Consideraciones en lo que respecta al contexto en el que se desarrolla la necesidad de
defensa y el medio empleado en relación a la legítima defensa
(Análisis de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago n° 2543/2016 de 31 de
agosto de 2016)
Sebastián Antonio Gómez Krause
Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas
1. Contenido del fallo
Se presenta recurso de nulidad por la defensa de C.E.V.V. en contra de la sentencia de
fecha veintidós de julio de dos mil dieciséis del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo Penal
de Santiago en Rit O-283-2016 en la cual se decidió por mayoría condenarlo a sufrir la
pena efectiva de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias de
inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos e inhabilitación absoluta para
profesiones titulares durante el tiempo de la condena, por la responsabilidad que le cupo
como autor del delito consumado de homicidio simple.
El recurso se funda en la causal de justificación prevista en el artículo 10 n° 10 del código
penal en relación al artículo 373 del código procesal penal letra b), lo que se configura al
rechazar el accionar de C.E.V.V. como actuar en legítima defensa pues la racionalidad del
medio empleado para defenderse no se cumpliría en el accionar del condenado.
2. Hechos establecidos en la sentencia
Que los hechos establecidos en la sentencia son los siguientes “El día 17 de octubre de
2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de Detención Preventiva Santiago
Uno, C.E.V.V. agredió a B.G.M.H. en la zona torácica con un arma corto punzante.
Asimismo, tuvo por establecido que C.E.V.V. incurrió en esta conducta al defenderse de la
agresión ilegítima ejecutada por B.M. en su contra, consistente en la amenaza e intento de
agresión con esa misma arma, la que C.V. quitó al agresor y con la que finalmente lo
hirió”1.
3. Razonamiento sentencia de primera instancia
El tribunal oral en lo penal considera, para determinar que C.V. es responsable de haber
cometido el delito de homicidio simple, especialmente la valoración de las circunstancias
en las que se produce el actuar del condenado, en este sentido. El hecho de no haber
actuado de forma distinta pudiendo realizar acción distinta (a criterio del sentenciador), es
decir una defensa existía otro tipo de defensa idónea para dicha situación. Considera que el
haber huido de lugar, amenazado o herido solamente a la víctima fatal eran
comportamientos a los que si les habría correspondido considerarlos como justificados.
1 Considerando primero sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016.
4. Razonamiento Corte de Apelaciones
La Corte en la fundamentación de su fallo nos explica lo siguiente “Que, las máximas de
experiencia demuestran que efectivamente los internos de una cárcel suelen identificarse
con bandos que se generan o continúan actuando al interior de una cárcel y sus módulos, y
que tales bandos suelen tener encargados de la protección, como sería el caso de M. según
el testigo J. De esta manera, es posible concluir que el ataque de M. al imputado V. bien
podría no ser un acto aislado y personal, siendo plausible que al verlo perder el arma en
manos de V., recibiere ayuda de sus compañeros. Este hecho no puede dejar de tenerse en
consideración al ponderar las circunstancias en que se dio el medio empleado por el
imputado a fin de repeler rápidamente la agresión, actuar en el que bien pudo no medir la
consecuencia misma del golpe que dio con el arma al cuerpo de la víctima, sino como un
genuino acto de defensa, contemporáneamente proporcional al ataque, máxime si se
encontraban en el momento del encierro junto a otros reclusos, de lo cual es previsible
considerar que de no haber actuado en la forma que lo hizo el imputado, probablemente el
resultado del ataque de la víctima, podría haber sido otro en que la víctima habría sido el
ahora imputado”2. De este considerando podemos ver que la Corte de Apelaciones de
Santiago pone especial atención en el contexto en el que se produce el ataque y la reacción
defensiva, considerando que dicha reacción cumple con cada uno de los requisitos de la
legítima defensa.
5. Opinión del autor
La influencia de la consideración del contexto dentro del razonamiento que utiliza el
Tribunal de alzada como argumento para anular el juicio es el correcto. Si bien se podría
considerar que aisladamente la reacción defensiva del condenado es desproporcionada,
puesto que al momento de realizar la acción matadora el atacante se encontraba desarmado
y por ende en una posición desfavorable, no debe realizarse tal análisis de manera
independiente.
Las circunstancias que rodean la comisión del homicidio simple, son determinantes al
momento de valorar cada uno de los requisitos que debe contener la legítima defensa para
que esta justifique la reacción defensiva de una persona.
5.1 En cuanto a la agresión ilegítima
Tanto el tribunal de primera instancia como la Corte de Apelaciones consideran que la
reacción defensiva se da en contexto de recibir una agresión ilegítima. El ataque que recibe
el condenado proviene de un actuar ilegítimo de una persona no habilitada para cometer
dicho acto ni en circunstancias que de la misma forma deberían habilitar para agredir a otro
sujeto. Se trata de relaciones entre dos personas privadas de libertad dentro de un centro
penitenciario, agresión provocada en este contexto, mientras los internos se disponían a
2 Considerando Séptimo sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016.
entrar a sus celdas, por lo que se entiende de estas circunstancias que es una agresión
ilegítima.
5.2 Falta de provocación suficiente del que se defiende
De las circunstancias del caso se desprende que el condenado no habría realizado acción
alguna que mereciera dicho ataque, sino más bien él iba a ser la víctima de un ataque el
cual no pudo ser concretado por la reacción defensiva que tuvo el condenado. Queda claro
tanto para el Tribunal Oral en lo Penal como para la Corte de Apelaciones que se cumple a
cabalidad este requisito para configurar la legítima defensa, es decir no hubo provocación
alguna del condenado. En este punto es relevante destacar que el sentenciador entiende de
manera favorable el hecho de producirse este ataque dentro de un recinto penitenciario pues
reconoce que dentro de estos lugares existen rencillas entre los internos, que existen bandos
y rivalidades por lo que considera que si bien pudo haber existido problemas entre bandas
rivales o conflictos anteriores en el tiempo inmediato cuando se produce el ataque estas no
alcanzarían a considerarse como provocación por parte del condenado, pues en ese
momento no existía tal provocación.
5.3 Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla
Especial atención merece este requisito de la legítima defensa. La valoración que hace el
Tribunal de primera instancia respecto del actuar del condenado en este punto diverge de lo
analizado previamente, pues al parecer, no se toma en cuenta el contexto en el que se
produce el ataque y la correspondiente reacción defensiva. Al no considerar que el medio
utilizado para repeler el ataque fue el necesario en esa situación y observar en ello una
desproporción.
El Tribunal olvida en el contexto en que se encuentra el sujeto, pues se le quiere llegar a
exigir que posteriormente a quitar el arma con la que lo iban a atacar, este tuviese la
suficiente capacidad como para pensar que no era necesario defenderse pues su agresor ya
se encontraba inhabilitado para continuar con su ataque. Pero el Tribunal Oral en lo Penal
no considera que este ataque se da en un contexto de privación de libertad, donde la
realidad es distinta a lo que puede serle exigido a una persona en una situación de
cotidianidad que camina por la calle y es atacado por otro. Incluso dentro de esta situación
se podría llegar a justificar que el repeler un ataque con un arma la misma arma con que fue
atacado cabe dentro de un comportamiento necesario para defender su integridad física.
En los argumentos del ministerio público podemos encontrar que el condenado debió
haberle bastado amenazar al atacante con el arma que le arrebato o haber pensado en herirlo
no de forma mortal. En esto se apoya el Tribunal para condenarlo, citando además al
profesor Enrique Cury “Al decir del profesor C., la necesidad racional ha de manifestarse
no sólo en los instrumentos usados para reaccionar al ataque, sino en la totalidad de dicha
reacción”3. Perdiendo total sentido dicha afirmación del profesor Cury puesto que debió
haber sido utilizada dicho razonamiento en sentido contrario, es decir, para justificar el
3 Considerando cuarto sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016
actuar del sujeto. Para que el contexto y las circunstancia de encontrarse en un recinto
penitenciario donde los ataques entre internos se dan día a día, donde existen bandos y una
forma completamente distinta a lo común, los jueces debiesen haber considerado estas
circunstancias para determinar que el apuñalar a un atacante para evitar que este cumpliera
con su cometido que era al menos lesionar gravemente al condenado.
Además, se considera que la acción pudo haber sido diversa, en concreto, que el condenado
pudo haber lesionado al atacante y no haberle provocado una herida mortal. En este punto
también y de la misma forma que en la arista anterior se de olvidan las circunstancias, no
solo en cuanto al comportamiento de las personas dentro del recinto, sino que también no
consideran como relevante el hecho de encontrarse al interior de una estructura con poco
luminosidad. En este sentido, resulta relevante destacar, que el ataque se produce en las
escaleras del recinto mientras no había si quiera un gendarme en el lugar. Por lo que si bien
la sentencia se apoya en el profesor enrique Cury, lo hace de manera errada al interpretar
que las circunstancias en las que se comete el ataque generador de la reacción defensiva
debiese permitir un actuar tranquilo y pasivo del condenado.
Siguiendo esta misma línea y apoyándonos en el profesor Jaime Couso, podemos
mencionar que “La necesidad racional del medio se evalúa objetivamente, atendiendo a las
características reales de la agresión sufrida4”
Por último Jaime Náquira indica que “En efecto, lo racional califica a la necesidad y, de
esta manera, dicha valoración se integra a la necesidad, revitalizándola y haciéndola
depender en cada caso particular de sus circunstancias y características5”.
Y para ahondar más aún la forma en cómo influye el contexto en los requisitos de la
legítima defensa podemos referirnos al fallo de la Corte de Apelaciones de San Miguel de
11 de Noviembre de 2016 apartado octavo “Y en este punto el recurso vuelve nuevamente a
realizar un exposición doctrinal respecto de la actualidad de la agresión, pero considerando
un contexto general, como si estuviéramos en una sala de clases, pero desgraciadamente
para el recurrente el derecho material debe aplicarse al caso concreto y es en este aspecto
que el recurso se inclina por falta de fundamentación6”
En definitiva, el haber citado a don Enrique Cury en el fallo de primera instancia hubiese
cobrado sentido siempre que el contexto en el que se produjo la reacción defensiva habría
servido para disminuir los estándares que exige la legítima defensa, como bien actúan sobre
la agresión ilegítima y la falta de provocación. El Tribunal Oral en lo Penal debió
considerar que una persona privada de libertad, que sufre un ataque fuera del alcance de un
gendarme, en un lugar de difícil acceso, con un arma corto punzante y además
considerando que este tipo de ataques no se realiza de manera aislada según la experiencia
4 COUSO, Jaime, HERNÁNDEZ, Héctor, Código Penal comentado, Parte General Doctrina y
Jurisprudencia. Santiago: Editorial Legal Publishing 2011. Pp. 260.
5 NÁQUIRA, Jaime, Derecho Penal Chileno Parte General Tomo I. Santiago: Editorial Legal
Publishing, Pp. 329
6 Considerando octavo sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel Rol 1982/2016
penitenciaria nacional, no podría haber reaccionado de forma diversa, que la reacción en
cuestión es lo que en esa situación se considera normal, aun cuando esta reacción defensiva
fue ante una persona desarmada y con un arma. Además, tampoco se consideran las
circunstancias aceptadas que el condenado quitó el arma y reaccionó atacando con ella era
el único medio o el más adecuado para repeler el ataque que iba a sufrir.
6. Bibliografía
COUSO, Jaime, HERNÁNDEZ, Héctor, Código Penal comentado, Parte General
Doctrina y Jurisprudencia. Santiago: Editorial Legal Publishing 2011.
NÁQUIRA, Jaime, Derecho Penal Chileno Parte General Tomo I. Santiago: Editorial
Legal Publishing, 2015.
Texto completo de la sentencia Corte de Apelaciones de Santiago Rol 5423/2016 de 31
de agosto de 2016
VISTOS:
En estos autos Rit O-283-2016 del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de
Santiago, la defensa de Camilo Eduardo Vira Vergara interpuso recurso de nulidad en
contra de la sentencia de fecha veintidós de julio de dos mil dieciséis, en virtud de la cual
este decidió por mayoría condenarlo a sufrir la pena efectiva de tres años y un día de
presidio menor en su grado máximo y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para
derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares durante el tiempo de
la condena, por la responsabilidad que le cupo como autor del delito consumado de
homicidio simple, ilícito previsto en el artículo 391 Nº 1 del Código Penal, perpetrado el
día 17 de octubre de 2015, en la comuna de Santiago, de esta ciudad.
Se funda el recurso en la causal del artículo 373 b) del Código Procesal Penal, en
relación al artículo 10 Nº 4 del Código Penal lo que tuvo lugar al rechazar el Tribunal la
solicitud de calificar la conducta desplegada por Camilo Eduardo Vergara Vira como
justificada por la causal del artículo 10 Nº 4 del Código Penal, esto es, legítima defensa,
toda vez que esta decisión se basó en una equivocada interpretación y aplicación de la
circunstancia segunda de esa norma: “la necesidad racional del medio defensivo
empleado”.
El tribunal estimó que no obstante haber obrado en defensa propia la conducta
desplegada por Camilo Eduardo Vira Vergara el 17 de octubre de 2015 no estaba
justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del Código Penal.
Pide se anule sólo la sentencia y por tratarse de una de las hipótesis contempladas
en la última de estas normas, esto es, al haber calificado de delito un hecho que la ley no
considera tal, solicita además que en lugar de la sentencia cuya invalidación pide dicte
una de reemplazo que absuelva a Camilo Eduardo Vira Vergara de la acusación deducida
en su contra, por estar justificada su conducta en la causal del artículo 10 N° 4 del Código
Penal, esto es, al haber obrado en legítima defensa propia.
Con fecha dieciocho de agosto en curso se llevó a efecto la audiencia de vista del
recurso, fijándose para el día de hoy a las 12:30 horas la audiencia de lectura del fallo.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, la defensa de Camilo Eduardo Vira Vergara interpuso recurso de
nulidad en contra de la sentencia de fecha 22 de julio de 2016, en virtud de la cual este
decidió por mayoría condenarlo a sufrir la pena efectiva de tres años y un día de presidio
menor en su grado máximo y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos
políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares durante el tiempo de la
condena, por la responsabilidad que le cupo como autor del delito consumado de
homicidio simple, ilícito previsto en el artículo 391 Nº 1 del Código Penal, perpetrado el
día 17 de octubre de 2015, en la comuna de Santiago, de esta ciudad.
Se funda el recurso en la causal del artículo 373 b) del Código Procesal Penal, en
relación al artículo 10 Nº 4 del Código Penal lo que tuvo lugar al rechazar el Tribunal la
solicitud de calificar la conducta desplegada por Camilo Eduardo Vergara Vira como
justificada por la causal del artículo 10 Nº 4 del Código Penal, esto es, legítima defensa,
toda vez que esta decisión se basó en una equivocada interpretación y aplicación de la
circunstancia segunda de esa norma: “la necesidad racional del medio defensivo
empleado”
Luego de reproducir los considerandos noveno, décimo y duodécimo, en que se da
por establecido el hecho, la calificación jurídica y la participación, indica que se condenó
a su representado por el delito de homicidio simple, desestimándose la absolución que
solicitó la defensa de haber obrado justificado por legítima defensa. Pese a que el
Tribunal tuvo por acreditado que su representado obró en defensa propia (lo que motivó
que reconociera la concurrencia de la circunstancia atenuante de eximente incompleta),
descartó que su conducta hubiere estado justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del
Código Penal, toda vez que según el Tribunal la reacción defensiva habría sido
desproporcionada o racionalmente innecesaria. Los fundamentos de esta decisión los
consignó en el considerando Undécimo de la sentencia que se impugna y que el recurso
innecesariamente reproduce.
Indica que una de las restricciones que el legislador ha establecido a la defensa
para que el que obra amparado en ella se encuentre justificado, es que ella sea
racionalmente necesaria. El artículo 10 N° 4 del Código Penal se refiere a este requisito
expresando que: “Están exentos de responsabilidad criminal: 4º. El que obra en defensa de
su persona o derechos, siempre que concurran las circunstancias siguientes: [...] Segunda.
Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.”
Luego de citar doctrina al respecto, sostiene que el Tribunal tuvo por establecido,
según consignó en el considerando Noveno del fallo que impugna, que el 17 de octubre de
2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de Detención Preventiva
Santiago Uno, Camilo Eduardo Vira Vergara agredió a Bernardo Gabriel Maldonado
Huechupán en la zona torácica con un arma corto punzante. Asimismo, tuvo por
establecido que Camilo Eduardo Vira Vergara incurrió en esta conducta al defenderse de
la agresión ilegítima ejecutada por Bernardo Maldonado en su contra, consistente en la
amenaza e intento de agresión con esa misma arma, la que Camilo Vira quitó al agresor y
con la que finalmente lo hirió. El contexto global en el que esta agresión y la consecuente
reacción defensiva tuvieron lugar, según lo consignó el Tribunal en diversos pasajes de la
sentencia, es el siguiente:
En cuanto al lugar y sus características, según lo relataron tanto Camilo Vira como
los funcionarios policiales que declararon en el juicio, el hecho ocurrió al interior del
Centro de Detención Preventiva Santiago Uno, en las escaleras de acceso al módulo 16
(que consta de 4 pisos), específicamente en el descanso entre el acceso al primer y segundo
piso de ese módulo (considerando Cuarto, párrafo 5; considerando Noveno, párrafos 4, 6 y
11). En esta zona, de acuerdo con lo expresado por el funcionario Meza Morales, “las
cámaras de seguridad no pueden captar lo que ocurre, no sólo por la disposición física
sino por la escasa luminosidad que existe, ya que de manera constante los internos rompen
las luminarias para poder cometer diversos actos en un ambiente donde no exista control
por parte de Gendarmería” (considerando Noveno, párrafo 4), circunstancia corroborada
por el acusado, quien expresó que “en ese momento las escaleras no tenían luz, estaba
oscuro, y solo llegaba algo de luz desde la sala de visitas” (considerando Cuarto, párrafo
4).
El hecho ocurrió, según se desprende de toda la prueba rendida en el juicio, en los
instantes en que se procedía al encierro de los internos del módulo 16: luego de ser
trasladados a un “patio” para realizar el proceso de cuenta, los internos se organizan por
pisos y en 2 filas (primero los del último piso y al final los del primero) y son ingresados al
sector de las escaleras para acceder a sus respectivas pisos y celdas. En el lugar en que
ocurrió el hecho solo habían internos, no gendarmes: el único gendarme que estaba a
cargo del encierro de los internos se encontraba en el “patio”, no en las escaleras. Así lo
expresaron Camilo Vira, quien señaló que al momento en que el occiso lo agredió, “en la
escalera y en el descanso había mucha gente, solo internos” (considerando Cuarto,
párrafo 5) y el funcionario Meza Morales, quien señaló que “los hechos acontecieron en el
módulo 16, el que por considerarse uno de bajo compromiso delictual no contaba con
mayor número de funcionarios para los efectos de controlar a la población penal”
(considerando Noveno, párrafo 4).
El tribunal estimó que no obstante haber obrado en defensa propia la conducta
desplegada por Camilo Eduardo Vira Vergara el 17 de octubre de 2015, no estaba
justificada por la causal del artículo 10 N° 4 del Código Penal
Sostiene que Camilo Vira agredió a Bernardo Maldonado porque mientras el
primero subía la escalera para llegar al segundo piso del módulo 16 junto al resto de los
internos de ese módulo, el segundo lo alcanzó en el descanso ubicado entre el primer y el
segundo piso y allí lo agredió con un arma cortante, logrando el primero quitarle el
cuchillo y agredirlo con este una única vez en el pecho. Es decir, la reacción defensiva se
circunscribió en el contexto de la cárcel, ocurriendo la agresión en un lugar oscuro,
abarrotado de internos y sin la presencia de gendarmes, efectuándose esta agresión con un
arma cortante, en cuestión de instantes y por un sujeto conflictivo y perteneciente a una
“casa”, que ese mismo día y momentos antes lo había amenazado. Esas son las
circunstancias que deben considerarse para valorar si Camilo Vira contaba con otra
alternativa que, luego de quitar el arma cortante con que era atacado a su agresor,
apuñalarlo en el primer lugar que tuvo a disposición –el pecho-, eliminando así el riesgo
que lo afectaba y permitiéndole escapar inmediatamente del lugar.
Exigir al acusado haber desplegado una conducta calculadora de los riesgos
inherentes a la reacción defensiva (como sería prever que la conducta que desplegaba
causaría la muerte al agresor y que tenía la posibilidad de provocar una lesión distinta o
realizar otra acción) y adecuar su actuación a esta previsión es sencillamente desconocer
las circunstancias concretas en que esa reacción se dio: en primer lugar, porque asume
erróneamente que Camilo Vira tenía la posibilidad cierta de optar entre otras clases de
defensa idóneas, lo que se descarta fácilmente si se consideran la rapidez con que ocurrió
el hecho, la falta de luminosidad del lugar y la ausencia de gendarmes u otras personas
que lo pudieran haber asistido; y además, porque asume erróneamente que existía otra
clase de defensa idónea no unida al riesgo de sufrir un daño, pues si Camilo Vira se
hubiere limitado a escapar, a amenazar a Bernardo Maldonado o solamente a herirlo, la
agresión de la que era víctima, tal como depuso en el juicio, hubiere continuado y
probablemente se hubiere consumado.
Pide se anule sólo la sentencia y por tratarse de una de las hipótesis contemplada
en la última de estas normas, esto es, al haber calificado de delito un hecho que la ley no
considera tal, solicita además que en lugar de la sentencia cuya invalidación pide dicte
una de reemplazo que absuelva a Camilo Eduardo Vira Vergara de la acusación deducida
en su contra, por estar justificada su conducta en la causal del artículo 10 N° 4 del Código
Penal, esto es, al haber obrado en legítima defensa propia.
SEGUNDO: Que el artículo 10 del Código Penal establece que están exentos de
responsabilidad penal: N° 4: “ El que obra en defensa de su persona o derechos, siempre
que concurran las circunstancias siguientes:
Primera. Agresión ilegítima.
Segunda. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
Tercera. Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.”
De estas circunstancias la sentencia dio por concurrente la primera y tercera
circunstancia, no así la segunda, cuestión que es precisamente la planteada por el recurso
como fundamento de la causal de una errada aplicación del derecho que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
TERCERA: Que, conforme al considerando noveno de la sentencia, el tribunal dio
por sentado los siguientes hechos: Los hechos contenidos en la acusación, esto es, que el
día 17 de octubre de 2015, alrededor de las 17:00 horas, al interior del Centro de
Detención Preventiva Santiago Uno, ubicado en Avenida Nueva Centenario 1879, comuna
de Santiago, el imputado Camilo Eduardo Vira Vergara provisto de un arma corto
punzante, agredió a la víctima Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán provocándole
una estocada en la zona torácica, que tuvo como resultado una herida penetrante torácica
izquierda provocándole la muerte por shock hipovolémico; y -en segundo lugar-, que antes
de producidos estos hechos, la víctima Maldonado Huechupán amenazó y trató de agredir
con un arma corto punzante al acusado Vira, el que logró desarmar a aquél para luego
agredirlo tal y como se ha expuesto precedentemente.”
CUARTO: Que, es en el considerando Undécimo que el tribunal se hace cargo de
la alegación de la defensa en orden a la concurrencia de la eximente del artículo 10 N° 4
del Código Penal, desde luego como ya se señaló se dio por concurrente dos de los
requisitos de dicha eximente, esto es la existencia de una agresión ilegítima y la falta de
provocación por parte del que se defiende.
Disiente el tribunal en cuanto a la concurrencia de un medio racional al momento
de repeler el ataque, es así como al respecto la sentencia sostiene que: “Al decir del
profesor Cury, la necesidad racional ha de manifestarse no sólo en los instrumentos
usados para reaccionar al ataque, sino en la totalidad de dicha reacción”. La racionalidad
y necesariedad en todo caso han de ponderarse según las circunstancias, teniendo presente
que será una reacción necesaria si el sujeto no disponía “de otra forma menos enérgica de
defenderse con éxito”. (Enrique Cury U., Derecho Penal, Parte General, Ediciones UC,
2011, p.374 y ss.). En el caso que nos convoca, quedó acreditado que el acusado, pese a
encontrarse desprovisto de armas, logró por medio de movimientos defensivos hacerse del
cuchillo de su oponente. Es en este momento, tal y como lo alegara el Ministerio Público,
en que el acusado toma una decisión, y antes de provocar una lesión que importara
únicamente debilitar a su enemigo y asegurar su integridad, por ejemplo, decide darle una
certera estocada en el pecho, cercana a venas y órganos vitales, con el propósito
inequívoco de darle muerte a su contendor. En este sentido, las características de la lesión
y la producción de la muerte a escasos minutos (según el informe extendido por la
profesional del hospital penal), vienen a ratificar esta conclusión. De esta forma este tercer
requisito en la especie no concurre.”
QUINTO: Que tal como lo reconoce la sentencia en alzada -citando al profesor
Cury-, la concurrencia de la racionalidad del medio empleado para repeler la agresión,
debe ponderarse según las circunstancias en que ocurre el hecho.
En dicho ámbito, la misma sentencia reconoce que la acción desplegada por el
fallecido en su agresión para dañar la integridad física de Vira Vergara era actual y
“seria” agregando que la existencia de bandos al interior de la cárcel, conforme las
máximas de la experiencia, le permiten concluir que las peleas pueden ser fundamento
suficiente de una agresión grave e inminente como la que pretendió concretar el fallecido
en la persona del acusado, sin que haya mediado provocación.
Tal seriedad en la agresión se evidencia a juicio de estos sentenciadores además
en el hecho de que tal como lo declaró el testigo Meza, Jefe de Régimen Interno de la
Cárcel, el lugar elegido por el agresor era el sector de escaleras de ingreso al módulo,
lugar no cubierto por las cámaras de vigilancia. A la circunstancia anterior se unen los
dichos del interno Gustavo Jiménez León en orden a que Bernardo Maldonado, andaba
armado con el cuchillo, ya que hacía las veces de “perro” esto es, de protector de una de
las “casas” -bandos- y que había advertido al imputado que se cuidara.
SEXTO: Que, al respecto, el imputado sostiene que luego de quitarle el arma a su
agresor, le pegó con el cuchillo, no pudiendo ver donde atento la poca luz que había en el
lugar, situación esta última que ratifica el testigo Meza, funcionario de Gendarmería que
sostuvo que el lugar no solo no tenía cobertura de las cámaras, sino que se trata de un
lugar de escasa luminosidad.
SEPTIMO: Que, las máximas de experiencia demuestran que efectivamente los
internos de una cárcel suelen identificarse con bandos que se generan o continúan
actuando al interior de una cárcel y sus módulos, y que tales bandos suelen tener
encargados de la protección, como sería el caso de Maldonado según el testigo Jiménez.
De esta manera, es posible concluir que el ataque de Maldonado al imputado Vira
bien podría no ser un acto aislado y personal, siendo plausible que al verlo perder el arma
en manos de Vira, recibiere ayuda de sus compañeros. Este hecho no puede dejar de
tenerse en consideración al ponderar las circunstancias en que se dio el medio empleado
por el imputado a fin de repeler rápidamente la agresión, actuar en el que bien pudo no
medir la consecuencia misma del golpe que dio con el arma al cuerpo de la víctima, sino
como un genuino acto de defensa, contemporáneamente proporcional al ataque, máxime si
se encontraban en el momento del encierro junto a otros reclusos, de lo cual es previsible
considerar que de no haber actuado en la forma que lo hizo el imputado, probablemente el
resultado del ataque de la víctima, podría haber sido otro en que la víctima habría sido el
ahora imputado.
OCTAVO: Que por otra parte, no puede dejar de tenerse en consideración para
evaluar la proporcionalidad del medio empleado para defenderse, el hecho de que no
obstante que el imputado Vira estaba al tanto de la intención de Maldonado y por ende de
la inminencia de un ataque de parte de aquel a su persona, Vira no se proveyó de arma
alguna para defenderse y aquello sólo se dio durante el ataque al lograr quitar el arma a
su agresor.
NOVENO: Que, así las cosas, estos sentenciadores estiman que los hechos, en la
forma que han sido establecidos por el tribunal, por una parte no dan cuenta de que
inequívocamente la intención del imputado era dar muerte a Maldonado Huechupán y por
otra dan cuenta que fue este último quien amenazó y trató de agredir con un arma corto
punzante al acusado Vira, el que logró desarmar a aquél para luego agredirlo, de manera
que a juicio de estos sentenciadores la defensa desplegada por el condenado para repeler
el ataque, atento las circunstancias fue proporcional al mismo, no evidenciándose la
posibilidad cierta de haber podido recurrir a otro medio.
DECIMO: Con lo expuesto no sabe sino concluir que ha existido una errada
aplicación del artículo 10 N° 4 del Código Penal al no considerar que concurrían la
totalidad de los requisitos para su procedencia, lo que influyó sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, de manera que no cabe sino acoger el recurso y dictar a continuación
la sentencia de reemplazo que corresponde.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y lo dispuesto además, en
los artículos, 372, 373 letra b), 376 y 385 del Código Procesal Penal, se declara que:
Que SE ACOGE, el recurso de nulidad interpuesto por la Defensa de Camilo
Eduardo Vira Vergara y se declara nula la sentencia de fecha veintidós de julio de dos mil
dieciséis dictada en los autos Rit O-283-2016 del Cuarto Tribunal del Juicio Oral en lo
Penal de Santiago, la que se reemplaza por la que se dictará a continuación.
Regístrese, y comuníquese.
Redacción del Ministro Sr Hernán Crisosto Greisse.
Rol 2543-2016 sentencia de nulidad.
No firma el abogado integrante señor Gandulfo, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo del fallo, por ausencia.
Pronunciada por la Undécima Sala, conformada por el Ministro señor Hernán Crisosto
Greisse, por la Ministra señora Mireya Eugenia López Miranda y por el abogado
integrante señor Eduardo Nelson Gandulfo Ramírez. Autorizada por el Ministro de Fe de
esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, treinta y uno de agosto de dos
mil dieciséis, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.
SENTENCIA DE REEMPLAZO
Santiago treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis
VISTOS:
Conforme lo dispuesto en los artículos 385 del Código Procesal Penal, se procede a
dictar la sentencia de reemplazo dispuesta por la sentencia de nulidad de esta misma fecha
en estos autos Rol 2543-2016.
De la sentencia anulada se reproducen sus considerandos primero a décimo, como
también los acápites primero a quinto del considerando undécimo.
Y teniendo además y presente:
PRIMERO: Que tal como se deja sentado en la sentencia de nulidad, estos
sentenciadores consideran que se encuentra comprobado que concurre además el segundo
requisito de la eximente de legítima defensa que contempla el artículo 10 N° 4 del Código
Penal.
SEGUNDO: Que, para arribar a tal conclusión se estará a lo argumentado en los
considerandos quinto a noveno de la sentencia de nulidad precedente, los que se tienen
por reproducidos, y en virtud de los cuales se ha considerado que concurre en favor del
acusado Camilo Eduardo Vira Vergara, la causal de exención de responsabilidad penal
invocada por su defensa de momento que quedó establecido que el hecho de darle muerte a
Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán, estuvo precedido de una agresión ilegítima de
la víctima, sin que mediare provocación suficiente de parte del imputado, quien para
repelerla actuó en forma racionalmente necesaria atento las circunstancias del momento y
las intenciones de su agresor.
TERCERO: Que en consecuencia concurriendo respecto del acusado una causal
eximente de responsabilidad, nos encontramos con que si bien se ha dado la tipicidad
contemplada en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, ha de excluirse en ella una
actuación antijurídica del imputado , razón por la que será absuelto.
Con lo expuesto, disposiciones legales citadas y lo dispuesto en los artículos 1, 10
N° 4, 14 y 15 del Código Penal y artículos 1,4, 296, 297, 340, 342, 343, 348, 351 y 385
del Código Procesal Penal, se declara:
Que se absuelve a Camilo Eduardo Vira Vergara, de la acusación de ser autor del
delito de homicidio simple de Bernardo Gabriel Maldonado Huechupán.
Dese inmediata orden de libertad en su favor, si no estuviere privado de ella por
otra causa.
Regístrese, comuníquese y devuélvase
Redacción del Ministro Sr Hernán Crisosto Greisse
Rol 2543-2016 sentencia de remplazo.
No firma el abogado integrante señor Gandulfo, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo del fallo, por ausencia.
Pronunciada por la Undécima Sala, conformada por el Ministro señor Hernán Crisosto
Greisse, por la Ministra señora Mireya Eugenia López Miranda y por el abogado
integrante señor Eduardo Nelson Gandulfo Ramírez. Autorizada por el Ministro de Fe de
esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, treinta y uno de agosto de dos
mil dieciséis, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.
Resolución nº 107418 de Corte de Apelaciones de San Miguel, de 11 de Noviembre de
2016
Santiago, a once de noviembre de dos mil dieciséis. Vistos: En estos autos RUC
1500106029-2 y RIT O- 397 – 2016, se registra la sentencia dictada con fecha 16 de
Agosto del año en curso por el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de San Miguel, en
Sala integrada por doña M.F.C., doña N.V.B. y doña V.B.R., sobre juicio oral de acción
penal pública, por la cual se condenó a JOSE IGNACIO ANTINAO LLANCANAO como
autor del delito de Homicidio Simple, en grado de consumado, cometido en la Comuna de
San Joaquín el día 31 de Enero del año 2015 en la persona de C.G.D., a la pena de siete
años de presidio mayor en su grado mínimo, más accesorias legales, sin costas. En contra
de este fallo el Defensor Penal Público, don M.F.A., en representación del sentenciado
deduce recurso de nulidad invocando como causal principal la establecida en el
artículo 374 letra e) en relación con el artículo 342 letras c) y d) ambas del
Código Procesal Penal, es decir, el juicio y la sentencia serán siempre anulados cuando se
hubiere omitido alguno de los requisitos previstos en el artículo 342, letras c), d) o e), y,
para el caso sublite, la sentencia habría omitido los requisitos contemplados en las letras
c) y d) de la normativa referida, esto es, la exposición clara, lógica y completa de cada uno
de los hechos y circunstancias que se dieren por probados, fueren ellos favorables o
desfavorables al acusado, y de la valoración de los medios de prueba que fundamentaren
dichas conclusiones, conforme lo dispone el artículo 297 del Código de Enjuiciamiento
Criminal, y las razones legales o doctrinales que sirvieren para calificar jurídicamente
cada uno de los hechos y sus circunstancias y para fundar el fallo. En subsidio a la ya
indicada, opone la causal contenida en la letra b) del artículo 373 del ya referido cuerpo
de leyes, es decir, cuando en el pronunciamiento de la sentencia se hubiere hecho una
errónea aplicación del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del
fallo, la cual divide en tres capítulo. El primero de ellos en cuanto a la legítima defensa
privilegiada, artículo 10 Nº 6 del Código Penal. El segundo capítulo referido a la
necesidad racional del medio empleado, artículo 19 Nº 4 del antes referido cuerpo de
leyes; y el último capítulo en cuanto la sentencia no se pronuncia sobre los requisitos
esenciales de la legítima defensa, es decir, la concurrencia de una legítima defensa
incompleta Asimismo, y habiendo deducido el recurrente también la causal de invalidación
de la letra a) del artículo 373 del Código Procesal Penal, la cual fue reconducida por la
Excma. Corte Suprema a la establecida en la letra e) del artículo 374 del referido cuerpo
de leyes, el fallo que se dicte en esta sede y referido a esta causal reconducida se formulará
en los términos que se explican en el recurso al fundamentar el recurrente la causal de
invalidación de la letra e) del artículo 374 del Estatuto Procedimental, en lo que fuere
procedente. Para los motivos de nulidad donde se invoca la causal de la letra e) del
artículo 374 se solicita la invalidación del juicio y la sentencia, debiendo señalarse el
estado en queda el procedimiento y se remitan los antecedentes a tribunal no inhabilitado.
Por la causal subsidiaria de la letra b) del artículo 373, solicita por los dos primeros
capítulos la dictación de la respectiva sentencia de reemplazo absolutoria. Y por el último
capítulo la sentencia de reemplazo en donde la pena se rebaje en tres grados de
conformidad con lo establecido en el artículo 73 del Código Penal, considerando las
atenuantes de irreprochable conducta anterior y de colaboración sustancial en el
esclarecimiento de los hechos. Esta Corte estimó admisible el recurso por resolución de
fecha 22 de Septiembre del año en curso y dispuso pasar los autos a la señora P. a fin de
fijar el día de la audiencia para la vista de la nulidad impetrada. La audiencia pública se
verificó el 25 de Octubre pasado, con la concurrencia y alegatos de los letrados don R.P.
en representación del Ministerio Público, don I.J. por la parte querellante y don M.A.F.
por la defensa pública del sentenciado y luego de la vista del recurso, se citó a los
intervinientes a la lectura del fallo para el día de hoy, según consta en el registro de audio.
Considerando y Oídos los intervinientes 1°) Que el recurso descansa en primer término y
en forma conjunta en los motivos absolutos de nulidad contemplado en el artículo 374 letra
e) que se divide en dos capítulos. El primero de ellos en relación con la letra c) del
artículo 342, ambos del Código Procesal Penal. Para este efecto el recurrente indica que
la idea central es verificar la fundamentación de la sentencia en su conexión funcional con
el debido proceso, para luego recurrir de la decisión y someterla al control del tribunal
superior para corroborar la exigencia establecida en el artículo 297 del respectivo Código
y a su juicio el tribunal oral no dio cumplimiento a la exigencia establecida en esta
normativa, es decir, a una falta de valoración. Como segundo capítulo dentro de esta
causal invoca una infracción a la letra d) del artículo 342 del Código Procesal Penal, esto
es, las razones legales o doctrinales que sirvieren para calificar jurídicamente cada uno de
los hechos y sus circunstancias y para fundar el fallo;
2º. ) Que en lo referido al primer capítulo, desorganizada argumentación
el recurso en una extensa y
cuestiona la intencionalidad en la acción que
realiza el sentenciado, teniendo como base para ello el relato que formula el testigo S.G.,
cuando este refiere “que el sujeto le clavó el arma como un destornillador”, en
circunstancias que el fallo establece que el acusado “creyó que le había pegado en el
brazo a la víctima”. Esta explicación, sostiene el recurso, es descartada, considerando
para ello el informe del perito y la declaración del testigo S.G., lo que se coteja con el
informe pericial el cual concluye que se requiere más fuerza para sacar el arma dado el
lugar donde se produce la herida. Esta situación, indica el recurrente, no se encuentra
abordado en el informe pericial sino que es una conclusión a una pregunta del fiscal. Esta
cuestión así expuesta en la sentencia le merece reparos al recurrente y realiza una serie de
divagaciones para concluir que el considerando Octavo al establecer que “existió acción
dolosa, lo que se demuestra por la fuerza que se imprimió al arma cortante que se usó y la
región a la que se dirigió, causando la lesión precisamente en el corazón, órgano que
alcanzó, por la profundidad con la que fue clavada…”., supone una trasgresión a los
principios de la lógica, en específico de la razón suficiente, por cuanto de la sola
declaración del perito que da cuenta de la fuerza que debió ejercer la puñalada para poder
salir del cuerpo, difícilmente se puede concluir, como lo hace el tribunal, que existió una
acción dolosa, toda vez que el sentenciado dirigió el arma sin mirar a que parte del cuerpo
iba dirigida, creyendo que lo había herido en un brazo; 3º) Que respecto de lo antes
reseñado la argumentación que entrega la sentencia está en perfecta armonía con los
principios de la lógica, en particular con la razón suficiente, no advirtiéndose la infracción
que se invoca si consideramos que la agresión se produce estando uno al lado del otro y
mal puede entenderse que la intención habría sido agredir a la víctima solo en el brazo,
por cuanto este elemento subjetivo del tipo penal esta internalizado en la acción genérica
que realiza el imputado, considerando que por la profundidad de la herida el arma llega al
corazón; 4º) Que el recurso luego abunda en lo referido a la lesión que presenta en la
mano el acusado A., que para el tribunal pudo deberse a que el arma se le resbaló de la
mano. Esto para el recurrente resulta sin justificación y entra a analizar las declaraciones
formuladas por A. a las preguntas que le formula el querellante, para concluir que el corte
puede deberse al repeler una intimidación con arma blanca. A continuación el recurso
también de una manera bastante confusa refiere los hechos que se encuentran acreditados
según la motivación novena del fallo y cuestiona estos hechos establecidos sobre la base de
la
palabra “entrevero” que emplea el fallo, con lo que se indica en la acusación fiscal en
orden a que “procedieron a increpar a los acusados intentando recuperar la especie
sustraída”, y aunque pueden sonar similares, ambos conceptos distan de tener la entidad
de una simple confusión o desorden. Se cuestiona también por el recurrente una serie de
acciones que conforme a los hechos que se han tenido por establecidos y que el recurso no
logra desvirtuar con sus alegaciones, tendría, a su juicio, alguna relevancia para sustentar
que la sentencia carece de la fundamentación necesaria al confrontar las diversas
declaraciones de testigos, tanto como se produce la intimidación como la forma en que son
conminados a bajarse del bus. Pero lo concreto, es que por esta causal se cuestiona la
valoración y fundamentación de la sentencia, ello en cuanto conforme a los hechos
establecidos habría ocurrido previamente un intento de robo de una cadena, hecho que en
definitiva no logra acreditarse, por cuanto todo deviene en el hecho posterior atentatorio
contra la vida que concluye con el homicidio. Este hecho, el homicidio, evidentemente no
es cuestionado por el recurrente, sino lo que el recurso invoca es la carencia
intencionalidad en el homicidio, mezclando una serie de situaciones, tales como las
amenazas previa, el intento de robo y que culmina con el homicidio, que es el hecho
central. La intencionalidad necesariamente está dada por la forma en que se produce la
agresión y el lugar en que se ocasiona la herida mortal y que el fallo en sus motivaciones
octava y novena se encarga de establecer, precisar, valorar y fundamentar debidamente;
5º) Que en consecuencia, esta capítulo de nulidad de la letra e) del artículo 374, en
relación con la letra c) del artículo 342, ambas del Código Procesal Penal, debe ser
desechada al no contener la sentencia los vicios que por el recurso se denuncian; 6º) Que
en lo referido al segundo capítulo por el cual se invoca la infracción a la letra d) del
artículo 342 en relación con la causal de invalidación de la letra e) del artículo 374 del
Estatuto Procedimental, el recurso indica “que no hay desacuerdo con el tribunal respecto
de las reiteradas menciones a la existencia de la acción dolosa de parte de mi defendido”.
En efecto, indica el recurso, nadie duda que la acción ejercida por éste concluyó con la
muerte de la víctima, pero el foco de discusión indica, el recurrente, es la legítima defensa.
Para resolver esta motivación de nulidad necesario resulta tener presente la forma como
se deducen estos capítulos de impugnación. En efecto, el recurrente interpone la causal de
impugnación de la letra e) del artículo 374 del Código Procesal Penal, que ya como hemos
dicho divide en dos capítulos que interpone conjuntamente. Por el primero de ellos
impugna la valoración de la prueba y para ello refiere que no existido una acción dolosa
por parte del acusado, en los términos que el recurso
indica. Pero por la misma
causal y por el capítulo de fundamentación de la
sentencia – letra d) del artículo 342 - el recurrente no pone en duda la acción dolosa y
hace descansar éste capítulo en lo referido a la legítima defensa. Es decir, es fácil advertir
la contradicción en que incurre el recurso al tener por dividida una misma causal en dos
capítulos que se deducen conjuntamente. Y sostener por el primero de ellos que no hay
acción dolosa, en circunstancias que por la misma causal y motivación distinta afirma que
no existe duda de la acción dolosa y lo cuestionable es solo lo referido a la legítima
defensa; 7º) Que en consecuencia y conforme a lo razonado, este capítulo de impugnación
no podrá ser acogido al carecer de la necesaria fundamentación lógica y conceptual, por
cuanto de la forma como ha sido interpuesto atenta contra el principio de no
contradicción, en la medida que una misma situación no puede ser y no ser al mismo
tiempo, y dentro de este entendido ello lleva a concluir que los vicios que por éste capítulo
se formulan carecen del sustento jurídico y material y por ende debe ser desestimado; 8º)
Que en subsidio, se invoca por el recurso la causal de nulidad de la letra b) del
artículo 373 del Código Procesal Penal, que el recurrente como ya se ha expresado divide
en tres capítulos. En primer lugar se considera que el tribunal ha incurrido en un error
respecto de los requisitos de la legítima defensa privilegiada consagrada en el Nº 6º del
artículo 10º del Código Penal. Por la segunda motivación se incurre en error respecto de
los requisitos de la legítima defensa simple. Para en último término indicar que el error de
derecho dice relación con la no aplicación de la legítima defensa incompleta. No indica el
recurrente la forma en que los deduce, y en consecuencia, al carecer de esta precisión
necesariamente ha de entenderse que se deducen conjuntamente, lo que desde ya
habilitaría para desechar este motivo de impugnación. Pero no obstante esta observación
se puede señalar que la invocación que hace el libelo respecto que el fallo no tendría un
pronunciamiento respecto de la legítima defensa privilegiada y de la legítima defensa
simple, no es así. En efecto, la impugnación hace un extenso análisis doctrinal sobre el
tópico en análisis, citando autores nacionales y jurisprudencia, referido básicamente a la
agresión ilegítima transcribiendo al efecto el motivo octavo del fallo. Y en este punto el
recurso vuelve nuevamente a realizar un exposición doctrinal respecto de la actualidad de
la agresión, pero considerando un contexto general, como si estuviéramos en una sala de
clases, pero desgraciadamente para el recurrente el derecho material debe aplicarse al
caso concreto y es en este aspecto que el recurso se inclina por falta de fundamentación,
tanto fáctica como por la aplicación de los requisitos que la ley exige para el caso
particular, en la medida que el libelo centra su atención en el
supuesto robo que habría sido objeto el sentenciado y que lo obligó a una “reacción
defensiva”. Y en este contexto el recurso indica que la defensa presento una boleta emitida
por la joyería M., y una fotografía tomada por el celular de C.R. donde está el sentenciado
junto a su primo tomando cerveza y en dicha fotografía aparece Antinao con la cadena. Es
decir, el recurso varía en su análisis y se torna altamente impreciso e inconsistente, porque
no olvidemos que lo que debe analizarse es la agresión ilegítima, y esto no es precisamente
lo que nos da cuenta el recurso. Luego este se vuelve más impreciso al transcribir
textualmente la declaración de tres testigos, para concluir por sí y ante sí que del texto de
esas declaraciones habría existido una discusión, lo que no está controvertido, en la
medida que los hechos establecidos habla de un “entrevero”. En suma, el libelo transcribe
citas doctrinales de derecho penal, con citas a pie de página, en un contexto general a lo
que debe entenderse por legítima defensa privilegiada o legítima defensa propia. Pero
aplicados dichos principios al caso concreto el recurso se diluye, es vago e impreciso; 9º)
Que así las cosas, no se hace lugar a este capítulo de impugnación en lo referido a la
legítima defensa privilegiada y simple, por cuanto no se invocan con claridad y precisión
los fundamentos jurídicos que aplicados al caso concreto permita que este sea acogido;
10º) Que en cuanto a la atenuante incompleta de legítima defensa que también se invoca
tampoco puede tener cabida, primero, porque el recurso es pobre en proporcionar
elementos de juicio que permitan, al menos, analizar su eventualidad, como por la
circunstancia que no se dan ninguno de los elementos que hacen posible su concurrencia,
en la medida que el recurso en esta parte incurre en el mismo error al que ya se ha hecho
referencia, hace solo un análisis doctrinal de la eximente incompleta, pero no existe
mención alguna a hechos concretos, dentro de la teoría de la defensa, en que pudiera darse
este tipo de exculpación de responsabilidad, lo que lleva en consecuencia al rechazo de
este capítulo de impugnación; 11º) Que en lo referido a la causal de la letra a) del artículo
373 que fue reconducida por la Excma. Corte Suprema a la contemplada en la letra e) del
artículo 374, todos del Código Procesal Penal, la que se fundamenta en los principios del
debido proceso, del juez imparcial y que ninguna de la prueba presentada por la defensa
fue estimada por el tribunal como relevante, cuestionando el recurso la disparidad de
criterios con la prueba aportada por el Ministerio Público, necesariamente lleva a estos
sentenciadores a considerar que el asunto está referido a la forma como el tribunal
ponderó la prueba, y ello ha quedado resuelto con las fundamentaciones que entrega la
sentencia en sus
motivaciones octava y novena, donde analiza la prueba, la valora y fundamenta la decisión
con los principios de la sana crítica, que por lo demás el recurso no objeta, ello conduce a
desechar también esta motivación reconducida, en tanto la ponderación de la prueba
puede que no sea del agrado del recurrente, pero ello no importa que en su valoración se
hayan infringido los principios que informan la sana crítica; 12º) Que se hace presente que
el tribunal escuchó la cintas de audio acompañadas para probar las causales de
impugnación y ha estimado del grado en su sentencia; 13º) Que en su comparecencia en
estrado, tanto el Ministerio Público como la parte querellante abogaron por el rechazo del
recurso, teniendo para ello en consideración que la sentencia no contiene vicio alguno que
la haga anulable, ya sea desde el punto de vista de la valoración y fundamentación, como
de la infracción de ley que se denuncia, toda vez que los requisitos de la legítima defensa
son analizados latamente en el motivo octavo del fallo; Por lo razonado y de conformidad
con lo que disponen los artículos 372, 373, 376 y 384 del Código Procesal Penal, se
rechaza el recurso de nulidad interpuesto por el defensor penal público don M.A.F., en
representación del sentenciado, en contra de la sentencia de fecha 16 de Agosto del año en
curso, del 6º Tribunal Oral en lo Penal de Santiago. Redactó M.H.C., Abogado Integrante.
Regístrese y devuélvase. N° 1982-2016 – R.P.P. que ponderado su mérito ello está dentro
de las conclusiones a que arribó el tribunal
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel presidida por la
Ministro señora María Teresa Letelier Ramírez e integrada por la Ministro señora Adriana
Sottovia Giménez y el Abogado integrante señor Manuel Hazbún Comandari. Se deja
constancia que no firma el Abogado integrante señor Manuel Hazbún Comandari no
obstante haber concurrido a la vista de la causa y fallo, por encontrarse ausente.
En Santiago, a once de noviembre de dos mil dieciséis, notifiqué por el estado diario la
resolución precedente.
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