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Consideraciones en lo que respecta al contexto en el que se desarrolla la necesidad de defensa y el medio empleado en relación a la legítima defensa (Análisis de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago n° 2543/2016 de 31 de agosto de 2016) Sebastián Antonio Gómez Krause Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas [email protected] 1. Contenido del fallo Se presenta recurso de nulidad por la defensa de C.E.V.V. en contra de la sentencia de fecha veintidós de julio de dos mil dieciséis del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de Santiago en Rit O-283-2016 en la cual se decidió por mayoría condenarlo a sufrir la pena efectiva de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares durante el tiempo de la condena, por la responsabilidad que le cupo como autor del delito consumado de homicidio simple. El recurso se funda en la causal de justificación prevista en el artículo 10 n° 10 del código penal en relación al artículo 373 del código procesal penal letra b), lo que se configura al rechazar el accionar de C.E.V.V. como actuar en legítima defensa pues la racionalidad del medio empleado para defenderse no se cumpliría en el accionar del condenado. 2. Hechos establecidos en la sentencia Que los hechos establecidos en la sentencia son los siguientes “El día 17 de octubre de 2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de Detención Preventiva Santiago Uno, C.E.V.V. agredió a B.G.M.H. en la zona torácica con un arma corto punzante. Asimismo, tuvo por establecido que C.E.V.V. incurrió en esta conducta al defenderse de la agresión ilegítima ejecutada por B.M. en su contra, consistente en la amenaza e intento de agresión con esa misma arma, la que C.V. quitó al agresor y con la que finalmente lo hirió1 . 3. Razonamiento sentencia de primera instancia El tribunal oral en lo penal considera, para determinar que C.V. es responsable de haber cometido el delito de homicidio simple, especialmente la valoración de las circunstancias en las que se produce el actuar del condenado, en este sentido. El hecho de no haber actuado de forma distinta pudiendo realizar acción distinta (a criterio del sentenciador), es decir una defensa existía otro tipo de defensa idónea para dicha situación. Considera que el haber huido de lugar, amenazado o herido solamente a la víctima fatal eran comportamientos a los que si les habría correspondido considerarlos como justificados. 1 Considerando primero sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016.

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Consideraciones en lo que respecta al contexto en el que se desarrolla la necesidad de

defensa y el medio empleado en relación a la legítima defensa

(Análisis de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago n° 2543/2016 de 31 de

agosto de 2016)

Sebastián Antonio Gómez Krause

Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas

[email protected]

1. Contenido del fallo

Se presenta recurso de nulidad por la defensa de C.E.V.V. en contra de la sentencia de

fecha veintidós de julio de dos mil dieciséis del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo Penal

de Santiago en Rit O-283-2016 en la cual se decidió por mayoría condenarlo a sufrir la

pena efectiva de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias de

inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos e inhabilitación absoluta para

profesiones titulares durante el tiempo de la condena, por la responsabilidad que le cupo

como autor del delito consumado de homicidio simple.

El recurso se funda en la causal de justificación prevista en el artículo 10 n° 10 del código

penal en relación al artículo 373 del código procesal penal letra b), lo que se configura al

rechazar el accionar de C.E.V.V. como actuar en legítima defensa pues la racionalidad del

medio empleado para defenderse no se cumpliría en el accionar del condenado.

2. Hechos establecidos en la sentencia

Que los hechos establecidos en la sentencia son los siguientes “El día 17 de octubre de

2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de Detención Preventiva Santiago

Uno, C.E.V.V. agredió a B.G.M.H. en la zona torácica con un arma corto punzante.

Asimismo, tuvo por establecido que C.E.V.V. incurrió en esta conducta al defenderse de la

agresión ilegítima ejecutada por B.M. en su contra, consistente en la amenaza e intento de

agresión con esa misma arma, la que C.V. quitó al agresor y con la que finalmente lo

hirió”1.

3. Razonamiento sentencia de primera instancia

El tribunal oral en lo penal considera, para determinar que C.V. es responsable de haber

cometido el delito de homicidio simple, especialmente la valoración de las circunstancias

en las que se produce el actuar del condenado, en este sentido. El hecho de no haber

actuado de forma distinta pudiendo realizar acción distinta (a criterio del sentenciador), es

decir una defensa existía otro tipo de defensa idónea para dicha situación. Considera que el

haber huido de lugar, amenazado o herido solamente a la víctima fatal eran

comportamientos a los que si les habría correspondido considerarlos como justificados.

1 Considerando primero sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016.

4. Razonamiento Corte de Apelaciones

La Corte en la fundamentación de su fallo nos explica lo siguiente “Que, las máximas de

experiencia demuestran que efectivamente los internos de una cárcel suelen identificarse

con bandos que se generan o continúan actuando al interior de una cárcel y sus módulos, y

que tales bandos suelen tener encargados de la protección, como sería el caso de M. según

el testigo J. De esta manera, es posible concluir que el ataque de M. al imputado V. bien

podría no ser un acto aislado y personal, siendo plausible que al verlo perder el arma en

manos de V., recibiere ayuda de sus compañeros. Este hecho no puede dejar de tenerse en

consideración al ponderar las circunstancias en que se dio el medio empleado por el

imputado a fin de repeler rápidamente la agresión, actuar en el que bien pudo no medir la

consecuencia misma del golpe que dio con el arma al cuerpo de la víctima, sino como un

genuino acto de defensa, contemporáneamente proporcional al ataque, máxime si se

encontraban en el momento del encierro junto a otros reclusos, de lo cual es previsible

considerar que de no haber actuado en la forma que lo hizo el imputado, probablemente el

resultado del ataque de la víctima, podría haber sido otro en que la víctima habría sido el

ahora imputado”2. De este considerando podemos ver que la Corte de Apelaciones de

Santiago pone especial atención en el contexto en el que se produce el ataque y la reacción

defensiva, considerando que dicha reacción cumple con cada uno de los requisitos de la

legítima defensa.

5. Opinión del autor

La influencia de la consideración del contexto dentro del razonamiento que utiliza el

Tribunal de alzada como argumento para anular el juicio es el correcto. Si bien se podría

considerar que aisladamente la reacción defensiva del condenado es desproporcionada,

puesto que al momento de realizar la acción matadora el atacante se encontraba desarmado

y por ende en una posición desfavorable, no debe realizarse tal análisis de manera

independiente.

Las circunstancias que rodean la comisión del homicidio simple, son determinantes al

momento de valorar cada uno de los requisitos que debe contener la legítima defensa para

que esta justifique la reacción defensiva de una persona.

5.1 En cuanto a la agresión ilegítima

Tanto el tribunal de primera instancia como la Corte de Apelaciones consideran que la

reacción defensiva se da en contexto de recibir una agresión ilegítima. El ataque que recibe

el condenado proviene de un actuar ilegítimo de una persona no habilitada para cometer

dicho acto ni en circunstancias que de la misma forma deberían habilitar para agredir a otro

sujeto. Se trata de relaciones entre dos personas privadas de libertad dentro de un centro

penitenciario, agresión provocada en este contexto, mientras los internos se disponían a

2 Considerando Séptimo sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016.

entrar a sus celdas, por lo que se entiende de estas circunstancias que es una agresión

ilegítima.

5.2 Falta de provocación suficiente del que se defiende

De las circunstancias del caso se desprende que el condenado no habría realizado acción

alguna que mereciera dicho ataque, sino más bien él iba a ser la víctima de un ataque el

cual no pudo ser concretado por la reacción defensiva que tuvo el condenado. Queda claro

tanto para el Tribunal Oral en lo Penal como para la Corte de Apelaciones que se cumple a

cabalidad este requisito para configurar la legítima defensa, es decir no hubo provocación

alguna del condenado. En este punto es relevante destacar que el sentenciador entiende de

manera favorable el hecho de producirse este ataque dentro de un recinto penitenciario pues

reconoce que dentro de estos lugares existen rencillas entre los internos, que existen bandos

y rivalidades por lo que considera que si bien pudo haber existido problemas entre bandas

rivales o conflictos anteriores en el tiempo inmediato cuando se produce el ataque estas no

alcanzarían a considerarse como provocación por parte del condenado, pues en ese

momento no existía tal provocación.

5.3 Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla

Especial atención merece este requisito de la legítima defensa. La valoración que hace el

Tribunal de primera instancia respecto del actuar del condenado en este punto diverge de lo

analizado previamente, pues al parecer, no se toma en cuenta el contexto en el que se

produce el ataque y la correspondiente reacción defensiva. Al no considerar que el medio

utilizado para repeler el ataque fue el necesario en esa situación y observar en ello una

desproporción.

El Tribunal olvida en el contexto en que se encuentra el sujeto, pues se le quiere llegar a

exigir que posteriormente a quitar el arma con la que lo iban a atacar, este tuviese la

suficiente capacidad como para pensar que no era necesario defenderse pues su agresor ya

se encontraba inhabilitado para continuar con su ataque. Pero el Tribunal Oral en lo Penal

no considera que este ataque se da en un contexto de privación de libertad, donde la

realidad es distinta a lo que puede serle exigido a una persona en una situación de

cotidianidad que camina por la calle y es atacado por otro. Incluso dentro de esta situación

se podría llegar a justificar que el repeler un ataque con un arma la misma arma con que fue

atacado cabe dentro de un comportamiento necesario para defender su integridad física.

En los argumentos del ministerio público podemos encontrar que el condenado debió

haberle bastado amenazar al atacante con el arma que le arrebato o haber pensado en herirlo

no de forma mortal. En esto se apoya el Tribunal para condenarlo, citando además al

profesor Enrique Cury “Al decir del profesor C., la necesidad racional ha de manifestarse

no sólo en los instrumentos usados para reaccionar al ataque, sino en la totalidad de dicha

reacción”3. Perdiendo total sentido dicha afirmación del profesor Cury puesto que debió

haber sido utilizada dicho razonamiento en sentido contrario, es decir, para justificar el

3 Considerando cuarto sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016

actuar del sujeto. Para que el contexto y las circunstancia de encontrarse en un recinto

penitenciario donde los ataques entre internos se dan día a día, donde existen bandos y una

forma completamente distinta a lo común, los jueces debiesen haber considerado estas

circunstancias para determinar que el apuñalar a un atacante para evitar que este cumpliera

con su cometido que era al menos lesionar gravemente al condenado.

Además, se considera que la acción pudo haber sido diversa, en concreto, que el condenado

pudo haber lesionado al atacante y no haberle provocado una herida mortal. En este punto

también y de la misma forma que en la arista anterior se de olvidan las circunstancias, no

solo en cuanto al comportamiento de las personas dentro del recinto, sino que también no

consideran como relevante el hecho de encontrarse al interior de una estructura con poco

luminosidad. En este sentido, resulta relevante destacar, que el ataque se produce en las

escaleras del recinto mientras no había si quiera un gendarme en el lugar. Por lo que si bien

la sentencia se apoya en el profesor enrique Cury, lo hace de manera errada al interpretar

que las circunstancias en las que se comete el ataque generador de la reacción defensiva

debiese permitir un actuar tranquilo y pasivo del condenado.

Siguiendo esta misma línea y apoyándonos en el profesor Jaime Couso, podemos

mencionar que “La necesidad racional del medio se evalúa objetivamente, atendiendo a las

características reales de la agresión sufrida4”

Por último Jaime Náquira indica que “En efecto, lo racional califica a la necesidad y, de

esta manera, dicha valoración se integra a la necesidad, revitalizándola y haciéndola

depender en cada caso particular de sus circunstancias y características5”.

Y para ahondar más aún la forma en cómo influye el contexto en los requisitos de la

legítima defensa podemos referirnos al fallo de la Corte de Apelaciones de San Miguel de

11 de Noviembre de 2016 apartado octavo “Y en este punto el recurso vuelve nuevamente a

realizar un exposición doctrinal respecto de la actualidad de la agresión, pero considerando

un contexto general, como si estuviéramos en una sala de clases, pero desgraciadamente

para el recurrente el derecho material debe aplicarse al caso concreto y es en este aspecto

que el recurso se inclina por falta de fundamentación6”

En definitiva, el haber citado a don Enrique Cury en el fallo de primera instancia hubiese

cobrado sentido siempre que el contexto en el que se produjo la reacción defensiva habría

servido para disminuir los estándares que exige la legítima defensa, como bien actúan sobre

la agresión ilegítima y la falta de provocación. El Tribunal Oral en lo Penal debió

considerar que una persona privada de libertad, que sufre un ataque fuera del alcance de un

gendarme, en un lugar de difícil acceso, con un arma corto punzante y además

considerando que este tipo de ataques no se realiza de manera aislada según la experiencia

4 COUSO, Jaime, HERNÁNDEZ, Héctor, Código Penal comentado, Parte General Doctrina y

Jurisprudencia. Santiago: Editorial Legal Publishing 2011. Pp. 260.

5 NÁQUIRA, Jaime, Derecho Penal Chileno Parte General Tomo I. Santiago: Editorial Legal

Publishing, Pp. 329

6 Considerando octavo sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel Rol 1982/2016

penitenciaria nacional, no podría haber reaccionado de forma diversa, que la reacción en

cuestión es lo que en esa situación se considera normal, aun cuando esta reacción defensiva

fue ante una persona desarmada y con un arma. Además, tampoco se consideran las

circunstancias aceptadas que el condenado quitó el arma y reaccionó atacando con ella era

el único medio o el más adecuado para repeler el ataque que iba a sufrir.

6. Bibliografía

COUSO, Jaime, HERNÁNDEZ, Héctor, Código Penal comentado, Parte General

Doctrina y Jurisprudencia. Santiago: Editorial Legal Publishing 2011.

NÁQUIRA, Jaime, Derecho Penal Chileno Parte General Tomo I. Santiago: Editorial

Legal Publishing, 2015.

Texto completo de la sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016 de 31

de agosto de 2016

VISTOS:

En estos autos Rit O-283-2016 del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de

Santiago, la defensa de Camilo Eduardo Vira Vergara interpuso recurso de nulidad en

contra de la sentencia de fecha veintidós de julio de dos mil dieciséis, en virtud de la cual

este decidió por mayoría condenarlo a sufrir la pena efectiva de tres años y un día de

presidio menor en su grado máximo y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para

derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares durante el tiempo de

la condena, por la responsabilidad que le cupo como autor del delito consumado de

homicidio simple, ilícito previsto en el artículo 391 Nº 1 del Código Penal, perpetrado el

día 17 de octubre de 2015, en la comuna de Santiago, de esta ciudad.

Se funda el recurso en la causal del artículo 373 b) del Código Procesal Penal, en

relación al artículo 10 Nº 4 del Código Penal lo que tuvo lugar al rechazar el Tribunal la

solicitud de calificar la conducta desplegada por Camilo Eduardo Vergara Vira como

justificada por la causal del artículo 10 Nº 4 del Código Penal, esto es, legítima defensa,

toda vez que esta decisión se basó en una equivocada interpretación y aplicación de la

circunstancia segunda de esa norma: “la necesidad racional del medio defensivo

empleado”.

El tribunal estimó que no obstante haber obrado en defensa propia la conducta

desplegada por Camilo Eduardo Vira Vergara el 17 de octubre de 2015 no estaba

justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del Código Penal.

Pide se anule sólo la sentencia y por tratarse de una de las hipótesis contempladas

en la última de estas normas, esto es, al haber calificado de delito un hecho que la ley no

considera tal, solicita además que en lugar de la sentencia cuya invalidación pide dicte

una de reemplazo que absuelva a Camilo Eduardo Vira Vergara de la acusación deducida

en su contra, por estar justificada su conducta en la causal del artículo 10 N° 4 del Código

Penal, esto es, al haber obrado en legítima defensa propia.

Con fecha dieciocho de agosto en curso se llevó a efecto la audiencia de vista del

recurso, fijándose para el día de hoy a las 12:30 horas la audiencia de lectura del fallo.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que, la defensa de Camilo Eduardo Vira Vergara interpuso recurso de

nulidad en contra de la sentencia de fecha 22 de julio de 2016, en virtud de la cual este

decidió por mayoría condenarlo a sufrir la pena efectiva de tres años y un día de presidio

menor en su grado máximo y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos

políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares durante el tiempo de la

condena, por la responsabilidad que le cupo como autor del delito consumado de

homicidio simple, ilícito previsto en el artículo 391 Nº 1 del Código Penal, perpetrado el

día 17 de octubre de 2015, en la comuna de Santiago, de esta ciudad.

Se funda el recurso en la causal del artículo 373 b) del Código Procesal Penal, en

relación al artículo 10 Nº 4 del Código Penal lo que tuvo lugar al rechazar el Tribunal la

solicitud de calificar la conducta desplegada por Camilo Eduardo Vergara Vira como

justificada por la causal del artículo 10 Nº 4 del Código Penal, esto es, legítima defensa,

toda vez que esta decisión se basó en una equivocada interpretación y aplicación de la

circunstancia segunda de esa norma: “la necesidad racional del medio defensivo

empleado”

Luego de reproducir los considerandos noveno, décimo y duodécimo, en que se da

por establecido el hecho, la calificación jurídica y la participación, indica que se condenó

a su representado por el delito de homicidio simple, desestimándose la absolución que

solicitó la defensa de haber obrado justificado por legítima defensa. Pese a que el

Tribunal tuvo por acreditado que su representado obró en defensa propia (lo que motivó

que reconociera la concurrencia de la circunstancia atenuante de eximente incompleta),

descartó que su conducta hubiere estado justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del

Código Penal, toda vez que según el Tribunal la reacción defensiva habría sido

desproporcionada o racionalmente innecesaria. Los fundamentos de esta decisión los

consignó en el considerando Undécimo de la sentencia que se impugna y que el recurso

innecesariamente reproduce.

Indica que una de las restricciones que el legislador ha establecido a la defensa

para que el que obra amparado en ella se encuentre justificado, es que ella sea

racionalmente necesaria. El artículo 10 N° 4 del Código Penal se refiere a este requisito

expresando que: “Están exentos de responsabilidad criminal: 4º. El que obra en defensa de

su persona o derechos, siempre que concurran las circunstancias siguientes: [...] Segunda.

Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.”

Luego de citar doctrina al respecto, sostiene que el Tribunal tuvo por establecido,

según consignó en el considerando Noveno del fallo que impugna, que el 17 de octubre de

2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de Detención Preventiva

Santiago Uno, Camilo Eduardo Vira Vergara agredió a Bernardo Gabriel Maldonado

Huechupán en la zona torácica con un arma corto punzante. Asimismo, tuvo por

establecido que Camilo Eduardo Vira Vergara incurrió en esta conducta al defenderse de

la agresión ilegítima ejecutada por Bernardo Maldonado en su contra, consistente en la

amenaza e intento de agresión con esa misma arma, la que Camilo Vira quitó al agresor y

con la que finalmente lo hirió. El contexto global en el que esta agresión y la consecuente

reacción defensiva tuvieron lugar, según lo consignó el Tribunal en diversos pasajes de la

sentencia, es el siguiente:

En cuanto al lugar y sus características, según lo relataron tanto Camilo Vira como

los funcionarios policiales que declararon en el juicio, el hecho ocurrió al interior del

Centro de Detención Preventiva Santiago Uno, en las escaleras de acceso al módulo 16

(que consta de 4 pisos), específicamente en el descanso entre el acceso al primer y segundo

piso de ese módulo (considerando Cuarto, párrafo 5; considerando Noveno, párrafos 4, 6 y

11). En esta zona, de acuerdo con lo expresado por el funcionario Meza Morales, “las

cámaras de seguridad no pueden captar lo que ocurre, no sólo por la disposición física

sino por la escasa luminosidad que existe, ya que de manera constante los internos rompen

las luminarias para poder cometer diversos actos en un ambiente donde no exista control

por parte de Gendarmería” (considerando Noveno, párrafo 4), circunstancia corroborada

por el acusado, quien expresó que “en ese momento las escaleras no tenían luz, estaba

oscuro, y solo llegaba algo de luz desde la sala de visitas” (considerando Cuarto, párrafo

4).

El hecho ocurrió, según se desprende de toda la prueba rendida en el juicio, en los

instantes en que se procedía al encierro de los internos del módulo 16: luego de ser

trasladados a un “patio” para realizar el proceso de cuenta, los internos se organizan por

pisos y en 2 filas (primero los del último piso y al final los del primero) y son ingresados al

sector de las escaleras para acceder a sus respectivas pisos y celdas. En el lugar en que

ocurrió el hecho solo habían internos, no gendarmes: el único gendarme que estaba a

cargo del encierro de los internos se encontraba en el “patio”, no en las escaleras. Así lo

expresaron Camilo Vira, quien señaló que al momento en que el occiso lo agredió, “en la

escalera y en el descanso había mucha gente, solo internos” (considerando Cuarto,

párrafo 5) y el funcionario Meza Morales, quien señaló que “los hechos acontecieron en el

módulo 16, el que por considerarse uno de bajo compromiso delictual no contaba con

mayor número de funcionarios para los efectos de controlar a la población penal”

(considerando Noveno, párrafo 4).

El tribunal estimó que no obstante haber obrado en defensa propia la conducta

desplegada por Camilo Eduardo Vira Vergara el 17 de octubre de 2015, no estaba

justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del Código Penal

Sostiene que Camilo Vira agredió a Bernardo Maldonado porque mientras el

primero subía la escalera para llegar al segundo piso del módulo 16 junto al resto de los

internos de ese módulo, el segundo lo alcanzó en el descanso ubicado entre el primer y el

segundo piso y allí lo agredió con un arma cortante, logrando el primero quitarle el

cuchillo y agredirlo con este una única vez en el pecho. Es decir, la reacción defensiva se

circunscribió en el contexto de la cárcel, ocurriendo la agresión en un lugar oscuro,

abarrotado de internos y sin la presencia de gendarmes, efectuándose esta agresión con un

arma cortante, en cuestión de instantes y por un sujeto conflictivo y perteneciente a una

“casa”, que ese mismo día y momentos antes lo había amenazado. Esas son las

circunstancias que deben considerarse para valorar si Camilo Vira contaba con otra

alternativa que, luego de quitar el arma cortante con que era atacado a su agresor,

apuñalarlo en el primer lugar que tuvo a disposición –el pecho-, eliminando así el riesgo

que lo afectaba y permitiéndole escapar inmediatamente del lugar.

Exigir al acusado haber desplegado una conducta calculadora de los riesgos

inherentes a la reacción defensiva (como sería prever que la conducta que desplegaba

causaría la muerte al agresor y que tenía la posibilidad de provocar una lesión distinta o

realizar otra acción) y adecuar su actuación a esta previsión es sencillamente desconocer

las circunstancias concretas en que esa reacción se dio: en primer lugar, porque asume

erróneamente que Camilo Vira tenía la posibilidad cierta de optar entre otras clases de

defensa idóneas, lo que se descarta fácilmente si se consideran la rapidez con que ocurrió

el hecho, la falta de luminosidad del lugar y la ausencia de gendarmes u otras personas

que lo pudieran haber asistido; y además, porque asume erróneamente que existía otra

clase de defensa idónea no unida al riesgo de sufrir un daño, pues si Camilo Vira se

hubiere limitado a escapar, a amenazar a Bernardo Maldonado o solamente a herirlo, la

agresión de la que era víctima, tal como depuso en el juicio, hubiere continuado y

probablemente se hubiere consumado.

Pide se anule sólo la sentencia y por tratarse de una de las hipótesis contemplada

en la última de estas normas, esto es, al haber calificado de delito un hecho que la ley no

considera tal, solicita además que en lugar de la sentencia cuya invalidación pide dicte

una de reemplazo que absuelva a Camilo Eduardo Vira Vergara de la acusación deducida

en su contra, por estar justificada su conducta en la causal del artículo 10 N° 4 del Código

Penal, esto es, al haber obrado en legítima defensa propia.

SEGUNDO: Que el artículo 10 del Código Penal establece que están exentos de

responsabilidad penal: N° 4: “ El que obra en defensa de su persona o derechos, siempre

que concurran las circunstancias siguientes:

Primera. Agresión ilegítima.

Segunda. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.

Tercera. Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.”

De estas circunstancias la sentencia dio por concurrente la primera y tercera

circunstancia, no así la segunda, cuestión que es precisamente la planteada por el recurso

como fundamento de la causal de una errada aplicación del derecho que ha influido

sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

TERCERA: Que, conforme al considerando noveno de la sentencia, el tribunal dio

por sentado los siguientes hechos: Los hechos contenidos en la acusación, esto es, que el

día 17 de octubre de 2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de

Detención Preventiva Santiago Uno, ubicado en Avenida Nueva Centenario 1879, comuna

de Santiago, el imputado Camilo Eduardo Vira Vergara provisto de un arma corto

punzante, agredió a la víctima Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán provocándole

una estocada en la zona torácica, que tuvo como resultado una herida penetrante torácica

izquierda provocándole la muerte por shock hipovolémico; y -en segundo lugar-, que antes

de producidos estos hechos, la víctima Maldonado Huechupán amenazó y trató de agredir

con un arma corto punzante al acusado Vira, el que logró desarmar a aquél para luego

agredirlo tal y como se ha expuesto precedentemente.”

CUARTO: Que, es en el considerando Undécimo que el tribunal se hace cargo de

la alegación de la defensa en orden a la concurrencia de la eximente del artículo 10 N° 4

del Código Penal, desde luego como ya se señaló se dio por concurrente dos de los

requisitos de dicha eximente, esto es la existencia de una agresión ilegítima y la falta de

provocación por parte del que se defiende.

Disiente el tribunal en cuanto a la concurrencia de un medio racional al momento

de repeler el ataque, es así como al respecto la sentencia sostiene que: “Al decir del

profesor Cury, la necesidad racional ha de manifestarse no sólo en los instrumentos

usados para reaccionar al ataque, sino en la totalidad de dicha reacción”. La racionalidad

y necesariedad en todo caso han de ponderarse según las circunstancias, teniendo presente

que será una reacción necesaria si el sujeto no disponía “de otra forma menos enérgica de

defenderse con éxito”. (Enrique Cury U., Derecho Penal, Parte General, Ediciones UC,

2011, p.374 y ss.). En el caso que nos convoca, quedó acreditado que el acusado, pese a

encontrarse desprovisto de armas, logró por medio de movimientos defensivos hacerse del

cuchillo de su oponente. Es en este momento, tal y como lo alegara el Ministerio Público,

en que el acusado toma una decisión, y antes de provocar una lesión que importara

únicamente debilitar a su enemigo y asegurar su integridad, por ejemplo, decide darle una

certera estocada en el pecho, cercana a venas y órganos vitales, con el propósito

inequívoco de darle muerte a su contendor. En este sentido, las características de la lesión

y la producción de la muerte a escasos minutos (según el informe extendido por la

profesional del hospital penal), vienen a ratificar esta conclusión. De esta forma este tercer

requisito en la especie no concurre.”

QUINTO: Que tal como lo reconoce la sentencia en alzada -citando al profesor

Cury-, la concurrencia de la racionalidad del medio empleado para repeler la agresión,

debe ponderarse según las circunstancias en que ocurre el hecho.

En dicho ámbito, la misma sentencia reconoce que la acción desplegada por el

fallecido en su agresión para dañar la integridad física de Vira Vergara era actual y

“seria” agregando que la existencia de bandos al interior de la cárcel, conforme las

máximas de la experiencia, le permiten concluir que las peleas pueden ser fundamento

suficiente de una agresión grave e inminente como la que pretendió concretar el fallecido

en la persona del acusado, sin que haya mediado provocación.

Tal seriedad en la agresión se evidencia a juicio de estos sentenciadores además

en el hecho de que tal como lo declaró el testigo Meza, Jefe de Régimen Interno de la

Cárcel, el lugar elegido por el agresor era el sector de escaleras de ingreso al módulo,

lugar no cubierto por las cámaras de vigilancia. A la circunstancia anterior se unen los

dichos del interno Gustavo Jiménez León en orden a que Bernardo Maldonado, andaba

armado con el cuchillo, ya que hacía las veces de “perro” esto es, de protector de una de

las “casas” -bandos- y que había advertido al imputado que se cuidara.

SEXTO: Que, al respecto, el imputado sostiene que luego de quitarle el arma a su

agresor, le pegó con el cuchillo, no pudiendo ver donde atento la poca luz que había en el

lugar, situación esta última que ratifica el testigo Meza, funcionario de Gendarmería que

sostuvo que el lugar no solo no tenía cobertura de las cámaras, sino que se trata de un

lugar de escasa luminosidad.

SEPTIMO: Que, las máximas de experiencia demuestran que efectivamente los

internos de una cárcel suelen identificarse con bandos que se generan o continúan

actuando al interior de una cárcel y sus módulos, y que tales bandos suelen tener

encargados de la protección, como sería el caso de Maldonado según el testigo Jiménez.

De esta manera, es posible concluir que el ataque de Maldonado al imputado Vira

bien podría no ser un acto aislado y personal, siendo plausible que al verlo perder el arma

en manos de Vira, recibiere ayuda de sus compañeros. Este hecho no puede dejar de

tenerse en consideración al ponderar las circunstancias en que se dio el medio empleado

por el imputado a fin de repeler rápidamente la agresión, actuar en el que bien pudo no

medir la consecuencia misma del golpe que dio con el arma al cuerpo de la víctima, sino

como un genuino acto de defensa, contemporáneamente proporcional al ataque, máxime si

se encontraban en el momento del encierro junto a otros reclusos, de lo cual es previsible

considerar que de no haber actuado en la forma que lo hizo el imputado, probablemente el

resultado del ataque de la víctima, podría haber sido otro en que la víctima habría sido el

ahora imputado.

OCTAVO: Que por otra parte, no puede dejar de tenerse en consideración para

evaluar la proporcionalidad del medio empleado para defenderse, el hecho de que no

obstante que el imputado Vira estaba al tanto de la intención de Maldonado y por ende de

la inminencia de un ataque de parte de aquel a su persona, Vira no se proveyó de arma

alguna para defenderse y aquello sólo se dio durante el ataque al lograr quitar el arma a

su agresor.

NOVENO: Que, así las cosas, estos sentenciadores estiman que los hechos, en la

forma que han sido establecidos por el tribunal, por una parte no dan cuenta de que

inequívocamente la intención del imputado era dar muerte a Maldonado Huechupán y por

otra dan cuenta que fue este último quien amenazó y trató de agredir con un arma corto

punzante al acusado Vira, el que logró desarmar a aquél para luego agredirlo, de manera

que a juicio de estos sentenciadores la defensa desplegada por el condenado para repeler

el ataque, atento las circunstancias fue proporcional al mismo, no evidenciándose la

posibilidad cierta de haber podido recurrir a otro medio.

DECIMO: Con lo expuesto no sabe sino concluir que ha existido una errada

aplicación del artículo 10 N° 4 del Código Penal al no considerar que concurrían la

totalidad de los requisitos para su procedencia, lo que influyó sustancialmente en lo

dispositivo del fallo, de manera que no cabe sino acoger el recurso y dictar a continuación

la sentencia de reemplazo que corresponde.

Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y lo dispuesto además, en

los artículos, 372, 373 letra b), 376 y 385 del Código Procesal Penal, se declara que:

Que SE ACOGE, el recurso de nulidad interpuesto por la Defensa de Camilo

Eduardo Vira Vergara y se declara nula la sentencia de fecha veintidós de julio de dos mil

dieciséis dictada en los autos Rit O-283-2016 del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo

Penal de Santiago, la que se reemplaza por la que se dictará a continuación.

Regístrese, y comuníquese.

Redacción del Ministro Sr Hernán Crisosto Greisse.

Rol 2543-2016 sentencia de nulidad.

No firma el abogado integrante señor Gandulfo, no obstante haber concurrido a la

vista y al acuerdo del fallo, por ausencia.

Pronunciada por la Undécima Sala, conformada por el Ministro señor Hernán Crisosto

Greisse, por la Ministra señora Mireya Eugenia López Miranda y por el abogado

integrante señor Eduardo Nelson Gandulfo Ramírez. Autorizada por el Ministro de Fe de

esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, treinta y uno de agosto de dos

mil dieciséis, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.

SENTENCIA DE REEMPLAZO

Santiago treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis

VISTOS:

Conforme lo dispuesto en los artículos 385 del Código Procesal Penal, se procede a

dictar la sentencia de reemplazo dispuesta por la sentencia de nulidad de esta misma fecha

en estos autos Rol 2543-2016.

De la sentencia anulada se reproducen sus considerandos primero a décimo, como

también los acápites primero a quinto del considerando undécimo.

Y teniendo además y presente:

PRIMERO: Que tal como se deja sentado en la sentencia de nulidad, estos

sentenciadores consideran que se encuentra comprobado que concurre además el segundo

requisito de la eximente de legítima defensa que contempla el artículo 10 N° 4 del Código

Penal.

SEGUNDO: Que, para arribar a tal conclusión se estará a lo argumentado en los

considerandos quinto a noveno de la sentencia de nulidad precedente, los que se tienen

por reproducidos, y en virtud de los cuales se ha considerado que concurre en favor del

acusado Camilo Eduardo Vira Vergara, la causal de exención de responsabilidad penal

invocada por su defensa de momento que quedó establecido que el hecho de darle muerte a

Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán, estuvo precedido de una agresión ilegítima de

la víctima, sin que mediare provocación suficiente de parte del imputado, quien para

repelerla actuó en forma racionalmente necesaria atento las circunstancias del momento y

las intenciones de su agresor.

TERCERO: Que en consecuencia concurriendo respecto del acusado una causal

eximente de responsabilidad, nos encontramos con que si bien se ha dado la tipicidad

contemplada en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, ha de excluirse en ella una

actuación antijurídica del imputado , razón por la que será absuelto.

Con lo expuesto, disposiciones legales citadas y lo dispuesto en los artículos 1, 10

N° 4, 14 y 15 del Código Penal y artículos 1,4, 296, 297, 340, 342, 343, 348, 351 y 385

del Código Procesal Penal, se declara:

Que se absuelve a Camilo Eduardo Vira Vergara, de la acusación de ser autor del

delito de homicidio simple de Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán.

Dese inmediata orden de libertad en su favor, si no estuviere privado de ella por

otra causa.

Regístrese, comuníquese y devuélvase

Redacción del Ministro Sr Hernán Crisosto Greisse

Rol 2543-2016 sentencia de remplazo.

No firma el abogado integrante señor Gandulfo, no obstante haber concurrido a la

vista y al acuerdo del fallo, por ausencia.

Pronunciada por la Undécima Sala, conformada por el Ministro señor Hernán Crisosto

Greisse, por la Ministra señora Mireya Eugenia López Miranda y por el abogado

integrante señor Eduardo Nelson Gandulfo Ramírez. Autorizada por el Ministro de Fe de

esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, treinta y uno de agosto de dos

mil dieciséis, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.

Resolución nº 107418 de Corte de Apelaciones de San Miguel, de 11 de Noviembre de

2016

Santiago, a once de noviembre de dos mil dieciséis. Vistos: En estos autos RUC

1500106029-2 y RIT O- 397 – 2016, se registra la sentencia dictada con fecha 16 de

Agosto del año en curso por el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de San Miguel, en

Sala integrada por doña M.F.C., doña N.V.B. y doña V.B.R., sobre juicio oral de acción

penal pública, por la cual se condenó a JOSE IGNACIO ANTINAO LLANCANAO como

autor del delito de Homicidio Simple, en grado de consumado, cometido en la Comuna de

San Joaquín el día 31 de Enero del año 2015 en la persona de C.G.D., a la pena de siete

años de presidio mayor en su grado mínimo, más accesorias legales, sin costas. En contra

de este fallo el Defensor Penal Público, don M.F.A., en representación del sentenciado

deduce recurso de nulidad invocando como causal principal la establecida en el

artículo 374 letra e) en relación con el artículo 342 letras c) y d) ambas del

Código Procesal Penal, es decir, el juicio y la sentencia serán siempre anulados cuando se

hubiere omitido alguno de los requisitos previstos en el artículo 342, letras c), d) o e), y,

para el caso sublite, la sentencia habría omitido los requisitos contemplados en las letras

c) y d) de la normativa referida, esto es, la exposición clara, lógica y completa de cada uno

de los hechos y circunstancias que se dieren por probados, fueren ellos favorables o

desfavorables al acusado, y de la valoración de los medios de prueba que fundamentaren

dichas conclusiones, conforme lo dispone el artículo 297 del Código de Enjuiciamiento

Criminal, y las razones legales o doctrinales que sirvieren para calificar jurídicamente

cada uno de los hechos y sus circunstancias y para fundar el fallo. En subsidio a la ya

indicada, opone la causal contenida en la letra b) del artículo 373 del ya referido cuerpo

de leyes, es decir, cuando en el pronunciamiento de la sentencia se hubiere hecho una

errónea aplicación del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del

fallo, la cual divide en tres capítulo. El primero de ellos en cuanto a la legítima defensa

privilegiada, artículo 10 Nº 6 del Código Penal. El segundo capítulo referido a la

necesidad racional del medio empleado, artículo 19 Nº 4 del antes referido cuerpo de

leyes; y el último capítulo en cuanto la sentencia no se pronuncia sobre los requisitos

esenciales de la legítima defensa, es decir, la concurrencia de una legítima defensa

incompleta Asimismo, y habiendo deducido el recurrente también la causal de invalidación

de la letra a) del artículo 373 del Código Procesal Penal, la cual fue reconducida por la

Excma. Corte Suprema a la establecida en la letra e) del artículo 374 del referido cuerpo

de leyes, el fallo que se dicte en esta sede y referido a esta causal reconducida se formulará

en los términos que se explican en el recurso al fundamentar el recurrente la causal de

invalidación de la letra e) del artículo 374 del Estatuto Procedimental, en lo que fuere

procedente. Para los motivos de nulidad donde se invoca la causal de la letra e) del

artículo 374 se solicita la invalidación del juicio y la sentencia, debiendo señalarse el

estado en queda el procedimiento y se remitan los antecedentes a tribunal no inhabilitado.

Por la causal subsidiaria de la letra b) del artículo 373, solicita por los dos primeros

capítulos la dictación de la respectiva sentencia de reemplazo absolutoria. Y por el último

capítulo la sentencia de reemplazo en donde la pena se rebaje en tres grados de

conformidad con lo establecido en el artículo 73 del Código Penal, considerando las

atenuantes de irreprochable conducta anterior y de colaboración sustancial en el

esclarecimiento de los hechos. Esta Corte estimó admisible el recurso por resolución de

fecha 22 de Septiembre del año en curso y dispuso pasar los autos a la señora P. a fin de

fijar el día de la audiencia para la vista de la nulidad impetrada. La audiencia pública se

verificó el 25 de Octubre pasado, con la concurrencia y alegatos de los letrados don R.P.

en representación del Ministerio Público, don I.J. por la parte querellante y don M.A.F.

por la defensa pública del sentenciado y luego de la vista del recurso, se citó a los

intervinientes a la lectura del fallo para el día de hoy, según consta en el registro de audio.

Considerando y Oídos los intervinientes 1°) Que el recurso descansa en primer término y

en forma conjunta en los motivos absolutos de nulidad contemplado en el artículo 374 letra

e) que se divide en dos capítulos. El primero de ellos en relación con la letra c) del

artículo 342, ambos del Código Procesal Penal. Para este efecto el recurrente indica que

la idea central es verificar la fundamentación de la sentencia en su conexión funcional con

el debido proceso, para luego recurrir de la decisión y someterla al control del tribunal

superior para corroborar la exigencia establecida en el artículo 297 del respectivo Código

y a su juicio el tribunal oral no dio cumplimiento a la exigencia establecida en esta

normativa, es decir, a una falta de valoración. Como segundo capítulo dentro de esta

causal invoca una infracción a la letra d) del artículo 342 del Código Procesal Penal, esto

es, las razones legales o doctrinales que sirvieren para calificar jurídicamente cada uno de

los hechos y sus circunstancias y para fundar el fallo;

2º. ) Que en lo referido al primer capítulo, desorganizada argumentación

el recurso en una extensa y

cuestiona la intencionalidad en la acción que

realiza el sentenciado, teniendo como base para ello el relato que formula el testigo S.G.,

cuando este refiere “que el sujeto le clavó el arma como un destornillador”, en

circunstancias que el fallo establece que el acusado “creyó que le había pegado en el

brazo a la víctima”. Esta explicación, sostiene el recurso, es descartada, considerando

para ello el informe del perito y la declaración del testigo S.G., lo que se coteja con el

informe pericial el cual concluye que se requiere más fuerza para sacar el arma dado el

lugar donde se produce la herida. Esta situación, indica el recurrente, no se encuentra

abordado en el informe pericial sino que es una conclusión a una pregunta del fiscal. Esta

cuestión así expuesta en la sentencia le merece reparos al recurrente y realiza una serie de

divagaciones para concluir que el considerando Octavo al establecer que “existió acción

dolosa, lo que se demuestra por la fuerza que se imprimió al arma cortante que se usó y la

región a la que se dirigió, causando la lesión precisamente en el corazón, órgano que

alcanzó, por la profundidad con la que fue clavada…”., supone una trasgresión a los

principios de la lógica, en específico de la razón suficiente, por cuanto de la sola

declaración del perito que da cuenta de la fuerza que debió ejercer la puñalada para poder

salir del cuerpo, difícilmente se puede concluir, como lo hace el tribunal, que existió una

acción dolosa, toda vez que el sentenciado dirigió el arma sin mirar a que parte del cuerpo

iba dirigida, creyendo que lo había herido en un brazo; 3º) Que respecto de lo antes

reseñado la argumentación que entrega la sentencia está en perfecta armonía con los

principios de la lógica, en particular con la razón suficiente, no advirtiéndose la infracción

que se invoca si consideramos que la agresión se produce estando uno al lado del otro y

mal puede entenderse que la intención habría sido agredir a la víctima solo en el brazo,

por cuanto este elemento subjetivo del tipo penal esta internalizado en la acción genérica

que realiza el imputado, considerando que por la profundidad de la herida el arma llega al

corazón; 4º) Que el recurso luego abunda en lo referido a la lesión que presenta en la

mano el acusado A., que para el tribunal pudo deberse a que el arma se le resbaló de la

mano. Esto para el recurrente resulta sin justificación y entra a analizar las declaraciones

formuladas por A. a las preguntas que le formula el querellante, para concluir que el corte

puede deberse al repeler una intimidación con arma blanca. A continuación el recurso

también de una manera bastante confusa refiere los hechos que se encuentran acreditados

según la motivación novena del fallo y cuestiona estos hechos establecidos sobre la base de

la

palabra “entrevero” que emplea el fallo, con lo que se indica en la acusación fiscal en

orden a que “procedieron a increpar a los acusados intentando recuperar la especie

sustraída”, y aunque pueden sonar similares, ambos conceptos distan de tener la entidad

de una simple confusión o desorden. Se cuestiona también por el recurrente una serie de

acciones que conforme a los hechos que se han tenido por establecidos y que el recurso no

logra desvirtuar con sus alegaciones, tendría, a su juicio, alguna relevancia para sustentar

que la sentencia carece de la fundamentación necesaria al confrontar las diversas

declaraciones de testigos, tanto como se produce la intimidación como la forma en que son

conminados a bajarse del bus. Pero lo concreto, es que por esta causal se cuestiona la

valoración y fundamentación de la sentencia, ello en cuanto conforme a los hechos

establecidos habría ocurrido previamente un intento de robo de una cadena, hecho que en

definitiva no logra acreditarse, por cuanto todo deviene en el hecho posterior atentatorio

contra la vida que concluye con el homicidio. Este hecho, el homicidio, evidentemente no

es cuestionado por el recurrente, sino lo que el recurso invoca es la carencia

intencionalidad en el homicidio, mezclando una serie de situaciones, tales como las

amenazas previa, el intento de robo y que culmina con el homicidio, que es el hecho

central. La intencionalidad necesariamente está dada por la forma en que se produce la

agresión y el lugar en que se ocasiona la herida mortal y que el fallo en sus motivaciones

octava y novena se encarga de establecer, precisar, valorar y fundamentar debidamente;

5º) Que en consecuencia, esta capítulo de nulidad de la letra e) del artículo 374, en

relación con la letra c) del artículo 342, ambas del Código Procesal Penal, debe ser

desechada al no contener la sentencia los vicios que por el recurso se denuncian; 6º) Que

en lo referido al segundo capítulo por el cual se invoca la infracción a la letra d) del

artículo 342 en relación con la causal de invalidación de la letra e) del artículo 374 del

Estatuto Procedimental, el recurso indica “que no hay desacuerdo con el tribunal respecto

de las reiteradas menciones a la existencia de la acción dolosa de parte de mi defendido”.

En efecto, indica el recurso, nadie duda que la acción ejercida por éste concluyó con la

muerte de la víctima, pero el foco de discusión indica, el recurrente, es la legítima defensa.

Para resolver esta motivación de nulidad necesario resulta tener presente la forma como

se deducen estos capítulos de impugnación. En efecto, el recurrente interpone la causal de

impugnación de la letra e) del artículo 374 del Código Procesal Penal, que ya como hemos

dicho divide en dos capítulos que interpone conjuntamente. Por el primero de ellos

impugna la valoración de la prueba y para ello refiere que no existido una acción dolosa

por parte del acusado, en los términos que el recurso

indica. Pero por la misma

causal y por el capítulo de fundamentación de la

sentencia – letra d) del artículo 342 - el recurrente no pone en duda la acción dolosa y

hace descansar éste capítulo en lo referido a la legítima defensa. Es decir, es fácil advertir

la contradicción en que incurre el recurso al tener por dividida una misma causal en dos

capítulos que se deducen conjuntamente. Y sostener por el primero de ellos que no hay

acción dolosa, en circunstancias que por la misma causal y motivación distinta afirma que

no existe duda de la acción dolosa y lo cuestionable es solo lo referido a la legítima

defensa; 7º) Que en consecuencia y conforme a lo razonado, este capítulo de impugnación

no podrá ser acogido al carecer de la necesaria fundamentación lógica y conceptual, por

cuanto de la forma como ha sido interpuesto atenta contra el principio de no

contradicción, en la medida que una misma situación no puede ser y no ser al mismo

tiempo, y dentro de este entendido ello lleva a concluir que los vicios que por éste capítulo

se formulan carecen del sustento jurídico y material y por ende debe ser desestimado; 8º)

Que en subsidio, se invoca por el recurso la causal de nulidad de la letra b) del

artículo 373 del Código Procesal Penal, que el recurrente como ya se ha expresado divide

en tres capítulos. En primer lugar se considera que el tribunal ha incurrido en un error

respecto de los requisitos de la legítima defensa privilegiada consagrada en el Nº 6º del

artículo 10º del Código Penal. Por la segunda motivación se incurre en error respecto de

los requisitos de la legítima defensa simple. Para en último término indicar que el error de

derecho dice relación con la no aplicación de la legítima defensa incompleta. No indica el

recurrente la forma en que los deduce, y en consecuencia, al carecer de esta precisión

necesariamente ha de entenderse que se deducen conjuntamente, lo que desde ya

habilitaría para desechar este motivo de impugnación. Pero no obstante esta observación

se puede señalar que la invocación que hace el libelo respecto que el fallo no tendría un

pronunciamiento respecto de la legítima defensa privilegiada y de la legítima defensa

simple, no es así. En efecto, la impugnación hace un extenso análisis doctrinal sobre el

tópico en análisis, citando autores nacionales y jurisprudencia, referido básicamente a la

agresión ilegítima transcribiendo al efecto el motivo octavo del fallo. Y en este punto el

recurso vuelve nuevamente a realizar un exposición doctrinal respecto de la actualidad de

la agresión, pero considerando un contexto general, como si estuviéramos en una sala de

clases, pero desgraciadamente para el recurrente el derecho material debe aplicarse al

caso concreto y es en este aspecto que el recurso se inclina por falta de fundamentación,

tanto fáctica como por la aplicación de los requisitos que la ley exige para el caso

particular, en la medida que el libelo centra su atención en el

supuesto robo que habría sido objeto el sentenciado y que lo obligó a una “reacción

defensiva”. Y en este contexto el recurso indica que la defensa presento una boleta emitida

por la joyería M., y una fotografía tomada por el celular de C.R. donde está el sentenciado

junto a su primo tomando cerveza y en dicha fotografía aparece Antinao con la cadena. Es

decir, el recurso varía en su análisis y se torna altamente impreciso e inconsistente, porque

no olvidemos que lo que debe analizarse es la agresión ilegítima, y esto no es precisamente

lo que nos da cuenta el recurso. Luego este se vuelve más impreciso al transcribir

textualmente la declaración de tres testigos, para concluir por sí y ante sí que del texto de

esas declaraciones habría existido una discusión, lo que no está controvertido, en la

medida que los hechos establecidos habla de un “entrevero”. En suma, el libelo transcribe

citas doctrinales de derecho penal, con citas a pie de página, en un contexto general a lo

que debe entenderse por legítima defensa privilegiada o legítima defensa propia. Pero

aplicados dichos principios al caso concreto el recurso se diluye, es vago e impreciso; 9º)

Que así las cosas, no se hace lugar a este capítulo de impugnación en lo referido a la

legítima defensa privilegiada y simple, por cuanto no se invocan con claridad y precisión

los fundamentos jurídicos que aplicados al caso concreto permita que este sea acogido;

10º) Que en cuanto a la atenuante incompleta de legítima defensa que también se invoca

tampoco puede tener cabida, primero, porque el recurso es pobre en proporcionar

elementos de juicio que permitan, al menos, analizar su eventualidad, como por la

circunstancia que no se dan ninguno de los elementos que hacen posible su concurrencia,

en la medida que el recurso en esta parte incurre en el mismo error al que ya se ha hecho

referencia, hace solo un análisis doctrinal de la eximente incompleta, pero no existe

mención alguna a hechos concretos, dentro de la teoría de la defensa, en que pudiera darse

este tipo de exculpación de responsabilidad, lo que lleva en consecuencia al rechazo de

este capítulo de impugnación; 11º) Que en lo referido a la causal de la letra a) del artículo

373 que fue reconducida por la Excma. Corte Suprema a la contemplada en la letra e) del

artículo 374, todos del Código Procesal Penal, la que se fundamenta en los principios del

debido proceso, del juez imparcial y que ninguna de la prueba presentada por la defensa

fue estimada por el tribunal como relevante, cuestionando el recurso la disparidad de

criterios con la prueba aportada por el Ministerio Público, necesariamente lleva a estos

sentenciadores a considerar que el asunto está referido a la forma como el tribunal

ponderó la prueba, y ello ha quedado resuelto con las fundamentaciones que entrega la

sentencia en sus

motivaciones octava y novena, donde analiza la prueba, la valora y fundamenta la decisión

con los principios de la sana crítica, que por lo demás el recurso no objeta, ello conduce a

desechar también esta motivación reconducida, en tanto la ponderación de la prueba

puede que no sea del agrado del recurrente, pero ello no importa que en su valoración se

hayan infringido los principios que informan la sana crítica; 12º) Que se hace presente que

el tribunal escuchó la cintas de audio acompañadas para probar las causales de

impugnación y ha estimado del grado en su sentencia; 13º) Que en su comparecencia en

estrado, tanto el Ministerio Público como la parte querellante abogaron por el rechazo del

recurso, teniendo para ello en consideración que la sentencia no contiene vicio alguno que

la haga anulable, ya sea desde el punto de vista de la valoración y fundamentación, como

de la infracción de ley que se denuncia, toda vez que los requisitos de la legítima defensa

son analizados latamente en el motivo octavo del fallo; Por lo razonado y de conformidad

con lo que disponen los artículos 372, 373, 376 y 384 del Código Procesal Penal, se

rechaza el recurso de nulidad interpuesto por el defensor penal público don M.A.F., en

representación del sentenciado, en contra de la sentencia de fecha 16 de Agosto del año en

curso, del 6º Tribunal Oral en lo Penal de Santiago. Redactó M.H.C., Abogado Integrante.

Regístrese y devuélvase. N° 1982-2016 – R.P.P. que ponderado su mérito ello está dentro

de las conclusiones a que arribó el tribunal

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel presidida por la

Ministro señora María Teresa Letelier Ramírez e integrada por la Ministro señora Adriana

Sottovia Giménez y el Abogado integrante señor Manuel Hazbún Comandari. Se deja

constancia que no firma el Abogado integrante señor Manuel Hazbún Comandari no

obstante haber concurrido a la vista de la causa y fallo, por encontrarse ausente.

En Santiago, a once de noviembre de dos mil dieciséis, notifiqué por el estado diario la

resolución precedente.