Cristo Celebrado por la Liturgia de la Iglesia

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Cristo celebrado por la Liturgia de la Iglesia EL DOMINGO. PASCUA SEMANAL El Domingo es el “dies dominica”, lo que podría traducirse literalmente como “el día dominical”; este día, el primero de la semana judía (que es la razón por la cuál el lunes es llamado siempre “feria secunda”), ha sido celebrado desde su origen como la conmemoración semanal de la Resurrección del Señor: “Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación –se lee en el Apocalipsis- ... Yo me encontraba en la isla llamada Patmos por causa de la Palabra de Dios. Caí en éxtasis el día del Señor... ” (Ap. 1, 9-10). El día siguiente del sabbat, el octavo día, es mencionado además en el Nuevo Testamento, especialmente en el evangelio de San Juan– Para designar ese día, los cristianos se han referido a una expresión frecuente en el Antiguo Testamento: “el Día del Señor”. Era el gran acontecimiento esperado, el triunfo del Señor sobre sus enemigos, el Día en que el Mal y el Caos serían definitivamente vencidos: una especie de fin del mundo, de volver a la creación y de comenzar una nueva era. En la Constitución Conciliar sobre la liturgia, el domingo es calificado como “el día de fiesta primordial que es preciso proponer e inculcar en la piedad de los fieles... es el fundamento y núcleo del año litúrgico (art. 106). Pues el domingo celebra cada semana, el misterio pascual, la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús; conmemora el misterio central del culto cristiano cuyas solemnidades dentro del año litúrgico arrojan luz, sucesivamente, sobre sus múltiples aspectos. LOS ORÍGENES DEL DOMINGO CRISTIANO

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G.-Mª OURY

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  • Cristo celebrado por la Liturgia de la Iglesia EL DOMINGO. PASCUA SEMANAL El Domingo es el dies dominica, lo que podra traducirse literalmente como el da dominical; este da, el primero de la semana juda (que es la razn por la cul el lunes es llamado siempre feria secunda), ha sido celebrado desde su origen como la conmemoracin semanal de la Resurreccin del Seor: Yo, Juan, vuestro hermano y compaero en la tribulacin se lee en el Apocalipsis- ... Yo me encontraba en la isla llamada Patmos por causa de la Palabra de Dios. Ca en xtasis el da del Seor... (Ap. 1, 9-10). El da siguiente del sabbat, el octavo da, es mencionado adems en el Nuevo Testamento, especialmente en el evangelio de San JuanPara designar ese da, los cristianos se han referido a una expresin frecuente en el Antiguo Testamento: el Da del Seor. Era el gran acontecimiento esperado, el triunfo del Seor sobre sus enemigos, el Da en que el Mal y el Caos seran definitivamente vencidos: una especie de fin del mundo, de volver a la creacin y de comenzar una nueva era.

    En la Constitucin Conciliar sobre la liturgia, el domingo es calificado como el da de fiesta primordial que es preciso proponer e inculcar en la piedad de los fieles... es el fundamento y ncleo del ao litrgico (art. 106). Pues el domingo celebra cada semana, el misterio pascual, la Pasin, la Resurreccin y la gloria del Seor Jess; conmemora el misterio central del culto cristiano cuyas solemnidades dentro del ao litrgico arrojan luz, sucesivamente, sobre sus mltiples aspectos.

    LOS ORGENES DEL DOMINGO CRISTIANO

  • Histricamente el domingo es muy anterior a la celebracin del ao litrgico; algunos incluso creen que es anterior a la celebracin anual de la fiesta de Pascua en el medio cristiano, pero sobre esto habra que tener pruebas, ya que la fiesta juda de Pascua traera infaliblemente el recuerdo de la muerte y de la Resurreccin del Salvador y es difcil concebir que los cristianos, sobre todo los judeocristianos, no la hayan cargado de un especial significado. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo quin por su gran misericordia mediante la Resurreccin de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva... Por lo cual reposis de alegra, aunque sea preciso que todava por algn tiempo seis afligidos con diversas pruebas (1 P 1, 3, 4, 6).

    La celebracin del domingo es especficamente cristiana; si el Nuevo Testamento no dice cuando fue decidido solemnizarlo con la Eucarista, se puede ver a los cristianos reunirse el primer da de la semana para celebrar juntos la Comida (gape) del Seor. Se tiene la impresin de que fue as desde Pentecosts, como lgica consecuencia. El seor haba resucitado ese da, el siguiente al sabbat y se haba manifestado a los suyos. Al atardecer de aquel da, el primero de la semana, estando cerradas las puertas, por miedo a los judos,escribe San Juanse present Jess en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros (Jn. 20, 26-29). Ocho das despus, el domingo siguiente estando otra vez sus discpulos dentro, se present Jess (Jn 20, 26-29). San Lucas menciona tambin una comida del Seor resucitado con los suyos; San Marcos recuerda que el Seor se manifest a los once discpulos estando a la mesa (Mc 15, 14-15)y segn el libro de los Hechos, San

  • Pedro declara en casa del centurin Cornelio: Dios lo ha resucitado... y le concedi la gracia de aparecerse, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios haba escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con l despus que resucit de entre los muertos (Hch 10, 40-41).

    Estas comidas realizadas por los discpulos con el Resucitado y cuyo recuerdo estaba tan profundamente arraigado en la memoria colectiva, constituyen el origen de la prctica cristiana de la asamblea dominical que vemos atestiguada en el seno de las comunidades fundadas por San Pablo. En Trada, relata el libro de los Hechos, el primer da de la semana, estando reunidos para partir el pan (Hch. 20, 7).

    Es por la Comida del Seor que San Pablo da instrucciones precisas a los Corintios (1 Co. 11-20). Era a menudo precedida, como en Trada, de una vigilia nocturna. El librito titulado Doctrina de los Doce Apstoles, de fecha de composicin antigua, quizs contempornea de la redaccin de los evangelios cannicos, o en todo caso un poco posterior, es uno de los primeros testimonios del nombre cristiano dado al primer da de la semana: el da dominical del Seor; las Cartas de San Ignacio de Antioqua muestran que el trmino Domingo tom su sentido tcnico desde comienzos del siglo II. Las comunidades judeocristianas conservan el trmino judo de primer da de la semana; los cristianos de lengua griega hablan corrientemente del da dominical pero evitan emplear el trmino demasiado preciso de Da del Seor que evoca la Parusa, el gran juicio del fin de los tiempos.

    Inversamente al domingo, la sexta feria que es el viernes ha conservado su nombre pagano: da de

  • Venus; no era un da de reunin de todos sino un da de penitencia, como el mircoles, la cuarta feria, da de Mercurio cuando los cristianos recordaban la traicin de Judas. Por lo contrario, el domingo era el da en que se reunan para tomar juntos la Comida del Seor. Los esclavos lo designan el da de la Resurreccin; los latinos y los Celtas, como los griegos hablan del da dominical; los pueblos germnicos luego de haber tentado una transposicin del trmino greco- latino, han vuelto a la designacin anterior de: da del sol a la que se ha encontrado un significado mstico aceptable. San Mximo de Turn haba escrito en una homila de Pentecosts: El Domingo es para nosotros un da venerado y solemne porque es aquel en que el Seor, cual sol que se levanta disipando las tinieblas del infierno, ha brillado con la luz de la Resurreccin. Es la razn por la cul los hombres de este siglo lo llaman: da del sol porque el sol de la justicia lo ha iluminado al levantarse. La Asamblea fue en sus comienzos realizada por la tarde; luego, para evitar toda semejanza con las hteries prohibidas por un edicto de Trajano, se la desplaz a la maana temprano, porque haba que elegir un momento del da que no estorbase el trabajo: en efecto, el cristianismo se desarroll en sociedades que tenan un ritmo diferente al suyo. Los judos tenan el sabbat; los grecolatinos tenan numerosas fiestas en el transcurso del ao y no conocan el descanso semanal, por lo menos en sus comienzos; cuando comenzaron a adoptarlo, eligieron el da de Saturno, el sbado, como los judos; fue Constantino quin estableci transferir el descanso semanal al domingo. El desarrollo prodigioso del culto de Mithra en el transcurso del siglo III y comienzos del IV prest un

  • servicio, sobre este punto, a los cristianos. En el 321, instigado por Licinius, coemperador, Constantino promulg un decreto que converta el da del sol, da de Mithra, en da feriado para todas las ciudades del Imperio: Todos los jueces, pueblo de ciudades y talleres de todos los oficios cesaran en sus trabajos, guardando el venerable Da del Sol. Este decreto tena la fortuna de convenir tanto a los adoradores de Mithra, numerosos en el ejrcito como a los cristianos: pero no haba lugar a confrontaciones en este decreto. El domingo cristiano ser reconocido como tal en el 389 bajo el emperador Valentiniano. DA DE RESURRECCIN El domingo es ante todo una celebracin semanal del misterio pascual: se conmemora la victoria del Seor sobre el pecado y sobre la muerte, el triunfo de la Resurreccin, base de la esperanza cristiana. Ese da, los fieles deben congregarse para que, escuchando la Palabra de Dios y participando de la Eucarista, recuerden la Pasin, la Resurreccin y la gloria del Seor Jess, y agradezcan a Dios que los ha regenerado con una esperanza viva por la Resurreccin de Jesucristo de entre los muertos (Constitucin conciliar sobre la liturgia, art. 106, cf.1 P. 1, 3).

    En el nuevo Cdigo de Derecho Cannico, se lee: El domingo donde, por tradicin apostlica, se celebra el misterio pascual, debe ser observado en la Iglesia entera como el principal da de precepto (canon 12461). Y adems: El domingo y otros das festivos de precepto, los fieles tendrn la obligacin de participar de la Misa; ms an, se abstendrn de aquellos trabajos y asuntos que impidan el debido culto a Dios, la alegra propia del

  • da del Seor o la tranquilidad de nimo conveniente al espritu y al cuerpo (canon 1247). Ms bien que una obligacin, la participacin en la Eucarista dominical es para el cristiano un privilegio; slo aquellos que son resucitados con Cristo pueden ofrecer el sacrificio de accin de gracias por el inapreciable don de vida que les ha sido concedido en Cristo. El precepto dominical no hace ms que traducir bajo forma jurdica aquello que estaba inscrito en la esencial constitucin misma del cristiano. Para los Padres, el domingo es el compendio de todo el misterio cristiano; cuando se refieren a l, no piensan en establecer una distincin entre el domingo y la fiesta de Pascua: es todo uno. Los Prefacios de la Misa, en los domingos del Tiempo Ordinario hacen lo mismo: En el misterio de su Pascua, Cristo ha realizado una obra maravillosa y somos llamados a participar de su gloria (Prefacio I). Por su pasin y su cruz, nos ha liberado de la muerte eterna; por su resurreccin de entre los muertos, nos ha dado la vida que no tendr fin (Prefacio II). Al sufrir su pasin, ha borrado nuestras faltas; por su resurreccin de entre los muertos nos permite acceder a la vida eterna y por su ascensin cerca de ti, Padre Nuestro, se nos abre el cielo (Prefacio IV).

  • EL MISTERIO DEL OCTAVO DA

    Cristo es resucitado el primer da de la semana; ahora bien este da es el primero de la creacin en el relato del Gnesis, el de la luz. Atentos a toda correspondencia que existe entre los diversos planos de la obra divina, los Padres han aprovechado, tratndose del domingo, de este simbolismo de la luz.

    Este da sera el de la nueva creacin en Cristo, luz y vida nueva de un mundo nuevo: Yaluego del triste sabbathaba comenzado a brillar el feliz da que debe su importancia y su nombre del Soberano Seor, y que fue el primero que mereci ver nacer el mundo y resucitar a Cristo escribe Sedulius en su Canto Pascual.

    Clemente de Alejandra ha aproximado la idea de la creacin con la generacin eterna del Verbo en el seno del Padre. Luz nacida de la luz. En muchas tradiciones litrgicas, el domingo conmemora la generacin del Verbo con la creacin y la Resurreccin, con nuestra nueva creacin en Cristo. As lo dice este himno de la liturgia Caldea: Jess, nuestro Seor, el Cristo, se nos present del seno de su Padre, Ha venido, nos ha arrancado de las tinieblas y nos ha iluminado con su gozosa Luz Hizo alzar su gloria sobre el mundo e ilumin los abismos ms profundos: la muerte es aniquilada, las tinieblas han llegado a su fin, las puertas del Seol son destrozadas. El nos ha dado la salvacin y la vida y ha sido ascendido al Padre en las alturas. Y volver en su gran gloria e iluminar los ojos de aquellos que lo han esperado.

  • El domingo es el da siguiente del sabbat judo, es

    el octavo da el que permite sobrepasar los lmites de la Antigua Alianza y penetrar en el mundo nuevo, nacido de la regeneracin obrada por la Resurreccin de Cristo. Este tema del octavo da es extrao al judasmo como a la civilizacin helena: es propiamente cristiano y proviene del medio de los judos conversos. Se lo encuentra mencionado en la Epstola de Bernab. El Seor se haba erigido en Amo del Sabbat. En la Epstola a los Hebreos, se dice a los judos: Jams entrarn en mi descanso y el autor comenta su cita del Salmo 94, 11: Porque si Josu les hubiera proporcionado el descanso, no habra hablado Dios ms tarde de otro da. Por lo tanto es claro que queda un descanso sabtico para el pueblo de Dios (Hb. 4, 8). El nuevo Pueblo de Dios es introducido en un descanso ubicado ms all de la institucin del sabbat: su sabbat es el octavo da, el da que hace brillar el ciclo de los siete das de la primera creacin. El propsito del domingo es recordar al cristiano que pertenece desde ya por derecho al mundo de la eternidad; la vida eterna est ya trabajando en l. Incita a los cristianos a volver sus corazones hacia la vida futura para prepararse; el octavo da pertenece a la eternidad y es, desde ya, suyo.

    Es el comienzo de la gran fiesta eterna, de la alegra sin lmites en cuyo seno el Seor los acoger al salir de este mundo: La Escritura conoce este da continuado, sin fin: el salmista lo ha llamado tambin el octavo (Hay en efecto numerosos salmos que llevan en su ttulo: para el octavo!), porque queda fuera de ese tiempo de siete das, escribe San Basilio en su Obra de los seis das. Que t

  • lo llames da o siglo, el sentido es el mismo. Pero este octavo da ha heredado algunas prerrogativas del sabbat. EL VERDADERO SABBAT ESPIRITUAL El sabbat tena una doble funcin, la de asegurar un tiempo de descanso suficiente para ocuparse de Dios y la de consagrar una parte del tiempo. el espacio ya estaba consagrado por la presencia del Templo, espacio reservado, lugar de reencuentro entre la tierra y Dios; el sabbat jugaba el mismo rol con respecto al tiempo. Dios se haba reservado ese da para demostrar que todo el tiempo le perteneca, que era un don suyo a los hombres. Jess ha confirmado ante el mundo judo su condicin de Amo an mismo del sabbat: es en l que se cumple el significado del sabbat; l inaugura un tiempo nuevo enteramente consagrado a Dios, nada escapa a su pertenencia: Aquel da se hallar en los cascabeles de los caballos Consagrado a Yahveh y sern las ollas en la Casa de Yahveh como copas de aspersin delante del altar. Y toda olla en Jerusaln y Jud estar consagrada a Yahveh Sabaot (Zac. 14. 20-21). La separacin entre lo sagrado y lo profano no existe ms ya que todo se asume dentro del dominio sagrado; aquello que los judos realizaban una vez por semana se ha vuelto cotidiano para los cristianos que viven un sabbat permanente. El sabbat era un da de descanso absoluto; por los profetas, Dios ha hecho saber que el nico descanso verdadero y que cuenta es aqul que consiste en cesar de obrar mal. (Is. 1, 16).

    Y slo Cristo, destructor del pecado y la muerte permite acceder al hombre a ese estado perfecto de cesacin del pecado. La vida cristiana, verdadero sabbat,

  • deviene a ser culto perpetuo, los actos viles del pecado no tendrn ms lugar.

    El da del sabbat no habr que realizar ningn trabajo del mundo escribe Orgenes en su homila 23 sobre el libro de los Nmeros. Si te abstienes de todo trabajo del siglo y no te ocupas de ningn asunto secular sino que te dedicas a las cosas espirituales, vas a la iglesia, escuchas con atencin las lecturas y homilas divinas, meditas sobre las cosas de Dios, te preocupas, en la esperanza, por lo que vendr, no miras ms las cosas presentes y visibles sino las invisibles y futuras: sta es la observancia del sabbat cristiano. Aquel que se abstiene de los trabajos del mundo y se dedica a las cosas espirituales, se celebra la fiesta del sabbat. No llevar una carga pesada en su ruta, esa carga es el pecado. UNA ETAPA HACIA EL DESCANSO DE DIOS Este es el ideal cristiano: vivir un domingo todos los das, celebrar una fiesta perpetua. Pero el cristiano est comprometido con el mundo, est en el mundo sin ser del mundo. Vive en l, emplea su vida activa en organizarlo y perfeccionarlo prolongando la obra del Creador.

    Pero se reserva en el tiempo ciertos momentos privilegiados en los cuales interrumpe su trabajo cotidiano: se libera de su propia labor para anticiparse un poco ms en aquellas que conciernen a la eternidad. Ese da recupera algo del paraso perdido, porque el trabajo conlleva siempre en mayor o menor medida la marca de la penitencia. Maldito sea el suelo por tu causa, con fatiga sacars de l el alimento todos los das de tu vida... Con el sudor de tu rostro comers el pan hasta que vuelvas a suelo pues de l fuiste tomado. (Gen. 3, 17-18)

  • En la intimidad con Dios, en el seno de la

    comunidad, santificando el domingo, el cristiano anuncia el ltimo da, aquel en que cesar toda forma de mal, en que llegar a su fin el combate que ste libra en el mundo. La pausa espiritual del domingo le permite recobrar la integridad de sus fuerzas, rehacerse con el contacto vivificante de la fuente misma de su ser cristiano. Retoma conciencia si es que la ha perdido en el fuego de la accin- de que su vida carece de significado fuera de su referencia al reino de Dios al cual tiende con todas sus fuerzas.

    El domingo, la Iglesia invita al cristiano a concentrar su atencin sobre la realidad profunda y oculta de su nueva vida en Cristo; le recuerda su permanente deber de despojarse del hombre antiguo para revestirse del nuevo, creado segn Cristo y renovndose da a da hasta el domingo de la eternidad. Ella lo invita a la mesa del Seor, a la Eucarista, fuente de su insercin en la vida de la Iglesia y en el amor divino que debe apoderarse de su vida entera. El domingo es da de comunin fraterna: tradicionalmente los ermitaos se reunan en el da del Seor para participar en comn de la Eucarista, seguida por una comida comunitaria e intercambios fraternos. El domingo es el da en que la Iglesia se rene, en que sus miembros dispersos se reencuentran dentro de un espritu de unidad y de amor: Ordena y persuade al pueblo de ser fiel en participar de la asamblea del domingo -se lee en la Didascalia que nadie falte, que cada uno sea fiel a esta reunin a fin de que nadie disminuya a la Iglesia con su ausencia y disminuya as de un miembro el Cuerpo de Cristo. Por la voz de la Iglesia, Cristo convoca a todos los suyos a su mesa, la mesa de familia; cuando alguien se aparta, es una tristeza para todos: la familia no est

  • completa, la caridad no se manifiesta en forma visible dentro de este signo de unidad comunitaria.

    Es a un banquete que el Seor los llama al reunirlos en la Iglesia, escribe San Juan Crisstomo en su Comentario de Oseas.

    Es un descanso al que los invita a fin de que puedan reparar sus fuerzas, es para aliviarlos y para quitarles la carga de sus pecados que l los llama. En la Iglesia, la alegra triunfa sobre la tristeza y el gozo espiritual cura el dolor del corazn, Oh Llamado celestial! Apresurmonos, mostremos un redoblado ardor en asistir a la Iglesia! Pero al mismo tiempo esforcmonos en honrar la Asamblea del Seor por lo que somos y por lo que obramos. 25 de Diciembre NAVIDAD Dios se ha complacido en derrotar la sabidura de los sabios con la necedad de sus obras, dice San Pablo: Ha escogido Dios ms bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo dbil del mundo para confundir lo fuerte...(1 Cor, 1, 27).. y as ha comenzado por la Navidad. Desde los orgenes de la historia del Pueblo de Dios, haba muchas cosas conducentes a derrotar el espritu de los hombres: pero el misterio de este da marca una cumbre, es el comienzo de una cumbre. Nosotros hemos perdido la costumbre de asombrarnos, pero aquellos que no saben nada del Evangelio experimentan generalmente un shock, si es que no rechazan de plano el mensaje.

  • El himngrafo Romano el Melode, ha sabido sacar partido admirablemente de los contrastes presentados en el misterio de la Navidad, en una estrofa de su himno de Navidad: Hoy, la Virgen da al mundo el ser sobrenatural y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible. Los Angeles con los pastores cantan su gloria. Los Magos siguen la estrella y hacen su camino: porque es por nosotros que ha nacido, pequeito, el Dios anterior a todos los siglos. La oposicin entre la Inmensidad divina y la humildad del niito de Beln ha conmocionado el corazn de los creyentes, no se puede ms que balbucir y adorar: El Dueo del mundo es hoy su habitante: la Eternidad ha querido hacerse mortal y la Divinidad visible dice un texto medieval de Occidente. 1. LOS ORIGENES LITRGICOS DE LA FIESTA LA ELECCIN DEL 25 DE DICIEMBRE Los primeros textos que hablan del nacimiento del Salvador, lo ubican en el mes de mayo: segn Clemente de Alejandra, sera el 20 del mes. Epifanio de Salamina (+ 403) relata que algunos herejes que no crean en la divinidad de Jess (los aloges) festejaban su nacimiento el 21, las liturgias de Alemania y de Georgia, tienen una fiesta de los Santos Inocentes el 19 de mayo y una Conmemoracin de la huida de Egipto el 19 de mayo, lo que parece probar que Navidad haba sido festejada antiguamente entre ellos el 16 de agosto o el 17 de mayo. De hecho, la fecha del 25 de diciembre ha sido elegida en funcin a la fecha asignada a la muerte de Cristo, el 25 de marzo. Muerto el 25 de marzo haba

  • entrado al mundo un 25 de marzo (fiesta de la Anunciacin) y habra aparecido en la tierra nueve meses ms tarde el 25 de diciembre.

    Esta fecha coincida aproximadamente con la fiesta pagana del Sol invicto, el solsticio (21 de diciembre), que haba cobrado gran importancia en los comienzos del siglo IV con el desarrollo del culto a Mitra. Los emperadores haban oficializado su culto, porque Mitra era muy popular entre el ejrcito imperial. El culto de Mitra comprenda plegarias e invocaciones al sol, la luz jugaba un gran rol en las especulaciones teolgicas que le concernan. Entre las fiestas solares, el solsticio de invierno, semejante a un triunfo de la luz sobre las tinieblas que no tendrn jams la ltima palabra, tena la prioridad; era el Da del nacimiento del Sol invicto. Del 21 de diciembre al 20, la diferencia no es grande; pero en la poca en que aparece la Navidad en Occidente (los Orientales darn preferencia al 6 de enero), la fiesta solar est en declinacin y los cristianos latinos van a cristianizar el simbolismo de la fiesta del solsticio. Ya se daba a Cristo el ttulo de Sol de la Justicia desde los siglos II y III. La expresin es tomada del profeta Malaquas: Pero para vosotros, los que temis mi nombre, brillar el sol de la justicia (Ml. 3, 20) EN ROMA Y EN OCCIDENTE La fiesta es celebrada en Roma desde el 336; los sermones de Optat de Milve muestran que existe en Africa del Norte hacia el 360. En el 383, la Navidad es considerada en Italia como una de las ms importantes fiestas del ao. Va a producirse un intercambio entre las dos partes de la Cristiandad: Oriente va a otorgar a Occidente

  • el 6 de enero; Occidente dar a Oriente el 25 de diciembre. El Nacimiento (Navidad) y la Manifestacin (Epifana): la Adoracin de los Magos estar unida a uno u otro, segn las Iglesias.

    En occidente, el 25 de diciembre es esencialmente la festividad del Nacimiento y el 6 de enero pasa a ser la festividad de los Magos (secundariamente Bautismo del Seor y milagro de Can). En Oriente, el 25 de diciembre pasa a ser la festividad del Nacimiento y la Adoracin de los Magos; el 6 de enero es la festividad del Bautismo y la Conmemoracin del primer milagro de Jess. La Misa diurna es la primera que aparece en Roma; una segunda Misa se introduce al amanecer, al trmino de las largas vigilias nocturnas celebradas en San Pedro. La Misa de medianoche fue en sus comienzos, propia de la Baslica de Santa Mara la Mayor donde se veneraba un oratorio del pesebre, sobre el modelo de la gruta de Beln. Los peregrinos a la Tierra Santa queran ver celebrar una liturgia nocturna anloga a aquella cuyo encanto haban disfrutado en Palestina. Lo que llamamos hoy Misa de la aurora, tiene un origen aparte: fue primeramente una celebracin en honor de santa Anastasia: el 25 de diciembre, en su iglesia de Roma, ubicada en el sector residencial, sede de los funcionarios del gobierno de Constantinopla. El papa concurra, por consideracin a ellos, a presidir la celebracin entre la misa de medianoche en Santa Mara la Mayor y la misa diurna en San Pedro; ms tarde la misa lleg a ser tambin una misa de Navidad, la tercera. Las tres misas de Navidad han permanecido hasta el siglo IX, como una particularidad de la liturgia romana en la Roma misma; luego pasaron a la Galia franca y ms all en Occidente mediante los libros de la liturgia romana. Todo el mundo conoce el cuento Trois messes basses (tres misas rezadas) de Alphonse Daudet,

  • en sus Lettres de mon moulin (Cartas de mi molino), pero en su origen, las tres misas eran cantadas por tres sacerdotes diferentes. LA NAVIDAD EN ORIENTE

    Cuando las Iglesias de Oriente adquirieron la conviccin (errnea) de que el 25 de diciembre era el aniversario real del nacimiento del Salvador, igualmente conservaron su festividad del 6 de enero, pero como solemnidad bautismal y conmemoraron el 25 de diciembre el nacimiento de Jess, la adoracin de los pastores y la llegada de los Magos. La fiesta de Occidente del 25 de diciembre ya era celebrada en Capadocia desde antes del 380; en Constantinopla es conocida aproximadamente en la misma poca, que es la de San Gregorio de Nacianzo. Los sermones de San Juan Crisstomo pronunciados en Antioqua hacia el 387388 nos muestran que dicha festividad era todava completamente nueva: No hace diez aos en efecto nos dice l- que este da es manifiesto y conocido. S bien que an ahora muchos discuten entre s. Algunos la atacan, otros la defienden. En todas partes se habla mucho de la festividad de hoy. A veces se le reprocha el ser nueva y reciente y no haber sido introducida sino ahora, a veces se dice en su defensa que es antigua y se remonta a los orgenes En Egipto habr que esperar los alrededores del ao 430 para verla tomar lugar al lado del 6 de enero. Palestina se mostr renuente an por ms tiempo: se celebran los acontecimientos en los lugares mismos, as lo demuestran las descripciones de Egeria, y a los fieles les hubiera costado mucho abandonar sus costumbres. La fiesta del 25 de diciembre fue adoptada en Jerusaln a

  • mitad del siglo V, luego fue abandonada y vuelta a adoptar en la segunda mitad del siglo VI. Los armenios monofisitas no lo tienen an en su calendario: el 25 de diciembre es un da como los otros. Al principio la festividad fue considerada como los aniversarios de los mrtires, un elemento del Santoral, un aniversario, la memoria del da en que el Seor hizo su entrada visible en el mundo. Ms tarde, en Roma, bajo la influencia de San Len, comenz a verse como una etapa del gran misterio de la Redencin, dentro de la cul estamos todos implicados: De hecho, el nacimiento de Cristo es tambin una celebracin del nacimiento del cristiano. En Oriente, como la celebracin del 25 de diciembre fue introducida en el contexto de la reaccin contra el arrianismo que negaba la igualdad del Padre y del Hijo, los Padres aprovecharon la ocasin de la celebracin para promover el culto del Hijo de Dios consubstancial al Padre; la Navidad pas a ser tambin la fiesta de la generacin eterna del Hijo de Dios en el seno del Padre. FIESTAS ANEXAS Y PREPARACIN DE LA NAVIDAD Alrededor de la Navidad se ha constituido una constelacin de fiestas relativas al misterio del nacimiento de Jess: la liturgia romana ha hecho seguir despus de Navidad, la fiesta de los Santos Inocentes y la Circuncisin, luego la fiesta del Santo Nombre de Jess, ahora se celebra una fiesta de la Sagrada Familia el domingo posterior a la Navidad y la Circuncisin ha pasado a ser la Celebracin de la Bienaventurada Virgen Mara Madre de Dios. La liturgia bizantina posee el da

  • siguiente de la Navidad, una fiesta mariana cuyo objeto es felicitar a la Madre de Dios con motivo del nacimiento.

    La Navidad ha gozado tambin de un tiempo de preparacin que la ha convertido en una celebracin dentro del tiempo litrgico. Este tiempo ha revestido diversas caractersticas segn las tradiciones litrgicas. En Galia y Espaa, el Adviento de tres semanas, luego de cuarenta das, tiene un carcter asctico y penitencial muy acentuado: era una preparacin al Bautismo, celebrado el da de la Epifana. Por lo contrario, en Roma ese carcter asctico era casi inexistente, ms bien se preparaba espiritualmente para la gran fiesta, mediante una espera gozosa durante la cual se meditaba sobre el advenimiento al final de los tiempos, as como sobre Juan Bautista y Nuestra Seora en el doble acontecimiento de la Anunciacin y la Visitacin. En Oriente, el Adviento tiene un menor carcter de espera; en el transcurso de la preparacin, la liturgia insiste sobre el verdadero sentido del Verbo hecho carne, sobre la interpretacin ortodoxa de los hechos. El Adviento es as ocasin para una enseanza doctrinal sobre la verdadera naturaleza verdadera de Jess y sus relaciones con su Padre. La liturgia bizantina conmemora el 11 de diciembre a los antepasados del Seor; el 18 de diciembre es la ocasin para evocar todos los justos del Antiguo Testamento; a partir del 20 de diciembre, la preparacin se hace ms intensa. LOS MISTERIOS DE LA NAVIDAD EL TRIPLE NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS La Navidad es ante todo y sobretodo la conmemoracin del nacimiento del Hijo de Dios en

  • Beln, de la Virgen Mara, como lo afirma el Martirologio del da de Navidad, anunciado la vspera: Jesucristo, Dios eterno e Hijo del Padre eterno, queriendo consagrar al mundo por su misericordioso advenimiento, habiendo sido concebido por el Espritu Santo y habiendo transcurrido nueve meses desde su concepcin, naci en Beln de Jud, hecho hombre, de la Virgen Mara. La Navidad es igualmente la ocasin para la Iglesia, de proclamar la filiacin divina de Aquel que vino a salvar al mundo; el primer Prefacio de la Natividad lo dice: Porque la revelacin de tu gloria ha sido iluminada con una nueva luz para nosotros, con el misterio del Verbo encarnado: ahora conocemos en l a Dios que se ha hecho visible a nuestros ojos y somos as llevados a amar aquello que permanece invisible.

    Despus de las controversias arrianas y los dos concilios de Nicea (325) y de Constantinopla (381), los Padres capadocios, San Basilio, San Gregorio de Nacianzo y San Gregorio de Nisa ha hecho de la Navidad una fiesta de la ortodoxia; San Len tuvo la misma preocupacin en Roma en tiempos de la Calcedonia (451). Finalmente, la celebracin de la Navidad renueva a nivel de cada cristiano, aquello que se efectu una vez para siempre en la historia del mundo: el nacimiento del Salvador; tal es la enseanza tantas veces renovada por San Len el Grande; el nacimiento del Seor se reproduce en cada uno de los miembros de Cristo en el momento de la celebracin y por su causa. Por Cristo se realiza en este da el maravilloso cambio por el cual somos regenerados canta el III Prefacio de la Navidad-; cuando tu Hijo asume la condicin de hombre, la naturaleza humana se reviste de incomparable nobleza; al convertirse completamente en uno de nosotros, nos hace eternos

  • La liturgia celebra entonces un nacimiento triple: la generacin eterna del Verbo de Dios, el nacimiento del Verbo hecho carne, su advenimiento en el alma cristiana. Oh Verbo, que estabas en el comienzo en Dios, y Verbo ciertamente Dios, creados y redimidos por Ti, veneramos la gloria de tu santa Majestad dice una antigua Oracin Hispnica. La Encarnacin es a menudo presentada como prolongacin de la generacin eterna del Verbo; en efecto si Cristo no hubiera aparecido entre los hombres, manifestndose como una persona divina distinta del Padre, Juan no hubiera podido escribir su Prlogo y la humanidad no conocera el misterio de la Trinidad. En el misterio de Navidad, Aquel que por su naturaleza es invisible se hace visible a nuestros ojos, - dice el Prefacio II, engendrado antes de todo tiempo, entra en el devenir del tiempo...

    La liturgia no contempla generalmente los acontecimientos de Navidad a partir de su aspecto anecdtico; emocionante como lo es, su lado humano no es lo ms importante, la liturgia ve las realidades desde lo alto a lo bajo, a partir de las verdades eternas de las que son traduccin y consecuencias en el tiempo. Para celebrar el nacimiento eterno del Hijo de Dios, la Iglesia confirma la realidad y la plena verdad del ttulo de Hijo de Dios; emplea dos grandes salmos mesinicos el 2 y el 109 que encuentran en ese da la plenitud de su sentido.

    La segunda lectura de la Misa diurna, extrada de la Epstola a los Hebreos, es una demostracin de la superioridad de Cristo sobre toda criatura y en definitiva, de su filiacin divina en todo sentido, haciendo referencia a los dos salmos mesinicos.

    El nacimiento temporal del Seor da acceso al misterio de la Trinidad. Sin la Encarnacin en el seno de

  • Mara y el nacimiento en la gruta de Beln, el nacimiento eterno habra permanecido como el secreto de Dios. Naciendo de la Virgen el Verbo manifest al mundo su divinidad y al mismo tiempo mostr una muy grande humildad. An en su condicin de Dios, Esplendor de su gloria e imagen de su substancia, no le avergonz rebajarse a la condicin de esclavo, a fin de que aquellos que se van a gloriar en ser sus hermanos y ansan destacarse, no tengan a menos descender cuando sea su turno, para que apoyados en la misma escala que Jacob (la escala de la humildad del Captulo Sptimo de la Regla de San Benito) y entonando los cnticos de los que ascienden la cuesta, se levantan desde los abismos a las alturas, as escribe, el abad de Bonneval en el Libro de las principales Obras de Cristo. El nacimiento de Cristo en el alma del cristiano es la ltima etapa del misterio; porque Cristo ha venido a instalar su campamento entre los hombres para ser recibido en lo profundo de los corazones y apoderarse poco a poco de todo el lugar. El nacimiento de Cristo en nosotros se ha realizado en el Bautismo, en el comienzo de la vida sobrenatural, San Efrn el Sirio escribi en su sermn sobre Nuestro Seor: Este recin nacido que era engendrado segn su naturaleza

    fue engendrado en otro nacimiento, diferente a su naturaleza, para que sepamos que adems del nacimiento segn nuestra naturaleza otro nacimiento no es necesario y est fuera de nuestra naturaleza

    Condicin y causa de nuestro renacimiento, el nacimiento de Cristo segn la carne es tambin el modelo; la analoga entre los dos nacimientos es

  • profunda; de una parte y de la otra se trata de un nacimiento en el Espritu, cuyo autor es el Espritu mismo: El principio de fecundidad (origo) que ha encontrado en el seno de la Virgen, lo ha trasmitido Cristo a la fuente bautismal; ha concedido al agua, lo que haba dado a su Madre escribe San Len en un sermn sobre la Natividad. Principio idntico, efectos anlogos: Cristo ha nacido de la Virgen pura; el cristiano ve sepultado su pecado en la fuente bautismal, sale de ella puro e inmaculado, sin traza de faltas anteriores.

    As, el nacimiento de Cristo es modelo de nuestro nacimiento puesto que es el que lo causa: la raza de los regenerados comienza con Cristo: La encarnacin de Cristo es el origen del pueblo cristiano, escribe San Len en su sexto Sermn sobre la Natividad; el Nacimiento de la cabeza es el nacimiento del cuerpo.

    Somos desde ya virtualmente guiados a la vida sobrenatural por el nacimiento de Cristo. Y esto es as porque este nacimiento est orientado hacia el Calvario. LA ENCARNACIN REDENTORA

    La festividad de la Navidad es saludada como la

    aurora de nuestra Redencin; el emblema de la fe de Nicea as lo afirma: Por nosotros los hombres y por nuestra salvacin baj del cielo y por obra del Espritu Santo se encarn de Mara la Virgen y se hizo hombre

    El da pleno sucede necesariamente a la aurora, puesto que sta lo anuncia y lo contiene en germen. La Navidad es el comienzo del misterio pascual: Salvador, salva al mundo, canta Nuestra Seora en el himno de Romano el Melode sobre la Navidad. Restaura

  • tu obra, es para esto que has brillado ante m, ante los Magos y ante la creacin. San Len califica a la Navidad como el da de la Redencin porque la Redencin comienza con el nacimiento de Cristo. No hay dos misterios, el de la Navidad y el de Pascua, hay un misterio nico de Cristo que comienza en su nacimiento y termina en la gloria. En el himno de la Pasin, el Pange Lingua de Venancio Fortunato, el recin nacido en sus paales es presentado como el anuncio de lo que ser en la luz: El nio llora, acostado en una estrecha cuna, la Virgen Mara cie sus miembros con los paales, bandas estrechas aprietan fuertemente manos, pies y piernas. La alegra del mundo nace entre el llanto del recin nacido: El divino Nio a veces gime la plegaria medievalpero ese gemido no fue jams comprendido por el mundo: puesto que el gozo eterno consiste en llorar por nosotros, nosotros podremos alegrarnos an en nuestras lgrimas!.

    Porque el nacimiento de Beln es una primavera para el mundo, la Humanidad recupera el paraso perdido: Beln ha reabierto el Edn. Hemos encontrado las delicias de aquel lugar escondido. Busquemos en la gruta los bienes del paraso: all ha aparecido la raz que no fue regada y donde ha florecido el perdn, dice Romano el Melode. En Occidente, el poeta Prudencio canta: Estos vagidos han marcado el comienzo de la primavera en el mundo. El universo renace ahora abandona su srdido letargo EL SOL DE LA JUSTICIA, FUENTE DE TODA LUZ

  • La Navidad, fiesta cristiana del sol invicto, ha utilizado desde sus orgenes, el simbolismo tan rico de la luz. La luz en efecto, acompaa las teofanas del Antiguo Testamento. El nacimiento de Jess es una teofana y los pastores ven una gran luz: La gloria del Seor los envolvi en su luz (Lc 2,9)

    Aqu tendr lugar la cita de la admirable Oda 15 de Salomn que pertenece a la primera de toda himnografa cristiana: (Aqu buscar las Odas, su traduccin es ms o menos)

    As como el sol es la alegra de aquellos que buscan el da As mi alegra es el Seor, porque l es mi sol. Sus rayos me han enderezado su luz disip toda tiniebla de mi rostro gracias a l he adquirido ojos y he visto su da santo He tenido odos y he odo la verdad He tenido el pensamiento sabio Y por medio suyo, me he regocijado...

    Ya la Oda 7 cantaba el misterio de la Navidad, hablando as de la Luz:

    Se me hizo en su simplicidad y su benevolencia empequeeci su grandeza. Se hizo semejante a m para que lo reciba. Se hizo semejante a m para que lo cobije. No me he atemorizado al verle, por que es mi misericordia.

  • Ha tomado mi naturaleza para que lo comprenda y, mi rostro para que no me desve de l. Ha puesto sobre el conocimiento la huella de su Luz

    Es sobre todo la Misa de la aurora la que est centrada en el tema de la luz; su cato de entrada comienza anunciando que la luz brillar hoy sobre nosotros, porque el Seor nos ha nacido. Y la Plegaria contina Dios todopoderoso en tu Verbo hecho carne, una nueva Luz nos invade; puesto que ella ya ilumina nuestros corazones, haz que resplandezca en toda nuestra vida. Mara, la Madre del Salvador es tambin presentada por la liturgia bajo trozos luminosos; se le dice Madre de la luz se la compara a la zarza ardiente, a la nube luminosa que oculta la presencia divina. La luz de la Navidad no es slo un reflejo de la gloria divina, es la gloria divina misma que viene a nosotros, manifestndose a los hombres y dejndose ver por ellos (sus ojos). EL FRUTO DE LA VIRGINIDAD En el misterio de la Navidad, el nio est inseparablemente unido a la madre; Jess ha venido por Nuestra Seora, como fruto de su virginidad y su humildad perfectas. Preparada con amor por Dios desde el momento de su concepcin a fin de que llegue a ser una morada digna del Hijo de Dios, Mara es la primera en beneficiarse con los frutos de la presencia del Verbo de Dios en el mundo. (Ver Oda 19 de Salomn, traduccin aproximada)

  • El seno de la Virgen se encontr fecundo ella concibi y dio a luz. La Virgen se hizo madre en gran misericordia. Llegada la hora, puso al mundo un Hijo, sin dolor lo que no sucedi sin una razn Ella dio a luz voluntariamente.

    As canta la Oda 19 de Salomn. La preservacin de los dolores del parto es subrayada por los textos antiguos como ndice de su perfecta virginidad, como el signo del carcter divino de su maternidad.

    Pero el acento est puesto ms intensamente en las disposiciones morales del alma de Mara: la perfeccin del don de s misma, su humildad que le permiti ser totalmente receptiva al don divino para ella y para el mundo: Oh feliz humildad que habis dado a luz a Dios para los hombres, que pusiste la Vida al mundo para darla a los mortales! escribe Ambrosio de Autpert, abad de Vulturne, en su sermn sobre el Nacimiento. Oh feliz y verdadera humildad, puerta del cielo, escala del paraso! S, Mara ha pasado a ser en toda su humildad, ella en la cual el Seor se ha dignado nacer, ha pasado a ser la puerta del cielo, la escala celestial por la cual Dios ha descendido a la Tierra. Ms tarde, se detiene en la contemplacin de los sentimientos que henchan su corazn: Quin Virgen dichosa, nos dir algo de los sentimientos que colmaban vuestra alma cuando contemplabais en este niito nacido de vos, al Dios cuya inmensidad excede a todas las cosas?. Por un lado veais a la criatura por el otro al Creador; aqu la debilidad all la fortaleza; a veces aquel que haba que alimentar otras Aquel que alimenta a

  • todos los seres; una boca incapaz de hablar y el Doctor de los ngeles. Quin ser lo suficientemente diestro para descubrir los secretos de vuestro corazn y decirnos como vuestro pensamiento pasaba del uno al otro, como teniendo en vuestras manos ese Dios - hombre, adorbais como vuestro Seor y abrazbais en l a vuestro nio recin nacido. De una tal contemplacin que podra surgir sino la alegra ms completa que haya llenado el corazn de una joven madre? Ms que nadie ella se ha regocijado el da que aparecieron la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor por los hombres (Tt. 3,4). El ser entero de Nuestra Seora se dej invadir por la certeza del amor inmenso de Dios por su criatura. Las meditaciones sobre la Encarnacin terminan siempre con la visin del Hijo eterno de Dios reposando entre los brazos de Nuestra Seora, porque Mara es parte integrante del vasto plan de salvacin realizado por Dios en el transcurso de los siglos para beneficio del hombre. Ella es el eslabn indispensable por el cual el Verbo encarnado se inserta en la familia humana y pasa a ser nuestro hermano segn la carne. DOMINGO EN LA OCTAVA DE LA NATIVIDAD EL 30 DE DICIEMBRE LA SANTA FAMILIA DE JESS, MARA Y JOS Esta nueva fiesta presenta una realidad tan antigua como la Encarnacin: y es la de que Jess ha llegado al mundo en el seno de una familia; tiene una madre virgen y un padre a quin Dios lo ha confiado y que es digno de tal nombre.

  • San Jos no ha sido completamente olvidado por los cristianos de ninguna manera; pero a pesar de que pueden escribirse de l admirables antologas, la gloria propia de la Madre de Dios ha impedido frecuentemente apreciar la medida de su santidad. La primera fiesta de la Santa Familia fue aquella que el Canciller Gerson propuso celebrar en honor de San Jos en el ao 1413.

    La ceremonia que compuso, con la reflexin teolgica y espiritual que la acompaaba, tuvo por objeto especficamente el casamiento de Mara y Jos. Habra querido que se celebrase el acontecimiento fundador de la Santa Familia, el acto por el cual se haba creado el hogar donde Jess crecera y se desarrollara humanamente. Justamente la escena del casamiento de Mara y de Jos se ve traducida en la iconografa de los siglos XV y XVI y se prolonga a continuacin en algunas obras del siglo XVII. Pero la devocin a la Santa Familia se desarroll sobre todo a partir del siglo XVII en el contexto espiritual propio de Francia y la idea primera fue de venerar en ella una imagen perfecta de la Iglesia y un reflejo de la unin que reina entre las tres personas de la Santsima Trinidad. Una plegaria ubicada al final de las Letanas de la Santa Familia se formula as: Oh Dios, que habes querido que vuestro Hijo nico, eternamente vivo en vuestro corazn, viva y reine eternamente en el corazn de la Virgen Mara y de su muy santo Esposo, haz, te imploramos, que celebremos sin interrupcin esta vida muy santa de Jess, Mara y Jos, que no tengamos ms que un corazn entre nosotros y ellos, que cumplamos en todo con vuestra voluntad, unidos a los santos Angeles, de todo corazn y con el alma bien dispuesta, a fin de

  • que merezcamos que nos encuentres semejantes a vuestro corazn. La Santa Familia es no tanto vista en su contexto terreno como dentro del marco ms amplio de la teologa espiritual. Si bien nos interesamos en el hogar de Nazareth, en su vida cotidiana tan santa y tan perfecta, que es modelo acabado de toda familia cristiana, nos interesa ms an la relacin completamente nica que une a los tres miembros de esta familia entre ellos y con Dios, un misterio de amor sobrenatural. Por esta razn, el ejemplo de la Santa Familia no es dado solamente a los hogares cristianos; abarca a todo grupo en la Iglesia, toda vida en familia, en el seno de una comunidad, de una parroquia, de un movimiento.

    El lazo que une a Jess, Mara y Jos es la manifestacin e imagen de un misterio ms profundo. En una plegaria Jean Jacques Olier, fundador de San Sulpicio deca: Yo adoro a Nuestro Seor Jesucristo en dilogo, en la tierra con su santa Madre y San Jos y honro as en ellos la comunicacin eterna de las tres personas adorables de la Santsima Trinidad.

    No ha sido el primero en establecer un paralelo entre las tres personas de Nazareth y las tres de la Trinidad; antes que l en Conversaciones espirituales San Francisco de Sales escriba: La familia (dirigida por San Jos) no estaba compuesta ms que por tres, que nos representan el misterio de la muy santa y adorable Trinidad. No es que haya comparacin, slo en lo que respecta a Nuestro Seor, que es una de las Personas de la Santsima Trinidad, porque los dems son criaturas, pero sin embargo podramos decir que es una Trinidad en la tierra que representa de algn modo a la Santsima Trinidad. Mara, Jess y Jos, Jos Jess y Mara; trinidad maravillosamente estimable y digna de ser honrada

  • En efecto, en el plano de las relaciones de amor, no hay imagen en la tierra que sea reflejo ms fiel de esa comunicacin maravillosa que se produce eternamente en el seno de la Trinidad. La iconografa ha encontrado en esta imagen una nueva fuente de inspiracin. En los retablos franceses, en los grande cuadros, las dos Trinidades se superponen y se entrecruzan las similitudes as, horizontalmente, Jess nio aparece entre su Madre y San Jos, tomndose a menudo de su mano mientras que, verticalmente por una suerte de trasposicin aparece la escena del bautismo en el Jordn, truena el Padre celestial desde las nubes y el Espritu Santo en forma de paloma desciende sobre el Diosnio (hombre?).

    Pero estas consideraciones teolgicas y espirituales quedaban fuera del alcance de la mayora y el objeto inmediato de la devocin a la Santa Familia era honrarla, trabajando para formar: familias cristianas con el ejemplo de esta Santa Familia que debe ser modelo de todas ellas, santificando casamientos y familias, excluyendo el pecado en particular el de la impureza y estableciendo las virtudes cristianas especialmente la castidad, la humildad, la mansedumbre, la caridad, la unin de los corazones, la paciencia en las tribulaciones y as por este medio, poblar tierra y cielo de hijos de Dios, que alabarn eternamente al Padre celestial. As se expresa el Manual de la Cofrada canadiense publicada en el 1670 bajo el ttulo de La firme devocin a la Santsima Familia escrita por M. Charles Glandelet, telogo de la dicesis de Quebec. Las mujeres eran invitadas a imitar a Nuestra Seora, los maridos a San Jos, los nios al Nio Jess y los servidores a los Santos Angeles.

    Len XIII a fines del siglo XIX, fue un gran propagador de la devocin a la Santa Familia, con el fin

  • de reconstruir la familia cristiana. El mes de mayo fue asignado como mes de la Santa Familia con motivo de las dos fiestas: de San Jos y de la Anunciacin. Una fiesta de la Santa Trinidad ya haba sido instituida en la dicesis de Quebec por Monseor de Laval desde 1665, el segundo domingo despus de la Epifana; fue transferida en 1684 al tercer domingo despus de Pascua para hacerla ms accesible a la piedad de los fieles, ya que el invierno canadiense no era propicio para la realizacin de grandes concentraciones. En el 1892 Len XIII instituye la fiesta de la Sagrada Familia en la Iglesia latina, y expres el deseo de ver fundarse Cofradas en todas partes. El da elegido fue el tercer domingo despus de Epifana. Compuso personalmente los himnos de la nueva fiesta. Se los cita frecuentemente como clsicos. Aqu presentamos, en una traduccin libre, algunas estrofas que haba elegido para maitines: Cantaremos al linaje de Jess, Hijo de Dios altsimo o repetiremos los nombres heroicos de la raza de David? Ms dulce y amoroso es el humilde Nazareth cuyo aire respir Jess;

    Ms dulce es el canto que hace amados sus aos ocultos un ngel gua el tropel de peregrinos desde Egipto hasta su pas natal. Jess se apoya en el brazo de Jos protegido contra todo peligro.

    Sobre el banco de Jos, al lado de Jess se ha sentado la Madre, la Virgenesposa feliz de poder reconfortar sus corazones por su trabajo de amor

  • En el nuevo Misal romano, la festividad de la Santa Familia, ha venido a ubicarse en la octava de Navidad, entre el 25 de diciembre y el 1 de enero. Las tres plegarias de la Misa insisten sobre el ejemplo dado por la familia de Nazareth: Dios, Padre nuestro que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concdenos, te rogamos, que imitando sus virtudes domesticas y su unin en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por intercesin de la Virgen, Madre de Dios y de San Jos, guarda a nuestras familias en tu gracia y en tu paz verdadera Concdenos Padre, la gracia de imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia, a fin de gozar en el cielo, despus de las pruebas de esta vida, de la felicidad eterna. La fiesta de la Sagrada Familia no es comparable a la fiesta de las madres: no se est celebrando la familia como tal, ni siquiera la familia cristiana. Es la familia humana que necesit Jess para crecer, desarrollarse y alcanzar su estatura de hombre, tuvo que aprenderlo todo como hombre de sus padres; necesit de una madre y un padre que lo protegiesen cuando todava era pequeo. Pero esta familia Santa fue santificada ms an por su presencia. Beln, luego el hogar provisorio en Egipto y por fin Nazareth fueron los nuevos centros del mundo, porque todo gravit en torno a la humanidad de Jess. Sin saberlo, los contemporneos de Jess fueron testigos de una gran maravilla. Los fieles que sabemos ms felices que ellos podemos contemplarla en nuestras fervientes oraciones. 6 DE ENERO

  • LA EPIFANA LA MANIFESTACIN DEL SEOR La palabra Epifana es misteriosa para aquellos que no conocen el griego. Los italianos han hecho de ella una especie de Mam Navidad, un hada buena, Bifana, cuya tarea consiste en traer a los niitos buenos, los regalos de ao nuevo. Un verbo es frecuente en la traduccin griega de la Biblia Manifiesta tu rostro sobre nosotros (Ps. 30, 17); Manifiesta tu rostro, para que seamos salvos! (Ps. 79, 20); Que Dios nos bendiga y manifieste su rostro sobre nosotros! (Ps. 66, 1).

    La idea expresada es aquella de una manifestacin milagrosa que acude a salvar al hombre de una situacin angustiosa llevndole la salvacin; una gran luz por medio de la cual Dios manifiesta algo de lo que es.

    Comentando el Salmo 117, v. 27, San Juan Crisstomo escribe: El profeta llama Epifana a aquella disposicin providencial que hace descender al Verbo en el seno de la Virgen, que lo hace ser hombre y comunicarse con los hombres. El mismo significado vuelve a encontrarse en el Nuevo Testamento. Cuando el sacerdote Zacaras, padre de San Juan Bautista, canta al amanecer de los tiempos mesinicos, recurre a una terminologa muy cercana a aquella del Salmo 117; la misin del Precursor ser efecto de la tierra misericordiosa de nuestro Dios por la cual la luz de lo alto nos visitar para iluminar (epiphanai) a aquellos que permanecen en las tinieblas y en las sombras de la muerte (Lc. 1, 77-78). En cuanto a la palabra Epifana, San Pablo lo utiliza ya sea para designar la venida del Cristo

  • encarnado (2 Tm.1, 10) sea para anunciar la venida gloriosa del Seor al fin de los tiempos lo que ser una manifestacin de su gloria (1 Tm. 6, 14) Tt 2,13; 2 Tm 4, 1-8; 2 Th 2, 8; Epifana sera entonces sinnimo de Parusa. La venida al mundo del Hijo de Dios hecho hombre est unida a las ideas de gracia, luz, condescendencia misericordiosa y benvola. Esto es importante para comprender lo que es la Epifana. El salmo 117 era utilizado por los judos para la fiesta de los Tabernculos o de las Tiendas, recuerdo anual de la permanencia en el desierto en la espera de poder entrar a la tierra prometida; en la liturgia cristiana es recordado en Pascua y en la Epifana. El salmo es una accin de gracias dirigida al Seor en el transcurso de una procesin triunfal que penetraba en el Templo. As como Dios haba presidido la vida de su pueblo en el desierto, manifestndose en la nube posada sobre la tienda que l haba elegido como morada en el misterio de la Encarnacin el Verbo de Dios ha venido a instalar su tienda en medio de los hombres, asumiendo una carne semejante a la suya. El sentido bblico es suficientemente rico como para que sea necesario recurrir a la tradicin griega de las epiphanies gozosas entradas de los soberanos en sus ciudades acompaadas por gracias acordadas a los habitantes. Este sentido no es extrao al Antiguo Testamento, puesto que lo encontramos en los dos libros de los Macabeos, pero no es de importancia para comprender la Epifana cristiana. La fiesta es una celebracin de la venida de Cristo a la tierra, con todos los acontecimientos que marcaron su manifestacin a los hombres, al hacerles conocer su gloria: la adoracin de los pastores, la adoracin de los Magos que son primeras manifestaciones de Jessnio; luego el bautismo en el

  • Jordn y el milagro de las bodas de Can. Pero son ante todo las dos primeras manifestaciones las que prevalecen y as en el Panarion de San Epifanio en el siglo IV se lee: Esta fiesta se llama Epifana porque l se manifest a los pastores y al mundo, segn testimonio de los Magos, porque se manifest a Mara y a Jos y porque la estrella se manifest a los Magos de Oriente. EN ORIENTE La Epifana es la fiesta de las manifestaciones unidas al Nacimiento: la humanidad, por las personas de Mara y Jos, de los Pastores y los Magos, llega a conocer este gran Advenimiento. Tal era el sentido de la festividad cuando Egeria lleg en peregrinaje: se cantaba Bendito el que viene en nombre de Jess.

    El Obispo, el clero y los fieles llegaban a Beln para celebrar vigilias solemnes, seguidas sin duda por la Misa; despus en la noche que se prolonga Acuden en procesin a Jerusaln para continuar la celebracin: Y como, a causa de los monjes que van a pie, se ven obligados a caminar muy lentamente, llegan a Jerusaln en esa hora en que difcilmente se distingue el uno del otro, es decir casi de da, aunque sin embargo, antes del pleno da. En el transcurso de la octava que sigue al 6 de enero, la Misa se celebra en cada uno de los grandes santuarios de la ciudad: los tres primeros das en la gran Baslica Constantina, luego en Eleona en el Monte de los Olivos, en el Lazarium a mil quinientos pasos de Jerusaln, en el monte Sin, en el Anastasis y en la Cruz; durante todo este tiempo, la liturgia contina en Beln en la Iglesia de la Natividad, porque a partir del momento en que todos, llegada la noche, retornan a Jerusaln con

  • el Obispo, todos los monjes del lugar continan la vigilia hasta la maana en la Iglesia de Beln, cantando himnos y antfonas... Durante toda esta octava, la ornamentacin y la pompa, desplegada por los sacerdotes, as como por todo el clero y los monjes, es la misma. La multitud de peregrinos es incontable. Es entonces el nacimiento aquello que se celebra el 6 de Enero, en sus comienzos, en Oriente, salvo en Egipto. Desde fecha muy antigua el 6 de enero era una fiesta bautismal a orillas del ro. La festividad era destacada mediante una procesin a orillas del ro, quiz para cristianizar las antiguas celebraciones paganas en relacin con las crecidas del Nilo.

    Al da siguiente se comenzaba un ayuno de cuarenta das a imitacin del Seor, que al salir de las aguas del Jordn, haba ido al Monte de la Cuarentena en el desierto para preparar su ministerio pblico mediante el ayuno y la oracin.

    Ms tarde la conmemoracin del milagro de Can lleg a integrarse a la celebracin: es relatado por S. Juan en el contexto del bautismo de Jess. Igualmente se incorpor la conmemoracin de la Encarnacin. Casiano en su libro Conferencias escribe: Ese da de Epifana segn los sacerdotes de provincia, es a la vez el aniversario del bautismo del Seor y su nacimiento segn la carne. Cuando Oriente recibi de Occidente la fiesta del 25 de diciembre, el 6 de enero pas a ser una fiesta bautismal, la fiesta de las Luces de la iluminacin bautismal: Si bien es luminosa la fiesta transcurrida (Navidad) es ultra- luminosa, Oh, Salvador, la fiesta que le sigue (Epifana). La primera es anunciada por un Angel, la segunda ha tenido al Precursor para prepararla; aquella esta teida en sangre, porque Beln llora sus nios masacrados; en la primera una estrella te anuncia a

  • los Magos (el da de Navidad, segn la tradicin oriental), en la segunda es el Padre quin te muestra al mundo. El gran rito de la Epifana en Oriente es la bendicin de las aguas en la maana de la fiesta, destinada a conmemorar la santificacin de todas las aguas operada en ocasin del bautismo del Seor en el Jordn: bendicin de corriente de agua, manantiales, fuentes o ros y bendicin de un agua santa para uso de los fieles. LA FIESTA DE LOS TRES MILAGROS EN OCCIDENTE La antfona del Magnificat de las Vsperas de la festividad se formula as cuando es cantada en el Oficio latino: Veneramos este da santo, embellecido por tres milagros: hoy la estrella ha conducido a los Magos al pesebre; hoy el agua se ha convertido en vino en las bodas; hoy en el Jordn, Cristo ha querido ser bautizado por Juan, para salvarnos. Tres milagros. De hecho, la conmemoracin del Bautismo es trasladada al domingo siguiente y la de Can al segundo domingo despus de la Epifana. Pero el recuerdo de estos tres milagros permanece vivo aunque los Magos parecieran haber confiscado la liturgia de ese da en su beneficio. La primera mencin de una fiesta del 6 de enero en Occidente se remonta al ao 361; ese ao Julin el Apstata, an habiendo vuelto al paganismo en su corazn, particip en la celebracin de la fiesta en Viena, en la Galia, segn Ammien Marcellin. En Espaa las dos fiestas del 25 de diciembre y del 6 de enero coexisten

  • desde el ao 384, como lo demuestra la carta del Obispo Himrius de Tarragona al Papa Damasio. En Roma diversos indicios parecen indicar que la fiesta de la Epifana era celebrada desde el tiempo del Papa Inocencio I (401-417). Las siete homilas dejadas por Len el fraude (457-474)son todas relativas a la adoracin de los Magos; no hay alusin al bautismo de Cristo a las bodas de Can; ms tarde la manifestacin del bautismo tomar ms importancia como puede verse en los Evangeliarios de los siglos VII y VIII y por la introduccin en algunas Iglesias latinas de un rito que se inspira en la solemne bendicin de las aguas de las liturgias de Oriente. LA BUSQUEDA DE LA LUZ Que se pueda cumplir en vosotros el misterio que, bajo el velo del smbolo, comenz con los tres Magos dice San Len en su quinta homila sobre la Epifana. Y adems: Sin duda este da pertenece al pasado, pero no al punto de que la eficacia del misterio donde se vive la revelacin, est perimido; no al punto de que haya llegado a nosotros slo como un recuerdo que conserva la fe y que honra la memoria. El don de Dios siempre se renueva. Aquello que hicieran los Magos en la aurora de la vida terrena de Cristo, es el comienzo de un misterio que concluye bajo nuestros ojos: Estos hechos, mis bienamados, se perpetan, como se constata manifiestamente, en su contenido mstico y lo que haba comenzado como imagen termina en realidad. La estrella brilla en lo alto de los cielos por la gracia y los Tres Magos, despertados por el fulgor de la luz evanglica, acuden cada da, en los hombres de todas las

  • naciones, para adorar el poder del Rey Soberano (Homila 6). Los Magos son precursores de la humanidad redimida en busca de la luz. Lo que hicieron tiene valor de ejemplo y de enseanza y todo en su andar tiene un significado que concierne a la Iglesia de hoy y de siempre. Estn en la bsqueda de Cristo, como todos los hombres, hasta el fin de los tiempos: la marcha tras la estrella en la noche, es la condicin querida por Dios para el conjunto de la humanidad: algunos estarn ms cerca o lo han encontrado ya, otros estarn en marcha y no saben an bien que es aquello hacia lo cual tienden. Prudencio ha cantado esto en un himno compuesto para la Epifana:

    Oh vosotros que buscis al Cristo, elevad vuestros ojos al cielo., Podris ver brillar una seal de su gloria, que dura por siempre.

    Los Magos son las primicias de los paganos. Prefiguran a la Iglesia reunida por el Espritu de los cuatro puntos cardinales, para adorar a Cristo. As, no debera asombrarnos, que se haya elegido primeramente la octava de la Epifana como la semana de la unidad, antes de fijar el 25 de enero como la semana de preparacin a la fiesta de la conversin de San Pablo. Siguiendo la luz, los Magos han buscado la luz escribi Prudencio; la luz de la estrella era acompaada por una luz interior todava confusa, pero donde la fe de aquellos sabios paganos haban sabido percibir el llamado divino, la docilidad a su luz interior los llev hasta la fuente misma de la luz. Haba una estrella en el cielo, una estrella sobre la tierra y el sol en el pesebre, dice Pedro Damin en su primer

  • Sermn de Epifana. La estrella en el cielo era un astro luminoso, la estrella sobre la tierra era la Virgen Mara, el sol en el pesebre, nuestro Cristo. Sobre la estrella del cielo encontramos esto en los Evangelios: Nosotros hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo: sobre la estrella en la tierra tenamos la profeca de Balaam: Una estrella se levantar de Jacob y destruir todo lo extrao (Nb. 24, 17); en cuanto al sol del pesebre, segn el Libro de la Sabidura, los rprobos dirn ms tarde de l: Hemos errado lejos el camino de la verdad y el sol de la justicia no brill sobre nosotros (Sg.5,6). El andar de los Magos no es lo nico que reviste un valor de ejemplo: los presentes que ofrecen han sido interpretados por los Padres de la Iglesia como una proclamacin implcita de los diferentes aspectos del misterio de l a Encarnacin. Santa Irene fue la primera en decirlo a fines del siglo II, en el tercer libro de su obra Contra las herejas: Conducidos por la estrella a la casa de Jacob, ante el Emanuel, mostraron con los presentes ofrecidos quin era Aquel que adoraban: la mirra porque era el que deba morir y ser sepultado por la humanidad mortal; el oro porque es el Rey cuyo reino, no tiene fin, el incienso, porque es el Dios que fue a la vez conocido en Jud (Ps. 75, 2) y se manifest a aquellos que no lo buscaban Su fe, ciertamente, no era an precisa, pero el Espritu de Dios que los guiaba y por quin se dejaban conducir, les hizo elegir ofendas simblicas y profticas.

    San Len el Grande ha insistido en su sexta homila de Epifana sobre el alcance simblico de la Triple ofrenda: Las tres clases de presentes llevados por los Magos son ofrecidos por todos aquellos a quienes el camino de la fe conduce a Cristo...

    En el corazn de todos aquellos cuya fe es firme se cumple la misma oblacin. Del tesoro de su alma

  • extrae el oro aqul que reconoce en Cristo al Rey del universo; ofrece mirra aqul que cree que el Hijo nico de Dios se ha unido a una verdadera naturaleza humana; y lo honra con el incienso aquel que profesa que el Hijo es en todo igual a la majestad de su Padre. Para San Len, la experiencia hecha por los Magos es absolutamente indispensable a nuestra fe; ellos han constatado realmente la verdad de la Encarnacin. Jess era un niito de carne y sangre, semejante a todos los recin nacidos.

    Y as como la incredulidad de Toms fue til a todos, ya que contribuy a probar la realidad de la Resurreccin, igualmente la experiencia de los Magos atestigua la realidad de la Encarnacin: l es Dios; l es Rey, pero tambin es hombre destinado a morir. Adems del valor simblico de los dones hechos al Nio, ellos tienen como principal objeto, significar el don presentado por los hombres en reconocimiento al Don de Dios a los hombres: Nuestra fe como el oro, nuestros cantos como el incienso y nuestro amor como la mirra, para Aquel que quiso nacer en la carne, canta un Cann de la liturgia bizantina, el 23 de diciembre. Y San Juan Crisostomo, en una perspectiva ms moralizadora, declara a su vez: Ellos trajeron oro, traigan ustedes tambin la sabidura y la virtud; ellos ofrecieron incienso: ofrezcan ustedes tambin plegarias puras, el perfume espiritual; ellos trajeron la mirra: traigan tambin ustedes la humildad, un corazn contrito y la limosna. LA LECCIN DEL PESEBRE

    San Len es aquel de los Padres cuya enseanza es la ms rica acerca de los beneficios que debemos

  • extraer, a partir de los Magos, de nuestra visita a Beln. Destaca primeramente que los Judos no creyentes no supieron reconocer la leccin del pesebre, a pesar de que ellos mismos haban indicado el camino a los Magos que no eran ms que paganos: Porqu os cerris a vosotros mismos el camino que abrs a otros?

    El problema de la incredulidad de lo judos es aquel de tantos que se escandalizan de ver a Dios tan pequeo: No quisieron adorarlo en la humildad que entraaba la debilidad de un nio.

    La Encarnacin est hecha de paradojas, como el cristianismo mismo; para aceptar estas contradicciones aparentes, es preciso que el corazn consienta en transformarse, que el orgullo d lugar a la humildad y la mansedumbre. En la humildad se manifiesta la grandeza misma de Dios: es el mayor de los prodigios verlo rebajarse as: los Magos no encuentran un taumaturgo en el pesebre: Ellos encontraron un nio silencioso, tranquilo, abandonado a las manos de su madre San Len en su sptima homila sobre la Epifana en l no apareca indicio alguno de su poder; no mostraba ms que un solo prodigio y grande, su humildad misma!.

    Para decirlo todo, el Seor que fue el primero en practicar aquello que deba ensear tan intensamente a sus discpulos: Si no os haces como los nios no entrares en el Reino de los cielos (Mt 18, 3). Es la infancia espiritual lo que l ensea al mundo en el misterio de su Epifana; en esto an hay que citar a San Len en la misma homila: Cristo ama la infancia por la cual debut tanto en su alma como en su cuerpo. Cristo ama a la infancia, maestra de humildad, ejemplo de inocencia, modelo de mansedumbre. Cristo ama a la infancia hacia la que orienta a los hombres an a los mayores, a los ancianos y la da como ejemplo a todos aquellos a quienes prepara

  • para el reino eterno. Tendramos que pedirle algo que conviene al magisterio de los aos: el rpido apaciguamiento de las cleras, el rpido retorno a la calma, el olvido de las ofensas, la indiferencia a los honores, el amor a la unin mutua, el equilibrio en el humor. Es un gran bien el no saber molestar y el no gozar en la maldad, porque el ser injusto y vengativo es dictado por la prudencia de este mundo, pero no devolver a nadie mal por mal, da esa seguridad propia de la infancia cristiana. Mis bienamados, el misterio que festejamos hoy, les invita a parecerse tambin a los nios. El Salvador, ese nio que adoraron los Magos, los invita a imitar esta humildad. Si el Salvador nos invita a esta humildad es porque no existe otra forma de llegar a la salvacin. En Beln comienza la victoria de Pascua, la de la debilidad triunfante. La victoria que subyug a las fuerzas del mal ha sido conseguida por la humildad y sta se manifest primeramente en el pesebre. San Len siempre en la misma homila, ha subrayado la estrecha correspondencia entre el comienzo y el fin de la vida de Cristo: A aquel que no era ms que un nio no le falt ocasin de su fin; a aquel que tendra que sufrir la Pasin no le falt la dulzura de la infancia. El Hijo nico de Dios quiso poner bajo el mismo signo de abajamiento de su majestad, su nacimiento como hombre y su muerte por mano de los hombres. EL DOMINGO DESPUS DEL 6 DE ENERO EL BAUTISMO DEL SEOR

  • All donde la solemnidad de la Epifana es

    celebrada el domingo que sigue a su fecha tradicional, la celebracin del bautismo es trasladada al domingo siguiente. El bautismo de Cristo, se ha dicho, y la manifestacin trinitaria que lo acompaa, son el principal objeto de la fiesta de la Epifana en Oriente, ya que la llegada de los magos es conmemorada en la misma fecha que Navidad. La revelacin del bautismo, tal como es contada por los cuatro evangelistas, es grandiosa: es un cuadro extraordinario aquel de los cielos que se abren, del Espritu que se presenta bajo la forma de una paloma que desciende del cielo y reposa sobre la cabeza del hombre que est de pie en el Jordn y luego, la voz celestial. La iconografa bizantina ha sabido aprovecharla admirablemente y la escena ha inspirado a los artistas de la Contra- Reforma. La escena recuerda a otra: la de la Transfiguracin cuando la voz que llega del cielo pronuncia las mismas palabras; la misma afirmacin vuelve en el contexto del proceso de Jess segn Mateo y Marcos (Mt. 26, 63; Mc. 14, 61). El cielo rasgado se corresponde con el velo rasgado del Templo cuando el centurin proclama: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios. Los tres Sinpticos hacen mencin del acontecimiento: San Marcos usa trminos parecidos a aquellos de la escena del bautismo. Decir que los cielos se rasgan, es significar que los tiempos de la gracia, la era mesinica han llegado: se abren para dejar que descienda el Espritu.

    San Juan recuerda las palabras de Juan Bautista pronunciadas al da siguiente del bautismo: He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; porque el Bautismo est en relacin con la Pasin que vendr.

  • La catequesis de los Padres ha recogido del Antiguo Testamento, numerosos smbolos del bautismo: las aguas amargas de Mara que Moiss convirti en dulces tocndolas con su vara, imagen de la cruz de Cristo, para que aplacasen la sed de su pueblo (Ex. 15, 22-26); la fuente de Jeric, convertida en potable por la intervencin del profeta Eliseo, cuando sus aguas eran malsanas y provocaban abortos (2 R. 2, 19-22). Los signos del bautismo son numerosos en el Antiguo Testamento: han sido utilizados en la controversia con los judos, en la catequesis, en la predicacin, en la iconografa y en la liturgia. Los relatos del Gnesis que tienen por escenario el desierto con la cercana de una fuente, lugar natural de encuentro, han servido tambin para representar el bautismo: as el servidor de Abraham que parte obedeciendo la orden de su amo, a fin de buscar una esposa par Isaac y encuentra a Rebeca en el pozo de Nahor (Gen 24-10-28), vuelve a menudo, en la liturgia siria para la bendicin de las aguas; igualmente el encuentro de Jacob y Raquel cerca de un pozo (Gn 29, 9-12), es anuncio proftico de la boda mstica de Cristo y su Iglesia en las aguas del bautismo. Esta idea de la boda mstica subyacente en el bautismo ha servido de lazo de unin entre el bautismo de Cristo y el primer milagro de las bodas de Can aproximados por el evangelio de San Juan. El agua convertida en vino es puesta como paralelo con la santificacin de las aguas del Jordn al contacto con el cuerpo de Cristo. La santidad de las aguas del bautismo proviene solamente del Seor. Ese don de santificacin les fue conferido el da que se dign descender al Jordn, sin temor de mezclarse entre la multitud de pecadores y penitentes:

  • Puro, purificador y ms puro que todo, llegado

    a las aguas (au bain?) para nuestra purificacin, proclama el rito de bendicin de las aguas en la liturgia maronita. Sin mancha, que quitas toda mancha y ms inmaculado que todo, llegado a la purificacin para purificarnos! Santo santificador y ms santo que todo, que has querido ser santificado por las aguas para nuestra santificacin! romanos le Mlode ha cantado a la condescendencia de Cristo descendiendo al Jordn, por amor hacindose semejante a los pecadores, serenando a sus criaturas y trayndoles aquella santidad a la cual aspiraban sin saberlo:

    Vencido en mis entraas, en mi misericordia, he venido a mi criatura y tendido las manos para abrazarlo. No te avergences ante m, es por ti que ests desnudo que yo me desnudo y recibo el bautismo; ya se abre el Jordn a m y Juan prepara mis caminos en las aguas y en las almas.

    El Seor se vuelve accesible, se entrega a los hombres, indefenso, desnudo como lo estar en la cruz, se preocupa en calmar la emocin del Precursor y ste recibe as una efusin inesperada de gracia.

    El paso dado por el Seor y el descenso del Espritu sobre l han otorgado fecundidad a las aguas; el bautismo de Juan, simple signo de penitencia, cede lugar al bautismo en el agua y el Espritu, que es una efectiva regeneracin. Hoy sobre las aguas del Jordn, dice el Prefacio, haz querido inaugurar un nuevo bautismo: una voz desciende del cielo para atestiguar que tu Palabra habita entre los hombres y el Espritu, manifestado bajo el aspecto de una paloma, consagra a tu Servidor Jess para que anuncie la buena nueva. El nuevo bautismo, inaugurado por aquel de Cristo, convierte a las fuentes de agua (bendita?) en matriz destinada a engendrar, a semejanza del Hijo

  • nico, hijos adoptivos, que en adelante habindose despojado del hombre viejo, se encaminarn por la fe hacia las fuentes de la eternidad: Cuando Cristo fue bautizado en el Jordn y el Espritu Santo repos sobre l, tu lo dignaste como tu Hijo bienamado, dice la primera Oracin de la misa: concede a tus hijos adoptivos, nacidos del agua y del Espritu, observar siempre tu santa voluntad.

    En el bautismo de Cristo est contenida, virtualmente, nuestra regeneracin; todos hemos sido bautizados en l. l mismo al sumergirse en las aguas del Jordn, anunci profticamente esa otra inmersin en la tumba cuando llevar consigo a la humanidad entera, para hacerla resucitar con l como un pueblo nuevo: Ahora la tnica del duelo se desgarra (aquella que le fuera dada a Adn despus de su pecado y la expulsin del paraso), nos hemos puesto la tnica blanca que nos ha tejido el Espritu con el velln puro del Cordero, nuestro Dios, canta Romano el Melode. El pecado es borrado, la incorruptibilidad nos es otorgada; la recuperacin de la gracia es manifiesta: He aqu al Cordero de Dios que toma sobre s el pecado del mundo entero. 2 DE FEBRERO PRESENTACIN DEL SEOR EN EL TEMPLO

    Hoy tu Hijo eterno es presentado en el templo y el Espritu Santo, por boca de Simen, lo seala como la gloria de tu pueblo y la luz de las naciones. Nosotros iremos tambin gozosos al encuentro del Salvador, te cantaremos con los ngeles y todos los santos... dice el celebrante al cantar el Prefacio del da.

  • La Candelaria que por mucho tiempo recibi el nombre de Purificacin de Mara es a la vez una fiesta del Seor y de su Madre. La Presentacin del nio en el Templo no era un rito prescrito por la ley mosaica, a la inversa de la purificacin de su madre; prctica piadosa, los padres de Jess la hicieron suya, para que su nio hiciera su primera entrada en la casa de su Padre: Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos portones antiguos, para que entre el rey de la Gloria! (Ps. 23, 7. 9) Y que all, en la casa del Dios de Israel, haga la ofrenda de s mismo a su Padre: No queras ni sacrificio ni oblacin, no pedas holocaustos ni vctimas, dije entonces: Heme aqu, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro hacer tu voluntad. (Ps. 39, 7-8) Aquello que el anciano Simen, inspirado por el Espritu, ve en Cristo, es expresado en un Cntico que habla del cumplimiento de las promesas; ha visto con sus ojos la Salvacin de Dios, aquello que Isaas anunciaba en su libro de Consolacin, especialmente en 42, 5 y en 52, 10. El niito no es otro que el Servidor de Yahv prometido por el profeta. El tema del Servidor inspira el Nunc dimittis: la revelacin que trae a las naciones, la glorificacin que recibir cuando haya finalizado su obra de redencin, y la luz se haya esparcido por el mundo entero. La liturgia del da con su procesin es muy rica: como ya lo hemos hablado extensamente en la obra Festividades de Nuestra Seora, no es necesario consagrarle otro captulo.

  • Jess ha sido dado a los hombres para ser ofrecido por ellos a Dios y Dios lo devuelve a los hombres como devuelve a los padres su primernacido, luego de haberlo recibido:

    Est oblacin nica de los hombres a Dios le es hecha hoy por las manos de Mara escribe el P. Gibienf, discpulo de Brulle, y Dios an teniendo en sus manos el poder de retenerla, la pone nuevamente entre las manos de Mara y por las manos de Mara, en poder de los hombres. Como si el Espritu Santo, conduciendo de la mano al Evangelista, hubiera querido insinuar que es la ley ceremonial, esa ley de smbolos y sombras, ley proftica de una mejor ley, que otorga a los Padres la facultad de recoger a sus primognitos y conservarlos bajo su potestad. No hubiera sido hecha sino en relacin y homenaje a aquella que sucede en este misterio, donde Jess es entregado en poder de los hombres por manos de Mara que nos representa a todos como nuestro Reina y Madre. 25 DE MARZO LA ANUNCIACIN DEL SEOR La Anunciacin es el anuncio hecho a Mara y la fiesta de la Encarnacin a la vez. El relato del misterio se lee solamente en San Lucas; Mateo encara el misterio del nacimiento en relacin con San Jos, cuando Mara ya lleva al nio en su seno. Los datos que proporcionaron los Evangelistas son los mismos: la filiacin davdica del nio, su concepcin virginal obra del Espritu Santo, el nombre de Jess que habr que darle, su misin salvfica.

  • En San Lucas, el relato pone ms en relieve el rol

    del Espritu, de la gracia que se menciona dos veces y de la pobreza espiritual. El ngel califica al nio que nacer, de Santo e Hijo de Dios. En ninguna parte de su evangelio ni en los Hechos, San Lucas utiliza la palabra Santo al hablar de Jess en un sentido meramente humano; l es el santo de Dios, el servidor de Yahv anunciado por Isaas, el que comparte luego del sacrificio que ha hecho de s mismo, la gloria de Dios. Santo expresa la condicin divina de Jess y el ttulo es empleado para anunciar su venida en el seno de Mara que lo concebir. Hijo de Dios se emple sin artculo, como una expresin de fe que est en camino. Mara es invitada a reconocer en el hijo de sus entraas al propio Hijo de Dios. Es aquel que por salvar a los hombres deba nacer entre los hombres, es a l que anuncia el Angel a la Virgen inmaculada y que bajo la sombra del Espritu Santo, ella recibe por la fe y es a l que llevar con ternura en su carne. l acude a cumplir las promesas hechas a Israel, a colmar y an sobrepasar la esperanza de las naciones; canta el Prefacio. Las Plegarias de la Misa piden a Dios que reconozca en Jess su doble naturaleza de Dios y de hombre: Puesto que reconocemos en l a nuestro Redentor, hombre y Dios a la vez, concdenos participar de su naturaleza divina. (Oracin de apertura). Habiendo proclamado al Hijo de la Virgen verdadero Dios y verdadero hombre, que podamos ser salvados por el poder de la resurreccin y alcanzar el gozo eterno. (Oracin despus de la Comunin).

    Por la gracia de la Encarnacin, asciende un cntico de la tierra al cielo que est a la medida de Dios, se ha establecido una cierta igualdad entre el don y el agradecimiento.

  • En su libro Grandezas de Jess, Brulle escribe:

    Desde la eternidad existi un Dios infinitamente adorable, pero no haba todava un adorador infinito; exista un Dios digno de ser infinitamente amado y servido, pero no haba ningn hombre ni servidor que pudieran rendir ese servido ni ese amor infinito. T eres ahora, Oh Jess, ese adorador, ese hombre, ese servidor infinito en poder, en calidad, en dignidad, que satisfar plenamente ese servicio y rendir ese homenaje divino. Porque t eres ese hombre que ama, adora y sirve a la majestad suprema como ella es digna de ser amada, servida y honrada. Y as como hay un Dios digno de ser adorado, servido y amado, hoy tambin en ti, Oh mi Seor Jess, un Dios que lo adora, lo ama y lo sirve y toda la eternidad en esa naturaleza que ha sido unido a vuestra persona, en la plenitud de los tiempos. DOMINGO DE RAMOS Y DE LA PASIN El ttulo es doble as como el objeto de la solemnidad: en uno y otro caso se trata del triunfo. Los dos aspectos del domingo que abre la Semana de la Pasin o Semana penosa para decirlo como los Sirios, no son extraos el uno al otro. En la visin cristiana no existe el sufrimiento en estado puro: el sendero estrecho, los caminos escabrosos y difciles desembocan siempre en la luz de la Resurreccin. La luz del gran da encuentra su camino hasta en las profundidades de la noche que la prepara. Los folkloristas han pensado que la popularidad del domingo de Ramos provena de las costumbres agrarias enraizados en los numerosos pases rurales: los ramos bendecidos eran utilizados para santificar la tierra y proteger los campos. En otras partes se ha pensado que los ritos funerarios ligados a la fiesta eran ms

  • importantes en el espritu de muchos cristianos que la celebracin de los Ramos misma, de hecho el hbito de visitar tumbas y depositar en ellas los ramos bendecidos, as como erigir Cruces de Hosanna en los cementerios para bendecirlos, no es algo universal, es propia de ciertas regiones solamente. Esencialmente el domingo de Ramos permanece como una conmemoracin de la entrada de Jess en Jerusaln algunos das antes de la Pasin. Los nombres populares de la fiesta subrayan el aspecto esencial del misterio del da, el triunfo anticipado del Seor sobre las fuerzas de la muerte y estos son: la Pascua Florida, Hosanna, Domingo de Hosanna, Domingo de Ramos o de Palmas. LA SOLEMNIDAD EN JERUSALN El domingo anterior a Pascua no tiene carcter penitencial en Oriente; el ayuno es interrumpido el sbado y el da del Seor daba lugar a una celebracin gozosa y triunfal. Los lugares santos haban sido recubiertos de tierra hacia el 135 bajo el emperador Adriano (Hadrien) a fin de que los recuerdos visibles de la existencia terrenal de Cristo desaparecieran y que los cristianos no pudieran encontrarlos. Fueron despejados despus del fin de las persecuciones. En el 325, Constantino y su madre Helena se ocuparon en restituir su primer aspecto a aquellos lugares del suplicio y sepultura de Cristo, luego construyeron para protegerlos la primera Baslica del Santo Sepulcro. La corriente de peregrinos comenz de inmediato.

  • Egeria ha dejado una descripcin de la liturgia local de este da en su Diario de viaje: A la hora sptima, todo el mundo y el Obispo tambin suben al Monte de los Olivos, es decir a la Eleona, a la Iglesia; se cantan himnos y antfonas apropiadas al da as como las lecturas. Cuando se aproxima la hora novena se dirigen cantando himnos hasta el Imbomon (Ascensin) es decir al lugar en que el Seor ascendi a los cielos y all se sientan. Todo el pueblo siempre en presencia del Obispo, es invitado a tomar asiento se cantan all himnos y antfonas apropiadas al lugar y al da as como lecturas y oraciones que se intercalan. Y cuando se aproxima la hora undcima, se lee el pasaje del Evangelio donde los nios con ramos y palmas acuden al encuentro del Seor, diciendo: Bendito el que viene en nombre del Seor, y enseguida el obispo se levanta con todo el pueblo y desde lo alto del Monte de los Olivos se regresa, todo el mundo a pie. Todo el pueblo camina delante del Obispo bajo el canto de himnos y antfonas y respondiendo siempre: Bendito el que viene. Todos los niitos del pas hasta aquellos que no pueden caminar porque son demasiados pequeos y sus padres los llevan en andas, todos tienen ramos, algunos de palmera, otros de olivo: y es as que se escolta al Obispo de la misma manera que fue escoltado el Seor aquel da. De lo alto de la montaa hasta la ciudad y desde all al Anastasis, atravesando toda la ciudad, todo el mundo hace el camino a pie, hasta las seoras y los altos personajes, todos, escoltan al Obispo recitando el responso; se va as lentamente, muy lentamente, para no fatigar a la multitud, y la noche ya ha cado cuando se llega al Anastasis. La liturgia de Jerusaln comprenda numerosas procesiones, las haba todos los domingos pero ese da, el domingo anterior a la Pascua, tena otra connotacin: la de reproducir aquello que el Seor haba hecho, en los

  • mismos lugares en que se haban desarrollado los acontecimientos. En medio del pueblo, el Obispo tena el rol de Jess, apareca como su vicario, su representante en la tierra; los homenajes a Cristo pasaban por su persona. Once siglos ms tarde, el peregrino Fra Suriano atestigua que las cosas sucedan de igual forma: su Relato ha sido escrito en el siglo XV. Y as, porque numerosos peregrinos de todas partes del mundo cristiano haban tomado parte en su procesin y conservaban de ella un recuerdo inolvidable, el rito de la Iglesia de Jerusaln fue reproducido rpidamente en todas las Iglesias de Oriente y Occidente; la procesin se convirti en el rito ms importante del da; la ceremonia es el eco de las aclamaciones que Jess recibiera el da de su entrada solemne en la Ciudad Santa. EL DOMINGO DE RAMOS EN ORIENTE Siria, prxima a Palestina, fue la primera en adoptar la procesin de Palmas; las comunidades semticas del reino de Edessa trasmitieron la tradicin desde fines del siglo V a las Iglesias del Imperio persa. Las dos grandes metrpolis de Constantinopla y Alejandra adoptaron la prctica de Jerusaln. Pero en Oriente solo se celebra la entrada triunfal de Jess y su acogida en la Ciudad Santa, es el tema exclusivo de la liturgia de este domingo. En Occidente las cosas se presentaron un poco diferente. En Oriente, la transicin entre la alegra de la celebracin de las Palmas y la tristeza de la Semana Santa que comienza se produce hacia al anochecer. En Siria, los iconos, que han quedado expuestos durante la liturgia del da, son velados, se tiende detrs del altar un

  • inmenso pao negro marcado con una gran cruz blanca a la que rodean los instrumentos de la Pasin, y se exponen, donde las poseen, las reliquias de la Verdadera Cruz. La liturgia bizantina tiene este texto caracterstico en el transcurso de Vsperas: Al pasar de las Palmas y los Ramos, fiesta divina, acudamos fieles, a la venerada y saludable solemnidad de los sufrimientos de Cristo, vemoslo someterse por nosotros a su Pasin voluntaria y dar su vida como rescate del universo entero.

    As se celebra la transicin entre el triunfo de las Palmas y el comienzo de la celebracin de la Pasin. En Occidente, esto se produce mucho antes o, mejor dicho, los dos temas son abordados desde el comienzo de la celebracin. EL LTIMO DOMINGO ANTES DE PASCUA EN OCCIDENTE La proximidad de la Pasin del Seor ocupa, en efecto, un lugar importante en la liturgia del da, en el seno del mundo latino. El tono est marcado por el Invitatorio antes de la bendicin de los ramos.

    Henos aqu reunidos en el comienzo de Semana Santa para comenzar con toda la Iglesia la celebracin del Misterio Pascual. Hoy Cristo entra en Jerusaln, la ciudad Santa donde va a morir y a resucitar. Pongamos nuestra fe en evocar ahora el recuerdo de esa entrada triunfal de nuestro Salvador; sigmoslo en su Pasin hasta la cruz para participar en su Resurreccin y en su vida.

    En Roma desde tiempos de San Len el Grande se hace en este da la lectura del evangelio de la Pasin; el

  • papa declara en efecto en una homila no poder comentar el texto en su totalidad: >Sera demasiado, hermanos bienamdos, si el sermn de hoy quisiera contarlo todo; as que remitamos la continuacin al mircoles, da en el cual se recomenzar la lectura de la Pasin (Sermn 3 sobre la Pasin) Est prctica podra remontarse al siglo III. Quiz Roma observ en este domingo la Tradicin del Smbolo preparatoria del bautismo, es decir la ceremonia en cuyo transcurso el texto era entregado y explicado a los catecmenos. Deban aprenderlo de memoria, luego repetirlo despus de un examen en la maana del Sbado Santo. Lo mismo se repiti en Miln, en Africa y en Espaa, aunque la liturgia del da comprenda tambin numerosos textos bautismales.

    Pero la procesin de los Ramos permanece como el elemento ms importante de la liturgia. Bajo el nombre de Ramos se comprende toda clase de plantas: el evangelio de San Mateo habla de ramas de rbol (Mt 21, 9), el de San Marcos de follaje cortado de los campos (Mc 11, 8), el de San Juan de ramas de palmera (Jn 12, 13), San Lucas no habla ms que de mantos que se extendan a los pies de Jess. Como el triunfo de Jess haba comenzado en las pendientes del Monte de los Olivos, se ha supuesto que las ramas eran de olivos, smbolo de paz desde los tiempos de No, se les ha agregado ramos de palmera, ms difciles de encontrar, pero seales de victoria. En muchos lugares se han bendecido flores de donde viene el nombre de Pascua fl