Cómo es el cielo

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¿Cómo es el cielo? Katheryn era una pequeña niña a la cual le encantaba investigar y preguntar todo. Un dia se hizo la gran pregunta: —¿Cómo es el cielo? ¿Qué pasa allá arriba? ¿Jesús camina entre las nubes? Mmmm ¿Por qué no se cae? Entonces Kathetyn pensó y pensó hasta que decidió conversar con la persona indicada. —¡Ya lo tengo! —dijo— ¡le voy a preguntar a Dios! Y la niña se puso de rodillas y comenzó su charla: —Querido Dios, necesito hacerte unas preguntas... ¿Tú crees que tienes tiempo para responderme? A lo que Dios respondió: —Buen día, pequeña Katheryn, ¡claro que tengo tiempo! ¡toda la eternidad para oírte! Y Kathy respondió entonces: —Bueno, ¡ahí va! ¿Cómo es el cielo?... ¿Se puede caminar allá arriba sin caernos? —Aquí en el cielo todo es hermoso —dijo Dios—, las calles no estan hechas de nubes, por eso no nos caemos. ¡Estas son de oro puro! Tambien hay montañas, lagos, flores, árboles..., ¡Ah, y hasta un mar de cristal! —¡Guauuu, buenísimo! ¡Buenísimo!... ¿Y se puede correr? —insistió Katheryn. —Claro que sí... hay mucho pasto y campos de hermosas y extrañas flores con unos aromas que no existen en la tierra. —¡Genial, Señor! Y la gente que esta allá arriba... ¿qué hacen?— preguntó inocentemente. —Las personas son muy felices aquí, porque no existe la tristeza y Yo siempre estoy con ellos. Todos los habitantes del cielo pasean, cantan y disfrutan mucho todas las cosas lindas que tengo preparadas. —Y... ¿en el cielo hay camas? —siguió interrogando. —¡Ja, ja, ja! —se regocijó Dios al escuchar sus inquisitivas preguntas —. Sí, pequeña, pero solo son para descansar no para dormir ¡porque aquí no existe la noche, siempre es de día.

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¿Cómo es el cielo?

Katheryn era una pequeña niña a la cual le encantaba investigar y preguntar todo.

Un dia se hizo la gran pregunta:

—¿Cómo es el cielo? ¿Qué pasa allá arriba? ¿Jesús camina entre las nubes? Mmmm ¿Por qué no se cae?

Entonces Kathetyn pensó y pensó hasta que decidió conversar con la persona indicada.

—¡Ya lo tengo! —dijo— ¡le voy a preguntar a Dios!

Y la niña se puso de rodillas y comenzó su charla:

—Querido Dios, necesito hacerte unas preguntas... ¿Tú crees que tienes tiempo para responderme?

A lo que Dios respondió:

—Buen día, pequeña Katheryn, ¡claro que tengo tiempo! ¡toda la eternidad para oírte!

Y Kathy respondió entonces:

—Bueno, ¡ahí va! ¿Cómo es el cielo?... ¿Se puede caminar allá arriba sin caernos?

—Aquí en el cielo todo es hermoso —dijo Dios—, las calles no estan hechas de nubes, por eso no nos caemos. ¡Estas son de oro puro! Tambien hay montañas, lagos, flores, árboles..., ¡Ah, y hasta un mar de cristal!

—¡Guauuu, buenísimo! ¡Buenísimo!... ¿Y se puede correr? —insistió Katheryn.

—Claro que sí... hay mucho pasto y campos de hermosas y extrañas flores con unos aromas que no existen en la tierra.

—¡Genial, Señor! Y la gente que esta allá arriba... ¿qué hacen?— preguntó inocentemente.

—Las personas son muy felices aquí, porque no existe la tristeza y Yo siempre estoy con ellos. Todos los habitantes del cielo pasean, cantan y disfrutan mucho todas las cosas lindas que tengo preparadas.

—Y... ¿en el cielo hay camas? —siguió interrogando.

—¡Ja, ja, ja! —se regocijó Dios al escuchar sus inquisitivas preguntas—. Sí, pequeña, pero solo son para descansar no para dormir ¡porque aquí no existe la noche, siempre es de día.

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—Y, ¿hay ángeles?

—Sí, preciosa, miles de millares... millones de millones... y son muy hermosos.

—¿Hay casas en el cielo? —continuó preguntando la niña.

—Sí, de todo tipo: las hay chicas, grandes y... más grandes, junto a lagos y montañas según su recompensa... por eso recuerda que todo lo que hagan bueno en la tierra tiene su recompensa acá en el cielo.

—¡Ah! Ya sé, Dios, si yo me porto bien y hago caso a mis papis... voy acumulando recompensas en el cielo, ¿verdad, Señor?

—Así es, pequeña Katheryn —respondió Dios.

—Bueno, Señor... esta es mi última pregunta de hoy... ¡no sé si te parecerá rara! ¿Se hacen fiestas en el cielo?

—¡Claro que sí..., todo el tiempo! —dijo Dios— ¡Cada vez que una persona en la tierra se arrepiente de su mal camino y acepta a mi hijo Jesús como su Salvador! Así que aquí... ¡todos estamos de fiesta! ¡Recuerda siempre lo hermoso que es el cielo y que está hecho solo para recibir a todos quienes adoran a Dios!

* * *

Basado en un cuento de Erica Correa