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Opción, Año 24, No. 55 (2008): 145 - 167 ISSN 1012-1587 Indicadores de identidad y perfil del periodista regional en Chile Claudia Mellado Ruiz Elizabeth Parra Departamento de Comunicación Social, Universidad de Concepción (Chile) [email protected], [email protected] Resumen Este artículo recoge los resultados obtenidos sobre el perfil socio- demográfico y laboral del periodista y comunicador social chileno. So- bre la base de un estudio censal de dichos profesionales en la región del Bío-Bío —segunda zona más importante del país—, se aplicó una bate- ría de escalas que permitió conocer sus características sociodemográfi- cas, personales, aspectos de su realidad laboral y formativa, sobre una muestra aleatoria estratificada. La importancia de la información recogi- da permite constatar algunas premisas con respecto al tipo de profesional que hoy egresa de las universidades y que mediante su rol influye en la mediatización social de la realidad. Asimismo, aporta elementos funda- mentales a la discusión en torno al estado del arte sobre los estudios de la profesión periodística y los profesionales de la Comunicación en el ám- bito global, lo que abre las puertas a investigaciones comparativas poste- riores que comiencen a generar resultados en Latinoamérica. Palabras claves: periodistas, comunicadores sociales, perfil profesio- nal, mercado laboral.

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Opción, Año 24, No. 55 (2008): 145 - 167ISSN 1012-1587

Indicadores de identidad y perfildel periodista regional en Chile

Claudia Mellado RuizElizabeth Parra

Departamento de Comunicación Social,

Universidad de Concepción (Chile)

[email protected], [email protected]

Resumen

Este artículo recoge los resultados obtenidos sobre el perfil socio-demográfico y laboral del periodista y comunicador social chileno. So-bre la base de un estudio censal de dichos profesionales en la región delBío-Bío —segunda zona más importante del país—, se aplicó una bate-ría de escalas que permitió conocer sus características sociodemográfi-cas, personales, aspectos de su realidad laboral y formativa, sobre unamuestra aleatoria estratificada. La importancia de la información recogi-da permite constatar algunas premisas con respecto al tipo de profesionalque hoy egresa de las universidades y que mediante su rol influye en lamediatización social de la realidad. Asimismo, aporta elementos funda-mentales a la discusión en torno al estado del arte sobre los estudios de laprofesión periodística y los profesionales de la Comunicación en el ám-bito global, lo que abre las puertas a investigaciones comparativas poste-riores que comiencen a generar resultados en Latinoamérica.

Palabras claves: periodistas, comunicadores sociales, perfil profesio-nal, mercado laboral.

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Indicators of identity and profileof the regional journalist in Chile

Abstract

This article presents and discusses the results obtained on the so-ciodemographic and working profile of the Chilean journalist and socialcommunicator. On the basis of a census of these professionals in the re-gion del Bío-Bío —the second most important zone of the country— arandom stratified sample was surveyed to determine their sociodemo-graphic characteristics, as well as aspects of their working condition,academic training and personal life. The information from this studyleads to some conclusions with regard to the type of professionals whograduate from universities and who through their role influence the so-cial construction of reality. In addition, this study contributes to the dis-cussion of the state of the art studies of the journalistic profession andprofessionals of communication globally, opening the door for subse-quent comparative research that can start to generate results at the LatinAmerican level.

Key words: journalists, social communicators, professional profile, la-bor market.

INTRODUCCIÓN

Los estudios sobre la profesión periodística tienen un camino bastanteavanzado en el mundo. Investigadores de Estados Unidos (Weaver, 2006,1998; Deuze, 2001; Beam, 1990; Reese and Cohen, 2000), España (Canel ySánchez-Aranda, 1999; Canel, Rodríguez y Aranda, 2001; Diezhandino,Bezunartea y Coca, 1994), Alemania (Donsbach, 1993), Groenlandia (Bro-ddason, 1994), Australia (Henningham, 1995) y Canadá (Johansen et ál.,

2001), entre otros, han caracterizado la profesión desde diferentes perspecti-vas teóricas y metodológicas, logrando aislar ciertos elementos que formanparte de la realidad laboral y profesional de los periodistas.

No obstante, analizar hoy la realidad de la profesión periodísticacontinúa siendo una tarea tan compleja como definir quiénes son los pro-pios profesionales de la Comunicación, dada la diversidad de conceptosque han sido acuñados por los autores que se han dedicado al estudio del

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tema en diferentes estructuras sociales (Mellado et ál., 2007). Weaver(1998) plantea que realizar esta tarea es internarse en un mundo ambiguoe investigado de formas divergentes, con términos muchas veces confu-sos y presunciones poco probables.

En ese contexto, el artículo pretende describir y analizar algunosindicadores individuales que permitan perfilar al periodista a la luz delnuevo escenario social y tecnológico existente. El texto se inscribe en losestudios amparados por la Sociología de la profesión periodística y, den-tro de ellos, en la investigación sobre el perfil ocupacional, profesional yel mercado laboral del profesional de la Comunicación.

1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

1.1. Cuestión de identidad

Varios autores en distintas partes del mundo han señalado una pér-dida de coherencia en el campo de la educación y estudios del Periodis-mo (Deuze, 2005). En el ámbito regional, en la Conferencia Hemisféricasobre la Modernización de la Enseñanza en Periodismo, celebrada en elaño 1995 —bajo el alero del Consejo Latinoamericano de Acreditaciónde la Educación en Periodismo (Claep)—, se logró detectar que los prin-cipales problemas sobre el tema incluían: la falta de una enseñanza detipo práctico; el énfasis excesivo en las conferencias y en el aprendizajemecánico más que en el aprendizaje de tipo participativo, así como larigidez de un plan de estudios según el cual los asistentes cursan todassus materias sin interactuar con alumnos de otros lugares.

Se observó también que los estudiantes se gradúan con una prepa-ración bastante deficiente; que las facultades generan un número excesi-vo de profesionales para la demanda laboral existente; que existen dis-tintas posiciones sobre la obligación de graduación académica para ejer-cer como periodista; que existen fallas de carácter académico y que la in-definición curricular de muchos centros públicos y privados termina pordejar la puerta abierta a casi cualquier salida profesional, lo que generaaún más ruido en el área. Todas estas características, a pesar de habersido enumeradas hace 12 años, hoy mantienen absoluta validez.

Ya en el año 1983 Martínez Albertos venía proclamando que lascausas de la crisis del Periodismo estaban relacionadas con la disgrega-ción e individualismo de la profesión, su desarrollo como un mero oficio,

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la escasa integración en los colegios y asociaciones profesionales y, so-bre todo, un inexistente apoyo institucional.

Desde esta perspectiva, aunque las necesidades y demandas espe-cíficas difieren de región en región y son en gran medida determinadaspor su particular cultura, leyes e historia, la pugna entre el conocimientocontextual/práctico y la educación teórica —o como Highton (1967) losha llamado, entre los chi–squares y los green eyeshades— ha sido siem-pre el área más importante de atención dentro de los programas de Perio-dismo en todo el mundo (Morgan, 1998).

Esta continua pugna identitaria ha llevado a observadores a con-cluir que “la educación en periodismo no ha terminado ni como pescadoni como ave; no amada por la industria y tolerada apenas por la acade-mia“ (Raudsepp, citado en Deuze, 2001:5) (1-2).

De esta forma, la concepción del periodista ha variado de acuerdocon la escuela o enfoque subyacente. Quienes trabajan según el paradig-ma anglosajón, conceptualizan al periodista como el profesional que tra-baja en medios de comunicación; mientras que quienes siguen la pers-pectiva europea, comienzan a incluir a quienes no solo trabajan en losmass media, sino que también laboran en gabinetes de comunicación yuniversidades (Reig, 2002; Mellado et ál., 2006; De Guzmán, 1989;Martínez Solana, 2004) (3).

1.2. Estudios sobre la profesión periodística

Pero aunque la formación e investigación en Periodismo y Comu-nicación Social en América Latina —la cual se ha nutrido de ambos con-tinentes— ha sido objeto de preocupación de diversos académicos y es-tudiosos de la región, el estudio sobre quiénes forman y dan vida a la pro-fesión periodística en el continente, no ha sido tan abundante ni sistemá-tico en cada uno de los países que lo integran. Muy posiblemente esto seaproducto de la ambigüedad sobre la naturaleza de la labor del comunica-dor y su inclusión dentro de las profesiones en sentido tradicional (Orte-ga y Humanes, 2000). Tal como diría Halloran (1974:11), “no se ha estu-diado sistemáticamente al comunicador en los distintos niveles de suoperación y todavía tenemos que desarrollar una teoría que permita elanálisis sistemático de sus decisiones”. Asimismo, se ha categorizado alperiodista de manera bastante dispar o sobre la base de contextos y reali-dades culturales foráneas (4).

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En Latinoamérica los estudios más importantes sobre los profesio-nales de la Comunicación y la profesión periodística han venido de lamano de autores como Virtue (1995), Bennasini (2001, 2000), MarquesDe Melo (2001), Zalba y Bustos (2001), Pereira (2005) y Subervi(2004), entre otros.

Si bien en Chile estas investigaciones tienen corta data (Mellado et

ál., 2007, 2006, 2005; Gutiérrez y Lavín, 2003; Gronemeyer, 2002; Le-caros, 2000) (5) —durante los últimos 30 años se ha priorizado como ob-jeto de investigación los estudios de recepción y los medios de comuni-cación (Castellón, 2006; Torrico, 1997)—, el interés por el desarrollo dematerial científico sobre los profesionales de la Comunicación se ha vis-to incrementado debido a los inmensos cambios culturales, sociales yeducacionales que han empapado las últimas dos décadas.

En efecto, a estas alturas hay evidencias de que la Sociedad Indus-trial dejó de ser el motor principal que dirige y organiza socialmente lasactividades humanas, al menos en el ámbito de los servicios (Costa,1995; Mellado et ál., 2005). Transitamos en la Sociedad del Conoci-miento y, efectivamente, hay transformaciones de orden tecnológico quetienen radical impacto en las formas de ser, de estar en el mundo y de sa-tisfacer necesidades.

Concretamente, el campo de las comunicaciones representa desdehace más de 20 años una de las áreas de más visible desarrollo profesio-nal en Latinoamérica. Ello se ve reflejado en el número de universidadesque actualmente dictan programas conducentes a la licenciatura en Co-municación Social, habitualmente asociados a la carrera de Periodismo,pero crecientemente también a otras relacionadas con el área, como lasde comunicación audiovisual, cine y televisión (Corrales, 2006). Datosde Felafacs hablan de más de 1.000 Facultades de Comunicación y Pe-riodismo en el continente hasta el año 2005.

En Chile, la Reforma al Sistema de Educación Superior de 1980 y laarticulación de la Loce (Ley Orgánica Constitucional de Educación) signi-ficó la apertura de las universidades privadas, lo que se tradujo en una im-portante expansión de la matrícula en las distintas áreas del saber. En loque se refiere a la enseñanza del Periodismo y de acuerdo con datos delConsejo Superior de Educación, es posible observar que de un total de 6carreras y programas que existían en Chile en 1986, para el año 2001 se te-nían 41 programas a cargo de 35 universidades, y 64 programas a cargo de

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36 universidades en el año 2006, de los cuales 32 se encuentran en laregión Metropolitana y los 32 restantes son dictados en otras regiones.En términos de matrícula de estudiantes, en tanto, esto significó que en-tre 1991 y el año 2001, el número de alumnos (casi 1.700) que estudiabala carrera de Periodismo se incrementó en más de 450%, lo que implicaun crecimiento de casi 8.000 en el ámbito nacional (Corrales, 2006).

Dentro de los estudios sobre la profesión periodística efectuados na-cionalmente, los aspectos más analizados se han correspondido con la éti-ca y las rutinas profesionales, siempre restringidas a la conceptualizacióntradicional del Periodismo, es decir, al campo de acción de los periodistasque ejercen su labor en algún medio de comunicación tradicional o Inter-net. Solo durante los últimos 10 años es cuando han surgido —amparadosdesde el paradigma Institucional— estudios emergentes que conceptuali-zan al profesional de las comunicaciones según el nuevo contexto laboraly profesional que se vive actualmente en la sociedad chilena.

1.3. Nuevas facetas, nuevas conceptualizaciones

Además de cierto histrionismo y habilidad interpersonal, el Perio-dismo comparte con la actuación su capacidad camaleónica. Con más fa-cilidad de la recomendable en muchos casos, los profesionales transitanejerciendo trabajos en distintas áreas. Debate aparte es si ese “In Berlin,ich bin ein Berliner” (6) forma parte de un humanismo integrador o deuna audacia forzada por una sobreoferta en tiempo de baja demanda. De-bate al margen es también el rol de las universidades en cuanto a definirespecialidades profesionales para un mercado de alta segmentación.

Uno de los últimos estudios realizados sobre el tema (Mellado et

ál., 2006) delineó la tipología estructural del mercado laboral del perio-dista chileno, refiriéndose a: 1) cuatro áreas laborales por competencia,existentes en el mercado laboral y en la formación universitaria que seotorga a los nuevos periodistas y comunicadores sociales, a saber: pro-ducción de contenido institucional, producción de contenido de prensa,docencia y producción independiente. 2) Asimismo, y en cuanto a lossectores laborales por rubro o giro del empleador, se detectaron seisnichos: educación, medios, Estado o sector público, empresa privada,sociedad civil, generadoras de contenido independiente (7). Un trabajopreliminar de Gutiérrez y Lavín (2003) comenzó a esbozar el nuevo pa-norama que hoy lidera el mercado laboral y los estudios sobre los profe-sionales de la Comunicación en el país.

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Sobre este escenario —aunque no intentando escapar de la necesa-ria y pendiente reflexión epistemológica sobre la identidad del campo dela Comunicación y las consecuencias de los caminos que la formación haseguido en la región y en el mundo— cabe entonces preguntarse más alláde impresiones subjetivas, quiénes son y a qué demandas sociales res-ponden los periodistas y comunicadores sociales que hoy forman el mer-cado laboral regional chileno y gestionan la información en diferentesformatos y soportes, mediatizando la realidad social de su entorno.

2. METODOLOGÍA

La investigación sobre el perfil del profesional de las comunicacio-nes en el sur de Chile se enmarcó en un estudio descriptivo seccional tipoencuesta. Para medir los aspectos sociodemográficos, personales, asícomo los vinculados a la situación laboral y profesional de los periodis-tas en ejercicio dentro de la región estudiada, se diseñó una batería de es-calas estructurada con preguntas cerradas cuyas respuestas se represen-taron en escalas tipo Likert, dicotómica y selección múltiple, para seraplicada a una muestra aleatoria estratificada no proporcional (8) de losperiodistas ya mencionados (9).

En una primera fase de carácter cualitativa, por medio de una estra-tegia inductiva se identificaron las variables críticas necesarias para me-dir lo deseado. Luego, en etapas posteriores, se determinaron los diver-sos factores, para luego construir los ítems pertenecientes al cuestiona-rio, efectuar pruebas pilotos y análisis factoriales que verificaron la vali-dez de ese cuestionario. El índice de Alpha de Cronbach del cuestionarioalcanzó en términos generales el 0,91.

La aplicación del cuestionario se realizó entre marzo y junio de2006. Se efectuaron hasta dos reenvíos para lograr el cumplimiento delcuestionario por parte de los sujetos de la muestra, y se obtuvo finalmen-te un 72% de tasa de respuesta (N=240). Los datos se analizaron median-te estadísticos descriptivos e inferenciales.

3. CARACTERÍSTICAS DEL PERIODISTA REGIONALCHILENO

En el ámbito regional, el retrato tipo del profesional de las comuni-caciones que los resultados arrojan es el de un hombre o una mujer me-

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nor de 40 años, titulado de periodista, originario de la región, con hastanueve años de antigüedad profesional, católico y de centro- izquierda,sin ninguna especialización o el dominio de una segunda lengua.

Aunque su primer empleo fue como reportero e ingresó a la carrerasiguiendo en su mayoría tendencias literarias, hoy trabaja en producciónde contenido institucional (10), especialmente en los sectores Estado yeducación y empresa privada. Ejerce su rol dentro de la Unidad de Co-municaciones de una institución, haciendo relaciones públicas y/o comodirector de Comunicación.

Este profesional demoró menos de seis meses en encontrar su pri-mer trabajo, que logró a través de las prácticas y/o por medio de colabo-raciones voluntarias (11). No está asociado al Colegio de Periodistas deChile, gana entre 200.000 y 500.000 pesos (44,1%) —400 y 100 dóla-res— y trabaja nueve horas diarias. Aunque suele tener contrato laboralde algún tipo, desarrolla actividades laborales complementarias de sutrabajo principal, producto de los bajos salarios; sobre todo ejecuta ase-sorías comunicacionales y/o colaboraciones periodísticas.

Si bien la mitad de estos profesionales permanecen solteros, la ma-yoría de ellos consideran que tener hijos no influye negativamente en sucarrera profesional y aseguran mantener una buena relación con sus pa-rejas. No obstante, concuerdan en que no tienen tiempo para dedicar a sufamilia.

a. Distribución de la fuerza laboral

Tal como fue publicado en resultados anteriores correspondientes ala primera fase de este mismo estudio (Mellado et ál., 2006), en la regiónanalizada trabajan 430 periodistas, quienes ocupan 540 plazas laboralesen 192 centros distintos. Del total de profesionales en ejercicio, el 35% lohace en medios de comunicación; el 23,7%, en educación; el 22,6%, enel sector público; el 8,2%, en generadoras de contenido independiente; el5,1%, en la empresa privada y el 5,4%, en organizaciones relacionadascon la sociedad civil.

Es decir, menos de la mitad de los profesionales de la Comunica-ción que ejercen en la zona trabajan como reporteros, y existe un porcen-taje importante de sujetos de diferentes edades que desarrollan su laboren el área de producción de contenido institucional (43,8%) (12-13).Una segunda constatación igualmente revelante de las nuevas condicio-nes de mercado, fue encontrar que el 65% de los puestos laborales se es-

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taban generando en otros sectores distintos de medios de comunicación.Este aspecto se explica por la mayor especificidad alcanzada en el em-pleo generado por las instituciones vinculadas a los sectores: educación,Estado, generadoras de contenido independiente, la empresa privada ysociedad civil.

Analizando los datos en función de la edad y el género de los profe-sionales, se detectó que en los 35 años hay una marcada tendencia, espe-cialmente en mujeres, a emplearse en puestos relacionados con comunica-ción corporativa. Si bien el carácter seccional de ese estudio no permiteofrecer la descripción detallada de movimientos poblacionales, ofrece ele-mentos para establecer dónde se estarían empleando los profesionales in-corporados al mercado en los últimos años. Más aún cuando consideramoslas tasas de crecimiento orgánicas —en el mejor de los casos— de la se-gunda fuente de empleo para periodistas: los medios de comunicación.

b. Género y edad

Del total de periodistas que hoy trabaja en la región del Bío-Bío, el52,9% es hombre, y existe una paridad de facto en cuanto a género en laocupación laboral del sector. Asimismo, la profesión se dibuja nominal yporcentualmente joven. El 35,1% tiene entre 23 y 29 años de edad, el82,5% es menor de 40 años y solo el 4,7% de periodistas tiene más de 60años de edad. Es interesante mencionar que la incorporación del sexo fe-menino al mercado laboral es, de cualquier forma, relativamente recien-te y vinculada a la apertura masiva de la carrera desde la década de losochenta; por lo tanto, sobre los 40 años de edad solo el 21,4% de los pro-fesionales son mujeres (14). Estas ocupan, en términos generales, apenasel 18% de los puestos jerárquicos.

c. Formación

El nivel de estudios de los periodistas no es demasiado alentador,pues no sobrepasan la educación universitaria de pregrado, lo que se vereflejado en el 51,7%. Solo el 5,5% tiene estudios de posgrado, sea demaestría y/o de doctorado (3,6%). El resto ha realizado cursos de profun-dización (diplomas), estudios de postítulo y/o diplomado. Sin embargo,si ponemos estos resultados en un contexto internacional, Chile lograubicarse ampliamente sobre la media (Weaver, 1998) (15).

De cualquier forma, considerando aspectos más específicos rela-cionados con las herramientas instrumentales del periodista en acción,como es el caso del uso de una segunda lengua, podemos observar que el

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65,3% de los profesionales de la Comunicación estudiados reconocen nohablar otro idioma. Del 34,7% restante, que asegura manejar una segun-da lengua, casi el 90% menciona el inglés.

d. Tipo de empleador y procedencia universitaria

Según el tamaño de la organización empleadora, el 49,3% del trabajopara los profesionales de la Comunicación es generado por la gran empresa.La otra mitad se reparte entre la pequeña y mediana empresa (Pyme) —don-de se emplea el 40,7%— y la microempresa (10%). Si observamos la distri-bución de los periodistas en estos distintos formatos de organizaciones, lavariable sexo no genera diferencias significativas ni ubica a los hombres so-bre las mujeres, o viceversa, en un tipo de organización en particular.

Ahora bien, el aporte que las entidades formadoras hacen al empleodel sector se comporta de la siguiente forma. El porcentaje mayor de em-pleos generados en la región para periodistas lo ocupan primordialmenteprofesionales egresados de las dos universidades regionales tradiciona-les existentes en la zona (58,2%), en contraste con lo hecho por las uni-versidades privadas y de otras regiones del país.

e. Remuneración y tipo de contrato

Tal como se adelantó al comienzo de este epígrafe, el sueldo delprofesional estudiado no supera los 500.000 pesos mensuales (1.000 dó-lares) en el 44,1% de los casos —independiente de si es hombre o mu-jer—, pese a que en el 72,1% de las ocasiones trabaja jornada completa yel 54% de ellos tiene contrato indefinido (16). Concordante con esta rea-lidad, el 41,6% de los periodistas regionales no está satisfecho con lo quegana, y el 45% desarrolla actividades laborales complementarias de sutrabajo principal —ya sea docencia universitaria o asesorías comunica-cionales—, sobre todo los que trabajan en medios de comunicación.

En este sentido y dentro de los márgenes ya descritos, se presentandiferencias significativas en términos de salario según el sector o área la-boral escogida (F: 7,996; df: 3; p: ,000). Así, quienes trabajan en produc-ción de contenido institucional o docencia, ganan más dinero que quie-nes se desempeñan en producción de contenido de prensa o producciónindependiente.

Frente a la interrogante de si tener hijos influye negativamente enla carrera profesional de cada uno, son las mujeres las que dan mayor im-portancia a dicha influencia (29,2% frente a 14,3%); mientras que si pon-deramos dicha respuesta en función del salario, nos encontramos con

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que a medida que este disminuye, los hijos resultan influir negativamen-te y en mayor medida en la carrera profesional de cada uno.

Asimismo, si analizamos a estos periodistas en función de la posi-ción jerárquica que ocupan en su lugar de trabajo, llegamos a deducir quemás del 60% de ellos ocupa la posición más baja del escalafón (emplea-do), seguido del 17,3% correspondiente a mandos medios; solo el 13,7%de los profesionales ostenta cargos directivos como mandos superiores.El 4,3%, sin embargo, se ubica como independiente, fuera del esquemajerárquico tradicional.

La antigüedad profesional del comunicador, en tanto, no supera los 10años (72,7%); por otra parte, el 45,6% de los profesionales cuenta con me-nos de 6 años de trabajo. Ello evidencia un constante ingreso de periodistasrecién egresados al circuito, con consecuencias de inestabilidad y migra-ción. Esto se ve reforzado al conocer la antigüedad laboral que tienen en suactual puesto de trabajo: el 65,5% de ellos lleva de 0 a 5 años en su actualempresa y el 91,2% no supera los 10 años. Es más, de los datos se desprendeque durante el período 2005-2006 se ocupó el 17% de los puestos laboralesactualmente habilitados para estos profesionales de la Comunicación.

f. Tiempos de espera y formas de inserción

Uno de los aspectos que hoy más preocupa y ocupa a las universi-dades y, por supuesto, a los propios egresados, es conocer los tiempos deespera antes del ingreso al mercado laboral.

Consultados los periodistas, estos confirman que el 59,8% de elloslogró encontrar trabajo antes de los dos meses de búsqueda; el 21,6% de-moró entre dos y seis meses; el 14,6%, entre seis meses y un año, y ape-nas el 3,6% —correspondiente a un solo individuo—, más de un año. Elprimer empleo que estos profesionales tuvieron en el Periodismo fuecomo reportero (73,7%). Es decir, la mayoría comenzó trabajando enmedios. En esta línea, dos fueron las vías más mencionadas por los perio-distas como las más utilizadas para conseguir un puesto dentro del sec-tor: las prácticas (43,8%) y las colaboraciones voluntarias (15,4%).

Estos datos nos inclinarían a proyectar una adecuada tasa de em-pleabilidad, haciendo suponer que los profesionales de la Comunicaciónno tendrían dificultades en acceder al mercado laboral. Sin embargo, yaunque excede los límites de estudio (al no haberse considerado a los pe-riodistas desempleados o cesantes), el conocimiento empírico constataun considerable desempleo y migración hacia la capital del país en busca

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de trabajo. En efecto, si nos remitimos a los datos proporcionados por elpropio Ministerio de Educación (2007), Periodismo y ComunicaciónSocial son la segunda carrera en Chile con mayor número de profesiona-les jóvenes (78,9), después de Ingeniería en Computación (80,6%).

g. Aspiraciones laborales

Un aspecto interesante de dilucidar en el ejercicio de la profesión delos periodistas fue conocer si ellos trabajan en el sector laboral que, de ha-berse dado la posibilidad, hubiesen elegido. Los resultados no dejan de serinteresantes, pues menos del 40% de ellos hubiera elegido el mismo sectorpara trabajar si le hubieran dado a escoger. Asimismo, los datos indican por-centualmente que, en términos generales, los periodistas que trabajan en elmismo lugar que les habría gustado hacerlo, son, en mayor medida, los quelaboran en medios de comunicación. En efecto, el 53,6% de ellos se encuen-tra en esa posición. En situación contraria, al 11,9% le habría gustado traba-jar en el sector público —porcentaje que se repite en favor de la empresa pri-vada y generadoras de contenido independiente—; al 9,5%, en educación, ysolo el 1,2% hubiera preferido trabajar en el sector sociedad civil.

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Gráfico 1. Sector laboral ideal v/s sector real de empleo.

Coincidentemente, los más disconformes con el ámbito donde ejer-cen su quehacer son los periodistas que trabajan en el sector sociedad civil;este grupo alcanza el 8,3% de aceptación, en contraposición al 58,3% deellos, a quienes les gustaría trabajar en la empresa privada, y al 16,7%, quedesearía hacerlo en el sector público. En estos últimos dos sectores tam-bién existen deseos de emigración mutua. Así es como a más del 20% decada grupo le gustaría estar trabajando exactamente en el otro.

De cualquier forma, casi el 70% de los encuestados —sobre todolos que trabajan en medios de comunicación y el sector educación—consideran que trabajar en regiones no tiene el mismo nivel ni otorga lasmismas posibilidades que el hacerlo en la capital.

h. Vocación, profesionalismo y prestigio reconocido

Tendencias literarias, vocación y azar laboral son las razones másmencionadas que llevaron a estos periodistas a dedicarse al Periodismo.El 75% de ellos son el primer profesional de las comunicaciones quenace en el seno de su familia.

Acordes con el contexto de la discusión teórica, epistemológica y on-tológica que durante décadas se ha desarrollado en torno al nivel de profe-sionalización del Periodismo, los profesionales estudiados parecieran serbastante optimistas, ya que el 64,9% de ellos cataloga al Periodismo comouna “profesión”; el 19,9%, como un “trabajo intelectual” y apenas el 5,5%,como un “arte”. No obstante, el 51,6% siente solo un regular nivel de satis-facción con la condición profesional del Periodismo y no se manifiesta or-gulloso con el desarrollo de la profesión en la región (45,6%). Esta cifra seeleva hasta el 51,7% cuando se refieren a la profesión en el ámbito nacional.

Aún más, al momento de consultar a los encuestados sobre elprestigio social del Periodismo respecto de otras carreras, estos perci-ben que a excepción de profesiones como la de “maestro”, el periodistano supera el prestigio del sociólogo, el informático o el psicólogo, ymucho menos el prestigio del abogado, médico, economista y del inge-niero, por ejemplo (17).

En este sentido, tal como afirma, para referirse al ámbito español,el Informe sobre la profesión periodística editado por la Asociación de laPrensa de Madrid (2007), ser periodista sigue siendo una aspiración demuchos jóvenes estudiantes cuando llegan a la universidad, aunque esaimportante demanda no se corresponde luego con el reconocimiento so-cial al título y al ejercicio de la profesión.

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i. Nivel de asociatividad

En términos de asociatividad, las cifras son esclarecedoras: el 82,6%de los profesionales de la Comunicación en ejercicio no está inscrito y el57,3% no confía en el Colegio de Periodistas de Chile, entidad formal quereúne nacionalmente a los profesionales de la Comunicación. La cifra deasociatividad, aunque baja, aumenta conforme se avanza en los segmentoserarios. Es así como en el segmento más joven (23-29 años), la asociatividadpromedio es de 1,9%, mientras que en el segmento que va de los 51 a los 65años, el porcentaje asciende al 54,8%.

j. Afinidad política

Ideológicamente, solo el 29,2% de los profesionales de la Comuni-cación estudiados se declara de centro izquierda o más cercano a la con-certación (coalición gobernante en Chile desde 1990), y el 11,2%, de iz-quierda, sector tradicionalmente asociado al Periodismo chileno (18).Mientras el 9,9% se siente afín a los partidos de derecha, no deja de llamarla atención que casi el 30% de los profesionales de la información, que tan-to han participado históricamente en el quehacer político, manifieste nosimpatizar con ningún sector —con apelativos como librepensador, apolí-tico, etcétera—. Aún más, la edad de los profesionales permite detectarque tanto los más jóvenes como los mayores son quienes manifiestan (enmayor medida porcentual) no simpatizar con ningún partido ni coaliciónpolítica.

Es importante aclarar, asimismo, que el considerable 20,6% no semanifiesta ni responde esta pregunta.

k. Creencias religiosas

Finalmente, en el tema valórico vinculado específicamente a la re-ligión, bastante más cercanos a esta se describen los profesionales de laregión que periodistas de otras latitudes (Weaver et ál., 2006; Merayo et

ál., 2002). Esto es, el 55,2% se declara simpatizante del catolicismo y el3,4%, evangélico. En el otro extremo, el 20,5% se describe como agnós-tico y/ o librepensador, entre otros, asegurando que no cree ni practicaninguna religión. Pero si bien en términos generales los periodistas reco-nocen ser católicos, esta mayoría se ve modificada si incorporamos alanálisis la variable edad, que a medida que aumenta, conserva el catoli-cismo inicial (sobre 50 años), pero a medida que disminuye se acerca allibre pensamiento y a quienes se declaran agnósticos.

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4. REFLEXIONES FINALES

La evidencia reunida a partir de las certezas entregadas por el perfilsociodemográfico y laboral estudiado, refuerza en términos generales lasospecha empírica de un cambio generacional, pero al mismo tiempo, deun malestar en cuanto al estado evolutivo y las condiciones estructuralesdel Periodismo y las comunicaciones en Chile.

Aunque teóricamente no se la logrado un consenso sobre el perfilde este profesional en el ámbito mundial, empíricamente sí se constataen el entorno chileno la existencia de un comunicador con diferentes sa-lidas laborales y profesionales. Así las cosas, desde los datos emerge laconceptualización de un periodista multifuncional y multifacético quesupera la parcela vinculada a los medios de comunicación.

En efecto, siguiendo los resultados podemos sostener que la expan-sión del mercado laboral se orienta mayormente hacia la producción decontenido institucional. Pero seguidamente se plantea la duda respectode si es consecuencia de una natural diversificación y necesidad de espe-cialización profesional o más bien responde a un “acomodo estructural”derivado del imperativo de emplear a una prolífica generación universi-taria. La información reunida tiende a sustentar con mayor fuerza que lapoblación se encuentra más cercana al segundo caso. Ello a partir del ni-vel de inconformidad con el área laboral de desempeño y a la alta movili-dad detectada entre los sectores laborales.

Dentro de los antecedentes aclaratorios se encuentran elementossalariales, infraestructurales y organizacionales que afectan tanto la per-cepción como el nivel de profesionalización del sector. Asimismo, se en-frenta todavía la carencia de aspectos formativos, que pese a lo prepon-derante de las cifras aquí descritas, aún se centran en la producción decontenido de prensa.

Paralelamente, elementos como la edad, el género, la formación, laafinidad política y la orientación religiosa se transforman en condicio-nantes individuales que directa o indirectamente mediatizan la realidaddel periodista a la hora de producir mensajes y contenidos dirigidos a losdistintos públicos con los que él se vincula.

En este caso se describe la presencia de un empleado (19) de carác-ter generalista, con claras opciones de insertarse en el mercado, pero malremunerado, escasamente satisfecho, de precaria estabilidad laboral,con una autopercepción profesional deteriorada, sin mayor posibilidad

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de tomar decisiones importantes dentro del esquema tradicional y con unalto grado de dependencia de un superior. Este profesional presenta a suvez competencias de escaso grado de complejidad y desajustes de pari-dad en torno al nivel de responsabilidades y jerarquías asumidas.

Por otra parte, el escaso grado de asociatividad resulta clave paraentender el deficiente desarrollo de una cultura organizativa preocupadapor el mejoramiento de la calidad de vida profesional y laboral, por locual queda en evidencia que el ejercicio de la profesión pareciera obede-cer muchas veces a las circunstancias que le toca vivir al sujeto, más queal proyecto de vida que este quisiera desarrollar.

Son en gran medida los factores antes señalados los que hoy encie-rran las claves para entender la sensación negativa que pesa sobre los pe-riodistas chilenos. El desafío entonces es construir una actitud profesio-nal distinta, fortalecer identidades y colaborar en la construcción de sen-tido dentro del sector.

Sin embargo, inferimos, ello no sucederá mientras no se completeuna profunda reconstrucción de la autoestima profesional del periodista.En este sentido, reconocer que las deficiencias están tanto en la condi-ción estructural del empleo como en la valoración y la construcción deexpectativas —producto de la falta de legitimación y consenso sobre loque significa la profesión y, por ende, sobre la identidad de sus profesio-nales— es un primer aporte para identificar los aspectos que deben seratendidos, así como para restablecer en el periodista el carácter de un ac-tor social que se autovalora y reconoce.

La descripción aquí efectuada sobre los indicadores de identidaddel profesional periodista, encontrados en el ámbito regional en Chile,encierra varios desafíos. Primero, estudios similares necesitan ser reali-zados permanentemente en diferentes contextos geográficos y tempora-les en Latinoamérica, con el objeto de ampliar y resituar esta línea de in-vestigación y lograr generalizaciones que nos permitan modelizar la pro-fesión periodística en el subcontinente.

En segundo lugar, resulta evidente seguir trabajando en la delimita-ción y el refuerzo del campo disciplinario desde un punto de vista episte-mológico. Este ámbito requiere de nuevos estudios que permitan unifi-car criterios en torno al ámbito de acción y delimitar el área que diferen-cia los distintos tipos de periodistas que hoy parecen “compartir” el mer-cado laboral y profesional.

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De igual forma, la actual distribución de la fuerza laboral abre deinmediato la reflexión sobre las nuevas funciones que están desempe-ñando los periodistas y motiva a revisar su nivel formativo, tema del cualno nos hacemos cargo en forma directa y extensa en este artículo, peroque resulta primordial analizarlo más adelante.

Finalmente, se requiere identificar los aspectos sobre los cuales laacademia y el gremio deben poner atención para restablecer en el perio-dista un diluido carácter de actor social que siempre debió estar presente,producto de su indiscutida importancia en la formación y construcciónde la vida pública.

No obstante, para que todo aquello suceda sobre la base de paráme-tros válidos y pertinentes, se deberá primero generar una plataforma ho-mologable que permita estudiar al periodista en sus diferentes ámbitosde acción, con un mínimo común denominador que lo sustente de igualforma dentro del subcontinente. Futuras discusiones teóricas y metodo-logías en torno a las investigaciones anteriormente efectuadas sobre laprofesión periodística en la región latinoamericana cobran absoluta rele-vancia y pertinencia en dicho contexto.

Notas

1. En este contexto, Deuze (2005) plantea que definir el Periodismocomo una ideología (más que, por ejemplo, otras opciones ofrecidasen la Literatura, como una profesión, una industria, un género litera-rio, una cultura o un sistema complejo social que han generado tan-tas disputas y tan poco consenso) significa entender el Periodismoen términos de cómo los periodistas dan el significado a su trabajo,cualquiera que este sea.

2. Como plantea Karam (2004), parte del problema hay que verlo en lapropia fenomenología del campo académico, esto es: la existenciade un campo profesional preexistente mucho antes de la aparición deescuelas y facultades.

3. No obstante, autores como Cebrián (2003) o Del Real (2005) plan-tean que la inexistencia de requisitos claros y objetivos, así como deconsenso sobre cuáles son las habilidades, saberes y competenciasque posee el periodista, han provocado discusiones que aún no ter-minan de resolverse.

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4. Tal como criticara Beltrán (2000), muchos estudios sobre Comuni-cación en Latinoamérica se adscriben indiscriminada y pronuncia-damente a modelos teóricos importados de países altamente desa-rrollados —principalmente de los Estados Unidos—, y les ha faltadoa los investigadores locales un esquema conceptual propio.

5. El primer estudio chileno del que se tiene referencia bibliográfica esel efectuado por Darío Menanteau-Horta en el año 1967 sobre losperiodistas de medios de comunicación en Santiago de Chile. Poste-rior a dicho estudio existe un bache en términos de publicaciones einvestigaciones que traten el tema.

6. “En Berlín, soy un berlinés”. Con esta frase el ex presidente J. F.Kennedy hizo saber su entusiasmo por las usanzas germanas, en unavisita a la Alemania de posguerra. En adelante sería utilizada para re-ferirse a visitantes que pretenden pasar como locales para ganar ad-hesión.

7. Otras clasificaciones generales o particulares pueden ser encontra-das en Ramírez (1995) y APM (2007).

8. Al momento de la depuración de los datos, se invirtieron los ochoítems negativos que contenía la escala a ítems positivos para la fac-torización de constructos. Se efectuó al mismo tiempo la imputaciónde respuestas en casos donde los ítems no correspondían a dos tiposde sujetos: periodistas que no trabajan con otros periodistas y perio-distas no titulados pero amparados por el artículo 24, que les recono-ce la profesión.A su vez, se ponderó la muestra al haber utilizado una modalidad deestratificación no proporcional (afijación simple) según la variable“sector laboral”, la más sensible en términos de variación para efectode los cruces, análisis y contrastes del estudio. Esta estratificaciónno proporcional se debió al deseo de analizar con mayor detalle unosestratos que otros, a los cuales les habría correspondido un tamañomaestral inferior si se hubiese optado por la estratificación pro-porcional. Finalmente, se revisó cuidadosamente que no se genera-ran duplicidades en la muestra, al haber utilizado como criterio deestratificación los sectores laborales de los periodistas, muchos delos cuales trabajan en más de un sector.

9. La muestra se obtuvo sobre la base del censo de la población de pro-fesionales de la Comunicación titulados de Periodismo y en ejerci-

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cio en la Octava región de Chile (N = 430), realizado un año antes(Mellado et ál., 2005).

10. Con este término, el estudio agrupó todas las funciones destinadas a“generar productos asociados a la comunicación corporativa, seaesta empresarial, institucional o gremial” (Mellado et ál., 2006:36).

11. Tal como plantean Caro y Jiménez (2006), la diferencia con otras ti-tulaciones es que, una vez terminada la carrera, el egresado de Perio-dismo sigue realizando prácticas durante varios años. De esta forma,comienza su carrera como freelance, por honorarios o contrato fijo.

12. Aunque de forma incipiente, el estudio pionero de Menanteau -Horta (1967) revelaba hace 40 años que los periodistas comenzabana desplazarse hacia nuevas áreas laborales distintas de la prensa,como, por ejemplo, las relaciones públicas.

13. Llama la atención que en comparación con resultados igualmente re-cientes obtenidos en España (APM, 2007), el periodista chileno estémucho más focalizado en la producción de contenido institucional. Se-gún los datos españoles, son la televisión y la prensa diaria los sectoresque concentran a la mayoría de los profesionales (55,0%). Los emplea-dos en gabinetes de comunicación, en tanto, suponen el 17,1%, por de-lante de los que trabajan en radio (14,8%) y en revistas (10,5%). Losprofesionales ocupados en agencias de noticias e Internet representan,respectivamente, el 5,5% y el 1,8% del total de la muestra.

14. En efecto, los pioneros resultados obtenidos por Menanteau – Hortaen el año 1967 nos hablan del 7% de mujeres periodistas; mientrasque datos provenientes de un estudio comparativo entre tres distin-tos países latinoamericanos (Day, 1968) aumentan dicha cifra solohasta el 10%. Weaver (1998), en su libro “The global journalist:

news people around the world”, que resume un estudio realizado endiferentes países de todo el mundo, enseña un crecimiento porcen-tual interesante de dicha tasa (40%), aunque aún por debajo de la re-ferida a los hombres.

15. En los estudios que realizó sobre el periodista alrededor del mundo,Chile figura como uno de los tres países con mayor nivel formal deeducación de pregrado, además de España y Brasil.

16. El 46% restante se divide principalmente entre contratos por honora-rios (22,8%), plazo fijo (17,8%) e independientes (5,3%).

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17. Ya en el año 1968 un estudio efectuado por Carter y Sepúlveda reflejabaque entre 16 ocupaciones estudiadas, la percepción ciudadana ubicabael Periodismo en el lugar número 12, solo por sobre profesores de pri-maria y secundaria, policías, gasfiters y dueños de licorerías. Todas lasdemás ocupaciones, tales como médicos, ingenieros, abogados, sacer-dotes y dentistas, recibían una valoración notoriamente superior.

18. Como era de esperar, la mayor parte de los periodistas pro Gobiernotrabajan en el sector público. Del total de periodistas de este sector,el 41,3% se declara de centro izquierda; el 14,3%, de izquierda y el12,7%, de derecha. Estos últimos, coincidentemente, trabajan enmunicipios de alcalde de dicha tendencia, postura que tienen en laempresa privada la mayor cantidad de periodistas simpatizantes.

19. Este “status” profesional del periodista no ha variado mucho con losaños. Schramm escribía en el año 1957, en su libro Responsability in

mass communications, que estos profesionales eran por lo generalempleados sin poder de decisión ni autoridad, dependientes de la di-rección de las empresas informativas y sus dueños.

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