Ceramica Valenciana Cap06

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L a Cerámica Valenciana - 6. Cerámica en la Antigüedad tardía y en el Alto Medioevo H 33 Ent re los años 26 0 y 280 una ser ie de convuls iones sociales y políticas socavaron la Pax romana. En el segundo tercio del siglo III, el periodo de la anarquía militar minó la autoridad imperial con continuas luchas entre las legiones asentadas en el limes germánico. Los generales utilizaban a las tropas en luchas fratricidas para conseguir su nombramiento como emperadores de Roma, pasando a un segundo plano su principal función de control fronterizo, lo que ocasionó la penetración de diversos pueblos germánicos. A su vez, la debilidad del sis tema político debió g enera liz ar las luchas no sólo entre los i nvasores y los romanos, sino también en el seno de la pr opia soc iedad -crisis de l os bag aud as-, constr eñida por un sistema jerárquico que mantenía el esclavismo y la servidumbre junto a excesivos privilegios de unos pocos. Por ello, en el último tercio del siglo III, se registraron verda der as destru cci ones de numerosas ci uda des y v ill as rústicas - haciendas rurales-. Junto a todo ello estalló una grave crisis económica. Diocleciano (284-305 d. C.), liberto ilirio y jefe de la guardia de Numeriano, fue elegido emperador. Consiguió instaurar de nuevo la paz con un sistema políti- co -el dominatus-, y reorganizando las provincias del Imperio, el ejército y la administració n. P ar adójicamente, la lucha de los campesinos había terminado con la peque- ña propiedad rural, favoreciendo la concentración de la tierr a y aumentando la població n r ur al som etida a un régi - men semiesclavista y servil. Los propietarios, romanos o nuevo s g ermanos asentados , fo rmaba n p ar te de la n oble - za burocrático-militar que estaba en la base del sistema instaurado por Diocleciano. El siglo IV disfrutó de cierta estabilidad, aunque con inevitables luchas por el poder, coincidiendo con los reinados de Constantino (306-337) y de Teodosio (379- 395) . É ste último dividió e l imperio entr e sus hijos A r cadio (emperador de Oriente) y Honorio (emperador de Occidente). Posteriormente la penetración de los godos terminó en la formación del reino vándalo en el norte de Á frica. E l ár ea valenc iana per manec ió en una situación de pugna entre los visigodos y el emperador romano de Oriente, ya que en el año 410 Alarico había tomado Roma y sometido el imperio romano de Occidente. En este siglo se produjo el martirio de San Vicente bajo Daciano (303- 305), iniciándose su culto en Valencia hacia el 313 al cons- tr uirse una pequeña ig les ia o martir ium en el l ug ar donde se supone fue sepultado. Pertenecientes a este momento y relacionados con este hecho, según la tradición oral, se han hallado en Valencia el sarcófago llamado de San V icente, conser vado en el Museo de San P ío V, y la n ecró- polis de San Vicente de La Roqueta. Otras necrópolis se ex tendían por la Bo atella, el Porta l de Russaf a, hallándo- se además una tu mba pat ricia extramur os co noci da com o el Mausoleo de Orriols. A pesar d e las convulsiones, el cen- tr o de la ciudad sig uió ocupad o en edifici os púb lico s como la Cur ia (sede del senado municipal), el Macel lum (merca- do) y el ninfeo (fuente monumental), junto con construc- ciones domésticas que ocupaban aproximadamente desde la Alm oina h asta la calle del Mar. En el siglo V los vándalos atacan las Baleares, aunque parece que no afectaron las tierras valencianas en su camino a establecer el reino norteafricano. De este periodo se conserva en Valencia la necrópolis de la Almoina, asociada a un edifi cio de c ulto cristiano. Se han encontrado además evidencias de la construcción de basílicas paleocristianas por el hallazgo de altares en la Alcudia de Elche, en El Monastil de Elda, y de importa- ciones de calidad relacionadas con el culto, como un plato de vidr io e g ipcio procedente de Santa P ola. Des de qu e el g enera l Bel isario ata car a en el 53 6 la costa levantina, toda el área quedó bajo la influencia de Bizancio antes perteneciera ya al mismo. Datan de este momento vestigios como un mosaico sepulcral de Dianium, la basílica d e la Al moina con su ceme nter io, la basílica d e Ilici o el yaci mie nto de F ontcalent, donde apa- r eci ó un fr agmento de vasija r ealiz ada a mano con la ins- cripción "(Gra)to varón honrado, permaneces junto a Cristo" (fig. 56). El III concilio de Toledo (589), refiere que Valencia tenía dos obispos, el arriano visigodo Wiligisclo junto al católico Celsio. Parece que existían además las sedes episc opales de Saetabis, Ilici y Elo, así  como Di anium. E n Liria, sobre las ru inas del templo ora- cular preexistente de Mura, se construyó un edificio de culto local, posible mente r elaci onado con un monasterio y rodeado por un cementerio que estuvo en uso hasta el sig lo VII. Además, el impor ta nt e yacimiento ar qu eológ i- co de València la Vella, un castrum construido para sal- vaguardar la frontera entre visigodos y bizantinos, per- tenece al último cuarto del siglo VI. En el siglo VII se produjo la ocupación visigoda efectiva en toda la costa valenciana bajo Suintila (621- 631 ), qu ien acuñó también moneda ju nto a sus sucesores Egica y Witiza. Otros reyes, como Gundemaro y Sis ebuto, acuñar on moneda en Sagunto. A es te momento per tenecen yacimie ntos a r queológ ico s import antes como la villa rustic a d el Pla de Nadal (Ribar roja), habiéndos e hallado en Valencia un cancel de altar y un capitel visi- godo, restos de edificios religiosos del complejo episcopal de la Almoina. Entre el 714 y el 715 los musulmanes se anexiona- ron las tierras valencianas, pertenecientes a la provincia Cartaginense Espartaria. Los visigodos de esta área 6. CERÁMICA EN LA ANTIGÜEDAD TARDÍA Y EN EL ALTO MEDIOEVO. (284 - 712 D.C.). (Fig. 56 ) Fragm entos cerámicos con inscripción  de Font Calent (Alacant). MARQ (Alicante). Según Aranegui, 1987  

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La Cerámica Valenciana - 6. Cerámica en la Antigüedad tardía y en el Alto Medioevo H33

Entre los años 260 y 280 una ser ie de convulsionessociales y políticas socavaron la Pax romana. En elsegundo tercio del siglo III, el periodo de la anarquíamilitar minó la autoridad imperial con continuas luchasentre las legiones asentadas en el limes germánico. Losgenerales utilizaban a las tropas en luchas fratricidaspara conseguir su nombramiento como emperadores deRoma, pasando a un segundo plano su principal funciónde control fronterizo, lo que ocasionó la penetración dediversos pueblos germánicos. A su vez, la debilidad delsistema político debió genera lizar las luchas no sólo entr elos invasores y los romanos, sino también en el seno de lapr opia sociedad -crisis de los bagaudas-, constreñida porun sistema jerárquico que mantenía el esclavismo y laservidumbre junto a excesivos privilegios de unos pocos.Por ello, en el último tercio del siglo III, se registraron

verdaderas destru cciones de numerosas ciudades y villasrústicas - haciendas rurales-. Junto a todo ello estallóuna grave crisis económica.

Diocleciano (284-305 d. C.), liberto ilirio y jefe dela guardia de Numeriano, fue elegido emperador.Consiguió instaurar de nuevo la paz con un sistema políti-co -el dominatus-, y reorganizando las provincias delImperio, el ejército y la administración. Paradójicamente,la lucha de los campesinos había terminado con la peque-ña propiedad rural, favoreciendo la concentración de latierra y aumentando la población r ural sometida a un régi-men semiesclavista y servil. Los propietarios, romanos o

nuevos germanos asentados, formaban par te de la noble-za burocrático-militar que estaba en la base del sistemainstaurado por Diocleciano.

El siglo IV disfrutó de cierta estabilidad, aunquecon inevitables luchas por el poder, coincidiendo con losreinados de Constantino (306-337) y de Teodosio (379-395). É ste último dividió el imperio entr e sus hijos Arcadio(emperador de Oriente) y Honorio (emperador deOccidente). Posteriormente la penetración de los godosterminó en la formación del reino vándalo en el norte deÁfrica. E l área valenciana per maneció en una situación depugna entre los visigodos y el emperador romano deOriente, ya que en el año 410 Alarico había tomado Roma

y sometido el imperio romano de Occidente. En este siglose produjo el martirio de San Vicente bajo Daciano (303-305), iniciándose su culto en Valencia hacia el 313 al cons-truirse una pequeña iglesia o martir ium en el lugar dondese supone fue sepultado. Pertenecientes a este momento yrelacionados con este hecho, según la tradición oral, sehan hallado en Valencia el sarcófago llamado de SanVicente, conservado en el Museo de San Pío V, y la necró-polis de San Vicente de La Roqueta. Otras necrópolis seextendían por la Boatella, el Porta l de Russafa, hallándo-se además una tumba pat ricia extramur os conocida comoel Mausoleo de Orr iols. A pesar de las convulsiones, el cen-

tr o de la ciudad siguió ocupado en edificios públicos comola Cur ia (sede del senado municipal), el Macellum (merca-do) y el ninfeo (fuente monumental), junto con construc-ciones domésticas que ocupaban aproximadamente desdela Almoina hasta la calle del Mar.

En el siglo V los vándalos atacan las Baleares,aunque parece que no afectaron las tierras valencianasen su camino a establecer el reino norteafricano. De esteperiodo se conserva en Valencia la necrópolis de laAlmoina, asociada a un edificio de culto cristiano. Se hanencontrado además evidencias de la construcción debasílicas paleocristianas por el hallazgo de altares en laAlcudia de Elche, en El Monastil de Elda, y de importa-ciones de calidad relacionadas con el culto, como unplato de vidr io egipcio procedente de Santa Pola.

Desde que el genera l Belisario ata cara en el 536 lacosta levantina, toda el área quedó bajo la influencia deBizancio antes perteneciera ya al mismo. Datan de estemomento vestigios como un mosaico sepulcral deDianium, la basílica de la Almoina con su cementer io, labasílica de Ilici o el yacimiento de F ontcalent, donde ap a-

reció un fr agmento de vasija r ealizada a mano con la ins-cripción "(Gra)to varón honrado, permaneces junto aCristo" (fig. 56). El III concilio de Toledo (589), refiereque Valencia tenía dos obispos, el arriano visigodoWiligisclo junto al católico Celsio. Parece que existían

además las sedes episcopales de Saetabis, Ilici y Elo, así como Dianium. E n Liria, sobre las ru inas del templo ora-cular preexistente de Mura, se construyó un edificio deculto local, posiblemente relacionado con un monasterioy rodeado por un cementerio que estuvo en uso hasta el

siglo VII. Además, el importante yacimiento arqueológi-co de València la Vella, un castrum construido para sal-vaguardar la frontera entre visigodos y bizantinos, per-tenece al último cuarto del siglo VI.

En el siglo VII se produjo la ocupación visigodaefectiva en toda la costa valenciana bajo Suintila (621-631), qu ien acuñó también moneda ju nto a sus sucesoresEgica y Witiza. Otros reyes, como Gundemaro ySisebuto, acuñar on moneda en Sagunto. A este momentoper tenecen yacimientos a rqueológicos import antes comola villa r ustica d el Pla de Nadal (Ribar roja), habiéndosehallado en Valencia un cancel de altar y un capitel visi-

godo, restos de edificios religiosos del complejo episcopalde la Almoina.Entre el 714 y el 715 los musulmanes se anexiona-

ron las tierras valencianas, pertenecientes a la provinciaCartaginense Espartaria. Los visigodos de esta área

6. CERÁMICA EN LA ANTIGÜEDAD TARDÍA Y EN EL ALTO MEDIOEVO.(284 - 712 D.C.).

(Fig. 56 ) Fragm entos cerámicos con inscr ipción 

de Font Calent (Alacant) . MARQ (Alicante) .

Según Aranegui , 1987  

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habían sido aliados de Musa, pero ante su expansión elduque de Orihuela Teodomiro intentó resistir a la ocu-pación y firmó un pacto de sometimiento, en el año 713,del territorio de su jurisdicción comprendido entreLorca, Villena, Alicante y su franja costera. Como testi-monio de la pervivencia de la población mozár abe en lastierr as valencianas quedan n umerosos topónimos der iva-dos del término árabe Kanisa (kanisiya), que significaiglesia cristiana, como vemos en Alzira (partida del'Alquenènsia), en Alicante (barranc de Canassia), enOrxa (Canessia), en Murla (Alcanissia), en Torís(Carènsia) y en Novelda (partida de la Romana:Canissis).

T é c n i c a .

No existen cambios significativos en los procesosde fabr icación en la mayoría d e talleres dur ante los siglosIV al VII, aunque sí se percibe una retracción generali-zada de la producción, especialmente la local, que vapar alela a la desintegración de la ciudad como mercado y

centro económico. Aunque las ciudades mantienen supapel como espacios administrativos y religiosos, no con-siguen ar ticular la sociedad como ocur r ía anter iormente.En ocasiones los fundi o predios ru rales, se conver tiránen los nuevos centros económicos y religiosos en funciónde su ubicación geográfica y de la capacidad de poder desus dominus. E n el medio rur al ya no existe una fabr ica-ción de envases cerámicos para distribuir los productosde las cosechas, aunque sí continúa produciéndose laalfarería de uso ordinario o el material de construcción(fig. 57), de lo cual no existen, por el momento, testimo-nios arqueológicos en el territorio valenciano con el

hallazgos de ta-lleres u hornosde esta etapa.Parece que lasgrandes redes deproducción ycomercio estatalson las únicasque se mantie-nen, mientras ladistribución p eri-férica alcanza só-lo mercados loca-

les. Los grandestalleres cerámicos mantienen su tecnología de hornos detiro directo, con fuentes de calor por convección y rad ia-ción, y el uso de torno, moldes, estampillas, ruedecillaspara la decoración, etc. Siguen utilizándose los barnicesantiguos (engobes defloculados con cenizas vegetales),aunque pierden calidad paulatinamente, así como lascubiertas de plomo. Se practican cocciones oxidantes yreductoras creando nuevos productos en la terra sigilla-ta como las cerámicas finas grises. Por otra parte, ladifusión de símbolos cristianos como elementos decorati-vos cerámicos -crismones, palomas, las letras alfa y

omega, etc-. debe poner se en relación con el hecho de qu eTeodosio aboliera los cultos no cristianos, por lo que seseñala su reinado como el inicio de estas temáticas.

Sin embargo, el hecho más llamativo en la cerá-mica del momento es el decaimiento generalizado de la

técnica a n ivel local por desapar ición de los talleres espe-cializados y el surgimiento de cerámica realizada a manoo a tor neta. Esta cerámica per tenece a la esfera p roduc-tiva que autores como Peacock, estudioso de los sistemasde producción de la cerámica romana, definen como"industria doméstica", y cuya proliferación significa evi-dentemente la descapitalización de los antiguos talleres,ahora substituidos por alfares que fabrican productosque, si bien cumplen con las necesidades de mercado,suponen un a menor inversión en medios de producción ypodemos suponer que un menor coste comercial. Estosproductos son de cada vez más abundantes, e inclusoposeen una problemática específica en relación con sudistribución tanto en mercados locales como a larga dis-tancia, aspectos que trataremos más adelante.

La p r o d u c c i ó n l o c a l .

A pesar de la cr isis política la cerámica de cocinaen el siglo IV sigue llegando en su mayoría desde tallereslocalizados en el norte de África, mientr as las cerámicas

de almacenamiento (orzas y ur nas) parecen locales, comodenotan los yacimientos de El Penyal d'Ifach y del GrauVell de Sagunt, pero evidenciando una independencia dela tradición altoimperial. Este hecho junto a la desapari-ción de los talleres locales de ánforas, antes abundantesen el medio rural, evidencia la clara decadencia de laalfarería (Aranegui, 1987). En la cerámica común reali-zada a torno aparecen elementos decorativos nuevos,como las cruces incisas de clara alusión paleocristiana,así como bandas y meandros, que indican unas influen-cias diferentes a las de momentos anter iores y que sugie-ren un cierto parentesco con la producción ibicenca de

esos siglos.En la ciudad de Valencia Blasco, Escrivà y Sorianoseñalan cuat ro series de cerá micas de p r oducción local,- la cerámica típicamente valenciana del momento quetambién se encuentra en otrosyacimientos -, que se fabricanentre los siglos IV al VIII:

Grupo 1. Cerámicas rea-lizadas a torno, decoradas conpintura blanca, bien acabadasy de superficies bruñidas. Seencuentran en esa técnica

 ja r ras y botellas, abar cando

cronológicamente desde el sigloIV a los inicios del siglo VI.

Grupo 2. Cerámicas de-coradas con acanaladuras,frecuentes sobre jarras, bote-llas y orzas, fechadas entr e lossiglos IV al VIII (fig. 58).

Grupo 3. Cerámicasgroseras realizadas con tornolento o a mano, con escasavariedad tipológica pero gran abundancia en lebrillos,ollas y cazuelas. Sus pastas son muy variadas y con

desengra santes abundantes y r efra ctarios. Pa rece que sufrecuencia au menta en los estr atos del siglo VI, al dismi-nuir el comercio Africano.

Grupo 4. Ollas de cuello acanalado y cuerpo ras-pado. Parecen abarcar desde el siglo VI, generalizándo-

(Fig . 5 7 ) Fragmento de ante f i ja  

de la A lcudia . M useo 

Monográ f ico de la A lcudia  

(Fig. 58) Botella de 

la Alcudia de Elche.

Museo Monográ f ico 

de la A lcudia .

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culado cocidas en r educción, y por t anto de color gris. Sedistinguen productos de tr es áreas, Lenguadoc (Narbona),Provenza (Marsella), y Aquitania (prod. atlántica o deBurdeos). Se decoraban a ruedecilla y con impresiones, ysu pr oducción se centr a entre los siglos IV al VI.

Los hallazgos más significativos se han realizadoen Benalúa, Valencia, P unta de l'Arenal y Vall d'Uixó, ycorr esponden a los tipos DSP R igoir 1, 6, 15 y 18.

Terra Sigillata Hispánica Tardía (TSHT):Producción de platos, copas o escudillas cubiertas conbarniz rojo anaranjado realizado, como la terra sigillata,con engobe r ojo defloculado con cenizas vegetales, aunquesu calidad es mucho menor que las piezas imperiales. Sucronología se centra en los siglos IV y VII, y su zona deproducción se señala en La Rioja, Navarra y especialmen-te en la Meseta castellana. Se ha documentado en Benalúay en la Vall d'Uixó (forma predominante TSHT 37).

Ter ra sigillata Africana C (TSAC/TSCC): Su tor -neado se r ealizaba pr obablemente sobre moldes de yeso,y se trata de pie-

zas de buena cali-dad, de pastasfinas y ligeras, aveces con decora-ciones en relieve(fig. 60), general-mente fuentes detamaño grande.Se producía en lazona central deTúnez y abarca el siglo III y parte del siglo IV. En el sigloIV se documentan las series Hayes 52B y 73B en el Grau

Vell y en Valencia.Terra sigillata Africana C (TSAD/TSCD): Es lapr oducción más abu ndante entr e los siglos IV al VII. Ensu fabr icación se usaron moldes de escayola para los pla-tos y cuencos, y de apretón para las lucernas. Se fabri-caban bandejas, fuentes, copas y escudillas, con pastas

duras, rojizas, yalgo gruesas. Se de-coraban con estam-pillados o relieves endiversos estilos, enlos que suelen apa-recer símbolos cris-

tianos. El estilo A(320-450 d. C.), secaracteriza por mo-tivos geométricos yvegetales realizadosde forma sumaria,con círculos, palme-tas y pequeños cua-drados impresos,habiéndose hallado

en Valencia, Garganes y Benalúa. Los estilos B y C (350-425 d. C.) son de difusión más escasa. El estilo E (480-

600 d. C.) presenta estampaciones cuidadas y de simbo-logía cr istiana (fig. 61, 62), con focos importantes de pro-ducción en Oudna (pájaros o cruces esquemáticos, engeneral en el centro de la pieza) y Cartago. Existe unaabundante pr oducción de lucernas de variad a simbología

(fig. 63, 64). Se ha hallado en Benalúa, Gar ganes, J ávea,la Vilajoiosa y Valencia. Se fabricó en la zona norte de

Túnez y en el área de Cartago. El repertorio formal esmuy amplio habiéndose documentado en el Grau Vell,Garganes, Benalúa, Punta de l'Arenal, Vilajoiosa, Ilici oValencia las formas antiguas Lamboglia 51A, 52, 57,Hayes 58, 59A-B, 57, 61A, 60, 67, 76, 103, 80A, 91A-B,y otras. Las series más modernas incluyen los tipos

Hayes 91C-D, 99, 101, 104A-B, 105, 106, 107, 109.Late Roman C (LRC): Producción de platos y

copas de pasta roja y engobe ligero de color mar rón o gr i-sáceo oscuro. Lleva decoración realizada a la ruedecillay estampada. Procede de Fócea, y su cronología abarcalos siglos IV al VII, aunque escasea en Hispania desde lasegunda mitad del siglo VI. Se ha hallado la forma másextendida (Hayes 3C) en Benalúa, Punta de l'Arenal oValencia.

Junto a ello encontramos cerámicas comunes deIbiza (RE -Romano Ebusitana-), de Palestina (LRU -Late Roman Unguentarium-), ésta consistente en peque-

ños contenedores para aceite o agua de u so litúr gico (ss.VI- VII, Punta de l'Illa de Cullera, Valencia La Vella,Alicante), o cerámica chipriota (LRD -Late Roman D-)(Benalúa, Valencia), o Africana de cocina (FCWF 2.1 y2.3 -Fulford Coarse Ware Fabric-), e itálica (FCWF 3.1,FHMF 1.6.7 - Fulford Hand Made Fabric-), algunasidentificadas como procedentes de la isla de P antelaria yrealizadas a mano o a torneta. Se ha indicado que estacerámica grosera de cocina de impor tación consiguió uncierto éxito comercial en el pasado, a pesar de su rudoaspecto, por ser objetos de buena calidad y especializa-dos en su función. Su baja tecnología de producción seha explicado como resultado d e esa especialización, en la

cual los aspectos de acabad o resultar ían secundar ios. Sinembar go cabe entender que al tr atar se de bienes de bajopr ecio, la escasa tecnificación pr oductiva señala razoneseconómicas que justifican una menor inversión en losmedios de pr oducción, al tiempo que pone de manifiestouna retracción económica por desaparición de los anti-guos talleres Áfricanos de cerámicas de cocina de buenacalidad de la época altoimperial.

Las ánforas proceden, en general, de áreas biendefinidas. El material encontrado en el Portus Ilicitanus(Santa Pola), en la Punta de l'Illa de Cullera, enValencia, en el Grau Vell, o en Benalúa (Alicante), nos

indica la dinámica comercial de esos siglos. Como señalaMárquez, el fuerte control estatal de la producciónpública y pr ivada en r elación con el eje de suministro dela ciudad de Roma para la pr ovisión de la ann ona, hizoque el área de Tún ez mantu viese durante varios siglos la

(Fig. 60 ) Frag mento pla to de Terra 

Sigil lata Afr icana C con decoración 

en relieve. MARQ (Alicante) .

(Fig. 62) Lucerna con cruz de TSAD,

ha l lada en la V i la Joiosa .

MARQ, (Alicante)  

(Fig . 61 ) Fragmento de p la to  

de Terra Sigil lata Afr icana D 

estampi l lada . MARQ, (A l icante ) .

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