Comunicado Nacional FCM

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FUN Comisiones MODEP PERSPECTIVAS Y RETOS DEL PROCESO DE NEGOCIACIÓN ENTRE LA INSURGENCIA Y EL GOBIERNO Las guerrillas en Colombia, con una existencia de más de cinco décadas son una realidad histórica y social. A lo largo de estos cincuenta años han surgido y desaparecido diferentes movimientos guerrilleros, algunos exterminados, otros auto disueltos, unos más reincorporados o reinsertados y otros que permanecen, como expresión de profundas desigualdades sociales y económicas y de un Estado que para viabilizar el capitalismo acude a la represión, a la violencia y al paramilitarismo. Hoy, una de estas guerrillas, las FARC- EP, en medio de una condición política difícil han tomado la decisión de iniciar negociaciones para poner fin al conflicto y discutir los términos políticos para seguir su camino. Esta condición hace imperiosa la pregunta por el sentido y significado de tal proceso de negociación, sus implicaciones y sus perspectivas. El proceso de negociación en contexto Pero vayamos por partes, ubiquemos el contexto político en medio del cual se presenta este proceso, digamos de entrada que el problema central del proceso de negociación para las partes involucradas es parar la guerra. Miremos primero a quienes detentan el poder en este país, quienes en cabeza del gobierno santista, han desarrollado el proceso de negociación bajo la perspectiva de que la continuidad de la guerra en Colombia es uno de tantos escollos para seguir profundizando y amasando grandes ganancias, es uno de muchos impedimentos para profundizar el desarrollo del TLC con Estados Unidos. Para los poderosos de este país, los mega monopolios y las potencias imperialistas que desean seguir saqueando los recursos naturales y las riquezas de nuestro territorio, se precisa que la insurgencia desaparezca, sea por la vía que sea, para de esta manera seguir invirtiendo sus capitales y así aumentar sus riquezas. Los ricos y los poderosos han puesto sus ojos en la extracción y producción de recursos vitales que se ubican en zonas de influencia de la insurgencia, por tanto precisan tener esas áreas pacificadas, sus territorios sin fuerzas insurgentes para así penetrar en esas zonas y explotarlos a sus anchas. Algunos analistas sostienen que el proceso de negociación costará unos cinco billones de pesos, cifra similar a las ganancias que alcanzó el sector financiero durante el primer semestre de 2012; en una relación costo-beneficio, la negociación para las clases dominantes es pues, un buen negocio. De otro lado, encontramos a la Insurgencia quien, en medio del avance militar del gobierno y su estrategia política, se encuentran en un periodo de repliegue estratégico. Es decir, se han desplazado principalmente a sus zonas de retaguardia, sus estructuras han sido fuertemente golpeadas y su pie de fuerza ha sido disminuido; a su vez estas organizaciones han desarrollado acciones y campañas para reorganizarse y responder con guerra de guerrillas a los golpes de las fuerzas armadas y buscan nuevos escenarios para resolver sus problema y avanzar en sus proyectos políticos. Nuestra perspectiva y nuestra posición frente a los procesos de negociación Como jóvenes y como revolucionarios, consideramos que como pueblo debemos analizar y respetar la decisión de las fuerzas insurgentes que decidan iniciar negociaciones con la intención de

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Perspectivas y Retos del Proceso de Negociación entre la Insurgencia y el Gobierno.

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FUN Comisiones – MODEP

PERSPECTIVAS Y RETOS DEL PROCESO DE NEGOCIACIÓN ENTRE LA

INSURGENCIA Y EL GOBIERNO

Las guerrillas en Colombia, con una existencia de más de cinco

décadas son una realidad histórica y social. A lo largo de estos

cincuenta años han surgido y desaparecido diferentes movimientos

guerrilleros, algunos exterminados, otros auto disueltos, unos más

reincorporados o reinsertados y otros que permanecen, como

expresión de profundas desigualdades sociales y económicas y de un

Estado que para viabilizar el capitalismo acude a la represión, a la

violencia y al paramilitarismo. Hoy, una de estas guerrillas, las FARC-

EP, en medio de una condición política difícil han tomado la decisión

de iniciar negociaciones para poner fin al conflicto y discutir los

términos políticos para seguir su camino. Esta condición hace

imperiosa la pregunta por el sentido y significado de tal proceso de

negociación, sus implicaciones y sus perspectivas.

El proceso de negociación en contexto

Pero vayamos por partes, ubiquemos el contexto político en medio

del cual se presenta este proceso, digamos de entrada que el

problema central del proceso de negociación para las partes

involucradas es parar la guerra. Miremos primero a quienes detentan

el poder en este país, quienes en cabeza del gobierno santista, han

desarrollado el proceso de negociación bajo la perspectiva de que la

continuidad de la guerra en Colombia es uno de tantos escollos para

seguir profundizando y amasando grandes ganancias, es uno de

muchos impedimentos para profundizar el desarrollo del TLC con

Estados Unidos.

Para los poderosos de este país, los mega monopolios y las potencias

imperialistas que desean seguir saqueando los recursos naturales y

las riquezas de nuestro territorio, se precisa que la insurgencia

desaparezca, sea por la vía que sea, para de esta manera seguir

invirtiendo sus capitales y así aumentar sus riquezas. Los ricos y los

poderosos han puesto sus ojos en la extracción y producción de

recursos vitales que se ubican en zonas de influencia de la

insurgencia, por tanto precisan tener esas áreas pacificadas, sus

territorios sin fuerzas insurgentes para así penetrar en esas zonas y

explotarlos a sus anchas. Algunos analistas sostienen que el proceso

de negociación costará unos cinco billones de pesos, cifra similar a las

ganancias que alcanzó el sector financiero durante el primer semestre

de 2012; en una relación costo-beneficio, la negociación para las

clases dominantes es pues, un buen negocio.

De otro lado, encontramos a la Insurgencia quien, en medio del

avance militar del gobierno y su estrategia política, se encuentran en

un periodo de repliegue estratégico. Es decir, se han desplazado

principalmente a sus zonas de retaguardia, sus estructuras han sido

fuertemente golpeadas y su pie de fuerza ha sido disminuido; a su vez

estas organizaciones han desarrollado acciones y campañas para

reorganizarse y responder con guerra de guerrillas a los golpes de las

fuerzas armadas y buscan nuevos escenarios para resolver sus

problema y avanzar en sus proyectos políticos.

Nuestra perspectiva y nuestra posición frente a los procesos de

negociación

Como jóvenes y como revolucionarios, consideramos que como

pueblo debemos analizar y respetar la decisión de las fuerzas

insurgentes que decidan iniciar negociaciones con la intención de

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crear escenarios que les permitan mantener su proyecto político. De

igual manera, debemos insistir en que el pueblo colombiano debe

seguir trabajando y luchando por sus derechos, persistir en la defensa

de la soberanía y, sobre todo, perseverar en la lucha por conseguir el

poder y construir un país diferente, una Colombia socialista.

Desde nuestra perspectiva, a pesar de que el gobierno hable de paz,

sabemos bien que a lo que se refieren es a tener un país pacificado, lo

que quieren es un pueblo callado que claudique en su lucha y no

pueda obstruir su plan político y económico; sabemos bien que el

gobierno a pesar de hablar de paz, seguirá impulsando una política

económica para hacer de Colombia una plataforma de inversión al

servicio del capital extranjero, sabemos bien que persistirán en la

construcción de un plan económico que solo generará más hambre y

miseria para nuestro pueblo. Por lo mismo, una cosa es que

respetemos las decisiones de las diferentes fuerzas revolucionarias,

otra que ello signifique que el único sentido de la lucha del pueblo sea

en este momento la búsqueda de la paz y dejar a un lado su proceso

de organización y reconstitución de las fuerzas sociales de un nuevo

proyecto de transformación revolucionario de la sociedad

colombiana, y olvidarse de la utilización de diferentes formas de

expresión y de lucha para alcanzar sus objetivos políticos, si bien se

debe discutir en los escenarios populares de debate sobre la paz, la

importancia de desarrollar la lucha por la construcción de un nuevo

proyecto nacional revolucionario que cuente con un amplio y

consciente respaldo social.

Es preciso insistir, debemos persistir en la lucha por la soberanía de

nuestro pueblo sobre sus recursos y por la autodeterminación del

pueblo colombiano; luchar por la independencia de nuestro país de

las directrices del imperialismo y los mega monopolios. Hoy tenemos

todo el derecho a insistir y persistir por alcanzar el poder, construir

una alternativa de país soberano, con democracia popular y por el

socialismo.

Federación Universitaria Nacional FUN Comisiones – MODEP

Movimiento por la defensa de los derechos del pueblo- MODEP

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