Construir la nación

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2. Construir la nación a. Un Estado sin Nación La fragmentación de sociedad peruana constituyó desde el principio una valla formidable al Intento de construir una nación, luego de la expulsión de los españoles. La República heredó una profunda fractura social cuyo punto de partida fue la escisión entre los criollos fundadores de la República y la población indígena, que constituía la inmensa mayoría del país. Contra lo que suele suponerse, no existe una correspondencia necesaria entre el hecho político de fundar un estado y el hecho social de forjar una nación. En el Perú que nació a la vida independiente a comienzos del siglo XIX el estado precedió a la nación. Se fundó una república para suceder al estado virreinal, pero no existían las condiciones para construir una comunidad nacional. Un orden republicano supone la existencia de ciudadanos autónomos, sujetos independientes, considerados iguales ante la ley, pero la mayoría de los peruanos no estaba en esa condición. Era muy poco lo que tenían en común los criollos que habitaban el Litoral y los indígenas del interior: hablaban diferentes idiomas, tenían distintas culturas, comían, vestían, se divertían de manera diferente, tenían diversas cosmovisiones, diferente religiosidad, etc. La cuestión de cómo debía insertarse a la población india en la nación que iba a forjarse fue un problema que se planteó desde la propia fundación de la República. Inicialmente escritores como Mariano Melgar, José Joaquín de Olmedo y Faustino Sánchez Carrión imaginaron una nación que debía incluir a la población indígena. El mismo espíritu animó el decreto de Monteagudo que abolió la palabra “indio”, exigiendo que en adelante quienes eran así llamados fueran conocidos como “peruanos” y el de Bolívar que abolió los títulos Nobiliarios, tanto hispanos cuanto indígenas. Pero rápidamente estas posiciones progresistas fueron abandonadas, mientras se reforzaban los poderes locales del interior. Agustín

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La fragmentación de sociedad peruana constituyó desde el principio una valla formidable alIntento de construir una nación, luego de la expulsión de los españoles. La Repúblicaheredó una profunda fractura social cuyo punto de partida fue la escisión entre los criollosfundadores de la República y la población indígena.

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2. Construir la nacina. Un Estado sin NacinLa fragmentacin de sociedad peruana constituy desde el principio una valla formidable alIntento de construir una nacin, luego de la expulsin de los espaoles. La Repblicahered una profunda fractura social cuyo punto de partida fue la escisin entre los criollosfundadores de la Repblica y la poblacin indgena, que constitua la inmensa mayora delpas.Contra lo que suele suponerse, no existe una correspondencia necesaria entre el hechopoltico de fundar un estado y el hecho social de forjar una nacin. En el Per que naci a lavida independiente a comienzos del siglo XIX el estado precedi a la nacin. Se fund unarepblica para suceder al estado virreinal, pero no existan las condiciones para construir unacomunidad nacional. Un orden republicano supone la existencia de ciudadanos autnomos,sujetos independientes, considerados iguales ante la ley, pero la mayora de los peruanos no

estaba en esa condicin. Era muy poco lo que tenan en comn los criollos que habitaban elLitoral y los indgenas del interior: hablaban diferentes idiomas, tenan distintas culturas,coman, vestan, se divertan de manera diferente, tenan diversas cosmovisiones, diferentereligiosidad, etc.La cuestin de cmo deba insertarse a la poblacin india en la nacin que iba a forjarse fueun problema que se plante desde la propia fundacin de la Repblica. Inicialmenteescritores como Mariano Melgar, Jos Joaqun de Olmedo y Faustino Snchez Carrinimaginaron una nacin que deba incluir a la poblacin indgena. El mismo espritu animel decreto de Monteagudo que aboli la palabra indio, exigiendo que en adelante quieneseran as llamados fueran conocidos como peruanos y el de Bolvar que aboli los ttulosNobiliarios, tanto hispanos cuanto indgenas. Pero rpidamente estas posiciones progresistasfueron abandonadas, mientras se reforzaban los poderes locales del interior. AgustnGamarra, apenas cinco aos despus de la proclamacin de la independencia, impusoalgunas de las mayores involuciones conservadoras: la prolongacin de la tutela impuestaa los negros formalmente nacidos libres bajo la dominacin de sus amos hasta quecumplieran los 50 aos de edad, la restauracin del tributo indgena colonial, cambindoleel nombre por contribucin personal, la exoneracin de este tributo a las denominadascastas, es decir la poblacin mestiza, a partir de 1839. Indio en la nueva repblica no eraslo un trmino que identificaba tnica y racialmente a un grupo social sino era tambinuna condicin fiscal, que llevaba aparejadas obligaciones tributarias para quienes as eranidentificados. La igualdad ante la ley no tena lugar en el orden que se construa.Dos dcadas despus de la independencia alcanz su formulacin el proyecto polticocriollo, que se desplegara en adelante. En el sermn del 28 de julio de 1846, por el 25Aniversario de la Independencia, Bartolom Herrera. Herrera, uno de los ms lcidosidelogos conservadores del siglo XIX, sostuvo que la expulsin de los espaoles por lasfuerzas patriotas deba ser considerada un parntesis impuesto por Dios en la obra de unir ala nacin bajo el catolicismo y la monarqua; los criollos deban continuar esa obra dereconstruccin de la identidad nacional, respetando su legado hispnico, catlico ymonrquico. El Per deba ser dirigido por un gobierno fuerte asentado en Lima, investidopor Dios (bendecido por la iglesia), con el derecho soberano de dictar leyes para todos,como una aristocracia del conocimiento creada por natura. El dictamen selectivo debaapartar a los indios del voto, puesto que su "incapacidad natural" los haca inelegibles paraciudadanos (Poole 1997). Tres aos despus el pas, hasta entonces en bancarrota, debido asu imposibilidad de pagar las deudas acumuladas desde antes de la independencia, cambisu suerte cuando la exportacin del guano de las islas permiti la sbita entrada de enormesriquezas. Durante las tres dcadas siguientes ingresaron al erario alrededor de 100 millonesde libras esterlinas, lo que convirti al Per en uno de los pases ms ricos de Amrica delSur (Hunt 1984).La prosperidad del guano sent las bases econmicas para la consolidacin de este proyectopoltico. En el interior, la debilidad del estado central produjo la privatizacin del poder enbeneficio de fuertes poderes locales que se encargaron de encuadrar a la poblacin indgenaa travs de la violencia, imponiendo relaciones de servidumbre que eran justificadas por undiscurso racista anti indgena de cuo colonial. Estas fueron las bases que permitieron laemergencia del gamonalismo republicano, una especie de feudalismo andino, que duranteel siglo siguiente bloqueara la incorporacin de la poblacin indgena a la ciudadana.El racismo antiindgena era compartido por los criollos. Algunas dcadas despus lasElucubraciones del conde Joseph Arthur de Gobineau (1816 - 1882) sobre el origen natural,biolgico, de la superioridad de unas razas sobre otras, fueron entusiastamente asumidaspor las elites latinoamericanas. As los prejuicios racistas fueron asumidos como hechoscientficamente comprobados.b. Continuidades y rupturas en la transicin del Per colonial al Per republicanoAl fundarse la Repblica las continuidades en la condicin de las poblaciones originariaspesaron ms que las rupturas. Como se ha sealado, el tributo indgena colonial fueRestaurado, en agosto de 1826, con el nombre de contribucin personal. Durante los aossiguientes alcanz una importancia mucho mayor de la que tena en el virreinato; si envsperas de la independencia equivala aproximadamente a la octava parte del presupuestonacional para la primera mitad de la dcada del cuarenta representaba la tercera parte. Sihasta 1839 lo pagaban los indios y las castas -es decir los integrantes de los grupos no indiosen1840 los blancos y los mestizos fueron exonerados de esta obligacin. En el Per, los indios,los miserables dentro de la economa de la joven repblica, eran los nicos que pagabanimpuestos. La contribucin personal permaneci vigente hasta 1854, cuando la prosperidadgenerada por el boom del guano permiti abolirlo. Fue restablecido en 1876, cuando el estadovolvi a declararse en bancarrota, y se mantuvo cobrndose intermitentemente, hasta que fueabolido definitivamente en 1895, aunque sigui cobrndose irregularmente en ciertasregiones durante la primera dcada del siglo XX.Persisti tambin la utilizacin gratuita de la fuerza de trabajo indgena. La mita colonial fueabolida por San Martn y Bolvar pero el servicio gratuito indgena volvi a ser reestablecidobajo distintas modalidades en los pases andinos en cuanto se afirm la Repblica. La msimportante fue el "servicio a la Repblica": la obligacin de los indgenas de trabajargratuitamente un nmero de das al ao en las obras estatales. Con un estado central dbil,con frecuencia este trabajo fue aprovechado por los grupos seoriales del interior en supropio beneficio. Los indios denominaron "Repblica" a este trabajo forzado. Los municipiosusufructuaron tambin ampliamente esta fuente de trabajo gratuito:El reclutamiento (informaba Isaac de Echave, sndico de gastos de la municipalidaddel Cusco, el 30 de marzo de 1883) se verifica del modo ms alarmante yacompaado de actos de salvajismo y barbarie. En el recinto de la ciudad, sin tener encuenta lo que pasa en los caminos, y de preferencia los indgenas son cazados por lossoldados y los envarados, tanto para lo que se llama el servicio pblico como para elde los particulares que ejercen algn cargo o mando () A los reclutados se les sueltaa cambio de efectos, en fin, se realizan desmanes que da ganas de pensar que lasociedad toca al trmino de su desquiciamiento y ruina.La ltima continuidad, por cierto no la menos importante, se daba en el papel central de laiglesia en la Repblica, con su gran poder sobre las almas. Pero la base de su poder no eraslo su ascendiente espiritual. En el Per ella tena ingentes propiedades inmuebles, fruto dedonaciones (los bienes de manos muertas), diezmos, censos y capellanas, que constituan enesencia impuestos forzados sobre la produccin agropecuaria. Es frecuente encontrar en losarchivos del interior pedidos de curas que reclamaban el auxilio de la fuerza pblica paraobligar a sus feligreses a pagar los diezmos eclesisticos.Las rupturas con relacin al orden virreinal se expresaron, en primer lugar, en la disgregacinde la economa. Entregado el Alto Per a la jurisdiccin del virreinato de Buenos Aires,primero, y autonomizado, despus como la repblica de Bolivia, se destruy el circuitomercantil que una Potos con las minas de Huancavelica (que provean a Potos del mercurioimprescindible para refinar la plata) y Lima. Luego del colapso de los comerciantes limeosagrupados en el Tribunal del Consulado, y en ausencia de una burguesa con intereses conproyeccin nacional, se fractur la la economa colonial y la regin andina se fragment enun conjunto de espacios econmicos desarticulados entre s, en los cuales a lo largo del sigloXIX apenas pudieron constituirse penosamente algunos escasos espacios socioeconmicosregionales, mientras que buena parte de la economa campesina volva a la produccin deauto subsistencia. La ausencia de un mercado interno se volvi un lmite fundamental queimpidi que las riquezas generadas por los booms exportadores (las lanas en el sur, el guanoen la costa central, el caucho, a fines del siglo XIX, en la Amazona) pudieran transformarseen capital y sentar las bases de un desarrollo nacional autnomo.Una segunda ruptura se dio en la degradacin del poder poltico al interior de las sociedadesoriginarias. La sociedad colonial era estamental y el cuerpo social era concebido como unorganismo vivo, con rganos especializados, que deban cumplir la funcin para la quehaban sido creados (la cabeza para pensar y dirigir, las manos para trabajar, por ejemplo),por lo que cualquier intento de modificar el "orden natural" de las cosas provocara el caos yla destruccin del equilibrio que garantizaba la salud social. La liquidacin de los curacazgosandinos, pese a su evidente intencin igualitaria, represent una grave degradacin de lasestructuras de poder de las sociedades andinas originarias. La estructura curacal fueremplazada por otra institucin colonial, la de los alcaldes de indios, de la que ha derivado laestructura, hasta hoy vigente, de alcaldes-vara o varayoq ("el que porta la vara"). Aunquedurante la Repblica se termin imponiendo la modalidad de eleccin de los alcaldes por lacomunidad, como hasta ahora se estila en las comunidades tradicionales, la condicin socialdel alcalde-vara no es equiparable a la del antiguo curaca. La legitimidad de los curacas sebasaba en su linaje noble, eran una aristocracia de sangre y el cargo era hereditario. Los alcaldesde indios no tenan tal legitimidad y se vieron obligados a buscar otras fuentes delegitimidad, como desempear el rol de sacerdotes de los cultos ancestrales ("hechiceros",para los prrocos encargados de perseguir sus cultos), a fines del siglo XVIII (Millones1978), o buscar el reconocimiento de los funcionarios del aparato estatal, luego de laindependencia. stos vendieron caro este reconocimiento. En la segunda mitad del siglo eraya usual que las autoridades indgenas tuvieran, como parte de sus funciones, la obligacin deir a laborar por turnos como sirvientes (pongos, semaneros), a las casas de las autoridadespolticas (prefectos, subprefectos, gobernadores) y eclesisticas y de hacer de auxiliaresgratuitos del estado, ubicados en el ltimo peldao de la estructura de poder. Autoridadespara los indios y sirvientes para las autoridades del estado (Manrique 1988).El nuevo orden encontr su justificacin ideolgica en el racismo antiindgena, quejustificaba anteriormente la dominacin colonial y pas a legitimar la de la nueva eliterepublicana. El racismo supone algo ms profundo que la discriminacin tnica: es lanegacin de la humanidad del otro, que es considerado biolgicamente inferior, pornaturaleza. Si la inferioridad tnica de los indgenas (de la que, obviamente, tambin estabanconvencidos los criollos) poda ser superada a travs de los programas de "integracin delindio a la nacin" su inferioridad biolgica -inmutable, por estar basada en las leyesnaturales- slo tena dos soluciones posibles en el largo plazo: o el exterminio fsico, como sedio en otros pases de Amrica, a los que la elite peruana envidiaba, o la regeneracinbiolgica gradual, a travs de la mezcla racial con ejemplares de la raza superior, blanca.Hablar de proyecto nacional durante el siglo XIX era sinnimo de colonizacin, y sta, deinmigracin blanca. De all surgi esa ideologa que consideraba al Per un "pas vaco", queera necesario poblar promoviendo la inmigracin, ideologa que ha subsistido durante el sigloXX en relacin con la amazona(5).De aqu nacen las grandes paradojas de nuestra historia republicana. La existencia de unarepblica sin ciudadanos, donde una minora se senta la encarnacin de la nacin, con elderecho de excluir a las grandes mayoras. En una flagrante contradiccin con el ideariodemocrtico liberal y de los ardientes debates entre liberales y conservadores, las basessociales, econmicas, polticas, culturales e ideolgicas reales del nuevo estado negaban losenunciados doctrinarios sobre los cuales fue fundado el estado republicano. A diferencia de lahistoria europea en la que se inspiraron nuestros idelogos republicanos, donde la fundacindel estado estuvo precedida por la creacin de las naciones, en el Per se fund el estado alldonde no haba nacin. Se sentaron as las bases para ese desencuentro, que no ha podidosuperarse hasta ahora, a pesar de los cambios vividos en los ltimos 170 aos, entre el estadoy la sociedad.(5):Es reveladora la ancdota de la inauguracin de Ciudad Constitucin, la urbe que decidi crearel arquitecto Belande en medio de la amazona, como la nueva capital de la repblica. Laceremonia casi fue empaada por la presencia de nativos armados de arcos y flechas. a los que huboque ahuyentar a tiros. Se trataba de los pobladores ancestrales de esos territorios.