CHÁVEZ HONDURAS SE SALVÓ -...

CHÁVEZ PERDIÓ:HONDURAS SE SALVÓ

RICARDO ANGOSO

CHÁVEZ PERDIÓ:HONDURAS SE SALVÓ

Chávez perdió: Honduras se salvó

© Ricardo [email protected]

© Editorial Carrera 7a. S.A.S.Primera edición - Bogotá, D.C. [email protected]

Fotos: cortesía periódico El Heraldo - Honduras

ISBN: 978-958-8697-06-2

No está permitida la reproducción total o parcial de estelibro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión deninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico,mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin elpermiso previo y por escrito de Editorial Carrera 7a. S.A.S.

Impreso en Colombia

AGRADECIMIENTOS

A Jorge Milla, Ramón Custodioy Hernán Antonio Hernández Bermúdez,

sin cuya ayuda, seguramente,nunca hubiera escrito este libro.

Presentación Dr. Ramón Custodio

Introducción

Primera parte: punto de partidaLas razones de la sin razón zelayista

1. Zelaya irrumpe en la vida política hondureña

2. Los primeros tropiezos del presidente

3. Crónica de un conflicto institucional anunciado

4. Continuidad constitucional en una situación deconflicto

5. El protagonismo de Patricia Rodas en la crisis hon-dureña

6. Honduras, el Waterloo estratégico de Hugo Chávez

7. Una salida política sin intromisiones externas

8. Los hondureños dieron la solución en clave demo-crática

Segunda parte: el pasadoSiete meses bajo el volcán (junio, 2009-enero, 2010)

9. ¿Quién es Roberto Micheletti?

10. El aislamiento internacional

11. La verdadera resistencia

12. Luces al final del túnel: las elecciones de noviem-bre de 2009

13. Los amigos de Honduras y su contribución a la causa

14. La elección de Pepe Lobo

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CONTENIDO

10 Chávez perdió: Honduras se salvó

Tercera parte: el presenteReflexiones acerca de la crisis

15. La comunidad internacional y su evolución ante lacrisis hondureña

16. El sistema político de Honduras, ¿en entredicho?17. Las Fuerzas Armadas y su rol en la democracia hon-

dureña18. Los primeros pasos de Lobo19. El significado estratégico de la crisis hondureña y

sus repercusiones regionales20. Lecciones hondureñas para latinoamericanos

Cuarta parte: el futuroLos grandes retos y desafíos de un país en busca de suredefinición estratégica

21. Graves problemas económicos y sociales22. Las necesarias reformas: salud, educación, justicia,

agricultura, lucha contra la pobreza y seguridadpública

23. Redefiniendo las Relaciones Exteriores con sus ve-cinos y con el mundo, también su peculiar relacióncon los Estados Unidos

24. Lo que está en juego en Honduras durante la presi-dencia de Lobo

25. El futuro del país: claves internas y externas para larecomposición política y la necesaria reconciliaciónnacional

Conclusiones finales

Anexos

Bibliografía empleada y medios consultados

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PRESENTACIÓN

Por el Dr. Ramón Custodio,Defensor del Pueblo de Honduras

Este es un escrito sencillo antepuesto al cuerpo de la obra deRicardo Angoso, titulada “Chávez perdió: Honduras se salvó” apetición suya que atiendo con igual agradecimiento que honra;el autor amplía el alcance y significado de su obra con este sub-título: Las razones nunca explicadas de un “golpe de Estado”.

Igual pudo titular su obra Ricardo Angoso, el autor, Las razo-nes y las sinrazones de una crisis, como lo hace en el índice dela primera parte de su libro, porque las sinrazones han sidomuchas más que las razones, en el juzgamiento de lo ocurridoen Honduras el 28 de junio del 2009, sin tener en cuenta laetiología de un antes y la epicrísis de un después, vacío que elautor llena en gran parte. No me asombra, porque es lo propiode un mundo patas arriba en el cual los políticos, supuestosestadistas, diplomáticos, e intelectuales de toda laya y tam-bién otros de la academia actual, nada o es muy poco lo quetienen de aristotélicos, de marxistas, de socialistas, y, por quéno decirlo, de revolucionarios al estilo y talla de un FloresMagón, que con todo derecho definió lo que es y lo que no es,ser revolucionario.

Posiblemente el autor habla de la esperanza porque en la len-gua china la crisis se escribe con dos signos que significan pro-blema y oportunidad; pues el problema para la mayoría sensatade todo un pueblo, era estar frente al absurdo de un gobernan-te maniático y con una soberbia arrogante, que lo hacían mejorcandidato para un manicomio, que para un hotel de cinco


estrellas en San José, Costa Rica, donde empezó el espectáculode una serie de espectáculos cada vez más ridículos que subli-mes, por medio de una conferencia de prensa vistiendo unapijama recién comprada en algún almacén de lujo de la capitalcostarricense, igual que trajes de marca, con una tarjeta de cré-dito todavía oficial, con un poder de giro inverosímil hasta porochenta mil dólares, según dicen, porque no me consta, y lasautoridades que debieran informarlo oficialmente no lo hanhecho ni presentado pruebas de ello ante la fiscalía, ni queésta haya actuado de oficio, para que un posible delito de or-den público sea conocido por el juzgado competente. Ni tam-poco sabemos si el abusivo Zelaya haya sido objeto de ningúnrequerimiento fiscal por uno de sus tantos delitos. A menosque en aras de la reconciliación se escriba un capítulo más dela impunidad de que gozan los corruptos en estas hondurasde Honduras.

Entonces el pueblo hondureño, solo frente al problema, se diola oportunidad de restaurar el Estado de derecho, mediante eluso razonable y unánime de las atribuciones y facultades porparte de todas las instituciones propias del Estado. Frente a laacción sensata y prudente del pueblo, la reacción insensata delos supuestos amigos del depuesto Zelaya reclaman el por quémejor no fue apresado y juzgado, olvidando que la insaniahubiera impedido el juzgamiento de un personaje con más devaquero que de quijotesco y mucho menos de hidalgo, peroque cabalgaba en las ferias religiosas y políticas, por lo menosuno de los cuatro rocines bien cebados y de pura sangre, com-prados con dineros del pueblo; luciendo adargas de lujo, sinlanza en ristre pero con muchos galgos corredores que la hi-cieron muy bien de cortesanos, en un escenario nacional e in-ternacional y no simplemente manchego, del cual no quisierani acordarme.

Otros fueron y siguen siendo lebreles que defienden lo inde-fendible, sin avergonzarse cuando pecan por la paga, los cuales

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son muchos más que los poquísimos que lo hacen por convic-ción, beneficio de la duda de por medio.

Al abordar el autor el punto de partida de la sin razón zelayista,dice que nuestra actuación el 28 de junio, “muestra a las clarasel fracaso de un sistema que no fue capaz por la vía institucionalde gestionar la gravísima crisis política que padecía el país des-de hacía meses”. En realidad todo comenzó desde el 27 de ene-ro de 2006, cuando dicen que en el acto de su investidura dejó aun lado su discurso oficial que entregó a su edecán con tonosoez (“Tomá esta babosada”), y, dijo, en cambio, palabras im-provisadas en un acto oficial e histórico, y, en adelante, lacotidianeidad confirmó que no estaba en la disposición de res-petar a nada y a nadie. Lejos de eso, fue confirmando que eraun usurpador nato, lo cual se le dijo reiteradamente en buenromance personalmente a él, e igualmente a casi todos los em-bajadores de países “amigos”, acreditados por decisión perso-nal más ante el gobierno que ante el pueblo hondureño, soloellos saben por qué la sin razón de su razón o viceversa.

La magnanimidad, o la desinformación por algún zelayista, lehace decir al autor que el depuesto presidente “tenía fama dehombre afable, simpático e incluso de buen profesional”; por-que en la facultad de ingeniería donde se matriculó alguna veznunca aprobó una tan sola materia, de manera que salió comoentró, más redondo que la o; así lo hicieron saber sus oponentespolíticos durante la campaña en la cual, no obstante, ganó lapresidencia de la República; algo insólito, que ahora hace difícila los padres exigirle a sus hijos que se esfuercen en sus estudiosy se profesionalicen para triunfar en la vida.

Al hablar de los primeros tropiezos de Zelaya, mi querido ami-go don Ricardo habla de la psicología política como algo dife-rente de la psicología, en lo que estoy un poco en desacuerdoporque La rebelión de las masas (Ortega y Gasset), la Psicologíade las masas de Lebon, y el excelente opúsculo de Azorin,


El Político, más bien revelan su afinidad. Pero acierta cuandoseñala que “El punto crucial” se produce cuando las vidas deManuel Zelaya Rosales y de Patricia Rodas se entrecruzan, te-niendo lugar –digo yo– un proceso de reforzamiento del anal-fabetismo político mutuo por una sinergia más gestual yactitudinal que intelectual, por no decir simiesca.

Con igual propiedad el autor señala el pasado ignominioso delos gobiernos de Honduras, aquiescentes al extremo cuando losveo en mi memoria histórica desfilando desde el enclave mine-ro de la New York and Rosario Mining Company (1870 a 1950),al bananero (desde inicios del siglo XX hasta 1954) que nos me-reció el poco honroso apelativo de República Bananera; y, final-mente, hasta el enclave político militarista gestado desde laEscuela de las Américas; responsable este último de la aplica-ción sistémica de la Doctrina de la Seguridad Nacional a partirde 1963 y que hizo clímax en los años ochenta, todo lo cual nosmereció ser identificados como el Portaaviones USA, La Repú-blica del Pentágono, y, peor aún, como una República alquila-da, según don Gregorio Seltzer.

La participación del orate orador ante una multitud sandinistaen Managua y la visita de Hugo Chávez a Honduras, episodiosbien descritos por Angoso, a mi parecer le agudizaron el cuadropsiquiátrico a Zelaya, a tal punto que llegó a creer que siemprehablaba ante multitudes extasiadas, y que ni Bolívar ni Sandinollegaban a la suela de sus carísimas botas; y el disfraz tejano lehizo sentirse orgulloso cuando Chávez se burló de él en públicoal apodarlo el Comandante Vaquero, “porque se había criadoentre las vacas”.

La metamorfosis del Mel populista y caudillista se agudiza,como señala Angoso, a partir de enero del 2009; así mismo, laRodas y su grupo reconocidos burlescamente como LosPatricios, antes enclaustrados en la Casa de Gobierno, mues-tran públicamente las escondidas uñas del gato a partir de

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enero del 2009, y declaran su propósito de realizar una consul-ta popular mediante la famosa Cuarta Urna, en la cual el pue-blo votaría para instalar la Constituyente que hubierasancionado la perpetuación del poder totalitario de Mel y sugrupo. En ello se vuelca el tiempo completo de los Secretariosde Estado de los Diferentes Despachos y otros burócratas detodos los rangos, y los dineros en dólares y en lempiras veni-dos del exterior o sacados arbitrariamente de las reservas delBanco Central de Honduras. Sobran los intelectuales, dirigen-tes sindicales, dirigentes magisteriales, grupos de la llamadasociedad civil, y otros oportunistas que alquilaron o vendie-ron sus conciencias, o se dejaron seducir por la ilusión de serconstituyentes, escogidos a dedo, o integrar la cúpula del nue-vo orden de cosas, vale decir, de una supuesta democraciapopulista.

Se refuerzan los vínculos con Venezuela por medio dePetrocaribe y la ALBA o iniciativa bolivariana. “Honduras ac-cedía a la compra de petróleo venezolano subvencionado conuna financiación muy ventajosa respecto a la del mercado(1% de interés en los próximos 25 años sobre la mitad delcoste total)”, nos ilustra Ricardo Angoso. Zelaya logra que elpresidente del Congreso Nacional Roberto Micheletti Bain,se contradiga en su oposición inicial y aparezca finalmente asu lado, refrendando con la aprobación legislativa el com-promiso del Poder Ejecutivo, y de paso le hace perder porimpopularidad las elecciones internas del oficialista PartidoLiberal. Queda en el aire la duda de la o las cláusulas de or-den militar, en una entente antiestadounidense. La inefablePatricia Rodas, como nueva Secretaria de Estado en el Des-pacho de Relaciones Exteriores consolida la iniciativa de re-laciones diplomáticas con Irán. “Zelaya se estaba quedandoaislado en la sociedad y parecía desconocerlo”, nos dice elautor, igual –digo yo– que los diplomáticos extranjeros, oquizás no, porque casi todos ellos sí le apostaron a un Zelayacomo caballo ganador.


En estos precisos momentos, tercera semana de abril del 2010,se está realizando en Tegucigalpa un evento de esos pagadoscon dineros de la solidaridad internacional, para demostrar lafalta de independencia de los jueces hondureños, propiciadopor jueces y empleados del Poder Judicial que han deslucidosus magistraturas participando en huelgas de hambre, al ladode cuatro fiscales hondureños que por años han contribuido ala ineficacia del Ministerio Público que supuestamente denun-cian. Pero en esa deliberación populista no le dieron cabida a lavoz del juez de lo contencioso administrativo, que con total in-dependencia declaró ilegal los actos abusivos del entonces pre-sidente de la República, orientados a una consulta ilegal, ilícitae inconstitucional. Cuya sentencia validó y revalidó que el actocircense montado por Zelaya y su grupo daba lugar a lainconstitucionalidad por usurpación de los Poderes del Estadoy abría la posibilidad del derecho constitucional a la rebelión,algo que el mundo de los pueblos civilizados, imperialistas yantiimperialistas por igual, medio aceptó, hasta que una oficinadel Congreso de los Estados Unidos de América dijo lo mismo.

Así llega el autor al episodio cuando Manuel Zelaya Rosales, exoficio Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Hondu-ras, destituye arbitrariamente al Jefe del Estado Mayor Conjun-to porque no le obedece su orden arbitraria de apoyar su consultamediante la Cuarta Urna, cuando éste le explicó que esa erauna orden superior que no podía ser atendida, por ser constitu-tiva de delito y porque así lo prohíbe expresamente la Constitu-ción de la República. Dichosamente ningún otro miembro de lainstitución castrense aceptó el mando y el Poder Judicial orde-nó y logró la restitución inmediata del destituido.

Según Le Monde Diplomatique, citado por Angoso, Zelaya tam-poco escuchó a John Dimitri Negroponte, probable portavozdel gobierno estadounidense, quien trató de “convencerlo de lanecesidad de revertir dicha consulta, de que su afrenta sólo po-día acabar en la forma que acabó”.

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De modo que propios y extraños le hablaron claro al peor sor-do, al megalómano que no quiere oír la verdad, sino recibir elo-gios y la sumisión de los serviles.

Usted leerá, querido lector, cómo la OEA, la ONU, los EE.UU.de América y la Unión Europea exigida por la España deMoratinos, le dieron la razón a Zelaya y demandaron su absur-da restitución, calificando la defensa del orden propio del Esta-do de derecho como un golpe de Estado; en concordancia conlos izquierdistas del mundo desarrollado y culto, cuya guerramediática tuvo un éxito pasajero en los primeros días, haciendosentir a los izquierdistas hondureños que la razón les asistía yque eran fuertes. Y hablo de izquierdistas, porque ni Lenin losconsideró marxistas cuando se refirió a ellos en “La enferme-dad infantil del izquierdismo en el comunismo”. Pero hacendaño, porque –lo digo yo– son como el alacrán, esa es su natu-raleza; ignoran, eso sí, el verso de don Pepe Batres Montúfar: elalacrán se suicida, cuando lo cercan de fuego.

Según Angoso “Rodas trabajaba para convencer al presidenteZelaya de la necesidad de disolver el legislativo una vez quehubiera pasado la ilegal consulta del 28 de junio”, lo cual erallover sobre mojado porque se convencían el uno al otro, y elmundo desarrollado y culto no habría hecho nada por envileci-miento de nosotros los avasallados en Honduras, porque la hi-pocresía –como la tontería– no tiene límites. La Rodas no leinformaba nada de esto a su pueblo, sino a los pueblos de laALBA. Como quien dice, fama y poder a costillas del pobre pue-blo hondureño y de los pobres y miserables.

Lo sucedido antes del 28 de junio, el propio 28 y los sucesosposteriores son todos botones de la misma camisa. La camisa defuerza que la mayoría rechazamos ponerle al loco del pueblo, ypor eso se nos ha condenado y se nos quiere seguir condenan-do per sécula seculórum; primero por golpistas y ahora por ha-ber ido a elecciones transparentes y legítimas, porque no nos


reconciliamos, porque nuestra institucionalidad ha dejado devenderse o alquilarse, porque nos queda mucha dignidad y,como lo dijo Nietzche, “el que tiene dignidad resiste cualquiercosa”. En fin, la de nunca acabar. En ese sentido somos más re-sistentes que los insistentes de la resistencia zelayista, financia-da y sostenida con petro o narco dólares, eso no nos importaporque son igualmente sucios; como tampoco parece importar-les a las correas de transmisión de los izquierdistas del siglo XXI,en Washington, Caracas, Madrid, Managua, Brasilia, San Salva-dor y otros infiernitos más, con pretensiones de ser paísesparadisíacos.

Angoso nos llama el Waterloo de Chávez, pero lo nuestro no esuna alianza de imperios contra imperios, sino la lucha franca ydecidida por el imperio de la ley, de la justicia, de la razón y dela paz. Por eso volvimos de inmediato a la constitucionalidadcompleta mediante las elecciones, como enseña la doctrina Tovar,por eso tragamos amargo con lo de la reconciliación, y espera-mos ponernos de acuerdo para poderle decir al mundo, a todoel mundo: YA BASTA.

Los petrodólares aceitan los oxidados engranajes de la Organi-zación de los Estados Americanos (OEA), calificada como el ca-dáver insepulto por todos sabemos quién, y la famosa CartaDemocrática Interamericana se aplica a pesar de que en ellamisma se prohíbe el intervencionismo, pero eso no importaporque los hondureños debemos aprender la lección de que elprincipio más legítimo de la hipocresía internacional y regio-nal, es el de sálvese quien pueda, porque lo único permanenteson los intereses estratégicos de los países ricos acompañadospor los países pobres que los llevan en andas, y ni cuenta se danporque son como los cuadrúpedos que no nos entienden a losbípedos cuando nos encaramamos en ellos, pero nos obedecen.

Sin decirlo, el autor nos plantea el dilema de si la nueva formade dominación o de la democratización de los Estados Unidos

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de América es la de “chavizarnos” en lo político, sin la Escuelade las Américas ni la Doctrina de la Seguridad Nacional y suguerra sucia; y en globalizar la economía de los ricos sin que lospobres sientan o resientan seguir siendo pobres y miserables,porque en la sociedad consumista pueden ver en los escapara-tes todo lo que no pueden consumir pero está allí, a la vista ynadie les niega ese derecho a alegrar el ojo, lo cual explica por-que los “Mall(es)” son verdaderos parques de diversión para lospobres.

Quisiera que fuera cierto lo que buenamente dice el autor, enesta primera parte: “Micheletti se retiró a su casa… y Zelayaya es historia. Incluso sus escasos partidarios, desorientados yconfundidos tras tanto desatino de su máximo líder, no cuen-tan ni siquiera con una fuerza política que les aglutine. Estánfuera de juego, absolutamente acabados”; dije quisiera por-que siguen estando allí, como la única especie que resiste lasradiaciones atómicas y sus ejemplares siguen allí el día des-pués, ejerciendo el derecho a disentir mediante actos y actitu-des propias del izquierdismo de los tiempos de Lenin, porquecontradicen al cambio y a la evolución en nombre de su pro-puesta de “liberación”, participando y no participando en lareconciliación.

En la segunda parte el libro habla de los siete meses posterioresa la erupción del volcán político del 28 de junio del 2009 y desus consecuencias. De Roberto Micheletti, del aislamiento inter-nacional, de las resistencias –la verdadera y la falsa–, de las elec-ciones como la luz al final del túnel, de los nuevos amigos yenemigos, de la nueva causa, y, finalmente, de la elección dePorfirio “Pepe” Lobo Sosa.

La crisis probó y mostró a Roberto Micheletti Bain, con un pasa-do limpio de escándalos de corrupción a sus 67 años a pesar desu larga trayectoria parlamentaria, desde constituyente en 1981hasta diputado el día de su juramentación como Presidente de


la República el 28 de junio del 2009, hasta el término de la res-tauración constitucional el 27 de enero del 2010.

“El gran triunfo de Micheletti durante estos meses ha sido ase-gurar la consolidación y la continuidad del proceso democráti-co en Honduras y el fortalecimiento de las instituciones”, escribeRicardo Angoso. En efecto, respetó la institucionalidad y garan-tizó la transparencia de lo que faltaba para concluir el procesoelectoral iniciado el año anterior, comenzando por aprobar elpresupuesto nacional para el 2009, pues nunca fue enviado porel Poder Ejecutivo de Zelaya al Congreso Nacional, para su de-bida discusión y aprobación desde septiembre del año anterior;por eso no había partida presupuestaria para las elecciones del29 de noviembre del 2009, porque en realidad Zelaya financia-ba en cambio su propio proyecto constituyente Albino.

El autor cita estas palabras de Alejandro Peña Esclusa: “…unode los episodios más repugnantes de la historia es la feroz agre-sión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encontra del pueblo hondureño por haber defendido su Constitu-ción y su democracia”.

El presidente inconstitucional de Costa Rica, reelecto por deci-sión amañada de la Sala de lo Constitucional, emergió comomediador en la crisis y su autarquía lo convirtió en árbitro, des-luciendo al extremo cuando calificó la Constitución de la Repú-blica de Honduras con el epíteto de “adefesio” (sin culpar a SanPablo). Por eso y otras razones y sin razones fracasó el Acuerdode San José, que incluía la absurda cláusula –sine qua non– dela restitución del abusador y arbitrario Zelaya, a la presidenciade la República.

“Venezuela fomentaba el uso de la fuerza y el envío de tropas aHonduras para apoyar a la maltrecha y mal llamada ‘resisten-cia’ hondureña”, dice Angoso. Ello –digo– en franca violación alTratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ins-

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trumento de la doctrina Monroe; y a la misma Carta Democráti-ca Interamericana que condena el intervencionismo en más deuna de sus cláusulas.

El lector podrá apreciar que el autor consigna que sólo Colom-bia y Perú no llegaron a desconocer y expulsar a los embajado-res hondureños; a lo cual agrego esta información histórica: apetición del embajador hondureño en Madrid la policía tomónota del vandalismo de que fue víctima la sede diplomáticahondureña, por los seguidores de Zelaya, y Asuntos Exteriorescometió otro de los desatinos de Moratinos al hacerse de la vistagorda. Washington también nos trató con la misma insolencia,ante el vandalismo y ocupación de nuestra sede diplomáticapor los zelayistas. “Embajadores y diplomáticos hondureños detodos los rangos expulsados de sus embajadas, consulados yoficinas de negocios por el simple hecho de seguir obedeciendoa las autoridades legítimas…”, nos dice el autor en otra parte desu obra.

Ojala que el nuevo gobierno sepa reclamar lo justo, ante un paísque pretende ser La Madre que nos parió, otro que se cree elpadre de los pollitos, otro más que cree que el petróleo lo com-pra todo, y una serie de gobernantes adláteres que pescan enrío revuelto.

Ricardo Angoso vino y vio de lo que se trataba, y nos da sutestimonio con estas palabras: “La mal llamada ‘resistencia’ nodejó ser nunca, tal como pude comprobar en mis numerososviajes a Tegucigalpa tras los sucesos del 28 de junio de 2009, unaturba organizada, violenta, escasa e incluso sucia. También te-mida hasta por los propios partidarios de Zelaya y por aquellaspersonas que veían que cada vez que se manifestaban los resis-tentes sus casas, coches, negocios y propiedades eran arrasadospor esta masa incontenible…”. Todo ello en exceso del derechoa manifestarse pública y pacíficamente, en relación con sus


intereses comunes, y porque –según la norma constitucional vi-gente– todo hondureño tiene derecho a hacer lo que no perju-dique a otro y el derecho de cada uno llega hasta dondejustamente comienza el derecho del otro.

Continúa Angoso: “Incluso el ex ministro de turismo de la épo-ca de Zelaya… en un hecho único e irrepetible en la historia delturismo llegó a pedir a los extranjeros que no fueran a su país…”,durante un evento internacional en San Salvador, de lo cual danfe los periodistas nacionales e internacionales que cubrían eseevento y la legítima Secretaria del Despacho de Turismo deHonduras, también presente.

Cuando se inició el proceso electoral en tiempos de Zelaya, laOEA lo calificó de “ejemplar”, según Angoso; antes –digo– dela supeditación de este foro a los intereses ocupados en hundiren mayores honduras a Honduras.

El autor registra cómo vencimos el miedo a las amenazas encu-biertas y descubiertas de los que se oponían a las elecciones, yprocuraron aumentar el abstencionismo a cualquier costo; cómoinsistieron en sembrar la duda sobre su transparencia y legiti-midad, en lo cual tuvieron todo el apoyo de los que han hechoun modus vivendi de la observación electoral y se han erigidode mottu propio en los árbitros de la legitimidad electoral. Perola observación nacional (unos 9550 observadores) e internacio-nal (371 observadores), independiente y principalmente volun-taria, volvió a los observadores ausentes un material ahoradesechable, la observación que sí se hizo presente da fe de queel pueblo acudió masiva y conscientemente a las urnas; ade-más, la presencia de jóvenes en las Mesas Electorales Recepto-ras (casi la mitad de sus miembros), nos dice que ellos creen enla democracia sufragante, insustituible por la plebiscitaria, po-pulista y, al final, totalitaria. Igual testimonio validante dio laRed Latinoamericana y del Caribe para la Democracia, según loconsigna el autor.

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La obra nos habla de amigos, pero yo también les hablo de ene-migos, porque ya los embajadores han retornado, para mi gus-to su ausencia duró muy poco, y los que han hablado nocontradicen a Groucho Marx, citado por Angoso: “Es mejor es-tar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas”,entiendo que sin parentesco con Karl pero si con identidad ra-cial. Además de hablarlas ya empezaron a meterse en todo, ha-ciendo tonterías, y el nuevo presidente cae en la trampa decreerles, a pesar de que no le cumplen ni en lo más mínimotodo lo que le prometen. Casi todos ellos la hicieron de “coyo-tes” cuando nos metieron a Zelaya de “espalda mojada” en laembajada de Brasil, para llevarlo de allí –aclamado por una masade 300 mil personas, por lo menos fue por lo que cobraron losactivistas de los “coyotes”–, al palacio de gobierno. Ya circula elchiste de que Zelaya es el único hondureño que ha entrado como“mojado” a su propio país. El nuevo presidente lo sacó de lamadriguera hacia la República Dominicana y Zelaya al solo lle-gar mordió la mano amiga, porque esa es su naturaleza. Igual lepasó a Calderón de México, aunque dudo que se la haga aChávez, del que ahora es asalariado al descubierto.

“Chávez ha gastado 37,000 millones de dólares, según un estu-dio de la organización venezolana Primero Justicia, en ‘regalos’a 40 países, la mayor parte de América Latina… sin contar conla ayuda subterránea a políticos y grupos prochavistas en la re-gión…”. En los prochavistas y entre los políticos están los hon-dureños que llevan el apunte de los dólares que reparten,apuntando las cantidades en una simple libreta. Por eso es tan“fuerte” la “Enfermedad infantil del izquierdismo…” (verLenin), del siglo XXI. El autor recoge la advertencia de CarlosLópez Contreras, titular de Relaciones Exteriores del gobiernoprovisional: “Mi sugerencia (al próximo gobierno) es que nose confíe y que tenga cuidado, que esté muy atento a los acon-tecimientos y que las tensiones seguirán porque los grandesmovimientos, aunque ideológicos, se mueven con dineros”.Estos izquierdistas son como los ejércitos de Napoleón,


sus estómagos exigen comida, aunque esa comida se la comanen nombre de los estómagos vacíos de los pobres y los más vaciosaún de los miserables.

Ricardo Angoso no teme meterse en problemas, por eso se atre-ve a decirle a los latinoamericanos, que creen que se las sabentodas, que hay lecciones hondureñas para ser aprendidas porlos latinoamericanos, como los elementos de índole interna queafectan al conjunto de países, para el caso la epidemia de reelec-ciones que afecta a los que se creen predestinados para conti-nuar en el poder a cualquier costo; “la permanente interferenciae intromisión de Venezuela en los asuntos de los países latinoa-mericanos”, y la debilidad de determinados sistemas políticos,como el hondureño mismo.

La misma Internacional Socialista, citada con pertinencia por elautor, denuncia en la Venezuela de Chávez “… la inexistenteseparación de poderes, los atentados contra la libertad de ex-presión y la generación de un clima de violencia social… Elpopulismo que implementa Chávez desprecia fuertemente lademocracia y es marcadamente autoritario”.

“En Honduras… las instituciones estuvieron a la altura de lascircunstancias pero actuaron tarde. El envite lanzado por Zelaya,cuando anunció su reelección y la convocatoria de la ‘cuartaurna’, tenía que haber sido respondido mucho antes y no haberllegado al límite, cuando apenas quedaban unas horas para queel depuesto mandatario llevara a cabo la consulta y comenzarael camino sin retorno hacia la dictadura”, nos dice de buena feel autor. En el espíritu de la experiencia vivida, sin racionali-zaciones, puedo decir a los lectores de este prólogo, incluidoRicardo Angoso, que el envite de Zelaya fue abonado por laduda, madre de la hipocresía, en todo momento, hasta que 72horas antes develó su plan, cuando firmó un decreto del Con-sejo de Ministros, cambiando el lenguaje (forma) de su ilegalconvocatoria, nunca el fondo, desacatando lo que ya un juez de

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lo contencioso administrativo le había prohibido; actuó como siya tuviera en su puño todos los poderes del Estado y, por pri-mera vez en mucho tiempo, se fue confiado a su casa con unapequeña parte de su habitual fuerte guardia pretoriana, porqueya sentía ser el dueño de todos los poderes del Estado. Itemmás: aún así, con todos los delitos cometidos, ya no por simplepresunción, el mundo nos acusa de haberle aplicado la justiciasin el debido respeto al principio de inocencia ni al debido pro-ceso, etcétera, etc… ad infinitum, igual que la tontería.

En el mundo actual, cibernético, el futuro llega mucho más rá-pido que antes, el hoy es más corto y las mentiras del presentesepultan digitalmente a la verdad, pero esa sepultura no puedeerradicar el derecho a la verdad prometido por una Comisiónde la Verdad, que deseamos no se convierta en un simple cami-són de la verdad.

Honduras y sus desastres, financieros y sociales y políticos urgede todos los hondureños, y Honduras espera que cada hondu-reño sepa cumplir con su deber.

Gracias a Ricardo Angoso por hacer posible la lectura de nues-tro contexto, con buena letra y mejor sintaxis, y, sobre todo, bonafide.

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INTRODUCCIÓN

El cambio político acaecido en Honduras, golpe de Estado paralos seguidores del depuesto Manuel Zelaya y simple relevoinstitucional para los representantes del ex presidente de facto,Roberto Micheletti, demuestra a las claras la debilidad de la de-mocracia hondureña y su crónica tendencia a la inestabilidad,todo ello dentro del convulso contexto político latinoamericanodonde hay un intenso debate, a veces violento, como se ha re-velado en este país centroamericano, entre los defensores delmodelo democrático liberal de corte occidental y aquellos quepropugnan regímenes de carácter populista, caudillista yneosocialista al estilo castrista. ¿Será Honduras el comienzo deuna nueva era para el continente?

Entonces, para explicar algunos procesos como el hondureño ylas causas que provocan las crisis encontramos que no todo soncausas endógenas, sino que la intromisión externa, concretamen-te del régimen de Hugo Chávez y sus aliados de la AlternativaBolivariana para Nuestra América (ALBA), precipitó los aconte-cimientos de una forma dramática y han llevado a la actual si-tuación.

Sin embargo, las elecciones del 29 de noviembre de 2009, con-vocadas mucho antes de la deposición de Zelaya y considera-das en su momento como ejemplares por la Organización delos Estados Americanos (OEA), han ofrecido una ocasión de oropara resolver la crisis, tras la elección del nuevo presidente,Pepe Lobo, y su desempeño institucional al frente de la primeramagistratura del país. El nuevo mandatario ya ejerce como talen la escena internacional y tan sólo su permanente deseopor favorecer el retorno de Zelaya ha causado tensiones y una


sensación de cierta angustia en el país. Finalmente, a mercedde un acuerdo entre los presidentes de Venezuela y Colombia,Hugo Chávez y Juan Manuel Santos, respectivamente, se facili-tó el regreso de Zelaya el 28 de mayo de 2011, en un gesto queallanaba el camino para el reingreso de Honduras en la OEA.

Luego la “cascada” de reconocimientos internacionales, lide-rada por los Estados Unidos, y la presencia de Honduras en laCumbre de Madrid Unión Europea-América Latina y el Cari-be –aunque fuera a título menor– anunciaron, a bombo y pla-tillo en su momento, el final del “largo invierno” a que habíasido condenada Honduras por la llamada comunidad interna-cional. Tan sólo la ALBA y los excepcionales casos de Argenti-na y Brasil se negaron en su momento a reconocer la nuevarealidad sobre el terreno en Honduras y reconocieron como“legítimo” al ya casi fenecido “ejecutivo” (¿?) de Mel Zelaya.Ahora, sin embargo, al regresar Zelaya también estos países seaprestan a normalizar sus relaciones con este país, a excepciónde Ecuador, que sigue considerando como “golpista” a la ad-ministración de Lobo y que votó en contra del regreso de Hon-duras a la OEA.

Por último, los recientes descubrimientos revelados por los pa-peles de WikiLeaks nos han dado nuevos elementos y datos,por si no hubiera ya suficientes, para conocer la personalidadde Zelaya: se trataba de un caudillo ambicioso, aislado del mun-do y capaz de vulnerar todas las leyes y constituciones con talde perpetuarse en el poder siguiendo la estela de su adoradoHugo Chávez. De la misma forma, y en esta dirección, la Comi-sión de la Verdad y la Reconciliación de Honduras, creada porel presidente Lobo para dilucidar las responsabilidades de laspartes en los sucesos de junio de 2009, dictaminó recientementeque el presidente Zelaya sí fue responsable de su deposiciónpor haber vulnerado el orden político y constitucional hondu-reño y por haber desafiado al país en su intento de llevar a cabouna consulta reeleccionista.

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PRIMERA PARTE:LOS ORÍGENES DE

LA SIN RAZÓN

ZELAYISTA

1. Zelaya irrumpe en la vida política hondureña

Las recientes “turbulencias” vividas en los últimos dos años enHonduras, que llegaron a su clímax tras la intervención del ejér-cito destituyendo al presidente Manuel Zelaya, apodado Melpor sus seguidores, el pasado 28 de junio de 2009, muestra a laclaras el fracaso de un sistema que no fue capaz por la víainstitucional de gestionar la gravísima crisis política que pade-cía el país desde hacía meses.

También se percibe claramente la incapacidad de la clase po-lítica de esta nación centroamericana por resolver sus dife-rencias en las instituciones representativas y por la vía deldiálogo, al tiempo que pervive la inercia de un pasado en el que


la utilización de la fuerza fue un elemento capital junto con otroselementos exógenos que conviene analizar en profundidad paraentender las claves de este complejo y abigarrado “paisaje” queno se ciñe, desde luego, a las burdas simplificaciones que desdealgunos medios se han vertido gratuitamente y sin sólidos ar-gumentos.

Siendo una democracia joven, asentada en los tiempos de laGuerra Fría y el conflicto civil que asoló a Centroamérica enlos ochenta, Honduras celebró sus primeras elecciones libres,ya no bajo la tutela de un ejército siempre muy presente enla vida política del país, en el año 1982, cuando Roberto SuazoCórdova se convirtió en el primer presidente plenamente de-mocrático. Desafortunadamente, pese a haberse celebradoelecciones libres e iniciarse la transición a los gobiernos civi-les tras un largo periodo de predominancia militar que sehabía iniciado en 1963 con el Golpe de Estado contra el presi-dente constitucional del país, Ramón Villedas Morales, lascosas no resultaron fáciles para esta joven democracia, sobretodo debido a la grave inestabilidad que se vivía en la región.El conflicto nicaragüense –los sandinistas habían llegado alGobierno, pero sufrían la guerra a instancias de los EstadosUnidos, que apoyaban a la “contra” antisandinista– y la per-sistencia de crónicos problemas sociales, económicos y polí-ticos que condicionaron todo el proceso de cambio y reformaen Honduras.

La democracia hondureña, sin embargo, poco a poco se fueestabilizando y en la presidencia del país se sucedieron los pre-sidentes José Azcona Hoyos (1986-1990), Rafael Leornado Ca-llejas (1990-1994), Carlos Roberto Reina (1994-1998), Carlos FloresFacussé (1998-2002) y Ricardo Maduro (2002-2006). Liberales ynacionalistas, los dos partidos tradicionales e históricos, se al-ternaban en el poder y manejaban los hilos institucionales a tra-vés de una rígida Constitución, aprobada en 1982, que descartaba

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la reelección presidencial a través de los artículos del textodenominados “pétreos” y tratando de evitar los excesos y des-manes que un rígido bipartidismo causaban al país. Así se suce-dieron las cosas hasta el año 2006, en que los nacionalistas fueronderrotados y el Presidente Maduro cedió la banda presidencialal liberal Zelaya.

Zelaya, que se había formado en las filas liberales, tenía fama dehombre afable, chistoso, simpático e incluso de buen profesio-nal, pues su trayectoria política era larga y se había granjeadouna cierta popularidad debido a su estilo desenfadado y su as-pecto bonachón. Las expectativas eran muchas, el país estabaansiado de soluciones y los problemas, tras el paso de los hura-canes y otras inclemencias naturales, eran muchos. Y ahí co-menzó la pesadilla que concluyó el pasado 27 de enero de 2010,cuando tomó posesión el presidente electo en las elecciones denoviembre, Pepe Lobo.


2. Los primeros tropiezos del Presidente Zelaya

Para entender la crisis hondureña hay que zambullirse no sóloen los aspectos políticos del sistema, sino que tienen que ana-lizarse en profundidad otros factores, que están más en rela-ción con la psicología política que con la ciencia de este mismoapellido, como la irresponsabilidad de Mel al pretender per-petuarse en el poder al margen de la legalidad política y cons-titucional y el desprecio hacia las formas democráticasesgrimido por sus partidarios antes y después del siempreanunciado “golpe de Estado”. Sin tener una visión general delo acaecido en este pequeño y depauperado país antes del 28de junio, será muy difícil comprender los acontecimientos quese suceden en cascada desde esa jornada histórica y los previ-sibles escenarios hacia donde puede evolucionar el “sainete”hondureño, aunque ya parece superado para siempre y no seesperan nuevos capítulos “dramáticos”. Al menos eso pensá-bamos hasta hace unos meses, antes del regreso de Zelaya dela mano del presidente Lobo.

El conflicto entre la institucionalidad y el entorno de Zelaya,entre los que destacaba con luz propia y especial protagonismosu ex canciller Patricia Rodas, estaba servido desde los prime-ros días. Venía de lejos y el mes de junio de 2009 fue tan sólo elcatalizador de un sinfín de tensiones y desencuentros. Con-viene recordar que Rodas, la todopoderosa presidenta del Par-tido Liberal hondureño y bien conocida en los círculosizquierdistas de su país por sus simpatías con la revolucióncubana y los sandinistas, ha tenido una influencia decisiva enla evolución política de Zelaya. Con vínculos familiares conNicaragua y asidua visitante de este país desde hace años,donde solía asistir frecuentemente al aniversario que marcabael final de la dinastía Somoza, Rodas al parecer habría conven-cido a Zelaya, en una fecha tan reciente como julio de 2007,para que asistiera a este evento. Craso error en un continente

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donde los símbolos y gestos tienen tanto o más valor que loshechos en sí mismos.

No olvidemos que Honduras es uno de los países más con-servadores de Centroamérica y, quizá, el principal baluartecatólico de la región. País muy vinculado a la estrategia norte-americana durante los tiempos de la “doctrina de seguridad na-cional”, en que se debía luchar desde dentro para acabar con el“enemigo comunista”, Honduras acabó convirtiéndose en el“portaviones” desde donde se gestó la “contra” destinada a aca-bar con la revolución sandinista en los ochenta. Además, poseeuno de los ejércitos más influenciado y formado, vía la fenecidaEscuela de las Américas, por el ejército norteamericano. Los cam-bios, en esta zona del mundo marcada por la tradición y el con-servadurismo, tienen que hacerse de una forma pausada ymoderada. Ello explica porqué la sociedad hondureña no fuemuy receptiva a los radicalismos y a los excesos que exhibíaZelaya. Más bien lo contrario.

Unos meses más tarde de su baño de multitudes sandinista, endonde los líderes de Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezue-la, animados por la mismísima Rodas y la esposa de Daniel Or-tega, Rosario Murillo, llegaron a cantar “El pueblo unido jamásserá vencido”, el presidente Zelaya llegó a defender pública-mente la inclusión de Honduras en la Alternativa Bolivarianapara los Pueblos de Nuestra América (ALBA), objetivo que mástarde concluiría exitosamente. Paradójicamente, el ex presiden-te de Honduras, Roberto Micheletti, votó a favor de la inclusiónde Honduras en el ALBA.

Pero sigamos con el relato de los hechos que ahora nos ocupan.Entre el año 2007 y el 2008 se suceden los contactos e intercam-bios políticos y comerciales con la Nicaragua sandinista y laVenezuela de Chávez, la izquierdización de la política exte-rior hondureña es clara, mientras comienza a crecer la preo-cupación en las filas del empresariado de este pequeño país,


de donde procede Zelaya, en la Iglesia católica –un baluarteultraconservador en uno de los países más religiosos del conti-nente, como ya se ha dicho antes– y en el ejército, seguramenteel más ligado de toda América Central con los Estados Unidos ycon mejores relaciones con todas las administraciones norteame-ricanas de todos los signos. Hasta Ronald Reagan lo ensalzó enlos tiempos de su peculiar “cruzada” contra el comunismo.

Y Zelaya, empeñado en construir un guión a su medida y encontra de las tradiciones de su pueblo, siguió su camino sin im-portarle nada y despreciando a las instituciones. Por ejemplo,en un hecho que causó una gran ofensa a la clase política de supaís y a la sociedad hondureña, Hugo Chávez fue invitado aTegucigalpa, donde se inmiscuyó en los asuntos internos delpaís y llamó a la disolución de los partidos tradicionales por-que, en opinión del sátrapa caribeño, ya no representaban losintereses nacionales de Honduras. En su estilo grosero y desen-fadado, despreciando las formas y los modales en su trato conlas instituciones y los representantes hondureños, Chávez mos-tró a los hondureños su peor faz, pero también señaló a Zelayacomo un arribista capaz de pactar hasta con el Diablo con tal deseguir en el poder y de seguir su huida hacia adelante, que de-bía de concluir en la fundación de una nueva satrapía al estilode la venezolana.

En enero de 2009, Zelaya comienza a concretar y consolidar suacción exterior en esta dirección izquierdizante. Nombra, de unaforma sorprendente y causando un gran revuelo –hasta los pe-riodistas presentes en la rueda de prensa en la que se anunciasu nombramiento abuchean al máximo líder y le muestran sudisconformidad con tal medida–, a la ya citada Rodas comonueva canciller de Honduras. Así comienza la súbita transfor-mación de Zelaya y el influjo del hechizo de la nueva cancillera.También un cambio radical, que preocupa a todos en el exterior,pero sobre todo a los Estados Unidos y sus aliados en la zona,en su rumbo en la política internacional.

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El embajador norteamericano en Tegucigalpa escribía en esasfechas: “Pero también existe un Zelaya siniestro, rodeado porunos pocos asesores vinculados tanto a Venezuela y Cubacomo al crimen organizado”. Según el embajador, tal comorevelaron los papeles del Departamento de Estado divulga-dos por WikiLeaks, “Zelaya se siente cómodo con las FuerzasArmadas y la Iglesia católica, pero le molesta la mera existen-cia del Congreso, del Fiscal General y de la Corte Suprema.Sus ataques a la prensa han puesto en peligro a varios perio-distas críticos. Su estrategia para salirse con la suya es la inti-midación y el acoso. Lo peor, sin embargo, es que está cadavez más rodeado por gente implicada en el crimen organiza-do”. El narcotráfico, en efecto, aumentaba en el país y lasavionetas cargadas de droga, seguramente procedentes deVenezuela, aterrizaban impunemente en Honduras. Así des-cribían los norteamericanos a Zelaya antes de los aconteci-mientos que todos conocemos.

Mientras tanto, y una vez consolidado su poder, en enero de2009, Rodas comienza sus contactos con Teherán, siguiendo lospasos de Chávez; intensifica las relaciones con Cuba, apoyandoamplios programas de cooperación bilateral, y mantiene un altonivel de interlocución y diálogo con Bolivia y Ecuador –dos delos principales aliados continentales del régimen de Caracas–.El antecesor en el cargo a Rodas, Milton Jiménez, conocido tam-bién por sus ideas izquierdistas y su cercanía a Zelaya, se viosuperado por la izquierda.

La comunidad judía hondureña, por ejemplo, puso el grito enel cielo cuando la cancillera anuncia su intención de establecerrelaciones diplomáticas con Irán, antesala segura, tal como hapasado en Venezuela, de un enfriamiento en las relaciones deeste país centroamericano con Israel y un auge del antisemitis-mo. La retórica antisemita, rayana en las tesis del presidenteiraní Mahmud Ahmadineyad, es uno de los ejes centrales del


discurso del presidente Chávez en política exterior; atacan a Is-rael y, de paso, al mundo judío.

Pero la influencia de estos países en la vida política hondureñatambién comienza a notarse en el interior. Siguiendo los pasosde sus nuevos aliados, Zelaya, ya transformado en el Mel máspopulista y caudillista de su mandato, anuncia también su in-tención de reelegirse por otro período, contraviniendo la Cons-titución y el ordenamiento jurídico hondureño, y su deseo decelebrar una consulta –al estilo de la realizada por Chávez enVenezuela y otros en el continente– para legitimar un procesoque a todas luces resultaba ilegal, tal como ya se ha expuesto enotra parte de este escrito. La preocupación en la sociedad hon-dureña llegó al paroxismo cuando se anunció dicha consultapara el pasado 28 de junio.

Resumiendo, y para concluir este capítulo, como explicaba elanalista José Herrera, “el punto de inflexión en el mandato deZelaya se produjo con el anuncio de un giro del país al socialis-mo, contra el criterio de su partido y con el transfondo de laadhesión al acuerdo Petrocaribe promovido por Chávez. Me-diante la adhesión a dicho acuerdo, Honduras accedía a la com-pra de petróleo venezolano subvencionado con una financiaciónmuy ventajosa respecto a la del mercado (1% de interés duran-te 25 años sobre la mitad del coste total). El acuerdo era benefi-cioso para Manuel Zelaya en tanto que generaba liquidez yotorgaba mayor capacidad de gasto público, mientras que aHugo Chávez le permitía ganar influencia en uno de los paísesde la región tradicionalmente más inclinados a apoyar las tesisde Estados Unidos”.

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3. Crónica de un “conflicto” institucional anunciado

La bipolarización del país estaba servida y los sectores más mo-derados de la sociedad hondureña, en los que la figura de Rodassembraba la desconfianza, creyeron ver en la mano de lacancillera las erróneas decisiones que tomaba el máximo líder,cada vez más cerca del chavismo que de los ideales liberales conlos que se aupó al poder por la vía democrática. Rodas, que ha-bía recibido duras críticas durante su mandato como presidentadel Partido Liberal, sobre todo por sus ideas izquierdistas, habíaconseguido en muy poco tiempo sembrar la división en su for-mación política, dejarla al margen de las grandes decisiones quetomaba Zelaya, y sembrar el caos y el desorden en el proceso derenovación de cargos. Por cierto, que en dicho proceso fue ele-gido presidente del Partido Liberal su sempiterno enemigo yactual presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti. Elproceso de elección, claro está, se celebró de una forma libre ydemocrática.

Las espadas entre Rodas y Micheletti estaban en alto desde elpasado mes de abril del año 2009 y la crisis en el seno de losliberales hacía presagiar futuros y seguros enfrentamientos en-tre ambos con consecuencias para todo el país. Mientras la crisisse revelaba en toda su dimensión sobre este telón de fondo,Zelaya seguía con sus preparativos para llevar adelante su con-trovertida consulta. La supuesta mansedumbre que mostrabaZelaya ante Rodas, según testigos presenciales que les han visto“actuar” juntos, no era digna de crédito. Ante este afán de Zelayay sus partidarios por seguir en el poder a cualquier precio, lasinstituciones hondureñas respondieron duramente en su con-tra, argumentando que la reelección del presidente iba en detri-mento del orden constitucional y socavaba los principiosjurídicos sobre los que se asienta el endeble Estado de Derechohondureño. Zelaya se estaba quedando aislado en la sociedad yparecía desconocerlo.


Paralelamente a sus maniobras para continuar con la consultapuesta en entredicho, el Tribunal Supremo Electoral, la CorteSuprema de Justicia, la Fiscalía General y el Congreso de la Re-pública declararon ilegal la misma. Además, y en una vueltamás de tuerca, el Congreso aprobó una Ley el 23 de junio don-de se rechazaba la celebración del referéndum. Rodas, mientrastanto, callaba, pues sabía de su impopularidad y de la encruci-jada a la que había llevado a su presidente.

Luego los acontecimientos se suceden en cascada y precipitan,de una forma irreversible, las fatales consecuencias que tienenpara Honduras unas decisiones erróneas y una percepción desu propia realidad social cuando menos fallida. Zelaya, en unarrebato autoritario, destituye al jefe de las Fuerzas Armadas, elgeneral Romeo Vásquez Velásquez. El “pecado” de Vázquez fuehaberse negado a obedecer acciones ilegales. No podía tolerarque las Fuerzas Armadas hondureñas se prestasen a realizaractos ilegales e inconstitucionales y pagó por ello. Pero, dandocontinuidad a la larga cadena de desaciertos, Zelaya incurre enotro desatino inconstitucional: el jefe del ejército sólo podía serdestituido por el Congreso Nacional y por el Presidente de laRepública.

Zelaya pretendía que las Fuerzas Armadas llevasen a cabo eltrabajo logístico relacionado con la consulta y que incluso to-masen partido a su favor, en una peligrosa acción que amenaza-ba con provocar seguras consecuencias, tal como ocurrióulteriormente. ¿No es acaso un golpe de Estado utilizar al ejér-cito para llevar a cabo una acción ilegal e inconstitucional porparte de un ejecutivo desautorizado? Y la Corte Suprema votaen contra de tal destitución que tan sólo responde a los capricho-sos deseos de su presidente y que actúa siguiendo fórmulas delpasado ya en desuso en un Estado plenamente democrático.

Mientras, Zelaya, en plena huida hacia delante y siguiendo elllamado del hechizo que le domina desde principios del año

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2009, descalifica a todas las instituciones hondureñas, desde ellegislativo al poder judicial, pasando por el ejército, la Iglesia,las confesiones religiosas minoritarias y la propia formación quele había dado todo en su carrera política, denominando a todosellas como parte de lo peor de la “oligarquía” hondureña y deestar al servicio de los más oscuros intereses de la derecha cen-troamericana. En aquellas fechas, el embajador norteamericanoFord escribía: “Su búsqueda de inmunidad para numerosas ac-tividades del crimen organizado perpetradas en su Administra-ción lo convertirá en una amenaza para el Estado de derecho yla estabilidad institucional”

El conflicto entre las partes tan sólo podía desembocar en unasegura colisión entre los poderes constitucionales hondureñosy el ex presidente que traicionó el mandato que el pueblo y supartido le habían entregado hace apenas cuatro años. De nadasirvieron las serias advertencias que en las primeras semanasde junio le habían lanzado las Fuerzas Armadas hondureñas,el legislativo, la Iglesia católica, algunos dirigentes de su anti-guo partido e incluso algunas figuras de la escena internacio-nal, como el enviado norteamericano John Dimitri Negroponteo el Subsecretario para América Latina del Departamento deEstado norteamericano, Thomas Shannon, quien también pi-dió al depuesto mandatario que no siguiera adelante con susplanes suicidas.

Zelaya estaba jugando con fuego y lo sabía, tan sólo debía dedesconvocar la consulta ilegal y pactar una salida consensuadaa la grave crisis institucional que padecía el país. Simplemente,una salida democrática y dialogada con todos los actores políti-cos; así se hubieran evitado males mayores. Incluso un medioconocido por sus ideas zelayistas, como Le Monde Diplomatique,reconocía en una de sus una de sus ediciones del año 2009 queZelaya conoció con lujo de detalles en los días previos a la inter-vención del ejército, encuentro con Negroponte por medio para


convencerlo de la necesidad de revertir dicha consulta, de quesu afrenta sólo podía acabar de la forma en que acabó. El granmisterio, quizá para misión de los historiadores hondureños, es¿por qué siguió adelante con su afrenta al sistema democráticohondureño? En definitiva, como señala el ya citado embajadorFord, el presidente hondureño “sigue teniendo mucho del ado-lescente rebelde que reta a la autoridad”.

Zelaya tenía un proyecto totalitario para Honduras, copiandofielmente el modelo del propio Chávez en Venezuela, tal comodenunciaba José Herrera: “Oficializado el ingreso en la primerafila del chavismo, sólo quedaba esperar para ver la puesta enmarcha de la “hoja de ruta” destinada a desmantelar la demo-cracia liberal. Una estrategia que ya se ha puesto en funciona-miento en otros países de la región, y que tiene como elementoscomunes la convocatoria de una Asamblea Constituyente, lareforma constitucional, la reelección presidencial, el controlpolítico de todas las instituciones democráticas y, finalmente, eldesmantelamiento del Estado de derecho. La consecuencia, taly como ha ocurrido en Venezuela, es que el Estado queda alservicio del proyecto totalitario y se extingue cualquier ámbitode libertad”.

Pero, en lugar de cesar en su titánica obra en contra del ordenlegal, quizá jaleado y animado por sus socios de la ALBA, entrelos que destacan los dirigentes Hugo Chávez, Fidel Castro yDaniel Ortega, Zelaya decidió seguir su camino y dar la batalla,es decir, apostar por la celebración de la consulta ya desautori-zada por todos los poderes institucionales y convocar a todassus fuerzas para llevar a cabo la misma. Zelaya se mostraba im-pertérrito en su absurdo proceso de deslegitimación política quetan sólo podía terminar tan absurdamente, y valga la redun-dancia, como ha concluido.

Algo olía a podrido en Honduras, tal como señalaba el escritorMario Vargas Llosas, en su artículo El golpe de las burlas, al que

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cito textualmente:”Si el comandante Hugo Chávez, grandesestabilizador de la democracia latinoamericana, ex golpistay megalómano caudillo que ha convertido a Venezuela en unapequeña satrapía personal y aspira a hacer otro tanto con el res-to de América Latina, se arroga el rol de defensor del Estadohondureño, además de un eclipse del sentido común y de laracionalidad, comprobamos una evidencia: que algo debía an-dar podrido antes de este golpe en ese pequeño país latinoame-ricano convertido hoy en el centro de la atención mundial. Y enefecto, Honduras estaba a punto de caer, tras Bolivia, Nicaraguay Ecuador, en la órbita de Hugo Chávez cuando sobrevino laintervención militar. Manuel Zelaya era la última conquista delcaudillo venezolano”.


4. Continuidad constitucional en una situación deconflicto

Así las cosas, y con la tensión en aumento en la calle, el 28 dejunio las Fuerzas Armadas, de acuerdo con el resto de las insti-tuciones del Estado, decidieron actuar y poner fin a la crisisinstitucional. Puede que la estética política con respecto a la ac-ción, así como la forma en que se procedió después, expulsandoa Zelaya, sea discutible, pero no cabe la menor duda de que el“golpe de Estado” no fue más que una acción técnica destinadaa contribuir a la apertura de un proceso de normalización polí-tica y constitucional. Era un contragolpe, pues el verdadero golpede Estado era el que pensaba perpetrar Zelaya el 29 de junio,cuando pensaba disolver el parlamento legítimamente elegidopor hondureños y fundar un nuevo régimen hacia un destinoincierto, aunque todo apuntaba que en la misma línea populis-ta, caudillista y autoritaria que el resto de sus aliados en la ALBA.

Se puede discutir acerca las formas, obvio, pero el diagnósticono era errado: el país estaba paralizado institucionalmente y alborde del enfrentamiento civil. Tampoco descartemos la posibi-lidad de un golpe de timón al estilo de los que Chávez acostum-bra. Se consumó una dolorosa pero necesaria acción queredundaría en el beneficio general y evitaría el derramamientode sangre. Una acción típicamente hondureña, si examinamosla larga historia de este país en intervenciones militares, perono fuera del orden constitucional, como aseguraban los detrac-tores de Micheletti. Esta sujeción al ordenamiento jurídico hon-dureño lo trataremos de demostrar en el presente ensayo.

Es cierto que no ha habido una transición pacífica y tranquila, queel cambio no se ha llevado de una forma dialogada, pero no esmenos cierto que la continuidad institucional se ha garantizado yque todos los poderes, legislativo, judicial y ejecutivo, han conti-nuado funcionando sin interrupción. Los militares no participa-

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ron en la acción del día 28 de junio para hacerse con el poder,sino para contribuir a la normalización política de Honduras. Des-de luego que, se diga lo que se diga desde los mentideros zela-yistas, los militares no dieron el golpe para quedarse en el poder,sino para cambiar la acción del Gobierno y salvar la democracia.

Pese a las acusaciones de la OEA, las Naciones Unidas, la UniónEuropea (UE) –condicionada por la política exterior española ymás concretamente de su ex canciller chavista, Miguel ÁngelMoratinos– y los Estados Unidos, en el sentido de que se habíatransgredido el orden constitucional, el “edificio” jurídico delEstado de Derecho hondureño ha salido indemne de la recien-te crisis. Fue el legislativo, de la mano del ex presidente delpaís, Roberto Micheletti, el que aprobó la suspensión de Zelayay el nombramiento del actual máximo mandatario. ¿No reside,acaso, la soberanía nacional de los países en los parlamentos?

Manipulada por los aliados izquierdistas de Hugo Chávez en laregión, la comunidad internacional no analizó los antecedentesde la crisis ni tuvo en cuenta el profundo colapso institucionalque vivía en el país, al borde de la confrontación civil entre lospartidarios del ex presidente Zelaya y los que defendían el Esta-do de Derecho. El verdadero golpe de Estado, técnicamente ha-blando, fue el ejecutado por Zelaya al romper con las institucionesdemocráticas, traicionar el compromiso adquirido ante su electo-rado y su propio partido, el liberal, y descartar el consenso de suagenda política para desbloquear una situación que tan sólo po-día acabar como ha concluido. Además, había preparado para eldía 29 de junio la escena final del golpe maestro: la disolución delparlamento hondureño y el vacío legal que permitiría todo tipode tropelías y desmanes. El telón estaba cayendo, Honduras seencaminaba, quizá, hacia una dictadura sin apenas intuirlo.

Así llegamos al mes de junio del año 2009, momento en que sedisparan todas las alarmas y se pone en marcha el contragolpeque tenía como intención detener el verdadero Golpe de Esta-do: el de Zelaya y sus partidarios con el fin de sentar régimen y


cerrar las puertas del sistema democrático para siempre siguien-do la estela de la Venezuela chavista. En primer lugar, muchoantes de la intervención del ejército, durante el pasado mes dejunio de 2009, Zelaya fe desautorizado por el parlamento, elpoder judicial y la máxima instancia electoral hondureña. Elorigen de esta serie de desautorizaciones provino de su erráticadecisión de plantear una consulta sobre su reelección, que ibaclaramente en contra de la Constitución hondureña, y que se-guía la misma deriva autoritaria que los procesos reeleccionistasde Bolivia, Ecuador y Venezuela, sus principales apoyos en suaventurada deriva interior y exterior.

Como señalaba en un artículo brillante el analista político ÁlvaroVargas Llosa, desde que anuncio su consulta Zelaya, el nuevocaudillo recién reconvertido al chavismo, se fue quedando solo:“En los meses siguientes (a la convocatoria de la consulta), todoslos organismos jurisdiccionales del país –el Tribunal Supremo Elec-toral, la Corte Suprema, la Fiscalía, el ombudsman de los dere-chos humanos– declararon que el referendo era inconstitucional(…). El Congreso, el Partido Liberal de Zelaya y una mayoría dehondureños (en sucesivas encuestas y a veces en las calles) ex-presaron su horror ante la posibilidad de que el Presidente se per-petuase en el poder y pusiese a Honduras en manos de Chávez.Desafiando las disposiciones judiciales, Zelaya persistió. Rodea-do de una turba, irrumpió en las instalaciones militares donde seconservaban las boletas electorales y ordenó su distribución. Lostribunales declararon que Zelaya se había puesto al margen de laley y el Congreso inició un juicio político para destituirlo”.

La Constitución de Honduras no deja lugar a la duda y ponefuera de la Ley a aquel presidente que pretenda reelegirse,tal como intentaba Zelaya. “No podrán reformarse, en nin-gún caso, el artículo anterior –se refiere al 373, sobre la reformaconstitucional–, los artículos constitucionales que se refieren ala forma de gobierno, el territorio nacional, al período presi-dencial, a la prohibición para ser nuevamente Presidente de la

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República, el ciudadano que lo haya desempeñado bajo cual-quier título y el referente a quienes no pueden ser Presidentede la República por el período subsiguiente”, reza el artículo374 de la Constitución de la República de Honduras, en un tex-to que no se presta a las especulaciones banales.

Incluso la Conferencia Episcopal, en un comunicado emitido el3 de julio de este año tras los acontecimientos del 28 de junio,aseguraba que conforme a lo contemplado en el Artículo 239 dela Constitución de la República, quien proponga la reforma deeste Artículo, “cesa de inmediato en el desempeño de su cargoy queda inhabilitado por diez años para el ejercicio de toda fun-ción pública. Por lo tanto, la persona requerida, cuando fue cap-turado, ya no se desempeñaba como Presidente de la República”,refiriéndose claramente al ex presidente Zelaya.

La Carta Magna, como han destacado en estos meses de crisisnumerosos constitucionalistas y expertos en derecho político,contiene lo que se denominan “Artículos Pétreos”, que no sepueden reformar y que constituyen la “columna vertebral” delordenamiento constitucional hondureño. Conviene repasar,como complemento al ya citado artículo 374, el Artículo 239 dela misma Constitución, que establecía claramente: “El ciudada-no que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo nopodrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta dispo-sición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyendirecta o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempe-ño de sus respectivos cargos”.

La denominada “cuarta urna”, que es como se denominaba a lareelección de Zelaya, sembró la discordia civil, el enfrentamientoentre los distintos poderes civiles, la desunión en las filas libera-les, que hasta ese momento habían sido su principal sustento, yla polarización del país en dos bloques que al día de hoy se hantornado en antagónicos, aunque los partidarios del depuestoZelaya, tal como se vio en las elecciones de noviembre, cada vez


son menos y gozan de escaso predicamento en la comunidadinternacional. La consulta para la reelección abrió la Caja dePandora de los enfrentamientos, conflictos y rencillas que des-embocaron en el proceso iniciado el 28 de junio del año pasado ylos acontecimientos ulteriores. Su popularidad, antes de su llega-da en mayo de 2011, apenas rozaba el 5% en las encuestas.

Tampoco se sabía qué iba a suceder después, tal como señalabaManuel Alcántara Sáez, catedrático y vicerrector de RelacionesInternacionales y Cooperación de la Universidad de Salamanca,que cito literalmente: “(…) Algo más grave, ha sido la actuaciónde Mel Zelaya de intentar forjar una senda para su continuidaden la vida política activa hondureña. En un escenario donde yaestaban elegidos los candidatos de los dos tradicionales, y muyoligárquicos, partidos del país, propuso la celebración de un irre-gular referéndum en el que la ciudadanía fuera consultada sobreuna reforma constitucional que, entre otros elementos, incorpo-rara la reelección presidencial. El desencadenamiento del golpede Estado nos privó de conocer cómo habría actuado en el pocoprobable caso de que hubiera tenido cierto apoyo popular en laconsulta, sin por otra parte garantía procedimental alguna”.

Y la comunidad internacional, al menos en esta ocasión, estabaerrada, tal como señaló en su momento el consultor y expertoen asuntos latinoamericanos Joaquín Villalobos: “Ha habido unareacción desproporcionada de la comunidad internacional queolvida la intromisión de Chávez en Honduras como factor ge-nerador del golpe. El castigo que se ha aplicado es superior a lafalta. El Gobierno de facto representa a una sociedad asustada,no es ni una dictadura real, ni una dictadura potencial. Es elmiedo a Chávez y a verse como Venezuela, Bolivia, Ecuador oNicaragua lo que provocó el golpe. La comunidad internacio-nal no les ha ofrecido hasta ahora una solución a su miedo ydesconfianza, sino que les continuó asustando y haciendo des-confiar más, y eso ni es político, ni es diplomacia, ni sirve pararesolver conflictos, sino para hacerlos crecer”.

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5. El protagonismo de patricia rodas en la crisishondureña

El trabajo de la canciller hondureña, Patricia Rodas, muchas se-manas antes de la consulta prevista, demuestra y revela a lasclaras el empeño de seguir adelante con sus planes aún a costade generar conflictos institucionales y vulnerando la propiaConstitución de la República de Honduras y otras Leyes hon-dureñas. También la coordinación con los cancilleres del ALBAen este abierto desafío a la institucionalidad hondureña paracambiar las “reglas de juego” y fundar régimen.

La sombra de la otrora todopoderosa ex canciller de Mel Zelaya,Patricia Rodas, estuvo presente, tal como hemos explicado an-teriormente, durante casi todo el último año de mandato deldepuesto constitucionalmente Presidente de Honduras, así lorevelan numerosos testigos, acontecimientos y pruebas docu-mentales, sobre todo en lo que se refiere a la izquierdizaciónde sus políticas y a la apuesta, en política exterior, por consoli-dar y afianzar la relación del país con la ALBA. Rodas, quehabía vivido en Cuba y Nicaragua, países en los que manteníaimportantes lazos políticos y personales, tenía muy claro elguión que pretendía desarrollar y donde debía desembocar elproceso: la fundación de un régimen al estilo venezolano, si esposible con partido único, y la ubicación definitiva del país enel bloque continental que lidera el presidente Hugo Chávezen América Latina. Para ello, ya que el fin justificaba los me-dios, estaba dispuesta a vulnerar la Constitución, despreciar elorden político y las instituciones hondureñas e incluso traicio-nar las ideas liberales de la formación de la que procedía ideo-lógicamente.

Zelaya, que tenía una larga carrera política pero que tenía unaescasa formación intelectual, se fue alejando de los principiosdemocráticos y de la formación que le había aupado al poder,


el Partido Liberal, a medida que la influencia del círculo de Rodasse hizo más presente y que su poder, sobre todo a raíz de sudesignación como canciller, comenzó a hacerse notar en la peorde las direcciones. En terminología leninista, era un “tonto útil”al servicio de la causa.

Así las cosas, los partidarios de Zelaya, con Rodas al mando,creían que tenían despejado el camino hacia la constituyente yla celebración de la consulta de la denominada “cuarta urna”,que en la práctica significaba la reelección de Zelaya, el fin delorden que hasta entonces había conocido Honduras y, segura-mente, el camino hacia un régimen de corte chavista y ajeno almandato constitucional, tal como ya se ha dicho en otras partesde este trabajo. Zelaya deseaba perpetuarse en el poder, no leimportaba la ideología, mientras que Rodas encontró en el ma-leable presidente el instrumento para llevar a cabo sus planes yconducir a Honduras hacia su proyecto izquierdista y chavista,tal como siempre había soñado y anhelado. Sabía que estaba enel momento indicado y con la persona indicada; nunca las cosasiban a estar mejor para llevar a cabo su obra. Nada más llegar ala cancillería, en un gesto que ya sugería por dónde iban a ir lasnuevas apuestas en política exterior, se reunió con representan-tes del régimen iraní, entabló férreas relaciones con Cuba, Ecua-dor, Nicaragua y Venezuela y se alejó de los tradicionales aliadosde Honduras, como los Estados Unidos e Israel. Luego, durantela crisis, exhibió lo peor de su discurso: su primario antisemitis-mo y su absoluta falta de patriotismo, habiendo liderado, consuerte, la condena al ostracismo y al aislamiento de Honduras.Rodas, cuando menos, debatía sido juzgada por alta traición,aunque los pactos Santos-Chávez la elevaron a los “altares” denuevo.

Así las cosas, y sabiendo que el tiempo es oro cuando ya se hatomado la decisión de llevar a cabo la consulta de la cuarta urnapara el 28 de junio, Rodas comienza a maquinar con los paísesdel ALBA para que el proceso siga adelante, goce de alguna

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legitimidad internacional y asestar un duro golpe a sus adver-sarios políticos. También, en su desprecio por las institucioneshondureñas, que ya se habían manifestado claramente en con-tra la consulta de la “cuarta urna”, Rodas trabajaba para con-vencer al presidente Zelaya de la necesidad de disolver ellegislativo una vez que hubiera pasado la ilegal consulta del 28de junio de 2009.

En los documentos que adjuntamos en los anexos se puede vercómo Rodas trata de “informar” a los países del ALBA y tam-bién a los vecinos de la legitimidad de la consulta que ha puestoen marcha para el 28 de junio, aunque tanto el Tribunal Supre-mo Electoral, el poder legislativo y el poder judicial, junto conlos partidos políticos tradicionales se habían manifestado clara-mente acerca de la inconstitucionalidad de la misma y el carác-ter ilegal de la pantomima electoral.

Rodas, sin embargo, paralelamente al trabajo institucional quese desarrollaba para intentar evitar el enfrentamiento y la yacasi inevitable destitución del ex presidente que seguía empe-ñado en su desafío a las instituciones hondureñas, trabajaba enla organización de la consulta en coordinación con los paísesdel ALBA, a los que exhortaba a enviar observadores interna-cionales, con todos los gastos pagados. El trabajo de la canciller,muchas semanas antes de la consulta prevista, demuestra y re-vela a las claras el empeño de seguir adelante con sus planesaún a costa de generar conflictos institucionales y vulnerandola propia Constitución de la República de Honduras y otras Le-yes hondureñas.

Zelaya, al tiempo que se producían estos movimientos, de losque eran informados minuciosamente y con todo lujo de deta-lles los cancilleres de los países del ALBA, maquinaba para neu-tralizar a sus adversarios políticos y a las institucioneshondureñas que se oponían, con las Leyes en la mano, a suspretensiones. Unos días antes, cuando ya había recibido desde


Venezuela el material electoral para la consulta, cesa de una for-ma abrupta y ajena a toda lógica al jefe de las Fuerzas Armadashondureñas, Romeo Vásquez, y comienza la cuenta atrás parael verdadero golpe de Estado: el “vaciamiento” de facto de com-petencias de las instituciones y el camino para la reelección in-definida. Se trataba de cambiar las “reglas de juego” establecidaspor todos los actores políticos y fundar un nuevo régimen sobrebases ilegales.

Luego, el contragolpe del 28 de junio, rudo en sus formas quizápero absolutamente acorde al orden político y constitucionalhondureño, torció sus planes y acontecieron los sucesos quetodos ya conocen. Ese día, por supuesto, también se torció elproyecto político que para Honduras tenía Patricia Rodas y sumentor ideológico, el presidente golpista Hugo Chávez Frías.El desenlace de la crisis en Honduras no ha significado el finaldel chavismo, no es ni siquiera el principio del final, para-fraseando a Churchill, puede ser, más bien, el final del princi-pio, su inesperado Waterloo geoestratégico. Pero la amenaza,tras el inesperado regreso de Zelaya a Honduras, sigue presen-te y Chávez sigue maquinando para que el plan Honduras lle-gue a su fin.

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6. Honduras, el Waterloo estratégicode Hugo Chávez

“La salida de Zelaya ha supuesto el primero retroceso impor-tante para los intereses de Hugo Chávez. Por primera vez, lasinstituciones de un país han dado la espalda a un líder popu-lista y han salido en defensa de la democracia. La Constitu-ción ha funcionado. Se ha evitado el vaciamiento de lademocracia liberal”, aseguraba el citado analista José Herreraal referirse al desenlace de la crisis hondureña provocada porel propio Zelaya.

Aparte de estas consideraciones certeras, la intromisión externade los países de la ALBA en los asuntos de Honduras no hacesado desde la deposición de Zelaya. Apoyo de los diplomáti-cos cubanos, nicaragüenses y venezolanos a los partidarios delpresidente saliente en suelo hondureño, contraviniendo todaslas normas del derecho internacional; cobertura a bandas arma-das de simpatizantes de Zelaya en la frontera nicaragüense;hostigamiento político, mediático y diplomático en todos losforos a las nuevas autoridades hondureñas; llamado interna-cional a todo tipo de sanciones, incluso humanitarias, contraTegucigalpa; expulsión de los embajadores no zelayistas en Ar-gentina, Chile, España y otros países; imposición de un bloqueoeconómico y comercial a Honduras utilizando todos los mediosy, finalmente, boicoteo permanente a toda forma de diálogo yreencuentro entre los dos bloques enfrentados en la crisis, con-cretamente “torpedeando” el Plan Arias, han sido, a modo derosario resumido, las medidas “bélicas” tomadas por Chávez ysus partidarios contra la Honduras que trata de resituarse en laescena internacional tras la larga crisis vivida. Zelaya, que al díahoy se sigue considerando presidente de Honduras y como tales reconocido por una mínima parte de la comunidad interna-cional, ha perdido todo su crédito político y tan sólo sigue guar-dando algún predicamento en las filas de los países claramente


alineados con Chávez. Su regreso, sin embargo, hace presagiarfuturas crisis y nuevas campañas de desestabilización por partede la mal llamada “resistencia”.

Pero Zelaya también ha sido vilmente utilizado por el chavismopara sus espurios fines, tal como aseveraba el ya citadoVillalobos en un lúcido análisis: “La ilegalidad con la que ac-tuaron los políticos y los militares hondureños responden a larealidad de una transición democrática incompleta en ese país,pero no hay que equivocarse Honduras es la víctima, Chávezel victimario y Zelaya un pobre ingenuo que fue utilizado paracrear este conflicto”.

Y es que el primer gran error en la percepción occidental a lahora de analizar los acontecimientos que se sucedieron en Hon-duras desde enero de 2009 es descontextualizarlos de la rea-lidad actual en América Latina. Estamos viviendo un enfrenta-miento, en clave geopolítica, entre dos bloques con claras dife-rencias políticas e ideológicas. A este respecto, hay que reseñarque el continente vive desde hace diez años inmerso en unalucha a muerte entre los que defienden los modelos democráti-cos de corte occidental para sus países o los que abogan por unasuerte de caudillismo populista de ribetes autoritarios y con unaclara apuesta, en lo económico, por la cubanización de susmaltrechas economías. Es lo que Chávez denomina el “socialis-mo del siglo XXI”, que hasta el día de hoy, que se conozca, no hadado más resultados concretos que un Estado venezolanoinfuncional minado por la corrupción, el nepotismo y el despil-farro de los fondos procedentes de la bonanza petrolera, y queen otros Estados del continente –Bolivia, Ecuador y Nicaragua–se “ensaya” con resultados parecidos. Fórmulas caducas y fra-casadas, junto a la emergencia de un autoritarismo de nuevocuño, son las principales características de este sistema político.Luego está la calidad de la democracia, que se pretendedescafeinar y vaciar de contenidos reales en aras de la perpe-tuación de unas élites que utilizan el sistema como un medio

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para seguir en el poder y no como un fin en sí mismo; preten-den la legitimación democrática de cara al exterior pero descon-fían de los mecanismos mismos del sistema en el interior de suspaíses. Sus democracias, ya carentes de derechos y libertadesfundamentales, son cascarones vacíos en el océano del totalita-rismo rumbo hacia la dictadura total sin posibilidad de cambio.

En cierta medida, el modelo político inspirado por Hugo Chávezrecuerda mucho, al menos en las formas, al régimen nazi, quetambién utilizó los medios democráticos para llegar al poder yuna vez conseguido el mismo subvirtió el orden vigente yclausuró todas las instituciones democráticas, comenzando ellargo camino hacia la tiranía. Verdades que molestan en Occi-dente en aras de preservar nuestros pingües negocios e intere-ses en esta zona del mundo. El fin justifica todos los medios.

La intromisión de Chávez en la vida política de otros países esun rasgo característico del proyecto hegemónico y totalitario queencarna el ex militar venezolano. Ex golpista y autoritario,Chávez apoyó, en su momento, al contrincante izquierdista ypopulista de Allan García en Perú, Ollanta Humala; simpatiza,sin ocultarlo, con la organización terrorista colombiana FARC(homenajeada sin rubor y ensalzada por los partidarios del sá-trapa de Caracas en las calles venezolanas); apoya a las organi-zaciones más izquierdistas de todo el continente y ha tejido,con la ayuda de Ecuador, la infuncional e increíble alianza de-nominada ALBA, una suerte de Pacto de Varsovia bis que tratade aglutinar a las nuevas potencias izquierdistas de la región.Incluso, en fechas recientes y a través de su programa televisivoAló Presidente, siguió considerando a las FARC casi como unaheroica y valiente fuerza guerrillera que lucha contra un ejérci-to (el colombiano) tildado de criminal por el dictador de Cara-cas. ¿Se puede caer más bajo?

Honduras era parte del proyecto político estratégico deChávez. Había intereses políticos y económicos en juego para


adueñarse de este pequeño país centroamericano. Una vez con-solidado el poder de Zelaya, pensaba el sátrapa venezolano, lacubanización del país, al estilo de lo que había pasado en Boli-via, Ecuador, Nicaragua y la misma Venezuela, estaría servida.Sin embargo, el dictador venezolano, que se cree con derecho aentrometerse sin límites en la vida política de todos los paísessin ningún sonrojo, esta vez se vio superado por los aconteci-mientos y la reacción hondureña, desde luego, no estaba con-templada en el guión, en vista de la violenta respuesta deCaracas.

En este sentido, el ya citado Álvaro Vargas Llosa, señala ati-nadamente: “La crisis de Honduras debería atraer la atencióndel mundo hacia esta verdad respecto de la América Latina ac-tual: que la amenaza más grave a la libertad proviene de popu-listas electos que procuran destruir las instituciones del Estadode Derecho a partir de sus caprichos megalómanos. Dado eseescenario, la respuesta del hemisferio a la crisis de Honduras haminado la posición de quienes están tratando de impedir que elpopulismo retrotraiga a la región a épocas infaustas en las queestaba obligado a escoger entre las revoluciones izquierdistas ylas dictaduras militares”. ¿Escapará América a semejante dile-ma al que pretenden empujarla algunos?

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7. Una salida democrática sin intromisionesexternas

En estas circunstancias, y cuando el Plan Arias junto con otraspropuestas fracasaron, toda vez que fueron desautorizadas ensu momento por una de las partes (Chávez y sus aliados), queconsideran al máximo líder centroamericano como una “mario-neta” de los Estados Unidos, la única alternativa realista a lacoyuntura hondureña era la celebración urgente de unas elec-ciones libres y democráticas, tal como hicieron las nuevas auto-ridades. Este evento eleccionario se celebró el 29 de noviembredel mismo año 2009, en busca de una legitimidad democráticaque hasta ese momento la comunidad internacional les habíanegado.

Chávez desautorizó el denominado Plan Arias porque otorga-ba al ex presidente hondureño un papel acorde a la situación ylegal, aunque provisorio, tal como aseguraba el profesor Fer-nando Mires, al que cito textualmente: “El rol que asigna (elacuerdo que auspiciaba el presidente costarricense) a Zelaya esel que corresponde a un presidente democrático, pero ese noera el rol que soñaban Chávez y Zelaya. Bajo las condicionessugeridas por Arias, Zelaya habría retornado al gobierno poralgunos meses a cumplir un rol administrativo que no habríasido otro que organizar las elecciones para el futuro gobiernodel cual él no iba a formar parte. Cualquier político avezado lohabría aceptado de inmediato. Zelaya habría quedado así situa-do en una excelente posición política para después convertirseen el principal líder de oposición al futuro gobierno, cualquieraque hubiera sido”. Pero el plan, que era genuinamente demo-crático y sustentado sobre firmes premisas políticas y morales,no estaba hecho a la cintura de Chávez, que pretendía asentar yconsolidar el verdadero golpe de Estado: el perpetrado porZelaya contra las instituciones democráticas hondureñas en lasdifíciles semanas que precedieron al fatídico 28 de junio.


Finalmente, vayamos con el asunto de la legitimidad democrá-tica del actual ejecutivo hondureño. Decir que el anterior go-bierno hondureño no tenía legitimidad para organizar y celebrarlas mismas es una incongruencia política, pues desautorizaríala naturaleza y la validez de todas las Transiciones a la democra-cia en Europa occidental y oriental y en la misma América Lati-na, donde fueron los regímenes autoritarios los que organizaronlos comicios que propiciaron y permitieron el cambio político yla posterior consolidación de las incipientes (y nuevas) demo-cracias. Si esa aseveración tuviera validez y se considerase dog-ma de fe, la de que carece de legitimidad el actual gobierno deTegucigalpa, las Transiciones democráticas de España, Portugaly Grecia, por poner tan sólo tres ejemplos cercanos, nunca hu-bieran concluido con éxito.

Como dice el analista y ex canciller mexicano Jorge Castañeda,al que cito textualmente, “todo ello conduce a un callejón sinsalida, o a una posible trampa montada por Chávez y el ALBAen la que parecen haber caído ya España, Argentina, México yotros. (…) Nadie con un mínimo conocimiento de la historiade los últimos 30 años puede argumentar la ilegitimidad poruna razón: por definición, el proceso fundacional de un régi-men democrático que sustituye a uno autoritario proviene deelecciones organizadas por una dictadura o su equivalente, conmayores o menores niveles de negociación, supervisión inter-nacional o unilateralidad del régimen saliente. En Chile, en1988, Pinochet impuso el referéndum con sus propias condi-ciones; en España, en 1977, el rey Juan Carlos logró una im-portante negociación previa; y en varios de los países del esteeuropeo las elecciones las realizaron los regímenes autorita-rios salientes, cuyo mejor ejemplo fue el de Jaruzelski en Polo-nia. En 1994, en Sudáfrica, fue el régimen del apartheid el queadministró el proceso electoral en el que triunfó Mandela. Nohay otra manera de hacerlo cuando se trata de una transiciónpacífica a la democracia. Por ello la tesis de ilegitimidad carecede sentido”.

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Desde luego, y como en todos los procesos políticos, tenía quehaber algunas limitaciones, pues la presencia de la denominada“cuarta urna” en las elecciones impediría el normal juego entrelos diversos actores políticos y porque habría sido una fuentegeneradora de conflictos y “turbulencias” en la campaña. Tam-bién habría sido ilegal, pues Zelaya había sido destituido y susucesor ya había sido elegido –el 29 de noviembre, es decir, elúltimo domingo del mes de noviembre, como ocurre cada cua-tro años–. El sistema político hondureño no prevé la reelección,está fuera de la Ley, máxime viniendo de quien no ha sido másque una fuente permanente de problemas y contenciosos en lavida de este antaño tranquilo país. Quizá un “cordón sanitario”que hubiera aislado a los dos polos ahora enfrentados habríansido una salida, pero estas consideraciones, a estas alturas, yacarecen de sentido: Micheletti se retiró a su casa después del 27de enero y Zelaya ya es historia, aunque su presencia Hondurashace presagiar nuevos capítulos de este interminable sainete.Incluso sus escasos partidarios, desorientados y confundidos trastanto desatino por parte de su máximo líder, tratan de reorgani-zarse política y dar la batalla –no se sabe si electoral– para regre-sar al poder. Lo intentarán, desde luego, y pueblo hondureñotendrá la última batalla.


8. Los hondureños dieron la solución en clavedemocrática

En definitiva, los hondureños ya dijeron la última palabra enun proceso limpio, transparente y competitivo sin intromisionesexternas y sin llamamientos al enfrentamiento entre las partes,tal como los que realizaba (y realiza todavía) Zelaya de una for-ma irresponsable en estos días de caos y confusión. Incluso hoyZelaya sigue reviviendo el espíritu de la revancha.

Luego se necesitará la cooperación de la comunidad internacio-nal, especialmente de la UE y los Estados Unidos, para llevar acabo un proceso que necesitará de tiempo, buen hacer políticoy diplomático y prudencia por las partes en liza; se trata de quelas instituciones políticas legítimas de Honduras se consolideny desarrollen su trabajo sin más interrupciones.

También, como señalaba Alejandro Peña Esclusa, “acciones per-fectamente constitucionales, llevadas a cabo por poderes públi-cos legítimamente electos en defensa de la democraciahondureña fueron interpretadas por la OEA como un “golpemilitar”. De nada sirvieron los argumentos y las explicaciones.El Secretario General de la OEA, el socialista José Miguel Insulza,no estaba interesado en escuchar razones de las instituciones,los empresarios, los gremios, la sociedad civil, los juristas, el pro-pio partido de Zelaya, muchos menos del nuevo gobierno.Insulza insistía en que Zelaya debía regresar al poder, no por-que hubiese motivos válidos, sino por ser aliado de los socialis-tas, que controlan al menos veintiún votos en la OEA”. Así fue yfinalmente se cumplió la voluntad de Chávez para que Zelayaregresara al país.

Sin embargo, mucho antes de este segundo regreso de Zelaya,las urnas arrojaron su veredicto y la definitiva resolución de lacrisis en clave democrática, pese a que los resultados no han

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sido reconocidos por los países de la ALBA. Con todo, la casca-da de reconocimientos internacionales del resultado de las elec-ciones celebradas en Honduras induce al optimismo y constata,de nuevo, la derrota del chavismo en Centroamérica; Canadá,Costa Rica, Colombia, Estados Unidos, Israel, Panamá, Perú,Taiwán y otros países democráticos ya se han sumado a estereconocimiento de las nuevas autoridades de Tegucigalpa quesupone el tener que pasar la oscura y tétrica página escrita porese gran histrión que es Mel Zelaya. Incluso la UE después delas elecciones dio tímidos pasos para reconocer las elecciones.

¿Y Cuál es la razón por la que los Estados Unidos dieron esegiro de 180 grados? Desde un principio, no lo olvidemos, Was-hington condenó los acontecimientos que se sucedían en Tegu-cigalpa, pero se negó a sumarse al coro del ALBA que aceptabalas tesis zelayistas. Luego, como señalaba muy acertadamenteel periodista Carlos Alberto Montaner, “en el Departamento deEstado norteamericano circulaban dos páginas compiladas porla inteligencia norteamericana en las que se consignaban lospresuntos delitos y complicidades del entorno más íntimo deZelaya con el narcotráfico y la corrupción. No tenía sentido co-locarse en este mismo bando, mientras Washington manteníaen el país la base militar de Palmerola, supuestamente dedicadaa vigilar y combatir actividades afines a las que realizaban fami-liares y amigos de su contradictorio protegido”. Entre esos fa-miliares de Zelaya implicados en esta auténtica trama quecontrolaba el narcotráfico en Honduras se encontraría, segúnfuentes periodísticas del país centroamericano, su propio hijo.Como apuntaba muy bien el embajador Ford, el principal obje-tivo de Zelaya es “enriquecerse, él y su familia, y quedar al mis-mo tiempo como el mártir que intentó buscar la justicia socialpara los pobres, pero que se vio frustrado por intereses podero-sos no identificados”.

Estados Unidos, aunque habría que decir más concretamente laadministración Obama, fue cambiando, sobre todo a partir de


octubre, tras la firma de los Acuerdos de Guaymuras, o tam-bién llamados de Tegucigalpa - San José, entre los partidariosde Zelaya y el mal llamado Gobierno de facto por la comuni-dad internacional. Dicho compromiso recogía la creación deun Gobierno de unidad y reconciliación nacional; el rechazo ala amnistía para los delitos políticos; la renuncia a la convoca-toria de una Asamblea Nacional Constituyente o a reformar laConstitución en los artículos “pétreos”; la transferencia de laautoridad sobre las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Elec-toral; la creación de una comisión de verificación para el cum-plimiento de los acuerdos; el reconocimiento de los resultadosde las elecciones generales del 29 de noviembre y el apoyo altraspaso de poderes a las nuevas autoridades electas; el esta-blecimiento de una comisión de la verdad para investigar lossucesos de antes, durante y después del 28 de junio y la nor-malización, mediante solicitud a la comunidad internacional,de las relaciones del país con el exterior. El apoyo norteameri-cano, y de otros países, sin embargo poco pudo hacer para queZelaya después se desdijera y diera por finalizado el compro-miso adquirido.

Pese a todo, el Congreso de la República de Honduras decidiódebatir, en cumplimiento de lo acordado, una propuesta parala restitución de Zelaya en el mes de diciembre del año 2009,tras las elecciones, y la misma fue rechazada por 111 diputa-dos contra 14, sobre un total de 128 que componen el legis-lativo hondureño. Los informes entregados al Congreso porel Ministerio Público, la Corte Suprema de Justicia, laProcuraduría General de la República y el Comisionado Na-cional de los Derechos Humanos eran desfavorables a cual-quier salida política y jurídica que pasase por la restitución delex presidente. Paralelamente a estos acontecimientos en claveinterna hondureña, numerosos países, liderados en AméricaLatina por Colombia, Panamá y Perú, principalmente, ibanreconociendo el resultado de las elecciones y a los nuevos lí-deres hondureños.

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El mundo fue cambiando, excepto la ALBA, y fue aceptando lalógica democrática que caracterizaba a todo el proceso políticohondureño. Organizaciones tan prestigiosas como la Interna-cional Liberal, a la que pertenecen decenas de partidos de todoel mundo, han enviado observadores internacionales para re-conocer la limpieza del proceso y el resultado de las eleccioneshondureñas, algo que ya ha hecho su presidente, el prestigiosoeurodiputado holandés Hans Van Baalen y otros líderes de di-cha formación política. El cerco político al que estaba sometidaTegucigalpa se va rompiendo irreversiblemente y la soledad deZelaya es cada día más absoluta. Entre los países serios de laregión, tan sólo Brasil sigue apoyando a Zelaya y se niega a re-conocer los resultados de las urnas. Quizá porque como señalael periodista Andrés Oppenheimer “Brasil puede verse obliga-do a tomar una defensa más activa de Zelaya porque el depues-to presidente está en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. Perola posición de Brasil en la crisis ha sido de chiste”. Así se juzga-ba este papel turbio y siniestro de la diplomacia brasileña en lacrisis hondureña.

Sin embargo, pese a los éxitos conseguidos en el reconocimien-to internacional de los resultados por parte de las autoridadesde Tegucigalpa, que nadie se engañe, las instituciones hondure-ñas tienen que estar a la altura de las circunstancias pues “si elpueblo no ve en la democracia y el pluralismo una solución alos intereses de la inmensa mayoría, es probable que en la próxi-ma oportunidad que se presente se deje embaucar por los can-tos de sirena de algún demagogo de la cuerda bolivarianaencharcado en petrodólares venezolanos”, tal como aseverabaCarlos Alberto Montaner. En definitiva, el pueblo hondureñono puede verse defraudado de nuevo y su sistema político de-mocrático inmerso en nuevos periodos de desestabilización ydescrédito, pues entonces perdería su escaso crédito y la ame-naza del recurso al populismo sería la más plausible de las alter-nativas.


Es la hora de la unidad nacional y de la responsabilidad políticade sus gobernantes ante su pueblo, pero también comprendien-do los hechos acaecidos y sin olvidar que algunos, en el nombredel pueblo, pretendieron hacer todo para seguir en el poder acosta de sacrificar el interés nacional. Todo para el pueblo perosin el pueblo, pretendía rezar, en síntesis, el pensamiento deZelaya. Ahora regresa, ¿habrá cambiado el caudillo o seguirá ensus trece de retornar al poder a cualquier precio?

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SEGUNDA PARTE:EL PASADO

SIETE MESES

BAJO EL VOLCÁN(JUNIO, 2009 - ENERO, 2010)

9. ¿Quién es Roberto Micheletti?

Roberto Micheletti es, a sus 68 años, el político hondureño mássagaz y astuto del país, tal como ha demostrado durante la con-ducción de la reciente crisis política y como aseguran tanto susamigos como sus enemigos, que son muchos, todo hay que de-cirlo. Originario de la ciudad norteña de El Progreso, dondetiene una empresa de transporte urbano e interurbano, el man-datario hondureño es también uno de los dirigentes más vete-ranos del gobernante Partido Liberal.

De hondas raíces conservadoras y cristianas, Micheletti hizo,paradójicamente, toda su carrera en los liberales y desde esaformación fue escalando todos los puestos habidos por haberhasta que, casi por carambola, se hizo con la presidencia de la


República a tenor de los fatídicos acontecimientos del 28 dejunio.

Como dato curioso de su biografía, en la que no le destaca nin-gún gran escándalo ni haberse visto implicado en las decenasde casos de corrupción acaecidos en su país en las últimas tresdécadas de democracia, hay que reseñar entre finales de los años50 y principios de los 60 fue miembro de la guardia personal delpresidente liberal Ramón Villeda Morales, derrocado por losmilitares en un cruento golpe de Estado en 1963. Desde los añossesenta hasta entrada la democracia, en que nada más celebrar-se las primeras elecciones fue elegido diputado, Micheletti sededicó a sus quehaceres empresariales y destacó por una vidafamiliar ejemplar y tradicional.

Micheletti era hasta hace unos meses el más antiguo de los miem-bros del Parlamento hondureño, del que forma parte desde laAsamblea Nacional Constituyente que inició en 1980 la elabora-ción de la actual Constitución, vigente desde 1982.

Como ya se ha dicho antes, desde 1982, cuando terminaron dosdécadas de regímenes militares en Honduras, ha ocupado va-rios cargos públicos tales como legislador, cargos directivos enel Parlamento e integrante de numerosas comisiones especia-les. Fue gerente de la estatal Empresa Hondureña de Telecomu-nicaciones (HONDUTEL) en el Gobierno de Carlos Flores(1998-2002).También Micheletti ha ocupado dentro de su parti-do diversos cargos en consejos locales, regionales, comisiones yel Consejo Central Ejecutivo.

Micheletti es antiguo amigo personal y compañero de variascampañas electorales de Zelaya. Fue quien, el 27 de enero de2006, le tomó juramento e impuso la banda presidencial al hoyex mandatario, enviado a Costa Rica por los militares. Sin em-bargo, las diferencias entre los dos políticos afloraron al calor dela campaña liberal para las elecciones internas y actualmenteera uno de los rivales políticos más destacados de Zelaya.

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A pesar de ello, Zelaya logró que en 2008 Micheletti condujeraal Parlamento hacia la ratificación de la adhesión de Hondurasa la ALBA, iniciativa del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.Tras firmar Zelaya el convenio de adhesión, que requería la rati-ficación legislativa, Micheletti aseguró que ésta no se produciríaporque al país no le convenía integrar el ALBA, por la influen-cia de Chávez, aunque finalmente Micheletti accedió.

También en ese año Micheletti saboreó la derrota política, al serbatido en la consulta interna liberal por Elvin Santos, quien fi-nalmente también fue derrotado por el candidato de los nacio-nalistas, Pepe Lobo. El carácter abrupto, escasamente simpáticoe incluso brusco de Micheletti fueron determinantes a la horade explicar su inesperada derrota frente a un candidato conmenos experiencia, mucho más joven y menos veteranía en lasfilas liberales.

Posteriormente, Zelaya se incorporó de lleno a la campaña deMicheletti, quien perdió la candidatura liberal ante Santos enlas elecciones internas celebradas el 30 de noviembre de 2008.Diversos analistas y miembros del Partido Liberal atribuyeronla derrota de Micheletti, en parte, al rechazo hacia Zelaya e in-cluso varios la consideraron como un “voto de castigo” antici-pado para el hoy ex presidente. Por paradojas de la vida, comotodos sabemos, el destino los acabó convirtiendo en irreconci-liables enemigos.

Luego se sucedieron los acontecimientos del 28 de junio, cuan-do las instituciones deciden poner fueran de juego a Mel Zelayay comienza el proceso de “sucesión constitucional” que todosconocemos, aunque para los partidarios de Zelaya y una buenaparte de la comunidad internacional no dejara de ser un “golpede Estado”. El Parlamento hondureño eligió a Micheletti comopresidente constitucional por los seis meses que restaban delperíodo de cuatro años para el que Zelaya fue elegido en 2005 yque terminó el 27 de enero de 2010.


Micheletti prestó juramento ante un entusiasmado Congreso,que decidió llevarlo a las riendas del país centroamericano trasel “golpe de Estado” de los militares, que ese mismo día habíansacado a Zelaya a primera hora de la mañana de la casa presi-dencial y lo forzaron a subir a un avión que lo dejó en CostaRica. Micheletti aseguró, tras ser investido por el Parlamento,que se mantendrá el proceso rumbo a las elecciones de noviem-bre y que entregará la Presidencia al ganador. Así fue.

Los militares derrocaron a Zelaya horas antes de una encuestapopular, declarada ilegal por diversos órganos estatales, queZelaya pretendía realizar ese domingo, pero que ni siquieraempezó, en busca de aval para instalar una Asamblea Constitu-yente. Micheletti fue uno de los más férreos opositores a la frus-trada consulta de Zelaya. El presidente interino fue el primerode los políticos del partido oficialista en acusar a Zelaya de pre-tender perpetuarse en el poder con su proyecto y llegó a lla-marlo “trastornado”. Incluso uno de los asesores de lospresidentes norteamericanos Reagan y Bush, Otto Reich, llegóa declarar en aquellos días en las páginas de El Nuevo Heraldode Miami que “el Gobierno interino de Roberto Micheletti eralegal y constitucional”.

La elección de Micheletti como presidente del país se produjoen cumplimiento de una disposición constitucional que esta-blece que, en ausencia absoluta del presidente y vicepresidente—Santos renunció en 2008—, el cargo corresponde al jefe delParlamento. Así, Micheletti llegó a alcanzar ‘de rebote’ una Pre-sidencia que buscó sin éxito por la vía electoral.

El gran triunfo de Micheletti durante estos meses ha sido ase-gurar la consolidación y la continuidad del proceso democráti-co en Honduras y el fortalecimiento de las instituciones. A todoello, se refería muy acertadamente el ex Presidente hondureñoRicardo Maduro, al que cito textualmente: “El objetivo estabaclaro, que era asegurar la continuidad de nuestra democracia.

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Creo que eso es lo fundamental del periodo de Micheletti; elproceso democrático continuó y se fortaleció, en tanto y cuantoZelaya lo entorpecía y tenía el claro interés en interrumpir elmismo. Nuestra democracia sufría un periodo de zozobra e in-certidumbre generado por el mismo Zelaya. Micheletti conti-nuó la senda democrática y cumplió con lo que marcaban lasLeyes del país. Se convocaron rápidamente elecciones y el pro-ceso sigue adelante, eso es lo esencial, pese a las amenazas, laviolencia y los llamados a la abstención. Celebramos unas elec-ciones con una gran transparencia, una alta participación y lapresencia de centenares de observadores internacionales, quecomprobaron la limpieza de los comicios y dieron fe, con susinformes, de la verdadera grandeza de nuestra democracia, quealgunos tanto en el exterior como en el interior cuestionaban.Fueron unas elecciones ejemplares. A Micheletti, sólo por eso,le doy un sobresaliente”.

Una vez cumplido su mandato, y casi despreciado por el nue-vo Presidente Lobo, que pretendía alejarse de Micheletti paramarcar distancias con respecto a la comunidad internacional,el Presidente hondureño con el mandato más corto en estesiglo se retiró a su vida privada y a sus negocios. Su populari-dad, pese a su controvertido mandato, es alta en Honduras.También es el ídolo viviente para los miles de antichavistas detodo el continente, que han visto cómo librarse de una formapacífica de aquellos que hacen gala del desprecio de las insti-tuciones democráticas y del mandato popular. Muchos leodian, otros le aman, algunos le ignoran, como Lobo, pero nocabe duda de que la historia reciente de Honduras tiene unantes y un después de Roberto Micheletti. Como había pro-nosticado el periodista español Miguel Ángel Bastenier, “Peroel grupo zelayista se deshará pronto y todos acabarán por re-conocer al gobierno de Tegucigalpa. Micheletti, astuto y cazu-rro, ha podido con todos”. Así fue en su momento de gloria.Genial, todo hay que decirlo.


10. El aislamiento internacional

Sin apenas ser escuchados por la comunidad internacional, du-ramente atacados de manera injusta y asistiendo a un combatedel todo desigual, los nuevos líderes hondureños embarcadosen el contragolpe que había salvado las instituciones democrá-ticas pagarían, junto con todo su pueblo, el duro embate de unasorganizaciones internacionales que, manipuladas y condiciona-das por el bloque chavista, no dudarían en golpear con todoslos medios a Honduras.

Como escribe el venezolano Alejando Pena Esclusa, “uno de losepisodios más repugnantes de la historia es la feroz agresión dela Organización de Estados Americanos (OEA) en contra delpueblo hondureño por haber defendido su Constitución y suspreceptos democráticos”. Y todo ello, como señala el mismoautor, sin que se hubieran vulnerado los preceptos del ordenpolítico y constitucional hondureño: “Sobre los sucesos del 28de junio hubo un informe clarificador del Congreso de los Esta-dos Unidos en que se aseguraba, sobre la base de razonamien-tos jurídicos, que las instituciones hondureñas habían actuadode acuerdo a las Leyes y la Constitución de Honduras. Es decir,no había habido Golpe de Estado”.

La OEA, junto a las Naciones Unidas, la UE, la ALBA, UNASURy casi todas las organizaciones internacionales, orquestó una delas más feroces, contundentes y rotundas campañas habidas enla historia contra un país que tan sólo había obedecido a las exi-gencias de su propio ordenamiento político y constitucional.

Muy pronto, los países del ALBA, liderados por Venezuela, Cuba,Nicaragua, Bolivia y Ecuador, principalmente, retiraron a susembajadores de Tegucigalpa, expulsaron a los que continuabansiendo fieles al ejecutivo de Micheletti y apoyaron numerosasiniciativas tendentes a aislar a Honduras, algo que consiguie-ron durante las primeros meses de la crisis, sobre todo debido al

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apoyo del que gozaban estas propuestas de países supuesta-mente neutrales, como Argentina, Brasil, Chile y España.

Así fue posible que Honduras fuera “suspendida” de la OEA–una consideración jurídica ambigua como anotó el Gobiernohondureño–, sus embajadores se marcharan de Tegucigalpa deuna forma ignominiosa y que medio mundo, incluyendo aquí ala UE, que fue jaleada por la España de Zapatero y Moratinospara que se machacase a Honduras, retirase la ayuda humani-taria a unos de los países más pobres de América Latina.

En muy poco tiempo, pero sobre todo en las primeras semanasde julio de 2009, Honduras se convirtió en un Estado paria noreconocido internacionalmente, sin apenas embajadas –en todaAmérica, desde Canadá hasta Chile tan sólo resistían heroica-mente las representaciones diplomáticas de Bogotá y Lima– yconsulados; con sus fronteras muchas veces bloqueadas por susvecinos; con muy pocas conexiones aéreas con el exterior y, so-bre todo, aguantando una campaña mediática y política de unaintensidad brutal, desmedida y sin pizca de objetividad. En lamisma, aparte de los citados países del ALBA, los “neutrales” ylos que se dejaron llevar por la propaganda chavista, participa-ban vergonzosamente los “ministros” y representantes del go-bierno fantoche de Zelaya en el dorado exilio.

Sin escatimar todos los esfuerzos y trabajando denodamente enpro del aislamiento total de Honduras, hay que destacar el traba-jo de la ex canciller de Zelaya, Patricia Rodas, que atizó a concien-cia el fuego contra su país y que exigió llegar hasta el final en lassanciones contra su pequeña y abatida nación, aunque ello signi-ficara para miles de hondureños, que vieron como se les cerrabanlas puertas de sus consulados y que se quedaban sin documentossiquiera para regresar a su país, un sufrimiento y un padecimien-to hasta ahora desconocidos. Rodas, que debería ser enjuiciadaen Honduras por alta traición, fue la cara más pérfida y miserablede esta verdadera cruzada contra el pueblo hondureño; todaslas ideas son admisibles, e incluso la defensa de principios que


desde luego no son democráticos, pero la felonía de la que hizogala este personaje merecería por sí solo un capítulo aparte enesta crisis que al final acabó degenerando en un sainete.

A esta política de tozudo bloqueo, en donde no hubo inicialmen-te espacios para el diálogo con la nueva administración hondure-ña, se le vino a unir, por desgracia para los hondureños, los EstadosUnidos, uno de los principales aliados y amigos tradicionales deeste país y hasta esos fatídicos momentos. Sin embargo, por suer-te para el nuevo poder de Tegucigalpa, los republicanos comen-zaron a dar los primeros pasos en pro del deshielo, a partir delmes de agosto de 2009, y los demócratas del presidente BarackObama matizaron sus posiciones. Los republicanos, tal como measeguró en una entrevista personal el Defensor del Pueblo hon-dureño, Ramón Custodio, fueron los grandes aliados de Hondu-ras para cambiar la posición inicial de Obama. No hubo unreconocimiento rápido, sino una posición silenciosa y más mati-zada, mucho más alejada de los países del ALBA y ojo avizor a laespera del resultado de las elecciones previstas para noviembre.

En lo que respecta a América Latina, Costa Rica siempre abogópor una solución negociada al contencioso hondureño y defen-dió los Acuerdos de San José, firmados en ese país bajo la media-ción del presidente de entonces, Oscar Arias, en los que definíauna hoja de ruta –nunca cumplida– para salir de la crisis y acep-tada por los partidarios de Zelaya y el ejecutivo de Micheletti.Más tarde, y de la misma forma, defendió los Acuerdos deGuaymuras, firmados también por las dos partes, que aportabannuevos elementos y rectificaban algunos aspectos controvertidosde los de San José. Lamentablemente, unas palabras absoluta-mente desconsideradas del mismo Arias hacia la Constituciónhondureña, que llegó a definir como “adefesio”, le deslegitimaroncomo mediador en la crisis y le dejaron fuera de lugar.

Los más duros del continente, como ya se ha dicho antes, fue-ron los países del ALBA, que vieron la crisis hondureña como laprimera gran derrota en su proyecto y, en realidad, así era, pues

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Honduras estaba en el tablero estratégico del máximo líder, HugoChávez. Luego Argentina, Brasil y el Chile de Bachelet, paísescon gobiernos de izquierda o simplemente populistas, tambiénatizaron el fuego y siempre siguieron las recomendaciones másduras que emanaban de Venezuela y la otra gran “democracia”continental, Cuba. Incluso hubo un momento, no lo olvidemos,que Venezuela fomentaba el uso de la fuerza y el envío de tro-pas a Honduras para apoyar a la maltrecha y mal llamada “re-sistencia” hondureña. Nicaragua, que llegó a tener en la fronteracon ese país a Zelaya “repartiendo” doctrina entre sus acólitos,no se prestó a un juego tan peligroso que podría haber tenidoconsecuencias fatales para ambos países y prefirió mantener unperfil bajo en la crisis, pese al apoyo político y diplomático queotorgó en todo momento al “gobierno legítimo hondureño”.

Y el resto del continente, ¿qué hacía? Pues la política del aves-truz, es decir, mirar para otro lado y mantenerse en un discretosegundo plano, excepto Colombia y Perú, que nunca llegaron aexpulsar a los embajadores hondureños acreditados en sus paí-ses y cerrar las embajadas de este país, tal como hicieron el restode las naciones hispanoamericanas. Luego estaba Panamá, quemuy pronto de la mano del centrista Ricardo Martinelli comenzóa analizar los acontecimientos en profundidad y se desmarcó delresto de los países del continente, apostando por abrir un canalde comunicación con las nuevas autoridades de Tegucigalpa.

Capítulo aparte merecía la UE, que hizo gala de un seguidismovergonzante de las posiciones españolas y suspendió las rela-ciones, las ayudas y toda forma de cooperación con Honduras,condenado a la miseria, el hambre y el desempleo a numerosaspoblaciones que dependían de esa ayuda y dinero. Al día dehoy, y para desconcierto y enfado de los zelayistas y sus aliadosde la ALBA, la UE, a través de sus embajadores presentes enTegucigalpa, ya ha restablecido sus relaciones con la nueva ad-ministración de Lobo y la cooperación ya casi se ha recuperadoplenamente, aunque el daño ya está hecho y quizá los hondu-reños no olviden nunca tanta humillación y sacrificio.


11. La verdadera resistencia

Se habló mucho, en aquellos días en que el ejecutivo deMicheletti daba sus primeros pasos, de la “resistencia” hondu-reña al supuesto “golpe” y de cómo se había organizado en lascalles para preparar la lucha por la democracia y las libertades.La mal llamada “resistencia” no dejó de ser nunca, tal como pudecomprobar en mis numerosos viajes a Tegucigalpa tras los suce-sos del 28 de junio de 2009, una turba malorganizada, violenta,escasa e incluso sucia. También temida hasta por los propiospartidarios de Zelaya y por aquellas personas que veían quecada vez que se manifestaban los resistentes sus casas, coches,negocios y propiedades eran arrasados por esta masa inconte-nible que no distinguía nada ni nadie cuando fluían con toda sufuerza por las calles hondureñas, pero sobre todo de la capital,pues en el resto del país, por mucho que le pese a Zelaya y a su“gobierno fantoche” en el exilio, nunca tuvieron un gran eco,más bien ninguno.

La verdadera resistencia, desde luego, fue la que encabezaronMicheletti y sus partidarios con un ejecutivo a la cabeza que tuvoque resistir los embates y arremetidas de una comunidad inter-nacional que empleó todos sus medios para doblegarlos y obli-garlos a aceptar una rendición humillante y vergonzosa ante loszelayistas. La presión fue intensa y brutal, nunca se había vistoun caso así en la historia reciente de América Latina y ni siquierael ejemplo de Cuba nos sirve para ilustrar la cascada de ataquespolíticos, diplomáticos, económicos y retóricos que llegó a sufrirel Gobierno de Micheletti, que resistió de una forma estoica yheroica que asombró a todo el mundo, incluidos a sus enemigospolíticos, que llegaron a esperar infructuosamente durante me-ses la caída de lo que consideraban como un “régimen golpista”.

Embajadores y diplomáticos hondureños de todos los rangosexpulsados de sus embajadas, consulados y oficinas de nego-

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cios por el simple hecho de seguir obedeciendo a sus autorida-des legítimas; campaña brutal desde todos los medios de comu-nicación contra el nuevo ejecutivo de Roberto Micheletti y contratodos y cada uno de sus miembros; boicot económico y comer-cial a los productos y exportaciones hondureñas; retirada dealgunas de las compañías aéreas que operan en este país duran-te meses; cancelación de las ayudas y proyectos a la coopera-ción auspiciados por la UE y otros países en “reprimenda” porel cambio político absolutamente ceñido al orden constitucio-nal de este país centroamericano; “suspensión” de su estatutode miembro, en un hecho insólito y único, en el seno dela OEA y del Sistema de Integración Centroamericana (SICA);condenas y declaraciones de casi todas las instituciones in-ternaciones, sin escuchar a los nuevos representantes hondure-ños, en contra del nuevo cambio político y el nuevo ejecutivolegalmente instituido; hostigamiento casi militar y político des-de la frontera de Nicaragua en pro del derribo del nuevo Go-bierno con el apoyo de las autoridades de Managua y elconsentimiento de las fuerzas de seguridad nicaragüenses y, fi-nalmente, retirada de casi todos los embajadores y represen-tantes con rango diplomático de la capital hondureña. Esasfueron, a modo de resumen, las principales medidas y represa-lias adoptadas por la comunidad internacional en las primerassemanas de julio y agosto de 2009 contra el nuevo ejecutivo le-galmente constituido siguiendo el orden político y constitucio-nal hondureño.

Las Naciones Unidas, la OEA, UNASUR, la ALBA, la UE e inclu-so MERCOSUR, entre otras instituciones, se unieron al corifeode naciones, líderes y representantes político del “gobierno enel exilio” que reclamaban una mayor dureza, más sanciones ymedidas más belicosas contra Honduras, pero también contrael sufrido y depauperado pueblo hondureño, que era el quesufría en sus carnes el final de la cooperación internacional, eldesempleo y la miseria a la que había sido condenado sin ape-nas haber sido escuchado.


Incluso el ex ministro de Turismo de Honduras de la épocaZelaya, Ricardo Martínez, en un hecho único e irrepetible en lahistoria del turismo llegó a pedir a los extranjeros que no fuerana su país y que no había condiciones para visitarlo, en un claroafán por perjudicar a la industria nacional y generarle más pro-blemas al ejecutivo de Micheletti. “Me gustaría decirles a todosque vengan a Honduras, que es un lugar tranquilo y que todoes hermoso ¿pero ustedes creen que sería correcto ese mensaje?Por supuesto que no”, aseguraba el ministro en una entrevistaque fue reproducida por varios medios de comunicación deAmérica Latina. Un caso, desde luego, único en el mundo: unministro de turismo solicitando a los extranjeros que no viajen asu país.

La misma canciller de Zelaya, la ya citada varias veces en estetrabajo Patricia Rodas, fue una de las más activas e incansablesactivistas en pro del bloqueo total y el aislamiento de su país,habiendo sido la voz y el rostro más conocido de la causaantihondureña en el exterior. Promovió la remoción de emba-jadores, cónsules y todos aquellos diplomáticos que conside-raba afines al ejecutivo de Micheletti, sin siquiera tener encuenta el daño que causaba a los miles de hondureños del ex-terior que se quedaban sin la cobertura diplomática y consularque necesitaban en aquellos momentos dramáticos. Rodasaprovechaba todos los foros en los que intervenía para que lacomunidad internacional adoptase medidas más duras contraHonduras, a lo que algunos países, como los Estados Unidosse negaron en su momento, y para atacar sin piedad a la “oli-garquía” hondureña de estar detrás del “golpe de Estado” delque supuestamente era responsable. Por cierto, que Rodas per-tenece a esa misma oligarquía a la que tanto denosta; es unasuerte de “gauche divine” o “izquierda caviar” en versión hon-dureña.

¿Y cuáles han sido los daños causados por esta política casigenocida contra el pueblo hondureño inspirada, paradójica-

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mente, por aquellos que decían defenderlo de la “oligarquía”?Al día de hoy se calcula que en el tercer país más pobre deAmérica tras Haití y Nicaragua, el desempleo real podría al-canzar a más del 50% de la población activa, aunque las cifrasoficiales “cantan” otros datos; la inversión extranjera habríacaído en el año 2009 más del 45%; la confianza del empresarioextranjero en el país está en sus niveles más bajos; el ProductoInterior Bruto del país, ya de de por sí de los más bajos de laregión, podría haber perdido entre un 6 y un 8% y, por últimalas remesas del exterior, según datos fiables, también habríanbajado entre un 8 y un 10%. En definitiva, un cuadro econó-mico que antes de la crisis era ya desolador pero que despuésde las sanciones y el bloqueo por el que trabajaron con tantoahínco Zelaya y su “gobierno en el exilio” presenta un panora-ma verdaderamente crítico.

A modo de resumen, y como explicaba muy acertadamente elex canciller de Micheletti, Carlos López Contreras, en un recienteartículo, “los golpistas lograron la exclusión de Honduras delSistema de Integración Económica Centroamericano (SICA) yel cierre financiero en otros organismos internacionales. El pro-pósito aparente de los golpistas era quebrar la columna verte-bral de la economía hondureña, propiciar el caos social y político,para lograr una nueva instalación de Zelaya en la Presidencia,impuesta desde el extranjero”. Ese era el verdadero objetivo delos auténticos golpistas, los hombres en el exterior e interior delpaís de Mel Zelaya y su alter ego, Patricia Rodas.


12. Las elecciones del 11 de noviembre de 2009

“Misión cumplida”, en apenas dos palabras se podría resumir elsentir general de la mayoría de los hondureños tras la celebra-ción de las elecciones presidenciales, generales y locales de no-viembre del año 2009, de las que fui testigo, en un clima deabsoluta normalidad, nítido desarrollo e impoluta transparen-cia. Todo ello pese a que los peores pronósticos se habían conju-rado para que el callejón sin salida hondureño degenerase enun escenario apocalíptico, tal como anunciaban algunos analistasque confundían el deseo con la realidad.

Las cosas, sin embargo, fueron por otro camino: el desarrollo dela campaña electoral, la jornada misma de las elecciones y elposterior escrutinio, pese a su lentitud inicial y algunos proble-mas, se desarrollaron atendiendo a los estándares y normas exi-gibles a este tipo de procesos en el mundo democráticooccidental. La legitimidad siempre responde en clave interna alsistema político al que se subordina.

Aun siendo redundantes, en clave interna, las elecciones res-pondieron a los procedimientos, usos y leyes electorales hon-dureñas, cumpliéndose los plazos y formas previstos, y losresultados ya han sido aceptados por todos los partidos políti-cos que participaban en los mismos. No debemos olvidar queen todas las mesas electorales hondureñas hubo representantesde todas las fuerzas y que estas reportaron a sus respectivospartidos acerca de las incidencias y resultados que acontecieronen cada lugar; la profesionalidad, el buen hacer y la claridadhan sido las principales características de un proceso que inclu-so en sus inicios fue avalado por la OEA, que lo calificó de “ejem-plar ”, justo antes de la deriva prochavista que tomó estainstitución de la mano de su secretario general, José MiguelInsulza, al que, todo hay que decirlo, el máximo líder venezola-no, Chávez, definió como un “pendejo”.

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El Tribunal Supremo Electoral (TSE), organismo independientede las instituciones del Estado y del Gobierno hondureño, es elente que organiza, verifica y supervisa las elecciones hondure-ñas, habiendo realizado en este caso, en condiciones muy difí-ciles, una labor encomiable, titánica y demostrando al mundouna capacidad profesional y un manejo de los medios tecnoló-gicos dignos de los países más avanzados del mundo en mate-ria electoral.

La legitimidad de un proceso democrático se analiza siempreatendiendo a los procedimientos internos, es decir, si cumplelos requisitos exigibles dentro de lo que son los sistemas de-mocráticos al uso: libre competencia de todos los actores polí-ticos en el proceso, la posibilidad de que todos partidos puedanacceder a los medios de comunicación de una forma libre, igual-dad de oportunidades, pleno cumplimiento de todas las nor-mas y reglas previstas en las leyes electorales en el momentode la celebración de las elecciones por todos los que compitenen las urnas y, por último, limpieza y transparencia en el jue-go. Partiendo de estas premisas, las elecciones hondureñasfueron ejemplares y han cumplido los requisitos mínimos ybásicos con creces que las homologan de cara a las institucio-nes internacionales que supervisan y dan el imprimatur decalidad a estos procesos. Pero aunque no fuera así, e inclusolos comicios fueran condenados por los Chávez y compañía,eso no les restaría la legitimidad política hondureña de la quegozan. Las Leyes electorales hondureñas se han cumplido yha habido un respeto escrupuloso de la Ley y la Constituciónde la República de Honduras.

Luego está el asunto de la legitimidad internacional, que las elec-ciones sean aceptadas por todos los países y reconocidas comoválidas por la sociedad de naciones. El asunto de la legitimidadinternacional no es una cuestión baladí y siempre preocupó alas autoridades hondureñas de entonces, consideradas de factopor la mayor parte de los países del mundo y tratadas como


apestadas durante todo su mandato, al que nunca le dieron tre-gua. Sin embargo, que nadie se engañe: el respeto a la Ley y alorden constitucional hondureño han sido el norte en todo esteproceso y en el actuar de las autoridades emanadas del cambiopolítico iniciado el 28 de junio de 2009.

Pese a la negativa de los miembros de la ALBA por reconocer elresultado de las elecciones y la naturaleza del proceso electoral,aunque el mismo se había iniciado unos meses antes de la crisis,la mayor parte de los países, tanto de América Latina como deotras latitudes, reconocieron la realidad sobre el terreno: la con-formación de una nueva administración en este país centroame-ricano y el final de la crisis en clave interna hondureña, tal comoreclamaban con la Constitución de la República en la mano losactuales gobernantes.

Luego, por mucho que se empeñaron el ex presidente Zelaya ysus ministros en el exilio, con su canciller Patricia Rodas al fren-te, se demostró que su “gobierno” tenía fecha de caducidad: el27 de enero de 2010, fecha en la tomó posesión el nuevo presi-dente. Nadie en la escena internacional iba reconocer a dos eje-cutivos y a dos presidentes hondureños. Tuvieron su tiempopara negociar y dilapidaron su momento en bizantinas discu-siones rumbo a ninguna parte. Cuando se pretende ganar todoa costa de la mentira, el falseamiento de la legalidad y la utiliza-ción de todos los medios para seguir en el poder por cualquiermodo, se puede perder también todo y perecer, políticamente,en la nada, tal como ha ocurrido y ha demostrado la experien-cia hondureña para gran disgusto de los chavistas.

También hay que destacar la alta participación en los comiciosy la amplia presencia de observadores internacionales de to-dos los continentes y países para legitimar y reconocer las elec-ciones; así fue posible la “cascada” de reconocimientosinternacionales. 371 Observadores internacionales, venidos detodas partes del mundo, incluido el que suscribe estas líneas,

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llegaron a Honduras a dar fe de la limpieza democrática delproceso.

“Los resultados de las elecciones del 29 de noviembre en Hon-duras aportan dos conclusiones relevantes. La primera es quelos hondureños han decidido acudir masivamente a las urnas.A pesar de los intentos desmovilizadores de Hugo Chávez,Manuel Zelaya y algunos líderes internacionales, más de dosmillones y medio de personas ejercieron su derecho al voto yconsiguieron que la participación superara en más de un 11%a los comicios celebrados en 2005. La segunda conclusión esque todos los partidos han incrementado su número absolutode votos salvo el Partido Liberal de Honduras, precisamenteaquel bajo cuyas siglas fue elegido presidente Manuel Zelaya”,resumía el analista español, de la Fundación FAES, JoséHerrera.

Luego, ya en clave externa, como lógico resultado de la limpie-za del mismo, llegaron los consabidos e importantes reconoci-mientos del proceso por parte de los Estados Unidos, Israel yJapón, a los se le vinieron a unir más tarde los de Costa Rica,Colombia, Panamá y Perú. Algo estaba cambiando en el mundoa favor de Honduras.

Mientras estos reconocimientos ocurrían, la diplomacia espa-ñola, conducida por un durísimo Miguel Ángel Moratinos ha-cia los sucesos de junio de 2009, reculó y asumió los costes dehaberse alineado sin rechistar con los lineamientos de Venezue-la, que lidera, sin duda, la ALBA, en esta crisis. Y ya se sabe queen política internacional los espacios que se dejan sonautomáticamente ocupados por otros, pero principalmente porpaíses europeos con pretensiones de liderazgo en América Lati-na, como Alemania, Francia e Italia, que han actuado con mu-cha más cautela y responsabilidad a la hora de juzgar losacontecimientos que se han sucedido y se suceden en Hon-duras. A veces, en política exterior, vale más el silencio que la


hueca retórica moralista, aunque se tenga razón. Como decíaGroucho Marx, en una cita aplicable a este caso que nos ocupa,“Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejarlas dudas”. Sin embargo, el embajador español de entonces, Ig-nacio Rupérez, acabó regresando en Honduras y Moratinos, fi-nalmente, reconoció como legítimo y democrático al Gobiernode Pepe Lobo resultante de las urnas. Hoy, por suerte para Es-paña, Moratinos ya ex ministro de Exteriores.

Sobre el cambio de posición de España, la vicecanciller MireyaAgüero de Corrales señalaba: “Con España la relación es histó-rica, rica en experiencia y en comunidad de ideales; vemos aEspaña como el vehículo por medio del cual se transmitieronlos valores más perdurables de los hondureños: cultura, idio-ma, religión, sentido humanista, espíritu emprendedor, en fin,muchas de las cualidades que hacen grandes a los pueblos y asus naciones. Con el Gobierno español ya no estamos en etapade normalización de relaciones, sino de profundizar la coope-ración, la búsqueda y lucha solidaria por la consecución de losvalores más elevados en el campo internacional”.

El Partido Popular (PP) español, principal fuerza de la oposi-ción, por su parte, actuó con más mesura y sentido de Estado,habiendo escuchado en los meses críticos a las dos partes y en-viando observadores internacionales a las elecciones para co-nocer de primera mano las incidencias y el significado de lasmismas. ¿Cómo pudo durante la crisis nuestro Ministerio deAsuntos Exteriores y Cooperación emitir un juicio sin haber es-cuchado los planteamientos de los representantes de Micheletti,tal como han hecho todos los que han mediado en los últimosmeses, y habiendo apostado por la carta de Zelaya sin medir losriesgos de semejante apuesta? España se quedó sola junto a lospaíses del ALBA y Argentina y Brasil en esta crisis. Mientrastodos iban matizando su posición inicial de absoluta beligeran-cia con respecto al actual ejecutivo hondureño, la diplomaciaespañola mantuvo un discurso inamovible, rayano en la adhe-

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sión inquebrantable al pensamiento de Chávez y poco dado ala búsqueda de un compromiso que pudiese desbloquear elembrollo. Reconducir este planteamiento inicial implicará es-fuerzos titánicos y seguras y merecidas críticas. España, si sigueen esa dirección, perderá peso no sólo en Honduras, sino entodo el continente. También credibilidad; apostar permanente-mente en política exterior por las posiciones de Hugo Chávezpuede confundir a nuestros aliados y desanimar a los paísesamigos.

Para terminar estas reflexiones sobre lo acontecido en Hondu-ras quiero añadir unas palabras del presidente Pepe Lobo, queen una entrevista que me concedió para el diario El Mundo deMadrid, afirmaba, por si a alguien le quedaban dudas: “No lequepa la menor duda de que el ex presidente Zelaya iba a rom-per el orden constitucional para quedarse otro mandato. Zelayafue el responsable de la crisis y precipitó la conflictividad queoriginó este capítulo de la historia de nuestro país, eso es abso-lutamente innegable. Yo tuve conversaciones con él, inclusoantes de los acontecimientos del 28 de junio, y tenía claro queiba a vulnerar la Ley y continuar en su afrenta a las institucio-nes con tal de seguir en el poder a cualquier precio. Se enfrentóa las instituciones, tenía pretensiones de cerrar el legislativo yluego, una vez neutralizados todos los poderes, continuar en sucarrera reeleccionista. Era un proceso atípico que degeneró enuna situación crítica y que concluyó con las elecciones de no-viembre, en las que fui elegido. Y concluyó: si Zelaya no sale deesa forma, hubiéramos asistido a un proceso impredecible peroque no tenía los visos de que iba a atenerse a la Ley y a la Cons-titución hondureñas”. Luego acabó cediendo, por exigencias deguión y al precio del reingreso de Honduras en la OEA; y acep-tó el regreso definitivo del ex presidente-bufón Zelaya.


13. Los amigos de honduras y su contribucióna la causa

¿Quiénes han sido los amigos Honduras en este largo caminoque van desde los sucesos del 28 de junio de 2009 hasta la tomade posesión del nuevo presidente, Pepe Lobo, el 27 de enerode 2010? Un puñado de periodistas de medio mundo, los re-publicanos de los Estados Unidos, los gobiernos de Israel, Pa-namá, Perú, Taiwán y Colombia, el Partido Popular (PP) deEspaña, la coordinadora de ONG’s UNOAMERICA, la Funda-ción Friedrich Naumann, la FAES, la Internacional Liberal, queincluso llegó a nombrar a Micheletti como vicepresidente enun hecho que la honra, y algunas fundaciones, asociaciones ypartidos políticos diseminados por el globo, principalmente.No había muchos, desde luego, a favor de la causa hondure-ña. También los cientos de observadores internacionales que,llegados de todas partes del planeta e incluso algunos pagán-dose sus viajes, hicieron posible que el mundo se enterase delo que estaba ocurriendo en Honduras y de lo que estaba enjuego, que era ni más ni menos que la defensa de la democra-cia en el continente americano. No podíamos dejar a Hondu-ras tirada y olvidada, teníamos una responsabilidad ante elfuturo del país, que era también el nuestro, y ante la historia.Éramos los amigos de Honduras, un puñado de hombres,mujeres, instituciones y organizaciones dispuestas a dar labatalla por el pueblo hondureño y sus instituciones, pero tam-bién para que prevaleciera la verdad.

Fue una fuerza pequeña, que intentó moldear a las opinionespúblicas de sus respectivos países en un entorno y un ambien-te hostil, donde la más mínima defensa de la causa democráti-ca y constitucional hondureña te servía para que colgaranrápidamente el sambenito de “golpista” y para que fueras re-chazado sistemáticamente por el fundamentalismo progre, queno progresista, imperante hoy en medio mundo. La doctrina

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oficial, aceptada por todos, era que la oligarquía hondureña,siguiendo su negra y oscura tradición reaccionaria, en abiertoconsenso con el ejército y los poderes fácticos del país, habíaorquestado y preparado la trama que denominaban como “gol-pe de Estado”; nada podía ser menos cierto, pero esa era laverdad oficial, el Santa Sanctorum progre, y como ya habíadicho Churchill durante la Segunda Guerra Mundial, ya se sabeque la primera víctima de una guerra es la verdad. Y la ver-dad, citando de nuevo a un británico, George Orwell, muchasveces es la mentira.

Lo políticamente correcto en aquellos días era condenar a lasautoridades e instituciones hondureñas, simples comparsas alservicio de una oligarquía vil y rastrera, un argumento maniqueoque suele utilizar con frecuencia la izquierda europea para refe-rirse a los procesos políticos que se suceden en América Latina.Esta izquierda, que bebe de las más rancias tradiciones de larevolución cubana y la supuesta mística que emana delsandinismo, suele analizar los problemas continentales con es-casa profundidad, nulo rigor y estableciendo unos clichés omodelos que les sirven a los intelectuales de la progresía políti-camente correcta para desarrollar sus simplistas discursos ensus libelos y opúsculos. Así ocurrió en el caso hondureño y lamayoría de los medios de comunicación occidentales repetíanmachaconamente los argumentos de los zelayistas y sus aliadosde la ALBA. Muy pocos medios de comunicación se atrevían adesafiar el discurso imperante.

Salvo raras excepciones, casi todos los periodistas se sumaron alanálisis simplista, poco riguroso y escasamente documentadodel depuesto presidente Zelaya, en un discurso que tenía quever más con la apuesta política de los medios contra las auto-ridades hondureñas qué con un examen riguroso de los ver-daderos acontecimientos que se habían sucedido y acontecidoen Honduras. Muy pocos medios examinaban en profundidadlos antecedentes políticos, el ordenamiento constitucional


hondureño, el contexto internacional en que se producía la cri-sis y el edificio institucional de este país y cómo funcionabanverdaderamente las instituciones ante situaciones como las queestaban ocurriendo.

Entre esas excepciones, contadas con los dedos de la mano, po-demos citar a periodistas, analistas y ensayistas como JorgeCastañeda, Álvaro Vargas Llosa, Joaquín Villalobos, HuberMatos, Carlos Alberto Montaner, Florentino Portero, RamónPérez Maura, Fernando Londoño, Alfonso Rojo, Rafael Bardají,Plinio Apuleyo Mendoza, Mario Vargas Llosa, Jaime Bayly, JoséHerrera, Alejando Peña Esclusa y José Obdulio Gaviria, rarasexcepciones, aunque había más, en un mundo hostil y reacio aconocer la verdad. Luego, entre la nómina de medios que no sesumaron al bloqueo mediático a que fueron sometidas las auto-ridades hondureñas, hay que reseñar los diarios españoles ABCy La Razón, el canal de televisión español Telemadrid, los nor-teamericanos The Miami Herald y The Washington Post y algu-nos más de América Latina, que en algunas ocasiones dejabanatisbar en sus análisis algún elemento de objetividad. Luego, elresto, era un páramo; vulgares cotorras repitiendo los maniqueosargumentos de Chávez y un escaso interés por esclarecer loshechos y dar a conocer a sus respectivas opiniones públicas elorigen de todos los acontecimientos que se sucedían desde el 28de junio.

La soledad de Tegucigalpa era total en las primeras semanas.Luego, poco a poco, como si fuera una lluvia fina, las cosas fue-ron cambiando y comenzaron a llegar a Honduras los primerossenadores y congresistas republicanos que querían conocer deprimera mano lo que había ocurrido en el país. Y así obró elmilagro: el presidente Obama, junto con su desinformado De-partamento de Estado en manos de Hillary Clinton, se estabaquedando solo en la crisis hondureña y muchos ciudadanosnorteamericanos comenzaron a pensar que la actual adminis-tración actuaba más en función de la muchachada chavista de

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la región que en aras de defender los intereses norteamericanosen el continente.

Lo explicaba, de una forma muy acertada Florentino Portero, alque cito textualmente: “La presidencia norteamericana está ob-sesionada con mejorar su imagen internacional y dejar atrás elestilo unilateralista a la hora de defender ideales o intereses.Por una parte no están tan seguros de la superioridad de susvalores. Por otra no se encuentran con fuerzas para mantenermás pulsos internacionales. Quieren ser un país “normal”, go-bernar con otros y poder volcarse a la transformación de la so-ciedad norteamericana. En este marco Obama optó porabandonar a los demócratas hondureños a cambio de ganarimagen entre las sociedades latinoamericanas. Es evidente queeso era hacer el juego a los bolivarianos, pero en Washington setiende a pensar, como ha señalado Carlos Alberto Montaner, queese es un problema de los propios latinoamericanos, que un augede Chávez y cía sólo puede dañar a las sociedades que los am-paran, no a Estados Unidos”.

Más tarde, en agosto de 2009, vino el mazazo definitivo al presi-dente Zelaya y sus partidarios de la mano del Congreso norte-americano, cuya Biblioteca, en un documentado memorándumjurídico, venía casi a avalar y justificar las acciones emprendi-das por las instituciones hondureñas y su ejército contra el de-puesto mandatario hondureño. Entrábamos, una vez queObama comenzaba a recular, en una fase de stand by que ibadesde la fecha de la publicación de ese informe hasta las elec-ciones de noviembre; Estados Unidos actuaría con mucha máscautela, mantendría a su embajador, Hugo Llorens, fuera delpaís y quedaría a la espera del desarrollo y el resultado de laselecciones hondureñas. Los amigos republicanos de Washing-ton, actuando casi en armonía con algunos medios y articulistas,habían conseguido el efecto esperado, para gran éxito de lasautoridades de Tegucigalpa, y el tiempo ya obraba a favor deMicheletti y en contra de Zelaya.


Al tiempo que en el escenario diplomático las cosas iban cam-biando paulatinamente y Zelaya perdiendo posiciones, vino aocurrir un hecho que cambiaría radicalmente la crisis hondure-ña. En contra de todo sentido común y sin escuchar a sus aseso-res seguramente, en ese estilo irresponsable y aventurero quecaracterizó toda su gestión, el saliente presidente Zelaya se pre-sentó en Tegucigalpa, seguramente con la ayuda del vecino ElSalvador, y se refugió en la Embajada de Brasil, cuya hostilidady agresividad verbal y retórica hacia Honduras ha destrozadomás de un siglo de inteligente y profesional hacer diplomáticode esta potencia regional. Sus escasos partidarios, cuyas imáge-nes asaltando casas y comercios en las afueras de la Embajada,demostraron al mundo la debilidad, la soledad y la irracionali-dad de la mal llamada “resistencia hondureña”, al tiempo quecondenaron a la soledad y al aislamiento al depuesto Zelaya,que tirado y enguayabado en un sillón de la embajada Brasilcon su sombrero de cowboy encima de la cabeza revelaba ladecadencia y el seguro final de su movimiento. Allí se quedaríacuatro largos meses sin ningún contacto con el mundo exteriory sin haber entendido nada de lo que había pasado; Zelaya yaera historia y no lo sabía.

Mientras, en Tegucigalpa no se perdía el tiempo y las nuevasautoridades preparaban a un ritmo digno de encomio las próxi-mas elecciones, previstas para el 29 de noviembre, en que elpaís elegiría a su presidente, al parlamento y a las nuevas auto-ridades. La Cancillería hondureña, sin perder el pulso de lo queestaba pasando, tampoco perdía el tiempo: su inteligente canci-ller, Carlos López Contreras, sabía que la cuestión capital de es-tos comicios era la legitimidad internacional y que en los mismoshubiera una sólida y respetada misión de observadores inter-nacionales. Con la ayuda de inteligentes diplomáticos, como elembajador Jorge Milla, la Cancillería, en coordinación con lasautoridades electorales del país, organizaron el trabajo de unaforma ejemplar.

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Así fue como se confeccionó la primera lista de los observado-res que serían invitados al proceso electoral y en la prestigiosanómina, que más tarde completó el grupo que viajaría hastaTegucigalpa, había importantes ONG’s de todo el mundo, par-tidos políticos, instituciones prestigiosas y representantes par-lamentarios de Estados Unidos, América Latina, Europa e inclusoAsia. El trabajo de López Contreras, junto con su preparadoequipo, fue profesional, riguroso y eficiente, pues estaba en jue-go, ni más ni menos, que la legitimidad democrática del ejecuti-vo nacido al calor de los acontecimientos del 28 de junio y delfuturo gobierno que presidiría Pepe Lobo. El tiempo seguía co-rriendo a favor de las autoridades hondureñas presididas porMicheletti, mientras que Zelaya y su inútil canciller, Rodas, se-guían aferrados a su tabla salvadora, la ALBA, ignorando queen esa apuesta estaba también parejo su ocaso y posterior hun-dimiento.

La campaña electoral se desarrolló sin incidentes, mostrando almundo la incapacidad de la “resistencia” por paralizar el país ypor impedir el proceso democrático. Tampoco la presión inter-nacional, atizada por los ministros del “gobierno en el exilio” deZelaya, logró detener unos comicios que ya estaban previamenteprogramados antes de los sucesos del 28 de junio, que inclusoen su momento habían estado avalados por la OEA.

Así las cosas, en los días previos a las elecciones del 29 de no-viembre de 2009, y tal como había organizado con ahínco yprofesionalidad desde la Cancillería y el Tribunal Supremo Elec-toral hondureño, comenzaron a llegar a Honduras los centena-res de observadores previstos de todas partes del mundo.Trabajaron durante varios días, comprobaron la limpieza delproceso y dieron fe de la transparencia, nitidez y buen hacer delas autoridades electorales hondureñas y de los miles de ciuda-danos anónimos que trabajaron para que la democracia de estepaís joven y dinámico funcionase a la perfección. Y también,pero sobre todo, para que el mundo se enterase de que en su


país no había un “golpe de Estado”, sino un contragolpe paraparar a Chávez y a sus partidarios.

Luego estos observadores se convirtieron en los embajado-res de la causa hondureña en sus países. Escribieron, habla-ron y, en definitiva, contaron al mundo al mundo de lo quehabían sido testigos: un pueblo libre, tranquilo y abierto quedeseaba vivir en paz y democracia sin intromisiones exter-nas. Las elecciones, como dijo el venezolano Alejandro PeñaEsclusa, “ya las quisiera para sí la Venezuela chavista”. Deesta forma, los observadores, casi todos ellos amigos de lacausa democrática hondureña, contribuyeron de una formadesinteresada y casi heroica, por la presión mediática quehabía en su contra, a avalar y legitimar un proceso que a to-das luces fue transparente y limpio. Desde ese momento, yya a la espera de que tomase posesión el nuevo presidenteelecto, la suerte de Zelaya y los suyos parecía que estaba echa-da; apenas les quedaban unas semanas de gloria y despuéssu tiempo habría pasado para siempre definitivamente. Almenos eso pensábamos entonces, aunque de nuevo la histo-ria ha dado un giro imprevisto con el súbito regreso de Zelayay los suyos, ¿volverán a la carga?

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14. La elección de Pepe Lobo como Presidente:comienza una nueva era

El domingo 29 de noviembre de 2009 se eligieron en HondurasPresidente, 20 diputados y suplentes para el Parlamento Cen-troamericano, 128 diputados y suplentes para el Congreso Na-cional y 298 Alcaldías municipales.

Una vez efectuado el recuento, que se realizó de una forma trans-parente pero quizá demasiado lenta, el TSE ofreció los siguien-tes resultados:

El total de ciudadanos es 4.611.211, el total de votantes en laselecciones 2009 fue de 2.300.056 ciudadanos, la participación fuedel 49,88%, aunque dado el importante número de votos delexterior que no podían ejercer el derecho al sufragio, el TribunalSupremo Electoral elevó esta cifra hasta el 61%, porcentaje máscercano a la realidad.

Partido Nacional 1.213.695 56,56

Partido Liberal 817.524 38,09

PINU-SD 39.960 1,86

D.C. 38.413 1,79

U.D. 36.420 1,70

Votos válidos 2.146.012 93,30

Votos blancos 61.440 2,67

Votos nulos 92.604 1,70

Todos 2.300.056 100

PartidoNúmerode votos

Porcentajede votos


Partido Nacional 10

Partido Liberal 7

Partido Democracia Cristiana 1

Partido Unificación Democrática 1

Partido Innovacióny Unidad-Socialdemócrata 1

Todos 20

Elecciones de diputados del Congreso Nacional

Partido Número de diputados

Partido Nacional 71

Partido Liberal 45

Partido Democracia Cristiana 4

Partido Unificación Democrática 4

Partido Innovación y Unidad-Socialdemócrata 3

Todos 127

Elecciones de diputados al PARLACEN

Partido Número de diputados

Las conclusiones que se pueden extraer de estos resultados esque estábamos a las puertas de unas de las elecciones más clarasde la historia de Honduras, toda vez que la diferencia entre losdos candidatos de los partidos tradicionales era de las más altas

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de la democracia hondureña. También destacar que una buenaparte del voto liberal había migrado a la abstención, toda vezque perdía más de 100.000 votos con respecto a los anteriorescomicios, y que los partidos minoritarios seguían siendo unasopciones con muy poca influencia en el electorado hondureño.

También se percibía que esta legislatura será mucho menos con-trovertida y compleja que la pasada gracias a la amplia mayoríalograda por los nacionalistas y que les evitará la búsqueda depactos y consensos a la hora de sacar proyectos legislativos enel Congreso Nacional.

En lo que respecta al poder local, los nacionalistas arrasaron hastallegar alcanzar 191 alcaldías de las 298 que estaban en juego,conservando la estratégica y superpoblada capital, Tegucigalpa.Los liberales, sin embargo, todavía lograron retener 104 alcal-días, pese a la crisis vivida en esta formación durante los últi-mos meses y la elevada abstención, que parece provenir enprincipio de las filas de esta formación, muy desencantadas porsu forma de actuar en los últimos años y por su desempeñodurante el mandato de Zelaya.

Con respecto a la limpieza de las mismas, la prestigiosa organi-zación Red Latinoamericana y del Caribe para la Democraciaaseguraba “que la única posibilidad para la democracia son elec-ciones libres, la Red aceptó la invitación del Tribunal Electoralde Honduras para observar las elecciones del 29 de Noviembrede 2009 .Queremos evidenciar el clima de tranquilidad y de fiestacívica que se observó en la elección. El comportamiento de laciudadanía fue cívico, responsable, tranquilo y de asistenciamasiva a la votación. Observamos unas elecciones inclusivas,limpias, libres, competitivas, participativas, democráticas y ajus-tadas plenamente a la ley y al orden constitucional. Se respeta-ron todos los principios rectores electorales y las garantías delproceso. No se registraron actos violentos, intimidaciones o al-teraciones al proceso electoral. Las fallas menores en el proceso


de entrega de resultados finales se debieron a problemas nor-males del sistema de totalización escogido pero en nada alterano afectan el proceso o los resultados. Se observó gran alegría enlos votantes, muchos votantes y miembros de mesa jóvenes ygran participación de adultos mayores. Algunos votantes quedecidieron votar nulo lo expresaban en sus votos que eran vo-tos a favor de la democracia a pesar de que no le gustaban loscandidatos”.

Y continuaba en su informe:” Se observaron niveles de partici-pación superiores al 50% en todas las mesas y algunas con cifrassuperiores. No existió ninguna restricción o limitación a la Mi-sión Electoral para operar libremente al igual que se observóplena libertad de prensa e información el día de las elecciones.La Red participó con 14 Observadores/as Internacionales y, conel apoyo del Foro Permanente de la Sociedad Civil y la red deobservación nacional conformada por 67 organizaciones de lasociedad civil, 4 universidades y algunos medios de comunica-ción, se logró cubrir todo el territorio nacional. Los altos nivelesde participación le otorgan al proceso electoral y a sus resulta-dos una especial legitimidad democrática a las elecciones deHonduras, lo cual reafirma la voluntad democrática del pueblohondureño”. El informe completo de esta organización, queavala la transparencia, nitidez y limpieza en que se desarrolló elproceso electoral hondureño, se puede leer en: http://www.democracialatinoamerica.org/inicio/wpcontent/uploads/2009/12/Reporte_de_la_RLCD_Elecciones_HONDURAS.pdf.Muy recomendable.

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TERCERA PARTE:EL PRESENTE

REFLEXIONES ACERCA

DE LA CRISIS

15. La comunidad internacional y su evoluciónante la crisis hondureña

Ya hemos hablado en una parte de este trabajo que la verdaderaresistencia a la presión casi insostenible de la comunidad inter-nacional fue la efectuada por el ejecutivo de Micheletti durantela crisis. Al principio, conviene que recordemos, que no hubo niun solo gobierno en el mundo ni organización internacional quese pusiera parte de la acción llevada a cabo por las autoridadeshondureñas en defensa de la democracia y de la propiainstitucionalidad, neutralizando con la destitución de Zelayael verdadero golpe de Estado que estaba en ciernes. Lo quevenía después estaba bien claro, ya que se preveía el consiguientecierre del parlamento hondureño y la constitución de una


supuesta asamblea constituyente ceñida a los intereses de Zelayay sus partidarios, pero también siguiendo el guión diseñado paraHonduras por Chávez y sus aliados en la ALBA.

Unos días después de la acción legal e institucional, que tansólo seguía los pasos de lo que dictaba el ordenamiento políti-co y constitucional hondureño, no había ningún país en elmundo que apoyase a los nuevos dirigentes hondureños. Tansólo Taiwán, buen amigo de Honduras y país apenas reconoci-do por una veintena de Estados de todo el mundo, mostrabasu apoyo a la causa hondureña, mientras que otros países, comoIsrael, Colombia y Perú, callaban a la espera de los aconteci-mientos.

Pero no olvidemos que incluso el presidente de Colombia, ÁlvaroUribe, cayó en la burda trampa chavista y llegó a condenar, deuna forma tontuna, el supuesto “golpe de Estado” de Hondu-ras, repitiendo los mismos argumentos que los países de la ALBA,en un error de marca mayor. Luego dicho error fue corregido y,una vez que el proceso democrático no se detuvo, Uribe mostróuna mayor comprensión hacia el proceso hondureño. Asimis-mo, y todo hay que decirlo, el embajador de Honduras en Co-lombia, Hernán Antonio Bermúdez, fue uno de los pocos queno fue desposeído de su cargo y durante los meses que Michelettiestuvo al frente del país la embajada permaneció abierta sinproblemas, a diferencia de lo que ocurría en la mayor parte delos países. Luego, ya con Lobo elegido como Presidente, comen-zaron los acercamientos, acuerdos y visitas entre Colombia yHonduras, de tal forma que hoy se puede decir que aparte deamigos, son dos países aliados en la larga lucha ideológica quese desarrolla en el continente. En la actualidad, la cooperaciónentre Honduras y Colombia está al más nivel y se efectúa encasi todos los campos.

“Las relaciones con el presidente Uribe son formidables. Que-remos cooperar, y ya están en marcha varios proyectos, sobre

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todo en lo relativo a la seguridad, pues no podemos olvidarcómo, gracias al presidente Uribe, ha mejorado este asunto enColombia. La política de seguridad democrática ha dado gran-des éxitos para este país, dando seguridad y confianza al pue-blo mientras se respetaban los derechos humanos. Entonces,dados los problemas que teníamos en Honduras, nos interesómucho esta labor exitosa del presidente Uribe y hemos comen-zado nuestro trabajo, sobre todo, en esta área fundamental paranuestro país, pues los gobiernos tienen que trabajar para quelos ciudadanos vivan en paz y con seguridad, que son valoresbásicos en las naciones. Colombia nos ha recibido con los bra-zos abiertos y el presidente Uribe fue de una gran ayuda aHonduras; es uno de los grandes amigos de nuestro país. Almargen de Uribe, sea cual sea el resultado de las eleccionesdel próximo domingo en Colombia, creo que estas buenas re-laciones van a perdurar e incluso se van a consolidar, a afian-zar en todos los terrenos. Gane quien gane en Colombia estarelación positiva y fructífera va a continuar, no habrá cambios”,señalaba el presidente Lobo al referirse a la importancia deestas relaciones tan cruciales para un país tan abandonadocomo Honduras. Ese buen momento en las relaciones entreambos países parecen continuar, aunque son muchos los queno logran entender el pacto Santos-Chávez que ha permitidoel regreso de Zelaya.

El caso de Perú es parecido, pues la embajada hondureña contodo su personal y el embajador, al que se le pidió que su fuerade vacaciones durante algún tiempo para no crear situacionesenojosas, permanecieron al frente de sus responsabilidades enLima sin ningún problema durante los largos y difíciles mesesde Micheletti, pese a las presiones de la OEA, el inefable Insulzay los países de la muchachada bolivariana que lidera Venezue-la. A pesar de esta posición positiva, y al igual que Uribe, elpresidente peruano, Alán García, también condenó el “golpede Estado” y dejó a Honduras bien sola en la escena continentale internacional.


Israel, por el contrario, no emitió inútiles comunicados de con-dena ni se dejó llevar por la presión internacional para rompersus lazos con Honduras; las autoridades sabían lo que estaba enjuego y cómo la canciller de Zelaya, Rodas, ya estaba negocian-do con iraníes, cubanos y venezolanos para convertir al país enla punta de lanza del antisionismo y el antisemitismo en Améri-ca Central. A nadie se le oculta ya que tanto Venezuela comootros países de la Alba, pero principalmente Bolivia, Cuba yEcuador, son hoy las principales bases desde donde las que operaIrán y que los vínculos entre Teherán y estos países se hanincrementado en los últimos meses. Zelaya, que era un auténti-co ignorante en cuestiones internacionales, hubiera permitido,al igual que ocurre hoy en la Venezuela chavista, el estableci-miento de bases políticas y militares de grupos antisionistas comoHizbulá y Hamas en su territorio a cambio de dinero. No esciencia ficción, sino que Rodas ya había comenzado con dichoscontactos y el lenguaje exhibido durante la crisis hondureñamostró a las claras sus ideas antisemitas y antisionistas, tal comodemostraremos más adelante. Ahora, por cierto, el presidenteLobo, abandonando a los viejos aliados de Honduras, se apres-ta a reconocer a un supuesto (y seguramente inviable) Estadopalestino, para mayor afrenta hacia Israel y olvidando los viejoslazos entre Honduras e Israel.

Sobre el antisemitismo del régimen de Zelaya conviene repasaralgunos antecedentes y episodios que ilustran de una maneraexcepcional la deriva que estaba tomando Honduras bajo la égidade Zelaya. En enero del año 2009, cuando el presidente depues-to de Honduras, Manuel Zelaya, nombró a Patricia Rodas comocanciller, en un hecho que asombró a todos dadas sus ideas iz-quierdistas y sus simpatías con la revolución cubana y la utopíasandinista, muchos temieron que las cosas iban a cambiar y queincluso se podría producir un giro en la política exterior de estepaís tradicionalmente pronorteamericano, proisraelí yprooccidental. Así fue: apenas llevaba unas semanas como can-ciller, Rodas comenzó sus relaciones con los países del ALBA, se

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acercó abiertamente a la Venezuela de Chávez y mantuvo con-tactos oficiales con el país más antisemita del mundo, Irán. In-cluso se anunció el próximo establecimiento de relaciones conla satrapía de Teherán. El alejamiento de Honduras con respec-to a Israel y los Estados Unidos estaba servido, la comunidadjudía hondureña puso el grito en el cielo y la “venezualización”de Honduras se atisbaba claramente si no hubiera sido por losacontecimientos del 28 de junio.

Más tarde, el 28 de junio de 2009, las Fuerzas Armadas de Hon-duras, siguiendo el mandato constitucional que el Congreso dela República les han entregado, destituyen al presidente Zelayay comienza una nueva era para el país. Roberto Micheletti esnombrado nuevo presidente de acuerdo a los pasos que marcael ordenamiento político y constitucional hondureño. Miles dezelayistas toman las calles de las principales ciudades hondure-ñas y embadurnan las paredes de la Catedral de Tegucigalpacon pintadas ilustrativas de su pensamiento: “¡Fuera los judíosde Honduras!”. Para el presidente de la Comunidad Judía deSan Pedro Sula, Nathan Stayerman Matalon, en declaraciones ala Agencia Judía de Noticias (AJN), Honduras, bajo Zelaya,estaba muy cerca de acabar como la Venezuela chavista, cuyoejemplo era seguido al pie de la letra por las anteriores autori-dades. Y Chávez, ya saben, primero señala a los judíos comoculpables de todos los males, usando para ello a Israel, y des-pués sus “secciones asalto” atacan.

Y todavía hay más. A comienzos de julio de 2009 nada más co-nocerse la legítima destitución de Zelaya, el diputado venezo-lano Adel El Zabayar, perteneciente a la mayoría chavista delparlamento (sólo hay un partido por cierto, el del máximo líder,el resto son “escuálidos”), aseguraba que Israel estaba detrás delgolpe de Estado en Honduras. Según El Zabayar, el Mossad, enabierta cooperación con la ultraderecha hondureña y la CIA,ejecutó el supuesto golpe contra Zelaya. El sionismo inter-nacional, continuaba, controla la vida política de los Estados


Unidos y “podemos decir, incluso, que dirige la política del De-partamento de Estado”. E iba más allá y acusaba: “El sionismointernacional es un cáncer que existe en el mundo y se debende tomar acciones para limitar su acción en la región”. Se ataca-ba a Israel, al sionismo, y por ende, como suele ser usual, a losjudíos porque en su “experiencia en Oriente Medio” –se referi-ría seguramente a Hamas y Hizbulá– hay formas de luchar con-tra tales acciones.

25 de septiembre, 2009. La ex canciller Patricia Rodas aseguraque los gases tóxicos empleados por las fuerzas de seguridadhondureñas, que tan sólo se defendían de los violentos ataquesperpetrados por los zelayistas, son “israelíes”, como si la nacio-nalidad de los gases lacrimógenos empleados fuera determinan-te en los acontecimientos que se sucedían en este país. PeroRodas, llevada por su judeofobia indisimulada, llegó a acusar alciudadano israelí Yehuda Leitner de haber llevado esas mer-cancías usadas por las fuerzas antidisturbios hasta Tegucigalpay de ser cómplice, junto a dos empresas hondureñas, de servir ala represión de las turbas que la secundan. En la misma línea, yen esos días, un miembro de la resistencia hondureña, José LuisBaquedano, acusó al ejército de Israel de estar entrenando yasesorando a las Fuerzas Armadas de Honduras, aspecto esteúltimo totalmente negado por el Estado hebreo. Israel siemprees culpable de todos los males, incluido el golpe de Estado deHonduras que nunca fue tal.

Unos días más tarde, el 30 de septiembre, 2009, mientras que elex presidente Zelaya atiza el fuego para la confrontación civil enla embajada brasileña de Tegucigalpa, en un episodio tan lamen-table como patético que mancha para siempre la imagen de serie-dad y responsabilidad de Brasil, un dirigente zelayista, DavidRomero Ellner, asegura, en al menos tres ocasiones, su disgustopor el hecho de que el máximo dirigente nazi no consiguiera suobjetivo de exterminar a los judíos de todo el mundo. Romerocomienza diciendo que “hay veces que me pregunto si Hitler no

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tuvo, tuvo la razón de haber terminado con esa raza con elfamoso Holocausto”. Poco después, afirma que “me pregunto porqué, por qué no dejamos a Hitler que cumpliera su misión histó-rica”, para concluir que “creo que debió haber sido justo y vale-dero que Hitler hubiese terminado su visión histórica”. Talesdeclaraciones fueron realizadas a Radio Globo, causalmente laemisora cerrada por Micheletti por sus ideas “democráticas”, se-gún el tándem Zelaya-Rodas. Al día de hoy, todavía esperamosuna condena de Zelaya o de la canciller Rodas sobre este “rosa-rio” de exabruptos y gestos absolutamente inapropiados hacia elpueblo judío. Seguramente nunca se producirán. Nunca se pro-dujeron. ¿O es que, acaso, los comparten?

Con estos antecedentes anteriormente señalados, ¿cómo fueposible que la comunidad internacional estuviera tan ciega yno viera el peligro que se cernía sobre Honduras? Pues fue así, ydesde los sucesos de junio hasta agosto del año 2009 no se per-cibieron los primeros signos de que algo estaba cambiando, so-bre todo a merced de la ya citada ayuda de los republicanosnorteamericanos y los gobiernos democráticos de América Lati-na, pero principalmente Colombia, Panamá y Perú.

Sin embargo, el gran cambio de la comunidad internacional conrespecto a Honduras se produce el 29 de noviembre, cuando elmundo comprende que las autoridades que han liderado el pro-ceso de sucesión constitucional no tienen intención de perpe-tuarse en el poder, sino de dar continuidad al procesodemocrático y liderar la alternancia constitucionalmente en lasfechas previstas, tal como ocurrió tras la toma de posesión delPresidente Pepe Lobo y las nuevas autoridades legislativas ylocales.

Pese a todo, y tal como se asegura en la memoria oficial que meentregó el ex canciller de Micheletti, Carlos López Contreras,en los meses en los que duró el “periodo especial” de Michelettitampoco se interrumpieron totalmente los lazos con el mundo


y se desarrollaron multitud de iniciativas culturales, políticas yeconómicas de carácter bilateral.

Además, como me explicaba López Contreras, la situación pa-decida “ha sido una experiencia extraordinaria para Hondu-ras y para todos aquellos que han estado participando en todoel proceso, quizá se podría decir que hasta única, pues en lasguerras siempre hubo países que tuvieron al mundo en contrapero tenían aliados. Infortunadamente, Honduras no ha teni-do aliados, los hemos tenido pero nos decían no cuenten connosotros, es decir, había un rubor tremendo en donde nos de-cían estamos con ustedes, sigan adelante, pero no podemosacompañarles en esta lucha. Nos decían resistan, pero no po-demos darles nuestro apoyo público. Hubo diversas posicio-nes de los Estados: algunos claramente hostiles, otrosindiferentes y una minoría identificada con nosotros pero quenos decían que no lo reveláramos, sería un apoyo moral y si-lencioso, simplemente”.

Luego llegó el 27 de enero de 2010, la fecha esperada, y co-menzó la plena reintegración de Honduras a la comunidadinternacional. En apenas unas semanas, tal como informaba elnuevo canciller Mario Canahuati, ya reconocen a Honduras29 de los 39 países con los que se han tenido relaciones diplo-máticas históricas, lo cual es muy notable considerando que seencontró un país aislado internacionalmente. “En 20 días he-mos logrado restablecer relaciones con 29 países de los 39 quetenemos relaciones con representación diplomática”, señala-ba el canciller. Los países que restan son Brasil, Uruguay, Méxi-co, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Paraguay yChile, indicó. Ahora, ya inmersos dentro de la plena lógicademocrática, merced, todo hay que decirlo, al buen gobiernode Micheletti y sus fieles colaboradores, esperemos que la nor-malización sea total en las próximas semanas. Esa cifra de paí-ses, tras el ya referido pacto Santos-Chávez para el retorno deZelaya a Honduras, ha aumentado al día de hoy y Honduras

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ha recuperado casi su normalidad en las relaciones diplomáti-cas. Ecuador sigue sin reconocer a las nuevas autoridades y esla excepción continental.

Termino estas reflexiones sobre la política exterior hondureñacon unas palabras que me dio en exclusiva el presidente PepeLobo al referirse al proceso de normalización, que citó textual-mente: “Hemos hecho todos los esfuerzos que hemos podidopara reintegrarnos en la comunidad internacional. Es más: he-mos cumplido con todas las obligaciones que nos exigían yprácticamente ya sólo nos queda esperar para que se culmineesta normalización. Por ejemplo, con México, tras mi encuen-tro con el presidente Calderón, la situación ha mejorado y ca-minamos por buena dirección. Fue una reunión muyprovechosa y muy productiva, en la que el máximo mandata-rio mexicano me expresó su intención por normalizar las rela-ciones con Honduras y en eso estamos. Luego también hahabido un cambio positivo en la administración norteamerica-na, en el sentido de que se normalicen las relaciones entreambos países y que Honduras regrese al seno de la Organiza-ción de las Estado Americanos (OEA). En el caso de Chile, porponer un ejemplo, estamos pendientes de que las relacionesse normalicen plenamente. Luego, con respecto al otro grupode países (se refiere a los aliados de Venezuela en la Alba), hayuna posición ideológica que tiene más que ver con un sentidode bloque que de un país en concreto y su respectiva posiciónen lo que respecta a Honduras”. Este escollo al que se refería elpresidente Lobo ha sido felizmente superado, pero quizá elprecio pagado ha sido muy alto: Zelaya vuelve a estar juntocon los suyos en la arena política hondureña y ya se anunciannuevas “batallas”.


16. El sistema político de Honduras,¿en entredicho?

Uno de los aspectos que ha sido criticado por la mayor parte delos analistas y dirigentes políticos que trataban de analizar lacrisis hondureña ha sido la Constitución de este país, que eraconsiderada demasiado compleja y poco ceñida a los usos de-mocráticos y constitucionales de las democracias occidentalesen el sentido tradicional.

He consultado, a este respecto, a diversas fuentes hondureñas yla mayor parte de ellas no creen que en ese aspecto radica el ori-gen de la crisis que ha vivido el país, sino que todas señalan, almargen de sus ideas políticas, que no ha sido el sistema el que hafallado, sino aquellos líderes que quisieron subvertirlo y vaciarlode contenidos legítimos en provecho propio. He recogido, a esterespecto, las opiniones y apreciaciones de conocidos líderes, puesla soberanía de este país corresponde al pueblo de Honduras quedebe construir su futuro sin intromisiones externas.

Sobre si la Carta Magna no ha estado a la altura de las circuns-tancias, he preguntado al ex Presidente Ricardo Maduro si ¿creeque habrá que cambiar o reformar la Constitución hondureña,tal como sugería el Presidente Arias? Y respondió así: “Lo quetiene que hacer el Presidente Arias es respetar más a los hondu-reños, es inadmisible que un mandatario extranjero se dediquea atacar a otro país de la forma en que se hizo por su Constitu-ción. Este es un asunto hondureño y no le atañe a él. Hemosmodificado nuestra Constitución en veinte ocasiones y siempreque lo hemos considerado oportuno, así lo hemos hecho, comolos Estados Unidos, que lo hicieron veintiuna ocasiones. La Cons-titución no es responsable de nada de lo que aquí aconteció.Eso no es óbice para que en el futuro examinemos nuevas posi-bles reformas constitucionales y el mismo Presidente Lobo ya loha planteado; se ha hablado incluso de crear un grupo que exa-mine esas reformas y que lo que se considere oportuno sea

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aprobado por el Congreso, excepto los denominados artículospétreos de la Carta Magna. Por ejemplo, la reelección presiden-cial considero que es inadmisible y no debe tratarse. Tenemosuna Constitución compleja, que regula muchas cosas, pero esono quita para que haya reformas oportunas en un momentodeterminado y en función de los cambios. Creo que algo en loque sí debemos seguir trabajando es en el asunto de la indepen-dencia de los poderes, que es un proceso lento y que toma va-rias generaciones. Tenemos que llevar a cabo importantesreformas y ser capaces, poco a poco, de ir construyendo unademocracia más profunda y enraizada en nuestra sociedad”.

De la misma forma, y también contrario a un cambio constitu-cional, el Defensor del Pueblo hondureño, Ramón Custodio, unbuen conocedor del sistema político de la nación, aseguraba que“la Constitución de la República de Honduras, al igual que otrasconstituciones de otros países, se ha convertido en una Ley fun-damental que es el principio de todas las Leyes. Pero desarrollamuchos aspectos de la vida política que en otros casos no ocu-rre y ese carácter especial que tiene la dota de una complejidadcasi única que otras constituciones no tienen”.

Y agregaba Custodio: “Sin embargo, hay capítulos de la Consti-tución que rigen muy adecuadamente todo, que incluso son muyactuales, y regulan muchos aspectos de la vida de la nación, comola economía, que queda caracterizada claramente en su modelopor nuestro texto constitucional. Este es un aspecto, por ejemplo,que no se ha trabajado y que debería desarrollarse en futuro, porponer un ejemplo acerca de su vigencia. Luego están los Dere-chos del ciudadano, que están bien desarrollados, al igual que lasLibertades, también recogidas en el texto. Otro aspecto funda-mental del texto que quiero resaltar es que consagra plenamenteel funcionamiento de los poderes del Estado y el funcionamientode los mismos sin mácula de duda. La designación de la atribu-ción de las funciones de cada uno de los poderes del Estado estáplenamente definida en el texto constitucional, lo cual no ha sidoóbice para que en la vida política hondureña se hayan irrespetado


estas atribuciones y el diseño que establece la Constitución. Re-duciendo mi pensamiento: el problema no es la Constitución dela República, sino el necesario respeto a la misma y la fidelidad altexto, que frecuentemente es ignorado por muchas autoridades.Hay que actuar de acuerdo a lo que está establecido en la Consti-tución de la República y no intentar violentar de una forma arbi-traria e ilegal el contenido de la misma. Por lo pronto, el nuevoPresidente, Lobo, ya anunciado que cumplirá estrictamente sumandato y que no se extenderá más allá de lo que marca la Ley,lo cual creo que es un aspecto muy importante y señala lo queserá este nuevo periodo”.

Casi todas las fuentes consultadas en Honduras coinciden en elanálisis y consideran que la Constitución del país y el orden polí-tico inspirado en la misma no se deben alterar, sino que esa es,precisamente, su fortaleza, tal como se ha demostrado en la últi-ma crisis y como aseguraba el ex canciller con Micheletti, CarlosLópez Contreras, quien afirmaba: “Hay peligros y también forta-lezas, porque lo que Honduras ha demostrado a lo largo de estossiete meses es que un país pequeño, débil políticamente y econó-micamente, puede salvaguardar los principios que todavía rigenen la comunidad internacional, que son el respeto a la soberanía,la igualdad soberana y la no injerencia. Sí se pueden salvaguar-dar esos principios, hemos sido capaces de hacer frente a ese enor-me desafío y hemos salido más o menos indemnes, aunque hemostenido altos costes, como ya expliqué antes, en todo este proceso.El mundo debe tomar nota de estas lecciones, y no debe olvidarque el pueblo hondureño trazó claramente las líneas por dondeno iba a pasar el chavismo. Hubo una presión brutal sobre noso-tros por parte de la comunidad internacional, al tiempo que nues-tro pueblo también se mantuvo firme en la defensa de unosprincipios y pidiendo a sus gobernantes que no capitulasen fren-te a los intereses foráneos. No cedimos a la presión internacionaly en un combate desigual, frente a la visión de muchos gober-nantes, demostramos que este pueblo tiene mucha fortaleza yque es capaz de aguantar las presiones; ese es un activo que tiene

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Honduras a su favor y que nos ha dotado de un valor en el mun-do, habiendo demostrado gran valor y fortaleza frente a una si-tuación adversa. Somos un país seguro que defiende sus valoresy sus instituciones con todo lo dramática y dura que ha sido estasituación. Entonces, la lectura es la inversa a la que se podía hacery lo que pudiera parecer negativo es un valor positivo de futuro”.

La fortaleza del sistema político, sin embargo, no debe hacerperder de vista que la amenaza persiste y que el chavismo no vadesistir en su objetivo fundamental de introducirse en AméricaCentral para hacer avanzar su proyecto hegemónico continen-tal, tal como aseguraba López Contreras:”Pese a todo, la ame-naza no ha cesado y somos conscientes de que sigue ahí. Laamenaza, sin embargo, es externa. La crisis ha sido externa, puesla interna fue resuelta por el Estado con sus propios mecanis-mos e instrumentos logrando desbaratar la amenaza al sistemademocrático desde dentro. Nosotros hemos sido acosados yamenazados desde fuera por enemigos externos, no lo olvide-mos. Fue una injerencia, una presión externa para forzar al pue-blo hondureño a tomar decisiones que iban en contra de supropio sistema político y constitucional, algo que no nos podía-mos permitir y a lo que hicimos frente con todos nuestros me-dios y defensas. Había una voluntad política ajena que queríacontrariar el sistema internacional y forzar a los hondureños aadoptar decisiones que iban en contra de sus propias institucio-nes y del ordenamiento político que como pueblo nos había-mos dado. Yo creo que esa amenaza no ha terminado y, comohe dicho, sigue ahí y el próximo gobierno debe ser conscientede que seguirá presente por mucho tiempo. Mi sugerencia esque no se confíe y que tenga cuidado, que esté muy atento a losacontecimientos y que las tensiones seguirán porque los gran-des movimientos, aunque ideológicos, se mueven con dinero. Yen Honduras, por decirlo sencillamente, así ha sido durante es-tos meses de turbulencias; se volcaron grandes capitales de di-nero para la mal denominada “resistencia”, que para mí era lacontra resistencia, pues quien realmente estaba resistiendo era


nuestro ejecutivo. La “resistencia” estaba por un modeloantidemocrático y quería cambiar la Constitución, las normasde juego democrático, y establecer un modelo autoritario y dic-tatorial. Lo más curioso es que los líderes de estos movimientoshoy exigen que se respeten los derechos de esa misma Consti-tución que pretendían destruir y sobre cuyas ruinas construir elnuevo régimen que inspiraban”.

Sobre otros aspectos relativos a la crisis vivida, el ex candidatoliberal en las últimas elecciones hondureñas y máximo líder deesta formación, Elvin Santos, también se refería a las responsabi-lidades políticas del ex presidente Zelaya en la crisis del 28 dejunio y no a un mal funcionamiento del sistema político comodetonante de la misma. Así se expresaba al respecto:”Había cadavez más señales de que se caminaba en una dirección antidemo-crática que no era la adecuada. Querían romper el ordenamientoconstitucional e iniciar un proceso de subversión del orden de-mocrático, algo que no entendió la comunidad internacional ensu momento y que interpretó en el sentido inverso, creyendo vercomo garantes del orden democrático a los que realmente no lorepresentaban. Estábamos a las puertas del rompimiento del or-den democrático, tal como deseaba Zelaya con sus propuestas, yluego las intromisiones permanentes en todos los órdenes de lavida institucional, como cuando quiso nombrar una Corte Su-prema de Justicia a su medida y de una forma caprichosa sin se-guir ningún orden legal. Zelaya violentaba muchas veces el ordendemocrático y hubo numerosas señales de que íbamos en el peorde los caminos; los sucesos del 28 de junio se precipitan tras nu-merosas acciones en contra del orden político vigente en Hondu-ras. Hubo altas dosis de irresponsabilidad por parte del poderpolítico, incluso no teníamos un presupuesto de la República y elpaís funcionaba a la deriva. Nosotros, los liberales, veíamos conpreocupación ese esquema de gobierno que tendía al caudillismoy al totalitarismo, algo que iba contra nuestros principios políti-cos democráticos. Nuestra identidad se vio mancillada y asistía-mos con asombro a esta deriva que se dirigía hacia la difícilencrucijada a la que llegamos”.

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En lo que respecta al actual momento político, consultado elactual ministro de Gobernación y Justicia, Áfrico Madrid, consi-dera que sí se deben realizar algunas reformas políticas.“Nosotros tenemos claro que tenemos que fortalecer la insti-tucionalización de Honduras y tenemos que trabajar por refor-mar algunas cosas, tal como quedó claro en la última conven-ción de nuestro partido, el Nacional. Hemos invitado a lasdistintas fuerzas hondureñas para trabajar en este camino yperfeccionar la democracia hondureña, en el sentido de que seamás incluyente, participativa y que los ciudadanos sean cons-cientes de que el sistema funciona y es eficaz. Ya estamos traba-jando en esas reformas, en las que se incluirían unos distritosmás pequeños y cercanos a los ciudadanos y también para cam-biar la fecha de las elecciones locales con respecto de las presi-denciales, todo ello en el camino de acercar las instituciones alos ciudadanos y de que haya la necesaria representación y par-ticipación de los mismos en todas las esferas del poder, comodebe ocurrir en una democracia moderna. Trabajamos en esecamino con todos los sectores sociales y políticos, y el objetivofundamental es profundizar la democracia hondureña y hacer-la más cercana al ciudadano de a pie, que muchas veces no sesiente lo necesariamente representado por las instituciones”.

De hecho, el parlamento hondureño aprobó antes de la llegadade Zelaya, por una mayoría amplia, una reforma constitucional,impulsada por el oficialismo, que permitiría la celebración de unreferendo sobre la reelección presidencial como la que planeabael ex mandatario Manuel Zelaya. Esta iniciativa del Partido Na-cional del presidente Porfirio Lobo elimina las prohibiciones a lasconsultas populares sobre reformas constitucionales que podríanincluir asuntos como la reelección presidencial, vedada en la le-gislación vigente. Esperemos que todas estas reformas y cambiosredunden en beneficio de la colectividad hondureña y en el per-feccionamiento de su sistema político. Es decir, que no sean unatreta para posibilitar el regreso de Zelaya y enredar aún más lascosas. Los hondureños ya no están para bromas.


17. Las Fuerzas Armadas y su rol en la sociedadhondureña

Es evidente que el ejército hondureño ha tenido un papel fun-damental e incluso central en la reciente crisis vivida en estepaís centroamericano. Para analizar más en profundidad estepapel, que nadie quiere negar, y que ha servido para que losenemigos de la sucesión constitucional acaecida en este paíshablen permanentemente del supuesto “golpe de Estado” quenunca aconteció, tal como se pretende demostrar en este traba-jo, conviene que repasemos brevemente la historia de esta insti-tución.

El siglo XX comenzó sumido en un profundo caos y una enor-me debilidad económica, sobre todo debido a la división inter-na que en el siglo pasado se había manifestado en los casi trescentenares de revueltas, golpes de Estados y crisis políticas y labipolarización intensa entre nacionalistas y conservadores en laescena del país. Los conservadores fueron desplazados más tar-de por los liberales que junto con los nacionalistas constituyenal día de hoy los dos partidos políticos tradicionales que se al-ternan en el poder ininterrumpidamente.

Fruto de estas tensiones y turbulencias, y aprovechando el mo-mento propicio, el general Tiburcio Carías Andino se hizo conel poder en 1933, manteniendo una dictadura de corte autorita-rio que se caracterizaría por la implementación de lo que se co-noce, en lo económico, como un modelo de Estado bananero,un fortalecimiento e incluso cierta carrera armamentística delas Fuerzas Armadas y una política interior marcadamenteanticomunista, aunque formalmente se mantuvieron las estruc-turas de los partidos tradicionales pero con ciertas limitacionesen sus actividades políticas. La dictadura coincidió en el tiempocon un de los periodo más turbulentos en la historia de Europa:el ascenso de los fascismos y la Segunda Guerra Mundial.

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Pese a todo no llegó la calma y el país siguió presa de las mani-festaciones y las conspiraciones, pero esta vez contra la dicta-dura populista y caudillista de Carías, que estaba en el punto demira de los liberales y algunos nacionalistas que demandabanreformas y el final del período autoritario. Carías, con sus limi-taciones, tuvo éxito en el manejo de la delincuencia, impuso uncierto orden y paz y en los económico se vivieron varias fases,que van desde la crisis de los años treinta hasta el final de losaños cuarenta, cuando al fragor de la guerra fría fue apoyado yvisto por un aliado por los Estados Unidos. La represión en tiem-pos de Carías nunca va a llegar a ser brutal, como en otras par-tes del continente, lo que le permitió granjearse al dictador unacierta base social y política.

Sin embargo, sometido a una fuerte presión interna para queabandonase el poder y externa, pues Estados Unidos ya no de-seaban dictaduras indeseables en la región, Carías, que ya teníacasi 70 años, anunció en 1948 que las próximas elecciones de1949 se celebrarían de acuerdo al calendario previsto y que nosería candidato, favoreciendo, así, el cambio político y el finalde un estilo de gobierno que en los últimos años se había carac-terizado por una represión de la oposición y la conformaciónde un estado de opinión contrario a lo que se denominaba comoel “cariato”.

Entre 1949 y 1954, gobernó el nacionalista Juan Manuel Gálvezsin pena ni gloria, es decir, sin que haya que destacar en suhaber grandes reformas ni cambios más allá de que fue capazde dejar el gobierno sin derramamiento de sangre y sin inte-rrupciones de ningún tipo. A Gálvez le sustituyó también elnacionalista Julio Lozano Díaz, que se hizo con el poder deuna forma fraudulenta y a merced de ciertas artimañas políti-cas que ahora explicaremos. Desde aquellas fechas pervivenen el país ciertas formas fraudulentas de usurpar el poder porla vía electoral formal, pero sin que se respeten las formas de-mocráticas convencionales.


En mayo de 1953 el liberal Ramón Villeda Morales presenta a laConvención de su Partido dos documentos elaborados por suequipo de trabajo: Los nuevos “Estatutos” y la actualización del“Programa Ideológico” del Partido Liberal de Honduras. Dichaformación obtuvo un sorpresivo y rotundo triunfo en las elec-ciones municipales de 1953, algo inesperado pero que revela elanhelo de cambio del pueblo hondureño. La Convención delPartido Liberal de Honduras proclamó la candidatura de Ra-món Villeda Morales para la Presidencia de la República. VilledaMorales obtuvo una nueva y resonante victoria en las eleccio-nes presidenciales de octubre de 1954, pero la misma se hizoaparecer como relativa debido a la existencia de fraude electo-ral. El Congreso Nacional, que debía conocer el resultado de laselecciones, por el fraude electoral, no se instala. Los diputadospartidarios del ex dictador Tiburcio Carias Andino rompieronel quórum constitucional. El vicepresidente, Julio Lozano, Díazasumió el poder. Expulsó del país a Ramón Villeda Morales y avarias decenas de sus partidarios, que no regresarían hasta des-pués del retorno de las libertades.

Más tarde, y fruto de los odios y turbulencias que el mismo ha-bría sembrado, Julio Lozano sufriría un golpe de Estado a ma-nos de los militares el 21 de octubre de 1956, iniciándose unaépoca claramente intervencionista del ejército hondureño enlos asuntos políticos del país. Se instaló una Junta Militar deGobierno bajo la jefatura del coronel de aviación HéctorCaraccioli y el panorama político cambió súbitamente: los pre-sos salieron de las cárceles, los desterrados regresaron a Hon-duras. Entre 1956 y 1957, sin que hubiera un programa definidoy se efectuaran las reformas que el país demandaba, una JuntaMilitar se hace cargo del país hasta las elecciones de 1957. Lasombra del dictador Carías seguirá presente en la vida políticade Honduras hasta su muerte, allá por el año 1963, y sin su figu-ra no se explica esta presencia militar y sus funestas consecuen-cias. Se inicia una nueva época con cierta esperanza por elcambio, cierre de las mazmorras y final de una época en que la

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disidencia era tratada por la vía del “entierro, encierro, destie-rro”, aunque muy pronto las expectativas se verían de nuevofrustradas y el país volvería a vivir momentos dramáticos.

Villeda Morales acepta el cargo de Embajador ante el Gobiernode los Estados Unidos de América en Washington y ante el Con-sejo de la OEA. Allí permanece hasta el 26 de agosto de 1957, envirtud de la convocatoria a elecciones por parte de la Junta Mi-litar de Gobierno. Nuevamente gana el Partido Liberal. La Asam-blea Nacional Constituyente ratifica la victoria electoral deVilleda Morales en 1954 y lo elige Presidente de Honduras. Elgobierno liberal de Villeda Morales fue de integración y conci-liación nacional. El poder Legislativo y el Poder Judicial fueronintegrados en forma equitativa, de acuerdo con los resultadosde unas elecciones libres y honestas. A pesar del reclamo de losliberales de ejercer cargos públicos que habían sido detentadospor la oposición durante los últimos 25 años, el Presidente VilledaMorales incluyó en el poder ejecutivo a nacionalistas conocidosy, en cierta medida, “respetables”. A esta forma de gobiernoVilleda Morales la llamaba “el imperativo de la integración de-mocrática”, algo parecido a lo que actualmente está haciendo elpresidente Lobo, hombre también que apuesta por la integra-ción y la reconciliación nacional.

La obra de gobierno fue amplia: una Constitución de la Repú-blica que incorporó la inviolabilidad de la dignidad humana yel respeto a los derechos humanos, se incluyó por primera vezla garantía de alternabilidad en el ejercicio de la presidencia yse realizaron algunos cambios fundamentales. La legislaciónsocial incluyó el Código del Trabajo, la Ley de Reforma Agra-ria, la Ley de Seguridad Social, la Ley de Emisión del Pensa-miento y la Ley de Fomento Industrial, entre otros proyectoslegislativos.

El gobierno de Villeda Morales terminó por un cuartelazo el 3 deoctubre de 1963, a escasos días de que terminara su mandato,


cuando ya se encontraban en el país miembros de la MisiónTécnica Electoral que había designado la OEA para supervisarlas elecciones presidenciales. Villeda Morales nuevamente fuedesterrado hacía Costa Rica, donde el día que legalmente ter-minaba su mandato, el 21 de diciembre de 1963, hizo entregasimbólica del poder en la sede de la Embajada de Venezuela. Elúltimo servicio que Villeda Morales le brindó a su patria fuehaber aceptado la representación de la Misión Permanente deHonduras ante la Organización de las Naciones Unidas. La pro-puesta fue hecha por el Partido Nacional de Honduras, su tra-dicional adversario político.

A partir del año 1963, y como una buena parte de los países deAmérica Latina, asistimos en Honduras a un largo ciclo políticocaracterizado por el monopolio y el protagonismo de los milita-res en el sistema político hondureño, en donde se suceden al-gunos gobiernos civiles con escaso liderazgo y casi nulacapacidad de gestión. También eran los años de la Guerra Fría yla Revolución cubana, donde los Estados Unidos condiciona-ron una política exterior para Honduras de un contenido clara-mente anticomunista y poco dado a la apertura hacia los paísessocialistas, concretamente Cuba, país con el que no habría rela-ciones diplomáticas y políticas durante décadas.

Como ya hemos explicado antes, el 3 de octubre de 1963, losmilitares conservadores se habían adelantado a las eleccionesconstitucionales y depusieron a Ramón Villeda Morales, queestaba a punto de terminar su período, en un golpe de estadosangriento. ¿Cuál fue la razón que llevó a tomar tal decisión? Laintención era prevenir que el Dr. Modesto Rodas Alvarado, can-didato del Partido Liberal, ganara, pues era considerado el ven-cedor moral de las elecciones previstas. Y hay que reseñar queun gran número de terratenientes y ejecutivos de las compa-ñías bananeras de los Estados Unidos se le oponían, pese a queera también un oligarca y hombre de gran fortuna. Así comen-

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zaba, en esta compleja década de los sesenta, un ciclo políticode rudo y controvertido militarismo.

En julio de 1969, Honduras fue invadida por El Salvador en lallamada “Guerra del Fútbol”, uno de los hechos más impor-tantes de la historia reciente de este país centroamericano. Unpresidente civil –Ramón Cruz, nacional– asumió el poder bre-vemente en 1970, pero se demostró incapaz de manejar el go-bierno como el jefe de las Fuerzas Armadas quería y fue depuestosin muchos incidentes. Honduras disfrutó de su crecimientoeconómico más rápido durante este período, debido a una ma-yor demanda internacional de sus productos y la disponibili-dad de crédito comercial. También le ayudaba a este desarrollosu privilegiada relación con los Estados Unidos.

A modo de resumen, se suceden en el poder los gobiernos deOswaldo López Arellano, militar que estaría en dos ocasionesen la presidencia (1963-1971 y 1972-1975), la frustrada presiden-cia de Ramón Cruz (1971-1972), el general Juan Alberto MelgarCastro (1975-1978), una Junta Militar (1975-1980) y el del PolicarloPaz García (1980-1982), quien entregara finalmente la franja pre-sidencial a un civil elegido democráticamente: el liberal Rober-to Suazo Córdova (1982-1986). Es decir, a partir de 1982comenzamos el periodo “civil” de la historia reciente de Hon-duras. Sin embargo, conviene que expliquemos el contexto enque llegó al poder Suazo Córdova.

Después del derrocamiento de Anastasio Somoza en Nicara-gua, en 1979, y con la inestabilidad general en El Salvador, losmilitares hondureños, por presión de la administración deJimmy Carter en los EEUU, aceleraron proyectos para devol-ver el país a la democracia. Una asamblea constituyente fuepopularmente decidida en abril de 1980 y las elecciones gene-rales fueron celebradas en noviembre de 1981. Una nueva cons-titución fue aprobada en 1982 y el gobierno del Partido Liberaldel presidente Roberto Suazo Córdova tomó las riendas del


poder efectivamente, tal como ya hemos dicho. Una elecciónque ganó por la popularidad del Dr. Modesto Rodas Alvarado,que desafortunadamente falleció el 9 de julio de 1979. Cuandolos esfuerzos iniciales a retornar el país a una democracia, elPartido Liberal era liderado por Dr. Modesto Rodas Alvarado,a quien se le consideraba que sería el próximo candidato pre-sidencial con Suazo Córdova como vicepresidente. Su repen-tina muerta, para los rodistas un simple asesinato político,aunque no aportan pruebas, frustró todas sus expectativaspolíticas (por cierto, Modesto Rodas es el padre de la ex canci-ller de Zelaya, Patricia Rodas).

Pese a este proceso de normalización política, que abrió el cami-no a la difícil Transición hondureña a la democracia, el contextoregional no contribuyó en mucho a facilitar el cambio y a per-mitir la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil. Lallegada de Ronald Reagan a la presidencia de los Estados Uni-dos, en 1980, puso en marcha una serie de proyectos destinadosa socavar política y militarmente a la revolución sandinista. Bajoel liderazgo liberal y con la anuencia del seguramente peor can-ciller de la historia de Honduras, Edgardo Paz Barnica, el terri-torio hondureño se fue convirtiendo en la base operativa de losEstados Unidos en su lucha contrainsurgente en la nación sal-vadoreña. Paz Barnica no supo obtener réditos políticos y eco-nómicos de dicha colaboración hondureña en esos críticosmomentos, sino que se desempeñó de una forma torpe y pocobrillante.

Durante casi todos los años ochenta, incluso durante el gobier-no liberal de José Azcona (1986-1990), este intervencionismonorteamericano en la vida del país se mantuvo intacto y las Fuer-zas Armadas hondureñas, siempre bien conectadas y con bue-nas relaciones con el ejército de los Estados Unidos, sirvieronfielmente a esta estrategia y se plegaron a las demandas norte-americanas con respecto a la lucha contra los sandinistas, lle-gando a aflorar en numerosas ocasiones las tensiones entre

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Tegucigalpa y Managua a causa de esta presencia de la “contra”antisandinista en territorio hondureño.

Luego el protagonismo del ejército hondureño vuelve a estarde actualidad por las acciones, más testimoniales que efectivas,del grupo guerrillero de extrema izquierda denominado losChinchoneros y que formó en su tiempo parte del prosoviéticoPartido Comunista Hondureño. Durante el periodo que abarcadesde el año 1981 hasta el 1984, y bajo la jefatura del generalGustavo Álvarez Martínez al frente de las Fuerzas Armadas, seprodujeron numerosas intervenciones del ejército en la luchacontra la subversión y un número indeterminados de violacio-nes de los derechos humanos (incluidos algunos desaparecidos)en el país. En aquellas fechas, el ahora Defensor del Pueblo hon-dureño, el Dr. Ramón Custodio, ya se batía valientemente enpro de la defensa de los derechos humanos y contra las arbitra-riedades perpetradas por los militares. Paradójicamente, a al-gunos de los que defendió en su momento, notorios izquier-distas, son los mismos que ahora le acusan de “golpista”.

A partir de 1990, y ya bajo la presidencia del nacionalista RafaelLeonardo Callejas (1990-1994), el interés de los Estados Unidosdecayó totalmente, pues ya se había producido el deseado cam-bio en Nicaragua –los sandinistas habían sido derrotados en laselecciones–, la guerrilla salvadoreña del FMLN había aceptadoun acuerdo con el ejecutivo demócrata cristiano y el Muro deBerlín había caído, lo que significó el final de la Guerra Fría y dela lucha contra el comunismo en todas las latitudes, incluidaAmérica Latina. Se cerraba el ciclo de influencia del militarismoy el posmilitarismo en la vida política hondureña; se abría unlargo periodo de gobiernos civiles elegidos democráticamentesin intromisiones y con un escaso protagonismo de las FuerzasArmadas en los procesos políticos. Honduras era un democra-cia de corte occidental aceptada internacionalmente, con susFuerzas Armadas subordinadas al poder civil, hasta que se su-cedieron los acontecimientos que todos conocemos y narradosen este libro durante la presidencia del inefable Mel Zelaya.


18. Los primeros pasos de Lobo

Desde sus primeros días, el nuevo mandatario hondureño rei-vindicó para su gestión los principios de la unidad nacional, laintegración y la reconciliación, pero ya se sabe que a veces lasbuenas intenciones esconden los mayores errores y, según conta-ba el bueno de San Bernardo, el infierno está empedrado de lasmismas. Luego, está la losa del pasado, que no es fácil de sortear,y que siempre condiciona el futuro. Resolver el embrollo hondu-reño, tal como se vio, era el primer objetivo del mandatario.

Muchos son ya los que se muestran escépticos ante la gestiónde Lobo, otros, más prudentes, prefieren esperar antes de hacerun juicio de valor. Una fuente occidental del más alto nivel, peroque prefiere no identificarse por razones obvias, me hace unanálisis serio y reflexivo sobre el momento político de Lobo: “ElPresidente Lobo y su Gobierno han recibido como herencia unpaís arruinado, crispado política y socialmente y aceptado sóloen parte por la comunidad internacional. En todos estos ángu-los la labor que deberá desarrollar para normalizar la situacióninterna e internacional de Honduras es verdaderamentehercúlea, lo que se le pide es mucho sin que reciba el correspon-diente apoyo por parte de agentes de dentro y fuera del país, ysu capacidad de respuesta y gestión tendrá que alcanzar nive-les muy superiores a los que por lo general precisa cubrir unGobierno en circunstancias llamémoslas convencionales. Y esque el Gobierno Lobo se encuentra con un país seriamente per-judicado por la nefasta labor, cada cual a su manera, de dos de-lincuentes, Mel Zelaya y Roberto Micheletti, por la pelea abiertaentre quienes eran amigos íntimos y por la alteración tan pro-funda de la vida política y el orden constitucional que, ambos,cada cual con su estilo y orientación, han provocado”.

Sin compartir del todo las duras opiniones sobre Micheletti, escierto que la herencia es nefasta y que los desafíos son inmen-

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sos, pero pese a todo quizá hubiera sido mucho peor un paíssumido y vendido para siempre a los intereses del chavismo.Dicha fuente occidental, muy cercana a nuestro país, tambiénasegura que la inercia del pasado es inmensa porque “MelZelaya y Roberto Micheletti siguen de alguna manera muypresentes en la vida nacional; ambos le han dejado al Presi-dente Lobo y su Gobierno todo un campo de minas que seextiende por el país y por su entorno internacional, en parti-cular en los países iberoamericanos. Incluso en su campañaelectoral y de manera deliberada con la toma de posesión del27 de Enero de 2010, Porfirio “Pepe” Lobo Sosa ha propugna-do distanciarse de uno y otro, proseguir una política de cen-tro, redimir al país del extremismo político y favorecer lareconciliación nacional, reforzar la lucha contra la pobreza,combatir esa corrupción tan pavorosa como la pobreza y, enfin, cumplir con los compromisos internacionales que derivandel Acuerdo Tegucigalpa - San José, del 30 de Octubre de 2009.Para realizar tan amplio viaje político el Presidente Lobo y suGobierno se encuentran no sólo muy ligeros de equipajes, tam-bién flanqueados por un Poder Judicial y un Poder Legislativoaltamente politizados, como lo están los altos jefes militares,por una Administración que acumula todos los males de la in-eficacia, la pereza y la corrupción, y por una elite empresarialmayormente egoísta y depredadora”.

Entonces, la gran cuestión sería ¿por dónde empezar?, a la cual,nuestro diplomático responde tajante: “Entre la pésima heren-cia recibida, lo mucho que se le pide al Presidente Lobo y suGobierno, y los ancestrales defectos de carácter estructural enun país que no ha alcanzado la modernidad y que retrocedevisiblemente en su calidad de vida política y social, un paísembrutecido en suma, el Presidente Lobo ha lanzado un men-saje de tolerancia, olvido y buena voluntad, innegables. Se lepide mucho, lo mucho que necesita y espera Honduras, pero almenos por ahora no se le presta excesiva ayuda. Para realizar talmensaje necesita una comprensión internacional que tarda en


hacerse efectiva, y una elite de poder solidaria y sacrificada queentienda que Honduras no debería perder esta oportunidad”.

Pepe Lobo, en entrevista personal ya referida, me resumía cualera su agenda interior: “Nosotros tenemos un gravísimo pro-blema relativo a la seguridad ciudadana. Estamos pidiendo ayu-da y consejo a los Estados Unidos, a España y también aColombia, tal como hemos abordado en un encuentro bilateralcon el presidente Uribe, de tal forma que estos países nos pue-dan asesorar en vencer a esta lacra que azota al país. Luego te-nemos un gran interés en esclarecer la muerte de algunosperiodistas que han sido asesinados en Honduras en los últi-mos tiempos. Pero estos crímenes, no lo olvidemos, no sólo azo-tan a este gobierno, sino que sus orígenes se remontan al 2008,cuando ocurren los primeros asesinatos. Para nosotros, comodirigentes políticos, es una gran responsabilidad el asunto de laseguridad para hacer posible que nuestro pueblo viva en paz yen plena convivencia. Otro tema capital, fundamental para no-sotros, es generar un clima de confianza que sea más amigable ala inversión extranjera y que este capital sea capaz de generarempleos y bienestar. Este asunto es muy importante para estegobierno, estamos trabajando duramente en ello. Finalmente, nonos olvidamos de los asuntos sociales y estamos poniendo enmarcha una serie de programas orientados a ayudar a las fami-lias de menos recursos. Tenemos que ser solidarios con los quemenos tienen en el país para construir una sociedad más justa”.

Luego en el plano exterior hay una cierta desconexión entre elnuevo presidente y el mundo real, como si no hubiera entendi-do lo que realmente sucedió y el impacto internacional de lacrisis hondureña, que transcendió, desde luego, más allá deHonduras y también del continente, porque, como me explica-ba un funcionario español, “quizás abrumadas por sus propiosproblemas domésticos, no acabarían de considerar la urgenciade unas cuestiones que sí la tienen a nivel internacional, de me-dir la dimensión internacional que desde el primer momento

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adquirió la crisis política del país, que ni mucho menos, y espe-cialmente en Iberoamérica, no se habría reducido del todo aún”.

En definitiva, según señalan muchos analistas y diplomáticosoccidentales, la crisis hondureña no concluirá hasta que no que-den definitivamente cerradas las heridas en Honduras y se res-peten de una forma efectiva los derechos humanos. Estos dosaspectos, que deben ser resueltos con la famosa constitución ypuesta en marcha de la Comisión de la Verdad, la resolución deldefinitivo estatuto del depuesto Mel Zelaya y el cese por todoslos medios de los asesinatos de periodistas, gravitaron, sin nin-gún género de dudas, sobre la Cumbre de Madrid, entorpecien-do el camino hacia la plena reinserción de Honduras en todaslas instituciones internacionales. Luego el acuerdo Santos-Chávez, en mayo de 2011, que posibilitó el regreso de Hondu-ras a la OEA después del regreso de Zelaya a Tegucigalpa, hacontribuido a profundizar en la normalización en las relacionesinternacionales de este país.

Sobre la muerte de varios informadores, esta fuente occidentalanónima a la que me refería antes asegura que “los problemasrelacionados con las violaciones de los derechos humanos, enespecial por los numerosos asesinatos de periodistas en Hon-duras, que se relacionan con razón o sin ella con una actitudpasiva, indiferente, insuficiente en cualquier caso, del Gobier-no Lobo, tendrán resonancia en terceros países y la tendrán pro-bablemente en torno a, o en el seno de, la Cumbre de Madrid”.Lo tuvieron, y bajo presión de algunos países, Honduras tansólo se sentó en la mesa pequeña junto a los países centroame-ricanos. Hacen falta medidas urgentes para atajar esta cascadade agresiones y asesinatos a periodistas, pues ello daña la ima-gen del país y provoca la alarma internacional.

En cualquier caso, pese a que el nivel de exigencia es alto,el nuevo presidente ha dado algunos pasos importantes y haconseguido éxitos en el plano exterior no desdeñables, como


intensificar la cooperación con Colombia, Estados Unidos, Pa-namá y Perú y el desbloqueo de las relaciones con Nicaraguatras el famoso encuentro entre Lobo y el presidente nicaragüenseDaniel Ortega. En lo que respecta a El Salvador se detectan al-gunos movimientos positivos, pero todavía queda bastante ca-mino por recorrer para que las relaciones en América Central se“reasienten” y vuelvan al mismo nivel que antes de la crisis hon-dureña.

No puedo sustraerme de citar, con respecto a este proceso tanimportante, de la opinión de la vicecanciller de Honduras,Mireya Agüero de Corrales, quien asegura:”El proceso de re-composición de las relaciones políticas y diplomáticas va sin prisapero sin pausa; se han logrado resultados extraordinarios de lasnaciones democráticas más representativas del mundo; quedanalgunas resistencias que la dinámica de la marcha del mundono podrá menos que incorporar a las corrientes mayoritarias ydemocráticas, independientemente de trincheras ideológicas ointereses económicos. La voluntad del gobierno del PresidenteLobo de recoger como propios los compromisos asumidos en elllamado Acuerdo Tegucigalpa-San José es elocuente. Curiosa-mente, lo que queda pendiente de cumplimiento es el puntonúmero 7 de dicho acuerdo, que se refiere a la revocatoria detodas aquellas medidas y sanciones adoptadas a nivel bilateralo multilateral en contra de Honduras. La participación plena demi país en la Comunidad Internacional pasa por decisiones po-líticas de algunos actores internacionales que se han decididopor el rechazo y el boicot. Por el momento, 54 gobiernos hanmanifestado formalmente su reconocimiento al Gobierno”, queno es poco, desde luego.

De la misma forma, y en la misma línea, se manifestaba el nue-vo embajador de Honduras en los Estados Unidos, Jorge Ra-món Hernández Alcerro, quien aseguraba en una recienteentrevista: “Con excepción de algunos pocos países, ya se hannormalizado las relaciones con todos los que verdaderamente

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interesan. El Presidente y el Canciller han dedicado muchosesfuerzos para reestablecer relaciones con prácticamente todoslos países con los cuales Honduras tradicionalmente ha sosteni-do relaciones diplomáticas y consulares. El intercambio comer-cial, los flujos financieros y la cooperación bilateral y multilateralse han reiniciado casi totalmente. Quedan ciertos países que pormotivaciones ideológicas no reconocen al gobierno Lobo surgi-do de las elecciones más concurridas, supervisadas y transpa-rentes de nuestra historia republicana”. El reingreso en la OEAcerrará, seguramente, los últimos capítulos pendientes, comolas relaciones de Honduras con los países de la ALBA.

Termino estas reflexiones citando a un reciente estudio del Equi-po de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañíade Jesús (ERIC), de la Universidad Centroamericana, JoséSimeón Cañas, de El Salvador, que examina la situación políticaactual y el primer año de gestión de Porfirio Lobo Sosa. En losresultados del estudio, los hondureños dieron una nota de 51por ciento al primer año de la administración de Lobo Sosa. Estacalificación muestra que la gestión gubernamental de Lobo esreprobada casi por la mayoría de los hondureños .Además, casila mitad de la gente consultada, 46 por ciento, opinó que el paísha empeorado con la actual gestión de gobierno, mientras que39 por ciento piensa que sigue igual y solo 15 por ciento consi-deran que la situación ha mejorado. Sobre los beneficios, casi el80 por ciento de los hondureños entrevistados manifestó queen poco o nada han sido beneficiados por la administración deLobo, mientras que el 38 por ciento asegura que el gobierno noha alcanzado logro alguno. El desencanto todavía es muy gran-de y al presidente le quedan tres largos años para invertir estatendencia negativa. Veremos qué dicen los próximos sondeoscuando estamos en la antesala de que Lobo cumpla su segundoaño al frente del país. La reciente llegada de Zelaya al país siem-bra de dudas e incertidumbres el escenario político de Hondu-ras; la amenaza exterior sigue presente y ahora cuenta a su favorcon una fuerza política plegada a sus intereses.


19. El significado estratégico de la crisis hondureñay sus repercusiones regionales

Los episodios vividos han situado a Honduras en el epicentropolítico de la grave crisis que vive el continente desde el año1999, fecha en la que el líder populista y caudillista Hugo Chávezse hizo con el poder en Venezuela. A partir de ese año, y con laayuda de los petrodólares que recibe el país de la industria pe-trolera, Chávez ha financiado a toda suerte de movimientosantisistema, organizaciones terroristas, como las FARC, el ELNo ETA, organizaciones y partidos populistas al estilo de OmantaHumala en Perú y también a grupos radicales que pretendíansocavar el Estado de Derecho en las endebles democracias lati-noamericanas. Incluso, según señalan fuentes del Congresonorteamericano, una base operativa de Hizbulá podría estaroperando en Isla Margarita y desde allí coordinar sus activida-des en América Latina. Su estrategia, como veremos, inicialmentetuvo éxito e incluso fue bien vista por algunos demócratas eu-ropeos, como el cínico de Ignacio Ramonet o el paleoestalinistaespañol Gaspar Llamazares.

En apenas unos años, Chávez ha logrado tejer, a golpe detalonario, una coalición de países afines a su proyecto totali-tario y hegemónico, entre los que destacan Bolivia, Cuba,Ecuador, Nicaragua y la propia Venezuela, junto a otros pe-queños miniestados del Caribe. Honduras también había caí-do en sus garras y su destino era convertirse en la puerta deentrada de Chávez en América Central. Es decir, tener unabuena base operativa y logística para atacar al “Imperio”, ex-presión con la que suele referirse Chávez siempre a los Esta-dos Unidos.

El guión, tal como denunció en su día el periodista AndrésOppenheimer, viene de lejos. “No hay ningún misterio sobrelas especulaciones de que el presidente venezolano Hugo

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Chávez quiere desestabilizar a los países latinoamericanos quetienen buenas relaciones con Washington, Chávez lo dice abier-tamente en el sitio de Internet de su Ministerio de Comunica-ciones”.

El documento al que se refiere Oppenheimer, de 51 páginas, yfechado en setiembre del 2007, contiene un subtítulo llamado“Áreas de interés geoestratégicas”, que enumera los objetivosde Venezuela en América Latina, el Caribe y EE. UU. en lospróximos 6 años. Entre ellos, sigue señalando Oppeheimer, sedestacan:

• Fortalecer los movimientos alternativos en Centroaméricay México en la búsqueda del desprendimiento del domi-nio imperial.

• Neutralizar la acción del imperio fortaleciendo la solidari-dad y la opinión pública de los movimientos sociales or-ganizados.

• Consolidación del eje de liderazgo Cuba-Venezuela-Boli-via para impulsar la ALBA como alternativa del ALCA ylos TLC.

• Crear un nuevo orden comunicacional internacional yfomentar la red de cadenas informativas alternativas.

• Incentivar la organización de grupos de solidaridad conla revolución bolivariana, en EE. UU.

Chávez ha gastado 37.000 millones de dólares, según un estu-dio de la organización venezolana Primero Justicia, en “rega-los” a 40 países, la mayor parte en América Latina. “Eso sin contarcon la ayuda subterránea a políticos y grupos prochavistas en laregión, como los $800.000 confiscados en el aeropuerto de Bue-nos Aires a un empresario venezolano que viajaba en un avión


privado con una delegación del monopolio estatal venezolanoPDVSA”, como señalaba el ya citado Andrés Oppeheimer. Laintromisión sin escrúpulos en los asuntos de sus vecinos conti-nentales ha sido la tónica dominante de la política exterior deHugo Chávez en estos años.

Los planes, si nos atenemos a lo conseguido por Chávez en es-tos últimos años, se han cumplido siguiendo el guión descritocon una precisión casi certera, si no hubiera sido por el fracasode Honduras, que seguramente le cerrará las puertas a futurosproyectos de expansión ideológica en toda la región centroame-ricana. Chávez, con la ayuda de la organización izquierdista Forode Sao Paulo, que agrupa a todas las fuerzas políticas de estaorientación en el continente, ha conseguido en un periodo detiempo relativamente corto apuntalar toda una serie de regíme-nes afines a su proyecto en todo el continente. Pero el “planHonduras” sigue adelante y esta pequeña nación sigue en elpunto de mira.

Sin embargo, los cambios se suceden con rapidez y las cosasparecen torcérsele al máximo líder venezolano. La reciente vic-toria del centroderecha en Honduras, Panamá, Chile y Colom-bia, junto con los problemas que le surgen a sus aliados, comoSiria y Libia, van conformando una nueva dinámica de blo-ques en América Latina y alejando las expectativas de la iz-quierda antisistema en el continente. Queda la duda de lo quehará el nuevo presidente de Perú, Ollanta Humala, un enigmatodavía sin revolver. No cabe duda de que uno de los grandesfenómenos acaecidos en los últimos tiempos en el continentees el fracaso y el naufragio electoral de los partidos tradiciona-les de izquierda, tanto los de ideología socialdemócrata comolos ex comunistas, y la emergencia de una nueva izquierda es-casamente conectada con las viejas fuerzas del pasado, a ex-cepción de Chile y Uruguay, donde sobreviven con éxito lossocialistas y el Frente Amplio, respectivamente. La Interna-cional Socialista se ha quedado con escasos representantes de

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cierto peso en América Latina, que incluso son desdeñadospor las fuerzas chavistas, y los antiguos comunistas. Herederade los fracasos históricos, la izquierda en el continente ha ac-tuado en muchos casos con pragmatismo, al refrendar pactoscon las nuevas organizaciones antisistema e incluso integrarseen los nuevos movimientos –caso del Partido Comunista deVenezuela–.

Pero en los últimos tiempos, pese al triunfalismo que exhibe ellíder venezolano desde su enfermedad, los planes se le hanido torciendo a la nueva izquierda que ostenta el epíteto de“bolivariana”. En El Salvador, por ejemplo, el nuevo presiden-te Mauricio Funes, ya ha anunciado que no se incorporará alALBA y que continuará manteniendo un vínculo especial conlos Estados Unidos. Funes ya se reunió con el presidente nor-teamericano, Barack Obama, y ha explicado que su políticaeconómica estará estrechamente ligada a la de su aliado detoda la vida. Pese a simpatizar con el izquierdista FrenteFarabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), la antiguaguerrilla en este país centroamericano que le aupó al poder,Funes se ha ido alejando de la viaje guardia y mantiene unasposiciones más cercanas a la izquierda tradicional y modernaque gobierna en Chile y a Uruguay que con los desvaríos ideo-lógicos del líder venezolano. Incluso, yendo más allá, hay quedestacar el valor que ha tenido Funes al defender el pleno re-greso de Honduras a todos los foros internacionales y la nor-malización de las relaciones de la comunidad iberoamericanacon Tegucigalpa cuanto antes. Un nuevo golpe a las pretensio-nes de Chávez por configurar un bloque regional bajo su lide-rato y siguiendo el guión que tenía previsto. Por cierto, segúnlos últimos sondeos publicados en la región, Funes goza deuna índice de aprobación cercano al 65%, algo impensable paralas marionetas de Chávez en la región.

Pero también, y aquí hablamos en clave regional, tanto salva-doreños como guatemaltecos saben que hay que recomponer


la integración regional de alguna forma y que Honduras esuna pieza clave en el comercio de esta zona del mundo; ElSalvador se queda aislado de la región y del continente si lasfronteras con Honduras se cierran y los guatemaltecos sin po-der exportar vía terrestre sus productos a sus vecinos centro-americanos. Hay un deseo de reintegración de Honduras entodas las instituciones internacionales e iberoamericanas, aun-que también es un imperativo y una necesidad por el papelclave que tiene este país en América Central, por mucho queChávez y sus aliados del ALBA, entre los que destaca la Nica-ragua sandinista de Daniel Ortega, se empeñen en torpedearel curso de la historia y seguir con sus planes claramentehegemónicos y totalitarios. Funes se aleja de los planteamien-tos chavistas, algo que beneficia enormemente a Honduras enestos momentos, y camina en dirección contraria a los deseosde Chávez. La misma tendencia se observa en la Uruguay quelidera el nuevo presidente, Pepe Mújica, quien actúa en cohe-sión con el proyecto político de Lula y toma significativa dis-tancia de la decrépita satrapía venezolana. Pese a todo, en loque respecta a Pepe Múgica, hay que hablar todavía con unacierta cautela, pues es demasiado pronto para juzgarle. Por cier-to, hay que reseñar otro éxito reciente del presidente Lobo:su encuentro con Daniel Ortega y el deseo expresado porambos de normalizar las relaciones diplomáticas entre los dospaíses. No obstante, dada la dependencia económica de Ni-caragua con respecto a Venezuela, el grado de autonomía deOrtega es nulo y siempre hará lo que le diga el máximo lídervenezolano.

Sin embargo, y señalando posibles amenazas, el líder venezola-no Alejando Peña, de Fuerza Solidaria, advierte que “hay queestar prestos a reconocer las señales de las acciones desesta-bilizadoras de parte de Hugo Chávez para que Honduras sigadefendiendo su democracia”. Y asegura que el régimen de Chávezestaría hasta sopesando la posibilidad de utilizar la violencia,entrenando militarmente a hondureños afines al depuesto

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presidente Zelaya, para desestabilizar el actual ejecutivo hon-dureño. Según Peña, Chávez le paga a Mel Zelaya un sueldocon el equivalente de dólares a lempiras, de casi cuatrocientosmil lempiras mensuales (20.000 dólares) y un avión permanen-te para que pueda seguir desestabilizando económicamente elpaís y desprestigiar las instituciones del Estado electas demo-cráticamente por el pueblo. Lo más triste es que todo esto estásiendo financiado con los impuestos y el petróleo del pueblovenezolano. Este dinero, ya con Zelaya en suelo hondureño,servirá ahora para financiar al nuevo partido zelayista, el Fren-te Amplio de Resistencia Popular.

“Para cuando todo esto esté terminado, si Fidel, Chávez y susaliados lograran llegar a su objetivo, Honduras estará viviendola más sangrienta guerra civil de su historia, estarán sumergi-dos en una seria situación económica, con desempleo,devaluaciones constantes a la moneda y la degradación de loscentros de salud y educación, escasez de comida, medicinas,agua y luz, como le está sucediendo en la actualidad a Venezue-la, a pesar de tener petróleo.( Urgen de medidas inmediatas,hay que abrir los ojos, ya que hay una seria amenaza adentro deHonduras” asegura Peña. También mencionó que la crisis fuesuperada en gran parte en el 2009 y que no ha terminado, quecontinuará mientras Chávez siga apoyando a Zelaya en su ca-rrera por sembrar el caos y la inestabilidad en Honduras. Así es,el Plan Honduras sigue su curso, tal como estamos viendo. Noolvidemos lo que llegó a decir, casi tronar, Chávez tras los suce-sos de junio de 2009:” Haremos todo lo que haya que hacer…no estamos a la defensiva sino a la ofensiva… lo derrocaremos(a Micheletti)… militarmente si es necesario”. Para Chávez, elfin justifica todos los medios.

La crisis hondureña ha concluido con una victoria pírrica porparte de los que defienden las democracias de corte occidentalen el continente, pues las espadas siguen en alto y la amenazacontinúa presente. Chávez, que financia la campaña de acoso y


derribo de la Honduras democrática, sigue trabajando en suproyecto, que consiste ni más ni menos que en sustituir a FidelCastro en el liderazgo izquierdista continental y en la cons-trucción de un bloque de países que comulguen con su ideariopopulista, caudillista y totalitario. Por ahora, la Venezuela del“socialismo del siglo XXI” cumple con creces sus delirios y cadadía que pasa se va pareciendo más, como una gota de agua, ala tiranía castrista. ¿Se cumplirán sus pérfidos proyectos o elpueblo venezolano despertará de la pesadilla y derribará parasiempre el más infame de los regímenes políticos que conocióen su historia? El tiempo dirá la última palabra. También elreciente descubrimiento de que el máximo caudillo, Chávez,padece cáncer abre un nuevo escenario en Venezuela y no cabeduda de que este acontecimiento tendrá su influencia en laselecciones previstas para el año 2012. De su evolución, y deldesarrollo de la enfermedad, depende, en buena medida, elfuturo del proyecto bolivariano, que está intrínsecamente li-gado a él.

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20. Lecciones hondureñas para latinoamericanos

Varias son las lecciones que se pueden extraer de la crisis vividaen Honduras en este último año y, desde luego, son de los másdiversos matices. La primera de ellas es que en la misma con-vergen elementos de índole interna que afectan al conjunto delos países de América Latina, como el espinoso asunto de la re-elección, una “epidemia” que parece afectar a todo el continen-te, y elementos exógenos, como la permanente interferencia eintromisión de Venezuela en los asuntos de los países latinoa-mericanos; de tal forma que, a modo de conclusión, podemosaseverar que el régimen venezolano aprovecha la inestabilidadinterna y la debilidad de determinados sistemas políticos, quecomo el hondureño mostraba alguna carencias, para interferiren los procesos ajenos y precipitar acontecimientos que contri-buyan a sus intereses.

Así fue en el caso de Honduras, donde el núcleo “duro” delizquierdismo local de la mano de personajes de tan dudosa tra-yectoria como Patricia Rodas, Mel Jiménez, Juan Barahona,Rodolfo Pastor y Víctor Meza, paulatinamente, adquirió influen-cia en el periodo del depuesto presidente Mel Zelaya e influyóhasta tal punto en las decisiones del mismo que le imprimieronun giro izquierdista y chavista en sus políticas, de tal forma queel ideario del Partido Liberal, por el que había sido elegido elmandatario, fue traicionado y el país terminó participando delas regresivas iniciativas de la alianza denominada ALBA. Esmuy importante para América Latina, y esta sería la primeragran lección de la crisis, que sus sistemas políticos tengan losinstrumentos y herramientas necesarias para evitar caer en latentación de la reelección presidencial a través de formas su-puestamente constitucionales pero que no son más que, en lamayoría de los casos, burdas artimañas diseñadas desde la cús-pide del poder para perpetuar a dirigentes sin escrúpulos quetan sólo atienden a sus intereses personales. Ambición y poder,


el binominio que movió a Zelaya a continuar con un procesosuicida que tan sólo podía terminar como concluyó.

En segundo lugar, y no menos importante, es que se asiste entoda América Latina a un fenómeno novedoso que debe ser es-tudiado y analizado en profundidad: la emergencia de una iz-quierda antisistema ajena a los usos democráticos y que noguarda relación con los partidos tradicionales que hasta ahoraconocíamos. La Internacional Socialista se ha quedado sin so-cios regionales y en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua yVenezuela, por poner sólo algunos ejemplos, no existen fuerzaspolíticas de peso que puedan ser consideradas como alternati-vas reales a la izquierda “bolivariana”.

Incluso esta organización de partidos socialistas ha llegado acriticar duramente al régimen de Chávez en un informe redac-tado tras una visita a la satrapía caribeña, donde se denuncia-ban las prácticas de gobierno implementadas por el bolivarianocomo “la inexistente separación de poderes, los atentados con-tra la libertad de expresión y la generación de un constanteclima de violencia social”. Y concluía “El populismo que imple-menta Chávez desprecia fuertemente a la democracia y esmarcadamente autoritario”. Más claro el agua.

La reconstrucción de la izquierda tradicional en América Latinaes una demanda social y política en estos países tan necesitadosde alternativas sólidas, responsables y que atiendan a una lógi-ca democrática. La crisis de los partidos tradicionales, e incluyoaquí a los partidos de centro derecha, tiene mucho que ver conlos acontecimientos vividos en los ochenta y en los noventa delsiglo pasado, cuando la corrupción galopante, el caos institu-cional y la falta de expectativas sociales, políticas y económicaspara la mayor parte de la población condujeron, junto otros ele-mentos, al colapso total de unos sistemas democráticos que eranmeros cascarones vacíos sin contenidos reales. La exclusión so-cial y política de las mayorías allanó el camino para la irrupciónde movimientos y organizaciones que cuestionaban el sistema

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político en vigor y despreciaban abiertamente las institucionesdemocráticas.

En ese contexto, movimientos caudillistas de corte populista, al estilodel que lideraba Chávez, se abrieron camino sin dificultades y con-siguieron importantes éxitos electorales hasta llegar al poder sobrelas ruinas de los sistemas anteriores. Utilizaron el descontento parallegar al gobierno por la vía democrática, como los fascismos de losaños treinta, y una vez instalados en el mismo subvirtieron el or-den establecido para instaurar férreas dictaduras al estilo cuartelerocubano. Las democracias de América Latina tienen que ser capa-ces de vertebrar Estados sociales que sean percibidos por la mayorparte de la población como funcionales y capaces de cumplir consus expectativas; de lo contrario, las desigualdades sociales y lainfuncionalidad de las administración serán el caldo de cultivopara estos fenómenos antisistema y de corte populista, al estilode los que gobiernan en todos los países de la ALBA y los queaspiran a llegar al Gobierno en otras partes del continente. Elfracaso de los Estados en América Latina, al ser percibidos comoentes que no generan bienestar y prosperidad, fomentan el augede este nuevo populismo de corte izquierdista que acaba siendoparte del problema, tal como se ve en Venezuela, y no la solución.

La tercera lección tiene que ver con la consolidación democráti-ca, es decir, con la profundización de la democracia en todos losaspectos. No se trata tan sólo de darle un carácter formal a lasdemocracias, que es necesario pero no es todo, sino de dotarlasde contenidos y leyes que permitan su correcto funcionamien-to. Las instituciones tienen que funcionar plenamente y hacercumplir las leyes en el momento adecuado. En Honduras, porejemplo, las instituciones estuvieron a la altura de la circuns-tancias pero actuaron tarde. El envite lanzado por Zelaya, cuan-do anunció su reelección y la convocatoria de la “cuarta urna”,tenía que haber sido respondido mucho antes y no haber llega-do al límite, cuando apenas quedaban unas horas para que eldepuesto mandatario llevara a cabo la consulta y comenzara elcamino sin retorno hacia la dictadura.


En definitiva, se trata de ser competentes a la hora de vertebrary articular sólidas instituciones políticas que puedan hacer frentea desafíos como el presentado por Zelaya, quien pretendía rom-per las “reglas de juego” y hacerse reelegir quizá indefinida-mente. Si las instituciones funcionan y son capaces de ser lasgarantes del orden democrático es muy difícil que se vulnerenlas leyes y las constituciones de los países en cuestión, evitándoseconflictos y situaciones como las vividas en Honduras. Tan sólopaíses con instituciones asentadas y consolidadas, al estilo delas democracias occidentales, pueden hacer frente a estos retosy amenazas como las vividas en América Latina en las últimasdos décadas. En este sentido, tras haber asistido a una décadamodélica en la que el continente avanzó claramente de la dicta-dura a la democracia, los noventa supusieron un paso hacia atrásy significaron el regreso del populismo y el caudillismo, quizádebido a ese fracaso de la política tradicional, el desencanto deamplias capas de la población que se vieron defraudadas y aesta debilidad institucional a la que me refería.

El cuadro, que se presentaba de una forma cruda y grave, expli-ca muchos de los fenómenos que se están produciendo ahoraen América Latina. En Honduras, de una forma sintomática,convergieron todos estos elementos y precipitaron la crisis acon-tecida el pasado año, que esperemos esté ya superada definiti-vamente. Así, al menos, lo piensa el presidente Lobo, quienasegura rotundo al referirse a este período ya concluido:”El pro-blema era Zelaya y sus pretensiones de reelegirse violentandotodo el orden constitucional hondureño. Había optado por lapeor de las direcciones y el país lo pagó duramente con estalarga crisis que afortunadamente ya ha terminado”. Y el emba-jador norteamericano Ford remata: “Zelaya se siente cómodocon las Fuerzas Armadas y la Iglesia católica, pero le molesta lamera existencia del Congreso, del Fiscal General y de la CorteSuprema. Sus ataques a la prensa han puesto en peligro a variosperiodistas críticos. Su estrategia para salirse con la suya es laintimidación y el acoso”.

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21. Graves problemas económicos y sociales

El primer gran problema de Honduras es la pobreza, que as-ciende al 60% de la población, aunque algunas fuentes elevaneste porcentaje incluso al 70%. La renta per cápita de este paíscentroamericano se sitúa en 3,900 dólares, superior a la de Nica-ragua e inferior a la de El Salvador, siendo considerado el cuar-to país más pobre de toda América Latina.

“Honduras es uno de los países más pobres del continente. Un63% de la población se encuentra por debajo de la línea de lapobreza, es decir, sin capacidad para cubrir las necesidades bá-sicas, y casi la mitad de la población vive en condiciones de po-breza extrema, con ingresos inferiores al costo de una canasta

CUARTA PARTE:EL FUTURO

LOS GRANDES RETOS

Y DESAFÍOS DE UN

PAÍS EN BUSCA DE

SU REDEFINICIÓN

ESTRATÉGICA


básica de alimentos. El 41,1% de la población hondureña(2.606.603 personas) subsiste con un ingreso per cápita menorde un dólar por día, de la cual, la mayor parte (más de cuatroquintos) vive en la zona rural. El 28% de las viviendas del país,donde habitan alrededor de 1.604.222 personas, no disponende abastecimiento de agua de llave dentro de la vivienda o den-tro de la propiedad, y 1.1 millones de pobladores hondureños(903.592 en zonas rurales y 207.023 en zonas urbanas) están ex-cluidos de cualquier servicio de disposición adecuada deexcretas”, señalaba un informe económico realizado en el año2009 por un comité mixto formado por expertos de la CEPAL ylas Naciones Unidas.

Aparte de los graves problemas internos que ha padecido en elúltimo año, la recesión económica internacional ha golpeadoduramente a la economía hondureña, así como a todos paísesde la región. Datos fiables aseguran que Honduras sufrió en2009 su primera recesión en los último diez años, con una con-tracción del 3% del PIB a causa de la crisis financiera internacio-nal y la de política interna, según reportó la Comisión Económicapara América Latina y el Caribe (CEPAL). Las expectativas parael curso 2010-2011, según fuentes oficiales, tampoco son muyhalagüeñas, aunque se espera un crecimiento de un 2% del PIBal menos. Antes del contragolpe, que dañó al comercio interna-cional, la economía venía deteriorándose por la recesión en Es-tados Unidos, el principal socio comercial de Honduras, queprodujo una baja en las exportaciones y una disminución de lasremesas que envían los inmigrantes.

Según datos extraídos de las Naciones Unidas y la ya citadaCEPAL, la deuda pública interna se disparó a 1.178 millones dedólares a finales del año pasado, desde los 670 millones de dóla-res a finales del 2008, debido al desborde del gasto corriente y lacaída de la recaudación fiscal. “El nuevo Gobierno tendrá querenegociar los vencimientos con los tenedores de bonos de deu-da pública que vencen en el 2010 ó contratar deuda externa de

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largo plazo para aliviar la presión sobre las finanzas públicas”,informaba recientemente la agencia de noticias Reuters.

También el impacto de la crisis internacional se manifestó a tra-vés de una reducción de la demanda externa, la inversión ex-tranjera directa, las remesas y los ingresos en concepto deturismo, que también provocaron un descenso en el PIB porhabitante del 5%. Un informe económico de la agencia de prensaReuters señalaba: “La polarización política que vive el país, don-de Manuel Zelaya fue derrocado de la presidencia por un “gol-pe” militar el 28 de junio, junto a las restricciones a la financiaciónexterna y la cooperación impuestas por la comunidad interna-cional, han profundizado el freno al crecimiento económico. Laconstrucción (-6%) y la industria manufacturera (-5%) fueronlos sectores más afectados por la contracción, así como elagropecuario (-3%). Como consecuencia de la crisis, los ingre-sos fiscales disminuyeron un 13%, mientras que los de impues-tos al comercio exterior se redujeron un 25% por la merma enlas importaciones, y las donaciones sufrieron una contraccióndel 10%”.

Y seguía informando la agencia Reuters acerca de la debacleeconómica hondureña: “El déficit del Gobierno central se am-plió del equivalente al 2,4% del PIB al 4,5% del mismo indica-dor. Ante la caída de los ingresos y la imposibilidad de conseguirfinanciación externa, se incrementó la deuda flotante y el en-deudamiento interno, que pasó del 3,5% del PIB en 2008, al 5,9%del indicador en 2009. Por otro lado, la tasa de inflación bajó al3,5% en 2009 con respecto al 10,8% del 2008, debido a ladesaceleración económica y a la disminución de los precios in-ternacionales de alimentos y petróleo. El desempleo aumentódel 4,1% en 2008 al 4,9% en mayo de 2009, pero a partir de ene-ro de 2009 se registró un incremento inédito en la historia delpaís del 70,3% del salario real, que recuperó parte del rezago delos años anteriores. Las exportaciones sumaron 6.117 millonesde dólares, mientras que las importaciones llegaron a los 9.204


millones de dólares. El saldo de la cuenta corriente sumado a lascuentas de capital y financieras dan una balanza global de pagosde -755 millones de dólares. Las remesas familiares, uno de lospilares del consumo y la estabilidad cambiaria, disminuyeron un11% mientras que los flujos de inversión extranjera directa regis-traron una reducción en torno al 40%”. Es decir, un panoramadesolador que implicará respuestas rápidas y precisas, pues eneconomía no se improvisa y el pueblo hondureño necesita resul-tados de una forma apremiante; la miseria y la pobreza es visibleen las calles hondureñas, imposible de maquillar.

La oficina comercial de la Embajada de España, en un informeque me fue remitido merced a su gentileza, asegura que “la Ba-lanza por cuenta corriente se caracteriza por una fuerte depen-dencia del precio de las materias primas en los mercadosinternacionales y de las remesas de emigrantes. El déficit porcuenta corriente ascendió al 13,8% del PIB en 2008 y según lasestimaciones, se situó en un 9,1% en 2009 debido a la fuertecaída de las importaciones por la contracción de la demanda”.

Y continúa: “Las remesas de los emigrantes son la principal fuen-te de divisas del país y han venido creciendo fuertemente enlos últimos años, representando el 25% del PIB aproximadamen-te. Las caída de casi el 4% a lo largo de 2008 y de un 8,7% en elprimer semestre de 2009 refleja claramente el descenso de laactividad económica en Estados Unidos, ya que la mayoría delos hondureños trabajan en uno de los sectores más afectadospor la crisis (construcción)”.

Para luchar contra la pobreza, el ministro Áfrico Madrid me ex-plicaba algunas de las medidas que han puesto en marcha paralucha contra la misma:”Hemos iniciado el programa 10.000, queva dirigido hacia 600.000 familias hondureñas que viven en ex-trema pobreza ,y que consiste en dotarlas de 10.000 lempirasanuales (500 dólares) para que hagan frente a sus necesidadesmás vitales y básicas, obligándolas a que escolaricen a sus hijos

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y cumplan con los requisitos sociales mínimos que requiere lapoblación infantil y juvenil. Es un primer paso, no el último,pero creo que implica un gran compromiso y el comienzo deuna nueva política social para el país. Se trata de un subsidiodel Estado dirigido a los más débiles, sobre todo a la infancia, yque implica un compromiso entre los más desfavorecidos y laadministración. Pero tenemos más ideas, como el desarrollo denuevos programas sociales y educativos, pero siempre contro-lados por el Estado para que sean eficaces y redunden en bene-ficio de los que menos tienen”.

En lo que respecta al desempleo, el informe ya citado de laEmbajada de España en Tegucigalpa señalaba que “las cifrasoficiales de desempleo, que lo sitúan en torno al 5%, no reflejanla realidad del país debido a que no consideran el subempleo yal importante peso de la economía “no formal”. En enero de2009 la Presidencia de la República decidió aumentar el salariomínimo por decreto (de 181 $/mes a 289 $/mes). Estimacionesno gubernamentales calculan que unos 15.000 empleos directoshan sido destruidos por este motivo. Las previsiones oficialesde desempleo para el 2009 lo sitúan en torno al 9%”.

Sintetizando la situación económica heredada y las medidasadoptadas por la nueva administración de Lobo para revertir laaguda crisis, el ex canciller Carlos López Contreras, señalaba losiguiente: “Después de la ineficiencia y el desastre financierodel gobierno del señor Zelaya Rosales, el cual dio lugar a la sus-pensión de desembolsos de varios organismos financieros in-ternacionales; después de sufrir igual que todas las demásnaciones, la crisis financiera internacional; al estar sufriendo lapeor sequía que ha sobrevenido en Honduras a fines del añopasado y este año, los primeros pasos del Presidente PorfirioLobo, con toda claridad, se han orientado a normalizar el flujode recursos retenidos por organizaciones financieras interna-cionales desde el gobierno de Zelaya y posteriormente, por ra-zones políticas”.


Sin embargo, dos años después que Lobo llegara a la presiden-cia, los hondureños se muestran muy pesimistas. Una recienteencuesta mostraba con respecto a los temas financieros, que el41 por ciento de la población piensa que la economía empeorócon el actual gobierno, mientras que el 43 por ciento consideraque sigue igual y el 16 por ciento que ha mejorado. Siempre enmateria económica, el 55 por ciento de los hondureñosencuestados sostuvo que la pobreza aumentó durante el 2010,el 36 por ciento piensa que sigue igual y apenas el nueve porciento cree que disminuyó. El 2011, según cálculos de la bancalocal, se prevé que la grave crisis del 2009 será superada y que laeconomía crecerá un 4%, una cifra similar a la del resto de susvecinos; también se espera un aumento en las exportaciones,sobre todo de café, y una caída leve en el desempleo.

Termino con unas declaraciones del embajador Jorge RamónHernández Alcerro, que al referirse a las primeras medidas to-madas en el plano económico por su gobierno aseveraba: “En loeconómico, el Presidente Lobo ya ha tomado varias accionesimportantes. Ha aprobado un presupuesto con un déficit fiscalsignificativamente menor al 2009. Ha hecho una reformatributaria y está luchando contra la evasión de impuestos. Lapolítica monetaria contendrá la inflación este año en un 6%. Seestá manejando los problemas heredados de una deuda internay flotante muy significativa. Se sigue fortaleciendo el sistemafinanciero mediante la aplicación de la normativa prudencial.En el campo de la producción, el Presidente está impulsandouna Estrategia Nacional de Competitividad en cuatro sectores es-tratégicos: maquila, turismo, forestal y agroalimentario”. ¿Ten-drán éxito estas medias? El tiempo nos dará la respuesta.

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22. Las necesarias reformas: salud, educación,justicia, agricultura, lucha contra la pobreza,corrupción, seguridad pública y libertadde prensa

La salud presenta un cuadro lamentable, siendo necesarias yurgentes las reformas. Según fuentes fiables, el Instituto Hon-dureño de Salud tan sólo cubre al 12% de la población del país,la mortalidad infantil es una de las más altas del continente y lainfraestructura es mínima. Hará falta universalizar la sanidadpara todos los sectores sociales, estandarizar el país aunque seaa los niveles latinoamericanos y avanzar en la lucha contra elsida, que tiene un tasa altísima de casos, y en otras enfermeda-des, como el dengue, por ejemplo.

En Educación, según informan fuentes oficiales, el sistema edu-cacional de Honduras es el más atrasado de Centroamérica, puesapenas 32 de cada 100 estudiantes logran terminar la primariasin repetir grados, indican estadísticas de Naciones Unidas.Datos del Programa para el Desarrollo de la Organización deNaciones Unidas (PNUD) revelan hoy, además, que el 51% delos matriculados termina la primaria con un promedio de 9,4años y que los niveles de deserción escolar cada vez son máselevados. El más agudo problema es que el sistema educacionalbásico sólo cubre al 86,5% de quienes están en edad escolar,mientras el 13,5% restante no puede acceder a la enseñanza.

Hablando de la Justicia, con mayúsculas, el estado no puede sermás lamentable, según aseguran tanto desde fuentes oficialescomo extraoficiales. Hacen falta más medios, mejores profesio-nales y un sistema más eficaz que pueda hacer frente a la co-rrupción endémica, la lentitud, la sensación de impunidad querodea a la mayor parte de los delitos y asesinatos perpetrados yla ineficacia para hacerles frente. La mayoría de los hondureñosvalora escasamente la justicia y sabe que la mayor parte de loshechos delictivos nunca serán juzgados. Por ejemplo, ¿cómo es


posible que al día de hoy los responsables de los asesinatos per-petrados contra activistas en pro de la igualdad sexual,mayoritariamente gays, y los periodistas no hayan sido llevadosante los Tribunales? Los jueces, pero también los juristas, argu-mentan que la policía es corrupta, pero no es menos cierto que laadministración de Justicia es inoperante. Otro gran reto que tie-nen ante sí las nuevas autoridades, si de veras quieren ganar enlegitimidad política y democrática y hacerse acreedores de la con-fianza depositada en ellos tras la reciente crisis de junio de 2009.

Sobre este asunto tan fundamental, el ya citado ministro deGobernación e Interior, Áfrico Madrid, explicaba que:”Creo queestamos trabajando bien en este sentido, pero requerimos cele-ridad y medios para avanzar también en estas reformas que sonabsolutamente necesarias. Nos faltan recursos económicos ymedios tecnológicos para implementar nuevas reformas y me-jorar nuestra administración de Justicia, que es muy deficitaria,todo hay que decirlo. También hay que trabajar en el área deinvestigación. El presidente Lobo ya ha dicho que va a dotar demás medios tecnológicos, de presupuestos, de formación, y engeneral de todo lo que se necesita, a la Justicia hondureña”.

Y agregaba conclusivo: “Luego, en otro orden de cosas, quierodecir que hemos realizado depuraciones fundamentales paraun mejor trabajo, como la que llevamos en su momento en lacúpula policial; se han desarrollado rotaciones en todos los car-gos y se dejaron afuera a algunas personas. Hemos tambiénabierto el Consejo de Seguridad Interior, que estaba casi clausu-rado, y ya estamos manos a la obra para ponerlo a desarrollarsus funciones y que sea efectivo como un órgano para la de-nuncias relativas a la administración de justicia y su mal funcio-namiento; era una demanda que la sociedad requería para po-der denunciar la corrupción y el mal manejo de los asuntos deJusticia. Así se podrán denunciar los actos de crimen organiza-do que la ciudadanía no se atrevía por el temor a las represalias.Es decir, que estamos avanzando en este terreno y que estamosadoptando las medidas necesarias para acercar a la ciudadanía

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hondureña la acción de la administración de la Justicia. Perohay muchas cosas que hacer: luchar contra la criminalidad yponer más policías en la calle para hacer posible la seguridad,todo ello dentro del respeto a los derechos humanos y acorde alrespeto debido que nos obligan nuestros compromisos con lacomunidad internacional. Esta política de seguridad, de acuer-do a lo que el presidente Lobo considera, debe ser acorde con elrespeto a los derechos humanos y a los acuerdos y tratados in-ternacionales de los cuales Honduras es signataria”.

Para el embajador Jorge Ramón Alcerro, al ser preguntado so-bre la inseguridad responde de una forma muy peculiar y hablade causas que tienen más que ver con el exterior que con la si-tuación social del país: “Las principales causas de la actual inse-guridad de Honduras son externas. Hay naturalmentecriminalidad generada localmente pero no es esa la que ofrecemayor resistencia. No se puede combatir efectivamente la cri-minalidad transnacional únicamente con recursos nacionales.Se requiere de una acción concertada entre los países centro-americanos en primer lugar y luego de una estrecha coopera-ción con Colombia, México y los Estados Unidos. También escrítico mejorar la capacidad de investigación criminal. El Presi-dente ya trabaja sobre los crímenes transnacionales”.

La agricultura es un asunto capital en Honduras, pues siguesiendo la principal aportación al Producto Interior Bruto hon-dureño. También en este contexto es necesario el restablecimien-to de los lazos con sus vecinos centroamericanos y continentales,para impulsar las exportaciones y dinamizar el sector, cuyos bie-nes producidos no son absorbidos en su totalidad por la de-manda interna. El impulso de microcréditos, el control delos precios y el acceso a las modernas tecnologías, así como elapoyo a la formación de los pequeños y medianos agricultores,son, entre otros, los principales objetivos, para lograr el necesa-rio desarrollo de este sector vital para una economía todavía encurso de desarrollo. También reseñar que el fenómeno conoci-do como “el niño” ha hecho una notable mella en la agricultura


hondureña y la ha llevado este año a una situación de emergen-cia nacional decretada por el Gobierno; como vemos, la sequíagolpea con fuerza en casi todos los países de América Latina ydeja su indefectible marca de escasez de recursos y pobreza.

Como ya se ha dicho antes al referirnos a la economía nacional,el 63% de la población es pobre, aunque se considera que lamitad de la población hondureña padece la pobreza extrema.Es urgente, como también ya se ha explicado, que la democra-cia hondureña tenga pronto contenidos sociales que seanpercibidos por todas las capas de la población. Aquí habrá quecombinar medidas de carácter interno, que implicarán grandesreformas y un mejor reparto de la riqueza, con medidas de pro-yección exterior, como la necesaria generación de confianza quepermita el regreso de la cooperación internacional y de las in-versiones extranjeras de los países amigos.

La lucha contra la corrupción es uno de las principales bande-ras que ha esgrimido el Presidente Lobo desde el principio desu mandato. Como señalaba muy acertadamente el sociólogoRolando Sierra, las principales demandas ciudadanas que de-bería tener en cuenta este gobierno son: “Seguridad, desem-pleo, lucha contra la corrupción y mayor transparencia yreducción de la pobreza”. Parece casi imposible adivinar pordónde es mejor empezar si uno fuera Lobo. Sin embargo, aun-que todavía es muy pronto para juzgar a esta administración,hay una voluntad y un deseo por parte de las nuevas autorida-des hondureñas para que la lucha contra la corrupción se con-vierta en uno de sus principales ejes. Según el índice deTransparencia Internacional, Honduras es uno de los países máscorruptos del mundo y con una de las administraciones menostransparente, situándose en la región en el más corrupto conexcepción de Nicaragua, que ocupa el primer puesto. La per-cepción ciudadana, desanimada ante el aumento de la insegu-ridad, la impunidad y las corruptelas generalizadas, es muynegativa con respecto a su administración en general y este es,sin duda, uno de los grandes desafíos del nuevo ejecutivo.

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Sobre el combate contra la corrupción, el ministro Áfrico Ma-drid señalaba: “En la lucha contra la corrupción, por ejemplo,desde la toma de posesión de Lobo todos los funcionarios acep-tamos un pacto ético para luchar contra este flagelo, de tal for-ma que los organismos pertinentes del Estado hondureñopueden investigar y fiscalizar nuestras cuentas para que com-prueben que no ha habido un mal manejo de los fondos públi-cos. Y también nuestras cuentas personales y negocios privados.Nuestro compromiso con el país, de la mano del presidente Lobo,ya nos ha llevado a rendir cuentas antes de llegar a nuestroscargos, pero también estamos dispuestos a hacerlo después dedejar los mismos. Creemos que para ello está el Tribunal Supe-rior de Cuentas y el nuevo órgano que pretende crear el presi-dente Lobo, un alto comisionado para la lucha contra lacorrupción. Nuestro compromiso, a la par que el de las admi-nistraciones locales, es de luchar contra la corrupción, que cree-mos que es una obligación de la nueva administración central yque era un esfuerzo que había prometido el presidente Lobo ensu momento. Tenemos que trabajar todos juntos para eliminareste verdadero problema nacional”.

En lo que se refiere a la seguridad pública se puede asegurarque Honduras es hoy uno de los países del mundo más insegu-ros. Según informaba el periódico hondureño El Heraldo, elnúmero de homicidios en Honduras aumentó entre 2004 y 2009al pasar de 39.7 a 66.8 por cada 100.000 habitantes, una de lastasas más altas de América Latina. La fuente de estos datosera un informe del Observatorio de la Violencia divulgadorecientemente. En total, seguía informando El Heraldo, 20,590personas perdieron la vida violentamente en los últimos cincoaños, según el informe. En 2004 se registraron 2.155 víctimas yen 2009 5.265. Y se señalaba que durante 2008, se presentaron4.473 homicidios, es decir, una tasa de 57.9 por 100,000 habitan-tes, según ese organismo de la Universidad Nacional Autóno-ma de Honduras (UNAH), los ministerios Público y de Seguridady el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).La tasa promedio mundial de mortalidad por homicidios es de


8.8, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo querevela la gravedad de lo que está aconteciendo en Honduras.Desde junio del 2000 hasta ese mes del 2010, según el Comisio-nado Nacional de los Derechos Humanos, han sido asesinadasen Honduras 36.036 personas y las cifras de los últimos meses, atenor de las informaciones periodísticas, no parecen mostrar unaremisión en esta tendencia.

También en este catálogo de desafíos que tiene el país, hay quereseñar los recientes asesinatos y agresiones a periodistas, quetanto preocupan a la comunidad internacional y a las asociacio-nes de periodistas. “El Gobierno de la República de Hondurasestá muy preocupado con este asunto. Pero no nos encontra-mos ante un crimen de Estado. No tenemos nada que ver conlos recientes crímenes de periodistas y la administración no hatenido nada que ver en este asunto. Los indicios racionales quehay sobre todos estos crímenes es que se trata de algo ligadocon el crimen organizado, el narcotráfico y bandas que traficancon armas o drogas; no hay, ya digo, ninguna responsabilidaddel Estado hondureño, aunque por supuesto que estamos tra-tando de esclarecer estos crímenes y detener a sus responsablespara ponerlos ante la justicia. No olvidemos que algunos de es-tos periodistas se habían enfrentado con estos grupos y habíandenunciado a estas organizaciones delictivas. El Gobierno, jun-to con otros responsables, por orden del presidente Lobo, nosreunimos con los sectores que le atañen estos crímenes para in-vestigarlos y ponerlos coto de alguna manera. Estamos ponien-do todas las medidas y medios para detener estos crímenes yque no se sucedan en el futuro. De la misma forma, nos hemospuesto en contacto con los periodistas para que colaboren connosotros en este sentido y detener esta escalada criminal quenos preocupa. Queremos detener y condenar a los responsa-bles de estos crímenes”, explicaba el ministro Áfrico Madrid alreferirse a este asunto. Sin embargo, al día de hoy estos hechosluctuosos no han cesado, y desde el 2010 hasta julio del 2011 sereportan 13 asesinatos de periodistas sin esclarecer.

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Me quiero referir también al asunto de la libertad de prensa, so-bre todo en lo relativo a los acontecimientos ocurridos en los últi-mos meses y a las supuestas violaciones de derechos humanos,asunto sobre el que me responde el director de El Heraldo deTegucigalpa, Carlos Mauricio Flores: “Creo, en este sentido, quees muy importante crear una Comisión de la Verdad que deter-mine lo que aseguran algunos que ocurrió, en el sentido de quehubo violaciones de Derechos Humanos, y lo que otros conside-ran que nunca aconteció. Tenemos que ser capaces de determi-nar las violaciones de los Derechos Humanos que haya habido,pero ir más allá y clarificar que ocurrió realmente antes, durantey después de la jornada del 28 de junio. Incluso ir a los orígenesde la crisis y llegar al fondo de los hechos que han ocurrido en losúltimos meses en el país. Ocurrieron muchos actos confusos, ile-gales, que vulneraron las Leyes y llevaron a la situación que lue-go padecimos. Las Leyes y la Constitución de la República debende estar por encima de todos los ciudadanos y de las institucio-nes. La Comisión de la Verdad es un imperativo que tiene queponer el punto y final a la crisis que todos hemos conocido”.

Sobre la ya citada Comisión de la Verdad, de la que esperantanto los hondureños, el comisionado Jorge Omar Casco asegu-ra: “La Comisión de la Verdad y Reconciliación tiene como pro-pósito la investigación de los hechos acontecidos antes, durantey después del 28 de junio de 2009 a fin de proponer al pueblohondureño elementos que aseguren que esta situación no vuel-va a ocurrir en el futuro”. Y agrega acerca de la profesionalidady conocimiento de la realidad internacional para desempeñarsu trabajo:”Ciertamente estamos haciendo estudios compara-dos. La comisión de Sudáfrica investigó casi 40 años de viola-ciones a los derechos humanos. En Perú se investigaron diezaños de violaciones. En Honduras tenemos una investigaciónen derechos humanos y otros temas que no pueden separarse.Varios miembros de la Comisión de la Verdad de Honduras hantenido experiencias en comisiones de la verdad en América La-tina. Sin embargo, la dinámica de nuestro trabajo se ajustará ala realidad hondureña”.


23. Redefiniendo las relaciones exteriores consus vecinos y el mundo, también su peculiarrelación con los Estados Unidos

Hemos consultado a varias fuentes, ya citadas en este libro enotra ocasión, acerca de cómo debe ser el retorno de Honduras ala comunidad internacional, en estos momentos en que nume-rosos países liderados por Estados Unidos ya han comenzado atrabajar con las nuevas autoridades, han enviado a sus embaja-dores a Tegucigalpa y cuando numerosas organizaciones inter-nacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), yahan visitado el país y han restablecido los lazos con el mismo.También otras instituciones financieras, como el Banco Centro-americano de Integración Económica (BCIE) y el Banco Intera-mericano de Desarrollo (BID), liberaron los fondos que teníanbloqueados desde el 28 de junio y anunciaron el final del blo-queo a Honduras. También el reciente reingreso de la Hondu-ras a la OEA aliviará, en gran medida, las tensiones regionales yayudará a la normalización de las relaciones de este país con lospaíses bajo la órbita de Venezuela.

Sobre la normalización de relaciones de Honduras con el FMI,la Embajada de España en Tegucigalpa informa que el país “fir-mó el 8 de abril un acuerdo “stand by” con el FMI que le obliga-ba a cumplir una serie de medidas, como reducir el gasto públicocorriente manteniendo la masa salarial de los empleados públi-cos, reorientar el presupuesto a la inversión pública, mantenerla inflación o reforzar la supervisión bancaria, entre otras. Al nocumplirse el acuerdo en 12 meses, Honduras no pudo acceder aun préstamo de 700 M$ en el marco de la Línea de Crédito Flexi-ble, recursos que serían destinados a blindar la economía de losefectos de la crisis financiera mundial. A finales de agosto de2009 el G20 aprobó el desembolso a Honduras de 164 millo-nes de DEGs para apoyo de la Balanza de Pagos. El FMI ha

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reanudado en marzo de 2010 los contactos con las autoridadeshondureñas para la reactivación del acuerdo”.

De la misma forma, y en esta progresiva normalización de lasrelaciones de Honduras con el exterior, ya ha comenzado el re-greso y el envío de nuevos embajadores. Alemania, Bélgica, Fin-landia, India, Israel, el Reino Unido y la República Checa, entreotros países, han regularizado y normalizado estas relacionestras la toma de posesión de Pepe Lobo, en un gesto claro de queHonduras, paulatinamente, se va reintegrando en la comuni-dad internacional.

A continuación, examinamos el nuevo papel que debe tenerHonduras en el continente y en el mundo. Para el ComisionadoNacional de Derechos Humanos –una suerte de Defensor delPueblo–, Ramón Custodio, las cosas son claras: “El retorno deHonduras a la comunidad internacional se debe realizar con lamayor dignidad posible. En materia de relaciones internacio-nales, es obvio, no se le pueden cobrar cuentas a nadie. Hay quedar vuelta a la página, sin que desaparezca lo que se nos hahecho y que no se olvide la forma en que nos han tratado, loque han golpeado a los hondureños con sus duras medidas.Tenemos que resolver este asunto de una forma digna, pero algoque debe quedar meridianamente claro, pienso, es que Hondu-ras no debe volver a estar supeditada a la política exterior de losEstados Unidos y a sus intereses; no debemos dejar que los hon-dureños seamos utilizados como “peones” en sus juegos estra-tégicos. Eso, creo, no debe ocurrir ya más, tanto en la políticaregional como en la mundial. Y la misma regla aplicaría connuestros vecinos de Centro América; Honduras tiene que resol-ver los límites marítimos con varios países de la región y ten-dremos que definir todo ello dentro de una forma dialogaday acorde al derecho internacional. Luego está el asunto de losrecursos marítimos, cuestión también importante, y llevar acabo el Plan de Nación, aprobado por el Estado hondureño,que parte de una propuesta teórica y camina hacia la ejecución


práctica. Ahora estamos desarrollando el proyecto de identidadnacional que no teníamos antes y que ahora tenemos. Hay con-diciones objetivas para el desarrollo de ese proyecto y tenemosque ser capaces de lograrlo. Los hondureños debemos, de unavez por todas, demostrar nuestra fortaleza por resolver los pro-blemas por nosotros mismos y sin injerencias externas”.

Significativa es, viniendo de quien viene, la opinión del ex can-didato liberal y líder de la oposición hondureña Elvin Santos,quien asegura que: “Lo primero que hay que hacer para quevengan inversiones extranjeras y empresarios al país es generarconfianza, de tal forma que podamos criticar de forma cons-tructiva aquellas acciones que inhiban a la comunidad interna-cional a venir a Honduras a invertir en el país. Creo que esteasunto es capital: hay que generar la suficiente confianza en elpaís para que los inversores extranjeros vengan y para que seden las expectativas a fin de que se realicen las necesarias inver-siones que Honduras realmente demandas en estos momentos.Necesitamos al mundo, no queremos ni podemos vivir solos.Nosotros queremos que Honduras crezca de una forma abiertarespetando el derecho privado y con justicia social, ese es nues-tro ideal de país. Los liberales, en aras de esa renovación queahora necesita Honduras, también vamos a exigir que se respe-te siempre la Ley, que debe ser el norte de todos los ciudadanose instituciones. Ese principio también debe regir las relacionescon nuestros vecinos y con la comunidad internacional”.

Para el asesor presidencial y ex presidente de Honduras, RicardoMaduro, las relaciones del país con la comunidad internacionalse perfilan así: “La comunidad internacional paulatinamente seacerca a Honduras y va aceptando lo que aquí ocurrió. Por lomenos, se da ya por sentado que se aceptan los resultados delas elecciones y de la voluntad del pueblo hondureño, que paramí es la salida natural de cualquier crisis y de esta más en con-creto. Y sobre esta base, junto con lo que hace el Presidente Lobo,que está dando pasos fundamentales en pro de la integración

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real y el consenso, de querer fortalecer la democracia y cons-truir una verdadera Comisión de la Verdad, creo que vamos enla mejor dirección. Así, la comunidad internacional percibiráestos cambios y poco a poco se irá generando una confianzaque nos permitirá el acercamiento mutuo a la comunidad inter-nacional. Tenemos una profunda crisis social y económica y, sin-ceramente, creo que el mundo debería restablecer de nuevo loslazos con Honduras para ayudarnos a superar nuestros proble-mas. Tenemos un desempleo altísimo y hay que superar nues-tros problemas con la ayuda de la comunidad internacional,porque la suspensión de la ayuda externa fue un duro golpe aHonduras”. Desgraciadamente, la inseguridad pública estálastrando las inversiones extranjeras y la confianza en Hondu-ras en el exterior, uno de los grandes retos que tiene en estemomento esta nación.

Sobre la relación de Honduras con Estados Unidos, el ex canci-ller Carlos López Contreras, asegura “que el poco interés deEstados Unidos con respecto a América Latina viene de lejos,incluso desde el ataque a las Torres Gemelas, el 11 de septiem-bre, cuando ha habido un progresivo distanciamiento por partede los mandatarios norteamericanos hacia los asuntos del con-tinente. Por el contrario, se han acercado más a los problemasde los países y zonas del mundo donde ellos perciben que pro-vienen las amenazas a sus intereses en el exterior y en el inte-rior; eso cambió un poco su percepción de América Latina. Peroviene, quizá, incluso de antes, cuando el final de la Guerra Fríadejó sin un gran interés a toda la región. La democracia se con-solidó a nivel continental y hubo grandes avances en AméricaLatina, alejando, en cierta medida, el peligro comunista contrael que habían luchado los Estados Unidos. Se ha desplazado elinterés hacia otras zonas del mundo porque el comunismo des-apareció como una fuerza que les desafiaba a nivel planetario”.

De la misma forma, el hombre que fue clave durante los durosmeses de Micheletti, considera “que el retorno a la normalidad


y a la comunidad internacional será relativamente fácil, puesmuchos países seguían simples tendencias y modas. Con Hon-duras fue así y si el retorno a la normalidad camina en la direc-ción que todos esperamos, le aseguro que se establecerá unanormalidad que no tiene nada que ver con el restablecimientode relaciones, que puede ser un objetivo más en el largo plazo.Pero, además, no ha habido muchas rupturas de relaciones di-plomáticas, un camino que sólo eligieron los países del ALBA.No creo que el nuevo Gobierno lo tenga muy difícil, los paísesseguirán la senda de la normalidad que ya dibujan los Estadosque han reconocido a las nuevas autoridades. Verá que el retor-no no será tan traumático y complejo. Las elecciones hondure-ñas, en su momento, ya fueron reconocidas por decenas depaíses”. Ahora, al volver Honduras a la OEA y comenzar a re-componer sus relaciones con muchos países que condenaronlos sucesos del 28 de junio, se abren nuevas posibilidades paraHonduras y se cumplen las certeras palabras del ex cancillerLópez Contreras.

Sobre la peculiar ligazón de Honduras con los Estados Uni-dos, López Contreras se muestra cauto y diplomático, muy ensu papel: “No me corresponde juzgar la política del Gobiernode Estados Unidos hacia Honduras; creo que el único que le-gítimamente puede hacerlo es el pueblo de los Estados Uni-dos de América. El juicio que en algún momento pudieracorresponder al pueblo de los Estados Unidos, así como alpueblo de cualquier otro Estado, su política exterior, normal-mente se manifiesta en las elecciones, confirmando al partidoo al presidente en el poder, si están conforme, o negándole lareelección si no lo están”.

Pero agrega que los Estados Unidos han jugado un papel fun-damental en el regreso de Honduras a la comunidad interna-cional y en la recomposición de sus relaciones diplomáticascon numerosos países: “Lo único que puedo expresar es que el

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Gobierno de los Estados Unidos ha llevado el liderazgo en lanormalización de las relaciones de las más importantes nacio-nes con el Estado de Honduras. Los portavoces del Gobiernode los Estados Unidos claramente expresaron antes de 29 denoviembre que las elecciones eran la solución al tema políticointerno de Honduras. Luego la normalización ha sido unacuestión de semanas, donde el Gobierno de los Estados Uni-dos ha animado a Gobiernos recalcitrantes a normalizar susrelaciones con Honduras”.

“Estados Unidos siempre apoyó nuestro proceso de normali-zación política e incluso auspició los Acuerdos San José-Tegu-cigalpa, cuyos contenidos conoce a la perfección el presidenteObama. Si durante el gobierno de transición, el de Micheletti,no hubo un cambio en la percepción de la administración nor-teamericana fue porque algunos de los contenidos fundamen-tales de dichos compromisos no se cumplieron, pero, una vezllegó la nueva administración que presido, hubo un avancesustancial y el proceso de normalización en nuestras relacio-nes se coronó con éxito, como se está viendo. Ha habido uncambio, un sentimiento de que las relaciones tenían que nor-malizarse y dotarse de esos contenidos que tenían en el pasa-do como socios y amigos que hemos sido siempre”, me confesóel presidente Lobo a su paso por Colombia, en un encuentroque me concedió lleno de contenidos y propuestas positivaspara el futuro. Sin embargo, el creciente desinterés de los Es-tados Unidos hacia la región bajo la presidencia de BarackObama nos lleva a cuestionar este optimismo y estos buenosdeseos del presidente Lobo.

De la misma forma, y por este medio, el presidente Lobo tam-bién se refería y resumía muy sintéticamente el reciente acuer-do alcanzado, en mayo de 2010, entre la Unión Europea yCentroamérica para impulsar sus relaciones comerciales enun tratado de libre comercio: ”Para nuestra zona la Cumbre de


Madrid fue muy positiva, en tanto y cuanto la UE nos ha consi-derado, por primera vez, como una región unida. Yo creo, noobstante, que la importancia de lo ocurrido es doble. Primero,porque se abre un mercado muy grande, muy amplio, que es elmercado de la UE para todos los países de esta zona. Luego, yya en segundo lugar, quiero reseñar que Centroamérica actuóunida, como un bloque, dando un paso fundamental en la inte-gración regional. Y es, además, el primer acuerdo que la UE fir-ma con un grupo de países asociado y que Europa se ha unido,pese a las diferencias de todo tipo, para rubricar este compro-miso fundamental. Entonces, viendo este proceso de unidad quehan sido capaces de concluir los europeos, yo me pregunto: ¿porqué no podemos unirnos también los centroamericanos paratrabajar juntos? Yo ya lo había expresado en alguna de mis com-parecencias al final de la Cumbre con la UE; había anheladoque algún día también los centroamericanos seamos capacesde trabajar y cooperar juntos. En este sentido, mi compromisocon la integración política centroamericana es claro”. Dichoacuerdo entre la UE y la región centroamericana fue el princi-pal logro y éxito de la Cumbre de Madrid, que significó laescenificación del regreso de Honduras a la comunidad inter-nacional.

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24. Lo que está en juego en Honduras durante lapresidencia de Lobo

Las expectativas que había depositadas en el presidente Lobo eranmuy altas, tanto por parte del pueblo hondureño, cansado delpolitiqueo, la bipolarización padecida y los altos niveles de co-rrupción, como por parte de la comunidad internacional. Sonmuchos los que esperan que esté a la altura de las circunstancias,que abandone los nefastos hábitos del pasado y que sea capaz detransformar la democracia formal en un Estado social y de dere-cho moderno, de tal forma que los beneficios del sistema seanpercibidos por los ciudadanos. Todavía es pronto para juzgar elgobierno de Lobo, quedan tres años y, dada la herencia recibida,habrá que esperar a que cumpla su mandato para evaluarlo.

A este respecto, el ministro del actual ejecutivo Áfrico Madriddestacaba el importante trabajo desarrollado por el presidenteLobo en sus primeras semanas: “Los primeros meses han sidomuy arduos, hemos trabajado duramente en pro de la reconci-liación nacional y el presidente, junto con el equipo que le acom-pañamos, hemos estado dialogando con todos los sectorespolíticos e incluso con los dos grupos que estuvieron en conflic-to después de lo que ocurrió el 28 de junio (golpe de Estado,para unos, sucesión constitucional, para otros). Y el presidenteLobo ha incorporado a este diálogo y a este gobierno a los dosgrupos que se confrontaron, así como a los cinco partidos exis-tentes en Honduras ahora mismo. Esto muestra el interés delpresidente actual por reconfortar y reconciliar a la familia hon-dureña al margen de ideologías y partidos. También estas pri-meras semanas hemos estado trabajando duro para normalizarnuestras relaciones internacionales e integrarnos en todas lasinstituciones. Ha sido un trabajo difícil y duro, pues había quetrabajar en varios frentes, como reconciliarnos con los paísesamigos, recuperar el pulso con las organizaciones internaciona-les y volver a las mismas y también que las instituciones finan-cieras que nos daban créditos volvieran a confiar en nosotros


porque hasta el día de hoy ninguna institución nos había vueltoa dar confianza y dinero para nuestro desarrollo”.

Como ya hemos dicho antes, una de las lecciones que se debede extraer de la crisis hondureña es que la consolidación demo-crática y el fortalecimiento de las instituciones representativases el mejor antídoto para conjurar la amenaza populista yantisistema en América Latina. Honduras ha padecido una gra-ve crisis, pero sale fortalecida de la misma y las institucioneshan demostrado estar a la altura de las circunstancias, evitandoque el país se sumergiera en una aventura política de imprede-cibles consecuencias y seguros riesgos, tal como ha sucedido yaen otros países de América Latina.

El presidente Lobo tiene ante sí dos importantes desafíos para lospróximos años: generar la suficiente confianza en su pueblo paraevitar la irrupción de las fuerzas que surgen en los momentos dedescomposición social, política y económica y, sobre todo, elevarel nivel de vida de sus ciudadanos, para que la democracia seapercibida como un sistema capaz de resolver sus problemas yposibilitar el bienestar y el desarrollo para todos sin exclusiones.Creo que Honduras no tiene que mirar demasiado lejos para en-contrar un modelo de desarrollo que aúne esos dos objetivos. Elejemplo de Costa Rica, una democracia modélica que posee unosindicadores sociales y económicos muy aceptables, creo que es elmejor camino a seguir para los hondureños. Pero también El Sal-vador, Guatemala, México e incluso Panamá, que es uno de losprincipales aliados y amigos de Honduras tal como se vio en lacrisis, son ya países con democracias sólidas, donde ha habidoalternancia política y con unas instituciones capaces de hacer fren-te a las nuevas amenazas. Creo que la democracia hondureña esya un camino irreversible, la única alternativa posible para elhorizonte político de de este país.

Sobre el momento en que el presidente Lobo llegó al poder, elembajador Jorge Ramón Alcerro lo “disecaba” muy adecuada-mente: ”El Presidente Lobo asumió la Presidencia en circuns-

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tancias políticas y económicas muy difíciles. En el frente políti-co el desafío es gobernar con el consenso más amplio posible.De allí su propuesta del Plan de Nación el que representa el acuer-do de los distintos sectores de la sociedad sobre los objetivosnacionales de largo plazo. También se explica así la amnistía quepropuso, la integración de un gobierno de unidad nacional y supropuesta de reconciliación de los hondureños para poner tér-mino a la polarización que dio lugar la crisis de 2009".

Pero aparte de estas consideraciones, en Honduras hay en juegocuestiones de mayor calado, como la supervivencia del modelodemocrático de corte occidental en esta parte del mundo. Aunquelo peor ya ha pasado, tal como lo revelan los recientes cambiospolíticos operados en un buen número de países y el abandonodel chavismo por parte de algunas fuerzas de izquierda con res-ponsabilidades de gobierno en el continente, la amenaza siguepresente y mientras sus arcas estén llenas de dinero seguirá cons-pirando contra el orden democrático en todo el continente.

Chávez ha sufrido numerosos reveses en una buena parte deAmérica Latina, como han sido los paradigmáticos casos deChile, Colombia, Honduras y Panamá, pero también en El Sal-vador y Uruguay, cuyas fuerzas gobernantes no se miran en elespejo del “socialismo del siglo XX”, pero debemos estar aten-tos y preparados para sus nuevos movimientos. Ahora pende laduda de que sucederá en Perú, donde Ollanta Humala parecequerer tomar su propio rumbo, pero veremos cómo evolucionaeste país emergente y siempre complejo. Por ejemplo, en Co-lombia el movimiento bolivariano de raíces chavistas y simpati-zante de las FARC ya se está organizando y pretende convertirseen una fuerza preparada para acciones futuras, aunque con losservicios que le presta el Polo Democrático y la senadora PiedadCórdoba, Chávez ya tiene suficiente. El máximo caudillo vene-zolano no se fía de la izquierda tradicional y quiere fuerzas su-misas que se plieguen a su proyecto político y, sobre todo,acepten su indiscutible liderato. Enfermo, sin embargo, elliderazgo de Chávez se debilita, pues el proyecto bolivariano es


un proyecto, en gran medida, personal y ceñido a su mentali-dad caudillista.

En el caso hondureño, sin embargo, Chávez lo tiene relativamentefácil. El zelayismo todavía conserva algunas fuerzas en el interiordel país y tiene en el exterior indudables apoyos, como los paísesde la ALBA. Luego el dinero fluye hacia estos personajes comoZelaya y Rodas, maestros en el arte de provocar la inestabilidad yla desestabilización, y no debemos descartar que intenten nue-vas aventuras. No hay que olvidar que tanto Rodas, como su cír-culo de fieles, que en Tegucigalpa llaman despectivamente los“patricios”, siguen viviendo de esas fantasías revolucionarias dela Sierra Maestra y un mitificado sandinismo que nunca fue. Hayuna izquierda latinoamericana que sigue aceptando sin rechistaresa mística tardorevolucionaria, que se extasía leyendo “La histo-ria me absolverá” de Fidel Castro y el “Diario de Guerra” del CheGuevara y que todavía pretende crear uno, dos y tres Vietnam,siguiendo la estela de ese aventurero argentino que acabó nau-fragando en las sierras bolivianas para gran suerte del pueblo delmismo apellido. Para ellos, que los hay por todas partes, desdeArgentina hasta México, desde Tegucigalpa hasta Madrid, el tiem-po no pasa y la amenaza del “imperio”, como repite Chávez has-ta la saciedad, sigue presente; tienen que tener un enemigo porquesino su filosofía, su eterna lucha por la idealizada tiranía socialis-ta, no tiene sentido. ¿Y quiénes son los “patricios”? Los seguido-res de Patricia Rodas y el núcleo duro del izquierdismo local quecontrolaba a Zelaya, entre los que destacaban Enrique Flores,Arístides Mejía y Milton Jiménez, principalmente.

Por tanto, la amenaza sigue presente, como ya se ha dicho enotras partes de este libro, y los enemigos de Honduras abundanpor todas partes. Zelaya ya ha anunciado que ha llegado a Hon-duras para quedarse y volver a la carga. Para esta izquierda, eltiempo no pasa y tan sólo esperan el mejor momento para atacar.La lentitud con que se han ido normalizando las relaciones inter-nacionales del país con varios Estados del continente y la UE, el

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cinismo y la hipocresía de muchos y la soberbia, en la creencia deque tienen que tener siempre la razón absoluta, han sido princi-pales respuestas que ha recibido este pobre y abatido país en suretorno a la mal llamada comunidad internacional. Tan sólo losEstados Unidos, y un reducido grupo de países amigos, han acep-tado sin condiciones a Honduras y han estado trabajando desdeel primer día en la plena reintegración del país en todos los forose instituciones internacionales. Lobo tiene que concluir con laplena reintegración de Honduras en la comunidad internacio-nal, pero ha pagado un alto precio haciendo concesiones alzelayisno y a Chávez. Pero quizá nunca debería haber sacrificadola defensa de la soberanía y la dignidad del país en aras de con-graciarse con ese ente inútil que es la OEA. Ya hemos dicho antesque, aparte de llevar a buen puerto la normalización política enclave democrática de este país centroamericano, en Hondurasestán en juego un modelo de democracia de corte occidental queestá claramente amenazado en el continente. Lobo tiene que serconsciente de ello y estar muy atento a dichas amenazas, quecomo se vio en la crisis hondureña no iban en balde. Están dis-puestos a sacrificar los intereses de sus respectivas naciones, comohicieron Zelaya y Rodas con Honduras, a la que causaron nume-rosos estragos políticos y económicos, en aras de dar obedientecumplimiento al líder máximo, Chávez, y a su proyecto totalita-rio para todo el continente.

Sin embargo, Lobo y sus funcionarios, como la vicecanciller yacitada Agüero de Corrales, se muestran optimistas y así no loshacen saber:”Como funcionaria de Gobierno mi opinión estáclaramente influenciada por el cargo; pero más importante escómo ven los primeros cien días los medios de comunicaciónnacional, la sociedad civil en su sentido más amplio, los parti-dos políticos, los gobiernos extranjeros y organizaciones inter-nacionales. Todos, me parece que ofrecen un balance bastantefavorable y de confianza en el Presidente Lobo y su Gobierno”.El regreso del presidente-bufón, sin embargo, a mí no me llenade tanto optimismo.


25. El futuro del país: claves internas y externaspara la recomposición política y la necesariareconciliación

Como ya se profetiza, aunque en política nadie tiene una bolitamágica desde donde adivinar, las provocaciones por parte delchavismo proseguirán y sus aliados locales, cada vez más aisla-dos del mundo y solos, continuarán sus acciones. El reciente“contrato” para que el ex presidente depuesto, Mel Zelaya, asu-ma el puesto de Coordinador Jefe del Consejo Político dePetrocaribe anuncia las verdaderas intenciones de Chávez. Conun sueldo de 20.000 dólares mensuales, gastos pagados, inclui-dos viajes y hoteles, y varios centros desde donde conspirar,como Santo Domingo, a donde fue como refugiado y no comopresidente, Caracas, Managua, La Paz y La Habana, el ex presi-dente, junto con su ideóloga predilecta, Patricia Rodas, es másque seguro que se dedicará a las artes que mejor conoce: la in-quina y la conspiración. ¡Pero ahora incluso la amenaza ya ate-rrizó en Tegucigalpa, donde se prepara para coordinar futurasacciones!

Lo más factible que pueda ocurrir en Honduras en los próximosmeses es que se dé fatal cumplimiento a la conocida popular-mente como la Ley de Murphy, que a modo de resumen viene adecir que si algo tiene que salir mal, saldrá mal a pesar de todolo que hagamos para evitarlo. Y si no se hace nada por evitarlo,como podría ser el caso, peor todavía.

Luego está el tema de la legitimación política en clave democrá-tica, ya que los ciudadanos no quieren sólo retórica, sino queestán demandando resultados visibles y prácticos, reformas so-bre el terreno y avances en salud, justicia, educación y seguri-dad, asunto este último que es de los que más preocupa a loshondureños, sobre todo tras conocerse recientemente que el países uno de los más peligrosos del mundo. La tasa de homicidios

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es altísima, como ya explicamos antes, y Honduras ocupa eldeshonroso lugar de tener la más alta de América Central, mien-tras que Venezuela posee la de todo el continente. De la mismaforma, la organización Reporteros sin Fronteras ha asegurado,después del asesinato de cinco periodistas en apenas unos me-ses, que el país es uno de los más peligrosos del mundo para elejercicio de la profesión informativa y para los profesionales deese sector en general. Amenazas, intimidaciones, persecuciones,agresiones e incluso asesinatos, como vemos, son moneda co-rriente en esta nación en lo que respecta al trato a los periodis-tas. Hay que poner coto a semejante “epidemia”, pues loscrímenes han seguido durante los años de “normalidad demo-crática”, entre el 2010 y el 2011.

En cualquier caso, la modernización del Estado hondureño, jun-to con su vetusta e infuncional administración, es una necesi-dad imperiosa para hacer posible la primacía del derecho y quela democracia tenga contenidos sociales para todos los ciudada-nos, algo que al día no cumple las expectativas de la mayoría.Después, si el Estado no es capaz de garantizar la seguridad detodos sus ciudadanos, ¿entonces para qué sirve se preguntanaterrados la mayoría de los hondureños? Hace falta más Esta-do, una administración más eficiente y la transición de la de-mocracia formal a un nuevo sistema con contenidos sociales ypolíticos verdaderamente reales, fácilmente identificables porlos hondureños. El fracaso de la política tradicional en el conti-nente abrió el camino a los modelos caudillistas, populistas,neosocialistas y castrocomunistas que tan tristes resultados es-tán dando y cuyas consecuencias se verán tan sólo en el largoplazo.

Luego está la proyección exterior del país, la capacidad que ten-drá para lograr los desafíos internos anteriormente descritos yque los mismos se transformen en un marco de estabilidad, se-guridad y prosperidad general para la mayoría de los ciudada-nos. La equidad social, junto con un sistema de equilibrios y


contrapesos políticos que hagan posible el funcionamiento dela democracia, son elementos fundamentales que contribuyena la creación de sociedades estables y avanzadas, donde la con-solidación democrática ya es un hecho superado y se asiste a unestadio social más avanzado que se acerca a lo que conocemosen Europa como un mínimo Estado de bienestar, un logro ya decasi todas las sociedades modernas y no patrimonio exclusivode la izquierda. Estos retos internos están ligados de una formaintrínseca a la necesaria reintegración del país en la economíacontinental e internacional.

Es decir, si se logran estos objetivos ambiciosos y fundamenta-les, en términos de estabilidad social y política, es más que se-guro que la proyección exterior del país evolucionará y segenerará la confianza necesaria para atraer las tan necesariasinversiones extranjeras que necesita la maltrecha economía hon-dureña. El país, quizá por sí solo, puede evolucionar y cambiarhacia una democracia avanzada en todos los términos, pero so-bre todo en lo social y en lo económico, aunque a ningún obser-vador foráneo e incluso hondureño se le escapa que la ayudade la cooperación internacional, donde destacan con luz propiaEspaña, Francia, Italia, Suecia y los siempre presentes EstadosUnidos, es absolutamente necesaria junto con las inversionesextranjeras como motores para dinamizar la maltrecha econo-mía hondureña, necesitada, sobre todo, de la generación deempresas y empleos.

Estos cambios sociales y económicos, que son complementariosdel buen funcionamiento y quehacer de las instituciones políti-cas que mostraron su solidez durante la crisis de junio de 2009,deben venir acompañados, como ya he dicho antes y repetido,de los necesarios resultados en materia de seguridad pública.No es normal que los ciudadanos hondureños y los extranje-ros residentes en este país vivan protegidos y escondidos ensus búnkeres por el miedo a los sicarios, los secuestradores olos vulgares hampones que campean a sus anchas por las

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principales ciudades y pueblos del país. Es hora de acabar conesta plaga sin sentido de asesinatos, secuestros, robos, violacio-nes y agresiones; Honduras no era así hace años y ha cambiadopara peor, como bien puede constatar que suscribe estas líneasy residió en este hermoso país hace lustros.

Por otra parte, y ya refiriéndonos a las claves externas para elregreso a la normalidad, la recomposición de las relaciones conlos Estados Unidos es absolutamente necesaria, aunque creo queno habrá que insistir demasiado en este aspecto, pues el actualmandatario, Lobo, es consciente del asunto y ya ha puesto todala carne en el asador, como se dice vulgarmente, para que lasaguas regresen a su curso. He consultado, a este respecto, a al-gunos periodistas hondureños, alguno de los cuales me pidióque no le identificase, y me aseguran casi todas las fuentes, in-cluidos los analistas que siguen el caso hondureño en la Funda-ción para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que “lasrelaciones caminan por la mejor de las direcciones” y que seavanza rápidamente en casi todos los aspectos. Es clave paraHonduras, y para su futura estabilidad política y social, que lasrelaciones políticas, económicas e incluso militares vuelvan almismo nivel que estaban antes de la deriva zelayista hacia laextrema izquierda y el chavismo. Estados Unidos siempre fue elprincipal aliado de este país centroamericano y su peso políticoy económico en Honduras no se puede desdeñar. Lobo, espere-mos, será consciente de esta importante alianza estratégica y dela necesidad de afianzarla, consolidarla e ir más allá en todoslos terrenos. La geografía de América Latina, por mucho queHugo Chávez se empeñe en colocar a Venezuela entre Libia eIrán, no se puede cambiar y América Central, diminuta en supotencia política, humana y económica, siempre tendrá que te-ner una relación privilegiada y de cooperación, no de confron-tación, con los Estados Unidos.

En lo que respecta a América Latina, las noticias que nos lleganson claramente optimistas, pues ya son numerosos los países


que han reconocido a las nuevas autoridades y han restablecidolas relaciones con Honduras. Como gran asignatura, y quizáinsuperable por mucho tiempo, sobre todo tras la “contratación”de Zelaya como fichaje estrella de Chávez y los siempre impre-decibles pero siniestros movimientos del máximo caudillo ve-nezolano en contra del pueblo hondureño, está la reconstrucciónde las relaciones con los países de la ALBA, un proceso quehabrá que observar en el largo plazo y que no es cuestión desemanas. Luego el retorno del país a la OEA ayudará a la re-composición de las relaciones con estos países, aunque subsis-ten los problemas con Ecuador, que sigue considerando a lasautoridades hondureñas como “golpistas” y que exigen que sesometan a la justicia ordinaria los responsables de los aconteci-mientos de junio de 2009. Lo que no ha dicho el ejecutivo deCorrea, a este respecto, si también el “golpista” Zelaya deberíaser encausado en la misma causa.

Con respecto a la OEA, Lobo, a su paso por Colombia y pregun-tado por esta cuestión por quien suscribe estas líneas, respon-dió rotundo y claro:”Nosotros creemos que no hay ningunarazón este momento por el que Honduras esté fuera de estainstitución. No hay justificación, ni justa ni legal, que lo justifi-que, es una posición insostenible. Honduras es un país plena-mente democrático que cuenta con un gobierno y unasinstituciones elegidas por el pueblo. Aparte de estas considera-ciones, no debemos olvidar que las dos partes enfrentadas enesta crisis, el presidente Roberto Micheletti y el depuesto Zelaya,firmaron los famosos acuerdos de San José-Tegucigalpa, en don-de se aceptaba la continuación del proceso electoral que final-mente aconteció en nuestro país y el reconocimiento de losresultados por las partes, de tal forma que el gobierno que re-sultase, igual que en el pasado, sería aceptado como tal y legíti-mo. De manera que no encontramos ninguna razón jurídica oalgún problema para que todavía estemos fuera de la OEA. Másbien, creo, que es una decisión tomada contra Honduras por ungrupo de países que claramente conforman un bloque con unos

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intereses políticos muy claros. No es aceptable ni de recibo di-cha exclusión”. Afortunadamente, tal como señalaba Lobo enColombia, el país es ya un miembro de pleno derecho de la OEAy el desatino se ha subsanado, así como se debía haber hechohace tiempo.

En otro orden de cosas, y dentro del amplio cuadro de asigna-turas que tiene el país ante sí, está el proceso de integracióncentroamericana, en lo que insiste la vicecanciller Agüero deCorrales: “El desafío inmediato es devolverle al sistema de inte-gración centroamericano SICA (Sistema de Integración Centro-americano) su legalidad, porque no está prevista la exclusión osuspensión de un Gobierno de los Estados miembros por razo-nes políticas. Creo que todos están llegando a la conclusión queno deben mezclarse cuestiones comerciales con cuestiones polí-ticas. Introduce un alto grado de incertidumbre en un sistemaque tiene una vocación irreversible”.

Asunto en que comparto la visión del ex presidente RicardoMaduro, quien asegura que “será necesario que el país, juntocon toda la región, se empeñen nuevamente en retomar el pro-ceso de reintegración centroamericano, tan maltrecho y aban-donado en estos momentos, como única vía para lograr lanecesaria cooperación económica y la estabilidad política en estazona tan olvidada y siempre poco considerada. Honduras debeligarse al mundo a través de la unidad centroamericana, únicaforma de que estas unidades políticas tan pequeñas en térmi-nos geográficos y humanos puedan tener un peso en un mun-do cada vez más globalizado, competitivo y donde las grandespotencias imponen sus reglas, a veces injustas y desconsidera-das, a las pequeñas. Ya se está negociando un tratado de librecomercio entre la UE y América Central, un primer paso paraconstruir desde lo económico, como se construyó también laEuropa política, una entidad de carácter supranacional en Amé-rica Central. Y también para ir avanzando en este proyecto deintegración hoy olvidado, pero que sigue siendo la hoja de ruta


a la que un futuro estarán condenadas estas jóvenes democra-cias centroamericanas. Esperemos que los máximos líderes dela región, con los hondureños a la cabeza, sean capaces de en-tender la naturaleza de este proceso de integración y que hayala suficiente voluntad política para concretarlo en los próximosaños”.

Termino con unas declaraciones que me concedió Lobo sobre elmomento que vive Honduras en sus relaciones con España, alque cito: “Con España creo que avanzamos plenamente haciauna relación fluida y amigable. El pueblo hondureño es muyamigo de los españoles, nos sentimos muy identificados con supaís, con su forma de vida, incluso con su futbol. Los españolessaben que en Honduras se van a encontrar como en casa. Nues-tra simpatía hacia su país es muy grande. Luego nuestro diálo-go con el presidente Rodríguez Zapatero ha sido muyconstructivo y fructífero; creo que ha habido falta de informa-ción entre ambas partes y ahora las cosas se han normalizado yvamos por la mejor de las vías. Además, Honduras ha ofrecidoa España que nos asista y se informe en lo que considere nece-sario. Incluso cooperará en el asunto de los periodistas. Hemossido muy bien atendidos en Madrid, también hemos sido escu-chados y lo único que puedo decir es que ha habido una granreceptividad hacia nuestras propuestas. No hemos encontrado,por cierto, ninguna hostilidad en el pueblo de Madrid, ni mani-festaciones en contra ni gestos de desaprobación, sino todo locontrario, fuimos bien recibidos. Creo que las relaciones conEspaña son muy positivas y caminan en la mejor de las direc-ciones”. ¿Se acabaron los problemas?, el tiempo nos dará la res-puesta. Parece que sí, se respira un clima optimista y positivo.

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A modo de conclusión y resumen

El “Plan Honduras” de Hugo ChávezLos orígenes de la reciente crisis hondureñay los nunca ocultados planes del chavismo

para América Central

Mucho antes de que Mel Zelaya llegase al poder e incluso antesde que la extrema izquierda hondureña hubiera conseguidointroducirse en las filas liberales y manipular a esta formaciónpolítica hacia sus propios fines, de la mano de la inefable PatriciaRodas, el máximo líder venezolano, Hugo Chávez, ya habíabocetado minuciosamente sus planes.

Según se supo en su momento y se corrobora ahora, el proyectoestratégico de Chávez para América Latina pasaba, según rezandocumentos públicos y otros no tan públicos venezolanos, porconvertir a América Central en futura base operativa y logísticadesde donde desestabilizar a los Estados Unidos. Tan sólo nece-sitaba controlar un país de esta región, una ocasión que se lepresentaría tras el giro izquierdista de Zelaya, y desde allí ex-pandir su revolución fundamentada en el “socialismo del sigloXXI”. Sin embargo, como sabemos, los acontecimientos del 28de junio truncaron sus pérfidos propósitos.

1. Un plan estratégico minuciosamente planeado. En undocumento oficial del Gobierno venezolano, fechado en sep-tiembre de 2007, ya se enumeraban las “Áreas de InterésGeoestratégicas” del plan chavista. En el mismo, bien trazado ydefinido, se fijaban como objetivos fundamentales la financia-ción de movimientos antisistema y bolivarianos en todo el con-tinente, incluyendo América Central, el fortalecimiento de laALBA bajo el liderazgo de Cuba-Bolivia-Venezuela, el apoyo alos colectivos de solidaridad bolivariana en territorio norteameri-


cano y el fomento de una “red de cadenas informativas alterna-tivas” que sirvan a los ideales chavistas y al proyecto hegemóni-co y totalitario que se esconde bajo la ingenua denominacióndel “socialismo del siglo XXI”, que no es no más que el comunis-mo de nuevo cuño, en palabras del escritor colombiano PlinioApuleyo Mendoza.

2. La táctica del “entrismo” en Honduras. La extrema iz-quierda hondureña, que había fracasado históricamente debi-do al férreo bipartidismo y a la casi ancestral tradición católicaque les dejaba pocos espacios, entendió rápidamente que si deveras querían llevar a cabo sus planes y conseguir un mínimoéxito político tendrían que introducirse en alguna de las dosgrandes fuerzas políticas. Dentro de los nacionalistas, dadas susideas derechistas y la defensa a ultranza de un modelo socialcuando menos tradicionalista, por no decir arcaico, lo teníanrealmente difícil y hubieran sido aislados con facilidad. Lo en-sayaron con el Partido Liberal, mucho más plural y permeable,y lograron un notable éxito: Patricia Rodas llegó a ser su presi-dente, de dicha formación, y durante la presidencia de Zelaya,incluso, llegaron al Gobierno de la nación. Rodas se convirtióen la canciller del escasamente formado presidente, por decirlode una forma suave, y sus acólitos, también llamados los“patricios”, fueron escalando puestos de poder, ocuparon em-bajadas y llegaron a condicionar las erráticas decisiones que,sobre todo a partir de enero de 2007, tomó Zelaya. La estrategiadel “entrismo” a través del partido liberal se había coronadocon éxito. El caballo de Troya del marxismo hondureño se habíaintroducido, ni más ni menos, que en el liberalismo hondureño.Ahora vuelven a la carga, sin caretas, y anuncian una nuevaestrategia orientada a llegar al poder por la vía democrática.

3. El verdadero objetivo: fundar régimen bajo la égida dela ALBA. Si bien Zelaya no tenía claramente definido su pro-yecto político, Rodas y sus aguerridos “patricios”, entre los quedestacaba Milton Jiménez, lo tenían claro: en el plano interno,

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ganar tiempo reeligiendo a Zelaya y disolviendo el legislativo y,en el largo plazo, fundar un régimen siguiendo las característi-cas del bloque chavista (partido único, intervencionismo delEstado en la economía y control social y político de la pobla-ción, en grandes líneas); mientras que, en el plano exterior, elproyecto pasaba por la ruptura de los tradicionales lazos deHonduras con Estados Unidos y sus aliados occidentales y en elestablecimiento de férreas, y casi pétreas, relaciones con los paí-ses de la ALBA que lidera Chávez. Desde los primeros días deRodas como canciller, y como preludio de lo que estaba por lle-gar, se intensificaron las relaciones con Irán, Cuba, Nicaragua y,cómo no, con la satrapía venezolana.

Chávez no salía de su asombro y, siguiendo el guión previa-mente ensayado en otros países del continente, se personó enTegucigalpa, donde descalificó a los partidos tradicionales ydonde pudo comprobar que sus aliados locales estaban ejecu-tando el trabajo a un ritmo vertiginoso. Luego de la visita deChávez, Rodas, en apenas unos meses, puso en marcha lamaquinaría política reeleccionista, con la ayuda de Venezuela,todo hay que decirlo; neutralizó al Partido Liberal, en cuyo senohasta algunos de sus miembros ingenuamente habían votado afavor del ALBA; y allanó el camino para disolver el legislativo,todo ello para facilitar la elección de una asamblea constituyen-te que tuviera como objetivo final fundar régimen. La naturale-za del mismo, conocidas las ideas procubanas y filochavistas deRodas y sus “patricios”, es imaginable.

4. Bolivarianos y tontos útiles. Así en un periodo de tiemporécord, Chávez se había encontrado en Honduras con una oca-sión única en la historia para lograr sus objetivos; Rodas conse-guía, tras décadas de intentarlo, la consumación de su proyectopolítico filosocialista y afín a su idolatrado sandinismo; y Zelaya,que era un patético personaje de una siniestra historia, obteníalo que quería, que era seguir en el poder al coste que fuera. ParaZelaya, la ideología es un cascarón vacío, un simple medio para


continuar en el gobierno y perpetuarse en el mismo; siemprecareció de ideas propias y también de escrúpulos políticos. Lue-go, los “patricios” bolivarianos, como en toda buena opereta le-ninista, se encontraron con los “tontos útiles” que decía Lenin,hombres inteligentes como Eduardo Reina y Jaime Rosenthalque estaban dispuestos a sumarse al proyecto, aun no siendoizquierdistas, y ponerse manos a la obra con tal de no enfrentar-se al nuevo poder y ganar supuestos favores. Siempre desdeña-dos y despreciados por los verdaderos comunistas, como suelepasar en toda buena epopeya revolucionaria, los Reina y losRoshental acabarían teniendo sus horas contadas una vez esta-blecido el verdadero poder revolucionario. Puros Kerenskys enla comedieta hondureña, mientras que los “patricios” de Rodas,entre los que destacaban Arístides Mejía, Enrique Flores, RodolfoPastor y Milton Jiménez, dominaban la escena y el juego.

5. El fracaso del “Plan Honduras” y la persistencia de laamenaza. Pero el proyecto, en el cual incluso había riquezaspetroleras del Caribe hondureño de por medio, hizo aguas ynaufragó en el océano de la racionalidad política. Las institucio-nes hondureñas, sin que nadie lo esperase, funcionaron a laperfección y el presidente Zelaya fue depuesto por la fuerza dela Ley y la Constitución. En apenas unas horas, sin que el mis-mo Chávez fuera capaz de percibir la amenaza y muchos me-nos sus fieles esbirros en Tegucigalpa, el “plan Honduras”, quepretendía convertir a este pequeño y supuestamente dócil paísen el portaviones del chavismo desde el que conspirar contrasus vecinos y los mismísimos Estados Unidos, fue desbaratadoen una operación ejemplar, absolutamente legal en clave inter-na hondureña y sin derramamiento de sangre alguna.

Honduras, de la noche a la mañana, se convirtió en la Bahía deCochinos del régimen venezolano y el manipulado Zelaya, comoburdo personaje de ópera bufa que era, acabó sus días comocaudillo destronado de una causa imposible e irrepetible, pastode personajes sarcásticos al estilo de Jaime Bayly o de gacetilleros

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del socialismo mágico del siglo XXI. Sin embargo, al margen delanecdotario para el que podía dar nuestro defenestrado presi-dente, la amenaza sigue latente, como anuncia desafiante elpropio Chávez, y sus aliados locales preparan nuevos movimien-tos contra Honduras. Ya está en marcha el Frente Amplio deResistencia Popular, seguramente bien dotado de fondos de lacaja del presidente Chávez y con un indudable apoyo desde elexterior por parte de las fuerzas y países que están detrás de laALBA. Habrá que estar muy atentos y listos para defendernos denuevas acciones. Las espadas siguen en alto, el enemigo acecha.

6. El regreso de Zelaya, ¿final de la crisis? El reciente re-greso de Zelaya a Honduras, tras el pacto entre los presidentesde Colombia y Venezuela, Juan Manuel Santos y Hugo Chávez,respectivamente, vuelve a poner de actualidad la crisis hondu-reña. Nuevos escenarios de desestabilización esperan, con todaseguridad al país, pues ya el ex presidente Zelaya ha anunciadoque se pondrá al frente de la mal llamada “resistencia hondure-ña”. Rodas, su ideóloga, también ha regresado a Tegucigalpa yya se anuncian nuevas acciones contra el endeble sistema de-mocrático. La nueva fuerza de la izquierda revolucionaria, muyen la línea del Foro de Sao Paulo y de los lineamientos chavistas,se llama Frente Amplio de Resistencia Popular y tiene vocaciónhegemónica, aunque se declare “democrático”. También “revo-lucionario”, en la línea inspirada por los “bolivarianos” y losmovimientos financiados por Chávez.

Una vez fracasada la estrategia chavista en El Salvador, Hondu-ras se vuelve a situar en el punto de mira geoestratégico delrégimen venezolano y su máximo líder. Además, Centroaméricasigue siendo la región más vulnerable y sensible del continente,pues en esta zona convergen el narcotráfico, el crimen orga-nizado, la inseguridad pública, la actuación de las maras y lacrónica debilidad de los Estados y las instituciones. Una estra-tegia deliberada contra estas democracias débiles y en procesode conformación, junto con la alianza con fuerzas internas que


conspiran en la misma línea, puede tener éxito, como se vio enla crisis hondureña en los primeros meses del año 2009, y pro-vocar un escenario proclive a sus objetivos. Honduras se vuelvea colocar en zona de peligro y sus máximos dirigentes, con elpresidente Lobo al frente, deberían saberlo. Luego está la deja-dez y desinterés con que los Estados Unidos, bajo la presiden-cia de Barack Obama, atienden en la actualidad a las cuestionescontinentales. No hay una política exterior norteamericana paraAmérica Latina ni una estrategia definida, sino un conjunto deideas desordenadas, escasamente bocetadas y sin conformar unaacción común de su diplomacia. El momento, cuando la ame-naza chavista sigue presente, no puede ser más grave y no debeser minimizado, como pretenden algunos tontos útiles en Was-hington. Chávez tiene las ideas claras para el continente, ¿lastienen los Estados Unidos?

Es más que seguro que la intromisión por parte de los regíme-nes venezolano y cubano va a continuar e incluso se va a inten-sificar en los próximos meses en Honduras. Un fracaso en laspolíticas sociales y económicas del presidente Lobo, junto conuna acción desestabilizadora de desgaste de las institucionespor parte de los sindicatos y esta nueva fuerza bolivariana, po-dría generar un escenario inesperado y adverso para la democra-cia hondureña. La campaña electoral para las elecciones del 2013ha comenzado y Zelaya, que nunca ha ocultado su deseo de re-gresar al frente del país, se sitúa como uno de sus candidatos.

Lo que suceda desde ahora hasta ese año no está escrito, pero esmás que patente que el “Plan Honduras” de Hugo Chávez si-gue su curso: construir una base política y territorial enCentroamérica desde la cual atacar al “imperio”, es decir, losEstados Unidos. Y esa base, como en junio de 2009, cuando seconjuró la amenaza contra la democracia, es Honduras. En es-tos momentos, pese al optimismo que exhiben algunos, las es-padas siguen en alto, la lucha por la libertad y contra la tiraníacontinúa.

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GACETA 29

ANEXO 1.Boletín Oficial de Honduras destituyendo a Zelaya


Página 2 - Continuación Anexo 1.

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ANEXO 2.Carta de la Cancillería hondureña que revela la

intromisión de Venezuela en Honduras


ANEXO 3. Acuerdos de Guaymuras

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Páginas web de medios hondureños

Tiempo: http://www.tiempo.hn/web2/

Honduras Weekly: http://hondurasweekly.com/

Honduras News: http://www.hondurasnews.tv/

La Prensa: http://www.laprensa.hn/

El Heraldo: http://www.elheraldo.hn/

Proceso Digital: http://www.proceso.hn/

La Tribuna: http://www.latribuna.hn/web2.0/

Hondudiaria: http://www.hondudiario.com/

Bibliografía empleada y medios consultados

Medios consultados: ABC, Agencia EFE, Cambio 16, El Espec-tador, El Heraldo, El Mundo, El País, El Tiempo de Honduras,La Tribuna, Reuters, Le Monde Diplomatique, Papeles de laFundación Faes y The Economist.

Entrevistas y encuentros realizados: Presidente Porfirio Lobo,Áfrico Madrid, Oscar Álvarez, Mario Canahuati, Ramón Custo-dio, Carlos López Contreras, Ricardo Maduro, Hernán AntonioBermúdez, Jorge Milla, Mario Felipe Martínez, Mario Fortín,Diana Villeda, Felipe Robledo, Elvin Santos, Juan Alberto Lara,Carlos Mauricio Flores, Martha Lorena Alvarado, RamónVelásquez Nazar, Mauricio Villeda, Danilo Antúnez, WilfredoÁlvarez Hernández, Orlín Cerrato, Denis Rodríguez, Jorge OmarCasco, Mireya Agüero de Corrales, Jorge Ramón HernándezAlcerro, Mauricio Kattan y Carlos Kattan.


Bibliografía básica consultada sobre Honduras:

Arancibia, Juan: Honduras: ¿Un Estado Nacional?, EditorialGyamuras, Tegucigalpa, 2001.

Barahona, Marvin: Honduras en el siglo XX. Una síntesis histó-rica, Editorial Gaymuras, Tegucigalpa, 2005.

Barahona, Marvin: Evolución histórica de la identidad nacio-nal, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2007.

Martínez, Juan Ramón: Itinerario de una caída, Ediciones 18Conejo, Tegucigalpa, 2009.

Oppeheimer, Andrés: los Estados Desunidos de las Américas,Algaba Ediciones, Madrid, 2009.

Peña, Alejandro: El Foro de Sao Paulo. Una amenaza continen-tal, Grijalbo, Bogotá, 2010.

Salomón, Leticia: Poder Civil y Fuerzas Armadas en Honduras,Cedoh, Tegucigalpa, 1997.

Salomón, Leticia: Policías y militares en Honduras, Cedoh, Te-gucigalpa, 1993.

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EPÍLOGO

Por José Obdulio Gaviria

En agosto de 2009, cuando observábamos –con perplejidad– losabsurdos movimiento del presidente Obama, del SecretarioGeneral de la OEA y de los funcionarios de la ONU, tendientesa reinstalar a Mel Zelaya en el poder, me vino a la cabeza unpequeño ensayo de Robert Kaplan, ‘La democracia, ¿nada másque un momento?’, publicado por la revista ‘El malpensante’de abril de 1998. En determinado momento hasta pensé enviar-les una copia. Me parecía que ahí podrían ellos encontrar loselementos teóricos que les permitiera salir airosos del atollade-ro en el que se habían metido.

Estaba seguro de que en aquel escrito podrían encontrar ellos laclave para trazar una estrategia más realista que la que intenta-ban aplicarle a Honduras por aquellas calendas. Terminé que-dándome quieto, con lo que –estoy seguro– ni ellos ni yoperdimos nada: yo, porque no me habrían oído; ellos, porquede haberme oído, tampoco le habrían hecho caso al realismo ypragmatismo de Kaplan.

No era necesario ser profeta para entender que Zelaya no vol-vería a la presidencia para terminar su período; para entenderque su destitución era un hecho irreversible. No obstante,Insulza, Secretario General de la OEA, llamó ‘golpe de estado’ auna destitución legítima y creyó que sí iba a ser posible reinte-grar a su valido. Para ello trabajó con un entusiasmo propio dequien ve la meta a la vuelta de la esquina. Y lo peor de todo eseesfuerzo es el mensaje implícito que conllevaba tal actividad parauna opinión mundial desprevenida: pensó que Zelaya era la


personificación o la encarnación de la institucionalidad y de lademocracia en Honduras.

¡La verdadera tragedia para la democracia hubiera sido esareentronización! Zelaya, inducido por Patricia Rodas –y ella asu vez inducida por la comparsa del ALBA: Chávez, Castro,Correa, Evo Morales, Ortega y un sector del Frente FarabundoMartí–, comenzó a recitar la cartilla del socialismo del siglo XXI,una versión tropical y subdesarrollada del comunismo del sigloXIX. Pero, al contrario de sus colegas –quienes abrevaron desdesu juventud en las ideas de Marx– Zelaya era un petimetre sinninguna formación teórica, a quien sólo servía la cabeza paraponer un inmenso y ridículo sombrero de vaquero texano.

Zelaya ingresó a la cofradía chavista del Alba atraído por el olordel petróleo barato. Una vez que hubo vendido su alma al dia-blo (Venezuela y sus satélites), comenzaron a pasarle la factura:tenía que cerrar el Congreso y citar una Constituyente; debíatomarse las Cortes; disolver los partidos históricos y fundar elPartido Único de la Revolución. La estrategia pasaba por inter-ferir el aparato electoral, encarcelar alcaldes y gobernadoresopositores, y, coronar toda esa maraña de deslegitimación per-petuándose en el poder por la vía de una pantomimareeleccionista.

Daba grima oír a Zelaya utilizar el glosario de ‘revolucionarismos’chavistas que le dictaba su canciller Rodas. Para palpar la pro-fundidad de su formación política, recordemos que en la cam-paña del 2005 se ventiló la propuesta de establecer la pena demuerte. Zelaya se manifestó ‘contrario a esa idea’ y propuso,más bien, ‘estudiar la aplicación de la pena capital’. Esa era laíndole ‘del hombre de Chávez’ en Centroamérica.

Honduras estuvo durante todo el primer semestre de 2009 encampaña electoral. La cosa fluía bien. El Partido Nacional habíaescogido como candidato a Pepe Lobo Sosa y los liberales a Elvin

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Santos (un opositor a Zelaya y al Alba dentro del partido libe-ral). Las consultas internas de los partidos fueron nítidamentedemocráticas. Pero, como los nombres escogidos por ambas agru-paciones eran un escollo para los planes de la macolla albo-chavista –que siempre ha sido antidemocrática– pusieron enmarcha un sordo proceso de saboteo de las elecciones.

Al principio, los partidos, el Congreso, la Corte, el ejército, estu-vieron dispuestos a aguantar las novelerías ‘revolucionarias’hasta noviembre de 2009, para hacer luego un relevo pacífico.Pero los socialistas del siglo XXI no saben de caminos de al-ternación y, menos, de retorno tranquilo de la oposición algobierno. Por eso comenzaron a fraguar un golpe contra laConstitución. Querían que su compadre del Alba, ManuelZelaya, se atornillara en el poder para poder ellos seguir man-dando en Honduras. Un triunfo de Lobo o de Santos era inad-misible.

Volvamos, entonces, al ensayo de Kaplan y a las ideas cuya apli-cación le hubiesen evitado a la OEA, a Obama y a la ONU, ha-cer el oso político que hicieron y al pueblo hondureño tenerque pasar por las horcas caudinas a las que lo sometieron. DiceKaplan en su ensayo –y lo demuestra con ejemplos como los deKurdistán y Afganistán–, que el humanismo, llevado a la inge-nuidad, conduce, paradójicamente, a instaurar las peores tira-nías. El empeño de la OEA, la ONU y Obama de reinstalar aZelaya para que disfrutara del poder los cuatro meses que falta-ban a su período, era un camino seguro para sumir al Hondurasen la peor violencia política. ¿Por qué? Empeñarse en recuperaruna discutible ‘legitimidad durante cuatro meses’ era poner aHonduras al borde del despeñadero de una dictadura que hu-biera durado décadas.

¿No entendía la OEA que si reintegraba Zelaya este utilizaría lafuerza para perpetuarse? ¿No entendía que una vez en el po-der, Zelaya aplicaría una política de venganzas y retaliaciones?


¿No preveía la OEA el baño de sangre, las cadenas y el sufri-miento al que someterían Chávez y sus colegas del ALBA alpueblo de Honduras para imponer su presencia hostil?

De haber triunfado la estrategia de la OEA, el socialismo delsiglo XXI hubiese achicopalado a todas las fuerzas políticas, so-ciales, económicas e institucionales; y Zelaya hubiera goberna-do como un Herodes, como un cipayo de una potencia invasora.

Hoy Zelaya y su partido chavista han regresado ya a la palestrahondureña. Su propósito es sumir al país en un estado de asam-blea callejera permanente, tipo Venezuela. Ese es el único esce-nario que consideran democrático los chavistas.

Sin la colaboración de la OEA –más bien a pesar de la OEA–;solamente con la solidaridad y apoyo de Colombia y Perú; Hon-duras tuvo elecciones democráticas. El nuevo presidente legíti-mo se posesionó en emocionante acto de masas que pocosantecedentes tiene en la historia de Centroamérica.

¿Por qué quisieron reinstalar a Zelaya y sabotear ese proceso?¿Por qué ese empeño en satanizar la gestión de un demócrata,el presidente Micheletti? Seamos generosos y pensemos que fueestulticia y no mala fe. El libro que acabamos de leer, productode una pluma reflexiva e ilustrada como es la de Ricardo Angoso,queda para la historia como constancia y enseñanza de que ju-gar con el chavismo es jugar con candela.

Ojalá los norteamericanos, y los demócratas latinoamericanosque cayeron ingenuamente en la trampa propuesta por los so-cialistas del siglo XXI, entiendan que lo único justo y razonableque podía pasar en Honduras fue lo que gracias a Dios pasó. Y,que en cambio, lo que ellos pretendieron que pasara, era unasinrazón que hubiera sumido a Honduras en el caos.

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Los presidentesEvo Morales,Hugo Chávezy Manuel Zelaya,de Bolivia,Venzuelay Honduras,respectivamente.

Manuel Zelaya junto a su ideóloga, la ex canciller Patricia Rodas.


Hugo Chávez, Patricia Rodas y Manuel Zelaya.

Recibimiento a Zelaya en Tegucigalpa tras su regreso en mayo de 2011.

Patricia Rodasdando

declaraciones alos medios.

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Cordón policial junto a la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.

Protestas en Tegucigalpa.


Resistente destruyendo mobiliario urbano.

Los efectos dejados por la “resistencia” hondureña.

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Tapando las pintadas realizadas por la “resistencia” zelayistaen un edificio histórico de Tegucigalpa.

Autobus incendiado por la “resistencia” tras los sucesos del 28 de junio.


LOS ENTREVISTADOS

Entrevistando a Carlos López Contreras en su casa de Tegucigalpa.

El autor con el canciller de Micheletti, Carlos López Contreras,y el embajador Jorge Milla.

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El autor del libo con el Defensor del Pueblo de Honduras,Dr. Ramón Custodio.

El autor del libro con el Presidente de Honduras, Porfirio Lobo.


El autor del libro, en la misión de observación electoral de las elec-ciones hondureñas de 2009, junto al ex presidente salvadoreño Calde-rón, el alcalde de la capital salvadoreña y un observador mexicano.

Este libro se terminó deimprimir en Bogotá, D.C.,en agosto de 2011.

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