Conexión entre las frases que forman un párrafo

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Conexión entre las frases que forman un párrafo Cualquier texto debe transmitir un mensaje completo y cerrado en el que los párrafos estén articulados y se den sentido entre sí, y en el que las oraciones que los constituyen estén relacionadas y ordenadas. Nos surge ahora un nuevo problema: el que algunos tratados de redacción extranjeros denominan con un vocablo un tanto mecánico: “la conexión”. Decimos vocablo “mecánico” porque conectar parece un verbo más propio de un electricista que de un escritor. Sin embargo, de ello se trata en nuestro caso: de conectar o enlazar debidamente las distintas frases que forman un párrafo, para evitar las alteraciones innecesarias de persona, número o tiempo verbal entre dichas frases. En realidad, el problema que estudiamos aquí es de concordancia sintáctica de una parte, y de buen gusto y sentido literario de otra. Un ejemplo nos aclarará suficientemente lo que acabamos de exponer. En el siguiente párrafo han de tacharse las palabras que resulten un tanto incoherentes. Al margen del ejemplo, se escriben las palabras que han de sustituir a las tachadas y que van marcadas entre dos barras (/) oblicuas. “La gente no suele darse cuenta de lo ocupado que está siempre un periodista activo. /Hay/ que seguir y perseguir a la noticia doquiera se produzca y sea la hora que sea. Además, cuando llega un día festivo y las demás gentes descansan, /usted/ tiene que encerrarse en redacción a preparar sus informaciones para el día siguiente. Escribir una buena información /nos/ /suele/ /llevar/ varias horas de preparación y meditación sobre el tema. Si /usted/ además trabaja en alguna oficina esto lo tendrá prácticamente ocupado todo el día.” Corregido así el párrafo, queda mejor. Las frases están mejor conectadas unas con otras. No obstante, el gran escritor puede permitirse los juegos de composición que quiera. Todo depende de su habilidad y buen gusto para hacerlo. Sin embargo, al principiante no le estará de más tener en cuenta esta lección. Antes de lanzarse a las filigranas estilísticas le conviene

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Conexión entre las frases que forman un párrafo

Cualquier texto debe transmitir un mensaje completo y cerrado en el que los párrafos estén articulados y se den sentido entre sí, y en el que las oraciones que los constituyen estén relacionadas y ordenadas.

Nos surge ahora un nuevo problema: el que algunos tratados de redacción extranjeros denominan con un vocablo un tanto mecánico: “la conexión”. Decimos vocablo “mecánico” porque conectar parece un verbo más propio de un electricista que de un escritor. Sin embargo, de ello se trata en nuestro caso: de conectar o enlazar debidamente las distintas frases que forman un párrafo, para evitar las alteraciones innecesarias de persona, número o tiempo verbal entre dichas frases.

En realidad, el problema que estudiamos aquí es de concordancia sintáctica de una parte, y de buen gusto y sentido literario de otra.

Un ejemplo nos aclarará suficientemente lo que acabamos de exponer. En el siguiente párrafo han de tacharse las palabras que resulten un tanto incoherentes. Al margen del ejemplo, se escriben las palabras que han de sustituir a las tachadas y que van marcadas entre dos barras (/) oblicuas.

“La gente no suele darse cuenta de lo ocupado que está siempre un periodista activo. /Hay/ que seguir y perseguir a la noticia doquiera se produzca y sea la hora que sea. Además, cuando llega un día festivo y las demás gentes descansan, /usted/ tiene que encerrarse en redacción a preparar sus informaciones para el día siguiente. Escribir una buena información /nos/ /suele/ /llevar/ varias horas de preparación y meditación sobre el tema. Si /usted/ además trabaja en alguna oficina esto lo tendrá prácticamente ocupado todo el día.”

Corregido así el párrafo, queda mejor. Las frases están mejor conectadas unas con otras. No obstante, el gran escritor puede permitirse los juegos de composición que quiera. Todo depende de su habilidad y buen gusto para hacerlo. Sin embargo, al principiante no le estará de más tener en cuenta esta lección. Antes de lanzarse a las filigranas estilísticas le conviene dominar la redacción normal. Después, cuando ya domine el oficio, podrá permitirse ciertas licencias.

Los procedimientos de cohesión textual pueden ser léxicos, semánticos y gramaticales.

La coherencia del texto se consigue utilizando distintos procedimientos que dan cohesión a sus componentes. Entre ellos, son muy usuales los siguientes:

La recurrencia o repetición, que consiste en unir las oraciones repitiendo alguno de los elementos de una oración en la siguiente. Estos elementos pueden ser:

Palabras: Me llama TODOS LOS DÍA, y TODOS LOS DÍAS me dice lo mismo.

Sinónimos: La casa donde MORABA era herencia de sus padres. Por eso VIVÍA en una casa grande.

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Otras palabras con significación semejante: El próximo año iré a CUBA Y PUERTO RICO. Tengo ganas de conocer ESOS PAÍSES.

La deixis o señalamiento de algo mediante ciertos elementos lingüísticos, llamados deícticos, que muestran, como este o ésa, o que indican una persona, como yo o vosotros; un lugar, como allí o arriba, o un tiempo, como ayer o ahora. Son deícticos los pronombres los pronombres personales, los pronombres relativos, los posesivos, los demostrativos y los adverbios de lugar o de tiempo.

Cuando los deícticos señalan algo que no está presente pero que ya se ha enunciado antes, la deixis se llama anáfora:

Busco mi cuaderno, pero no LO veo. Estaba ENCIMA de esta mesa.

LO habrán guardado DENTRO del cajón Elsa o TU madre.

Cuando sucede lo contrario, es decir, cuando los deícticos anticipan algo que se dice después, la deixis se llama catáfora:

Lo que dijo fue ESTO: LE daré a Pablo todo el dinero.

Los enlaces fraseológicos constituidos por frases como Es decir, Esto es, O sea, Mejor dicho, Como te estaba diciendo, etc.

Los enlaces tonales entre oraciones sucesivas de un párrafo, por ejemplo, entre una pregunta con línea de entonación ascendente y su respuesta con línea de entonación ascendente y su respuesta con línea descendente:

¿Cuándo vas a venir?

Dentro de dos o tres días.