CHINA Y EL APACIGUAMIENTO · El apaciguamiento de una nación en las relaciones internacionales es...

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CHINA Y EL APACIGUAMIENTO PARTE 1: Más allá de Munich: Geoestrategia y Traición Por Henry C K Liu VOS LO BAJASTE DESDE: WWW.FUTURODELMUNDO.WORDPRESS.COM El Pacto de Munich del 30 de septiembre de 1938, se ha vuelto un icono del fracaso del apaciguamiento. Lo que generalmente queda sin mencionar por muchos historiadores anglo-norteamericanos es el hecho que el Pacto de Munich, además de permitirle a Alemania anexar Sudetenland, un área de Checoslovaquia altamente poblada por alemanes étnicos, también permitió a Polonia y Hungría, víctimas eventuales del expansionismo alemán, tomar respectivamente el distrito de Teschen y partes de Eslovaquia. Munich es principalmente visto en el Oeste como un símbolo de la falta de resolución por parte de los dos grandes poderes de Europa Occidental, Gran Bretaña y Francia, para resistir al expansionismo alemán que después llevó a la erupción de una guerra Europea que rápidamente se convirtió en una guerra mundial. La mayoría de los historiadores occidentales subscriben a la vista que tenían los aliados europeos occidentales de dibujar una línea firme en la arena respaldada por una amenaza creíble de fuerza, Alemania no podría haber sido tentada por el apaciguamiento franco-británico para empujar más allá de la línea de co-existencia pacífica. Aún los hechos históricos detrás de Munich no apoyan la simplificación de este como un caso de puro apaciguamiento. Los cálculos geopolíticos jugaron un gran papel en las decisiones de Munich. El apaciguamiento de una nación en las relaciones internacionales es una política de aceptar, en lugar de resistir, la imposición ilegítima de otra nación de su expansión geopolítica agresiva o interferencia o intrusión en asuntos apaciguantes interiores de la nación o en el desarrollo de su sistema socio-económico y político indígena de maneras que sacrifican valores culturales indígenas, principios ideológicos, o intereses nacionales. En el caso de Munich, el apaciguamiento no fue cumplido sacrificando los intereses nacionales de los poderes apaciguadores sino sacrificando una tercera nación desvalida cuya opinión nunca fue buscada. El compromiso en el apaciguamiento normalmente es racionalizado por un principio alegadamente más alto de un significado no-violento de evitar la guerra. Como Henry

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CHINA Y EL APACIGUAMIENTO

PARTE 1: Más allá de Munich: Geoestrategia y Traición

Por Henry C K Liu

VOS LO BAJASTE DESDE:

WWW.FUTURODELMUNDO.WORDPRESS.COM

El Pacto de Munich del 30 de septiembre de 1938, se ha vuelto un icono del fracaso del apaciguamiento. Lo que generalmente queda sin mencionar por muchos historiadores anglo-norteamericanos es el hecho que el Pacto de Munich, además de permitirle a Alemania anexar Sudetenland, un área de Checoslovaquia altamente poblada por alemanes étnicos, también permitió a Polonia y Hungría, víctimas eventuales del expansionismo alemán, tomar respectivamente el distrito de Teschen y partes de Eslovaquia.

Munich es principalmente visto en el Oeste como un símbolo de la falta de resolución por parte de los dos grandes poderes de Europa Occidental, Gran Bretaña y Francia, para resistir al expansionismo alemán que después llevó a la erupción de una guerra Europea que rápidamente se convirtió en una guerra mundial. La mayoría de los historiadores occidentales subscriben a la vista que tenían los aliados europeos occidentales de dibujar una línea firme en la arena respaldada por una amenaza creíble de fuerza, Alemania no podría haber sido tentada por el apaciguamiento franco-británico para empujar más allá de la línea de co-existencia pacífica. Aún los hechos históricos detrás de Munich no apoyan la simplificación de este como un caso de puro apaciguamiento. Los cálculos geopolíticos jugaron un gran papel en las decisiones de Munich.

El apaciguamiento de una nación en las relaciones internacionales es una política de aceptar, en lugar de resistir, la imposición ilegítima de otra nación de su expansión geopolítica agresiva o interferencia o intrusión en asuntos apaciguantes interiores de la nación o en el desarrollo de su sistema socio-económico y político indígena de maneras que sacrifican valores culturales indígenas, principios ideológicos, o intereses nacionales. En el caso de Munich, el apaciguamiento no fue cumplido sacrificando los intereses nacionales de los poderes apaciguadores sino sacrificando una tercera nación desvalida cuya opinión nunca fue buscada.

El compromiso en el apaciguamiento normalmente es racionalizado por un principio alegadamente más alto de un significado no-violento de evitar la guerra. Como Henry

Kissinger, discutiblemente el más gran estadista en política exterior de la Guerra Fría, dijo célebremente de la política de relajación que algunos criticaron como apaciguamiento: "La Paz también es un imperativo moral."

No obstante la distorsión de post Guerra Fría del significado del término por los halcones ideólogos neo-conservadores en la administración del presidente norteamericano George W Bush, una buena voluntad para negociar no constituye en sí misma una pérdida de "claridad moral" o apaciguamiento, que es la injustificada y contra-productiva capitulación antes de o durante la negociación.

El historiador de Yale Paul Kennedy (Estrategia y Diplomacia, 1983) define apaciguamiento como

"la política de arreglo de riñas internacionales admitiendo y satisfaciendo agravios a través de la negociación racional y compromiso, por consiguiente evitando el recurso a un conflicto armado que sería caro, sangriento y posiblemente peligroso."

Mientras el apaciguamiento llevó en momentos a resultados exitosos, como en el Tratado Anglo-Irlandés de 1921, aunque no sin la tragedia de encender una guerra civil, los halcones de la guerra han usado Munich para reforzar la noción negativa de apaciguamiento como una política de fracaso. Desde Munich, el término "apaciguamiento" ha ganado un armónico descrédito en el discurso político norteamericano, como una palabra código para la debilidad moral y la cobardía política ante el mal y la auto-decepción estratégica que podría eventualmente hacer fallar la paz.

No obstante, Munich se juzga estratégicamente exitoso por algunos historiadores de geopolítica por rendir críticamente valiosos meses (1938-39) para el rearme británico. Munich también alivió la presión en Europa Occidental encauzando la expansión alemana hacia el Este. El sacrificio de Checoslovaquia a la ambición geopolítica Alemana, un desarrollo que sin embargo la alianza franco-británica no estaba en una posición oportuna de prevenir, había sido racionalizado por su efecto en el fortalecer de la subsecuente defensa de las Islas Británicas.

Todavía Alemania también pudo así empujar significativamente su poder ofensivo por el tiempo concedido, y bastante posiblemente a una magnitud mayor que los aliados, desde que Alemania no tenía ilusión sobre Munich que sea un camino a la "paz para nuestro tiempo." Más significativo, la anexión de Checoslovaquia proporcionó al militarismo alemán mucha de la necesitada aprobación en política doméstica alemana. Munich también dio a

la máquina de guerra alemana acceso a los recursos industriales checos bien-desarrollados y mejoró significantemente la posición estratégica alemana, evitando por otra parte un conflicto costoso presentado por el terreno pesadamente fortificado de la frontera checo-alemana. La ocupación alemana de Checoslovaquia también alargó la frontera de Polonia con Alemania, haciendo a la defensa polaca más vulnerable.

Munich tuvo lugar en una atmósfera anti-guerra en Europa Occidental en reacción a la matanza en masa de la Primera Guerra Mundial.

Por otra parte el miedo a la guerra evitable con Francia y Gran Bretaña también motivó al alto comando alemán, a ser aprehensivo a la temeraria valoración excesiva de Adolf Hitler de la fuerza militar alemana, para intentar moverse en varios puntos hacia la remoción del pequeño aventurero Fuehrer del poder para poner fin a su rebasada política exterior.

Cuarenta días después de Munich, animados por el apoyo popular doméstico por su sorprendente éxito, los nazis llevaron a cabo un masivo, coordinado ataque a ciudadanos alemanes de etnicidad Judía a lo largo del Tercer Reich en la noche del 9 de noviembre de 1938 y en el próximo día, que ha llegado a ser conocido como Kristallnacht o la Noche de los Vidrios Rotos. Kristallnacht fue la salva de apertura de la metódica persecución nazi de los judíos de Europa.

Gran Maniobra de Poderes para la Guerra

Aun Munich fue motivado por más que una mera anulación de la guerra. El maniobrar geopolítico por parte de Gran Bretaña y Francia era claramente también un factor importante. El Pacto de Munich siguió con los rechazos franco-británicos de dos sucesivas ofertas soviéticas (en 1934 y 1937) de formar una alianza contra Alemania en Europa y contra Japón en Asia, empujando así a la URSS a entrar en el Pacto de no-agresión soviético-alemán del 23 de agosto de 1939, menos de un año después de Munich. Desde la perspectiva soviética, Munich era un esquema occidental para girar la agresión nazi hacia el este y usar al fascismo alemán para oponerse al comunismo soviético. El Pacto de no-agresión soviético-alemán era un esfuerzo por volver las tablas contra el capitalismo liberando al fascismo contra él.

Munich convenció a la URSS que los poderes occidentales sólo estaban siguiendo una política selectiva de apaciguamiento hacia la expansión Alemana al Este y no estaban interesados en unirse a la Unión Soviética en una alianza anti-fascista promovida a través de un frente popular. Además, había preocupación sobre la posibilidad de que Gran

Bretaña y Francia se quedarían neutrales en una guerra comenzada por Alemania contra la URSS, esperando que los dos poderes belicosos Orientales pudieran desgastarse uno al otro y poner un final a ambas, la Unión Soviética bolchevique y la Alemania nazi. En este sentido, Munich fue menos una estrategia de apaciguamiento para afianzar la paz que una estrategia de la democracia capitalista Occidental de dirigir hacia el Este la guerra entre el fascismo y comunismo.

Hay también evidencia historiográfica de aclamación internacional por el apaciguamiento de Munich en el momento de la firma del pacto. Munich fue alabado por prácticamente todos los líderes Occidentales, incluso el papa Pío XI, defensor de la verdadera fe, y el presidente norteamericano Franklin D Roosevelt, defensor de la democracia liberal. El primer ministro Neville Chamberlain fue aplaudido por el público británico por haber evitado diestramente otra guerra en el Oeste a expensas del Este. Este se vio como otro ejemplo de brillante triunfo de la política exterior británica premiada por un arreglo extraordinario de práctica colateral de instigar la guerra entre el fascismo y el comunismo.

Francia paralizada por la Democracia

Francia había entrado en una parálisis de política exterior a través de la caótica democracia multipartidaria. Durante la década que lleva a Munich, los gabinetes en Francia cayeron con frecuencia enloquecedora. Un gobierno duró un solo día; otro sólo dos días.

Leon Blum se volvió el primer Premier socialista y judío de Francia el 4 de junio de 1936, e inmediatamente se volvió primero objeto del odio católico y de la derecha antisemita. El 13 de febrero de 1936, antes de volverse primer ministro, Blum fue arrastrado de un automóvil y golpeado hasta cerca de la muerte por miembros de “Camelots du Roi”, un grupo de realistas anti-semitas. Blum formó un gobierno de Frente Popular que duró un periodo inaudito de más de un año, tiempo durante cual el introdujo la semana de 40 horas, vacaciones pagas, convenios colectivos y otras reformas socialistas para los derechos obreros. Este también nacionalizó el Banco de Francia y la industria de armamentos al servicio de la nación francesa en lugar de para el beneficio del capital privado.

Sin control efectivo del capital, el resultado fue que el capital voló de Francia a un paso alarmante, que el Banco de Francia, esforzándose para detener el éxodo, tuvo que levantar la tasa de descuento ya-alta del banco central de 4% a una "tasa de pánico" de 6%. El gabinete de Blum estaba desesperadamente corto de dinero en efectivo a lo largo de su ejercicio en el cargo, dejando la mayoría de los programas socialistas sin fondos. El ministro de Finanzas Vincent Auriol devaluó el franco un 40% y pidió prestado 8 mil

millones de francos para tratar con la crisis de liquidez. El Fondo de Igualación de Intercambio del gobierno había quedado exhausto, y sólo el apoyo de Washington y Londres mantuvo el tipo de cambio del franco de caer más allá. La necesidad de apoyo financiero extranjero impidió al gobierno socialista de Blum moverse más allá a la izquierda.

El Frente Popular francés tenía una mayoría en la cámara compuesta de una coalición de socialistas radicales, socialistas y comunistas. Los comunistas solos no tenían ningún nombramiento ministerial. No obstante significados nominales, los socialistas radicales eran literalmente menos radicales que los socialistas en la política francesa. En la sesión de emergencia, los socialistas radicales y socialistas reñían sobre la política de impuestos anti-trabajo. Para tratar con la crisis financiera, el gabinete pidió a la Asamblea Nacional poderes dictatoriales sobre la economía francesa y mercados financieros durante seis semanas, a pesar del hecho que la izquierda siempre había desacreditado tales poderes "como la cuña de apertura a la dictadura fascista."

Los comunistas, con 72 votos indispensables al gabinete de Blum, al principio se negaron a avanzar pero finalmente cayeron en la línea después de asegurar la promesa del gobierno de ayudar al Frente Popular Español. Por un voto de 346-247, la cámara votó "poderes totales" por seis semanas al gabinete de Blum, pero el proyecto fue rechazado por el Senado. Blum devolvió su proyecto a la cámara, lo consiguió aprobado de nuevo antes de medianoche por un margen de 346-248, pero fue desairado de nuevo por el Senado 168-96. El gabinete de Blum renunció al próximo día, el 23 de junio de 1936, después de sólo 19 días en el cargo.

La purga política del líder soviético Josef Stalin del Ejército Rojo fue confirmada en Francia por noticias de la ejecución de mariscal Mikhail Tukhachevsky y siete generales en Moscú el 11 de junio de 1937. Las noticias afectaron profundamente la opinión política francesa, debilitando en mucho a los comunistas franceses. Reavivó la larga duda de Francia sobre si el Ejército Rojo era lo bastante bueno para hacer la de alianza militar Franco-Soviética un freno efectivo sobre Alemania, el eterno enemigo de Francia. Con el Ejército Rojo debilitado por una purga política de sus líderes profesionales más capaces, París fue forzada hacia la conciliación con Berlín, y bajo la presión de Stanley Baldwin y Anthony Eden de Gran Bretaña, rechazó las demandas comunistas de ayuda para el Frente popular Español y adoptó una política de neutralidad, que tenía el efecto práctico de ser pro-alemana.

Unos días después de las noticias de la purga en el Ejército Rojo, por primera vez desde antes de la Primera Guerra Mundial, un oficial de alto-rango alemán, el general Ludwig Beck, estaba en París para conferir con el general Marie-Gustave Gamelin del Estado Mayor General francés, para compartir el expediente del Servicio Secreto Alemán sobre desarrollos políticos en Moscú. El corresponsal veterano de París John Elliott de The Herald

Tribune informó:

"No puede haber ninguna duda que la visita del general [alemán] estaba inspirada por la Oficina Extranjera Británica, ansiosa de quebrar el eje Roma-Berlín y establecer cooperación entre Gran Bretaña, Francia y Alemania".

Como líder de oposición, Blum hizo campaña para que Francia acabara su política de no-intervención hacia la Guerra Civil Española. El 13 de marzo de 1938, Blum fue devuelto al poder como primer ministro. El inmediatamente volvió a abrir la frontera con España para permitir la ayuda militar de Francia. Blum cayó entonces bajo pesada presión de la prensa y políticos derechistas. El 10 de abril, el gobierno de Blum cayó por última vez y él fue reemplazado como primer ministro por Edouard Daladier, un líder socialista radical, con un "gobierno nacional" de centro, supuestamente por sobre los partidos políticos y hablando para la nación en conjunto. Sin ayuda, la izquierda española fue hecha añicos por el general Francisco Franco.

El gobierno nacional francés entró en existencia a poco de la anexión de Austria por Alemania nazi. Este capituló a la dirección británica en la crisis de Munich, tragó la traición de Checoslovaquia, vigiló la erupción de una "guerra farsante" sobre la invasión Alemana de Polonia, y se desplomó en marzo de 1940, casi dos años después de su formación, debido al fracaso de Daladier de ayudar a Finlandia durante su Guerra del Invierno con la URSS que duró del 30 de noviembre de 1939 al 12 de marzo de 1940. La pobre actuación de Moscú en la Guerra del Invierno dañó la imagen internacional de los soviéticos, poniendo la capacidad combativa del Ejército Rojo en una cuestión abierta, un hecho que algunos defienden contribuyó a la decisión de Hitler de lanzar la Operación Barbarossa contra la URSS el 22 de junio de 1941.

Cuando Alemania invadió Francia el 10 de mayo de 1940, Daladier huyó con otros miembros del gobierno a Marruecos bajo la falsa impresión que el gobierno continuaría en Africa del Norte Francesa. Él fue arrestado después de la capitulación de Francia el 25 de junio, juzgado por traición por el gobierno de Vichy, entregado a los alemanes, y deportado al campo de concentración de Buchenwald hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Munich fue así menos un ejemplo de aplacamiento Franco-británico para conservar la paz que un ejemplo de maniobrar geopolítico desviado formando planes de grandes poderes por la guerra.

Significado de Apaciguamiento Pre-Munich

La Enciclopedia de Relaciones Exteriores norteamericana dice "apaciguamiento" como el término usado antes de Munich: "principalmente referido a concesiones oportunas a naciones descontentas cuyos agravios tenían alguna legitimidad, en la esperanza de calmar dificultades y promover la paz y buena voluntad. Actuando desde una posición de fuerza, el poder apaciguador no fue motivado por miedo o debilidad sino por un sentido de habilidad política y una percepción que las concesiones limitadas no pondrían en peligro sus intereses nacionales vitales."

Las palabras claves para una política de apaciguamiento efectiva son "actuando desde una posición de fuerza", "no motivado por miedo o debilidad", y "que concesión limitada no pondría en peligro sus intereses nacionales vitales." Sin tales condiciones previas, el apaciguamiento hacia una voluntad insaciable beligerante es incansablemente una política de fracaso.

La historia de China de apaciguamiento positivo

China tiene una historia de eficaz de apaciguamiento positivo en sus tratos diplomáticos con pequeños estados vecinos a través de las épocas, trayendo largos periodos de paz y prosperidad al mundo chino. Todavía la caída de cada dinastía China puede remontarse a tempranas políticas de apaciguamiento.

El apaciguamiento por China dinástica estaba basado en una perspectiva de esperanza y confianza, Confuciano en su optimismo sobre la bondad humana innata, en su creencia de que las sociedades evolucionaron del salvajismo a la civilización, y que la inclusividad es un camino a la paz bajo el cielo. A lo largo de su larga historia, el apaciguamiento chino fue un movimiento para abrir el centro de la civilización a las naciones menos desarrolladas que aspiraron a unirse al avanzado sistema chino, no para cambiar o destruirlo o librarlo de su atraso.

Las tribus mongoles y manchúes conquistaron la China Han no para cambiar la civilización China sino para dominar instituciones políticas, socio-económicas y culturales chinas, porque eso era el precio codiciado de la conquista. Ellos rápidamente se volvieron achinados a través de la asimilación cultural.

Imperialismo Occidental en China

El imperialismo Occidental en China asumió un carácter fundamentalmente diferente, destructivo. Los europeos vinieron a China con un complejo de superioridad injustificado derivado estrechamente de su tecnología militarista avanzada.

El imperialismo político y económico occidental fue impuesto a punta de pistola, racionalizado por el presuntuoso imperialismo cultural, no por una innata superioridad moral. Era una propagación intercontinental del oscuro triunfo del militarismo espartano sobre la civilizada Atenas. Aunque el imperialismo occidental no buscó solo explotar a China, sino también esclavizar a la raza china, el Oeste asumió el pretexto moral de salvar a China de su alegado atraso buscando cambiarlo, aunque China tenía una civilización continua más larga que el Oeste expansionista.

Al contrario del Oeste, China ha sido predominantemente defensiva a lo largo de la mayoría de su historia, tratando de mantener fuera a los invasores bárbaros que clamaron por meterse en una civilización más avanzada, mientras que el Oeste desde que empezó la Edad del Imperialismo en el siglo 17 ha actuado como invasor agresivo que conquistó, suprimió y destruyó civilizaciones y religiones indígenas. Mientras que la Cristiandad encontró la resistencia del Islam, no encontró resistencia del Budismo, una religión de desprendimiento. La modernización fue secuestrada para significar Occidentalización, no sólo para China, sino para todo el mundo no-occidental, como descrito en mis series de “La Abducción de la Modernidad” en Asia Times en el 2003. Esta actitud insidiosa se hizo más obscena aun por el crecimiento del racismo en Europa en el siglo 19.

Apaciguamiento Chino en la Edad del Imperialismo

Diferente del magnánimo apaciguamiento histórico chino de los estados vecinos culturalmente deferentes, el nuevo apaciguamiento chino hacia la invasión bárbara Occidental del siglo 19 estaba basado en un nuevo humor de miedo, no en la fuerza moral, confuciano en su auto-satisfacción insostenible, el ciego rechazo de la realidad y la negativa a la autocrítica basada en el falso orgullo, Budista en su insistencia en la separación secular para justificar el trago de la opresión injusta en la esperanza de que incluso los bárbaros occidentales deben tener un poco de calidad redentora de decencia humana, pesimista en su creencia que la efímera superioridad tecnológica Occidental permanecería interminable, y fatalista en su conclusión que el militante imperialismo, la fase más alta del capitalismo, despreciable como este es, debe aceptarse como un nuevo orden socio-económico por falta de alternativas morales.

La única salvación racional era entonces copiar las maneras imperialistas Occidentales, para la víctima imitar al opresor. La ley del más fuerte se tuerce para significar supervivencia del moralmente incapaz. Ésta fue la respuesta de Japón a la amenaza Occidental, por un retorno a la barbarie moral. Muchos pensadores y líderes en Asia, pervertidos por el imperialismo cultural Occidental, continúan creyendo firmemente hasta el momento que lo que salió mal con Japón no era que se embarcó en un camino de Occidentalización que inevitablemente llevó a la expansión imperialista, sino que perdió la guerra de rivalidad imperialista ante el imperialismo norteamericano.

El deán de estudios Chinos en los Estados Unidos, John K Fairbank de Harvard, escribió en un artículo, "La Política de Apaciguamiento Manchu de 1843", en el Periódico de la Sociedad Oriental Americana, Vol 59, Nro 4, diciembre de 1939, pp 469-484:

Aquéllos que gustan del estudio de la China pre-Tang normalmente observan para desdeñar la innoble senilidad del tardío periodo Ch'ing [Qing]. Pero la patología política de China del siglo 19 se permite de visiones sobre la civilización china así como ciertamente una patología médica necesita medicina. Hace un siglo la Dinastía Manchu fue debilitada por la corrupción y toda quiebra, carente de hombres e ideas necesarias para una respuesta creativa al impacto Occidental.

Pero en su debilidad esta retuvo la tradición confuciana, y los burócratas que negociaron con los invasores británicos después de 1840 pensaron en términos confucianos - tanto como, de hecho, que a menos que el historiador moderno lo haga igualmente, sus maniobras diplomáticas permanecerán para confundir a él como a los primeros residentes de los puertos del tratado.

Es instructivo y patético ver los manchúes que tomando su último refugio en un sistema antiguo de relaciones humanas que no tuvo ningún significado para los bárbaros británicos y así los dominaron completamente.

Apaciguamiento Chino en Beligerancia Norteamericana

Hay signos perturbadores que las relaciones Chinas con los EEUU han estado moviéndose otra vez en la dirección de una fallida política de apaciguamiento por parte de China, haciendo concesiones a unos Estados Unidos inacabablemente descontentos cuyos agravios ideológicos no tienen legitimidad, con China que no actúa desde una posición de fuerza moral sino motivada por el miedo innecesario de perder el mercado

norteamericano, por debilidad ideológica desprovista de auto-confianza y por el engaño que las concesiones inmorales no pondrán en peligro vitales intereses nacionales chinos. Lo peor de todo, similar al fallado apaciguamiento de la Dinastía Qing, el apaciguamiento chino hacia las irrazonables demandas de EEUU solo animará la más ultrajante beligerancia norteamericana. Con tales malas condiciones previas, el apaciguamiento chino será una política de fracaso que no llevará a la paz entre China y EEUU, sino por otra parte a evitables conflictos futuros, desde que ambos lados están comprando la paz temporal mientras se preparan para la guerra del futuro.

Taiwán y la Evolución Pacífica de China

Dos problemas fundamentales resaltan el apaciguamiento chino como una política condenada al fracaso. El primero y más inmediato problema es el apaciguamiento chino a la escalada de violación norteamericana de la soberanía China interfiriendo en los asuntos interiores chinos respecto de Taiwán. El segundo y problema a largo plazo es el apaciguamiento chino por la estrategia norteamericana de cambiar a China de un sistema socialista hacia una economía capitalista de mercado a través de "evolución pacífica."

En ambos problemas, China ha hecho repetidamente concesiones apaciguantes para ilegitimar las demandas norteamericanas que ponen en peligro intereses nacionales Chinos. El tal apaciguamiento inevitablemente llevará al conflicto, incluso la guerra. Los dos problemas en los que ningún apaciguamiento puede tolerarse son:

(1) protección de la integridad territorial China

(2) conservando el sistema socialista en China.

Después de más de dos décadas - desde 1950 - de hostil política de contención norteamericana hacia China a través del aislamiento diplomático y el embargo económico de la nueva república socialista por un bloque Occidental dominado por la superpotencia norteamericana, una nueva página en relaciones de EEUU-China dio un vuelco en base a un hito del documento bilateral: el Comunicado de Shanghai de 1972, enmendado por el Comunicado de Normalización de 1978 y el comunicado del 17 de agosto de 1982. El reconocimiento y respeto de las diferencias bilaterales entre China y EEUU fue envuelto en el Comunicado de Shanghai de 1972, que declara:

Hay diferencias esenciales entre China y los Estados Unidos en sus sistemas sociales y política exterior. Sin embargo, los dos lados acordaron que los países, sin tener en cuenta

sus sistemas sociales, deben dirigir sus relaciones sobre los principios de respeto por la soberanía y la integridad territorial de todos los estados, no-agresión contra otros estados, no-interferencia en los asuntos interiores de otros estados, igualdad y beneficio mutuo, y co-existencia pacífica. Las disputas internacionales deben establecerse sobre esta base, sin acudir al uso o amenaza de fuerza. Los Estados Unidos y la República Popular de China [PRC] están preparados para aplicar estos principios a sus relaciones mutuas.

La política norteamericana sobre Taiwán ha violado de forma consistente e incesantemente los principios de respeto por la soberanía y la integridad territorial de China y ha interferido en sus asuntos interiores.

La Guerra Fría base del acercamiento EEUU-China

Para los Estados Unidos, el acercamiento hacia China era una conveniencia geopolítica en su contención a la expansión soviética en un contexto de Guerra Fría. Algunos en círculos políticos norteamericanos en 1972 anticiparon la disolución de la URSS. Los avances en las relaciones EEUU-China prior al final de la Guerra Fría eran directamente para progresar en la distensión EEUU-URSS. Aún el progreso en la distensión aumentó el incentivo y perspectiva de una acción militar preventiva soviética contra China. Esta perspectiva fue detenida a su vez por advertencias norteamericanas a la URSS sobre la respuesta norteamericana contra tales ataques. La inminente perspectiva de confrontación militar chino-soviética posibilitó que las diferencias ideológicas fundamentales entre EEUU y China fueran apartadas temporalmente en un contexto geopolítico primordial en que una China fuerte independiente de la influencia soviética era considerada por estar en el interés nacional norteamericano.

El concepto geopolítico de orden internacional del consejero de seguridad norteamericano Henry Kissinger (luego y concurrentemente Secretario de Estado) requería una China fuerte e independiente para prevenir al expansionismo soviético de aislar a EEUU en un no querido estado guarnición - "Fortaleza América" - como los EE.UU. habían hecho dos veces en el siglo 20 que resultó en dos guerras mundiales. El presidente Richard Nixon fue convencido que después de la Revolución Cultural (1966-76), China no era más una amenaza ideológica para los EEUU y que la necesidad de aislarlo de los foros internacionales por miedo de ser modelo de incitación a la revolución mundial sería eclipsado por la necesidad de un equilibrio-de-poder geopolítico. La necesidad del capitalismo Occidental de un nuevo gran mercado Chino no era el objetivo central.

El enfoque de EEUU-China y las advertencias norteamericanas contra un ataque soviético preventivo a China, también se vieron como necesarias para aliviar a otros países en Asia de preocupaciones sobre la distensión EEUU-Soviética, convirtiéndose en un condominio

bilateral global de superpotencias, con una intriga EEUU-Soviética contra China como pieza central. Así las relaciones calientes de EEUU-China en la última fase de la Guerra Fría habían sido motivadas principalmente externamente, como el calor actual de las relaciones EEUU-China es motivado externamente por "la guerra al terrorismo." De EEUU.

Históricamente, la Política de Puerta Abierta de John Hay (secretario de estado norteamericano 1879-81), diseñada contra los poderes Europeos que dividían China en esferas de influencia, seguía tácitamente siendo un principio en política norteamericana hacia China con respecto a las intenciones soviéticas a finales del siglo 20. China era parte de la continuación del Gran Juego de rivalidad entre Rusia y el Oeste que data desde antes de la Primera Guerra Mundial. Estaba en el interés nacional norteamericano neutralizar cualquier perspectiva de China de ser dominada por un poder europeo, como la URSS. Para abreviar, la política americana hacia China había sido meramente una astilla del gran plan geopolítico de los Estados Unidos en la Guerra Fría. Está claro que China re-surgirá como enemigo Nro 1 de EE.UU. en cuanto "la guerra al terrorismo" decaiga, con tal de que Rusia no recobre su estado de superpotencia.

Documentos norteamericanos desclasificados revelan que Nixon secretamente hizo concesiones específicas al líder chino Mao Zedong en la cuestión de Taiwán más allá del texto del Comunicado de Shanghai del 28 de febrero de 1972. Nixon se empeñó para "trabajar activamente hacia" y completa "normalización total" de las relaciones diplomáticas entre EEUU-RPC para 1976. Él también prometió no apoyar ninguna acción militar taiwanesa contra el continente o cualquier movimiento de independencia taiwanés e impedir a Japón o a cualquier otro tercer país instalarse en Taiwán dado que la presencia norteamericana fue reducida. Nixon falló en entregar sus concesiones geopolíticas a Mao cuando el fue obligado a renunciar para evitar la acusación sobre el escándalo de Watergate que no estaba relacionado a la oposición doméstica de su enfoque a China.

Según un memorándum norteamericano altamente-confidencial, ahora desclasificado, de una conversación mantenida con Mao el 18 de febrero de 1973, en Zhongnanhai, la oficina principal gubernamental en Beijing, Kissinger dijo al líder chino:

"Nuestro interés en comerciar con China no es comercial. Este es establecer una relación que es necesaria para las relaciones políticas que ambos tenemos".

Mao aceptó esta confesión sincera como precisa. Así el comercio desde el principio del acercamiento EEUU-China fue visto como un lubricante de objetivos geopolíticos.

Después del final de la Guerra Fría, la relación causal se ha invertido. La geopolítica es vista ahora como un fundamento para reforzar objetivos de libre-comercio en un nuevo régimen neo-liberal globalizado dominada por los Estados Unidos. Esto es lo que Bush quiso decir cuando él afirmó en un discurso el 7 de mayo de 2001,

"el comercio Abierto no es solamente una oportunidad económica, es un imperativo moral... Y cuando nosotros promovemos comercio abierto, nosotros estamos promoviendo libertad política".

Así no es sorprendente que con la disolución de la Unión Soviética en 1991, las relaciones EEUU-China, desprovistas de su apuntalamiento geopolítico, avancen torpemente sin objetivos hasta la emergencia de globalización neo-liberal. La relación que empezó en 1972 de una preocupación estratégica común con expansionismo soviético basada en condiciones geopolíticas fue alterada fundamentalmente con la disolución de la URSS.

Política Exterior Norteamericana Transformadora

La política norteamericana en China ha asumido el objetivo de política exterior transformadora, apuntando a transformar a China socialista usando a Taiwán capitalista como un modelo. EEUU mira el eventual retorno de Taiwán a China como un camino pacífico de reemplazar el socialismo con capitalismo en el continente chino, y de transformar al Partido Comunista Chino gobernante (CCP) fragmentándolo en varios partidos social-demócratas de estilo europeo. Toda la charla sobre la necesidad de fortalecer el gobierno de la ley a través del establecimiento de una magistratura independiente, llevando a cabo reformas monetarias a través de un banco central políticamente independiente y la necesidad de un ejército independiente implica independencia del control del partido. Es toda la parte de la visión norteamericana de transformación.

Irónicamente, tal charla desviada de reforma para reforzar el desarrollo económico y político chino, disfruta del apoyo sustancial de muchos neo-liberales chinos entrenados en EEUU vueltos a China, incluso dentro de la Escuela Central del Partido del CCP.

Violaciones norteamericanas del Comunicado de Shanghai

Las bases importantes de relación normal entre EEUU y China como estipuladas en el Comunicado de Shanghai, a saber los principios de respeto de soberanía e integridad territorial de todos los Estados, y no-interferencia en los asuntos interiores de otros estados, no ha sido observada por los Estados Unidos sobre el problema de Taiwán. Lejos de llevar a la paz, el apaciguamiento chino en el problema de Taiwán llevará inevitablemente a la guerra, dado que ningún gobierno en China puede sobrevivir la prolongada separación de Taiwán que se solidifica en un statu quo perpetuo de interferencia extranjera. Y un gobierno que tolera la extensión interminable del statu quo en Taiwán lo hace a su propio peligro.

Para un relato detallado de tales violaciones norteamericanas a la soberanía China y a los acuerdos bilaterales, vea mi serie de 10 capítulos – EEUU-China –en Asia Times Online: La Demanda por Paz.

Palomas Comerciales versus Halcones de Seguridad

La confrontación en la arena triangular EEUU-China-Taiwán se ha vuelto un conflicto entre las palomas de comercio y halcones de seguridad en los tres lados. En realidad, ninguna venta de armas norteamericanas a Taiwán, cuantitativa o cualitativa, puede reforzar la seguridad a largo plazo de la isla. El comercio nunca ha prevenido la guerra. El comerció de EEUU con Japón y Alemania estaba arriba al día del ataque japonés a Pearl Harbor, Hawaii. Lo que hace a China pensar dos veces sobre recuperar Taiwán por la fuerza es el análisis de costo-beneficio de la perspectiva de un conflicto militar directo con los Estados Unidos sobre Taiwán. Si la estrategia norteamericana en Asia requiere la perpetuación del statu quo en Taiwán, entonces una ofensiva militar China para lograr la reincorporación de Taiwán simplemente sería una cuestión de conclusión de perjurio.

Distorsión Neo-liberal de “Un País, dos Sistemas”

La política de "un país, dos sistemas" (OCTS), originalmente ideada por el liderazgo chino durante la fase final de la Guerra Fría para los términos de reincorporación de Taiwán, se ha vuelto, una pieza central del apaciguamiento chino. OCTS se aplicó convenientemente a Hong Kong en 1997 como fórmula para su retorno a China del gobierno colonial Británico. Para Hong Kong, OCTS tenía un tiempo límite de 50 años. Para Taiwán, OCTS no tiene ningún límite de tiempo. Los dos sistemas en OCTS se refieren a los sistemas socialistas y capitalistas en un sentido estrictamente económico, aunque se toleran concesiones en Hong Kong para una infraestructura socio-político-legal neo-liberal juzgada requisito para el funcionar viable de una economía de mercado.

OCTS asume una relación no-adversario entre los dos sistemas económicos separados por la geografía. Esto es una asunción incierta. Bajo OCTS no se espera que Hong Kong sea una base política anti-China, ni es el capitalismo del mercado esperado para funcionar para la caída del socialismo en el continente. Ninguna de estas expectativas se ha cumplido enteramente en la década desde que Hong Kong se devolvió a China en 1997.

Un aspecto de la política de OCTS que ha estado convenientemente bajo énfasis por los neo-liberales es que el acuerdo de los "dos sistemas" implica que el socialismo seguirá siendo el sistema operativo en el continente, y las políticas de China de reforma y abrirse al exterior no incluye objetivos anti-socialistas. Muchos partidarios neo-liberales de OCTS están de hecho silenciosa y abiertamente trabajando por "un país, un sistema" - el sistema capitalista, con apoyo directo norteamericano. Esta es la condición pre-requisito bajo la cual EEUU le permitirá a China recuperar Taiwán.

No está claro totalmente que el apaciguamiento en la distorsión del principio de OCTS tenga impactos positivos redentores en el desarrollo sustentable de la economía en China, o en la incorporación de Taiwán a la soberanía china. El régimen taiwanés ha rechazado de forma consistente el principio de OCTS como una base para la reincorporación a China. Por otro lado, OCTS ha sido torcido por los Estados Unidos para legitimar la ley de Relaciones de Hong Kong y la ley de Relaciones de Taiwán (TRA), dos piezas de legislación norteamericana en las que EEUU descansa para interferir abiertamente en los asuntos interiores de China. Los TRA proveen más allá la base legal de las provocativas ventas de armas norteamericanas a Taiwán.

A pesar del hecho que el principio de OCTS permite al Taiwán mantener su sistema político y económico, incluso su ejército como unidad local de defensa, Taipei se ha aprovechado del crecimiento del imperialismo moral norteamericano para consolidar el compromiso de Washington de ayudar a defender un sistema democrático y capitalista en Taiwán en el evento que su ofensiva política hacia una perpetua separación de facto o peor, independencia formal de jure podría provocar un conflicto militar con el continente.

Oficialmente, no hay ningún tal compromiso norteamericano, pero el régimen bancario actual en Taipei en la hegemonía norteamericana post Guerra Fría, para llevar a cabo su propia persecución de objetivos separatistas que EEUU no puede apoyar oficialmente, pero que tácitamente tampoco desaprueba con tal que sirva al interés geopolítico norteamericano refrenando la potencial extensión de poder chino en el Océano Pacífico.

La Ley de Relaciones Taiwán

La TRA, ley pública 96-8 de EEUU del 10 de abril de 1979, que entró en existencia como un contrapeso anti-China a la normalización norteamericana con la PRC, es una ley doméstica norteamericana diseñada para aplacar la intransigencia derechista hacia China comunista en política doméstica norteamericana. Como ley norteamericana, el TRA lleva una autoridad legal que excede los tres comunicados oficiales diplomáticos, que son expresiones diplomáticas de entendimiento entre dos estados que no llevan autoridad legal doméstica - sólo obligaciones diplomáticas. Las sucesivas administraciones norteamericanas han basado las políticas norteamericanas en China y Taiwán como definidas por los tres comunicados oficiales bilaterales, modificados por el TRA.

Había un tiempo cuando China se negó a relaciones diplomáticas con cualquier gobierno que mantuviese relaciones oficiales con el régimen taiwanés, y relaciones de comercio con compañías que comerciaron con Taiwán. Tales políticas de principio han sido todas abandonadas por el apaciguamiento chino.

EEUU celebra el crecimiento espectacular de la inversión taiwanesa en el continente como una señal positiva que la estrategia de transformar el socialismo chino en capitalismo taiwanés tiene éxito.

La TRA, con una garantía legal de ventas futuras de armas a Taiwán, fue promulgada por un margen por ambas cámaras del Congreso. La TRA es evidencia concreta que la actitud anti-China en el Congreso norteamericano es sólida y obstinada, a pesar de la flexibilidad geopolítica relativa por parte de las ramas ejecutivas sucesivas del gobierno norteamericano, no resistiendo lo que se supone que el presidente es el comandante en jefe en política exterior. El idioma del TRA en la defensa de Taiwán contradice posiciones norteamericanas declaradas en los tres comunicados oficiales. La TRA asigna en un armazón legal una relación de seguridad mucho más cercana con Taiwán que la contemplada por los tres comunicados oficiales.

La TRA establece una continua relación entre EEUU y Taiwán en una base cuasi-oficial para “preservar y promover extensivas, cercanas y amigables relaciones comerciales, culturales y otras” - cortas de reconocimiento oficial. Incluso el intercambio de visitas por altos oficiales gubernamentales entre Taiwán y EEUU es ahora tolerado rutinariamente por el apaciguamiento chino, acoplado por protestas sin sentido.

La TRA también declara que EEUU considera que "cualquier esfuerzo por determinar el futuro de Taiwán por otro medio que no sea pacífico, incluso los boicots y embargos, son una amenaza a la paz y seguridad del área del Pacífico Occidental y de grave

preocupación para los Estados Unidos."

Sin embargo, las leyes domésticas no son aplicables más allá de la jurisdicción norteamericana. Para China, la TRA es una ley norteamericana que ilegalmente impone la extra-territorialidad en el territorio chino y un desafío directo a la soberanía china. Todavía el principio OCTS le da un pretexto torcido a EEUU para levantar el compromiso oficial chino de "dos sistemas" en Hong Kong y Taiwán, debilitando la carga de interferencia norteamericana en asuntos interiores chinos. El costo del desafío norteamericano a la soberanía china definitivamente pesa más que los beneficios económicos de OCTS a China.

Trabados en una Huella de Colisión a Largo Plazo

Los intereses de los Estados Unidos y China están trabados en una huella de colisión a largo plazo por la perdurable hostilidad de EEUU hacia el comunismo, a pesar del alivio temporal traído por la obsesión norteamericana con su "guerra al terrorismo."

El continúo antagonismo norteamericano hacia China socialista en general y la política anti-China en el problema de Taiwán en particular, reforzará la perspectiva de China que concluye que la guerra con los Estados Unidos es finalmente inevitable. Escalada de contactos oficiales gubernamentales y militares entre EEUU y Taiwán son vistos por China como violaciones directas de los tres comunicados. La referencia del presidente Bush a Taiwán como “la República de China" en una conferencia de prensa después de su inauguración en 2001 fue innegable y decididamente provocativa.

Por otro lado, el apaciguamiento excesivo por parte del liderazgo chino hacia la beligerancia norteamericana sólo reforzó la noción del antiguo secretario de estado norteamericano George Shultz de una China desvalida sin opciones, causando a EEUU empujar sus aun más duras prolongadas políticas anti-China. El peligro de cálculo erróneo en ambas capitales continúa siendo muy real, hecho más así por el continuo apaciguamiento chino. Ningún gobierno chino puede sobrevivir la independencia de Taiwán, ni lo puede la paz en Asia o incluso en el mundo. Si Taipei debe declarar la independencia, y algunos han hecho pensar en las Olimpiadas de Verano de Beijing del próximo año como una ventana de oportunidad, la Ley Anti-Secesión recientemente promulgada de China y la Ley de Relaciones de Taiwán norteamericana chocarían de frente y les obligaría a los dos gobiernos que acudieran a las soluciones militares como materia de ley doméstica.

Así como Washington ignoró, al detrimento de todos, los mensajes repetidos de China sobre su intención para entrar en la Guerra Coreana en 1950, las fuerzas norteamericanas deberían acercarse a la frontera china, el problema de Taiwán se está formando a ser una tragedia potencial de cálculo erróneo. La perspectiva de cálculo erróneo es aumentada por el apaciguamiento chino que anima a realizar una escalada de beligerancia norteamericana. La solución ideal es una solución pacífica, que no puede ocurrir sin el retiro norteamericano de interferir con asuntos interiores chinos. Pero no hay ninguna duda que un conflicto militar debe volverse necesario debido al cálculo erróneo norteamericano, China lo usará, sin tener en cuenta el costo.

La política norteamericana en Taiwán ha estado basada en un aventurerismo en el desafío de esta perspectiva, animado por pronunciamientos de apaciguamiento de paciencia china, tales como que China podría esperar pacientemente 50 años por la recuperación final de Taiwán, una declaración que podría convertirse en una predicción fácilmente.

Tal cálculo erróneo basado en el apaciguamiento llevaría a un conflicto militar sin ganadores. El Partido Comunista Chino no puede sobrevivir con un Taiwán separado durante otros 50 años. China, tratando con una escalada provocación norteamericana, puede aprender lecciones de la manera en que el presidente norteamericano John F Kennedy manejó la crisis de proyectiles de Cuba con resolución inequívoca, en lugar del apaciguamiento, para prevenir una confrontación nuclear innecesaria con la Unión Soviética.

Previniendo el Cálculo Erróneo de EEUU sobre Taiwán

La manera de prevenir cálculo erróneo norteamericano sobre Taiwán es a través de la resolución China creíble de peligroso apaciguamiento hacia la continua interferencia norteamericana en los asuntos interiores chinos y violación de EEUU de la integridad territorial china. China necesita hacerlo claro que no alberga ninguna intención ofensiva hacia los Estados Unidos y no usará la fuerza para desafiar intereses norteamericanos en Asia y en otra parte del mundo. Pero China debe hacer claro a EEUU que no tolerará una violación continua de integridad territorial china bajo ningún pretexto.

La nueva ofensiva diplomática pacífica del liderazgo chino está fortaleciendo los lazos bilaterales con la Unión Europea, Japón, Australia, Rusia, Egipto, Arabia Saudita, Irán, Venezuela, India, y Latino América y naciones africanas. Los políticos norteamericanos necesitan comprender que sus políticas anti-China están perdiendo apoyo de la mayoría del mundo, incluso entre los aliados más antiguos.

China debe tomar el alto camino para mejorar lazos bilaterales con Japón e India, sus dos vecinos mayores en Asia, con apaciguamiento magnánimo si fuese necesario. Particularmente en el caso de Japón, permitir disputas prolongadas sobre agravios históricos para prevenir el fortaleciendo positivo de las relaciones bilaterales y sociedades estratégicas es contra producente. El reciente descongelamiento en las relaciones chino-japonesas es una tendencia positiva que necesita ser mantenida en huella. El nuevo acercamiento adoptado por el Presidente Hu Jintao y el Premier Wen Jiabao en contestación al contacto amistoso del Primer Ministro Shinzo Abe es altamente favorable.

Semejante, permitiendo las condiciones históricas de Taiwán y las políticas norteamericanas anticuadas para estorbar una relación constructiva entre China y los Estados Unidos es perder el futuro en persecución del pasado. Para China seguir un curso de desarrollo económico doméstico y adoptar una política de promover paz y estabilidad, el problema de Taiwán tiene que ser primero estable. El retraso extenso solo aumentará el costo final y hará la resolución pacífica más improbable.

Taiwán y Corea del Norte

Las situaciones de Taiwán y Corea del Norte son dos peligrosos puntos militares en la compleja y desafiante política exterior y de defensa de EEUU que enfrenta en la región de Asia-Pacífico.

El tema nuclear de Corea del Norte no puede resolverse sin cooperación china. Mientras es obvio que la des-nuclearización de la Península Coreana está en el interés de todos, ambos problemas, Corea y Taiwán tienen su origen en la intervención norteamericana en la guerra civil coreana. El que ató el nudo debe ser el que lo desate. La intransigencia en Taiwán rendirá la intransigencia en Corea del Norte.

Cerco militar norteamericano de China

Militarmente, los extensos despliegues de fuerzas norteamericanas en Asia están cercando estratégicamente a China. Las bases norteamericanas en Corea del Sur, Okinawa, Guam y Diego García, junto con las tropas de EEUU en Afganistán y otros países de Asia Central, forman un anillo de presencia militar de EEUU a lo largo de todos menos el flanco norte de China. Este modelo de cerco norteamericano empujará a China a buscar una alianza de seguridad con Rusia, que está preparando su propia respuesta militar según informes recibidos del polémico nuevo sistema de defensa anti-misiles en construcción en ex

estados soviéticos en Europa Oriental que podría chispear una nueva carrera armamentista. EEUU planea montar una alianza de defensa de misiles con Japón, Corea del Sur y Taiwán, que fortalecerán el incentivo para una nueva cooperación de defensa chino-rusa.

Las poderosas fuerzas de tarea navales norteamericanas en aguas internacionales alrededor de China, permiten a los Estados Unidos cortar a voluntad los embarques vitales de petróleo y gas a China, como una vez lo hizo a Japón, lo cual llevó al ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Para oponerse a esta amenaza, China ha estado expandiendo su arsenal de cada vez más precisos misiles balísticos y de crucero y aviones bombarderos de largo alcance, para complicar la potencial intervención norteamericana en los mares territoriales chinos.

También, el acuerdo nuclear entre EE.UU.-India de 2005 apunta abiertamente a contener a China y despertará predeciblemente una contra-medida china.

El Problema de Transparencia

Hay una incesante queja norteamericana acerca de la alegada falta de "transparencia" de China en su modernización de la defensa. Todavía los informes anuales en la postura y capacidad del ejército de China emitido por el Departamento de Defensa norteamericano ha puesto claramente todos los posibles escenarios de conflicto con China, varios orillando en la fantasía.

La postura de defensa china es en realidad bastante simple y transparente y puede resumirse en unas palabras. Esta apunta a defender la integridad territorial de China, con enfoque especial en Taiwán y contra las amenazas de embargo por cualquier poder extranjero y poseer una disuasión creíble contra primeros golpes nucleares. En contraste con EEUU, China no tiene una red global de bases militares de ofensiva.

Cooperación EEUU-China en “la guerra al terrorismo”

Estados Unidos reclama que China puede cooperar más en la lucha global contra el terrorismo. Sin embargo el tipo de terrorismo enfrentado por cada país es diferente.

El terrorismo enfrentado por China se relaciona principalmente al secesionismo minoritario, patrocinado y apoyado por Washington hasta después de los ataques terroristas en la patria norteamericana el 11 de septiembre de 2001, mientras el terrorismo enfrentado por los Estados Unidos se relaciona a décadas de hegemónico abuso norteamericano lejos de su propia patria.

China empeñó u$s 150 millones en ayuda de la reconstrucción a Afganistán y 25 millones a Irak. Estas donaciones fueron bienvenidas por los EEUU. Más allá, EE.UU. está presionando a China para perdonar 7 mil millones en deuda iraquí debidas a compañías del estado chino antes de la invasión norteamericana de Irak en 2003.

Pero no está nada claro por qué el apoyo Chino a "la guerra al terrorismo" norteamericana reforzará la propia seguridad nacional de China, o su participación en un nuevo orden mundial. De hecho, esto solo expondrá a China a nuevas amenazas innecesarias.

El Peligro de la “Evolución Pacífica”

Aunque la contención militar norteamericana de China todavía está creciendo a través de continuos adelantos en tecnología militar y de maquinación norteamericana de alianzas regionales anti-China, el peligro real para China y la paz en Asia no es la invasión militar por Estados Unidos, sino una ingeniería norteamericana de "evolución pacífica" de China socialista hacia el capitalismo.

Los hechos históricos y condicionamiento cultural confirman que China no puede disfrutar de paz, prosperidad y armonía sin una sociedad socialista. La nueva política de China para construir una sociedad armoniosa esta basada en la preservación de justicia e igualdad socialista.

La caída política del régimen Kuomintang (KMT) de 1949 de 50 años de antigüedad, a pesar de la victoria en la guerra contra el imperialismo de Japón y el apoyo masivo post guerra de EEUU en la forma de dinero y armas, es la última evidencia de esta edad-vieja trivial. El KMT falló porque abandonó sus raíces socialistas revolucionarias después que el control del partido fue cooptado por el ala derechista capitalista, adoptando para la nación un sistema económico de capitalismo de libre-mercado centrado en Shanghai, muy similar a lo que EEUU está promoviendo de nuevo para China hoy. Si el CCP sigue el mismo camino como el KMT, este inevitablemente perderá el apoyo de las masas y terminará con el mismo destino. La revolución no es una fiesta banquete para permitir a un grupo

pequeño de personas volverse ricos a expensas de la mayoría.

La legitimidad de la dirección política de la República Popular de China por el CCP descansa en el compromiso del CCP a los principios socialistas para proteger y reforzar los intereses de los campesinos chinos que constituyen más del 80% de la población. La democracia socialista es un sistema político que prohíbe como inconstitucional cualquier resultado electoral que viola principios socialistas, como el reavivamiento de capitalismo, así como la democracia republicana prohíbe el reavivamiento electoral de la monarquía absoluta.

La Trampa de la Participación

El ex Secretario de Estado diputado norteamericano Robert Zoellick propuso en un discurso en Nueva York el 21 de septiembre de 2005, que los Estados Unidos caminan a los esfuerzos para hacer un "participante responsable" a China en el sistema internacional. Él reportó desde Beijing el 25 de enero de 2006, que el concepto de "participación" que él inicialmente había proporcionado "el sentido de dirección" para el desarrollo de relaciones de EEUU-China y que él fue agradado por ver que su concepto generaba viva discusión en los círculos políticos Chinos, poniendo una nueva norma para las dos naciones trabajar juntas en problemas globales en una gama amplia de temas que incluyen lazos bilaterales, comercio y economía, cooperación energética, y los problemas nucleares de la Península Coreana e Irán.

El Comité Nacional de Relaciones EE.UU.-China es una organización norteamericana que se ha transformado desde el final de la Guerra Fría de una liberal, defendiendo el trato con China socialista aceptándolo a esta como esta fuera un centro de comando neo-liberal de "evolución pacífica" abogando para transformar a China en una democracia de mercado. Su anterior presidente, David M Lampton, define "participación" como implicando que EE.UU. ve a China como un miembro igual e importante en el sistema internacional actual que debe compartir un interés en el mantenimiento de ese sistema. Sólo un tonto creerá que EEUU y China mantienen igual participación en el sistema internacional existente.

La actual presidente del Comité Nacional es Carla Hills, ex representante de comercio de EEUU bajo el presidente George H W Bush. Hills comparte un informe recientemente publicado patrocinado por el Council on Foreign Relations, un grupo independiente de investigación privado basado en Nueva York. El otro que comparte el informe - silla es el almirante retirado de cuatro estrellas Dennis Blair, ex comandante de la Flota del Pacífico norteamericana, y ex presidente y funcionario ejecutivo del Instituto de Análisis para la Defensa, un centro de la investigación fundado federalmente y un partidario ferviente del

ejército taiwanés. El informe concluye que China

"sólo puede tomar y mantener Taiwán si puede ganar y sostener el control del espacio, aire y aguas alrededor del Taiwán - una tarea difícil sin la intervención norteamericana, y casi imposible si los Estados Unidos deben intervenir en una guerra China-Taiwán", y que "China también está desarrollando estrategias para proteger sus crecientes intereses globales, la mera existencia de lo cual propone desafíos para los EEUU".

El informe ignora repetidas advertencias Chinas que la intervención norteamericana en una renovada guerra civil china sobre Taiwán no permanecerá una guerra limitada.

El presidente del Comité Nacional desde el 1 de mayo de 2005, ha sido Steve Orlin, ex banquero de inversión con extensos intereses financieros en China y presidente de una compañía de comunicaciones de banda ancha en Taiwán. La agenda del Comité Nacional de "evolución pacífica" de China es vivamente transparente.

El equipo de política exterior China bajo el presidente norteamericano Bill Clinton, liderado en su primer término por el secretario de estado Warren Christopher, fue pro-activo sobre promover derechos humanos y democracia para China, mientras Clinton estaba preocupado con problemas domésticos. El confirmación oyendo a Christopher, él declaró formalmente la política norteamericana como buscar para facilitar la "evolución pacífica" en China de comunismo a democracia capitalista, en violación directa del Comunicado de Shanghai de no-interferencia en los asuntos domésticos de otro país.

Winston Lord, como secretario auxiliar para Asia Oriental y el Pacífico, fue extenso incluso y defendió una política de vinculación de progreso de derechos humanos en China al refrenamiento norteamericano en Taiwán. Clinton y el consejero de seguridad nacional Anthony Lake, en contestación a la política doméstica norteamericana, reintrodujeron lo que algunos críticos etiquetaron como imperialismo moral en política exterior norteamericana.

EEUU no acepta Socios Iguales

Estados Unidos no ve a ninguno de sus aliados estratégicos como socios iguales, ni el Reino Unido, ni Japón, y no Alemania, dejando solo a Corea del Sur. Aquéllos que esperan que una China apaciguada sea tratada como un socio estratégico igual por los EEUU están

padeciendo una ilusión narcisista de grandeza.

Thomas Christensen, el actual diputado norteamericano de la secretaria para el Este Asiático y Asuntos del Pacífico, testificó ante la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de EE.UU.-China el pasado del 3 de agosto que

"es importante notar que el anterior diputado secretario Zoellick no dijo actualmente que China es el participante global responsable que él previó. Más bien, Zoellick dio énfasis a que la política de EEUU debe enfocar en instarle a China que se vuelva un participante global responsable. Ésta es de hecho la cosa difícil de la política norteamericana hacia China hoy, una política que combina compromiso activo para aumentar al máximo áreas de interés y cooperación común, junto con un reconocimiento de que EE.UU. necesita mantener capacidades regionales fuertes en caso que China no se mueva en el futuro a un camino consistente con intereses de EEUU."

En otras palabras, jugar según las reglas de EE.UU. o enfrentar la guerra.

Sin embrago como la relación norteamericana con China continúa expandiéndose, Washington busca animar a China a unirse en acciones que se diseñan para fortalecer y apoyar el sistema global norteamericano que ha fallado para proveer paz, seguridad y prosperidad a mucho del mundo. Apostando su futuro en el correr furiosamente a la globalización y al sistema global derrumbándose de máxima explotación, China corre el riesgo de ser una rata que aborda una nave que se está hundiendo.

Luego: La facción de aplacamiento de China

Henry C K Liu es presidente de un grupo de inversiones basado en New York.

CHINA Y EL APACIGUAMIENTO

PARTE 2: No mucho crecimiento e incluso menos Paz

Por Henry C K Liu

PARTE 1: Más allá de Munich: Geoestrategia y Traición

Para escenificar la visita a Norteamérica de Abril de 2006 del presidente Hu Jintao, el número de Foreign Affairs de Septiembre/Octubre de 2005 publicó como su artículo de primacía "China, crecimiento pacífico hacia un status de gran poder", por Zheng Bijian, presidente del influyente Foro de Reforma China. El término "crecimiento pacífico" describe una política de sacar a China de la pobreza abrazando la globalización económica y mejorando las relaciones con el resto del mundo, mientras que el desarrollo continuado de China depende en y delante de la paz mundial reforzada. Zheng escribió que "la opción estratégica más significativa que los chinos han hecho fue abrazar la globalización económica en lugar de separarse de esta".

Mientras "crecimiento pacífico" (heping jueqi) ha sido reemplazado subsecuentemente por "desarrollo pacífico" (heping fazhan) en el papel blanco oficial soltado por la Oficina de Información del Consejo Estatal Chino en diciembre de 2005, la reciente invitación norteamericana a China para volverse un "participante responsable" en el sistema internacional dominado por EE.UU. y el unipolar orden mundial post Guerra Fría diseñado por los EEUU, ha dado nueva energía ideológica a la facción del apaciguamiento en los círculos políticos chinos.

Es irónico que China esté apresurándose a unirse al juego de la globalización cuando el libre comercio neo-liberal está encontrando ruidosa resistencia en todas partes, incluso en la política doméstica norteamericana. Tal resistencia ha sido generada por el desequilibrio estructural creado por el retorno excesivamente alto para el capital transnacional derivado de los estancados bajos sueldos, impuestos globalmente sobre la mano de obra. La reclamación ganar-ganar de la globalización se ha revelado a sí misma como una broma gigante.

Mientras necesariamente no es un movimiento malo para China estar involucrada con la globalización, es necesario para China ponerse al frente al reordenar los desiguales términos de comercio en la actual globalización económica para proveer un campo nivelado para la mano de obra, no solamente en China, sino a lo largo de todo el mundo, incluso en las economías avanzadas.

Los beneficios de la creación de riqueza del comercio global han sido disipados por una mala distribución. El mundo entero está ahora gritando por un nuevo orden mundial económico en el que el crecimiento beneficiará al pobre y no sólo al rico, ambos entre los individuos dentro de una economía y entre las economías de riqueza y desarrollo desigual.

Zheng Bijian reconoce que el rápido desarrollo de China desde 1978 ha sido "estrecho y

desigual". El usa este hecho para defender por qué China no es una amenaza para la paz, de los EEUU, o de cualquier otro gran poder. Desgraciadamente, el opuesto es probable: a menos que el desarrollo económico en China empiece a producir más amplia y basada igualdad, la resultante inestabilidad socio-política amenazará la paz en el mundo. Los últimos 27 años de reforma y crecimiento, Zheng escribió en su artículo en 2005, mostró al mundo

"la magnitud de la fuerza de mano de obra de China, creatividad y poder adquisitivo; su

compromiso para el desarrollo; y su grado de cohesión nacional". Zheng afirmó que "una vez que todo el potencial de la fuerza de trabajo China sea movilizada, su contribución al mundo como motor de crecimiento será sin precedentes".

Esto es verdad. Pero la clave es un rápido, agudo crecimiento en los ingresos del obrero, lo que desgraciadamente el comercio neo-liberal global esta estructurado para prevenir por todas partes, particularmente en las economías exportadoras. Zheng también calcula debidamente que

"el crecimiento económico solo, no proporciona un total cuadro del desarrollo de un país. China tiene una población de 1.3 mil millones. Cualquier pequeña dificultad en su desarrollo económico o social, propagado sobre este inmenso grupo, podría volverse un problema grande. Y la población de China todavía no ha llegado a su pico; no se proyecta que decline hasta que alcance 1.5 mil millones en 2030. Es más, la economía China todavía es un-séptimo del tamaño de los Estados Unidos y uno-tercio del tamaño de Japón. En términos per cápita, China sigue siendo un país en vías de desarrollo de bajos ingresos, clasificado bruscamente número 100 en el ranking mundo. Su impacto en la economía mundial es todavía limitado".

Según Zheng, el formidable desafío de desarrollo que todavía enfrenta China deriva del constreñimiento que esta enfrenta para arrancar a su población de la pobreza. La escasez de recursos naturales disponibles para apoyar semejante población – especialmente energía, materias primas, y agua - es cada vez más un obstáculo, sobre todo si la eficacia de uso y la tasa de reciclar esos materiales no se mejora. Los recursos de agua per cápita chinos son un-cuarto de la cantidad promedio del mundo y su área cultivable per cápita es 40% del promedio mundial. Los recurso chinos de petróleo, gas natural, cobre y aluminio en términos per cápita suman un 8.3%, 4.1%, 25.5%, y 9.7% de los promedios mundiales respectivos.

Zheng piensa que durante las próximas décadas, la nación china se preocupará de afianzar una vida más decente para su pueblo. Desde la tercera Sesión Plenaria del 11

Comité Central del Partido Comunista Chino en 1978, la dirección China se ha concentrado en el desarrollo económico. Respondiendo a sus condiciones nacionales mientras conformando a las mareas de la historia, el camino que China sigue hacia la modernización puede llamarse "el camino del desarrollo a un crecimiento pacífico" manejado por el capital, tecnología y recursos adquiridos a través de medios pacíficos, en lugar del imperialismo, afirma Zheng.

Todavía tales objetivos no pueden ser logrados por una política de exportación en un régimen de globalización bajo la tiranía de la hegemonía del dólar norteamericano. El apaciguamiento chino en la ideología neo-liberal y fundamentalismo de mercado no proporcionará la estabilidad que China busca para desarrollar su economía, como la resultante la disparidad de riqueza e ingreso en la última década, ambos entre pueblos y regiones, han mostrado hasta ahora. Este creará inestabilidad socio-económica que se traducirá en cambio en inestabilidad política.

Zheng señala que según los planes estratégicos de China, tomará hasta 2050 antes de que alcance el nivel de un modernizado, medio-nivel país desarrollado. A lo largo de este largo camino, China enfrentará tres grandes desafíos:

(1) escasez de recursos,

(2) desarrollo sustentable de medio ambiente y

(3) desequilibrio entre desarrollo económico y social.

El tercer desafío, nota Zheng, ya se refleja visiblemente en una serie de tensiones que Beijing debe confrontar:

- entre alto crecimiento del PBI (producto bruto interno) y progreso social;

- entre actualizar tecnología e incrementar empleo;

- entre mantener velocidad adquirida de desarrollo en las áreas costeras y acelerar desarrollo en el interior;

- entre fomentar urbanización y conservar tierra agrícola;

- entre estrechar la diferencia entre el rico y el pobre y manteniendo vitalidad económica y eficacia en el mecanismo del mercado;

- entre atraer más inversión extranjera y reforzar la competitividad de empresas indígenas;

- entre reformas profundas y conservar estabilidad social;

- entre abrir mercados domésticos y solidificar la independencia económica; entre promover competencia de mercado orientada y proporcionar una seguridad socio-económica para tener cuidado de aquéllos desplazados que no han cometido ninguna falta.

Para cubrir con éxito con estos dilemas, un número de políticas bien coordinadas son necesarias para fomentar el desarrollo que es rápido y más balanceado, según Zheng. Aún todas las tensiones innegables listadas arriba han sido los derivados estructurales de la dependencia excesiva de China en exportación como el motor principal de crecimiento en la última década.

Atascado en el modo de despegue

En 1978, cuando Deng Xiaoping introdujo reforma económica y una política de "abrir al exterior", la intención era sólo enfocar en exportación como una estratagema de "despegue" inicial, no un plan permanente. Esto fue necesario para superar las horrorosas condiciones económicas chinas dejadas por décadas de embargo norteamericano y desorden político. En 1978, la economía china era tan pobre y decrépita que la exportación financiada por capital extranjero era la única opción sensata. Fue esperado que después de la década inicial de usar join ventures con capital extranjero con traslado de tecnología para dar el puntapié-inicial a la atascada economía china, el comercio exterior se volvería a poner en su lugar apropiado como un componente auxiliar del desarrollo doméstico. La primera ley en joint ventures extranjeras limitó su término a nueve años, después de lo cual la propiedad total sería transferida de nuevo a China.

En cambio, los eventos desde 1989 han permitido al sector de la exportación clandestina volverse la cola que menea al perro en el desarrollo económico chino. China se ha vuelto una víctima de la dependencia aplastante del comercio. Esta situación se hace peor por la emergencia de la hegemonía del dólar norteamericano después de 1991 en los que la exportación China pagada en dólares no puede usarse en la economía china sin crear una crisis monetaria doméstica debido a la globalización del mercado financiero y debe prestarse respaldado a la economía norteamericana, dejando a China con una escasez estructural de capital permanente.

El crecimiento en China de las reservas extrajeras han sido pagadas por un 18% de

crecimiento en el crecimiento anual de moneda M2 en yuan en los últimos años mientras la riqueza real ha estado dejando la economía del yuan a la economía del dólar. Esto ha causado una economía del yuan recalentada mientras China financia un globo de deuda en la economía del dólar, una tendencia insostenible que es destructiva a ambas economías.

Zheng reporta que las políticas Chinas para enfrentar estos tres grandes desafíos pueden resumirse como tres grandes estrategias o “tres trascendencias”.

La primera estrategia es trascender al viejo modelo de industrialización caracterizado por rivalidad de recursos en guerras sangrientas y por alta inversión, alto consumo de energía y alta polución. China en cambio se determina para forjar un nuevo camino de industrialización basado en innovación tecnológica, eficacia económica, uso eficaz de recursos naturales relativos al tamaño de su población, reducción drástica en polución medioambiental y asignación óptima de recursos humanos. El gobierno Chino está intentando encontrar nuevos caminos para reducir el porcentaje de las fuentes de energía importadas del país y contar más con las Chinas propias.

El objetivo es construir una "sociedad de ahorro".

Sin embargo, mientras las metas son laudables, las tendencias de la globalización actuales que Zheng insta a China a unirse, se mueven “totalmente” en la dirección opuesta, lejos de tales metas. Hay amplia evidencia que el fundamentalismo de mercado fomenta el derroche individual externalizando costos sociales. Una "sociedad de ahorro" en un mercado libre es un oxímorón. Los cambios fundamentales son hechos por revolución, no continuando a lo largo de caminos vestidos. La manera de lograr esta "trascendencia" es desafiar al actual orden mundial económico corrigiendo sus males, no uniéndose a ellos indiscriminadamente.

La segunda estrategia, según Zheng, es trascender a las maneras tradicionales de surgimiento de los grandes poderes, así como la mentalidad de Guerra Fría que definió relaciones internacionales a lo largo de líneas ideológicas. China no seguirá el camino de Alemania que llevó a la Primera Guerra Mundial o aquéllos de Alemania y Japón que llevaron a la Segunda Guerra Mundial, cuando estos países pillaron recursos violentamente y persiguieron hegemonía. Ni China tampoco seguirá el camino de los grandes poderes que rivalizaron para la dominación global durante la Guerra Fría. En cambio, China transcenderá diferencias ideológicas para esforzarse para la paz, desarrollo y cooperación con todos los países del mundo.

Todavía el actual apaciguamiento chino hacia el comercio norteamericano exige moverse rápido de su economía de mercado socialista hacia una economía de libre mercado bajo la Organización Mundial de Comercio (WTO) cuyos términos condenarán a China de nuevo a una economía semi-colonial durante las décadas por venir. Las economías ganan en la competencia global habiendo aumentado sus sueldos, no empujando sus sueldos abajo. Ganar porción de mercado manteniendo los sueldos bajos es una servidumbre auto impuesta, no desarrollo. Incluso EEUU, la economía más fuerte en el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, está empezando a comprender que la globalización económica basada en empujar sueldos abajo a través del arbitraje internacional de sueldos no está en su interés nacional.

Nacionalismo en la apariencia de “libre comercio”

Como Friedrich List apunta en su Sistema Nacional de Economía Política (1841), una economía política de libre comercio como desposada en Inglaterra en el siglo 19, lejos de ser una ciencia universalmente válida, era meramente una opinión nacional británica, preparada solo a las condiciones históricas inglesas. La escuela institucional de economía de List afirma que la doctrina de libre comercio fue inventada para mantener a Inglaterra rica y poderosa a expensas de de sus socios comerciales y que debe ser combatida con aranceles y otras ideas proteccionistas de nacionalismo económico por los países más débiles. El “Sistema Americano” del secretario de estado Henry Clay (1825-29) era un sistema nacional de economía política para liberar a EEUU de la hegemonía económica británica. Francia Napoleónica se opuso al comercio libre británico con su Sistema Continental. Una vez caída en el comercio libre, ninguna nación puede recuperarse de su desventajosa posición en un régimen de comercio dominado por una corta victoria en guerra de una superpotencia económica. El mito de la globalización del libre comercio posguerra Fría es una opinión de Norteamérica para mantener rico y poderoso a un pequeño grupo en EEUU a expensas de sus propios trabajadores y sus socios comerciales, como descrito en mi “La Guerra Comercial que viene” de 6 capítulos en Asia Times.

Mitos sobre el Desequilibrio de Comercio

EEUU ha estado poniendo presión pesada sobre China para abrir totalmente sus mercados, en particular los mercados financieros, como una manera de rebalancear el superávit de comercio de China con los EEUU. Escribiendo en el número del 22 de mayo de 2006 de Business Week, Stephen Green un economista mayor en Standard Chartered Bank de Shanghai, sugirió que mucho del superávit de comercio de China en 2005 no vino en absoluto del comercio, sino del ingreso de capital (quizás tanto como u$s 67 mil millones) enmascarado como comercio. Como porcentaje del PBI, el superávit de comercio de China estaba realmente descendiendo a través de 1999 a 2004.

El yuan chino es esperado ampliamente por los especuladores monetarios que se precie en los años por delante, y así se ha vuelto una inversión atractiva para compañías extranjeras y domésticas que entran en el comercio de exportación. Las restricciones de cuenta de capital de China hacen difícil traer dólares norteamericanos a China, salvo para los exportadores chinos y compañías comerciales debido a la naturaleza de su negocio. Los exportadores, exagerando facturas entregadas a las autoridades locales, podrían traer más moneda fuerte al país por encima del valor real de bienes vendidos afuera. Esta "des-factura" de comercio era común en la última década, pero entonces era una manera de sacar dinero de China para repatriar ganancias.

Ahora está usándose para traer fondos a China para más inversión en anticipación de la apreciación futura del yuan. Esto infla el valor de las exportaciones chinas, que también reciben un empujón de traslado de precios entre las unidades dentro de las multinacionales para reservar la ganancia dentro de China. Esta tendencia, multiplicada encima de millones de traslados de precios, infla los números del superávit de comercio de China. Des-facturar el número de transferencia de precios muestra que los números del superávit de comercio de China podrían ser tan pequeños como 35 mil millones en 2005. El comercio podría enmascarar unos 67 mil millones de ingreso de capital no comercial.

La implicación para los políticos de China es que el boom de superávit comercial del país no es causado por un yuan infravalorado, sino por la presión de EEUU para revaluarlo. Tan pronto como esa presión se alivie para eliminar las expectativas de apreciación, el superávit de comercio podría reducirse grandemente de repente, no del comercio sino del ingreso de capital enmascarado como comercio. Sin embargo este nuevo capital, denominado en dólares, puede entrar sólo a la economía China por el Banco Central Chino que compra dólares con más yuan mientras reinvierte los dólares en la Tesorería norteamericana para alimentar un extenso crecimiento del déficit comercial norteamericano. En el entretanto, los aumentos incesantes en el suministro de dinero yuan acaloran la economía china, mientras el gobierno trata desesperadamente enfriarla con ineficaces medidas macro.

El Departamento de Comercio norteamericano recientemente impuso deberes compensadores para ser aplicados a las economías como China en industrias que según se alega reciben subsidios gubernamentales. Pero la contestación afilada de Beijing a la última decisión norteamericana de poner quejas en la OMC sobre violaciones de propiedad intelectual en China contrastó con la apacible contestación China sobre las quejas de EEUU en el sector de auto-partes chino y la imposición de deberes en papel de cubierta chino y sugiere que los conflicto laborales bilaterales están entrando en una nueva fase amarga que puede afectar adversamente las relaciones políticas bilaterales. La fricción de comercio no sólo está fuera de sincronización con la reciente mejora en relaciones EEUU-China, sino también desafía la lógica económica. El sobrante de comercio que China disfruta con los Estados Unidos es causado también por restricciones en exportación

norteamericanas de cosas que China quiere comprar, no películas de Hollywood y música popular, sino sistemas de alta tecnología que EEUU se niega a vender a China debido a su alegada naturaleza de uso dual.

Datos de la OMC muestran que en 2006 la cinco naciones exportadores top en el mundo fueron Alemania, 1.1 trillones; EEUU, 1.03 trillones; China, 969 mil millones; Japón, 647 mil millones; y Francia, 490 mil millones. China experimentó el crecimiento más alto en exportaciones, a 27%, en 2006. A esta tasa puede esperarse que China dé alcance a EE.UU. en exportaciones este año y a Alemania el próximo año. Aún, las exportaciones chinas son esperadas ser de mano de obra intensiva y relativamente de baja tecnología durante mucho tiempo por delante.

Forzar las importaciones chinas a los Estados Unidos para crecer en precios a través de la manipulación de tasas solo causaría inflación en los EEUU sin bajar el déficit de comercio, como el desequilibrio de comercio permanecería inalterado mientras la cantidad real de intercambió de bienes se ajustaría. Gastar es una función de fondos disponibles de ingreso.

Puesto que la hegemonía del dólar produce la oportunidad para los EEUU de ejecutar un déficit de comercio financiado por un sobrante de cuenta de capital, un déficit de comercio norteamericano continuará con tal de que el crédito del consumidor norteamericano pueda ser financiado en general por deuda externa de Asia, y China en particular. Los precios de bienes son irrelevantes bajo tales circunstancias. De hecho, la posibilidad de un tipo de cambio más alto del yuan que aumenta en lugar de disminuir el déficit de comercio norteamericano con China es muy real si los precios de importación chinos más altos son financiados por las reservas de dólares chinas y permiten a los consumidores norteamericanos a asumir más deuda.

Más allá, la porción de exportaciones chinas a EEUU ha estado encogiéndose como un porcentaje del total las exportaciones chinas, de 37% en 2000 a casi 25% en 2006, siendo reemplazadas por exportaciones chinas a mercados fuera de EEUU. Las exportaciones Chinas a la Unión Europea permanecen estables en casi 20%, y a Asia Oriental ellas declinaron de 25% en 2000 a 20% en 2006. Las exportaciones al resto del mundo, como al Medio Oriente, Africa, y América Latina Central, crecieron de 16% en 2000 a 30% en 2006 y se espera crezcan más en los próximos años para pagar por aumentos en importaciones en artículos importantes. Mientras las reservas extranjeras de China se mantienen crecientes, la mayoría del crecimiento está viniendo ahora cada vez más de otros países que directamente de EEUU. El día está acercándose rápidamente cuando el comercio de EEUU-China, mientras continua siendo importante, dejará de ser el factor total de consumo en determinar la política china y relaciones de EEUU-China.

Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el socio de comercio más grande de Japón no es más los Estados Unidos. En el año fiscal finalizado el 31 de marzo de 2007, China dio alcance a EEUU como el socio comercial más grande de Japón, con volúmenes comerciales que alcanzan 25.43 trillones yen (215 mil millones). El comercio de Japón con EE.UU. en el mismo periodo fue de 25.16 trillones yen. El superávit de comercio de Japón se ensanchó a 74% de un año anterior a 1.633 trillones yen. El comercio entre los dos gigantes asiáticos es empujado por empresas japonesas que cambian su trabajo de fábrica a China para bajar costos de mano de obra y para explotar dentro el creciente mercado chino, ayudado por un yen débil.

La decisión de la administración norteamericana de archivar dos quejas contra China en la WTO causó al gobierno Chino expresar "pesar profundo y descontento fuerte" con la movida. Zhang Yansheng, cabeza del Instituto de Investigación Económico Internacional en el Ministerio de Planificación Económica, dijo que la posición proteccionista norteamericana en sus sectores no-competitivos hará duro para China comprometerse en el futuro. Él dijo que EEUU debe actuar como "un miembro ordinario de la WTO, en lugar de legislador".

La respuesta de alto nivel vino unos días después de la Vice Primer Ministro Wu Yi que encabeza el diálogo estratégico económico de China con el Secretario de la Tesorería norteamericana Henry Paulson, advirtiendo que las quejas en la WTO acerca de la piratería comercial en China "dañaran malamente" la cooperación con Washington y magullarán los lazos de comercio bilaterales. La acción norteamericana unilateral "vuela ante el acuerdo entre los líderes de los dos países de proponer al diálogo como una manera de resolver disputas", dijo Wu, agregando que nunca antes un miembro de la WTO había montado simultáneamente dos casos contra otro país. "Esto tendrá un impacto absolutamente negativo y dañará inevitablemente mal la cooperación de propiedad intelectual bilateral" dijo ella, mientras también advirtiendo que también habría "daño" en la cooperación sobre temas de acceso de mercado.

Esta nueva dureza norteamericana sobre China es la fase de apertura de la nueva guerra de comercio en la que la batalla realmente está emprendiéndose dentro de la política doméstica norteamericana entre la Casa Blanca y el Congreso, con la Casa Blanca que intenta mejorar los movimientos proteccionistas en el Congreso. La nueva seguridad y firmeza de la administración hacia China es diseñada para anotar puntos para el presidente George W Bush puesto que él intenta conseguir renovar del Congreso el 30 de junio la autoridad presidencial rápida para negociar pactos de comercio. China es meramente el chivo expiatorio en una nueva guerra dentro de la política doméstica norteamericana entre los internacionalistas de las finanzas y los populistas domésticos.

En el otro lado, la dura respuesta de China es en parte manejada también por la política doméstica donde están subiendo las quejas acerca el apaciguamiento para ilegitimar las

demandas norteamericanas. La disputa en derechos de propiedad intelectual se exagera en parte porque Hollywood, que es un socio de especial interés en la disputa, es tradicionalmente un fuerte contribuyente político para los Demócratas, que recobraron el control del Congreso en las elecciones de medio término el último noviembre.

Aun si China tiene éxito sacudiendo el arrastrado neo-colonialismo norteamericano, las reglas de competencia dentro del corriente orden económico global inevitablemente moverán a China a un crecimiento tradicional como un gran poder imperialista. Los líderes han afirmado repetidamente que China "nunca será hegemónica, nunca practicará poder geopolítico, y nunca propondrá una amenaza a sus vecinos o a la paz mundial". Para mantener estas promesas, China debe evitar actuar como una “parte interesada” en el existente sistema internacional que requiere a cada nación participante aspirar a la hegemonía a través del poder de la geopolítica y proponer amenazas a sus vecinos y a la paz mundial.

No puede ponerse la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial exclusivamente en los gobiernos fascistas de Alemania y Japón. Las democracias Occidentales fueron igualmente responsables para crear las causas geopolíticas subyacentes de la guerra, como evidenciado por los hechos históricos relacionados a las manipulaciones en Munich. El colapso económico global en la Gran Depresión, el niño bastardo del capitalismo de mercado no regulado, también fue una causa mayor de guerra. La paz mundial sólo puede venir de un nuevo orden mundial de equidad económica y justicia social, lejos del actual orden económico de explotación del débil y del pobre, premiando la codicia del fuerte alimentado por la deuda y la especulación.

Hacia una Sociedad Armoniosa

Zheng Bijian identifica la tercera estrategia como trascender a modos anticuados de control social y construir una sociedad socialista armoniosa. China da parte del fortalecimiento de sus instituciones democráticas y del gobierno de la ley y está intentando construir una sociedad estable basada en una civilización espiritual. Un gran número de programas de educación moral e ideológica han sido lanzados, según Zheng.

Todavía es innegable que China se ha marchado de democracia económica en las últimas dos décadas, y los programas educativos no pueden ser exclusivamente eficaces sin una realidad de igualdad y justicia en la tierra, condiciones que están bajo el ataque implacable en cualquier economía de mercado.

Defendiendo a China de las injustas imputaciones Occidentales de violaciones de derechos humanos, Zheng está apaciguando la propaganda liberal Occidental intentando explicar que estos días China está pegando menos a su abuela, e incluso puede esperarse que se detenga completamente algún día. Mucha de la desigualdad en los problemas de derechos humanos entre EEUU y China, se remonta a las diferencias culturales entre la Herencia confuciana de China y el liberalismo Occidental, exacerbados por el moralismo de la Guerra Fría.

La Oficina de Información del Consejo Estatal de la República Popular de China soltó el 9 de marzo de 2006, su propio informe crítico sobre "El Registro de los Derechos Humanos de los Estados Unidos en 2005". Los amigos de EEUU en Europa y en otras partes han crecido en impaciencia, defraudados e irritados con acciones de anti derechos humanos por Washington. Los EEUU fueron votados afuera de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el 4 de mayo de 2001, por primera vez desde que el panel fue fundado bajo dominación norteamericana en 1947.

John Bolton, entonces embajador norteamericano en la ONU, votó contra una resolución sometida en la Asamblea General de naciones nro 191, de crear un nuevo Consejo de Derechos Humanos para reemplazar la vieja Comisión de Derechos Humanos, incluso aunque los partidarios como Human Rights Watch y Amnesty International expresaron su apoyo. Un grupo de 12 laureados Premios Nobel endosó el proyecto e instó a la Asamblea General para adoptarlo. Ellos incluyeron al anterior presidente de EE.UU. Jimmy Carter, Arzobispo Desmond Tutu de Africa Sur, y al ex presidente de Costa Rica Oscar Arias Sanchez.

China necesita "fortalecer sus instituciones democráticas y el gobierno de la ley" en el modo Occidental como este necesita una contra revolución revisionista. Lo que China necesita es redescubrir la democracia participativa, coherencia ideológica socialista, y compromiso a la justicia socio-económica de sus días revolucionarios y en la primera década después de la fundación de la república socialista en el contexto de una civilización confuciana de una sociedad gobernada por ritos sociales. Esta es la dirección en la que China se está moviendo con su política de sociedad armoniosa. Cualquier sugerencia de que este acercamiento está moviendo a China hacia la democracia Occidental y gobierno de ley, está meramente agregando confusión y alentando una contra-productiva fantasía Occidental.

Zheng lista varias fuerzas dinámicas en el llevar de las tres estrategias: los numerosos grupos de vigorosas ciudades en vías de desarrollo en las áreas costeras de China oriental y del sur, y grupos similares que surgen en las regiones centrales y occidentales, constituyendo los motores principales de crecimiento como centros mayores de manufactura y comercio y absorbentes de sobrante mano de obra rural. Ellos también tienen alta productividad, cultura avanzada, y experiencia internacional acumulada que el

resto de China puede emular y puede aprender. La expansión de los estratos de medio-ingreso de China y la necesidad creciente de mercados internacionales viene principalmente de estas regiones.

El sobrante de obreros rurales de China, que tienen fuertes aspiraciones para escapar de la pobreza, es otra fuerza que está empujando a la sociedad China a una civilización industrial. Casi 10 millones de chinos rurales emigran a las áreas urbanas cada año de manera ordenada y protegida. Ellos proporcionan a las ciudades Chinas con nueva productividad y nuevos mercados y ayudan a terminar con el atraso de áreas rurales. Innovaciones en ciencia y tecnología y cultura también están llevando a China hacia la modernización y prosperidad en el siglo 21, afirma Zheng, aunque las condiciones soportadas por los obreros migratorios Chinos en el sector de la exportación es tan malo como, si no peor que, la Inglaterra industrial de Charles Dickens.

Todavía el ingreso y la disparidad de riqueza es el resultado estructural de este acercamiento al desarrollo de arriba hacia abajo a través del comercio globalizado y manejado por exportación y urbanización, particularmente si China continúa confiando en la exportación del bajo salario como el artefacto principal de crecimiento. Además, este acercamiento corre directamente contra la nueva política de equilibrar el desarrollo rural para corregir crecimiento desequilibrado en las regiones costeras, y crear empleo en regiones rurales para reducir migración del obrero a los centros urbanos. La solución al desequilibrio de desarrollo chino es cambiar la economía de dependencia de exportación hacia desarrollo doméstico equilibrado, y salir de la dependencia del capital extranjero hacia el uso eficaz de crédito soberano, como sugiero en mi artículo Liberando Crédito Soberano para el Desarrollo Doméstico (HenryCKLiu.com, septiembre de 2004).

Zheng informa que el gobierno Chino ha preparado objetivos de PIB para desarrollo para los próximos 50 años, con 2020 per cápita de PIB esperado alcanzar 3,000, logrando un "crecimiento pacífico" para 2050. Este es un desalentador cuadro a largo plazo para un negativo bajo objetivo, particularmente si la disparidad de ingreso necesita ensancharse continuamente para lograr el objetivo. Tres mil dólares en 2020 es menos de la mitad de la proyección del Banco Mundial del promedio mundial per cápita PIB de 7,111. El PIB per cápita de EE.UU. en 2006 fue de 43,500. Semejante lenta tasa de crecimiento no puede llevar posiblemente a la estabilidad sociopolítica o a una sociedad armoniosa, dejando a la paz mundial sola durante las próximas cuatro décadas. Esto llevará a una peligrosa desarmonía social en lugar de un crecimiento pacífico. Está desencaminando sugerir que el lento crecimiento económico en China contribuirá a la paz o llevará a cualquier levantamiento pacífico de China como un poder mayor. Para 2050, el PIB de China esta proyectado para alcanzar 8,000, mientras el PIB de EE.UU. per cápita se espera que exceda 85,000.

China debe buscar un camino de desarrollo alternativo lejos del fundamentalismo de mercado neo-liberal para acelerar su desarrollo en equivalencia con un mundo de rápido

crecimiento. El camino alternativo necesita lograr crecimiento sin disparidad de ingreso y riqueza y polarización que son estructurales con el fundamentalismo de mercado neo-liberal. Abrazando la actual globalización no llevará a la paz o crecimiento para China. No es suficiente para el Partido Comunista Chino llamarse así mismo Comunista. Si sus políticas abandonan el socialismo, el CCP caerá como cualquier otro partido político burgués bajo condiciones chinas.

El argumento más problemático que Zheng mantiene para el "crecimiento pacífico" de China es que abrirá su economía más allá para que su población pueda servir como un mercado creciente para el resto del mundo y puede proporcionar oportunidades aumentadas para, en lugar de proponer una amenaza, a la comunidad internacional.

Aunque se han luchado muchas guerras modernas entre grandes poderes encima de la competición para los mercados en países menos-desarrollados, Zheng parece olvidado al hecho que el comercio exterior ha demostrado que en la última década ser un camino contra-productivo hacia el desarrollo doméstico en cualquier lugar del mundo. Los verdaderos datos indican que el comercio internacional bajo hegemonía del dólar solo ha aumentado la diferencia de riqueza entre las economías nacionales así como dentro de la economía doméstica de cada país, incluso para los ganadores como el propio EEUU.

Para China ser un "participante responsable" en el actual régimen de globalización no es ni un camino a la paz ni al crecimiento. Si China se embarca en un camino de desarrollo doméstico en lugar del callejón sin salida de exportar por dólares que no pueden gastarse en casa sin crear una crisis monetaria, con crecimiento económico que viene principalmente de un crecimiento en sueldos y consumo doméstico, poniendo la exportación atrás en su posición auxiliar de ventaja comparativa, el crecimiento de China no propondrá ninguna amenaza al mundo. No hay necesidad de sobornar a los poderes neo-imperialistas extranjeros hostiles con el mercado grande de China.

Ese acercamiento era la política de mercado abierto en la forma de puertos de libre-comercio acordados en una serie de "tratados desiguales" que empiezan en 1840 por Li Hongzhang, el mas alto apaciguador de la tardía decrepita Dinastía Qing. La política de apaciguamiento de Li fue muy apreciada por Gran Bretaña, que la Reina Victoria lo hizo Caballero de la Gran Cruz de la Orden Real Victoriana. La política de mercado abierto de Li dejó a China en estado semi-colonial durante casi dos siglos, que tomó dos revoluciones deponerla.

Zheng explica que China no es el único poder que busca un crecimiento pacífico. La integración económica de China en Asia Oriental ha contribuido a formar una comunidad asiática Oriental que puede crecer en paz como conjunto. Y, él dice, no estaría en el

interés de China excluir a EEUU del proceso. Zheng afirma que Beijing quiere que Washington juegue un papel positivo en la seguridad de la región así como en los asuntos económicos. El comienzo del siglo 21 está viendo varios países que crecen a través de medios diferentes, mientras siguen diferentes modelos y pasos diferentes. Al mismo tiempo, los países desarrollados están desarrollándose más allá. Esta es una tendencia a ser bienvenida, según Zheng.

Todavía la visión de Zheng del actual orden económico mundial es a través de lentes color de rosa. El comercio mundial bajo la hegemonía del dólar ha demostrado no sólo ser un régimen muy destructivo en las economías menos desarrolladas, sino también en los países desarrollados como EE.UU., que está viendo el crecimiento de una nueva ola de populismo anti-comercio radical a través de su cuerpo político. Menos de dos años después del mensaje de Zheng a EE.UU. del "crecimiento pacífico" de China, los tambores de guerra de comercio contra China están golpeando ruidosamente en el Congreso norteamericano, con una administración inútil forzada a poner fuerte presión selectiva en China para evitar una guerra comercial de escala total. El comercio EEUU-China será un problema clave en la elección presidencial norteamericana del próximo año en respuesta al crecimiento del proteccionismo comercial anti-China. Así como la disolución de la Unión Soviética en 1991 robó el enfoque de EEUU.-China de su cimiento geopolítico, una nueva guerra comercial ahora entre EE.UU. y China robará relaciones EEUU-Chinas de su cimiento económico.

Lejos de que China necesite volverse un "participante responsable" en el existente orden mundial impuesto por EE.UU., los Estados Unidos necesitan transformarse en un participante responsable de un nuevo orden mundial de justicia e igualdad que reforzará la seguridad doméstica quitando de raíz la causa de hostilidad anti-americana mundial. No es instructivo o productivo para los EE.UU. meramente etiquetar tal hostilidad mala o de odio de la libertad. Todos amamos la libertad. La hostilidad Anti-EE.UU. crece de lo que muchos alrededor del mundo perciben como décadas de abuso norteamericano del significado de "libertad", como libertad del fuerte para aprovecharse del débil y libertad para imponer sus valores nacionales en otros.

CHINA Y EL APACIGUAMIENTO

PARTE 3: Los Expertos Descaminados de China en los EEUU

Por Henry C K Liu

PARTE 1: Más allá de Munich: Geoestrategia y Traición

PARTE 2: No Mucho Crecimiento e Incluso Menos Paz

Wang Jisi, director del Instituto de Estudios Americanos, es conocido en el Oeste como el principal experto Chino sobre los Estados Unidos, llamado un mayor "encargado de América" quién es "siempre dador de conferencias a invitados en los EEUU y muy, muy enchufado con el liderazgo mayor".

Wang según informes recibidos, agotó un día entero en informar al Presidente Chino Hu Jintao durante su visita a Norteamérica en abril de 2006, que resultó ser una cúspide superficial sin hitos diplomáticos por delante. Era obvio que Hu no había sido advertido adecuadamente por su experto sobre la no tan latente hostilidad norteamericana. El momento más memorable de la cúspide fue una televisación con preguntas intencionadas o molestas por un fanático Falun Gong durante la ceremonia oficial de bienvenida en el césped de la Casa Blanca. Muchos chinos piensan que la interrupción con preguntas intencionadas o molestas fue organizada deliberadamente por fuerzas anti-China para avergonzar públicamente al líder de la nación más habitada del mundo, no obstante las vistas optimistas muy conocidas de Wang Jisi de amistad norteamericana.

Wang, deán de la Escuela de Estudios Internacionales en la Universidad de Peking y director del Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales en la Escuela Central del Partido Comunista Chino, también tenía un artículo publicado en el número de Septiembre/Octubre de Foreign Affairs, para poner un tono positivo a la visita de Hu a EEUU, con el título "la búsqueda de China para la estabilidad con América".

El artículo es una versión extendida y revisada de un original publicado en Zhongguo Dangzheng Ganbu Luntan, un periódico de la Escuela Central del Partido. Así sus vistas no son meramente el giro diplomático diseñado para persuadir a un público norteamericano escéptico ante una cúspide difícil. En su artículo, Wang defiende la necesidad de China de mantener relaciones amistosas con los Estados Unidos, dado que se espera que EEUU siga siendo una superpotencia durante mucho tiempo. Wang razona que

"sólo un declive económico norteamericano reduciría la fuerza de Washington (incluyendo su músculo militar) y aliviaría la presión estratégica sobre Beijing. Semejante deslizamiento, sin embargo, también dañaría la economía china. Además, el sentimiento creciente de inseguridad norteamericano que podría resultar podría tener otras consecuencias que necesariamente no beneficiarían a China. Si, por ejemplo, la influencia de Washington en el Medio Oriente disminuyese, esto podría llevar allí a una inestabilidad que podría amenazar los suministros de petróleo de China. Similarmente, el aumento de

fundamentalismo religioso y terrorismo en Asia Central y Sur podrían amenazar la propia seguridad de China, sobre todo a lo largo de sus fronteras occidentales, donde las relaciones étnicas se han puesto tensas y las tendencias separatistas siguen siendo un peligro".

Esta vista de poder geopolítico es deficiente en claridad analítica, incluso en lógica simple, permitiendo solo exactitud ideológica, y es contradictorio a la política duradera de China de rechazar el poder geopolítico. La necesidad de relaciones amistosas con otro país no está basado en la fuerza económica y militar de ese país, sino en su actitud pacífica y justas políticas. La amistad EEUU-China no puede estar basada en el poder norteamericano. Sólo puede ser basada en una relación de respeto mutuo e igualdad, y un compromiso a co-existencia pacífica. Debido a las ya masivas reservas de intercambio extranjero sostenidas por China, un retraso de la economía norteamericana no causaría una crisis financiera inmanejable para China. Si esta cambia su economía hacia el desarrollo doméstico en lugar de continuar confiando en la excesiva exportación para los dólares norteamericanos, un declive económico en los Estados Unidos tendría un efecto sólo menor en la economía china. De hecho, puede ser bien la medicina necesaria para obligar a China a cambiar hacia el desarrollo doméstico por sobre las objeciones obstinadas del ahora excesivamente influyente sector de la exportación.

Además, es puro auto-engaño pensar que la política económica de China pueda ejercer cualquier efecto fundamental en la economía norteamericana, que en 2006 todavía era 10 veces más grande en totalidad en producto bruto doméstico (UsD 13 trillones) que la economía china (1.3 trillón). El comercio total EEUU-China en 2006 fue de 323 mil millones, detrás del comercio EEUU-Canadá de 533 mil millones y casi igual que el comercio de EEUU-México de 332 mil millones.

Las recurrentes crisis financieras son estructurales para la globalización financiera bajo una disfuncional arquitectura de finanzas basada en la hegemonía del dólar. Tales crisis financieras permiten regularmente la impresión de dólares para robar a las naciones exportadoras de sus ganancias financieras con sueldos bajos. China puede ser sólo una víctima, nunca fautor, de tales crisis porque no puede imprimir dólares norteamericanos. El declive económico norteamericano será el resultado de una política norteamericana defectuosa y nada más.

La necesidad de China de petróleo de Medio Oriente no esta amenazada por el retiro norteamericano de la región, dado que los grandes productores como Arabia Saudita y pequeños Estados del Golfo Pérsico como también Irán están cambiando independientemente el comercio de petróleo a China lejos de los Estados Unidos. Es una cara y cruz entre continuar la presencia norteamericana y el retiro puesto que causaría más estabilidad en el Medio Oriente.

Mientras China no tiene ningún incentivo o incluso poder para forzar un retiro norteamericano del Medio Oriente, puede agregar su voz e influenciar para instar a los EEUU a adoptar una política más equilibrada en el Medio Oriente. No es necesario para Beijing apoyar ciegamente la política norteamericana en la región debido a la necesidad de China de petróleo.

De hecho lo inverso es verdad:

China pondrá su suministro de petróleo en riesgo alineándose demasiado estrechamente con la defectuosa política norteamericana en el Medio Oriente.

En cuanto a las amenazas del terrorismo, China enfrenta amenazas terroristas de agravios políticos separatistas, bastante diferentes de los EEUU, que enfrenta amenazas terroristas del extremismo islámico de conflictos religiosos y agravios antiimperialistas. De hecho, China no puede esperar resolver su propio único problema de terrorismo estando al lado con la controversial "guerra al terrorismo" de EEUU Realmente lo opuesto - una alianza de EEUU-China al terrorismo global agregará una innecesaria y no deseada complejidad a las amenazas terroristas simples enfrentadas por China hoy.

Mientras la tecnología luchadora del terrorismo se comparte universalmente, las causas socio-políticas detrás del terrorismo son únicas en cada nación, haciendo la cooperación internacional en cualquier "guerra global al terrorismo" altamente problemática. Hasta el 11 de septiembre de 2001, EEUU era un abierto patrocinador de terrorismo separatista contra China.

Beligerancia Norteamericana a Largo Plazo contra China

Wang escribe que "la historia ya ha demostrado que los Estados Unidos no son un enemigo permanente de China." Tal afirmación es contraria a los hechos. Los EEUU consideran a todos los gobiernos comunistas enemigos permanentes. La hostilidad norteamericana hacia China es racial e ideológica, con el lado racial corriendo desde dos siglos atrás a la fundación de los EEUU como una nación independiente y el lado ideológico con la fundación de la República Popular de China. Esta hostilidad no se limita a la geopolítica de Estado nación. Sus raíces misioneras van a una profunda sentada actitud pública que permanece lista para políticos demagogos para explotarla en cualquier momento. Hay un archivo grande de basada legislación racial anti-China en la historia

norteamericana.

Un reciente estudio por WorldPublicOpinion.org (WPO) en "Las Actitudes Generales de EEUU Hacia China" encuentra que "los norteamericanos se apoyan hacia vistas negativas del papel de China en el mundo, su gobierno, su sistema económico, su liderazgo, y su registro de derechos humanos. Hay poco optimismo que el registro de derechos humanos mejorará o que China se volverá más democrática. La confianza en China es bastante baja".

Entre enero de 2005 y abril de 2006, BBC/GlobeScan/PIPA y WPO preguntó a los americanos en tres ocasiones si China estaba teniendo una influencia principalmente positiva o negativa en el mundo. En cada caso una mayoría ligera o pluralidad dijo que estaba teniendo una influencia negativa – enero de 2005 (46%), noviembre de 2005 (53%), y abril de 2006 (49%). Además, tres de cuatro norteamericanos tienen una vista desfavorable de "cómo China usa el poder militar y la amenaza de fuerza". A pesar que esta actitud está basada en percepciones desencaminadas por la propaganda norteamericana, no en hechos históricos, la opinión pública se traduce directamente en votos que afectan la política oficial en el sistema político norteamericano.

Actitudes sobre el gobierno Chino y el sistema económico también son bastantes desfavorables. En una encuesta de WPO en abril de 2006, el 80% dijo tener una opinión desfavorable del sistema de gobierno de China (40% muy desfavorable), mientras el 66% tenía una vista desfavorable del sistema económico de China.

El Presidente Hu también recibe un índice bajo de aprobación de los norteamericanos. El sesenta y tres por ciento tiene una vista desfavorable de Hu, mientras simplemente 27% tiene una vista favorable del líder Chino. Las actitudes sobre Hu también son más desfavorables que aquéllas del Presidente Ruso Vladimir Putin, un ex alto oficial de la KGB, que fue medido en la misma votación.

Preguntado en abril de 2006 si China se había vuelto más o menos "democrática y sensible a su pueblo", sólo el 24% dijo que se había puesto más democrática, mientras el 49% creyó que "se había quedado igual" y el 18% dijo que se había puesto menos democrática. En el pasado, varios estudios encontraron de forma consistente que una mayoría de norteamericanos no creyó "que el gobierno de China está poniéndose más democrático y está permitiendo más libertades a los ciudadanos chinos". En mayo de 2001, el 62% expresó esta vista. El escepticismo acerca del progreso de China hacia la democracia esta estrechamente relacionado a grandes dudas acerca de los adelantos en sus prácticas de derechos humanos.

Los americanos también son escépticos acerca del movimiento de China hacia el sistema del libre mercado. En una encuesta en mayo del 2001, una pluralidad del 47% dijo que ellos no creen "que la economía de China este volviéndose más como el tipo de sistema de libre-mercado encontrado en los Estados Unidos". Esto estaba casi inalterado desde los tempranos 1999.

Los norteamericanos también han mostrado pesimismo acerca de las políticas norteamericanas que influencian a China para cambiar, y acerca de encontrar tierra común entre China y los EEUU. En un estudio en mayo de 2001, una mayoría del (56%) dijo que ellos no piensan "que sea posible para los EEUU, a través de sus políticas, tener mucho efecto en hacer a China más democrática". Cuando se preguntó en una encuesta de Louis Harris en marzo 1999 si "EEUU y China podrían trabajar juntos para adoptar los mismos valores comunes sobre la democracia y una economía de mercado", sólo el 29% pensó que eso pasaría. Casi dos-tercios (65%) rechazó la posibilidad.

La confianza en China continúa siendo bastante baja.

En 2006 de febrero en medio de la controversia acerca de la dirección de puertos de mar norteamericanos por compañías extranjeras, los respondedores fueron preguntados, si debía permitirse a compañías de países diferentes mantener sus propias operaciones de carga en los puertos de mar norteamericanos. Una mayoría del (65%) creyó que no debe permitirse a compañías de China o Hong Kong poseer estas instalaciones, más de aquéllos que se oponen a la propiedad por compañías de los países árabes amistosos a EEUU (56% no deben) y Francia (50% no deben).

En una encuesta de Hart Research en enero de 2000, cerca de la mitad (48%) dijo que "comparado con otros países con los cuales EEUU comercia", China se vio como debajo del promedio en el "mantenimiento de los acuerdos que esta hace con los Estados Unidos". Simplemente el 32% pensó que China era promedio (25%) o sobre el promedio (7%) en esta consideración.

Los americanos son más inclinados ver la relación de EEUU-China como hostil en lugar de amistosa, pero sólo una pequeña minoría ve a China como enemigo absoluto. Los norteamericanos están divididos acerca de si China está cooperando con EEUU en "la guerra al terrorismo". Una fuerte mayoría ve las relaciones con China como ser importante a los intereses de EEUU y estar volviéndose más importantes, aunque los problemas propuestos por China no son considerados urgentes. Mientras que China no es vista directamente como un enemigo de los Estados Unidos, la percepción de la influencia de su

política exterior sobre los EEUU es predominantemente negativa. Preguntada en abril de 2006 sobre cómo ellos ven "el efecto de la política exterior de China en los Estados Unidos y sus intereses", una mayoría del -54%- dijo había sido muy o un poco negativa, mientras sólo 36% dijo que había sido positiva.

Durante décadas, las encuestas de Harris han preguntado si los americanos piensan que China es "un aliado de los EEUU, es amistosa pero no un aliado, no es amistosa pero no es un enemigo, o es hostil y es un enemigo de los EEUU". Gallup, Los Angeles Times, CBS (Columbia Broadcasting el Sistema) News y otros han usado preguntas similares. Durante los últimos años, con solo algunas excepciones, una pluralidad de mayoría bastante fuerte ha dicho que China es cualquiera de los dos "no amistosa" o un enemigo. Recientemente (en agosto de 2005) Harris encontró un 53% diciendo que China era cualquiera "no amistoso, pero no un enemigo" (38%) o "hostil y... un enemigo de EEUU" (15%), mientras 41% o llamaron un "aliado íntimo" (5%) o "amistoso pero no un aliado íntimo" (36%). La amistad de EEUU-China no tiene una ancla sólida y es afectado en balances grandes por eventos actuales, significando una confrontación súbita puede activar lamentos de guerra públicos contra China.

Cuando obligada a escoger entre solo dos opciones de caracterizar a China - como un adversario o un aliado - una mayoría fuerte escoge "adversario". Recientemente en julio de 2005, una encuesta de NBC/Wall Street Journal encontró que el 49% pensaba a China como más un adversario "en general", mientras simplemente 26% la vio como más un aliado. La votación encontró que aproximadamente tres de cuatro consideran a China ser "un adversario y competidor" en "problemas diplomáticos y militares" (77%) así como "problemas económicos" (73%). Cuando preguntado en una votación en mayo de 1999, el 51% discrepó con la aserción de que "China es básicamente amistosa hacia los Estados Unidos". Así cuando el Presidente George W Bush caracterizó a China como un "competidor estratégico", él estaba expresando la opinión pública norteamericana.

Por supuesto, cómo el público norteamericano piensa en China no refleja un cuadro exacto de lo que China realmente es. Sólo refleja actitud. Todavía no es útil despedir tal opinión como basada en la ignorancia, porque en política, la percepción es todo. La opinión pública norteamericana influye en política determinando la composición del gobierno. Wang Jisi, como experto principal de China sobre los EEUU, haría bien prestar atención íntima a las tales encuestas de opinión pública, para evitar ser desencaminadas por propaganda de sus especialistas colegas tanques de pensadores norteamericanos.

Wang también escribe: "No quiere China que los Estados Unidos la vean un enemigo".

Desgraciadamente, lo que China quiere de los EEUU no es eso que el gobierno

norteamericano automáticamente concederá o incluso está en una posición de conceder sin apoyo público. Los EEUU continuarán viendo China como un enemigo tanto mientras la opinión publica sobre China se mantenga predominantemente negativa. Para mejorar relaciones entre los dos países, más que diálogos estratégicos entre expertos y políticos se necesitan. Giros transparentes por expertos oficiales están cerca de la inutilidad.

Lo qué China necesita hacer, como Japón lo ha hecho con éxito desde el final de la Segunda Guerra Mundial, es invertir fuertemente en contactos e intercambios persona a persona con público norteamericano, incrementar apoyo para los intercambios educativos y culturales, y promover una red de organizaciones no-gubernamentales, organizaciones no-comerciales amistosas en cada estado de los EEUU para darle al público norteamericano un mejor entendimiento de China. Por ejemplo, mientras hay intercambios frecuentes de comisiones de comercio, no hay todavía eventos del tipo "Año de China" en los EEUU, como ellos estuvieron en Francia en 2003-04 y en Rusia ahora.

Expertos Insulares

Expertos como Wang Jisi normalmente se pasan varios años en universidades norteamericanas prestigiosas como mimados estudiosos VIP extranjeros y son pensadores independientes bien ensayados dados vueltas por sus organizadores cuya perspectiva sobre China está a menudo aislada de la masa de opinión de EEUU. Los estudiosos de intercambio de China frecuentemente son escondidos en un ambiente aislado de respeto y amistad de sus colegas norteamericanos, nunca teniendo una oportunidad para experimentar personalmente y directamente la realidad de discriminación racial y la intolerancia ideológica en la sociedad norteamericana. La percepción positiva de los Estados Unidos que estos expertos llevan a casa con ellos es distorsionada por su experiencia insular. Esto explica por qué mientras China puede actuar recíprocamente eficazmente con la rama ejecutiva del gobierno norteamericano, no tiene una comprensión buena de la dinámica política cruda que maneja el Congreso.

Estos estudiosos chinos entrenados por EEUU- luego regresan a casa como expertos en los EEUU para actuar como consejeros de alto nivel del liderazgo chino. Su comprensión de EEUU es a menudo superficial y elitista, limitada por las reglas de discurso prevaleciente en las universidades norteamericanas y política de los tanques de pensadores que ellos visitaron. Los expertos de política son una pequeña fraternidad firme, y ellos tienden a representar las vistas oficiales de sus gobiernos respectivos. Ellos comunican a través del diálogo formal de política altisonante y la jerga diplomática para buscar convergencia a través de la coreografía de negociación de la política extranjera. Juntos, estos expertos forman acuerdos que no pueden ser llevados a cabo por los gobiernos contratantes porque los acuerdos que ellos hacen están a menudo no relacionados a la realidad en la tierra o al clima político doméstico en cualquier país.

En política democrática, el común denominador más bajo lleva frecuentemente el día en la política. Para los Estados Unidos, el común denominador más bajo es decididamente anti-China. Para China, el común denominador más bajo es una fantasía en la amistad natural norteamericana, un defecto común de narcisismo nacional chino. Los expertos elitistas chinos en EEUU como Wang Jisi mejorarían su comprensión de los EEUU considerando el consejo de Mao Zedong de quedarse cerca de la voz del pueblo.

Hostilidad: ningún secreto

En cuanto a la afirmación de Wang de que "la historia ya ha demostrado que los Estados Unidos no son el enemigo permanente de China", uno puede conjeturar sólo que Wang está poco familiarizado con la visión de Aaron L Friedberg, profesor de política y asuntos internacionales en la Escuela Woodrow Wilson en la Universidad de Princeton, que se unió al equipo del vicepresidente norteamericano Dick Cheney como diputado consejero de seguridad nacional y director de política de planeamiento el 1 de junio de 2003, por término de un año, tomando una licencia del servicio público de la WWS.

La cita causó extendida especulación en general sobre la co-opción neo-conservadora de política exterior norteamericana y política de China en particular. Es digno de ser notado que la cita de Friedberg ocurrió casi dos años después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, y dos meses después de la "victoria catastrófica" en Irak, luego de lo cual las relaciones de EEUU-China fueron mejoradas supuestamente dada la atención norteamericana de un enemigo más urgente.

En un artículo en noviembre de 2000 en “Commentary”, una influyente publicación mensual neo-conservadora, titulado "La lucha por el dominio en Asia", Friedberg puso la proposición por delante que "los Estados Unidos se encontrarán comprometidos en una rivalidad geopolítica abierta e intensa con la República Popular de China", y que "hay razones para creer que ya está en marcha". Este artículo fue escrito en el momento de la elección presidencial de 2000, y la victoria de George W Bush desde la cual le ha sido relevancia política. Mientras el artículo se escribió casi un año antes de los ataques de septiembre de 2001, la respuesta norteamericana que ha afectado su postura táctica subsecuente hacia China, el tema neo-conservador de que China es un competidor estratégico a la hegemonía norteamericana permanece operativo para política de plazo. El nombramiento de Friedberg en el personal de Cheney después de la segunda guerra en Irak como diputado consejero de seguridad nacional y director de política de planeamiento reforzó esta visión.

La proposición de Friedberg es basada en su abierta asunción declarada que EEUU, mientras busca satisfacer las ambiciones legítimas de China, no estará deseoso abandonar su propia posición presente de preponderancia en Asia o rendir "el orgullo de lugar" a China. Permitir un poder potencialmente hostil para dominar Asia Oriental no sólo estaría fuera de línea con la política actual de EEUU, marcaría una desviación del modelo fundamental de la gran estrategia norteamericana desde por lo menos la última parte del siglo 19. Éstas son las condiciones previas necesarias de una "lucha por el dominio" en Asia, Friedberg concluye. Wang harían bien para templar su complacencia sobre "EEUU no es el enemigo permanente de China" prestando atención a Friedberg.

Robert Dreyfuss, en su artículo "Escuadra del Vicio" sobre la Oficina del vicepresidente en The American Prospect, lista los principales especialistas de China de Cheney, Stephen Yates, y varios otros miembros claves del personal como haber trabajado para el diputado de California Christopher Cox en los años noventa durante la investigación del congreso en la influencia política de China en los EEUU, que siguió con alegaciones de contribuciones de Beijing a la campaña presidencial de Bill Clinton y Al Gore.

El largo informe resultante caracteriza a China como una amenaza y rival, con necesidad rapaz para el petróleo del Medio Oriente y "planes" sobre Taiwán. Charles W Freeman, embajador americano anterior en China que ha conocido a Yates muchos años dice que Yates, así como los neo-cons Paul Wolfowitz y Douglas Feith, anteriormente oficiales en el Departamento de Defensa de Donald Rumsfeld, todos ven China como la solución a un "síndrome de privación de enemigo" norteamericano.

El artículo de Dreyfuss sugiere que la dominada administración de Bush por Cheney, ve a China como la amenaza a largo plazo más seria a los intereses globales norteamericanos. Si el conflicto con China es inevitable, entonces los Estados Unidos necesitan bases en Afganistán, Kyrgyzstan, Irak y quizá incluso en Irán y Siria. Si China es dependiente del petróleo de Medio Oriente, entonces EEUU debe poder controlar cómo y donde el petróleo fluye del Mar Caspio y los campos de petróleo del Golfo Pérsico.

Para contener a China, EEUU necesita cultivar una alianza con India, incluso arriesgándose a la imputación de hipocresía nuclear. Está en los intereses de EEUU invertir las políticas del anterior presidente Clinton, acrecentar la tensión en la Península Coreana vinculando a Corea del Norte con Irán e Irak como "un eje de mal", descartando los esfuerzos de Corea del Sur de "diplomacia del sol" y alentando a Japón a tomar una línea dura hacia Pyongyang. La administración Bush manejó conseguir que Tokio declarase, por primera vez en la historia, que la seguridad del Estrecho de Taiwán es de preocupación común a Japón y los Estados Unidos. En nombre de "la guerra al terrorismo", EEUU ha recobrado un punto de apoyo estratégico en las Filipinas para difamar al creciente movimiento maoísta filipino.

Los neo-cons de Cheney tienen una visión de un nuevo orden mundial transformado construido en dos pilares:

(1) un nuevo "democrático" Medio Oriente y

(2) una contención de largo plazo de China aun cuando esta se volviese capitalista.

La visión de Medio Oriente desde la invasión de Irak se ha caído en pedazos, pero la contención de largo plazo de China puede ser bien el lamento de guerra redentor que salvará esta visión defectuosa. El cáncer neo-cons anti-China está ahora en remisión, pero lejos de ser curado.

La reforma y contención de China es el problema a largo plazo en el que los Republicanos y Demócratas norteamericanos están de acuerdo, a pesar de los matices de política partidaria, con cada partido que opera con una agenda separada.

La publicación de junio de 2005 del artículo en The Atlantic Monthly de Robert D Kaplan, "Cómo nosotros lucharíamos con China: La próxima guerra fría", como una guerra inevitable que "vinculará a China y los Estados Unidos en un –conflicto– futuro que se puede estirar sobre varias generaciones". Por comparación, "el Medio Oriente es solo algo momentáneo", según Kaplan. El columnista del New York Times Thomas Friedman, autor de El Mundo es Plano, llama a Kaplan entre los mas "ampliamente leídos" autores que definen el mundo post Guerra Fría, junto con Francis Fukuyama en El Fin de la Historia y el Último Hombre y el Choque de Civilizaciones de Samuel P Huntington. Huntington fantasea de un "mundo islámico-confuciano" en Eurasia, desde el Medio Oriente hasta China, como "un arco de crisis" invadido por enemigos malos de una "Alianza Islámico-Sinica” que debe ser domada por las fuerzas buenas del Oeste, y profetizó que una guerra entre EEUU y China saldrá a través de 2010 y se centrará en las sendas de petróleo del Mar Sur de China. El tiempo de Huntington puede estar apagado, pero su mensaje es fuerte y claro al público norteamericano informado.

Thomas Donnelly, un compañero mayor del Proyecto del Nuevo Siglo Americano (PNAC), miembro de la Comisión de Revisión Económica y Seguridad desde el 10 de febrero de 2005, al 31 de diciembre de 2006, escribió en un artículo en el número de Mayo de 2003 de Enterprise Institute's National Security Outlook que los EEUU necesitan usar su victoria de entonces de 2 meses de antigüedad en la guerra de Iraq para mantener y agrandar la Pax Americana y además institucionalizar la unipolaridad de superpotencia por “arrollar” al Islamismo radical, mientras contiene a la República Popular de China, que es, “rodeándola

contra el crecimiento de esta al estatus de súper potencia”.

Mientras esta vista ha sido templada subsecuentemente por el "éxito catastrófico" de EEUU en guerra, que se convierte inesperadamente en el fracaso profundo en paz en Irak, el plan estratégico para contener a China permanece inalterado. No todos en los Estados Unidos son fanáticos fabricantes de guerra, pero incluso los pacifistas reconocen beligerancia norteamericana hacia China. Joseph Gerson del Comité del Servicio de Amigos Americano, un grupo de Quakeros pacifistas comprometidos a los principios de no-violencia y justicia y destinatario del Premio Nobel de la Paz de 1947, advirtió en "la Hegemonía Norteamericana de Asia-Pacífico y Posibilidades de Solidaridad Popular" entregado a una conferencia en Seúl en junio de 1999:

"En la región de Asia-Pacífico, EEUU está dando fuerza a su política de “Puerta Abierta” del siglo 21 por medio del FMI [Fondo Monetario Internacional], el Banco Mundial, APEC [Asia-Pacífico Cooperación Económica], bases y despliegues por delante, la 7ma Flota y su arsenal nuclear; mientras busca simultáneamente contener y comprometer a China, para dominar las sendas del mar y estrechos a través por los cuales el comercio y suministro de petróleo de la región debe viajar (la vena yugular de las economías de Asia-Pacífico), y para limitar el militarismo y nacionalismo japonés".

¿Cuan profundo ha metido Wang Jisi su cabeza dentro de la arena para no oír estas fuertes predicciones de inevitable guerra entre EEUU y China?

Ingenuidad China sobre EEUU

Una revisión del trabajo publicado de Wang sobre su comprensión de la cultura política norteamericana muestra que los líderes chinos son tanto víctimas de sus expertos en EEUU como los líderes norteamericanos lo son de sus expertos en China. Este explica por qué las dos naciones actúan recíprocamente como barcos que se cruzan uno a otro por la noche.

Por ejemplo, en un artículo del 10 de diciembre de 2003, en The Study Times (Xuexi Shibao) titulado "La lógica de la hegemonía norteamericana", Wang, como director del Instituto de Estudios Norteamericano en la Academia China de Ciencias Sociales, escribió en la principal frase:

"El desarrollo y cambios de la democracia doméstica de América han fortalecido el estatus de Estados Unidos como hegemónico, y también ha enriquecido sus pensamientos hegemónicos

El siguió por un análisis de la raza norteamericana y diversidad política y su relación a la hegemónica política exterior norteamericana. Pero el análisis de Wang del racismo en las políticas norteamericana es ingenuamente convencional y muestra una falta de profundo entendimiento más allá de la aclamación de los medios de comunicaciones norteamericanos. De hecho, el imperialismo moral norteamericano no ha crecido de sus logros de derechos civiles o su compromiso a la diversidad racial y étnica como Wang afirma. Más bien, la edad del imperialismo moral norteamericano coincide con un periodo de recaer en progreso doméstico en estos problemas.

Wang cita a Henry Kissinger, Zbignew Brzezinski, Madeleine Albright y Colin Powell como evidencia de la diversidad norteamericana. Todavía cualquiera familiarizado con el desarrollo sociológico norteamericano sabe que los miembros minoritarios frecuentemente se quejan del programa político de fachada, con la observación que "estas personas designadas prominentes sólo se nos parecen; ellos no piensan como nosotros o hablan para nosotros". Hasta el momento, para que una persona de minoría tenga éxito en los EEUU, él o ella deben purgar una mentalidad minoritaria profundamente arraigada.

Hay un chiste muy conocido que cuando la primer ministro israelita Golda Meir nacida en EEUU intentó persuadir a Henry Kissinger, un judío norteamericano, de hacer a Israel prioridad top de la política norteamericana en Medio Oriente, él le envió según informes recibidos una nota:

"Me gustaría informarle que yo soy primero: un ciudadano norteamericano; segundo: Secretario de Estado norteamericano; y tercero, un judío", a lo que ella respondió, "En Israel, nosotros leemos de derecha a izquierda".

Durante la diplomacia de Kissinger entre Egipto e Israel, él estaba frecuentemente reunido con Meir en el aeropuerto. Una vez, después de ser besada por Kissinger, Meir bromeó delante de la televisión: "Yo no sabía que usted también besa a las mujeres", en referencia amable a la alegada posición pro-árabe de Kissinger.

La actual secretaria de estado norteamericana, Condoleezza Rice, es un caso visible en punto. Casi un año antes de que Wang escribiese su artículo, el Washington Post el 18 de enero de 2003, dio reconocimiento a Rice, una mujer negra que era entonces consejera

de seguridad nacional, con tomar un papel importante ayudando formar la decisión de la administración Bush, para desafiar la política de admisiones de acción afirmativa en la Universidad de Michigan, una posición considerada ampliamente como anti-minoría y anti-diversidad.

Política Exterior de Ataque Relámpago

Wang escribe:

Los norteamericanos fueron obligados a retirarse de Vietnam en 1973 y llevados finalmente a una derrota que ha traído tremenda vergüenza y humillación a la nación norteamericana. El fin de la Guerra de Vietnam fue principalmente una consecuencia de factores internacionales, pero el movimiento anti-guerra en el telón del movimiento de los derechos civiles también era una razón mayor por la cual el presidente [Lyndon] Johnson rechazó correr para la re-elección y por lo cual la administración de Nixon decidió retirar las fuerzas norteamericanas de Vietnam. [Presidente Richard] Nixon comentó una vez impotentemente, 'La Guerra de Vietnam no fue perdida en los campos de batalla en Vietnam, sino en las salas del Congreso, en las oficinas de los grandes periódicos y editores de televisión, y en las aulas de excelentes universidades y colegios'.

De hecho, en el momento que Nixon hizo estos comentarios, él todavía tenía poder para continuar esta guerra, pero él había perdido la base política y la autoridad moral para hacerlo. Si Wang hubiera hecho su investigación, él habría averiguado de los documentos desclasificados públicamente disponibles que para 1973 los Estados Unidos ya habían aceptado la derrota en Vietnam. La Ofensiva del Tet entre enero y junio de 1968 era el punto de giro que obligó a los EEUU a reconocer que la guerra no podía ganarse estratégicamente, aunque la propia ofensiva era una derrota táctica para el Viet Cong.

En la campaña presidencial norteamericana de 1968, el candidato Nixon afirmó virtualmente en cada discurso, que la meta de su administración sería "finalizar la guerra y ganar la paz en Vietnam". Nixon trabajó para retirarse de Vietnam poco después de haber entrado en la Casa Blanca el 20 de enero de 1969, como parte de su política de distensión con la Unión Soviética y de apertura a China. El enfrentó una nación dividida y tuvo que resistirse a la izquierda, que quería un retiro inmediato, así como a la derecha, que quería una escalada extensa de la guerra. El comentario citado por Wang era solo la maniobra Nixon para asignar reproche convenientemente por la derrota de Vietnam a los protestadores de la guerra en casa.

El hecho histórico era que EEUU había comprendido para el tiempo que Johnson se negó a enfrentar una elección de segundo-término en 1968 que la guerra estaba perdida y que el problema era cómo retirarse airosamente de un atolladero inganable contra las fuerzas de liberación nacional Vietnamitas. Si la guerra hubiera tenido éxito en tierra, ninguna cantidad de protesta doméstica habría podido detenerlo de una victoria total.

Era el mismo truco cuando el post-1949 cargo Republicano de "quién perdió China” en los Demócratas, como si China fuera para perder por los Estados Unidos. China vino bajo comunismo debido a una corriente histórica imparable, no porque el Departamento de Estado norteamericano estuviese infectado por comunistas desleales, como el senador Joe McCarthy aclamó.

De nuevo, Wang escribió:

En 2002 de septiembre, el Informe de Estrategia de Seguridad Nacional norteamericano anunció la estrategia de "ataque preventivo", causando fuertes críticas de muchos países. Pero si EEUU decide lanzar un ataque preventivo contra otro país, tiene que emitir una amenaza militar pública a ese país antes que el actual ataque tenga lugar; sólo entonces EEUU tendrá ventaja de la crisis, estableciendo las líneas de fondo de concesiones y creando olas de propaganda domésticamente y en el extranjero y consultando a sus aliados. EEUU no lanzará guerras relámpago como [se hizo] durante la invasión de Polonia por la Alemania Nazi, los ataques de Japón a Peral Harbor, la invasión soviética de Checoslovaquia de 1968, y la invasión soviética de Afganistán en 1979. Aún esto no hace por ningún medio demostrar la "buena voluntad" de la hegemonía norteamericana. En cambio, este nos dice que la complejidad del proceso de toma de decisión norteamericano proporciona a nuestros países oportunidades de deducir contestaciones a la crisis, y para averiguar maneras de influir en el proceso de toma de decisiones norteamericano para que la situación no se salga totalmente fuera de control.

Los hechos históricos de la invasión Alemana de Polonia, el ataque Japonés a Peral Harbor, Hawaii, la invasión soviética de Checoslovaquia y la invasión soviética de Afganistán están en discrepancia con lo que Wang presenta. La invasión Alemana de Polonia empezó el 1 de septiembre de 1939, una semana después de la firma del Pacto confidencial Molotov-Ribbentrop, que entró en ser como resultado de maniobras Occidentales en Munich un año más temprano, dando tiempo suficiente para preparar la guerra o para calmarla.

El historiador británico A J P Taylor en “Los Orígenes de la Segunda Guerra Mundial”, escrito entre 1957 y 1961, desafía la vista entonces-aceptada de que Adolf Hitler había sido un singularmente conspirador malo de la guerra presentando una visión de Hitler

como un oportunista que había disfrutado de mucho apoyo popular en Alemania y Austria. Hitler empujó la reforma del Tratado de Versailles para asegurar concesiones que aplacarían el sentimiento germánico.

El desenredo de los absurdos del Tratado de Versailles podrían ser manejados racionalmente, como en las fases tempranas de aplacamiento británico y francés sobre Rhineland y el Anschluss de Alemania de Austria. Después de Munich, en 1938, habiendo aplacado Berlín en problemas territoriales más contestables encima de Sudetenland, los británicos cambiaron su posición debido al Pacto de Molotov-Ribbentrop y decidieron luchar sobre Danzig (ahora Gdansk) y el Corredor Polaco, donde el caso Alemán para la revisión era más fuerte que en Checoslovaquia. Bretaña y Francia tenían ese punto vacilando entre políticas de apaciguamiento y resistencia, esperando que Alemania al este se volviese en contra de la URSS.

El resultado, Taylor mantuvo, era una guerra en Europa que nadie quiso y que personalmente desanimó a Hitler. La fase Europea de la Segunda Guerra Mundial simplemente empezó como un accidente imprevisto de cálculo erróneo. Hitler nunca imaginó que las democracias europeas irían realmente a la guerra sobre Polonia, sobre todo porque Londres y París no podían hacer casi nada para defender a los polacos. Y en 1773, Polonia hubo sido la primera nación en el sistema Europeo a ser dividida fuera de existencia sin una guerra, una fuente de gran satisfacción a los poderes participantes: Rusia, Austria y Prusia.

En 1966, Checoslovaquia sigue la primacía de Rumania y rechazó la llamada de la Unión Soviética para mayor integración militar dentro del Pacto de Varsovia y buscó mayor entrada en planeamiento y estrategia para los miembros no-soviéticos del pacto. Al mismo tiempo, planes para efectuar grandes cambios estructurales en las organizaciones militares de Checoslovaquia estaban en discusión. Todos estos debates calentaron en 1968 durante la Primavera de Praga de liberalización política cuando comandantes de CSLA (Ceskoslovenska Lidova Armada, o el Ejército Popular Checoslovaco) pusieron por delante planes para democratizar las fuerzas armadas y limitar el papel del Partido comunista.

La doctrina militar nacional se volvió un problema con el descargo de dos documentos importantes: el Programa de Acción del Ministerio de Defensa y el Memorándum del Klement Gottwald Academia Política Militar, declarando que Checoslovaquia debería basar su estrategia de defensa en sus propios intereses geopolíticos y que la amenaza del Oeste había sido exagerada.

Aunque el régimen de Alejandro Dubcek tuvo cuidado para tranquilizar a la Unión Soviética que Checoslovaquia permanecería comprometido al Pacto de Varsovia, Moscú se

sintió desafiado por estos desarrollos, que indudablemente jugaron un papel mayor en la decisión final de invadir en agosto de 1968.

Wang confunde Guerra Relámpago, una doctrina de proseguir guerra, con el aumento general de tensiones políticas pre-guerra que llevan a la guerra finalmente.

La doctrina militar norteamericana desde Vietnam ha sido toda Guerra Relámpago con agobiante fuerza para acabar la lucha dentro de semanas, como en las dos guerras llevadas por EEUU con Irak. La preparación de guerra por el ejército norteamericano es un emprendimiento continuando para lograr prontitud continua, con escenarios políticos que inducen a la guerra y juegos de guerra jugados repetidamente para preparar por acciones durante años en el futuro. Es parte de la estrategia de Guerra Fría post Segunda Guerra Mundial de la militarización de la paz. No hay ninguna razón para esperar que la acción militar de EEUU contra China sea diferente cuando esta llegue.

El poder de hacer guerra en el gobierno norteamericano ha cambiado completamente a la Casa Blanca desde el final de la Segunda Guerra Mundial, después de lo cual todas las guerras norteamericanas han sido guerras no declaradas lanzadas por la autoridad ejecutiva, con entrada del congreso sólo después del hecho. La tensión política que puede llevar a la guerra puede fluctuar durante décadas mientras nunca totalmente disipada completamente. Pero cuando el tiroteo empieza, este será por tácticas de Guerra Relámpago, porque militar quiere una guerra largo-arrastrada-exterior. EEUU y China están jugando actualmente un juego de guerra o paz a través de los diálogos estratégicos. La llave para detener una guerra norteamericana no deseada contra China será convencer a EEUU que semejante guerra no acabará rápidamente.

“Claridad Moral” Neo-conservadora

De nuevo, Wang escribe:

"Debido a la diversidad en política, cultura, y religión, el gobierno norteamericano no tiene ninguna manera de monopolizar recursos morales. No puede proclamarse así mismo como el último juez de justicia". ¿Cómo entonces vino a pasar el secuestro de la política exterior norteamericana por los neo-cons de Bush con su “claridad moral”?. La agenda "transformacionalista" de Bush fue abrazada entonces por la consejera de seguridad nacional Rice, que en agosto 2003 estableció las ambiciones de EEUU para rehacer el Medio Oriente a lo largo de las líneas de los neo-conservadores usando poder militar para hacer avanzar la democracia y los mercados libres. Es una política para la transformación política de la sociedad árabe juzgada vital para la victoria en "la guerra al terrorismo."

EEUU, hace tiempo rechazó el relativismo cultural en favor del imperialismo moral. Esa ha sido la fundación ideológica del PNAC neo-conservador que declara un desafío fundamental en su Declaración de Principios:

"Para formar un nuevo siglo favorable a los principios e intereses norteamericanos".

Los firmantes de la Declaración del PNAC - Elliott Abrams, Gary Bauer, William J Bennett, Jeb Bush, Dick Cheney, Eliot A Cohen, Midge Decter, Paula Dobriansky, Steve Forbes, Aaron Friedberg, Francis Fukuyama, Frank Gaffney, Fred C Ikle, Donald Kagan, Zalmay Khalilzad, I Lewis Libby, Norman Podhoretz, Dan Quayle, Peter W Rodman, Stephen P Rosen, Henry S Rowen, Donald Rumsfeld, Vin Weber, George Weigel and Paul Wolfowitz, todos luminares de la derecha política norteamericana - buscaron "aceptar responsabilidad por el único papel de América conservando y extendiendo un orden internacional amistoso a nuestra seguridad, nuestra prosperidad, y nuestros principios... una política reaganista de fuerza militar y la claridad moral".

Con las tales vistas ingenuas como aquéllas sostenidas por Wang Jisi, que pasan como un análisis legítimo por el mayor experto Chino en el EEUU, a la dirección China le será duro tomar decisiones inteligentes en las relaciones EEUU-China.

La coalición de neo-cons y neo-liberales en la política exterior norteamericana y la agenda económica, no quiere solamente impedirle a China lograr la reincorporación de Taiwán. La coalición no quiere simplemente apertura total de mercados Chinos para completar la globalización neo-liberal. Esta no quiere simplemente imponer valores democráticos norteamericanos en China.

Esta quiere "preservar y extender un orden internacional amistoso a la seguridad norteamericana, a al prosperidad americana, y a los principios americanos a través de la fuerza militar y la claridad moral", con regimenes apoderados liderados por capitalistas nativos que ganarán poder a través de la democracia burguesa financiada por dólares norteamericanos.

Esta es la estrategia de transformación norteamericana de cambio de régimen, por medios pacíficos si posible, a través de la fuerza si necesario. Los Estados Unidos se han establecido como un monopolio global de justicia, con el derecho para actuar como juez, jurado y ejecutor de la justicia en virtud de sus valores morales superiores. Wang escribe que China "debe mantener una relación íntima con los Estados Unidos si sus esfuerzos para modernización son para tener éxito... De hecho, una sociedad cooperativa con

Washington es de importancia primaria a Beijing".

Un caso más convincente puede hacerse de que China debe mantener una correcta y no-confrontacional relación con los Estados Unidos mientras construye relaciones cooperativas amistosas con todas las naciones pacíficas del mundo. Hasta que EEUU abandone su papel de superpotencia hegemónica, deje de interferir en los asuntos interiores de China en el problema de Taiwán y desista en su empujón agresivo para transformar el sistema socialista de China en capitalismo del mercado, una relación íntima con los EEUU a expensas de la independencia China no está en el interés nacional de China, ni es apropiado para la nación más habitada del mundo con una de las historias continuas más largas, apoyar a un imperio norteamericano explotador. China no debe aceptar una "sociedad cooperativa" con EEUU en su estrategia de convertir a China de nuevo en una semi-colonia a través del neo-imperialismo.

China puede alcanzar su meta de desarrollo así misma, una vez más como un gran poder benévolo digno del espíritu de su pueblo, cultura e historia sin depender de ninguna nación extranjera. No hay ninguna necesidad de descansar en la "cooperación" de un Estados Unidos cuya política apunta a un "forcejeo para el dominio" en Asia. Semejante política es por definición imperialista, dado que EEUU es sólo un poder Pacífico por geografía, y no un poder Asiático por geografía o cultura.

EEUU tiene la capacidad de ser una gran nación que puede contribuir al desarrollo pacífico de un orden mundial justo. Desgraciadamente, las fuerzas pacíficas en la sociedad norteamericana han sido largamente marginadas en la política norteamericana, un proceso que empezó con el imperialismo del Destino Manifiesto de Theodore Roosevelt, invertido durante la era del New Deal bajo Franklin D Roosevelt y reavivado durante la caza de brujas de la era McCarthy y la subsecuente histeria de la Guerra Fría. El crecimiento del fundamentalismo neo-liberal en la era Ronald Reagan ha legitimado la codicia y la explotación subsecuentemente. China haría bien para sí misma y para la paz mundial restablecer contactos cooperativos con estas fuerzas pacíficas en la política norteamericana.

Las relaciones económicas de China con los Estados Unidos están pesadamente inclinadas hacia proveer para capital y dirección, concediendo a los ejecutivos visitantes de corporaciones transnacionales el protocolo equivalente de visitante de cabezas de estado. El resultado es que la mano de obra de EEUU, ambas sindicadas e independientes, se han vuelto apasionadamente anti-China. Hasta que China mejore su relación con y entendimiento de la mano de obra de EEUU a través del diálogo directo y solidaridad, una guerra de comercio de proteccionismo entre las dos economías es inevitable.

El gobierno chino, desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, ha echado muchas organizaciones no-gubernamentales norteamericanas que promovieron amistad con China durante las largas décadas de la Guerra Fría de oficial hostilidad de EEUU hacia China. El gobierno ha seguido una política de poder corta de vista sólo proveyendo a aquellos actualmente en el poder en los EEUU e ignorando a los amigos y partidarios de largo tiempo. La tal conducta es impropia para una cultura arraigada en ética Confuciana. También es la razón que China anota tan negativamente en la opinión pública EEUU.

Los intercambios de estudiosos y expertos en la última década han sido principalmente reservados para ideólogos neo-liberales y diálogos de centro derecha que básicamente ven a China socialista como un caso terminal. Como resultado, China no tiene ningún verdadero amigo y partidario en el cuerpo político norteamericano o entre el público general, sólo oportunistas del buen clima en finanzas y negocios, y misioneros con agendas transparentes en política y gobierno. Hasta que China empiece a reconstruir amistad en las bases y apoyo entre el pueblo norteamericano, no habrá armonía sustentable en relaciones EEUU-China.

Favoreciendo a los enemigos y descuidando a los amigos, uno termina raramente con más amigos. Éste es el artículo concluyente de este informe.