Comercio exterior sin crecimiento económico

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Desde la década de los ochenta, México como casi toda América Lana, se vio inmerso en la implementación de una serie de reformas económicas enfoca- das a una mayor liberalización comer- cial, privazación y desregulación de sus mercados financieros. El proceso de apertura comercial que México inició con su entrada al GATT en 1986 (hoy la Organización Mundial de Co- mercio), fue potenciado con la firma y puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En dicho contexto, las expec- tavas generadas sobre el desempeño comercial de México básicamente abrían la posibilidad de un crecimiento económico fundamentado en el mejor desempeño del sector exportador, par- cularmente por los encadenamientos producvos que se esperaban lograr con la economía de Estados Unidos. Con esta perspecva, el extraordinario aumento del intercambio comercial total que siguió a la políca de apertu- ra, jusficó el argumento previo: entre 1986 y 1994 las ventas al exterior pasa- ron de 21.8 mil millones de dólares a 60.8 mil millones, mientras que para el periodo comprendido entre 1994 y 2000 el nivel de las mismas superó los 166 mil millones de dólares. Bajo dicha dinámica, el país incrementó su parci- pación en el mercado norteamericano logrando obtener su máximo en 2002 cuando representó el 11.6 % del total. Posterior a ello, la desaceleración eco- nómica de Estados Unidos y el crecien- te impulso de China comenzaron a mer- mar la parcipación de las exportacio- nes nacionales en dicho mercado. Asociado con el patrón evoluvo seña- lado, la estructura de los principales bienes de exportación cambió: los seg- mentos de mayor acvidad se constu- yeron por aquellos relacionados con la manufactura mientras que las ventas petroleras vieron atenuar su parcipa- ción relava: en 1980 58% de las expor- taciones correspondía a ventas petrole- ras, mientras que para 2005 contabili- zaron solo un 15% y en el 2011 16%. Básicamente, el aumento de las expor- taciones estuvo liderado por las perte- necientes al ramo automotriz, maqui- naria y equipo eléctrico y electrónico, así como las clasificadas como maqui- naría y aplicaciones mecánicas. El incre- mento sostenido de las exportaciones connuó hasta iniciado el nuevo mile- nio cuando la recesión de Estados Uni- dos terminó con su expansión económi- ca, limitando con ello sus compras al exterior y afectando el intercambio co- mercial con México, especialmente en los sectores relacionados con la maqui- la. No obstante y contrario a lo que se esperaba, una vez que la economía norteamericana comenzó a incremen- Introducción Visión Industrial COMERCIO EXTERIOR SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO 30 de marzo de 2012 Volumen 1, N°3 Contenido: Introducción 1 Los desequilibrios de la balanza comercial 3 Una razón de fondo 8 Estados Unidos, un motor externo que se debilita 8 El problema de origen: una apertura comercial sin integración 9 Conclusiones 10

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Visión Industrial 3

Transcript of Comercio exterior sin crecimiento económico

Desde la década de los ochenta, México

como casi toda América Latina, se vio

inmerso en la implementación de una

serie de reformas económicas enfoca-

das a una mayor liberalización comer-

cial, privatización y desregulación de

sus mercados financieros. El proceso

de apertura comercial que México

inició con su entrada al GATT en 1986

(hoy la Organización Mundial de Co-

mercio), fue potenciado con la firma y

puesta en marcha del Tratado de Libre

Comercio de América del Norte

(TLCAN). En dicho contexto, las expec-

tativas generadas sobre el desempeño

comercial de México básicamente

abrían la posibilidad de un crecimiento

económico fundamentado en el mejor

desempeño del sector exportador, par-

ticularmente por los encadenamientos

productivos que se esperaban lograr

con la economía de Estados Unidos.

Con esta perspectiva, el extraordinario

aumento del intercambio comercial

total que siguió a la política de apertu-

ra, justificó el argumento previo: entre

1986 y 1994 las ventas al exterior pasa-

ron de 21.8 mil millones de dólares a

60.8 mil millones, mientras que para el

periodo comprendido entre 1994 y

2000 el nivel de las mismas superó los

166 mil millones de dólares. Bajo dicha

dinámica, el país incrementó su partici-

pación en el mercado norteamericano

logrando obtener su máximo en 2002

cuando representó el 11.6 % del total.

Posterior a ello, la desaceleración eco-

nómica de Estados Unidos y el crecien-

te impulso de China comenzaron a mer-

mar la participación de las exportacio-

nes nacionales en dicho mercado.

Asociado con el patrón evolutivo seña-

lado, la estructura de los principales

bienes de exportación cambió: los seg-

mentos de mayor actividad se constitu-

yeron por aquellos relacionados con la

manufactura mientras que las ventas

petroleras vieron atenuar su participa-

ción relativa: en 1980 58% de las expor-

taciones correspondía a ventas petrole-

ras, mientras que para 2005 contabili-

zaron solo un 15% y en el 2011 16%.

Básicamente, el aumento de las expor-

taciones estuvo liderado por las perte-

necientes al ramo automotriz, maqui-

naria y equipo eléctrico y electrónico,

así como las clasificadas como maqui-

naría y aplicaciones mecánicas. El incre-

mento sostenido de las exportaciones

continuó hasta iniciado el nuevo mile-

nio cuando la recesión de Estados Uni-

dos terminó con su expansión económi-

ca, limitando con ello sus compras al

exterior y afectando el intercambio co-

mercial con México, especialmente en

los sectores relacionados con la maqui-

la. No obstante y contrario a lo que se

esperaba, una vez que la economía

norteamericana comenzó a incremen-

Introducción

Visión Industrial

COMERCIO EXTERIOR SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO

30 de marzo de 2012 Volumen 1, N°3

Contenido:

Introducción 1

Los desequilibrios de la

balanza comercial 3

Una razón de fondo 8

Estados Unidos, un motor

externo que se debilita 8

El problema de origen: una

apertura comercial sin

integración

9

Conclusiones 10

tar su ritmo de actividad económica, algunos

de los bienes mexicanos, no se vieron favore-

cidos con la misma intensidad e incluso varios

de ellos comenzaron a ver mermada su parti-

cipación en el mercado de Estados Unidos: el

ascenso de las compras norteamericanas a

China se tradujo en la pérdida de mercado.

Por tanto, no obstante los profundos cambios

realizados, el comportamiento del crecimien-

to económico mexicano mantiene un desem-

peño por debajo de lo esperado con la firma e

implementación de los diversos tratados co-

merciales que abrieron la economía, especial-

mente del TLCAN. En general, los resultados

positivos del tratado han sido observados en

el incremento de las exportaciones mexicanas

y de la inversión extranjera directa (IED) que

se dirige al país. Sin embargo, respecto a la

apertura comercial existen divergencias sobre

los beneficios que la misma ha generado en la

economía nacional: hay sectores industriales

que han recibido un impacto positivo, particu-

larmente la manufactura encaminada a Esta-

dos Unidos, pero también otros que se han

visto perjudicados por dicho proceso, espe-

cialmente los avocados al mercado interno. La

razón de lo último radica en que están exclui-

dos de la cadena exportadora, por lo que no

solamente no reciben los beneficios de la

apertura, sino que además deben enfrentar la

mayor competencia internacional sin contar

con esquemas de financiamiento que les per-

mitan mejorar sus procesos, maquinaria y

capacitación de su personal.

También puede establecerse la existencia de

evidencia que cuestiona los efectos que la

apertura ha tenido sobre el crecimiento eco-

nómico, las remuneraciones y la generación

de empleo. En general, las variables citadas

mantienen una dinámica mucho más modesta

que la exhibida por otras naciones emergen-

tes que efectuaron un proceso de apertura

económica menos abrupto y más orientado a

cubrir sus necesidades de largo plazo. Ade-

más, es claro que la apertura comercial pro-

fundizó la dependencia económica de México

hacia los ciclos industriales y flujos financieros

del exterior, particularmente de Estados Uni-

dos. Dicha situación se ha consolidado por

medio del sector exportador, específicamente

en lo correspondiente a la maquila, segmento

productivo que reclama una compra creciente

de insumos y maquinaria y equipo del extran-

jero. Dado el fuerte incremento de las expor-

taciones y del flujo de IED que estos sectores

han generado, un razonamiento válido sería

el considerar que ello debió abrir la posibili-

dad de obtener un mayor crecimiento econó-

mico. Desde un punto de vista teórico, se con-

sidera que la apertura comercial tiene un im-

pacto favorable, vía exportaciones, sobre el

crecimiento, sin embargo, no ha sido así para

el país.

Para el caso de México, se ha mostrado que

las exportaciones no manifiestan una rela-

ción positiva de largo plazo sobre el creci-

miento, resultado justificado por el hecho de

que el componente importado de la produc-

ción y exportación es demasiado elevado

(gráfica 1), situación que disminuye los bene-

ficios iniciales que el comercio exterior debe-

ría generar. Lo anterior se sintetiza por el he-

cho de que México tiene un déficit comercial

en casi todos los años, en casi todos los secto-

res y con la mayoría de sus socios comercia-

les. En consecuencia, la generalización de los

beneficios potenciales de las exportaciones se

ve mermada por la cantidad de importaciones

que debe realizar, lo cual a su vez se traduce

en que no hay encadenamientos con las em-

presas nacionales que podrían surtir de insu-

mos intermedios y maquinaria y equipo a

aquellas avocadas al comercio internacional.

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Página 3 Visión Industrial

Los desequilibrios de la balanza comercial

Como se mencionó, la profunda liberalización

comercial buscaba impulsar el crecimiento

económico mediante un incremento vigoroso

de las exportaciones y la diversificación de las

mismas, así como con una mayor integración

comercial con el resto del mundo. Ello debe-

ría propiciar la posibilidad de generar encade-

namientos productivos, economías de escala

y una transferencia tecnológica que debería

catapultar a México al nivel de los países

desarrollados.

Es innegable el aumento en las exportaciones:

en 1980 contabilizaron 18 mil millones de dó-

lares mientras que para 2011 superaron los

349.7 mil millones. Sin embargo, al mismo

tiempo puede observarse un incremento en

las importaciones: para el mismo periodo pa-

saron de 21 a 350.8 mil millones de dólares.

Con lo anterior es evidente que el país conti-

núa siendo deficitario en términos netos, si-

tuación que únicamente se ha revertido en las

crisis económicas, cuando el país ha tenido

que aplicar severos programas de ajuste ma-

croeconómico y devaluar su moneda. Asocia-

do con este hecho, México tiene un significa-

tivo y preocupante déficit comercial con la

mayor parte del mundo. De acuerdo a cifras

oficiales, hasta noviembre de 2005, el país

había registrado un déficit comercial de 1.2

mil millones de dólares (gráfica 2), lo cual no

es una cifra preocupante para el tamaño del

sector exportador nacional y en apariencia

tiene una tendencia a la baja. No obstante,

cuando se revisa la balanza sin petróleo el

déficit es mucho mayor: 57.6 mil millones de

dólares (gráfica 3), dejando en claro que es la

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

Gráfica 1

Página 4 Visión Industrial

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México

dotación de petróleo la que logra subsanar el

gran boquete que existe en el comercio exte-

rior mexicano.

Adicionalmente cuando la revisión se realiza

respecto al intercambio por países y regiones

es claro que México mantiene un déficit con

casi todos, excepto con Estados Unidos. En

otras palabras es con la primera potencia

mundial con la cual se disminuye el fuerte

desequilibrio de la balanza comercial (cuadro

1). En este aspecto, debe apreciarse la impor-

tancia que revisten las exportaciones hacia el

mercado norteamericano: de su evolución se

desprende el comportamiento positivo y el

equilibrio del comercio exterior mexicano. Por

tanto, el desplazamiento que las exportacio-

nes mexicanas sufren frente a China condicio-

na fuertemente al sector externo nacional.

Asociado con lo anterior, también existe una

importante dependencia sobre los productos

que mantienen a la balanza comercial dentro

de un rango manejable. En esencia, la mayo-

ría de las exportaciones mexicanas se concen-

tran en bienes manufacturados, especialmen-

te maquila, y en las clasificadas como petrole-

ras. En este sentido si se analiza el intercam-

bio comercial de los bienes manufacturados

nuevamente puede observarse que se tiene

un déficit comercial considerable: 14.7 mil

millones de dólares para el 2011. Es claro que

el modelo de manufacturas, particularmente

maquilador no es motor de crecimiento eco-

nómico. Además, por el lado de la producción

es ampliamente conocido que la industria de

la maquila contiene un bajo valor agregado y

escasa transferencia de tecnología por lo que

su principal contribución recae en el empleo

creado. Alrededor de este perfil exportador

debe notarse que la mayoría de los productos

asociados a la maquila están concebidos para

el mercado norteamericano no para competir

en los mercados globales, ¿Cuál es la razón?:

una proporción importante de las empresas

exportadoras pertenecen a grupos trasnacio-

nales que han generado su producción en

México como parte de una estrategia enfoca-

da en aprovechar las ventajas comparativas

que el país ofrece y que les permite disminuir

sus costos y ofrecerlos en el mercado norte-

americano a un precio competitivo.

Sin embargo, debe hacerse notar que el

desempeño de la maquiladora, esencial para

el comportamiento del sector externo nacio-

nal, está cambiando de manera sustantiva. El

Cuadro 1 Balanza comercial por país y región, miles de millones

Total Estado Unidos

Unión Europea

Asia China Corea del

Sur Japón África

1993 -13.5 -2.4 -5.2 -6.0 -0.3 -0.9 -3.2 -0.1 1997 0.6 12.4 -6.1 -8.9 -1.2 -1.8 -3.2 -0.2 2000 -8.3 19.9 -9.6 -18.1 -2.7 -3.7 -5.5 -0.5 2005 -7.6 65.0 -16.8 -48.9 -16.6 -6.3 -11.6 -0.2 2009 -4.7 72.7 -15.6 -64.6 -30.3 -10.5 -9.8 -0.3 2010 -3.0 93.7 -18.1 -85.2 -41.4 -11.8 -13.1 -0.9 2011 -1.2 100.3 -18.6 -92.5 -46.3 -12.2 -14.2 -1.1

importante crecimiento que este tipo de

empresa tuvo en la década de los noventa

se ha diluido notoriamente en los últimos

años. Es evidente que aún en el periodo de

la reciente recuperación económica de los

Estados Unidos y con unos costos laborales

en manufacturas que en términos relativos

son menores a los que tienen otros países

en el mundo, especialmente los del sudeste

asiático, la industria manufacturera y ma-

quiladora mexicana no ha podido alcanzar

el nivel de empleo, inversión y, en algunos

casos, de producción prevaleciente hasta el

año 2008.

Una revisión más detallada pone en claro

que el superávit únicamente es alcanzado,

de manera significativa, en las industrias

Página 5 Visión Industrial

vinculadas a la industria automotriz, la pe-

trolera y el de piedras preciosas (gráfica 5).

En realidad el resto de saldos favorables es

mucho más modesto en las industrias que

logran dicha posición comercial.

En lo correspondiente a los saldos negativos

es evidente que los más relevantes son

aquellos pertenecientes a las manufacturas,

manifestando con ello que la actividad in-

dustrial precisa de la aplicación de políticas

que fortalezcan su competitividad a fin de

potenciar sus capacidades y con ello colo-

carlas en una posición más favorable frente

a la competencia internacional.

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

Gráfica 2

Página 6 Visión Industrial

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

Gráfica 3

Gráfica 4

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

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Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

Gráfica 5

Gráfica 6

Fuente: Elaboración en base a información del Banco de México.

En su “Historia Económica para América Lati-

na”, Víctor Bulmer-Thomas sintetizó algunos

de los factores fundamentales que explican el

por qué la región no ha alcanzado una historia

exitosa en su desarrollo económico. De mane-

ra muy clara puntualiza el funcionamiento de

los tres mecanismos esenciales para que un

país pueda obtener un mayor grado de desa-

rrollo cuando se busca alcanzarlo mediante el

sector exportador. Los elementos primordia-

les son: el capital, la mano de obra y el Esta-

do. El criterio bajo el que interactúan dichos

componentes, para obtener la consecución de

un mayor desarrollo, es el que promueve una

profunda integración de todas las cadenas

productivas, no solamente de las exportado-

ras, el beneficio del crecimiento debe llegar a

toda la sociedad. Bajo dicho esquema, la par-

ticipación del Estado se concibe como la de

un promotor activo y eficaz de políticas que

incentiven la creación de nuevos sectores

productivos profundamente vinculados entre

sí.

En dicho contexto es prioritario que una parte

del excedente del capital dirigido al sector

exportador pase a la economía no exportado-

ra. En otras palabras la inversión y la innova-

ción tecnológica, asociadas al sector externo,

deben permear hacia la infraestructura pro-

ductiva de la economía no exportadora. La

razón es que el aumento de la inversión e in-

novación permite que las empresas eleven su

productividad y competitividad. Así, se tiene

la posibilidad de incrementar los ingresos de

los trabajadores y con ello de potenciar el

consumo doméstico, efecto que de manera

implícita conlleva a un mayor bienestar de la

población.

La participación del Estado es indispensable

para favorecer el desarrollo integral de la eco-

nomía, ya que no solo es responsable de ge-

nerar los mecanismos e incentivos necesarios

para fortalecer el crecimiento del sector ex-

terno, sino porque además debe propiciar,

mediante su política económica, el progreso

del sector no exportador.

Lamentablemente la experiencia de América

Latina muestra que este proceso no es auto-

mático y que la apertura comercial, así como

la desregulación económica, no se han tradu-

cido en un crecimiento económico sostenible

para la región. En el caso particular de México

los magros resultados que muestra el creci-

miento económico permiten cuestionar si la

apertura comercial iniciada en 1986 ha gene-

rado las condiciones y mecanismos necesarios

para lograr un crecimiento vigoroso y susten-

table.

La dinámica económica que Estados Unidos

mantuvo durante la década de los años no-

venta provocó un incremento en sus importa-

ciones de bienes y servicios, favoreciendo con

ello a todos sus proveedores, no únicamente

a México. En el caso particular de nuestro

país, lo descrito se vio reforzado por el acuer-

do comercial firmado con Estados Unidos y

Canadá, así como por la ventaja comparativa

lograda por los bajos costos laborales que

propició la devaluación del peso en 1994. No

obstante, la temporalidad del beneficio fue

puesta al descubierto con la entrada del nue-

vo milenio. El año 2000 fue el punto de quie-

bre del modelo exportador mexicano, cuando

Página 8 Visión Industrial

Una razón de fondo

Estados Unidos, un motor externo que

se debilita

la economía y el mercado financiero de Es-

tados Unidos dieron las primeras señales de

agotamiento. Durante la recesión del 2001

una parte considerable de las exportaciones

de México fueron sustituidas por las gene-

radas en China. Sectores como el de la

computación, maquinaria y equipo eléctri-

co, electrónica, textil, por mencionar algu-

nos de los más relevantes, fueron desplaza-

dos por los productos de origen chino. Una

situación similar ocurrió en Canadá. Entre

otras razones, se tiene a la escasa integra-

ción de las cadenas productivas a raíz de la

apertura comercial, situación contradictoria

con la planteada como fundamental para

utilizar al sector exportador como fuente de

crecimiento económico. Las crisis económi-

cas obligaron a que las empresas trasnacio-

nales reubicaran muchas de sus factorías en

otros países, buscando beneficiarse de ba-

jos costos laborales, incentivos fiscales, in-

fraestructura moderna, seguridad pública y

de encadenamientos productivos que ya no

encontraban en México. Además el debilita-

miento de los países desarrollados ha impli-

cado que las exportaciones mexicanas diri-

gidas a Estados Unidos, la Unión Europea y

Japón enfrenten un entorno adverso que

inhibe el intercambio comercial global. De

igual manera, el diferencial obtenido me-

diante la firma de los tratados y acuerdos

de libre se ha diluido ya que la mayor parte

de los competidores de México también

han signado acuerdos similares con las na-

ciones desarrolladas. En este sentido es im-

portante comprender las áreas de oportuni-

dad que el país tiene y con ello hacer las

correcciones pertinentes.

Página 9 Visión Industrial

Como en casi toda América Latina, los cam-

bios económicos realizados por México du-

rante los años ochenta y noventa fueron

resultado del agotamiento en el modelo de

crecimiento prevaleciente hasta entonces.

Dicho proceso se vio exacerbado por el in-

cremento que la Reserva Federal de Estados

Unidos aplicó a sus tasas de interés y que en

última instancia provocó la denominada

“Crisis de Deuda”: todos los préstamos soli-

citados se volvieron impagables.

La crisis restringió el acceso al mercado de

capitales internacionales, hecho que condu-

jo a la aplicación de severos programas de

ajuste estructural. En general, la estrategia

de política económica implicó una apertura

comercial sin precedentes, así como una

importante privatización de las empresas

públicas.

En el caso mexicano, la modificación realiza-

da mostró algunos aspectos divergentes:

mientras que la apertura comercial generó

una rápida expansión del sector exportador

(Por ejemplo, entre 1980 y 1995 las expor-

taciones crecieron 237%), la privatización

no logró el éxito esperado, fundamental-

mente en el área de los servicios financie-

ros. El problema de la crisis bancaria de

1995 se vinculó con el desequilibrio de las

finanzas públicas, comprometiendo la sus-

tentabilidad del gasto de gobierno, el finan-

ciamiento a las empresas y con ello el desa-

rrollo económico del país.

La falta de financiamiento al sector produc-

tivo inhibió la capacidad para obtener recur-

sos para la mayor parte de las empresas

nacionales, disociando la evolución de un

El problema de origen: una apertura

comercial sin integración

sector exportador exitoso (gracias a la capta-

ción de inversión extranjera directa y el acce-

so al mercado de Estados Unidos).

Un problema que no se diagnóstico adecua-

damente fue el de la insostenibilidad de lo

anterior: un sector externo dependiente del

ciclo económico de Estados Unidos no alcan-

zaría a competir con otros países emergentes,

particularmente con China. El hecho de que

las exportaciones de origen mexicano depen-

dieran de importaciones de insumos interme-

dios y de maquinaria y equipo, representaba

una ventana de oportunidad para cualquier

país con acceso a los mismos y que además

contará con programas de desarrollo econó-

mico bien diseñados, con bajos costos labora-

les y una infraestructura moderna. Dicho país

fue China.

A partir del año 2000 China comenzó a des-

puntar en el mercado de Estados Unidos y

Canadá, desplazando a México de dichos mer-

cados y socavando la posibilidad de que las

empresas mexicanas alcanzarán una mayor

integración con dichas economías. Una de las

razones fundamentales radicó en que México

no logró pasar de la maquila a la manufactura

de alto valor agregado. El país tampoco inte-

gró la cadena productiva a fin de desarrollar

una mayor especialización y diferenciales que

mermaran la posibilidad de ser desplazado en

los mercados internacionales.

La consecuencia de lo anterior es que el país

tiene dificultades para competir con aquellas

naciones que tienen una ventaja comparativa

mayor. Siguiendo los argumentos del comer-

cio interindustrial, los países realizan comer-

cio de aquellos bienes pertenecientes a dife-

rentes industrias, en donde su dotación de

factores (por ejemplo mano de obra barata o

recursos naturales) es el aspecto que determi-

na el bien a exportar por cada país, justamen-

te el tipo de estrategia inicialmente aplicada

por China.

Para el caso particular de México, algunos

estudios señalaban que la liberalización co-

mercial implicada por el TLCAN podría poten-

ciar las exportaciones no solo de las industrias

que tuviesen una ventaja comparativa, sino

además de aquellas con comercio intraindus-

trial. Este argumento implicaba que las em-

presas mexicanas integradas al comercio in-

ternacional incrementarían el volumen de sus

exportaciones gracias a que el intercambio

comercial les ayudaría a adquirir un alto gra-

do de especialización e innovación tecnológi-

ca. La consecuencia lógica sería la de una ma-

yor eficacia en sus procesos productivos. Una

de las ventajas es que les permite enfrentar

los nuevos desafíos comerciales con mayor

probabilidad de éxito.

A 18 años de la puesta en marcha del TLCAN

es posible evaluar que las industrias exporta-

doras no lograron generar las economías de

escala necesarias para obtener el grado de

especialización necesario para ser considera-

das competitivas a nivel internacional, situa-

ción contraria al objetivo inicial. El entorno es

poco favorable para aquellas industrias que

son importadoras netas, es decir las que aca-

ban comprando productos extranjeros por un

valor más alto del que exportan, y que por lo

tanto deben transferir parte de las ganancias

obtenidas en el mercado interno. De acuerdo

a los estudios realizados este tipo de empre-

sas enfrentan un serio riesgo de desaparecer,

algo que ha ocurrido durante cada crisis eco-

nómica que ha enfrentado el país.

Página 10 Visión Industrial

Conclusiones

Derechos Reservados © 2012.

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y Tecnológico De Monterrey, Campus Estado De México

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