Cientificos colombianos con reconocimiento internacional

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Cientificos colombianos con reconocimiento internacional presentado por: Marbelle Fonseca - LPI

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OLGA LUCIA ZULUAGA

Es la madre y líder del Grupo Historia de las Prácticas Pedagógicas en Colombia. Tiene un doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación de la UNED en España y un Magíster en investigación psicopedagógica de la Universidad de Antioquia, Colombia. Ha participado en proyectos como: “Saber pedagógico y campos conceptuales” (2005), “El saber pedagógico y los campos de la educación” (2002-2004), “Nociones de la Pedagogía” (1997-1999), “Proyecto interuniversitario hacía una práctica pedagógica en Colombia” (1980-1984), entre otros.

Su experiencia en investigación comenzó en la década de 1970 –recién terminaba su Licenciatura en Educación en Filosofía e Historia, en la Universidad de Antioquia–, con la exploración de los archivos de la Biblioteca Nacional y de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá.

El conocimiento plasmado en el papel

Durante su trasegar profesional Olga Lucía Zuluaga Garcés se ha mantenido entre libros y documentos, y sus trabajos siempre han estado influenciados por los conceptos y teorías del filósofo e historiador Michel Foucault; de los grandes pedagogos: J.L. Vives, J.A. Comenio, J.J. Rousseau, J.E. Pestalozzi, J.F. Herbart, E. Claparede, J. Dewey, O. Decroly, W. Dilthey, A. Ferriere, Kerchesteiner; de historiadores como Reinhart Koselleck, Lucian Hölscher, G. Canguilhem. Se autodefine como amante del conocimiento, la investigación y la escritura, y decidida por el trabajo epistemológico e histórico en Pedagogía y Didáctica.

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Esta Magíster en Investigación Psicopedagógica ha escrito varios textos como resultado de su experiencia y sus indagaciones, entre éstos considera Pedagogía e Historia –editado por primera vez en 1987 por Anthropos y la Universidad de Antioquia, como uno de sus textos más representativos. “Es un libro de referencia en las Facultades de educación de iberoamérica”, expresa la profesora. Entre sus publicaciones se destacan tres folletos: Filosofía y pedagogía, Didáctica y conocimiento, y Colombia: dos modelos de su práctica pedagógica, reunidos en la obra Historia de la práctica pedagógica, Y existe un texto denominado ¿Qué es el archivo pedagógico colombiano del siglo XIX? que fue uno de los resultados de sus investigaciones sobre el tema de la historia de la pedagogía en Colombia. Otro libro es El maestro y el saber pedagógico en Colombia 1821-1848, publicado por la Editorial Universidad de Antioquia en 1984. Además, entre 36 casos de investigación exitosos en Colombia fueron seleccionados los textos Génesis y desarrollo de los sistemas educativos iberoamericanos Siglo XIX, y Modernización de los sistemas educativos iberoamericanos Siglo XX, publicados en la Colección Pedagogía e Historia, trabajo en el que fueron compiladoras ella y la Doctora Gabriela Ossenbach Sauter. La Doctora Zuluaga como Directora Académica y la Doctora Ossenbach como Asesora Internacional. El trabajo de la profesora Olga Zuluaga en el campo de la Pedagogía ha tenido varios reconocimientos nacionales como el “Galardón de distinción Medalla Camilo Torres”, en 1998; otorgado por la Presidencia de la República de Colombia, cuando era Ministro de Educación el Doctor Jaime Niño D. Al año siguiente (1999) por la tesis doctoral La instrucción pública en Colombia, 1845-1868; entre el monopolio y la libertad de enseñanza, recibió calificación summa cum laude, y obtuvo una “Moción de felicitación con distinción” de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, por la culminación de sus estudios de Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación, área Historia de la Educación, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de Madrid, España.

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En el 2000, por el excelente trabajo realizado en el proceso de acreditación previa de Doctorado mereció una “Mención” por la Facultad de Educación de la U. de A. Luego en el 2002 la misma Universidad de Antioquia le entregó la “Medalla Francisco José de Caldas a la Excelencia Universitaria, Categoría Oro”. Y en el 2004 –año en el que se jubiló– como reconocimiento a su labor, recibió la “Orden Cincuentenario Universidad Pedagógica Nacional” por el continuo trabajo a lo largo de 30 años de investigación y dedicación a la docencia. Estos méritos y condecoraciones se justifican en su hoja de vida en la cual aparece la publicación de más de 17 artículos en periódicos, la participación en la redacción de 10 capítulos de libros publicados. Ha participado como organizadora y compiladora en cinco obras sobre pedagogía; y su conocimiento sobre el tema le ha permitido ser asesora y consultora en un gran número de proyectos sobre pedagogía en el contexto nacional e internacional.

MYRIAM JIMENO

Myriam Jimeno es profesora titular del Departamento de Antropología e investigadora del Centro de Estudios Sociales CES de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, Colombia. Nació en Bogotá Colombia en septiembre de 1948 y fue directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH en dos ocasiones (1988-1990 y 1992-1993). Se formó como antropóloga en la Universidad de Los Andes en Bogotá y obtuvo el doctorado en antropología de la Universidad de Brasilia, en Brasil. Ha recibido las Medallas al Mérito Universitario y Academia Integral Meritoria de la Universidad Nacional de Colombia (1997 y 2006) y en el 2003 fue reconocida con la mención especial por el Capítulo de Antropología de la Asociación de Egresados de la Universidad de Los Andes en Bogotá, Colombia.

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Ha trabajado sobre las relaciones interétnicas, en particular sobre las transformaciones históricas de la política estatal indigenista, tema sobre el cual escribió, en coautoría, el libro Estado y minorías étnicas en Colombia (1985). Desde 1993 estudia la relación entre cultura, conflicto social y acciones de violencia, para lo cual conformó el grupo de investigación conflicto social y violencia adscrito al Centro de Estudios Sociales CES. La investigación se detiene en los referentes socio-culturales y psico-afectivos de la violencia en la intimidad. Sus resultados se encuentran en los libros Las sombras arbitrarias. Violencia y autoridad en Colombia (1996, en conjunto con un grupo interdisciplinario de investigación) y En una mano el pan y en la otra el rejo. Violencia cotidiana en la sociedad rural (1998, en conjunto con un grupo interdisciplinario de investigación) y en numerosos artículos. En 1995 obtuvo el Premio Nacional de Investigación en Ciencias Sociales y Humanas Alejandro Ángel Escobar por estos trabajos.

Entre 1999 y 2001 investigó la relación entre cultura, violencia, cognición y emociones en los homicidios entre parejas en Brasil y Colombia; publicó el libro Crimen pasional. Contribución a una antropología de las emociones (2004) que obtuvo en 2006 la Mención de Honor del Premio Iberoamericano del libro de la Latín American Studies Association—LASA. Acuña el concepto de configuración emotiva para explorar las emociones como categorías histórico culturales que hacen parte de las jerarquías de género, sostenidas en la concepción dual del sujeto (emoción\razón).

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Desde el 2009 inició el estudio de los procesos culturales que inciden en la recomposición subjetiva y de grupo de quienes han sufrido acciones de violencia política. Trabaja en particular en el caso de una comunidad pluricultural en el Cauca (sur occidente de Colombia) que en 2001 sufrió una masacre por un grupo armado de “paramilitares”. Durante su Guggenheim Fellowship profundizará esta investigación, con énfasis en el papel de la adscripción étnica india en el proceso de recomposición y su relación con los movimientos sociales de víctimas que reclaman verdad, justicia y reparación en Colombia. La investigación emplea la categoría de comunidades emocionales para destacar la interrelación entre los procesos de recomposición subjetiva y la acción social ciudadana.

En 1995, junto con su grupo, recibió el Premio Nacional de Ciencias Humanas y Sociales de la Fundación Alejandro Ángel Escobar por el trabajo Las sombras arbitrarias. Violencia y autoridad en Colombia. En el año 2006 obtuvo la Mención de Honor en el Premio Iberoamericano del Libro de la Latín American Studies Association, LASA, por su libro Crimen pasional: contribución a una antropología de las emociones. En el año 2010 recibió la Fellowship to Assist Research de la John Simón Guggenheim Memorial Foundation para su investigación sobre mecanismos de recomposición social en comunidades étnicas víctimas de eventos violentos. Sus intereses investigativos se enmarcan dentro de las discusiones acerca del conflicto social y la violencia, las relaciones interétnicas y conformación del estado.

ADRIANA OCAMPO

Adriana Ocampo cristiana nació el 5 de enero de 1955 en Barranquilla, Colombia. Su familia se trasladó a Buenos Aires, Argentina antes de su primer cumpleaños y luego a Pasadena, California, en 1970, cuando tenía 15 años Ocampo le valió B.S. grado en

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Geología de la Universidad Estatal de California, Los Angeles en 1983 Obtuvo su MS licenciado en Geología Planetaria de la Universidad Estatal de California, Northridge en 1997 y terminó su doctorado en la Vrije Universiteit de Ámsterdam en los Países Bajos.

Ocampo comenzó su carrera en la ciencia planetaria primero como voluntaria en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) durante la escuela secundaria y durante el verano y durante la universidad como un empleado. Ella ha trabajado en una serie de proyectos de ciencia planetaria de la NASA, incluyendo la misión Juno a Júpiter la misión, la misión New Horizons a Plutón, y la muestra de asteroides misión de retorno de OSIRIS-Rex. Ella es también el científico principal responsable de la colaboración de la NASA con la misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea y la misión Venus Climate Orbiter de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón.

Adriana Ocampo Uría es toda una eminencia en el campo científico. Y hace parte de la cuota de colombianos que deja muy en alto el nombre del país en el exterior. Basta con echar un vistazo rápido a sus logros: reconocida por la revista Discovery como una de las 50 mujeres más importantes de la ciencia; protagonista de la misión que confirmó que no había anillos alrededor de Marte; fue la primera en identificar el cráter de impacto que dio raíz a la extinción masiva de los dinosaurios y hoy dirige una importante misión de la Nasa: Juno, que explorará a Júpiter, el planeta más grande del sistema solar.

Siendo aún estudiante de secundaria en Los Ángeles se sumergió en el mundo sideral, en el Laboratorio de Propulsión Jet, dedicado a la exploración del sistema solar. Allí se vinculó a la Nasa como ayudante técnica, en 1973. Cuando terminó el colegio le ofrecieron la oportunidad de seguir en el centro espacial. Mientras iba a la universidad le

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dedicaba 20 horas a la semana a sus oficios, todas las noches, los sábados y domingos. Poco a poco el sueño tomaba forma. La niña que jugaba con las estrellas se graduó como Licenciada en Ciencias Geológicas. Ligada al corazón de los estudios espaciales empezó a ‘transitar’ por todos esos planetas que conoció en las páginas de los libros de Geografía. De Marte se enamoró en la misión Viking, planificando las observaciones de las lunas Fobos y Deimos. Un satisfactorio trabajo que concluyó con la publicación del Atlas de Fobos y sirvió de guía para una misión rusa hacia aquella luna. Saturno y los planetas gigantes la conquistaron en la Misión Voyager, donde trabajó en los equipos de navegación y planeamiento.

En el reino Jurasico

Hasta aquí su vida nada aburridora, como ella misma la define, resulta llena de descubrimientos. Pero sin duda el que la posicionó entre las mejores de la ciencia fue el hallazgo del cráter de impacto Chcxulub que ocasionó la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años. “Estaba en la Agencia Espacial Europea, en Holanda, y decidí seguir el estudio de los investigadores Álvarez, que en 1980 publicaron su teoría sobre la extinción de estos animales, pero les faltaba identificar dónde estaba el cráter. En 1988 publiqué un trabajo mostrando aspectos sobre el asteroide que causó la devastación total de la biosfera, pero fue tan controversial que sólo me lo aceptaron en 1991. Eso es parte del proceso científico: proponer cosas nuevas que tardan años en ser aceptadas”, recuerda. En términos sencillos, según su teoría, el azufre contenido en el mencionado asteroide acabó con los alimentos de los animales y el planeta se congeló. Los dinosaurios no soportaron las terribles condiciones climáticas y los primeros en desaparecer fueron los que habitaban en la Península de Yucatán. Poco a poco el resto se extinguió. Sólo los pájaros, descendientes del mundo jurásico, lograron sobrevivir.

Júpiter la espera

La aventura espacial de esta mujer, que definitivamente no tiene ‘los pies sobre la tierra’ ya cursa un nuevo capítulo. Tras una larga temporada en Europa, desde hace un año Adriana vive en Washington, en la oficina directiva de la Nasa, donde coordina todo el programa de investigación del planeta Júpiter. Una atractiva misión que se lanzará en el 2011 pero cuyo trabajo previo tarda años en explorar. “Es la primera vez que vamos a ir al planeta más grande de nuestro sistema solar

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por intermedio de paneles solares. Poner una misión de este tipo en el espacio es muy complejo y se requiere del talento y de una gran cantidad de personas para llevarla a cabo con éxito”, expresa. Por ahora ese es su principal reto. Mientras tanto sigue corriendo de un lugar a otro: de Cabo Cañaveral a la Patagonia; del Polo Norte a Colombia; de Centroamérica a casa. En ocasiones visita una fundación que impulsa el interés científico en las jovencitas latinas.

La científica colombiana Adriana Ocampo, se desempeña actualmente como ejecutiva de las oficinas directivas de la Nasa en Washington, Estados Unidos, asegura que existen altas probabilidades de que existiera o exista vida en Marte, que actualmente explora uno de sus consentidos: el robot Curiosity.

JOSEFINA QUINTERO

Josefina Quintero, es una de las primeras doctoras en educación graduada en Colombia, trabaja desde hace más de 20 años para demostrar la pertinencia de la investigación en las aulas de educación básica y superior. A través de una metodología innovadora ha logrado que educadores en formación optimicen sus prácticas docentes, mientras se acercan a la realidad y aprenden a transformarla.

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A pesar de que el saber pedagógico ha sido históricamente la razón de ser de la acción docente, en el país es frecuente que los educadores se sumerjan en su práctica sin problematizar ni teorizar sobre las diferentes dimensiones que tiene su comunicación con los estudiantes. No obstante, la doctora Josefina Quintero, Decana de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas, ha demostrado desde sus trabajos con el grupo Investigación-Acción, Currículo y Multimedia en la Educación Superior (Inacmes) que la labor pedagógica necesariamente está atravesada por la investigación sobre la enseñanza. Una propuesta de intervención en el aula, denominada Investigación Acción Pedagógica le ha permitido enseñarle a las nuevas generaciones de educadores que el contacto con la realidad en el salón de clases y un cuestionamiento continuo sobre la relación enseñanza-aprendizaje facilitan transformaciones pedagógicas positivas, que llevan al educador a adquirir, generar y aplicar conocimientos. La profesora Quintero fue una de las primeras licenciadas que obtuvieron el título de doctoras en educación en el país y hoy es reconocida como una de las investigadoras más sólidas en este campo. Sus disertaciones académicas la han llevado a hacer parte de redes como la Asociación Colombiana de Facultades de Educación y la Red de Universidades de Colombia, Rude colombia, que lidera un doctorado en ciencias de la educación en convenio con ocho instituciones del país. A su vez, Josefina Quintero es miembro de la Asociación para el Estudio de la Educación Superior, ASHE, de Estados Unidos, y de la Asociación de Investigación para el Desarrollo y Mejoramiento de la Escuela, ICSEI, de Florida Atlantic University. Su grupo ha sido

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catalogado en la categoría A por Colciencias, entidad que promueve la ciencia y la tecnología en Colombia, y la docente goza de una marcada admiración por parte de colegas, pares académicos y estudiantes. Si nos detuviéramos un poco en los recuerdos de la infancia, seguramente podríamos concluir que enseñar e investigar son capacidades innatas en los seres humanos, o ¿quién no jugó al profesor cuando era niño? Josefina Quintero no fue la excepción en ese sentido, sin embargo, contó con el estímulo de sus padres, quienes alimentaron su sueño infantil y la matricularon en la Normal Superior de Tunja a comienzos de la década del 70. En aquel momento acceder a instituciones de ese tipo en el país era un verdadero privilegio para las niñas de provincia, "pues aprender a enseñar les aseguraba un futuro profesional digno y económico". La calidad pedagógica de sus docentes de bachillerato, normalistas superiores en su mayoría, la marcó de forma significativa. Hoy asegura que las maestras de aquél entonces, "sin saberlo, aplicaban metodologías alemanas como la enseñanza problémico, muy usada actualmente en Latinoamérica y en el mundo entero". El efecto de esa formación innovadora la condujo a convertirse en licenciada. Así como su talento para enseñar se hizo evidente siendo niña, desde muy joven también manifestó una facilidad abrumadora para las lenguas extranjeras. "En esa época ya se vislumbraba la importancia que tendría el inglés como idioma universal y vía de acceso a otras culturas y disciplinas científicas", por esa razón la entonces normalista decidió dedicarse a indagar y enseñar dicha lengua. La universidad trajo consigo nuevos conocimientos, pero también tendencias políticas y problemáticas sociales que la normalista desconocía cuando vivía en Tunja, su ciudad natal. La Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), ubicada en Tunja, le permitió a Quintero conocer de cerca los movimientos estudiantiles de los 70, inspirados en el marxismo y el leninismo, que luchaban contra las inequidades y el imperialismo norteamericano.

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Investigar mientras se enseña

La investigación en el aula del inglés; El modelo formativo Investigación- Acción Pedagógica para el mejoramiento de la teoría y la práctica educativa; y La Investigación- Acción Pedagógica para iniciar la formación científica de los licenciados en lenguas modernas, son apenas tres de los proyectos a los que se ha dedicado la profesora Josefina Quintero a lo largo de su vida académica e investigativa. Su producción bibliográfica llega a los 50 trabajos, entre libros, capítulos y artículos; ha dirigido cerca de 20 tesis en pregrado y postgrado, y ha participado como ponente en múltiples eventos sobre educación. Esa vasta experiencia, complementada con una maestría y un doctorado en educación en las universidades Pedagógica Nacional y de Antioquia, la condujo a la decanatura de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas en el 2004, a la que estaba vinculada desde los años 80. Además, se ha convertido en una autora de consulta obligada, incluso para entidades estatales que piden sus conceptos constantemente en calidad de evaluadora de pares externos seleccionada en las listas de Colciencias. Según la docente, la filosofía del grupo Inacmes, que ella dirige, ha estado inspirada en tres lemas fundamentales: "1. Aprendemos a investigar mientras aprendemos a enseñar. 2. Si reflexionamos la experiencia, lo hacemos mejor. 3. Enseñar, aprender y formar son el rasgo distintivo de todo educador". Dichos postulados han permitido que el quehacer pedagógico de los estudiantes de

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licenciatura de la Universidad de Caldas se transforme notablemente, al punto que hoy en día viven en función de preguntas que emergen de su trabajo en el aula y que luego se traducen en investigaciones profundas. De esta forma, los estudiantes de Josefina Quintero han demostrado que el docente de educación básica, media y superior no es mecánico y ajeno a la indagación, como muchos sostienen, sino un científico en potencia. Con respecto al modelo del maestro la investigadora Josefina Quintero está convencida de que la educación en el país ha tenido avances significativos en los últimos años, "evidenciados en políticas de reforma acordes con las tendencias mundiales". No obstante, considera que hay una debilidad enorme: la carencia de redes investigativas que articulen a los docentes en comunidades académicas. "Falta trabajar en grupo y tener una mirada científica de lo que hacemos. En el país hay maestros eminentes, pero lamentablemente muchos mueren sin saber que tenían un método excelente, pues no dejaron escuela de pensamiento pedagógico y tampoco tuvieron el hábito de consignar por escrito su saber". Precisamente ese es uno de los aspectos que ella recalca a sus estudiantes. Entre los futuros licenciados de la Universidad de Caldas son famosos los diarios que "la profe Josefina" les enseña a hacer durante las tutorías, para plasmar cuantas preguntas, observaciones y temores se les presentan, "pues esta es una forma válida para dejar memoria escrita y demostrar que las reflexiones sobre las experiencias del maestro producen saber pedagógico". Ejercicios de ese tipo le dieron cuerpo al libro Investigación-acción en la práctica educativa: un enfoque comprensivo narrativo, una de sus más recientes producciones, publicada por la Universidad de Caldas, en la que es investigadora principal y coautora con otras docentes de pedagogía y de lenguas extranjeras. De los esfuerzos académicos de Josefina Quintero se concluye que su esperanza fue, es y seguirá siendo que los educadores colombianos entiendan que su acción está centrada en aprender, enseñar, formar e investigar. Tres verbos que definen a esta académica amante de la búsqueda intelectual.

Bibliografía:

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http://historico.elpais.com.co/paisonline/notas/Octubre312006/adriana.html

http://en.wikipedia.org/wiki/Adriana_Ocampo

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http://cienciagora.com.co/galeria_de_cientificos/ciencias-de-la-educacion-154/josefina-quintero/138.html