CILHA 2007

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El yo-ensayista en Tiempo mexicano de Carlos Fuentes. En el ensayo Tiempo mexicano de Carlos Fuentes, el yo- ensayista mezcla y entrelaza los acontecimientos de la historia de México, en un movimiento serpentético hasta la matanza de Tlatelolco. El ensayista se configura a lo largo de todo el libro como referente válido y legítimo, realizando una propuesta final concreta sobre los problemas mexicanos. Nos proponemos, de esta manera, analizar el proceso discursivo de legitimidad del yo-ensayista reflejado en las maniobras laberínticas del devenir histórico señaladas por Fuentes. Para comenzar, debemos decir que un hecho que marcó profundamente el alma de los mexicanos fue el ocurrido el 2 de octubre de 1968 en el Distrito Federal de México. Durante una movilización estudiantil pacífica, el ejército, junto con movimientos paramilitares comenzaron a disparar contra

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ARIZONA STATE UNIVERSITY

Naciff 24

El yo-ensayista en Tiempo mexicano

de Carlos Fuentes.

En el ensayo Tiempo mexicano de Carlos Fuentes, el yo-ensayista mezcla y entrelaza los acontecimientos de la historia de Mxico, en un movimiento serpenttico hasta la matanza de Tlatelolco. El ensayista se configura a lo largo de todo el libro como referente vlido y legtimo, realizando una propuesta final concreta sobre los problemas mexicanos. Nos proponemos, de esta manera, analizar el proceso discursivo de legitimidad del yo-ensayista reflejado en las maniobras labernticas del devenir histrico sealadas por Fuentes.Para comenzar, debemos decir que un hecho que marc profundamente el alma de los mexicanos fue el ocurrido el 2 de octubre de 1968 en el Distrito Federal de Mxico. Durante una movilizacin estudiantil pacfica, el ejrcito, junto con movimientos paramilitares comenzaron a disparar contra los miles de manifestantes reunidos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Este suceso dar lugar a una corriente literaria llamada la literatura de Tlatelolco que trata este hecho aberrante, pero que, entre otras cosas, se propone descifrar las pendulaciones histricas de Mxico que dieron como resultado la masacre de 1968. En esta corriente encontramos el texto ensaystico por autonomasia, La Noche de Tlatelolco de Elena Poniatovska, como as tambin Das de guardar de Carlos Monsivais, Postdata de Octavio Paz, entre muchsimos otros. Cada uno de las obras sobre este suceso histrico maneja y presenta los datos de/en distintas tipologas. As, el texto de Poniatovska es un claro ejemplo de literatura testimonio, por ejemplo.

El libro Tiempo mexicano fue publicado por primera vez en noviembre de 1971 por la Editorial Joaqun Mortiz del Distrito Federal, Mxico. El hecho que aparezca en esta editorial no es irrelevante ya que sta publica textos de autores latinoamericanos que se confiesan en franca oposicin a sus gobiernos. De esta manera, desde la misma casa editorial vamos a prever el tono y la ideologa que se manifestar en el yo a lo largo de la obra.

El libro est compuesto, en primer lugar, por una dedicatoria a Fernando Bentez y a continuacin se encuentra la Nota del autor, y luego ocho ensayos: Kierkegaard en la Zona Rosa, De Quetzalcatl a Pepsicatl, Tiempo is pnico, Radiografa de una dcada: 1953 1963, Lzaro Crdenas, La muerte de Rubn Jaramillo, La historia como toma de poderes y por ltimo, La disyuntiva mexicana. Como podemos apreciar en cada uno de los ttulos de los ensayos, no hay ningn orden diacrnico para el anlisis histrico. As, el laberinto temporal en el que vamos a ser introducidos por el ensayista es evidente.

En la Nota del autor, el yo-ensayista explica qu tipo de texto ha escrito y cules son sus aspiraciones. En sta, Fuentes hace ostensible su rechazo a la pretensin de totalidad y suficiencia de sistemas cerrados mediante una afirmacin montaigiana (Garca Monsivais 533): No he pretendido escribir un texto fro, objetivo, estadstico o totalizante sobre nuestro pas; he preferido dar libre curso a mis obsesiones, preferencias y pasiones de mexicano (Fuentes 7). De esta manera, Fuentes asegura no querer escribir un texto objetivo. La obra que tenemos entre manos ha sido configurada por el autor desde el hecho del ser mexicano, poniendo todas sus vivencias, experiencias y por supuesto, sus sentimientos. Esto nos obliga a buscar en el texto vivencias y no rigor [] conviccin y no objetividad (7), al decir de Fuentes. Objetividad a la que llama imposible e indeseable (7). De ah, su posicionamiento con respecto a lo que ha escrito y frente a la categora misma de ensayo.

La dedicatoria a Fernando Bentez configura la posicin del narrador ya que lo posiciona ideolgicamente. Fernando Bentez, quien fuera periodista, reportero, ensayista, editor, antroplogo, historiador y escritor, manifestaba ardientemente la necesidad de incorporar las culturas indgenas al Mxico moderno pero respetando sus costumbres y creencias. Carlos Fuentes trabaja a lo largo de todo el texto la misma idea: aunar la historia de Mxico, trayendo a la memoria los hechos del pasado y tratando de explicar los ltimos sucesos ocurridos en Mxico desde el pasado indgena y primigenio. As, la idea de un Mxico repleto de indgenas que deberan ser escuchados y representados es una constante en el texto de Fuentes. La revolucin est en luchar por darle a cada mexicano derecho, voz, lugar y comida, entre otras cosas.

Los adjetivos valorativos positivos utilizados para calificar la obra de Fernando Bentez corroboran el motivo de la dedicatoria del libro: Bentez sostiene las ideas que ayudarn al ensayista a argumentar sus propias ideas, que, como dijimos anteriormente, estn en la lnea del historiador. De esta manera, Fernando Bentez es nombrado y calificado con adjetivos tales como infatigable, lcido, valiente (64). El texto de Fuentes necesita la figura de Bentez ya que fue promotor de una cultura mexicana libre [] luego de la represin contra el movimiento de independencia sindical y el triunfo de la revolucin cubana (64). Retoma lo dicho por Bentez en colaboracin con l mismo, aos atrs: Lo que entonces enunciamos sigue siendo vlido hoy: Mxico debe completar, a partir de la actualidad, la etapa revolucionaria incumplida; Mxico no puede aplazar ms, sino tratar de resolver democrticamente, los problemas populares de hoy (65). Fernando Bentez es portador de una conciencia cultural pluralista. Sabe que Mxico no puede ser slo una de sus partes, sino todas ellas (Fuentes Nuevo tiempo 31).El contexto del ensayo La muerte de Rubn Jaramillo es el verano de 1962, cuando Carlos Fuentes, Fernando Bentez, Vctor Flores Olea y Len Roberto Garca, visitan Morelos para esclarecer el asesinato de Rubn Jaramillo. Esto contina posicionando al yo en la situacin de compromiso con lo que le rodea. Ahora, la validez y legitimacin del yo ensayista est dado por ser testigo presencial de las circunstancias.

En otro orden de cosas, y con respecto a la sintaxis, podemos observar que mucho de sus argumentos los configura en enunciados extensos, a la manera de un orador que no da tiempo al oyente porque no puede detener su discurso. Tiene mucho que decir, y adems, es demasiado importante; la angustia es demasiado pesada para darle pausas sintcticas. Tambin es el caso de las preguntas extensas, este yo-ensayista se cuestiona y nos cuestiona en una manifestacin de la impotencia por la desigualdad de oportunidades:

Quiz la tentacin de Quetzalcatl consisti en parecerse a sus criaturas; quiz la tentacin ofrecida por el espejo humeante de Texcatlipoca no consista sino en una doble operacin del terror sagrado: mostrar a las criaturas que la cara de Quetzalcatl no era como la de ellos, que fueron creados, sino un rostro anterior a la creacin, un rostro espantoso porque era irreconocible, e irreconocible porque era eterno; y mostrarle a Quetzalcatl, el creador que invent las caras de los hombres, que su rostro no era como el de los hombres; que si su creacin era divina, l era un monstruo, pero que si l era un dios, sus hijos, tan distintos de l, eran infernales. (20)

El manejo de los enunciados es impecable cuando, por ejemplo, encontramos oraciones nominales, salvo al final de las mismas donde incluye un verbo dicendi para hacer evidente la cita: Reconquista de la utopa: programa mnimo de la revolucin popular, resumen de los ideales colectivos, advierte Gastn Garca Cant en sus Utopas mexicanas (nfasis nuestro).

Al hablar de los jvenes utiliza una estructura sintctica que quiere poner en evidencia la igualdad de los jvenes con las distintas clases sociales de las que est constituido Mxico. Al mismo nivel, sin jerarqua de ningn tipo: Estos jvenes son [] estudiantes [] hombres [] escritores [] economistas [] maestros (81). Al ser hombres y mujeres comunes tienen la obligacin y el derecho de luchar por las injusticias producidas por el gobierno.

El discurso se presenta con la seguridad de que el lector entender todo lo que el ensayista propone. De esta manera, comienza uno de los prrafos con un enunciado a manera de respuesta, S, los funcionarios estatales (123). El yo asume por seguros y propios los cuestionamientos que se hace el lector, haciendo de esto un recurso convincente a nivel retrico y que retomar varias veces a lo largo de la obra.El laberinto temporal en el que nos sumerge el autor tiene que ver con la necesidad de configurar un nuevo presente mexicano, con posibilidades para todos, sin injusticia y, por sobre todo, con la integracin de los que estn abandonados por el discurso y la accin oficial.

Nuestros grandes artistas han radicado el problema en el presente, que es donde recordamos el pasado y deseamos el futuro. Ms que nunca, hoy debemos radicarnos en el presente para tener tanto futuro como pasado. La linealidad clsica, las unidades de tiempo, el tiempo como flecha disparada al futuro (la direccin de la modernidad) frustra y empobrece este proyecto (Fuentes Territorios127)En el primer ensayo, desarrolla toda su teora del tiempo basndose en Kierkegaard, de all el ttulo representativo del ensayo: Kierkegaard en la Zona Rosa. El filsofo est de lleno en la realidad mexicana, tanto como para situarlo en uno de los barrios ms representativos del Distrito Federal: la Zona Rosa. El tiempo se repite pero desde una idea de lo re-asumido, lo re-tomado, lo reduplicado o bien reflexionado interiormente. Desde esta perspectiva, el tiempo es una realidad tan vieja como nueva, algo que ya exista pero que empieza a ser de nuevo (Binetti 7). De esta manera, el tiempo les (nos) sucede a todos. Es un hecho que rene al mexicano y por ello utiliza la primera persona del plural. Ya no se trata slo del yo-ensayista, sino tambin de cada una de las personas que viven en Mxico. Pero es evidente tambin, que en esa primera persona del plural tambin podramos entrar los que no somos mexicanos, dndole al ensayo la caracterstica de universalidad, ya que el tiempo es un concepto que atae a todo a ser.

La primera persona del singular est presente decticamente en pocas ocasiones, pero cuando aparece es para legitimar al ensayista en sus apreciaciones sobre Mxico: de nio, yo viajaba (10), aqu, el yo forma parte del paisaje, nadie le ha contado la transformacin y la oposicin entre su pas y el pas limtrofe (Estados Unidos), l ha sido testigo y ello le da el derecho de poder opinar acerca de eso y es lo que le da legitimidad a lo que est diciendo.

Este yo-retrico que nos inquieta y nos cuestiona, a partir del sexto ensayo cambia radicalmente. Se ha demorado seis ensayos, con sus 122 pginas, en construirse como un referente vlido y legtimo de las ideas y propuestas, que ha partir de aqu, comenzarn a tener mucha ms fuerza, ya sea por los modos verbales que utiliza o por la seguridad con la que plantea sus ideas. En todo caso, esto es lo que estudiaremos a continuacin.

En interesante reconocer que para el momento de La disyuntiva mexicana, el ltimo ensayo del libro, cuando su voz ya se ha configurado como portadora de una verdad que debe ser tenida en cuenta, da paso con mucha ms frecuencia a la primera persona del singular: Insisto en este hecho importantsimo (158). Pero a la hora de manifestar todo lo que (no) desea como mexicano, utiliza la primera persona del plural asumiendo que l es la voz de todo Mxico, de los que no pueden hacerse escuchar: Ni infiernos, ni parasos, ni purgatorios: los mexicanos deseamos, simplemente, una sociedad humana, justa y libre, y estamos tan lejos de ella como la mayor parte de los hombres de este mundo (179). Posicionado dentro del ser mexicano, el ensayista puede dar una opinin que sea valedera para solucionar los problemas de Mxico: Aunque no vivimos solos estamos aislados, estamos solos. Nadie, en un mundo dominado por la poltica de las hegemonas internacionales, vendr en nuestro auxilio; los problemas de Mxico nos toca a los mexicanos resolverlos (184). Desde esa posicin, el yo, formando parte de Mxico, podr sostener todas las ideas que lo lleven a dar las soluciones para los problemas mexicanos.

Si hay algo de lo que nos persuade este yo-ensayista, es de su conocimiento acerca del lenguaje y del buen manejo que tiene sobre ste. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en el juego de palabras que realiza con algunos morfemas. El primer juego que podemos apreciar es el morfema, irregular adems, viert-, vert- en cuya realizacin encontramos el carcter ldico: La batalla es doble: luchamos contra un tiempo que, tambin, se divierte con nosotros, se revierte contra nosotros, se invierte en nosotros, su subvierte desde nosotros, se convierte en nombre nuestro (10, negritas nuestras). Al tratamiento del morfema, se le agrega el paralelismo en un juego de prefijos y de conectores. De esta manera se configura un yo que tambin es competente en el aspecto lingstico.

Podemos apreciar, sin ms, el carcter ldico-lingstico que se da, esta vez, en la palabra tiempo, tan importante en la configuracin semntica del ensayo. La idea de que el tiempo todo lo destroza o todo lo mantiene en el mismo lugar se da tambin para ese yo que est tratando de nombrar al tiempo: acepto la leccin de Kierkegaard: me muestro combatiendo al tiempo: es decir, a destiempo, a la intemperie; y luego me escondo para escribir, a sabiendas de que cada lnea es slo un contra-tiempo (16). Con los prefijos, configura una trama compleja en base a las filosofas del tiempo.

Continuando con el mismo tipo de juego lingstico, encontramos la utilizacin de las maysculas que se hace patente en el momento de la caracterizacin, por parte del ensayista, de la palabra revolucin. Para el yo que est definiendo, no es lo mismo la Revolucin que la revolucin:

Ese desconocimiento asegura que la pura actualidad, sin atributos histricos o culturales profundos, se transforme en sujecin: dictadura poltica e imperialismo econmico. Slo la Revolucin y por eso, a pesar de todo, merece ser una R mayscula- hizo presente todos los pasados de Mxico. (11)

La mayscula le da la posibilidad al ensayista de manifestar con caracteres, una posicin concreta frente a un hecho histrico de absoluta importancia: la Revolucin Mexicana. Pero adems, le ayuda a sostener su hiptesis de la simultaneidad del tiempo en Mxico.

Desde el mismo ttulo de uno de los ensayos, el autor juega con las palabras y los sonidos fonticos al estilo de Guillermo Cabrera Infante: Tiempo is pnico, donde tiempo hispnico es el tiempo de las tradiciones heredadas, que se contrapone al tiempo is pnico, donde la utilizacin del ingls en el medio de la frase manifiesta la homologacin fontica, pero sostiene la idea de que esa mezcla entre herencia hispnica (manifestada en lo fontico), y tambin anglosajona (manifestada en el uso del ingls), lo llena de temeridad.

El ensayo La muerte de Rubn Jaramillo est dedicado a Luis Toms Cervantes Cabeza de Vaca. Este texto est estructurado de diferente manera del resto de los ensayos. Encontramos un primer prrafo situando espacialmente en Xochicalco los sucesos de la muerte del lder zapatista, para luego comenzar con una dinmica retrica particular: a manera de fragmentos intercalados (un testimonio seguido de un fragmento de ficcionalizacin, en continua sucesin) se presenta una pregunta a manera de entrevista y la respuesta se cita, entrecomillada, seguida de la frmula Esto nos dijo [nombre del entrevistado] + [complemento circunstancial de lugar]. Luego del testimonio, encontramos un ttulo en itlica y all la ficcionalizacin fragmentada de la muerte de Rubn Jaramillo.

Una de las caractersticas del texto ms importante es la oralidad. Durante la lectura, se nos presenta un yo-orador. Un ensayista que tiene la fuerza retrica de estar hablando a un pblico presente: Hnos aqu; hemos sido los guardianes (39). Se evidencia una situacin particular del texto y es la de simular la situacin de oralidad pero en un ambiente especfico. En el mismo sentido, la oralidad da paso a la universalidad del texto ya que, adems, el texto tiene pocos mexicanismos: no parece escrito (o recitado) por un mexicano y esto lo justifica tambin con el hecho de haber vivido casi toda su vida fuera de Mxico a raz de su historia personal, como veremos ms adelante.

El ensayo Radiografa de una dcada 1953 1963, comienza con la carga de oralidad que hemos visto a lo largo de todo el texto pero en este caso con una pregunta Puedo hablar, en fin, de mi tiempo?(56). Desde la primera lnea interrogativa de este ensayo, encontramos el yo en su manifestacin dectica que tiene que ver directamente con la necesidad de configurarse en verosimilitud. El recurso de la oralidad se hace presente cada vez con ms fuerza hacia el final del libro con la repeticin de frases, recurso propio de la oralidad: Pero el zapatismo no ha muerto. Y no ha muerto, porque (141).

ntimamente unido al rasgo de la oralidad, encontramos la consciente utilizacin de los conectores. En este caso, el conector adversativo pero, que colabora con la legitimacin de ese yo-lingista: Pero y este es un inmenso pero - (31). El ensayista sabe que mediante ese conector adversativo relacionar dos ideas pero contraponindolas y en este caso, un inmenso pero, la oposicin ser mayscula.

El ensayista comienza con un conector adversativo pero en el apartado El pas despierta. As, se pone de manifiesto nuevamente, la conclusin que ya haba dado con anterioridad, pero ahora la propone desde su oposicin para darle mayor fuerza a su argumento.

Otra tcnica que utiliza el ensayista es la de tratar una idea durante varias pginas y argumentarla de varias maneras, para luego utilizar el conector En otras palabras (31) y a continuacin, dar un axioma. Luego de todos sus argumentos ya es capaz de definir su pensamiento irrevocable, pero con otras/pocas palabras. Esto manifiesta el poder argumentativo de un axioma en estas caractersticas. Un solo enunciado es capaz de reemplazar todos los argumentos anteriores con ms fuerza y convencimiento, y a esa altura, sin la necesidad de evidencia.

Con respecto a los recursos retricos, encontramos por ejemplo, el polisndeton para darle energa y velocidad a lo que est diciendo: ruinas de promesas hechas y cumplidas y luego abandonadas (10). Adems, la miseria de los mexicanos a causa de la inoperancia del gobierno se manifiesta a travs de una enumeracin asindtica en forma de paralelismos. Estos asndeton suman angustia y manifiestan la caracterstica irrefrenable de la miseria pero a la vez estancada e inamovible: as vive la mayora de los mexicanos, y no habr mentira que pueda disfrazarlo, cultura que pueda crecer sobre esta tristeza, progreso que pueda apoyarse en esta miseria (92).

Las anforas son frecuentes cuando la prosa del ensayista se vuelve lrica: A veces, en apariencia, perdido para siempre en la melanclica nostalgia de una Arcadia lejana y en el dolor por el sacrificio del hroe legendario. A veces, casi, un anacronismo pintoresco (141, los puntos suspensivos son del autor). La idea de repetir hasta el cansancio estructuras, frases o campos semnticos, manifiesta el tedio de aquello que ya no se puede soportar ms y que deber ser modificado.

A lo largo de este ensayo, se justifica el movimiento estudiantil de 1968 y en este caso, lo hace a travs de una metfora: El ro contra la pirmide. El agua contra la piedra. Los jvenes son, si no el cauce de esa corriente, s la cresta de sus olas (149). El carcter lrico le da mucha ms fuerza a la idea de que los jvenes deben, por la fuerza de su juventud, movilizar al hombre y emprender grandes luchas, algunas imposibles como la del agua contra la piedra. As, comienza una serie de preguntas retricas que fueron las causas de la movilizacin estudiantil. Estas preguntas no tenan respuesta, como en el ensayo, y por eso, el estudiantado se puso en accin ya que era la nica opcin.

Las metforas son utilizadas de manera recurrente: al hablar de Daz Ordaz, (presidente de Mxico en el momento de la matanza de Tlatelolco): Convirti en ocaso el amanecer de una generacin de jvenes mexicanos (161). Es importante cmo, tambin, utiliza dos campos semnticos opuestos para enumerar las transformaciones que sucedieron al 2 de octubre: La alegra, la confianza, la afirmacin, la aspiracin, la radiante presencia de los cuerpos y las palabras reales, se convirtieron esa noche del 2 de octubre en desesperacin, llanto, resentimiento, ira, desaliento, fuga, miedo (161, la itlica es del ensayista). Lo interesante adems es que fueron suprimidos en el campo semntico negativo los artculos determinantes y quedaron los sustantivos indeterminados y en soledad, exactamente igual que Mxico luego de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas.

La ecuacin retrica ni A, ni B, ni, sino X es utilizada por el yo en una estructura recurrente: Ni revuelta armada, ni catstrofe espontnea, ni simple confianza de esas nuevas fuerzas debe ser la respuesta coherente de Mxico a sus dilemas. Accin y organizacin plurales, pues deben comprender a campesinos (187). De esta manera pone en evidencia que no son vlidas las soluciones ya conocidas, la nica vlida es la que propondr el ensayista al final de la obra.En la narracin se encuentra, generalmente, una descripcin para desembragar la accin y para poder reflexionar. Este ensayo no est exento de ese recurso y adems, esa reflexin est dada, en este caso, por una pregunta retrica: Y existe un hombre, mujer o nio de Jiquilpan que no se encuentre este medioda en las calles, rodeando a Lzaro Crdenas, vitorendolo, aplaudindolo encaramando en los postes, saludando desde los balcones de sus casas? (95). Lo interesante de esta descripcin es que est claramente hecha a travs de los ojos del yo que acompaa al general en la gira.

Al hablar de Zapata y del movimiento zapatista, el campo semntico utilizado siempre es positivo: La maravilla de Zapata (131, nfasis nuestro). Con respecto al tema del zapatismo en Mxico, la conclusin a la que llega el yo, pero de ninguna manera es un principio zapatista, es que la lucha de Zapata radicaba fundamentalmente en lograr la unidad entre documentacin histrica (dcese de los textos de propiedad con respecto a las tierras) y la realidad concreta.

Con todo, el yo califica los medios de comunicacin, la cmara de diputados y al ex presidente Daz Ordaz desde una perspectiva ponzoosa:

Los medios de informacin se entregaron a su tarea favorita: la propalacin de la mentira y la proteccin de un inmovilismo poltico [] La cmara de diputados se caracteriz hasta la nusea por su servilismo [] el estado de cosas (que) permiti que llegara a la Presidencia de la Repblica un hombre apenas capaz de ejercer la Presidencia Municipal de San Andrs Chalchicomula. (150-51)

Con esto queda claro cul es la posicin del yo-ensayista frente al discurso oficial.

Tambin, el ensayista proporcionar una serie de datos con respecto a la poltica econmica. Datos que parecen ser objetivos por la cantidad que maneja, pero que en ltima instancia no lo son, ya que son revelados junto con adjetivos que califican la informacin. A continuacin de dicho material, encontramos una conclusin a futuro que la damos como real, ya que anteriormente la informacin se nos ha presentado como cierta: Los problemas de nuestro pas se agudizarn crticamente durante los prximos diez aos (176).

Tambin utiliza la repeticin. El yo, que la mayora de las veces es un nosotros, utiliza este recurso retrico para manifestar la cadencia del dolor, de las cosas que se repiten y es tan difcil cambiar. Pero no es una sola cosa, sino son varias: todo funcionaba, todo era nuevo, todo era limpio (10). Luego utiliza el mismo recurso sumado al asndeton para manifestar el triste destino de todo aquello: el abandono, la ineficacia, el peligro, la basura, el crimen (10). En esta lnea, una estructura sintctica que se repite en paralelo es la enumeracin del malestar que aqueja a Mxico: El malestar esquizoide [] El malestar econmico [] El malestar social [] El malestar poltico (147). En otra ocasin, el paralelismo tiene ciertas variantes: Su informe y oportunstica ideologa admite lo mismo promesas al campesinado (que no se cumplen), derechos obreros (que no se ejercitan) y proclamas de justicia social mediante la colaboracin de clases (que no se traducen en dominio de los fuertes sobre los dbiles) (167). Como podemos apreciar, la enumeracin paralela no tendra nada de especial salvo por el detalle de las aclaraciones que encontramos entre parntesis y que tambin estn en franco paralelismo.

Como resumen, encontramos una enumeracin de todas las metas que tiene el gobierno de Mxico, pero tambin el pueblo: La aplicacin de la ley en todos los casos, la coincidencia de nuestro admirable derecho estatutario con una prctica que dista muchsimo de reflejarlo, la limpieza e independencia del poder judicial, la confianza y seguridad de millones de mexicanos desamparados en la justicia, son metas de una tarea en la que pueden colaborar pueblo y gobierno en Mxico (172).

Como en alguna otra ocasin, el ensayista utiliza el recurso de la pregunta retrica pero inmediatamente, esa pregunta es respondida por la primera persona del singular: Es compatible un programa de creciente intervencin del estado en la economa con un programa ciudadano de crecientes libertades pblicas? Pienso que no slo es compatible, sino indispensable (177). De esta manera, mediante la interrogacin retrica, el yo-ensayista se presenta como el nico capaz de responder a los problemas de Mxico.

Es interesante el uso de la interrogacin retrica: un ejemplo de esto es un prrafo completo con una pregunta que no tiene respuesta, a lo cual, frente a la imposibilidad de la respuesta, se formula de nuevo la misma pregunta pero slo con el verbo principal: Prevalecern todos estos hombres contra aquello que los niega []? Prevalecern? (145). No hay respuesta, el orden superior es aplastante y el futuro es absolutamente impredecible. Salvo, por supuesto, por las propuestas que el yo-ensayista dar en los ltimos dos textos.

Pero, frente a toda la injusticia, el yo se hace una serie de interrogaciones retricas a las que no puede, ni est dispuesto a contestar: Me siento ms seguro haciendo las preguntas que dando las respuestas (179). Esta idea se ubica en la lnea, que ya ha expresado con anterioridad y que analizaremos ms adelante, de que la literatura debe cuestionar para formar parte de la sociedad a la que rodea. Esa es la misin de la literatura en ltima instancia, y este yo se siente ms cmodo interrogando, que planteando; aunque luego, formular algunas hiptesis: No hago ms que proponer algunas hiptesis (179). A partir de all, las proposiciones no se detendrn hasta el final. Este yo, que a lo largo de todo el libro se ha ido auto configurando como un referente vlido dentro del sistema mexicano, ya tiene el derecho (y la obligacin, como estudiaremos a continuacin) de cuestionar y proponer soluciones a los problemas de la sociedad a la que pertenece.

El texto Lzaro Crdenas termina con una pregunta retrica: Nada podemos reprocharle, sin antes preguntarnos: qu hemos hecho nosotros? (108). Luego de toda la configuracin de Crdenas como uno de los hroes ms importantes y productivos que tuvo Mxico, el yo hace una pregunta que no necesita respuesta porque l est haciendo algo: Tiempo mexicano.

El metadiscurso est presente en la reflexin sobre el mismo texto y advierte y previene al lector:

Cuando, en pginas siguientes, hable de algunas duras realidades mexicanas y discuta ciertas soluciones racionales para nuestros problemas, quisiera que el lector tuviese presente que no concibo esa problemtica o esas soluciones fuera de la sntesis renovadora de nuestro pasado, de la necesidad de inventar un modelo propio de desarrollo. (41)

El yo-ensayista sabe perfectamente qu est haciendo y qu quiere hacer. La reflexin metadiscursiva, adems, ayuda al yo a configurarse como referente vlido para proponer una solucin a los problemas de Mxico: l s sabe qu quiere y adnde se dirige. Justifica lo que escribe y contextualiza sus propios apuntes: Sirvan estas notas personales de trasfondo y arranque para las que siguen, retrato de un pasado inmediato, tan cercano y sin embargo, despus de la fecha capital del 2 de octubre de 1968, tan lejano ya (65).

Es un yo que se cuestiona, que se pregunta, que indaga. No son slo impresiones sin reflexin. El yo est realizando todo un trabajo personal de cuestionamiento interno: Siempre me he preguntado si algn otro pas, salvo Rusia y Espaa, se ha preocupado tanto por el sentido de identidad nacional, como el nuestro (62). Por eso, las propuestas finales tienen una fundamentacin concreta.

Otra actitud importante es la de repetir el tpico de la pronta cada del poder hegemnico de los Estados Unidos: Los Estados Unidos son presa de contradicciones, convulsiones y pugnas en todos los rdenes [] las estructuras mantenidas desde la fundacin norteamericana se desploman (185). Este tpico, repetido desde los modernistas, es la idea que necesita el yo para sostener su prxima idea hiperblica: El imperialismo americano ser derrotado en continente americano o no ser derrotado [] Semejante intento de liberacin slo podr tener xito a nivel continental si en l participan los tres pases mayores de Amrica Latina: Mxico, Brasil y Argentina (186). El recurso de la hiprbole aqu es evidente cuando pensamos que es casi imposible que la solucin al despotismo econmico estadounidense, sea ser destruido por una Amrica Latina con las cifras de pobreza que maneja.

En el ensayo titulado Lzaro Crdenas, la primera palabra con la que comienza es un verbo y es en primera persona del plural. Esto nos adelanta una serie de caractersticas con respecto a este texto, pero que tiene incidencia en el resto del libro: el hecho de que el primer vocablo sea un verbo nos vaticina la caracterstica de narracin y ya no de argumento. En efecto, los que se narra en este ensayo es la visita del general Crdenas a los estados de Quertaro, Guanajuato, Jalisco y Michoacn, luego de celebrarse la Conferencia Latinoamericana por la Soberana Nacional, la Emancipacin Econmica y la Paz. El yo acompaa a Crdenas y es testigo de todo lo que ocurre en este ensayo. Nadie le ha contado, la fuente es absolutamente fidedigna ya que es l mismo.

Por otra parte, este yo que ha podido realizar ese estudio que el pas necesita, no slo maneja con precisin distintas reas del conocimiento, fechas y personajes, sino que tambin tiene la capacidad de escuchar y estar en contacto con el pueblo: Un campesino del estado de Morelos me dijo (89). De esta manera, sigue autoconfigurndose como un referente vlido para todos los estratos sociales.En el ensayo central del libro: Radiografa de una dcada: 1953 1963, encontramos la legitimacin ms importante del ensayista: Yo crec fuera de Mxico, en las embajadas que la lotera diplomtica fue asignando a mis padres: Ro de Janeiro, Montevideo, Washington, Santiago de Chile, Lima, Buenos Aires, y con ello siento que perd ciertas races y que gan determinadas perspectivas (63). De esta manera, la posibilidad de crecer en otros lugares, lejos de ser negativo, le da la posibilidad al yo-ensayista de ver la situacin mexicana con otro matiz, y desde all, dar una solucin que se ajuste positivamente a los problemas de Mxico.

En la misma lnea, cuando el presidente de los Estados Unidos visit Mxico en 1966, el ensayista se encontraba en Europa, y de nuevo, esta situacin de lejana con respecto de los hechos y acontecimientos le da la posibilidad de opinar con la justa y debida distancia para dar explicaciones acertadas con respecto a la actitud del periodismo frente a la visita estadounidense. Otra vez, la distancia frente a los problemas de Mxico, le ayudan al yo-ensayista a configurarse como una voz vlida y legtima.

Uno de los intertextos que ms va a abundar a partir del ensayo La historia como toma de poderes es el de John Womack, Jr.: Zapata and the Mexican Revolution, editado en espaol en 1970, un ao antes de la aparicin de Tiempo mexicano. Lo trae a colacin porque est especialmente de acuerdo con l, ya que dice que Womack acierta particularmente (132) con las ideas expuestas en el libro y por esto, quiere de paso, rendir homenaje a la sensibilidad de Womack para presenta[r] los factores militares, econmicos, polticos y sociolgicos del movimiento zapatista (134). Y est tan impresionado por este socilogo estadounidense que hasta utiliza signos de admiracin para manifestar su asombro: Incluso escribe correctamente todos los nombres propios! (134).

Con respecto al lenguaje utilizado, se le suma adems del conocimiento sobre el lenguaje, lo jurdico. Est claro que la persona que est a cargo de este texto es un narrador-ensayista que conoce perfectamente el vocabulario propio de lo jurdico: El gobernador envi al congreso una nueva ley orgnica para la universidad, derogando de hecho la autonoma e imponiendo, en su lugar, un estatuto corporativo, de corte fascistoide, que sustraa la direccin universitaria de manos de los maestros y estudiantes y la entregaba a un consejo mayoritariamente integrado por elementos ajenos a la casa de estudios (168). Siguiendo en este tipo de reflexiones, podemos observar algunos enunciados con calidad y fuerza de sentencia jurdica inapelable: El 10 de junio se cometi un crimen (171). Necesita este tipo de fuerza en los enunciados para poder sostener sus propsitos.

Como dijimos anteriormente, el yo-ensayista tiene la capacidad, la experiencia y la suficiente educacin, que demostrar a lo largo de todo el ensayo, para proponer axiomas. sta es una caracterstica que se repite permanentemente a lo largo de todo el texto. El cual est plagado de mximas que no necesita demostrar porque son evidentes. Por ejemplo: Cuando el futuro es suprimido, el origen ocupa su lugar (21). En algunos momentos, el ensayista realiza la justificacin de esos axiomas, pero en general, no lo hace. No lo necesita, l los ha utilizado y con eso es suficiente.En algn punto, esto tambin tiene que ver con una de las caractersticas ms sobresalientes de este yo-nosotros. Este ensayista tiene un acerbo cultural formidable y lo manifiesta, no slo en las citas de autoridad a las que recurre, sino tambin en los ejemplos que utiliza para sostener sus argumentos. Encontramos, entonces, el texto plagado de mitologa griega, las citas de personajes o situaciones histricas son recurrentes, como as tambin las citas a autores contemporneos o no. En esta lnea, debemos agregar que muchos de los autores que son citados por el yo-ensayista, son intelectuales especializados concretamente con aquello a lo que se hace referencia, por ejemplo, encontramos una cita de Lewis Mumford para hablar de la oposicin entre campo y ciudad. En este sentido, el yo no duda en hacer las citas correspondientes y adecuadas para cada uno de los temas que trata, o para cada uno de los argumentos que esgrime.

Siguiendo con esta caracterstica del ensayista en cuanto a su vasto conocimiento, encontramos una definicin casi extrable de un diccionario: El albur, en Mxico, es una operacin del lenguaje que consiste en desviar el sentido llano de las palabras a fin de dotarlas de una intencin insultante, agresiva, negadora de la personalidad de los interlocutores(25). El ensayista tambin da ejemplos: nadie puede decir, sencilla y rectamente, Mi mujer est enferma, sin que esto suscite una serie de albures verbales en torno a la menstruacin, la procreacin, la luna, la cuaresma y la probable edad de la seora (25). Al ser la explicacin de un vocablo usado en Mxico, el yo est habilitado para darla.

El ensayista se manifiesta competente en cuanto todo el conocimiento que posee: Si invoco estas historias borgianas (me refiero a Alejandro, Csar y Lucrecia B., no a Jorge Luis B.) no es para deprimirme o deprimir al lector, sino para indicar hasta qu grado se integran en nuestro pas los poderes objetivos y las idiosincrasias personales de la presidencia de la Repblica (165). En esta cita, no slo podemos observar el vasto conocimiento del yo, sino tambin su manifiesta conciencia en cuanto a la actividad propia del escritor. En esta situacin metadiscursiva, se hace evidente el carcter reflexivo del ensayista.

Las circunstancias caticas del 68 dividieron la intelectualidad mexicana. El ensayista hace una lista de los dos bandos con nombres y apellidos. Pero esta vez no vuelve a la idea de la literatura comprometida con la sociedad contra la literatura torremarfilista, idea que ya la desarroll en uno de los ensayos, sino que la divisin de los intelectuales es poltica: quines estn a favor del gobierno y quines estn a favor del estudiantado (158-59). De esta manera, el yo se registra dentro de la lnea que est en contra del monopolitismo retrico del poder (159) y ensalza aquellos autores, cineastas, poetas, ensayistas (Monsivis) que apoyaron el movimiento del 68 como ciudadanos. Porque l tambin como artista sabe:

que el lenguaje es una renovacin constante de la conciencia, una exploracin de las posibilidades humanas concretas y por ello un proyecto de los desconocido: la represin negaba esto, conceba el lenguaje como petrificacin, monlogo y obediencia; como sumisin, retrica y coro adulatorio. (160)

En esta lnea, uno de los ejemplos ms claros en los que se sostiene el yo para fortalecer su opinin es el ejemplo de Octavio Paz, quien abandon la embajada de Mxico en la India, luego de los sucesos de Tlatelolco (160).

Asimismo, el ensayista est en la lnea de Barrios Sierra: Para Barros Sierra, la Universidad era el proyecto piloto de nuestro futuro: el microcosmos, de una convivencia mexicana libre de cohecho, presin, violencia y mentira, un centro de debate razonado (155). Como para el ex rector de la Universidad, el ensayista sabe que la solucin a los problemas de Mxico estn en la intelectualidad y en la educacin: por eso se posiciona dentro de los intelectuales comprometidos con la realidad que los rodea y por eso justifica al movimiento estudiantil de 1968, que hayan reclamado, entre otras cosas, una mejor calidad de educacin.

Luego de observar a Crdenas, el yo se permite una reflexin retrica: los nicos dos personajes que pueden permitirse el lujo de hablar de s mismos en la primera persona del plural son el general De Gaulle y el general Crdenas. Pero una reflexin que nosotros tambin nos permitimos en el anlisis del ensayo es que l mismo, el yo que postula los argumentos de Tiempo mexicano, tambin utiliza la primera persona del plural. l tambin lo hace, y lo hace porque sabe que no es, en realidad, un privilegio, sino una responsabilidad (94). Ya que para l, hacer literatura tiene que ver con un compromiso ciudadano.

Luego de exponer con detalle los males propios de la realidad mexicana, argumenta que faltan an [] los trabajos concretos de la inteligencia mexicana sobre la realidad actual de Mxico (86). Una sola conclusin podemos sacar de esta afirmacin: el libro que tenemos entre manos es el trabajo concreto de inteligencia mexicana sobre la realidad actual de Mxico(86). En este ensayo encontramos una tipificacin histrico-crtica de la revolucin mexicana, ya que es clara la caracterizacin presente de grupos en el poder, de los grupos de presin, de las clases sociales, de las relaciones exteriores, de la forma concreta en que actan el capitalismo y el imperialismo en Mxico (86). Es lo mismo que l plantea como necesario: se ha justificado y ha posicionado su ensayo en el nivel de la necesidad. Mxico necesita su ensayo para esta nueva etapa de la cultura.OBRAS CONSULTADAS

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Uno de los expertos ms renombrados en este tema.

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