Cuando progresamos todavía más, nos dimos cuenta de que la mejor fuente posible de estabilidad...

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Page 1: Cuando progresamos todavía más, nos dimos cuenta de que la mejor fuente posible de estabilidad emocional es el mismo Dios. Vimos que la dependencia.
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Cuando progresamos todavía más, nos dimos cuenta de que la mejor fuente posible de estabilidad emocional es el mismo Dios. Vimos que la dependencia de Su perfecta justicia, perdóny amor era saludable, y funcionaría donde nada más podría hacerlo. Si realmente dependíamos de Él, no podíamos hacer muy bien el papel de Dios ante nuestros semejantes ni sentiríamos el vivo deseo de depender completamente de la protección y del cuidado humanos.

Cuando progresamos todavía más, nos dimos cuenta de que la mejor fuente posible de estabilidad emocional es el mismo Dios. Vimos que la dependencia de Su perfecta justicia, perdóny amor era saludable, y funcionaría donde nada más podría hacerlo. Si realmente dependíamos de Él, no podíamos hacer muy bien el papel de Dios ante nuestros semejantes ni sentiríamos el vivo deseo de depender completamente de la protección y del cuidado humanos.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, Pag. 138

Page 3: Cuando progresamos todavía más, nos dimos cuenta de que la mejor fuente posible de estabilidad emocional es el mismo Dios. Vimos que la dependencia.

Mi experiencia ha sido que, cuando todos los recursos humanos parecen haber fallado, siempre hay Uno que nunca me desampara. Aun más, Él siempre está ahí para compartir mi alegría, para enseñarme el buen camino y para confiarme a Él cuando no hay nadie más. Mientras que los esfuerzos humanos pueden aumentar o disminuir mi bienestar y felicidad, sólo Dios puede proveerme el amoroso alimento del cual depende mi salud espiritual diaria.

Mi experiencia ha sido que, cuando todos los recursos humanos parecen haber fallado, siempre hay Uno que nunca me desampara. Aun más, Él siempre está ahí para compartir mi alegría, para enseñarme el buen camino y para confiarme a Él cuando no hay nadie más. Mientras que los esfuerzos humanos pueden aumentar o disminuir mi bienestar y felicidad, sólo Dios puede proveerme el amoroso alimento del cual depende mi salud espiritual diaria.