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c.r:::( Las anchoas de Ana María prueban suerte en EEUU Un tarro que en Cantabria se comercializa por cinco euros allí puede costar 18 dólares mUy difícil para poder introdu- cir sus productos. "Nos han pedido una inmensidad de certificaciones y de registros sanitarios que garanticen que nuestros alimentos son com- pletamente sanos y exentos de colorantes y conseNantes". Aliviada por haber superado ya este complejo y largo pro- ceso, la empresaria reconoce Los fabricantes cántabros de anchoa llevan muchos años vendiendo en Italia y, en menor medida, en otros países ribereños del Medite- rráneo o en Suiza, pero los intentos de entrar en EE UU no han dado demasiado resultado. Conservas Ana María lo va a intentar ahora a través de un canal comercial de delicatessen dirigido a públicos de alto poder adquisitivo, de la mano de un distribuidor poderoso. Es su gran oportunidad. Interior de la fábrica santoñesa, durante las tareas de envasado de bonito del Norte. FOTOS. ROMAN ALONSO ConseNas Ana María se presentó en la prestigio- sa feria 'Spanish Wine Cellar & Pantry' que se celebró en Nueva York a finales de abril con su marca 'La Sucu- lencia del Mar'. No sabían lo que podían esperar de aquella aventura pero se encontraron con que los americanos les quitaban las anchoas y la ven- 76 tresca del bonito de las ma- nos: "No dábamos abasto y te- níamos que ir a comprar abri- dores', aseguran Ana María Fernández, copropietaria de la empresa santoñesa, y la técni- ca Noelia Sierra, que la acom- pañó en su viaje a los Estados Unidos. Si tenían alguna duda, en ese momento las despejaron y decidieron ir a por todas. Si todo sale como está previsto, antes de que finalice el año habrán comercializado en aquel país cerca de 120 tone- ladas de filetes de anchoa, bo- nito, ventresca y puding de ca- bracho. Pero, no todo ha sido color de rosa ni mucho menos. Los americanos se lo han puesto que "nos ha supuesto muchí- simo esfuerzo económico y un gran desgaste psicológico". Ahora comienzan a ver la luz: "Lo difícil es entrar. Una vez que lo consigues tienes mucho ganado porque el mer- cado americano es muy fiel y los comerciantes son muy buenos pagadores", explica Ana María Fernández.

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Las anchoas de Ana Maríaprueban suerte en EEUUUn tarro que en Cantabria se comercializapor cinco euros allí puede costar 18 dólares

mUy difícil para poder introdu­cir sus productos. "Nos hanpedido una inmensidad decertificaciones y de registrossanitarios que garanticen quenuestros alimentos son com­

pletamente sanos y exentosde colorantes y conseNantes".Aliviada por haber superadoya este complejo y largo pro­ceso, la empresaria reconoce

Los fabricantes cántabros de anchoa llevan

muchos años vendiendo en Italia y, en menormedida, en otros países ribereños del Medite­rráneo o en Suiza, pero los intentos de entraren EE UU no han dado demasiado resultado.Conservas Ana María lo va a intentar ahora através de un canal comercial de delicatessen

dirigido a públicos de alto poder adquisitivo, dela mano de un distribuidor poderoso. Es sugran oportunidad.

Interior de la fábrica santoñesa, durante las tareas de envasado de bonito del Norte. FOTOS. ROMAN ALONSO

ConseNas Ana María sepresentó en la prestigio­sa feria 'Spanish Wine

Cellar & Pantry' que se celebróen Nueva York a finales deabril con su marca 'La Sucu­lencia del Mar'. No sabían lo

que podían esperar de aquellaaventura pero se encontraroncon que los americanos lesquitaban las anchoas y la ven-

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tresca del bonito de las ma­

nos: "No dábamos abasto y te­níamos que ir a comprar abri­dores', aseguran Ana MaríaFernández, copropietaria de laempresa santoñesa, y la técni­ca Noelia Sierra, que la acom­pañó en su viaje a los EstadosUnidos.

Si tenían alguna duda, enese momento las despejaron

y decidieron ir a por todas. Sitodo sale como está previsto,antes de que finalice el añohabrán comercializado en

aquel país cerca de 120 tone­ladas de filetes de anchoa, bo­nito, ventresca y puding de ca­bracho.

Pero, no todo ha sido colorde rosa ni mucho menos. Los

americanos se lo han puesto

que "nos ha supuesto muchí­simo esfuerzo económico y ungran desgaste psicológico".

Ahora comienzan a ver laluz: "Lo difícil es entrar. Una

vez que lo consigues tienesmucho ganado porque el mer­cado americano es muy fiel ylos comerciantes son muybuenos pagadores", explicaAna María Fernández.

Ana María Fernández, a la derecha, con Noelia Sierra, una de las técnicos de la empresa.

Los dos hermanos se decidieron porcontinuar en la empresa familiar ante lafalta de otras expectativas profesionalesen la región, ya que, siempre apostaronpor Cantabria como lugar de residencia yde trabajo. Bájo su tutela, la empresa seha planteado nuevos horizontes, que pa­san por diversificar los mercados. Hastaahora, la empresa santoñesa ha vendido

. en España gran parte de su producción,que procede, por lo general, de la costeradel Cantábrico: 60 toneladas de filetes de

anchoa y 120 toneladas de bonito delNorte. Las exportaciones a otros paíseseuropeos han ayudado a paliar el descen­so de con~umo interno provocado por larecesión económica, pero son todavía pe­queñas.

La fábrica cuenta con 34 trabajadores,31 de ellos mujeres. Tocadas con mallashigiénicas en la cabeza, monos verdes yzapatillas blancas, están distribuidas enhileras y trabajan perfectamente sincroni­zadas: unas quitan la espina al bonito, lassiguientes lo lavan, otras lo trocean yquienes 1¡e'encuentran al final de esta ca­dena lo introducen en los tarros.

Ahora, están buscando un distribuidorque surta a los establecimientos gourmetde artículos especializados y de calidad.Uno de ellos, Dean & Deluca, es santo desu devoción. "Lo mejor de Nueva York seencuentra en esa tienda. Si consiguiéra­mos introducir nuestros productos en ella,tendríamos ganado el cielo", suspira Fer­nández.

Feria americana

LaOficina Económica y Comercial dela Embajada de España en NuevaYork ha elaborado un estudio en el

que revela que el retrato robot del consu­midor americano de productos gourmetes un individuo mayor de 45 años, coneducación universitaria (el 68%) y rentaeconómica superior a los 100.000 dólaresanuales (el 78%). La búsqueda de eseperfil de cliente para la anchoa del Cantá­brico es entendible, porque un tarro queen nuestro país cuesta alrededor de cincoeuros, en Estados Unidos puede llegar alos 18 dólares.

Spanish Wine Cellar & Pantry es unaferia que se celebra anualmente en Nue­va York y a la que acuden pequeñas em­presas españolas con poca o nula pre­sencia en el mercado americano. En el

evento de este año más de 50 empresa­rios hispanos mostraron las excelenciasde vino, aceites, quesos, jamones, con-

servas vegetales y caviar de nuestro paísa los distribuidores y restaurantes de losEstados Unidos.

Orígenes

La empresa santoñesa ConservasAna María fue fundada en 1996 porla familia Fernández y Guerrero y

sus actuales propietarios son Juan Fer­nández y Ana María Fernández. Juan eseconomista y Ana María fue azafata devuelo, además de cursar los estudios deSecretariado Internacional en Suiza: "To­

do se lo debemos a nuestros padres queson los auténticos precursores del nego­cio", reconocen.

Italianos

Gran partedel éxito

que ha teni­do la comercializa­ción en aceite delfilete de anchoa

hay que dársela alos italianos, en es­pecial, a los sicilia­nos. En el siglo XIXllegaron a Santoñamuchos salazone­

ros transalpinos,atraídos por la abundancia de bocarte ensus aguas. Ellos mismos propiciaron suconsumo como anchoas ya que, hastaentonces, el boquerón se empleaba comocebo para besugo o como sustento dequienes no podían acceder a ningunootro.

La salazón acabó por convertirse enla base de una importantísima actividadpesquera e industrial. De hecho, la Cofra­día de la Anchoa les homenajeó reciente­mente de una forma simbólica por su con­tribución a que la localidad de Santoñasea considera como la capital mundial dela anchoa y gran parte de la población si­ga viviendo de este sabroso y ya no tanhumilde pescado.

CÉSAR CAMACHO

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