Cirujano, C. Rest. claustro gótico monasterio Jerónimos Madrid. 2005
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8/7/2019 Cirujano, C. Rest. claustro gtico monasterio Jernimos Madrid. 2005
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BIENES CULTURALESNmero 6 2005Revista del Instituto del Patrimonio Histrico Espaol
PATRIMONIO RECUPERADO
MINISTERIODE CULTURA SUBDIRECCIN GENERAL
DEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO
HISTRICO ESPAOL
DIRECCIN GENERAL
DE BELLAS ARTESY BIENES CULTURALES
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MINISTERIO DE CULTURA
Edita: SECRETARA GENERAL TCNICASubdireccin Generalde Publicaciones, Informacin y Documentacin
N.I.P.O.: 551-09-072-0
I.S.S.N.: 1695-9698
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INSTITUTO DEL PATRIMONIO HISTRICO ESPAOL
DIRECCIN GENERAL DE BELLAS ARTES Y BIENES CULTURALES
MINISTERIO DE CULTURA
Subdirector General del IPHE
lvaro Martnez-Novillo
Directora
Dolores Fernndez-Posse
Consejo Editorial
Isabel Argerich
Jos A. Buces
Linarejos CruzCarmen Hidalgo
Alberto Humanes
Jos Mara Losada
Nieves Valentn
Leandro de la Vega
Coordinacin
Mara Jos Acero
Portada
Reconstruccin virtual del desaparecido claustro gtico
de los Jernimos de Madrid (CORESAL)
Diseo grfico
Fernando Lpez Cobos
Fotomecnica e impresin
Cromotex, S.A.
Impresin
Falta !!!
Distribucin, venta y suscripcin
Abdn Terradas, 7. 28015 Madrid
Tel. y fax 34 91 549 34 18
Intercambio
Biblioteca del IPHE
Calle Greco, 4. 28040 Madrid
Tels. 91 550 44 36 y 91 550 44 39
Suscripciones2 ejemplares al ao: 40
Gastos de envo:
Espaa: 6
Extranjero: 36
Nmeros sueltos: 25
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Introduccin
Durante las obras de desmontaje del claustroclasicista de San Jernimo el Real y al proce-der a retirar las pilastras del piso inferior apa-recieron, como relleno de las mismas, una se-rie de elementos labrados que por sutipologa parecan pertenecer a un edificioanterior levantado durante la etapa gtica.
Una vez finalizado el desmontaje se inicila excavacin arqueolgica que permiti re-cuperar en dos de las pandas (norte y este)un elevado nmero de piezas que formabanparte del relleno de cal y canto utilizado co-mo cimentacin. En las pandas sur y oesteno se conservaban los cimientos originales,ya que se recalzaron con hormign durante
la intervencin efectuada por RodrguezValcrcel en el ao 1964.
Dada la importancia del hallazgo, y con-siderando que del estudio de estos restos sepodan extraer datos que permitieran unaaproximacin al conocimiento del antiguoedificio, se decidi trasladar las piezas aunas dependencias del Ministerio de Edu-
cacin en donde se procedera a su restaura-cin y estudio para determinar a qu ele-mentos constructivos correspondan y sipertenecan al claustro o a otras dependen-cias del antiguo monasterio (fig. 1).
Los nicos datos con que se contaba so-bre el edificio gtico eran los aportados porel estudio de los restos hallados durante la
excavacin. En la memoria redactada al fi-
nalizar sta se recoge que:
El Claustro isabelino estara formado, a te-
nor de los restos encontrados, por el patio,
rodeado por el corredor, cerrado por los mu-
ros oeste y sur, los cuales presentan una serie
de vanos alternos, y finalmente en la parteexterior de estos muros, se situaban las de-
pendencias anejas del Claustro. Una entrada
en la parte norte y al sur una serie de depen-
dencias relacionadas con la zona de servicio.
En la esquina suroeste, aparece una habita-cin que posiblemente sirviera como cocina
y en el lado sureste una estructura aboveda-
da relacionada con el sistema hidrulico.
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Restauracin y estudio geomtrico
y compositivo del claustro gtico delmonasterio de los Jernimos de Madrid
CONCHACIRUJANOInstituto del Patrimonio Histrico Espaol1
Figura 1.
1 En este artculo, la autora ha trata-
do de recoger y exponer de forma
concisa el trabajo realizado a partirdel material ptreo recuperado du-
rante el desmontaje del claustro de
San Jernimo el Real y en la poste-
rior excavacin arqueolgica. En el
trabajo, realizado a lo largo de doce
meses, ha participado un nutrido
grupo de profesionales de diferentes
disciplinas.
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Puesto que la primera clasificacin de laspiezas se haba hecho teniendo en cuenta ellugar en el que haban sido encontradas, eranecesario establecer un sistema de cataloga-cin que permitiera agruparlas segn unos
criterios preestablecidos que nos facilitaransu estudio. Por ello, la primera medida fuedisear una base de datos en la que se pu-diera recoger, adems de la fotografa de lapieza y la planimetra, el nmero de identi-ficacin, su ubicacin en el taller, medidas,naturaleza del material ptreo, descripcin,estado de conservacin y tratamiento reali-
zado, as como todos los detalles caracters-ticos desde el punto de vista compositivo.Esta base de datos facilitaba la distribucinde las piezas en diferentes grupos tipolgi-cos. En la figura 2 se presentan dos de losregistros a modo de ejemplo.
Para unificar el lxico, se elabor un glo-sario que recoga todos los trminos que
podan utilizarse en las distintas fases de es-tudio y restauracin. Una vez clasificadas,se comprob que el nmero final de ele-
mentos ascenda a 494; el avanzado estadode deterioro de algunos haca inviable surecuperacin, aunque s podan aportar da-tos interesantes para el conocimiento deledificio.
Composicin y estado
de conservacin del material ptreo
El estado de conservacin que presentabanlos elementos ptreos era la consecuencialgica de los avatares que haban sufrido a lolargo de la historia y de las condiciones enque se haban mantenido. El que muchosde ellos pudieran haber sido trasladados
desde el monasterio del Paso, y reutilizadospara la construccin del nuevo edificio, po-da ser la causa de que algunos se encontra-ran relabrados con objeto de poder encajar-los en la nueva construccin. Por otra parte,por el hecho de haber servido como rellenode cal y canto para la cimentacin del claus-tro clasicista, se encontraban recubiertos
por capas ms o menos compactas y adheri-das de tierras y restos de mortero de cal.Adems, la humedad y la composicin delterreno haban favorecido la aparicin dedistintas alteraciones (figs. 3 y 4).
Las piezas encontradas estn labradas encuatro tipos de roca:
Piedra de color blanco, compuesta funda-mentalmente por yeso y cemento carbo-natado. Esta roca es homognea, compac-ta y bastante porosa. Presenta fracturas,fisuras, grietas y erosin, adems de dis-gregacin superficial originada por la pre-sencia de minerales arcillosos entre susmateriales constituyentes.
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RESTAURACINYESTUDIOGEOMTRICO
YCOMPOSITIVODELCLAUSTROGTICO
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Figura 2.
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Granito con una cohesin intergranular yuna resistencia mecnica aceptable, aun-que muy erosionados y con algunas grie-tas y desplacaciones.
Piedra de color ocre muy uniforme, co-herente y homognea, de porosidad me-dia. Los minerales que la componen son
dolomita, dolomita ferrosa y calcita,por lo que se clasifica como una dolo-ma cristalinaen la que se observan pro-cesos de desdolomitizacin. Los ele-mentos labrados en esta roca estabanrecubiertos por una capa compacta ydura de carbonatos y son los que mejorse han conservado.
Piedra rosada muy similar en textura a laanterior, aunque su composicin es simi-lar a la de la piedra yesfera. Los minera-les presentes son calcita, hidromagnesitay, en menor porcentaje, yeso y xidos dehierro. Se clasifica como desdoloma. En-tre este grupo se encontraban numerososelementos que no se han podido recupe-
rar por estar recorridos por grandes grie-tas y sufrir una avanzada deformacinplstica (fig. 3), causada por los ciclos deexpansin y contraccin hdrica que pro-voca la presencia de hidromagnesita.
Las caractersticas macroscpicas y mi-croscpicas de la caliza desdolomitizada son
similares a las rocas del Cretcico Superiorque afloran al norte de la provincia de Ma-drid. En cuanto a las dolomas, podran co-rresponder a la banda carbonatada, tambindel Cretcico Superior, que aflora desde elCorredor de Lozoya hasta Segovia. La pie-dra de yeso podra proceder de algunos ni-
veles yesferos intercalados en la formacincarbonatada ya citada, o bien de los depsi-tos evaporticos que existen al sur de Ma-drid capital.
Proceso de restauracin
Antes de comenzar la restauracin era pre-ciso conocer las posibilidades de efectuar untratamiento de consolidacin en estos dife-rentes tipos de roca, con el fin de aumentarsu resistencia mecnica y facilitar su mani-pulacin.
Se prepararon y consolidaron variasmuestras de material ptreo con silicato de
etilo, aplicado por impregnacin. Pasadoun mes se procedi a su estudio con mi-croscopio electrnico de barrido (SEM) ydifraccin dispersiva de rayos X (EDX),constatndose que, si bien se obtena unapenetracin de casi 4 cm, la consolidacinpoda considerarse pobre por el tipo de po-limerizacin que se produca.
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Figura 3. Figura 4.
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Ante los malos resultados se decidi efec-tuar otras pruebas en el taller de restaura-cin sobre las muestras de piedra yesfera.Se eligieron para ello materiales compati-bles con la roca.
En primer lugar se prepararon varias le-chadas de yeso por el procedimiento de
decantacin. La proporcin de agua y ye-so oscil entre 3:1 y 1:1. En todos los ca-sos se obtuvieron resultados negativos, yaque, al reducir el aporte de agua, las le-chadas se quedaban en superficie y cuan-do se incrementaban exista el riesgo dedesmoronamiento de las muestras, ya quela humedad volva ms friable la piedra
yesfera, aun despus del secado. En elmejor de los casos, el grado de consolida-cin era inapreciable.
Como ltimo recurso se intent la con-solidacin con agua de cal, lograda igual-mente por decantacin. El resultado fue si-milar al obtenido con el agua de yeso.
Una vez comprobado el hecho de que
ninguno de los productos mejoraba sensi-blemente la cohesin y la resistencia me-cnica de las piezas y evaluado el riesgoque siempre supone proceder a un trata-miento de consolidacin sin las garantasprecisas, se decidi no aplicar ningn con-solidante y utilizar sistemas de limpiezasuaves y fciles de controlar. El hecho de
que las piezas puedan conservarse en unrecinto cerrado, con condiciones ambien-tales controladas, garantiza su conserva-cin, puesto que los procesos de deterioropueden frenarse.
La restauracin comenz con la realiza-cin de pruebas de limpieza con diferentes
procedimientos dependiendo de los distin-tos grados de deterioro, de la composicinde la roca y de la compacidad de los dep-sitos que deban retirarse. Se utilizaronmedios mecnicos en seco. En algunos ca-
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Figura 5.
Figura 7.
Figura 6.
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sos fue suficiente proceder al aspirado de lasuciedad, pero cuando las concrecionespresentaban mayor dureza se rebajaron conun microtorno con fresas de carborundo(fig. 5). Para la retirada de los morteros decal y canto, muy adheridos en algunas delas piezas, se usaron cinceles de pequeo
tamao.Las piezas fracturadas se unieron con va-
rillas de fibra de vidrio de dimetro varia-ble, en funcin de la entidad de los frag-mentos. Para fijarlas se utiliz resina epoxi yse sellaron las uniones en superficie conmortero de cal y arena, de textura y tono se-mejante a cada uno de los tipos de piedra
existentes. Con este mismo tipo de morterose rellenaron las grietas y fisuras.
Gracias a la limpieza quedaron en evi-dencia una serie de caractersticas interesan-tes en algunas piezas. Se descubrieron nu-merosas marcas de aparejo cuyo fin erasealar la posicin de la pieza en la fbrica.Estas marcas aparecen fundamentalmente
en las dovelas y existen tres tipos: una cruz,un crculo y una L (fig. 6). Tambin en mu-chas dovelas se pudo comprobar la presen-cia de bebederos o hendiduras convergentesutilizadas para introducir el mortero unavez colocadas las dovelas en su ubicacindefinitiva (fig. 7). Un dato interesante queavala la tesis de la reutilizacin de muchos
elementos es la presencia de cajas de anclajepara unir piezas fracturadas (fig. 8). Final-mente hay que resear la multitud de hue-llas de labra que se aprecian a pesar de lascondiciones en que se han conservado estaspiezas (fig. 9).
Estudio geomtrico y dimensional
Una vez clasificadas las piezas se observque todas ellas estn labradas y presentandecoracin y molduras definidas, a excep-cin de aquellas que se encuentran total-mente erosionadas.
As mismo se advirti que entre las piezasrealizadas en piedra yesfera y en granito pa-recan existir dos tipos de molduras con sec-ciones diferentes. Se confeccionaron planti-llas de cada una de ellas y se comprob quetodos los elementos, ya fueran piezas ente-ras o fragmentadas, se adaptaban perfecta-mente a una u otra seccin. Se denomina-
ron estas molduras perfil A y perfil B yse catalogaron los elementos segn su perte-nencia a estos grupos (figs. 10 y 11). De es-ta clasificacin quedaron excluidas algunaspiezas que no respondan a estas tipologasy cuya ubicacin pareca clara (fragmentosde cornisa, zcalo, pasamanos, antepechos yel escudo de la figura 12).
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Figura 8. Figura 9.
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A continuacin se procedi a una nuevaclasificacin en virtud de sus caractersticasconstructivas: dovelas, tambores, capiteles,basas, plintos, salmer de brochal, baqueto-nes, piezas de pasamanos, de zcalo, ante-
pechos y cornisas, como se observa en la ta-bla de la figura 13.
Del estudio de las dovelas se pudo con-cluir que no existiran sillares en las enjutas,
puesto que en todas ellas el trasds presentauna superficie irregular y no estn labradasde forma que puedan recibir una pieza su-perior (figs. 14 y 15).
La presencia de elementos sustentantes
con seccin completa (plintos, basas y tam-bores) demostr el hecho de que se tratabade restos de arqueras y que, por tanto, loselementos ptreos recuperados deban per-tenecer al antiguo claustro gtico trasladadodesde el monasterio del Paso durante el rei-nado de Isabel la Catlica.
Los fragmentos catalogados como restos
de celosa se clasificaron segn la naturalezadel material ptreo. La mayor parte de ellosestn labrados en doloma cristalina y endesdoloma, son de pequeo tamao y convariadas geometras caladas, por lo que eraevidente que las decoraciones de estas celo-sas respondan a diseos diferentes. Habatambin otro grupo de piezas labradas en
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60,88
96,25
53,18
11,8
Figura 10. Figura 11.
Figura 12.
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Figura 13
Perfil A (Piso inferior) Perfil B (Piso superior)
P. yeso GranitoDoloma Des-
P. yeso GranitoDoloma Des-
cristalina doloma cristalina doloma
Dovelas 71 30Dovelas con inflexin 13Tambores 65 66Capiteles 12Basas 5 16Plintos 16Jarjamento o salmer de brochal 1Baquetones 10Pasamanos 2 10 1 1
Zcalo 9 1Celosa calada 76 43Celosa ciega 23Cornisa 13Escudo 1
Figura 14. Figura 15.
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granito de tamao variable, restos de unacelosa ciega.
A partir de un primer estudio compara-tivo con otros claustros de la misma pocase pens en la posibilidad de que los frag-mentos de celosa labrados en granito pu-dieran pertenecer al antepecho de una ar-quera inferior, hecho bastante habitual,puesto que en las zonas en contacto con elterreno se solan utilizar materiales consi-derados ms resistentes. Por su parte, losfragmentos labrados en doloma cristalinay desdoloma deban pertenecer a los ante-pechos de una arquera situada en un pisosuperior.
Seguidamente se efectu un estudio di-mensional de las piezas ms representativaspertenecientes a ambos grupos tipolgicos:perfil Ayperfil B. Se comprob que las per-tenecientes al perfil Atenan unas dimensio-nes sensiblemente mayores que las pertene-cientes al perfil B, lo que avalaba la tesis deque las primeras corresponderan a un nivelinferior, y las segundas a una arquera situa-da en un piso superior (figs. 16 y 17). Paracompletar el estudio geomtrico se procedia escanear en tres dimensiones, con un equi-po 3d lser Minolta, un total de 78 piezasque se consideraban suficientemente repre-sentativas del conjunto (figs. 18 y 19).
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Figura 16.
Figura 17.
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Estudio constructivo
Una vez finalizado el estudio geomtrico ydimensional de las piezas, y clasificadas s-tas segn su tipologa, se poda proceder aclasificarlas por elementos constructivos.
Perfil A (piso inferior)
Los datos extrados del estudio de otrosclaustros llevan a pensar que el claustroarrancara de unos plintos sencillos que re-posaran directamente sobre el solado, aun-
que en este caso no se ha conservado nin-gn elemento de este tipo.
Sobre ellos iran las basas compuestaspor dos hiladas de granito con geometradiferente, aunque con la misma seccin,de las que se conservan algunos elementos(figs. 17 y 18). En ellas se puede ver clara-mente el encuentro con un pasamanos que
se corresponde con el perfil de las piezas deeste tipo que se han podido recuperar. Pordebajo de este pasamanos correra la celosaciega (figs. 20 y 21) que junto con un pe-
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Figura 19.Figura 18.
Figura 21.Figura 20.
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queo zcalo constituira el antepecho. Losfragmentos existentes de esta celosa no per-miten conocer su altura real, aunque por lashuellas encontradas se puede calcular quesera de unos 100 cm aproximadamente, alo que habra que aadir alrededor de22 cm correspondientes al zcalo.
Sobre estas primeras hiladas se levantaranlos tambores labrados en piedra de yeso, yrematando la jamba ira una pieza decoradacon pequeos capiteles adosados. No se con-serva ningn elemento que pudiera servir detransicin entre la jamba y la primera dove-la del arco (salmer), pero al estudiar la geo-metra de estos elementos se comprueba que
el baquetn que remata en el capitel conti-na por encima de l. Por tanto, se puedepensar que no existi un elemento interme-
dio (fig. 22).Al estudiar las dovelas pertenecientes a
esta planta, se observ que podan corres-ponder a arcos carpaneles de varios centros.El mal estado de los lechos de estas piezasdificultaba la obtencin de las medidasexactas de sus radios. Despus de numero-sas mediciones se lleg a dos hiptesis. En la
primera de ellas se obtena un arco con unaluz de 262 cm, una flecha de 84,15 cm yuna distancia entre ejes de 358,25 cm; en lasegunda hiptesis, la luz resultante del arcoera de 285 cm con una flecha de 104 cm yuna distancia entre ejes de 381,25 cm. Nose descart ninguna posibilidad, a la esperade poder cotejar los datos con los arcos de
perfil B y con el estudio compositivo delclaustro (figs. 23 y 24).
Como se ha mencionado con anteriori-dad, el trasds de las dovelas no est prepa-rado para recibir otra pieza de sillera; esto,unido al hecho de que no se haya encontra-do ningn sillar simple con forma de para-leleppedo y a la rapidez con la que se le-
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Figura 22.
262
108,52
358,25
262
84,15
285
118,05
381,25
285
104,07
Figura 23. Figura 24.
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vant el claustro, induce a pensar que lasenjutas y machones de esquina podan ha-ber sido de mampuesto.
Perfil B (piso superior)
Dentro de este grupo existen varios plintosochavados que coinciden en sus dimensio-nes con piezas compuestas por baquetones ybasas cilndricas que encajan perfectamenteuna encima de la otra. Esto induce a pensar
que en este caso la jamba estara constituidapor un plinto, una basa formada por dos hi-ladas y sobre ellas una serie de tambores, to-do ello labrado en piedra de yeso (fig. 25).
El estudio de los fragmentos de celosacalada confirm la existencia de paneles con
diferentes geometras (figs. 26, 27 y 28).Se pudo trazar el dibujo de una de las de-coraciones, que se articula en paneles de
73,8 cm de altura y cuya longitud, al dupli-car el mdulo, encajaba en las dimensionesde la luz obtenida para el arco de perfil B(figs. 29 y 30).
El perfil del fragmento de pasamanos la-brado en desdoloma coincida con las cajasrealizadas en los baquetones laterales de lostambores de soporte de esta arquera y la zo-
na superior de asiento de los fragmentos dezcalo tiene una medida que se correspondecon la seccin de estas celosas. Al contarcon restos de todos los elementos que con-formaban el antepecho, se pudo calcular lamedida real del mismo.
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Figura 25. Figura 26.
Figura 27. Figura 28.
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No se ha conservado ningn capitel cuyaseccin se corresponda con esta tipologa. Seconsider que bien podra no haber existido,ya que hay varios ejemplos de la misma po-ca en los que el arco arranca directamente deuna pieza de tambor, sin capitel intermedio.
Entre las dovelas con seccin B hay, ade-ms de las piezas curvas, 13 elementos con
doble curvatura o punto de inflexin en la
misma, lo que nos llev a pensar en la posi-bilidad de que en esta arquera los arcos fue-ran mixtos (fig. 31).
Despus de sacar los radios de numerosasdovelas, se pudo comprobar que estbamosante un arco carpanel trilobulado de muypoca flecha, con una luz de 283,09 cm yuna distancia entre ejes de soportes de
358,25 cm, lo que coincide con la primerahiptesis sobre las medidas del arco inferior(figs. 32 y 33).
A dicha arquera pertenece tambin unelemento de forma cbica con dos arran-ques de arcos de perfil Ben dos caras adya-centes, clasificado como salmer de brochal(fig. 34). Por su geometra slo puede ser
una pieza de esquina, perteneciente a laarista del machn donde se cruzan dos gale-ras. El ngulo que forman estos arranques
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Figura 29. Figura 30.
Figura 31.
Figura 32. Figura 33.
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con la vertical del sillar es de 45, por lo quese tratara de un arco rebajado de aproxima-damente 282 cm, que resolvera el apoyo dela techumbre de armadura en los extremosde las galeras.
Aunque an no se tena ningn dato que
permitiera conocer cul sera la altura de lasarqueras, se decidi trazar un alzado hipo-ttico sobre el que se fueron superponiendolas imgenes escaneadas en 3d. El resultadode esta prueba fue totalmente satisfactorio,puesto que, salvo pequeos desajustes, laspiezas encajaban en esa geometra (fig. 35).
Se complet el estudio con un montaje
real en la nave donde se encuentran almace-nadas todas las piezas. Ante la imposibili-dad de reconstruir la altura real de las ar-queras, porque ello habra supuestorecibirlas con mortero o anclarlas a una es-tructura externa, se superpusieron elemen-tos de cada tipologa, y con un programa detratamiento de imgenes se complet hasta
una altura que permita recrear la imagenque pudo tener el claustro (figs. 36 a 39).
Estudio estructural y compositivo
En primer lugar hay que sealar que todoindica que nos encontramos ante un claus-tro de dos alturas, con antepechos en ambos
niveles. Sorprende, sin embargo, el hechode que el arranque de la arquera superior
sea un soporte prismtico que ms bien pa-rece concebido para arrancar directamentedel suelo. Partiendo del hecho de que elclaustro original ubicado en el monasteriodel Paso fue trasladado, podra pensarse enuna reutilizacin de estos elementos.
Para aproximarnos a las medidas que pu-do tener el claustro gtico debamos partir
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Figura 34.
Figura 35.
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RESTAURACINYESTUDIOGEOMTRIC
OYCOMPOSITIVODELCLAUSTROGTIC
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Figura 39.
Figura 37.
Figura 38.
Figura 36.
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de los datos que habamos extrado a lo lar-go del proceso, ya que no hay ningn docu-
mento que aporte informacin al respecto.Por un lado, tenamos las dos posibles me-didas entre ejes del mdulo de la arquerainferior, su relacin con la medida que sehaba obtenido para la arquera superior y elestudio de los restos de cimentacin apare-cidos durante la excavacin arqueolgica.Adems, se podan conocer otros pormeno-
res estudiando las proporciones de claustrosestilsticamente similares.
Los arquitectos gticos basaban su arteen la geometra y utilizaban habitualmen-te el sistema de modulacin ad quadratumo conforme a la medida cierta, denomi-nado as por Mateo Roriczer, maestro dela catedral de Ratisbona2. Este sistema
parta de una forma geomtrica bsica,normalmente el cuadrado, a partir delcual por multiplicacin o divisin de surea se obtenan todas las medidas de unaedificacin. Para el trazado de un claustro,la relacin que se estableca entre el murode la arquera (de rincn a rincn por ellado del patio) y el muro de cierre de la
49
2.312
262
2.418,35
2.418,35
358,25
Figura 40.
2 OTTO VON SIMSON (2000): La ca-
tedral gtica, Alianza Forma, Madrid.
Figura 41.
379,7
465,7
381,55
358,25
262
119,55
283,09
111
,9
Figura 42.
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galera (de rincn a rincn del muro exte-rior) es de 1/v2.
Con la construccin del claustro clasicis-ta desapareci gran parte de la cimentacindel claustro gtico, sin embargo durante la
excavacin arqueolgica aparecieron restosde los cimientos de los muros oeste y sur decerramiento de la galera que presentabanuna serie de vanos por los que se acceda alas dependencias anejas. Estos muros coin-ciden con los del cerramiento del claustroclasicista, por lo que podemos deducir queambos ocuparon el mismo espacio.
Tomando, por tanto, como referencia lalongitud de los muros exteriores de la gale-ra del claustro clasicista (32,70 m), y apli-
cando la relacin ad quadratum, se obtieneuna arquera de 23,12 m. Segn esta medi-da, la hiptesis por la cual la luz de los arcossera de 3,58 m permita construir una ar-quera con seis mdulos, quedando espaciosuficiente para levantar los machones de lasesquinas (fig. 40).
Faltaba por conocer cul sera la altura de
los alzados. Se crey conveniente estudiarun claustro de tipologa anloga que pudie-ra servir de referencia para calcular las me-didas que nos faltaban. Se eligi el claustrodel convento de San Francisco de Segovia(fig. 41) actualmente Academia de Artille-ra3 y, una vez comprobado que las pro-porciones eran conforme a la medida cier-
ta, se decidi aplicar este sistema demodulacin para levantar las fachadas delclaustro gtico de San Jernimo.
Basndose en ello y en el diseo construc-tivo de las piezas conservadas, se ha calculadoque la altura para la arquera inferior, desde elpie de la basa hasta el arranque del salmer, se-ra igual a la luz del arco, es decir, 381,55 cm.
Esta misma distancia sera de 283,09 cm enla arquera superior (figs. 42 y 43).Existen dudas acerca de la distancia entre
la clave de los arcos inferiores y la cornisa in-termedia, as como entre las claves de la ar-quera superior y el alero. Por ello, las di-mensiones obtenidas no pueden considerarseindiscutibles, aunque se ajustan perfecta-
mente al sistema ad quadratumy compositi-vamente son viables.
Otro aspecto que no ha podido precisar-se es la ubicacin en la edificacin de losfragmentos catalogados como cornisa. Geo-mtricamente se ajustan al diseo de estoselementos y, adems, presentan una degra-dacin en el vierteaguas que coincide con
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RESTAURACINYESTUDIOGEOMTRIC
OYCOMPOSITIVODELCLAUSTROGTICO
DELMONASTERIODELOSJERNIMOSDEMADRID
Figura 43.
Figura 44.
3 Para la realizacin de este estudio
contamos con la colaboracin de
don Flix Herrera Dez, coronel de
Artillera y director de la Academia
de Artillera de Segovia, quien nos
brind su ayuda y nos permiti acce-
der al claustro para la toma de datos.
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las acanaladuras que produce la lluvia. Sin
embargo, su escaso tizn plantea problemasconstructivos, ya que el asiento de un ante-pecho o una alero sobre estas piezas sera in-correcto. Se decidi situarlos entre los dospisos, a pesar de la imposibilidad de confir-mar esta hiptesis.
Lo que s es irrefutable es el hecho de queno existan contrafuertes, puesto que se han
conservado tambores con la seccin com-
pleta, lo que indica que las pilastras eranexentas. Este sistema de construccin impli-cara necesariamente que los forjados nofueran abovedados, por lo que estaramosante unas galeras con alfarjes.
Las imgenes digitalizadas de alzados yplanta se trataron mediante un programainformtico que recrea virtualmente en tres
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Figura 45. Figura 46.
Figura 47. Figura 48.
Figura 49. Figura 50.
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dimensiones lo que pudo ser el claustro g-tico y que nos permite, deambulando porsus galeras y contemplndolo desde distin-
tas perspectivas, conocer este edificio de-saparecido (figs. 44 a 50).
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RESTAURACINYESTUDIOGEOMTRIC
OYCOMPOSITIVODELCLAUSTROGTICO
DELMONASTERIODELOSJERNIMOSDEMADRID
FICHA TCNICA DEL ESTUDIO Y RESTAURACIN DEL MATERIAL PTREOPROCEDENTE DE LA EXCAVACIN ARQUEOLGICA
Organismo promotor
Instituto Patrimonio Histrico Espaol.Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales. Ministerio de Cultura.
Perodo de realizacin
Junio de 2003 a julio de 2004.
Coordinacin y supervisin
Concha Cirujano, restauradora del IPHE.
APOYO TCNICO IPHEInfografa: Mara lvarez Recuero.Estudio petrolgico: Pedro P. Prez Garca y Jos Vicente Navarro (Laboratorio de Petrologa).
Ejecucin material
CORESAL.Restauradores: Raquel Navo de la Torre, Mercedes Meca Vzquez, Lucrecia Lucas Ruiz-
Villar, Miguel Aguilar Gutirrez, Elena Naranjo Garca y Manuel Macarro Rodrguez.Ayudantes: Pedro Gonzlez y scar Carmona.Estudios compositivos, estructurales y constructivos: Pilar de Hoyos Alonso, Sonia Cerezo
Quesada y Fernando Guerra-Librero Fernndez.Infografa: Cesar Ords Garca y Sonia Cerezo Quesada.Estudios de cantera y estereotoma: Rodrigo de la Torre y Martn Romo.Estudio histrico: Ana Prieto, Gloria Ruiz-Olivares Mascaraque y Begoa Vicioso Aragons.Estudio petrolgico: Flix Mateos y Araceli Rojo y Luis Valden (GEA, Asesora geolgica).Coordinacin por parte de CORESAL: Pilar de Hoyos Alonso.