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36/04 4 EL DESPERTAR DE LAS MUJERES CELTÍBERAS TALLER DE INVESTIGACIÓN TEATRAL EN CONTREBIA LEUKADE AGOSTO 2004, LA RIOJA Las rocas tienen historia y la quieren contar. Al me- nos, eso se percibe en un paseo por las ruinas de Contrebia Leukade, ciudad celtíbera situada en la po- blación de Inestrillas al sureste de La Rioja. Los arqueólogos llevan dos siglos tragando tierra para dejar a la luz la roca blanca de las casas, de los caminos recorridos por celtas, romanos y visigodos. Allí se escuchan tantas palabras... Hace 15 años, un equipo de arqueólogos dirigido por el catedrático Jose Antonio Fernández Vera ha acelerado el proceso trabajando todos los veranos para destapar la ciudad que hoy se yergue limpia y apasionante. Está llena de historias por contar y aún queda mucho bajo la tierra. Se recomponen vasijas, mitos. Se choca con pre- guntas y ambigüedades. Contradicciones. Con cada palmo excavado se exhuman palabras antiguas. Y ahí el teatro quiere también explorar, quiere contar con la misma voz de los arqueólogos las historias de Contrebia. Un escenario bello y apasionante para la arqueología. Y qué decir para el teatro. Este proyecto de investigación teatral de Spiral res- pira como la montaña que, durante siglos, guardó los secretos de Contrebia Leukade: respira con la ayuda de la gente. Por eso, Spiral busca la historia de la ciudad celtíbera con ayuda de actores, directo- res y otros profesionales del teatro. Busca la historia con la ayuda de los arqueólogos que la rescataron del olvido. Busca la historia con los vecinos de los pueblos del valle del Alhama que cuentan leyendas. Busca esa historia con todo el que quiera buscar. En la última semana del pasado mes de agosto, se realizó el primer taller de investigación teatral sobre la ciudad celtíbera de Contrebia Leukade. El director y escritor teatral Chris Baldwin, residente en Aguilar del Río Alhama, y el pedagogo teatral Fernando Bercebal dirigieron este taller en el que participaron nueve actrices venidas de Gran Bretaña, Francia, Grecia y España. El grupo conoció culturas milenarias que aplicó a numerosos ejercicios teatrales, descubrió piezas ar- queológicas y cuerpos humanos de hace 2.000 años, vivió grandes emociones actuando en el yacimiento y trabó grandes lazos de amistad. Como resultado final, se creó una historia teatral sobre las mujeres celtíberas con todas las voces allí reunidas. Y esto es sólo el comienzo de un proyecto con el que, en unos años, Spiral pretende llevar a Contrebia Leukade una obra de teatro hecha con la colabora- ción de todos los que estén interesados en descubrir, investigar y crear sobre este apasionante yacimiento. Las puertas de la Ciudad Blanca están abiertas. ‘Si fuera buitre, mi memoria sería amplia como su mirada. Permanecería quieta en la roca rugosa para poder indagar y observar todos los rincones de Contrebia. Abastecería mi curiosidad y enriquecería así mis pensamientos, anidándolos en cada rincón e incubando en cada uno de ellos un acto creativo. La danza de mis compañeros buitres rompería en mil pedazos la memoria petrificada, lanzando graznidos gélidos cada vez que resurgían formas. A lo mejor esos gritos eran el deseo del pasado o la tristeza de la pérdida en el presente. No sé, pero, sé que una nueva fuerza retornaba de entre las rocas: pasos de guerreros, trote de caballos, sonidos metálicos de armas, gritos, cantos, risas, llantos.... y a lo lejos halos de colores insinuaban formas femeninas. Si fuera buitre, me quedaría en Contrebia.’ Àngels Batallé Profesora y bailarina. Barcelona

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EL DESPERTAR DE LAS MUJERES CELTÍBERAS

TALLER DE INVESTIGACIÓN TEATRAL EN

CONTREBIA LEUKADEAGOSTO 2004, LA RIOJA

Las rocas tienen historia y la quieren contar. Al me-nos, eso se percibe en un paseo por las ruinas deContrebia Leukade, ciudad celtíbera situada en la po-blación de Inestrillas al sureste de La Rioja. Losarqueólogos llevan dos siglos tragando tierra paradejar a la luz la roca blanca de las casas, de loscaminos recorridos por celtas, romanos y visigodos.Allí se escuchan tantas palabras...

Hace 15 años, un equipo de arqueólogos dirigidopor el catedrático Jose Antonio Fernández Vera haacelerado el proceso trabajando todos los veranospara destapar la ciudad que hoy se yergue limpia yapasionante. Está llena de historias por contar y aúnqueda mucho bajo la tierra.

Se recomponen vasijas, mitos. Se choca con pre-guntas y ambigüedades. Contradicciones. Con cadapalmo excavado se exhuman palabras antiguas. Yahí el teatro quiere también explorar, quiere contarcon la misma voz de los arqueólogos las historiasde Contrebia. Un escenario bello y apasionante parala arqueología. Y qué decir para el teatro.

Este proyecto de investigación teatral de Spiral res-pira como la montaña que, durante siglos, guardólos secretos de Contrebia Leukade: respira con laayuda de la gente. Por eso, Spiral busca la historiade la ciudad celtíbera con ayuda de actores, directo-

res y otros profesionales del teatro. Busca la historiacon la ayuda de los arqueólogos que la rescatarondel olvido. Busca la historia con los vecinos de lospueblos del valle del Alhama que cuentan leyendas.Busca esa historia con todo el que quiera buscar.

En la última semana del pasado mes de agosto, serealizó el primer taller de investigación teatral sobrela ciudad celtíbera de Contrebia Leukade. El directory escritor teatral Chris Baldwin, residente en Aguilardel Río Alhama, y el pedagogo teatral FernandoBercebal dirigieron este taller en el que participaronnueve actrices venidas de Gran Bretaña, Francia,Grecia y España.

El grupo conoció culturas milenarias que aplicó anumerosos ejercicios teatrales, descubrió piezas ar-queológicas y cuerpos humanos de hace 2.000 años,vivió grandes emociones actuando en el yacimientoy trabó grandes lazos de amistad. Como resultadofinal, se creó una historia teatral sobre las mujeresceltíberas con todas las voces allí reunidas.

Y esto es sólo el comienzo de un proyecto con el que,en unos años, Spiral pretende llevar a ContrebiaLeukade una obra de teatro hecha con la colabora-ción de todos los que estén interesados en descubrir,investigar y crear sobre este apasionante yacimiento.Las puertas de la Ciudad Blanca están abiertas.

‘Si fuera buitre, mi memoria sería amplia como su mirada.Permanecería quieta en la roca rugosa para poder indagar y observar todos los rincones de Contrebia.Abastecería mi curiosidad y enriquecería así mis pensamientos, anidándolos en cada rincón e incubando en cada uno de ellos un acto creativo.La danza de mis compañeros buitres rompería en mil pedazos la memoria petrificada, lanzando graznidos gélidos cada vez que resurgían formas.A lo mejor esos gritos eran el deseo del pasado o la tristeza de la pérdida en el presente. No sé, pero, sé que una nueva fuerza retornaba de entre las rocas:pasos de guerreros, trote de caballos, sonidos metálicos de armas, gritos, cantos, risas, llantos.... y a lo lejos halos de colores insinuaban formas femeninas.Si fuera buitre, me quedaría en Contrebia.’

Àngels BatalléProfesora y bailarina. Barcelona

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23agostoLINVESTIGACIÓN EN CONTREBIA LEUKADE- EL TALLER DÍA A DÍA

MIS SENTIMIENTOS EN CONTREBIA, LO QUE YO HE VISTO Y ES MÍO

1 ·1 ·1 ·1 ·1 · Filas de hormigas saliendo y entrando en la ciudad.2 ·2 ·2 ·2 ·2 · Calma inquietante. Espera.3 ·3 ·3 ·3 ·3 · La hierba que lucha por salir de la roca y la vence.4 ·4 ·4 ·4 ·4 · La piedra en la cara. La cara sucia.5 ·5 ·5 ·5 ·5 · La hormiga trayendo cosas a la ciudad.6 ·6 ·6 ·6 ·6 · Suelo verde. Olor a humedad.7 ·7 ·7 ·7 ·7 · Inadecuación (techo). Desarrollo paso a paso. Estadios intermedios.8 ·8 ·8 ·8 ·8 · Flores amarillas.9 ·9 ·9 ·9 ·9 · Montones de piedras. Montones de muertos. Montones de cabezas.10·10·10·10·10· Altura majestuosa, pero que da miedo.11·11·11·11·11· La mano, el pie… encajan perfectamente en las rocas rugosas.12·12·12·12·12· Mujeres que protegen como leonas a sus hijos.13·13·13·13·13· Piedra rugosa como las manos de trabajo.14·14·14·14·14· Las mujeres levantan la población tras las guerras. Y otra vez en pie.15·15·15·15·15· Caballo, alter ego del celtíbero.16·16·16·16·16· Buitre, se come al guerrero y se lo lleva al cielo.17·17·17·17·17· Eco. Sólo una voz tantas veces repetida.18·18·18·18·18· Lo que he hecho la primera vez que he pisado la ciudad:

19·19·19·19·19· Tocar la hierba suavemente con la mano.20·20·20·20·20· Apoyarme en la muralla con miedo.21·21·21·21·21· Oler el tomillo (pero apenas ver la planta).22·22·22·22·22· Estar asustada.

A las 8.30 horas estamos enla plaza de Inestrillas y parti-mos por la Vía Verde a Con-trebia Leukade. Al pasar el río,Fernando nos da unas instruc-ciones para fijarnos en algu-nos aspectos de la ciudadceltíbera con los que trabaja-remos más tarde (tres colo-res, tres formas, tres tamañosy un secreto).

Nos encontramos con JoséAntonio Hernández Vera,arqueólogo director de lasexcavaciones en el yacimien-to, que nos guía en una visitatécnica y apasionada por laciudad. Mientras, nos perde-mos en nuestras sensacio-nes, libreta en mano, tocandoy respirándolo todo. Entramosen las casas, preguntamos,hacemos hipótesis. Chris tra-duce al inglés, Fernando ayu-da. Ocho medios de comuni-cación llaman para informarsede lo que hacemos.

Vamos subiendo por Contre-bia y tomando el cielo. Losbuitres sobrevuelan nuestrasemociones. Chris y Fernandose turnan para hablar por telé-fono con las radios, varios me-dios se desplazan hasta allípara hacer fotos y yo descu-bro el que será mi secreto.

El pozo nos encanta, lo mis-mo que el foso: las grandesobras públicas célticas.

Salimos de Contrebia y nos va-mos a Inestrillas. Algunos encoche y otros andando, como

yo, intercambiando ideas so-bre idiomas y disfrutando dela música de los chopos queprotegen el Río Alhama.

En Inestrillas nos tomamosuna redentora cerveza con li-món y nos dejamos guiar denuevo por José Antonio quenos trasladó a la época me-dieval metiéndonos en las ca-sas colgadas de la montañade este pueblo mestizo. Por

estrechos caminos de rocaentramos en casas excava-das en la verticalidad caliza.Qué belleza. Empalados en laroca, soñamos.

Se acaba la mañana y llega elmediodía abrasante. En laCasa Rural Celtia de Aguilardel Río Alhama nos esperancon una generosa mesariojana puesta en la calle. Lodemás, vino, risas y sabores.

El pozo nosencanta, lomismo que elfoso: lasgrandes obraspúblicascélticas

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EL OBJETO QUE MI GRUPO DESCUBRIÓ

FORMAS: triángulos de los techos de las casas, rectángulos de la entrada de lascasas, rectángulo del corte (foso).

COLORES: el blanco de la roca, el amarillo de las flores que salen de entre las rocas.

TAMAÑO: la profundidad de la roca. La altura de la ciudad.

OBJETO: “MOLINILLO: El molinillo se utilizaba para mantener alejados a los pájaros de los cultivos, peromás tarde tomó un carácter defensivo y hasta ofensivo para la guerra. Como defensa, se colocaba en lasventanas de las casas para impedir la entrada de las flechas y otros objetos que lanzara el enemigo. Comoataque, se lanzaba girando y sus afiladas puntas se clavaban en la carne del atacante”.

En el ejercicio de movimiento, comenzamos con un suave aleteo de los brazos y un sonido de viento quesilba dulcemente -molinillo como espantapájaros-, continuamos con un sonido más duro y entrecortado yun movimiento circular de los brazos mientras damos fuertes golpes en el suelo con los pies como unpaseo marcial -molinillo como defensa- y terminamos corriendo por el espacio con los brazos hacia atráscomo proyectiles haciendo un sonido de viento fuerte en movimiento -molinillo como arma arrojadiza enataque-.

· Sonido del viento en el molinillo del campo en contraste con el molinillo arrojado.

· Movimiento suave del molinillo en el campo en contraste con el movimiento en la batalla.

· Sensación de fuerza y dignidad en Contrebia. Y en las mujeres.

Tras una siesta -de algunos-,nos atrincheramos en el queserá el Centro de Interpretaciónde Contrebia Leukade. Las sa-las están aún sin ocupar y sonespacios perfectos para el tea-tro. (Dentro de un tiempo, es-tos espacios serán un museode piezas de la excavación deContrebia Leukade y unamuestra de las culturas quehabitaron la ciudad). En estecentro, comenzamos a trabajarcon unos ejercicios de calen-tamiento para desperezarnos ypara recordarnos nuestrosnombres. Tras esta introduc-ción, en grupos de tres -somosexactamente nueve participan-tes, todas mujeres-, ponemosen común los colores, formas

y tamaños que hemos recogi-do en Contrebia. Recopilamosdos de cada e inventamos unobjeto que, según la consigna,“los arqueólogos acaban deencontrar en el yacimiento”.Con este objeto recién descu-bierto tenemos que hacer unapuesta en escena de movi-miento que lo describa.

Los otros dos grupos hacen suinterpretación del objeto:1·1·1·1·1· Una casa celtíbera en alturaque en planta se convierte enel plano de Contrebia. Su ejer-cicio se basa en movimientossilenciosos que dan sensaciónde muralla y piedra.2·2·2·2·2· Oposición de formas en zig-zag y redondeadas que repre-

sentan la defensa, el miedo yotros sentimientos que se en-contraron en la ciudad. Su ejer-cicio es un núcleo de mujeresjuntas que sienten miedo y ata-can con sus voces suaves o po-derosas.

Acaba el día con un cansanciopesado y agradable. En el co-rral, la gente habla del uso delsonido en las performances,se afianzan las amistades y sedisfruta de un marmitako de en-sueño hecho con el mimo denuestros cocineros de lujoLourdes y Miguel, amigos delpueblo.

El día acaba con las cervezas ylas risas de la terraza de laCasa Rural Celtia.

Recopilamosdos de cada einventamos unobjeto que,según laconsigna, “losarqueólogosacaban deencontrar en elyacimiento”.

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artes

24 agostoMNos despertamos con esfuer-zo, olor a café y música de Ma-caco. La pereza se aparca encuanto salimos de casa y elsol de Aguilar nos baña gene-roso. En el futuro museo denuevo, Fernando comienzacon ejercicios de equilibrio,fuerza y peso. Jugamos connuestros cuerpos rozandonuestros límites, con nuestrasmentes olvidando casi nues-tros pesos y nos transporta-mos como plumas de un ladoa otro de la habitación.

Al terminar la mañana escri-bimos en el rollo de papelnuestras impresiones hastael momento. Va tomandocuerpo la idea de mujeresceltíberas, la idea de unidad;la idea de los contrastes, laoposición, los sentimientosencontrados -tan importantesen el trabajo posterior-… Todoel mundo escribe generosa-mente, se hacen dibujos,pensamientos poéticos. Elmultilingüismo aflora -espa-ñol, inglés, francés, catalán-.

Subimos a la parte de arribadel edificio donde la paz delvacío, la luz y los colores sua-ves contrastan con el ejerciciode la balsa que nos propusoChris. Para lograr el equilibriosobre las tablas imaginariasa las que acechan “cientos detiburones”, hay que correr, sal-tar, jadear y no perder el equi-librio. Uno dirige y el otro si-gue en espejo todos losmovimientos del primero paraque la balsa no zozobre. El

ejercicio se hace muy intere-sante cuando de un lado diri-ge uno y del otro está todo elgrupo que tiene que moverseal tiempo, agrupado, alerta…¡para no naufragar!

El ejercicio nos mata, esta-mos agotadas. En la comidase habla de equilibrio, de laresistencia física. La siestaes obligada. Yo no iba a ha-cerla, pero me quedé profun-damente dormida en un sofá,plegada del todo ocupando elmínimo espacio, como si meprotegiera de un ataque delos romanos en un hueco dela roca.

Por la tarde, renovadas lasganas, comenzamos a traba-jar los coros griegos. Cami-namos de un lado a otro de lahabitación, intentamos sentir-nos grupo y entendernos casimentalmente. Algunos gruposson compactos e igualescomo una bandada de es-torninos. Otros se mueven altiempo pero cada elementoconserva sus particularida-des. Qué diferentes son nues-tros cuerpos, nuestras mane-ras. Nos cuesta intuirnos alprincipio, pero luego pasa-mos a ser uno.

Empezamos a trabajar comocoro con tres palabras: mu-jeres celtas, buitres y roma-nos. Caminamos por el es-pacio moviéndonos al tiempoy logramos un empaste per-fecto, en el que el grupo esun todo. Salen movimientosmuy interesantes: mujeres

celtíberas meciendo en susbrazos a sus hijos con fuerzay con dolor -que se convertiráen el movimiento definitivoque puede resumir todo eltaller-; romanos avanzandoimplacables con un grito finalescalofriante y buitres agre-sivos.

Nos sentamos para descan-sar y hacer la puesta en co-mún final. Volvemos a contar-nos las cosas que más noshan impresionado del día, deContrebia, y cada vez somosmás mujeres celtíberas y me-nos romanos. Recordamos laaltura de la ciudad, las rocasblancas -Contrebia Leukadees “ciudad blanca”-, las pare-des rojas de las casas teñi-das por siglos de fuego en elhogar, las ruedas de los ca-rros marcadas en las calles.Hablamos tanto que Fernan-do nos recuerda que tenemosque guardarnos un secretoentre todo lo que hemos vistoy sentido en la ciudad.

Acaba el día de nuevo en elcorral, ahora ya la gente se co-noce como de toda la vida.

El lomo con ciruelas de Lour-des y Miguel reconcilia nues-tros cuerpos cansados con elmundo -¡casi hasta con los ro-manos!-. El ambiente es fan-tástico, los idiomas se mez-clan y se hacen uno como side un coro se tratara. La ma-yor parte de las veces no sa-bemos cuál estamos utilizan-do. Pero nos entendemos yempezamos a querernos.

Jugamos connuestroscuerposrozandonuestroslímites, connuestras mentesolvidando casinuestros pesosy nostransportamoscomo plumasde un lado aotro de lahabitación

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iércoles

25 agostoMLa mañana comienza conunos ejercicios en los quebuscamos el punto de des-equilibrio.

Hemos de desplazarnos porel espacio en una carrera enla que el que llegue el últimogana y estudiamos nuestrasresistencias físicas. Jugamoscon la gravedad y temblamosarqueando la espalda haciaatrás mientras una pierna enel aire intenta avanzar.

Tanto esfuerzo no podía ser enbalde. Chris explica su teoríasobre el desequilibrio, el pun-to de inflexión en el que unahistoria presenta varias posi-bilidades, cuando llega la sor-presa.

Esto es lo que engancha alpúblico y Chris lo ilustra enuna improvisación con unacompañera londinense. Unadiscusión de pareja en la queél amenaza con marcharse. Siella le deja ir... si lo retiene...el equilibrio se rompe... NOT...BUT...

Tras la comida en la CasaRural Celtia de Aguilar, nosvolvemos a Contrebia Leu-kade a trabajar nuestros co-ros allí mismo.

Nos colocamos en la puertade la ciudad y, al mismo tiem-po, las nueve somos nuevemujeres célticas meciendoen sus brazos a sus hijos.

Es tan intensa la sensaciónde unidad, de miedo; la emo-

bre la piedra, maldecimos envoz baja a los turistas en los queproyectamos nuestro odio ha-cia los romanos -como decía,cada vez más mujeres celtas-.

La ciudad es ya nuestra.

Subimos a la parte alta paraver los nidos de los buitres.

En esta zona de La Rioja hayuna gran concentración deejemplares de buitres.

Cae la noche y nos da un pai-saje lunar del valle del Alhama,con los enormes molinos defondo y las cicatrices que de-jan los aviones en el cielo.

Las montañas peladas conescobas y genista parecen depapel maché.

El evocador paisaje nos con-tagia. Cantamos, caminamosen fila riendo. Hoy no vendráel enemigo.

Tras la cena, de nuevo una sor-presa encantadora de Lourdesy Miguel -¡barbacoa!-, volvemoscomo siempre a la Casa Ru-ral Celtia.

Esta vez son muchas más cer-vezas, tenemos muchas co-sas de que hablar.

Las sensaciones de Contre-bia siguen vivas en nuestrasmentes y volvemos a emocio-narnos pensando en la entra-da de la ciudad, majestuosa einquietante, que tras las mu-rallas romana y celtíbera aco-gió nuestras improvisacioneshacía tan sólo unas horas.

ción de estar en la misma ciu-dad es tan potente, que a al-gunas de nosotras se nosacelera el corazón y otras de-rraman unas lágrimas.

Luego somos romanos inva-sores y buitres carroñerosocupando el espacio deContrebia.

Nos acompañan los arqueó-logos Jose Antonio, Marta yNerea que nos observanmientras TVE recoge imáge-nes de nuestro trabajo.

De vuelta al futuro centro deinterpretación en Aguilar, ha-cemos un ejercicio en el queelevamos a una persona en elaire entre todas.

Allá arriba puede pasear, mo-verse a su antojo, mientras lasdemás la sujetamos ayudán-donos e intuyéndonos.

La sensación arriba es de po-der y libertad.

Abajo es de gran responsabi-lidad.

En el suelo de la sala está elrollo de papel en el que escri-bimos nuestras impresionesy desde arriba se ve como unrío de palabras de colores, depensamientos emocionados.

La sensación de nuestras im-provisaciones en Contrebiasigue tan fuerte que optamospor volver a la ciudad celtíberaal caer la tarde.

Una vez allí nos metemos enlas casas, nos tumbamos so-

Es tan intensala sensación deunidad, demiedo; laemoción deestar en lamisma ciudades tan potente,que a algunasde nosotras senos acelera elcorazón y otrasderraman unaslágrimas

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26ueves

agostoJAquella mañana nos espera-ba una excursión para ver anuestros enormes amigos losbuitres, ya que tras un análi-sis llegamos a la conclusiónde que necesitábamos enten-derlos mejor. Así que con doscoches nos dirigimos aValdegutur donde hay un valleentre las rocas frecuentadopor nuestros amigos para co-mer. Antes, los ganaderos ti-raban allí a los ejemplaresmuertos para los buitres, perohoy, como nos decía un veci-no del pueblo, “hasta te pue-den llevar a la cárcel si haceseso”. Ahora el ganado muertose incinera en plantas espe-cializadas.

Cuando llegamos el aire mo-vía las nubes y los buitres es-taban demasiado altos. Nostomamos nuestro tiempo parasentarnos a pensar, a escri-bir, y para esperar a los carro-ñeros. Yo escribí esto:

“El viento mece el nogal y hacevolar a los buitres, cometas delvalle. Vuelan todos juntos perono se enredan sus cuerdasporque son cuerdas de liber-tad, tan fuertes y tan flexibles.“

Los buitres salen de las nu-bes como burbujas en un puréde patata que hierve. Apare-cen y desaparecen con un pla-neo tan perfecto que pareceuna burla. Yo soy pequeña yestoy pegada al suelo comouna roca. Ellos vuelan tan altoque tienen que inventarse nue-vos cielos.

Pero yo tengo la suerte de po-der verlos, de disfrutar de suconversación aérea en el idio-ma de mis sueños. Y ellos amí no me entienden y extien-den sus alas y se van. Y nome conocen. Entonces sóloquedan plumas y melancolía”.

Dibujamos buitres en nues-tras libretas para retenerlos,como El Principito con su ove-ja. Vamos impacientándonoscuando los vemos cada vezmás lejos en el cielo. Así que,enfadadas, nos llevamos unmontón de restos de sus co-midas y sus plumas. Calave-ras, grandes ramas, flores se-cas, tibias, vértebras.

Metemos todo en oxidadoscalderos que encontramostambién en la linde del cami-no… ¡¡Parecemos buitres!!

Decidimos ir a la parte alta deContrebia Leukade a ver si losveíamos más cerca.

Al marcharnos, algunos an-cianos del pueblo se acerca-ron a una compañera y a mí.Íbamos cargadas de huesos,de flores como varitas mági-cas y de hoces y láminas oxi-dadas. “Pero, ¿a dónde vaiscon todo eso?”. “A hacer unritual para enviar el alma deun amigo muerto al cielo”, dijeyo sin dudar.

Con cara entre incrédula y ho-rrorizada, una mujer señaló anuestras grandes ramas se-cas: “Esas plantas nacen don-de se mueren las serpientes”.Perfecto.

En el camino a Contrebia, te-nemos que detener los co-ches porque unos seis bui-tres a escasos metros denosotros levantan el vuelo.Los estudiamos emociona-das. Chris nos pide que mire-mos bien sus alas, su planeo,sus cuellos pelados y suscuerpos desgarbados. Cadavez nos parecen animalesmás bonitos.

El buitre va perdiendo su ca-rácter de malvado y empiezaa consagrarse para nosotras.Como para los celtíberos.

En la ermita de la Virgen delPrado podemos ver buitres ytambién las huellas de dino-saurios. La Rioja Baja poseeuna de las mayores concen-traciones de huellas de Euro-pa. Nos sorprendemos mu-cho porque algunas de estaspisadas son perfectas. Lapared nos invita a trepar paratocarlas, para compararlascon nuestros pies y manos.

Los buitres nos vigilan. El ham-bre nos llama.

Por la tarde, las arqueólogasMarta y Nerea y el restauradorRoberto nos esperan para en-señarnos las piezas que sehan encontrado en el yaci-miento de Contrebia Leukade.

Su pasión nos contagia, toca-mos las vasijas, los trozos devasijas, las monedas, los hue-sos de Paca, nombre cariño-so de una mujer visigoda en-contrada enterrada en unacueva de la ciudad. Los tres

El buitre vaperdiendo su

carácter demalvado yempieza a

consagrarsepara nosotras.Como para los

celtíberos

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27iernes

agostoV

profesionales son como cuen-tacuentos para nosotras, losescuchamos transportadascomo niñas.

A partir de entonces, todo esun puro descubrir. Las cos-tumbres de los celtíberos, ro-manos y visigodos, habitan-tes todos de Contrebia. Losmateriales, las piezas. Losusos domésticos, los bélicos.

Cada una se entusiasma conuna cosa. Descubrimos quemuchas de las cosas relacio-nadas con los celtíberos quehan salido en el taller teatralexistían de verdad -cada vezsomos más mujeres celtas-.

Yo me entusiasmo con un pro-yectil de plomo que se coloca-ba en la honda para lanzárse-lo al enemigo. Pesa como unmatrimonio mal llevado. Pien-so en el molinillo que creamosen el taller el primer día, consu espiral -elemento decorati-vo mil veces repetido en todoslos objetos- y con su usoarrojadizo -como el de las pie-dras en las ondas-. Me conven-zo de mi pasado celta y piensoen mi honda.

La ambigüedad en la interpre-tación de las cosas -puedenser miradas de un lado y deotro- nos abre numerososcampos a la imaginación. Eluso simbólico del buitre quese come al guerrero muertoen la batalla y lleva su alma alcielo nos apasiona. Otrasideas que quedan en nues-tras cabezas:

Dibujamos, escribimos, pen-samos, vomitamos nuestrastripas y nuestro corazón en elrollo de papel extendido en lahabitación. Mujeres celtí-berasque escriben en inglés, fran-cés, español, catalán. Reco-pilamos nuestras impresio-nes sobre los buitres y laspiezas encontradas en Con-trebia que nos explicaron losarqueólogos.

Tras desahogarnos en el pa-pel, hacemos un ejercicio deespejo en parejas. Nos move-mos lentamente al compás delque toma la iniciativa. Más tar-de Chris complica el ejercicio y

LO QUE SUSURRAN LAS PIEZAS ENCONTRADAS ENCONTREBIA SOBRE LOS CELTÍBEROS

· Fuego regenerador.· Oficios de las mujeres: tejer -se conservan muchas pesasdel telar-, recolección, tareas domésticas, ayuda en la guerradesde la ciudad.· Ambigüedad, múltiples interpretaciones.· Cortan las cabezas para quedarse con el poder. Lasapilan.· Tienen imperdibles, canicas, cascabeles.· Tésera: una pieza que se divide en dos. Se comparte entredos personas que se han ayudado, se han hecho un favor yse convierten en amigos. Desde entonces, mientras se portela tésera, los sucesores tendrán que atenderse como amigosdebido a esa amistad de sus ancestros.· Las hoces cortan la simiente y las cabezas.

nos pide buscar el punto dedesequilibrio. En posturas queno imaginamos que fuéramosa soportar, nos imitamos. Due-le el cuerpo pero en la mentecampa la tranquilidad de enten-dernos, de ser grupo. Conoce-mos nuestros nombres, nues-tros cuerpos, la forma en quese mueve cada una. E incluso,alguno de nuestros secretos.

Este es un ejercicio de prepa-ración para lo que vendrá des-pués, nada más y nada menosque hacer una secuencia deimágenes según lo que hemosrecopilado a lo largo de la se-mana. Chris nos da nueve imá-

La noche en el corral es unafiesta de descubrimientos enla que compartimos nuestrasimpresiones.

Las arqueólogas Marta yNerea y el restaurador Robertoestán con nosotros -y tan emo-cionados como nosotros-.Lourdes y Miguel improvisan

manjares para los nuevos.Sólo sus deliciosos pimientosasados hacen que nos calle-mos un poco.

Esa noche en la Casa RuralCeltia sólo hay mujeresceltíberas y Chris que, comoinglés de ancestros irlande-ses, es un celta más.

La ambigüedaden lainterpretaciónde las cosas-pueden sermiradas de unlado y de otro-nos abrenumerososcampos a laimaginación

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LAS CARTAS DE ELLIE Y MARCuando llegué a Aguilar, siendo una de las dos participantes que veníamos de Londres, y me encontré con el resto de participantes, las Siete Magníficasmujeres españolas, lo que me preocupaba por encima de todo era la COMUNICACIÓN. Mi español hablado prácticamente no existe, aunque síentiendo un poco. Chris y Carolina hicieron un asombroso (¡fantástico, increíble!) trabajo de traducción, pero no podían ser omnipresentes... Era un retomaravilloso participar en las conversaciones durante las comidas y las cenas, que transitaban en una mezcla de Español, Inglés, Francés, Catalán,Lenguaje de los Signos y Mimo, a veces todo en la misma frase. Teníamos tanta determinación en comunicar nuestra pasión compartida por el teatrode creación que logramos entendernos a pesar de las diferencias en experiencia y edad.Cuando empezamos a trabajar juntos fue cuando emergió el lenguaje común, el lenguaje del teatro. Desde la primera improvisación el lunes por la tarde,fuimos testigos de la magia del lenguaje no verbal. Sin deliberar, simplemente respirando juntas, afinándonos y rindiéndonos al conocimiento de lasdemás, nos sorprendimos mutuamente con nuestra sinergia. En nuestro caso la barrera del lenguaje convencional se convirtió en un recurso desde elque nos vimos forzadas a la ‘acción’ y al uso de nuestro ‘lenguaje’ teatral común. El taller duró muy poco tiempo como para que el grupo pudieradesarrollar su propio ‘dialecto’ pero creo que se realizó un buen comienzo.Habiendo crecido en Grecia, un enorme lugar arqueológico en si mismo, tengo una fuerte conexión con el pasado, tanto en la antigüedad como en losúltimos años, Historias de luchas, conflictos y ciclos de renacimiento después de catástrofes, son el material de construcción de nuestra cultura, y eltaller golpeaba sobre todo esto. La propia Contrebia Leucade resonaba con memoria, vida y muerte. La fuerte conexión con el ‘lugar’ del proyecto teatralContrebia, su especificidad local tanto en términos teatrales como en renovación local, me parece de especial relevancia en el contexto de lo que pasahoy en el mundo, a la hora de crear una propuesta para un posible modelo de ‘acción’.El taller fue muy abierto, estimulante y divertido. Poco a poco hizo patente que cada ejercicio, cada improvi-sación, pensamiento, diálogo, cada momento de diversión, frivolidad o solemne contemplación, se ajustaba aun maravilloso rompecabezas. ‘Eco-nomía’ regía el corazón de la organización de la ciudad de Contrebia. Elpropio taller me parece que reflejaba eso mismo: Nada se desperdiciaba y nada era superfluo. La estructurarelajada pero fuertemente economizada nos hacía ser capaces de producir el máximo trabajo creadoorgánicamente, en muy poco tiempo. El hecho de que quede tan claro de forma retrospectiva es un enormecrédito para los directores del taller.El momento más memorable para mi, fue una gran obra de teatro vivo, y fue el momento en el que realmentenos convertimos en ‘mujeres celtíberas’. Fue en Valdegutur, cuando comenzamos a recoger objetos paranuestra representación; huesos de animales, trozos de metal, plantas secas, se convirtieron en nuestraimaginación arqueológica en los huesos de nuestros amados y nuestros enemigos, en armas, en herramientaspara la cosecha, en armaduras y adornos corporales, en objetos rituales de teatro.Así que Chris, Fernando, Carol, Puy, Laura, Angels, Maria, Mar, Yolanda, Ursula y también Mar, Carlotta eIrma, José Antonio, Marta y Nerea, Lourdes y Miguel, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, por Compartir laSabiduría, la Comprensión, la Hospitalidad, la Amistad, la Alegría, los Secretos y sobre todo la Inspiración yel Calor. Os veré pronto a todos, espero.

Ellie YannasArtista Plástico. Actriz. Grecia

genes, de sobra conocidas por no-sotras, y partiendo de ellas hemosde construir nuestra historia.

Según esas pautas, divididas en dosgrupos, hacemos dos secuencias deimágenes -un grupo de la primera ala quinta y el otro de la sexta a la nove-na-. Cada una aporta sus ideas, lanegociación enriquece las imágenes

La verdad es que lo mío no es ex-presarme escribiendo pero puedodeciros que «en esos cinco díasdisfruté muchísimo, aprendí unaforma nueva de trabajar, de crear,de formar algo. El lugar, la gente,las circunstancias, hicieron que fue-ra más que un cursillo de teatro.Absorbí energía del lugar, de lagente, pude pensar desde muchospuntos de vista, pude trabajar, pudever vidas muy interesantes, pudeconocerme a mí y a los demás... ytodo gracias a todos y a todo».Bueno, un beso muy fuerte.

Mar MontoroActriz. Alaquás

EL DESPERTAR DE LAS MUJERES CELTÍBERAS

La montaña que guarda Contrebia Leukade permanece dormida durante siglos. En escena, una montañahecha de cuerpos de mujer espera a los arqueólogos que llegan a ella para explorarla. Poco a poco vanencontrando cosas: un pendiente, un brazalete, un trozo de vasija.

La montaña va abriendo los ojos poco a poco y se siente amenazada por los investigadores: le están robando.De repente, uno de los arqueólogos encuentra una calavera en una cueva. Cuando la coge, la montaña se abre.

Las mujeres celtas dejan de ser montaña para ser individuales. Se sostienen la cabeza con las manos, que seles mueve como el arqueólogo mueve en sus manos el cráneo encontrado. Los investigadores están muycontentos, pero las mujeres sienten dolor. Pierden la cabeza, les están robando la memoria.

En un momento, el arqueólogo le arranca un diente a la calavera, ellas gritan doloridas. HAN DESPERTADO.

y se van creando las secuencias.Tras presentarlas por separado, jun-tamos la historia. Tenemos nuestroembrión de obra de teatro.

Hay mucho más. Éstas son apenaslas tres primeras imágenes de lahistoria que creamos en esta inten-sa semana de teatro de creación enLa Rioja, en Contrebia Leukade.

Pero los matices son tan ricos quecambiarán aún mil veces.

No quiero contar la historia, quieroque la descubramos juntos. El ya-cimiento celtíbero nos reserva mu-chas sorpresas y quedan muchostalleres para descubrirlas. Aún nosfaltan celtas, romanos, visigodos…y vosotros.

Carolina R. MarcosPeriodista. Aguilar