Com Sublime Extrañeza

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De la sublime extrañeza en Harold Bloom Patricia Segura Silva Para un escritor poderoso, la extrañeza es la ansiedad de la influencia”. 1 Seguramente uno de los críticos literarios contemporáneos más importantes sea el profesor Harold Bloom. En esta ocasión, en su ensayo Sublime extrañeza esboza lo que para él significa el canon literario. Explica muy puntualmente los motivos psíquicos (como la pasión) frente a nuestro interés y hasta placer que experimentamos al entrar en contacto con el tipo de literatura “sublime”; contra los que se dedican a aplicar formulas teóricas para la evaluación e interpretación de la obra de arte literaria. Al respecto de esta indagación, (que también ha ocupado a números pensadores a lo largo de la historia) lo que Bloom quiere compartir es la intención de darle un sentido esencial a los sentimientos que nos provocan las obras maestras en el arte, y qué es por lo tanto lo qué nos incita a no querer prescindir de ellas, o mejor dicho: ¿porqué se convierten en universales? Un buen profesor de teatro universal (Dr. Ransom Carty) pregunta constantemente: ¿Porqué una narrativa una y otra vez; porqué releemos lo que ya conocemos? 1 Bloom, Harold. Anatomía de la influencia: la literatura como modo de vida, Taurus. España, 2011, p. 37

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De la sublime extrañeza en Harold Bloom

Patricia Segura Silva

“Para un escritor poderoso, la extrañeza es la ansiedad de la influencia”.1

Seguramente uno de los críticos literarios contemporáneos más importantes sea el

profesor Harold Bloom. En esta ocasión, en su ensayo Sublime extrañeza esboza lo

que para él significa el canon literario. Explica muy puntualmente los motivos

psíquicos (como la pasión) frente a nuestro interés y hasta placer que

experimentamos al entrar en contacto con el tipo de literatura “sublime”; contra los

que se dedican a aplicar formulas teóricas para la evaluación e interpretación de la

obra de arte literaria. Al respecto de esta indagación, (que también ha ocupado a

números pensadores a lo largo de la historia) lo que Bloom quiere compartir es la

intención de darle un sentido esencial a los sentimientos que nos provocan las

obras maestras en el arte, y qué es por lo tanto lo qué nos incita a no querer

prescindir de ellas, o mejor dicho: ¿porqué se convierten en universales?

Un buen profesor de teatro universal (Dr. Ransom Carty) pregunta

constantemente: ¿Porqué una narrativa una y otra vez; porqué releemos lo que ya

conocemos?

Bloom va correlacionar el estado de “extrañeza” con la categoría de sublime,

para decir entonces, que el arte sublime nos infunde en un territorio de “diferencia”

que desautomatiza y por lo tanto nos engancha. Para Bloom extrañeza será

diferente del asombro; pues mientras el segundo es una emoción reaccionaria de no

tener conciencia de entendimiento, la extrañeza es lo opuesto; genera conciencia

que nos “influye” que nos provoca ha aceptar la convención porque puede ser

posible. Aristóteles en su poética ya lo había advertido y creo que viene al caso

recordar que parte fundamental en la creación poética era la “verosimilitud”,

entendida ésta no como una copia fiel de la realidad, sino como una apropiación de

la estructura con la que se construye una realidad, para configurar otra que puede

1 Bloom, Harold. Anatomía de la influencia: la literatura como modo de vida, Taurus. España, 2011, p. 37

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ser posible. Por ello para el estagirita la diferencia entre la historia y la ficción

estriba en que la primera se ocupa de lo que ya ocurrió, mientras la segunda de lo

que “puede ser”.

La literatura entonces siguiendo a Bloom, no puede quedar supeditada a la

aplicación puramente teorizada que no involucre en su estudio el propio “placer”

como parte fundamental de toda teoría estética del arte. Por ello retomará de la

conciencia griega, la etimología estética proveniente de aesthetes, el que percibe.

Parece entonces, que Bloom esta más del lado de una idea romántica y hasta

idealista del arte; pero antetodo lo considero ampliamente honesta. Si bien el arte

de la literatura y todo arte en general, lleva en sí mismo una carga semántica

compleja, no tendría porque tomarse en la subjetividad los rasgos y/o procesos

psíquicos por los que atraviesan nuestras conciencias en el proceso de recepción y,

tampoco tendría porque no ser esta cualidad compleja un elemento para la

consideración del canon, e incluso de lo que hace el carácter de tomar una obra

como “universal”.

El segundo concepto importante que emplea Harold para describir a dónde

nos lleva el encanto de la “extrañeza”, es el de “influencia”. Tal influjo parece dejar

una huella imborrable en la conciencia de quién es capaz de percibirla. Por ello en la

segunda parte de su ensayo: La influencia de una mente en sí misma, va a develar la

innegable calidad de dicho impacto como parte de una tradición. Tiene sentido

entonces, admitir que cuando una creación sublime atraviesa nuestra percepción,

nos sentimos de alguna manera atraídos por experimentar y/o jugar con ese

esquema que se convierte en un modelo genérico. De ahí nace una intertextualidad;

los modelos textuales que procrean otros, con tratamientos y poéticas propias en

cada creador. Con esto, no tendría ningún escritor o creador por qué negar quiénes

han sido sus maestros literarios; creo que nadie puede nacer de la nada.

Nuestros propios motivos al elegir un objeto de estudio (al menos en caso

propio y los que conozco), en primer lugar responden a nuestro deseo en el placer

que experimentamos al volver a ellos; y porque ni una, dos o veinte lecturas al texto

terminan por revelarnos nunca su increíble capacidad de comunicabilidad, parecen

no terminar de decir algo más.

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