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CUADERNO 12 Configuraciones espaciales de escenarios urbanos y rurales. Desafíos pendientes en los procesos de inclusión educativa GABRIELA ITZCOVICH ISSN 1999-6179 / enero 2012

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CUADERNO 12

Configuraciones espaciales de escenarios urbanos y rurales. Desafíos pendientes en los procesos de inclusión educativa

GABRIELA ITZCOVICH ISSN 1999-6179 / enero 2012

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GABRIELA ITZCOVICH: CONFIGURACIONES ESPACIALES DE ESCENARIOS URBANOS Y RURALES. DESAFÍOS PENDIENTES EN LOS PROCESOS DE

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International Institute for Educational Planning 7-9 rue Eugène-Delacroix 75116, París Francia © IIPE – UNESCO Sede Regional Buenos Aires Agüero 2071 C1425EHS, Buenos Aires Argentina www.iipe-buenosaires.org.ar © Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) Bravo Murillo 38 28015, Madrid España www.oei.es ISSN: 1999-6179 Las ideas y las opiniones expresadas en este documento son propias de la autora y no representan necesariamente los puntos de vista de la UNESCO o del IIPE. Las designaciones empleadas y la presentación de material no implican la expresión de ninguna opinión, cualquiera que esta fuere, por parte de la UNESCO, del IIPE, o de la OEI, concernientes al status legal de cualquier país, territorio, ciudad o área, o e sus autoridades, fronteras o límites. Se permite la reproducción total o parcial del material, siempre que se cite claramente el nombre de la fuente, el nombre del autor, el título del artículo y la URL (http://www.siteal.iipe-oei.org), tanto en medios impresos como en medios digitales.

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CONFIGURACIONES ESPACIALES DE ESCENARIOS URBANOS Y RURALES. DESAFÍOS PENDIENTES EN LOS PROCESOS DE INCLUSIÓN ED UCATIVA

Introducción

Resulta por lo menos paradójico que en tiempos de globalización, en donde el acceso a información producida en cualquier lugar del mundo está cada vez más al alcance de la mano (gracias al avance de la tecnología y las comunicaciones), aún exista una brecha en la escolarización de niños y jóvenes, según el área geográfica de residencia.

La paradoja radica en el hecho de que precisamente los sectores con menos acceso a los “flujos” de la información y la comunicación y más atados a la experiencia local, al encuentro cara a cara como ámbito fundamental de formación, son los que tienen las mayores dificultades de permanecer en la escuela.

Al analizar las tasas de escolarización de los adolescentes de 15 a 17 años de edad se observa que la brecha según área geográfica de residencia está presente en los diferentes países de la región. En algunos casos esta brecha es menor, como por ejemplo en el caso de Chile (en áreas urbanas la tasa de escolarización es de 91,8% y en áreas rurales es de 89,3%) y República Dominicana (en áreas urbanas la tasa de escolarización es de 86,6% y en áreas rurales es de 82,2%), pero en otros países estas brechas en la asistencia superan los veinte puntos porcentuales (como en el caso de El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Paraguay) o inclusive en el caso de Honduras, la diferencia entre áreas supera los 30 puntos (en áreas urbanas la tasa de escolarización es de 71,9% y en áreas rurales es de 39%).1

Estos datos muestran la imperiosa necesidad de profundizar en el conocimiento de las brechas educativas según el área geográfica de residencia, en los países de la región.

Afinar la mirada respecto de las brechas entre áreas geográficas conlleva necesariamente a cuestionar el enfoque dicotómico de contraposición urbano- rural basado en las teorías de desarrollo y modernización de las décadas del 50 y 60. En este enfoque el ámbito rural ha sido visualizado como un ámbito homogéneo, localista y centrado en actividades agropecuarias de producción, en contraposición con el ámbito urbano, caracterizado como moderno y centrado en actividades industriales. Sin embargo algunos cambios ocurridos como los avances en ciencia y tecnología, las transformaciones en los medios de transporte y las comunicaciones, la expansión de actividades no agropecuarias en el mundo rural entre otros,

1 SITEAL: http://www.siteal.iipe-oei.org/. Base de Datos en base a Encuestas de Hogares de cada país. Años 2009-2010.

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incrementan la diversidad de aquello a lo que habitualmente se denomina “rural”2.

Si bien otros enfoques, como el enfoque del continuum3 constituyen intentos de superación del abordaje dicotómico, la propia noción de gradiente puede ser problematizada en el sentido de que sigue tomando a lo urbano como punto de referencia.

Por otra parte, en los últimos años se evidencia un aumento del interés respecto de la cuestión espacial y territorial por parte de las ciencias sociales. En esta revalorización lo espacial deja de ser considerado algo subsidiario y secundario a las estructuras sociales, y pasa a ser considerado parte constitutiva de estas: el espacio “no es un reflejo de la sociedad sino su expresión, no es su reflejo sino que es la sociedad misma”4.

A partir de estas consideraciones previas, en el presente cuaderno se intenta dar cuenta de las brechas educativas entre áreas geográficas, pero integrando al análisis diversas lógicas espaciales que atraviesan, redefiniendo, la relación urbano- rural.

En el ejercicio que aquí se desarrolla se pretende observar si existen diferentes agrupamientos espaciales que atraviesan la dicotomía urbano-rural, y si estos agrupamientos, definidos a partir de un criterio espacial, dan lugar a la conformación de contextos sociales diferenciados. Al mismo tiempo se intenta una aproximación a la diversidad rural, a partir de diferenciar situaciones de mayor inclusión de otras de mayor exclusión social. Finalmente se analizan cuáles son los desafíos que plantean los diferentes escenarios en términos de inclusión educativa, lo cual invita necesariamente a una reflexión acerca de la capacidad de integración de los estados respecto de sus poblaciones más postergadas.

Para dar cuenta de los diferentes agrupamientos se analiza la distribución espacial de la población rural, a fin de ver si esta distribución permite detectar zonas homogéneas. Se trabaja con medidas de autocorrelación espacial, las cuales permiten ver el grado de agrupamiento de un atributo. Específicamente estas medidas dan la posibilidad de observar si una determinada distribución se produce de manera aleatoria o si existe algún tipo de correlación entre las diferentes unidades espaciales.

En el presente ejercicio se trabaja con 10 países de la región: Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Perú, tomando

2 Manzanal, Mabel: “Regiones, territorios e instituciones del Desarrollo Rural”, en “Desarrollo rural- Organizaciones,

instituciones y territorios”. Ediciones Ciccus- 2006

3 SILI, Marcelo: “Fragmentación territorial y desarrollo rural: Nuevas interpretaciones y propuestas para el desarrollo de los

territorios rurales en un contexto de globalización- Serie Desarrollo Sustentable- Documento de trabajo N1- Banco Mundial -

Octubre de 2007.

4 Castells, M: La Era de la Información. Vol. I: La Sociedad Red. México, Distrito Federal: Siglo XXI Editores. 2002.

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como fuente de información el Censo Nacional5 de cada país de la ronda 20006.

Se trabaja con datos desagregados a escala local, a nivel municipio7. El hecho de trabajar con los datos desagregados a nivel local es lo que da la posibilidad de analizar las heterogeneidades presentes en las distribuciones espaciales.

Agrupamientos espaciales y escenarios sociales en t orno a la distribución de la población rural.

A continuación se analiza como es la distribución espacial de la población rural en un conjunto de países seleccionados, de América Latina.

En primer lugar se intenta verificar si existen diferentes configuraciones en torno a la distribución espacial de la población rural. En segundo lugar se trata de ver si estas diferentes configuraciones espaciales dan lugar a escenarios diferenciados en términos sociales.

Para la realización de este ejercicio se utilizaron técnicas de autocorrelación espacial.

Las técnicas de autocorrelación espacial brindan la posibilidad de observar la influencia del componente espacial en el comportamiento de una variable. Existe autocorrelación espacial si la proximidad entre unidades espaciales (en este caso, municipios) es significativa en la distribución de las variables. Es decir, una variable se encontrará espacialmente autocorrelacionada cuando los valores observados en una determinada unidad espacial se relacionen con los valores observados en las unidades vecinas8.

El análisis espacial se realizó a través del software Geoda. Los agrupamientos se generaron mediante indicadores locales de asociación espacial LISA, que presentan la ventaja (a diferencia de los indicadores globales) de permitir la identificación de la heterogeneidad espacial.

5 Si bien son conocidas las desventajas de dicha fuente de información en relación con la actualidad de los datos, resulta la

fuente más pertinente para el análisis con información desagregada, habilitando la lectura de información sobre algunos nichos,

que sería imposible de ser capturada desde otras fuentes de información.

6 Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000),

Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

7 Se trabaja con el menor nivel de representación política, que es el gobierno local. En muchos casos se

denomina municipio, en otros casos cantón. Por razones de simplificación de la escritura se aludirá siempre a los municipios.

8 Buzai, G. y Baxendale, C.: “Análisis Socio-espacial con Sistemas de Información Geográfica.” Buenos Aires: Lugar Editorial:

GEPAMA, 2006.

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A partir de este procedimiento fueron identificados 4 agrupamientos espaciales:

• Alto-alto: la autocorrelación espacial es positiva, es decir áreas con alto porcentaje de población rural están rodeadas significativamente de áreas que están bajo la misma condición, obteniéndose una lógica espacial de contigüidad.

• Bajo-bajo: la autocorrelación espacial también es positiva, pero en este caso son áreas de valores bajos de población rural las que se encuentran rodeadas de áreas bajo la misma condición. La lógica espacial, al igual que el primer grupo, es de contigüidad.

• Mixtos: la autocorrelación espacial es negativa. Incluye dos agrupamientos espaciales diferentes9:

Alto- Bajo: áreas de valores altos rodeadas, significativamente de áreas con valores bajos de población rural

Bajo-Alto: áreas de valores bajos rodeadas de áreas de valores altos de población rural.

La lógica espacial en ambos casos es discontinua.

• Sin autocorrelación espacial: los valores de la variable no se relacionan significativamente con los valores de las áreas vecinas. La lógica espacial es aleatoria.

Desde el punto de vista cuantitativo (ver tabla 1) se observa que aproximadamente la mitad de los municipios presentan algún tipo de autocorrelación espacial, mientras que la otra mitad de los municipios no presentan autocorrelación espacial, es decir, que en estos casos la distribución de la población rural a lo largo del territorio se produce de manera aleatoria. Las zonas alto-alto, si bien representan aproximadamente a un cuarto de los municipios, albergan a una menor proporción de población. Contrariamente las áreas bajo-bajo, concentran a una menor proporción de municipios pero albergan a más del 40% de la población total. El agrupamiento mixto presenta una menor relevancia, en términos cuantitativos.

9 Se sumaron ambos agrupamientos por presentar menor relevancia cuantitativa y porque a ambos grupos los unifica la

situación de discontinuidad espacial.

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TABLA 1: DISTRIBUCIÓN DE MUNICIPIOS Y DE POBLACIÓN SEGÚN AGRUPAMIENTOS ESPACIALES. AÑOS 2000-2007

Agrupamientos espaciales Porcentaje de municipios

Porcentaje de población

Alto-alto 26,27 13,80

Bajo-bajo 19,69 42,60

Mixto 0,80 1,00

Sin autocorrelacion espacial 53,23 42,6

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000),

Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

Ahora bien, ¿cómo son estos agrupamientos espaciales?, ¿constituyen escenarios sociales diferenciados?

En el análisis de la información se observa que estos agrupamientos presentan importantes diferencias entre sí (ver tabla 2).

Los agrupamientos alto-alto, están definidos por una alta incidencia de población rural (presentan un promedio de 85% de población rural, y el 90% de los municipios tiene más del 60% de población rural) y la misma se distribuye espacialmente de un modo contiguo. Como ya se señalara, aunque representan una proporción importante de municipios (26%), albergan una menor proporción de población. Se trata de zonas con un fuerte énfasis en elementos agrarios e informalidad respecto del mercado laboral (un 15% de la población ocupada no recibe remuneración). Respecto de los factores demográficos estos agrupamientos tienen menor densidad de población y también muy baja presencia de inmigrantes, lo cual da lugar a interpretar estos espacios como de baja movilidad. Asimismo, la situación de contigüidad se combina con una situación de mayor precariedad que se evidencia en las importantes carencias en el acceso a recursos (la mitad de los hogares no tiene conexión de agua a red, y el 83% no tiene desagüe cloacal a red pública), y de cierto aislamiento en el acceso a información y comunicación (solo 3 de cada 10 hogares poseen televisión). El componente étnico es otro atributo diferencial de estos espacios: el 40% de los hogares tiene algún miembro con ascendencia indígena. La situación de menor desarrollo del mercado laboral, precariedad en el acceso a recursos, aislamiento en términos de información y comunicación combinada con la lógica espacial de contigüidad da lugar a la denominación de estos escenarios como agrupamientos rurales segregados.

Los agrupamientos bajo- bajo, como ya se señaló, se emplazan en zonas urbanas contiguas espacialmente. Presentan la menor incidencia de población rural (en promedio tienen solo un 22% de población rural; asimismo el 70% de los municipios tienen menos del 30% de población rural). Propio de las grandes ciudades, concentran a una menor proporción de municipios pero albergan a más del 40% de la población total. Presentan un mercado de trabajo más desarrollado (el 70% de los

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ocupados realiza actividades en el sector secundario o terciario) y los hogares cuentan con mayor acceso a los diferentes recursos (agua potable, desagüe cloacal a red, medios de comunicación). En este caso, contrariamente a lo observado en el agrupamiento anterior, la situación de contigüidad “urbana” lejos de dar lugar a una situación de segregación y exclusión, se transforma en un facilitador en el acceso a recursos. La mayor densidad de población y presencia de población inmigrante lleva a definir a estos escenarios como agrupamientos urbanos de grandes ciudades.

Los agrupamientos mixtos, como se dijo anteriormente, presentan una lógica espacial de alternancia (es decir unidades más rurales son contiguas a unidades más urbanas y viceversa). Es decir, estos agrupamientos reúnen tanto áreas más urbanas como áreas más rurales. Por esta razón, si bien presentan una alta incidencia de población rural (en promedio el 60% de la población es rural), existe un 40% de municipios con menos del 30% de población rural.

Al analizar los datos se observa que esta figura espacial se traduce en una situación de mayor integración en términos sociales, en comparación con los agrupamientos rurales segregados. Se observa que el 40% de los ocupados realizan actividades en el sector primario, y existen importantes dificultades en términos de infraestructura de los hogares (el 60% no tiene desagüe cloacal a red). Sin embargo esta situación convive con cierta diversificación del mercado laboral (el 40% de los ocupados realiza actividades en el sector terciario de la economía, el doble de lo registrado en los agrupamientos rurales segregados). Por otra parte, desde el punto de vista demográfico, en comparación con el primer grupo, aumenta significativamente la densidad de población y la movilidad, observada en una mayor presencia de inmigrantes internos. También se observa una mayor presencia de medios de comunicación: cinco veces más hogares con teléfono y con computadora en comparación con el primer grupo. Estos agrupamientos de menor relevancia cuantitativa, y mayor mixtura entre lo urbano y lo rural, se han denominado enclaves.

Antes de continuar resulta pertinente plantear un interrogante.

Evidentemente es posible que estos enclaves presenten una situación más favorable en comparación con los agrupamientos rurales segregados, justamente por contar en su interior con una mayor presencia de zonas más urbanizadas. Ahora bien, si la condición de ruralidad se mantiene estable ¿la diferencia entre ambos agrupamientos se mantiene o se diluye?

Si se seleccionan solo los municipios con más del 60% de población rural y se observa el comportamiento de los diferentes indicadores aquí considerados se verifica que las diferencias entre los agrupamientos rurales segregados y los enclaves, se mantienen (ver gráfico 1). Es decir, pese a que se focaliza la mirada en ambos casos, en contextos altamente rurales (en promedio el 90% de la población es rural) y de muy baja densidad de población, los enclaves presentan una situación más favorable en comparación con los escenarios rurales segregados, tanto en condiciones de

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infraestructura (con un 20% menos de hogares sin desagüe cloacal que los contextos rurales segregados), presencia de medios de comunicación (tienen el doble de hogares con televisión), desarrollo del mercado laboral (presentan el doble de ocupados en el sector terciario de la economía). Es decir, esta información alerta que no es lo mismo “ser rural” rodeado de rurales, que “ser rural” rodeado de zonas más urbanas en lo que refiere a posibilidades de acceder a recursos y oportunidades.

TABLA 2: INDICADORES SEGÚN AGRUPAMIENTOS ESPACIALES. PROMEDIOS. AÑOS 2000-2007

Indicadores (promedio)

Agrupamientos Espaciales

Rurales segregados espacialmente

Urbanos de grandes ciudades

Enclaves Sin autocorrelación espacial

Población rural (%) 85,30 22,65 61,68 60,41

Hogares con algún miembro indígena (%) 40,68 16,18 19,89 21,87

Hogares sin agua a red (%) 47,14 16,22 30,86 37,11

Hogares sin desagüe cloacal a red (%) 83,06 29,87 57,93 68,25

*Hogares con teléfono (%) 5,13 25,90 26,09 12,31

**Hogares con computadora (%) 1,57 9,87 8,86 2,85

**Hogares con televisión (%) 32,56 80,04 69,70 53,37

Hogares con clima educativo bajo (%) 67,51 22,73 44,86 56,07

Hogares con clima educativo alto (%) 4,29 22,80 13,87 7,14

Ocupados en el sector primario (%) 65,26 25,63 38,22 51,29

Ocupados en el sector secundario (%) 11,23 22,08 16,99 14,62

Ocupados en el sector terciario (%) 20,17 52,42 40,72 29,55

***Ocupados no remunerados (%) 15,84 5,65 5,97 10,07

Inmigrantes internos (%) 7,77 30,30 28,42 15,14

Densidad de población 49,52 848,61 110,12 77,42

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

* Sin información para Guatemala

** Sin información para Guatemala y Ecuador

*** Sin información para Nicaragua

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GRÁFICO 1: PORCENTAJE DE POBLACIÓN RURAL, PORCENTAJE DE HOGARES SIN DESAGÜE CLOACAL A RED PÚBLICA, PORCENTAJE DE HOGARES CON TELEVISIÓN, PORCENTAJE DE OCUPADOS EN EL SECTOR TERCIARIO DE LA ECONOMÍA, PORCENTAJE DE INMIGRANTES INTERNOS, SEGÚN AGRUPAMIENTO ESPACIAL, EN MUNICIPIOS CON MÁS DEL 60% DE POBLACIÓN RURAL

,00

10,00

20,00

30,00

40,00

50,00

60,00

70,00

80,00

90,00

100,00

Población rural

(%)

Hogares sin

cloaca (%)

Hogares con

televisión (%)

Ocupados en

sector terciario

(%)

Inmigrantes

internos (%)

Rurales segregados

Enclaves

Por ende, como corolario de lo observado hasta aquí se puede sugerir que en la relación entre lo urbano y lo rural, lo espacial importa. La distribución espacial de la población rural da lugar a la conformación de escenarios diferentes en términos sociales, demográficos, económicos. El ejercicio permite diferenciar zonas de alta ruralidad más concentrada espacialmente (Mapa 1, color rojo), zonas urbanas concentradas (Mapa 1, color azul) y zonas en donde lo urbano se entremezcla con lo rural constituyendo espacios de mixtura (Mapa 1, color rosa). Asimismo se pudieron diferenciar situaciones rurales segregadas de situaciones rurales de mayor integración social, las cuales se encuentran asociadas a la disposición espacial de la población rural.

Sin embargo, como ya se observó, existen una gran cantidad de municipios que responden a otra lógica espacial, ya que no se definen en términos de autocorrelaciones. Estos agrupamientos, lejos de constituir un “residuo” del ejercicio, representan amplias superficies (mapa 1, color gris), de hecho constituyen el 52% de los municipios (tabla 1).

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MAPA 1: AGRUPAMIENTOS ESPACIALES DEFINIDOS EN FUNCIÓN DE LA DISTRIBUCIÓN DE ESPACIAL DE LA POBLACIÓN RURAL (MÉTODO LISA).

Es decir, si bien, en un primer paso, a partir del análisis espacial fue posible dar cuenta de algunas situaciones que atraviesan la dicotomía urbano-rural, evidentemente hay otro conjunto de situaciones que deben tratarse a partir de otro abordaje.

Considerando que el agrupamiento sin autocorrelación espacial encierra un conjunto muy diverso de situaciones, se vuelve necesario recurrir a una técnica que permita una aproximación a esta heterogeneidad. Para ello se recurre al análisis de cluster, ya que se trata de una técnica que permite diferenciar conjuntos homogéneos en su interior y heterogéneos respecto de los demás conjuntos.

En este segundo paso, para la conformación de los clusters, se consideraron variables10 representativas de diferentes dimensiones: demográficas, económicas, productivas, sociales, culturales, étnicas, de acceso a información y comunicación.

Las variables consideradas fueron:

• Población rural (%)

10 Las mismas fueron utilizadas como variables dependientes en la caracterización de los agrupamientos espaciales.

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• Hogares con algún miembro indígena (%)

• Hogares sin conexión de agua a red pública (%)

• Hogares sin desagüe cloacal a red pública (%)

• Hogares con clima educativo bajo (%)

• Hogares con clima educativo alto (%)

• Ocupados sector primario (%)

• Ocupados sector secundario (%)

• Ocupados sector terciario (%)

• Ocupados no remunerados (%)

• Inmigrantes internos (%)

• Densidad de población

A partir del análisis de cluster fue posible identificar tres escenarios sociales al interior del agrupamiento sin autocorrelación espacial, los cuales a partir del análisis del comportamiento de las diferentes variables recibieron distintas denominaciones.

Es importante aclarar que en estos ejercicios clasificatorios siempre existe una dosis de arbitrariedad. Se trata solo de un intento de aproximación a una realidad que sin duda es más compleja que lo que aquí se muestra. Por otra parte, las denominaciones de cada uno de los escenarios fueron seleccionadas buscando sintetizar las características más salientes de cada grupo de acuerdo al comportamiento de las variables que aquí se analizaron.

¿Cómo son estos escenarios?, ¿qué características presentan?, ¿cuánto representan del conjunto de municipios y del total de la población?

En las tablas 3 y 4 se pueden observar las particularidades de cada escenario.

Los escenarios urbanos de pequeñas ciudades, con menor relevancia cuantitativa, tienen solo un 22% (en promedio) de población rural y el 70% de los municipios tiene menos del 30% de población rural. Los indicadores se comportan de un modo similar al agrupamiento urbano de grandes ciudades, y la diferencia fundamental respecto de estos es una menor densidad de población, lo cual lleva a denominarlos como escenarios urbanos de pequeñas ciudades.

Los escenarios rurales pobres no indígenas, presentan un mayor peso cuantitativo, tanto en la proporción de municipios como de población que albergan. Si bien constituyen superficies extensas, no representan zonas homogéneas desde el punto de vista de la distribución espacial de la población rural (la distribución de zonas urbanas y zonas rurales es aleatoria).

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En promedio el 64% de la población es rural y la mitad de los municipios tiene más del 60% de población rural. Presentan importantes problemas de infraestructura (70% de los hogares sin desagüe cloacal a red) y bajo desarrollo del mercado laboral (la mitad de la población realiza actividades en el sector primario de la economía), y a diferencia de los escenarios que se presentan a continuación, tienen una baja presencia indígena (solo el 9% de los hogares con algún miembro indígena), por eso se los ha denominado rurales pobres no indígenas. Es interesante agregar que en los diferentes indicadores se observa una situación más beneficiosa en comparación con los escenarios rurales segregados espacialmente. Es decir, aún en situación de pobreza se encuentran más integrados que estos últimos.

Finalmente, los escenarios rurales pobres indígenas representan una menor proporción tanto de municipios como de población, y una muy baja densidad población (en promedio). Los indicadores se comportan de un modo similar a lo registrado en los escenarios rurales segregados. A los problemas de infraestructura (85% de los hogares sin desagüe cloacal a red) se agrega un bajo desarrollo del mercado laboral (60% de los ocupados realiza actividades en el sector primario) y menor acceso a medios de información y comunicación (menos de un tercio de los hogares tiene televisión). La situación de mayor vulnerabilidad en cuanto a condiciones de mercado de trabajo e infraestructura se combina con una fuerte presencia de comunidades indígenas (más del 80% de los hogares - en promedio- tiene algún miembro con ascendencia indígena) por eso se han dado en llamar escenarios rurales pobres indígenas.

TABLA 3: DISTRIBUCIÓN DE MUNICIPIOS Y DE POBLACIÓN SEGÚN ESCENARIOS AL INTERIOR DEL AGRUPAMIENTO SIN AUTOCORRELACIÓN ESPACIAL. 2000-2007

Escenarios al interior del agrupamiento sin autocorrelación espacial

Porcentaje de municipios

Porcentaje de población

Urbanos de pequeñas ciudades 3,79 5,10

Rurales pobres no indígenas 40,87 34,00

Rurales pobres indígenas 8,57 3,50

Total sin autocorrelación espacial

53,23 42,6

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000),

Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000),

Perú (2007).

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TABLA 4: INDICADORES SEGÚN ESCENARIOS SOCIALES CORRESPONDIENTES AL AGRUPAMIENTO ESPACIAL SIN AUTOCORRELACIÓN. 2000-2007

Indicadores (promedio)

Agrupamiento sin autocorrelación espacial

Urbanos de pequeñas ciudades

Rurales pobres no indígenas

Rurales pobres indígenas

Población rural (%) 22,90 64,05 60,11

Hogares con algún miembro indígena (%) 14,21 9,47 86,78

Hogares sin agua a red (%) 20,37 37,09 49,54

Hogares sin desagüe cloacal a red (%) 47,32 69,43 85,65

*Hogares con teléfono (%) 27,05 11,38 1,86

**Hogares con computadora (%) 8,34 2,07 1,12

**Hogares con televisión (%) 73,39 55,27 26,69

Hogares con clima educativo bajo (%) 36,57 58,38 58,70

Hogares con clima educativo alto (%) 15,47 5,65 5,67

Ocupados sector primario (%) 29,22 52,03 62,82

Ocupados sector secundario (%) 21,66 14,27 11,86

Ocupados sector terciario (%) 44,03 28,62 24,11

***Ocupados no remunerados (%) 3,41 9,72 16,83

Inmigrantes internos (%) 23,62 15,42 6,83

Densidad de población 130,23 60,51 69,11

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001),

Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

* Sin información para Guatemala

** Sin información para Guatemala y Ecuador

*** Sin información para Nicaragua

En síntesis, es posible plantear que la dimensión espacial opera en la contraposición urbano-rural, dando lugar a escenarios claramente diferenciados desde el punto de vista social, económico, demográfico, etc. Se encontraron dos agrupamientos que dan cuenta de una fuerte segmentación espacial entre zonas rurales de fuerte exclusión y zonas de alta concentración urbana. Es interesante observar que la situación de contigüidad no implica lo mismo en escenarios más urbanos que en los rurales. Mientras que en las áreas más urbanas la contigüidad (es decir, estar rodeado de municipios en igual situación) opera positivamente, facilitando las posibilidades de acceso a una estructura de oportunidades; en las zonas más rurales, la contigüidad pareciera operar negativamente, limitando el acceso a dicha estructura, generando consecuencias importantes tanto en términos de apropiación de recursos como de integración social. Contrariamente se verifica también la existencia de zonas en donde se entremezclan situaciones rurales y urbanas, en las cuales las áreas más

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rurales presentan una situación de mayor integración espacial y social, en comparación con las zonas rurales segregadas. Por otra parte fueron encontrados conjuntos de municipios en los cuales la población rural no presenta correlación espacial. Este conjunto de municipios, lejos de constituir un agrupamiento homogéneo, reúne una diversidad de situaciones en su interior: escenarios más urbanos, escenarios rurales pobres no indígenas (con una situación más favorable que los escenarios rurales segregados) y escenarios rurales pobres indígenas (en una situación de fuerte exclusión social).

Escenarios y países: Diferentes capacidades de inte gración.

¿De qué modo se expresan los diferentes agrupamientos espaciales y escenarios sociales en cada uno de los países?, ¿qué capacidad de integración tienen los estados respecto de los grupos más postergados?

Al analizar la información (ver tabla 5) se observa que Chile, Colombia, México y Perú son los países menos rurales del grupo de países considerados. Sin embargo en estos países se registra una gran proporción de municipios en los cuales la distribución de la población rural se presenta bajo la forma de autocorrelación espacial (más del 45% de los municipios), distribuyéndose entre los escenarios rurales segregados y urbanos de grandes ciudades. Es decir que en estos países, pese a haber una menor incidencia de población rural la misma se encuentra más segmentada espacialmente. En comparación con otros, estos países presentan una mayor extensión de los escenarios urbanos de grandes ciudades. También son países atravesados por una mayor heterogeneidad de situaciones, que se expresan de un modo particular en cada país. En el caso de Chile también se observa una incidencia importante de enclaves y de agrupamientos urbanos de pequeñas ciudades; en el caso de Perú la presencia de zonas rurales pobres indígenas (Mapa 2). Colombia y México presentan también una importante extensión de zonas rurales en situación de pobreza. Vale agregar que en el caso de Perú y Colombia el 60% de la población vive en los agrupamientos urbanos de grandes ciudades.

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MAPA 2: AGRUPAMIENTOS ESPACIALES Y ESCENARIOS SOCIALES. CHILE Y PERÚ.

Por otra parte existen países más rurales como Ecuador y Panamá (más del 30% de población rural) y altamente rurales como Nicaragua y Honduras, que, contrariamente al grupo anterior, en la mayor parte de los municipios (60% y en algunos casos el 70%), la población rural no presenta una distribución con autocorrelación espacial. Este hecho tiene que ver, no con que no existan espacios rurales más segregados, sino con la menor extensión que ocupan, en estos países, las superficies urbanas. Son países territorialmente más homogéneos, anclados, mayoritariamente, en la situación de pobreza rural (ver tabla 5). De todos modos, en los dos países más rurales, Honduras y Nicaragua, es relevante el peso de los agrupamientos rurales segregados (un cuarto de los municipios). Desde el punto de vista de la población que reside en estos espacios es importante señalar una diferencia entre estos países. Mientras que en el caso de Ecuador, Honduras y Nicaragua la mitad o más de la población reside en zonas rurales pobres no indígenas (y en Nicaragua un cuarto de la población vive en zonas rurales segregadas), en el caso de Panamá solo un tercio vive en estas áreas rurales pobres no indígenas y en cambio la mitad de la población vive en los agrupamientos urbanos de grandes ciudades.

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MAPA 3: AGRUPAMIENTOS ESPACIALES Y ESCENARIOS SOCIALES. PANAMÁ

Finalmente, Guatemala y Costa Rica comparten el hecho de ser países altamente rurales (54,6% y 41% de población rural) y tener una importante proporción de municipios con autocorrelación espacial. Es decir, en estos países es mayor la incidencia de población rural y a la vez esta se encuentra segmentada espacialmente. Se diferencian en el hecho de que Costa Rica presenta una mayor proporción de municipios urbanos de grandes ciudades en convivencia con zonas de pobreza rural no indígena y en el caso de Guatemala se observa una incidencia mayor de zonas rurales segregadas y un peso importante de zonas rurales pobres indígenas. Vale agregar que en el caso de Guatemala, las zonas rurales segregadas presentan una mayor incidencia de población indígena que en los demás países (en promedio, el 70% de los hogares tiene presencia indígena). Por otra parte mientras que en Costa Rica un 40% de la población vive en los conglomerados urbanos, en Guatemala casi un tercio de la población vive en las zonas rurales segregadas, y un 12% vive en las áreas rurales pobres indígenas (el doble de Perú en donde pese a que el 19% de los municipios conforma estas zonas, solo el 6% de la población reside en ellas)

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MAPA 4: AGRUPAMIENTOS ESPACIALES Y ESCENARIOS SOCIALES. GUATEMALA

TABLA 5: PORCENTAJE DE POBLACIÓN RURAL POR PAÍS Y DISTRIBUCIÓN DE MUNICIPIOS SEGÚN AGRUPAMIENTOS ESPACIALES, POR PAÍS. AÑOS 2000-2007

Países % de población rural

Agrupamientos con autocorrelación espacial

Agrupamientos sin autocorrelación espacial

Rurales segregados espacialmente

Urbanos de grandes ciudades

Enclaves Urbanos de pequeñas ciudades

Rurales pobres no indígenas

Rurales pobres indígenas

Chile 13,4 23,29 19,25 4,97 36,02 16,15 0,31

Colombia 24 28,22 19,77 0,85 1,27 49,05 0,85

Perú 24 26,49 20,57 0,05 4,22 29,07 19,58

México 25,4 27,28 22,39 0,39 1,62 42,73 5,59

Panamá 37,8 17,57 5,41 2,70 8,11 60,81 5,41

Ecuador 38,9 16,06 6,88 4,13 0,00 72,48 0,46

Costa Rica 41 22,22 25,93 0,00 0,00 51,85 0,00

Nicaragua 45,2 25,00 7,89 1,32 0,00 65,13 0,66

Honduras 54 24,83 9,06 1,68 0,00 61,07 3,36

Guatemala 54,6 29,57 18,12 0,00 0,00 36,84 15,48

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

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Ahora bien, ¿qué capacidad de integración tienen los estados respecto de sus poblaciones más postergadas?

Se analizan a continuación los niveles de inclusión educativa11 alcanzados en los distintos escenarios, en cada uno de los países para los niveles primario, secundario bajo y secundario alto. En este caso se deja a un lado el análisis de las brechas entre zonas más urbanas y rurales y se focaliza la atención en los escenarios con mayor incidencia de población rural. ¿Qué diferencias existen, en términos de escolarización de la población, entre estos escenarios? ¿La situación es similar en los diferentes países o es variable?

En primer lugar se observa cierta regularidad en los diferentes países, respecto de las diferencias que se registran entre los escenarios.

En casi todos los países (aunque con diferentes intensidades) se observa una situación más favorable en los escenarios definidos como enclaves12, que reafirma su situación de mayor integración espacial, inclusión social y educativa. Contrariamente se observa que los escenarios rurales segregados y los escenarios rurales pobres indígenas, atravesados por expresiones geográficas diferentes (en el primer caso formando áreas de concentración rural, en el segundo caso zonas aisladas) presentan una situación más desfavorable signada por la exclusión social y educativa. Ecuador, Honduras, Nicaragua y Panamá presentan la mayor desigualdad entre contextos.

11 En este caso se excluye Chile por no contar con el indicador de asistencia escolar.

12 A excepción de Costa Rica y Guatemala, en donde no aparecen estos escenarios. En estos países, por otra parte los escenarios

rurales pobres no indígenas resultan estar en mejores condiciones. En el caso de Guatemala porque se diferencian de los rurales

indígenas y de los rurales segregados. En el caso de Costa Rica, porque resultan ser escenarios en mejores condiciones que el

conjunto de los países.

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TABLA 6: VALOR MÁXIMO Y VALOR MÍNIMO EN LA ASISTENCIA ESCOLAR AL NIVEL SECUNDARIO ALTO, SEGÚN ESCENARIO POR PAÍS.

Países Escenario donde se registra el valor máximo de asistencia a secundario alto

Valor máximo (%)

Escenario donde se registra el valor mínimo de asistencia a secundario alto

Valor mínimo (%)

Rango

Colombia Enclaves 75,63 Rurales segregados 57,12 18,51

Costa Rica Rurales pobres no indígenas 51,60 Rurales segregados 43,35 8,25

Ecuador Enclaves 41,88 Rurales pobres indígenas 17,15 24,73

Guatemala Rurales pobres no indígenas 34,51 Rurales segregados 21,37 13,14

Honduras Enclaves 36,60 Rurales segregados 10,06 26,54

México Enclaves 40,74 Rurales segregados 26,47 14,27

Nicaragua Enclaves 49,69 Rurales segregados 27,96 21,73

Panama Enclaves 54,45 Rurales pobres indígenas 17,76 36,69

Perú Enclaves 89,78 Rurales segregados 69,79 19,99

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001), Guatemala (2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

Otra de las regularidades que se observa en los diferentes países (y escenarios) es la situación de caída en la asistencia escolar que se produce en el pasaje de nivel. Mientras que los niveles de escolarización en el primario son cercanos al 90% (aunque en algunos situaciones de Honduras y Nicaragua no llega al 80%), a medida que se avanza en el nivel educativo, se observa en general una pérdida de matrícula, en todos los países y en todos los escenarios, que se profundiza particularmente al llegar al nivel secundario alto (ver tabla 7). Esta situación, más general, refleja la dificultad de retener a los adolescentes en la escuela, dificultad que se agudiza en los contextos rurales.

Esta problemática tiene que ver, en parte con que en este tramo de edad los jóvenes ya tienen posibilidad de incorporarse al trabajo (fundamentalmente en el caso de los varones) o a las tareas de carácter doméstico (más acentuado en el caso de las mujeres), lo cual atenta contra la posibilidad de retención en la escuela13. Por otra parte, con que en varios países de la región se trata de un ciclo no obligatorio y, por ende, no es exigible su cumplimiento.

Ahora bien, ¿qué capacidad de integrar a las poblaciones más postergadas tienen los diferentes países? Si se observa la situación de escolarización específicamente en los escenarios rurales segregados, y se compara a los países entre sí, se puede ver que, aunque en todos los casos se produce una caída en la asistencia hacia el nivel medio, esta se presenta con diferente intensidad en cada uno de los países.

13 D´ALESSANDRE, Vanesa: Cuaderno 04: “Adolescentes que no estudian ni trabajan en América Latina”. Mayo 2010- SITEAL

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Si se observa el nivel de inclusión educativa lograda en el nivel primario y la intensidad de la caída que resulta hacia el secundario alto específicamente en los escenarios rurales segregados, se pueden apreciar diferentes situaciones (ver gráfico 2).

En el caso de Colombia y Perú se puede ver que, aún en estos escenarios, la situación en términos educativos, es más favorable que en otros países. Una asistencia más alta en el nivel primario (mayor al 90%) se combina con una menor pérdida de matrícula en el nivel secundario alto (menor de 40 puntos porcentuales).

En el caso de Guatemala, Honduras y Nicaragua se evidencia lo opuesto, planteando la situación más desfavorable: una menor asistencia en el nivel primario (80% o menos) se combina con una mayor caída en el nivel medio (mayor a 50 puntos porcentuales).

Finalmente en el caso de Ecuador, Panamá, México y Costa Rica, si bien la asistencia en el nivel primario se encuentra más generalizada, se produce una caída importante (más de 50 puntos) hacia el secundario alto.

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TABLA 7: ASISTENCIA POR NIVEL EDUCATIVO SEGÚN ESCENARIO Y PAÍS (%). AÑOS 2000-2007

Nivel Países Rurales segregados

Enclaves Rurales pobres no indìgenas

Rurales pobres indìgenas

Asi

ste

a pr

imar

io

Colombia 93,36 94,05 91,67 83,24

Costa Rica 93,49 s/d 95,09 s/d

Ecuador 90,44 92,25 89,24 86,15

Guatemala 82,45 s/d 89,17 88,09

Honduras 77,05 87,76 79,47 74,85

México 94,03 95,81 94,86 93,70

Nicaragua 76,80 90,17 89,12 88,69

Panamá 87,12 96,95 95,27 86,84

Perú 93,14 97,49 94,57 94,52

Asi

ste

a se

cund

ario

baj

o

Colombia 79,81 91,78 83,23 77,81

Costa Rica 71,23 s/d 75,63 s/d

Ecuador 58,64 77,79 64,16 43,25

Guatemala 41,61 s/d 61,31 52,65

Honduras 39,52 75,14 55,83 53,54

México 77,02 84,52 78,46 78,22

Nicaragua 57,89 79,19 67,89 60,10

Panama 71,60 80,68 83,56 69,07

Perú 86,32 96,31 92,76 87,85

Asi

ste

a se

cund

ario

alto

Colombia 57,12 75,63 61,67 61,22

Costa Rica 43,35 s/d 51,60 s/d

Ecuador 23,65 41,88 27,70 17,15

Guatemala 21,37 s/d 34,51 29,96

Honduras 10,06 36,60 24,30 23,31

México 26,47 40,74 36,11 33,52

Nicaragua 27,96 49,69 37,31 32,16

Panama 28,58 54,45 32,14 17,76

Perú 69,79 89,78 83,90 73,29

Fuente: SITEAL en base a Censos Nacionales: Chile (2002), Colombia (2005), Costa Rica (2000), Ecuador (2001), Guatemala

(2002), Honduras (2001), México (2000), Nicaragua (2005), Panamá (2000), Perú (2007).

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En síntesis, se pueden ver simultáneamente dos procesos. Por un lado en todos los países se corrobora la existencia de grupos de población rural más excluídos en términos materiales, sociales, culturales, con menores posibilidades de accesos a recursos. También presentan una alta exclusión en términos educativos. Se observa esto en particular en los agrupamientos rurales segregados y rurales pobres indígenas. Es interesante agregar que los escenarios rurales pobres no indígenas, más integrados en términos espaciales presentan una situación de mayor inclusión en términos educativos. Por ejemplo, en países como Guatemala y Honduras la asistencia al nivel secundario alto se ubica 10 puntos porcentuales por encima del nivel de asistencia escolar registrada en las zonas rurales segregadas (ver tabla 7). Estos datos, más que hablar de una situación favorable en los escenarios rurales pobres no indígenas (en donde, en secundario alto, en 6 países la asistencia no llega al 40%) habla de la situación extremadamente desfavorable en las zonas rurales de mayor segregación espacial.

Sin embargo, y paralelamente, se pudo ver también que existen importantes diferencias en las capacidades de inclusión de los diversos países en relación con estas poblaciones más postergadas, que se evidencia en los diferentes niveles de avance en la escolarización de adolescentes pertenecientes a los escenarios más marginados.

Grafico 2: caída hacia el secundario alto según asi stencia a nivel primario, en contextos rurales segregados, por país.

20,00

25,00

30,00

35,00

40,00

45,00

50,00

55,00

60,00

65,00

70,00

70,00 75,00 80,00 85,00 90,00 95,00 100,00

Asiste a nivel primario (%)

Caí

da e

n la

asi

sten

cia

entr

e el

prim

ario

y

el s

ecun

dario

alto

(pu

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por

cent

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s)

Peru

Colombia

Costa Rica

Panama

Ecuador Mexico

Nicaragua

Guatemala

Honduras

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Conclusiones

Diferentes trabajos han mostrado que luego de los logros registrados a comienzos de los años 90, particularmente en el acceso a la enseñanza primaria, existen dificultades para avanzar en la universalización de dicho nivel y mejorar la retención en el nivel medio14. En parte esta situación se debe a que para avanzar en este sentido se requiere, además de inversiones en la oferta educativa, de mejoras en las condiciones de vida que faciliten el acceso de la población a los diferentes servicios.

En América Latina aún no se ha resuelto la importante desigualdad en la distribución del ingreso, y, la cuestión rural, forma parte insoslayable de este debate. Aunque en términos absolutos la mayor parte de la población y específicamente, de la población pobre, habita en las zonas urbanas, desde el punto de vista relativo la pobreza es un fenómeno rural. Cerca del 64% de la población rural de América Latina y el Caribe vive debajo del umbral de pobreza15 .

De todos modos, los planteos dicotómicos en la clasificación de las poblaciones, pobre-no pobre, urbano-rural, si bien pueden ser funcionales al diseño de políticas universales, resultan insuficientes para la planificación de políticas sensibles no solo a la cuestión de la desigualdad social sino de la diversidad.

El presente trabajo constituye un esfuerzo por complejizar el tradicional enfoque dicotómico urbano- rural, intentando un acercamiento a un conjunto de situaciones heterogéneas.

En el ejercicio aquí planteado, a partir del trabajo con autocorrelaciones espaciales se pudo observar que la dimensión espacial atraviesa, de algún modo, reconfigurando la dicotomía urbano-rural, dando lugar a agrupamientos diferenciados. Este abordaje permitió capturar, fundamentalmente, situaciones más extremas (de alta integración urbana y también contextos rurales altamente segregados) así como también situaciones intermedias (contextos rurales de mayor integración). Sin embargo resultó insuficiente para capturar otro tipo de situaciones, lo cual planteó la necesidad de recurrir a otra técnica, específicamente, al análisis de cluster.

A partir de la combinación de abordajes fue posible adentrarse en el conocimiento de cierta diversidad del mundo rural, encontrando zonas rurales más integradas, zonas rurales en situación de pobreza, contextos rurales más segregados espacialmente, zonas rurales pobres con mayor presencia de comunidades indígenas.

Los contextos rurales pobres indígenas y los contextos rurales segregados plantean

14 SITEAL: Informe 2010: “Metas Educativas 2021: Desafíos y Oportunidades”. Capítulo 3: “La dimensión temporal de la agenda

educativa”.

15 Echeverría: 2000:147- BID. Cita en Manzanal, Mabel: “Regiones, territorios e instituciones del Desarrollo Rural”, en

“Desarrollo rural- Organizaciones, instituciones y territorios”. Ediciones Ciccus- 2006. Pag.37

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sin duda las situaciones más preocupantes y los mayores desafíos.

En el primer caso, se trata de escenarios definidos no a partir de una lógica espacial (se presentan bajo la forma de discontinuidad espacial) sino por una impronta fuertemente cultural. Son escenarios que, por su particularidad, no están presentes en todos los países. La situación de marginación registrada en los mismos lleva a pensar que pese a que en las últimas décadas se registra un resurgimiento de cierta conciencia étnica16, un fortalecimiento de las organizaciones indígenas, una mayor defensa de sus derechos específicos, existen zonas en las cuales aún queda mucho por hacer respecto de estas poblaciones, en términos de integración e inclusión social.

En el segundo caso, los escenarios rurales segregados, fueron detectados a partir de una lógica espacial caracterizada por la situación de contigüidad (son agrupamientos en los cuales municipios de alta población rural están rodeados de otros bajo la misma condición). Lo que se observa fundamentalmente es que en estos espacios (a diferencia de lo que ocurre con las zonas urbanas) la situación de contigüidad espacial opera como obstáculo en lo que refiere al acceso de recursos y a un sistema de oportunidades. La disposición espacial se combina, y de algún modo, potencia, la situación de exclusión social.

Lo preocupante en estos escenarios (y lo paradójico, como ya se planteara en la introducción) es que siendo contextos menos desarrollados, de hogares con menos recursos e infraestructura, con baja exposición a tecnologías y a medios de información y comunicación, mas atados a la experiencia de lo local, resultan ser los contextos con menores posibilidades de acceder a la escuela.

Es relevante destacar que este tipo de escenarios rurales, con diferentes niveles de intensidad (en algunos casos estos escenarios constituyen nichos, en otros casos zonas más extendidas con mayor concentración de población) están presentes en todos los países analizados. También es cierto que a medida que se avanza en el sistema educativo, aunque el escenario es el mismo, se incrementa la heterogeneidad de situaciones entre los diferentes países, y que esta variación tiene que ver, probablemente, con los diferentes grados de avance que presentan los estados en relación a las capacidades de integración de los grupos más postergados.

La atención propiciada a estos grupos constituye de algún modo un barómetro de la fortaleza democrática de los estados de la región.

16 Xavier Albó: “La lengua de la cristianización: catequización e instrucción en lenguas indígenas. Derechos indígenas en Bolivia”.

Marzo, 1997