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COMPARACIONES ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL BAJO Y MEDIO ORINOCO Iraida Vargas y Mario Sanoja Las sociedades aborígenes prehispánicas del Medio y Bajo Orinoco han cons- tituido desde hace varias décadas el punto focal de la arqueología veneeolana, ya que ellas están ligadas a una serie de procesos históricos que tienen que ver no solo con el poblamiento del oriente de Venezuela, sino también con el de las An- tillas y parte norte de Sur América. No obstante los estudios realizados, existen varios aspectos que no están suficientemente aclarados en relación a la arqueología de la cuenca orinoquense y entre esos aspectos podemos mencionar la ausencia de una clara definición en- tre las dos grandes tradiciones alfareras que se desarrollan en la region a paje tir del ultimo milenio antes de Cristo. A pesar de las numerosas referencias en la bibliografía relativas a la a_r queología del Medio y Bajo Orinoco en los sitios de Barrancas-Saladero y Ronquín- La Gruta, no se ha intentado hasta el presente un estudio comparativo serio entre la alfarería de ambos sitios. Las posiciones al respecto podrían resumirse: 1) La teoría avanzada por Rouse y Roosevelt (Rouse et Alien: 1975) según la cual la tradición barrancoide se habría originado a partir de La Gruta, en el Orinoco Medio, apoyándose para ello en dos fechas de 2.115 a.C. y 1.760 a.C, para aquel sitio y la presencia en ambos de decoración incisa y modelada incisa. 2) La teoría sustentada por Vargas y Sanoja (Vargas: 1974, 1975: Sanoja: 1974, 1975) según la cual la tradición barrancoide y la tradición roía quinoide representarían desarrollos independientes. Se basan para ello en una fecha de 655 a.C. para la misma excavación y el mismo estrato de La Gruta y la existencia de diferencias radicales entre el complejo de formas de vasijas de La Gruta, Ronquín y la Fase Barrancas y entre el estilo decorativo de las mismas. Analizando primeramente el fechado absoluto, podemos plantear que si no hay razón, según Roosevelt y Rouse para pensar que sus fechas son incorrectas, no existe tampoco ninguna razón para dudar de la fecha obtenida por Vargas y Sanoja para el mismo estrato de la misma excavación, la cual se encuentra fe- chando la parte media inferior de la secuencia seriada de La Gruta. Analizando la homogeneidad que se observa en los tipos cerámicos y las formas de vasijas, podríamos estimar que la diferencia en edad absoluta entre el comienzo de la ocupación y el nivel fechado, no podría calcularse mucho antes de la fecha seña lada. En todo caso habría que discutir el por que las características de La Gruta: punteado inciso, punteado en zonas, inciso en zonas, acanalado, incisión ancha y llana, modelado punteado, grafito y cariapé, etc., no están representa- das en el grupo de tiestos hallados por Cruxent y Rouse en el sitio de Saladero. Dado que estas evidencias contradictorias no son relevantes como argumento prima facie es necesario, lógicamente referirse al argumento que si tiene relevan cia comparativa: el análisis del material arqueológico. Formas de Vasijas: El análisis seriado de las formas de vasijas, revela que sólo existen entre las 25 formas definidas en La Gruta, dos que sean similares a las 30 formas barran

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COMPARACIONES ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL BAJO Y MEDIO ORINOCO

Iraida Vargas y Mario Sanoja

Las sociedades aborígenes prehispánicas del Medio y Bajo Orinoco han cons­tituido desde hace varias décadas el punto focal de la arqueología veneeolana, ya que ellas están ligadas a una serie de procesos históricos que tienen que ver no solo con el poblamiento del oriente de Venezuela, sino también con el de las An­tillas y parte norte de Sur América.

No obstante los estudios realizados, existen varios aspectos que no están suficientemente aclarados en relación a la arqueología de la cuenca orinoquense y entre esos aspectos podemos mencionar la ausencia de una clara definición en­tre las dos grandes tradiciones alfareras que se desarrollan en la region a paje tir del ultimo milenio antes de Cristo.

A pesar de las numerosas referencias en la bibliografía relativas a la a_r queología del Medio y Bajo Orinoco en los sitios de Barrancas-Saladero y Ronquín-La Gruta, no se ha intentado hasta el presente un estudio comparativo serio entre la alfarería de ambos sitios. Las posiciones al respecto podrían resumirse:

1) La teoría avanzada por Rouse y Roosevelt (Rouse et Alien: 1975) según la cual la tradición barrancoide se habría originado a partir de La Gruta, en el Orinoco Medio, apoyándose para ello en dos fechas de 2.115 a.C. y 1.760 a.C, para aquel sitio y la presencia en ambos de decoración incisa y modelada incisa.

2) La teoría sustentada por Vargas y Sanoja (Vargas: 1974, 1975: Sanoja: 1974, 1975) según la cual la tradición barrancoide y la tradición roía quinoide representarían desarrollos independientes. Se basan para ello en una fecha de 655 a.C. para la misma excavación y el mismo estrato de La Gruta y la existencia de diferencias radicales entre el complejo de formas de vasijas de La Gruta, Ronquín y la Fase Barrancas y entre el estilo decorativo de las mismas.

Analizando primeramente el fechado absoluto, podemos plantear que si no hay razón, según Roosevelt y Rouse para pensar que sus fechas son incorrectas, no existe tampoco ninguna razón para dudar de la fecha obtenida por Vargas y Sanoja para el mismo estrato de la misma excavación, la cual se encuentra fe­chando la parte media inferior de la secuencia seriada de La Gruta. Analizando la homogeneidad que se observa en los tipos cerámicos y las formas de vasijas, podríamos estimar que la diferencia en edad absoluta entre el comienzo de la ocupación y el nivel fechado, no podría calcularse mucho antes de la fecha seña lada. En todo caso habría que discutir el por que las características de La Gruta: punteado inciso, punteado en zonas, inciso en zonas, acanalado, incisión ancha y llana, modelado punteado, grafito y cariapé, etc., no están representa­das en el grupo de tiestos hallados por Cruxent y Rouse en el sitio de Saladero.

Dado que estas evidencias contradictorias no son relevantes como argumento prima facie es necesario, lógicamente referirse al argumento que si tiene relevan cia comparativa: el análisis del material arqueológico.

Formas de Vasijas:

El análisis seriado de las formas de vasijas, revela que sólo existen entre las 25 formas definidas en La Gruta, dos que sean similares a las 30 formas barran

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coides: la vasija abierta con borde en pestaña y la vasija globular con borde abultado externamente. Ambas formas aparecen solamente en el nivel más antiguo de la seriacion de La Gruta (G42-7) que según nuestro fechado absoluto tendría una antigüedad anterior a 655 a.C, con una popularidad de 0,04%. Ello implica que son formas atípicas dentro del contexto de La Gruta, por lo cual no son re­levantes para la discusion del problema. Por otra parte, las vasijas carinadas características de la Fase Barrancas aparecen solamente en los cuatro primeros niveles de la secuencia seriada de La Gruta y posteriormente al final de la mis­ma con una popularidad de 0,04%, 0,04%, 1,50% y 0,07%.

Como se observa, se trata igualmente de una forma atípica que, al igual que la anterior, no es relevante discutir sobre el problema excepto que se plan­tee en función de contactos o interrelaciones entre ambas fases en un período temprano que se situaría alrededor de 655 a.C, momento en que los grupos ron-quinoides habrían llegado al Orinoco Medio y los barrancoides habían ya de­sarrollado sus asentamientos en el Bajo Orinoco. Es difícil entender como dos sociedades indígenas entre las cuales existe supuestamente una relación histo-rico-genética, no tengan en común sino dos formas de vasijas que en el supuesto sitio ancestral eran totalmente atípicas.

En relación a los patrones decorativos podemos decir que las cuatro téc­nicas más características de La Gruta son la incision ancha y llana, el punteado en zonas, el inciso punteado, el punteado inciso y la incision zonificada, utili zándose el modelado solo como un motivo complementario de la decoración: botones, botones punteados, solos o colocados sobre asas, etc. y el modelado inciso que se circunscribe a pequeños adornos zoomorfos colocados sobre asas que presentan una especie de hendidura o canal en la parte posterior. Estos adornos persis­ten en Ronquín, Cuartel y posteriormente, ya modificados, en el mismo Cuartel y Las Antillas, donde la hendidura o canal se convierte en una concavidad de ma­yor tamaño. Por otra parte, en La Gruta es siempre característica la presencia del borde modelado en las vasijas naviformes.

Es interesante señalar, que el punteado inciso es una de las técnicas más resaltantes de La Gruta. Desde el inicio de la secuencia local, aparece ya com­pletamente desarrollado notándose por lo menos quince distintas combinaciones de elementos. De igual manera, el inciso en zonas constituye una técnica sumamente compleja desde el inicio de la secuencia de La Gruta, existiendo por lo menos trece distintas combinaciones de elementos. Se observa que a nivel del período Ronquín, el inciso en zonas que en La Gruta era predominantemente curvilíneo y rectilíneo,aunque conserva estas características se hace cada vez más rectilí­neo con el desarrollo de grecas que presentan series de motivos en simetría li­neal.

La utilización de la pintura blanca y roja ha sido planteada por los divejr sos autores como el elemento que define a la tradición ronquinoide (o saladoide como ha sido denominada hasta el presente). No obstante su carácter secundario como técnica decorativa, está presente en todos los sitios relacionados con la tradición ronquinoide y solo de manera eventual aparece en las fases barrancoides del Bajo Orinoco. Al contrario de lo que sucede con las técnicas plásticas, la pintura bicolor parece seguir un proceso diferente. La pintura blanca y roja de La Gruta, aparece en sus comienzos representada con motivos poco definidos. Se trata en realidad de manchas de pintura, la mayoría de las veces blancas y rojas y en ocasiones blanco sobre rojo. Igualmente aparece cerámica polícroma blanco y negro/rojo; se trata de un tipo muy parecido en el cual sobre la superficie

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pintada de blanco que cubre áreas en rojo se realizaron líneas de color negro, muy finas de no mas de 1,5 mms. de ancho.

Durante el período Ronquín, los motivos comienzan a definirse más clara­mente; se incorpora la superficie sin pintar (elemento que aparece titubeante en La Gruta) al diseño decorativo. Esta evolución tiene su climax en Cuartel cuardo los motivos ya son más formalizados y complejos y se puede hacer una distinción clara entre los tipos blanco y rojo sobre crudo y blanco sobre rojo.

En resumen podemos plantear que las técnicas decorativas que tipifican el inicio de La Gruta, son el punteado inciso, el inciso en zonas y la incision an­cha y llana, las cuales aparecen ya plenamente desarrolladas y constituyen una expresion de categorías simbólicas que no se repiten sino dentro de los sitios relacionados con esta tradición: Gruta, Ronquín, Cuartel.

Por otra parte, a diferencia de lo que ha sido planteado por todos los autores, el blanco y rojo en sus diversas combinaciones, si bien es la técnica distintiva pero no la más importante en la tradición que arranca desde La Gruta, es la unica que si muestra un cierto proceso de desarrollo que tiene su climax en las poblaciones costeras del noreste de Venezuela y de las Antillas.

Si aplicamos correctamente el concepto de tradición alfarera, tendríamos que la que se inicia con La Gruta, tendría como representantes a Ronquín en el Orinoco Medio y la Fase Cuartel en la costa noreste de Venezuela.

A pesar de existir aparentemente una distancia cronológica de casi 900 años entre La Gruta y Ronquín, la diferencia en las categorías conceptuales que gobernaban la manufactura de la alfarería es prácticamente inexistente, excepto modificaciones formales, lo cual nos ha permitido plantear que cada uno de estos sitios constituye dos períodos dentro de una misma fase arqueológica.

Lo mismo podría plantearse entre La Gruta y los niveles iniciales de la Fase Cuartel, ya que si bien media entre ellos una diferencia cronológica de casi novecientos años y una separación geográfica de casi mil Km., las formas de vasi jas, la decoración incisa y modelada incisa y la combinación de pintura blanca sobre rojo, siguen siendo prácticamente constantes hasta el momento en que empie zan a predominar las influencias barrancoides.

Sin pretender caer en un excesivo difusionismo sino tratando de entender los orígenes de la tradición ronquinoide dentro del contexto de la arqueología suramericana, tenemos que reconocer que las culturas que representan mayor simi­litud con el Orinoco Medio, en cuanto al desarrollo e importancia del punteado en zonas, punteado inciso, inciso en zonas y de la pintura blanco sobre rojo, así como en relación a la presencia de vasijas efigie de perfil complejo, se en­cuentran en los Andes Centrales. Por otra parte ¿ Cómo podríamos pensar que La Gruta es el origen de toda la arqueología del Medio y Bajo Orinoco y la Costa Oriental de Venezuela, si ella misma no contiene formas experimentales de los elementos que caracterizan no solamente a la tradición ronquinoide sino la vasta complejidad de formas y decorativa de la tradición barrancoide, que por otra parte, no comparte las mismas categorías conceptuales expresadas en la tradición ronquinoide?.

Desde el punto de vista de las técnicas decorativas, la alfarería del Barrancas Preclásico se caracteriza por la utilización de la incisión ancha y profunda en el desarrollo de motivos lineales o curvos, punteado zonificado muy simple el cual generalmente consiste en un cuadrado o un triángulo que encierra un punto y el modelado inciso o impreso que representa rostros humanos o motivos zoomorfos. En la mayoría de los casos, estos adornos parecen haber formado parte del borde modelado de ciertas vasijas. Uñad de las técnicas predominantes al co­mienzo de la secuencia de la fase Barrancas, es la utilización de la pintura roja para cubrir totalmente las superficies de las vasijas, incluso aquellas que ha­bían sido previamente pulidas y posiblemente ahumadas. En algunos casos, se

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utiliza también la pintura roja zonificada en combinación con el pulido zonifi-cado, técnica que alcanza su mayor desarrollo en la Barrancas Clásico. Uno de los motivos incisos más importantes de la decoración barrancoide temprana, lo cons­tituye la incision terminada en puntos, elemento que parece haberse originado en el occidente de suramérica y que se encuentra ya en Valdivia, Puerto Hormiga, Monagrillo, Early Tutishcayno y Kotosh.

Las formas de vasijas más características del Barrancas Preclásico, son las botellas con base de cajeta y doble asa acintada en el cuello, vasijas piri­formes con borde abultado externamente o modelado y panza carinada, semiglobula-res de paredes rectas, evertidas, vasijas globulares de orificio restringido con o sin borde abultado externamente, vasijas semiglobulares con borde en pestaña, boles de paredes rectas evertidas y base plana, con o sin borde abultado externo o reborde labial, vasijas globulares con doble vertedero y puente, vasijas de perfil compuesto con una especie de cuello bulboso, vasijas naviformes rectangula­res y boles carinados con un reborde en el punto de inflexion de la panza. Muchas de estas vasijas, tales como las de doble vertedero y puente y las carinadas con reborde en la panza, se hallan ya presentes en Valdivia y Machalilla desde perío­dos muy tempranos. La primera de las formas nombradas, se encuentra también pre­sente desde Tustishcayno Temprano.

Es evidente para quien estudie en detalle la arqueología del Medio y Bajo Orinoco, la profunda diferencia que separa la alfarería de La Gruta y la de Barrancas, desde el punto de vista de las categorías conceptuales que goberna­ban la ejecución de la forma y la decoración de las vasijas. Pretender postular a La Gruta como el origen de la tradición barrancoide, sería ignorar todo lo que la teoría arqueológica ha elaborado hasta el presente en relación a concep­tos tales como la tradición arqueológica, e ignorar incluso los mismos hechos que demuestran palpablemente lo que representa la supervivencia de los rasgos ancestrales de La Gruta en Ronquín y Cuartel y posteriormente en las Pequeñas Antillas, donde a pesar de la distancia temporal y geográfica los individuos seguían fabricando la alfarería en base a modelos tecnológicos tradicionales muy estables. Una revisión de todas las fases y complejos que parecen haber si­do ancestrales a Barrancas y así mismo de todas aquellas que se derivaron de Barrancas, demuestra claramente lo que significa verdaderamente una tradición arqueológica.

En nuestra opinión como lo demuestra el análisis de la tipología cerámica, la tradición barrancoide y la ronquinoide, que parece originarse en La Gruta, representan el producto de procesos históricos distintos que se hibridizaron en un momento tardío de su historia para dar nacimiento a una nueva tradición alfa­rera que caracterizó a las poblaciones aborígenes prehispánicas de las costas no restes de Venezuela, donde sus principales representantes serían el Mayal (Cruxent y Rouse; Rouse y Cruxent: 1959, 1961, 1963), Cuartel (Vargas: 1976) y Puerto Santo (Vargas: 1976) y a las de las Pequeñas Antillas y Puerto Rico.

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BIBLIOGRAFÍA

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LISTA DE LAMINAS

Lámina 1: (ver leyenda en la fotografía)

Lámina 2: A-D: Fragmentos incisos del Barrancas Preclásico.

E: Tiesto con punteado en zonas, Barrancas Preclásico.

F: Tiesto decorado en rojo y negro, Barrancas Preclásico.

G: Decoración Modelada, Barrancas Preclásico.

H: Apéndice antropomorfo, Barrancas Preclásico.

Lámina 3: A: Tiesto con decoración pulida zonificada. Barrancas Preclásico.

B: Fragmento del cuello de una vasija decorada con motivo

ornitomorfo, Barrancas Preclásico.

C-D: Adornos modelados ornitomorfos y antropomorfos, Barrancas

Preclásico.

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