Contrahistorias, nº 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    Director:

    CARLOS ANTONIO AGUIRRE ROJAS

    Comite de Redacci6n:

    AMERICA BUSTAMANTE PIEDRAGll

    VANDARI MANUEL MENDOZA SaLls

    CARLOS ALBERTO Rlos GORDILLO

    KARINA VAZQUEZ BERNAL

    NORBERTO ZUNIGA MENDOZA

    Difusi6n y Relaciones:

    LAURA TORT VELASCO

    COMITE CIENTfFICO INTERNACIONAL:

    BolIvar Echeverria Andrade (U niversidad

    Nacional Auronoma de Mexico), Carlo

    Ginzburg (Scuola Normale de Pisa),

    Immanuel Wallerstein (Yale University),

    Edeliberto Cifuentes Medina (Universi-

    dad de San Carlos de Guatemala), Mi-

    guel Angel Beltran (Universidad Nacio-

    nal de Colombia en Bogota), Jurandir

    Malerba (Universidade Estadual de Sao

    Paulo), Claudia Wasserman (Universi-

    dade Federal de Rio Grande do Sul), Da-

    rio G. Barriera (Universidad Nacional de

    ,Rosario), Pablo Pacheco (Cuba), Francis-

    co Vazquez (Universidad de Cadiz), Ofe-

    lia Rey Castelao (Universidad de Santiago

    de Compostela), Ricardo Garda Carcel

    (Universidad Autonoma de Barcelona)

    Massimo Mastrogregori, (Revista Sto-

    riografia), Steffen Sammler (Leipzig Uni-

    versitaet), Maurice Aymard, (Ecole des

    Haures Etudes en Sciences Sociales), Lori-

    na Repina (Instituto de Historia Univer-

    sal, Academia de Ciencias de Rusia), Chen

    Qineng (Instituro de Hisroria Universal,

    Academia de Ciencias de China).

    Contrahlstorlas. La atra mlr.da de aio

    Kevista semestral, No.9, septlembre ZOO7~febrero Z008.

    Pagina web: www.contrahistorias.com

    Correa electr6nico: [email protected]

    ISSN, 1665-8%5

    ContTah/storias es una ReselVa par a usa exclusivQ

    otorgada por la Direcd6n de Reservas del Instituto

    -Nacional del Derecho de Autor, bajo el numero:

    04- ZOO4-04141 106Z500-1 OZ

    Se autoriza la reproducci6n de 105materiales

    con el- simple perm is o de la Dite

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    C J

    a I tI0 9 THEODOR W. ADORNO Q O - I aN V I

    T T

    R ~A A

    H HI I

    2

    Volviendo a considerar el tema5

    T T

    a a!Ide la Industria Cultural*

    R

    I I

    A A

    2 5

    E1[t~rmina industria cultural fue utilizada, quiza par primera vez,

    en ellibro La Dialectica delIluminismo, publicado por Horkhei-

    mer y por mi en Amsterdam en el ano de 1947. En nuestros borradores

    hablabamos mas bien de "cultura de masas". Pero reemplazamos esa

    expresion con la de "industria cultural" con el fin de excluir completa-

    mente la interpretacion aceptada por los defensores de esa "cultura de

    masas": es decir, la de algo asi como una cultura surgida esponranea-

    mente desde las masas mismas, la forma conremporanea del arte popu-

    lar. Pero la industria cultural debe ser distinguida radicalmente de esta

    ultima. Ya que la industria cultural fusion a 1 0 viejo y 1 0 familiar para

    darle una nueva cualidac.. En todas las ramas, los productos que fueron

    hechos para el consumo masivo, y que en gran medida determinan la

    naturaleza de este consumo, son producidos mas 0menos con arreglo a

    un plan. Asi, las ramas individuales poseen una estructura similar, 0por

    1 0 menos se encuadran denrro de otra forma que posea dicha estructu-

    ra, ordenandose de este modo dentro de un sisrema casi homogeneo.

    Esto es posible gracias tanro alas capacidades tecnicas conrempora-

    neas, como tam bien a la concentracion economica y administrativa.

    Enronces, la industria cultural inregra in-tencionalmente a sus consumidores desde

    arriba. En detrimento de ambas, esta indus-

    tria cultural reline forzadamenre alas esferas

    del arte elitista y del arte popular, que estu-

    vieron separadas durante miles de anos. Con

    ello, la densidad del arte elitista es destruida

    con vistas a su eficacia; mientras la densidad

    del arte popular se extingue a causa de las Ii-

    miraciones civilizatorias impuestas sobre la

    rebelde resistencia que Ie ha sido inherente a

    este arte durante la larga etapa en la que el

    conrrol social no era todavia total. As!, aun-

    que la industria cultural medita innegable-

    mente sobre el estado concienre e inconcien-

    te de los millones de personas hacia las cuales

    ,; .1 iI ;.

    E 'M " '2E ' ! ! e . eS i '' 'S '!'''ih '' '' S i S ' id " , s ' , I F ' ' ' 'F F 'F 9+ ~

    * El texto siguiente ha sido tornado dellibro de ensayos de Theodor Adorno, TEe CuLtureIndustry, Ed. Rout-

    ledge, Londres-Nueva York, 2002, pp. 98-106. Hasta donde sabemos, se trata de un texto que, siendo un

    rexto fundamental, es aun inedito en espanol, raz6n por la cual Contrahistorias 1 0 entrega ahora a la conside-

    raci6n de todos sus lectores. La traducci6n del ingles al espanol es obra de Norberto Zuniga Mendoza.

    "i1l-1I.HrS1"o

    b L vtra minlr. !tl de Clio (..o~ [ 7 ] ~~oJ" lit ntra minu!a de CLio

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    esti dirigida, las masas no son para ella 10pri-

    mario, sino mas bien algo secundario, pues

    son simplememe un objeto de dlculo, un

    simple apendice de la maquinaria.

    EI clieme no es el rey, como la industria

    cultural quisiera hacernos creer, pues e I no es

    su sujeto. sino solameme su objeto. Por eso,

    ya el propio concepto de mass media, acufia-

    do especialmeme por la industria cultural,

    coloca el acemo en un terreno inofensivo. Ya

    que aquf la cuesti6n principal no son tampo-

    co las masas, ni el tema de las tecnicas de co-

    municacion, sino mas bien el espfritu que

    anima a todo el proceso, es decir, la voz de

    los que mandan. La industria cultural abusa

    de su vinculacion con !as masas para dupli-

    car, reforzar y conso[idar su menralidad, la

    que segun presume esta dada y es inmutable.

    Pero el modo en que esta menralidad podria

    ser cambiada, es algo que se evade todo el

    tiempo. Las masas no son la medida de la

    industria cultural, sino mas bien su justifica-cion ideologica, a pesar de que esta industria

    cultural diffcilmenre podria existir sin adap-

    tarse alas masas.

    Las mercancfas 0 producros culrurales

    de esta industria estin gobernados, como

    Brecht y Suhrkamp 10expresaron hace trein-

    ta afios, por el principio de su realizacion

    como valores de cambio, y no por su propio

    conrenido espedfico y su configuracion ar-

    moniosa. La totalidad de la practica de esta

    industria cultural transforma el descarnado

    movil de la obtencion de ganancia en diver-

    sas formas culturales. Porque desde el mo-

    mento en que estas formas culturales habian

    comenzado a tener una vida independienre

    de sus creadores, al convertirse en mercan-

    das dentro del mercado, empezaron tambien

    a poseer algo de esta ultima cualidad. Pero en

    aquel enronces, ellas buscaban esa ganancia

    s610 de manera indirecta, por encima y mas

    alia de su esencia autonoma. En cambio aho-

    ra, 10 innovador de la industria cultural es la

    primada directa y abierta de una exacta y bien

    calculada utilidad en sus productos mas co-

    munes. La autonomfa de las obras de arte,

    que por supuesto solo en raras ocasiones ha

    predominado en una forma enteramente

    pura, y que estuvo siempre permeada por toda

    una constelacion de efectos, es tendencial-

    menre eliminada poria industria cultural, con

    o sin !a voluntad conciente de aquellos que

    ejercen el control social. Y estos Ultimos in-

    cluyen tanto a los que ejecutan las 6rdenes

    como a los que ejercen el poder.

    En terminos economicos, estos grupos que

    ejercen el poder eStan y han estado siempre

    en busqueda de nuevas oportunidades para

    la realizacion del capital, en los pafses econo-

    micamente mas desarrollados. Pew las viejas

    oportunidades se fueron volviendo cada vez

    mas precarias, como resultado del mismo pro-

    ceso de concentracion que solo ahora hace

    posible a la industria cultural como un feno-

    menD omnipresente. Ya que la cultura, en suverdadero sentido, no era simplemenre algo

    que se adaptaba a los seres humanos, sino tam-

    bien algo que simultaneamente e1evaba una

    protesta en contra de !as relaciones cosifica-

    das bajo las cuales esos seres humanos vivian,

    dignifidndolos de este modo. Pero en el mo-

    mento en que esa cultura es completamente

    asimilada e integrada a esas relaciones cosifi-cadas, los seres humanos son una vez mas de-

    gradados.

    Pues los productos 0 creaciones

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    . ..Ahora, como siempre, la industria cultu-

    ral estd al "servicio" de terceras personas,

    manteniendo su afinidad con el decadente

    promo de la circulaci6n de capital y con el

    comercio del cual ella naci6 ...

    han hecho independientes de la compulsi6n

    de vender las mercandas culturales que ten-

    drian que ser vendidas de cualquier man era.

    De este modo, la industria cultural se vuelca

    mas bien sobre el campo de las relaciones pu-

    blicas, sobre la fabricacion de una "buena vo-

    luntad" per se , sin preocuparse de las 'empre-

    sas particulares 0

    de los espedficos

    objetos vendi-

    bles. El resultado

    de esto es la ins-

    tauraci6n y la uti-

    lizaci6n de un

    consenso acritico

    general, de una publici dad producida para el

    mundo emero, de modo que cada producto

    de la industria cultural se convierte en su pro-

    pia publici dad.

    Sin embargo, es de hacer notal' que las ca-

    racteristicas que marcaron originalmente la

    transformaci6n de la literatura en una mer-canda, son conservadas dentro del proceso

    general de la actual industria cultural. Ya que

    mas que cualquier otra cosa en el mundo, la

    industria cultural posee su propia ontologfa,

    es decir, una suerte de armazon de categorfas

    basicas rfgidamente conservadoras que pue-

    den ser rastreadas, par ejemplo, como ya pre-

    sentes desde las novelas comerciales inglesas

    de finales del siglo XVII y principios del

    XVIII. De modo que 1 0 que se muestra ante

    nosotros como el progreso de la industria

    cultural, como 1 0 incesantemente nuevo yen

    constante ascenso que ella ofrece, no es mas

    que el disfraz de una eterna permanencia; asf,

    por todas partes, esos supuestos cambios s6lo

    enmascaran a ese esqueleto 0 armazon que

    en realidad ha cambiado muy poco, igual queha cambiado casi nada el propio movil de la

    obtenci6n de la ganancia, desde aquellos tiem-

    pos en que pOl' primera vez dicho m6vil se

    volvio predominante demro de este ambito

    de la cultura.

    POI'1 0 tanto, la expresi6n industria, den-

    tro del termino de industria cultural, no debe

    ser tomada demasiado literalmente. Ella hace

    referencia mas bien a la estandardizaci6n de

    la cosa misma -como sucede en el caso del

    genero del Western, tan familiar a todo afi-

    cionado al cine-, y a la racionalizaci6n de

    las tecnicas de

    distribuci6n,

    pero no estric-

    tamente al pro-

    ceso de la pro-

    duccion. Pues

    aun en el cine,

    que es el sector

    central de la industria cultural, y en donde el

    proceso de producci6n se asemeja cada vez

    mas al modo de operaci6n tecnica caracterfs-

    tico de la muy extendida divisi6n del trabajo,

    y donde observamos igualmeme el empleo

    de maquinas, junto ala separaci6n de los tra-

    bajadores respecto de sus propios medios deproducci6n -separaci6n que se expresa en

    el eterno conflicto entre los artistas activos

    demro de la industria cultural, y aquellos que

    controlan esta misma industria- aun aquf

    se mantienen, sin embargo, las formas indi-

    viduales de producci6n.

    Cada producto conserva y ostenta asf un

    aire individual, y esta individualidad en sf

    misma sirve para reforzar la ideologfa, en la

    medida en que se suscita la ilusi6n de que un

    ambito que ya ha sido completamente reifi-

    cado y mediatizado, es en cambio falsameme

    presemado como un santuario aun vigente

    de cercanfa y de vida. Ahora, como siempre,

    la industria cultural esta al "servicio" de ter-

    ceras personas, manteniendo su afinidad con

    el decadente proceso de la circulaci6n de ca-pital y con el comercio del cual ella nacio. Su

    ideologfa, por encima de todo, utiliza el sis-

    tema de la 'estrella', del 'idolo', del personaje

    que concentra todos los reflectores, sistema

    copiado del arte individualista y de su explo-

    ,\VilJ.S7"O

    //1 0[1(1 rnirtuill tit' Clio c .P~ [ 9 ] ~ 1 '1 ' la nUll mi"i'ad(l de Clio

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    taci6n comercial. Asi, mientras mas y mas se

    deshumanizan sus metod os de operacion y

    de contenido, mas diligente y exitosamente

    esa industria cultural propaga y difunde a un

    conjunto de supuestas grandes personalida-

    des, operando tambien supuestamente segun

    las emociones del corazon.

    Entonces, la industria cultural es industrial

    en un sentido mucho mas sociologico, es de-

    cir en cuanto a la incorporacion de formas

    industriales de organizacion incluso en el caso

    en el que nada esta siendo producido 0ma-

    nufacturado realmente -como sucede tam-

    bien con la racionalizacion del traba jo de ofi-

    cina-, mucho mas que en el sentido de que

    algun objeto, estuviese siendo real y verdade-

    ramente producido bajo una espedfica racio-

    nalidad tecnologica. Por 10 tanto, las malas

    inversiones dentro de la industria cultural son

    considerables, lanzando a sus distintas subra-

    mas a la condicion de obsolescencia en cadasituaci6n de crisis economica, obsolescencia

    dictada por las nuevas tecnicas, las que sin em-

    bargo, solo muy raramente provocan cambios

    que constituyan una verdadera mejora.

    El concepto de tecnica en la industria cul-

    tural es el mismo solo en cuanto al termino,

    respecto de 10 que es la tecnica en las obras de

    arte. Ya que e n estas ultimas, esa tecnica serefiere a la organizacion interna del objeto

    mismo, de acuerdo a su propia logica inter-

    na. En cambio, la tecnica en la industria cul-

    tural es, desde el principio, la de la distribu-

    cion y la reproduccion mecanica de la obra, y

    por 1 0 tanto es algo que permanece siempre

    como externo al objeto. La industria cultural

    encuentra su apoyo ideologico precisamente

    en la medida en que ella se aleja y resguarda

    frente al enorme potencial de las tecnicas con-

    tenidas en sus propios productos. POl'que ella

    vive parasitariamente a expensas de la tecnica

    extra-artistica propia de la produccion mate-

    rial de las mercandas, sin tomar en cuenta

    para nada las obligaciones que impone la pro-

    pia funcionalidad (Sachlichkeit) del todo ar-

    tistico intrinseco, ni tampoco las leyes de la

    forma requerida pOI la autonomia estetica.

    El resultado de esto para la fisonomia de la

    industria cultural, es que ella se presenta como

    una extrma mezcla, de un lado, de fluidez,

    rigor fotografico y precision, y del Otro, de

    ciertos residuos individualistas, de sentimen-

    talismo y de un romanticismo siempre racio-

    nalmente predispuesto y adaptado. Si segui-

    mos entonces la idea de Walter Benjamin, que

    caracteriza a la obra de arte tradicional a par-

    tir del concepto de aura, es decir de una pre-

    sencia de aquello que no esta presente, enton-

    ces la industria cultural se define por el hecho

    de que ella no contrapone, estrictamente ha-

    blando, ningun otro principio al principio del

    aura, sino mas bien por el hecho de conservar

    esa aura en proceso de decadencia como una

    brumosa niebla. Con 10 cual, esa industria cul-

    tural traiciona sus propios abusos ideologicos.Recientemente, se ha vuelto comun entre

    los funcionarios culturales asi como entre los

    sociologos, advertirnos en contra de la subes-

    timacion de la industria cultural, sefialando

    su gran relevancia para el desarrollo del co-

    nocimiento de sus consumidores. Y esto debe

    ser tornado seriamente, sin ninguna presun-

    tuosidad culta. Porque en la actualidad, la in-dustria cultural es importante como uno de

    los momentos del espiritu que hoy nos do-

    mina. Asi que seria ingenue cualquiera que,

    mas aHa de todo escepticismo derivado de la

    evaluacion frente al tipo de cosas con las que

    esta industria cultural atiborra a la gente, pre-

    tendiera ignorar su influencia. Con todo, hay

    un destello falaz en este reclamo de tomar se-

    riamente a la industria cultural. Ya que debi-

    do a su funci6n social, las preguntas molestas

    sobre su cualidad, sobre su verdad 0falsedad,

    y sobre el nivel estetico de las emisiones de la

    industria cultural son acalladas, 0por 10me-

    nos son excluidas denno de la as! llamada so-

    ciologia de la comunicacion.

    O """ , , , I'J t.H IS 7" 0 < i> , ;

    ! .a fJ t r il miilldd de Cllu v [ 10] "'if IL L utrt1 Jnim rlrl de Clio

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    El critico es acusado de refugiarse en un

    esoterismo arrogante. Pero antes de realizar

    esta acusacion, seria recomendable indicar la

    importancia del doble significado que esta

    industria cultural va filtrando lenta e inadver-tidamente. Pues incluso si ella afecta las vidas

    de innumerables personas, hay que recordar

    que la amplitud de una funcion no es para

    nada garantia desu calidad particular. La

    mezcla estetica que caracteriza a esta indus-

    tria cultural, con sus residuales aspectos co-

    municativos, coloca al arte, en tanto fenome-

    no social, no en su legitima postura de con-

    traposicion frente al esnobismo pseudoartis-

    tico, sino como una simple variante mas de la

    legitimacion de las nocivas consecuencias so-

    ciales de esa industria cultural. La importan-

    cia de la industria cultural para la constitu-

    cion espiritual de las masas, no la exime en-

    tonces de la reflexion acerca de su legitima-cion objetiva, de su ser esencial, al menos por

    parte de una ciencia que se auroconcibe como

    pragmatica. Por el contrario: dicha reflexion

    se vuelve necesaria precisamente por esta ra-

    zon. Asi, tomar a la industria cultural tan se-

    riamente como su incuestionable papello exi-

    ge, significa tomarla en serio criticamente, sin

    asustarse frente a su caracter monopolista.Entre ciertos intelectuales, que esran im-

    pacientes por reconciliarse con este tipo de

    fenomenos de la iridustria cultural, y tambien

    ansiosos por encontrar una formula que les

    permita al mismo tiempo expresar algunas

    reservas en contra, pero a la vez, su respeto

    por estos poderes dominantes, se ha desarro-

    llado un cierto tono de tolerancia ironica, a

    pesar de que ellos mismos crearon los nuevos

    mitos del siglo veinte desde todas estas regre-

    siones que nos han sido impuestas. Ya que

    despues de todo, estos intelectuales reprodu-

    cen, como es bien sabido por todos, una tal

    clase de horribles novelas de bolsillo, de ago-

    biantes peliculas, de programas familiares detelevision lanzados como gran des series y su-

    puestos programas de exitos, 0 aconsejan a

    columnas periodisticas de horoscopos 0de

    enamorados y despechados de todo tipo.

    Sin embargo y de acuerdo con esos mis-

    mos intelectuales, todo esto es inofensivo eincluso democratico, puesto que responde a

    una demanda, e incluso a una demanda cre-

    ciente. Y tambien es algo que acarrea todo

    tipo de beneficios, segun afirman, por ejem-

    plo a traves de la mayor difusion de la infor-

    macion, y de las opiniones, y de patrones de

    conducta menos violentos. Desde esta logi-

    ca, naturalmente, cualquier estudio sociolo-

    gico que pretenda medir algo tan elemental

    como que tan informado politicamente esta

    el publico, obtendra como resultado que di-

    cha informacion es escasa0indiferente. Yaun

    mas, ya que la opinion que se desprende a

    partir de las manifestaciones de la industria

    cultural sera siempre vada, banal e inclusoalgo peor, mientras que los patrones del com-

    portamiento seran siempre desvergonzada-

    mente conformistas.

    La falsa ironia de la relacion de esos inte-

    lectuales serviles con la industria cultural no

    se restringe entonces unicamente a ellos. Po-

    demos suponer que la conciencia de los pro-

    pios consumidores esta dividida entre la di-version prescrita que les es provista por la in-

    dustria cultural, y una dud a solo a medias

    oculta acerca de sus ventajas. La Frase de que

    'el mundo desea ser engafiado', ha llegado a

    ser hoy mas verdadera que nunca. Porque la

    gente, como reza el dicho, no solamente esta

    cayendo en esa estafa; ya que si esta caida les

    garantiza a ellos incluso la mas fugaz de las

    satisfacciones, entonces ellos mismos desean

    dicho engafio, aun cuando el mismo sea trans-

    parente y claro a sus propios ojos. De este

    modo, ellos obligal) a sus propios ojos a man-

    tenerse cerrados y fuerzan a su propia voz a

    emitir sonidos de 'aprobacion, en una suerte

    de aversion auroinducida, respecto de aque-

    1 1 0 que se les oculta, aunque sabiendo com-

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    pletamente los prop6sitos para los cuales es-

    tas mercancias de la industria cultural han sido

    fabricadas. Porque aunque no 1 0 admitan, ellos

    sienten que sus vidas se volverfan totalmente

    insoportables en el momenta mismo en que

    dejasen de estar vinculados a estas satisfaccio-

    nes que provee esa industria cultural, satisfac-

    ciones que en el fondo no son tales.

    La mas ambiciosa defensa de la industria

    cultural, es aquella que celebra su espfritu

    general -el que bien podemos calificar, sin

    duda, como una simple ideologfa- como un

    factor impulsor del orden. Pues en un mun-

    do supuestamente ca6tico, esa industria pro-

    veerfa a los seres humanos con algo aS1como

    patrones de orientacion, 1 0 que serfa algo dig-

    no de aprobacion. Sin embargo, 1 0 que sus

    defensores imaginan que e s preservado por

    esta industria cultural, es de hecho aquello

    que mas cabalmente es destruido por ella. Yaque la pelfcula de color destruye a la clasica y

    genial vieja tabema en un grado mucho ma-

    yor en el que podrfan hacerlo las mismas bom-

    bas: simplemente, esa pelfcula extermina la

    atmosfera y la adecuada representacion de su

    imagen. As!, ningun lugar particular puede

    sobrevivir a este procesamiento realizado por

    las peliculas que pretenden exaltarlo, pues ellastransforman el caracter unico que en dichos

    lugares florece, en una vulgar semejanza prac-

    ticamente intercambiable.

    Lo que podrfa ser llamado legftimamente

    como cultura es aquel esfuerzo que intenta,

    en tanto expresi6n del sufrimiento y de la

    contradicci6n, mantener una conexi6n real

    con la idea de una vida aceptable y buena.De modo que la cultura no puede represen-

    tar ni 1 0 que simplemente existe, ni tampoco

    las convencionales y compulsorias categorfas

    del orden con las cuales la industria cultural

    trata de revestir a esa idea de la vida buena,

    como si la realidad hoy existente fuera esa vida

    buena, y como si esas categorias fueran su

    verdadera medida. Y si la respuesta de los re-

    presentantes de la industria cultural, es que

    esta ultima no pretende para nada damos

    como su producto al arte, esta es en S1misma

    la ideologia con la cual ellos evaden la res-

    ponsabilidad por aquello que mantiene vivo

    su negocio. Pero con una tal explicaci6n no

    se corrige para nada la fechoria cometida.

    De esta manera, la referencia al orden, sin

    ninguna especificaci6n concreta, se vuelve

    alga vano; igual que la referencia sobre la di-

    fusi6n de ciertas normas, sin que ellas hayan

    sido nunca probadas dentro de la realidad 0

    antes de su propia asuncion conscienre. La

    idea de un orden objetivamente compulso-

    rio, que se intenta vender a la gente porque

    ella carecerfa del mismo, no tiene ningun fun-

    damento si el mismo no se comprueba como

    una necesidad verdaderamente inrema, y en

    confrontacion can los propios seres humanos.

    Pero esta confrontacion es precisamente aque-lla en la que ningun producto de la industria

    cultural quiere involucrarse 0 comprometer-

    se. Porque los conceptos de orden con los que

    la industria cultural machaca constantemen-

    te a los seres humanos son siempre los del sta-

    tus quo. Esos conceptos permanecen como

    incuestionados, sin analisis ninguno y asumi-

    dos como dados de manera totalmente adia-lectica, incluso si ellos no poseen ya sustancia

    alguna para aquellos que los aceptan. En con-

    traste con la postura de los kantianos, el im-

    perativo categ6rico de la industria cultural no

    tiene nada que ver con la libertad.

    Ese imperativo categorico de la industria

    cultural proclama: usted debe conformarse,

    aun sin demasiado conocimiento de a que;conformarse con aquello que de todas mane-

    ras es 1 0 que hoy existe, y que cualquiera pien-

    sa, de igual modo, que es el reflejo del poder y

    de la omnipresencia de esa industria cultural.

    Yel poder de la ideologia de esa industria cul-

    tural es tal, que el conformismo ha sustituido

    a la conciencia. El orden que deriva de todo

    esto no es nunca confrontado con 1 0 que el

    Oo;\"(iJ'HIS7"0< t , . .

    I" Olm mi",d" dt' Clio

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    12/115

    , ...Las maquinacionesde la industria cultu- I~ ral no son niguias para una vida feliz, Ii ni un nuevo arte de la responsabilidad mI f c moral, sino exhortacionespara acatar I~ I1\ una disciplina... ~

    mismo reclama y pretende ser, ni tampoco can

    los intereses reales de los seres humanos. Y de

    cualquier manera, el orden no es algo que sea

    benefico pOl'si mismo. Solo 1 0 es aqueI que se

    afirma como un orden buena. Asi, el hechode que la industria cultural olvide precisamen-

    te esto y exalte al orden en abstracto, testimo-

    nia claramente acerca de la debilidad y la fal-

    sedad de los mensajes que ella transmite.

    Pretendiendo esta industria cultural, guiar

    a los confusos, en realidad los engafia can fal-

    sos conflictos,

    que ellas debenponer en el lu-

    gar de sus pro-

    pios problemas.

    De modo que

    ella resuelve di-

    chos conflictos

    solo en apariencia, de una manera en que di-

    ficilmente poddan ser resueltos en la vida real.

    Ya que en los productos de esta industria cul-

    turallos seres humanos enfrentan problemas

    solamente de una forma en la cual siempre

    pueden ser rescatados sanos y salvos, y resca-

    tados generalmente pOl'representantes de una

    colectividad benevola; y de este modo, en una

    armonia vada, esos seres humanos se presen-

    tan como reconciliados con 1 0 general, a pe-

    sar de que en la vida reallas exigencias de ese

    nivel de 1 0 general han sido experimentadas

    por elias, desde el principia, como irreconci-

    liables con sus propios intereses. Para estos

    propositos, la industria cultural ha desarro-

    lIado ciertas formulas que incluso abarcan a

    areas no conceptuales, como la superficial

    musica de entretenimiento. Pues incluso en

    esta ultima, uno puede encontrarse en 'aprie-

    tos', en problemas dtmicos, que sin embargo

    pueden ser instantaneamente desenmarafia-

    dos por el simple uiunfo del compas principal.

    Sin embargo, incluso los defensores de esta

    industria cultural, podrian dificilmente con-

    tradecir abiertamente a Platon, quien afirmo

    que 1 0 que es objetiva e intrinsecamente fal-

    so, no puede ser al mismo tiempo subjetiva-

    mente buena y verdadero para los seres hu-

    manos. Las maquinaciones de la industria cul-

    tural no son ni guias para una vida feliz, niun nuevo arte de la responsabilidad moral,

    sino exhortaciones para acatar una disciplina,

    detras de la cual estan los intereses mas pode-

    rosos. EI consenso que esta industria propaga

    fortalece a una autoridad ignorante y oscura.

    Entonces, si medimos a la industria cultu-

    ralno pOl'su pro-. .

    pia sustanC1ay sulogica, sino par

    su eficacia, y par

    su posicion real y

    sus pretenslOnes

    explicitas; si nos

    concentramos se-

    riamente enla cuestion de su eficacia a la cual

    ella siempre apela, el potencial de sus efectos

    se muestra como doblemente grave. De cual-

    quier manera, este potencial se apoya en la

    promocion y explotacion de la autodebilidad

    a la cuallos miembros mas debiles de la so-

    ciedad contemporanea, con su caractedstica

    concentracion del poder, estan condenados.

    Su conciencia se desarrolla aun mas amplia-

    mente de una manera regresiva. Par eso, no

    es una casualidad escuchar que los dnicos pro-

    ductores norteamericanos de peliculas, afir-

    men que sus cintas deben ser consideradas

    como producidas para una persona del nivel

    de once afios de edad. Haciendo 1 0 cual, nos

    muestran que su ideal seria el de generar adul-

    tos de once afios de edad.

    Es verdad que la investigacion global no

    cuenta, hasta el momento, con un caso cerra-

    do que pudiera probar los efectos regresivos

    de los productos particulares de la industria

    cultural. Pero no hay duda de que un experi-

    memo imaginativameme disefiado, podria

    lograr esta comprobacion' con un grado de

    exito mucho mayor al que seria confortable

    .O~"(vJ'IIJS1"O~.(.,

    v [ 13 ] . p la iJli

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    13/115

    para los poderosos intereses financieros in-

    volucrados en esta misma industria cultural.

    En todo caso, se puede asumir sin dudar que

    una gota continua es capaz de perforar inclu-

    so una piedra, especialmente cuando obser-

    vamos que el sistema de la industria cultural

    que hoy envuelve a las masas, tolera dificil-

    mente cualquier desviacion, y martilla ince-

    santemente los mismos patrones de compor-

    tamiento. Y solamente su profunda descon-

    fianza inconsciente, el ultimo residuo de la

    diferenciacion entre arte y realidad empfrica

    que aun permanece dentro del actual carac-

    ter espiritual de las masas, explica el porque

    estas ultimas no han percibido y aceptado el

    mundo tal y como es construido para ellos

    por parte de la industria cultural.

    Incluso si sus mensajes fueran tan inofen-

    sivos como pretenden ser -aunque obvia-

    mente, en numerosas ocasiones dichos men-sajes no son tan inofensivos, como es el caso

    de las peHculas que se hacen eco de !as actua-

    les campanas populares de odio hacia los in-

    telectuales, retratando a estos ultimos con los

    habituales estereotipos-, las actitudes que

    induce la industria cultural, son todo men os

    inofensivas. Ya que si un astrologo aconseja a

    sus lectores a conducir con cuidado en un dfaen particular, con ello ciertamente no dana a

    nadie; pero en cambio, sf es un dano para

    todos sus lectores la estupidizacion que in-

    tenta enganarlos al tratar de convencerlos del

    hecho de que esas opiniones que se prescri-

    ben como vilidas dia con dia, y que por 1 0

    mismo son idiotizantes, son opiniones que

    requieren la aprobacion de los astros.La dependencia y !a servidumbre huma-

    nas, este punto evanescente dentro de la in-

    dustria cultural, apenas podda ser descrito

    mas fielmente que como 1 0 fue en el caso

    de aquel norteamericano entrevistado,

    qui en afirmo que los dilemas de la epoca

    contemporanea terminadan si la gente si-

    guiera simplemente elliderazgo de las gran-

    des personalidades. En la misma medida

    en que la industria cultural despierta el sen-

    timienro de que el bienestar del mundo

    radica precisamente en el orden que ella

    misma sugiere, en esa medida la satisfac-

    cion substituta que ella prepara para los

    seres humanos, les estafa esa misma felici-

    dad que dicha industria cultural proyecta

    tramposamente.

    EI efecto global de la industria cultural es

    el de la anti-ilustracion, en la cual, como

    Horkheimer y yo hemos mostrado, la Ilus-

    tracion, que es el progresivo dominio tec-

    nico de la naturaleza, se convierte en un

    embaucamiento generalizado y en un me-

    dio de encadenamiento de la conciencia.Esto imp ide el desarrollo de individuos au-

    tonomos e independientes, que sean capa-

    ces de juzgar y de decidir concientemente

    por sf mismos. Pero esa autonomfa e inde-

    pendencia sedan, no obstante, las condi-

    ciones previas para el desarrollo de una

    sociedad democratica, la que requiere de

    adultos que han madurado hasta el puntode ser cap aces de autosostenerse y de desa-

    rrollarse. Si las masas_han sido injustamente

    degradadas desde arriba hasta reducirlas a

    esa condicion como tales masas, la indus-

    tria cultural no es la menor de los respon-

    sables de esta conversion en tales masas, y

    luego, de su desprecio hacia elIas, en la pre-

    cisa medida en que dicha industria cultu-ral obstruye la emancipacion para la cual

    los seres humanos han ya madurado tanto

    como 1 0 permiten !as enormes fuerzas pro-

    ductivas de nuestra epoca.

    O .;; ..i.\l . - H I S 7 " O " ' .

    la our-! fni1i:ldtl fi e Cli o v [ 14 ] "'", fa otnr mil'f1t.l7 de Cliu

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    I ~ MAX HORKHEIMER Q l - I

    Fragmentos dellibro Qcaso*

    cuanto mas incierra es la suerre de las

    ideologfas necesarias, mas terribles son

    10smedios con 10s que hay que defenderlas.

    El grado de celo y de terror con que son de-

    fendidos 10sfdolos vacilantes, muestra hasta

    que punto ha avanzado ya el ocaso. EI enten-

    dimiento de las masas en Europa ha aumen-

    tado con la gran industria, hasta el punto de

    que 10s bienes mas sagrados tienen que ser

    defendidos. Quien los defiende bien ya ha

    hecho su carrera. Pero, jay de quien dice laverdad con palabras sencillas!: ademas de la

    estupidez general y sisrematicamente explo-

    rada, con la amenaza de la ruina economica,

    el desprecio social, la circel y la muerre, se

    imp ide que el entendimiento atente contra

    10s supremos instrumentos concepruales de

    dominio. El imperialismo de 10s grandes es-

    tados europeos no tiene nada que envidiar al

    medievo con sus hogueras; sus sfmbolos sonproregidos con aparatos mas sofisticados y

    con guardias mejor dotados que 10ssantos de

    la Iglesia medieval. Los enemigos de la In-

    quisicion convirrieron aquel ocaso en el alba

    de un nuevo dfa: el ocaso del capiralismo no

    anuncia necesariamente la noche de la hu-manidad, que hoy parece amenazarla.

    EI siglo XX es la epoca de las posibilidades

    ilimitadas. Los 10gros de la tecnica crecen de

    dfa en dfa. Capacidades que con frecuencia

    se admiraron como anormales, se encuentranhoy entre 10 normal. Incluso las fuerzas hu-

    manas de produccion se superan a sfmismas.

    La habilidad de los obreros ha crecido en un

    siglo por encima de cualquier expecrariva. EI

    gasto de energfa, la puntualidad, la resisten-

    cia del individuo, se han multiplicado, no solo

    en el ambito de la industria, sino en todos los

    imbitos. Las ejecuciones virruosas en el cello ,

    que antes solo podfan realizar 10s mas gran-des arrisras, consrituyen hoy norma en las

    habilidades consolidadas de cualquier alum-

    * El rexeo siguiente emi compuesto por una selecci6n de fragmentos dellibro de Max Horkheimer ritulado en

    aleman Diimmerung, libro consrituido, segun su propio autor, por noras escriras en Alemania entre 1926 y

    1931, es decir 'antes de la victoria definiriva del nacionalsocialismo' aleman. Dicho libro fue edirado en espa-

    fiol en 1986, por la Editorial Anrhropos de Barcelona, con el titulo de Ocaso, edici6n que hoy es dificil-

    mente accesible. Conscientes de la imporrancia de estas reflexiones criticas de Horkheimer, rescaramos

    entonces esta breve selecci6n de fragmentos, selecci6n realizada por Carlos Antonio Aguirre Rojas, para

    nuestros lectores de Contrahistorias.

    O"",'iVHIS1"O~ .

    It! ulllI minu!tl d , ' C l io v [ 15 ].~ kt nhu m im d,t riFClio

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    no que sale del conservatorio. Los momen-

    tos culminantes del pasado son superados, no

    solo en el deporte, sino probablemente tam-

    bien en la versificacion. El compositor juega

    ironicamente con melodias que habian cons-

    tituido el momento culminante de una sin-fonia antigua. Ford construye en un dia nue-

    ve mil coches, y los muchachos los conducen

    a traves del trafico de Nueva York. Lo insos-

    pechado se ha convertido en cotidiano. Los

    siglos han hablado con espanto de las noches

    de San Bartolome, y el martirio de un indivi-

    duo constituye el objeto de toda una religion.

    Hoy las noches de San Bartolome del impe-

    rialismo, asi como el heroismo del individuo

    que las contradice, constituyen 1 0 cotidiano,

    de 1 0 que la prensa habla en las "miscelaneas".

    Hay tantos Socrates, Tomas Munzer y Gior-

    danos Brunos, que sus nombres estan en los

    ultimos lugares del periodico local. Por un

    solo Jesus de Nazaret apenas se producen eno-

    jos especiales. "Jerusalen, a tantos de tantos ...

    el caudillo de la revolucion, del cual hablaba-

    mos ayer, ha sido hoy condenado a muerte e

    inmediatamente ejecurado". Hay ciertamen-

    te gente que en el cine ha llorado por Sunny

    Boy, mientras que, al mismo tiempo, hom-

    bres reales, al servicio de los mismos inte-

    reses que los primeros, son torturados len-

    tamente hasta la muerte, solo porque caye-

    ron en la sospecha de luchar por la libera-

    cion de la humanidad. La fotografia, la te-

    legrafia y la radio han vuelto cercano 1 0 que

    estaba lejos. Todo el sufrimiento de la tie-

    rra sucede ante los ojos de los habitantes

    de las ciudades. Cabria pensar que ahora

    se exigiria su reparacion; pero, al mismo

    tiempo, la cercania se ha convertido en le-

    jania, pues ahora el horror de los propios

    conciudadanos se sumerge en el sufrimiento

    general, y se esra ocupado en las relaciones

    matrimoniales de los artistas de cine. El

    pasado es superado en todos los aspectos

    por el presente.

    Tan pronto la teoria de un hombre genial al-

    canza suficiente fuerza como para que nece-

    sariamente se hable de ella, comienza el tra-

    bajo de su acomodacion a 1 0 existente. Entre

    otros, una serie de especialistas se esfuerzan

    en poner las nuevas ideas en consonancia con

    sus propositos cientificos, integrando en sus

    exposiciones los conceptos de la teoria revo-

    lucionaria como evidentes, yal mismo tiem-

    po, sirviendose de ellos en sus afanes ideolo-

    gicos. Asi nace la apariencia de que 1 0 positi-

    vo y Mil ya ha sido aceptado por esos pensa-

    dores progresistas, y mejor conservado en ellos

    que en el mismo autor 0en sus seguidores.

    En las concepciones de los llamados "orto-

    doxos", por el contrario, que con anteojeras

    repiten la doctrina del maestro, esa doctrina

    pierde su sentido originario, debido al cons-

    tante cambio del contexto espiritual del mun-

    do. Los principios rigurosamente mantenidos

    pueden ser distorsionados, equivocados, 0por

    1 0 menos irrelevantes, por el hecho de que la

    realidad, y con ella el estado del conocimien-

    to, se estructura de un modo distinto.

    No obstante, la forma hoy preferida de

    neutralizar una teotia no es tanto la ortodo-

    xia cuanto la asuncion descuidada y ligera de

    sus categotias en un contexto 'que contradice

    al autor. A diferencia de este, a qui en se Ie

    guarda un respeto formal, particularmente si

    esra muerto, los ortodoxos, que en cualquier

    caso se esfuerzan en conservar cuidado sam en-

    te las ideas, son despreciados como espiritus

    pobres e ineptos.

    Se Ie tiene por tanto mas respeto al autor,

    que al contenido de su pensamiento. Esto se

    manifiesta de modo especialmente llamativo

    en la actitud frente a los predecesores revolu-

    cionarios del espiritu burgues. El nombre de

    aquellos 'que [ueron pioneros del orden bur-

    gues, por la lucha contra el medioevo en las

    ideas de la gente, y que tambien despues de

    o,,",,-l;W-HJS1-0 . t , . .

    1t1otrtl mimdll de Cliu (j [ 16 ] " 1 " , fa Oli,] mirada de (l!n

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

    16/115

    la victoria de este orden -despreocupados

    de los nuevos deseos de la burguesia, conver-

    tida en poder economico- continuaron es-

    forzandose por servir a la liberacion del espi-

    ritu, a la verdad, ese nombre ha alcanzado

    demasiado brillo para que se les pueda hacercallar. As!, Voltaire, Rousseau, Lessing, Kant

    y sus seguidores, hasta la literatura y ciencia

    modernas, son considerados grandes cabezas,

    pensadores profundos y espirirus brillantes;

    pero sus sentimientos, los motivos e impul-

    sos que los animaron, el sentido de sus doc-

    trinas, su caracter irreconciliable con la in-

    justicia reinante, son rechazados y escarneci-

    dos, valorados como pobres, superficiales, y

    si cabe, perseguidos yaniquilados dondequie-

    ra que se les encuentre. Si el medioevo habia

    condenado al infierno a los difuntos auto res

    de opiniones hereticas, el capitalismo desa-

    rrollado es en esto mas tolerante: glorifica la

    grandeza, la productividad, la personalidad,

    la potencia en si, pero rechaza sus efectos.

    Idealiza las cualidades puras. Las efigies delos filosofos y literatos, cuyos seguidores ver-

    daderos son despreciados y hostigados por la

    burguesia, son admitidas en la sala de honor.

    El visitante del Pantheon de Paris se puede

    sorprender de ver juntos a los defensores de

    la libertad y a los dirigentes de la reaccion.

    Homenajear las manos de quien estigmatizo

    la hipocrita glorificacion de Juana de Arco,

    en un recinto cuyos muros estan dedicados a

    su santa leyenda, parece un escarnio. Se enal-

    tece la supersticion junto con quienes quisie-

    ron librarnos de ella. Si protestaramos, los

    defensores de la espiritualidad dominante nos

    explicarian que Voltaire y el santo discurso

    de Juana de Arco, Robespierre y Chateau-

    briand son perfectamenre compatibles. El

    formalismo del pensamiento actual, su rela-tivismo e historicismo, la adaptacion a la con-

    ciencia dominante, que se instala inmediata-

    menre despues de que aparece un gran pen-

    samienro, la cosificacion de toda la vida como

    un capitulo de la historia y de la sociologia,

    han inrroducido la cosrumbre de tomar los

    contenidos, no en su pureza, sino formalmen-

    te, de modo que to do sea compatible con las

    situaciones actuales, es decir, con la ideologia

    capitalista.En nuesrros dias hay un polifacetico escri-

    tor, absoluramente incapaz para la compren-

    sian de la historia, que con comica diligencia

    escribe libros de comodo Formato sobre Bis-

    marck y Napoleon Bonaparte, Guillermo II

    y Jesus de Nazaret, y se imagina que el les

    enriende mejor que ellos a s i mismos. Deten-

    ta sobre ellos idenrica Sllperioridad que el

    enrerrador sobre los hombres en su ultima

    hora. Lo que acontece con la mayoria de los

    hombres des de el mom en to en que yacen

    muertos en la cama hasta que son enrerra-

    dos, tiene poco que ver con las diferencias de

    su exisrencia. Las maneras de sus entierros no

    son muy variadas. Los hombres, con los ca-

    racteres y metas mas diversos, con la vida mas

    distinra, en la muerte son objeto de un pro-cedimienro primitivo. En los libros de ese

    autor ya no se Ie da valor al senti do distinto

    de la vida de las personas esrudiadas por el.

    Los hechos, es decir, los acontecimientos, cuya

    relacion con la vida de sus heroes sefiala, son

    presenrados con amabilidad, pero incluso

    aqui los modos del entierro no son muy am-

    plios. Para el escritor, Napoleon y Bismarck

    son grandes hombres, del mismo modo que

    para el sepulturero son hombres difuntos Karl

    Marx y mister Miller. Son objetos de la cere-

    monia del sepelio. El presente rriunfa.

    EI sistema capitalista, en la fase actual, es laexplotacion organizada a escala mundial. Su

    mantenimiento es condicion de sufrimienros

    infinitos. En realidad, esta sociedad posee

    medios humanos y tecnicos para suprimir la

    O+~\\'H r.~10-9'/

    i.ll t}11,1 1IliiWl'l tic Clio (; [ 17 ] 1 ' . 1 ' la otllt miii.!da df C fiu

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    miseria en su forma material mas grosera. No

    conocemos otra epoca en la que existiese esta

    posibilidad en la medida en que hoy existe.

    5610 el orden de la propiedad impide su rea-

    lizaci6n, es decir, la circunstancia de que el

    in men so aparato de producci6n de la huma-nidad tiene que funcionar al servicio de una

    pequefia capa explotadora. La totalidad de la

    teOlfa econ6mica oficial, de las ciencias del

    espiriru y de la filosofia, de la escuela, la igle-

    sia, el arte y la prensa, consideran como su

    tarea principal encubrir, empequefiecer, es-

    conder 0 negar este hecho monstruoso. Si uno

    se sorprende del gran reconocimiento social

    de cualquier teoria manifiestamente err6nea,o pOl' ejemplo, de la continuaci6n de un ab-

    surdo como la historiografia al uso, y va al

    fondo del asunto, normalmente se pone de

    manifiesto que incluso la causa de manifesta-

    ciones tan insignificantes de la reacci6n, con-

    siste en la desviaci6n de aquella verdad.

    Pero la ideologia es una imagen refleja de

    la base material. Si esta se caracteriza pOl' el

    hecho de la explotaci6n ya no justificable, s610

    quien coopera en su perperuaci6n puede es-

    perar recompensa. Ciertamente, las relacio-

    nes son mui complicadas. Un orden social

    anticuado y deteriorado cumple, aun a costa

    de sufrimientos innecesarios, las funciones de

    mantener y renovar la vida de la humanidad

    en un determinado nivel. Su existencia es mala

    porque tecnicamente seria posible una me-

    jor; es buena porque representa la forma real

    de la actividad humana e incluye tambien los

    elementos de un futuro mejor. De este esta-

    do de cosas dialectico surge el que, pOl' una

    parte, en un periodo semejante la lucha con-

    tra 10 existente parezca al mismo tiempo una

    lucha contra 10 necesario y 10 util; por otra

    parte, el trabajo posirivo dentro del marco de

    10 existente es tambien cooperaci6n positiva

    en la persistencia del orden injusto. Puesto

    que la mala sociedad, aunque mala, se ocupa

    de los asuntos de la humanidad, quien ame-

    naza su existencia trabaja tam bien contra la

    humanidad: su amigo aparece como su ene-

    migo. En la realidad no se puede separar el

    lado bueno del malo, y pOl' ello la lucha con-

    tra 10ya superado tiene que parecer tambien

    lucha contra 10 necesario, y la voluntad deun trabajo digno y humano es obligada a pre-

    sentarse como huelga, como obstrucci6n,

    como lucha contra el trabajo "positivo"; y al

    connario, el salario pagado por un obrar so-

    cialmente importante constituye al mismo

    tiempo el pago por una colaboraci6n con este

    orden malo. Las relaciones estan tan imbri-

    cadas que el hambre del paria indio y el ser-

    vicio del culi chino se convierten en factor deexplotaci6n del obrero textil ingles, y la apor-

    taci6n de Bac6n y Galileo a la ciencia favore-

    ce hoy a la industria de guerra.

    Se han formado, ciertamente, mecanismos

    sutiles para determinar que trabajo posee un

    valor especial para la explotaci6n, y la escala

    de los salarios corresponde, en esta circuns-

    tan cia, no tanto al valor real de un trabajo

    para la existencia de la humanidad como a su

    significado para la supervivencia del sistema.

    La circunstancia de que el trabajo al servicio

    de la clase dominante sea habitualmente uti!,

    no imp ide que existan obras que poco 0 nada

    sirven al conjunto de la sociedad, sino prin-

    cipal 0 exclusivamente al mantenimiento de

    la mala sociedad.

    El socialismo no "se sigue" de las leyes eco-

    n6micas descubiertas pOl' Marx. Hay, cierta-

    mente, bastantes predi~ciones cientificas que

    tienen el caracter de alta probabilidad; pOl'

    ejemplo, cuando se dice que manana saldra

    el sol. Estas son el resultado de una enorme

    cantidad de experiencia. Pero ~quien creera

    que los supuestos del socialismo hay que plan-

    tearlos asi?

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    ...EI reconocimiento

    escepticamente restringido

    de la teoria marxiana,

    su inclusion piadosa en

    la historiade la filosofia,es vista con complacencia

    por la burguesia ...

    EI socialismo es una forma mejor, mas

    adecuada, de sociedad, cuyos elemenros en

    cieno modo estan presenres y a en el capita-

    lismo. Existen "tendencias" en el capitalismo

    que empujan hacia un cambio del sistema.

    Pero es muy pobre el material de experiencia

    sobre cuya base aceptamos

    que las tendencias se im-

    pondran realmenre. Nadie

    se confiaria, sin ser cons-

    cienre de correr un gran pe-

    ligro, al atravesar un puen-

    te, sobre el abismo, cuyos

    principios de construccion

    no estuviesen basados en

    experiencias mas exactas

    que las del advenimienro

    del socialismo.

    Esta reflexion en su conjunro, a pesar de

    su exactitud, puede conrar con la aprobacion

    de todos los amigos burgueses afectos al so-

    cialismo, asf como con la rolerancia de susenemigos. Se puede confesar uno marxista si

    se tiene la dosis necesaria de escepticismo.

    Ahora bien, la rolerancia y la benevolencia

    desaparecen tan pronto como a la metafora

    del puenre afiadimos que del riesgo de llegar

    a la otra orilla depende que desaparezcan 0

    no la mayor pane de las injusticias, la muti-

    lacion de las capacidades humanas, la menri-

    ra, la humillacion sin senrido; en una pala-

    bra, el sufrimienro innecesario, material yes-

    piritual. Dicho de otra manera, que hay que

    luchar por el socialismo. EI reconocimienro

    escepticamenre restringido de la teoria mar-

    xiana, su inclusion piadosa en la hisroria de

    la filosoffa, es vista con complacencia por la

    burguesfa; el correlaro de este tratamiento

    contemplativo del marxismo, en la practica,

    es la instalacion en 10 existente. La constata-

    cion de que de la teoria marxista no "se si-

    gue" el socialismo, aunque en sf misma debe-

    ria ser deseable, opera sin mas afiadidos como

    fundamentacion cientffica y moral del capi-

    talismo. Se manifiesta como expresion del es-

    cepticismo social.

    Pero, en realidad, de la afirmacion de que

    Marx y Engels no han "demostrado" el socia-

    lismo no se sigue pesimismo alguno, sino el

    reconocimiento de la praxis de la que esta ne-

    cesitada la teoria. Marx ha

    descubieno la ley del orden

    inhumano dominante, y

    ha sefialado la palanca de

    que hay que servirse para

    crear uno mas humano.

    Lo que para los inrelec-

    tuales de la burguesia es un

    rransiro de un miembro

    del sistema a ouo, incluso

    un "problema" como cual-

    quier ouo, una cuestion de

    la que trataran adecuadamente en algunas pa-

    ginas llenas de comprension en u n manual,

    la solucion al interrogante de si conrimia la

    sociedad de clases, 0de si, en su lugar, se lasustituye por el socialismo, es 1 0 que decide

    sobre el progreso de la humanidad 0sobre su

    cafda en la barbarie. La posicion que uno

    adopte respecro de ella determina no solo la

    relacion de su vida con la vida de la humani-

    dad, sino tambien el grado de su moralidad.

    Un sistema filosofico, una etica, una doctri-

    na moral, que se limite a "clasificar" las viejas

    relaciones de propiedad vigenres, que impi-

    den el progreso, la persistencia de la sociedad

    de clases y la tarea de su superacion, en lugar

    de identificarse con esa tarea, es 1 0 contrario

    de la moral, pues la forma que esta ha roma-

    do en el presenre es la realizacion del socialis-

    mo. Con el uatamienro esceptico del socia-

    lismo, los intelectuales sirven al orden social

    dominanre. Los profesores y literaros que sa-

    borean el halago, el reconocimienro y la glo-

    ria en el mundo tal como es, estan rodos de

    acuerdo en la condena "moral" de un robo

    criminal. Permiten tranquilamente el robo

    rolerado a innumerables nifios, mujeres y

    O+i.~HIS7"O#/

    L 1 otrd mirt7dl e lf."C/io v [ 19 ] '1;/. III on,,! Jlij;tldil (Ie Cli o

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

    19/115

    hombres en los estados capitalistas, y todavia

    mas en los estados coloniales, participando

    en el borIn. Protegen el sistema cuando tra-

    tan la doctrina de la sociedad socialista con

    lenguaje "cientifico", junto a otros temas, enlibros y revistas eruditos, y con gesto escepti-

    co pasan al orden del dfa.

    Es sabido que la burguesia puede "discu-

    tir" sobre todo. Esta posibilidad forma parte

    de su fortaleza. En general defiende su liber-

    tad de pensamiento. Solo cuando el pensa-

    miento toma la forma de empujar inmedia-

    tamente a la praxis, cuando en la esfera aca-demica es considerado como "acientifico",

    entonces se acaba tambienla tolerancia amis-

    tosa. El escepticismo es esencialmente una

    expresion para garantizar los limites de la cien-

    cia. Lo conn'ario de este escepticismo no es el

    optimismo ni el dogma, sino la praxis prole-

    taria. Si el socialismo es improbable, tanto

    mas necesaria es la decision desesperada de

    hacerlo verdadero. Lo que se Ie opone, no son

    las dificultades tecnicas para realizarlo, sino

    el aparato de fuerza de los que dominan.

    Pero si el escepticismo es malo, n o es me-

    jor la certeza. La ilusion de la introduccion,

    con necesidad natural, del orden socialista

    pone en peligro la accion correeta, no men os

    que la incredulidad esceptica. Aunque Marx

    no ha demostrado el socialismo, si ha mos-

    trado que en el capitalismo hay tendencias

    evolutivas que 1 0 hacen posible. Los interesa-

    dos en ello saben donde agarrarse. EI orden

    socialista no es impedido poria historia mun-

    dial; es historicamente posible; pero se hace

    efectivo, no por una logica inmanente, sino

    pOl' hombres decididos pOl' 1 0 mejor, forma-

    dos en la teoria, 0no se hace en absoluto.

    [ . . . J EI modo de pensar burgues es adecuado

    al sistema economico con el cual ha surgido.

    ]untamente con el pensamiento politico que

    aspira a sustituir la actual forma de sociedad

    pOl' una mejor, dejan de ser validas las for-

    mas de pensar dominantes, porque en el ca-

    pitalismo se encuentran bajo el poder de lasleyes economicas solo de manera impropia

    y mediatizada. En el capitalismo hay un

    mecanismo automatico que regula toda em-

    presa mal gestionada: la constatacion de que

    la direccion es incapaz. La confirmacion de

    que la direccion es incapaz se patenriza

    cuando el negocio cae en bancarrota y su

    funcion economica futura es desempefiadame jor por otros, Hay, pOl' tanto, una me-

    dida objetiva, independiente de los criti-

    cos, para juzgar la realizacion de las activi-

    dades sociales. Esta medida tiene su base

    en que, dondequiera que en el sistema ca-

    pitalista haya un trabajo pOl' hacer, se en-

    cuentran siempre personas que 1 0 hacen de

    modo adecuado al estado de las fuerzas de

    produccion. Cuando se produce un fallo,

    se encuentra inmediaramente al sustituto.

    Para los dirigentes proletarios, en cambio,

    este mecanismo de sustitucion no funcio-

    na. La plaza de los que han sido abatidos 0

    ya no pueden luchar es ocupada, bien 0

    mal, pOl' los que provienen de las filas de

    combatientes; mal ocupada en general, por-

    que el enemigo conoce a los que son mas

    peligrosos para d. El mundo donde crece

    la elite proletaria no son las academias, sino

    la lucha en las fabricas y en los sindicatos, las

    represalias, los duros enfrentamientos dentro

    o fuera de lospanidos, las condenas a prision

    o la ilegalidad. Para esto no se aglomeran los

    estudiantes, como en las clases y en los labo-

    ratorios de la burguesia. La carrera revolucio-

    naria no conduce a los banquetes y rItulos

    honorificos, a investigaciones interesantes y

    sueldos de profesor, sino ala miseria, a la ca-

    lumnia, que sol~ una fe casi sobrehumana

    puede iluminar. La gente de mediana apti-

    tud no sigue esta carrera.

    ;:J~"i.v.1'11JS10",

    fa u1Ji:? fJiimdll tit.' CUo (; [20 ] 1 1 - / . 1 O{hL wlrdrid dt~ Clio

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    Objetat que una ftase razonable es primaria,

    trivial, banal, sirve para avergonzar a quien la

    pronuncia, sin que sea necesaria una discu-sion. No se dice que la Frasesea erronea 0que

    este insuhciemememe probada. El atacado,

    por tamo, no puede oponerse al objetame con

    argumemos. Solo se Ie dice que cualquier nino

    sabe hace tiempo 1 0 que el ha ahrmado; ade-

    mas senala que la cuestion tiene otros mu-

    chos aspectos. ~Que puede presemar comra

    semejame objecion? Cierramente, no hayduda de que la cosa muesrra tambien otros

    aspectos, y 1 0 que el ha dicho 1 0 saben hasta

    los gatos. Es derrotado.

    Cierto: si esta breve liquidacion se rehrie-

    ra a una ahrmacion que cons tate la depen-

    dencia universal de la situacion actual del

    mantenimiemo, tecnicameme innecesario, de

    las relaciones de explotacion, 0tambien a que

    se relaciona solo a una parte determinada de

    esta relacion de dependencia, entonces essim-

    plememe una impertinencia; pues si los acon-

    tecimiemos actuales en el mundo podrian

    mostrar siempre otra cara, ninguna es tan

    decisiva como esta, y de ninguna de ellas es

    tan importame el que sea conocida por to-

    dos. Si en realidad fuera tealmeme conocido

    que la prosecucion de la explotacion, que solo

    favorece a un pequeno numero de personas,

    es la fueme de la miseria social actual, si cual-

    quiet lector de periodico, en las noticias so-

    bre la guerra, sobre los crimenes de justicia,

    de miseria, sobre la desgracia y la muerte,

    emendiese el mamenimiemo del orden ac-tual como la causa de tales desgracias; si estas

    trivialidades, que gracias al aparato de estu-

    pidizacion social perfectameme organizado,

    no emiende la geme que posee solo una ex-

    periencia media del mundo, y mucho men os

    nuestros imelectuales, si dichas trivialidades

    impulsaran hasta la comprension a los mas

    inhmos guardianes de este orden, entonces

    se Ie habria ahorrado a la humanidad un fu-

    turo temible.

    Naturalmeme el juicio sobre cualquiera de

    los acomecimiemos actuales puede resaltar

    tambien otros aspectos, distintos a su co-nexion con el dominio de clase. Pero 1 0 que

    hoy imeresa es el conocimiento de esta co-

    nexion. Es diflcil evitar la sospecha de que el

    rechazo de la unilateralidad, primariedad, tri-

    vialidad, banalidad, incluso mas, en general

    el rechazo de la explicacion, de la deduccion,

    de la investigacion de las causas, de la teoria

    unitaria, proceda del miedo de que la causasocial del retroceso actual salga a la luz de la

    conciencia general. Tambien esta hipotesis es

    trivial y unilateral.

    _ EL ESFUERZO DESINTERESADO _

    POR LA VERDAD

    Para analizar la ahrmacion de que hay una

    aspiracion desinreresada, pura, por la verdad,

    que poseemos un impulso hacia el conoci-

    miemo completameme independieme de los

    demas impulsos, es convenieme hacer el si-

    guieme experimento mental: borrese el amor

    por los hombres, asi como el propio deseo de

    nOtoriedad hasta en sus formas mas suriles;

    destruyase en el pensamiemo incluso la posi-

    bilidad de todo tipo de deseo, y con ello la

    posibilidad de cualquier dolor 0alegrfa; ima-

    ginese el completo desimeres por el destino

    de la sociedad y de todos sus miembros, de

    tal modo que no quede amor u odio alguno,

    miedo0

    vanidad, ni siquiera la mas minimachispa de compasion 0 incluso solidaridad;

    asumase, por tanto, el papel del muerto qLle

    se manihesta como espectro, (con la sola di-

    ferencia de que no solo se es impoteme como

    un fanrasma, sino tambien absolutameme

    careme de relacio'n con el pasado y con el fu-

    turo, por 10 que tampoco se tiene motivo para

    hacer apariciones); emonces se enconrrara

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    que, bajo las condiciones del experimento

    mental, se instala una inquietante indiferen-

    cia en relacion con todo tipo de saber. El

    mundo se presenta como el cuerpo femenino

    al anciano cuyos instintos se han extinguido.

    La anrmacion de la busqueda desinteresada

    de la verdad -hermanada con la patrafia de

    las personalidades suprasociales- es una ilu-

    sion filosonca, que se ha convertido en ideo-

    logicamente encaz. En su origen, la doctrina

    burguesa del puro impulso por la verdad pudo

    ser proclamada como opuesta a la subordi-

    nacion del pensamiento al establecimiento

    religioso de nnes. Hoy, los profesores capita-

    listas niegan en general que en su trabajo haya

    alguna motivacion humana, con el nn de que

    no se descubra que se dedican ala ciencia para

    hacer carrera.

    Si bien es cierto que no existe una busque-

    da desinteresada de la verdad, si existe, sinembargo, algo asi como un pensamiento por

    el pensamiento mismo, un pens ami en to feti-

    chizado, un pensamiento que ha perdido su

    sentido, que es el de ser medio de mejora-

    miento de las relaciones humanas. No se Ie

    confunda con el placer que se siente en el ejer-

    cicio del pensamiento, que es propio de los

    espiritus ilustrados y muy interesados en elambiente de las corrientes historicas mas

    avanzadas. Esto es una caricatura del pensa-

    miento correcto, y por ello no puede ser con-

    siderado como busqueda de la verdad, por-

    que en su lugar hay que poner necesariamen-

    te un fantasma, es decir, la verdad absoluta,

    supraterrenal.

    La capacidad de trabajo, el destino, el exito,

    dependen en gran medida, entre otras cosas,

    del grade en que un hombre consigue identi-

    ncarse con los poderes realmente existentes.Su camino transcurrira de muy distinta ma-

    nera segun se sienta identincado con la socie-

    dad existente y acepte sus normas, 0bien se

    identinque con los grupos de la oposicion, 0

    bien permanezca espiritualmente aislado de

    modo completo. POl'que los fundamentos de

    la diversidad caracterologica residen principal-

    mente en la infancia, porque los procesos de-

    cisivos se producen en el seno de la familia,

    por todo ello las causas espiritualmente mas

    importantes de que uno "este enla realidad",

    de que en 10 esencial se adecue 0 se rebele,

    pareceran tan semejantes entre si, en las dis-

    tintas epocas de la historia, como las relacio-

    nes familiares en la sociedad de clases. Por ello

    el psicoanalisis puede sacar conclusiones fun-

    dadas en el desarrollo del "caracter" en cuestion.

    Pero sus juicios afectan solo a los aspectos

    subjetivos de las acciones y del "caracter".

    Desde ellos pueden parecer semejantes las

    causas que los hombres han utilizado, en epo-cas historicas distintas, para identincarse 0no

    con las capas sociales de las cuales proceden;

    es decir, las causas que los hicieron "sociales"

    o "asociales". En este asunto la psicologia no

    puede distinguir. AI contrario, el signincado

    objetivo de una vida cambia segun la conn-

    guracion de la colectividad con la que uno

    aprende a identincarse, y esta connguracionno se descubre en la psicologia, sino por el

    analisis de la situacion social en un momento

    historico dado. Por tanto, el juicio sobre un

    hombre, en base alas categorias psicologicas,

    afecta solo a un aspecto -y cuando se trata

    de la historia, en general es irrelevante- de

    su existencia, yel vicio actual de comprender

    las personalidades historicas unicamente con

    conceptos que provienen de la psicologia, de

    la biologia 0 de la parologia, demuestra la

    indiferencia intencionada respecro del signi-

    ncado de la personalidad historica para el

    desarrollo de la h~manidad.

    En verdad ambos puntOS de vista solo oca-

    sionalmente pueden mantenerse separados. EIconocimiento exacto de la situacion historica

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    ... 1 conocimiento exacto de la situacion

    historica modificard y profundizard fa

    comprension psico16gica de fo! individuos

    que en ella viven. Y viceversa, una accion

    historica no es claramente explicable sin la

    psicologfa de laspersonas que actuan ...

    modificara y profundizad la comprension

    psicologica de los individuos que en ella vi-

    Yen. Y viceversa, una accion historica no es

    clarameme explicable sin la psicologla de las

    personas que actuan. Del mismo modo quepara la psicologfa de Robespierre es determ i-

    name, no solo la preguma general pOl' el pa-

    pel social de los jacobinos, sino tambien el

    problema espedfico de en que medida favo-

    redan sus acciones a las capas mas avanzadas

    dentro de la burguesfa, de igual modo su in-

    fluencia en los acomecimientos historicos hay

    que emendeda basandose en sus instintos y

    en las aspiracio-

    nes de las masas

    conducidas pOl'

    d. Si un hombre

    se ha idemifica-

    do con la socie-

    dad de los impe-

    rialistas magna-

    tes de los trustes

    de 1928,0 con el capitalismo aleman de 1880,

    o con la revolucionaria burguesla francesa del

    siglo XVIII, si uno actualmeme se sieme uni-

    do con la pequefia burguesla, con la nobleza,

    o con el proletariado, to do ello podrfa ser re-

    conducido a experiencias infamiles totalmemesemejames; es decir, corresponden a renden-

    cias pSlquicas semejames. Un concepto de ca-

    dcter que desconoce la diversidad de los roles

    historicos de cualquier colectividad, que re-

    une los caracteres de los hombres que se iden-

    tifican con ella, porque todos aceptan la co-

    lectividad en la que han crecido, seda ran va-

    do como un pacifismo que condenase igual-meme como violencia una guerra colonial y

    una rebel ion en la drcel. El modo en que la

    teoda materialista de la historia y la psicolo-

    gla, en la presemacion de la vida historica, se

    necesitan mutuamente, no es obviameme el

    mismo. Una historiografla materialista sin una

    psicologla suficieme es deficieme. Una histo-

    riograHa psicologista es erronea.

    POl'su naturaleza, la lengua une, crea comu-

    nidad, es urbana. La formulacion de un en-

    fremamiento es ya el primer paso para su su-peracion. Es posible ilustrar las causas, re-

    flexionar sobre las circunstancias atenuantes.

    POl'su generalidad la lengua parece convertir

    el motivo del enfremamiemo en problema

    universal. Pone en cuestion su justificacion.

    La traduccion del marxismo al estilo aca-

    demico obro en la Alemania de la postguerra

    como un paso dirigido a romper la volumad

    de los obreros en

    su lucha comra

    el capitalismo.

    Los profesores,

    como represen-

    tantes intelectua-

    les autorizados

    de la humani-

    dad, se ocupa-

    ron del problema. Ciertameme esta traduc-

    cion solo era un paso, y como los obreros es-

    tan cans ados e impotentes pOl'causas mucho

    mas reales, ya no necesitan de esta lireratura

    mediadora, y aquellos traductores son recha-

    zados, como1 0

    son los mediadores en la poll-tica real. En el concepto de ideologla es don-

    de se muestra especialmeme clara la fun cion

    de la traduccion. No es que Marx haya exa-

    minado extensamente este concepto. Lo uti-

    lizo, por aSl decido, como una mina explosi-

    va subteminea contra el edificio de memiras

    de la ciencia oficial. Su total desprecio del en-

    cubrimiento de la explotacion, querido 0que-rido a medias, instintivo 0 reflexivo, pagado

    y no pagado, en el cual se apoya el sistema

    capitalista, se concemraba en este concepto.

    Ahora 1 0 han formulado mucho mas cuida-

    dosameme, como relatividad del conocimien-

    to, como historicidad de las teodas de las cien-

    cias del esplritu y otras mas. ASl, ha perdido

    su peligrosidad .

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

    23/115

    Pero, pOl' otra pane, la claridad del len-

    guaje es imprescindible para la lucha de los

    oprimidos. Tienen razones para sacar a la luz

    del dia los secretos de esta sociedad y expre-

    sarlos de modo tan comprensible y banalcomo sea posible. No pueden dejar de expre-

    sar las contradicciones de este orden en un

    lenguaje comprensible para todos. La difu-

    sion de la oscuridad siempre fue utilizada

    como medio en las manos de la reaccion. A

    elIos, a los oprimidos, no les queda otra al-

    ternativa que preservar al lenguaje de simu-

    lar una universalidad que no existe en la so-ciedad de clases, y usarlo conscientemente

    como un instrumento de lucha hasta que la

    unificacion del mundo este realizada, desde

    donde la palabra, en la boca de sus luchado-

    res y manires, parece resonar ya hoy.

    _ QUiEN NO QUiERE TRABAJAR _

    TAMPOCO D E B E COME.R

    Esta sentencia biblica es una maxima popu-

    lar. Deberia decir: "todos deben comer, y tra-

    bajar 10menos posible". Pero incluso esto es

    demasiado general. Hacer del trabajo el

    concepto supremo de la actividad humana

    es una ideologia ascetica. jCuan armonica

    parece la sociedad bajo el aspecto de que

    todos, sin distincion de rango y patrimo-

    nio, "trabajen"! Mientras 10s socialistas

    mantengan este concepto general, se hacen

    sostenedores de la propaganda capitalista.

    En realidad, el "traba jo" del director de un

    trust, del pequeno empresario y del obrero

    no especializado, se distinguen entre si no

    menos de 10 que se distingue el poder fren-

    te a la pena y el hambre.

    La aspiracion proletaria se dirige a la re-

    duccion del trabajo. No tiene como fin el que

    en una sociedad futura se Ie impida a uno

    hacer 10 que Ie plazca, sino que se propone

    racionalizar y repanir pOl' iguallos quehace-

    res exigidos poria vida de la sociedad. Quie-

    re poner freno a la coaccion y no a la liber-

    tad, al sufrimiento y no al placer. En una so-

    ciedad racional cambia su sentido el concep-

    to de trabajo."Quien no quiere trabajar, tampoco debe

    comer" es referido hoy, secretamente, no al

    futuro sino al presente. La sentencia clari-

    fica el orden dominante: justifica a los ca-

    pitalistas, pues ellos trabajan; afeeta a los

    mas pobres con un juicio condenarorio,

    pues ell os no trabajan. La burguesia consi-

    gue siempre conciliar los pensamientos re-volucionarios, originariamente concebidos

    pOl' ella misma, mantenidos en su genera-

    lidad pOl' los socialistas, con la moral reac-

    cion aria de la clase dominante. Pero la pa-

    labra apunta hacia una sociedad futura, y

    la consecuencia para el presente no es la glo-

    rificacion del trabajo, sino l a lucha contra

    su forma actual.

    El fabricante de municiones, su politico y su

    general dicen: "mientras exista el mundo

    siempre habra guerras, no hay progreso". Lo

    primero que reconocemos en esta afirmacion

    es el deseo, padre de la idea, y ademas, la vo-

    luntad de que debe mantenerse esta convic-

    cion tambien en las masas. Esto es compren-

    sible; se trata d e una estupidez abierta, fran-

    ca. Pero los servidores literarios de los pode-

    rosos tienen todavia la desvergiienza de pre-

    guntar, con la pose de hombres imparciales,

    de hombres que todo 10 saben acerca de las

    dificultades teoricas: "2Que es el progreso? La

    medida del progreso solo puede consistir en

    un acercamiento ala realizacion de cualquier

    valor individual y relativamente accidental.

    Pero considerar la totalidad de la historia bajo

    este punto de vista significaria absolutizar algo

    que es relativo, hipostasiar algo que es subje-

  • 8/3/2019 Contrahistorias, n 09, septiembre 2007-febrero 2008

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    rivo, en una palabra, incroducir en la ciencia

    la estrechez y la unilateralidad". De su rabia

    contra la lucha socialista por un mundo me-

    jor, lucha que nutre su esperanza desde los

    resultados de las luchas anceriores, sobre todo

    de las revoluciones del siglo pasado, ellos cons-

    truyen su llamada filosofia de la historia.

    jComo si no estuviese claro que encienden los

    socialisras por progreso, y que es 1 0 que la re-

    accion combate teorica y practicamence: el

    mejoramiento de la existencia material, me-

    diance una configuracion mas adecuada de

    las condiciones de vida de los hombres! Para

    la mayoria de los hombres, sean consciences

    de ello 0no, este mejoramiento no significa

    solamente la realizacion de un valor relativa-

    mence accidental, sino 1 0 mas importance del

    mundo. Pudiera ser que la historia, en este

    concexto, se estanque 0retroceda durance lar-

    gos periodos; pudiera ser que la ocultacion

    de este hecho en los ultimos cien afios haya

    sido utilizada con frecuencia como medio

    ideologico de engafio de las masas; no obs-

    rance, la referencia al progreso es clara y justi-

    ficada. Si, en la boca de los dominadores, la

    afirmacion de que bajo su dominio se realiza

    el progreso era ya desde hace tiempo una

    mentira, de la cual sus mismos literatos se ale-

    jan, es igualmence notorio que ellos quisie-

    ran abandonar el concepto para conservar eldominio. Pues igual que las demas ilusiones

    burguesas, la libertad y la igualdad, tam poco

    el progreso funciona ya como defensa ideo-

    logica, a causa de la dialectica de la historia,

    sino como critica a la situacion actual y como

    estimulo para su cambio.

    Ademas, en el momenco actual, de ese pro-

    greso en sencido materialista -por ranco, deuna nueva organizacion socialista de la socie-

    dad- depende no solo la mas inmediata y

    proxima meta deseada, de provision de la

    humanidad con 1 0 mas necesario, sino tam-

    bien la realizacion de todos los valores llama-

    dos culturales 0 ideales. Que el progreso so-

    cial no se tiene que dar necesariamente tiene

    su justificacion de hecho, pero que no puede

    darse es una mencira grosera; decir que seria

    unilateral medir la historia por la medida en

    que ofrezca a sus miembros una existencia so-

    portable, no es mas que charlataneda fliosofica.

    Nota: EI progreso social es siempre una

    tarea historica, y no una necesidad mistica.

    Que el marxismo explique la teoria de la so-

    ciedad como teOrla de la realidad es mas com-

    prensible. Las masas, que sufren bajo la for-

    ma ancicuada de la sociedad y todo 1 0 espe-

    ran de su organizacion racional, tienen poco

    sencido para considerar su pobreza, bajo el

    punto de vista de la eternidad, como un he-

    cho junco a muchos otros, y que la cons ide-

    racion del mundo desde este punco de vista,

    sea eso, un punto de vista. Del mismo modo

    que para el hombre individual parece que el

    mundo gira a su alrededor, de la misma ma-

    nera que su muerte coincide para e I con la

    destruccion del mundo, de igual modo la ex-

    plotacion y la miseria de las masas son para

    ellas la miseria sin mas, y la historia gira alre-

    dedor del mejoramiento de su existencia. Pero

    la historia no se orienca necesariamente en

    este sencido, a no ser que se la obligue.

    ___ EL IDEALISMO DEL _

    REVOLUCIONARIO

    La concepcion de que el marxismo propaga

    simplemence la sarisfaccion del hambre, de

    la sed y del impulso sexual del individuo, en

    modo alguno se concradice con la afirmacion

    de que el marxismo es mas refinado, noble,

    profundo, incimo. Puesto que la indignacion,la solidaridad, 0la abnegacion, son tan "ma-

    terialistas" como el hambre;l la lucha por el

    mejoramiento de la humanidad incluye al

    egoismo yal altruismo, al hambre y al amor,

    como miembros naturales de la cadena de

    causas. Cierto: la teoda materialista no tiene

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    fundamento logico alguno para el sacrificio

    de la vida. No inculca el heroismo, ni con la

    Biblia ni con el baston. En lugar de la solida-

    rid ad y del conocimiento de la necesidad de

    la revolucion no pone "filosofia poetica" al-guna, ningun fundamento del sacrificio. Mas

    bien es 1 0 contrario de cualquier moral "idea-

    lista". Libera de ilusiones, desvela la realidad

    y explica el acontecer. No tiene los fundamen-

    tos logicos que prueben los valores "superio-

    res", pero tampoco tiene, en verdad, funda-

    mentos para 1 0 conrrario, es decir, para que

    uno, con el sacrificio de la vida, coopere arealizar los valores "inferiores", esto es, una

    existencia material soportable para todos. EI

    "idealismo" comienza precisamente alii don-

    de esta conducta no se contenta con una ex-

    plicacion natural de si misma, sino que bus-

    ca la muletilla de los valores "objetivos", de

    los deberes "absolutos", 0 de cualquier orro

    seguro ideal y "santificacion"; por tanto, co-mienza alii donde la transformacion de la

    sociedad se hace depender de la metafisica,

    en lugar de hacerla depender de los hombres.

    Si uno esta profundamente caido, expuesto auna eternidad de tormentos que los demas

    hombres Ie inflingen, entonces eleva, como

    una ilusion liberadora, la idea de que vendri

    uno que esra.en la luz y Ie permitiri de nuevo

    conocer la verdad y la justicia. No es necesa-

    rio que ello ocurra mientras e I vive, ni si-quiera durante la vida de aquellos que 10

    torturan a muerte; pero un dia, no impor-

    ta cuando, todo esto se arreglari. La men-

    tira, la falsa imagen que de e I se da, sin que

    hoy se pueda defender, desaparecerin ante

    la verdad, y su vida real, sus pensamientos

    y sus fines, asi como los sufrimientos in-

    flingidos, al final se conoceran publicamen-te. Porque es amargo morir difamado y en

    la oscuridad.

    Iluminar tal oscuridad es el merito de la

    investigacion historica. Pocas veces se han

    olvidado los historiadores de homar esta ta-

    rea tan decididamente, como en los esfuer-

    zos actuales por devolver "comprension" his-

    torica alas anteriores clases dirigentes y a susservidores torturadores. Los suefios de here-

    jes y bru jas de que un siglo mejor y mas hu-

    mana les podria reconsiderar, se han cumpli-

    do en el hecho de que nuesrros sabios ac-

    tuales y poetas suefian en volver a aquella

    oscuridad, pero no por la inquietud juve-

    nil de liberar alas victimas, sino para pre-

    sentar como modelo para el presenre aque-lias epocas venturosas.

    O':'o~VHIS7"o

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    I -D 9 W A L T E R B E N JA M I N e o - I

    Conversaciones con Bertold Brecht*

    J

    ulio 4 de 1934. Una larga conversacion, que tuvo lugar ayer, en el

    cuarto de la clinica en donde se encontraba Brecht, en Svendborg,giro en torno de mi ensayo "El Autor como Productor". Sobre la teoria

    que este ensayo mio clesarrolla -la de que un criterio decisivo, a la

    hora de juzgar la funcion revolucionaria de los trabajos literarios, esta

    vinculada con el grado de progreso tecnico en la literatura, progreso

    que lleva a la revision de la funcion de las formas de arte, y por 1 0 tanto,

    de los medios intelectuales de produccion-, Brecht la consideraba como

    valida solo para un tipo de escritor, el de clase media-alta, categoria

    dentro de la cual se incluiria el mismo. "Tal escritor," dice, "es solidariocon los intereses del proletariaclo, en un punto preciso: en aqueJ que se

    refiere al desarrollo de sus propios medios de produccion. Pero al sen-

    tirse solidario respecto de este punto espedfico, el escritor se ve, en

    tanto que productor, proletarizado, y adem as completamente. Esta to-

    tal proletarizacion en torno de este punto singular, sin embargo, 1 0 con-

    duce a una solidaridad con el proletariado en todos los frentes".

    Brecht considero demasiado abstracta micritica a los escritores proletarios del tipo de

    Becher. Trato de enriquecerla con un analisis

    del poema de Becher, publicado en uno de

    los ultimos numeros de una de las revistas pro-

    letarias oficiales de literatura, bajo el titulo

    "Digo Con Toda Franqueza ... ". Brecht 1 0

    comparo, de un laclo, con su poema didacti-

    co sobre eI arte de la actuacion escrito paraCarola Neher, y por eI otro, can eI poema

    "Bateau lvre" de Rimbaud.

    "Le ensene a Carola Neher algunas casas"

    deda; "conmigo aprendio no solo la forma de

    actuar, sino tambien como lavarse, por ejem-

    plo. Pues ella se lavaba solamente para no es-

    tar sucia. Y no se cuestionaba nada respecto

    . , . . . , r . . . , ; -

    .U W U if" M P g .;; u L # 'G % f i3 ' i; !j ili1 lih '!'h.~**tmjoj#t%'U;t! H i 5 ! i ' ; ; J 3 , f i. 1 YII ii i;j ugh e ,@ it' :IJ& ,'k p s'b 'iP '3 !iI ,'! i8 !i'E E .

    * Este texto emi constituido por las notas escritas por Walter Benjamin, respecto de algunas de las conversacio-

    nes que sostuvo con Bertold Brecht, primero en 1934, en Svendborg, y luego en 1938, en Dinamarca. Dada la

    calidad del dialogo que se proyecta en estas notas, a partir de sus excep'tionales participantes, y de los temas

    abotdados, Contrahistorias decide rescatarlo ahora para sus lectores. El texto original se encuentra en ellibro

    Reflections. Essays, Aphorisms , Autobiog raphical Writings, Ed. Schocken Book s, Nueva York, 1986, pp. 203-

    219. La traducci6n del ingles al espanol es obra de Jose Carlos Aguirre Barrera.

    O,,:-~v.-f\\IIS~O.f~

    C [77] ~ la ot1>lminda de Clio

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    que ellos represenran, esra.irremediablemen-

    te vinculada a su funci6n social como medios

    de orienraci6n y de comunicaci6n: ellos per-

    miten a las personas diagnosticar sobre los

    objews y sobre los fen6menos particulares, de-terminar su naturaleza y su lugar en el univer-

    so, y discutir entre si sobre los objetos esped-

    ficos en ausencia de ellos.

    La comprobaci6n de que los seres huma-

    nos son siempre dependiemes de los simbo-

    los, para orientarse y comunicarse social men-

    te, puede llevar a la idea de que nada existe

    fuera de los simbolos, es decir del discurso.

    Pero nada seria mas err6neo. Claro que es

    perfectamente posible distinguir entre el

    modo de existencia y el modo ,-:1-erepresenta-

    ci6n de las cosas. Pero el hecho de que los

    seres dependan de los simbolos para su orien-

    taci6n dentro del mundo, asi como depen-

    den de la hiswria para su orientaci6n en el

    tiempo, no implica que los ob jews y los fe-

    n6menos dependan del hecho de que los hu-

    manos se los representen a si mismos para

    poder ellos mismos existir.36

    Aqui localizamos los punros de convergen-

    cia entre el concepro de habitus de Bourdieu

    y la teoria simb61ica de Elias, en 10 que con-

    cierne ala articulaci6n entre realidad y cono-cimiento, valida plenamenre para la articula-

    ci6n entre narrativa e hisroria, 0 entre narra-

    tiva y mundo real. Asi, tambien es claro para

    Elias que una lengua, en el acro de la comu-

    nicaci6n entre un emisor y un receptor, re-

    presenta simb61icamente al mundo, tal y

    como el es experimentado por los miembros

    de una sociedad en la cual esa lengua es ha-blada. Ese lenguaje es portador del fondo so-

    cial de conocimienro, del conjunto de expe-

    riencias sintetizadas hist6ricamente a 10 lar-

    go del tiempo, por la comunidad lingliistica

    que 10 utiliza. Esa lengua,