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Desarrollo Urbanístico.

Sin lugar a dudas, la singularidad urbanística de Alcalá de Henares parece ser la de cambiar continuamente de sede y de nombre. "Ciudad peregrina" como la llamaba Plinio,

hizo honor a su calificativo puesto que antes y después de la época romana trasladó su sede aprovechando su buena ubicación como cruce de caminos. Pero, con

independencia de los asentamientos pre y protohistóricos localizados en La Dehesa, La Esgaravita o el cerro del Ecce Homo y cuya ubicación geográfica se basaba, bien en la

proximidad a los cauces fluviales o en la altura de los cerros en busca de defensa, en relación con los traslados de época romana, se conocen datos importantes, como la

situación de la ciudad en el Cerro del Viso durante la época republicana y altoimperial (ciudad de Ikesancom-Combouto) y su posterior traslado en el siglo I a los fértiles campos

donde confluyen los ríos Camarmilla y Henares (ciudad de Complutum). Contamos también con la información de las excavaciones arqueológicas en la ciudad romana de

Complutum, que nos permiten documentar la primera ciudad romana del llano por medio de numerosos restos arqueológicos (la basílica, el foro, las termas y conocer,

asimismo, algunos aspectos de un proceso de traslado que culminará, más tarde, ya en los comienzos del siglo V, con un nuevo cambio de sede que tendrá su centro en la

actual Catedral- Magistral y su entorno, el Burgo de Santiuste. La dominación musulmana también dejará huella en el continuo caminar de Alcalá en busca de su ubicación

definitiva, para llegar a la cual debieron sucederse en el tiempo cuatro sedes distintas: el primitivo Complutum del Cerro del Viso, Complutum, el Campo Laudable y Qal'at

Abd-Al-Salam, a lo que hay que añadir dos nuevas denominaciones, Burgo de Santiuste y Alcalá de Henares, para el núcleo definitivo de la ciudad.

El primitivo Complutum de San Juan del Viso, la ciudad vieja, es identificado por algunos autores con los nombres de Ikesancom-Combouto, denominación que tienen un

origen numismático, al haberse encontrado esta inscripción en una serie de denarios ibéricos de diversa procedencia, algunos hallados al pie de la cuesta de Zulema, en las

proximidades del cerro del Viso, aunque no existe ningún dato concluyente que nos permita identificar el asentamiento situado en el cerro con Ikesancom-Combouto. Este

asentamiento mal conocido (apenas los restos de unas termas romanas) es, sin embargo, el origen urbano de Alcalá de Henares.

Complutum: Ciudad romana por excelencia y de donde provienen monumentos públicos tan significativos como la basílica, las termas y el foro. Aquí es importante mencionar

el tránsito de la ciudad vieja a la ciudad nueva, fenómeno éste el del cambio de asentamiento que es el mismo que está presente en una gran parte de ciudades hispanas que

se romanizan teniendo su origen en ciudades indígenas anteriores. En Complutum, este fenómeno es bastante más tardío. Por una parte es cierto que existe una ciudad en la

altura (Cerro del Viso) que después pasa a ubicarse en el llano, sin embargo los motivos del cambio y la fecha en la que se produce es bastante dispar. Los complutenses

deciden en un momento determinado de su historia trasladar la ciudad, construida en unas fechas relativamente recientes, a un nuevo emplazamiento. No conocemos las

razones precisas del cambio, pero debieron pesar razones de tipo estratégico: el paso de la vía que lleva de Mérida a Zaragoza, que no transcurre por los cerros sino por el

llano. La vía es además de una arteria de comunicación una importante referencia y un lugar por donde transcurren las ideas las gentes y las riquezas, a lo que hay que sumar

otras razones de carácter ambiental e, incluso, de carácter religioso y cultural.

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Fig. 1. Plano de la ciudad romana de Complutum.

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Fig. 2. Topografía del urbanismo de Complutum.

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En los años 60 - 70 del siglo I d.C. los complutenses deciden establecerse de una forma definitiva en la vega del Henares. Es muy importante considerar que este traslado que

lleva consigo una reconstrucción y un engrandecimiento de la ciudad, tiene relación muy clara con un fenómeno político concreto: la concesión que el emperador Vespasiano

realiza en el año 74 d.C. del ius latii y del rango de municipio a distintas ciudades de la geografía hispana. Complutum fue una de las beneficiadas, lo cual sanciona una situación

de hecho: Complutum era una ciudad que tenía un nivel urbano lo bastante desarrollado como para ser considerada una ciudad romana.

El urbanismo que se implanta en el siglo I, en el Imperio en general, es el llamado urbanismo hipodámico, que se caracteriza por tener una retícula formada por las distintas

calles de la ciudad y unas plazas con los servicios urbanos principales ubicada en el centro de la misma (fig. 2).

En el caso concreto de Complutum este urbanismo está condicionado por la presencia de un eje principal, la vía que conduce de Mérida a Zaragoza y que en Complutum se

transforma en el decumano máximo, la principal de la avenidas que transcurre en dirección Este-Oeste. La importancia de esta avenida, paso de numerosos viajeros y

mercancías, condicionaría la planta de la ciudad que tiende a ser rectangular más que cuadrada, siendo evidentemente más largo el lado Este-Oeste.

En el cruce entre decumano máximo y el cardo máximo se encuentra el foro. El decumano delimita al foro por su lado Norte, probablemente en este punto tendríamos un

paseo porticado que serviría de referencia para la llegada a la plaza. Previamente existe otra plaza que prepara al visitante antes de la llegada a la plaza principal

Sin duda, una de las singularidades del urbanismo de Complutum es su mantenimiento en buen uso hasta fechas muy tardías. En concreto, es importante resaltar la gran

remodelación que experimenta la zona forense a finales del siglo III o siglo IV d.C., la cual altera profundamente el paisaje urbano de la zona más simbólica de la ciudad. Esta

rehabilitación, de tendencias arquitectónicas monumentales, coincide con la restauración de un buen número de viviendas urbanas, que se enriquecen con lujosos materiales

de alto valor añadido, de entre los que hemos recuperado principalmente los mosaicos.

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Campo Laudable: No obstante, y a pesar de todos los grupos humanos que han poblado este área y que han ayudado a definirla como tal, sería difícil imaginar la ciudad de

Alcalá de Henares sin la existencia de un hecho que va a provocar que, esos sucesivos traslados a los que hacía referencia Azaña, se conviertan en el punto de partida de su

permanencia y estabilidad definitiva. Ese hecho al que hacemos referencia, no es otro que el martirio de los Santos Niños Justo y Pastor, suceso considerado acertadamente

por algún autor, como raíz y fundamento en la refundación de la ciudad. Sin ese acontecimiento, es más que posible que el desarrollo de Alcalá de Henares hubiera sido otro

muy diferente al actual. Prácticamente abandonado el Complutum romano en el siglo V de nuestra era, los escasos pobladores del lugar no hubieran sentido la necesidad de

asentarse en el lugar que hoy ocupa la Plaza de los Santos Niños; antes bien, nos inclinamos a pensar que la antigua Complutum hubiera sido ocupada de una forma más

rotunda y reutilizados sus edificios, como así se hizo por ejemplo en la Villa de El Val. Desde estas hipótesis, el periodo de ocupación musulmana también hubiera sido

diferente. Sin el asentamiento surgido alrededor del Burgo de Santiuste, lugar de enterramiento y culto de los Santos Niños, es prácticamente seguro que la fortaleza árabe de

Qal'at Abd al-Salam, sin la necesidad de controlar a esa incipiente población, se hubiera ubicado en otro lugar; tal vez en el cerro de San Juan del Viso, lugar elevado con

mejores defensas, mucho más cercano a la nueva población surgida en Complutum y punto ideal para la vigilancia de las vías de comunicación. Si esta secuencia de hechos se

hubiera producido así, la traza urbana de Alcalá de Henares, tal y como hoy la conocemos, hubiera sido completamente diferente.

Fig.3. El Burgo de Santiuste y su trazado radial. Según Cervera Vera (1987), con modificaciones del Servicio de Arqueología.

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Qal'at Abd-Al-Salam: Hacia finales del siglo VIII los musulmanes llegan a las vegas del Henares y se instalan en el sitio conocido como Alcalá la Vieja. Sobre un cerro situado al

Sureste del incipiente asentamiento que rodea el lugar de culto de los Santos Niños, se alzará la fortaleza musulmana rodeada por los arrabales en los que vivía la población. La

construcción, de planta muy irregular, se adaptó a la orografía del terreno, alzándose sobre éste una fortaleza de 7 torres más la albarrana situada al Suroeste.

Fig. 4. Qal'at Abd-Al-Salam (Alcalá la Vieja). Según Torres Balbás (1959).

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Burgo de Santiuste: Será a partir de 1118 cuando Alcalá emprenda su desarrollo en su emplazamiento definitivo. Este asentamiento, situado en el llano y tradicionalmente

conocido como Campo Laudable, va a recibir ahora el nombre de Burgo de Santiuste (fig. 3), una humilde y poco poblada barriada mozárabe presidida por una iglesia de época

tardorromana o visigoda (dedicada a los mártires Justo y Pastor), que se situaba junto a la vieja vía romana que se dirigía hacia Zaragoza, el actual camino de Guadalajara. Este

empuje al crecimiento de la ciudad tiene pues su origen en la fecha anteriormente mencionada (1118), ya que es el momento en el que, Bernardo de Sedirac arzobispo de

Toledo, conquista definitivamente la fortaleza de Qal´at Abd al-Salam (Alcalá la Vieja) que antaño dependía del rey musulmán de la taifa toledana.

Alcalá de Henares: Después de la conquista, la villa de Alcalá entra a formar parte del señorío de los arzobispos de Toledo tras la donación que en 1129, realiza Alfonso VII al

arzobispo Raimundo de Sauvetat, del castro (Al-Kala) que antiguamente llamaban Complutum. Sin embargo, ¿qué es lo que motiva el que Alcalá sea elegida como lugar de

residencia por los arzobispos de Toledo? Las razones son varias. Por un lado, Alcalá tenía el sosiego y la tranquilidad de las que carecía la capital toledana, inmersa en

continuas tensiones políticas y de poder; por otro lado, la diócesis complutense, perfectamente documentada durante la etapa visigoda, había arraigado entre la población

local y el carácter profundamente religioso de Alcalá se ponía de manifiesto por el culto ancestral a las reliquias de los Santos Niños.

Todo esto se unía a la existencia de fértiles campos que proporcionaban un excedente agrícola importante, suficiente para el abastecimiento de la población y para el

intercambio en las ferias locales, lo que sin duda era una buena fuente de ingresos no solo para la villa, sino también para sus dueños y señores, los arzobispos de Toledo.

Van a ser precisamente estos arzobispos los que contribuyan con su empuje constructivo al desarrollo de la ciudad. El arzobispo Pedro de Tenorio dotó a la villa de una serie de

sólidas fortificaciones a partir de otras más antiguas y vulnerables y la fortaleza arzobispal se amplía, adquiriendo nuevos usos residenciales y construyéndose alrededor de

ésta un recinto amurallado con 20 torres, cuyos límites coinciden con un antiguo arroyo que le sirve de foso defensivo. Más aun, todo el Burgo se protegerá con una muralla

con sus correspondientes puertas: al Norte la Puerta de Burgos, al Oeste la Puerta de Madrid y extramuros junto a la Puerta de Guadalajara se situaba el Coso, espacio abierto

que acogía las ferias y los torneos de la villa. En el centro del asentamiento se sitúa la actual Iglesia Catedral-Magistral, la cual tiene su origen en el pequeño santuario

(martyrium) dedicado a los Santos Niños Justo y Pastor. En época visigoda se construyó una basílica y tras la reconquista de la ciudad, se erigió una iglesia parroquial (Iglesia de

San Justo). Probablemente, en el siglo XIII se levantó un edificio románico con fuertes influencias mudéjares hasta que, en 1497, tras ser derribado debido a su estado ruinoso,

se empieza a levantar el nuevo templo bajo los auspicios del Cardenal Cisneros.

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HIPOTESIS SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL BURGO DE SANTIUSTE - ALCALÁ DE HENARES

1118 1250

1390 1475

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En el camino de Madrid a Guadalajara, ahora la Calle Mayor, se concentró la mayor parte de la actividad comercial, existiendo tres barrios que acogían a la heterogénea

sociedad que ha poblado la próspera villa (fig. 5): el musulmán al Norte, el judío, en torno a la Calle Mayor y el cristiano al Sur y alrededor de la iglesia de San Justo. Esta Calle

Mayor que se desarrolló a lo largo de los siglos XII y XIII, fue el eje principal del barrio judío con una intensa actividad comercial y en sus soportales se situaron los distintos

comercios de la incipiente ciudad.

Fig. 5. Distribución de los barrios alcalaínos. Musulmán (naranja), Judío (verde) y Cristiano (amarillo).

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Es generalmente aceptado que, otro arzobispo, Alfonso Carrillo de Acuña (1446-1482), activo rival de la reina Isabel de Castilla, prestó gran atención al estado de las

fortificaciones y mandó construir un nuevo recinto amurallado al Este del que ya existía, en el que se incluyó el Coso, el convento franciscano de Santa María de Jesús y la

ermita de San Juan de los Caballeros. Sea como fuere, pocos años después, el espacio de este segundo recinto amurallado acogerá la Manzana Universitaria de Alcalá de

Henares, el proyecto por excelencia del Cardenal Cisneros que autorizará, mediante Bula Papal, el Pontífice Alejandro VI en 1499. La creación de la Universidad de Alcalá,

produjo un auge constructivo sin precedentes y el impacto urbanístico de esta decisión es tremendo: sobre una superficie de más de 15.000 m2 y con proyecto urbanístico de

Pedro Gumiel, se empezaron a levantar los edificios que finalmente conformarán la "Manzana o Isla Universitaria": el Colegio Mayor de San Ildefonso, la Iglesia Universitaria, el

Patio Trilingüe, el Paraninfo, la Cárcel de Estudiantes, el Colegio de San Pedro y San Pablo, el de la Madre de Dios y el de Santa Catalina o de los Físicos.

El plano realizado por Ovando (fig. 6) nos muestra como todas las manzanas al Este del antiguo Coso (Plaza de Cervantes) pertenecen a la institución universitaria y éstas se nos

presentan con un claro trazado ortogonal en contraposición al trazado radial que predominaba en el medievo (fig. 3). La muralla medieval, albergaba a la ciudad renacentista.

Fig. 6. Plano de Juan de Ovando de 1564.

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A lo largo de los siglos XVI y XVII, culminada la obra de Cisneros y con la llegada al sillón prelaticio del Cardenal Sandoval y Rojas, Alcalá de Henares alcanza su máximo

esplendor. El plano del siglo XVII, según el Padre Lecanda (fig. 7), nos muestra una ciudad que ya ha desbordado los límites impuestos por el recinto amurallado,

principalmente en el Norte y el Este. En dicho plano se observa ya la calle de San Bernardo, como nuevo punto de entrada a la ciudad al haber quedado amortizada la Puerta

de Burgos tras su inclusión en los terrenos del Monasterio de San Bernardo. También en este siglo se le concede a Alcalá de Henares el Real Privilegio y Título de Ciudad,

firmado en Aranjuez el 5 de mayo de 1687 por el monarca Carlos II.

En los siglos XVIII y XIX Alcalá de Henares sufre pocos cambios en su urbanismo, aunque las huellas de la Guerra de la Independencia, se han dejado sentir en algunos de sus

más nobles edificios. Tal vez el hecho más importante que sucede en la ciudad en estos momentos es el comienzo de la demolición de las viviendas soportaladas que se

situaban enfrente de la Catedral-Magistral, en la actual Plaza de los Santos Niños. En 1868 el Concejo alcalaíno acordó la demolición de estas casas con objeto de facilitar el

tránsito a la antigua Plaza de la Picota a través de la calle de los Coches (hoy Cardenal Cisneros). No obstante no es sino hasta comienzos del siglo XX, cuando finaliza la

demolición de estos inmuebles. El siglo XIX es la época también de la desamortización y la desaparición de la Universidad, lo que va a imprimir un considerable deterioro a la

imagen urbana, renacentista y barroca de Alcalá de Henares.

Fig. 7. Alcalá de Henares en el siglo XVII. Plano del Padre J. J. de Lecanda.

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Es en 1943 cuando se lleva a cabo el proyecto de Ensanche y Urbanización redactado por José de Azpiroz en el que, patrimonialmente, era importante la creación de un

espacio que rodeaba el casco histórico y en donde quedaba prohibido todo tipo de obra nueva. El interior de este recinto también se protegía, dificultándose enormemente

mediante estrictas ordenanzas la construcción de nuevos edificios en los solares e, incluso, la modificación de los inmuebles históricos. Fuera del recinto histórico, se observa

un notable crecimiento hacia el Norte, provocado por la presencia de la estación de ferrocarril, planificándose un crecimiento ordenado de la ciudad ganando nuevas áreas con

mayor edificabilidad que compensen las limitaciones de crecimiento impuestas por razones obvias en el recinto histórico.

En los años sesenta del pasado siglo, Alcalá de Henares comienza un leve despegue económico que conlleva un crecimiento moderado de su población, la cual pasa de los

15.000 habitantes en 1940 a los algo más de 22.000 en 1960. El proyecto de Ensanche y Urbanización de 1943 parece no haber causado el impacto buscado en la ciudad y así

las industrias empiezan a localizarse incluso en las proximidades del recinto histórico que el Plan de 1943 pretendía proteger. La carretera de Madrid (N-II), así como las

restantes carreteras del municipio alcalaíno y las cercanías de la estación del ferrocarril, se convierten en los ejes de un incipiente desarrollo industrial y hacen acto de

presencia los bloques de viviendas en altura que llegan a transformar y modificar el paisaje urbano alcalaíno.

Los años 70 y 80, también del pasado siglo, son testigos de un importante crecimiento demográfico, llegándose en 1975 a superar la cifra de los 100.000 habitantes para llegar

en 1986 a los más de 141.000. Este desmesurado crecimiento supera y desborda las previsiones del Plan de Ensanche de 1943, pues al haber sido declarada Alcalá de Henares

"Polo de Desarrollo Industrial", comienza a transformarse en ciudad dormitorio de la Capital, sufriendo un acelerado y expansivo proceso de urbanización que llega a ocupar

los terrenos de la vega del Henares más inmediatos a su cauce. En 1977, numerosas colonias de vivienda protegida en bloque solucionan el gran aumento de población por

inmigración como consecuencia de la creciente oferta de trabajo de las industrias y en 1989 el desarrollo de la actividad industrial se ve acompañado de un importante

crecimiento de la vivienda unifamiliar (sector Este) y colectiva (sectores Norte, Oeste y Suroeste) en el municipio.

El Plan General de 1994 planificó el crecimiento de la ciudad por el Norte, desarrollo que superará con creces los límites marcados por la variante de la N-II. Por el Sur, este

progreso urbanístico va a llegar hasta los límites del río Henares, por el Oeste hasta el límite del término municipal, cerrándose por el Este con el campus externo de la

Universidad. Se prevé además la calificación de los terrenos para la construcción de viviendas unifamiliares, el uso residencial de vivienda colectiva, la distribución

pormenorizada del uso industrial del suelo, las zonas comerciales, la calificación de suelos para uso terciario, y la dotación de equipamientos sociales y deportivos; así como

todo un sistema de espacios libres, reservando un Plan Especial de Ordenación Urbana para el centro histórico de la ciudad.

El Plan Especial del Campus de la Universidad de Alcalá se sitúa en los terrenos del antiguo campo militar de aviación, proponiendo una ordenación y dotación de

equipamientos que incluye junto a los edificios docentes, viviendas para profesores y alumnos, un hospital clínico, centros sociales y comerciales, zona de servicios,

equipamientos deportivos y espacios libres, todo ello dentro de un estudiado sistema de comunicaciones. Se trata de una planificación semejante a la de una ciudad

autónoma, integrada sin embargo dentro del casco viejo de Alcalá a través de sus órganos de gobierno, que se encuentran emplazados en edificios históricos de la ciudad como

es el caso del Rectorado en el Colegio Mayor de San Ildefonso, contribuyendo al mismo tiempo a la recuperación urbana de su rico patrimonio artístico.

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Los antiguos edificios universitarios y/o conventuales del casco histórico de Alcalá se convierten de este modo en polos dinamizadores del buen funcionamiento de la nueva

Universidad, incluyendo facultades y centros docentes que llevan a cabo su actividad dentro de edificios históricos singulares, rehabilitados como potenciales contenedores de

albergar este uso. Es el caso del Colegio Mayor de San Ildefonso y de los numerosos Colegios Menores que estuvieron adheridos a la Universidad Cisneriana durante los siglos

XVI y XVII, entrando en declive en el siglo XVIII hasta ser clausurados por Real Decreto en 1836 para trasladar la sede universitaria a Madrid. Ya en 1998 se aprueba el Plan

Especial de Protección del Casco Histórico de Alcalá de Henares, incluido en la documentación presentada a la UNESCO para la declaración de la Ciudad Patrimonio de la

Humanidad ese mismo año. Se trata de una completa clasificación de los espacios y edificios monumentales del casco histórico y su entorno en función del grado de protección

al que se ven limitados para salvaguardar su enorme interés artístico, así como el área de delimitación del entorno declarado. Finalmente en la actualidad, el área urbana de

Alcalá ha experimentado un crecimiento acorde con las previsiones del Plan General de Ordenación Urbana de 1994. A 1 de enero de 2010, Alcalá de Henares presenta

204.120 habitantes y 87,72 km² de extensión, lo que hace una densidad de población de 2.326,94 habitantes por km².

Fig. 8. Vista aérea de Alcalá de Henares hacia 1930.

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Fig. 9. Vista aérea de Alcalá de Henares en 2010. (Centro Nacional de Información Geográfica).