Crónica Lagos a Amieva

Tras un largo viaje desde Valladolid y del madrugón, pues salimos a las 6:10 h, por fin llegamos al aparcamiento de los lagos de Covadonga, no sin antes hacer la parada correspondiente del desayuno. En esta ocasión nos detuvimos en La casa de las corbatas, un bar restaurante muy recomendable y bien conocido por sus dulces gigantes, palmeras XXL y corbatas de diversos sabores, ¡deliciosas! Una vez bajamos del bus preparamos las mochilas y las botas bajo un sotechado cubierto e iniciamos la ruta prevista sobre las 11,15 h. desde los lagos de Covadonga a Amiela.

El día se presentaba cubierto de nubes pero sin previsión de lluvia. Rodeamos el lago Enol (980 m.) por la derecha siguiendo por la carretera de llegada, hacia Covadonga, que nos permitió avistar el lago desde cierta altura. A pocos metros sobre el talud lateral de la carretera observamos unos bloques horizontales de hormigón que sobresalían de la pared de roca. Se trataba de un homenaje a siete personas fallecidas, posiblemente estuviera dedicado a esos ciclistas que perdieron la vida trágicamente sobre la bicicleta en el famoso puerto de montaña. Más adelante nos salimos de la carretera hacia la izquierda a coger el GR-202 yendo por un estrecho y resbaladizo sendero descendente en la Cuesta Los Marallos, con abundantes helechos y monte bajo, hasta que llegamos a una gran pradera. El camino discurrió a través de subidas y bajadas ligeras, lo que hizo que fuera ameno y asequible para todo el grupo. El primer reagrupamiento fue muy breve y lo hicimos en la majada de Fana (1 h.), donde había algunos invernales de pastores construidos en piedra.

Continuamos por el sendero y a nuestro paso vimos algunos rebaños de cabras que estaban pastando junto a las rocas. A la derecha quedaba la zona de Aspra de Fana, y a la izquierda un bosque de grandes hayas en el

30 de septiembre de 2012 LAGOS DE COVADONGA A AMIEVA (Picos de Europa) (2.568 m) - Picos de Europa

Crónicas montañeras del GUM GUM Valladolid 1

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valle. Nos dirigimos hacia el Collado el Sellón cubierto de extensos prados verdes. Más allá nos cruzamos con más ganado vacuno buscando alimento en las ramas de los arbustos. Un poco más adelante, bajo unos árboles frondosos nos sorprendió ver un grupo de tranquilos caballos asturcones reunido mimetizado con la maleza. Los

c u a d r ú p e d o s d e f u e r t e cons t i t uc i ón l uc ían un precioso pelaje de color canela y negro, además de enormes pezuñas cubiertas de pelo blanco. Continuamos descendiendo por el sendero dejando a la derecha la sierra de Porciles y pasando p o r L a s M e s t a s . A l l í cruzamos un arroyo por un estrecho puente y giramos hacia la izquierda paralelos al río. Tras pasar junto a Fuente Prieta llegamos al Collado Cebeo. También nos tocó cruzar otra alambrada para acceder a otro prado con bastante maleza y allí

hicimos la tercera parada de reagrupamiento (3 h.) aprovechando a comer algo. Más adelante nos adentramos en una zona de bosque, y tras superar otra alambrada, cruzamos el lecho de un arroyo seco entre la arboleda sombría. En algunos sitios el suelo estaba completamente embarrado y había que tener cuidado de no caer o quedarse anclado en el lodo provocado por las recientes lluvias. De este modo llegamos a un invernal aislado donde nos detuvimos para reunirnos todo el grupo. Proseguimos hacia arriba pero tuvimos que volver hacia atrás porque el camino no estaba claro. Entonces desde la posición de la casa, tiramos hacia la izquierda por un camino que fue ascendiendo hasta encontrar una pista de tierra que nos llevó a un cruce de caminos con terrenos acotados por alambradas. Giramos a la izquierda de nuevo siguiendo una pista pasando por Ñafuentes hasta llegar a las Majadas de Pallares donde hicimos el cuarto reagrupamiento (3 h 45´).

Durante el recorrido las montañas de alrededor destacaban sobre las copas de las hayas, avellanos y fresnos que formaban los bosques verdes. Más tarde continuamos bajando por el sendero y divisamos al otro lado del valle las coloridas casas del pueblo de Vis. Un poco más abajo nos adentramos en un frondoso bosque cuyo suelo estaba cubierto por la hojarasca, las rocas con el verdín y los troncos rodeados por musgos y líquenes. El ritmo del grupo se ralentizó bastante debido al gran desnivel del camino y al estado resbaladizo





del terreno. Era tal la vegetación del bosque que no entraba demasiada luz en el mismo. De nuevo pasamos junto al cauce seco de otro arroyo cubierto de t roncos ca ídos . A lgunos hayas presentaban formas contorneadas en sus troncos húmedos, dándole un cierto misterio al lugar. Tras bajar por el pronunciado sendero nos reagrupamos en la Olla de San Vicente sobre las 17,45 h, poco antes una chica encontró las gafas del guía que había estado preparando la ruta días atrás, ¡Eureka!. Nos detuvimos junto a una explanada y bajamos con cuidado por unas rocas

hasta la orilla del río donde había un pequeño salto de agua. Mientras el resto del grupo accedió a una playita en el otro lado. Tuvimos bastante tiempo para comer, casi una hora, mientras algunos comíamos, otros aprovecharon a meter los pies en las gélidas y transparentes aguas. El río Dobra desembocaba en una gran poza con las orillas de guijarros. Allí nos hicimos la foto de grupo y el guía decidió qué hacer pues llevábamos bastante retraso y ya eran las 18:45 h de la tarde. Finalmente se decidió la opción más sensata , buscando la primera salida posible a la carretera en lugar de seguir hacia Vis.

Por ese camino dejamos a nuestra izquierda un puente romano de gran altura, donde nos detuvimos a hacer más fotos. Después continuamos hasta llegar a la carretera N-625 donde hay un restaurante junto a la carretera, concluyendo el final de la etapa a las 19,25 h. Al sitio donde se cruzan el camino y el puente que toma el nombre del río Dobra, ya próximo a su desembocadura en el río Sella, se le conoce como “Meceduría del Dobra”. En breve llegó el autobús a buscarnos, pero nos dio tiempo a cambiamos de ropa y tomar algo en el bar. La longitud de la ruta fue de unos 22 Kms. aproximados en lugar de 30 como estaba previsto inicialmente, mientras que el desnivel acumulado ascendente fue de 545 m. y el





descendente de 1465 m. Eran las 20,10 h. cuando salimos de allí, ya estaba oscureciendo y regresamos por el desfiladero de los Beyos que tenía bastantes curvas. Gracias a la pericia del conductor evitó la colisión del bus con unos caballos sueltos que iban corriendo en la misma dirección por aquella oscura carretera. Tras un largo viaje llegamos bien a Valladolid, siendo justo medianoche cuando nos dejó el autobús en la plaza de la Universidad.







Texto: Óscar Armenteros LamasFotografía: Rafael Herrero Viturtia

Montaje: Alberto Pérez Castellanos



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