cine Literal crítica a los prejuicios · Barbie en el lago de los cisnes) sa-be que la animación...

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4 | espectáculos | Viernes 3 de octubre de 2014 cine borrando a papá (argenti- na/2014). ★★★ buena. dirección y guión: Ginger Gentile y Sandra Fer- nández Ferreira. fotografíaycámara: Virginia Rojas. música: Peter Gabriel y Kevin MacLeod. edición: Alejandro Soler. distribuidora: San Telmo Pro- ducciones. duración: 78 minutos. cali- ficación: apta para todo público, con reservas. U n tema doloroso fue la plata- forma de las directoras Gin- ger Gentile y Sandra Fernán- dez Ferreira para este documental que analiza varios casos de trámites de divorcios conflictivos, en los que los padres no pueden tener contacto con sus hijos. Los seis protagonistas de la pelícu- la enfrentan estas dificultades gra- cias a un sistema legal que –se afirma allí– convierte a un proceso ya de por sí difícil para todos los involucrados, especialmente a los menores, en una verdadera tragedia, que se origina en la noción de que el padre es un actor prescindible en la crianza de sus hi- jos, apartándolo sistemáticamente de ellos cuando surge un conflicto entre cónyuges. Entre los obstáculos que encuentran los entrevistados están centros de revinculación de dudoso origen, abogados y psicólogos ines- crupulosos y hasta un organismo de la Suprema Corte de Justicia. La palabra de los especialistas en derecho de familia y en la naturaleza de los vínculos, más algunas escenas de noticieros de televisión que tratan casos de estas características apoyan, cada uno a su manera, la necesidad de observar esta situación desde dis- tintos ángulos. Documental sin duda conflictivo (en varias oportunidades fue pro- hibida su exhibición) Borrando a papá intenta resaltar la necesidad de la figura paterna en la crianza de los chicos, aunque muchas veces sus afirmaciones puedan caer en lo discutible frente a las característi- cas particulares de cada uno de los casos.ß Adolfo c. Martínez Polémica sobre la paternidad barbie y la puerta secreta (barbie and the secret do- or, estados unidos, 2014). mala. dirección: Karen Lloyd. guión: Brian Hohlfeld. música: Becky Kneubuhl. voces de la versión original: Ke- lly Sheridan, Brittany McDonald, Ashleigh Ball, Chanelle Peloso, Tabitha St. Germain, Ellie King, Christopher Gaze. distribuidora: Distribution Com- pany. duración: 81 minutos. calificación: apta para todo público feriado (ecuador-argentina/2014). ★★ regular. guión y di- rección: Diego Araujo. fotografía: Magela Crosignani. música: Daniele Luppi. edición: Julián Giulianelli y Diego Araujo. elenco: Juan Manuel Arre- gui, Andrés Paredes y Manuela Merchán. distribuidora: CEPA. duración: 82 minutos. En el Cultural San Martín, Sarmiento y Paraná. H ay decenas de “películas de Barbie”, o “con Barbie”, o con una chica animada con cara escasamente expresiva que intenta ser –o parecerse a– la célebre muñeca. Sus films salen directamente en video, también se ven en señales infantiles y se venden también en supermerca- dos. Si uno ya vio al menos un par de las películas anteriores (como Barbie en el lago de los cisnes) sa- be que la animación suele ser es- pantosa, que no hay ningún tipo de progresión narrativa o, que la fluidez pareciera estar prohibida y que todo tiene un aire de desga- no indisimulable. Ante el estreno de Barbie y la puerta secreta en salas en un pu- ñado de países – pero no en Esta- dos Unidos, en donde sale direc- tamente en DVD y Blu-ray– uno espera, ansía que el nivel haya su- bido, que la película intente perte- necer al cine. No es así: quizá los colores aquí brillen un poco más, pero es más de lo mismo, y lo mis- mo es muy cercano a la nada. En el centro de Barbie y la puer- ta secreta tenemos una princesa llamada Alexa (“interpretada” por Barbie) que debe “abrirse al mundo”. Hay una especie de libro mágico, alguna enseñanza des- cuajeringada que contrasta con el pulcro aspecto de los ambien- tes, todos ellos carentes de gracia e interés. Algo aprende Alexa, pero no se deriva de nada de lo que nos cuentan o nos muestran mediante algunos balbuceos au- diovisuales acerca de un mundo de fantasía en el que hadas y sire- nas son despojadas de su magia E strenada en el último Fes- tival de Berlín, esta ópera prima del guionista y direc- tor ecuatoriano Diego Araujo está cargada de buenas intenciones, pero el resultado final no está a la altura de sus muy dignas bús- quedas y planteos. Es que sus te- mas principales (la búsqueda de la identidad, el despertar sexual, las diferencias de clases, el racis- mo, la impunidad y el machismo) están planteados de una manera demasiado explícita, por momen- tos burda, y cayendo en reiteradas oportunidades en la solemnidad, el subrayado y el maniqueismo. El antihéroe del film es Juampi (Juan Manuel Arregui), un atrac- tivo muchacho de 16 años que lle- ga a la hacienda familiar, donde su tío –un banquero corrupto que se esconde de la Justicia en medio de la corrida financiera que deri- vó, en pleno 1999, en la dolariza- ción de la economía ecuatoria- na– y sus primos llevan una vida totalmente ajena a la suya. Entre fiestas de Carnaval y ten- siones sociales (se muestran los violentos enfrentamientos en- tre la burguesía local, apoyada por las fuerzas de seguridad, y la clase baja de origen indígena), Juampi sentirá una creciente in- por una niña princesa caprichosa llamada Malucia. Rayos de magia van, rayos de magia vienen, y la aventura, la ten- sión y el poder de maravillar del cine están ausentes. En su lugar hay personajes puestos en el me- dio del plano a pura noción televi- siva, canciones adocenadas y ro- bóticas y algunas criaturas –unos animalitos, digamos– que revelan, ellas también, la haraganería ge- neral de la animación (que llega al punto culminante cuando el mun- do fantástico se pinta de gris y más tarde recobra los colores, cambios que parecen haber sido realizados con un filtro básico mediante un sólo clic del mouse). Comparar este producto vaciado de deseo y de dignidad con Toy Story (a causa de los “juguetes con vida”, aunque aquí no hay mención al respecto) o con Frozen(por la princesa que de- be salir al mundo) es poco respe- tuoso con esas películas y también con el concepto de comparación.ß Javier Porta Fouz comodidad dentro de su círculo y se fascinará, en cambio, por Jua- no (Andrés Paredes), un amante del heavy metal de un origen so- cioeconómico opuesto al suyo. A pesar de sus miedos y represio- nes, el protagonista se sentirá ca- da vez más obsesionado por ese objeto del deseo. No es la primera vez que el nuevo cine latinoamericano in- cursiona en temáticas como las de Feriado (desde Deshora hasta la filmografía de Marco Berger podrían funcionar como refe- rentes), pero probablemente sea una película importante para la joven producción ecuatoriana a la hora de visibilizar cuestiones muy arraigadas de su sociedad patriarcal y prejuiciosa. En ese sentido, este muy cuidado largo- metraje cumple su objetivo. El problema es que, en el terre- no puramente artístico, cae –so- bre todo en su segunda mitad– en no pocos clichés y convenciones que parecen calculados para se- ducir a los programadores y fon- dos de ayuda de los festivales eu- ropeos, en una puesta en escena de escasa sutileza, oposiciones demasiado evidentes, diálogos ampulosos y alegorías obvias.ß Diego Batlle Muñeca sin vida, película sin ideas Literal crítica a los prejuicios cine cine cepa Sobre el despertar sexual y la lucha de clases Barbie, ahora en las salas hbo Schreiber es aquí un detective de Hollywood Antes de Ray Donovan, Liev Schrei- ber era el tipo que había hecho de Sabretooth en la primera película de Wolverine o el que protagonizó la remake de El candidato del mie- do. También era un célebre actor shakespeareano cuyas interpreta- ciones eran consideradas verda- deros acontecimientos por el pú- blico neoyorquino. Acaso cansado de ser el mejor actor cuyo nombre nadie recuerda, aceptó dar el pa- so a la televisión y tener su primer protagónico. Ray Donovan, su personaje, es un fixer, es decir, quien se dedica a solucionar los problemas típicos de los ricos y famosos, como des- pertar en compañía de una pros- tituta muerta y embadurnada de cocaína. Aunque la serie empezó sobrevolando conflictos y perso- najes ya vistos, a medida que la historia ganó densidad levantó vuelo hasta llegar a un electrizan- te final de su segunda temporada que se verá esta noche, a las 23, por HBO. A bordo de un tren que se dirige de Nueva York a Boston, donde rueda su próximo film, Schreiber contesta las preguntas de la nacion. –¿Este final de temporada encuentra a Ray como una persona distinta de la que em- pezó la serie? –Creo que sí. Ray era muy seguro de sí mismo al principio. Pero le pasaron montones de cosas tanto en su vida personal como profe- sional desde entonces. No quiero revelar mucho de lo que sucede en el final. Sólo voy a decir que Ray toca fondo. Es un final muy trans- formador para el personaje. –¿Que le aportó Ray Donovan a tu carrera? –Mucha más exposición, no sólo a mí, sino también a mi familia, lo que no es siempre algo bueno. Y también está el problema del tiempo. Una de las razones por las que elegí ser actor es para tener la libertad de moverme entre pro- yectos y hacer diferentes cosas, lo que es difícil de sostener cuando tenés que grabar durante seis me- ses seguidos. Dicho esto, la sen- sación de ser parte de algo que es apreciado por la audiencia y los colegas es extraordinaria. –¿Cómo es tu relación con Jon Voight, quien interpreta a tu padre? ¿Hay competencia en- tre ustedes? –Si hubiese algún tipo de compe- tencia, sin duda la ganaría Jon. Es un actor con mucha imaginación. Le gusta jugar y le saca el jugo a su personaje, que está escrito para ser alguien repulsivo, de modo que admite algunos excesos. Pa- ra mí, actuar con él es un proceso demencial y completamente dis- frutable. –¿Viste otras series, como Breaking Bad o Los Soprano, que presentan antihéroes en la vena de Ray antes de empe- zar este proyecto? –No veo mucha televisión. Vi esos programas por recomendación de amigos, pero mucho después de que grabáramos el piloto. Quise encarar el personaje sin influencias externas. La caracte- rística de un antihéroe es su dua- lidad, y esto es lo que siempre me atrajo de Shakespeare, quien pu- do escribir una obra en una época esencialmente antisemita sobre un judío avaro y aun así darle so- liloquios conmovedores. Para mí ésa es la clave del drama, la duali- dad de un personaje. –¿Qué opinás de la filtración de fotos íntimas de famosos? ¿No es ése el tipo de caso que Ray Donovan debería solucio- nar? –¡Absolutamente! Creo que Ray podría arreglarlo. En mi caso, siendo una celebridad y estan- do casado con una celebridad (la actriz Naomi Watts) estamos ex- puestos a que algo así nos pueda pasar. Pero creo que la solución es no preocuparse. Nosotros tene- mos hijos y por años me comporté muy a la defensiva con los pappa- razzi, pero los chicos perciben los estados de ánimo negativos. Hay que aceptar la naturaleza de este negocio y quitar esas preocupa- ciones de la cabeza. Es difícil, pero creo que se puede lograr.ß El más famoso de los actores desconocidos series. Tras una larga carrera en cine y teatro clásico, Liev Schreiber parece haber alcanzado el estrellato con Ray Donovan Hernán Ferreirós PARA LA NACiON distribution company

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4 | espectáculos | Viernes 3 de octubre de 2014

cine

borrando a papá (argenti-na/2014). ★★★ buena. dirección y

guión: Ginger Gentile y Sandra Fer-

nández Ferreira. fotografía y cámara:

Virginia Rojas. música: Peter Gabriel

y Kevin MacLeod. edición: Alejandro

Soler. distribuidora: San Telmo Pro-

ducciones. duración: 78 minutos. cali-

ficación: apta para todo público, con

reservas.

Un tema doloroso fue la plata-forma de las directoras Gin-ger Gentile y Sandra Fernán-

dez Ferreira para este documental que analiza varios casos de trámites de divorcios conflictivos, en los que los padres no pueden tener contacto con sus hijos.

Los seis protagonistas de la pelícu-la enfrentan estas dificultades gra-cias a un sistema legal que –se afirma allí– convierte a un proceso ya de por sí difícil para todos los involucrados, especialmente a los menores, en una verdadera tragedia, que se origina en la noción de que el padre es un actor prescindible en la crianza de sus hi-jos, apartándolo sistemáticamente de ellos cuando surge un conflicto entre cónyuges. Entre los obstáculos que encuentran los entrevistados están centros de revinculación de dudoso origen, abogados y psicólogos ines-crupulosos y hasta un organismo de la Suprema Corte de Justicia.

La palabra de los especialistas en derecho de familia y en la naturaleza de los vínculos, más algunas escenas de noticieros de televisión que tratan casos de estas características apoyan, cada uno a su manera, la necesidad de observar esta situación desde dis-tintos ángulos.

Documental sin duda conflictivo (en varias oportunidades fue pro-hibida su exhibición) Borrando a papá intenta resaltar la necesidad de la figura paterna en la crianza de los chicos, aunque muchas veces sus afirmaciones puedan caer en lo discutible frente a las característi-cas particulares de cada uno de los casos.ß Adolfo c. Martínez

Polémica sobre la

paternidad

barbie y la puerta secreta (barbie and the secret do-or, estados unidos, 2014).★ mala. dirección: Karen Lloyd. guión:

Brian Hohlfeld. música: Becky Kneubuhl. voces de la versión original: Ke-

lly Sheridan, Brittany McDonald, Ashleigh Ball, Chanelle Peloso, Tabitha

St. Germain, Ellie King, Christopher Gaze. distribuidora: Distribution Com-

pany. duración: 81 minutos. calificación: apta para todo público

feriado (ecuador-argentina/2014). ★★ regular. guión y di-

rección: Diego Araujo. fotografía: Magela Crosignani. música: Daniele

Luppi. edición: Julián Giulianelli y Diego Araujo. elenco: Juan Manuel Arre-

gui, Andrés Paredes y Manuela Merchán. distribuidora: CEPA. duración:

82 minutos. En el Cultural San Martín, Sarmiento y Paraná.

Hay decenas de “películas de Barbie”, o “con Barbie”, o con una chica animada

con cara escasamente expresiva que intenta ser –o parecerse a– la célebre muñeca. Sus films salen directamente en video, también se ven en señales infantiles y se venden también en supermerca-dos. Si uno ya vio al menos un par de las películas anteriores (como Barbie en el lago de los cisnes) sa-be que la animación suele ser es-pantosa, que no hay ningún tipo de progresión narrativa o, que la fluidez pareciera estar prohibida y que todo tiene un aire de desga-no indisimulable.

Ante el estreno de Barbie y la puerta secreta en salas en un pu-ñado de países – pero no en Esta-dos Unidos, en donde sale direc-tamente en DVD y Blu-ray– uno espera, ansía que el nivel haya su-bido, que la película intente perte-necer al cine. No es así: quizá los colores aquí brillen un poco más, pero es más de lo mismo, y lo mis-mo es muy cercano a la nada.

En el centro de Barbie y la puer-ta secreta tenemos una princesa llamada Alexa (“interpretada” por Barbie) que debe “abrirse al mundo”. Hay una especie de libro mágico, alguna enseñanza des-cuajeringada que contrasta con el pulcro aspecto de los ambien-tes, todos ellos carentes de gracia e interés. Algo aprende Alexa, pero no se deriva de nada de lo que nos cuentan o nos muestran mediante algunos balbuceos au-diovisuales acerca de un mundo de fantasía en el que hadas y sire-nas son despojadas de su magia

E strenada en el último Fes-tival de Berlín, esta ópera prima del guionista y direc-

tor ecuatoriano Diego Araujo está cargada de buenas intenciones, pero el resultado final no está a la altura de sus muy dignas bús-quedas y planteos. Es que sus te-mas principales (la búsqueda de la identidad, el despertar sexual, las diferencias de clases, el racis-mo, la impunidad y el machismo) están planteados de una manera demasiado explícita, por momen-tos burda, y cayendo en reiteradas oportunidades en la solemnidad, el subrayado y el maniqueismo.

El antihéroe del film es Juampi (Juan Manuel Arregui), un atrac-tivo muchacho de 16 años que lle-ga a la hacienda familiar, donde su tío –un banquero corrupto que se esconde de la Justicia en medio de la corrida financiera que deri-vó, en pleno 1999, en la dolariza-ción de la economía ecuatoria-na– y sus primos llevan una vida totalmente ajena a la suya.

Entre fiestas de Carnaval y ten-siones sociales (se muestran los violentos enfrentamientos en-tre la burguesía local, apoyada por las fuerzas de seguridad, y la clase baja de origen indígena), Juampi sentirá una creciente in-

por una niña princesa caprichosa llamada Malucia.

Rayos de magia van, rayos de magia vienen, y la aventura, la ten-sión y el poder de maravillar del cine están ausentes. En su lugar hay personajes puestos en el me-dio del plano a pura noción televi-siva, canciones adocenadas y ro-bóticas y algunas criaturas –unos animalitos, digamos– que revelan, ellas también, la haraganería ge-neral de la animación (que llega al punto culminante cuando el mun-do fantástico se pinta de gris y más tarde recobra los colores, cambios que parecen haber sido realizados con un filtro básico mediante un sólo clic del mouse). Comparar este producto vaciado de deseo y de dignidad con Toy Story (a causa de los “juguetes con vida”, aunque aquí no hay mención al respecto) o con Frozen (por la princesa que de-be salir al mundo) es poco respe-tuoso con esas películas y también con el concepto de comparación.ß Javier Porta Fouz

comodidad dentro de su círculo y se fascinará, en cambio, por Jua-no (Andrés Paredes), un amante del heavy metal de un origen so-cioeconómico opuesto al suyo. A pesar de sus miedos y represio-nes, el protagonista se sentirá ca-da vez más obsesionado por ese objeto del deseo.

No es la primera vez que el nuevo cine latinoamericano in-cursiona en temáticas como las de Feriado (desde Deshora hasta la filmografía de Marco Berger podrían funcionar como refe-rentes), pero probablemente sea una película importante para la joven producción ecuatoriana a la hora de visibilizar cuestiones muy arraigadas de su sociedad patriarcal y prejuiciosa. En ese sentido, este muy cuidado largo-metraje cumple su objetivo.

El problema es que, en el terre-no puramente artístico, cae –so-bre todo en su segunda mitad– en no pocos clichés y convenciones que parecen calculados para se-ducir a los programadores y fon-dos de ayuda de los festivales eu-ropeos, en una puesta en escena de escasa sutileza, oposiciones demasiado evidentes, diálogos ampulosos y alegorías obvias.ß Diego Batlle

Muñeca sin vida, película sin ideas

Literal crítica a los prejuicios

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cepaSobre el despertar sexual y la lucha de clases

Barbie, ahora en las salas

hboSchreiber es aquí un detective de Hollywood

Antes de Ray Donovan, Liev Schrei-ber era el tipo que había hecho de Sabretooth en la primera película de Wolverine o el que protagonizó la remake de El candidato del mie-do. También era un célebre actor shakespeareano cuyas interpreta-ciones eran consideradas verda-deros acontecimientos por el pú-blico neoyorquino. Acaso cansado de ser el mejor actor cuyo nombre nadie recuerda, aceptó dar el pa-so a la televisión y tener su primer protagónico.

Ray Donovan, su personaje, es un fixer, es decir, quien se dedica a solucionar los problemas típicos de los ricos y famosos, como des-pertar en compañía de una pros-tituta muerta y embadurnada de cocaína. Aunque la serie empezó sobrevolando conflictos y perso-najes ya vistos, a medida que la historia ganó densidad levantó vuelo hasta llegar a un electrizan-te final de su segunda temporada que se verá esta noche, a las 23, por HBO. A bordo de un tren que se dirige de Nueva York a Boston, donde rueda su próximo film, Schreiber contesta las preguntas de la nacion. –¿Este final de temporada encuentra a Ray como una persona distinta de la que em-pezó la serie?–Creo que sí. Ray era muy seguro de sí mismo al principio. Pero le pasaron montones de cosas tanto en su vida personal como profe-sional desde entonces. No quiero revelar mucho de lo que sucede en el final. Sólo voy a decir que Ray toca fondo. Es un final muy trans-formador para el personaje.–¿Que le aportó Ray Donovan a tu carrera?–Mucha más exposición, no sólo a mí, sino también a mi familia, lo que no es siempre algo bueno. Y también está el problema del tiempo. Una de las razones por las

que elegí ser actor es para tener la libertad de moverme entre pro-yectos y hacer diferentes cosas, lo que es difícil de sostener cuando tenés que grabar durante seis me-ses seguidos. Dicho esto, la sen-sación de ser parte de algo que es apreciado por la audiencia y los colegas es extraordinaria.–¿Cómo es tu relación con Jon Voight, quien interpreta a tu padre? ¿Hay competencia en-tre ustedes?–Si hubiese algún tipo de compe-tencia, sin duda la ganaría Jon. Es un actor con mucha imaginación. Le gusta jugar y le saca el jugo a su personaje, que está escrito para ser alguien repulsivo, de modo que admite algunos excesos. Pa-ra mí, actuar con él es un proceso demencial y completamente dis-frutable.–¿Viste otras series, como Breaking Bad o Los Soprano, que presentan antihéroes en la vena de Ray antes de empe-zar este proyecto?–No veo mucha televisión. Vi esos programas por recomendación de amigos, pero mucho después de que grabáramos el piloto.

Quise encarar el personaje sin influencias externas. La caracte-rística de un antihéroe es su dua-lidad, y esto es lo que siempre me atrajo de Shakespeare, quien pu-do escribir una obra en una época esencialmente antisemita sobre un judío avaro y aun así darle so-liloquios conmovedores. Para mí ésa es la clave del drama, la duali-dad de un personaje.–¿Qué opinás de la filtración de fotos íntimas de famosos? ¿No es ése el tipo de caso que Ray Donovan debería solucio-nar?–¡Absolutamente! Creo que Ray podría arreglarlo. En mi caso, siendo una celebridad y estan-do casado con una celebridad (la actriz Naomi Watts) estamos ex-puestos a que algo así nos pueda pasar. Pero creo que la solución es no preocuparse. Nosotros tene-mos hijos y por años me comporté muy a la defensiva con los pappa-razzi, pero los chicos perciben los estados de ánimo negativos. Hay que aceptar la naturaleza de este negocio y quitar esas preocupa-ciones de la cabeza. Es difícil, pero creo que se puede lograr.ß

El más famoso de los actores desconocidosseries. Tras una larga carrera en cine y teatro clásico, Liev Schreiber parece haber alcanzado el estrellato con Ray Donovan

Hernán FerreirósPARA LA NACiON

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