Clase 4. Lit. & Soc. 2015

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Clase 4. Lit. & Sociedad. 0. Lo que vimos la anterior sesión. 1. Narrativa / ideologema a) El NR: sistema y narración b) Corpus del NR (para este curso) c) Narrativa e ideologema en ese corpus 1.1. Narración —Se denomina narración al resultado de la acción de narrar, esto es, de referir lingüística o visualmente una sucesión de hechos que se producen a lo largo de un tiempo determinado y que, normalmente, da como resultado la variación o transformación, en el sentido que sea, de la situación inicial. Dado que una narración es un encadenamiento de sucesos, las relaciones sintácticas fundamentales que se dan son de naturaleza causal y temporal: un hecho lleva a otro y, por lo tanto, existe fluir temporal. En este sentido, es frecuente en un relato el uso de conjunciones o locuciones conjuntivas que indiquen 'causa' y 'consecuencia', y adverbios y locuciones adverbiales de 'tiempo'. También, por su utilidad para señalar 'hechos que se van sumando unos a los otros', es frecuente el uso de la coordinación copulativa. En cuanto a la modalidad clausal, es lógico el predominio de cláusulas aseverativas. —La historia de Bolivia desde el NR 1.2. Ideologemas —Kristeva —Jameson: Unidad temática o conceptual, materia prima que termina en una narrativa, un sistema de valores, una visión de mundo. Esa materia prima está sujeta a transformaciones históricas.

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Literatura y Sociedad

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Clase 4. Lit. & Sociedad.

0. Lo que vimos la anterior sesin.

1. Narrativa / ideologema

a) El NR: sistema y narracinb) Corpus del NR (para este curso)c) Narrativa e ideologema en ese corpus

1.1. Narracin

Se denomina narracin al resultado de la accin de narrar, esto es, de referir lingstica o visualmente una sucesin de hechos que se producen a lo largo de un tiempo determinado y que, normalmente, da como resultado la variacin o transformacin, en el sentido que sea, de la situacin inicial.Dado que una narracin es un encadenamiento de sucesos, las relaciones sintcticas fundamentales que se dan son de naturaleza causal y temporal: un hecho lleva a otro y, por lo tanto, existe fluir temporal. En este sentido, es frecuente en un relato el uso de conjunciones o locuciones conjuntivas que indiquen 'causa' y 'consecuencia', y adverbios y locuciones adverbiales de 'tiempo'. Tambin, por su utilidad para sealar 'hechos que se van sumando unos a los otros', es frecuente el uso de la coordinacin copulativa. En cuanto a la modalidad clausal, es lgico el predominio de clusulas aseverativas.

La historia de Bolivia desde el NR

1.2. IdeologemasKristevaJameson: Unidad temtica o conceptual, materia prima que termina en una narrativa, un sistema de valores, una visin de mundo. Esa materia prima est sujeta a transformaciones histricas. E.G.: Resentimiento:

2. Introduccin a las ficciones del NRFicciones del NRa) Ficcionesb) NR

3. La cuestin del presente

4. Forma e historia en Amrica Latina

5. Narrativa e historia: relativismos

6. Narrativa e imagen

7. El programa de la unidad

8. Cul es la narrativa bsica?a) El lbum de la Revolucinb) Bolivia: 10 aos de la Revolucin

9. Zavaleta I: La izquierda del NRa) El desarrollo de la conciencia nacionalb) Abstracciones y singularidades c) Cultura vs. Poltica

10. Panorama del NR11.1. Recurrencias figurativasa) Ficciones del NR

b) La narrativa histrica bsica: un bildungsroman del pueblo

c) La historia bsica: [rebeliones indgenas] [Independencia] Oligarqua minera/ La RoscaGuerra del Chaco Mrtires militares: Busch y Villarroel Sexenio Revolucin del 52 Nacionalizacin, Reforma y Voto [Traicin]

d) Personajes: Nacin vs. AntinacinNacin: campesinos, mineros y fabriles, clases medias, intelectuales nacionalistasAntinacin: Barones del Estao, Rosca, intelectuales de la rosca Los objetos/sujetos del NR:PuebloRosca / OligarquaClase obreraCampesinosClase mediaBurguesa nacionalMilitares [nacionales / antinacionales]

e) Ideologemas El estupor indgena La vertebracin territorial: el espacio El Estado aparente vs. El Estado integral El agrarismo fisiocrtico La industrializacin Martirios: Hroes y colectividades Alianza de clases Mestizaje

10.2. La cuestin del presente: el NR zombie

10.3. Forma e historia en Amrica Latina: Ideas fuera de lugar / Formas fuera de lugar

10.4. Narrativa e historia: relativismos. De White a Ginzburg.

10.5. Narrativa e imagen: Literatura, imgenes. Kessel y Direccin Nacional de Informaciones.

11. Antezanaa) Sistema y procesob) Ideologemasc) El sistema del NRd) Cmo se mueve (proceso)e) Lenguaje y discursof) La hiptesis Sapir-Whorf

El amor, el poder, la guerra. En eso consiste la verdad de la vida. Pues bien, fueen el Chaco, lugar sin vida, donde Bolivia fue a preguntar en qu consista suvida. Aqu, donde el propio tuscal se retuerce tal si lo seco se hubiera convertidoen dolor, es donde ocurri la guerra, punto de partida del periodo que hemosde analizar pero tambin de toda la Bolivia moderna. Boquern, Nanawa, Picuiba,Kilmetro 7, Caada Strongest dejan de ser topnimos inertes; ahoracontienen sus propios muertos. Nombres vivos para todo el mundo. Es comosi solamente all la historia hubiese perdido su propia rutina y no hay duda deque entonces, slo entonces, aprendieron los bolivianos que el poder es algopor lo que se debe matar y morir.

I. La memoria histricaLa guerra, desde luego, era evitable.

BoliviaEl desarrollo de la conciencia nacional1[1967]1 ne: Existen dos primeras ediciones, casi simultneas, de este libro: una uruguaya (Montevideo:Ed. Dilogo, 1967) y la otra cubana, correspondiente al nmero 4 de la coleccin(hechos/ideas) de Casa de las Amricas, tambin de 1967. El texto de las dos ediciones escasi idntico, salvo por algunas erratas en la edicin cubana. La variante mayor es el ttulo,que en la versin cubana es: Bolivia: Crecimiento de la idea nacional. El mismo Zavaleta serefiere a este libro, a veces, como La formacin de la conciencia nacional. Usamos la versinuruguaya.

IntroduccinUn judo italiano dio a los ingleses victorianos el signo de lo que deban ser.Fue el cinismo saludable de Benjamn Disraeli el que dijo: Prefiero los derechosde los ingleses a los derechos del hombre. La vida de una nacin sueleser, en efecto, ms complicada que la vida de los individuos y las virtudes destos no tienen que ser necesariamente las de aqulla. De tal manera, para laformacin del Imperio, Shakespeare que, segn Joyce, es despus de Dios elhombre que ms ha creado, resulta un socio de Drake, el bucanero. Los piratasfinancian el genio de los artistas y subvencionan su gloria pero tal cosa esposible slo a partir de la existencia de un poder nacional y, en aquel tiempode la ferocidad del crecimiento ingls, el rey expresaba a los vasallos y, poresa va, cada hombre haba sido Primer Ministro y cada mujer, se susurraba,haba sido la querida de un rey.El razonamiento de Disraeli no era gratuito. En Inglaterra, la nica manerade que se realizaran los derechos del hombre era haciendo que existieran al travsde los derechos de los ingleses; pero si stos no se cumplan, los mismos derechosdel hombre se empobrecan hasta no ser sino una abstraccin desconocida, alo sumo, un alimento extico de los franceses. La consecuencia de esta exactaadecuacin de los principios generales a los intereses nacionales tena que traducirseen lo que Engels escribi acerca de los obreros ingleses. Me preguntausted deca qu piensan los obreros ingleses acerca de la poltica colonial.Lo mismo que de la poltica en general. Aqu los obreros se aprovechan con lamayor tranquilidad del mundo del monopolio colonial de Inglaterra.Eso pensaban Disraeli y, en consecuencia, los mismos obreros de Inglaterra.Los idelogos de las semicolonias, en cambio, se gratifican con el juego de los124obra completa igrandes trminos, con un universalismo implacable, minucioso y jibarizado.Bolivia ingresa as a la defensa de la civilizacin occidental o a la lucha por larevolucin mundial. Bien se podra arguir en sentido de que si la revolucinmundial existe tendr que ser, aqu, como Revolucin boliviana, si es que enefecto las cosas comienzan por el principio, y tambin se puede afirmar que,para defender a la civilizacin occidental, el pas debera primero compartir losatributos temporales de eso que se llama civilizacin occidental. La alienacinprefiere, empero, hablar de revolucin mundial o de civilizacin occidental y node la lucha de la nacin por ser efectivamente nacin. Los bolivianos resultandefendiendo los derechos de los ingleses.A ojo de buen cubero, la semicolonia aparece, en efecto, como la coleccinairada de covachuelistas orondos, de esperpentos egregios y de coroneles borrachosy todo esto que vivimos, que llamamos la historia de nuestras patrias,simula apenas la broma mortal de un destino desordenado y festivo en el quelas vctimas se complacen, explicando con fbulas la verdad de su deguello. Lasemicolonia resulta la provincia del mundo. Las luces de las patrias centrales laalucinan y se entrega su mentalidad provincial al encantamiento de las malasabstracciones, fruta clida a causa de la cual el hombre del margen, a manerade pensar en los problemas del universo, olvida instalar agua potable en supueblo. Esta escuela de los ensueos mejor subalimentados la exculpa, asimismo,de algunos descuidos: es un caballero que, por leer traducciones de librosfuera de moda, no vacuna a sus hijos contra la viruela. El loco escribi haceveintinueve siglos Homero se instruye a su costa. Con una sombra limpidez,el alienado piensa los argumentos con los que se ha de perder.Existe, por cierto, una suerte de metafsica para consumo de colonizadosy slo as podemos explicar las tristezas, los embrollos y deserciones varias dela inteligencia latinoamericana cuyo temperamento generossimo la ha conducidocon frecuencia a elaborar las doctrinas en las que estaban interesadoslos enemigos de sus pases. Por eso algunos agrios consideran que en estecontinente los que saben leer y escribir, escriben, leen y piensan contra su pas.Pero la conciencia de la vctima no es necesaria para que la tragedia ocurra.Como, con ms frecuencia de lo que se supone, las apariencias correspondenen ltimo trmino a la realidad, decir que el hombre de las semicolonias esun fantoche de s mismo y un dueo de nada no es sino una peyoracin paraexpresar lo que es cierto de veras.Se trata, en efecto, de un ser que no se ha identificado y bien se puedeescribir a la vez que es un ser incompleto, que es la imitacin de lo que debeser la caricatura de l mismo, que slo alcanza a vivir una parte de su propiodestino. En el sentido ms devastador de estas palabras, debe decirse que esun desterrado en su propio lugar. Pues bien, estos fracasos individuales son tannumerosos que se convierten en un problema histrico. Quiz sea cierto sin125el desarrollo de la conciencia nacionalremedio que slo se puede definir lo que no tiene historia pero se sabe a lavez que la historia es la nica que nos define, en la medida en que el hombre,a pesar de que siempre es un animal que huye, puede lograr arraigo, rostro ytiempo, es decir, una identificacin.En estas pginas, de una manera por dems sinttica, he procurado enumerarlos elementos con los que los bolivianos de los ltimos treinta aos hantratado de lograr una identidad para s mismos y para su pas. Naturalmente,yo soy un escoliasta comprometido, he sido en muchos aspectos una suerte detestigo implicado y, a lo ltimo, un participante secundario. Ahora los aos sehan apoderado de los hechos que entonces no pertenecan sino a sus ejecutoresy acaso por eso, explotando a la mala la invitacin que me hizo GregorioSelser, me preocupa escribir acerca de este tiempo poblado por la multitudde los sucesos que crecen cuando se han cumplido, por la militancia de lasgentes que una vez se negaron a la estupefaccin y el vaco y tambin, comoera previsible, por propsitos no siempre dichosos, tiempo que, adems, hizoa los hombres hacindoles creer que lo hacan.En determinados aspectos la memoria de mis ojos documenta lo que miexilio escribe. Recuerdo, por ejemplo, y ahora s por qu hubo quienes pensabanque conocer es recordar, el 9 de abril de 1952 bajo el absoluto cielo de metalazul de Oruro, cuando los mineros de San Jos se descolgaron desde la rocade los cerros del contrafuerte, tomaron la ciudad y dieron fin a la marcha delos regimientos del sur sobre La Paz. Con sus harapos vistieron el da que, deotra manera, habra pasado desnudo y sin historia. Nosotros, pequeas gentesmediterrneas de un pas violento, no hacamos cosa distinta que atestiguarcomo fisgones, slo a la caza de los movimientos de la tolvanera all donde sepronunciase, sobresaltados con la noticia de aquellos juegos picos y quiz, sinquererlo, al estar tan prximos al sudor de los hechos en los que no participbamos,nos alejbamos del destino de inutilidad y perspicacias que amenaza a loswhite collars de semejantes regiones, que entonces no conocan otros amos quePatio y el fro, husmeando ambos entre las kopajiras. No s por qu me pareceque a los combatientes de aquellas horas sin cesar les abundaban las ropas sobresu disminuida carne de mestizos infatigables, pobres como el primer hombre,inverosmiles y heroicos con un modo local del herosmo que se compone decierta incanjeable fraternidad entusiasta, de una apagada ternura desdeosa ytambin de una falta sistemtica, por decir vigilada, de teatralidad. Tambinen La Paz, en las angostas calles con muchos aos, en La Paz con techos detejas espaolas y entonces temblorosa, tres das, los tiradores odiaban el solque los cegaba y, tantas horas, los fusiles se escupan de pared a pared y saban,vagamente y a la vez de un modo poderoso, de la Revolucin, aun despus deseis aos, de un suicida, de un colgado, de miles de muertos indocumentados,en la lucha que haba empezado la Mara Barzola, la perra fiel del socavn.126obra completa iQuin sabe ahora de esas horas? Era la tarde limpia, pura como un balazo.Era tambin una definicin de balazos extramuros de aquel cuartel terroso,una conjuracin de los khestis, catica y feroz como el corazn de un cholo,un alboroto largo en el que los desterrados en su propio suelo, los hombres deBolivia, ensearon la fuerza de sus brazos y el calor de su sangre.El tiroteo, a decir verdad, no era cosa demasiado inslita para nosotros.Sin embargo, era claro y la vez impreciso que haba sucedido algo nuevo. Fueun da decisivo para los bolivianos que tenemos alrededor de los treinta aos.Hasta entonces, no habamos vivido sino en la servidumbre de las buenasintenciones incontaminadas y en la niebla emocionada de epopeyas librescas.Vivamos, en la algaraba de la provincia triste, en el trabajo de los dogmassatisfechos y el miedo doctrinal, en un estado que Tamayo llamaba de dudaracial en el que todas las ideas nos bastaban porque carecamos de ideas activas.Pero las buenas abstracciones no servan para sacarnos del agravio natural,de la frustracin infalible que nos esperaba de no haber llegado aquel da deabril, da que fue de sangre cumplida y de muerte derramada pero tambin deun nacimiento histrico. Entonces el sueo nos devolvi a la historia porque,de una manera o de otra, los hombres siguen la suerte del lugar en que viveny es intil huir. No se poda esperar que sus seres se realizaran en una nacinque se frustraba. Supimos que cada hombre es, en cierta medida, del tamaode su pas y que la nacin es un elemento del yo, que el yo individual no serealiza sino a travs del yo nacional.Pero es una historia que viene de muy lejos y que, como todas las historias,tiene varias caras. Es el proceso de la formacin de la idea que la nacin quieretener de s misma.Montevideo, noviembre de 1965

Desarrollado en la periferia deldiscurso liberal, conjugando ideologuemas (Kristeva) socialistas, nacionalistas,indigenistas, antiimperialistas, fascistoides e izquierdistas,el NR tiende despus de la Guerra del Chaco aceleradamente haciael centro del poder estatal,

Sin embargo, el NR no es una ideologa de centro. Porsu oscilacin es, ms bien, una especie de operador ideolgico, unpuente tendido entre los extremos del espectro poltico boliviano,un arco si se quiere que comunica la extrema izquierdacon la extrema derecha.

3. las puntas del nr: nacin y revolucin Vista formalmente, la ideologa del nacionalismo revolucionariono es la ideologa de un partido pongamos el caso del mismoMNR pues todos usan y ocupan este mbito discursivo. Es, msbien, una mquina de articulacin hegemnica en la mltiplediscursividad ideolgica boliviana; articulacin que implica unadirecta relacin con el Estado y el ejercicio del poder.

LAS CIRCULACIONESComo el NR toca las puntas de la izquierda y la derecha boliviana,no es nada sorprendente que, en muchos casos, grupos, partidosy dirigentes notables, al entrar en el NR por una puerta, salganpor la otra. Si una estructura tuviera dimensiones ticas, se diraque el NR es indiferente, poco le importa la posicin objetiva desus elementos ideolgicos mientras permanezcan en su territorio,altamente dctil, hemos visto.

El ms amplio es, ciertamente, el pueblo. El pueblo es un objetoque resulta de mltiples entrecruces ideolgicos. No se reduce a unnivel verbal ni tampoco a un nivel econmico. Como el pueblo esun objeto tambin extensible y, en su nominacin mnima, puedesimplemente significar los trabajadores (obreros, campesinos)mientras que en su nominacin mxima es la nacin en general.

Las diferencias del tipo explotado/explotador, opresor/oprimido, proletariado/burguesa, proletariado/imperialismo, etc. inciden en la caracterizacin del pueblo

Sin embargo, nos parece aceptable suponer que los procesos ideolgicos bolivianosviven en/con el sonido y la furia que despliega el NR; sonidoy furia que todava logran callar e inmovilizar otros procesos quebuscan vencer los lmites impuestos por la actual situacin socioideolgicaboliviana. A nivel discursivo, el murmullo ideolgicodel NR asume para s toda la representacin del pueblo y no seraexagerado afirmar que el resto permanece en silencio. El resto, elotro pueblo. Aquel que se definira fuera del NR y cuya constitucin,segn nuestro diseo, slo podra ocurrir en otras (nuevas) condicionesideolgicas. Histricamente, es posible pensar que staspueden ser producidas.[