CONSUMISMO - El Siglo de Torreón · CONSUMISMO Hemos transformado las fi es-tas navideñas en...

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pararse y asistir a un sinnú- mero de eventos sociales -po- sadas, cenas, fiestas; de emo- ción porque se elige el mejor regalo para dar -así sea un simple detalle o el objeto más deseado por el otro- y hay pre- disposición para recibir; y de entusiasmo porque aún en las calles es común escuchar los buenos deseos que afloran en cada momento, y es que -aún sin querer- todo el mundo de- sea para el otro una ‘Feliz Na- vidad’. Es una temporada par- ticularmente significativa ya que nos marca con un sello saludable y de tan larga dura- ción que suele incorporarse a los recuerdos. ESTRÉS Tener que hacer algo implica una tensión que suele compli- carse y convertirse en estrés. La Navidad no pide permiso, nada más llega a nuestras vi- das. Cristianos o no, con un sentido positivo o negativo, en- tramos en su dinámica. Es re- comendable tomar conciencia de lo que nos hace sentir tan- to física como psicológicamen- te, para permitir el flujo de las emociones y pasar de un e- vento al que somos arrojados a una decisión que asumimos personalmente. Aceptación y rechazo son las dos caras de un mismo fruto, ése que lla- mamos autonomía y que ne- cesitamos para filtrar los di- ferentes estímulos que la rea- lidad ofrece constantemente. La tensión es necesaria, no el estrés. TRISTEZA La temporada invernal suele acentuar el recogimiento en todos los animales, incluyen- do al ser humano. El metabo- lismo es más lento y mayor el gasto de energía para conser- var una temperatura vital que es continuamente amenazada por el frío exterior. A ello se a- grega un sol que no calienta, la noche que no acaba, las ca- lles desiertas y la actividad concentrada en los hogares. Tenemos así un escenario fa- vorable al desánimo, al encie- rro, al aburrimiento, y cuan- do extremo, a la depresión. To- do un reto para encauzar nues- tra energía a la luminosa épo- ca navideña, mediante el dise- ño de actividades y el aprove- chamiento integral del tiempo disponible. CONSUMISMO Hemos transformado las fies- tas navideñas en consumis- mo. Muchas personas miden su satisfacción en términos de lo que se gastó: “mientras más caro es mejor”, dicen. La pre- sión sobre los responsables del ingreso familiar es muy fuerte, especialmente cuando la crisis del entorno bloquea el

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Siglo nuevo

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pararse y asistir a un sinnú-mero de eventos sociales -po-sadas, cenas, fi estas; de emo-ción porque se elige el mejor regalo para dar -así sea un simple detalle o el objeto más deseado por el otro- y hay pre-disposición para recibir; y de entusiasmo porque aún en las calles es común escuchar los buenos deseos que afl oran en cada momento, y es que -aún sin querer- todo el mundo de- sea para el otro una ‘Feliz Na- vidad’. Es una temporada par-ticularmente signifi cativa ya que nos marca con un sello saludable y de tan larga dura-ción que suele incorporarse a los recuerdos.

ESTRÉSTener que hacer algo implica una tensión que suele compli-carse y convertirse en estrés. La Navidad no pide permiso, nada más llega a nuestras vi-das. Cristianos o no, con unsentido positivo o negativo, en-tramos en su dinámica. Es re-comendable tomar conciencia

de lo que nos hace sentir tan-to física como psicológicamen-te, para permitir el flujo de las emociones y pasar de un e-vento al que somos arrojados a una decisión que asumimos personalmente. Aceptación y rechazo son las dos caras de un mismo fruto, ése que lla-mamos autonomía y que ne-cesitamos para fi ltrar los di-ferentes estímulos que la rea-lidad ofrece constantemente. La tensión es necesaria, no el estrés.

TRISTEZALa temporada invernal suele acentuar el recogimiento en todos los animales, incluyen-do al ser humano. El metabo-lismo es más lento y mayor el gasto de energía para conser-var una temperatura vital que es continuamente amenazada por el frío exterior. A ello se a-grega un sol que no calienta,la noche que no acaba, las ca-lles desiertas y la actividad concentrada en los hogares. Tenemos así un escenario fa-vorable al desánimo, al encie-rro, al aburrimiento, y cuan-do extremo, a la depresión. To-do un reto para encauzar nues-tra energía a la luminosa épo-ca navideña, mediante el dise-ño de actividades y el aprove-chamiento integral del tiempo disponible.

CONSUMISMOHemos transformado las fi es-tas navideñas en consumis-mo. Muchas personas miden su satisfacción en términos de lo que se gastó: “mientras más caro es mejor”, dicen. La pre-sión sobre los responsables del ingreso familiar es muy fuerte, especialmente cuando la crisis del entorno bloquea el