El Consenso de Washington: la instauración de las políticas ...
Consenso de Washington 2 - 1996.docx
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Revisión del Consenso de Washington: (Consenso de Washington II – 1996)
Argumenta que el objetivo de las reformas propuestas por el Consenso de Washington era Washington,
no América Latina, y que se trataba de propuestas de reformas que autores tenían que analizar en su
disertación.
El documento pretendía sentar bases de común acuerdo entre los neoliberales y el resto de Washington,
y no presentar el enfoque de los primeros.
Y describe cuáles son las reformas de políticas económicas que cree necesarias para América Latina:
1. Altas tasas de ahorro y restablecimiento de la disciplina fiscal.
2. Orientación del gasto público de áreas políticamente sensibles (como la administración,
defensa, subsidios) que reciben más fondos de los que su rendimiento económico justifica, a áreas
que a pesar de su gran rendimiento económico y su capacidad para mejorar la distribución del
ingreso han sido relegadas (como salud, educación o infraestructura).
3. Implementación de una reforma tributaria que dependa del impacto ambiental que pudiera
causar un uso determinado de la tierra. Es decir, de un proyecto de impuesto a la tierra que tenga en
cuenta consideraciones ecológicas.
4. Acompañar la liberalización financiera propuesta por el Consenso de Washington (que supone
que el Estado deje de conceder créditos a su elección) por una supervisión bancaria adecuada, para
evitar crisis bancarias. La liberalización financiera exige el fortalecimiento de la supervisión de las
normas para evitar el riesgo de una crisis financiera. Para acabar con esta debilidad debe
fortalecerse el Estado lo necesario como para que pueda supervisar adecuadamente el sistema
financiero, sin poner en peligro el funcionamiento del mercado.
5. Impulsar un tipo de cambio competitivo para estimular el aumento de las exportaciones no
tradicionales. Para la región el autor recomendó seguir los ejemplos de Colombia y Chile que
adoptaron un modelo que empleaba una banda móvil capaz de mantener un tipo de cambio
competitivo a pesar de la presión que supone la entrada de capitales.
6. Liberalizar el comercio exterior, eliminando las restricciones cuantitativas sobre las
importaciones, y reduciendo progresivamente los impuestos.
7. Alcanzar una economía competitiva, para lo cual cobran importancia las privatizaciones de
manera de otorgar efectividad a las empresas públicas que deberán afrontar un fuerte recorte
presupuestario. A su vez, es importante la desregulación de la economía en cuanto a las leyes que
prohíben la entrada de nuevas empresas y restringen la competencia, sin desproteger la seguridad
nacional, el sistema financiero y el medio ambiente.
El autor plantea que la desregulación debe alcanzar el mercado laboral, exceptuando la fijación de
un salario mínimo básico.
8. Garantizar y definir los derechos de propiedad para conseguir que sean accesibles a todos por
igual a un costo razonable. Debe lograrse además una distribución más equitativa de la propiedad
rural mediante una reforma agraria.
El autor agrega dos nuevos enunciados a los clásicos del Consenso de Washington:
9. Fortalecer aquellas instituciones estatales estratégicas (fortalecimiento institucional) para
lograr un crecimiento económico más rápido y/o equitativo, como por ejemplo el banco central, del
cual debe fortalecerse su independencia para que se encargue de la política cambiaria y monetaria.
Las grandes burocracias en cambio deben sufrir drásticos recortes.
10. Conseguir una mejor educación, porque una mano de obra bien educada potencia las
posibilidades de crecimiento económico. Esto redundaría en beneficios para el bienestar general, el
medio ambiente, etc. Es necesario aumentar los gastos en educación primaria y secundaria, y
quienes accedan a ella podrán financiarse a través de préstamos.
Según Efraín Gonzales de Olarte es necesario aceptar que el Consenso de Washington ha
fracasado en la generación de empleo y reducción de las desigualdades y la pobreza, y que las
reformas de segunda generación no son suficientes y es necesario pensar de manera práctica en
función de las necesidades de un país como el Perú, que requiere más Estado en tamaño y en
calidad, un Estado que no debe abdicar de ser conductor del desarrollo sobre la base de planes
estratégicos concertados y sobre la base de políticas sectoriales modernas ejecutadas por los
gobiernos regionales y de políticas sociales ejecutadas por los gobiernos locales. El FMI debería
tener una menor injerencia en las políticas económicas; para esto es necesario recuperar la iniciativa
y tener metas de largo plazo convertidas en políticas de Estado. Es indispensable pensar que se
pueden hacer cosas más efectivas que las creencias neoliberales en soluciones únicas.