Collier Simon Chile La Construcci n de Una Rep Blica 1830 1865

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11 3.P3 , 2 C. 4.ot Simon Cal& LA CONSTRUCCIÓN DE UNA REPÚBLICA 1 830- 1 865. POLÍTICA E IDEAS TRADUCCIÓN Fernando Purcell Torren' so oDAD ,r ) . o * BIBLIOTECA * S R E CUELA DE PREGRADO As ub!5Y. EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Transcript of Collier Simon Chile La Construcci n de Una Rep Blica 1830 1865

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    3.P3

    ,2C. 4.ot Simon Cal&

    LA CONSTRUCCIN DE UNA REPBLICA 1 830- 1 865.

    POLTICA E IDEAS

    TRADUCCIN Fernando Purcell Torren'

    sooDAD ,r) . o

    * BIBLIOTECA * SR E CUELA DE

    PREGRADO

    Asub!5Y.

    EDICIONES UNIVERSIDAD CATLICA DE CHILE

  • Introduccin

    Es un lugar comn en los textos de historia la idea de que la repblica de Chile fue un prototipo de estabilidad poltica en Latinoamrica durante el siglo diecinueve. Los lugares comunes son medianamente veraces o incluso ms. De hecho, Chile fue la nica de las repblicas hispanoamericanas que gan una reputacin como tal ante los ojos del resto del mundo y el nico pas de Latinoamrica que goz de un aprecio similar fue el Imperio de Brasil, que sigui contando con una sociedad esclavista casi hasta su fin (la esclavitud en Chile fue abolida cinco aos despus de la independencia).

    La transicin de Chile hacia la estabilidad republicana, sin embargo, estuvo mucho ms llena de acontecimientos de lo que muchos textos de historia comnmente sugieren, con una vida poltica durante la que podramos denominar como "repblica temprana" marcada por serios conflictos, al mismo tiempo que por un promisorio grado de continuidad institucional. La tradicin poltica chilena fue forjada en torno a conflictivas y ocasionalmente sangrientas disputas entre el gobierno y sus adversarios liberales (posteriormente denominados liberal-conservadores) y no fue sino hasta comienzos de la dcada de 1860 que el orden (el ideal clave de los gobiernos del partido Conservador) y mayores libertades polticas (la principal demanda de sucesivas coaliciones opositoras) se reconciliaron para satisfaccin de la mayora de los polticos chilenos. Las ideas y la poltica durante este perodo formativo de la repblica de Chile son el tema central de este libro.

    La resea ms perceptiva de mi libro anterior acerca de las ideas y poltica en Chile durante el perodo de independencia' fue la del historiador francs Jean Meyer, quien apunt que mi aproximacin a la historia de las ideas descans en "une conception 'hglienne de droitem2 . El rtulo no es precisamente agradable, pero Meyer present un argumento vlido al sealar que las ideas no debieran flotar en el aire, "dans un vide sidral" , cuestin que tal vez sucedi en ocasiones en mi libro anterior, pero a pesar de todo permanezco convencido de la importancia intrnseca de las ideas.

    1 Simon Coll i er, Ideas anoTclitics of Chilean 1ndependence, 1808-1833. 2 Vase dicha opinin en Renio Historique, nm. 499 (julio-septiembre de 1971), pp. 231-234.

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    Al menos resulta vital elaborar un esquema preciso de lo que las ideas eran, y sta resulta ser la tarea principal en la que me he embarcado en este corolario del libro anterior largas veces intentado y tardamente florecido. Pero a pesar de que es importante presentar las ideas polticas contra el trasfondo de la sociedad y cultura en las que fueron expresadas, es tambin sumamente necesario relacionarlas con los eventos polticos de su tiempo. La poltica es tal vez, de todas las actividades humanas, la de ms rpidos cambios, y es as como las ideas polticas son alteradas por las circunstancias.

    Mi nfasis en este libro est ciertamente en lo que la gente pens o dijo que estaba ocurriendo, pero yo intento, a travs de la inclusin de cuatro captulos narrativos, explorar las conexiones entre lo que la gente pens y dijo y el fluir poltico del perodo en el que ellos estaban pensando y opinando. Slo el lector puede decidir si sta es una estrategia riesgosa. Estos captulos no conforman la narracin completa del perodo, algo que puede ser encontrado en varios trabajos clsicos'. El propsito aqu es desmenuzar las implicancias polticas de los eventos ms importantes, a veces de un modo no incursionado por los trabajos clsicos, a su vez que aadir detalles frescos que espero sean tiles. Mi inters primordial respecto de la poltica y las ideas, es que la narracin de los captulos tome una atencin particular en la forma de maniobrar partidista (de la cual los polticos chilenos se hicieron adeptos rpidamente) y en la propaganda partidaria. La propaganda

    3 Para la dcada de 1830, Diego Barros Arana, Historia general de Chile, vol. XVI y Ramn Sotomayor Valds, Historia de Chile bajo el gobierno del general Joaquit? Prieto para la dcada de 1840, Diego Barros Arana, 1ln decenio de la historia de Chile, 1841-1851 Alberto Edwards, El gobierno de don Manuel Montt, 1851-1861 Para la dcada de 1860 no hay una narracin tan buena corno las anteriores, aunque el trabajo de Agustn Edwards, Cuatro presidentes de Chile, que cubre los aos 1841-1876, es aceptable aunque irregular. Para el perodo 1846-1851, los trabajos de Benjamn Vicua Mackenna, Historia de la jornada del 20 de abril 1851 una batalla en las calles de Santiago e Historia de los diez aos de la administracin de don Manuel Montt son fcilmente lebles as como tambin el Cuadro histrico de la administracin Montt de Diego Barros Arana, et. al., pp. 30-242. Para los aos que incluyen hasta 1850, el trabajo de Isidoro Errzuriz, Mona de la administracin Enkuriz, precedida de una introduccin que contiene la resea del movimiento y la lucha desde 1823 hasta 1671, posee una narracin que merece una atencin cuidadosa. Francisco Antonio Encina en su libro, Historia de Chile desde la prehistoria hasta 1891, (vol. X, p. 443-vol. XIV, p. 313), cubre todo el perodo, aunque sus juicios "psico-tnicos" necesitan ser tomados con un grano grande de sal, y su texto debe ser cotejado idealmente con el trabajo de Ricardo Donoso, fiancisco A Encina, simulador, 2 vols. j1969-1970), vol. II, 186-268.

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  • INTRODUCCIN

    en particular, ilustra los trminos del debate entre los polticos chilenos en ciertas coyunturas crticas, de las cuales las ms serias fueron las dramticas confrontaciones de 1849-1851 y 1857-1859.

    Para describir el escenario sobre el cual estos dramas fueron representados (y para preparar una defensa, que difcilmente ser una Lnea de Maginot, contra ulteriores sospechas de hegelianismo derechista), la parte I del libro (captulos 1-2) ofrece un breve bosquejo socio-econmico de la nueva repblica chilena y examina el sistema poltico impuesto por el partido Conservador gobernante, informacin que aunque breve, resulta indispensable si se quieren entender los forcejeos polticos de aquel tiempo y la construccin de la tradicin republicana. Mi descripcin del sistema poltico no es concebida como un estudio de (a pesar de que sera absurdo negar que hay una conexin inevitable) la formacin del estado chileno durante el siglo diecinueve, un tema que me llevara a una serie de campos que no son pertinentes a mi tpico principal, aunque ste sea un tema que ciertamente ha atrado trabajos acadmicos interesantes en tiempos recientes para el caso de otros pases latinoamericanos' . Las ideas y actitudes polticas durante las tempranas dcadas post-coloniales, por contraste, no han incitado la misma atencin' y hay mucho trabajo por hacer al respecto tambin.

    En la parte II del libro (captulos 3-4) comienza la narracin poltica que toma la historia desde mediados de la dcada de 1830,

    4 Ejemplos de otros pases (que mayoritariamente cubren perodos ms extensos) incluyen Charles F. Walker, Smoldering Ashes. Cuzco and the Creation of &publican Peru, 1740-1840 (Durham, Carolina del Norte, 1999), pp. 84-230; Mark Thurner, ROM Republics to One DiVided. Contradictions of Postcoloni a I Nationmakkg Andean Peru (Durham, Carolina del Norte, 1997); Peter Guardino, Peasants, Politics and Me Foundations of Mexico's National State (Stanford, California, 1996); Florencia Mallon, Peasant and Nation. The Making of Postcolonial Mexico and Peru (Berkeley, California, 1995). Debe tomarse en consideracin que todos estos trabajos estn basados en estudios de regiones especficas y no de naciones en su totalidad, una aproximacin que puede ser menos aplicable al caso chileno. Otras aproximaciones promisorias pueden ser encontradas en Paul Gootenberg, Between Silver and Guano. Commercial Policy in Postindependence Peru (Princeton, Nueva Jersey, 1989) y Jeremy Adelman, Republic of Capital. Buenos Aires and the Legal liansformation of the ,4tlantic World (Stanford, California, 1999).

    5 Para Chile vase el trabajo clsico de Ricardo Donoso, Las ideas polticas en Chi/e, tercera edicin (Buenos Aires, 1975) que cubre todo el siglo diecinueve paso a paso. Para Mxico, vase Charles A. Hale, Allexican Liberakm in the Age of Mora, 1821-1853 (New Haven, Connecticut, 1968), y para Colombia (con una amplia cobertura de ideas), Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en eIsigIoXIX(Bnot, 1964). El trabajo de Jos Carlos Chiaramonte, Ciudades, provincias, Estados: Orgenes de la Nacin Argentina, 180-1846 (Buenos Aires, 1997)es una contribucin notable para el caso de Argentina. El libro de Carmen McEvoy, La utopia republicana. Ideales y realidades en la formacin de la cultura poltica peruana, 1871-1919 (Lima, 1997), considera un periodo posterior en Per, pero hay que ver su valiosa introduccin crtica al trabajo de Juan Espinosa, Diccionario para el pueblo (Lima, 2001), pp. 11-100.

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    considerando la primera y distintiva divisin silenciosa entre los Conservadores gobernantes, hasta la sangrientamente resistida eleccin en 1851 del tercer presidente del partido Conservador Manuel Montt, la figura poltica clave de mediados del siglo.

    La parte III (captulos 5-8) es de algn modo la parte medular del libro. Aqu se intentan retratar a lo largo de todo el perodo, las actitudes polticas de los chilenos educados y su visin general de Chile y del mundo, su cosmovisin o imaginario, como es hoy en da definido en espaol. En esta parte hago un considerable y libre uso de citas cortas que son representativas porque reflejan un punto de vista o una sucesin de pensamientos que por lo dems, podran ser fcilmente ilustrados, al punto de llegar a ser tediosos, por numerosos ejemplos similares. Esta es la mejor, o verdaderamente la nica forma que conozco de transmitir algo del sabor de la argumentacin y la lingstica de dicho tiempo. La narracin se reanuda en la parte IV (captulos 9-10), y sigue la historia a travs de la presidencia de Montt hasta los primeros aos de su sucesor Jos Joaqun Prez, aos que trajeron consigo la primera etapa de liberalizacin poltica y que completaron las fundaciones sobre las cuales se construy lo esencial de la tradicin poltica de Chile.

    En los ltimos treinta aos, el mundo acadmico ha avanzado un largo trecho hacia la rectificacin de nuestra sustancial ignorancia previa acerca de la historia econmica, social y cultural de Chile en las dcadas posteriores a la independencia6 . Al mismo tiempo, un nmero valioso de estudios ha tocado ciertos aspectos de la vida poltica' . Sin embargo, no existe en la historiografa chilena y menos an en la producida fuera de Chile, una interpretacin poltica general acerca de la repblica temprana que pueda ser catalogada como "tradicional". Los historiadores clsicos Liberales chilenos: Diego Barros Arana, Miguel Luis Amuntegui y Benjamn Vicua Mackenna y su colega Conservador Ramn Sotomayor Valds, escribieron sobre algunos segmentos del perodo, pero nunca lo consideraron en su integridad. Al estar

    6 Por ejemplo los trabajos de Bauer, Bengoa, Cavieres, del Pozo, Grez Toso, Jaksi6, Romero, Salazar, Serrano, Villalobos y Woll enumerados en la seccin de fuentes.

    7 Vase por ejemplo los trabajos de Brahm Garca, Bravo Lira, Gazmuri, Kinsbruner, Loveman y Lira y Stuven que aparecen en la enumeracin de las fuentes.

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  • INTRODUCCIN

    bajo las manos de la siguiente generacin, sus variadas narraciones parciales nunca se unificaron, (como podran haber hecho fcilmente) en un equivalente chileno de lo que fue la "interpretacin Whig" de la historia inglesa' .

    Nosotros le debemos tal vez la ms seductora de las ltimas interpretaciones "revisionistas" a la mente vivaz de Alberto Edwards (1874-1932). En su libro clsico de 1928, l presenta la poltica del perodo, y la de los aos siguientes hasta su propia poca, en trminos de lo que l llama una 'fronde aristocrtica", comparable a los esfuerzos de la nobleza francesa (y el Parlament de Pars) de mediados del siglo diecisiete por reinar en la monarqua Borbona9 . La interpretacin de Edwards calza con los hechos al punto de que las agitaciones polticas de 1849-1851 y de 1857-1859 se asemejan a las frondes francesas en el .intento por contener un rgimen poderoso, yen que una de las demandas Liberales bsicas a travs de la repblica temprana (e incluso ms tarde) fue la reduccin del poder del ejecutivo. Sin embargo, mi sensacin es que aqu hay un caso para la navaja de Ockham. La presin por un mayor control sobre el gobierno por parte de la dite, si es que eso fue lo que ocurri, no fue expresada en esos trminos, sino simplemente como una demanda liberal. Adems, los historiadores son generalmente cautelosos al identificar motivaciones implcitas ante la ausencia de evidencia slida. Tal como en el caso de la reina Elizabeth I de Inglaterra, nosotros no tenemos ninguna forma de abrir "ventanas hacia el alma de los hombres".

    Una interpretacin ms reciente, presentada lcidamente por Bernardino Bravo Lira, ve a los gobiernos tempranos de la repblica, especialmente los de Diego Portales en la dcada de 1830 y el de Manuel Montt en la dcada de 1850, como prolongaciones del despotismo ilustrado que haba luchado para examinar detenidamente y remodelar el imperio espaol a fines del perodo colonial' . Este argumento es persuasivo como una descripcin

    8 Explor este punto brevemente en "The Historiography of Chile's 'Portalian' Period", en Hispame American Historical Review vol. 57, nm. 4 (1977), pp. 666-669.

    9 Alberto Edwards, La fronda aristocrtica, pp. 46-119. 10 Bernardino Bravo Lira, El absolutismo ilustrado en Hispanoamrica, Chile (1760-1861 de Carlos Hl a Portales y

    Montt, pp. 183-430.

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    de las formas en que los gobiernos de la repblica temprana se comportaron realmente y tal vez, incluso como una ilustracin del estilo de los mismos.

    Las primeras dos o tres generaciones de polticos chilenos estaban todava cercanas al perodo colonial y su estructura autoritaria. "El estado monrquico" como Mario Gngora lo denomin alguna vez, "puede haber desaparecido en 1810, pero no la nocin de...un activo y decisivo Estado"" . Portales y Montt combinaron un genuino (en el caso de Montt fervoroso) inters en reformas pragmticas con una ntida reticencia a liberalizar el sistema poltico. A nivel del subconsciente, el modelo del despotismo ilustrado puede haber ejercitado su arranque en la repblica temprana, sin embargo, sta no es una afirmacin que pueda ser confirmada fcilmente a partir de lo que los polticos dijeron o escribieron. Para establecer un nfasis en su constantemente reiterada idea del orden, los Conservadores chilenos no adoptaron el despotismo ilustrado o de otro tipo, como un ideal poltico y ciertamente no miraron afectivamente el perodo colonial, a pesar de que sus adversarios Liberales hayan representado a menudo su rgimen como una "reaccin colonial".

    Siguiendo ms bien el espritu de los viejos miembros del partido Liberal, Julio Heise Gonzlez describi la repblica temprana como "el ltimo y ms maravilloso captulo de la historia colonial espaola 1`2

    . Pero no fue as porque aquel perodo fue el primer, y no por eso el menos interesante, captulo de la vida poltica chilena como repblica independiente. Mi propia visin, optimistamente insinuada en las pginas que siguen, se inclina a atribuir el cambio poltico de la repblica temprana a la impresionante embestida del liberalismo decimonnico, del cual la clase alta educada chilena, sin importar su afiliacin poltica, se hizo cada vez ms susceptible en la medida de que sus riquezas se expandieron y su sociedad se tom ms sofisticada, como ocurri entre las dcadas de 1830 y 1860.

    A fines de la dcada de 1850, la mayora de la clase poltica chilena claramente deseaba abrazar la modernidad decimonnica

    11 Entrevista en Hispanic American Histoncal Review vol. 63, nm. 4 (1983), p. 668. 12 Julio Heise, 150 aos de evolucin institucional, p. 45.

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  • INTRODUCCIN

    para la cual el liberalismo era el emblema supremo. Un vistazo a los trminos del debate en ciertos momentos (las elecciones de 1851 y 1858 en concreto) muestra reveladoramente que al momento de apelar a la opinin pblica, tanto el gobierno como la oposicin usaron ms o menos el mismo lenguaje y a pesar de las diferencias en los nfasis, el lenguaje era fundamentalmente liberal e incluso liberal-democrtico. Puede parecer trivial el argumentar que la liberalizacin del sistema poltico chileno fue el resultado del liberalismo, pero por qu nos debiera sorprender. Las mismas presiones fueron sentidas virtualmente en todo el mundo occidental del cual Chile fue y an es parte en el "siglo de la esperanza" como el poltico socialista britnico John Strachey defini memorablemente al siglo diecinueve" .

    Los acadmicos europeos y de los Estados Unidos han sido condescendientes en sus interpretaciones de la tradicin liberal hispanoamericana, no logrando entender cabalmente la seriedad de la extensin del liberalismo en la regin y, convenientemente para sus pretensiones, simplificando las vicisitudes del liberalismo en Europa durante los siglos diecinueve y veinte, perodo que incluye la persistencia de la esclavitud en los Estados Unidos y su desgraciada secuela: el largo reinado de Jim Crow en el sur. Lo que puede ser detectado por debajo de dichas actitudes condescendientes (ciertamente ahistricas) es la suposicin de que de algn modo hubo una "falta de ajuste" entre el liberalismo y algunas de las sociedades jerrquicas y conservadoras en las que el liberalismo ech races. Chile necesariamente sera un caso en cuestin. En el captulo ms controversial de su gran obra, Edward Gibbon (con irona disimulada) contrasta "la Religin que descendi del cielo, vestida en su pureza nativa" con la "inevitable mezcla de error y corrupcin que ella contrajo...entre una dbil y degenerada raza de seres"14. Algo similar puede decirse acerca del liberalismo. Ninguna de las sociedades en ambos hemisferios donde el liberalismo apareci, dimension remotamente las implicancias

    13 John Strachey, The Menace of F8CISM (Now York, 1933), ttulo del captulo 2. 14 David Womersley, editor. The History of the Decline and Fall of the Reman Empire, 3 vols. (Londres, 1994), vol.

    I, p.446.

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    democrticas en el largo plazo al momento en que ste hizo su aparicin. Acaso alguna de aquellas sociedades lo ha dimensionado incluso hoy en da?

    Los materiales sobre los cuales este trabajo se fundamenta fueron tomados de una exhaustiva inspeccin de lo que chilenos letrados y ms elocuentes escribieron o dijeron en sus peridicos, libros, panfletos y hojas sueltas, en sus debates parlamentarios y a veces en sus correspondencias privadas, aunque muchos de estos materiales estn an escondidos en archivos familiares inaccesibles (he hecho slo incursiones menores en fondos de archivo). Los comentarios extranjeros acerca de asuntos chilenos (fciles de encontrar) fueron utilizados en forma mnima porque mi inters est en el cmo los chilenos vieron sus propios asuntos, aunque no todos los chilenos y ni siquiera muchos de ellos.

    La utilizacin de la frase "chilenos educados", usada frecuentemente en forma deliberada, sirve para recordar que la clase alta educada de chilenos conformaba una pequea minora en la repblica temprana y que aquellos miembros de la clase alta educados e inteligibles eran un grupo an ms pequeo. Estos ltimos eran para bien o para mal, los chilenos que importaban en la vida poltica y quienes poseyeron abrumadoramente ms influencia que cualquier otro sector de la sociedad en la creacin de la repblica.

    Este libro trata la faceta "pblica" de estas personas y no se entromete en sus valores, en sus pensamientos personales profundos o en los aspectos ms ntimos de su cultura de clase un tpico fascinante en s mismo que podra ser abarcado en un estudio completo por separado. Debe admitirse que sus pensamientos y opiniones son ms fciles de alcanzar y reunir que aquellos de la vasta mayora de trabajadores pobres, la cantidad mayoritaria de chilenos numricamente hablando durante este perodo, cuya historia necesita una aproximacin ms indirecta. En este sentido ha habido esfuerzos valiosos en aos recientes y es de esperar que aquellos esfuerzos continen. Hasta que no haya estudios ulteriores

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  • INTRODUCCIN

    de historia social, nuestra imagen de la repblica temprana permanecer incompleta. Mientras todos podemos regocijarnos de que la historia es hoy en da menos que nunca, como en la frase del poeta Ernst Toller: "la propaganda de los victoriosos", an es importante no perder de vista qu era lo que los "victoriosos", en este caso las clases altas de la sociedad chilena, pretendan o qu pensaban que pretendan. Comparto en esto el deseo de Eric Hobsbawm de rescatar no slo "al artesano y al campesino sino tambin al noble y al rey"15

    La posteridad no debiera sentir condescendencia hacia los escritores y polticos de la clase alta chilena durante la repblica temprana. Ellos estaban involucrados, al menos en sus propios ojos, en un proceso para encontrar una estructura poltica decente para ellos mismos y el pas. Los miembros del partido Conservador pueden ser difcilmente culpados por su creencia en el orden, sin el cual ninguna sociedad puede progresar fcilmente, y sus oponentes no pueden aparecer como culpables por su fe en la libertad, nuestro valor poltico primo en esta era iniciada con la Ilustracin del siglo dieciocho. Las feroces tormentas por las que tuvo que pasar la repblica de Chile en mi propio tiempo, las cuales marcaron a todos quienes lo vivieron, son un recordatorio suficiente de la importancia permanente de la bsqueda por un balance apropiado entre orden y libertad en Chile, y en todas partes. Si alguna vez abandonamos esa bsqueda, estamos perdidos tal vez irreparablemente, como en el bosque oscuro de Dante y en el infierno que se encuentra ms all.

    Una nota sobre el lenguaje. Los trminos "Liberal" y "Liberalismo" son empleados en este libro en referencia al partido Liberal del perodo, mientras que "liberal" y "liberalismo" se refieren a la amplia filosofa poltica liberal del siglo diecinueve, que no estaba en ningn caso confinada slo a los partidarios Liberales. Lo mismo se aplica en el caso de "Conservador" y "conservador"' .

    15 Eric liobsbawm, On History (Nueva York, 1997), pp. 184-185. 16 En el texto de la traduccin se ha decidido respetar la decisin del autor al respecto, a pesar de que en castellano,

    en estricto rigor, las palabras "liberal" y "conservador", tanto en su uso como adjetivo o sustantivo, no necesariamente deben ir escritas con mayscula. N. T.

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  • PARTE 1 La nueva repblica,

    1830-1865

  • 1 La nueva repblica: un bosquejo

    El sbado 17 de abril de 1830, se llev a cabo una batalla que se prolong durante tres horas, cerca de la confluencia de los ros Claro y Lircay. Este lugar se sita en las afueras del pueblo de Talca, ubicado en el valle central de Chile. El ms pequeo de los dos ejrcitos era liderado por el general Ramn Freire, hroe de tendencia liberal de las guerras de independencia, quien haba sido Presidente de Chile hasta haca pocos aos. Su adversario era el general Joaqun Prieto, otro veterano de la independencia, quien era el "campen" de los Conservadores que haban tomado recientemente el poder en Santiago, poniendo fin a la volatilidad que haba marcado la poltica chilena desde 1823, perodo que cont con un liderazgo mayoritario de polticos que se denominaban a s mismos Liberales. Con los refuerzos trados por el coronel Jos Mara de la Cruz desde Chilln, Prieto haba reunido una fuerza de unos dos mil doscientos hombres, los que rpidamente vencieron ante los mil setecientos soldados de Freire. Muchos de los soldados derrotados huyeron para salvar sus vidas cruzando el pequeo ro Lircay, dejando en el campo de batalla alrededor de doscientas personas muertas' .

    La victoria del general Prieto en la Batalla de Lircay (como lleg a ser conocida), asegur el triunfo del nuevo rgimen Conservador. Once das antes, el comerciante de Valparaso, Diego Portales, haba asumido dos de los tres ministerios del gabinete chileno, convirtindose en la figura ms poderosa del pas. De hecho, a instancias del propio Portales fue que el general Prieto sera pronto elegido Presidente de la Repblica. Su victoria en Lircay y el ascenso al poder de Portales introdujeron en definitiva ms de un cuarto de siglo de dominio Conservador en Chile, y fue precisamente durante estos aos y los que siguieron, que fue creada la tradicin republicana chilena. La

    1 Barros Arana. Historia general..., op, cit., vol. XV, pp. 564-571.

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    forma en la que dicha tradicin fue elaborada, y la contienda entre orden y libertad que yaci en el corazn de la poltica del perodo, afectaran a la historia de Chile desde aquel entonces hasta hoy.

    AGRICULTURA, MINERA, COMERCIO

    Chile en 1830, adems de ser una de las remotas periferias del mundo occidental, era un pas pobre. Separado de las ricas pampas argentinas por la Cordillera de los Andes, y de Bolivia y Per por una vasta faja de desierto inhspito, la repblica naciente estaba por ese entonces an aislada del resto del mundo. El aislamiento de Chile fue mitigado, en parte, por la creciente expansin del comercio luego de la independencia en 1818. Cerca de doscientos comerciantes extranjeros llegaban anualmente a Valparaso y otros puertos hacia fines de la dcada de 1820, cifra que fue creciendo hasta llegar a ms de dos mil durante la dcada de 1850.

    En la dcada de 1830, Chile an estaba a ms de tres meses de navegacin de Europa o de la costa Este de los Estados Unidos. En junio de 1843, por ejemplo, el barco Swallow, famoso por sus rpidas travesas' , pleg sus velas en la baha de Valparaso luego de completar el trayecto desde Liverpool en 107 das. Sin embargo, las velas rpidamente comenzaron a dar paso al vapor, toda vez que la tecnologa del siglo diecinueve comenzaba a dejar estampada su huella imborrable.

    La Pacific Steam Navigation Company (P.S.N.C.), de financiamiento britnico, inici en 1840 un servicio regular entre Chile y Per y es as como el 15 de octubre de 1840 llegaron los dos primeros vapores con hlice, de 700 toneladas cada uno, lo que caus una gran conmocin no slo en el puerto de Valparaso, sino tambin a lo largo ("abajo", como decan los navegantes en aquel tiempo) de la costa hacia el norte. Al da siguiente, El Mercurio de Valparaso public por primera vez, con orgullo, una noticia que encabez la columna de los avisos de navegacin que deca: "Vapor Pera_ Vapor Chile". El pasaje de ida a Per en los aos iniciales era anunciado en setenta pesos', y a los pasajeros se les peda, como nota curiosa, no usar zapatos en la cama4 . Algunos aos ms tarde, cuando la P.S.N.C. extendi su ruta a Panam, fue posible alcanzar Europa o la costa este de Estados Unidos en slo cuarenta das, gracias a la rpida conexin a travs del Istmo. Corno prueba de lo anterior, se puede constatar el hecho de que al comentar la culminacin exitosa del primer cable transatlntico en 1858, El Mercurio estim que las noticias europeas tardaban alrededor de 36 das en llegar a Chiles .

    2 El Mercurio, 7 de junio de 1843. 3 A travs del periodo, el peso chileno equivala a 45 d (.3.9) esterlinas (18 1/2 p.) o cerca de US$ 0.90, con slo pequeas fluctuaciones

    menores.

    4 El Mercurio, 26 de abril de 1842.

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  • PARTE I I LA NUEVA REPBLICA, 1830-1865

    El territorio nacional efectivo en la dcada de 1830 estaba constituido por una franja de aproximadamente mil kilmetros, que se extenda entre el desierto de Atacama en el norte y la denominada "Frontera" a lo largo del ro Bo-Bo en el sur, ms all de la cual los mapuche (como ellos se han denominado a s mismos desde el siglo dieciocho) o araucanos (como los espaoles los haban llamado desde el siglo diecisis) todava retenan una independencia de carcter pertinaz, aunque tomaban parte activa del prspero comercio transfronterizo. Las comunicaciones en el territorio nacional eran pobres y un ejemplo de ello es que los caminos que merecan tal nombre eran escasos, siendo la ruta entre Santiago y Valparaso uno de los pocos caminos existentes que era bien transitado por birlochos o carros de dos ruedas, y algunos pocos carruajes. Un ejemplo de los problemas derivados de la falta de caminos ocurri entre los aos 1838-1839, cuando hubo una hambruna en el sur y la ayuda no pudo ser transportada a tiempo para aliviarla. A pesar de que algunos caminos fueron construidos y mejorados gracias a la creacin de una pequea Corporacin de Ingenieros en la dcada de 1840, los viajes a travs del valle central de Chile continuaron siendo laboriosos hasta que el ferrocarril al sur se comenz a construir. Esta obra fue iniciada despus de 1857, alcanzando en 1866 la ciudad de Curic, ubicada a una distancia de 160 kilmetros de Santiago. Los trenes comenzaron a funcionar entre Santiago y Valparaso en septiembre de 1863, pero incluso as la forma ms fcil de viajar hacia cualquier punto del pas sigui siendo a travs del uso de barcos. Ya en las dcadas de 1850 y 1860 los principales puertos estaban razonablemente bien conectados a travs de lneas de vapores y el telgrafo elctrico, instalados por el empresario norteamericano William Wheelwright, quien fuera creador de la P.S.N.C., gracias a lo cual se comunic Santiago y Valparaso desde junio de 1852 en adelante. A partir de este avance se comenz a establecer gradualmente un sistema nacional de telgrafos, el que en 1867 cubra hasta Concepcin en el sur y el pueblo minero de Copiap en el norte. Por otra parte, la reorganizacin de la Oficina de Correos permiti la introduccin de las estampillas en 1856. Todos estos avances, relacionados al transporte y las comunicaciones, jugaron un papel importante en la consolidacin de la repblica.

    Los censos chilenos de inicios de la repblica no fueron totalmente precisos. El primero, efectuado en 1835, seal la existencia de un poco ms de un milln de habitantes en el pas. En 1850 exista la "opinin generalizada" de que la poblacin estaba declinando', pero de todas formas Chile ya contaba con 1,8 millones de habitantes en 1865, aunque estas cifras no incluyen a los varios cientos de miles de mapuches instalados al sur del ro Bo-Bo. En dicho territorio de la nueva repblica, que alcanzaba una longitud de 320 kilmetros desde el

    5 El Mercurio, 25 de septiembre de 1858. 8 Comercio de Valparaso, 9 de abril de 1850.

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    Bo-Bo hacia el sur, haba solamente tres poblados ubicados en Valdivia, Osorno y la isla de Chilo y eran todos de carcter pobre y sencillo. Un cuarto asentamiento lo lleg a conformar la poblacin penal del Estrecho de Magallanes, en donde la bandera chilena fue izada en septiembre de 1843, pero la mayor parte de la poblacin estaba concentrada, como siempre ha sido incluso hasta el da de hoy, en el valle central ubicado entre Santiago y el Bo-Bo.

    La abrumadora mayora de chilenos eran pobres y analfabetos, y es posible asumir que dicho analfabetismo sobrepasaba el noventa por ciento de la poblacin en 1830. El censo de 1854, que de acuerdo al supervisor a cargo tuvo una precisin con un margen de error del ocho por ciento, arroj cifras de alfabetizacin de 13,5 por ciento a nivel del pas (17,3 por ciento entre la poblacin masculina y 9,7 por ciento entre las mujeres)'. En el momento del censo de 1865, un quinto de la poblacin masculina y un sptimo de la femenina podan, de acuerdo a las cifras oficiales, leer y escribir. Estas cifras no eran drsticamente diferentes a las de pases del sur de Europa para el mismo perodo, aunque no necesariamente todos quienes eran considerados como alfabetos en Chile podan escribir correctamente, por lo que a raz de esto un peridico de Santiago incluy una nota donde se comentaba acerca de un letrero en una tienda, donde se poda leer: "Ay para senar asao ensal i pescan frito" ("Hay para cenar asado, ensalada y pescado frito")8.

    Al menos cuatro quintos de todos los chilenos entre las dcadas de 1830 y 1860 trabajaban en el campo como inquilinos o trabajadores ocasionales, quienes eran llamados de distintas formas en las haciendas. Estos trabajadores vivan en malas condiciones, subsistiendo del modo que les fuera posible y recurriendo, a veces, al bandidaje o el robo de ganado, lo que fue un motivo de preocupacin constante para las autoridades a lo largo del siglo diecinueve. La propiedad de la hacienda o fundo, como era tambin denominada, era el claro distintivo de pertenencia a la clase gobernante de la nueva repblica. Haba alrededor de mil haciendas en la dcada de 1850, de las que ms o menos doscientas eran propiedades selectas, y todas juntas ocupaban al menos tres cuartas partes de la totalidad del terreno agrcola del pas. La mayora de ellas eran comunidades autnomas, por lo que no haba aldeas al estilo mexicano o peruano en el campo chileno. En la dcada de 1830 y a comienzos de los aos cuarenta, muchas haciendas eran ms bien improductivas, con mercados restringidos para sus productos, mientras paradjicamente pequeas propiedades como las chacras, que a menudo eran de propiedad de los hacendados y que proporcionaban frutas y verduras a los pueblos, eran ms productivas que las haciendas. Las perspectivas para los terratenientes mejoraron notablemente a fines de las dcadas de 1840 y 1850, especialmente con las fiebres del oro de California (que atrajo a miles de

    7 Censo general de Chile levantado en abril de 1854, p. B. 8 EFerfocara 5 de marzo de 1856.

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    chilenos hacia el norte) y Australia, tras las cuales los hacendados fueron capaces de capitalizar la posicin de Chile como el nico pas verdaderamente productor de trigo de la costa oeste del continente americano. Esta oleada de prosperidad para los terratenientes fue extendida incluso despus del fin inevitable de los booms de las fiebres del oro y hasta mediados de la dcada de 1870, gracias a la exportacin de trigo y cebada a Inglaterra.

    La economa rural chilena fue estimulada por estos booms exportadores de mediados de siglo, con la excavacin de canales de irrigacin y embalses, nuevos cultivos como el arroz y la llegada de las ovejas merino. Los lamos, que fueron introducidos al momento de la independencia, se expandieron rpidamente a travs del valle central rodeado de montaas, dando una grata apariencia a las zonas campestres y a partir de la dcada de 1850 un sinnmero de terratenientes plantaron vides francesas, sentando las bases de una gran tradicin vitivincola que ms tarde producira algunos de los vinos ms respetados del hemisferio occidental. Por ejemplo, un peridico de 1858 sugiri en forma optimista, que Chile estaba destinado a ser "la Champagne de la Amrica del Sud" sobrepasando a Europa del sur con sus "viejos y cansados terrenos"9. La superficie de tierra cultivada en el valle central se puede haber triplicado (o cuadruplicado posiblemente) durante los booms exportadores, y el nmero de haciendas aument, aunque ninguno de estos desarrollos implic un cambio profundo en la sociedad rural y es as como pareciera que los hacendados expandieron el inquilinaje, tornando ms rigurosas las condiciones en las que los campesinos podan establecerse en las haciendas. Los mismos campesinos siguieron viviendo en la forma en que siempre lo haban hecho, escasamente alcanzados por la educacin o incluso por los oficios religiosos del clero. De la misma manera, los mtodos de produccin agrcola continuaron siendo altamente tradicionales. Los trabajadores rurales, pensaba un visitante de los Estados Unidos en la dcada de 1850, tenan una "indomable aversin a las innovaciones""). Pero qu incentivo tenan para que esto no fuera as? "En el siglo XIX tenemos entronizada la Edad Media", declaraba un peridico de Concepcin en 1859, "y el feudalismo est entre nosotros en todo su apogeo", continuaba. El agudo observador Vicente Prez Rosales, describi al inquilino como "un verdadero siervo del tiempo del feudalismo" y estaba indudablemente en lo correcto al asumir que su precaria situacin, sujeta a los caprichos del hacendado, significaban que el inquilino "ni aumenta sus comodidades, ni utiliza su industria sino muy superficialmente"". Los terratenientes, de acuerdo a Benjamn Vicua Mackenna, no estaban mejor con "une pnible langueu? (como escribi en un panfleto para lectores franceses en

    9 El Ferrocarril 21 de diciembre de 1858. 10 Edward R. Smith, The Araucanians, p. 102. 11 El Correo del Sur; 19 de febrero de 1859, reproducido en Sergio Grez Toso, editor, la "Cuestin Social" en Chile. Ideas y debates

    precursores, 1884-1902, p. 160. Vicente Prez Rosales, Memoria sobre emigracin, inmigracin y colonizacin, p. 135.

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    1855) y no tenan un inters real por mejorar sus fortunas. Un peridico pro-gobierno los denunci en 1854 por sus "hbitos de pereza y rutina" y dos aos ms tarde, Manuel Miguel inst (en vano) a la "instruccin de los hacendados" como una prioridad nacional'', por lo que en definitiva se puede afirmar que la lenta sociedad patriarcal del campo, y el mundo del patrn y el trabajador, permanecieron como el profundo trasfondo para la vida cultural chilena, que era un tanto ms vvida en las ciudades, cambiando lentamente hasta que los trastornos de nuestro propio tiempo la barrieron para siempre.

    An as el valle central no constituy la nica cara de Chile, porque las escasamente pobladas provincias de Coquimbo y Atacama (despus de 1843), se haban desarrollado como una zona minera desde tiempos coloniales, y sus fortunas fueron incrementadas considerablemente despus de la independencia, debido a descubrimientos significativos y a la existencia de nuevos mercados internacionales para el cobre y la plata chilenas. La minera se constituy como una actividad lder de la economa, y es as como en junio de 1832 un peridico de La Serena report "un descubrimiento asombroso de minas de plata"" en Chaarcillo, localidad ubicada en los ridos cerros al sureste de Copiap. En 1846 se inform que haba ya ciento diez minas en operacin en la zona (con noventa y nueve comenzando a funcionar), las que eran operadas por mil trescientos trabajadores'4. Numerosas fortunas fueron hechas en Chaarcillo, una de ellas por Miguel Gallo (fallecido en 1842), quien fue el primer millonario chileno. Otros descubrimientos de minerales de plata ms pequeos fueron hechos en los aos sucesivos, siendo el de mayor importancia el de Tres Puntas (1848), mineral ubicado al norte de Copiap. Con el correr de los aos, el cobre fue siendo ms lucrativo, e hizo posible las fortunas de empresarios como Jos Toms Urmeneta (quien hizo su gran descubrimiento en 1852) y Jos Ramn Ovalle, lo que reafirma la idea de que todas las grandes fortunas del perodo provinieron de la zona minera, y es as como el primer ferrocarril chileno (1851), que fue financiado localmente, uni Copiap con el puerto de Caldera (a 80 kilmetros de distancia). Esto fue un smbolo elocuente de las nuevas riquezas del norte a su vez que otro logro del emprendedor William Wheelwright.

    Las operaciones de extraccin minera fueron cambiando lentamente, en parte porque las minas aunque muy numerosas ms de mil en las provincias de Atacama y Coquimbo a comienzos de la dcada de 1860eran en su mayora pequeas y superficiales". Los minerales de alto grado no eran muy difciles de extraer, y fue en el procesamiento de dichos minerales en el que la mayora de los cambios tcnicos ocurrieron. De hecho, en la fundicin del cobre, el

    12 Benjamn Vicua Mackenna, Le Chil.' consider sous le rapport de son agriculture et de I "rnigration europenne, p. 53; Mensajero, 10 de enero de 1854; Manuel Miguel, Estudios econmicos y administrativos sobre Chile entre 1858 y 1863, p. 32.

    13 Bandera Tricolor, 8 de junio de 1832. 14 Intendente de Atacama al ministro de Interior, 16 de mayo de 1846. AMI, vol. 211. 15 Anuario estadstico de la Repblica de Chile, entrega cuarta 11862), pp. 449451.

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    conspicuo empresario franco-britnico Charles Lambert, introdujo justo antes de 1830 el horno de reverbero que haba sido usado por mucho tiempo en el sur de Gales. Desde la dcada de 1840 en adelante varias fundiciones fueron establecidas en la zona minera del Norte Chico, as como en el sur cerca de Concepcin, donde la minera del carbn se comenz a desarrollar en la misma dcada. Estas plantas se convirtieron en las primeras empresas "industriales" de Chile, junto con los molinos de trigo tecnolgicamente avanzados de la baha de Talcahuano y el ro Maule que fueron instalados durante los booms trigueros. Asimismo, no hubo casi ninguna o slo algunas pocas industrias manufactureras antes de fines de la dcada de 1860, razn por la cual el ministro de Interior, Antonio Varas, le dijo al charg d'affaires britnico que l dudaba que Chile tuviera algo para enviar a la Gran Exhibicin de 1851, y de hecho Chile no envi nada16. De igual forma, aparte de unas pocas mquinas segadoras y trilladoras, la pequea Exhibicin Nacional chilena de 1854 mostr poco en relacin al mbito de las industrias manufactureras. En 1861, sin embargo, haba al menos 132 mquinas a vapor en uso en el campo, y slo treinta y ocho de ellas eran usadas en las faenas de los ferrocarriles'.

    La minera y la agricultura eran la base del comercio exterior chileno, en el cual el rgimen Conservador cifr sus esperanzas de prosperidad despus de 1830. Mientras los impulsos proteccionistas nunca desaparecieron del pensamiento oficial (u opinin pblica), las polticas del gobierno fueron ajustadas para incrementar el flujo del comercio y es as como sucesivamente, las ordenanzas de aduana (1834, 1842, 1851, 1864) bajaron el nivel del arancel externo bsico (25 por ciento en 1864), con una gama de temes (a menudo maquinarias) con bajos niveles de gravmenes, o simplemente libres de impuestos. Como una forma de impulsar el crecimiento de Valparaso para establecerse como un centro comercial de distribucin para el este del Pacfico, Manuel Rengifo, quien fuera el primer ministro de Hacienda del rgimen Conservador, regulariz el sistema ya introducido de almacenes fiscales, donde las mercancas podan ser almacenadas a bajo costo (despus de 1833) por hasta seis aos antes de ser importadas por Chile o despachadas a otros pases. Valparaso se convirti as en el nexo de un amplio mercado regional, y sus tentculos comerciales alcanzaron las costas sudamericanas y otras del Pacfico, incluyendo Tahiti y otras tierras ms lejanas. Este mercado del Pacfico se contrajo despus de la dcada de 1850, con el desarrollo del puerto del Callao en Per y de San Francisco en California.

    Los comerciantes de Valparaso estaban vagamente enterados de que el canal de Panam podra algn da socavar su prosperidad, y debido a esto el peridico El Progreso explicaba que un canal como ese, podra consignar al puerto a la disminuida condicin de las ciudades mediterrneas luego del

    16 La libuna, 10 de mayo de 1850. Vase tambin John Mayo, British Merchants and Chilean Development, 1651-1866, p. 68. 17 Anuario estadstico de la Repblica de Chile, entrega cuarta (1862), p. 457.

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    descubrimiento portugus de la ruta ocenica a Asia. Para contener este desafo, en un sueo que apareci intermitentemente en el perodo pero que nunca fue materializado, surgi la idea de poseer una flota de remolcadores a vapor para cruzar los barcos a travs del Estrecho de Magallanes, permitindoles as evitar el paso por el tormentoso Cabo de Hornos. Otros en cambio, fueron ms optimistas acerca de las posibilidades de que existiera un canal en Panam. "Afortunadamente para nosotros", como explic en 1858 El Mercurio, el rgano principal de Valparaso, el canal ciertamente nunca se podra construir debido al "clima insalubre del istmo"18.

    El comercio exterior chileno creci en valor, desde un promedio anual de 18,6 millones de pesos ( 8,3 millones o US$ 20,6 millones) en el perodo 1844-1850, a 42 millones ( 19 millones o US$ 46,6 millones) en 1861-1865. Desde mediados de la dcada de 1840 hasta fines de los aos cincuenta hubo una seria recesin econmica ocasionada por dos cosechas ruinosas, el decaimiento del mercado australiano para el trigo y la cada en la produccin de plata. Todos estos sucesos fueron agravados por la recesin internacional de 1857 que conllev a numerosas quiebras y aplan las cifras comerciales por tres o cuatro aos, pero los crecimientos elevados se recobraron a mediados de la dcada de 1860, y acabaron slo con la an ms devastadora crisis que tuvo lugar diez aos ms tarde. Las rentas del gobierno, de las cuales dos tercios provenan de exacciones comerciales, subieron de tres millones de pesos a comienzos de la dcada de 1840 a ms de 6 millones a comienzos de la dcada de 1860. En trminos econmicos convencionales, los registros de la repblica temprana fueron impresionantes, con bancos y sociedades de capitales apareciendo en las dcadas de 1850 y 1860, con ferrocarriles y telgrafos, y con el nuevo Cdigo de Comercio de 1865 allanando el camino para empresarios y comerciantes'9. Con todo, pareca obvio que Chile estaba adquiriendo muchas de las seales y apariencias de la modernidad del siglo diecinueve, y de hecho la expansin comercial fue probablemente un factor significativo en la consolidacin de la repblica, lo que explica que las positivas perspectivas econmicas fueran capaces, en algunas ocasiones, de distraer a la clase alta del tema poltico. Si es que Chile hubiese experimentado el estancamiento tan comn en muchos otros pases hispanoamericanos en los cincuenta aos que siguieron la independencia, la historia habra sido posiblemente diferente.

    18 Vase el artculo "Revolucin obrada por el vapor", El Progreso, 12 de noviembre de 1842, y la sede "Navegacin y colonizacin del Estrecho de Magallanes", El Progreso, 16, 17, 19, 22 y 28 de noviembre de 1842; E/Mercurio, febrero de 1852; Jos Casimiro Mena, CN/D, julio de 1858; Vase tambin Claudio Veliz, Historia de la marina mercante chilena, pp. 74-75. Para las predicciones acerca del canal vase la seccin en ingls de El Mercurio del Vapor, 15 de julio de 1858.

    19 Para un excelente anlisis del Cdigo de Comercio, vase Eduardo Caviares. "Anverso y reverso del liberalismo en Chile, 1840.1930", en Historia, nm. 34 (2001), pp. 47-56, y para una mirada general sucinta de historia econmica, Luis Ortega, "Economic Policy and Growth in Chile from Independence lo the War of the Pacific", en Christopher Abel y Colin Lewis, editores, brin America: Economia Imperialism and the State, pp. 147-171.

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    VIDA URBANA Y CIVILIZACIN

    En varios sentidos, Valparaso, que fue el foco de la expansin de la economa exportadora, era la ciudad ms floreciente de la repblica y constantemente, desde la independencia, fue un puerto de crecimiento rpido, visitado por marineros de medio mundo, y por multitudes de comerciantes extranjeros cuyas varias docenas de casas de exportacin e importacin (junto con alrededor de una docena de firmas chilenas) tuvieron el manejo eminente de una economa exportadora, y una importante posicin tambin en la industria minera a travs del negocio de la habilitacin, que consista en la extensin de crdito a los dueos de minas. Valparaso fue el trampoln para poderosas empresas no chilenas: el francs Antoline-Dominique Bordes, quien lleg en 1835 y administraba una importante casa exportadora, formara ms tarde una de las flotas de barcos ms grandes de Europa20. Valparaso en todo caso no era un puerto ideal, y de hecho, hasta la construccin de los muelles en las dcadas de 1870 y 1880, los barcos no se podan amarrar. Antes de que los malecones fueran extendidos hacia la baha en las dcadas de 1910 y 1920, simplemente no haba proteccin contra los vientos del norte, los que podan dar rienda suelta a la destruccin de los barcos anclados y arrastrarlos hacia la playa. De igual modo, las lluvias torrenciales podan ocasionar deslizamientos de tierra desde los cerros que rodeaban el puerto y que estaban justo detrs de la playa. Un viajero ingls en 1845 estaba "muy decepcionado con el pueblo y con la gente" y encontr que el puerto era "un lugar desagradable"21 . Sin embargo, Valparaso estaba por sobre Santiago en cuanto a las mejoras municipales diarios, libreras, un cuerpo de bomberos, un teatro adecuado (1844), iluminacin a gas y suministro de agua; avances de los cuales los dos ltimos fueron posibles gracias a las empresas del impresionante Wheelwright, quien mereci a cabalidad su estatua en el puerto en 1877. A mediados de la dcada de 1850, un poeta escribi:

    ...es bello... mirar tus naves,

    Tus aguas cristalinas, tus banderas,

    Tus calles populosas, tus vergeles,

    Tus paseos, tus teatros, tus hoteles" .

    20 Para el tema de la habilitacin, vase Eduardo Caviares, Comercio chileno y comerciantes ingleses 1820-1880. un ciclo de historia econmica, captulo 4; para el caso de Antoline-Dominique Bordes, vase, Martha Barba nce, Va commerciale de la route du Cap Hom au XIXame sracle. Larmemant A.D. Bordes et fils, captulos IV-VI.

    21 Recollections of a Rambla from Sydney to Southampton, pp. 12, 18. 22 Francisco Palma, "A Valparaso", Mensajero, 12 de noviembre de 1855. Para ver interesantes fotografas de Valparaso en 18601861,

    vase Alvaro Jara, Chile en 1860. William L. Oliver. Un precursor de la fotografa, pp. 70-78.

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    POLTICA E IDEAS I SIMON COLLIER

    Otro viajero ingls alrededor de los mismos aos, admir las "casas majestuosas" y "otros edificios de un aspecto incluso ms imponente" que se alineaban a lo largo de la calle principal, pero no dej de notar la presencia de "las casas de huspedes de los marineros y los infiernos de las casas de apuestas merecedoras de las ms sucias y perniciosas descripciones"". Los burdeles que posean licencias municipales, podan ser encontrados fcilmente en el centro de la ciudad, por lo que El Mercurio en 1860 pensaba que la presencia de los burdeles en ese lugar de la ciudad era una desgracia para "la perla del Pacfico", y recomend que se relegasen a las laderas de los cerros".

    La poblacin de Valparaso creci hasta llegar a cerca de setenta mil habitantes en 1865, con una naturaleza cosmopolita permanente que cre algunos interesantes contrastes que fueron notados por un comerciante que visit la ciudad en 1828, y que pens la ciudad ms como "una factora extranjera que una ciudad chilena". Catorce aos ms tarde, El Mercurio la describi ms como "una ciudad ansetica" que como una ciudad chilena y otro de los peridicos del puerto, encontr que la sociedad de Valparaso era "inglesa casi"25. Esto nunca fue verdadero, a pesar de que el ingls era la lengua extranjera escuchada con mayor frecuencia en las calles. De hecho, mientras el distrito comercial ms cercano a la Casa de Aduanas traa a la memoria de los viajeros, (y todava es as), las pequeas esquinas de Londres, el atestado distrito del Almendral ubicado hacia el norte de la ciudad no fue nunca menos que un lugar de carcter completamente chileno.

    A mediados de siglo, Valparaso haba ya desde hace mucho tiempo suplantado a la alguna vez orgullosa Concepcin como la segunda ciudad de Chile. Relativamente aislada de Santiago, Concepcin haba sido el foco de la economa surea en el perodo colonial tardo, y conserv su importancia como centro militar con su guarnicin vigilando la Frontera, algo que dio a sus habitantes, los penquistas, ilusiones de poder. En dos ocasiones durante la dcada de 1820, el msculo militar de Concepcin haba derrocado gobiernos con las revueltas del general Ramn Freire contra el libertador-dictador Bernardo O'Higgins en 1823 y nuevamente en 1829, esta vez contra el pronunciamiento Conservador del general Joaqun Prieto. La tercera intentona de derrocamiento de Concepcin en 1851, fue un fracaso.

    El terremoto de febrero de 1835 devast completamente la ciudad y, como observaron algunos viajeros ingleses que estaban de paso en Concepcin, la ciudad qued "en un estado de ruina total, sin siquiera un edificio en pie"26, e

    23 Kinahan Cornwallis, A POPOl8M8 of the World, vol. II, pp. 17-18. 24 El Moda 12 de mayo de 1860. 25 Jacques Moerenhout, "Visin de Valparaso en 1828", en RG11611951), p. 24; El Mercurio, 13 de septiembre de 1842; Gaceta del

    C01716Z10, 22 de julio de 1845. 26 A Diary of the Wreck of klis Majesty's ShM Challenger on the Western Coast of South America in Alley 1835, p. 76.

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    incluso diez aos ms tarde la plaza principal estaba an llena de "montones de piedras y ladrillos"27. Concepcin revivi notablemente con el arribo de los booms trigueros y de la industria molinera, pero incluso en 1865 su poblacin no sobrepasaba los catorce mil habitantes, la misma cantidad de la floreciente ciudad de Copiap en el norte, o de los adormecidos pueblos de Talca y Chilln en el valle central.

    Nadie que hubiese recordado el perodo colonial, habra encontrado a la capital de la repblica cambiada dramticamente en las dcadas de 1830 o 1840, a pesar de que las vistas de las resplandecientes nieves de la cordillera provocaban invariablemente suspiros de admiracin de parte de los visitantes extranjeros. Casi todas las casas de Santiago eran todava de un piso, construidas en adobe, con ventanas enrejadas y patios recluidos, en algunas ocasiones incluyendo tiendas arrendadas que daban a la calle. La poblacin de Santiago creci de cerca de setenta mil a mediados de la dcada de 1830 a casi ciento veinte mil en 1865. Su principal avenida, la Alameda, que fue planificada por el libertador O'Higgins, se convirti en un hermoso paseo bajo la sombra de los lamos durante las dcadas que siguieron despus de la independencia. Una gua de la ciudad exaltaba la belleza de las bancas (algunas de piedra, otras de ladrillo) y de las dos corrientes de agua paralelas, cuyo murmullo haca a la Alameda "doblemente agradable..., particularmente en las noches de verano"28. El historiador y sacerdote Jos Javier Guzmn sostuvo a mediados de la dcada de 1830 que los visitantes de Santiago notaran "mayor polica, ms aseo en las calles, ms iluminacin..., ms plazas y recovas" que en tiempos de la independencia29. Fue en la dcada de 1840, que las autoridades despejaron el espacio ubicado al suroeste del centro para maniobras militares y desfiles que fue conocido primero como el Campo de Marte o en forma ms coloquial, La Pampilla y que ms tarde, en 1873, se convirti en el principal parque de la ciudad.

    Muy pocas obras arquitectnicas pblicas aparecieron en Santiago antes de los aos cincuenta, cuando el boom comercial tuvo un efecto tnico en la capital. Esplndidas mansiones fueron construidas por aquellos que se beneficiaron con el boom econmico. La iluminacin a gas y los tranvas tirados por caballos fueron introducidos en 1857, y en marzo de ese mismo ao fue abierto el Teatro Municipal para complacer el gusto de la clase alta por los dramas (mayoritariamente espaoles o franceses) y la pera (principalmente italianas). "El progreso en los ltimos cinco aos se puede llamar fabuloso" escribi en ese mismo ao un residente que normalmente no era dado a las hiprboles agregando que, "surgen por todas partes edificios magnficos..., el

    27 Ignacio Domeyko, Mis Viajes. Mamones de un exiliado, vol. II, p. 631. 28 Gula general de la Repblica de Chile correspondiente al ao de 1547, p. 293. 29 Fr. Jos Javier de Guzmn, El chileno instruido en le historia topogrfica, chi,il y poltica de su pais, vol. II, 487.

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    POLITICA E IDEAS 1 SIMON COLLIER

    nmero de coches de alquiler... pasa de 300; los carruajes de los particulares

    son muchsimos y esplndidos. Ver el paseo de la Alameda en ciertos das del ao le hace a uno imaginarse en una de las grandes ciudades europeas"". Sin embargo en un aspecto particular la ciudad permaneci por largo tiempo sin un servicio pblico vital como es el de un cuerpo de bomberos. Durante la ceremonia religiosa de la tarde del 8 de diciembre de 1863 con la que se conclua el mes de devocin a Mara, un incendio se inici en la atestada iglesia de la Compaa. Alrededor de dos mil devotos, la mayora de ellos mujeres quienes llevaban tejidos de crinolina altamente inflamables, murieron quemados o asfixiados en la tragedia ms espantosa de la historia de Santiago. Dicho episodio se constituy en un alto precio que hubo que pagar para la creacin de las primeras compaas de bomberos que surgieron prontamente despus del episodio.

    Las ciudades eran inevitablemente el foco donde se concentraron la mayora de los limitados avances educacionales y culturales en las dcadas posteriores a la independencia. De acuerdo a los clculos de Eduardo lIamuy, aproximadamente el diez por ciento de la poblacin en edad escolar estaba recibiendo algn tipo de educacin primaria en 18653'. Las escuelas normales, donde se preparaba a los profesores, fueron establecidas en 1842 para hombres y en 1854 para mujeres, y durante el activo gobierno del presidente Manuel Montt (1851-1861) el nmero de escuelas primarias creci de 571 a 911, de las cuales 648 eran escuelas pblicas. La educacin pblica secundaria, regulada por el decreto de 1843, que no fue siempre cumplido, se expandi en forma mucho ms lenta y en 1865 contaba con dieciocho escuelas secundarias (denominadas liceos o institutos) que operaban desde Copiap en el norte a Valdivia en el sur, todas las cuales eran para nios y ninguna, an, para nias. La educacin privada en donde en algunos casos haba espacio para algunas nias, tambin se desarroll fuertemente con algunas escuelas que fueron establecidas por rdenes religiosas, y otras, como en el caso del Mackay School de Valparaso (1857) fomentada por las compaas comerciales extranjeras. La institucin clave de educacin secundaria durante la repblica temprana, sin embargo, fue el Instituto Nacional de Santiago que provey la nica educacin superior secular en el pas y estuvo bajo el control de la Universidad de Chile.

    La Universidad de Chile, uno de los grandes logros de la repblica temprana, fue solemnemente inaugurada en septiembre de 1843, siendo su primer rector el polifactico venezolano Andrs Bello, quien por entonces era el intelectual ms distinguido de Latinoamrica, y quien se haba establecido en Chile en 1829. Siendo un incansable y concienzudo (aunque nunca sin reservas) servidor del rgimen Conservador, se transform en el hombre que obviamente deba realizar ese trabajo de apoyo al rgimen. Su enorme contribucin para la

    30 Andrs Bello a Miguel Rodrguez, 30 de mayo de 1857, en &ICH, nm. 51 (1930), p. 303. 31 Eduardo Hamuy, El problema educacional del pueblo chileno, p. B.

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  • PARTE I I LA NUEVA REPBLICA, 1830-1865

    creacin de la repblica incluy la compilacin del Cdigo Civil de 1855, su obra personal, y su influencia incalculable en el plano intelectual de los chilenos educados durante el resto del siglo diecinueve. La Universidad de Chile, que fue modelada, hasta cierto punto, como el Instituto de Francia, fue inicialmente un cuerpo deliberativo, a cargo de la supervisin de todo el sistema educacional aunque slo despus de la muerte de Bello en 1865, comenz a ensear a sus estudiantes en un edificio propio, en el que todava funciona la Casa Central hoy en da. El trabajo de la Universidad de Chile de alguna forma reflej las limitadas prioridades educacionales de la clase alta y es as como dos tercios de los 859 ttulos otorgados entre 1843 y 1857 fueron en leyes", lo que explica las palabras de Manuel Miguel en 1860, quien dijo que haba muchos en Chile que crean que "no se puede ser nada, ni valer nada, ni pensar en nada sin ser abogado"".

    Con un crecimiento gradual del nmero de lectores, la prensa "el termmetro que marca los grados de civilizacin de un pueblo", de acuerdo a una revista de 184934 jug su papel en el modelamiento de la vida urbana. Dmaso Encina, el magnate ficticio de la novela de mediados de siglo Martn Rivas (1862) de Alberto Blest Gana, pareciera que hubiese tomado todas sus opiniones distintivas y cambiantes de la prensa diaria. El gran peridico pionero de Valparaso, El Mercurio, haba sido fundado en 1827 y comenz a aparecer con frecuencia diaria desde 1829 manteniendo siempre una elevada opinin de su labor como "la ms viva representante del pas", y del peridico en s como "el patriarca de la prensa chilena `35, orgullo que se mantiene debido a que hace largo tiempo El Mercurio se convirti en el peridico de habla hispana ms antiguo en el mundo. A fines de la dcada de 1860 haba producido diez mil nmeros y por entonces imprima una edicin especial para Santiago. Adems, desde 1848 a 1882 se public El Mercurio del Vapor, con una porcin escrita en ingls que se venda a lo largo de la costa oeste del Pacfico llegando a leerse en lugares tan lejanos como Panam. Comprado en 1842 por el emprendedor inmigrante espaol de treinta y cuatro aos Santos Tornero (quien haba abierto aos antes la primera librera que mereciese el nombre de tal en Chile) permaneci bajo su propiedad hasta 1865 cuando fue traspasado a sus hijos.

    El Mercurio fue el nico diario de Chile hasta la aparicin de La Gaceta del Comercio de Valparaso, en febrero de 1842. Santiago no tuvo un peridico de publicacin diaria hasta la aparicin de El Progreso en noviembre de ese mismo ao, e incluso a mediados de los cincuenta Santiago volvi a quedarse sin un diario por un perodo breve, aunque el vaco fue ocupado en 1855 por

    32 Memoria dal ministro de Justicia (1858). DP, vol. VI, p. 326. Para el trabajo de Bello, vase la excelente biografa de Ivn Jaksi, Andrs Bello: Scholarship and Natrn Building in Nineteanth Century Lata? America,. en su traduccin al espaol Andrs Bello: la pasin por el orden, incluye algunas cartas no publicadas con anterioridad.

    33 Semana, 19 de mayo de 1860. 34 Picaflor, 1 de mayo de 1849. 35 El Mercurio, 1 de enero y 29 de agosto de 1843.

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  • CHILE: LA CONSTRUCCIN DE UNA REPBLICA 1830-1865.

    POLTICA E IDEAS I SIMON COLLIER

    El Ferrocarril , un medio distinguido que fue impreso hasta 1911. El Progreso, podemos hacer notar, fue el primer diario que imprimi folletines de novelas, una prctica que fue rpidamente imitada por otros peridicos. Novelas francesas (especialmente aquellas de Alexandre Dumas pire y Eugne Sue) y trabajos histricos estuvieron de moda en las dcadas de los aos cuarenta y cincuenta, y los novelistas romnticos espaoles se transformaron en algo absolutamente imperdible, al igual que los trabajos de Sir Walter Scott que tambin fueron populares36

    . Este tipo de escritos tuvo en definitiva un efecto importante en el gusto y la poltica chilena.

    Aparte de la publicacin propia de la Iglesia Catlica, La Revista Catlica (cuyas primeras series duraron entre 1843 y 1874), las revistas de la repblica temprana tendieron a ser efmeras. No mucho se sabe acerca de la circulacin de las revistas o los peridicos pero al menos en los aos cuarenta, El Mercurio venda alrededor de mil copias cada da, mientras El Ferrocarril afirm que venda mil novecientos al final de su primer ao de existencia". El gobierno subsidi varios peridicos en las dcadas de 1840 y 1850, pero estos fueron de corta duracin y elaborados especialmente para ocasiones ad hoc, como vsperas de elecciones o en otros momentos de tensin poltica. Estos sern descritos aqu como "impresos", que contenan mayoritariamente visiones usualmente partidistas en vez de noticias. Estos impresos haban proliferado en la dcada de 1820, pero su cantidad disminuy abruptamente en los aos treinta para aumentar nuevamente en la dcada siguiente. El Mercurio sugiri en 1841 que este tipo de publicaciones constituan un signo de que "empieza el pueblo a leer, y a interesarse por la cosa pblica, y esto es mucho para el porvenir de la repblica"". Tal vez as fue, pero los gobiernos Conservadores de la repblica temprana no siempre lo vieron de esa forma.

    "GENTE", "LA GENTE", Y LA "CLASE TRABAJADORA"

    Ante cualquier declaracin de poltica e ideas, obviamente necesitamos conocer la naturaleza de los actores y pensadores polticos as como quines conformaban la "clase poltica", o la "poblacin polticamente relevante", o bien, lo que los acadmicos franceses en ocasiones llaman "la nacin poltica". En el caso de la repblica temprana de Chile no necesitamos observar ms all de la clase alta, porque la nueva nacin chilena estaba dividida por las distinciones de clase, aunque el dinero poda usualmente suavizarlas. El erudito francs Claudio Gay describi a la clase alta de su tiempo como una "aristocracia del

    36 Vase Barros Arana, Un decena_ np. cit., vol. II, pp. 4849, yJos Zamudio, la novela histrica en Chile, pp. 29-40. La primera novela francesa que fue traducida en Chile fue Los Tres Mosqueteros (1841

    37 El Ferrocarril, 22 de diciembre de 1856. 38 El Mercurio, 21 de junio de 1841.

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  • PARTE I I LA NUEVA REPBLICA, 1830-1865

    dinero ya por derecho hereditario, ya por haber hallado en el comercio una fortuna, o ya tambin por haberla adquirido mayor aun en la explotacin de las minas" y es difcil mejorar esta descripcin de la clase alta de Gay. Debido a que los ttulos nobiliarios haban sido abolidos en tiempos de la independencia, Ambrosio Montt estaba en lo cierto cuando dijo en 1859 que, "en Chile no hay verdadera nobleza, no hay aristocracia"39. Viejas familias de clase alta con linajes coloniales tenan pretensiones aristocrticas y a menudo se vean a s mismas (algunas incluso hoy) como una casta superior, pero nunca fue difcil para comerciantes o empresarios mineros exitosos ser aceptados socialmente. Muchos de ellos en todo caso eran originarios de la clase alta, e incluso cuando no provenan de dicha clase se convirtieron invariablemente en terratenientes. Los magnates de la minera en el norte que depositaron algo de su dinero en viedos, formaran un grupo sobresaliente, al menos en retrospectiva, a pesar de que ellos no eran en ningn caso los nicos dueos de viedos40. Durante la repblica temprana, el "nuevo dinero" comenz a modificar el carcter de la clase alta, aunque esto fue tal vez ms notorio en las dcadas que siguieron'".

    Fuesen ellos comerciantes, mineros o terratenientes (o los tres al mismo tiempo como ocurri en ocasiones), todos los chilenos de clase alta contribuyeron directa o indirectamente en la economa exportadora y es difcil encontrar divisiones (dejando las de carcter regional aparte) dentro de la elite nacional. Incluso personajes contemporneos no detectaban ningn tipo de desunin. "Cuntos mercaderes no son al mismo tiempo propietarios?" se preguntaba un impreso partidario del gobierno en 18354'-. "Entre los intereses materiales del pas", comentaba un peridico de la oposicin en 1858, "no existe antagonismo alguno"". Todas estas evidencias sugieren que Chile posea "un sentido de identidad comn entre aquellos que ejercan poder econmico, social y poltico", lo que J. H. Plumb identific como uno de los tres factores fundamentales en la consecucin de estabilidad poltica en el siglo dieciocho en Inglaterra, siendo los otros dos "el gobierno de un partido nico", y una "legislatura bajo el firme control del ejecutivo"44, situaciones que, sorprendentemente, tambin existieron en el caso de Chile durante el siglo diecinueve, como veremos en el captulo 2. Lo que enlaz a la clase alta, dejando de lado los intereses materiales, fueron la tenencia de la tierra y las conexiones familiares. La propiedad de la hacienda, como ya mencion, fue un smbolo ms claro de condicin social, y las conexiones familiares se entrecruzaron con la

    39 Claudio Gay, La agricultura chilena, vol.1, p. 102: Ambrosio Mono, El gobierno y la Revolucin, p. 61. 40 Vase Jos del Pozo, Historia del vino Chileno, pp. 77-90. 41 Vase Sergio Villalobos, Origen y ascenso de la burguesa chilena. 42 Farol, 2 y 7 de septiembre de 1835. 43 La Actualidad, 20 de mayo de 1858. 44J. H. Plumb, The GTOWII7 o Political Stabilky in England 76751725, p. 14.

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  • CHILE. LA CONSTRUCCIN

    DE UNA REPBLICA 1830-1865. POLTICA E IDEAS I SIMN COLLIER

    vida comercial y poltica de aquel tiempo en una red interminable, aunque no sin sus distinciones. El presidente Manuel Bulnes (1841-1851) por ejemplo, era sobrino de su predecesor, yerno de un presidente Liberal de los aos veinte, cuado de un futuro presidente, primo de uno de sus ministros del Interior y primo del general al que l enfrent en el campo de batalla durante la guerra civil de 1851.

    Con el boom comercial de mediados de siglo, los ingresos de la clase alta se elevaron considerablemente, posibilitando a ms miembros de dicha clase vivir en Santiago por la mayor parte del ao el gran sueo, de acuerdo a El Mercurio del "hacendado del sud..., [el] minero del norte", e incluso del "payo de la aldea"45. La seora Loretta Merwin, una estadounidense que pas tres aos en Chile a mediados de los aos cincuenta, pensaba que "el gran propsito de la vida" era "acumular riquezas y mudarse a la capital para gastarla en muebles costosos, carruajes y una vida esplndida"46.

    La llegada del vapor hizo los viajes por mar ms fciles y es as como la generacin de chilenos nacidos alrededor de 1830 (una generacin notable) fue la primera que hizo de las visitas a Europa un hbito. "El deseo que tienen todos los habitantes de la repblica de irse a Europa", comentaba un diputado en 1852 "es tan extraordinario que si les costearan pasaje se iran'''. El exilio poltico, que no fue poco comn durante la dura presidencia de Montt en la dcada de 1850, poda ser a veces combinado convenientemente con un Gran Tour educacional por Europa o, aunque menos frecuente, a los Estados Unidos. Estos contactos con el mundo exterior tuvieron su efecto en los gustos y modas de la clase alta, y es as como el "modelo europeo" de sociedad fue detectado por otro viajero estadounidense en los aos cincuenta: "en Valparaso el estndar era preferentemente ingls", y "en Santiago es indiscutiblemente francs"". Inglaterra marc las tendencias en el vestuario masculino con el frac o frock-coat que se hizo universal entre los hombres de clase alta y con la creciente popularidad del t (en 1844 entre los accesorios de la Cmara de Diputados se encontraban dos teteras de t y dos jarras de leche)". Francia sin embargo, irradi una mayor y ms amplia influencia cultural en los estilos del vestuario femenino, muebles, moda literaria, prcticas catlicas e incluso retrica poltica. En 1857 y con sentido del humor, el joven Vicente Reyes not la existencia de un "crculo especial" de "dandies chilenos" quienes haban visitado Pars. A estos europistas, como l los apod, les gustaba dar la impresin de que a nadie que hubiese estado en Pars le poda gustar Chile. Otro grupo social, los europistas copias, que nunca haban estado fuera de Chile, hicieron lo posible por imitar a quienes s haban viajado al exterior5.

    45 Morcon'o, 3 de abril de 1842. 46 Lorena Merwin, Three years in CM, p. 95. 47 Mximo Mujica, CN/D, 25 de junio de 1852. 48 Smith, op. cit., p. 116. 49 Inventario de amoblado, SC1, vol. XXXIV, pp. 666-667. 50 E/Ferrocarril, 20 de julio de 1857.

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  • PARTE 1 , LA NUEVA REPBLICA, 1830-1865

    En todos estos sentidos, el impacto anglo-francs fue notable, y tuvo efectos en muchos niveles, lo que llev al emergente novelista Alberto Blest Gana a intentar poner este fenmeno en contexto a travs de un artculo escrito en 1861:

    El contacto con la gente europea, el estudio de su literatura, la influencia de su comercio, la facilidad de los viajes al viejo mundo y lo repetido de las comunicaciones que con l mantenemos, han operado una revolucin radical en nuestro hbitos, mientras an se conservan en varias esferas de la sociedad notables vestigios de las costumbres del coloniaje51 .

    Blest Gana estaba especialmente interesado en el desafo que este escenario social cambiante planteaba a 'novelistas como l, en busca de nuevos temas de inters. En una forma ms significativa, sin embargo, su "revolucin radical" puede ser tomada en consideracin como una de las claves para entender el cambio en el mar poltico que ocurri a fines de la dcada de 1850 y comienzos de la dcada siguiente.

    Cualquier definicin de la clase alta "polticamente activa", tendra que incluir a algunos de los miembros ms pobres y tambin a hombres que estaban haciendo su camino para ingresar a la poltica a travs de la prctica exitosa de las leyes o (con menor certeza despus de los aos treinta) a travs del reconocimiento militar. De ninguna manera la totalidad de la clase alta estaba involucrada en las ideas polticas. La "clase poltica" efectiva era un grupo ms pequeo, compuesto por los miembros ms educados y muchos abogados quienes, como en muchas culturas polticas, formaban un fuerte componente de la misma. Tambin se debe destacar que la poltica hasta bien entrado el siglo veinte era un asunto casi enteramente masculino. Mujeres destacadas de la sociedad, como Mercedes Marn del Solar (quien alcanz renombre como poeta) o Enriqueta Bulnes (primera dama en los aos cuarenta), fueron algunas veces anfitrionas de salones polticos y literarios, y presumiblemente se sumaron a las conversaciones polticas, pero ese fue todo el alcance de su influencia.

    En ocasiones, los lmites de la "poblacin polticamente relevante" (aunque no la clase poltica como tal) se expandieron para incluir otras pequeas secciones de la sociedad, Entre gente (a veces gente decente), como ellos se llamaban a s mismos, y el pueblo ("la gente", los trabajadores pobres), haba una cantidad de grupos sociales intermedios que eran o llegaron a ser visibles polticamente hablando, en las dcadas posteriores a la independencia. Difcilmente se puede hablar de una clase media como tal, pero haba al menos una pequea "banda media" de la sociedad que se hizo ms sobresaliente con la expansin comercial de mediados de siglo. Los dueos de negocios o campos pequeos, los funcionarios de las oficinas del gobierno y las casas comerciales, ingenieros extranjeros, profesores de escuelas, oficiales militares de rangos medios; todos

    51 "Literatura chilena", en AUCH (18611, p. 90.

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    POLITICA E IDEAS I SIMON COLLIER

    ellos y otros ms eran descartados con esnobismo por la clase alta por ser de medio pelo, un trmino que era an familiar para los chilenos en el siglo veinte. Un cierto margen de aquellos ms acomodados de la "banda media" ciertamente tuvo su cuota de inters en el ascenso social, ansiosos por imitar y posiblemente formar parte de la clase alta. En los aos cincuenta, estas personas conformaban un tipo social reconocible, y estaban comenzando a ser descritos como siticos, una palabra cuya etimologa es misteriosa, pero cuya introduccin al lenguaje comn ha sido tradicionalmente atribuida al gran publicista Liberal Jos Victorino Lastarria. En 1858, Waldo Silva, uno de los ministros del presidente Montt, fue descrito como un sitico52.

    A pesar de que el pueblo, "la gente", era constantemente evocado como un smbolo positivo en la retrica poltica, esto nunca signific que los trabajadores pobres los inquilinos y los trabajadores ocasionales del campo, los trabajadores mineros del norte, los rotos (el nombre genrico que se les da a los trabajadores urbanos) estuviesen incluidos en el sistema poltico. Los chilenos educados coexistan con ellos, pero no estaban, con pocas excepciones honorables, mayormente interesados en ellos. "La suerte de las clases desheredadas llama poco la atencin de nuestra sociedad", sugiri El Ferrocarril en 1859 y el mismo peridico continuaba sealando que la clase alta "apoyada en el hecho de que nadie se muere de hambre, cree su deber terminado... [En] nuestra sociedad... falta el amor al pueblo en general"". No hay ninguna razn para discutir acerca del consenso entre los historiadores chilenos de que la "cuestin social", (como pas a ser conocida), estuvo largamente ausente antes de los aos setenta, con slo escritos dispersos dedicados a la pobreza a gran escala del pas54.

    Hasta qu punto "la gente" era temida? La autoridades vieron esto, al menos intermitentemente, como una posible amenaza, aunque slo cuando haba incitaciones de polticos inescrupulosos opuestos al rgimen. Las masas urbanas de Santiago y Valparaso haban sido estridentes en sus expresiones durante la dcada de 1820 y es as como serios disturbios haban ocurrido en Santiago en uno de los momentos de mayor incertidumbre (diciembre de 1829) durante la toma del poder de los Conservadores. El rgimen Conservador despus de 1830, que sin duda estaba consciente de los precedentes, trat sistemticamente, aunque no siempre exitosamente, de disciplinar a los trabajadores pobres dondequiera que pudiese hacerlo. Los azotes se mantuvieron como un castigo comn en pueblos y en el campo en general, y a pesar de que estos fueron prohibidos por amplia mayora en ambas cmaras del Congreso en 1850, fueron reestablecidos dos aos ms tarde. Un rgimen absolutamente estricto, contra

    52 CopMpigo, 20 de noviembre de 1858. 53 El Ferrocarril, 24 de agosto de 1859. 54 Para una coleccin de escritos sobre la "cuestin social" en el perodo, vase Grez Toso, op. cit., pp. 57-162.

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  • PARTE! I LA NUEVA REPBLICA, 1830-1865

    el cual los trabajadores se revelaron ocasionalmente, fue impuesto sobre los trabajadores de las zonas mineras, quienes entre otras cosas deban portar documentos de identidad55. A partir de 1837, los estibadores y boteros de Valparaso (los ltimos indispensables en un puerto en el que los barcos no se podan amarrar a un muelle), se organizaron en un gremio oficial estrictamente supervisado56. El gobierno tambin trat de controlar, sin grandes logros, las fondas, chinganas y las tabernas roosas que proliferaban en las afueras de los pueblos cuya msica y bailes fueron apreciados tambin por los ms acomodados y los pobres. Estos lugares fueron censurados por la Iglesia, y Andrs Bello los denunci como lugares un poco mejores que los "burdeles autorizados"". Se rumore en la dcada de 1830 que Diego Portales foment las chinganas como una forma de distraer a sus adversarios de la poltica", pero en general las autoridades hicieron esfuerzos por regularlas.

    Cuando los chilenos educados usaban el trmino clase obrera, ellos no estaban pensando tanto en los trabajadores pobres como en los artesanos y personas de oficios manuales de los pueblos, especialmente aquellos de Santiago y Valparaso. La opinin informada de Cristin Gazmuri, extrapolada del censo de 1854, nos da una cantidad de cerca de seis mil artesanos y personas con distintos oficios en el Santiago de 185059, con albailes, carpinteros, herreros y sastres en las categoras ms numerosas. Los inmigrantes con oficios manuales ocupaban un lugar entre ellos, proveyendo sus trabajos para satisfacer los gustos de los ricos hasta el punto que un diputado se quej en 1854 de que ya no haban talleres verdaderamente chilenos, y que todos ellos pertenecan a "un monsieur tal o un mister cual, indicando con su nombre su origen extranjero"6", lo que era una exageracin excesiva. En Santiago, de acuerdo al censo de 1854, slo una de cada setenta personas era extranjera, aunque en Valparaso (donde los extranjeros dueos de tiendas eran comunes) haba uno por cada catorce. El registro de patentes o licencias comerciales para el ao de 1849, por ejemplo, muestra la presencia de alrededor de setenta artesanos extranjeros, la mayora de ellos franceses61 . El artesanado en su conjunto comparti en forma modesta parte de la prosperidad del perodo, e hizo el mejor esfuerzo, al menos en pblico, para imitar los estilos de moda en el vestir, esto porque los mismos artesanos, como sabemos a partir de la propaganda dirigida hacia ellos, no deseaban ser

    55 Vase Mara Anglica Illanes,"Disciplinamiento de la mano de obra minera en una forma social de transicin", en Nueva librarla, ao 3, nm. 11 (1984), pp. 197-224.

    56 Vase Sergio Grez Toso, Os la "regeneracin del pueblo chileno" a la huelga general. Gnesis y evolucin histrica del movimiento popular en Chile (1810-1890), pp. 248-256.

    57 Por ejemplo, "Chinganas", La Revista Catlica, 10 y 20 de febrero y 12 de marzo de 1847. Andrs Bello, en E/ Araucano, 7 de enero de 1832.

    58 Jos Zapiola, Recuerdos de treinta aos, 1810-1840, p. 33. 59 Cristin Gazmuri, El "48" chileno. Igualitarios reformistas, radicales, masones y bomberos, p. 51. 60 Alejandro Reyes, CN/D, 8 de agosto de 1854. 61 Grez Toso, De la "regeneracin..., op. cit., p. 87.

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  • CHILE: LA CONSTRUCCIN DE UNA REPBLICA 1830-1865.

    POLTICA E IDEAS I SIMON COLLIER

    confundidos con los trabajadores pobres. De hecho, algunos de ellos ganaban tanto como los funcionarios menores del gobierno.

    Los gremios en los que los artesanos haban sido agrupados en tiempos coloniales haban declinado o se estaban extinguiendo, pero hubo sin embargo, algunos intentos intermitentes de los artesanos de Valparaso para organizarse en trminos ms modernos, en lo que ms tarde seran las denominadas asociaciones "mutualistas", para proveer seguros y beneficios en casos de muerte de sus miembros. Los tipgrafos, carpinteros y constructores navales formaron en Valparaso dos sociedades de este tipo en 1850, aunque efmeras, y los tipgrafos de Santiago hicieron lo mismo en 1853, con su contraparte en Valparaso siguiendo el ejemplo (en su segundo intento) poco despus. Una asociacin ms general de artesanos fue formada en Valparaso en 1858, la que no slo solicit la aprobacin de la Municipalidad, sino que la obtuvo. Esta fue la nica organizacin del tipo que sobrevivi las revueltas de 1858-185962. Desde comienzos de los sesenta, sin embargo, como veremos, las condiciones se tornaron mucho ms favorables para los esfuerzos organizativos de los artesanos. Hasta ese momento, los gobiernos Conservadores miraban con sospecha los esfuerzos del artesanado, en la creencia de que eran ms bien movimientos subversivos disfrazados, que movimientos genuinamente "organizacionales". Tales sospechas no eran totalmente infundadas, porque los artesanos y las personas con oficios manuales, aunque probablemente eran slo una minora, estuvieron ciertamente implicados en episodios de agitacin poltica, como por ejemplo, aquellos de 1845-1846, 1850-1851, y 1858-1859. Ellos a menudo sufrieron el mayor peso de la represin que sigui, y fueron tratados ms duramente que los agitadores de clase alta. Por todo lo anterior, ellos necesitan ser incluidos en cualquier definicin de lo que se consideraba la "poblacin polticamente relevante", aunque en ningn caso como miembros de la clase poltica, y por lo mismo necesitamos entender su papel preciso.

    Los artesanos tendan a ser arrastrados a la agitacin poltica por razones particulares. Muchos formaban parte de la Guardia Cvica (o Nacional), la milicia nacional, y eran, como veremos en el captulo 2, de vital importancia electoral para el gobierno. Tanto el gobierno como la oposicin tenan un claro incentivo para controlar y capturar sus votos y el campo de juego difcilmente estaba parejo, porque los gobiernos siempre tenan una ventaja abrumadora en esta competencia particular. El papel de los artesanos en estos episodios polticos era usualmente ms subordinado que espontneo, convirtindose el artesanado en la carne de can de los polticos de clase alta, lo que no significa que los artesanos (el ms coherente de los grupos sociales subordinados, y el con ms probabilidades de tener educacin) no hayan tenido sus propias aspiraciones independientes, o que no intentaran presionar por su propia agenda cuando

    62 /bid., pp. 385-387.

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  • PARTE 11 LA NUEVA REPBLICA. 1830-1865

    vieron oportunidades de realizarlo63. Cuando lo hicieron, fue utilizando el lenguaje del liberalismo, algunas veces intensificado, pero sus posibilidades de desarrollar un "espacio" poltico independiente, estuvo severamente reducido por las jerarquas sociales y el sistema poltico. Se puede sugerir que incluso ms que lo que puede haber sido en una sociedad ms compleja como la de Mxico, donde las tradiciones de "liberalismo popular" llegaron a enraizarse profundamente e influyeron ms tarde incluso en la Revolucin de 191064. En el Chile de la repblica temprana, fue en definitiva la clase alta la que lider todas las acciones polticas ms importantes, y fueron las diferencias dentro de la misma clase alta las que crearon los dramticos conflictos polticos del perodo.

    Ahora necesitamos mirar el escenario sobre el cual estos dramas fueron representados.

    63 Para un examen interesante de este tema, vase James A. Wood, Building a Society of equals the Popular Republican Movement in Santiago de Chlle, 1818-1851.

    64 Vase Gay Thomson y David LaFrance, Patriotism, Pollita and Popular beralism io Nineteenth-Century Mexico: Juan Francisco Lucas and the Puebla Siena, y Alan Knight, The MatiC517 Revolution, vol I, pp. 68-69.

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  • 2 El sistema conservador

    Los Liberales que fueron derrotados en 1830 acusaron en ciertas ocasiones a los Conservadores, de haber montado una "reaccin colonial". El contenido de esta adornada retrica era de poca consistencia, por lo

    que es ms sensato ver el establecimiento Conservador como una fusin del legado autoritario del imperio espaol (incluidas sus apariencias) con buena parte de la sustancia del constitucionalismo republicano liberal, lo que se dio en forma creciente. Sin embargo, es cierto tambin que los procesos polticos en el Chile de la repblica temprana no slo tomaron parte dentro de la repblica, sino que fueron parcialmente determinados por la condicin y forma del sistema poltico impuesto por los Conservadores despus de 1830.

    La creacin de una presidencia particularmente fuerte junto a la manipulacin sistemtica de las elecciones por parte del gobierno, requirieron de justificaciones de los Conservadores (quienes obviamente sentan que era necesario hacerlo) e intensificaron su determinacin en contra de la oposicin que buscaba reducir el abrumador poder del ejecutivo. Puede argumentarse de hecho, que la naturaleza del sistema poltico ayud en muchos sentidos a determinar las principales lneas del debate poltico a travs del perodo, concentrndose las mentes Conservadoras en el asunto del orden y las mentes Liberales, en el tema de la libertad.

    En trminos de comportamiento poltico, la defensa del orden llev al gobierno a actuar algunas veces de manera distintivamente autoritaria, mientras la oposicin (los Liberales, y despus de 1857-1858, la fusin Liberal-Conservadora) fue tentada en dos ocasiones a seguir el camino de la rebelin armada. Nada de esto puede ser entendido fcilmente sin un conocimiento del sistema poltico, de la base constitucional, de su estructura institucional y administrativa, y de las tcnicas que los sucesivos gobiernos emplearon para mantener el barco del Estado en la ruta asegurada por los Conservadores despus de 1830.

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  • CHILE: LA CONSTRUCCIN DE UNA REPBLICA 1830-1865.

    POLTICA F IDEAS I SIMON COMER

    LA CONSTITUCIN DE 1833

    Diego Portales, el espritu motor del nuevo rgimen Conservador, nunca estuvo mayormente interesado en la teora constitucional al punto que menospreci a las personas de mentalidad legalista. Sus propias y simples ideas polticas estaban encarnadas en frases atractivas que han sido citadas por siempre desde entonces: "un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo",

    orden social se mantiene en Chile por el peso de la noche", "palo y bizcochuelo, justa y oportunamente administrados, son los especficos con que se cura cualquier pueblo"', y as podramos mencionar muchas otras ms. Pero sin importar su indiferencia con los detalles, Portales ciertamente favoreci la promulgacin de una nueva constitucin.

    Las discusiones de 1831-1832, a travs de las cuales la anterior constitucin Liberal de 1828 fue reemplazada, han sido bien descritas en otros trabajos, por lo que no nece