Cuadernos de la Mujer - Nº 52

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1 Cuadernos de la Mujer-------------------------- MADRID WOMAN’S WEEK - nº 52 ARTÍCULO sobre el maltrato y la violencia de género Reflexiones sobre Violencia de género Luisa Velasco es inspectora de la Policía Local de Salamanca. Licenciada en Psicología, experta en Violencia de Género y Mediación Familiar. Autora del proyecto del Servicio Especial de Atención a la Mujer y al Menor (SEAMM) para la Policía Local de Salamanca. También es miembro del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca. Docente en cursos, talleres y programas de doctorado, para alumnado universitario y profesionales en diferentes materias. Le han otorgado diferentes premios por su contribución a la lucha contra la violencia de género, entre los que destacan los concedidos por el Consejo General de la Abogacía Española. Colegio de Abogados de Salamanca, por el Sistema Nacional de Salud, Premio de Calidad e Igualdad por el Proyecto de colaboración intersectorial para la prevención y atención de la violencia de género presentado conjuntamente con la Gerencia de Atención Primaria de Salud de Luisa Velasco, inspectora de la Policía local de Salamanca y experta en violencia de género y mediación familiar.

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Luisa Velasco, inspectora de Policía Local en Salamanca, nos escribe sobre Violencia de Género

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ARTÍCULO sobre el maltrato y la violencia de género

Reflexiones sobre Violencia de género

Luisa Velasco es inspectora de la Policía Local de Salamanca.

Licenciada en Psicología, experta en Violencia de Género y Mediación

Familiar. Autora del proyecto del Servicio Especial de Atención a la

Mujer y al Menor (SEAMM) para la Policía Local de Salamanca.

También es miembro del Centro de Estudios de la Mujer de la

Universidad de Salamanca. Docente en cursos, talleres y programas de

doctorado, para alumnado universitario y profesionales en diferentes

materias. Le han otorgado diferentes premios por su contribución a la

lucha contra la violencia de género, entre los que destacan los

concedidos por el Consejo General de la Abogacía Española. Colegio

de Abogados de Salamanca, por el Sistema Nacional de Salud, Premio

de Calidad e Igualdad por el Proyecto de colaboración intersectorial

para la prevención y atención de la violencia de género presentado

conjuntamente con la Gerencia de Atención Primaria de Salud de

Luisa Velasco, inspectora de la Policía

local de Salamanca y experta en violencia

de género y mediación familiar.

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“En la última

década han sido

asesinadas más

de 600 mujeres”

Salamanca, y la Comisión Territorial contra la Violencia de Género de

Castilla y León.

“Antes me ponía delante de mi

hijo para que no le pegara mi

marido, ahora es mi hijo el que se

pone delante para que no me

pegue a mi”.

Estas reflexiones son producto de mi experiencia diaria con mujeres que

han sido víctimas de violencia. En muchas ocasiones nos resulta difícil

recoger en una denuncia el sufrimiento invisible al que se han visto

sometidas.

Resulta casi imposible hablar de la violencia que se ejerce sobre las

mujeres, o lo que es lo mismo, violencia de género o machista, y resistirse

a mencionar las cifras de las mujeres que han perdido la vida a manos de

sus parejas o ex parejas. En la última década han sido asesinadas más de

600 mujeres.

Hasta hace relativamente poco tiempo, este tipo de violencia permanecía

oculta en la intimidad de la pareja, y se consideraba un

problema privado, generando en la mujer “una muerte en

vida” como así la definen algunas de las víctimas.

Al principio la violencia es sutil, la mayoría de las

veces se trata de un atentado contra su autoestima: su

pareja la ignora, no le presta atención, la compara con

otras mujeres, la menosprecia; así surge el miedo a hablar,

a hacer algo que no le guste, convenciéndose que como él dice “no vales

para nada”; continúan los insultos, descalificaciones, amenazas… y

surgen las primeras agresiones físicas “me daba pequeños empujones…

me sujeta fuertemente por el brazo… una bofetada…un tirón de pelo…

patadas en la barriga estando embarazada”; al inicio de estas situaciones,

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“Piensa que será

incapaz de resolver la

situación al estar sujeta

al control y dominación

por parte de su pareja y

cree que nadie puede

ayudarla”

el primer insulto, el primer empujón… ella le disculpa pensando que ha

sido un hecho aislado, que está cansado, o que tiene una copa de más, se

autoconvence: “la culpa es mía”; cree que merece todo lo que le ocurre

porque el agresor ha potenciado los sentimientos

de baja autoestima: “eres una inútil…si no

fuera por mí, estarías sola…¿a ti… quién te

va a querer?... y sobre todo espera el

cambio que nunca llega.

Estas escenas de agresiones psicológicas y

físicas se convertirán en algo cotidiano, y se

entremezclarán, excepcionalmente, con

escenas de reconciliación, de romanticismo, que

confunden a la mujer, mientras sigue siendo objeto de

insultos y vejaciones. Piensa que haga lo que haga dará igual, nada

cambiará la situación. Se atormenta entre sentimientos de culpabilidad y

fracaso. Teme por su vida y cree que ha perdido el control sobre ella.

Afloran sentimientos ambivalentes hacia el agresor de amor-odio. Piensa

que será incapaz de resolver la situación al estar sujeta al control y

dominación por parte de su pareja y cree que nadie puede ayudarla.

El agresor impedirá que la mujer mantenga relación con familiares y

amistades, conduciéndola así al aislamiento social lo que favorecerá su

dependencia. Si en algún momento piensa en buscar ayuda, sufrirá las

consecuencias, por lo que se rendirá para evitar nuevas agresiones; pensará

que si es sumisa, pasiva, callada…”él se portará mejor”. Aguantará en

silencio, hasta que las agresiones se extiendan a su hijos/as o acabe en el

hospital por una agresión más grave. Intentará sobrevivir cada día con la

esperanza de que su agresor cambie.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez porque las mujeres no

abandonan una relación de este tipo?

La dependencia afectiva, y en ocasiones también la económica, la falta de

recursos, la inseguridad, las amenazas, los hijos e hijas, la vergüenza, el

miedo… son condicionantes a la hora de tomar determinadas decisiones.

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“De nada sirven

los recursos si la

víctima no es

consciente del

riesgo”

El agresor no agrede constantemente, existen periodos en los que se

muestra cariñoso (fase de reconciliación del ciclo de la violencia, después

de una agresión) lo que hace que la mujer se sienta mejor y vuelva a

confiar en él. A pesar de todo lo que le sucede, en muchas ocasiones, la

víctima sigue enamorada de su maltratador. Le quiere. Por eso se hace tan

difícil denunciar, o mantener la denuncia, una vez denunciados los hechos;

alejarse del agresor… es una nueva y compleja situación, nada fácil,

especialmente cuando la mujer tiene hijos/as.

¿Cómo proteger a quien no piensa que está en peligro?

Según los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, Servicios

Sociales e Igualdad el pasado año fueron asesinadas 49 mujeres, de ellas

únicamente 9 habían formulado denuncia contra su agresor y en tres casos

los agresores habían quebrantado las medidas de alejamiento con

consentimiento de la víctima. Es cierto que no podemos garantizar la

protección total a las víctimas, ya que ésta depende de

muchos factores, entre los que destaca la conducta de

la mujer. Es preciso que sea consciente del proceso

en el que está inmersa, la importancia de seguir

adelante una vez que ha tomado la decisión de

romper. Debe poner fin a la relación y solicitar

ayuda. De nada sirven los recursos si la víctima no es

consciente del riesgo; debemos dotarla de los recursos

adecuados y proporcionarle la ayuda especializada que

necesita desde todas las áreas de intervención, con el fin de que pueda

recuperar su bienestar.

Por otra parte y para finalizar, resaltar la importancia de la prevención. Se

ha avanzado mucho en la atención a las víctimas desde diferentes frentes

de la actuación profesional para evitar la victimización secundaria,

también para lograr una mayor sensibilización sobre este grave problema,

pero aún queda mucho por hacer. Las relaciones entre adolescentes repiten

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“No hay mejor

prevención de la

violencia que la

educación”

los mismos patrones. Muchos jóvenes consideran que si no hay celos, no

hay amor. En nuestras intervenciones en las aulas comprobamos que

todavía están fuertemente arraigadas determinadas creencias y

comportamientos machistas, que justifican la subordinación de las

mujeres; por ejemplo, pensar que las mujeres solo sirven para realizar las

tareas domésticas o que las chicas deben vestir de una

forma determinada; algunos hombres consideran a la

mujer como un ser inferior, carente de derechos, las

menosprecian, las discriminan… es importante que

desde edades muy tempranas se asuma que somos

“personas” y que hombres y mujeres gozamos de los

mismos derechos.

La violencia contra la mujer es un problema social que nos afecta a todos y

a todas, y en nuestras manos está cambiar esta sociedad, por otra más justa

e igualitaria donde no se reproduzcan los patrones de violencia y en la que

las mujeres no se vean obligadas a soportar los malos tratos.

Su prevención y erradicación pasa por la implicación de todos los

organismos públicos en general y especialmente la implicación desde el

ámbito educativo.

Solo educando desde la igualdad y fundamentalmente desde los grandes

pilares básicos – la familia y la escuela – podremos acabar con esta lacra,

porque sin lugar a dudas, no hay mejor prevención de la violencia que la

educación.