Charla Producción Bornoroni Rosario 2015

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    Rosario – 1° de octubre de 2015

    4 resonancias sobre un “campo de experimentación”

    Por Sebastián Puente

    Bergliaffa me manda un mail, escueto (es más hablador que escribidor). Dice que su

    idea es hacer un “aporte a la posibilidad de fabricar el análisis como un campo de

    experimentación”.

    Así que me cuelgo de eso, que es lo que tengo: un campo de experimentación. Y

    hablo al modo en que hablé siempre con Carlos, sin meterme en el campo “psi”, sin

    intentar posicionarme ahí, y menos aun enseñar, que no puedo: más bien pongo mi

    antena y a ver si hace alguna interferencia con algo. Y hace varios meses que estoy

    traduciendo a Deligny, un libro que se llama Lo Arácnido, y a cada rato me rebotaba Producción Bornoroni, y en parte también el  Anti-Edipo. Como si fuera un bombo,

    voy a tratar de dejar salir la resonancia de mi cabeza, de la mejor manera posible.

    Esto giraría entonces en torno de la idea de “campo”, que podemos llamarle como

    quieran, no importa: un terreno, una zona, un plano... de experimentación. Lo

    importante es que Carlos no me dijo el análisis como “experimentación”, me dijo

    como “campo de experimentación”. Y está bien, porque la experimentación supone

    una zona, la experimentación no es entre sujetos, entre personas, no son las personas

    las que experimentan. Entonces se necesita una “zona”, fabricar una zona, un terreno.

    Esto es lo que hace incluso cualquier científico que haría un “experimento”. El tipono hace una experimentación, sino que genera las condiciones de una zona de

    indeterminación, una zona en la que sucederán cosas que él no puede hacer ni

    manejar ni prever. La experimentación no se puede “hacer”, planear, proyectar. Lo

    que sí se puede “hacer” es planificar o disponer una zona. Y respecto del análisis, el

    interrogante sería: ¿es una operación que involucra sujetos, unos y otros, o Uno y

    Otro, de cualquier tipo, incompletos, fallados, fallidos, lo que sea, y que implica

    entonces un juego de distribuciones y procesos subjetivos, o sería una operación defabricación de un campo, un terreno, un plano, una dimensión? Me parece que esto

    está en Lo Arácnido de Deligny, en Guattari, y en Bornoroni.

    ¿Por qué, cómo, de qué manera un “campo de experimentación”?

    Esta es la primera resonancia que les quería transmitir. Deligny dice: una cosa elautista, otra cosa es el autismo, que es un modo de ser humano. Una persona puede

    estar inconciente, pero el estado de una persona no agota lo inconciente. Lo mismo

     para el autista, que no agota lo autista, y lo mismo para el niño estúpido, que no agota

    la estupidez que nos pertenece a todos. Y Carlos decía: la locura de Roberto no es

    SUYA, una fórmula que me parece Deligny hubiera aplaudido. Deleuze y Guattaridicen: una cosa es el esquizofrénico encerrado, pero la esquizofrenia es un proceso

    universal. En cualquiera de estos casos, el primer gesto consiste en negarse a las

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    atribuciones subjetivas, personales, individuales. No hay personas, hay procesos

    ( Anti-Edipo), o modos de ser humano (Deligny), o líneas de fuerza (Bornoroni).

    Primera resonancia, no se le atribuye la enfermedad a un tipo. Segunda resonancia: 

    que el enfermo solo está enfermo en situación. En otra situación, ese mismo tipo

     podría funcionar de otro modo. Y ojo, “situación” acá puede querer decir cualquiercosa, desde una situación asilar, institucional, familiar, o puede ser axiomática

    capitalista de Guattari, o puede ser sencillamente la situación de lenguaje, de estar en

    un universo de signos en Deligny. Hay que preguntarse qué hay en la situación. Pero

    lo que produce un enfermo es un proceso, un modo de ser humano, o unas líneas defuerzas en determinada situación. Lo dice el Anti-Edipo, lo dice Deligny de un modo

    espeluznante: pongan una araña sobre una placa de vidrio, y van a ver una araña

    “autista”, van ver las “estereotipias” de la araña. Pongan un patito donde no tenga

    agua, y van a tener un ser bastante idiota, torpe, para correr y para picotear semillas.

    Ponen lo autista en un universo de signos, de fines, de proyectos, de libertades yderechos, y tienen un niño autista. En  Bornoroni  también aparece esta maraña tan

    difícil de desentramar, y aparece como lo que es, una maraña, cuyo centro es el el

    nombre propio. ¿Era el nombre el asunto de Roberto, o ese asunto “se lo pusieron”,

    ese asunto pertenece a la relación con la situación? Muy, muy difícil, porque no hay

    simetría “entre lo reprimido y lo fijado”. Esto es una premisa del Anti-Edipo: lo que

    se fija nunca es lo que se reprime. La situación reprime algo, y lo que se fija es otra

    cosa. ¿Cómo volver a encontrar eso que se ha fijado? Hay algo que se fija en torno

    del nombre, y entonces aparece un tipo obsesionado con su nombre. ¿Pero esa

    obsesión estaba en la base, o es producto de la relación con la situación?

    Tercera resonancia, es la evitación de una moral, en aras de una ética. Con esto

    empezaba el intercambio que hicimos con Carlos para escribir  Bornoroni. ¿Qué se

    hace con un loco? ¿Hay algo además de la filantropía o la policía? La moral no es

    solamente un asunto de reglas, de normas, de modelos o patrones, eso sería fácil,

    cambiaríamos unos por otros y listo. Es un asunto afectivo: el miedo o la piedad.

    Deligny lo dice a propósito de la enseñanza, en algún otro libro: “si sienten piedad

     por los pibes, búsquense otro trabajo”. O dice que escucha por radio dos psiquiatrasde vanguardia que dicen que hay que tratar a los alienados como sujetos, y que

    entonces se siente muy solo. Se ríe de los que llegan con la “buena voluntad bajo el brazo”. Dice que los autistas se cagan en la libertad que se les quiere dar. La moral de

    la libertad, de la liberación y de los derechos, sigue siendo una moral. Entonces no se

    trata de intercambiar patrones o modelos, sino de modificar afectos. Y la única forma

    de modificar afectos es la composición: los individuos necesitan la moral, la ley, la

    religión, cuando no se componen. Hacer desaparecer el miedo y la piedad, o

    modificar el compuesto afectivo de una situación, requiere una tarea de composición.

    Ahora bien, cuarta resonancia, la composición no es algo que suceda desde los

    sujetos, o los individuos, los unos y los otros, porque justamente en tanto que tales esque están enfrentados, miedo y piedad. La composición requiere de un plano de

    composición, que es lo que me parece Carlos llama “campo de experimentación”.

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    Encontrar ese campo es ya una tarea exploratoria, hay que fabricarlo, o crearlo. Yo

    creo que Deleuze le llama “plano de composición” cuando habla de Spinoza, y con

    Guattari “cuerpo sin órganos”. Y Deligny, de cierta manera le llama “lo arácnido”, unmodo de ser humano sin intención, sin proyecto, sin signos, sin identidad, conjugado

    en infinitivo: sin personas y sin tiempo, actuar, vagar, advertir. Y siempre hay una

    tarea exploratoria: fabricar el campo y ver qué hay sobre el campo: Deligny habla dela importancia de las piedras en las áreas de residencia, que refractan el hacer y el

     proyecto pensado, y obligan al rodeo, obligan a errar a los que no son autistas. Dibuja

    las famosas “líneas de errancia”, para advertir el comportamiento de los niños. Y al

    final, llega un punto en el que dice: “Esto tampoco sirve, porque las referencias paranosotros son puntos nombrados, y para los pibes no, es otra cosa”. Y entonces el

    campo de experimentación estaba agotado, o “mal fabricado”. Y en  Bornoroni

    aparecen esas líneas de fuerzas que evidentemente pasan por Roberto, y se desvían,

    se acoplan, se acomodan, y que pueden perfectamente llamarse delirantes, pero son

    los delirios que hacen constantemente sociedad, que hacen personas. Roberto se piensa como una máquina, un motor, un reactor... ¿Quién no piensa hoy su cuerpo

    como una máquina, arrancando por Descartes? ¿Puede atribuírsele el cuerpo-máquina

    a una persona? Ahí entonces hay un “campo”. Roberto se piensa amenazado por

    tentaciones que lo ponen a prueba, y en las que muchas veces falla, y que esas

     pruebas dan cuenta de lo que él es: ¿alguien está a salvo de eso? Ahí está el “campo”

    de experimentación.

    Pero se trata siempre de fabricar el campo y ver qué hay: hay encuentros y

    composición de individuos, o hay flujos y máquinas, o hay errancias y advertencias, o

    hay líneas de fuerzas.

    Son como cuatro balizas, coordenadas bien básicas, bien elementales. Y digo bien

    elementales porque aparecen en situaciones y búsquedas muy distintas, pero pareciera

    que aparecen cada vez que se intenta pensar el análisis como campo de

    experimentación.