocimientos históricamen-te producidos y sistematizados. De aquí el luchar por conquistar escue-las para todos los asentamientos y acampamentos, las luchas por la erradicación del analfabetismo, y el estudio de todos y cada uno de los militantes.

c) educación orgánicamente vincu-lada al movimiento social: El MST entiende que la escuela debe estar vinculada a un movimiento más am-plio de transformación social, pues la escuela en el actual modelo capi-talista es un aparato reproductor de las ideas conservadoras del sistema. La escuela tendrá que extrapolar sus

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muros y en la dinámica de lucha de clases, vincularse con la lucha del movimiento social para realizar cambios significativos. Creemos en la educación para el movimiento no del movimiento, de manera que ella se vincula a las demandas de forma-ción, adecuándose a la dinámica de sus necesidades y por tanto partici-pando de manera mas efectiva en los procesos de transformación. d) Educación abierta para el mun-do: El MST comprendió que si se cerraba a la lucha por la tierra como única verdad, no podría haber dado los pasos que ha dado ni recibido apoyo de la sociedad, el movimiento no se cerró para si. De la misma ma-nera la educación del movimiento tiene que estar abierta para el mundo, los estudiantes tienen que conocer nuevas experien-cias sin perder de vista los principios de la organización, el movimiento tiene que nu-trirse de las experiencias de otros movimientos.

e) Educación para la ac-ción: El MST propone que la educación contribuya con el proceso de emancipacion de los sujetos para que puedan intervenir en la práctica de manera significativa promovien-do la transformación social. De allí que resulte insuficiente el desarrollo de la llamada “conciencia critica” y se haga necesaria su superación al nivel de la “conciencia organizati-va” para la intervención coherente, organizada y práctica en la realidad. Para que esto suceda es preciso, más allá de percibir las contradicciones, estudiar teorías complejas para hacer mejor la acción. Y sin duda la propia acción por si sola se configura ya en práctica educativa.

f) Educación abierta para lo nue-vo: Lo nuevo no se circunscribe apenas a los cambios en la estructura de la sociedad, tiene que ver con un sentido de construcción de nuevas relaciones sociales inter subjetivas, un nuevo modo de vivir entre hom-bres, mujeres, niños y niñas, o mejor, como dice Ademar Bogo es preciso hacer una revolución cultural. Se tra-ta de comenzar a hacer las transfor-maciones de los hábitos y los valores, bien sabemos que en la sociedad que vivimos ellos están distorsionados y en cambio se nos presentan como cultura de mercado.

Educación para el trabajo y la cooperación como elemento estra-

tégico de esta educación que pro-pende por la construcción de nuevas relaciones sociales. El aprendizaje de organización y de lucha por la tierra debe ser transformado en una nueva mentalidad en relación a las posibilidades de organizar la vida en el medio rural, superando la pro-pia oposición que tradicionalmente se estableció entre el mundo rural y urbano.

Educación de cara a las diferentes dimensiones de la persona huma-na: Para hablar de este principio el MST buscó en Marx una expresión fuerte de qué traduce o que seria una

educación que respete y valorice las distintas dimensiones de la persona humana, la expresión es la de una Educación Onilateral. Quiere decir que las practicas que son producidas en la lucha, tienen que contribuir para el desarrollo del ser humano, es preciso romper con la actual concep-ción global de una educación unila-teral que trabaja apenas un aspecto de la persona. Las dimensiones hu-manas no se restringen al intelecto o a trabajos manuales solamente, mas allá se refiere a las cuestiones lúdico culturales, religiosa, afectiva, orga-nizativa, entre otras.

Educación con/para valores hu-manistas y socialistas: Teniendo

en cuenta los valores do-minantes que el sistema capitalista ha impuesto en la sociedad, el MST intenta rescatar, resistir y no ceder en su lucha por forjar nue-vos valores que estén pre-sentes en la construcción del nuevo hombre y nueva mujer que se requiere. El movimiento viene vincu-

lando en sus distintos espacios las discusiones sobre los valores fun-damentales que ayudan a definir el carácter y la moral de las personas. Uno de los mas importantes es el sentido de colectivo, pero hay otros que se practican; espíritu de sacrifi-cio, crítica y autocrítica, el amor, la igualdad, la rebeldía entre otros.

Educación como un proceso per-manente de formación transfor-mación humana: El MST cree que la condición básica para ese proceso es creer en la persona humana; una experiencia que ya se viene desarro-llando hace 22 años, de formación

El movimiento viene vinculando en sus distintos espacios las discusiones sobre los valores fundamentales que ayudan a definir el carácter y la moral de las personas. Uno de los mas importantes es el sentido de colectivo, pero hay otros

que se practican; espíritu de sacrificio, crítica y autocrítica, el amor, la igualdad, la rebeldía entre otros.

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de la militancia. Si el movimiento no hubiese creído en que su dinámi-ca era de formación humana, tal vez no tendría ahora la importancia que tiene.

Como se dijo arriba, para que los estos principios operen en la reali-dad se hacen necesarios otros que son principios pedagógicos. Ellos son: relación entre teoría y prácti-ca, combinación metodológica en-tre proceso de enseñanza y de ca-pacitación, la realidad como base de la producción del conocimiento, contenidos formativos socialmen-

te útiles, educación para el trabajo y por el trabajo, vínculo orgánico entre procesos educativos y proce-sos políticos, vínculo orgánico en-tre procesos educativos y procesos económicos, vínculo orgánico entre educación y cultura, Autoorganiza-

ción de los estudiantes, Creación de colectivos pedagógicos y de forma-ción permanente de los educadores y las educadoras, Actitud y habili-dad de investigación.

Relación entre practica y teoría: Es importante que en la escuela sean desarrollados estos dos procesos de manera concomitante. Es necesario y urgente, romper con la lógica de que la escuela es el lugar de conoci-mientos teóricos apenas; aun cuan-do esté muy presente la teoría no significa que esta deba ocupar todas las dimensiones involucradas en el

proceso de ense-ñanza aprendi-zaje. Es esencial que la escuela sea la vivencia de lo que es la comuni-dad y sus saberes, estableciendo una relación impor-tante en lo que se refiere a una edu-cación pautada en la praxis tan pre-sente en las obras de autores como Marx y Paulo Freire. Es el pro-ceso dialéctico que se materia-liza en aprendi-zajes concretos de los sujetos, se trata de la acción-reflexión-acción.

Combinación metodológica entre procesos de enseñanza y de capa-citación: En nuestra escuela pode-mos/debemos establecer, no solo la lista de contenidos a ser dominados por los y las estudiantes, también

las metas de capacitación, o sea, las habilidades o competencias a ser de-sarrolladas en una determinada dis-ciplina, o en una etapa, o una serie. Esto también implicará ciertamente toda una reformulación de los méto-dos tradicionales de evaluación que acostumbran estar volcados solo para la aprehensión de contenidos.

La realidad como base de la pro-ducción del conocimiento: La producción del conocimiento es una de las dimensiones del proce-so educativo. Entonces a través de este principio estamos diciendo que necesitamos preocuparnos en cómo garantizar que nuestros educandos y nuestras educandas produzcan co-nocimiento. ¿Conocimiento sobre que? sobre la realidad. Pero cuando hablamos de realidad no estamos hablando solo de la realidad que nos rodea, la que vivimos u observamos. La realidad es el mundo! Es todo aquello que existe y que merece ser conocido, apreciado, transformado y que puede estar a distancias muy lejanas de nuestra realidad inmedia-ta. Solo que no tiene sentido conocer el mundo sin conocer nuestra pro-pia realidad. Porque, al final, es lo inmediato donde vivimos y es para mejorar estas condiciones de vida en el que estamos estudiando. Contenidos Formativos Social-mente Utiles. En el fondo podemos afirmar que se trata de utilizar tam-bién en esta dimensión específica, el principio de la justicia social, o sea seleccionar aquellos contenidos que, de un lado, estén en la perspec-tiva de la distribución igualitaria de los conocimientos producidos por la humanidad, y de otro, que tengan la potencialidad pedagógica necesaria

Conseguir trabajar por lo menos algunas de las dimensiones siguientes: alimentar la indignación ética frente a las

situaciones de injusticia; desarrollar actividades y estudiar contenidos intencionalmente dirigidos a la formación político

ideológica de los y las estudiantes

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para educar a los y las ciudadanos y ciudadanas de la transformación so-cial. En otras palabras debemos ana-lizar cada contenido a ser enseñado, sin obviar los que planteen debates en relación con cualquier aspecto del movimiento.

V Educación para el trabajo y por el trabajo: vemos el trabajo como práctica privilegiada capaz de pro-vocar necesidades de aprendizaje en lo que tiene que ver con el principio de la relación entre práctica y teoría, con la construcción de objetivos de capacitación y con la idea de produ-cir conocimiento sobre la realidad. El trabajo como constructor de re-laciones sociales y, por tanto, como espacio también privilegiado para el ejercicio de la cooperación y de la democracia. Vínculo orgánico entre procesos educativos y procesos políticos:La educación es siempre una prác-tica política, en la medida en que se articula dentro de un proyecto de transformación o conservación so-cial. Vincular orgánicamente Edu-cación y política significa entrar / atravesar los procesos pedagógicos que suceden en las escuelas, en los cursos de formación. Es mucho más que conversar sobre cuestiones po-líticas. Es conseguir trabajar por lo menos algunas de las dimensiones siguientes: alimentar la indignación ética frente a las situaciones de in-justicia; desarrollar actividades y estudiar contenidos intencionalmen-te dirigidos a la formación político ideológica de los y las estudiantes entre otras iniciativas.

Vínculo Orgánico entre procesos educativos y procesos económicos.

Los procesos económicos son aque-llos que se refieren a la producción, a la distribución y al consumo de bienes y servicios necesarios para el desarrollo de la vida humana en so-ciedad. La historia de la humanidad nos demuestra (y Marx nos explica) que son las relaciones económicas (aquellas que las personas estable-cen entre si en los procesos de pro-ducción, distribución y consumo) las que mueven las sociedades y transforman las personas. Desarro-llar experiencias de trabajo con ge-neración de renta permite entender y transformar las reglas de funcio-namiento del mercado, en la medida que se trata de la producción no ena-jenada, y la comercialización de los bienes o servicios producidos.

Vínculo orgánico entre la Educa-ción y la Cultura: En este punto se trata de enfatizar específicamente el papel que adquiere la Educación en el proceso de construcción de la identidad cultural de los trabajado-res y trabajadoras, en nuestro caso, de los trabajadores pertenecientes al MST. Nuestra escuela necesita ser espacio privilegiado para la vi-vencia y la producción de cultura. Ya sea por el acceso a las manifes-taciones culturales que componen el patrimonio cultural de la humanidad como también mediante la produc-ción de una nueva cultura; una cul-tura del cambio, que tiene el pasado como referencia, y el presente como vivencia que al mismo tiempo que puede ser plena en si misma es tam-bién anticipación del futuro, es decir nuestro proyecto utópico, nuestro horizonte.

Gestión Democrática: Cada pro-ceso pedagógico, que va más allá

de sus participantes más directos o sea, educadores y educadoras y educandos y educandas, debe te-ner dirección colectiva. Esto quiere decir, en el caso de las escuelas de asentamientos y acampamentos, la participación efectiva de la comu-nidad en la gestación de la escuela, así como la relación de ésta escuela con el conjunto de escuelas ligadas al MST y su subordinación (crítica y activa) a nuestros principios filosó-ficos e Pedagógicos. Todos debemos aprender a tomar decisiones, a res-petar las decisiones tomadas en con-junto, a ejecutar lo que fue decidido, a evaluar lo que se esta haciendo y a repartir los resultados (positivos o

Desarrollar experiencias de trabajo con generación de renta permite entender y

transformar las reglas de funcionamiento del mercado, en la medida que se trata

de la producción no enajenada, y la comercialización de los bienes o servicios

producidos.

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negativos) de cada ac-ción colectiva. Esto es democracia

Auto-organización de los y las Estudiantes: Auto-organizarse sig-nifica tener un tiempo y un espacio autónomo para que los estudiantes se encuentren y discu-tan cuestiones, para que tomen decisiones, inclu-yendo aquellas necesa-rias para la participación verdadera en el colectivo más grande de gestión de la escuela. La forma que va asumir la auto-organización de los edu-candos y educandas, de-pende mucho de qué tipo de práctica de educación se trate, de los objetivos principales que ella ten-ga, de la edad y de las experiencias anteriores de los y las estudiantes, de la preparación de los y las educadoras, de las condiciones objetivas de tiempo y espacio que se tenga.

XI Creación de colectivos peda-gógicos y formación permanente de los educadores y educadoras: “Ningún educador tiene derecho de actuar individualmente, por su cuenta bajo su responsabilidad” (Makarenko). El colectivo pedagógi-co puede ser el espacio privilegiado de autoformación permanente, a tra-vés de la reflexión sobre la práctica, del estudio, de las discusiones y de la propia preparación para otras ac-tividades de formación promovidas por el MST, por los órganos públi-

cos, por otras entidades. Mas allá de calificar el trabajo, el colectivo tiene otra dimensión formativa: el alimen-ta más fácilmente nuestro derecho de soñar, de crear, de practicar hacer cosas nuevas. Un derecho que, en nuestro caso, es también un deber!!

Finalmente el tema de la investi-gación “Sin investigación no hay derecho a la palabra”. En nuestra escuela, la práctica de la investiga-ción está relacionada con el princi-pio de relacionar teoría y práctica, esta precisa ser constituida como una metodología de educación, ade-cuándose a las diferentes edades, a

los distintos intereses, y a las exigencias especí-ficas del contexto donde sucede cada proceso pe-dagógico.

Bibliografía

Arroyo, Miguel Gonza-lez; Fernandes y Bernar-do Mançano. A educação básica e o movimento social do campo. Brasília, Articulação Nacional por uma Educação Básica do Campo, 1999. (Colección por una educación básica del campo, 02).Bogo, Ademar. Lições da luta pela terra. Salva-dor: Memorial das letras, 1999. Caldart, Roseli Salete. Pedagogia do Movimento Sem Terra. Petrópolis, RJ: Vozes, 2000.MST - Movimento Dos Trabalhadores Rurais Sem Terra. As mobilizações in-fantis no MST. 1999. Co-lección haciendo escuela.

MST. Como fazer a escola de edu-cação fundamental. Caderno de Edu-cação n. 9, 2 ed, Veranópolis: 2001.MST. Pedagogia do Movimento Sem Terra acompanhamentos às escolas. Boletim da Educação n. 08, 3. ed, São Paulo: 2001.MST Dossiê MST ESCOLA docu-mentos e estudos 1990-2001. Caderno de Educação n 13, 2. ed, São Paulo:. Expressão Popular, 2005.Souza, Rubneuza Leandro de. A construção de políticas públicas de educação do campo sob o prisma da educação do MST. São Paulo, 2005. (monografia presentada a la UNB para obtención del título de especialista en Educación del Campo).

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Tema central

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cualquier control racional de la diná-mica de este orden productivo. Trae consigo peligrosas y potencialmente catastróficas consecuencias a largo plazo, transformando en su debido tiempo, un gran poder positivo de un momento previo, de un desarro-llo económico inimaginable, en una negatividad devastadora, con total ausencia de las restricciones repro-ductivas necesarias.

Lo que se ha ignorado sistemática-mente—y debe ser ignorado, debido a la inalterables imperativos fetichis-tas, y a los intereses creados del mis-mo sistema capitalista—es el hecho de que, inevitablemente, vivimos en un mundo finito con sus literalmente vitales límites objetivos. Por un lar-go tiempo en la historia humana, in-cluyendo varios siglos de desarrollos capitalistas, esos límites pudieron ser, como realmente lo fueron, igno-rados con relativa seguridad. Algu-na vez sin embargo, estos límites se manifestaron como lo deberán hacer enfáticamente en nuestra irreversi-ble época histórica, por muy irracio-nal y derrochadora que se torne, no importando cuán dinámica llegue a ser (de hecho, cuanto más dinámica, peor), no podrá escapar a las conse-cuencias. Se los podrá ignorar por un tiempo reorientándose hacia la vil justificación del imperativo más o menos abiertamente destructivo de la autopreservación del sistema

a cualquier costo, predicando la sa-biduría de “que no hay otra alterna-tiva”, y con ese espíritu, dejando a un lado o suprimiendo brutalmente cualquier signo de advertencia que presagie un futuro insostenible.

La falsa teorización es la conse-cuencia necesaria de esta desequili-brada determinación estructural ob-jetiva de la dominación del valor de uso por el valor de cambio, no sólo bajo las más absurdas y más ciegas condiciones apologéticas del capita-lismo contemporáneo sino también del periodo clásico de la economía política burguesa, en los tiempos del ascenso del sistema capitalista. Esto ocurre porque bajo la direc-ción de una producción de capital ficticiamente sin límites ésta debe proseguirse a cualquier costo y debe ser justificada teóricamente como la

1.Alguna vez, el modo de producción capitalista representó un gran avan-ce sobre cualquier otro modo prece-dente, a pesar de lo problemático y finalmente en lo destructivo en que este avance histórico se transforma-ría. Al romper el lazo directo entre el uso humano y la producción, de lar-go tiempo prevaleciente pero obli-gatorio, para reemplazarlo por la re-lación mercantil, el capital se abrió a amplias y dinámicas posibilidades de expansión aparentemente irresis-tibles, las que —desde el punto de vista del sistema capitalista y de sus personificaciones voluntariosas—no tendría límites concebibles. Para las paradójicas y finalmente inalcanza-bles determinaciones internas del sistema capitalista, tenemos que sus productos mercantilizados “no son valores de uso para sus propietarios y valores de usos para sus no pro-pietarios. En consecuencia, todos deben cambiar de manos y entonces, las mercancías deben ser realizadas como valores antes de que puedan realizarse como valores de uso”1.

Esta autodeterminación interna del sistema, autocontradictoria, que im-pone una ruda sumisión de las ne-cesidades humanas a la necesidad alienada de la expansión del capital, es lo que remueve la posibilidad de � KarlMarx,Capital,vol.�(PenguinClas-

sics,�992),85.

Socialismo: la única economía viable

István MészárosAporrea.org

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única forma de producción recomen-dable. Tal camino es imperativo aún cuando no exista en absoluto ningu-na garantía de que : 1) “El cambio de manos” requerido y sustentable de las mercancías que se proveen vaya a ocurrir realmente en el mer-cado idealizado (gracias a la miste-riosa benevolencia de Adam Smith y todavía más, de la misteriosa “mano invisible”); y 2) Que las condiciones materiales objetivas para producir las ilimitadas—y humanamente ili-mitables desde que la determinación primaria divorció la necesidad y el uso—provisiones de mercancías que pudieran ser aseguradas para siempre, no importando su impacto destructivo sobre el modo social de reproducción metabólico del capital o sobre la naturaleza.

La adecuación ideal del mercado

para rectificar el defecto estructural inalterable, indicado en el punto 1) de más arriba, es un pensamiento posterior gratuito que lleva consigo muchas presunciones arbitrarias y proyecciones reguladoras que no se pueden cumplir. La sobria realidad que subyace en el mercado como un pensamiento medicinal es un con-junto de relaciones de poder insu-perablemente adversas, que tienden a la dominación monopólica y a la intensificación de los antagonismos del sistema. De la misma manera, el grave defecto estructural de perse-guir la expansión ilimitada del capi-tal—idealizando el siempre impor-tante “crecimiento” como un fin en sí mismo—como se puso en relieve en el punto 2) de más arriba, se com-plementa por un igualmente ficticio pensamiento posterior, cuando debe admitirse que debe administrarse algún remedio. Y el remedio que se proyecta—como una alternativa al colapso del sistema en una irre-dimible ne-gatividad en un destino de “estado es-tacionario”, t e o r i z a d a por la eco-nomía política burguesa en el siglo XIX—es simplemente la generosa prédica de realizar una distribución “más equitativa” (y por eso, menos conflictiva) dejando el sistema de producción tal cual. Este postulado aún cuando pudiera realizarse, lo que por supuesto no puede ser, debi-do a las determinaciones jerárquicas fundamentales del mismo orden so-cial del capital, no podría ser capaz de solucionar ninguno de los graves

problemas de la producción sobre las que se levantan las insuperables contradicciones de las formas incu-rables de distribución del sistema capitalista.

Uno de los principales representan-tes del pensamiento liberal, John Stuart Mill, es muy auténtico en su preocupación acerca del “estado es-tacionario” del futuro, así como es un irrealista sin esperanza en el re-medio que propone. Pues sólo pue-de ofrecer la vacua esperanza en la discusión de este problema que vie-ne a ser absolutamente inabordable desde el punto de vista del capital. Y escribe: “Yo sinceramente tengo la esperanza de que en pro de la pros-peridad, ellos quedarán contentos de estar estacionarios, mucho antes de que la necesidad los obligue a ello”2. De este modo, el discurso de Mill no es más que una prédica paternalista, pues sólo puede reconocer a tono

con su acep-tación del diagnóstico maltusiano, las dificulta-des que sur-gen del cre-cimiento de la población, pero de nin-

guna manera las contradicciones del orden reproductivo capitalista. Su autocomplacencia burguesa es clara-mente visible y priva de toda sustan-cia a sus análisis y a su paternal inten-to reformador. Mill perentoriamente afirma que: “Solamente en los países atrasados del mundo, el crecimiento de la producción es todavía un objeti-vo importante: en los más avanzados 2 John Stuart Mill, Principles of Political

Economy (Prometheus Books, 200�),75�.

La sobria realidad que subyace en el mercado como un pensamiento medicinal es un conjunto de relaciones de poder insuperablemente adversas, que tienden a la dominación monopólica y a la

intensificación de los antagonismos del sistema.

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lo que es más necesario econonómi-camente es una mejor distribución, para lo cual es indispensable una es-tricta restricción de su población”3. Aún su idea de “mejor distribución” es desesperanzadamente irreal. Pues, lo que Mill no puede posiblemente reconocer (o admitir) es que el más aplastante e importante aspecto de la distribución es la distribución into-cable y exclusiva de los medios de producción para la clase capitalista. Por eso, comprensiblemente, sobre tal premisa de autoservicio opera-cional del orden social un sentido paternalista de superioridad perma-nece siempre haciendo prevalecer la idea de que ninguna solución puede esperarse “hasta que las mejores mentes tengan éxito en educar a los otros,”4 de modo de que ellos acepten la restricción poblacio-nal y “una mejor distribución” que supuestamente surgirá de tal restricción. Así la gente olvida-rá todo acerca del cambio de las determinaciones estructurales destructivas, del orden metabóli-co social establecido que inexorable-mente conduce a la sociedad hacia un estado estacionario. En el discur-so de Mill la utopía del milenio ca-pitalista, con su estado estacionario soportable, será conducido a la exis-tencia gracias a los buenos servicios del “las mejores mentes” liberales ilustradas. Y entonces, con respecto a las determinaciones estructurales, en lo que concierne al orden social reproductivo establecido, todo conti-nuará para siempre, como antes.

Todo esto tiene algún sentido desde el punto de vista del capital, aunque sea al fin insostenible ese sentido,

� Mill,Principles,7�9.� Mill,Principles,7�9.

debido al dramático establecimiento y repetición de crisis estructurales sistémicas más profundas. Pero aún, ese sentido parcial de esas mismas anheladas proposiciones, no podrían adscribirse al movimiento político reformista que reclama represen-tar los intereses estratégicos de los trabajadores. Sin embargo, el refor-mismo socialdemócrata desde sus comienzos tomó su inspiración de tan ingenuos pospensamientos de la economía política liberal aún cuan-do pudieran haberse sostenido al principio genuinamente. Así, debido a la lógica interna de las premisas sociales adoptadas que emanaban del punto de vista del capital y de

sus intereses centrales como el ser controlador incontrastable del meta-bolismo reproductivo, no deberá ser sorprendente, que por último, ese reformismo socialdemócrata termi-nara su carrera como lo hace actual-mente: transformándose en el “New Labor” (en Gran Bretaña y sus equi-valentes en otros países), y aban-donando completamente cualquier preocupación por las reformas aún más limitadas del orden social esta-blecido. Al mismo tiempo, en lugar del liberalismo genuino, apareció en la escena histórica la más salvaje va-riedad de neoliberlismo, que borra de la memoria los remedios socia-les alguna vez recetados—incluidas las esperanzadoras soluciones pa-

ternalistas—del pasado progresivo del credo liberal. Y como una ironía más amarga del desarrollo histórico contemporáneo, los tipos de gobier-nos “New Labor”—antiguos movi-mientos socialdemócratas en paí-ses avanzados o no avanzados del mundo capitalista—no vacilan en identificarse a si mismos descarada-mente con la fase neoliberal agresi-va de la apologética capitalista. Esta transformación capitulacionista claramente marcó el fin del camino reformista que fue un sendero ciego desde el comienzo.

2.

Para poder crear un orden social re-productivo económicamente via-ble y sobre una base de largo pla-zo, históricamente sustentable, es necesario alterar radicalmen-te la determinaciones internas auto-contradictorias del sistema establecido, que imponen una ruda sumisión de las necesidades humanas y de uso a las necesi-dades alienantes de la expansión

del capital. Esto significa que la pre-condición absurda del sistema pro-ductivo dominante—en donde los valores de uso, por determinaciones de propiedad totalmente inequitati-vas, son opuestos y divorciados de los que los crearon para permitir legitimar la ampliación y autorrea-lización del capital de modo circular y arbitrario—ha de ser permanente-mente relegado al pasado. Dicho de otro modo, el único significado de la economía como la economización racional de los recursos disponibles necesariamente finitos, no puede instituirse ni ser respetado como un principio vital de orientación. En vez de eso, el derroche irresponsa-ble domina el orden socio-econó-

el derroche irresponsable domina el orden socio-económico capitalista—y su correspondiente

orden político—que invariablemente se reafirma como la irresponsabilidad institucionalizada

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mico capitalista—y su correspondiente orden político—que invariable-mente se reafirma como la irresponsabilidad insti-tucionalizada sin dejar de lado su auto-mitología de ser la “eficiencia” absolu-tamente insuperable. (Para mayor certeza, la clase de “eficiencia” glorificada de esta manera es de hecho, la eficiencia del capital que finalmente la socava al conducirla ciegamente hacia partes conflictivas/ adversarias al costo irrepa-rable de la totalidad). Por eso, comprensiblemente, las fantasías bien promo-vidas por los gobiernos sobre el “socialismo de mercado” han de fracasar en la for-ma de un colapso humillante debido a la aceptación de tales suposiciones y a las determinaciones estructura-les capitalísticamente insuperables. La concepción actualmente domi-nante de “economía”, que viene a ser incapaz de establecer límites aún de los derroches más graves de nuestro tiempo y que se dan a una escala planetaria puede operar solamente con tautologías de auto-servicio, arbitrariamente prefabri-cadas y que casi simultáneamente son desechadas, falsas oposiciones y seudo alternativas previstas con el mismo propósito de auto-justi-ficación injustificable. Como una descarada—y peligrosamente infec-ciosa tautología—ofrecemos la de-finición arbitraria de productividad como crecimiento y crecimiento como productividad aunque ambos términos requerirían una evaluación

calificada históricamente y objetiva-mente sustentada en sí mismas.

Naturalmente, la razón por qué la obvia falacia tautológica es mucho más preferible a la evaluación prác-tica y teórica es porque al decretar arbitrariamente la identidad de estos dos términos claves de referencia del sistema del capital, la superio-ridad fuera del tiempo y la validez autoevidente de un orden social reproductivo extremadamente pro-blemático —y en última instancia autodestructivo— podría verse no solamente plausible si no absolu-tamente incuestionable. Al mismo tiempo, la identidad tautológica de crecimiento y productividad es llevada a tierra por la alternativa igualmente arbitraria y autoservi-dora entre “crecimiento o no creci-miento”. Más todavía, la última se prejuzga automáticamente del capi-talísticamente postulado y definido “crecimiento”. Éste es proyectado

y definido con cuan-tificación fetichista en tanto calce en su an-dar con la presuposi-ción del para siempre, como sinónimo de crecimiento en sí mis-mo autorecomendado, no es nada más espe-cífico y humanamen-te significativo que la genericidad abs-tracta de la expansión ampliada del capital como la precondición para satisfacer uso y necesidad humana.

Es aquí donde el di-vorcio incorregible del crecimiento capi-talista y de la necesi-

dad y el uso humano—en realidad su potencialmente más devastadora y destructiva contraposición a la ne-cesidad humana—se traiciona a sí misma. Una vez que la mistificacio-nes fetichista y los postulados arbi-trarios en la raíz de las identidades falsas, decretadas categóricamente, entre crecimiento y productividad son desnudadas, queda extrema-damente clara que la clase de cre-cimiento postulada que al mismo tiempo que automáticamente queda exenta de todo escrutinio crítico, de ninguna manera queda inherente-mente conectada con objetivos sus-tentables que correspondan a nece-sidades humanas. La única conexión que puede ser afirmada y defendida a todo costo en el universo socio-metabólico del capital es la falsa identidad de la—apriorísticamente presupuesta—expansión del capital y del circularmente correspondiente (pero en verdad de la misma manera

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apriorísticamente presupuesto) “cre-cimiento”, cualesquiera que puedan ser las consecuencias que se impon-gan a la naturaleza y a la humani-dad por los tipos de crecimiento más destructivos. Ya que la verdadera preocupación del capital solamente puede ser su propia expansión por siempre ampliada, aún cuando ésta traiga consigo la destrucción de la humanidad.

En esta visión aún el crecimiento más letalmente canceroso debe pre-servar su primacía conceptual sobre (y contra) el uso y las necesidades humanas, si es que por casualidad las ne-cesidades humanas pudie-ran llegar a mencionarse. Y cuando los apologistas del sistema del capital están dispuestos a considerar The Limits to Growth5, como lo hizo el Club de Roma a co-mienzos de los 1970, en su muy propagandizada aven-tura apologética del capi-tal, el objetivo permanece siendo inevitablemente la eternización de las graves desigualdades existentes6, mediante la congelación ficticia (y quijotesca) de la producción global capitalista en un nivel totalmente insostenible, cul-pando en primer lugar al “crecimien-5 Paracitarestelibrocontodosucompleto

y hasta preetencioso título, Donella H.Meadows,etal.,TheLimitstoGrowth:AReport for theClubofRomeProjectonthe Predicament of Mankind (London:EarthIslandLimited,�972).

6 Diciéndolo,laprincipalfigurateóricade-trásdeestaaventuradela“limitacióndelcrecimiento”eselprofesorJayForrester,delMassachusettsInstituteofTechnolo-gy, que desdeñosamente dejo de ladotodapreocupaciónporlaigualdadcomounamera“consignadeigualdad”VeasuentrevistaenLeMonde,August�,�972.

to poblacional” para los problemas existentes (como es costumbre en la economía política burguesa desde los tiempos de Malthus). Compara-da con tales “intentos de curación” hipócritas que retóricamente preten-den preocuparse nada menos que de la “situación difícil de la Humani-dad” la anterior prédica paternalis-ta de Mill ya citada, con su genui-no llamado a una distribución más equitativa que la que le era familiar, ya es el paradigma de la ilustración radical.

La falsa alternativa de autoservicio del “crecimiento no crecimiento” es evidente aún si solamente conside-ramos lo que pudiera ser el impacto inevitable del postulado “no creci-miento” bajo las graves condiciones de desigualdad y sufrimiento en el orden social del capital. Significa-ría la permanente condenación de la aplastante mayoría de la huma-nidad a las condiciones inhumanas que actualmente está siendo forzada

a soportar. Pues esas mayorías de miles de millones, están ahora en un sentido literal, forzadas a sopor-tar, cuando podrían crear una alter-nativa real. Bajo condiciones, esto es, cuando sea factible rectificar al menos los peores efectos de la pri-vación global: poniendo al servicio de la humanidad el disfrute del uso del potencial de la productividad, en un mundo donde hoy se despilfarran los materiales y los recursos huma-nos.

3.

Para estar seguros, sólo pode-mos referirnos al potencial de productividad positivo, y no a su realidad existente, como a menudo se predica, toda re-pleta de buenas intenciones e ilimitadas ilusiones, por re-formistas monotemáticos de antigua cepa, bien dispuestos a afirmar que todo eso lo po-demos hacer “ahora mismo”, con los poderes productivos que tenemos a nuestra dispo-sición…si es que realmente decidiéramos hacerlo. Sin embargo, desafortunadamen-te, tal concepción ignora com-pletamente el modo cómo se

articula al presente nuestro sistema productivo que requiere en el futu-ro una articulación radical. Pues, la productividad comprometida con el crecimiento capitalista en la forma ahora dominante de producción des-tructiva, es un adversario prohibido. A fin de convertir la potencialidad positiva del desarrollo productivo en una tan necesitada realidad, a fin de poder ser capaz de rectificar mu-chas de las desigualdades e injus-ticias más demandantes de nuestra

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sociedad existente, habría necesidad de adoptar principios reguladores de un orden social cualitativamente diferente. En otras palabras, el ac-tualmente negado potencial de pro-ductividad de la humanidad, deberá ser liberado de su camisa de fuerza capitalista a fin de llegar a ser un po-der productivo socialmente viable.

El reclamo quijotesco de congelar la producción a los niveles alcanzados a los principios de los 1970 ha esta-do tratando de camuflar con mode-lados pseudo científicos hipócritas iniciados en el Instituto Tecnológico de Massachussets la brutal imposi-ción de las actuales relaciones de poder del imperialismo norteameri-cano de posguerra. Esa variedad de imperialismo era por supuesto, muy diferente de su forma más tempra-na conocida por Lenin. Pues, en los tiempos de Lenin, al menos una me-dia docena de significativos poderes imperialista estaban compitiendo por el disfrute real o esperado de sus conquistas. Y aún en los 1930; Hitler estuvo dispuesto a compartir los frutos del imperialismo violen-tamente redefinido con Japón y la Italia de Mussolini. En contraste, en nuestro tiempo debemos enfrentar la realidad y –los peligros letales—que surgen del imperialismo global he-gemónico, con los Estados Unidos como su poder aplastantemente dominante7 En contraste aún con Hitler, los Estados Unidos como el único hegemón no tiene la más mí-nima voluntad en compartir la do-minación global con cualquier rival. Y eso no es solamente en razón de contingencia político-militares. Los

7 Vea IstvánMészáros,SocialismorBar-barism:Fromthe“AmericanCentury”totheCrossroads (MonthlyReviewPress,200�).

problemas son más profundos. Ellos se consolidan a través de contradic-ciones permanentemente agravadas por la crisis estructural en perma-nente profundización del sistema capitalista. El imperialismo hege-mónico global dominado por Esta-dos Unidos es un intento—a la larga fútil—de intentar encontrar una so-lución a esa crisis a través del go-bierno más violento y brutal sobre el reto del mundo, reforzado, con o sin la ayuda de “aliados voluntarios ser-viles” en la actual sucesión de gue-rras genocidas. Aún más, desde los 1970, los Estados Unidos se han ido hundiendo en endeudamientos ca-tastróficos. La solución de fantasía, públicamente proclamada por mu-chos presidentes de los EEUU, fue “crecer para salir de él”. Y el resul-tado ha sido diametralmente opues-to en la forma de una deuda astro-nómica y aún creciente. De acuerdo con esto, los EEUU debe agarrarse a sí mismo, por todos los medios a su disposición, incluyendo las más violentas agresiones militares, don-de quiera que se requiera para este propósito, con todo lo que pueda, a través de la transferencia de los frutos del crecimiento capitalista de cualquier parte del mundo—gracias a la dominación global socioeconó-mica y político militar de los EEUU. ¿Podría cualquiera en su sano juicio imaginar por muy convencido que esté por el desagrado ante las “con-signas de la igualdad”, que el impe-rialismo global hegemónico domi-nando por los EEUU podría tomar en serio siquiera por un momento la panacea del “no crecimiento”? Sólo

la pero clase de mala fe puede su-gerir tales ideas, no importando el empaque pretencioso en “las difi-cultades de la Humanidad”.

Por muchas razones, no cabe dudar de la importancia del crecimiento tanto en el presente como en el fu-turo. Pero para decir eso, debe exa-minarse adecuadamente el concepto de crecimiento no sólo como lo co-nocemos al presente si no también como vemos su sustentabilidad en el futuro. Nuestra inclinación por la necesidad de crecimiento no puede estar a favor de un crecimiento no calificado. La pregunta real tenden-ciosamente escabullida es: ¿Qué clase de crecimiento es posible hoy en contraste con el lisiado y derro-chador crecimiento capitalista que es visible hoy? Ya que el crecimien-to debe ser positivamente sostenible en el futuro sobre una base de largo plazo.

Como ya se mencionó, el crecimien-to capitalista está fatalmente domi-nado por los inevitables límites de la cuantificación fetichista. Un de-rroche continuamente agravado es el corolario necesario de tal fetichis-mo, para el cual no hay criterio—ni medida viable—para determinar qué derroches pueden ser corregi-dos. Cuantificaciones más o menos arbitrarias establecen el contexto, creado al mismo tiempo la ilusión de que una vez que se han asegura-do esas cantidades para esos pode-rosos, ya no habrán más problemas significativos. Sin embargo, la ver-dad del asunto es que las cuantifica-

Debe examinarse adecuadamente el concepto de crecimiento no sólo como lo conocemos al presente si no también como vemos su sustentabilidad en el futuro.

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ciones auto-orientadas no se pueden sostener en absoluto como formas de estrategia de productividad via-ble siquiera al corto plazo. Ya que es parcial y miope, si es que no ciega, preocupada sólo con cantidades que corresponden a obstáculos inmedia-tos, que estorban el cumpliendo de determinada tarea productiva, pero no con los límites estructurales de la misma empresa socioeconómica, la que—como todos sabemos—lo decide todo. La confusión capitalís-ticamente necesaria entre límites es-tructurales y obstáculos (que pueden ser superados cuantitativamente) a fin de ignorar los límites (ya que és-tos corresponden a determinaciones insuperables del orden social me-tabólico del capital) vicia la orien-tación hacia el crecimiento de todo el sistema productivo. Para hacer viable el crecimiento se requeriría aplicar profundas consideraciones cualitativas. Pero esto es absoluta-mente impedido por el indudable y no criticable impulso auto-expansi-vo del capital a cualquier costo. Lo que es incompa-tible con las consideracio-nes restrictivas de cualidad y límites.

La gran innovación del sistema del capital es que puede operar—no dialécti-camente—mediante la dominación aplastante de la cantidad, la que in-cluye el trabajo humano (inseparable de las cualidades de uso y de necesi-dad humana) bajo determinaciones cuantitativas abstractas, en la forma de valores de uso y de cambio. Así, todo llega a ser gananciosamente medible y administrable por un pe-riodo de tiempo determinado. Éste es secreto del triunfo socio-históri-

co del capital—por un largo tiempo irresistible. Pero es también el pre-sagio de su insustentabilidad final y de su implosión necesaria, una vez que los límites absolutos del sistema se han activado plenamente, como están ocurriendo en nuestra propia época histórica. Nuestro es el tiempo en cual la dominación no dialéctica de la cualidad por la cantidad llega a ser insostenible y peligrosa.

Pues, es inconcebible ignorar en nuestro tiempo la fundamental co-nexión inherente, tan desbalanceada bajo el capitalismo entre economía y ahorro (lo que es equivalente a un manejo responsable). Hemos llegado ahora a un punto crítico en la historia en el cual las personifica-ciones voluntariosas del sistema ha-cen todo lo posible por borrar toda advertencia sobre esa conexión vi-tal—obviándolas por una destructi-vidad innegable, no sólo en el culto de prácticas productivas de extremo derroche, sino también glorificando

su compromiso destructivo legal “en guerras “preventivas y preventivas” ilimitadas.

Cualidad, por su propia naturaleza es inseparable de especificidades. De acuerdo con esto, un sistema so-cio metabólico respetuoso de la cali-dad—sobre todo de las necesidades de los seres humanos vivientes como sus sujetos productores—no puede

ser regimentado jerárquicamente. Se requiere una administración so-cioeconómica y cultural radical-mente diferente para una sociedad que opera sobre tan diferentes meta-bolismos reproductivos, que se pue-den resumir como un autogobierno. La regimentación era tanto factible como necesaria para el orden social metabólico del capital. De hecho, la estructura de mando del capital no puede funcionar de otra manera. La jerarquía estructuralmente asegura-da y la regimentación autoritaria son las características definitorias de la estructura de mando del capital. El orden alternativo es incompatible con la regimentación y con la cla-se de rendición de cuentas que debe prevalecen en el sistema capitalis-ta—incluyendo la operación estric-tamente cuantitativa del tiempo de trabajo necesario. Así, el tipo de cre-cimiento necesario y factible en el orden metabólico social alternativo puede solamente basarse en cualida-des directamente correspondientes a

las necesidades humanas: Las necesidades reales e histórica-mente en desarrollo tanto de la sociedad como un todo y de sus individuos particulares.

Al mismo tiempo, la alternati-va a la rendición de cuentas fe-tichista y restrictiva del tiempo

de trabajo necesario sólo puede ser el tiempo disponible emancipador y liberador conscientemente ofrecido y administrado por los individuos sociales mismos. Tal tipo de control socio metabólico de los recursos materiales y humanos disponibles podrían—y actualmente pueden—respetar tanto los límites mayores que vienen de los principios orienta-dores tanto de la economía como del

La gran innovación del sistema del capital es que puede operar—no dialécticamente—mediante la dominación

aplastante de la cantidad, la que incluye el trabajo humano bajo determinaciones cuantitativas abstractas, en la forma

de valores de uso y de cambio.

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ahorro, y al mismo tiempo podrían también expandir conscientemente tales límites y necesidades, en tanto lo permitan, sin caer en riesgos, las condiciones del desarrollo histórico. Después de todo no debemos olvi-dar que “el primer acto histórico fue la creación de una nueva necesidad (Marx). Sólo el modo temerario del capital en su trato de la economía no como una disposición racional si no como la más irresponsable le-gitimación del derroche sin límites es lo que—pervierte totalmente este proceso histórico: al sustituir la rica diversidad de las necesidades huma-nas por la alienación del capital que se mueve por la única necesidad de ampliar su reproducción a todo cos-to, amenazando incluso con poner fina la propia historia humana.

4.

No puede haber ni siquiera correcti-vos parciales introducidas en el mar-co operativo del capital aún si ellas fueran genuinamente orientadas por

la cualidad, ya que las únicas cualidades relevantes a este res-pecto no son algunas características físicas abstractas sino las cualidades humana-mente significativas inseparables de la ne-cesidad. Es verdad, como ya lo subra-yábamos antes, que tales cualidades son siempre específicas, que corresponden a necesidades humanas particulares clara-mente identificables tanto de los indivi-

duos mismos como de sus relacio-nes sociales históricamente dadas y siempre cambiantes. De acuerdo con esto, en su especificidad de mu-chos contornos, ellas constituyen un conjunto coherente y muy bien defi-nido de determinaciones sistémicas inviolables, con sus propios límites sistémicos.

Es precisamente la existencia de ta-les—y nada de abstractos—límites sistémicos lo que hace imposible transferir toda determinación y prin-cipios orientadores operantes sig-nificativos desde este orden social metabólico social alternativo que se visualiza, hacia el sistema del ca-pital. Los dos sistemas son radical-mente excluyente el uno del otro. Ya que para las cualidades específicas que corresponden a las necesidades humanas, en el orden alternativo, llevan las marcas imborrables de sus propias determinaciones sisté-micas como partes integrales de un sistema de control social reproducti-vo humanamente válido. Por el con-

trario, en el sistema del capital las determinaciones generales han de ser inalterablemente abstractas, ya que las relaciones del valor deben reducir todas las cualidades (que corresponden a necesidad y uso) a cantidades genéricas mensurables para afirmar su dominancia histórica alienante, y sobre todo, en el interés de la expansión del capital sin im-portar las consecuencias.

Las incompatibilidades entre los dos sistemas se tornan ampliamente cla-ras cuando consideramos sus rela-ciones con el problema del límite en sí mismo. El único crecimiento pro-movido positivamente bajo el con-trol metabólico social alternativo se basa en la aceptación consciente de los límites cuya violación pondría en peligro los objetivos reproducti-vos elegidos—y humanamente váli-dos. Por tanto, el derroche y destruc-tividad (como conceptos claramente identificables) son absolutamente excluidos por las determinaciones sistémicas aceptadas concientemen-te que han sido adoptadas por los individuos sociales como sus prin-cipios de orientación vitales. Por el contrario, el sistema del capital se ha caracterizado y ha sido fatalmen-te conducido por el rechazo—con-ciente o inconsciente—de todos los límites, incluyendo sus propios límites sistémicos. Y todavía, és-tos últimos son tratados arbitraria y peligrosamente como si no fueran nada más que obstáculos contingen-tes siempre superables. Así, todo es posible en este sistema social repro-ductivo, incluyéndose la posibilidad de la destrucción total—y en nuestra propia época histórica hemos alcan-zado esta gravísima posibilidad.

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Naturalmente, la relación mutua-mente excluyente sobre la cuestión de los límites se impone en otros sen-tidos. Así, no puede haber “correcti-vos parciales” tomados de prestado del sistema del capital cuando se tra-ta de crear y de fortalecer el orden metabólico social alternativo. Las incompatibilidades parciales—para no referirnos a las generales--entre los dos sistemas, surgen de la in-compatibilidad radical de sus mo-dos de dimensionar el valor. Como se mencionaba más arriba, ésta es la razón por qué las determinaciones y relaciones de valor del orden alter-nativo no podrían ser transferidas al marco metabólico social del capital con el propósito de mejorarlo, como ha sido postulado por ciertos dise-ños reformistas irreales, casados con la vacua metodología del “poquito a poquito”. Pues aún, las relaciones parciales más pequeñas del siste-ma alternativo están profundamente embebidas en las determinaciones generales de valor de un marco om-nicomprensivo de las necesidades humanas cuyo axioma elemental inviolable, de acuerdo a su más ín-tima naturaleza es la exclusión radi-

cal del despilfarro y de la destrucción.

Por otra parte, al mismo tiempo, ningún “correc-tivo” puede transferirse desde el marco operati-vo del capital a un orden genuinamente socialis-ta, como lo demostró de modo concluyente la pe-nosa aventura del “mer-cado socialista” de Gor-bachev. También a este respecto estaríamos sien-do confrontados por la in-compatibilidad radical de

determinaciones de valor, aún si en este caso, el valor involu-crado es un contravalor destructivo que correspondería a los últimos lí-mites—necesariamente ignorados—del sistema del capital en sí mismo. Las limitaciones sistémicas del capi-tal son plenamente compatibles con el derroche la destrucción. Ya que ta-les consideraciones normativas sólo pueden ser secundarias al capital. Determinaciones más fundamenta-les deben cobrar su importancia so-bre tales preocupaciones. De ahí por qué se da esa indiferencia original hacia el derroche y la destrucción por parte del capital (carece de otra posición positiva que la indiferen-cia) y se torna ésta en su más activa promoción cuando las condiciones requieren ese giro. De hecho, el de-rroche y la destrucción se persiguen implacablemente en este sistema en directa subordinación al imperativo de expansión del capital, que es su aplastante determinante sistémico. Tanto más cuando hemos dejado atrás la fase histórica de ascenso en el desarrollo del sistema del capital. Y nadie debe ser engañado por el

hecho de que tan frecuentemente la afirmación preponderante del con-travalor se desfigure y se racionalice por famosos ideólogos del capital, como “neutralidad del valor”.

Fue por consiguiente un empanta-namiento mental el que en los tiem-pos de la desgraciada “perestroika” de Gorbachev, su “ jefe ideológi-co” (así se le llamaba oficialmente) pudiera seriamente afirmar que el mercado capitalista y sus relaciones mercantiles fueran la encarnación instrumental de “los valores huma-nos universales” y un “importante logro de la civilización humana”, agregando a estas grotescas afirma-ciones capitulacionistas como que el mercado capitalista era todavía más “ la garantía para la renova-ción del socialismo”8. Tales teóricos continuaron hablando a cerca de la adopción de los “mecanismos del mercado” cuando el mercado capi-talista era cualquier cosa menos un “mecanismo” neutro y adaptable. En los hechos, era incurablemen-te tendencioso en sus valores, y siempre permanecerá así. En este tipo de concepción —curiosamente compartida por “el jefe ideológico socialista” (y otros) con los Friedri-ch von Hayek de este mundo que violentamente han denunciado cual-quier idea de socialismo como el ca-mino de la servidumbre (“The Road to Serfdom”9)— el intercambio en general era puesto ahistórica y anti-históricamente, como equivalente con intercambio capitalista y con la realidad más destructiva todavía del

8 VadimMedvedev, “The IdeologyofPer-estroika,”enPerestroikaAnnual2,AbelAganbegyan,(ed.)(London:Futura/Mac-donald,�989),��–�2.

9 Eltítulodelmásfamosolibroenlacruza-dadeHayek.

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mercado capitalista que se ficciona-liza como el benevolente “mercado” en general. Se hayan dado cuenta o no, ellos capitularon al idealizar los imperativos de un brutal sistema de necesaria dominación de mercado, (en última instancia con las devasta-ciones del imperialismo) requeridas por las determinaciones internas del orden social metabólico del capital. La adopción de esta posición capitu-lacionista fue igualmente pronuncia-da pero aún más dañina en el docu-mento de la reforma de Gorbachev, porque él insistió que: No hay alternativas al mercado. So-lamente el mercado puede asegurar la satisfacción de las necesidades del pueblo, la justa distribución de la riqueza y el fortalecimiento de la libertad y de la democracia. El mer-cado podría permitir a la economía soviética ligarse orgánicamen-te con el mundo, y proporcio-nar a nuestros ciudadanos el acceso a todos los logros de la civilización mundial10.

Naturalmente, dada la total irrealidad del deseoso pensa-miento carente de alternativas de Gorbachev, sólo a la espe-ra de un generoso aprovisio-namiento “para el pueblo” de esos maravillosos beneficios en todos los dominios de parte del mercado ca-pitalista global, esta aventura sólo podía terminar del modo más hu-millante, en la desastrosa implosión del sistema soviético.

5.

No es del todo accidental o sorpren-�0 GorbachevcitadoenJohnRettie, “Only

MarketCanSaveSovietEconomy,”TheGuardian,October�7,�990.

dente que la proposición “no hay alternativas” ocupe tan prominente lugar en las concepciones socioeco-nómicas y políticas que se formulan desde el punto de vista del capital. Ni aún los más grandes pensadores de la burguesía –como Adam Smi-th y Hegel—son excepciones a este respecto. Pues, es absolutamente cierto que el orden burgués o tiene éxito en afirmarse a sí mismo en la forma de una expansión dinámica del capital o se condena a su fracaso. No puede haber realmente ninguna alternativa concebible a la expan-sión sin límites, esto, desde el punto de vista del capital que determina la visión de todos los que lo adoptan. Pero, la adopción de ese punto de vista también significa que la pre-gunta de “cuál es el precio que debe pagarse” por la incontrolable expan-sión del capital más allá de cierto

punto en el tiempo—una vez que la fase ascendente ha quedado atrás—no puede ser considerada en absolu-to. La violación del tiempo histórico es por eso la consecuencia necesaria de haber adoptado el punto de vista del capital al internalizar el impera-tivo expansionista del sistema como su determinante más fundamental y absolutamente inalterable. Aún en las concepciones de los más grandes pensadores burgueses, esta posición debe prevalecer. No puede haber

ningún orden social futuro alternati-vo cuyas características definitorias puedan ser significativamente dife-rentes al orden ya establecido. Es por esto, que aún Hegel que de lejos formuló la más profunda concepción histórica hasta su propio tiempo de-bió también arbitrariamente llevar la historia a un fin en un presente in-alterable del capital, idealizando al estado-nación capitalista11 como el clímax insuperable de todo desarro-llo histórico concebible, a pesar de su aguda percepción de las implica-ciones destructivas de todo el siste-ma de los estados nacionales.

Así pues, en el pensamiento burgués no puede haber alternativa al dog-ma pernicioso de la no alternativa. Pero es totalmente absurdo para los socialistas adoptar la posición de la expansión ilimitada del capi-

tal (sin límites e incontro-lable). Pues, el corolario de esta idealización—todavía característicamente no cali-ficada—del “consumo” ig-nora la verdad elemental de que desde el punto de vista ventajoso, autoexpansiona-rio y no crítico del capital no puede haber diferencia entre destrucción y consu-

mo. Una es tan buena como la otra para el propósito requerido. Esto es así porque la transacción comercial en la relación del capital—aún de la clase más destructiva encarnada en las mercancías del complejo militar/ industrial y al uso al que se aplique en sus guerras inhumanas—exitosa-�� Para citar uno de llos postulados idea-

lizantes de Hegel: “The nation state ismind in its substantive rationality andimmediateactualityand is therefore theabsolute power on earth.” G. W. F. He-gel,ThePhilosophyofRight(Cambridge:CambridgeUniversityPress,�99�),2�2.

La falsa alternativa de no-crecimiento debe ser rechazada por nosotros, no solamente porque su

adopción perpetuaría la más grave miseria y desigualdad que actualmente domina en el mundo, junto con la lucha

y la destructividad que le es inseparable.

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mente completa el ciclo de la auto- reproducción ampliada del capital no importando cuan insostenibles sean las consecuencias. Por ende, cuando los socialistas internalizan el imperativo de la expansión del capital como la base necesaria para el crecimiento reclamado, ellos no solamente aceptan un dogma aisla-do, si no, todo “el paquete del nego-cio” .Lo sepan o no, ellos aceptan al mismo tiempo, todo lo de las falsas alternativas—como “crecimiento o no-crecimiento” que pueden deri-varse de la defensa no crítica de la necesaria expansión del capital.

La falsa alternativa de no-crecimien-to debe ser rechazada por nosotros, no solamente porque su adopción perpetuaría la más grave miseria y desigualdad que actualmente domi-na en el mundo, junto con la lucha y la destructividad que le es insepa-rable. La negación radical de esta aproximación sólo puede ser un punto necesario de partida. La di-mensión inherentemente positiva de nuestra visión supone la fundamen-tal redefinición de la riqueza en sí misma como es conocida por noso-tros. Bajo el orden metabólico social del capital somos confrontados por el control alienante de la riqueza so-bre la sociedad, que afecta todos los aspectos de la vida, de los estrecha-mente económicos a los dominios culturales y espirituales. En conse-cuencia, no podemos salir del círcu-lo vicioso del capital, con todas sus determinaciones destructivas y sus falsas alternativas, sin voltear com-pletamente todas esas relaciones vi-tales. Esto es, sin hacer que la socie-dad—la sociedad de los individuos libremente asociados—gobierne so-bre la riqueza, redefiniendo también

al mismo tiempo, sus relaciones con el momento y con la clase de uso a que serán sujetos los productos del trabajo humano. Como Marx ya lo había dicho en uno de sus primeros trabajos:

En una sociedad futura en donde los antagonismos de clase hayan cesa-do, en donde no existan ya clases, el uso ya no será determinado por el mínimo tiempo de producción; si no que el tiempo de producción dedica-do a un artículo será determinado el grado de su utilidad social12.

Esto significa una separación abso-luta e irreversible de eso de estar viendo la riqueza como una entidad material fetichista que debe ignorar a los individuos reales que son los creadores de la riqueza. Naturalmen-te, el capital—en su falso reclamo de ser idéntico a la riqueza, como el “creador y encarnación de la rique-za”—debe ignorar a los individuos en la ofrenda autolegitimadora de su propio control metabólico social. De este modo, al usurpar el rol de la riqueza real y al subvertir el uso po-tencial que pudiera tener, el capital es el enemigo del tiempo histórico. Esto es lo que debe ser sostenido por el bien de la misma sobrevivencia humana. Así, todos los constituyen-tes de las relaciones en despliegue entre los individuos reales históri-

�2 Marx, The Poverty of Philosophy, enMarx-Engels Collected Works, vol. 6,���. Citado en István Mészáros, “TheCommunitarian System and the Law ofValueinMarxandLukács”(chapter�9ofBeyondCapital),Critique,no.2�,�99�,�6.Veatambiénelcapítulo�5(“TheDe-creasingRateofUtilizationunderCapi-talism”) y �6 (“The Decreasing Rate ofUtilization and the Capitalist State”) deBeyond Capital, que trata de algunasimportantescuestionesrelacionadasconestosasuntos.

camente autodeterminantes, junto con la riqueza que ellos crean y que positivamente asignan a través de la asignación consciente de la úni-ca modalidad de tiempo viable—el tiempo disponible—que debe ser conjuntado en un marco metabóli-co social cualitativamente diferente. Para decirlo con Marx:

La riqueza real es el poder producti-vo desarrollado por todos los indivi-duos. La medida de la riqueza ya no es entonces, de ninguna manera, el tiempo de trabajo, si no más bien, el tiempo disponible. El tiempo de tra-bajo como la medida del valor plan-tea la misma riqueza como fundada en la pobreza, y el tiempo disponible como existiendo en-y-por la antíte-sis del tiempo de trabajo excedente; o sea, pone el tiempo completo del individuo como tiempo de trabajo y por lo tanto, su degradación como mero trabajador, en la subsunción bajo el trabajo13.

El tiempo disponible es el tiempo actual de los individuos. Por el con-trario el tiempo de trabajo necesario, requerido para el control del modo metabólico social de capital, es anti-histórico, y niega a los individuos el único modo por el cual pueden afir-marse y realizarse como sujetos his-tóricos reales en control de su propia actividad vital. En la forma de tiem-po de trabajo necesario de capital, los individuos son sujetos al tiempo como un juez tiránico que dicta me-didas degradantes sin cortes de ape-lación, en vez de ser juzgado y me-dido en relación a criterios humanos cualitativos, según “las necesidades de los individuos sociales”14.

13 KarlMarx,Grundrisse,708.

14 Ibid.

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El tiempo perversamente antihistó-rico y autoabsolutizado del capital se impone así él mismo sobre la vida humana como fetiche determinan-te que reduce el trabajo vivo a una “cáscara del tiempo” como ya se ha discutido, en relación a “La Necesi-dad de Planeación”. El reto histórico es entonces moverse hacia el orden metabólico social alternativo desde la regla del tiempo congelado del ca-pital como determinación alienante para llegar a ser libremente determi-nado por los mismos individuos so-ciales que conscientemente dedican los recursos inconmensurablemente más ricos del tiempo disponible a la realización de sus objetivos elegi-dos, tiempos mucho más ricos de los que les podían ser congelados por la tiranía del tiempo necesario. Ésta es una diferencia absolutamente vi-tal. Pues, solamente los individuos sociales pueden realmente determi-nar su propio tiempo disponible en agudo contraste con el tiempo de trabajo necesario que los domina. La adopción del tiempo disponible es el único camino concebible y co-rrecto por el cual el tiempo puede ser transformado de determinante tiránico a un constituyente creativo y autónomamente determinado del proceso reproductivo.

6.

El reto necesariamente involucra la supresión de la división social del trabajo forzada y jerárquica. Mien-tras el tiempo domine a la sociedad en la forma del imperativo para ex-traer el tiempo de trabajo excedente de la inmensa mayoría, el personal a cargo de este proceso debe conducir una forma de existencia sustancial-mente diferente, en conformidad a

su función como forzador volunta-rio del imperativo del tiempo alie-nante. Al mismo tiempo, la aplas-tante mayoría de los individuos son degradados a la condición de meros trabaja-dores sometidos al trabajo”. Bajo tales condicio-nes, el proceso de reproducción social debe hun-dirse más profun-damente en de crisis estructural, con la extremadamente peligrosa implicación final de un camino sin posible retorno.

La pesadilla del “estado estaciona-rio” permanece como una pesadilla a pesar de que se trate de aliviarla, como proponía John Stuart Mill, mediante el remedio ilusorio de “la mejor distribución” considerada ais-ladamente. No existe tal cosa como la “mejor distribución” sin una re-estructuración radical del proceso de producción en sí mismo. La al-ternativa hegemónica socialista al dominio del capital requiere funda-mentalmente superar la dialéctica truncada entre las relaciones vitales de producción, distribución y con-sumo. Pues sin eso, el propósito socialista de convertir el trabajo en “el principal deseo de la vida”, es inconcebible. Para citar a Marx:

En una fase superior de sociedad comunista, después de la subordi-nación esclavizadora del individuo

a la división del trabajo y que con ello haya desaparecido la división entre trabajo mental y físico; des-pués que el trabajo haya llegado a ser no sólo un medio de vida si no un deseo primordial de vida; des-pués que las fuerzas productivas hayan aumentado con el completo desarrollo del individuo y que todas las fuentes de la riqueza cooperati-va fluyan en abundancia—sólo en-tonces puede el estrecho horizonte del derecho burgués ser eliminado completamente y la sociedad ins-cribir en sus banderas “A cada cual según sus habilidades y a cada cual según sus necesidades”15.

Estos son los objetivos generales de la transformación socialista, que proveen el ritmo del trayecto y tam-bién, simultáneamente, la medida de los logros alcanzados (o que no se cumplieron). Dentro de tal visión sobre el orden social reproductivo, alternativo al del capital, no hay es-�5 Karl Marx, Critique of the Gotha Pro-

gramme,enMarxandEngels,SelectedWorks,vol.2,2�.

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pacio en absoluto para algo así como el “estado estacionario” ni para las falsas alternativas asociadas o deri-vadas de. “El completo desarrollo de los individuos que conscientemente ejercen la plenitud de los recursos de su tiempo disponible, dentro del marco del nuevo control metabólico social orientado hacia la producción de “riqueza cooperativa”, provee la

base para una rendición de cuentas cualitativamente diferente, la nece-saria contabilidad socialista definida por las necesidades humanas y dia-metralmente opuesta a la cuantifi-cación fetichista y al consecuente e inevitable derroche.

De aquí proviene la importancia vital de un crecimiento de tipo sus-tentable que pueda reconocerse y ser administrado exitosamente en el marco metabólico social alternativo. Tal orden alternativo del control me-tabólico social sería uno en donde la antítesis entre el trabajo mental y

físico—siempre vital para mantener el dominio absoluto del trabajo por el capital como el usurpador del pa-pel de sujeto histórico contralor—se desvanecería para bien de todos. En consecuencia, la productividad per-seguida en sí conscientemente se elevaría a un nivel cualitativamen-te más alto, sin correr el peligro del derroche incontrolable, atrayendo

genuina riqueza—y no material orientado por un estrecho sentido de ganancia. Sería la ri-queza en la que los “in-dividuos sociales ricos” (Marx) , como sujetos históricos autónomos (y ricos precisamente en ese sentido) están plenamente en control.

Al contrario, en el “es-tado estacionario” los individuos no pueden ser genuinos sujetos históricos. Ya que no pueden estar en con-trol de una vida propia, dado que están a mer-ced de la peor clase de

determinaciones materiales, directa-mente bajo la norma de la escasez incurable.

El siempre creciente derroche en el sistema del capital—y sus catastró-ficas implicaciones finales—es inse-parable del modo tan irresponsable con que se producen los bienes y servicios que han de ser utilizados, en aras de la gananciosa expansión del capital. Perversamente, cuanto más baja es la tasa de utilización, más alta es la del reemplazo bene-ficioso—un absurdo que emana del alienado punto de vista de ventaja

del capital desde donde no puede trazarse ninguna distinción signifi-cativa entre el consumo y la destruc-ción. Ya que la completa destrucción derrochadora calza adecuadamente con la demanda requerida para la autoexpansión del capital para un nuevo ciclo de beneficios en la pro-ducción, así como lo podría hacer el consumo genuino que corresponde al uso. Sin embargo, llega el mo-mento de la verdad cuando debe pa-garse un fuerte precio por la crimi-nal e irresponsable administración del capital en el curso del desarrollo histórico.

Éste es el punto donde el imperati-vo para adoptar una crecientemen-te mejor e incomparablemente más responsable tasa de utilización de los bienes y servicios producidos—y por supuesto, conscientemente produci-dos con ese objetivo en mente, esto es, en relación a necesidades y usos cualitativamente humanos—llega a ser absolutamente vital. Pues, la única economía viable—aquélla que economiza de un modo significativo y que por eso sostenible en el futuro cercano y más distante—sólo puede ser la clase de economía administra-da racionalmente, orientada hacia la utilización óptima de los bienes y servicios producidos. No puede ha-ber crecimiento sustentable de nin-guna clase fuera de estos parámetros de manejo racional orientados por una genuina necesidad humana.

Para tomar un ejemplo de importan-cia crucial de lo que está incurable-mente equivocado bajo el gobierno del capital basta ver el modo cómo son utilizados en nuestra sociedad, el creciente número de coches. Los re-cursos malgastados en la producción

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y alimentación de los coches a mo-tor son inmensos bajo el “capitalis-mo avanzado” y representan en cada hogar el segundo más alto gasto des-pués de las deudas hipotecarias. Sin embargo, de un modo absurdo la tasa de utilización de los coches es menor al 1%, mentirosamente justificada por los derechos de posesión exclusi-va conferidos a sus compradores. Al mismo tiempo,, la alternativa muy real practicable, es no sólo descuida-da sino activamente saboteada por los inmensos intereses de corporaciones cuasi-monopólicas. Ya que la simple verdad es que lo que los individuos necesitan (y que no obtienen a pesar de las pesadas cargas financieras que se les imponen) es servicios de tras-porte adecuados y no el objeto priva-damente apropiado, despilfarrador y dañino del ambiente, que además los hace vivir horas incontables de sus vidas en insalubres atochamientos de tráfico.

Evidentemente, la alternativa real sería desarrollar trasporte público a un nivel cualitativamente más alto, que satisfaga criterios económicos, ambientales y de salud personal muy dentro del horizonte de esos proyec-tos racionalmente perseguidos limi-tando al mismo tiempo el uso de co-ches en funciones específicas—que sean de propiedad colectiva, que estén ubicados apropiadamente y no sean usados para fines exclusivos o de derroche. Así, las necesidades del individuo—en este caso su ne-cesidad genuina por servicios de trasporte adecuados—determinaría los objetivos de los vehículos e ins-talaciones de comunicación, (como caminos, redes ferroviarias, siste-mas de navegación) a ser produci-dos y mantenidos de acuerdo con el

principio de utilización óptima, en vez de que el individuo sea comple-tamente dominado por las necesida-des fetichistas del sistema estableci-do para el beneficio y la expansión finalmente destructiva del capital.

La pregunta inevitable pero al mis-mo tiempo tendenciosamente evita-da , es la pregunta sobre la economía real, que corresponde a las conside-raciones presentadas en este artículo y que serán enfrentadas en un futuro muy cercano. Ya que en los llamados países del tercer mundo es inconcebi-ble seguir las pautas de “desarrollo” derrochador del pasado, las mismas que en los hechos los condicionaron a su precaria condición de hoy en día bajo el gobierno del modo social de reproducción metabólica del capital. El fracaso estridente de las tan pro-movidas “teorías de la moderniza-ción” y sus correspondientes encar-naciones institucionales, demuestran claramente la desesperanza de esa aproximación.

7.

En algún respecto al menos, en el pasado reciente se ha visto levantar-se alguna alarma—claro que presio-nando al mismo tiempo por la afirma-ción o absoluta preservación de los privilegios de los países capitalistas. Esto fue en relación con la creciente necesidad internacional de recursos energéticos y la intervención com-petitiva, en el proceso en desplie-gue, de algunos potencialmente in-mensos poderes económicos, sobre todo China. Hoy esa preocupación se centra primordialmente en China, pero en el debido momento, se de-berá agregar, por supuesto, a India entre los países que presionan por

esos vitales recursos energéticos. Y cuando agregamos a China, la población del subcontinente indio, estamos hablando de más de 2,500 millones de personas. Naturalmente, si en realidad siguen la alguna vez grotesca receta propagandizada so-bre las Etapas del crecimiento eco-nómico16, con el alegato muy simple sobre “el crecimiento capitalista que conduce a la madurez”, eso, podría tener devastadoras consecuencias para todos. Pues, la sociedad ple-namente automovilizada de 2,500 millones de personas sobre el mo-delo norteamericano del “desarrollo capitalista avanzado” con más de 700 coches por cada mil personas, significaría que todos estaríamos muertos mucho antes a causa de los beneficios “modernizantes” de la contaminación venenosa para no mencionar el agotamiento total de las reservas de petróleo del planeta. Pero de acuerdo a esta misma señal con un sentido opuesto, nadie puede seriamente imaginar que los países en cuestión pudieran dejarse donde están. Imaginar que dos mil quinien-tos millones de personas de China y del subcontinente de India pudieran estar condenadas permanentemente a su situación existente y aún, en fuerte dependencia de una manera u otra con las partes capitalísticamen-te avanzadas del mundo, desafía toda credibilidad. La única cuestión es: si la humanidad puede encontrar una solución racionalmente viable y verdaderamente equitativa para la legítima demanda de desarrollo social y económico de los pueblos considerados. De otro modo, la competencia antagónica y la lucha

�6 See Walt Rostow, The Stages of Eco-nomicGrowth:ANon-CommunistMani-festo(Cambridge:CambridgeUniversityPress,�960).

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destructiva por los recursos son el camino del futuro. Como surge del marco orientador y de los principios operativos del modo de control so-cio-reproductivo del capital.

Otro aspecto que aparece en nues-tro horizonte, es en nuestro tiempo el imperativo absoluto para adoptar un modo cualitativamente diferente de organización económica y social de la vida, y concierne a la ecología. Pero una vez más, el único modo viable de enfrentar los crecientes graves problemas de nuestra ecolo-gía global, si hemos de enfrentar de una manera responsable los proble-mas que se agravan y las contradic-ciones en el manejo del planeta con sus impactos de calentamiento glo-bal a las demandas más elementales de agua limpia—y de aire respira-ble—es volcarnos desde este orden de cuantificaciones fetichistas y de-rrochador hacia uno genuinamente orientado hacia la cualidad. A este respecto, la ecología es un aspecto

importante pero subordinado a la necesaria re-definición cua-litativa de uti-lizar los bienes y servicios pro-ducidos sin los cuales el alegato por una ecología sustentable per-manentemente para la huma-nidad—una vez más, algo que es un absoluto deber—no pue-de ser otra cosa que una pía es-peranza.

El último punto a enfatizar en este contexto es que la urgencia para en-frentar estos problemas no puede ser rebajada ni minimizada, dados los intereses establecidos del capital, sostenido por las formaciones del estado imperialista dominante en sus insuperables rivalidades entre sí. Irónicamente, aún cuando hay tanta habladuría propagandística acerca de la “globalización”, los requerimien-tos objetivos para hacer funcionar un orden reproductivo globalmente coordinado de trabajos de intercam-bio son constantemente violados. Aún así, dado el presente estadio de desarrollo histórico, la verdad que no se puede callar es que con res-pecto a todas las cuestiones mayo-res que hemos estado discutiendo en este artículo, estamos realmente preocupados por los retos globales que se agravan y que requieren de soluciones globales.

Sin embargo, nuestra preocupación más grave es que el modo social de reproducción metabólica del capital, en vista de sus inherentes determi-naciones estructurales antagónicas y a sus manifestaciones destructi-vas—no es susceptible en absoluto de soluciones globales viables. El capital, dada su naturaleza inalte-rable, no es nada a menos que pre-valezca en la forma de dominación estructural. Pero la otra dimensión inseparable de la dominación estruc-tural es la subordinación estructural. Ésta es la razón por la que el modo social de reproducción metabólica del capital siempre ha funcionado y siempre deberá tratar de funcionar trayendo consigo las más devasta-doras guerras de las que hemos ten-dido bastante más que una prueba en nuestro tiempo. La afirmación violenta de los imperativos destruc-tivos del imperialismo hegemónico global a través del ya inimaginable poder destructivo de los Estados Unidos como el hegemon global no puede traer soluciones globales a nuestros agravados problemas, sino, solamente, el desastre global. De ahí que, la inevitable necesidad de ubi-car estos problemas globales de un modo históricamente sostenible, nos plantea el reto del socialismo en el siglo XXI—la única alternativa he-gemónica al modo de control social metabólico del capital que está a la orden del día.

Monthly Review, mayo 2007. http://www.monthlyreview.org/

Traducción de Federico García Mo-rales para Globalización, Revista de Economía, Sociedad y Cultura http://rcci.net/globalizacion/2007/

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l socialismo es un proyecto an-tes de ser un concepto. Por esta razón es necesario abordar el

contenido, como paso preliminar a la utilización de la palabra. De he-cho ¿qué es el socialismo hoy? ¿Se trata del estalinismo, del maoísmo, de Pol Pot, de la social democracia, de la tercera vía?

Estamos en plena ambigüedad, lo que exige un nuevo cuadro de re-flexión.

Sin embargo, hay una gran urgen-cia frente a la destrucción social y ambiental provocada por el modelo económico contemporáneo.

La hegemonía global del capitalis-mo, en su forma neoliberal, no so-lamente fue edificado sobre nuevas bases materiales (las tecnologías de información y de comunicación) sino que permitió universalizar la subordinación del trabajo al capital (subsunción, según Carlos Marx).

No solamente se trata hoy de una subordinación real (es decir dentro del proceso mismo de la producción vía el salario), sino también formal, es decir por medios financieros: pre-cios de las materias primas y de los productos agrícolas, deuda externa, paraísos fiscales, fiscalidad interior promoviendo la riqueza individual y por medios jurídicos: normas de las organizaciones internacionales,

como el FMI, el Banco Mundial, la OMC.

Este último tipo de subordinación afecta a todos los grupos humanos tanto por la destrucción ambiental, como por la sumisión a la ley del va-lor. Hoy día, los pueblos indígenas están afectados en su posibilidad de supervivencia, por la explotación de los bosques o la destrucción de la biodiversidad; las mujeres son las primeras víctimas de la privati-zación de la salud, del agua, de la electricidad; los pequeños campesi-nos son las víctimas de las empresas transnacionales del agrobusiness.

De hecho, es la vida de la humani-dad en su conjunto que está agredi-

da. Las consecuencias culturales y sociales son profundas, porque este proceso agudiza las contradicciones dentro de todas las relaciones socia-les, no solamente por una desigual-dad económica y social creciente, sino por un aumento de los conflic-tos de género, de razas o de castas.Por estas razones, el proyecto nuevo debe empezar por una deslegitima-ción clara y radical del capitalismo, en su lógica misma y en sus aspec-tos concretos en cada sociedad.

La conciencia que no se puede hu-manizar el capitalismo constituye la base de un nuevo proyecto concreto. A este propósito, podemos proponer tres niveles de reflexión: el nivel de la utopía (¿qué sociedad quere-

Un socialismo para el siglo XXIFrançois HoutartSociólogo, sacerdote, director del

Centro Tricontinental, Bélgica.

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mos?); los medios y final-mente las estrategias.

Trataremos de aplicar es-tos tres niveles a los varios componentes de la realidad humana: ecológicos, econó-micos, políticos y culturales y de proponer de manera muy sintética, una serie de hipótesis como base de dis-cusión.

1. Los objetivos o la utopía

¿Qué sociedad queremos? Esta pregunta puede aparecer muy general, un conjunto de ideas abstractas, un sueño. Pero seríamos todavía seres humanos si se suprimiera la capacidad de soñar.

Queremos vivir en una so-ciedad humana de coopera-ción y paz. Ya eso significa que no queremos vivir en un mundo de pura competitivi-dad y de agresión. Desde su inicio tal perspectiva intro-duce la contradicción con la socie-dad neoliberal. Para definir de ma-nera más concreta lo que podemos llamar la utopía, se puede distinguir cuatro objetivos o principios, según las dimensiones citadas ecológicas, económicas, políticas y culturales. 1) Prioridad de una utilización re-novable de los recursos naturales Existe una simbiosis fundamental entre la naturaleza y el ser humano. La naturaleza es fuente de vida (la pachamama, tierra-madre, como di-cen los pueblos indígenas de Amé-rica del Sur). No se puede agredirla

ni destruirla, sin atentar a la vida humana.

La naturaleza no puede ser explota-da en función de una racionalidad puramente instrumental, caracte-rística del tipo de modernidad vin-culada económica y culturalmente con el capitalismo. Ella resulta en su destrucción progresiva. El ‘’grito de la tierra’’, como escribe Leonardo Boff, se llama hoy: desertización, deterioración del clima, gripe aviar, sida.

Este principio de la prioridad de la utilización renovable, significa el

rechazo de producciones y actividades destruyen-do de manera durable el ambiente natural. El uso de recursos no renovables será el objetivo de una gestión colectiva asegu-rando su racionalidad. Sin embargo, este principio forma solamente una parte de la realidad y debe entrar en correspondencia con las lógicas que siguen.

2) Predominio del valor de uso sobre el valor de cam-bio

Esta distinción, hecha por Carlos Marx, es útil para pensar el futuro. El valor de uso es lo que contribuye a la calidad de la vida humana en todas sus dimensiones. El valor de cambio es el mercado, que tiene una función su-bordinada al valor de uso.

Sin embargo, dentro de la lógica del capitalismo, el

mercado domina hoy no solamente la actividad económica, sino toda la organización colectiva de la vida hu-mana. Para el capitalismo no existe valor económico, si el trabajo, los bienes y los servicios, no se trans-forman en mercancías.

Es lo que se llama la imposición de la ley del valor, que según Franz Hinkelammert, significa el fin del sujeto. Los seres humanos están sometidos a esta ley que invadió la realidad social, sometiendo la hu-manidad en su totalidad a la lógica del capitalismo. Es por eso que Karl

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Polanyi, economista estadouniden-se, historiador del capitalismo, con-cluye a la necesidad de reinsertar la economía en la sociedad. 3) Participación democrática en to-dos los sectores de la vida colectiva La participación democrática, es decir el poder de decisión del suje-to humano, no puede ser limitado al sector político. En este sentido, se puede decir que toda la realidad es política, empezando por la econo-mía. El principio de la participación democrática tiene que apli-carse a todos los niveles de la vida humana colectiva, desde el local, hasta el global. 4) Interculturalidad. To-das las culturas participan a la vida cultural y espiritual de la humanidad. Ninguna de ellas puede ser eliminada o marginalizada. Eso incluye todas las expresiones cultu-rales, el derecho, la ciencia, las re-ligiones y las espiritualidades. Las transformaciones que derivan de intercambios, de enriquecimiento mutuo son bienvenidas, porque la cultura no es estática.

Sobre la base de estos cuatro prin-cipios se plantea el problema de los medios.

2. Los medios

No basta con afirmar principios. Construir otra sociedad significa aplicar medios para que estos prin-cipios puedan ser realidad. 1) La relación con la naturaleza Para realizar el primer principio de predominio de una utilización re-novable, podemos proponer tres

medios principales. El primero es la apropiación pública de los recursos naturales esenciales para la vida, como el agua, las semillas, el aire. Estos recursos constituyen el ‘’pa-trimonio de la humanidad’’ y deben escapar de la ley del valor, tal como está definida por el sistema econó-mico capitalista.

La revalorización de la agricultura campesina es otro medio necesario. Se trata de luchar contra la concen-tración productivista de la tierra o

de los productos agrícolas en manos de empresas transnacionales, que destruye la naturaleza, sin hablar de los desastres sociales y de promover una agricultura orgánica. En tercer lugar, viene la tarea fundamental de regeneración de la atmósfera, de los suelos, de las aguas y finalmente del clima. 2) El predominio del valor de uso sobre el valor de cambio Existen varios medios para realizar este predominio. Solamente quere-mos señalar algunos de ellos.

- Promover la producción orien-tada hacia la mayoría de las po-blaciones, con la utilización de instrumentos públicos, lo que se opone al modelo de desarrollo ac-tual que favorece un crecimiento económico espectacular de sola-mente 20% de la población. Eso es la consecuencia de la lógica del capitalismo, que necesita de

generar fuertes poderes de com-pra de una minoría para absorber una producción sofisticada, con-tribuyendo así a la acumulación del capital.

- La introducción de elementos cualitativos en el cálculo eco-nómico, como el bienestar (la calidad de vida), el entorno eco-lógico, la seguridad alimentaria. Las decisiones serán muy dife-rentes, si se tomara en cuenta es-tos elementos en los cálculos de

los costes de producción y de intercambio.

- Limitar la influencia del ca-pital financiero, por un impues-to sobre los flujos internaciona-les, la abolición de los paraísos

fiscales y del secreto bancario y la supresión de la deuda externa de los pueblos del Sur.

- Abolición de las patentes en su forma actual y adaptación del de-recho de autor, para evitar el mo-nopolio de las transnacionales.

- Revalorización de la empresa como lugar de trabajo común a fines sociales y no como fuente de riqueza para los accionistas.

- Reconocimiento y valorización de los empleos no reconocidos (mujeres en el hogar) o desvalo-rizados (servicio social, servicio de salud) y creación de empleos para sectores cualitativos de in-terés colectivo (mejoramiento de la calidad de vida, servicios per-sonales, etc.).

- Constitución de un seguro social generalizado bajo control público.

El principio de la participación democrática tiene que aplicarse a todos los niveles de la vida humana

colectiva, desde el local, hasta el global.

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- Revalorización del servicio pú-blico, como servicio a la colec-tividad y no como atención a clientes .

3) El principio de la democracia La democracia no es solamente un fin, sino también un medio. En este sentido se debe extender la democra-cia representativa a todos los niveles de la actividad colectiva, incluyendo el sector económico. Sin embargo, se necesita también la promoción de la democracia participativa o di-recta como incremento del control popular en los mismos sectores. No se trata solamente de la dimensión territorial (pueblos, barrios, aldeas), sino también de las empresas y de las administraciones.

4) El principio de i n t e r c u l t u r a l i d a d Los medios en este sec-tor son también diver-sos, con prioridad a los siguientes:

- Afirmar y concretizar el derecho de los pue-blos frente al derecho de los negocios, lo que significa un cambio fun-damental de la filosofía de los organismos inter-nacionales, financieros y comerciales.- Protección de las cul-turas por medidas ade-cuadas en los diversos sectores de sus expre-siones.- Socialización de los resultados de la ciencia, sin monopolio industrial o particular.- Afirmación de la lai-

cidad del Estado, como base del diálogo filosófico y espiritual y del ecumenismo.

3. Las estrategias

Para poder aplicar los medios sus-ceptibles de concretizar los princi-pios, hay varios niveles de estrate-gias.

1. Deslegitimar el capitalismo, como expresión de una moderni-dad deshumanizante, lo que sig-nifica la utilización de todos los espacios posibles para el desa-rrollo de un pensamiento crítico en los sectores de la economía, de la ecología, de la política y de la cultura. En este sentido, los foros sociales han cumplido con

un papel importante, el desarro-llo progresivo de una conciencia colectiva.

2. Acelerar la creación de actores colectivos al nivel global, vía re-des de resistencia (un ejemplo es Vía Campesina).

3. Renovar el campo político de la izquierda, con la convergencia de varias organizaciones políticas (no se puede pensar a un partido único detentor de toda la verdad) y la centralidad de la ética en las prácticas políticas.

4. Promover la emergencia de un nuevo sujeto histórico, que no será solamente constituido por los trabajadores asalariados, sino por todos los grupos afectados en su vida por el sistema capitalista: pequeños campesinos, mujeres, pueblos autóctonos, etc.

5. Buscar la centralidad de la ética como actitud colectiva e indivi-dual, en coherencia con la utopía, lo que implica una institucionali-zación de los procesos sociales y políticos como base de los com-portamientos individuales y una redefinición permanente de los aspectos concretos de la ética, con la contribución de todos.

Podemos concluir que si es eso que llamamos socialismo, se trata de un proyecto profético y constructor, ca-paz de contradecir la ‘’barbaridad’’ y de traducir en un proyecto post-capi-talista a la vez la defensa de la digni-dad humana y el amor al prójimo.

La Bitácora25-08-2006

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n 1998, el contundente triun-fo electoral de Hugo Chávez en Venezuela, da inicio a un

giro hacia la izquierda en la políti-ca latinoamericana. La condición de derrota política, teórica, orgáni-ca e ideológica de los movimientos transformadores a escala global, que marcó las dinámicas mundiales lue-go de la caída del bloque soviético,

empezó a cambiar1, gradualmente en América del Sur, fue emergien-do un conjunto de procesos socia-les y políticos que desde entonces, está confrontando la red de alianzas y lealtades económicas, políticas y

� Edgardo Lander, “Venezuela: Logros yTensiones en los primeros ocho añosdelprocesodecambio”,enBeatrizSto-lowicz (Coord.),Gobiernos de Izquierda en América Latina. Un balance político.EditorialAurora.Bogotá,2007.

militares que desde el Pentágono se articularon y trazaron para la región. Hoy, sin lugar a dudas, América La-tina es uno de los principales centros de lucha antiimperialista del siglo XXI.

Además de la movilización y la or-ganización del descontento con el neoliberalismo, se ha pasado a la construcción de alternativas que tra-duzcan el descontento en experien-cias locales y gobiernos nacionales que promueven otras formas de or-ganización social y política. Tales alternativas se mueven entre las pre-siones de las instituciones imperia-listas que rigen el mercado mundial, la propuesta imperial estadouniden-se, los intereses de las burguesías locales y las aspiraciones de los sec-tores populares de sus respectivos países y regiones.

En estos últimos 10 años, las alter-nativas al neoliberalismo han tenido procesos diferenciados en Améri-ca Latina, unos buscando un pues-to negociado que les de seguridad en el orden mundial comandado por la “Triada Imperialista”, otros creando condiciones, para producir transformaciones y romper los lazos del sojuzgamiento neocolonial. Re-cientemente la investigadora Beatriz Stolowicz, que coordinó un trabajo de análisis de estas experiencias, planteó, entre otros asuntos que entre 1998 y 2007, se pasó de 60 millones de latinoamericanos go-bernados por la izquierda, a más de 260 millones, pero hoy gobernados por la “izquierda y el centroizquier-da”, indicando la necesidad de tener una mirada más compleja sobre los alcances y limitaciones de los “go-biernos alternativos”. De un solo

Vueltas y revueltas en la region del “Socialismo del Siglo XXI”Frank Molano CamargoProfesor de Ciencias SocialesUniversidad Distrital “Francisco José de Caldas”

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gobierno de izquierda en la década de 1990 -Cuba-, hoy son además los de Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y las capitales de México, El Salvador y Colombia.2

Si bien es necesario establecer las diferencias necesarias entre todas estas experiencias, son pocos los que dudan que el eje revolucionario de estas alternativas de gobierno se ha configurando entre Cuba, Venezue-la, Bolivia y Ecuador. En estos tres últimos, sus gobernantes se han pro-puesto avanzar hacia la superación del neoliberalismo y la construcción de iniciativas sociales y políticas, que denominan de manera genérica “el Socialismo del siglo XXI”.

Analizar y discutir críticamente las tendencias políticas de estos tres procesos, el tipo y la vía de sus transformaciones, y las principales tendencias generadas en 2007, serán los temas de análisis en el presente documento. Dejamos por fuera, el balance de las implicaciones de la teoría y la práctica del “Socialismo del Siglo XXI”, importante discu-sión para la izquierda latinoameri-cana, asunto que amerita un análisis que sobrepasa las posibilidades de esta reflexión.

1. Preocupaciones, acuerdos y conspiraciones desde las entrañas de la

bestia

Entre el 20 y el 21 de septiembre de 2007, tuvo lugar en Miami la 11ª. Conferencia de las Américas, organizada por el periódico The

2 Beatriz Stolowicz., “Presentación”, op. cit.

Miami Herald, empresa mediática estrechamente vinculada al “exilio cu-bano”. El evento fue pre-sidido por el Secretario de Comercio de EEUU, Carlos Gutiérrez, el sub-secretario de Estado para América Latina, Thomas Shannon y el presidente del Banco Interamerica-no de Desarrollo, Luís Alberto Moreno. Además de altos ejecutivos de va-rios megamonopolios estadounidenses (Gene-ral Motors, HP, IBM), participaron figuras de la derecha latinoamericana, como Lucio Gutiérrez, ex presidente de Ecuador; Álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia; los golpistas venezolanos Alberto Fede-rico Ravell (presidente y cofunda-dor del canal de televisión Globovi-sión) y Gustavo Cisneros (dueño de Direct TV y considerado por Forbes como el tercer multimillonario de América Latina); Roberto Aspiazu, presidente del Comité Empresarial de Ecuador, quien recientemente ha participado en las movilizaciones impulsadas por la burguesía de Gua-yaquil contra el gobierno de Rafael Correa; y Manfred Reyes Villa, go-bernador de Cochabamba – Bolivia, quien se ha unido a los Comités Cí-vicos de la región de la Media Luna boliviana, para convocar protestas contra el gobierno de Evo Morales, impulsando un proyecto separatista de varios departamentos de ese país, además, se le acusa de facilitar la llegada de paramilitares colombia-nos para organizar un proyecto pa-ramilitar en Bolivia.

Uno de los puntos de la agenda de la 11ª. Conferencia fue el análisis de lo que está ocurriendo en la denomina-da “región del Socialismo del Siglo XXI” (Venezuela, Ecuador, Bolivia) y en Cuba, y las políticas a seguir para poner freno al expansionismo de este proyecto que, según los di-versos expositores, “pone en peligro la seguridad hemisférica”. Alberto Federico Ravell advirtió, refiriéndo-se al gobierno de su país, “no vaya a ser que estemos creando una ca-beza de playa que va a significar un centro de inestabilidad política, una incubadora del terrorismo”. Por su parte, Gustavo Cisneros llamó a crear una propuesta contunden-te para “responder a la integración hemisférica”, impulsada por Cuba y Venezuela. El empresario Roberto Aspiazu, de Ecuador, impulsor del TLC con Estados Unidos, planteó que, en su país, “las libertades, así como en Bolivia y Venezuela, están

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amenazadas”. Manifestó la preocu-pación de la gran burguesía ecua-toriana por los alcances que pueda tener la Asamblea Constituyente im-pulsada por el gobierno y la izquier-da ecuatoriana para refundar el país. Manfred Reyes Villa, gobernador de Cochabamba (Bolivia), manifestó su preocupación por la democracia en su nación que, según dijo, “está dirigida por un gobierno con una vi-sión totalitaria y siguiendo los pasos de Venezuela”. El Subsecretario de Estado yanqui, Thomas Shannon, en su discurso exaltó los logros de Uribe en Colombia e insistió en una transición “democrática” en Cuba.

Que las clases dominantes la-tinoamericanas y sus socios empresariales y políticos esta-dounidenses, hagan balances y tracen orientaciones para inter-venir en la región no es nuevo. Lo llamativo, es su preocupa-ción por lo que ven como un desa-fío sin precedentes: un conjunto de procesos políticos y sociales en la región, que cuentan con amplio res-paldo popular, tejiendo en medio de adversidades, alianzas regionales; siendo no solo una piedra en el za-pato para los planes de dominación imperialista, sino una alternativa que está ganando unos espacios para las diversas izquierdas del continente.

2. Los procesos de Venezuela, Bolivia y

Ecuador, como respuesta popular a la arremetida neocolonial y neoliberal

La consideración de América Lati-na, como “patio trasero” de los Es-tados Unidos, es un asunto sin dis-

cusión para los imperialistas, más hoy, cuando existe una pugna entre potencias por un nuevo reparto del mundo.

El modelo de dominación neolibe-ral buscó erosionar los tres pilares de la soberanía nacional de los paí-ses latinoamericanos: la integración del mercado interior articulado por los monopolios estatales de cada país; los “pactos sociales”, con los cuales los trabajadores lograron, a través de sus luchas, consagrar de-

rechos en las legislaciones y en las constituciones; y la autonomía de la nación sobre los territorios naciona-les (suelo, subsuelo, espacio aéreo, plataforma continental). Las políti-cas de dominación instrumentaron diversas estrategias para imponer el nuevo modelo y neutralizar las rebeldías populares: ajuste estruc-tural a las economías, orientadas capilarmente por el Fondo Mone-tario Internacional; aseguramien-to jurídico político del modelo, a través de Constituciones de corte neoliberal; traspaso de las empresas estatales a los megamonopolios in-ternacionales; creación de todo tipo de garantías para los inversionistas, imposición de relaciones laborales y salariales adversas a los trabaja-dores; militarización de la región y

articulación de las fuerzas armadas en torno a las nuevas políticas de seguridad hemisférica y a la agenda de “guerra mundial contra el terro-rismo”, comandada por los halcones estadounidenses.

Estados Unidos ha buscado en los últimos 18 años, asegurar su control a través de proyectos como ALCA, el Plan Colombia-Iniciativa Andina, el Plan Puebla-Panamá, Integra-ción de la Infraestructura Regional Sudamericana, con los cuales bus-

can asegurar el objetivo de acceder al petróleo, al gas natural, al agua de los ríos para generar electricidad, al uranio, al oro, al carbón, a la biodiversidad…

Sin embargo, al finalizar el siglo XX y al comenzar el siglo XXI, los ritmos lati-noamericanos empezaron a cambiar, primero en la esfera

social, luego en la política y, ahora, se están creando condiciones para impulsar transformaciones econó-micas. El principal escenario de ta-les transformaciones ha sido el eje Venezuela – Bolivia – Ecuador; paí-ses en los que han irrumpido gobier-nos alternativos al neoliberalismo, antecedidos de gigantescas movili-zaciones populares, insurrecciones de masas y configuración de coali-ciones de movimientos sociales y partidos de izquierda.

A diferencia de otros procesos la-tinoamericanos, como el Brasil de Lula, el Uruguay de Tabaré, la Ar-gentina de los Kirchner y el Chile de Bachelet, cuyos gobiernos han pactado con sus burguesías un po-sicionamiento en el concierto capi-

Estados Unidos ha buscado en los últimos 18 años, asegurar su control a través de proyectos como ALCA, el Plan Colombia-Iniciativa Andina, el Plan Puebla-Panamá, Integración de la Infraestructura Regional

Sudamericana, con los cuales buscan asegurar el objetivo de acceder al petróleo, al gas natural, al agua de los ríos para generar electricidad, al uranio, al oro,

al carbón, a la biodiversidad…

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talista global, respetando los pac-tos neoliberales consagrados en las constituciones de las décadas de 1980 y 1990, en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la lucha de clases pasa por el desmonte de los amarres neo-liberales, la formación de un nuevo sujeto social y político de la trans-formación y la necesidad de definir un nuevo marco jurídico político que cree nuevas oportunidades para las transformaciones y la supera-ción de las estructuras de dominio neocolonial. Por eso, la lucha por Asambleas Constituyentes, Nuevas Constituciones o Reformas Consti-tucionales han cobrado un sentido de articulación de las demandas po-pulares y de confrontación con los intereses sagradamente eternizados y asegurados por y para el gran ca-pital monopólico local y global.

Las reformas constitucionales son, pues, un paso importante en las di-námicas revolucionarias de estos países, en un contexto mundial en el que no se han producido procesos como las revoluciones socialistas y de liberación nacional del siglo XX, que tuvieron las condiciones histó-ricas para derrotar política y mili-tarmente a las burguesías y generar procesos anticapitalistas y antiim-perialistas profundos. En los tres casos que estamos analizando, aún no se ha logrado esa derrota político militar definitiva. Aquí el proceso revolucionario, atraviesa caminos inéditos, se ha golpeado en parte la dominación neocolonial y granbur-guesa, pero el desmonte total del sistema de privilegios de las clases dominantes y las formas gruesas y sutiles de la dominación imperialis-ta aún tienen presencia. Se trata de una lucha prolongada, que hoy tiene

como uno de sus principales escena-rios el espacio constituyente

A continuación se propone un aná-lisis de cada uno de los procesos, enfatizando en los sucesos políticos de 2007 y las proyecciones que las fuerzas populares hacen para el fu-turo inmediato.

3. Venezuela: necesidad de replanteamiento y

reimpulso revolucionario

En la República Bolivariana de Ve-nezuela, con una población de 27 millones de habitantes, y una super-ficie continental e insular de 916.445 kilómetros cuadrados, que además ejerce soberanía sobre 800.000 kiló-metros cuadrados más del mar Ca-ribe, y cuya economía está centrada en la extracción y refinación de pe-tróleo para exportación y consumo interno, se está librando una de las luchas populares más trascendenta-les del siglo XXI en América Lati-na.

El ciclo de las luchas, que llevaron al poder el proyecto bolivariano de Hugo Chávez se abre en febrero de 1989, con la insurrección popular conocida como “El Caracazo”, que mostró el grado de polarización social que había creado el régimen del Punto Fijo3, el cual selló, con

� ElPacto de Punto Fijofueunacuerdoentrelospartidospolíticosdelasclasesdominantes: Acción Democrática (AD),COPEI y Unión Republicana Democrá-tica (URD).Firmadoen�958, luegodelderrocamientode ladictaduradePérezJiménez, para imponer un orden políti-coestableenelquesebeneficiabanlosdosprincipalespartidospolíticos,AcciónDemocrática (AD) (socialdemócrata) yCOPEI(socialcristiano),lacúpuladelasFuerzasArmadas,laaltajerarquíadelaIglesia Católica, la principal federación

la Constitución de 1961, un orden político y económico sostenido por la apropiación y concentración de la renta petrolera, originando una serie de gobiernos corruptos, que alimentaron una base social de cla-ses medias compradas con algunas prebendas, mientras se invisibilizó y criminalizó a las mayorías empo-brecidas.

El quiebre institucional, la corrup-ción gubernamental y el descontento social explican, en parte, los intentos de cambio por la vía del golpe mili-tar en 1992, encabezados por líderes de una generación de jóvenes mili-tares con ideas democráticas, entre ellos Hugo Chávez.

Posteriormente, las nuevas fuerzas de izquierda se reorganizan y cons-truyen un instrumento político que va ganado espacios sociales poco a poco, hasta que en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998, llevan al gobierno a Hugo Chávez, con un amplio respaldo po-pular (56%), después de haber triun-fado en las elecciones legislativas y regionales celebradas en noviembre del mismo año.

Una de las primeras medidas que se plantea el gobierno de Chávez es la ruptura con el orden constitu-cional puntofijista y la “moribun-da” constitución, expresión con la que Chávez se refería a la Consti-tución de 1961. La convocatoria a la Asamblea Constituyente se va a dar en medio de fuerte pugna con

sindical, la Confederación de Trabaja-dores de Venezuela (CTV), y la mayororganizaciónempresarial, laFederacióndeCámarasdeComercioyProducción(FEDECÁMARAS).Deeseacuerdo fueexcluidalaizquierdavenezolana.

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los sectores dominantes que habían sido desplazados del gobierno, pero todavía eran hegemónicos en nume-rosas instituciones políticas, socia-les y económicas.

En las elecciones a la Asamblea Constituyente en julio de 1999, las fuerzas de izquierda agrupadas en el Polo Patriótico, obtienen 120 pues-tos de los 131 posibles. El 30 de di-ciembre de 1999 se publicó la nue-va Constitución Bolivariana de la República de Venezuela, que en los términos de Chávez refundan el país y dan origen a la Quinta República, basada en el poder popular consti-tuyente. Con estos elementos, el gobierno desarrolla un gobierno alternativo, cuya carta de navegación inicial está en la Agenda Alternativa Bolivaria-na, y que plantea, de un lado, un mo-delo económico antineoliberal, de carácter mixto en el que se enuncia la necesidad de fortalecer el sector estatal. Hacen parte de la Agenda

tres reformas: Ley de Pesca y Acua-cultura, Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y Ley Orgánica de Hidro-carburos, que reafirman la prioridad del interés nacional, la protección de los pequeños pesqueros y la pro-puesta de expropiar las tierras de los latifundios improductivos; de otro lado, la Ley Orgánica de Hidrocar-buros plantea recuperar la soberanía sobre la estratégica empresa Petró-leos de Venezuela S.A. PDVSA, contrariando el dogma neoliberal de la privatización. Estas reformas se-rán calificadas por la granburguesía y sus partidos de oposición, como un atentado a la propiedad privada, y como prueba reina que confirma-ba el carácter estatista o comunista del proyecto político del gobierno.4 Junto a estas leyes, el gobierno ini-cia un proceso de reformas sociales

4 Edgardo Lander y Pablo Navarrete, La política económica de la izquierda latinoamericana en el gobierno. Ve-nezuela. Informe 2007. http://www.tni.org/reports/newpol/venezuelaecono-micpolicy-s.pdf.

dirigidas a mejorar las condiciones de vida del pueblo.

La oposición desarrolla varias es-trategias de desestabilización, el Paro cívico nacional de diciembre de 2001, el golpe de estado del 11 de abril de 2002, el Paro de PDV-SA, en diciembre – enero de 2002-2003, la convocatoria al referendo revocatorio (primero en la historia latinoamericana) en agosto de 2004. En todos estos intentos fracasa la granburguesía, quien va perdiendo cohesión, mientras el gobierno con-solida posiciones y lanza otras ofen-sivas para profundizar las reformas democráticas, y superar las debili-dades que se evidenciaron con los paros de la oposición.

Un conjunto de políticas sociales conocidas como las Misiones se de-sarrolla a partir de 2003, Misiones dirigidas a atender las necesidades básicas de las masas populares, ac-tivas defensoras del gobierno en cada una de las confrontaciones con la burguesía: para mejorar la salud popular la Misión Barrio Adentro; la Misión Mercal para abastecer alimentos de primera necesidad; la Misión Robinson para la educación; la Misión Ribas para el acceso a educación secundaria de la pobla-ción adulta; la Misión Sucre para el acceso a la universidad; la Misión Zamora para fortalecer la econo-mía campesina y la producción de alimentos; la Misión Vuelvan Caras (de 2004) para combatir la pobreza y proporcionar empleo. Con poste-rioridad, aparecerán otras Misiones: Cultura, Ciencia, Identidad, Mila-gro (operaciones gratuitas para re-cuperar la vista), Arbol (conciencia ecológica socialista), Negra Hipó-

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lita (para la población en extrema pobreza), Guaicaipuro (defensa de las comunidades indígenas), Sonri-sa (odontología para el pueblo), Ma-dres del Barrio, revolución Energé-tica y Misión Villanueva (atención en vivienda).

En 2004 y 2005, ante los fracasos de la oposición y el creciente apoyo po-pular, se da un giro en el seno de la revolución bolivariana, y se empieza a discutir la superación, no solo del neoliberalismo, sino del capitalis-

mo, con la propuesta gubernamental del “Socialismo del Siglo XXI”, que va más allá de la noción nacional de desarrollo endógeno planteado ini-cialmente.

El 2006 significó la derrota política de la oposición, que se presentó a elecciones con un candidato único. Sin embargo, los resultados en las elecciones presidenciales del 15 de diciembre le dieron al presidente el triunfo con un 63% de los votos, mientras que Manuel Rosales de la

oposición solo obtuvo el 26%. Según Edgardo Lander, estas elecciones mostraron la polarización socioeco-nómica que vive el país: los secto-res populares votaron por Chávez y las clases medias acomodadas y los sectores ricos por la oposición.5

Así para 2007, el gobierno se propu-so radicalizar el proceso revolucio-nario, definido como la construcción del Socialismo del Siglo XXI, nueva fase caracterizada por la intención de producir cambios radicales.

El instrumento políti-co de la construcción socialista es definido como el Partido So-cialista Unificado de Venezuela PSUV. El Plan del cambio es el “Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2021”, y sus cinco ejes o motores constituyen-tes: 1) una nueva ley habilitante que le da al presidente poderes especiales; 2) reforma Constitucional; 3) la educación popular; 4) la nueva geometría de

poder en el espacio nacional para debilitar los viejos poderes regio-nales y darle poder al pueblo en las regiones y localidades y 5) el poder de los Consejos Comunales, poder popular.

Este giro, se da en un contexto in-ternacional en el que crece en los círculos de la derecha estadouni-dense, latinoamericana y española, la animadversión contra el gobierno

5 E. Lander, “Venezuela: Logros y Ten-siones…”, p. 59.

de Chávez, señalado de apoyar al terrorismo y de ser negligente en el control del narcotráfico. Los proyec-tos de Invasión contra Venezuela, en los que tiene un papel estratégico Colombia, llevan el nombre de Plan Balboa.6

Sin embargo, esta aceleración re-volucionaria, enfrenta no solo ene-migos externos, sino debilidades propias del proceso, que no fueron valoradas juiciosamente por los cír-culos cercanos al presidente, y que lo llevaron a la primera derrota elec-toral en el referendo de diciembre de 2007.

El Referendo para cambiar la consti-tución, buscaba crear un nuevo mar-co jurídico que le permitiera al pre-sidente invocar poderes de urgencia especiales, fortalecer los consejos locales del poder popular y medidas sociales como la disminución de la jornada laboral. La oposición cali-ficó esta propuesta como preludio a un mandato dictatorial.

Entre los errores políticos que lle-varon a la pérdida del referéndum, debe señalarse, principalmente, el descuido en el fortalecimiento del frente de las fuerzas políticas y so-ciales de la revolución. En primer lugar, el manejo sectario que se le dio a las críticas del grupo político “Por la Democracia PODEMOS”, que durante 2007, decidió fundirse en el PSUV, e impulsar la Construc-

� El Plan Balboa, se inspira en los ejer-cicios militares que las fuerzas arma-das españolas desarrollaron en 200� (durante el gobierno derechista de Aznar), para simular la invasión inter-nacional de un país: Venezuela. ¡Los halcones estadounidenses sostienen que se trata de un inofensivo juego de guerra español y nada más!.

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ción del Socialismo del Siglo XXI, sin embargo, cuestionaron aspectos autoritarios del Referéndum pro-puesto por el gobierno, rompen con el gobierno, se retiran del PSUV y pasan a engrosar las filas de la oposición, mientras son tildados de traidores y derechistas. También in-telectuales defensores del gobierno como Edgardo Lander y Heinz Die-trich, mostraron sus reparos y fue-ron calificados como intelectuales al servicio de la socialdemocracia.

En el mismo sentido, ha sido equi-vocado considerar que no es necesario hacer un trabajo de formación política para ganar-se a los estudiantes universi-tarios, sino construir univer-sidades bolivarianas paralelas para forjar un propio semillero de jóvenes revolucionarios. La respuesta oficial a las críticas de estos sectores de las clases me-dias fue el desconocimiento, la indi-ferencia y los discursos que polari-zan la población entre los “buenos” bolivarianos y los “malos” patrio-tas. Todo esto le dio argumentos a la derecha, le abrió oportunidades y redujo el frente de clases y partidos revolucionarios.El intelectual estadounidense Ray-mond Lotta, cuestiona el enfoque de sectarismo frente a sectores medios como los estudiantes:

“En una auténtica sociedad socia-lista, la juventud y los estudiantes desempeñarían un papel particular: destapar e interrogar al proyecto so-cialista, y así contribuir a la eferves-cencia de la sociedad socialista. Un proyecto verdaderamente radical y emancipador promovería el disen-timiento, aún el disentimiento des-

de puntos de vista que se oponen al socialismo. Porque eso es parte de la lucha para conocer más profun-damente la sociedad y el mundo; porque en la sociedad algunas cosas podrían ir mal y la gente tiene que poder protestar y luchar para cam-biar las cosas; y porque se quiere una sociedad en la que la gente se sienta libre de expresarse sin temer represalias.”7

Otras dificultades, evidenciadas por Edgar Lander, contribuyeron a que, en diciembre de 2007, un amplio

sector de población que apoyó la re-elección de 2006, no apoyara el re-feréndum de Chávez y a que la opo-sición aumentara en 300 mil votos su caudal electoral. Entras esas di-ficultades se encuentran: problemas de ineficiencia en la gestión pública, la persistencia del viejo y el nuevo burocratismo y la corrupción, el peso de una cultura militar que riñe con las intencionalidades democra-tizadoras de la sociedad, incluso la estructura militar de batallones en el PSUV, la debilidad en los mecanis-mos de formación de cuadros y de la generación de relevo y una inade-cuada diplomacia internacional.8

7 Raymond Lotta, Referéndum en Ve-nezuela: Intrigasestadounidenses y laslimitaciones y contradicciones del pro-yecto de Hugo Chávez. http://revcom.us/a/��2/venezuela-es.html

8 E. Lander, “Venezuela: Logros y ten-siones…”, p. �8

El domingo 6 de enero de 2008, en el programa de televisión Alo Pre-sidente, Hugo Chávez, planteó que este sería el Año del Reimpulso Re-volucionario, y las 3R9, expuso, lo que puede entenderse como un ba-lance autocrítico de la derrota en el referéndum y la táctica a seguir. La autocrítica toca varios puntos. En primer lugar, la necesidad de forta-lecer el frente de clases y partidos para reimpulsar los cambios de esta etapa. La idea es reconstruir el Polo Patriótico, con los partidos aliados que no quisieron ser parte del PSUV:

El partido Socialista y el parti-do Comunista de Venezuela. Y atraer a otros sectores de clase que se han descuidado. Dice Chávez: “una gran alianza, no sólo de los revolucionarios, ahí tenemos que atraer también a sectores del empresariado na-cional, pequeños, medianos

empresarios sobre todo productores del campo, de la ciudad, las cla-ses medias. Nosotros no podemos dejarnos quitar las clases medias por la contrarrevolución Las clases

9 “Las 3R: Revisión, Rectificación y Reimpulso. Revisión. Vamos a revi-sar todo, yo comencé a revisar, a mí mismo me estoy revisando mucho, al Gabinete, las medidas, los programas, lo que hemos venido haciendo. Recti-ficación como producto de la revisión. Es bueno siempre profundizar en el contenido de las palabras para que no se nos quede en una consigna; ¡no! es una actitud vital de todos los días, va-mos a revisar todo. Como consecuen-cia de la revisión, determinaremos lo que está bien, lo que está mal, lo que se hizo, lo que no se hizo, y eso es un proceso permanente, dialéctico, todos los días. Rectificación en todo lo que haya que ser rectificado. Reimpulso. Y alimentándose de todo eso, el reim-pulso revolucionario, el reimpulso del Gobierno, el reimpulso popular, de los programas, de los planes, en todos los niveles y en todos los espacios.”. Alo Presidente � de enero de 2008.

La respuesta oficial a las críticas de estos sectores de las clases medias fue el desconocimiento, la indiferencia y los discursos que polarizan la

población entre los “buenos” bolivarianos y los “malos” patriotas.

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medias son esencia de este proyec-to”. Aquí advierte la necesidad de cuestionar los enfoques sectarios y extremistas que dificultan la unidad y las alianzas.

Asumiendo los cuestionamientos, se propone iniciar la resolución de problemas como la ineficiencia ad-ministrativa y el desabastecimiento alimentario que afecta la sobera-nía alimentaria. Para este último se plantea crear PDVAL, Productora y Distribuidora Venezolana de Ali-mentos, financiada con la renta pe-trolera de PDVSA.

Frente a los cinco motores del Pro-yecto Nacional Simón Bolivar, Chávez cuestiona la pretensión ace-lerada de los cambios:“Los cinco motores hay que revisar-los: Pasaron a ser cuatro. El primero se fundió: El motor de la reforma ¡Bueno! habrá que ponerlo en el taller. El segundo: la Habilitante, está en mínimo. Vamos a reactivar ese mo-tor, porque nos quedan seis meses de Habilitante. El tercer motor: Moral y Luces. Hay que repotenciarlo. Ese es un motor que debe ser permanente. El cuarto motor: La nueva Geome-tría del Poder, no pudo arrancar por-que ese dependía de la reforma. Ese motor está parado. El quinto motor: ¡Ah! ese sí ha veni-do funcionando. Pero tenemos que también revisarlo, rectificarlo y re-lanzarlo, es la Explosión del Poder Comunal”.10

Además redefine siete lineamientos estratégicos del plan: 1. La nueva ética socialista: para

�0 Ibíd.

combatir el burocratismo y la co-rrupción.

2. La suprema felicidad social: para relanzar las Misiones.

3. La democracia protagónica revo-lucionaria: fortaleciendo el poder popular.

4. El modelo productivo socialista: fortaleciendo las unidades produc-tivas de propiedad social, articu-lándolas con la propiedad privada. El nuevo modelo productivo so-cialista, no excluye la propiedad privada, sólo que ella debe estar dentro del marco de la Constitu-ción. Pero hay que incrementar las unidades productivas de pro-piedad comunal, de propiedad social.

5. La nueva geopolítica nacional. 6. Venezuela, potencia energética

mundial.7. La nueva geopolítica internacio-

nal, el mundo pluripolar. Se trata, efectivamente, de un re-planteamiento y de un balance del proceso, montado sobre el principal soporte económico: la redistribución de la renta petrolera, y el desarrollo de un elemento de importancia es-tratégica, la subjetividad revolucio-naria. Este año será decisivo para el proyecto revolucionario, el cual en-frenta, además, una condición inter-nacional compleja, agravada por la crisis con el gobierno de Uribe y el cerco que quieren tender el Pentágo-no y las clases dominantes locales.

4. Bolivia: acumulación de fuer-zas para romper el equilibrio de poderes

Este país con una extensión de 1.098.581 kilómetros cuadrados, sin salida al mar y con una población de

casi 10 millones de habitantes, basa su economía en la minería, la indus-tria del petróleo y del gas natural. La producción de hidrocarburos está concentrada en la región denomina-da de la “media luna”, llamada así por su forma, que bordea el país de norte a sur, apanzándose hacia orien-te. Aquí están los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que si bien se distinguen entre sí, se unen por el interés de las clases do-minantes de querer diferenciarse del occidente altiplánico, donde están los pueblos originarios. A la media luna geográfica, se han unido los in-tereses de las clases dominantes de Cochabamba y Sucre.

En la “media luna”, Santa Cruz y Tarija consolidaron un modelo eco-nómico basado en la industria de hidrocarburos que dio origen a la granburguesía aliada de los mono-polios extranjeros. Santa Cruz es el departamento más grande del país, y el más rico, aporta el 31% del PBI y el 50% de la oferta rural, sobre todo soya con capitales locales, brasile-ños, argentinos y colombianos. Allí están también tres ricos yacimien-tos de hierro, manganeso y gas. Los intereses de los megamonopolios están asociados a las propuestas se-paratistas. A su vez, Tarija tiene la mayor riqueza gasífera.

La historia social y política, del últi-mo medio siglo, se puede periodizar en cuatro etapas, marcadas por los proyectos de clase que los definie-ron.

La primera etapa va entre la dé-cada de 1960 y 1985, periodo de las dictaduras militares, orientadas por los grandes empresarios y las mul-

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tinacionales para deteriorar los logros nacionalistas de la Revolución Democrática de 1952, que logró nacionalizar la industria minera con la es-tatal Comibol (Corporación Minera Boliviana).

La segunda etapa va de 1985 a 2005, es el momento de imposición del neolibera-lismo, con la transferencia de las empresas estratégicas del Estado a los monopolios ex-tranjeros. Este modelo, que se afianza en la década de 1990 y durante el gobierno de Sán-chez de Lozada, desplaza a los empresarios nacionales y entrega casi completamente la economía al capital im-perialista11.Son los sectores populares, particularmente os indígenas cocaleros y los pobladores de las pequeñas ciudades, los que confrontan al neoliberalismo.

Entre el año 2000 y el 2005, se da la tercera etapa, marcada por el as-censo del bloque popular y la pro-fundización de la crisis de poder en las clases dominantes.

El primer enfrentamiento con el neoliberalismo se da en abril del año 2000 con la “guerra del agua” en Cochabamba, cuando la pobla-ción se enfrenta a la empresa extran-jera “Aguas del Tunari”, que había elevado abusivamente las tarifas de agua potable. Los pobladores triun-fan y logran que la empresa se retire del país.12 �� Hugo Moldiz, “Bolivia: Crisis Estatal

y proceso de transformación”, en B. Stolowicz, op. cit. p. ��3.

�2 Comité Central Partido Comunista

La segunda batalla la libran las po-blaciones aymaras y el campesinado de Omasuyus, liderados por Feli-pe Quispe. Esta población reclama atención a sus demandas de inver-sión social, e inicia en septiembre de 2000 el bloqueo de carreteras que comunican el sur con la capital La Paz. Ese mismo año, los mineros de la mina de Huanuni expulsan a una transnacional minera y logran que la empresa minera nacional sea in-corporada a la vieja COMIBOL.

En junio de 2002, en las elecciones el triunfo se lo lleva el partido de de-

MLM, Historia del Partido Comunista

(marxista-leninista-maoista) (proyec-

to). “Liberación” Editorial Bolivia,

200�.

recha MNR de Sánchez Lo-zada y aparece, por primera vez, como candidato el líder cocalero Evo Morales, que con su partido Movimiento al Socialismo (MAS) sor-prendió a todos, logrando un segundo lugar, con más del 20% de los votos naciona-les. El gobierno de Sánchez de Lozada intenta desactivar la creciente protesta popu-lar antineoliberal, pero entre febrero y octubre de 2003, vuelve otro periodo de lucha con las protestas en la univer-sidad de El Alto y la insurrec-ción popular de octubre, la cual culmina con la huida del presidente, mientras Carlos Mesa asume como presiden-te interino.

Carlos Mesa convoca en el 2004 a un Referéndum nacio-nal sobre el gas, para frenar

las aspiraciones populares de nacionalizar o estatizar las riquezas naturales13. Sin embargo, no logra gobernabilidad y en junio de 2005 debe renunciar, planteándose la su-cesión constitucional. El Congreso Nacional dominado por una mayo-ría neoliberal, pretendió posesionar como Presidente interino a Horman-do Vaca Diez, presidente del Senado Nacional. Los movimientos socia-les se opusieron, así que Vaca Diez convocó al Congreso en la ciudad de Sucre, pues según él no existían

�3 Desde entonces, aparecen en Santa Cruz los Comités Cívicos, integrados por empresarios locales ligados a las multinacionales, quienes plantean la tesis de autonomías territoriales, contraria a la tesis del movimiento indígena de autonomías culturales, como base de un nuevo proyecto de nación.

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condiciones en La Paz para sesio-nar tranquilamente. No obstante, los mineros cooperativistas de Potosí y otros trabajadores lideran en Sucre la lucha para obtener la renuncia tanto de Vaca Diez, como del presidente de Diputados, Mario Cossío. Se ga-rantiza que la designación del Presi-dente de la Corte Suprema de Justi-cia, Eduardo Rodríguez Veltzé como Presidente interino, tenga como tarea exclusiva convocar a elecciones na-cionales en el término de 180 días14.

Los sectores populares de Bolivia logran acuerdos en torno a la can-didatura de Evo Morales. El MAS llega a acuerdos con otras organiza-ciones y partidos de izquierda, como el Partido Comunista y el Partido Comunista ML.

Con el triunfo de Evo Morales en di-ciembre de 2005, se inicia la cuar-ta etapa del proceso histórico con-

�� Comité Central del PC MLM, op. cit.

temporáneo. El gobierno del MAS, a partir de enero de 2006, toma algu-nas medidas para la nacionalización de los hidrocarburos, lo que solo se ha logrado parcialmente, al colocar condiciones para la permanencia de las transnacionales del gas y del pe-tróleo.

El terreno de lucha política entre proyectos se trasladó al escenario de la Asamblea Constituyente. En julio de 2006 se eligieron los 255 asam-bleistas, de los cuáles 142 fueron del MAS, sin embargo, la derecha, liderada por las clases dominantes de Santa Cruz, logró que en cierta forma la ANC fuera una copia del parlamento, es decir, con la sola re-presentación de los departamentos y las circunscripciones electorales y no de los movimientos sociales.

El desarrollo de la ANC estuvo en-torpecido por los continuos saboteos de los representantes de las clases dominantes en cada uno de los temas

de debate. Sobre la visión de país, la izquierda propuso un tipo de Estado Unitario Plurinacional, la derecha introdujo el debate de las autono-mías. En el tema de la economía, la izquierda propuso el fortalecimiento del sector estatal y la derecha defen-dió radicalmente el modelo neolibe-ral privatizador. En fin, la derecha le apostó a una ANC y a una Constitu-ción que no permitiera ningún pro-ceso revolucionario.

La Nueva Constitución aprobada el 9 de diciembre pasado, no resol-vió la disyuntiva de la existencia de un doble Poder, se trata de un texto dual en muchos sentidos, que expre-sa la correlación de fuerzas entre las clases dominantes, fortalecidas en la zona de la media luna y las clases subalternas con el control del go-bierno. En las ventajas de la derecha ha jugado su papel el vicepresidente de la República Alvaro García Li-nera, quién acordó en Santa Cruz hacer posible la Asamblea Consti-tuyente siempre y cuando se realice al Referéndum autonómico, además de otras peligrosas concesiones. Así que aún no se ha definido en Bolivia quien vencerá a quién. La derecha aún no ha sufrido un golpe político fundamental que la obligue a reple-garse.

Simultáneamente, el gobierno de Evo ha buscado asegurar su base social con diversas medidas, como la disminución significativa de las tarifas en los servicios públicos, el Bono Dignidad, que asegura ingre-sos dignos durante el resto de la vida a todo habitante mayor de 60 años y la propuesta de revolución agraria, que por ahora ha consagrado como principio legal la consigna de “tierra

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para el que la trabaja” y que apunta fundamentalmente al latifundio de los departamentos de la media luna.

Con apoyo de los gobiernos de Cuba y Venezuela, se han iniciado proyec-tos como la “Operación Milagro”, para la recuperación de la vista en más de 200 mil habitantes; en ma-teria educativa se propone la cam-paña “Yo si puedo”, con el objetivo de hacer de Bolivia, en el 2008, el tercer país, después de Cuba y Ve-nezuela, libre de analfabetismo en América Latina.15

Se debe tener en cuenta, entre las ventajas relativas del gobierno democrático, la existencia de un sec-tor progresista entre las Fuerzas Armadas, que hasta el mo-mento han respetado y apoyado al Presidente, y lo han acompañado en actos como el 1º de Mayo de 2006 cuando se firmó el Decreto 28701 de recuperación de los yacimientos de hidrocarburos. El equilibrio de poderes entra en una etapa de resolución, la derecha se prepara febrilmente para ello. Alis-ta abiertamente la organización de escuadras, grupos comando y distri-buye instrucciones acerca de cómo hacerlo y cómo armarse. Busca en-trabar a toda costa la institucionali-dad, exige la anulación de la ley que otorga la Renta Dignidad, mientras a nivel regional las autoridades lo-cales de la media luna, imponen re-gímenes de intimidación para quie-nes respaldan a la izquierda.

Para las fuerzas populares y revo-lucionarias se trata de garantizar la

�5 H. Moldiz, op. cit. p. �74.

continuidad de los cambios, evitar vacilaciones y retrocesos, y poder organizar una contraofensiva que les permita derrotar políticamente a la derecha.

4. Ecuador: la unidad de la izquierda en el gobierno, para consolidar la derrota política sobre la derecha

La República del Ecuador, ubicada en el noroeste de América del Sur, tiene una superficie de 283.560 ki-

lómetros cuadrados y cuenta con 13 millones de habitantes. El proceso histórico y económico social ha di-ferenciado tres regiones: la costa, la sierra y la selva y una estructura de clases, en cuya cúpula está la gran burguesía agro exportadora, asen-tada en la costa, con sede en Gua-yaquil; los terratenientes, el sector financiero, una decadente burguesía burocrática conformada durante la aplicación del modelo económico desarrollista de la dictadura militar en la década de 1960 – 1970, mo-nopolios petroleros, como Texaco y Guf presentes desde el inicio de esta industria en la década de 1960. El petróleo representa el 40 por ciento de las exportaciones.

En los últimos 50 años el Ecuador ha tenido cuatro periodos históricos di-ferenciados. Entre 1963 y 1979, se da el primer periodo, aquí son los grupos de militares los que pugnan por imponer una visión de sociedad

y Estado, oscilando entre el naciona-lismo petrolero y el proamericanis-mo y el entreguismo de este recurso. Ambas corrientes, fortalecen el Es-tado y prácticamente se convierten en una facción de la burguesía ecua-toriana (burguesía burocrática) que acumula desde el Estado.

Entre 1979 y 1992, se da el segun-do periodo, la “transición a la de-mocracia”, y el relevo en las clases dominantes, la burguesía interme-diaria, inicia el ciclo de reformas

neoliberales y se enfrenta con las dos clases rivales: de una parte, la clase trabajadora, organizada gremialmente en el Frente Unitario de Traba-jadores FUT, conformado en 1981 y que luchó contra los

gobiernos “democráticos”, los cua-les lograron derrotarlo y cercenar las conquistas de los obreros; de otra parte, la burguesía burocrática, afec-tada por la visión antiestatista de los gobiernos neoliberales. El neolibe-ralismo trajo como consecuencias: la edificación de una economía más desigual, una sociedad tensionada, la desestructuración institucional, la precarización del trabajo y la debili-dad del Estado Nación para enfren-tar los hegemonismos globales16. Ninguno de los partidos de las cla-ses dominantes encuentra solucio-nes, mientras de otra parte crecen la pobreza y la desigualdad. Cada go-bierno neoliberal se caracterizó por los escándalos y la corrupción.17

�� Juan J. Paz y Miño Cepeda. Ecuador: una democracia inestable. http://www.historia-actual.com/hao/volumes/vo-lume�/issue��/esp/v�i��c8.pdf

�7 Galo Oswaldo Palacios, El gobierno de Rafael Correa y su caracterización, Ediciones de la Revolución Ecuatoria-na. Quito, 2007.

El error estratégico de los indígenas consistió en desconocer las otras fuerzas populares no indígenas del Ecuador, frente

a las cuales no trazó una adecuada política de alianzas.

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Entre 1990 y 2006 se da el tercer periodo marcado por la incapacidad de las clases dominantes de encon-trar soluciones a la crisis económica e institucional y la irrupción política del movimiento indígena, agrupa-do en la Confederación de Nacio-nalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que protagonizó varios levantamientos insurreccionales, principalmente el de junio 1990. Posteriormente, los indígenas crean un partido político Pachakutik, con el que lograron electoralmente el control de algunos gobiernos loca-les y diputados. Durante la década de 1990, los indígenas se constitu-yen en el sujeto político que dina-miza al Ecuador, con una propuesta de democracia plurinacional y lucha contra el latifundio. Es tal su fuerza política y social, que en 1997 con-trolan el 10% del parlamento y son la fuerza principal en la destitución de gobierno de Abdalá Bucaram. Los indígenas negociaron la destitu-ción del presidente, a cambio de que el nuevo gobierno convocara a una Asamblea Nacional Constituyente.

Durante el gobierno del presidente Osvaldo Hurtado se realiza la Asam-blea Constituyente, escenario apro-vechado por la burguesía para reafir-mar el modelo económico neoliberal, la sumisión política del Ecuador a la lógica expansionista de Washington (el mismo año de aprobación de la Nueva Constitución, se firma un tra-tado con Estados Unidos por 10 años para instalar la Base de Manta).

El proyecto indígena de modificar el Estado, quedó reducido a un enun-ciado de corte reivindicativo y cultu-ral. El error estratégico de los indíge-nas consistió en desconocer las otras

fuerzas populares no indígenas del Ecuador, frente a las cuales no trazó una adecuada política de alianzas.18

A pesar de la derrota política sufri-da por los indígenas, con el nuevo levantamiento de 2000 obligarán a renunciar al presidente Jamil Ma-huad, e intentaron, en alianza con varios militares y otros políticos, llevar un gobierno de facto, que es derrotado, y varios de sus voceros encarcelados. Para las elecciones de 2002, se había conformado un frente más amplio de indígenas, coroneles y sectores de la izquierda marxista-leninista agrupada en el Movimien-to Popular Democrático, que lle-varon a gobernar al Coronel Lucio Gutiérrez, en noviembre de 2002. Sin embargo, pronto el gobierno de Gutiérrez giró a la derecha, estable-ció primero un acuerdo con el Parti-do Social Cristiano, luego se ubicó al lado de la política guerrerista de Bush y se convirtió en fiel aliado del gobierno de Uribe Vélez, colo-cando al Ecuador como punto clave para implementar el Plan Colombia, desde la base de Manta. Simultánea-mente, el descontento popular cre-cía en Ecuador, y una fuerza social nueva irrumpió en abril de 2005, las clases medias urbanas, que protago-nizaron la “rebelión de los forajidos” (nombre dado por el presidente a los sectores medios que protestaban en las calles), la cual produjo su des-titución y posterior huída de Lucio Gutiérrez, quien es reemplazado por el vicepresidente Alfredo Palacio.

Es sobre la base social de los “fo-

�8 Pablo Dávalos, “De paja de páramo, sembraremos el mundo”, en César Rodríguez y otros (Editores), La nue-va izquierda en América Latina, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2004, p. 39�,

rajidos”, las clases medias, que va apareciendo durante 2005 y 2006, la figura de Rafael Correa, Ministro de Finanzas de Palacio y parte activa de los “forajidos”, quien oportuna-mente conforma un grupo político, “Alianza País” y se postula como candidato presidencial con el apoyo del Partido Socialista, en la prime-ra vuelta los partidos de izquierda Pachakutik y el MPD, lanzan can-didatos propios, pero en la segunda vuelta apoyan a Correa, para enfren-tar el candidato de la burguesía, el empresario Rafael Novoa.

A partir de enero de 2007 se inicia el cuarto periodo. El triunfo de Ra-fael Correa en noviembre de 2006, y su posesión como presidente a co-mienzos de 2007, fue posible por la conformación de un amplio frente de la izquierda, agrupada en torno a tres cuestiones fundamentales:

- La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para refun-dar la nación, corrigiendo los erro-res de 1997.

- La defensa de la soberanía nacio-nal, sobre los recursos y el territorio, aplicando una política nacionalista en asuntos petroleros, rechazo el TLC y sacando a Ecuador del lu-gar asignado por el Plan Colombia: como base de espionaje de los esta-dounidenses y de las fuerzas arma-das colombianas.

- Mejora en las condiciones de la vida del pueblo.

Aspectos que hasta el momento han tenido grados diferenciados de desa-rrollo, pues enfrentan la oposición de la gran burguesía, de las multinacio-

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nales y del gobierno estadounidense.Los primeros decretos del nuevo go-bierno han sido la convocatoria de una consulta popular para decidir la Asamblea Nacional Constituyente, y la reducción a la mitad de los sala-rios de los altos cargos del EstadoEn abril de 2007, fue la batalla por la consulta popular para aprobar la Asamblea Constituyente, aquí el triunfo fue para el gobierno y la iz-quierda; posteriormente la batalla para la elección de delegados a la ANC, con un nuevo triunfo para el gobierno, quien obtuvo el control casi absoluto de esta instancia, con 80 de los 130 escaños. Por su par-te, la derecha, debilitada se agrupa ahora en los gremios empresariales que buscan sabotear el desarrollo y posibilidades de transformación que se abren con la ANC y ante el anun-cio presidencial de que esta será la puerta de entrada al “Socialismo del Siglo XXI”.

En relación a la política petrolera, el gobierno por ahora no busca ex-propiar o nacionalizar la industria,

sino redefinir las relaciones y los contratos. Por una parte, decidió no renovar los contratos de explotación de la Oxi, lo que significó su salida del país. Por otra parte, en octubre de 2007 se estableció que el país reciba el 99% de los ingresos extras y se en-tregue el 1% a las empresas transna-cionales, contrario al 50 – 50% fijado durante el gobierno de Gutiérrez.

Respecto al mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo, el gobierno ha tomado medidas como el incremento en un 15% de la in-versión social del Estado, la duplica-ción del Bono de Desarrollo Huma-no, destinado a ayudar a las familias con menos recursos económicos y en situación de pobreza; así como un incremento del 100% en el bono de la vivienda para facilitar la cons-trucción, compra y rehabilitación de viviendas de las personas más desfavorecidas. En la frontera con Colombia ha implementado el Plan Ecuador, contrario a los acuerdos de Lucio Gutiérrez para militarizar este espacio, impulsando la inversión so-

cial y el fortalecimiento del tejido social en esta región.

Según James Petras, la principal amenaza al proceso ecuatoriano hoy proviene de tres centros de poder in-terrelacionados: i) el imperialismo estadounidense, centro de la contra-rrevolución mundial basada en su aparato militar, económico y políti-co, y actor de primera fila en colabo-ración con potencias subimperiales como Brasil y Colombia; ii) la oli-garquía ecuatoriana y sus partidos políticos; y iii) las organizaciones no gubernamentales (ONG) locales.19

A manera de cierre

2008 será un año decisivo para los procesos democráticos que abrieron un nuevo periodo en la lucha de cla-ses en América Latina. La izquier-da, al frente de los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, en-frenta poderosos enemigos locales y mundiales. Además de la atención al manejo de la institucionalidad, es fundamental fortalecer el campo popular y las alianzas para garanti-zar la continuidad y proyección de los cambios. Y las fuerzas de la derecha, aupadas por Washington, trataran de recuperar las posiciones perdidas. La derecha de cada país, dependiendo de la correlación de fuerzas, busca estrategias de recom-posición y reorganización para con-frontar el proyecto de la izquierda. Hoy la solidaridad con los procesos de estos países hermanos, es no solo un asunto de política, sino un asunto de ética y dignidad.

�9 James Petras, Prólogo a un libro delPolo Democrático de Ecuador. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5592�

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Hay en el Caribe, tendida al sol y cual verde caimán, una alargada isla. “Cuba” se llama el territorio y “Cubano” el pueblo que ahí vive y lucha.

Su historia, como la de todos los pueblos de América, es una larga trenza de dolor y dignidad.

Pero hay algo que hace que ese sue-lo brille.

Se dice, no sin verdad, que es el pri-mer territorio libre de América.

Durante casi medio siglo, ese pue-blo ha sostenido un desafío desco-munal: el de construirse un destino propio como Nación.

“Socialismo” ha llamado este pue-blo a su camino y motor. Existe, es real, se puede medir en estadísticas, puntos porcentuales, índices de vida, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación, desarro-llo científico y tecnológico. Es decir, se puede ver, oír, oler, gustar, tocar, pensar, sentir.

Su impertinente rebeldía le ha costa-do sufrir el bloqueo económico, las invasiones militares, los sabotajes industriales y climáticos, los inten-tos de asesinato contra sus líderes, las calumnias, las mentiras y la más

gigantesca campaña mediática de desprestigio.

Todos estos ataques han provenido de un centro: el poder norteameri-cano.

La resistencia de este pueblo, el cu-bano, no sólo requiere de conoci-miento y análisis, también de respe-to y apoyo.

Ahora que tanto se habla de defun-ciones, habría que recordar que ya se llevan 40 años de tratar de en-terrar al Che Guevara; que a Fidel Castro lo han declarado muerto ya varias veces; que a la Revolución Cubana le han marcado, inútilmente hasta ahora, decenas de calendarios de extinción; que en las geografías

Algo de geografía y calendario básicos

Fragmento de la intervención del Subcomandante Marcos dedicado a Cuba

en Conferencia colectiva impartida en evento en Chiapas.

A Cuba

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que se trazan en las estrategias actuales del ca-pitalismo salvaje, Cuba no aparece, por más que se empeñen.

Más que como ayuda efectiva, como señal de reconocimiento, respeto y admiración, las co-munidades indígenas zapatistas han enviado un poco de maíz no transgénico y otro más poco de gasolina. Para nosotras, nosotros, ha sido nuestra forma de hacerle saber a ese pueblo que sabemos que las más pesadas de las dificultades que padece, tienen un centro emisor: el gobier-no de los Estados Unidos de América.

Como zapatistas pensamos que debemos ten-der la mirada, el oído y el corazón hacia este pueblo.

No vaya a ser que, como a nosotros, se diga que el movimiento es muy importante y esencial y bla, bla, bla ; y cuando, como ahora, somos agredidos, no hay ni una línea, ni un pronuncia-miento, ni una señal de protesta.

Cuba es algo más que el extendido y verde cai-mán del Caribe.

Es un referente cuya experiencia será vital para los pueblos que luchan, sobre todo en los tiem-pos de oscurantismo que se viven ahora y se alargarán todavía algún tiempo.

En contra de los calendarios y geografías de la destrucción, en Cuba hay un calendario y una geografía de esperanza.

Por esto ahora decimos, sin estridencias, no como consigna, con sentimiento: ¡Que viva Cuba!

Muchas gracias.

Subcomandante Insurgente Marcos. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

Diciembre del 2007.

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Bertolt Brecht

Traducción de Eduardo Gómez

IEn verdad, vivo en tiempos sombríos.La palabra ingenua es insensata. Una frente lisaindica insensibilidad. El que ríe no ha recibido aún la terrible noticia.

¿Qué tiempos son estosen los que una conversación sobre árboles es casi un delito porque incluye un callar sobre tantos crímenes?¿El que va allí tranquilo por la calleno es ya accesible para sus amigosque están en la miseria?

Es cierto: yo gano todavía el sustento.Pero creedme, es solamente una casualidad. Nada de lo que hago me da derecho a saciarme.Fortuitamente me he preservado(cuando cese mi suerte estaré perdido).Se me dice:¡ Come y bebe! ¡Está contento porque tienes!Pero ¿cómo puedo comer y bebercuando arrebato a los hambrientos lo que como y mi vaso de agua falta a un sediento?Y sin embargo, como y bebo.

Me gustaría también ser sabio.Los viejos libros dicen qué es ser sabio:mantenerse fuera de las luchas del mundo y nuestro breve tiempo prodigarlo sin miedo.Pasarse sin violencia,pagar el mal con el bienno realizar sus deseos y olvidarloses tenido por sabio.No puedo hacer todo eso:en verdad, ¡vivo en tiempos sombríos!

IILlegué a las ciudades en los años del desorden cuando reinaba el hambre.Estuve entre los hombres en tiempos de revuelta y me indigné con ellos.

Así pasé el tiempoque me fue concedido sobre la Tierra.Tomé mi alimento entre las batallas.Para dormir yací entre los asesinos.Viví el amor con negligenciay vi la Naturaleza sin paciencia.Así pasé el tiempoque me fue concedido sobre la Tierra.

En mis tiempos, las calles conducían al pantano.El lenguaje denunciaba al carnicero.Yo podía muy poco pero creo que los poderosos se sintieron más seguros sin mí.Así pasé el tiempoque me fue concedido sobre la Tierra.Las fuerzas fueron mínimas.La meta esperaba en la lejanía.Ella fue claramente visible aunque también para mí apenas alcanzable.Así pasé el tiempoque me fue concedido sobre la Tierra.

III

Vosotros, los que emergéis de la mareaen la que nosotros nos hundimospensad(cuando habléis de nuestras debilidades) en los sombríos tiempos a los cuales escapasteis.

Nosotros deambulamos(a menudo cambiando más de país que de zapatos) a través de las guerras de clase desesperados cuando no había sino injusticia y ninguna protesta.Desde entonces sabemos con certeza:también el odio contra la bajezadesfigura los rasgos.También la cólera contra la injusticiaenronquece la voz. Ay, nosotrosque quisimos preparar el campo para la amistad no pudimos ser amistosos.Pero vosotros, cuando hayáis llegado tan lejos que el hombre sea una ayuda para los hombres pensad en nosotros con indulgencia.

A las generaciones futuras

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a revista Cepa inicia en este número una sección literaria de manera sistemática. Dado el carácter predominantemente sociopolítico de la revista,

la inclusión de la literatura como parte esencial es una decisión que es preciso celebrar, ante todo porque así, Cepa se afirma de manera más integral, como auténti-ca vanguardia que comprende el carácter de la literatura como otra forma de conocimiento, equiparable en varios aspectos al proporcionado por la filosofía y la sociología pero con diferencias y ventajas sobre éstas, en la medida en que es un conocimiento más matizado y ambiguo, en el que la sensibilidad cultivada y la experiencia directa, concreta y singular , juegan un papel más decisivo en el proceso creativo.

Bastará leer el poema, “A las generaciones futuras”, para comprender de inmediato porqué lo hemos elegido para iniciar esta sección. Este poema fue escrito por Bertolt Brecht en sus últimos años y representa la culminación y suprema madurez de su creación poética. Es un poema muy diferente a los anteriormente escritos por el drama-turgo porque aquí desaparece cierto carácter polémico y pedagógico-político muy acentuado en su producción anterior, para dar lugar a un tono autocrítico y a una sa-bia relativización y cuestionamiento de la mística revo-lucionaria e incluso de la idealización de su heroísmo.. Aunque los temas son autobiográficos, el poeta los desa-

rrolla en tal forma que las experiencias subjetivas son inmediatamente relacionadas con lo histórico-social y se convierten en muy representativas de las circuns-tancias de la época y la manera como la generación de luchadores a la que perteneció Brecht , las asumieron y padecieron. Fueron situaciones, en las que la polariza-ción excesiva (generada por el fascismo y, en general, por el capitalismo salvaje) obligó a una lucha de vida o muerte que excluyó el goce desprevenido y gratui-to del presente para privilegiar exclusivamente lo his-tóricamente trascendente, y eso es considerado por el poeta como una pérdida irreparable que no perdona a quienes detentan el poder. No otra cosa sugiere el in-terrogante angustiado de estos célebres versos: “¿Qué tiempos son estos / en los que una conversación sobre árboles es casi un delito/ porque incluye un callar so-bre tantos crímenes?”. Hubo que renunciar al encanto de las experiencias cotidianas, gratuitas y espontáneas (bellamente simbolizado en “una conversación sobre árboles”) debido a la respuesta violenta e incluso he-roica, a que las monstruosidades de los que manejaban el poder, obligó a los combatientes por un mundo más humano. Esa lamentación (explícita con variaciones en todo el poema) remite a la relativización del heroísmo que exige la violencia revolucionaria, ya expresada en el drama biográfico, “Galileo”, donde, después que el sabio se ve obligado a abjurar ante la Inquisición para no ser quemado vivo, y vuelve a donde está Andrea (su discípulo más brillante) éste le grita indignado:

“Desgraciado un país que no tiene héroes”, y Galileo le responde:

“Desgraciado el país que necesita de los héroes”, por-que cuando es necesario arriesgar la vida o darla para obtener lo que debiera ser fácil y al alcance de todo el mundo (la libertad de expresión, el pan, el amor, la edu-cación etc.) es porque la situación es trágica y aunque la lucha heroica sea de sobra justificada y muy noble, no se puede mistificar e idealizar porque supone una pérdida irreparable: la de no poder vivir la poesía de la cotidianidad. Eso significa también, que la violencia revolucionaria y el sacrificio del presente por un futuro hipotético, deben ser reducidos al mínimo indispensa-ble, tratando de que, en lo posible, haya una realización humana en la misma lucha.

Notas del traductorBertolt Brecht

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El otro paísTeresa Parodi

Como dicho al pasar lo estoy diciendo, como dicho al pasar mientras se pueda. Tuve culpas, te juro cada vez que pillaste mi actitud clase media. Y también desencanto cuando me criticabas mi discurso de izquierda. Dos países son mucho, te repito, para tanta conciencia. Si fue errado el camino tal vez nunca se sepa. Siempre habrá quien condene y también quien defienda. No lo sé, ya no es cosa nuestra. Sólo insisto en decirte, y te pido lo pongas a favor en la cuenta, no elegimos quedarnos con los brazos cruzados, ni esconder la cabeza. Elegimos jugarnos. Y es la gran diferencia. He visto al otro país Descalzo en el arenal Con ojos de cunumí Preguntándonos por la dignidad He visto al otro país Vestido de soledad Durmiéndose en el anden Sin tener a qué puerta golpear He visto al otro país Pidiendo la libertad De aquellos que encarceló Sin explicación, tanta impunidad Lo he visto jugándose Entero por los demás De blancos pañuelos va Déjenlo pasar, déjenlo pasar

Lo miré soltar su esperanza al viento Como una pandorga de sol en vuelo Lo miré volver del trabajo incierto Con el puño alzado lo sigo viendo Lo miré pelear defendiendo un sueño Lo miré en tus ojos, che compañero Tan intensamente Lo sigo viendo, lo sigo viendo He visto al otro país En nuestros hijos, mi amor En la tremenda ilusión De creérmelo, de creérmelo.

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i la cultura es en sí misma movi-miento ¿Qué es lo que hace que en algunos momentos se hable

en términos específicos de Movi-miento Cultural? Las corrientes crí-ticas y de la creación surgen de con-tingencias singulares, muchas veces acompañadas de grandes transfor-maciones sociales, o de revoluciones técnicas y científicas, y cuando no, entonces preceden y crean el espacio propicio para estas transformaciones. Hoy en Colombia se vuelve a hablar, después de un largo silencio frente al tema, de movimiento cultural, y en realidad hay algunos signos que pue-den dar cuenta de la presencia del fe-nómeno, entre ellos el resurgimiento del movimiento estudiantil impulsa-do por las generaciones más jóvenes de estudiantes. Pero existen también corrientes expresivas que se mani-fiestan a través de diversos medios impresos, audiovisuales y sonoros. Desde luego no me refiero a la ex-pansión del mercado en el ámbito de la cultura, sino a todas las corrientes que surgen desde los distintos esce-narios de la vida colombiana y que tienden a constituir una vertiente de la cultura más allá de los mass media y el mercado, o precisamente como respuesta a la apabullante inciden-cia y control social de esos medios que hacen parte de la estructura del sistema. Las corrientes que surgen son precisamente corrientes antisis-témicas, y el naciente movimiento cultural fluye entre los intersticios de nuestra vida de manera desarticula-da, pero con intereses y necesidades comunes. El sentido de la creación y de la poesía como necesidad de crea-ción de una realidad nueva, es preci-samente otro elemento característico de los movimientos culturales.

Hacia un movimiento de artistas e intelectuales: la cultura como ensayoPor Álvaro Marín

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Las fuerzas de la articulación

El significado de un movimiento cultural en un contexto como el co-lombiano es imprede-cible, pero es también una respuesta al corto alcance - en términos de necesidad de cam-bio- de las vanguardias políticas y del mismo aparato anquilosado de esas “vanguardias”. La necesidad de con-densar una voluntad, de constituir y articular una fuerza en un movimiento de artistas e intelec-tuales, como el que se ha propuesto desde la iniciativa de los poetas en Medellín, es también una iniciativa que deja entrever la intuición de un proceso en curso y conformación.

Pero antes hay que decir que los movimientos culturales están en parte determinados por las propias contingencias, y sobre todo por la necesidad de cambio y transforma-ción de la realidad: cultura siempre es movimiento. Pero el caso singu-lar del movimiento que surge es su levantamiento desde la profunda ceniza del holocausto colombiano. Al filón de la muerte que alimenta el poder, los intelectuales y artistas responden desde una iniciativa vi-talista de la política que consiste en trabajar con sentido generativo, des-de las ruinas del fracaso del Estado Nación en Colombia. Un movimiento cultural, como todo movimiento social, incluso físico, supone una transformación, un cam-bio en la cualidad. Lo cualitativo en

los movimientos culturales no es una suma de cantidades y filias sino todo lo contrario: una transformación de la materia, de la masa crítica. En-tonces la acción cultural supone asi-mismo una energía que actúa en el sentido de esa transformación, es un movimiento, un sismo de la cultura. ¿Qué es lo que hace que una cultu-ra circule en sentido evolutivo? El conflicto y sus componentes son el primer elemento activador, pero el segundo elemento, y sin el cual el primero sólo sería un componente inerte, es la conciencia; la concien-cia es en sí misma búsqueda de sen-tido.

La conciencia agredida

El movimiento del mercado como es-trategia de expansión busca distraer la conciencia a través de estrategias diversas. Una de sus estrategias es la insistencia en la tergiversación de la realidad, no sólo a través del tingla-do mediático -esto no es suficiente para el mercado-, su movimiento compulsivo busca también atiborrar la conciencia de la inteligencia y sus

trabajadores que son los artistas, escritores, perio-distas y pensadores. Sus fuerzas y movimientos reaccionarios actúan a través de los mismos in-telectuales y a través de herramientas que repro-ducen en ellas el estado febril que obnubila y re-funde en un ensueño de bienestar individual el estado de vigilia del mun-do, sus herramientas son formas vivas: bacterias consumistas, virus que desarreglan el sistema

inmunológico propio, palabras que vulneran el lenguaje. Y otras, las más de las veces: la comodidad, el dinero, la corrupción. Y estos componentes actúan como elemento inoculador que localiza el cuerpo expresivo y lo invade: una muestra de ello son las columnas de los escritores que les sirven de estructura intelectual a la prensa oficial. Una prensa confesio-nal que recurre a la coacción a través de sus columnistas y que demanda de manera agresiva la conversión de los díscolos señalándolos con el estigma, históricamente reincidente, del sedicioso, o de estar contagiado del espíritu sublevado, ¿Y qué otra cosa puede hacer aquí la poesía que no sea subvertir la ominosa realidad colombiana? El horror al contagio resguarda a la inteligencia sistémica de perder sus defensas individuales y preserva sus privilegios que nunca van más allá de los pingues benefi-cios personales logrados a través de una escritura inane.

El sentido de un movimiento cultu-ral encuentra su campo de proyec-ción precisamente allí, en la ruptura

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del tabú, en el espa-cio de la comunica-ción, en medio del contrapunteo entre las fuerzas cuanti-tativas del mundo financiero que se expresa primero en codificaciones y termina compo-niendo cifras. Pero las fuerzas de cam-bio son siempre cualitativas, aunque procedan de acu-mulaciones como ocurre en la realidad colombiana: el con-flicto de largo tiem-po ha acumulado la suficiente energía para su propia auto incineración, la car-nicería manifiesta es su cambio de cualidad, su camino regresivo y su des-composición y pu-trefacción última.

Las formas de expresión

No podría afirmar que en otros paí-ses ocurre lo que ocurre en Colom-bia, pero del país se pueden afirmar algunos signos, además de los que ya son un lugar común: el mercado como regulador del lenguaje y la gra-mática social. La sumisión retoma nuevas formas, tanto que la voz y la opinión individuales se ven asordi-nadas por el coro que pide el respeto a la institucionalidad, o el deslinde de la insurgencia, como si se pudiera construir un arco celeste entre una intelectualidad inmaculada y una

fangosa realidad. Como paradoja en Colombia, el poder se sustenta sobre la corrupción, y la institucionalidad que pretenden defender algunos in-telectuales, no es otra que la insti-tucionalidad del crimen empotrado sobre el desmesurado componente de la fuerza física y patibularia que hace parte de la misma descomposi-ción institucional.

Las formas de expresión de buena parte de la intelectualidad colombia-na surgen del ámbito totalitario de la corrupción. El movimiento cultural, de tendencia argumentativa y cues-tionadora en este caso, no puede

verse desde esa ins-titucionalidad sino como amenaza y como “enemigo” in-surgente, y cuando no, está el disfraz de la “independencia” que no es más que colaboracionismo investido solemni-dad y que preten-de ubicarse en un inexistente centro, como el centro en la esfera de Pascal, que está en todas partes y en ninguna.

No es posible la in-dependencia en un medio dependiente, lo que si es posible es la simulación crí-tica fungible como insumo de produc-ción, o en el mejor de los casos de se-mental del aparato reproductivo de la cultura, hasta su in-volución o desapa-

rición en los ciclos de un mercado que se inventan un escritor cada día, y cada día, convierten a otros en desaparecidos de las “fuerzas os-curas”, fuerzas que se presentan al asalto como tales sólo por la venda de la censura crítica. En estos tiem-pos la racionalidad instrumental de la industria cultural ha alcanzado el máximo de poderío que hace ver gri-sáceos el pensamiento y la reflexión, vagando en fantasmagorías, cubier-tos por la bruma del éxito comercial, tanto mayor cuanto es más evidente su miseria en la creación.

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La información debe transformarse en la realidad

de un mundo multipolar

El fenómeno de la globa-lización, como la concen-tración de los medios en manos privadas, ha deve-nido en una nueva forma tendenciosa y dirigida de la información mundial. Al igual que se hacen campañas para vender un producto en el mercado, con el uso del marke-ting, en las campañas de publicidad, se hace con la información, armado en cada cam-paña de desinformación, un objetivo mediático, que será multiplicado a nivel regional o mundial

Cuando hablamos de la información objetiva, surge la pregunta como definimos ese concepto, allí entra la parte subjetiva, que condiciona el tratamiento de la noticia o el co-municado que vamos a difundir. La tendencias mundiales y regionales, están condicionadas por intereses privados, en la defensa de un mo-delo capitalista, lo que pasa a ser la base de su línea editorial, sobre es-tos conceptos, trabajan las agencias de prensa y los medios impresos.

Un ejemplo del manejo de la infor-mación global, fue la campaña del presidente Bush, en su guerra contra Irak, se manejaron 2 conceptos, la existencia de armas químicas y la re-

lación con Al Qaeda, bajo estos dos parámetros, EEUU violó la sobera-nía de esta nación, como violento a la ONU, al realizar una guerra, en contra de la Comunidad Internacio-nal. Ninguna de esta informaciones fueron reales, las armas bacterioló-gicas nunca existieron, además estas se usaron en la Guerra contra Irán, pero fueron suministradas por EEUU (esto fue comprobado), la relación con el grupo islamista al Qaeda, nun-ca existió, esto quedo nuevamente demostrado, por recientes documen-to descalificados en EEUU.

Pero no solo la campaña contra Irak se demuestra esta tendencia, en Sudamérica se configura una nueva campaña internacional

Nuevamente esta tendencia global de la información, se esta utilizando contra varios países de Latinoamé-rica, a los cuales se califica de “po-

pulistas”, la matriz de un hecho real, la invasión de Colombia a territorio ecuatoriano, bajo la égi-da de la autodefensa, al masacran impunemente a miembros de la FARC, como a estudiantes mexicanos. Configuro una nueva campaña de mentiras, el instrumento formal son las compu-tadoras, incautadas al dirigente asesinado Raúl Reyes, donde el gobier-no del presidente Uribe, monto un show mediáti-

co, de la mano con la intenciones de la administración Bush, para calificar al presidente Chávez de Venezuela y Correa de Ecuador, de colaboradores y financistas de la FARC.

La hipótesis de la veracidad de estas informaciones, son cuestionables objetivamente, primero las explo-siones en el campamento, donde fueron encontradas, no afecto su funcionamiento, mientras el lugar mostraba una destrucción total. Segundo la casualidad, que estas contenían informaciones históricas, mostrando vínculos con el mandata-rio venezolano, hace varias décadas, el otro hecho que llama la atención, es la facilidad con que accedieron a sus archivos, para en pocas horas mostrar públicamente los nexos, de la FARC con Chávez y Correa.

Por otra parte una organización clan-destina, no usa medios de seguridad

La concentración en manos privadas de los mediosDiego Olivera

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en sus informaciones, cuando exis-ten programas de “encriptamiento”, que para acceder a estos archivos, pueden pasar hasta años. De no te-ner las FARC, estos medios tecno-lógicos, como puede haber sobrevi-vido a 50 años de guerra civil, mas cuando la bases y asesores militares de EEUU, poseen la mas altas armas sofisticadas, de espionaje y acción rápida.

Pero estas mentiras se vuelven rea-lidad, cuando se multiplican en las cadenas privadas de prensa interna-cional

Al mejor estilo nazi, cuando se afirmaba que una mentira repetida se vuelve una verdad incuestiona-ble, EEUU y sectores de la derecha mundiales, apañan sus intereses po-líticos u económicos, para orques-tar una información manipulada, creando en el usuario un conciente subjetivo, a favor de los intereses

trasnacionales. Hemos visto repetidamente usar estos me-dios privados, como punta de lanza a las agresiones milita-res, como desestabilizadoras, para darle cobertura legal, a la impunidad de la invasión en Afganistán e Irak, como en el pasado lo hicieron en Viet Nam.

La idea de la información, se concibe en la dirección de los medios privados, se es-tructura en una campaña pre-concebida, a cada periodista se le exige u obliga, aceptar el sentido de la noticia, no existe la creatividad o el he-cho objetivo, solo existe la verdad unilateral del nuevo

sistema mundial, globalizado en las administraciones estadounidenses. No puede existir una realidad ob-jetiva, que se aparte de la visiones monopolistas, el concepto de una sociedad humana, para estos inte-reses privados, son maquinas de consumo, receptores de la bondades de un sistema que lleva al mundo, a su autodestrucción, a consumirse las reservas de hidrocarburos, a en-venenar el aire, creando los efectos invernadero.

La otra mentira utilizada por EEUU y sus aliados son los derechos hu-manos y la libertad de expresión.

Los medios de prensa realizan inten-sas campañas sobre las libertades, multiplican los discursos de Bush, como de sus principales voceros, al afirmar que en varios países de América Latina, se violan los dere-chos humanos y se niega la libertad de expresión, nuevamente uno se

pregunta, cual es la visión de dere-chos y libertades que defienden los países industrializados.

El principio a la autodefensa esgri-mido por el gobierno de EEUU, en las relaciones internacionales, no viola todos los acuerdos de la ONU, OEA, cual es el concepto que se ma-neja, sobre la defensa de la soberanía de cada nación. No existen derechos en lo ciudadanos, que fueron asesi-nados en la invasiones de Afganistán e Irak, como tampoco en los cientos de panameños, que murieron, en el ataque a Panamá, para secuestrar a Noriega. La cárceles clandestinas de la CIA en el mundo, como la centena de detenidos y torturados en la base de Guantánamo, no son un ejemplo tangible de la violación a los dere-chos humanos.

Los hechos objetivos han demostra-do, que quienes manejan la desin-formación o las constantes noticias manipuladas, violan los principios del periodismo, se apartan de la ética profesional, para transformarse en mercenarios de la información, para escribir pautas alejadas de la verdad, solo el fin justifica su verdad. Las nuevas tecnologías, no son para el desarrollo o el bienestar de los seres humanos, son para repetir a gran es-cala, los beneficios de una sociedad consumista, donde se depredan lo recursos del mundo, beneficiando al solo el 20 por ciento de los intereses privados, condenado al 80 por cien-to a suertes diversas, repartiendo las migajas, que quedan de la explota-ción mundial de este sistema.

15 De abril de 2008E-mail: [email protected]

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Simón Bolívar vivió y asimiló el co-mienzo de la modernidad: la expan-sión imperial, política y fi losófi ca de la Corona Británica, el inicio de la Revolución Industrial, la crítica radical a la escolástica, la consoli-dación de la noción de liberalismo tanto en la metrópoli española como en sus colonias, la transmisión de las ideas por medio de la imprenta y la correspondencia, la confi anza ilimitada en la ciencia y la razón y el desencanto de las grandes imagine-rías de organización social formadas desde la Revolución Francesa.

Bolívar, por tanto, pudo ser opti-mista y escéptico al mismo tiempo y es allí donde reside su grandeza de fi lósofo visionario y de hombre práctico de la política al ejercitar el ofi cio de “Príncipe”, tal como lo soñó Maquiavelo: el símbolo de la voluntad colectiva o de una subjeti-vidad revolucionaria, para conducir un pueblo de un extenso territorio colonial hacia la fundación de un nuevo Estado. Todo ello en el marco histórico de una condición humana

ávida de conocimiento, de goce, de poder, que siempre caminaba en el fi lo de la vida y de la muerte, en donde los mayores actos de bondad o de infamia -desde nuestros limita-dos puntos de vista- eran el pan de cada día.

La obra completa que aquí se presen-ta va dirigida a los nuevos lectores de Bolívar, abrumados de símbolos vacíos inventados por elites carentes de imaginación y de grandeza.

La edición defi nitiva de la obra completa de Simón Bolívar

Para los nuevos lectores de Bolívar

Para conmemorar los doscientos años de los gritos de independencia y la

emancipación de América Latina, se publica en diez tomos de seiscientas

páginas pasta dura y cosidos con hilo, las cartas, decretos, proclamas,

discursos y artículos de prensa de Simón Bolívar.

[email protected] http://www.cronicon.net/fica.htm

Gerardo Rivas Moreno

A t r A v e S A d o

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Simón Bolívar nace en 1783 cuan-do se firma el Tratado de París o Tratado de Versalles entre Gran Bretaña y Estados Unidos que pone fin a la guerra de independencia de las trece colonias británicas.

En América Latina los criollos ilus-trados veían cómo el Estado Español perdía credibilidad por su debilidad en la guerra contra Francia y por el despotismo de Carlos IV y de Fer-nando VII. La lucha por la libertad era un estandarte de los pueblos de América Latina. Haití en 1804 es la primera colonia europea que recla-ma un gobierno libre, independiente de Francia. Quito y Chuquisaca en 1809, Caracas, Buenos Aires, Bo-gotá y México en 1810, al unísono declaran independencia y el rompi-miento con la corona española.

Bolívar, de veintisiete años, vive estos acontecimientos con la ma-durez de una existencia compleja que combina riqueza inmensa y for-mación privilegiada con orfandad, viudez y desesperanza. Provisto de unos sueños que sabe ya ineludibles inicia entonces su camino de gloria.

La actualidad del pensamiento bolivariano

“Para nosotros la patria es Améri-ca; nuestros enemigos los españo-les; nuestra enseña la independen-cia y la libertad”, decía Bolívar en 1814. Hoy más que nunca, cuando la América que soñó el Libertador, la Latinoamérica de hoy, busca su autonomía, la presentación de un Bolívar que nos revele al hombre, al político, se convierte en la necesidad

más importante en la recupera-ción de nues-tra historia. El Simón Bolívar que aparece en la presente edición es un Bolívar que habla, que rea-liza, que mues-tra en acciones su dimensión humana, el de-sarrollo de su concepción política y el momento histórico en que vivió.

Simón Bolivar conjugó las distintas y complejas actividades del pensa-miento de la época, fue el primer globalizador de la historia de Amé-rica. Actos y expresiones de la po-lítica local resultaban de los acon-tecimientos de Europa y Bolívar comprendía plenamente la relación política entre el territorio que lucha-ba por su emancipación y los acon-tecimientos, las guerras, los cam-bios de gobierno y las revoluciones europeas.

Excelente estratega militar, experto en derecho de gentes y relaciones internacionales; así lo demuestra la correspondencia con el Agente de los Estados Unidos Juan Bautista Irvine, el tratado de regularización de la guerra, los acuerdos con San Martín en Guayaquil, etc. Impulsa-dor del periodismo, obtuvo su pri-mera imprenta en 1811 en Londres y la obsequió al Gobierno Revolucio-nario de Caracas. Llevaba una por-tátil en las campañas para difundir Decretos, proclamas y ordenes de vital importancia en el curso de la

guerra; fundó gacetas y periódicos. En 1818, en Angostura, el “Correo del Orinoco” que se convertirá en el instrumento más eficaz de las re-laciones internacionales, arma letal contra la monarquía, tan eficiente como el mismo ejército patriota en la tarea de crear un mundo nuevo.

Fundador de lo Contencioso Admi-nistrativo en América al conformar el Consejo de Estado en Angostura, el primer tribunal administrativo que juzgaría las actuaciones de los Gobernantes.

Organizador de la República de Venezuela y de la Gran Colombia. Convoca un equipo de trabajo com-puesto por venezolanos, neograna-dinos, ingleses, irlandeses, france-ses, antillanos y de otras latitudes. Los dirigentes Juan Germán Rossio, Antonio Muñoz Tebar, Francisco Antonio Zea, José María Salazar, Diego Bautista Urbaneja, Fernando Peñalver, Carlos Soublette, Manuel Palacio Fajardo, Rafael Reven-ga entre otros, lo acompañan en la aventura intelectual de creación de la República.

A t r A v e S A d o

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El Centro Estratégico de Pensamien-to Alternativo –CEPA- de acuerdo con lo que se percibe hoy en el con-texto colombiano, en el sentido del alto compromiso del régimen en la situación de descomposición social, económica y política (parapolítica, corrupción, represión) considera que está al orden del plantear la re-construcción de la nación colombia-na, desde raíces históricas, sociales, políticas, económicas, culturales, ét-nicas y ambientales.

En este marco, la Revista CEPA - de pensamiento crítico- propone ele-var la cultura política y capacidad de comprensión de la realidad, en la perspectiva de convocar y coadyu-var a la movilización y organización social, tendiente pensar y crear una alternativa de construir país que se manifieste en otras formas posibles de desarrollar realidades y proyec-tos de vida acorde con una sociedad fundada bajo los valores de solida-ridad, equidad, libertad, fraternidad y convivencia entre los pueblos, y el respeto de las especificidades cultu-rales.

Así, el Centro Estratégico de Pen-samiento Alternativo y unas de sus expresiones, LA REVISTA CEPA procura generar y desarrollar la comprensión y trasformación de aquellas realidades neurálgicas que históricamente han configurado las crisis por las que ha venido atrave-sando el país, con el fin de construir y proyectar otra sociedad mejor , otro mejor país posibles.

En este sentido, se trabajará el ar-gumento político desde el recono-cimiento y trabajo de las aspira-ciones, derechos, valores y luchas provenientes de nuestros grupos originarios. Con el fin de configu-rar propuestas concretas y que sean posibles de instaurar en la sociedad acorde con las metas colectivas, que conforman el reto hoy: retomar aquellas banderas de transforma-ción nacional hacia la búsqueda de una Democracia Radical.

La invitación pues a participar ac-tivamente en este critico proyecto, desde lo local, regional, de sectores sociales, de jóvenes, de la mujer, afro, campesino e indígena, acadé-mico e intelectual, tanto en la pro-ducción editorial, como en la con-formación de CEPAS de Estudio y Acción.

Para mayor información, visitar www.revistacepa.com o escribir al E-Mail: [email protected]

PAUTAR EN LA REVISTA

Por su trayectoria y acceso en diferentes puntos del país, la Revista CEPA, por excelencia, es un vínculo de gran impac-to para los anunciantes por su efectividad en puntos claves de convocatoria y la clara identifi-cación del contenido con su au-diencia.

Además, cuenta con ventajas frente a otros medios:• Contamos con una audiencia

integrada por personas con perspectivas integrales, y di-versidad en niveles cultura-les y académicos.

• Estamos fuertemente articu-lados con diversas redes de compañeros y amigos, en el que la información circula eficazmente dentro de la po-blación objetivo a donde se desea transmitir el mensaje.

• La Revista CEPA ha creado lazos con muchos tipos de lectores, en el que se ha im-pulsado la solidaridad y ha desarrolla sentido crítico ha-cia el contexto político.

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Suscripciones y Apoyo en el ex-terior Normal.: Us – Euros 25Apoyo: Us – Euros 50

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Suscripción por un año (4 Ediciones)Suscripción Básica: $40.000 Bogotá. $50.000 Fuera de Bogotá.Suscripción de Apoyo: $100.000 Donaciones:$ 200.000 en adelante. Fraternalmente, Equipo CEPA

...LO

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Los Derechos de los Pueblos, los Dere-chos humanos son una lucha de soledades

que se encuentran José Eduardo Umaña Mendoza. Conferen-

cia Universidad Javeriana Nov. 1.991

Y un sábado como aquellos dejados del descanso, como aquellos perdidos a los afectos, después de una entrevista en tele-visión, a su residencia y lugar de trabajo, al espacio interrumpido una y otra vez por las causas, llegaron los criminales.

El estaba allí como siempre con su pen-samiento imbuido en los procesos. En su corazón latiendo por los desaparecidos del Palacio de Justicia, por los trabajadores de ECOPETROL, por los trabajadores de las Telecomunicaciones. Allí con la memoria de las víctimas de la UP de la masacre de Fu-sagasugá, con los detenidos injustamente de los partidos de oposición. El rincón de la sensibilidad puesta en la construcción del hombre y la mujer nuevo, en el lugar de sus deseos, de las desazones, del llanto, de la carcajada, de las voces, de los cigarrillos y del café. Allí el mismo lugar de las utopías y del afecto eterno, el que permanece a pesar del tiempo, del vacío.

Los derechos de los pueblos por el procla-mados, más allá de las formas y los proce-dimientos, de las verdades procesales, en las que actuaba como un maestro, con la sabiduría de reconocer el ardid del sistema penal fueron fuente de su inspiración, de su razón de ser compartida y socializada. Eduardo en este vacío del tiempo es profeta de lo simple, de lo que no se percibe por las sirenas que envuelven las modas del pensa-miento y de la sensibilidad. Siempre ubicó la

interacción entre el hambre, la explotación, la injerencia internacional, el capital mundial y nacional y la negación del derecho a la libre expresión, a la libertad de asociación, y la explicación profunda de porque existe la tortura, la desaparición forzada, el asesi-nato político, la criminalización de las expre-siones populares, o Terrorismo de Estado.

Por esas razones, por esa sensibilidad solidaria, por ese tiempo dejado del afecto en la intimidad, por esos sueños, por esas canciones, por esos poemas, por eso escri-tos, por esos regaños, por esos principios Eduardo fue asesinado en Bogotá el 18 de abril de 1998.

Días antes en ese mismo lugar que fue asesinado recibió una amenaza de muerte. Y nos expresó: “si vienen por mi, yo no me

voy a dejar llevar... voy a estar aquí, voy a resistir, no me voy a doblegar”. Ante la nue-va posibilidad de la muerte violenta dijo con un cigarrillo y la taza de café al lado: “Si yo vivo de aquí a Mayo, este año no me muero” (…) “Si me van a matar, antes de que eso pase quiero estar con quiénes he amado unos días”. Y luego vinieron los abrazos y el llanto, pero estaba ahí vivo … en el mis-mo lugar en que días después los sicarios lo asesinaron.

Dos hombres y una mujer haciéndose pasar por periodistas entraron en su oficina tras encerrar a su secretaria en un cuarto. Ante la negativa de irse con sus victimarios, ellos le dispararon. Todo el mundo sabe, más allá de la verdad procesal, quiénes son los res-ponsables en las Fuerzas Militares, y como casi siempre, se terminó llamando a juicio a 5

JOSE EDUARDO UMAÑA MENDOZA22 de noviembre de 1946 - 18 de abril de 1998

Abogado. Amigo, constructor de Derechos de los Pueblos

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acusados, basándose en cargos sumamente frágiles y a pesar del hecho que uno de ellos vivía en España en el momento de los he-chos y luego absueltos. La maniobra realiza-da para desviar la atención ha sido efectiva.

Este crimen de Estado sigue en la impuni-dad pero el sentido de la vida, la presencia de Eduardo hoy sigue animando las aspira-

ciones, en medio de las soledades, de los excluidos, de los pueblos. Por que en una Universidad Privada, hablando a borbotones, con claridad, con lucidez algunas y algunos estudiantes expresaron que por hablar así lo matarían y no sabían que hacer… y él, entre la rigidez y la ternura les expresó, algo así, esa sensibilidad es muy importante, ahora hay que encontrarse con la gente que muere

Impulso del instinto,Guardián de mis anhelos,¡Señor y Redentor!

Esto se llama: Allá, allí, acá, aquí

Colombia urge de voces, gritos, alaridos, no Máses;... pero, sólo merece silencio.

A continuación: nada de lo que se necesi-ta, nada de lo que se merece. Sólo, y por una vez, un acto de justicia: hablar con el corazón en la garganta, con las entrañas cocidas, con los gustos disgustados...

Primero. Amigas y amigos: Francois, Ja-vier, Danilo, Rafael, cientos de cientos sen-tados, parados, observantes, fervorosos y fervientes.

Mamá, hermana, Abuelo, Abuela, tíos, tías, primos, primas,...

Familia con mi apellido o con otro, rostros que me vieron y que vi crecer en medio del exterminio, mil resplandecientes luces que intermitentes iluminan la memoria en sus miradas,

Saludo a los pocos muchos sobrevivientes del anfi-teatro de la vida a lo nacional, a los gigantes anónimos de sol en los corazones que en sus salas o en un café de ocasión, me recibieron con una sonrisa en este cami-no que fue, como es la vida, entre el espan-to y la ternura.

En el terremoto, en las críticas, en la amenazas,... allá donde también surgen los motivos, allá, con Sabina, estos labios saben a despedida, a vinagre en las heri-das, a pañuelo de estación.

Allí donde la impunidad sopla 10 velas de festejos: estos cómplices, ustedes, me ayudan a pulverizar sus sonrisas, sus fiesticas de guardar, sus garajes donde aparcan la decepción.

Acá, en la deriva social, en el sin rumbo donde la muerte no tiene singular, don-de lo agudo es tan grave y el relámpa-go echa a correr por el estruendo de la metralleta; donde asesinan y asesinan, y el horizonte es azul obscuro y se tiñe de sangres muy rojas...; acá donde la digni-dad no es un derecho sino una lucha...; acá donde no hemos vivido y ya estamos cansados...; acá donde hay más cruces que bolardos, más bolardos que defenso-res de derechos humanos y más defen-sores de derechos humanos que dere-chos humanos...; acá donde víctimas son desamparo y victimarios son doctores...; acá donde hay tantos últimos socorros y tan pocos primeros auxilios...; acá donde los indígenas andan en resguardos, los negros en zonas humanitarias, y los cam-pesinos palideciendo en las invasiones...; acá donde la desesperanza mata a vivos y muertos...; acá donde los horrores más ruidosos son silentes...

A 10 años de impunidad

de hambre, con los de abajo y mirar desde ahí para transformar y luego se encontrarán con la soledad, con otra soledades; porque los derechos de los pueblos, los derechos humanos son una lucha de soledades que se encuentran.

“Más vale morir por algo que vivir por nada”.

A modo de proemio:

Poema al hijo por nacer

De Eduardo Umaña Luna a José Eduardo

En el río de sangre que corre por mis venas,En la tierra,En la brisa,En el poema...

Siento crecer tus huesos;De tu voz oigo el eco.Arcoiris de ensueños:Cómo llenas de paz el corazón...

Insurgir de la aurora,En descorrer de brumas...Y te hablo en el tiempoY te narro mis cuitas...En la hora de duendesVelo tu respirar.Ruta nueva a mi esfuerzo...

Ni el nido para el ave, Ni la luz al color,Alcanzan en su entregaTan varia intensidad como tú, a mi espera.

Llega pronto a mi vidaInvádela orgullosoQue en las reconditeces de mi árido camino,Mis despiertos sentidos,Mis ansias escondidas,Te proclaman Rendidas, compañero de albas,

d e p u r A C e p A

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