Como Crece Tu Jardin

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Historia de Agatha Christie

Transcript of Como Crece Tu Jardin

COMO CRECE TU JARDN?Agatha ChristieHrcules Poirot hizo con sus cartas un ordenado montn, colocndolo ante s. Cogi la primera de las cartas, examin un momento la direccin, despegando luego el dorso del sobre con una pequea plegadera que tena siempre en la mesa del desayuno para ese fin y extrajo el contenido. Dentro haba otro sobre, sellado con lacre y en el que se lea: Privado y confidencial.Hrcules Poirot alz ligeramente las cejas, murmur Patience! Nous allons arriver!, y de nuevo puso en juego la pequea plegadera. Del sobre sali entonces una carta, escrita con letra temblona y picuda. Algunas palabras estaban subrayadas de un modo muy notorio.Hrcules Poirot desdobl la carta y ley. En la parte superior, de nuevo se lean las palabras privado y confidencial. A la derecha iba escrita la direccin, Rosebank, Charman's Green, Bucks, y la fecha, veintiuno de marzo.Seor Poirot:Me ha recomendado a usted una antigua y buena amiga ma, que sabe lo preocupada y disgustada que he estado en estos ltimos tiempos. Claro que mi amiga no conoce los hechos; por tratarse de un asunto estrictamente confidencial no se los he confiado a nadie. Mi amiga me ha dicho que es usted la discrecin personificada, y que no tema verme envuelta con la polica, cosa que, si mis sospechas resultan fundadas, me desagradara muchsimo. Pero por supuesto, es posible que est equivocada por completo. No me considero ya con la cabeza lo bastante despierta padeciendo como padezco de insomnio y habiendo sufrido el pasado invierno una grave enfermedad para investigar las cosas por s misma. No tengo ni medios ni capacidad para hacerlo. Por otra parte, debo insistir una vez ms en que se trata de un asunto de familia en extremo delicado y que por muchas razones puede que desee echar tierra sobre el mismo. Teniendo seguridad de los hechos, podr ocuparme yo misma del asunto y as lo prefiero. Espero que este punto haya quedado bien claro. Caso de aceptar usted esta investigacin, le agradecera me lo comunicara a la direccin que figura al principio de la carta.Atentamente,amelia barrowby.Poirot ley la carta dos veces, del principio al fin. De nuevo alz ligeramente las cejas. Luego la dej al lado y cogi el segundo sobre del montn.A las diez en punto entr en la habitacin donde la seorita Lemon, su secretaria particular, esperaba recibir instrucciones para la jornada. La seorita Lemon tena cuarenta y ocho aos y un aspecto poco atractivo. La impresin general que produca era la de un montn de huesos colocados de cualquier modo. Su pasin por el orden casi igualaba la de Poirot, y, aunque muy capaz de pensar por s misma, nunca lo haca a no ser que se lo ordenaran.Poirot le entreg el correo de la maana.Tenga la bondad, seorita, de contestar todas estas cartas, diciendo que no, con buenas palabras.La seorita Lemon ech una ojeada a las distintas cartas, garabateando un jeroglfico en cada una de ellas. Eran signos que slo ella poda leer, de un cdigo suyo particular: jabn suave, bofetada, ronroneo, seco, etc. Hecho esto, levant la vista hacia Hrirot, solicitando ms instrucciones.Poirot le tendi la carta de Amelia Barrowby. Ella la sac de su doble envoltura, la ley y mir a Poirot con expresin interrogante.Bueno, monsieur Poirot?Tena el lapicero en alto, a punt, sobre el cuaderno de taquigrafa.Qu opina usted francamente de esa carta, seorita Lemon?Frunciendo ligeramente el ceo, la seorita Lemon dej el lapicero y ley de nuevo la carta.El contenido de las cartas nunca tena ningn significado para la seorita Lemon, salvo desde el punto de vista de redactar una respuesta adecuada. Muy de tarde en tarde solicitaba su jefe sus facultades humanas, dejando a un lado su personalidad profesional. Cuando esto ocurra, la seorita Lemon senta cierta irritacin. Ella era una mquina casi perfecta, total y gloriosamente desinteresada por los problemas humanos. La verdadera pasin de su vida era dar con un sistema de archivo perfecto, al lado del cual todos los dems sistemas seran olvidados. Por las noches soaba con este archivo. Sin embargo, como Poirot saba muy bien, la seorita Lemon era muy capaz de tratar con inteligencia los asuntos puramente humanos.Qu le parece? pregunt.Una seora de edad dijo la seorita Lemon. Est muerta de miedo.Y aadi, echando una ojeada a los dos sobres:Todo muy misterioso, y no le dice nada en absoluto.S dijo Hrcules Poirot. Ya lo he notado.La seorita Lemon pos una vez ms su mano esperanzada sobre el cuaderno de taquigrafa. Por fin, Poirot, tras una pausa, respondi:Dgale que ser para m un honor el visitarla en el da y la hora que me indique, a no ser que prefiera venir a consultarme aqu. No escriba la carta a mquina, escrbala a mano.Muy bien, monsieur Poirot.Poirot mostr el resto del correo.stas son facturas.Las manos eficientes de la seorita Lemon establecieron una rpida seleccin entre ellas.Las pagar todas menos estas dos.Por qu no esas dos? No hay error en ellas.Son unas firmas con las que tiene usted relaciones desde hace muy poco tiempo. No hace buen efecto pagar demasiado pronto, acabando de abrir una cuenta... parece como si estuviera usted trabajando el terreno para conseguir un crdito.|Ah! murmur Poirot. Me inclino ante su superior conocimiento del comerciante britnico.Poco habr que yo no sepa con respecto a ellos dijo la seorita Lemon con expresin torva.La carta para la seorita Amelia Barrowby fue escrita y echada al correo, pero no llegaba respuesta alguna. Quiz, pensaba Hrcules Poirot, la anciana seora haba descubierto el misterio por s misma. Sin embargo, le sorprenda un poco el que, de ser as, no hubiera escrito unas lneas corteses, diciendo que ya no necesitaba sus servicios.Cinco das ms tarde, despus de recibir las instrucciones de la correspondencia, dijo la seorita Lemon:Esa seorita Barrowby a quien escribimos... no es extrao que no haya contestado. Ha muerto.Hrcules Poirot dijo en voz muy baja: Ha muerto? Sus palabras, ms que una pregunta, parecan una respuesta.La seorita Lemon abri el bolso y extrajo de l un recorte de peridico.Lo vi en el metro y lo arranqu.Aprobando mentalmente el hecho de que la seorita Lemon, a pesar de haber empleado la palabra arranqu, haba recortado la noticia cuidadosamente con unas tijeras, Poirot ley el suelto, extrado de la seccin de Nacimientos, Defunciones y Enlaces, del Morning Post:El 26 de marzo falleci de repente, en Rosebank Charman's Green, Amelia Jane Barrowby, a los setenta y tres aos de edad. Se ruega no enven flores.Poirot lo ley y murmur entre dientes: De repente. Luego dijo, vivamente:Seorita Lemon, tiene usted la bondad de escribir una carta?La seorita Lemon cogi un lpiz y, meditando, tom la carta en rpida y correcta taquigrafa.Distinguida seorita Barrowby: No he recibido contestacin de usted, pero como estar por las inmediaciones de Charman's Creen el viernes, la visitar dicho da para tratar con mayor amplitud del asunto mencionado por usted en su carta. Atentamente, etc.Escriba en seguida esta carta y si la echa pronto llegar a Charman's Green de seguro esta noche.A la maana siguiente, el segundo correo trajo una carta en un sobre de luto.Muy seor mo:En contestacin a su carta, he de manifestarle que mi ta, la seorita Barrowby, falleci el da veintisis. En consecuencia, el asunto de que habla ya no tiene importancia.Atentamente,mary delafontaine.Poirot sonri para s.Ya no tiene importancia... Ah! Eso ya lo veremos. En avant... vamos a Charman's Green.Rosebank era una casa que pareca hacer honor a su nombre[1], lo cual no puede decirse de muchas casas de su estilo y carcter.Hrcules Poirot se detuvo en el sendero que conduca a la puerta principal y dirigi una mirada aprobatoria a los bien trazados macizos que se extendan a ambos lados. Haba rosales, que prometan una buena cosecha para cuando llegara la estacin, y, ya en flor, narcisos, tulipanes tempraneros, jacintos azules... El ltimo macizo estaba bordeado parcialmente por conchas.Poirot murmur para s:Cmo es esa cancioncita que cantan los nios ingleses?Di, Mara, la obstinada,cmo crece tu jardn?Tiene conchas, campanitas,de doncellas un sinfn.[2]Puede que no haya un sinfn pens, pero, por lo menos, aqu viene una doncella, para que se cumpla en todas sus estrofas la cancioncita infantil.La puerta principal se haba abierto y una pulcra doncellita, con gorro y delantal, contemplaba indecisa el espectculo que ofreca un seor extranjero de grandes bigotes, hablando solo en voz alta en medio del jardn. Era, segn observ Poirot, una doncellita muy mona, de redondos ojos azules y mejillas sonrosadas.Poirot se quit el sombrero cortsmente y se dirigi a ella:Perdone, vive aqu la seorita Amelia Barrowby?La doncella lanz un sonido entrecortado y sus ojos, a consecuencia de la impresin, se redondearon an ms.Ay, seor! No lo saba? Se ha muerto. Tan de repente! El martes por la noche.Titube, luchando entre dos instintos encontrados: primero, la desconfianza hacia el extranjero, y segundo, la fruicin natural de su clase en explayarse en el interminable tema de enfermedades y muertes.Me sorprende usted dijo Hrcules Poirot, faltando a la verdad. Tena una cita para hoy con la seora. Sin embargo, quiz pueda ver a la otra seora que vive en la casa.La doncellita, antes de responder, pareci titubear un poco.La seora? S, a lo mejor podra usted verla, pero no s si querr recibir a nadie.A m me recibir dijo Poirot, entregndole una tarjeta.La autoridad con que habl surti el efecto deseado. La doncella de mejillas rosadas se hizo a un lado y condujo a Poirot hasta un saln, situado a la derecha del vestbulo. Luego, con la tarjeta en la mano, se fue a avisar a su seora.Hrcules Poirot mir a su alrededor. El saln era completamente convencional: en las paredes, papel color de avena, con un friso en el borde; cretonas de color indefinido; cojines y cortinas de color rosa y profusin de chucheras y adornos. No haba nada en la habitacin que se destacara, que indicara la presencia de una personalidad definida.De pronto Poirot, que era muy sensible para estas cosas, sinti que unos ojos le observaban. Gir sobre sus talones. Una chica estaba de pie en el umbral de la puerta ventana, una chica de baja estatura, cetrina, de pelo muy negro y mirada llena de desconfianza.Entr en la habitacin y, al tiempo que Poirot se inclinaba ligeramente en ademn de respeto ante ella, salt bruscamente:Por qu ha venido?Poirot no respondi. Se limit a alzar las cejas.Usted no es abogado, verdad?Hablaba bien el ingls, pero nadie, ni por un momento, la hubiera tomado por inglesa.Por qu haba de ser yo abogado, mademoiselle?La chica se le qued mirando fijamente con una expresin sombra.Pens que a lo mejor lo era. Pens que a lo mejor haba venido a decir que ella no saba lo que haca. He odo hablar de esas cosas; la influencia indebida le llaman, verdad? Pero no es cierto. Ella quiso que el dinero fuera mo y lo ser. Si es necesario tendr un abogado propio. El dinero es mo. Ella lo dej escrito as, y as ser.Estaba muy fea, con la barbilla hacia delante y los ojos lanzando chispas.La puerta se abri y entr una mujer alta.Katrina dijo.La chica retrocedi, enrojeci, y, farfullando algo ininteligible, sali por la puerta ventana,Poirot se volvi hacia la recin llegada, que de modo tan eficaz haba zanjado la cuestin, pronunciando una sola palabra. En su voz haba habido autoridad, desprecio y una nota de irona refinada. Poirot se dio cuenta en seguida de que aqulla era la duea de la casa, Mary Delafontaine.Monsieur Poirot? Le he escrito a usted. No habr recibido mi carta.He estado fuera de Londres.Ah, comprendo; eso lo explica. Permita que me presente. Me llamo Delafontaine. Mi marido. La seorita Barrowby era ta ma.El seor Delafontaine haba entrado tan silenciosamente que su llegada haba pasado inadvertida. Era un hombre alto, de cabellos grises y aspecto indeciso. Se acariciaba la barbilla con movimientos nerviosos. Con frecuencia miraba a su mujer y era evidente que dejaba que ella llevara la voz cantante en las conversaciones.Siento mucho molestarles en medio de su afliccin les dijo Hrcules Poirot.Ya comprendo que no ha sido culpa suya dijo la seora Delafontaine. Mi ta muri la tarde del martes. Fue de lo ms inesperado.De lo ms inesperado dijo el seor Delafontaine. Un gran golpe.Sus ojos estaban fijos en la puerta ventana, por donde haba desaparecido la chica extranjera.Les pido a ustedes perdn dijo Hrcules Poirot, y me retiro.Dio un paso en direccin a la puerta.Un momento dijo el seor Delafontaine. Dice usted que tena... ejem... una cita con ta Amelia?Parfaitement.S nos dijera usted de qu se trataba dijo su esposa, quiz pudiramos ayudarle.Se trata de un asunto reservado dijo Poirot. Soy detective aadi, sencillamente.El seor Delafontaine tir una figurita de porcelana que tena en la mano.Su esposa pareca perpleja.Un detective? Y tena usted una cita con la ta? Qu cosa ms extraordinaria! Se qued mifijamente a Poirot. No puede usted decirnos nada ms, monsieur Poirot? Todo esto es... fantstico.Poirot guard silencio durante algunos segundos. Cuando habl, lo hizo escogiendo cuidadosamente las palabras.Es difcil para m, seora, saber lo que debo hacer.Diga dijo el seor Delafontaine. No mencion a los rusos, verdad?A los rusos?S, ya me entiende... bolcheviques, rojos, etc.No seas absurdo, Henry dijo su mujer.Delafontaine se disculp, muy turbado.Perdn... perdn... Tena curiosidad.Mary Delafontaine mir abiertamente a Poirot. Sus ojos eran muy azules, del color de las miosotis.Si puede usted decirnos algo, seor Poirot, le agradecera mucho que lo hiciera. Le aseguro que tengo... tengo motivos para pedrselo.El seor Delafontaine se mostr alarmado.Ten cuidado... ya sabes que a lo mejor no hay nada cierto en todo ello.De nuevo la esposa le detuvo con una mirada.Qu dice usted, monsieur Poirot?Lentamente, con gravedad, Hrcules Poirot movi la cabeza en sentido negativo. Lo hizo con gran pesar, pero lo hizo.Por el momento, seora dijo, lamento no poder decir nada.Se inclin, cogi su sombrero y se dirigi a la puerta. Mary Delafontaine le acompa al vestbulo. En el peldao, Poirot se detuvo y la mir.Parece que tiene usted gran aficin a su jardn, no es as, seora?Al jardn? S, le dedico mucho tiempo.Je vous fait mes compliments.Se inclin de nuevo y se dirigi a la verja a grandes pasos. Al cruzar la verja y torcer hacia la derecha, mir hacia atrs y su mente anot dos impresiones; un rostro cetrino que le observaba desde una ventana del primer piso y un hombre erguido, de porte militar, que se paseaba de arriba abajo por el otro lado de la calle.Hrcules Poirot se dijo para sus adentros:Decididamente, aqu hay gato encerrado. Qu haremos para cogerlo?Despus de considerar la cuestin, se dirigi a la oficina de Correos ms prxima. Desde all hizo dos llamadas telefnicas, cuyo resultado pareci satisfacerle. Dirigi sus pasos al cuartelillo de polica de Charman's Green, donde pregunt por el inspector Sims.El inspector Sims era un hombre cordial, alto y corpulento.Monsieur Poirot? pregunt. Me lo pareci. Me acaba de llamar el jefe hace un momento para hablarme de usted. Dijo que se pasara usted por aqu. Venga usted a mi despacho.Una vez cerrada la puerta, el inspector seal una butaca a Poirot, se acomod en otra y volvi hacia su visitante una mirada llena de curiosidad.No pierde usted el tiempo, monsieur Poirot! Viene usted a vernos acerca del caso de Rosebank casi antes de que sepamos que existe semejante caso. Qu fue lo que le meti a usted a investigar en esto?Poirot sac la carta que haba recibido y se la entreg al inspector. Este ltimo la ley con cierto inters.Interesante dijo. Lo malo es que puede significar tantas cosas... Es una pena que no haya sido un poco ms explcita. Nos hubiera ayudado ahora.Quiere usted decir...?Puede que hubiera estado viva.Es que su muerte es... dudosa?Va usted tan lejos como todo eso, eh? Hum! No digo que no tenga usted razn.Le ruego, inspector, me haga usted una relacin de los hechos. No s nada en absoluto.Muy fcil. La vieja seora se puso mala el martes por la noche, despus de cenar. Muy alarmante, convulsiones, espasmos y todas esas cosas. Llamaron al mdico. Cuando lleg, estaba muerta. Pareca que haba muerto de un ataque. Bueno, al mdico no le gust mucho el aspecto que presentaban las cosas. Tartamude un poco y dor la pldora lo que pudo, pero dio a entender claramente que no poda extender un certificado de defuncin. Y en cuanto a la familia respecta, esto es todo lo que hay. Estn esperando el resultado de la autopsia. Nosotros hemos llegado un poco ms lejos. El mdico nos inform confidencialmente en seguida (l y el cirujano de la polica hicieron juntos la autopsia) y el resultado no deja lugar a dudas. La seora muri a consecuencia de una fuerte dosis de estricnina.Ah!Eso es. Un asunto muy feo. El caso es saber quin le dio la estricnina. Deben habrsela dado muy poco antes de su muerte. Al principio creamos que se la haban dado con la cena, pero, francamente, parece que hay que desechar esa idea. Comieron sopa de alcachofas, servida de una sopera, pasteln de pescado y tarta de manzana. Una cena como puede verse frugal.Quines eran los comensales?La seorita Barrowby y el seor y la seora Delafontaine. La seorita Barrowby tena una especie de enfermera y seorita de compaa, una chica medio rusa, pero no coma con la familia. Despus de retirar la comida de la mesa la chica comi de lo mismo. Tiene una muchacha, pero era su noche libre. Dej en el homo la sopa y el pasteln de pescado y la tarta de manzana era fra. Los tres comieron lo mismo y, aparte de eso, no creo que sea posible hacer tragar estricnina a nadie de ese modo. La estricnina es amarga como la hiel. Me dijo el mdico que puede notarse su sabor en una solucin de uno por mil, o algo por el estilo.Y con caf?Con caf es ms fcil, pero ella no tomaba nunca caf.Ya comprendo. S, parece un punto muy difcil de aclarar. Qu bebi con la comida?Agua.Vamos de mal en peor.S, es un verdadero lo.Tena dinero la seora?Creo que estaba muy bien. Claro que todava no conocemos los detalles concretos. Tengo entendido que los Delafontaine estn bastante mal de dinero. La seora ayudaba a sostener la casa.Poirot sonri.De modo que sospecha usted de los Delafontaine? dijo. De cul de ellos?No quiero decir precisamente que sospeche de ninguno de los dos en particular. Pero ah tiene usted, son sus nicos parientes cercanos y su muerte les proporciona una bonita cantidad de dinero, estoy seguro. Ya sabe cmo es la naturaleza humana!Algunas veces, inhumana; s, muy cierto. Y no tom ni bebi nada ms la anciana?Bueno, a decir verdad...Ah, voil! Me pareca que tena usted algo dentro de la manga, como dicen ustedes los ingleses... la sopa, el pastel de pescado, la tarta de manzana... btises! Ahora llegamos al centro de la cuestin.No lo s. Pero lo cierto es que la anciana tomaba unos sellos antes de las comidas. Ya me entiende, no eran pldoras, ni tabletas, sino unas de esas cajitas de papel de arroz con unos polvos dentro. Era una medicina completamente inofensiva, para la digestin.Admirable. Nada ms fcil que llenar uno de los sellos con estricnina y sustituirlo por uno de los otros. Pasa por la garganta tragado con un poco de agua y no se nota el sabor.Eso es. Lo malo es que fue la chica la que se lo dio.La chica rusa?S. Katrina Rieger. Era una especie de criada, enfermera y seorita de compaa de la seorita Barrowby. Creo que no la dejaba en paz: treme esto, treme lo otro, treme lo de ms all, frtame la espalda, srveme la medicina, vete corriendo a la farmacia... ese plan. Ya sabe usted lo que son esas seoras mayores, tienen buenas intenciones, pero lo que necesitan en realidad es una esclava negra.Poirot sonri.Y as estamos continu el inspector Sims. No encaja muy bien que digamos. Por qu iba a envenenarla la chica? Muerta la seorita Barrowby, se queda sin trabajo y no es tan fcil encontrar empleo; no tiene preparacin especial, ni nada de eso.Sin embargo sugiri Poirot, si la caja de los sellos no estaba guardada, cualquiera de la casa pudo tener oportunidad de realizar la sustitucin,Naturalmente, estamos en eso, monsieur Poirot. No tengo reparo en confesarle que estamos haciendo averiguaciones... discretamente, claro. Cundo fue preparada la medicina, dnde la guardaban de costumbre... Con paciencia y mucho trabajo pesado y oscuro conseguiremos lo que buscamos. Luego est tambin el abogado de la seorita Barrowby. Maana tengo una entrevista con l. Y el director del banco. Todava hay mucho que hacer.Poirot se levant.Voy a pedirle un favor, inspector Sims: que me diga cmo marcha el asunto. Lo considerar como un gran favor. ste es mi nmero de telfono.No faltara ms, monsieur Poirot! Cuatro ojos ven ms que dos; adems, habiendo recibido la carta, tena usted que estar en el asunto.Me abruma usted, inspector.Cortsmente, Poirot estrech la mano del inspector y se march.Al da siguiente por la tarde le llamaron por telfono.Es usted, monsieur Poirot? Le habla el inspector Sims. Parece que aquel asuntito que sabemos usted y yo se va animando.De verdad? Cunteme, se lo ruego....Bueno, ah va el artculo nmero 1... y bastante importante, por cierto. La seorita B dej un pequeo legado a su sobrina y todo lo dems a K. En consideracin a su gran bondad y atenciones para con ella... as es como se expresa. Eso cambia el aspecto de las cosas totalmente, a mi juicio.Ante la mente de Poirot se present una escena: un rostro sombro y una voz apasionada que deca: El dinero es mo. Ella lo ha escrito as y as ser. El legado no iba a constituir una sorpresa para Katrina; tena conocimiento de l con anticipacin.Artculo nmero 2 continu la voz del inspector Sims. Nadie ms que K anduvo con el sello.Est usted seguro de eso?La propia chica al menos no lo niega. Qu opina usted de eso...?Es sumamente interesante.Slo necesitamos una cosa ms... pruebas de cmo lleg a sus manos la estricnina. No creo que sea difcil.Pero hasta ahora no ha tenido xito?Acabo de empezar, como quien dice. La encuesta fue esta maana.Qu ocurri en ella?Se aplaz por una semana.Y la seorita... K?Voy a detenerla por sospechosa. No quiero correr riesgos. Puede que tenga amigos en el pas que traten de sacarla de esto,No dijo Poirot. No creo que tenga ningn amigo.De verdad? Qu le hace decir a usted eso, monsieur Poirot?Es slo una idea ms. No hay ms artculos, como usted los llama?Nada que tenga mucha relacin con el caso. Parece que la seorita B haba hecho algunas tonteras ltimamente con sus valores... debe haber perdido una suma bastante elevada. Es un asunto un poco raro, pero no veo que tenga mucho que ver con el problema principal... por el momento, al menos.No, puede que est usted en lo cierto. Bueno, muchas gracias. Ha sido usted muy amable en telefonearme.Nada de eso. Soy un hombre de palabra y comprend que estaba muy interesado. Quin sabe, puede que me eche usted una mano antes de terminar este asunto.Eso sera para m un gran placer. Por ejemplo, podra ayudarle a usted si consiguiera dar con un amigo de Katrina.No haba dicho usted que no tena amigos? dijo el inspector Sims, sorprendido.Estaba equivocado dijo Hrcules Poirot. Tiene un amigo.Antes de que el inspector pudiera hacer ms preguntas, Poirot colg.Con expresin grave, se encamin a la habitacin donde la seorita Lemon escriba a mquina. Al acercarse su jefe, la seorita Lemon levant las manos del teclado y le mir, interrogante.Quiero que se imagine usted una pequea historia le dijo Poirot.La seorita Lemon dej caer las manos en su regazo, en actitud resignada. Le gustaba escribir a mquina, pagar cuentas, archivar y anotar los compromisos de su jefe, y que le pidiera que se imaginase en situaciones hipotticas le aburra mucho, pero lo aceptaba como una parte desagradable de su trabajo.Es usted una muchacha rusa empez Poirot.S dijo la seorita Lemon, con un aire sumamente britnico.Est usted sola y sin amigos en este pas. Tiene usted razones para no desear volver a Rusia. Est usted empleada como una especie de esclava, enfermera y seorita de compaa de una seora de edad. Es usted humilde y paciente.S dijo la seorita Lemon, obediente, pero incapaz de imaginarse a s misma en actitud humilde ante ninguna seora.La anciana le coge cario a usted. Decide dejarle su dinero y as se lo comunica.Poirot hizo una pausa.La seorita Lemon dijo s una vez ms.Y entonces, la anciana descubre algo. Puede que sea un asunto de dinero, que se haya dado cuenta de que usted no ha sido honrada con ella. O puede que sea ms grave todava: una medicina que tena un gusto raro, una comida que sienta mal... Bueno, el caso es que empieza a sospechar de usted y escribe a un detective muy famoso... enfin, el ms famoso de todos los detectives, a m! Tengo que ir a visitarla poco despus. Y entonces, como dicen ustedes los ingleses, la grasa est en el fuego, el peligro es inminente. Hay que obrar con rapidez. Y as, cuando el gran detective llega, la anciana est muerta. Y el dinero va a parar a usted... Dgame, le parece razonable?Muy razonable dijo la seorita Lemon. Quiero decir, muy razonable para una rusa. Yo, personalmente, nunca me empleara de seorita de compaa. Me gusta que mis obligaciones estn bien definidas. Y, naturalmente, nunca se me ocurrira asesinar a nadie.Poirot suspir.Cmo echo de menos a mi amigo Hastings! Tena tanta imaginacin y una mentalidad tan romntica! Bien es verdad que siempre se equivocaba, pero eso en s mismo era una gua.La seorita Lemon permaneci en silencio. Ya haba odo hablar otras veces del capitn Hastings y no le interesaba el tema. Dirigi una mirada melanclica a la hoja mecanografiada que tena ante ella.De modo que le parece a usted razonable! murmur Poirot.A usted no?Me temo que s suspir Poirot.Son el telfono y la seorita Lemon sali de la habitacin para contestarlo. Cuando volvi dijo:Otra vez el inspector Sims.Poirot corri al aparato. Escuch lo que le deca el inspector y exclam:Cmo? Qu dice?Sims repiti su declaracin:Hemos encontrado un paquete de estricnina en la habitacin de la chica, escondido debajo del colchn. Acababa de llegar el sargento con la noticia. Podemos decir que esto liquida la cuestin.S dijo Poirot. Creo que el asunto est liquidado.Su voz haba cambiado; pareca, de pronto, llena de confianza.Haba algo que estaba mal murmur para s. Lo sent..., no, no lo sent. Debe haber sido al que vi. En avant, pequeas clulas grises. Meditad, reflexionad. Era todo lgico, estaba todo en orden? La chica, su ansiedad respecto al dinero... la seora Delafontaine; su marido... su referencia a los rusos... una imbecilidad, pero bueno, l es un imbcil; la habitacin... el jardn..., ah! S, el jardn.Se enderez muy rgido. En sus ojos apareci la luz verde. Se puso en pie de un salto y se dirigi a la habitacin contigua.Seorita Lemon, tiene usted la bondad de dejar lo que est haciendo y hacer una investigacin?Una investigacin, monsieur Poirot? No creo que valga la...Poirot la interrumpi.Dijo usted un da que conoca muy bien a los comerciantes.Desde luego que s dijo la seorita Lemon con seguridad en s misma.Entonces el asunto es sencillo. Tiene usted que ir a Charman's Green y encontrar a un pescadero.A un pescadero? pregunt la seorita Lemon, sorprendida.Exacto. El pescadero que serva el pescado a Rosebank. Cuando lo encuentre usted, le preguntar una cosa.Poirot le entreg un papel. La seorita Lemon lo cogi, ley lo que haba escrito en l sin mostrar inters, hizo una seal de asentimiento y cubri la mquina con su correspondiente funda.Iremos juntos a Charman's Green dijo Poirot. Usted al pescadero y yo al cuartelillo de la polica. Tardaremos una media hora desde Baker Street.Al llegar a su destino fue recibido por el sorprendido inspector Sims.Vaya, trabaja usted de prisa, monsieur Poirot. No hace ms que una hora que le habl por telfono.Tengo que pedirle una cosa: que me deje ver a esa chica, Katrina..., cmo dice que se llama?Katrina Rieger. Bueno, no creo que haya nada que lo impida.Katrina pareca ms cetrina y sombra que nunca.Poirot le habl muy amablemente.Mademoiselle, quiero que se convenza de que no soy enemigo suyo. Quiero que me diga usted la verdad y toda la verdad. Los ojos de Katrina chispearon, retadores.He dicho la verdad. He dicho la verdad a todo el mundo! Si a la seora la envenenaron, yo no he sido. Todo esto es una equivocacin. Usted quiere quitarme el dinero.Hablaba con voz ronca. Pareca, pens Poirot, una pobre ratita acorralada.Hbleme del sello, mademoiselle continu Poirot. Nadie salvo usted anduvo con l?Ya lo he dicho, no? Los haban preparado aquella tarde en la farmacia. Los llev a casa en mi bolso... muy poco antes de la cena. Abr la caja y le di uno a la seora Barrowby, con un vaso de agua.Nadie los toc salvo usted?Nadie.Una rata acorralada..., pero valiente, quiz?Y la seorita Barrowby cen nicamente lo que nos ha dicho: la sopa, el pastel de pescado y la tarta, verdad?S.Fue un s desesperado. Sus ojos oscuros no vean luz en ninguna parte.Poirot le dio unas palmaditas en el hombro.Tenga valor, mademoiselle. Todava puede usted ser libre... s, y rica... una vida cmoda.Ella le mir con desconfianza.Al salir, Sims le dijo:No entend bien lo que me dijo por telfono... algo sobre un amigo que tena la chica.Tiene uno. Yo! dijo Hrcules Poirot y, antes de que el inspector pudiera recobrarse, haba salido del cuartelillo de polica.En el saln de t del Gato Verde, la seorita Lemon no hizo esperar a su jefe, sino que fue directamente al asunto.El hombre se llama Rudge y tiene la pescadera en High Street. Tena usted razn: exactamente docena y media. He tomado nota de lo que me dijo y le entreg la nota.Poirot lanz un sonido profundo, semejante al ronroneo de un gato.Hrcules Poirot se encamin a Rosebank. Estaba parado en el jardn, con el sol ponindose a sus espaldas, cuando Mary Delafontaine se le acerc.Monsieur Poirot? su voz denotaba sorpresa. Ha vuelto usted?S, he vuelto. Poirot hizo una pausa y luego dijo: Cuando vine aqu por primera vez, seora, me vino a la mente la rima infantil:Di, Mara, la obstinada,cmo crece tu jardn?Tiene conchas, campanitas,de doncellas un sinfn.Poirot termin:S, tiene conchas, conchas de ostras, verdad, madame?Seal con la mano en determinada direccin.Ella contuvo la respiracin, quedndose luego muy quieta. Sus ojos miraron a Poirot con expresin interrogante.l asinti.Mais oui! Lo s todo! La muchacha dej la comida preparada. Ella, lo mismo que Katrina, jurar que no comieron ustedes otra cosa. Slo usted y su esposo saben que le trajeron docena y media de ostras, un regalito pour la bone tante. Es tan fcil poner estricnina en una ostra! Se traga, comme a! Pero quedan las conchas. No deben echarse al cubo. La criada las hubiera visto. Y entonces pens usted en bordear con ellas uno de los macizos. Pero no haba las suficientes; el borde no est completo. Hace mal efecto, estropea la simetra del jardn, encantador, a no ser por ese detalle. Esas pocas conchas de ostras producen una nota discordante... Me desagradaron cuando vine aqu por vez primera.Mary Delafontaine dijo:Supongo que lo habr adivinado usted por la carta. Saba que haba escrito, pero no saba cunto haba dicho.Poirot contest evasivo:Saba por lo menos que se trataba de un asunto de familia. Si se hubiera tratado de Katrina, no habra motivo para echar tierra al asunto. Me figuro que usted o su esposo negociaron los valores de la seorita Barrowby en provecho propio y que ella lo descubri.Mary Delafontaine asinti.Haca aos que lo venamos haciendo... un poco aqu y otro poco all. Nunca me di cuenta de que fuera lo bastante lista para enterarse. Y entonces me enter de que haba mandado llamar a un detective y de que le dejaba el dinero a Katrina... esa miserable!Y entonces puso la estricnina en el cuarto de Katrina. Comprendo. Se salvaba usted y salvaba a su marido de lo que yo pudiera descubrir y cargaba a una chiquilla inocente con la culpa de un asesinato. No tiene usted piedad, seora?Mary Delafontaine se encogi de hombros... sus ojos color miosotis miraban a Poirot. l record su primera visita, la perfecta actuacin de Mary Delafontaine y las torpes intervenciones de su marido. Una mujer superior..., pero inhumana.Piedad? Para esa miserable intrigante? dijo ella dando rienda suelta a su odio.Hrcules Poirot dijo lentamente:Creo, seora, que slo ha tenido usted dos afectos en su vida. Uno es su marido.Los labios de Mary Delafontaine temblaron.Y el otro... su jardn.Poirot mir en torno suyo. Su mirada pareca pedir perdn a las flores por lo que haba hecho y por lo que iba a hacer.FIN* * *[1] Rosebank significa loma de rosas.[2] Traducimos muy libremente la cancin que, en su forma original, reproducimos a continuacin:Mistress Mary, quite contraryHow does your garden grow?With cockle-sells and silver bellsAnd pretty maids all in a row.